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VI.

Los demonios

La creencia en el demonio, como instigador del mal, es una de las cons-


tantes de las diversas religiones y culturas, aunque con relieves muy distintos
en cada una de ellasJ26. Ello confirma, una vez más, que las grandes realidades
que actúan o perturban la vida de los hombres se expresan como constantes
irrenuriciables en todos los tiempos y culturas.
Si hemos hecho mención de los mitos en torno al origen del cosmos y del
. hombre que se repiten en las diversas cosmovisiones, sean o no religiosas, lo
mismo cabe decir del demonio. Pero, de igual modo, con mayor realismo y
evidencia, en la Biblia el demonio se personifica y se le libera de los relieves
míticos que aparecen en otras culturas. La razón de esta purificación desmiti-
ficadora son los datos revelados acerca del origen mismo del demonio, puesto
que enlaza con el proyecto original de Dios y con el origen del mundo y el
futuro del hombre.

1. Datos bíblicos sobre el demonio

La Sagrada Escritura menciona con reiteración la acción del demonio, hasta


el punto de que, si se prescinde de su existencia y actuación, además de que
la historia bíblica no coincidiría con la versión actual, a la acción salvífica de
Dios habría que darle oua interpretación.
En consecuencia, el demonio no pertenece a la letra pequeña de la his-
toria salutis, sino a su más íntima comprensión. Tampoco es un mito que n
corresponda a objetividad alguna o un títere que anda suelto por el mund
En concreto, el demonio es un ser espiritual -«un ángel caído>>-, factor d I

Madrid 1983) 660: PL 38,923. Tema bien distinto cuando se refiere a la acción de Di s r 'sl" '1011
la nueva vida en Crisra comunicada al bautizado y de las denominadas virtud s infusns. Fl miNllltl
santo Tomás -asumiéndolo de P. Lombardo, pero de origen agustinian - 'S .ribe: ,,1 ¡tI' ,,1>"1
en nosotros sin nosotros» (quia Deus in nobis sine nobis opcratnr): STb I 11 q. ~ 11.1. I f ti. 1 1111 11
"6 ]. MARTÍN VELASCO -]. R. BIJSTO - X. PrKtlZ \. II/~t'/t'\ l' dl'lIIl11l/tJt, tI.1 , '7 \/{.
Teofog{a Dogmática C6. «In principio creauit Deus caelum el terram». La creación 58

mal que enturbia s riarnenre la marcha de la historia pues se opone a D' a los enviados de Juan Bautista, para confiar su misión, entre los milagros que
p rjudica la acción libre del hombre. ' lOSY llevó a cabo, relata la «expulsión de espíritus malignos» (Le 7,21).
En síntesis, la acción salvadora de Cristo se presenta en el NT como la
victoria contra el demonio (Mt 8,16; 8,28-34; 9,32-34; 15,21-28; Mc 1,23-26;
a) Existencia del demonio 32-34; 39; 3,11-12; 3,15; 5,1-17; 7.24-30, etc.). Y. como se deduce de las tenta-
ciones en el desierto al inicio de la vida pública, el demonio intentó a lo largo
La menci?n del demonio en la Biblia coincide con la misma aparición del de la vida pública torcer la obra salvadora de Jesucristo (Le 4,13; Mt 16,23).
hombre: la calda de la mujer se descnbe detalladamente como seducción di a~ b' Finalmente, según los Evangelios, el demonio no es uno solo, sino que
li ca. N o entramos aquí so b re el mito de la serpiente-?". También desconoce los demonios constituyen multitud (Mc 5,9.15; cf. Mt 25,41; Ap 12,9). En
,
como ibl que algunos ange
es posl,e '1 es se hayan convertido en dernonios F'. Pero
mos el relato de los sinópticos se le denomina con diversos nombres; además de
la tnterpretacion pO,ste~lOr_del libro de la Sabiduría afi~ma con exactitud aquel «demonio» (63 veces), los más repetidos son «diablo» (33 veces: Mt 4,1-11; Lc
primer relato de Gen ),1-): «Mas por la envidia del diablo entró la muerte 4,2), «Satanás» (36 veces, Mc 1,13), la «bestia» (37 veces), el «tentador» (Mt
el mundo, .Y la experimentan los que son de su bando» (Sab 2,24). en 4,3) y «Belcebú» o «Beelcebul» (Mt 10,25; Le 11,15), que rememora al ídolo
A parnr de aquella mención en la primera página de la Biblia, la existencia de la antigua ciudad de Accarón, en la tierra de los filisteos, y que los judíos
del demomo en el AT es tan explícita y abundante, que es paralela a la reali. lo aplicaban despectivamente al «príncipe de los demonios».
da? ~el pecad~, y, en general, coincide con la existencia del mal. El término Su origen como ángel caído lo testimonia la carta de san Pedro (2 Pe 2,4)
da/mon o daimonion aparece 19 veces en el AT. El demonio persigue destruí 1 y la carta de san Judas (Jds 6). No obstante, el paso de ángel a demonio no se
bienestar ~el hombre. Un ejemplo límite es el libro de Job (Job 1,6-12; 2,1~7). presenta lúcido ni cuándo ni cómo ha podido tener lugar.
También es cunosa la narración del profeta Ezequiel que relata cómo a En resumen, no cabe orillar el papel del diablo en los escritos del NT.
la entrada del CIelOexiste un tnbunal, presidido por UD ángel, y al lado se Como escribe Pikaza:
present~ al demonio ejerciendo de acusador (Zac 3,1-9). El Levítico menciona
«El Nuevo Testamento ofrece una precisa y clara demonología que se puede
un «espintu ~alo» que perturbaba a Samuel y al que David expulsaba con el condensar en dos rasgos. 1) Siendo contrario a Jesucristo, el Diablo es lo anti-
toque de la CItara (1 Sam 16,14-23). El libro de Tobías nombra al «malvado humano: es aquello que destruye al hombre (tradición de la historia de Jesús),
demonio Asmoneo», o sea, «elque hace perecer» (Tob 3,8), y le atribuye la llevándole a un círculo de homicidio y de mentira (Juan), condenándole a la
muerte de los mandos de la hija de Ragües (Tob 6,14). También afirma que opresión del poder y al engaño universales (Apocalipsis de Juan). 2) Pero, siendo
el demonio «atormenta al hombre y a la mUJeD>(Tob 6,8), pero añade que es poderoso, el Diablo pertenece al puro campo de la historia. No es historia que
posible expulsarlo (Tob 8,3). salva, como el Cristo, sino historia que se desmorona y se destruye, condenándose
Los datos del NT son aún más abundantes. En el T la presencia del a sí misma» J29.
demonio se repite en la vida pública de Jesús: se inicia con las tentaciones en
el desierto, se confirma con las múltiples alusiones en su enseñanza y se remata
con el relato de frecuentes expulsiones de demonios de los posesos.
El relato de la expulsión de demonios se destaca entre sus milagros, incluso b) Diversidad de nombres
en los casos ~e que algunos fenómenos que la psiquiatría actual juzgaría como
hechos patologlcos (Mt 8)8-34; Mc 5,1-20; Le 6,18, 8,26-39, etc.). Algunos La pluralidad de acciones que se le imputan, así como las maldades que
acontecinuentos son especialmente llamativos, como son los casos de María de lleva a cabo, es la razón de los diversos nombres que la Biblia aplica al demonio.
Magdala (Le 8,2) y del endemoniado mudo (Mt 12,22). Los fariseos le acusan En primer lugar, «demonio». El vocablo daimon, en griego, significa «espíritu
de que echa los demonios en nombre del «príncipe de los demonios» (Mt 9,34) del mal»; es decir, es un ser espiritual que tiene la capacidad y el poder de
y de Beelcebul (Mt 12,24-30; Mc 3,22-27). y, de un modo genérico, san Mateo inducir al hombre a hacer el mal.
rela,ta: «Le presentaron muchos endemoniados, y arrojaba con una palabra los También se le designa con el nombre de «diablo», del griego diábolos, que,
esprntus» (Mt 8,1,6). En la misión del envío de los discípulos les da poder para a su vez, deriva del verbo diabállein, que significa «enemistar», «trastocar»,
«arrojar a los espmtus mmundos» (Mt 10,1.8; Mc 3,15). y antes de contestar «indisponer». Con otras palabras, su misión es crear confusión y enemistades
entre Dios y el hombre y de los hombres entre sí. Se le designa también con el
nombre de «Satanás» o «Satán», que deriva del verbo sin, con la significación
J27 M. GUERRA, "La serpiente, epifanía y encarnación de la suprema divinidad ctónica: La de «hostigar», «oponerse»: es a modo de enemigo que propone al hombre que
Madre Telus»: Burg 6 (1965) 9-71; ID., «Serpiente, en religiones no cristianas» en GER XXI se oponga a los designios de Dios.
(Riaip, Madrid 1989) 225-226. '
sza «La ~istoria de la caída de los ángeles no está contada directamente en la Biblia, sino que se
Además de estos tres nombres propios, en el NT y en labios de Jesús se le
ha ¿esarrollado a partir de diferentes textos con el correr del tiempo. Pero en la Biblia sí aparecen designa con otros diversos apelativos. En un ligero recuento, cabe mencionar
esp[~Jtus malignos. No al principio, pero poco a poco se forralece la certeza de que no solo existen
los angeles buenos, sino t~mbIén los seres espirituales malignos, que actúan sobre el mundo y
sobre las personas. amenazandolas e intentando arrastrarlas abajo con ellos. Pero en modo alguno m X. PlKAZA. «Ángeles y diablo en el uevo Testamento», en J. MARTíN - J.
VELASCO R.
se puede afirmar que DIOS haya creado a Satanás».']. RATZINGER. Dios)' el mundo., .e.. 117. B¡;STO - X. PlK.\z.\, Ángeles y demonios, o.c., 11-1.
584 Teología Dogmática C. 6. «In principio creauit Deus eaelum et terram». La creación

los siguientes: «Belcebú» o «Beelcebul» (Mt 10,25; 12,24-27; Mc 3,22); «Belial, menciona la intervención de «aquel que tiene el imperio», o sea del dem 11111,
(2 Cor 6,15); «el príncipe de este mundo» (In 12,31; 14,30; 16,11; Le 4,6); en la caída de la primera pareja (DzH 1511).
el «gran dragón» (Ap 12,3; 13,2); el «homicida» (]n 8,44) o, simplemente, «el Hasta fechas recientes, la fe en la existencia del demonio era una ver !¡H I
enemigo» (Mt 13,25; 13,28; Lc 10,19; Hch 13,10). En otras ocasiones se le en traquilla possessio profesada por todos los creyentes. Pero, en época mil
denomina, 8. secas, «el maligno» (Mt 13,19; 13,38; Hch 19,11-15; Ef 6,12-16; 1 reciente, surgieron hipótesis diversas sobre su interpretación e incluso ac r I
Jn 2,13-1~; 5,19); o el «tentador» (Mt 4,3; 1 Tes 3,5) y el «anticristo» (1 jn 4,3). de su existencia. Para algunos, los datos bíblicos no son más que creencias J
Cabría aún citar otros nombres que indican diversos símbolos del AT, la época, que asume Jesús, pero sin concederles validez. Otros afirman que n 1
como da antigua serpiente» (Hch 12,9; 20,2), «el fuerte armado» (Mc 3,27), son actitudes de Jesucristo, sino que tienen un origen posterior, basado en las
«el mentiroso y padre de la mentira» (]n 8,44), etc. Todos estos nombres y tradiciones de Israel.
apelativos se repiten y aparecen indistintamente en el NT. Esta pluralidad de
Finalmente, otros autores aluden a razones míticas, a supersticiones o ni
significados se corresponde a la variedad de cometidos que lleva a cabo en la
deseo de achacar a un factor maligno la causa de todos los males que sufre j
vida de los hombres, así como a la abundancia de males que ocasiona.
hombre: el demonio habría que entenderlo como un símbolo del mal. Ahora
bien, la simple lectura del NT descalifica estas interpretaciones+".
2. ¿La existencia del demonio es una verdad de fe? Estas teorías se recogieron ya formuladas en el denominado Catecismo Ho-
landés. Por ello, la Comisión Romana, con el fin de disipar toda duda, corrigió
A partir de tan abundantes testimonios bíblicos, la existencia del diablo se la primera redacción del texto y escribió:
tiene como una verdad de fe. Del tema se ocupó el Sínodo 1 de Toledo (400 «Lo que sabemos de Satanás y sus demonios -creados por Dios en santi-
o 405), que niega todo dualismo contra el priscilianismo. Este documento se dad, pero desgraciadamente insubordinados- confirma esa misma solidaridad,
formula como un Símbolo de la Fe (DzH 180). Este mismo error fue condenado aunque en sentido inverso: la insubordinación se convierte en fuente de males
por el papa san León Magno en carta al obispo Toribio de Astorga el 21-7-447 para nuestro mundo de los hombres. Esa maldad tremenda que vemos a veces
, (DzH 483). La condena se repite en el Concilio VI de Braga en el año 561, que desencadenarse en el mundo, esa perversidad, esa malicia, que van más allá d
condena a quien «dice que el diablo no fue primero un ángel bueno hecho por las posibilidades de cada persona, nos obligan a preguntamos: ¿Qué potencia e
Dios» (DzH 457). Asimismo, el papa Inocencio III profesa: «Creemos que el esta que aquí aparece?»?".
diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por albedrío» (DzH 797). .
Finalmente, el Concilio IV de Letrán (1215), después de hacer la profesión El Concilio Vaticano II contiene dieciocho alusiones al demonio, en la
de fe en la Trinidad, en la creación del hombre y de los ángeles, hace esta afir- que, sobriamente, refiere su obra rnaléfica con los hombres y, en general, en I
mación sobre la existencia, el origen de los demonios y su papel en el origen conjunto de la vida social334 Posteriormente, el papa Pablo VI afirmó:
del primer pecado: «Porque el diablo y demás demonios, por Dios ciertamente
«Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica el que se niega a
fueron creados buenos por naturaleza; mas ellos, por sí mismos, se hicieron
reconocerla (la terrible, misteriosa y temible realidad del demonio) como existente;
malos. El hombre, empero, pecó por sugestión del diablo» (DzH 800). o bien el que la convierte en un principio asentado en sí mismo que no tiene
Este concilio ecuménico -el más importante del siglo xm con el cual se como las demás criaturas su origen en Dios; o bien el que la explica como una
inicia el culmen de la teología medieval- trató de reasumir el conjunto de pseudo-realidad, como una personificación conceptual y fantástica de las causas
las enseñanzas de fe de los concilios anteriores, por lo que toma la forma de desconocidas de nuestras desventuras»?".
un amplio Símbolo de la fe. La razón fue el conjunto de herejías dualistas que
afirmaban que el mundo había sido creado por Satanás, al tiempo que se ex- En junio del año 1975, la Congregación para la Doctrina de la Fe hiz
tendían el movimiento cátaro y las herejías albigenses y valdenses. público un documento en el que manifiesta la enseñanza de la Iglesia sobre lu
, La práctica seguida en el concilio fue la lectura y aprobación de cada punto existencia y actuación del demonio. En él se dice que, si «no han sido objet
por parte de los obispos, por lo que, «en su conjunto, el documento conciliar de una afirmación explícita de su magisterio», sin embargo, «la existencia d I
es un documento de fe y, dada su naturaleza y su formación, que son las del mundo demoníaco se revela como un dato dogmático en la doctrina del evan-
símbolo, cada punto principal tiene igualmente valor dogrnáticos '?". O como gelio y en el corazón de la fe vivida»336
escribe el profesor de Múnich J. Michl: «Puede considerarse doctrina de la
Iglesia lo que atestiguan sobre Satán y los ángeles malos o demonios la Sagra- m Un modelo que recoge la descalificación de la existencia y la acción del demonio es la brn
da Escritura y la Tradición [... ] La fe en la existencia de los malos espíritus de H. HMG, El diablo, un fantasma, o.c. Las tesis de Herbert Haag provocaron amplias discusi nc ;
a ellas se apuntó H. Küng afirmando que su existencia «no está en e! Credo» (cf Credo, o.C., 172),
presupone la fe en la revelación divinas.-". Finalmente, el Concilio de Trenzo pero fueron refutadas por los teólogos L. Scheffczyk y J. Ratzinger.
m Las correcciones al Catecismo Holandés. Texto redactado por E. Dhanis, J. Viser y H. J.
no M. PONCE CUÉLLAR,El misterio del hombre, o.c., 409. Sobre el valor teológico, los teólogos Fortrnann (BAC, Madrid 1969) 8.
actuales no llegan a un consenso, d. C. MEYER,«Doctrina de! magisterio sobre los ángeles v los ¡H Cf. LG 5.16.17.35.48.55.63: SC 6; GS 2.13.22.37; AG 3.9.14; DH 11.
demonios»: Conc 103 (1975) 391--100. m PABLOVI, Audiencia general (15-11-1972).
¡31 ]. MICHL, «Satán». en H. FRIES, Conceptos fundamentales de la teología, IV (Cristiandad. ))6 CONGREGACIÓN PARAL\ DOCTRI!'\ADELAFE, Fe cristiana y demonología (26-6-1976), cf. Err!
Madrid 1966) 221-223 16 y 23 (1975) 1057-1065.
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El p~pa J ua~ Pablo II hizo al,gunas alusiones a la existencia del demonio y rrs sus asechanzas, puesto que continuaba actuando. Por eso, amonestan a los
a su acción rnaléfica en la srtuacion actual de la Iglesia. En el año 1986 dedicó fieles para que estén atentos y no se dejen engañar (Jn 12,31; Heb 2,14-18). San
tres Catequesis generales al tema del demonio y su acción en el mundo (23-7- Pedro dejó fija esta advertencia: «Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario
13-8 Y 20-8-1986). ' el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar, al cual
Por su parte, el Catecismo de la Iglesia Católica hace frecuentes referenci~< debéis resistir firmes en la fe» (1 Pe 5,8-9). Esta advertencia quedó grabada en
a la existencia y actividad del demonio. Su ser y actividad los describe en 1;; la predicación de la Iglesia y constituyó desde los primeros tiempos una repetida
siguientes t~rminos: amonestación que recordaba la petición de Cristo recogida en el Padrenuestro.
En cuanto a la acción del diablo en la comunicad de los creyentes, los
«El poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por
Apóstoles lo presentan luchando contra la Iglesia, bien ocasionando la división
el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criarura: no puede impedir la edifica.
ción del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios
entre los cristianos (2 Cor 11,13-15) o sembrando la confusión (2 Cor 6,15-
y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza 16; 1 Tes 3,5-8; 1 Tim 5,15). El peligro está en que el demonio puede tomar
espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física- en cada hombre y en apariencias de bien. Se puede presentar, tal como advierte san Pablo, al modo
la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia, que con fuerza de «ángel de la luz» (2 Cor 11,14). Es el «tentador» por excelencia que trata
y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la de trastocar los fines de la salvación, tal como Jesús recrimina a san Pedro,
actividad diabólica es un gran misterio» (CCE 395). recordándole la tentación que Él sufrió en el desierto, pues repite idéntica
condena y literalmente la misma expresión (Mt 16,23).
Asimismo, el Catecismo recoge la función de los exorcismos, propia de En todos estos casos, la acción perturbadora se deja sentir con frecuencia en
la Iglesia (CCE 1673), y advierte contra sus tentaciones en el comentario al la acción directa del demonio sobre los individuos. Y es lastimoso contemplar
Padrenuestro, en el cual resalta cómo el original arameo, «líbranos del mal», cómo algunos son vencidos en esos combates, por lo que adoptan actitudes que,
es, literalmente, «líbranos del maligno»; es decir, que el Padrenuestro finaliza lentamente, les van alejando de ideales libremente elegidos. En tal situación, se
con la petición al Señor que nos libre de las tentaciones y astucias del demonio sienten turbados e impotentes para la lucha.
(CCE 2850-2854)337. Otras veces, la obcecación sembrada por el diablo, el «padre de la men-
\ La Iglesia católica reconoce las posesiones diabólicas, por lo que mantiene tira», oscurece sus criterios. El diablo se incrusta en los dobleces del espíritu
la práctica de los exorcismos-". Con fecha 26-1-1999, la Congregación para el humano, en las mentes oscurecidas, en los sentimientos que se enturbian, y
Culto Divino publicó un nuevo Ritual de exorasmosv". gana la batalla siempre que logra aunarse con la soberbia, que es su mejor
En consecuencia, e! creyente en la Revelación tiene que aceptar la existencia aliada. Para estas situaciones -que están muy cerca de la derrota- se hace
del demonio, de acuerdo con la doctrina bíblica y la enseñanza del Magisterio. A su imprescindible la actitud humilde, acompañada del discernimiento de espíritu y
vez, el cristiano debe mantenerse atento al consejo de san Pablo: «No seamos vícti- de consejo. Cualquier director de espíritus puede constatar esas situaciones que
mas de los ardides de Satanás, ya que no ignoramos sus propósitos» (2 Cor 2,11). se van enturbiando hasta acabar en la claudicación, cuando, objetivamente, las
causas que la originan, por su cauce normal, no serían capaces de desembocar
en esos desastrosos efectos.
3. Advertencias de Jesús contra la acción del demonio La actitud del creyente que ha visto la actividad del demonio frente a
Cristo y su Iglesia, y que ha sido testigo de la predicación de Jesús contra
El NT supone un mundo desordenado de acuerdo con las disposiciones de! los peligros del Tentador, no puede estar indiferente ante la acción continua,
demonio (Mt 12,24; 2 Cor 12,7; Ap 12,7); pero también asegura que ha sido callada, misteriosa y extraña, pero real, del demonio, tanto en el nivel personal
vencido por Cristo. No obstante, Jesús advierte sobre los constantes peligros a los como colectivo. Discernir esas señales de la presencia diabólica está reservado
que el hombre está expuesto a causa de las tentaciones del demonio: él es quien quizá a los santos, y su último juicio queda al discernimiento autorizado de la
quita de los corazones la palabra de Dios y los corrompe (Mt 13,19); él tiene su jerarquía de la Iglesia.
poderío universal y se presenta como «príncipe de este mundo» (Jn 12,31; 14,30; Pero los cristianos, después de esas advertencias de Cristo y de los Após-
16,11); él es e! que siembra la cizaña y el mal en e! campo (Mt 13,15; 13,39), etc. toles, saben que, si bien es un enemigo a vencer, no obstante, están seguros de
Por ello, Jesús advierte a los discípulos que deben estar precavidos y preparados que ha sido vencido por la acción salvadora de Jesús. Por vía de ejemplo, en
contra las potencias del mal hasta su venida (Mt 24,42; 25,13; Mc 13,37). e! Pastor de Hermas encontramos este bello testimonio de la debilitación del
En consonancia con la doctrina de Jesús, los Apóstoles encomiaron la lucha poder del demonio: «El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de
contra el demonio y recordaron a los bautizados que estuviesen precavidos con- todo corazón confían en Él; puede, ciertamente, combatirlos, pero no puede
derrotarlos. Si, pues, le resistís, huirá de vosotros, vencido, lleno de vergüenza
lJ7 ]. RATZINGER (BE! ·EDICTO XVI), Jesús de Nazaret (La Esfera de los Libros, Madrid 2007)
[ ... J Las amenazas del diablo no las temáis en absoluto, porque tiene tan poco
201·202. t vigor como los nervios de un cadávers-'",
»s CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta a los Ordinarios acerca de las normas
sobre los exorcismos (29-9-1985).
m A. FERl"\!ÁNDEZ. «Exorcisrnos», en Diccionario de teología moral (Monte Carrnelo, Burgos HO PASTOR mRMAS, «Mandamientos, epílogo. 2·6». en D. RUIZ BUENO (ed.), Padres apostólicos
2005) 565·269. (BAC. Madrid 1985) 1003·1004.
588 Teología Dogmática eG. «In principio creavit Deus caelum et terram». La creaaon 589
En los Santos Padres, el tema del demonio ocupa muchas paginas. Sus sembrar grandes errores colectivos seguidos de inmensos males morales,. e:c:,
escritos tratan de interpretar los datos de la Escritura y de advertir a los fieles todas estas prácticas antihumanas hacen p~nsar que tanto cnmen cruel e inútil
contra las tentaciones del demonio. Muy pronto, aparecen escritos monográ_ nO es ajeno a la acción directa del demonio. . . ,
ficos sobre el demonio. El primero parece ser una obra de Melitón de Sardes Cabe aún decir más: parece que SItUaCIOnesconcretas de la histor:a estan
que se ha perr.lidoJ41, Pero, desde san Ireneo hasta SC1n Gregario l\1agnú en düülmadas por
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Occidente '1 desde Orígenes hasta san Juan Damasceno en Oriente, los Santos lo que él denomina «sociedad endemoniada»:
Padres comentan variadamente los testimonios bíblicos sobre la existencia y el
actuar del demonio. «Lo característico de la historia es la impronta de las decisiones personales
En resumen, se puede afirmar que la enseñanza de la Tradición y del Ma-
t humanas. Según eso, se puede decir que la historia está "endemo~iada" cuando
~ t\ en la acción del hombre el mal desborda y desplaza al bien. La via normal por
gisterio está llena de testimonios que repiten las mismas verdades que se en- la que la historia se ve endemoniada es la entrega del.hombre al mal, .al.pecado,
cuentran en los relatos del NT.
supuesta la proclividad inmanente del hombre a partir del pecado original [... ]
Lo determinante del demonismo histórico es 'eso precisamente: que el hombre,
al igual que el diablo mismo, puede a ciencia y concienciaapartarse de DlOSy
4. La acción del demonio en el mundo del bien y, obcecado por la pasión e internamente endurecido, ponerse al lado
del mal. Por eso la historia estará endemoniada en la medida en que los hombr~s
El demonio actúa constantemente en la existencia de los hombres, pero sean infieles a Dios y se pongan al servicio del diablo [... ] El influjo de Satanas
parece que no siempre actúa de modo directo. De ordinario, activa en los se hace especialmente efectivo allí donde los hombres se ven degradados a !a
individuos su propia concupiscencia, pues obra sobre la misma inclinación al condición de masa. Una vez despersonalizado, el hombre resulta mucho mas
mal ínsita en el interior de la persona: «es una especie de poder de la envidia vulnerable a la perversión demoníaca. Este peligro se ha~e aún. más patente si
se añade el fenómeno de la sugestión masiva. La sugesnon masiva uniforma el
que nos arrastra y quiere hacemos caer»?". En virtud de la herida del pecado
valor y la fuerza de los individuos, dificulta o impide las de;:isionespersonales
de origen, hace que el hombre no solo esté enfermo de la concupiscencia, sino y tiende a eliminar la responsabilidad del individuo, la función ¿e la conciencia
que también sea víctima de la tentación del demonio, el cual violenta con faci- individual. Los afectos se excitan, las pasiones se suman, la lógica se red1Jc~.
lidad su fragilidad originaria. El pecado tiene origen en la libertad del hombre; Ello hace que una masa excitada raramente des~mboque en algo,bueno; lo mas
pero en él también se deja sentir el influjo demoníaco, hasta el punto de que normal es que se convierta en juguete de la pasion del poder egoista y arbitrario
en ocasiones no resulta fácil discernir dónde llega la mala voluntad humana y y de cualquier tipo de impulso demoníaco. La historia puede verse endemornada
dónde se inicia la intervención diabólica. allí donde, al divinizarse el poder en forma individual o colectiva, se degra?a la
En muchas ocasiones, la acción del diablo toma formas muy discretas de ........personalidad humana por el terror, la angustia, la propaganda y la sugesnon, y
\ pasa a ser manejada para el mal como parte de una masa amorfa»J45.
actuar en las personas santas. Por ejemplo, santa Teresa de Jesús manifiesta
la acción maléfica del demonio, que se hizo presente en múltiples momentos
de su vida>". También san juan de la Cruz hace el esrudio de la acción del Efectivamente, parece que estas situaciones están ya contempla~as en el
demonio incluso en aquellos que viven una alta existencia ascética'?'. Otras Apocalipsis. Este género literario descríbe~ des~e un presente, la VISIOnde un
veces, la acción del demonio se lleva a cabo por medio de otras personas o por futuro ya realizado. Pues bien, el ApOCalipSISInterpreta y presagia la entera
los ambientes que suscitan e inclinan al mal, lo cual presenta siempre cierta historia de la humanidad como la lucha entre el bien y el mal; o sea, como una
oscuridad. Es lo que en la tradición se denomina «el mundo». alternativa violenta entre el intento del demonio por implantar su señorío y el
Pero existen casos en los que la acción demoníaca se hace más patente en reinado de Jesucristo de llevar a cabo la redención. .
hombres malvados, a los que Jesús denomina «hijos del diablo» (Jn 8,44) y que, La victoria de Cristo acabará en el triunfo de su segunda vemda; pero
en lenguaje coloquial, se dice de individuos que obran de un modo diabólico. algunos paréntesis de la historia estarán dominados por las fuerzas del mal. Al
Evidentemente, los grandes crímenes políticos a escala mundial, las ideolo- final, el demonio será definitivamente derrotado y atormentado «por toda la
gías destructivas, las persecuciones sangrientas, los campos de concentración eternidad» (Ap 20,10). ,
y exterminio llevados a cabo por defensores de ciertas ideologías, el odio frío También el Vaticano II enseña que la historia humana no sena rectamente
y con desprecio del hombre y sin escrúpulos, la propaganda nociva que logra interpretada si se niega la existencia del demonio, incluso en caso de que se
desprecie o aminore su importancia:
341J. QUASTEN,Patrologia, I (BAC,Madrid 1961) 235. «Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigaci¿n de!
342 MTZINGER,
]. Dios y el mundo ... , o.c., 118. Y, preguntadopor el casoHitler,el cardenal demonio, en e! propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantandose
Ratzingerresponde:«Hitlerfue un personajedemoniaco[,..1 Desdeluego,no se puede afirmar contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de DIOS,oscure-
queHitlerfuerael demonio;era un hombre.Pero conocemosinformesfiablesde testigosoculares
que muesrranque manteníauna especiede encuentrosdemoniac;os que le hacíandecir:"El ha cieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador. Lo
esradode nuevoaquí" y cosaspor el estilo»:ibíd., 119. que la revelación divina nos dice coincide con la. expener:cla. El hombre, en
"J Sorprendela cantidadde cirasque se encuentranen sus escriros.Cf. «Demonio».en L. efecto, cuando examina su corazón. comprueba su inclinación al mal y se siente
DE SANJOSÉ.Concordancias de las obras y escritos de santa Teresa de Jesús (Monte Carrnelo,Burgos
1982) ~02-410. .
,,, Cf. ibíd.. 360-367. ;" D. Z;v.lR.lNGER.
«Los demonios»,en ]. FEL'iER
- .vI. LOHRER
(dirs.),;V[ysterzúm Salutis, Ir
ICristiandad,Madrid 1970) 1113·111 ..(
Teología Dogmática
C. 6. "In principio creavit Deus caelum et terram» .. La creación 591
anegad por muchos males, que no pueden tener oriaen en su santo Cread
negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su;oo . . 1 h or. Al En consecuencia, a la pregunta ¿qué son realmente los ángeles?, la res-
la debida subordinación a su fin último y tambi t dC1PIOr, odmpe e, ombre puesta. viene dada por el oficio que representan: los ángeles son espíritus con
po 1 ien o a su or enacion tan
r o que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás. ro misiones específicas señaladas por el Altísimo. Los ángeles se definen, pues,
el resto de la creacion. Es esto lo que explica la división íntima del h y COn por su cometido: son los enviados por Dios para cumplir sus planes, rendirle
Toda la Vida humana la lnrl;,,.;,J,,nl J" .le...
In ~~I~~.; .. ._.... ,ombre.
uva, ~c }JleSCULa como iuch _1 .•...•.• ..•.•..•..•. "ll hjpn rlp 1",C! hnrnhrp<:
d 1 ,...,....I""\r.~rr¡r
• " . I •...• vJ.
~ ...•.•....•.•..••..•...•. ~1"Ion
g.l.V.1.J.CA '-vv!:-''- c......o..
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cierro dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más a, P?r
el hombre se SIente incapaz de dominar con eficacia por sí solo los ata to aVla,
mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas. Pero ~lues d 3 1. Existencia de los ángeles
Villa en persona para liberarle y vigorizar al hombre renován d le i . Senor
Y expuls
"
d al ' . d
an o principe e este mundo (cf Jn 12 .31)
,o
1
e illtenorrnem
_ e
clavitud del pecado» (GS 1.3). " ,que e reterna en la es. También el tratamiento teológico de los ángeles constituye hoy un tema
controvertido en algunos ambientes. Da la impresión de que se cumple el dato
La existencia del demonio es hoy una de las d d de que una verdad pacíficamente poseída pone en duda otra verdad nerviosa-
d 1 . bl
s~car e a l~ a en la que se le ha colocado.
ver a es que es neces .
Esa oscuridad que envuelv ar~o mente reconquistada. Este parece haber sido el caso en el que la centralidad de
la mediación cristológica oscureció la verdad en torno a la existencia, naturaleza
f~e:::~~~a: e~~ao~v~fa~1¿:'~:w~ f~:d~t::;~~~~~~~e~:}:s d:e::~:se d: y misión de los ángeles.
con fenomenos de la naturaleza secreta y turbia del homb 1 lade Pero en otros ambientes más nazi -lejanos a cualquier consideración teo-
. 'd re que mucnas ver
qwza no tenga na a que ver con la actividad demoníaca. Una de la is fi es lógica- se hace notar un retorno a los ángeles, pero se hace de un modo
7 inteligentes l?ucras del demonio es o bien negar su existencia o tr:v~i~a~~
nvocacion, SI ten esta puede producir grandes males tal como se ex e .
imaginativo, ilusorio y no exento de cierta poesía, sin vínculo alguno religioso.
Se habla de los ángeles como seres fantásticos y novelescos, a modo de mitos
en algunos ambientes cercanos a las prácticas diabólicas ,p rrrnema que elevan la visión más allá de lo inmediato, sin referencia alguna a su calidad
En cuanto a ,su carácter de «persona», cabe aplícársele esta cateaoría de mensajeros de Dios, sino más bien como ideales o utopías humanas. Por el
con sentido analoglco. Ya se conoce la dificultad d d fi . b, pero contrario, la Biblia menciona a los ángeles siempre en un contexto religioso y
id de ar.li e e rur «persona» y en q - con relación a Dios.
senti o se pue e aplicar a seres fuera de la carezoría de lo human r=: ue
se 1 d b af' b o. \..Jlertameme En cuento a los errores intra-teológicos, ya en el siglo XVI los anabaptistas
e ~ e irrnar su caracrer de ser espiritual y, en cierto sentido a li '
categona de «ser personal». G. L. Müller escribe' «El diabl ' p carle la afirmaban que el término «ángel» en la Biblia era la «personificación de las
1 "'. . o no es una sustanei,
fuerzas divinas», y, en la época del iluminismo, el racionalismo profesado desde
0
~a s~ ~of:;~s;;~ sh: a:~~~~t~~ r~r~~:al d~b~~ ~:::~~:~~ la trascendencia el siglo XVIII puso en duda la existencia de un mundo espiritual fuera de Dios
_ En conclusión. el demonio es el enemizo del hombre el b d y del alma humana: no existe -afirmabán- ese mundo intermedio que, en
ganadodr y el sembrador de confusión. En ;alabras de Jes~s ;se~t~iligOnr'Oenl- lenguaje teológico, es propio de la condición angélica.
h osnza or el padre d 1 . 1 d ' , e Pero ha sido en la etapa inmediatamente anterior y posterior al Concilio
e a mentira, e se uctor: en una palabra es 1 di, 'b ¿
b'

que trastoc\ el orden originario, tanto en el ~terior de homb're c~m;a d~ 1: Vaticano II cuando algunos autores profesaron ciertas teorías que desnaturali-
zaban o, de hecho, negaban la existencia de los ángeles. Por ejemplo, algunos
convlvDencra umana, y es él quien perturba la ordenación de todo lo creado
h acia lOS. sostuvieron que la creencia en los ángeles respondía a una concepción cercana
al paganismo, que habían personificado ciertas fuerzas de la naturaleza?".
Pues bien, en su opinión, los ángeles se identificaban con las fuerzas cós-
V Los ángeles micas, que explican algunas formas del bien ocultas de la naturaleza. Otros los
interpretaron como una concepción animista del mundo, por lo que juzgaban
El térn¿no;<ángJl» deriva del griego ággelos; en hebreo se denomina malak que se trataba de una creación pre-científica, al modo de las creencias de las
o sea, enuza o: or e o, el significado del término «ángel» está unido a su misión: religiones anirnistas. A su vez, hubo quienes reducen los ángeles a fenómenos
es un ser enviado por DlOS S A '1 . psíquicos de la existencia humana, algo así como los buenos instintos huma-
d / 1 b . '. an gustm o expresa con claridad: «El nombre
e ange es nal0m re de oficio, no de naturaleza. Si preguntas por el nombre nos que inclinan a actuar el bien ... Algunas de estas explicaciones, pero más
d e esta natur eza se te responde q / . . _ atenuadas, persisten todavía hoy.
di .' -
se te Ice que es an "el> )47 El' 1 ue es espintu; SI preauntas
b
por su oficio
, En conjunto, son una serie de explicaciones imaginativas, ausentes de toda
b >. ange es, pues, un ser espiritual y solo espiritual.
concepción teológica, las cuales pretenden dar razón de esa rica realidad so-
"6
)47
G. L . lv!ULLER,
H" Dogmática, o.c., 123. brenatural, que se resiste a ser comprendida conceptualrnente.
SAN Acusn», Enarrationes in Psalmum 103 S 1 En efecto, desde la simple comprensión humana no resulta fácil fundamen-
Madrid 1966) 736: PL 37 13<18-1"'49 Y G '. ~r;n[o ,15, en Obras completas, XXI (BAC.
d e Ía batri , . / . san rezorio Iv a "no com ... " ell -. tar racionalmente la existencia de los ángeles. Es la Revelación la que da noticia
a oarna celestial son siempre es Irir "'. '" enra. «oqu os santos espinrus
solamente lo son cuando ejercen el o~c"
8-9: PL 76.1250.
lid
pero no s¡emPSre pueden ser llan1ados ángeles, ya que
la e mensajeros»: A' GREGORIO MAGNO. Homilia X_y""YIV
''b La Comisión encargada de la revisión del Catecismo Holandés demandó la corrección de
algunas expresiones sobre los ángeles e incluso juzgó insuficientes las correcciones finales.
CG. «In principio creavit Deus caelum et terram». La creación l\

reiterada de su existencia y misión, y, a pesar de todo, ya entre los judíos, los 2. Datos bíbli~os sobre la existencia y naturaleza de los ángeles
saduceos del tiempo de Jesús negaban su existencia (Hch 23,8). Desde el punto
de VIsta racional, es posible Idear alguna explicación. Por ejemplo, a partir del Con más abundancia de datos y mayor relieve que en el caso del demoni ,
orden metafísico, cada ámbito omológico del ser, al tiempo que el orden inferior el tema de los ángeles ocupa un lugar privilegiado en la Biblia. De hecho, si lo
f8.~ilitrrla existencia del estrato superior, parece que pugna por realizarse en ese demonios constituían un elemento perturbador del proyecto salvífico de Dios,
mismo orden superior que le precede en la escala ontológica. a sensu contrario, los ángeles ocupan un lugar destacado a favor del hombre y
Tal es la argumentación que propone santo Tomás para justificar la natura- de la historia salutis.
leza espiritual del alma humana. El Aquinate considera «la admirable conexión En efecto, las páginas de la Escritura están llenas de la presencia de los
de las cosas», puesto que «siempre están en contacto lo más bajo del género ángeles que, como enviados de Dios, cumplen misiones divinas con relaciór:. a
supenor con lo más alto del inferior». Y así concluye: «Por eso suele decirse la salvación del hombre: son «enviados de favor» para los buenos y también
que el alma humana es como el horizonte y confín entre lo corpóreo y lo in- «mensajeros de desgracias» para el castigo de los malos (Sal 78,49). Sin embargo,
corpóreo, en cuanto es sustancia incorpórea, pero forma de un cuerpo». Santo no es suficiente fijarse en la palabra «ángel», dado que en ocasiones adquiere
Tomás propone diversos ejemplos del reino vegetal y anirnal+". otros significados. Por ejemplo, el término se aplica a Jesucristo (Mt 11,10) e
Pues bien, en cumplimiento de este principio metafísico, la condición del incluso al viento (Sal 104,4).
~al posibilitaría el ser racional, al tiempo que desea convertirse en él, y el También en algunos textos parece que se les identifica con el mismo Dios.
espintu del hombre facilita comprender la condición espiritual de los ánzeles Tal acontece, por ejemplo, en las narraciones de los encuentros de Abrahán
y, al mismo tiempo, sueña por ser solo espíritu como los seres angélicos ... "Ello (Gén 18-19) y de Moisés (Éx 3,2ss), en las que «Yahvé» y el «ángel de Yahvé»
explicaría, a su vez, la tentación de algunos ángeles al rebelarse contra Dios para se entrecruzan, hasta el punto de que los autores no llegan a un acuerdo sobre
ser ellos también «dioses». Ahora bien, será preciso concluir que esta reflexión este tema. En consecuencia, se precisa en cada caso fijar su sentido referido a
ni siquiera alcanza verdad rigurosa alguna desde el punto de vista metafísico seres esnirituales concretos y que, a su vez, cumplan misiones divinas.
más bien evoca el emanantismo de signo platónico. ' Per~ además de los casos habituales en los que los ángeles designan seres
También cabría imaginar que el fundamento racional de los ángeles parte espirituales concretos, también se dan ejemplos en los .que se les menciona
de la comparación del ámbito del espíritu con el orden de la materia: así como con otros nombres. Por ejemplo, en los Salmos se les aplican los apelativos de
la materialidad de los seres inorgánico s o la vida en los seres orgánicos se des- «hijos de Dios» (Sal 29,1), «los fuertes» (Sal 78,25) o los «Santos» (Sal 89,6).
envuelve en multitud de órdenes, en riguroso paralelo, también el mundo del A algunos ángeles, que están dedicados especialmente a la glona de DlOS,se les
espíritu parece que no debería agotarse en el alma humana para finalizar en el llama «serafines» (Is 6,2 -7) y a otros se les denomina «querubines» (Ez 28,14).
espíritu puro, propio de Dios. Por ello, sería conveniente una zona media entre Nominalmente, se menciona, por ejemplo, a Rafael, o sea «medicina de
el alma humana y la grandeza infinita de la divinidad. Esa franja intermedia Dios» (Tob 3,25; 8,3; 12,15), a Gabriel, «fuerza de Dios» (Dan 8,16; 9,21; Lc
sería ocupadapor los ángeles. 1,19.26) y. Miguel, que significa «¿quién como Dios?» (Dan ~O,13s; 12,1; J?S 9;
A esta argumentación se acerca la enseñanza de Tomás de Aquino cuando Ap 12,7). Toda esta amplia nomenclatura, al tiempo que indica su magnificen-
escnbe: «Es necesario admitir la existencia de algunas criaturas incorpóreas cia, muestra el sentido de sus diversos cometidos y envíos por parte de DIOS.
[... ] consistentes en que se asemejen a El». Y pone de relieve cómo los ánceles
como «sustancias incorpóreas, son algo intermedio entre Dios y las criaturas
corporaless ?''. Pero toda su argumentación se mueve en el terreno de la conve- a) Los ángeles en el AY
niencia, por lo que, al igual que en la reflexión anterior, nos encontramos con
una elucubración de cierta lógica humana, pero que no siempre es coincidente Precisamente, la primera noticia de los ángeles se encuentra ya al inicio d;l
con el orden objetivo de las cosas ni con el saber infinito de Dios. Génesis para cumplir el castigo divino de expulsar a la pnmera pareja despues
El resultado es que la existencia de los ángeles no es producto del pensar del pecado y «custodiar» el Paraíso (Gén 3,24). .
y desear humano, sino que tiene origen en el querer y en la potencia de Dios. A partir de este primer cometido, los ángeles hacen acto de presencia en
Por ello, para probar la existencia de los ángeles, se hace preciso el recurso a numerosas situaciones de la historia de Israel. En efecto, dos ángeles llegan
la Sagrada Escritura. , a Sodoma antes de su destrucción (Gén 19,1) y un ángel intercede para que
Abrahán no sacrifique a su hijo Isaac (Gén 21,10). Jacob es avisado en sueño
. "9 Summa contra gentes, II.58,6. Santo Tomás argumenta a partir de este principio del seudo-
por un ángel para que vuelva a su país natal (Gén 31,11-13) y ve una e.scala y
Dionisio . que CHa expresamente: «La sabiduría divina unió los límites de las cosas superiores con que «los ángeles de Dios subían y bajaban por ella» (Gén 28:12. ~nos angeles
los pnncipios de las inferiores». salen al encuentro de Jacob para aplacar a su hermano Esau (Gen 32,2), yel
)50 5Th 1 q.50 a.l.
mismo Jacob lucha contra un ángel (Gén 32,25-30)"
También en la relación de Moisés con Dios intervienen frecuentemente los
ángeles. Así, un ángel comunica a Moisés la revelación de Dios en la zarz~ que
ardía sin consumirse (Ex 3,2). El «ángel exterminador» libra a los pnmogenrtos
israelitas de la muerte en la noche de la primera pascua judía (Ex 12,23; cf. 1
594 Teología Dogmática C. 6. «In principio creavit Deus caelum et terram». La creación 595

Cor 19,1.0). Más tarde, ~ la salida de Egipto, «el Ángel de Yahvé iba del de las cercanías de Belén (Le 2,9-12), al tiempo que cantan la buena noticia
del ejercito de Israel» (Ex 14,19). A la entrada en Canaán Dios les ante 1 mundo del nacimiento del Salvador (Le 2,13 -14). Es el ángel del Señor
1 '" 1 ' , prOlhete
que es «enV1a~aun ange para que les guarde en el camino» (Ex 23,20). YahVé ~ulen comunica a la S~grada Familia el riesg0 que corre la vida del ~o ante
manda a Moisés que coloque «dos querubines de oro macizo» a cada uno de 10 1
la inminente persecucion de Herodes (Mt 2,1;) y, a su tiempo, otro angel les
ext,r~mos ?el arca de la alianza (Ex 25,18-19). Después del pecado de irlnl~.} rnmunica que pueden regresar a Galilea (Mt 2,19).
~ del perdón otorgado P?r Yahvé, de nuevo Dios le promete a Moisé~~'~'~Ía - También los ángeles acusan su presencia en la vida pública de Jesucristo.
angel Ira delante de ti» (Ex 32,34). . «1 1
Así, por ejemplo, los ángeles le ofrecen la comida después del ayuno de l~s
.. Ya constituido Israel como pueblo, algunos ángeles concretos cumplen cuarenta días en el desierto (Mt 4,11) y un ángel le SIrve de consuelo en la agorua
misiones espe,CIales. Así, por ejempl?, un ángel se aparece a J osué (Jos 5,13- del Huerto (Le 22,43). De igual modo, los ángeles menudean al momento de
14) Y a Gedeon (Iue 6,11-12). Un «angel del Señor» castiga al pueblo por 1 la resurrección, de forma que este excepcional acontecimiento se hace creíble
pecados de soberbia de David (2 Re 24,16-17). os
por el testimonio de los ángeles a las mujeres (Mt 28,2; Mc 16,5; Lc.24,4; Jn
Especial relieve adquiere el ángel Rafael, «medicina de Dios» enviad 20,12), etc. De este modo, los ángeles se constituyen en testigos privilegiados
d d 'T' bí al ' o en
~u ayu a e:o ras, pn.r~~ro, para canzar la salud de Tobit, y a Sara (Tob de la vida de Jesucristo.
),16) y despues, acompanandole a lo largo de su viaje (Tob 5,22). El arcángel El mismo Jesús pone de manifiesto en su predicación algunas de las ca-
se :presenta en estos términos: «Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que racterísticas de los ángeles. Por ejemplo, ante el rechazo de los niños de su
estan SIempre presentes y tienen ent~ada a la gloria del Señor» (Tob 12,15). presencia por parte de los Apóstoles, Jesús enseña que «:us ángeles ven de
El hbro. de Daniel hace rnencion de Gabriel, «fortaleza de Dios» continuo la faz de mi Padre» (Mt 18,10). Asimismo, el Senor manifiesta que
le ayuda a «mterpretar la, visión» (Dan 8,16; 9,20-27). También en ocasio~~~ los hombres en la otra vida no se casarán, pues «serán como los ángeles» (Mt
aparece el apelativo de «Angel de Yahvé» (Zac 1,11-12).
22,30; Mc 12,25), con lo que indica su condición, ciertamente corpórea, pero
ASillllSmo, los Salmos hacen elogio y cantan a los ánzeles al tiempo q espiritual (Le 20,36). También los ángeles acompañarán la venida gloriosa de
al ". b, ~
ens zan sus misiones: son enviados «para guardarte en todos sus caminos» (Sal Cristo al final de los tiempos (Mc 16,27; Lc 9,26), tomarán parte en el juicio
91,11{, para ~abar y ensalzar la gloria de Dios (Sal 103,20; 148,2) Y también último de la historia (Mt 13,41) y Él premiará ante los ángeles de Dios a los
como «mensajeros de desgracias» (Sal 78,49). En ocasiones, los ángeles son que den testimonio de Él ante los hombres (Lc 12,8-9). , . -
enviados :por DIOSpara «recorrer la tierra» (Zac 1,10-11). Parece que, según las También Jesús apela al poder de los ángeles, que podnan salir en su defensa
distintas epocas de la historia de Israel, los ángeles reciben cometidos diversos al ser prendido en el Huerto, tal como testifica a la reacción violenta de Pedro
tal como aprecia André Caquot: '
(M! 26,53). Finalmente, en momentos solemnes en los que se decidía su condena
«Las visione: del Proto-Ezequiel suministran las más precisas indicaciones a muerte, Jesús manifiesta al Sanedrín que en su día le verán descender del
sobre la evolución de la angelología al regreso del destierro. El ángel del Señor cielo «acompañado de una milicia de ángeles» (Mc 13,26), etc. .
se ha convertido ahora en una personalídad destacada y enreramenre definida.Es Estos son alzunos de los datos más sobresalientes en los que los Evangelios
una especie de millIstro-presIdenre de la corte celestial que recibe el informe de dan noticias de las misiones confiadas y practicadas por los ángeles en tiempo
los mensajeros que DlOS ha enviado a recorrer la tierra (d. Zac 1,l 1), Y dispone yen boca de Jesús. Más tarde, los Hechos de los Apóstoles y los otros escritos
de una CIertaautonomía, que le permite inrerceder por ]erusalén»J5l. del NT ofrecen sobradas noticias del papel que desempeñan en la VIda de los
Apóstoles y en la crónica de las primeras comunidades. Así, por ejemplo, un
Sin duda,nos encontramos con los géneros literarios, que también afectan al ángel «abrió la puerta de la prisión» a los Apóstoles encarcelados (Hch 5,19);
papel de los angeles. A su vez, quizá se trate de una evolución de la angeloloaía El mismo hecho se repitió en el caso de Pedro (Hch 12,7) y los fieles allí
a lo largo de la historia de Israel. "
reunidos rubricaron el hecho insólito con esta expresión, que ratifica la creencia
en los ángeles: «Será su ángel» (Hch 12,15). También un ángel da el aviso a san
b) Los ángeles en el NT Pedro para que acompañe al centurión Camelia (Hch 10,3), etc.. .
Cabe concluir que los ángeles están presentes en diversas circunstancias
de las primeras comunidades y en la extensión del evangelio (cf. Hch 8,26;
Pero es en el NT donde los ángeles aparecen en cumplimiento de misiones 10,3-7; 23,8-9; 27,23; Rom 8,38; 1 Cor 4,9; 13,1; Gál1,8; 4,14; 1 Tim 3,16 ... ).
especialmente destacadas, de forma' que estos espíritus son testigos y hacen Finalmente, en el Apocalipsis aparecen de continuo los ángeles de Dios en
mtelig~ble algun,a de las verdades más relevantes de la fe. Así, por ejemplo, pugna con los demonios. .
despues que el angel G,abrIel c~muillcase a Zacarías la paternidad del precur- También en el NT se repiten los sintagmas «ángeles de DIOS» (Lc 12,8; Jn
sor (Le 1,!1-20), también el arcangel san Gabnel anuncia a la Virgen María la 151' Hch 103) y «ánzeles del Señor» (Mt 1,20; 2,13; Lc 1,11; 2,9; Hch 5,19).
encarnacion del Verbo (Le 1,26-38). Un ángel comunica a José el misterio de I~uaimente, ;e personifican de nuevo los arcángeles san Gabriel (Lc 1,19.26)
la maternidad virginal de su esposa (Mt 20-23). Más tarde los ánaeles se hacen y san Miguel (Jds 9; Ap 12,7).
presentes en el nacimiento del Salvador y comunican el hecho ~ los pastores En resumen, de los múltiples testimonios bíblicos aducidos, además de su
existencia v los variados cometidos que desempeñan, cabe deducir aspectos de
;5! .-\. C.-IQUOT, «Angelología bíblica», en AA.vV.. Historia de los dogmas (BAC. .\[adrid 1973) 5. su naturaleza. En efecto. los ángeles son criaturas, puesto que fueron creados
.I,c;vl-ul!.za uogmatzca
e6. «In principio creauit Deus caelum et terram». La creacion 597
(Col 1,16); son seres espirituales (Mt 24,.36; Heb 1,14; Ap 1,4); pero no conocen
latinos como orientales, puede considerarse como recopilado res d: la tralldicion '
los secretos de Dios (1 Cor 2,11); se supone que son superiores a los hombres
patrística anterior, preparan d o d e este
- mo d o el terreno para la aran smtesis eva ad
b

(Heb 2,6-9; 2 Pe 2,11), pero inferiores a Dios (Heb 1,4-14). Además, consta a cabo por la Escolástica»?".
que algunos de ellos pecaron (2 Pe 2,4; Jds 6; 1 Jn 3,8; Mt 25,41; Jn 8,44).
lczía medieval, especialmente santo Tomás; e~pone ya
-c~ oCo,..+-r.. 1..... re.....
li~;~;;v~~"v~rdaJ'~ro tratado teológico=". En los diversos a:tJculos de
3. La doctrina de los ángeles en la Tradición
alIlSP T' 1"
1 uma leo ogtca, n. el "qUill'a te trata múltiples cuestiones
- dsobred losd angeles.
1 t su d.
Al ritmo de la Escritura, desde el inicio de la literatura eclesiástica, abundan
aaruraleza co~o seres espirituales y por ello inteligentes y ata os e va un a ¿
n inmort~dad y condición pecable; el número de los ~f~e PIecaror:; 'dendqud
los escritos en torno a los ángeles. A este respecto, la angelología se mueve en su . .,
consisten sus apanciones; como gozan división
e a al' lca' a.. acnvi
beatí , del aánzele
tres grandes ámbitos: en las obras teológicas y exegéticas de los Padres, en la
1os ánseles
b sobre otros seres y sobre el hombre; natur eza y ITUSlOn '"
liturgia y en la literatura patrística antignóstica. Los Santos Padres reiterada_
mente mencionan su existencia y acuden a su intercesión. De modo semejante, custodio etc. d d 1010-
Es común afirmar que en sus escritos se encuentra una ver a era ange .
el recurso y la presencia de los ángeles en la celebración litúrgica menudea de , El P Ram.írez afirma que sama Tomás «tuvo siempre un atractrvo eSP~~lal
continuo.
g¡a~el e~tudio de los ángeles»; con ello justifica el t.ít~o de «Doctor Angelico
Por su parte, los Padres tuvieron que salir a refutar el gnosticismo, que, a po antonomasia». Y escribe que el tratado sobre los angeles de las q.50-64 es
partir de la literatura apócrifa judía y del pensamiento helenístico, proliferó en por . 363
«un tratado verdaderamenre egregio»
concepciones fantásticas del mundo angélico, concebido muchas veces como
seres divinos o dioses intermediarios entre el Ser Supremo y los hombres.
Desde los Padres Apostólicos, la mención de los ángeles es COntinua en 4. ¿La existencia de los ángeles es una verdad de fe)
la literatura cristiana. Se inicia con la Epístola a los Corintios de san Clemente
Romano-" y el Pastor de HermasJ5J; se prolonga a través del apologista san A partir de los abundantes datos de la Escritura y de la co?stante e~~e~
justino-> y de los Santos Padres, tanto griegos como latinos.
ñanza de la Tradición, el Magisterio ensena la existencia de los angeles Ya los
En especial, se extiende mediante la reflexión de OrígenesJ55, san Grega-
J56 una verdad de fe. Este magisterio se e~tlend; a lo ldargCde ~t~~oí~a(381) se
rio de Nisa , san Juan CrisóstomoJ57, san Agustín-", etc., hasta desarrollarse dos primeros concilios universales de Nicea (.:.>25) y e onst P d p d de-
con la peculiar obra del Pseudo- Dionisio Areopagita, que se califica como la f ., d f C en un solo DlOS a re to opa e
primera monografía sobre los ángelesv". En síntesis, se puede afirmar que las inician con esta con esion e e:« iles vd 1 . . ibl (D' H 1)-0' cf DzH
d das las cosas vi ibles y e as illVISI es» z ,.
ideas fundamentales que la teología católica profesa sobre los ángeles están ~~~):~~~~o~ie:, t~e :~b~s ~~~~sb: el término «invisible», se hacía referencia
ya delineadas en los escritos patrísticos de los cinco primeros siglos 360. Así lo
aseveran los patrólogos J Ibáñez y F Mendoza: . implícita a los ánzeles. del ori ir . o
Más tarde el Sínodo I de Braga (561) condena los .errores e pnsc l~sml
«La profundización teológica de la fe en los ángeles y diablos se fue haciendo y de- otras he;ejías, que sost~nían que los «ángeles tienen su existencia e a
paulatinamente ya desde los Padres Apostólicos Y Apologistas, en la angelología
sustancia de Dios» (DzH 45)). I escri C d d m (1341) recha-
antignóstica de Ireneo, pasando por la edad de oro de la patrística con las apor- A su vez, el papa Benedicto XII, en e escnto um u ti, ' d
taciones de san Agustín y la concepción jerárquica del mundo angélico llevada a zó el error imputado a los armemos, que profesaban q,ue un «angel, proce e
cabo por el llamado Dionisio Areopagita. Los últimos Padres de la Iglesia, tanto de o~ro» puesto que, siendo una «especie de luces eSPIrltualt¿ de ~ m~~~
se propa~an arras luces espirituales» (DzH 1007). Pero es e on~ o f
Letrán (1215) el que, como hizo con la doctrina en torno al demomo, pro esa
J52 SAN CLEMENTE,Carta a los Corintios, XXXIv,5, en D. RUIZ BUENO (ed.), Padres apostólicor.
o,c.,209. la fe en los ángeles: .
353 HER,,\1AS,El Pastor «Mandamientos, VI, 2, 2-5», en ibíd., 984-985.
¡54 SAN JUSTIi'JO, 1 Apología, 6, en D. RUIZ BUENO (ed.), Padres apologistas griegos del siglo IL
«(Creernos) en Dios, Creador de todas las cosas, de la visibdles y de l~s ~-
o.c., 187. ..
visibles, espintua es, que por su omrupotente. virtu 1 a la iritual
1es y corpora les: vez es y lae
m ORÍGENES, De principti's, 1,8: PG 11,176-182. 1 . .. d 1 tiempo creó de la nada a una y otra cnatura, a esp
SAN GREGORlO DE NISA, Oratio catechetica magna, XVIII-XXIV: PG 45,54-65. e pnncipio e d és l h omo común
)56 corporal, es decir, la angélica y la mundana, y espues a umana, c ,
m SAN JUAN CRlSÓSTOMO, Homilia 7 ad Epbesios. PG 62,49-52; In [oa. Homilia 1: PG 59,26- compuesta de espíritu y de cuerpo» (DzH 800).
30, etc.
358 SAN AGUSTIN, De Cenesi allitteram 1,3, en Obras completas, XV (BAC, Madrid 1969) 471-
472: PL 34,247-248; N,24-32, en ibíd., 624-636: PL 34,313-317; ID., De civitate Det; XI,9-15. en
Obras completas, o.c., XVI, 697-712: PL 41,323-330; ibíd., XII,1-9, en ibíd.,. 752-773: PL .H,347; . C d E lt d (Palabra Madrid 1985) 178.
l6¡ J. IBÁÑEZ- F MENDOZA, DIOS _re'6,or Y9' na,ece 10;6-11<1 Su'mma contra Gentes, TI 45-59;
ID., Enchindion, 57-61, en Obras completas, IV (BAC, Madrid 1975) -i65-467: PL 40,259-262. erc.
l59 PSElJDO-DrONlSlo AREOPAGITA,De caelesti bierarcbia PG 3,119-370.
362 In IV Sen! . .!1 d.1-~1. STh I q:)0:4l
5 %.
D:'~~,j;ate, q.8'. De potentia, q.6. De malo, q.16.
91-101: ID -11--1); )2-62, /8, 8 8.106 1b · ...., libus creaturis Opusculum: De substantiis sepa-
J6D Cf. un resumen de la doctrina de los Padres en J. AUER. El mundo. creación de DIOS. o.e.. Ouodlibeta, 2,6,9.12. Queestio dtsputata: D e sptntuau , ,
-i69--ii3; M. PONCE CUÉLLAl~El misterio del hombre, O.e.. 389-393: A. '\1ARTiNEzSlERR-\.Antropología ;:;'tisv los comentarios a Dioni;io ~reopagltal"· ., , SAN-O TOillÁSDE AQUDiO, Suma teologica,
feológú:a fundamental. o.c .. 175-181. 363 S. RAil.fÍREz, «Introducción a Suma reo ogica », en .' 1
III IBAC, Madrid 1950) -l.
C6. «In principio creauit Deus caelum et terrarn». La creación 599

· adu id por el Catecismo de la Iglesia Católica (CCE 327). ). Los ángeles custodios
bstant , 1 s autores no concuerdan acerca de la densidad magisterial de
e L texto. e discute si la afirmación acerca de la existencia y naturaleza de los Cuestión menos firme desde el punto de vista bíblico y magist~rial es la
ángeles se puede o no asumir como un dogma de fe. Como tallo sostenían los afirmación de que cada hombre dispone de ~n :<.mgelde la guarda». Sin embar-
aut res clásicos, pero en la actualidad no se llega a un consenso-s". ~ pj tP<n<l tipnp " .n Favor una amplia tradlClOl1, $1 bien no cuenta con el aval

Al menos, se debe confesar que, junto al magisterio ordinario, esta doctrina ~~' ~~~-~;; ~;-v~rd~d- ci;
fe, tal c;mo se entiende esta calificación teológica.
del Concilio IV de Letrán avala que se trata de una verdad de fe. Aun apostando La Sazrada Escritura no está lejos de esta verdad, dado que, tanto e~ el AT
por mínimos 'magisteriales, cabe asumir la siguiente opinión de Seemann: «Es
un error afirmar, como a veces se hace, que en este texto es de fide la existencia
de los ángeles. La existencia de los ángeles es de fide, ex magisterio ordinario
como en ~l NT, en los textos arriba aducidos, se comprueba que los angeles
son enviados por Dios a situaciones muy. concretas de personas sillgulares
embargo, la cuestión que se plantea es SI.cada uno de los hombres goza ci e a
Sr
y nuestro texto a este respecto no hace sino dada por supuesta como algo e~
lo que hay que creer»365.
El Concilio Vaticano 1(1870) recoge y repite la fórmula del Concilio IV de
presencia y ayuda continua de un custodio.
La reflexión parte ya de los primeros Padres
.
=
la Iglesia, que fund~men:an
la existencia de un ángel custodio personal a partir de la mIsm~ smr,aClondebil
Letrán: «Dios creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es del hombre, necesitado de la protección angélica. San Hilar;o () 15-)68) recoge
decir, la angélica y la mundana» (DzH 3002, cf. cánones 2 y 5; DzH 3022; 3025). este razonamiento, y, si bien, literalmente in recto, alude al angel custodio de}o
Pío XII, en la encíclica Humani genens, salió al paso de las «nuevas ten- que hoy se denominan instituci0r:-es eclesiales, sin embargo, pa~ece que también
dencias teológicas» y rechaza como errónea la doctrina de quienes «plantean hace referencia a ángeles custodios de las personas singulares:
la cuestión de si los ángeles son criaturas personales y si la materia difiere «Recordemos que hay muchos poderes espirituales, que se llaman ánge!es
esencialmente del espíritu» (DzH 3891). o presid.entes de las Iglesias [... ] Nuestra debilidad necesita de ,su mtercesl~n.
Pero el tema lo asumió directamente Pablo VI en el Credo del Pueblo de Por ello han sido enviados en beneficio de aquellos que heredaran la salvaCl°ci
Dios, en el cual, frente a las insuficiencias doctrinales posteriores al Concilio, Dios no ignora nada de lo que hacemos. Es nuestra debilidad la que necesita
afirma de modo expreso lo que la tradición quiso expresar de la formulación ministerio espiritual para rogar y merecer-".
del Credo. «Creador de las cosas visibles e invisibles». El Papa lo explicita con
claridad y sin ambages: «Creo en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, San Basilio (330-379) menciona claramente los custodio: p~ra cada persona:
Creador de las cosas visibles -como es este mundo en que pasamos nuestra «Cada uno de los creyentes tiene un ángel que le acompana»J68 A su vez, san
breve vida- y de las cosas invisibles como son los espíritus puros, que llamamos Basilio confirma que existen ángeles para la defensa de las, naciones: «Todos
también ángeles» (CPD 8). En cometario a este texto, el P. Pozo, reasumiendo los ánzeles tienen la misma naturaleza [... ], pero unos estan al frente de las
todo el magisterio anterior, escribe: naciones
b
otros acompanan
-
a ca d a uno de 1os file1es» 369 . .'
Por ~u parte, san Gregario de Nisa (335-395) argumenta la existencia de
«Es interesante que, ya en el Símbolo Niceno, por "cosas invisibles" se en-
tendía a los ángeles o espíritus puros. Una explicación de la fórmula "las cosas un ángel custodio particular en estos términos: «Hay una verdad, q,ue tiene su
visibles e invisibles" fue hecha por al Concilio IV de Lerrán, cuyas palabras credibilidad por ser tradición de los Padres, que dice: hablen,do caldo nues~ra
repitió el Concilio Vaticano 1. Hoy Pablo VI ha creído necesario insistir en esa naturaleza en pecado, Dios no abandonó nuestra misena .deJand?la sin ayu a,
explicación, incluso con ulterior claridad, para salir al paso a cierta tendencia a sino que destinó a un ángel, de los que tienen naturaleza incorporea, para_que
poner en duda la existencia de los ángeles»366 sea compañero de lucha en la vida de cada hombre». Pero el Niseno anade
que, junto al custodio, se da cita otro ángel del mal:
Finalmente, el Catecismo de la Iglesia Católica micra su expOSICIOnafir- «Por el contrario, el corruptor de la naturaleza maquina en contra valiéndose
mando que la existencia de los ángeles es una verdad de fe: «La existencia de de algún demonio perverso y maléfico, e infecciona la Vida del hombre, que se
seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente encuentra en medio de estos dos, como compañeros, cada uno con un fIDopuesto
ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como al otro, y es propio del hombre el que tiene que hacer prevalecer a uno de los
la unanimidad de la Tradición» (CCE 328). dos' o al bueno que le ofrece a su pensamiento la bondad de la Virtud [... ] o al
Seguidamente, define los ángeles (CCE 329-330), recoge algunos textos so- otro, que le ofrece dIe eites torpes» m .
bre su presencia en la Sagrada Escritura (CCE 331-333) y se detiene a explicar
la intervención de los ángeles en la vida de la Iglesia (CCE 334-336). La existencia de estos dos acompañantes ya había sido propuesta por
Orígenes (185-253). He aquí W1 curioso test~onio: «A cada un,0 asisten dos
ángeles, uno de justicia y otro de iniquidad. SI en nuestro corazon se susCItan
)64 C. MEYER,«Doctrina del magisterio sobre los ángeles y los demonios»: Conc 103 (1975) 391-400.
)6' M. SEEMANN,«Los ángeles y los demonios en su relación histórico-salvífica con el hombre»,
en]. FEINER - M. LOHRER (dirs.), M)'sterium Salutis, o.c., TI/2. 1078. Más dudosa es la afirmación de
Müller que escribe: «La existencia de los ángeles no son objeto expreso de fe [, .. 1 La Iglesia cree )6; SAN HlLARlO, Tractatus super Psalmos, 129,7: ~L 9,722.
en ellos, por así decido per concomitantiam, y se insertan. más en concreto, en la lides impliata»: )68 SAl" BASfLIO,
Adv. EZ/12omm17t,lIU: PG 29,6)6.
G. L. MÜLLER, Dogmatica, o.e .. 122. '6' Ibíd. ,,_ ,
)66 C. Pozo, El Credo del Pueblo de DIOS, o.c., 67 -68. ;;o SMi GREGaRIO NISE:.IO. De cita :vloysis: PG ..H.))!-)4Ü.
CG. «In principio creavit Deus caelum et terram». La creación ni
600 Teología Dogmática
Como reconocimiento autorizado de los teólogos de nuestr? tiemp , tl:1 :
pensamientos buenos, y en nuestro ánimo bulle la justicia, no hay duda qUe
ogen la tradición teolóaica anterior, cabe CItar dos testimomos de aut [1
nos está hablando el ángel del Señor. En cambio, si se están tramando males rec , Mi h ¡"'Schmaus y Joseph Ratzinger. Schmaus re asume u
en nuestro corazón, nos está hablando el ángel del diablo»?". contemporaneos: c ae , ' . .
doctrina teológica sobre los angeles en estos rermmos:
y san Juan Crisóstomo (344-407) argumenta así la existencia del ángel Custo_
dio; desde el comienzo cada hombre creado en rectitud tiene un ángel. ~y-añade: «En el tiempo de salvación que media entre la resurrección y la segunda
«Este es el ministerio de los ángeles, servir a Dios para nuestra salvación. Por venida de Jesucristo, los ángeles, obedeciendo a las dispOSICionesdiVlllas, diPresdtan
., 1 1 lesi 1 humanidad entera y a ea a dID VI UO
ello este es el trabajo del ángel: hacerla todo para la salvación de los hermanos. su auxilio y su atenclOn a a g esia, a a . , dios
más aún, esa es la obra del mismo Cristo. En efecto, Cristo salva como Dios: ordenado a Cristo. No se puede exagerar ni ~ravforad eSJa ~r~~~r:~o~ue eesta
ellos, en cambio, como siervos»>". ' ángeles. Del mismo modo que ellos acon:panaro~ a~. ~n l~s ánseles están pre-
constituyera un tejido de apanciones angélicas, aSI tam b le de la ~ropia decisión
Finalmente, san Juan Damasceno (675-753) aúna la doctrina del ángel cus- senres en la vida de la Iglesia SID despojar a sus rmern ros
todio de las naciones, de las instituciones y en cada hombre:
y responsabilidacl»)i9.
«[Los ángeles] tienen fortaleza y están prestos a cumplir la voluntad de Dios
y de inmediato acuden a cumplir los deseos de Dios. También custodian las dis: Por su parte el cardenal Ratzinger, preguntado acercadde si «sigue sien¿o
tintas regiones de la tierra, estando al frente de pueblos y comarcas, siguiendo la , los 1 (má á oncreto la e l os cuatro arcan-
cierto» la existencia de os ange es mas en e ,
jerarquía que el sumo Hacedor estableció entre ellos; gobiernan nuestros asuntos
"eles) , responde: el
y nos prestan su ayuda»!". " di 1 E· de alzuna manera ser
«Sí, tan cierto como siempre. Lo. ce a scntura, y las únicas criaturas
h d
ano tiene un conocimiento pnrrugeruo e que no somos ..
Entre los Padres
latinos -además del citado san Hilario-, san Jerónimo um. al D· bié II nó el mundo de otros seres espmtuales cercanos a
(347-420) lo fundamenta en la dignidad del alma humana: «Grande es la dig- espintu es lOStam ien e d b d d En
nosotros [ . ] Ellos también traslucen su plenitud, su gran eza y ,su -isti a . de
nidad de las almas, por lo que, desde el momento de nacer (ab ortu nativitatis), este sentido, los ángeles forman parte realmente de la cosrnovision cns lana,
tienen asignado un ángel custodio»?". Por esta afirmación -y otras conside- la amplitud de la creación divina».
raciones teológicas-, comúnmente, los teólogos afirman que el custodio es
común a todos los hombres y no privilegio de los bautizados. y respecto al ángel de la guarda, añade:
y san AgustÍD (354-430) lo expresa ya como verdad comúnmente aceptada:
«Esta creencia se ha gestado en el seno de la Iglesia y esta bien fundamentad~.
«(Los ángeles) nos contemplan peregrinos y se compadecen de nosotros y nos
Nadie está oblizado creer en ella. No tiene el grado de certeza q~e,. por eJemr '
auxilian, por mandato del Señor, para que lleguemos a la patria común»?". . d J"" de María Pero una de la conVICCiones intimas que an
La tradición patrística fue seguida y perfeccionada por los teólogos. La tarea e1 mensaje e esus o. ":": d alzuna manera, Dios coloca a mi
surzido en la experiencia cnstlana es. que, e "'d ial al que yo
del tratamiento teológico lo llevó a cabo Tomás de Aquino, que aduce algunos lado un acompañante que me ha sido asignado e manera especI y
datos que lo justifican. estoy asignado»380 .
En primer lugar, argumenta a partir de la: condición variable de los hom-
bres, por lo cual requiere que alguien los mueva, de forma que «sean dirigidos En efecto el Masisterio no se ha definido en este tema; pr l~ que la
y movidos hacia el bien»?". Seguidamente, aduce un argumento filosófico: alificación te~lógica ha sido una cuestión discutida. Por eJemp o, ayetan.o
frente a los demás seres, el hombre se caracteriza por su carácter individual y e d d d f· el contrano esta sentencia
(1468-1534) nezó que fuese una ver a e e, por, 'f 1-
permanente. Por ello, «la providencia de Dios se da con relación a cada uno fue refutada po~ Catarino (1484-1553). Pero, comunmer;te, con orm~t~:e ~~_
de los hombres en particular»?". El artículo 4 lo dedica expresamente al tema
menclatura de Suárez, se interpreta como una ver~ad ~tolZj~:pl~ Cl:t Catecismo
y recurre a un argumento de conveniencia: pues si, en el camino desconocido, pone afirmada en diversos documentos magistena es. ~r e . ? enseña.
todo viajero necesita de un guía, «así también a cada uno de los hombres, del Concilio de Trento -texto autorizado del Magísteoo ordinano-, .
mientras camina por este mundo, se le da un ángel que le guarde». Y añade . . "f . To
esta curiosa anotación: «Pero, cuando haya llegado a término de este camino, «Un aspecto concreto y bien sigrn Icat1\d
d
en los ángeles bajo cuya rutela estamos to os os om res.
f
divina providencia se revela
es~a b La amorosa bondad
. ., d to
ya no tendrá ángel custodio, sino que tendrá en el cielo un ángel que como él
reine o en el infierno un demonio que le atormente--". de Dios, nues~ro Padre, ha confiado r
e~tos etri~\;d~Odel~ad~sl~:mhr~u;ar~
diar y defender al género humano y a e vig ar
su protección y defensa».
m ORíGENES, In Luc. Homilia: PG 13,1829.
Seauidamente, lo argumenta a partir de la paternidad y cuidado que ejercen
m SAN JUAN CRlSÓSTOMO, In Epist. ad Hebr. 1,14: PG 63,30.
m SAN JUAN DAMASCENO, De fide ortbodoxa, TI,3: PG 94,872. los padres con sus hijos?".
J74 SAN JER6NUvIO, Comm. In Ev. Math. XVIII: PL 26,135.
i75 SAN AGUSTiN, Enarrationes in Psalmum, 62.6. en Obras completas. XX (BAC, Madrid 1965)
572: PL 36.75l.
n6 5Th 1 q.1l3 a.l.
J79 M. SCHMAUS, El Credo de la Iglesia catóLic~,o.e .. 1. -150.
m Ibíd., a.2. ;80 J. RATZI1'iGER, Dios y el mundo .. o.c.. 11)-116. .
;78 Ibíd .. a-l.
;s¡ SAN Pío V, Catecismo Romano. rvtz íBAC. Madrid 1956) 901.
e6. «In principio creavit Deus caelum et terrarn». La creación 603
Ll!OlOgfa lJogmática

E r su parte, 1 Catecismo de la Iglesia Católica afirma expresamente la b) Número de ángeles


ust día individual del ángel, conforme a la cita de san Basilio:
En realidad, no vale la pena plantearse esta cuest~ón, porque no es cog-
«Desde la infancia (d. Mt 18,10) a la muerte (cf Le 16,22), la vida humana noscible. Pero la Escritura testimonia a favor de un numero mcalculable. Por
está rodeada de su custodia (d. Sal 34,8; 91, 10-13) Y de su intercesión (d. Job a¡pmnln 1'1 visión nrnfp.tica de Dalllel menciona que «miles de millares le ser-
33,23-24; Zac 1,12; Tob 12,12). "Cada fiel tiene a su lado un ángel come)proteCtOr
y pastor para conducido a la vida" (S. BASILIO, Eun. 3, 1). Desde esta tierra la
0~r~iri~da -d~ ~iríadas estaban en pie delante de, El» (Dan 7,1,0). y Jesús,
vida cri~tianaparticipa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángel~sy en el Huerto, habla de «más de doce legiones de angeles» podrían ~emr en
de los nombres, unidos en Dios» (CCE 336). SU defensa (Mt 26,53). También la carta a los Hebreos habla de «miríadas de
'naeles» (Heb 12,22). Tomás de Aquino afirma que son muchos, «aunque para
Un cierto reconocimiento del Magisterio también cabe encontrado en la anosotros
" sea ahora desconoci id o» 384.
liturgia, pues el 2 de octubre se celebra la festividad de los «Santos Ángeles
Custodios». Esta festividad se remonta al siglo XVI, posiblemente como reacción
a la teología protestante, que niega esta creencia. También pesa a este respecto e) Distinción en los ángeles
la antiquísima y generalizada devoción a los custodios del pueblo cristiano
avalado, sin duda, por los testimonios patrísticos y magisteriales arriba citados: Como ya hemos constatado, en la Biblia se les. menciona con nombres
diversos. Pero también se denominan con otros apelativos, tales como «Queru-
bines» (Gén 3,24), «Serafines» (ls 6,2); «Tronos: Dominaciones, Principados,
6. Algunos «teologúmenos» en torno a la naturaleza de los ángeles potestades» (Col 1,16); «Principado, Potestad, VIrtud, !?ommaClon» (Ef, 1:21),
<<Arcánaeles» (Jds 9). La división más marcada se senala entre el genenco y
Seguidamente tratamos algunas cuestiones secundarias, pero que, además
yeomún «ángel»
ti
y el espec íf·· ' 1 385.
lCOy nomin al «arcange» . . .
de cierto interés, son objeto de estudio por parte de los autores y despiertan De acuerdo con la doctrina del Areopagita, los autores suelen divldulos en
el interés de los fieles. tres órdenes jerárquicos: 1. Serafines, Querub~es y Tronos, que son lo~ que
«asisten al trono de Dios». 2. Dominaciones, VIrtudes y Potestade~, que tienen
por misión el cuidado del In:undo. 3. Principados, Arcángeles y Angeles, que
a) El pecado de los ángeles ejecutan diversos encargos divinos. . di
Esta jerarquía entre los ángeles la recoge Tomás de Aqumo, que estu .a
Cuestionamos solamente el cómo hayan pecado. No es fácil idear que los ampliamente y distingue entre «jerarquías» y «órdenes». y afirma que, a ~art1r
ángeles, en su condición de espíritus creados por Dios en estado de gracia, hayan del principio de individuación, cada ángel agota la especie;es decir, cada angel
podido pecar. En primer lugar, se debe aceptar el hecho, tal como enseña el es una especie distinta=". Pero, si se cuestiona por la diferenc:a que eXlst:
NT (2 Pe 2,4; Jds 6). Por su parte, san Juan nos indica una pista de solución, entre ellos, lo mejor es hacer propia la respuesta de s~n ~gust1n: «¿De q~e
pues consigna que «el diablo no se mantuvo en la verdad» (Jn 8,44); es decir, modo está constituida aquella beatísima sociedad? ¿Que diferentes categonas
hay allí?....[ ] C·Qué diferencia hay entre aquellos cuatro
no respetó el orden señalado por Dios. nombres, en los cuales
II . d d? [ ] D' anl
Es necesario tener a la vista que, a pesar de su perfección, se mantenían parece que el Apóstol quiso comprender toda aque a SOCle a. ... . 19 o
en statu uiae, es decir, que estaban en situación de poder desviarse. La teología quienes pudieren, con tal de que puedan probar lo que dicen; yo confIeso que
tradicional se ha expresado siempre con la fórmula «sometidos a prueba, peca- lo ignoro» 387 .

ron». Pero este es, precisamente, el problema: ¿de qué prueba se trata? Y aquí
se dispara la imaginación. Las doctrinas son bien diversas, desde la apelación
a Gén 6,2 hasta una prueba de elección puesta por Dios. d) Apariciones de los ángeles
También entra en juego un enigma más del misterio de la libertad: se trata
de una auto-perversión de la propia condición de ser libre. La respuesta teoló- A la naturaleza espiritual de los ángeles parece repugnar que asuman ~
gica más adecuada es: no lo sabemos. Lo que se sí se deduce, de acuerdo con cuerpo. No obstante, ya en el AT se aparecen tomando ,w1a forma corpor .
el libro del Eclesiástico, es que «el inicio de todo pecado es la soberbia» (Eclo Tomás de Aquino aduce los testimonios en los que los angeles toman forma
10,15). A lo cual se sumaron san Gregario Magn0382 y santo Tomás, que formula
esta verdad: «No cabe duda que el ángel pecó apeteciendo ser como Dios»383.
5Th
'54 1 q.l08 ajo . . de menor
San
385 Grezorio Masno establece esta distinción: «Los que rransrruten mensajes , 1
l82 SANGREGaRIOMAGNO, Moralia, XXXIV,2l: PL 76,740-74l. Un orrancia se llanlan án~e1es, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman a~cange ~s
l8l «Ángelus, absque omni dubio, peccavir appetendo esse lit Deus»: 5Th 1 q.63 aJ. l..
Pj Por la misma razón, (a los arcángeles) se les atribuyen, nombres personales, que de;l:nan cuál
es la actuación propia». Seguidamente, recoge la sigmftcaclon delr~txt
:Vliguel, san Gabriel y san Rafael. SAN GREGaRIOMAGNO,Homz la. L ,.
~~~[~La;~a~i;6~~2~;
,

l 5Th 1 q.108-109 9
187 SAN AGUSTiN.Enchindion, 58, en Obras completas, o.e .. IV, ~66: PL 40.25 .
Teología DogmáJica C. 6. "In principio creavit Deus caelum et terram». La creación 605
604

humana,. como son los casos de «ángeles que se aparecieron a Abrahán, que en la llama; Manóaj y su mujer lo estaban viendo y cayeron rostro a tierra»
fueron VIstos por él y toda la familia, por Lot y los habitantes de Sodoma»· y (Jue 13 ,20). y san Pablo en la carta a los Colosenses menciona «el culto a los
lo mismo sucedió «con el ángel visto por Tobías». Algunos Padres -entre los ángeles» (Col 2,18).
cuales se menciona a san Agustín-, por influencia del platonismo, sostuvieron Esa especial veneración a los ángeles se recoge también en la tradición. Por
. 1 T _; . .J_.L .J ...1_1 _ .•.._~ __ ~ _ .. ~ _ .•._~L .••• '=I""" ••.• 1 ...............•
-~ .....•..; •.•..- .
que los. ángeles tenían «cierta corporcidad», lo que negó rotundamente san eJe111pIO, san )USUÜo, pera uerencerse uo CllCl;:::¡1l1Uyuc aU.luuy~1J a. .tv.;) Ll..l,:)LUU.lV;'
Gregorio Magn0388 porque no adoran a los dioses, les explica la creencia cristiana enun solo Dios
El Aquinate contradice a quienes opinan que «los ángeles nunca toman y, de paso, testifica el culto que la Iglesia tributa a los ángeles-".
cuerpo», pues, de hecho, se aparecen corporalmente. En esta caso, se opone a Por su parte, la liturgia celebra la fiesta de los arcángeles y la de todos los
los que afirman que se trata «de una visión profética, es decir, imaginable, que ángeles, al tiempo que ofrece diversas oraciones y es reiterativa en la iconografía
no está más que en la imaginación de aquel que lo ve». El, por el contrario de figuras angélicas. Pero el culto a los ángeles, conforme a la nomenclatura
opina que los ángeles, aunque «ni son cuerpo ni tienen cuerpo unido naturi reológica, es de simple dulía o de veneración, lo mismo que a los santos, tal
mente a ellos, es indispensable que algunas veces tomen cuerpo»389 como enseña el Concilio de Trento (DzH 1821)39J

e) Si los ángeles pueden obrar milagros

Es normal que los creyentes acudan a la intercesión de los ángeles en ayuda que
de algunas necesidades. Pero el tema se plantea sobre si los ángeles son capaces áver.
de realizar milagros. La cuestión se la propone Tomás de Aquino a partir de 1 ser
la noción de milagro que define así: «Se entiende por milagro aquello que se
efectúa fuera del orden de toda la naturaleza creada». Pues bien, el Aquinate atas
responde con la doctrina comúnmente admitida sobre el origen divino de todos
los milagros: «Manifiestamente, esto no puede hacerla más que Dios; porque una
cualquier cosa que haga el ángel, o cualquier otra criatura, con su propia vir-
tud, cae dentro del orden de la naturaleza creada, y, por tanto, no es milagro. ado
¡ma.
Es, pues, evidente que solo Dios puede hacer milagross-?'. No obstante,
rip-
Tomás de Aquino reconoce que «los ángeles pueden hacer milagros, o porque iere
los hace Dios por su intercesión, como también lo hacen los santos, o porque ~10
desempeñan algún ministerio al hacerse los milagros»?". Vis-
os.

D El culto a los ángeles ~e~

La iconografía de los ángeles es muy común y su representación es reitera- t la-


tiva. De ordinario se representan con un cuerpo joven con alas; incluso cuando I \a
solo aparece la cabeza, se simula el final de un cuerpo alado. Sin embargo,
no faltan imágenes en las que aparecen ángeles ápteros (sin alas) que rezan e fa
cantando, tal como los representa Jan van Eyck (1423) en el cuadro Ángeles
cantores (Poliptico de la Catedral de Cante) El sentido es el cumplimiento de
\ \:
su oficio de alabar al Señor en la liturgia celestial (Ap 8,2).
La Escritura legitima cierto culto a esos enviados de Dios. Son frecuentes \ ~
los datos bíblicos al respecto. Así, por ejemplo, el libro de Josué relata que, Cr
ante la aparición del ángel, «cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: ¿Qué
dice mi Señor a su siervo?» (Jos 5,14). Igualmente, el libro de los Jueces na-
rra: «Cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Ángel de Yahvé subía

II. (
l88 SAN GREGaRIO iYL\GNO, Moralia, N,3,8: PL 75,642.
;89 5Th 1 q.51 a.2. den.
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19! Ibíd .. ad 1. !HO.\

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