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obser vatorio
L u z Ib a rbu ru 1
Aquel fue un día difícil. Por primera vez desde el golpe de Estado la dictadura
ordenó trasladar el feriado del Día de los Trabajadores para el 5 de mayo. En re-
pudio al decreto que deliberadamente desconocía la histórica tradición del movi-
miento obrero internacional de no trabajar en la fecha, sindicatos como el SUNCA
decidieron parar. Otros, en cambio, entre los que se contaban los metalúrgicos de
Nordex, frenaron el primer impulso de plegarse a los obreros de la construcción.
No tenían fuerza ni capacidad para hacer frente a la represión que les caería enci-
ma si paraban y, sobre todo, querían preservar la frágil organización sindical que
con riesgo estaban levantando. A desgano y después de haberle anunciado a los
patrones que esa jornada harían lo menos posible, conversaron unos minutos
frente al portón de la empresa, compartieron un mate y entraron a trabajar.
Mario Hugo Chaves, a quien los compañeros llaman “Chelo”, evoca la escena
callejera que antecede al asesinato de Reyes: “…siempre entrábamos unos minutos
antes pero ese día como que se dio una cosa especial y lo primero que notamos
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fue dos camionetas del Ejército, una en cada esquina de la planta de Rondeau”.1 En
efecto, como parte del vasto operativo de vigilancia que la dictadura desplegó para
controlar el acatamiento al decreto, el Batallón de Ingenieros número 1 envió tres
unidades de seis hombres cada una a patrullar la zona.2 En una de ellas iba como
chofer al hombre que mató a Reyes, el soldado Luis Alberto Morales Godoy, integran-
te de la Compañía antisubversiva del Batallón de Ingenieros número 1.
Al salir Aguilar se encontró con la unidad que había pedido: el teniente pri-
mero W. Sarli del equipo “Simón” que el Organismo Coordinador de Operaciones
Antisubversivas (OCOA) mandó a Nordex. Sarli le ordenó que volviera a la em-
presa y pidiera la lista completa de los trabajadores presentes. La declaración de
Aguilar sobre las medidas de seguridad que tomaron para entrar a la planta por
segunda vez revela que la actitud y el ánimo con que regresaron había cambiado.
Aguilar ordenó que elvehículo estacionara frente a la fachada y que tres solda-
dos armados cubrieran la entrada apostados detrás de los árboles de la vereda
opuesta. Después se encaminó hacia el local escoltado por Manzoni y Morales,
responsables de “brindarle seguridad a vista directa”. Más que el ingreso a una
fábrica para hacerse con un documento de la administración el dispositivo parece
el de un comando que va a internarse en campo enemigo.
Control, represión y propaganda
Los documentos recabados por el Equipo de Historiadores de la Universi-
dad de la República permiten aproximarse al clima social en que se produjo la
La combinación de control, represión y propaganda que fue una constante de la Los compañeros querían cargar el féretro a pulso hasta el cementerio pero se
forma de gobierno del terrorismo de Estado, tuvo un particular despliegue ese año. lo prohibieron. Para asegurarse de que no habría cortejo, ni movilización, la carro-
En marzo la DINARP empezó la campaña “Quien elige no recordar su pasado está za salió disparada de la sala de velatorio y se adelantó sola hasta el Cementerio
condenado a repetirlo”, con fotos que mostraban el caos y la violencia causada por la del Norte. “Agarró 8 de Octubre, no respetó semáforos, nada. Cuando llegamos
llamada sedición. A fines de abril, casi en simultaneidad con el traslado del feriado al cementerio la carroza hacia rato que estaba en el lugar de los tubulares”, dice
del 1º de Mayo, el Batallón de Infantería número 9 de Fray Bentos, con el apoyo de “Chelo”.
la DNII, desembarcó en la colonia San Javier. El operativo terminó con decenas de
presos, torturados y procesados por la justicia militar, entre ellos el médico Vladimir Al cumplirse el primer aniversario de la muerte, los trabajadores de Nordex
Roslik. Y en noviembre, días antes del plebiscito, el general Julio César Rapela anun- mandaron hacer una placa de recordación para colocarla en la tumba pero al lle-
ció que se había descubierto una conspiración subversiva en el Penal de Libertad, gar al cementerio se encontraron con una guardia policial. Según el testimonio
donde estaba la mayoría de los presos políticos. de Chelo la Policía les cortó el paso y les dijo que el que intentara entrar corría
riesgo de vida.
Tiro en el pecho
Un informe de la DNII del 1º de mayo de 1981 da cuenta de la vigilancia
Carlos Pírez Sosa era uno de los encargados de hacer el último control de los autos que dispusieron para la jornada. El parte informa que unas cuarenta personas
que se armaban en Nordex. Antes de ponerlos a circular se los sometía a una prueba llegaron al cementerio y que a todas se las despidió. Registraron el número de
La bala que asesino a Jorge Emilio Reyes aquel primero de mayo.
para comprobar el comportamiento de los frenos, que consistía en acelerar y frenar el matrícula de autos y motos de los participantes y mandaron pedir sus anteceden-
tes políticos.
3 | Universidad de la República. “Investigación histórica sobre la Dictadura y el Terrorismo de Estado
en el Uruguay (1973-1985)”, Montevideo, FHCE-CSIC, Tomo I, págs. 543 a 546. 4| En AJPROJUMI.
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No hay delito
La intervención de la justicia militar fue breve y estuvo dirigida al rápido archivo
del expediente. El único civil que declaró ante el juez sumariante fue Pírez, el con-
ductor del auto, hoy fallecido, a quien “Chelo” dice que se lo llevaron encapuchado
de la planta. El resto son militares: Aguilar, Morales, Manzoni y los soldados de Pri-
mera Francisco Clever Alarcón, Hebert Jacinto Vidal y Manuel Guedes.
El soldado Morales dijo que el Peugeot se dirigía a la salida, que dio tres ve-
ces la voz de alto y que como el auto no se detuvo, disparó desde muy corta dis-
tancia. Afirmó que el vehículo terminó estacionado a un metro de él. El resto de
los militares respaldó su versión, incluyendo a Aguilar, jefe de la patrulla, que
dijo que Morales estaba al interior de la planta “a efectos de evitar la salida de
personal” (ver pag 25/26 PDF). Pírez, en cambio, es el único de los declarantes
a quien el juez sumariante no le preguntó si Morales había dado la voz de alto.
Días después todos ratificaron la declaración, esta vez ante el juez militar
coronel Alfredo Ramírez. El coronel también citó a Pírez pero él tampoco le pre-
guntó si Morales había dado la voz de alto. En lugar de ello insistió con pregun-
tas y consideraciones tendientes a desplazar la responsabilidad del hecho a una
supuesta imprudencia suya: le pidió que explicara por qué antes de empezar
la prueba de frenos no había tenido la precaución de alertar al personal militar,
y también si no le había resultado obvio que los soldados verían como algo
anormal que un vehículo acelerara bruscamente hacia la salida.
El fiscal coronel aviador Eliseo Cheloni pidió el archivo del expediente con-
siderando que no surgía prueba de que Morales hubiese incurrido en delito
militar. Cheloni también decidió pedir al Servicio de Información de Defensa
(SID) los antecedentes de Pírez. Finalmente, el 10 de setiembre de 1980 el co-
ronel Ramírez ordenó archivar la causa.
Reyes en la memoria
Es poco lo que se sabe de Reyes: que era buen trabajador, que se distinguía por el
sentido del humor, que no tenía militancia política y que su mujer estaba embarazada.
La gestión de sus compañeros logró que Nordex le siguiera pagando el sueldo a la fa-
Croquis del lugar del asesinato del obrero, la planta de Nordex.
milia, al menos durante un tiempo. La madre murió un mes después que el hijo y
luego la mujer se mudó al Interior. A partir de ese momento les perdieron el rastro.
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En el local sindical de la UNTMRA hay una placa con su nombre y también en la
planta de la empresa Nordex, en la calle César Mayo Gutiérrez. Pero no hay imáge-
nes suyas, a excepción de las fotos que acompañan la autopsia. Un rostro joven, de
pelo oscuro. Un cuerpo delgado, perforado por una bala.
“Chelo” dice que su muerte fue un gran golpe para todos pero que también les
dio fuerza para avanzar en la organización del sindicato: “Lo hablamos mucho, se-
guimos manteniendo las reuniones y esa estructura que teníamos. Empezó a llegar
mucha información del exterior, por un canal o por otro, gente que viajaba. En aquel
momento se votaba el SI o el NO, circulaban volantes, se nombraba en los volantes
a Jorge Reyes”.