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PASOS DE LA TRANSFORMACIÓN
Por Celeste Zarandón
Universidad Nacional de San Luis
Cuando sentimos algún malestar físico recurrimos a un profesional de la medicina para que pueda
calmar nuestras dolencias o por lo menos nos dé una explicación acerca de lo que le sucede a
nuestro cuerpo; el medico ante estas situaciones, tan comunes en su actividad, revisa a su
paciente y realiza un diagnóstico para entender cuáles son las causas que provocan dicho
malestar: reconoce signos, los interpreta y analiza los síntomas detenidamente. El médico
diagnostica para entender el funcionamiento particular del cuerpo y los sistemas que lo integran; es
a través del diagnóstico que podrá arribar a las primeras conclusiones acerca de cuál es la causa
de la dolencia en el cuerpo de su paciente. El proceso, que va desde la observación de los
primeros síntomas a las conclusiones, se denomina: diagnostico, y es a través de sus
conocimientos y experiencias que el medico podrá recomendar un medicamento o actividad para
calmar el padecimiento de su paciente.
A partir de la idea de diagnóstico como proceso nos proponemos realizar una descripción acerca
de los tipos de diagnóstico y las metodologías utilizadas para su construcción, entre otras tantas
características que nos permitirán explorar el campo de la comunicación desde una perspectiva
social y cultural, para romper con el imaginario social que contempla a la comunicación como
aquella que solo se da en y a través de los medios masivos de comunicación.
“La verdadera comunicación no está dada por un emisor que habla y un receptor que escucha,
sino por dos o más seres o comunidades humanas que intercambian y comparten experiencias,
conocimientos, sentimientos (…) Los seres humanos establecen relaciones entre si y pasan de la
existencia individual aislada a la existencia social comunitaria” (Kaplún, 1998, p. 66).
Diagnosticar para poner en marcha una planificación pensada desde la comunicación implica hacer
un análisis interno y externo de una institución, por ejemplo, aunque la mayoría de las veces este
tipo de trabajos son llevados a cabo por personal no capacitado específicamente en temas de
comunicación; es común que departamentos de recursos humanos tomen esta tarea como propia
de su área, pero el trabajo de diagnosticar cuestiones comunicacionales debería estar en manos
de comunicadores sociales.
Varias son las empresas que solicitan los servicios de algún equipo de especialistas en
comunicación para realizar un diagnóstico con el fin de “conformar” a los directivos que así lo
exigen, luego de realizado el trabajo los comunicadores concluyen su tarea en la empresa y el
diagnóstico es leído y “encajonado”; son pocos los casos en que dichos trabajos son puestos en
común ante la mayoría de los integrantes de la empresa. El problema estriba en la importancia
atribuida a la comunicación; es vista como aquello “fácil de solucionar” seguramente a través de
alguna publicación impresa y de rápida distribución entre los supuestos interesados, pero ¿Qué
garantiza que una publicación será la acción adecuada? ¿Cómo evaluar los resultados obtenidos?
¿Quizá necesitábamos un comunicador en la empresa para que nos asesore en estos temas?
En nuestro campo, el rol del comunicador social dentro de las instituciones u organizaciones se
basa en: leer situaciones de comunicación, realizar una mirada detenida sobre los procesos
sociales, vínculos y relaciones que son parte de la realidad; es el contexto único e irrepetible de
cada grupo y cada sujeto implicado el que define los objetivos y las acciones de la intervención y la
planificación en el ámbito de la comunicación. Queda más que claro que el comunicador social que
se responsabilice de enfrentar el desafío de elaborar un diagnóstico tiene que conocer el contexto
social, político, económico, ideológico y cultural que lo afectan a él y a los sujetos que forman parte
del proceso, además de definir a la comunicación desde una perspectiva social y participativa. La
comunicación deberá ser entendida como un proceso educativo y no como una tarea de extensión
de saberes que sirva para la aplicación de determinada acción.
Será de gran utilidad diferenciar dos tipos de diagnóstico para comprender parte de su alcance. La
variación de un tipo a otro está dada por el grado de participación de los involucrados en el
proceso de su construcción; Daniel Prieto Castillo (1998) distingue dos tipos: el diagnóstico pasivo
y el diagnóstico participativo.
El diagnóstico de tipo pasivo es llevado a cabo por un grupo de especialistas que toma a las
personas como objeto de análisis sin proponer su participación en el proceso. Se recogen datos
que los definen como sujetos o públicos, se los evalúa y se arriba a conclusiones desde fuera, sin
su participación. En varios casos, los entrevistados o encuestados (dependiendo de las técnicas de
recolección de datos elegidas) no están al tanto de cuál es el fin de esa información que se les
exige.
Al preguntarnos de que manera realizaremos nuestro trabajo, nos estamos preguntando: ¿Cuál
será el método adecuado? Una metodología de análisis de los factores intervinientes en el proceso
se basa en la elección del comunicador que investiga; optará por apelar a la creatividad y a una
complementariedad metodológica en la que pueda convivir lo cualitativo y lo cuantitativo, siempre y
cuando se enmarquen en una cierta cientificidad, guardando una relación directa con el objeto de
estudio.
El método es el camino a través del cual el comunicador- investigador se relaciona con los sujetos
con los que debe comunicarse para llevar adelante su investigación; para entablar dicha relación
deberá basarse en técnicas e instrumentos de recolección de datos. La técnica es orientada por el
método elegido, el cual puede coexistir con distintas técnicas que sirven a la búsqueda de
información. Un trabajo con orientación metodológica de tipo cuantitativa puede usar técnicas
tradicionales como encuestas y entrevistas; mientras que una metodología cualitativa podrá
ampliar un poco más la mirada sobre la población elegida, incluyendo técnicas tales como: la
observación (participante y/o no participante), la entrevista en profundidad (estructurada y/o no
estructurada), los grupos focales, entre otros.
En los diagnósticos de comunicación no solo se toma como fuente de información los medios de
comunicación, como artículos de circulación interna en una institución por ejemplo, sino que se
pone esencialmente el ojo en las relaciones entre los miembros y su relación con el exterior.
Ser comunicador social y diagnosticar situaciones de comunicación son actividades que no deben
ser tomadas a la ligera, como vimos, dependerá del reconocimiento de los contextos, una idea de
comunicación, un método y una responsabilidad ética frente a las necesidades propias y ajenas.
Glosario
Institución: es una organización creada por el hombre para la realización de un fin específico
mediante la conformación de una división del trabajo articulada y coordinada a través de una
fuente de autoridad legítima. “Son el conjunto de las formas y las estructuras sociales instituidas
por la ley y la costumbre, las cuales regulan nuestras relaciones, nos preexisten y se nos imponen”
(Kaes R., 2002)
Planificación: “significa trazar un plan a partir de (…) tiempos, recursos, actividades. Aquí se
distribuyen responsabilidades, según capacidades y disponibilidad de tiempo; se asignan tareas”
(Prieto Castillo, D., 1998, p. 72).
Participación: es “el aporte de cada persona para alcanzar una finalidad y objetivos comunes;
para ello comparten información, las opiniones, las decisiones, las tareas, los recursos y los bienes
y productos obtenidos por el trabajo” (Acotto, L., 2003, p. 63).
Bibliografía
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Cuba.
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