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Mejia Guzman Martin Zaid 3CM05

b) Santo Tomás de Aquino: (Italia 1227 -1274).


-Ideólogo del feudalismo. -División social platónica-aristotélica. -Contradicción principal: Los
hombres son iguales sólo ante Dios por lo cual la explotación terrenal no es injusta. Divide el
trabajo en: quien trabaja y quien manda. -Defiende la propiedad feudal.
- Se inventa al averroísmo (Avorreo) Estudia: dinero, comercio, interés, usura Obras “Teología
contra los ...."

Tanto Thomas Milles como Gerard de Malynes, debido a la importancia que le dieron al
comercio exterior y al control de cambios han sido calificados como bullonistas o metalistas. En
la mente de Malynes todavía estaba anclada en el pasado medieval; así reclamaba contra la
usura y reclamaba el justo precio, y pensaba que las transacciones del comercio exterior
escondían operaciones de usura. Pretendía que el mundo económico fuera estático e
inamovible, y por lo tanto, Malynes era ajeno a los cambios, y debía estar bien regulado por los
gobernantes.
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Jean Bodino Pensamiento económico[editar]


Su primer texto sobre teoría monetaria fue una respuesta a Monsieur de Malestroit, quien había
pretendido negar la subida de los precios a largo plazo. En su escrito, Bodino sostiene que los
precios suben debido a diferentes causas, la principal de las cuales es el aumento de las
cantidades existentes de oro y plata (señalando, además, la influencia de los monopolios y
otras causas).
Publicado en 1568, el texto tuvo gran influencia en Europa. Por largo tiempo fue considerado
como la primera exposición de una teoría cuantitativa del dinero. Pero esa impresión ha sido
cuestionada tras el descubrimiento reciente de una construcción científica anterior sobre esta
materia, elaborada por pensadores de la Escuela de Salamanca (en concreto, por Martín de
Azpilcueta), quienes habían descrito ya los efectos inflacionistas de la masiva importación de
metales. Algunos sostienen que es probable que Bodino haya conocido las ideas de aquella
escuela española (y señalan, en particular, que había coincidido con Martín de Azpilcueta en la
Universidad de Toulouse).
En Los seis libros de la República (en el sexto, en particular), Bodino hace una exposición de
principios económicos mercantilistas, abogando por el establecimiento de limitaciones a la
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salida de materias primas y a la importación de manufacturas no imprescindibles. Sin embargo,


defiende el comercio internacional, sosteniendo que el beneficio de uno no supone
necesariamente pérdida para otro.

Edward Misselden (1608-1654) fue un miembro destacado de los escritores en el grupo de


pensamiento económico mercantilista. Estableció que los movimientos internacionales de
especies y las fluctuaciones en el tipo de cambio dependían de los flujos de comercio
internacional y no de los manejos de los bancos, como se creía en aquella época. Sugirió que
las "vueltas de comercio" deberían ser establecidas para propósitos de análisis estadístico, de
modo que el Estado pudiera regular el comercio en miras de obtener excedentes de
exportación.

Thomas Mun (Londres, 17 de junio de 1571 - 21 de julio de 1641) fue un economista inglés
llamado el último de los primeros mercantilistas. Fue uno de los primeros en reconocer la
exportación de servicios o de los artículos invisibles, como el comercio valioso, e hizo
declaraciones tempranas de fuerte apoyo al capitalismo. Tenía una serie de "medios para
enriquecer un reino", las cuales apoyaban el comercio exterior a través de exportaciones
mayores que las importaciones. En otras palabras, si vas a gastar más de lo que ganas,
entonces tu riqueza disminuye.
Con el fin de aumentar sus exportaciones y disminuir sus importaciones, dijo que es necesario:
1. utilizar todos los recursos disponibles, 2. No seguir las tendencias y si usted sigue las
tendencias entonces sólo siga las nacionales, 3. exportar a través de sus propios medios, 4. si
es demasiado caro para comprar localmente entonces la gente va a comprar en otro lugar.
William petty
Consideraba que las funciones estatales debían comprender, además de las tradicionales
(defensa, justicia, etc.), tres funciones adicionales: sostenimiento de las escuelas y colegios;
financiamiento de los orfelinatos y cuidado de los necesitados; y finalmente, mantenimiento de
los caminos, corrientes navegables, puentes y puertos

Ricardo Cantillon

Un detallado estudio de su Essai permitirá al lector encontrar sus aportes a (1) la epistemología
de la economía que enmarca toda la obra; (2) contribuciones a la microeconomía, donde se
destacan su teoría del valor subjetivo y de la formación de los precios, además de una original
teoría de la empresarialidad;
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Por esta razón, muchos pensadores estiman que Quesnay, fundador del fisiocratismo,
es igualmente el creador de la Economía Política Teórica, apareciendo como el primero
que ofrece una concepción unísona y filosófica de los fenómenos económicos.

j. turgot

Su premisa básica era que se debía, ante todo, respetar el orden natural. Para los Fisiócratas,
los intereses individuales se armonizan espontáneamente, al igual que la naturaleza, por lo que
la autoridad estatal debe incidir lo menos posible en la economía. Por ejemplo, según Turgot es
posible que exista un mercader estafador y un Consumidor incauto, pero el Mercado aportará
sus propios remedios: el Consumidor engañado aprenderá por experiencia y dejará de
frecuentar al mercader timador, el cual caerá en descrédito y, de ese modo, será castigado por
su fraude.

Alfredo Marshall

Su mayor contribución a la Economía fue sistematizar las teorías económicas clásicas y el


desarrollo del concepto de utilidad marginal. Subrayó la importancia del análisis minucioso y la
necesidad de adecuar las teorías a los nuevos acontecimientos. Es considerado uno de los
antecesores de la economía del bienestar. Entre sus obras destacan Principios de
Economía (1890) eIndustria y comercio (1919).

Wilfrido Pareto

Fue un autor muy prolífico. Escribió obras de economía y panfletos antigubernamentales desde
1870 hasta la llegada de Mussolini, criticando el intervencionismo y la falta de democracia. En
la primera etapa de su desarrollo intelectual, que luego tomaría otro giro, fue continuador de
los neoclásicos y demócrata radical.
Pareto fue nombrado profesor de economía (1893) en la Universidad de Lausana, donde
permaneció el resto de su vida. En 1906 hizo la famosa observación de que el 20% de la
población poseía el 80% de la propiedad en Italia, posteriormente generalizada por Joseph M.
Juran en el principio de Pareto (también conocida como la regla del 80-20). En 1909 Pareto
introdujo el índice de Pareto (la medida de la desigualdad de la distribución delingreso) y
mostró el modo de distribución de la riqueza: "a través de cualquier sociedad humana, en
cualquier época o país"3 (ver distribución de Pareto). Esto, a su juicio, explica por qué sus
teorías económicas no coincidían con la realidad observada, y lo empujó al estudio de
la sociología y la política.
Desde esa perspectiva Pareto desechó algunos postulados económicos, sugiriendo que los
individuos actúan basados en elementos instintivos residuales, no lógicos ni racionales 4

Leon Warllace

Jonh Keynes La principal novedad de su pensamiento radicaba en considerar que el sistema


capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores productivos, sino hacia un
equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. Keynes y sus seguidores
de la posguerra destacaron no solo el carácter ascendente de la oferta agregada, en
contraposición con la visión clásica, sino además la inestabilidad de lademanda agregada,
proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos
en la confianza de los inversores. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la
intervención pública directa en materia de gasto público, que permite cubrir la brecha
o déficit de la demanda agregada.1 Está considerado también como uno de los fundadores de
la macroeconomía moderna.

R.F Harrod
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Es famoso por ser coautor del modelo de Harrod-Domar, un modelo matemático pionero sobre
la dinámica del crecimiento económico.

Raul Prebish Escribió numerosas obras, entre las que destacan Introducción a
Keynes (1947); El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales
problemas (1949), considerado por Albert Hirschman como el Manifesto Latino-Americano lo
impulsó a la Secretaría Ejecutiva de la CEPAL; Problemas teóricos y prácticos del crecimiento
económico (1951); Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano (informe de 1963 a
la CEPAL); Transformación y desarrollo: la gran tarea de América Latina (1970); Capitalismo
periférico: crisis y transformación (1981).
Junto con Hans Singer, es el creador de la tesis de Prebisch-Singer, que postula un deterioro
continuo de la relación real de intercambio de las economías primarias, normalmente
periféricas, basado en que la demanda de productos manufacturados crece mucho más
deprisa que la de las materias primas. Para revertir está tendencia, se ideó la Industrialización
por sustitución de importaciones, también conocida como ISI.

Osvaldo Zucke

 Aldo Ferrer El Estado y el desarrollo económico, Editorial Raigal, Buenos Aires, 1956.
 La posguerra, El Cid Editor, Buenos Aires, 1982.
 Poner la casa en orden, El Cid Editor, Buenos Aires, 1984.
 Historia de la Globalización II, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1996.
 El Capitalismo Argentino, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1997.
. Ocupó el ministerio de Economía, la embajada argentina en Francia y la dirección editorial del
diario Buenos Aires Económico.

 Leopoldo Solis La realidad económica mexicana: retrovisión y perspectivas, en 1970.


 La economía mexicana, en 1973.
 El desarrollo estabilizador, en 1977.
 Economic Policy Reform in Mexico. A Case Study for Developing Countries, en 1981.
 El fin del consenso de la postguerra y la crisis de la teoría económica, en 1989.
 La trayectoria analítica de Juan F. Noyola, en 1991.

Victor Urquidi La mayoría de su obra está publicada por el Fondo de Cultura Económica, entre
las que destacan:

 1962 - Viabilidad económica de América Latina


 1996 - México en la globalización
 2000 - La globalización y las opciones nacionales. Memoria
 2005 - Otro siglo perdido. Las políticas de desarrollo en América Latina (1930-2004)

Anibal Quinto La producción bibliográfica de Aníbal Pinto Santa Cruz es abundante, sin
considerar las múltiples separatas o sobretiros de "El Trimestre Económico", de la "Colección
de Estudios de CIEPLAN" o de otras publicaciones donde colaboró con agudos análisis
centrados sobre todo en la realidad americana, los libros que contienen su pensamiento son
igualmente abundantes. He aquí una lista seleccionada:

Selso Furtado Según el autor los mercados sólo generan decisiones globalmente coherentes
en países con un avanzado grado de homogeneidad social. Así cuanto mayor sea la
heterogeneidad social, mayor será la necesidad de una política nacional de desarrollo que
priorice el bienestar social de toda la población y el crecimiento. Por ejemplo, propone para
Brasil hoy:
solucionar los problemas de subalimentación de la población de bajos ingresos, este es
un problema similar al de la seguridad pública,
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concentrar las inversiones en el perfeccionamiento del factor humano de forma de


elevar el nivel cultural de la población y ampliar la oferta de cuadros técnicos,
conciliar el proceso de globalización con la creación de empleo, privilegiando al mercado
interno en la orientación de las inversiones, la capacidad de importar debe ser utilizada
prioritariamente para la adquisición de tecnología.

Corrriente Neoliberal

El neoliberalismo –también llamado nuevo liberalismo o liberalismo tecnocrático– es la


corriente económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las
ideas asociadas al liberalismo clásico oprimer liberalismo desde las décadas
de 1970 y 1980.1 2 Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la
economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la
intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar
las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.3 4 5 Sin embargo, el uso y definición
del término ha ido evolucionando en las últimas décadas6 y no hay un criterio unificado para
determinar qué es «neoliberalismo».
Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica surgida entre los eruditos liberales
europeos en la década de 1930 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino
entre medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y
la planificación económica.7 El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de
evitar nuevos fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido
en los primeros años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo
clásico. En las décadas siguientes la teoría neoliberal tendió a estar en contra de la
doctrina laissez-faire del liberalismo, promoviendo una economía de mercado tutelada por
un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la economía social de mercado.
En la década de 1960, el uso del término disminuyó en gran medida. El término se introdujo de
nuevo en la década de 1980, debido a las reformas económicas realizadas en Chile durante
la dictadura de Augusto Pinochet y que fueron impulsadas y supervisadas por economistas de
la llamada Escuela de Chicago, los Chicago Boys. A partir de aquí, el término empezó a
adoptar connotaciones peyorativas y a ser empleado por los críticos de estas reformas, al
tiempo que el neoliberalismo pasó de defender una postura liberal moderada a una más radical
que incluía la defensa a ultranza del laissez-faire y el capitalismo en general. El término es a
menudo asociado a los trabajos de los economistas liberales Friedrich Hayek y Milton
Friedman.6 También representa y se asocia al conjunto de políticas económicas introducidas
por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en losEstados Unidos.1 Una vez
que se estableció el nuevo significado del término entre los estudiosos de habla hispana,
pronto empezó a ser habitual en los estudios económicos de autores anglosajones. 6
En la actualidad el término mantiene sus connotaciones negativas y es utilizado por sus críticos
como una condena general al liberalismo económico y sus políticas, esto es, la privatización de
empresas estatales y la apertura ydesregularización de los mercados.4 6 La adopción de las
políticas neoliberales y la aceptación de su teoría económica desde la década de 1970 por la
mayoría de los países desarrollados se ven como la causa del hundimiento del sistema
financiero internacional del año 2007 y 2008 que más tarde se manifestó en la llamada Gran
Recesión.8
En el plano económico, se identifica a Milton Friedman (1ª imagen) yFriedrich von Hayek (2ª
imagen) como los principales exponentes de lo que se ha venido a llamar neoliberalismo,
mientras que en el plano político el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan (3ª imagen),
junto a la antigua primera ministra británica Margaret Thatcher (4ª imagen).

De margaret

Como jefa de gobierno, su llegada al poder supuso una completa transformación del Reino
Unido al apoyar la privatización de empresas estatales, de la educación y de los medios de
ayuda social. Sus políticas conservadoras llegaron a ser conocidas como thatcherismo.3
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" Historia del Pensamiento Económico I " - EL RESUMEN


John Maynard Keynes y Friedrich Hayek. Los nombres evocan polos opuestos
del pensamiento sobre la elaboración de la política económica: Keynes suele
ponerse como ejemplo de paladín de la intervención gubernamental
enérgica en los mercados, mientras que Hayek está considerado el
defensor del capitalismo liberal.

Lo que realmente pensaban estos hombres -sobre la economía y uno del otro-
es más complicado, como demuestra Nicholas Wapshott (Dursley, Reino
Unido, 1952) en Keynes Hayek: el choque que definió la economía
moderna. Este vívido relato investiga una de las preguntas económicas
más acuciantes de nuestra época: ¿hasta qué punto debe el Gobierno
intervenir en los mercados? Y en esa búsqueda, sigue el rastro de la relación
recíproca entre los dos hombres que más responsabilidad tienen en la forma en
que abordamos esa pregunta: el economista británico Keynes y el economista
austriaco Hayek. Ambos llegaron a la mayoría de edad intelectual en la
posguerra de la Primera Guerra Mundial. Vivieron el auge económico de los
años veinte y la Gran Depresión y llegaron a opiniones radicalmente distintas
sobre si es sensato permitir que el capitalismo de libre mercado siga su curso.

Keynes llegó a la conclusión de que los mercados no generarían


automáticamente el pleno empleo y que durante las crisis económicas podría
haber largos periodos de paro a gran escala. Sostenía que el Gobierno tenía el
deber de aliviar el sufrimiento de los parados aumentado la demanda agregada
de bienes y servicios.

Nicholas Wapshott, un columnista que colabora con Reuters y ex redactor jefe


de The Times, reconstruye hábilmente el contexto en el que Keynes
formuló su teoría. Durante los años 20, Gran Bretaña tuvo que soportar un
paro elevado de forma persistente. Los sucesivos responsables políticos,
preocupados por el aumento del gasto y la disminución de los ingresos fiscales,
hicieron caso omiso de los llamamientos de Keynes en favor del gasto público,
con lo que desencadenaron lo que él denominaba un “círculo vicioso”.

“No hacemos nada porque no tenemos el dinero necesario”, decía Keynes en


1930 a un comité gubernamental que investigaba las causas de la crisis
económica. “Pero es precisamente porque no hacemos nada por lo que no
tenemos dinero”. Con una tasa de paro que ahora es del 9'1%, he ido tragando
saliva con preocupación a medida que leía estas páginas.

Hayek llegó a una conclusión muy diferente. Tras participar en la Primera


Guerra Mundial, encontró su amada Viena “asolada y la confianza de su pueblo
destruida”, escribe Wapshott. Durante la década siguiente, la hiperinflación
castigó la economía austriaca e hizo desaparecer los ahorros de millones
de personas. Esta experiencia, sostiene Wapshott, volvió a Hayek inflexible
“con quienes defendían la inflación como cura para una economía en quiebra”.
Y llegó a creer “que quienes defendían los programas de gasto público a gran
escala para acabar con el paro estaban incitando no solo una inflación
incontrolable sino también a la tiranía política”.
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De ese modo, escribe el autor, quedaba trazado el frente de la batalla entre


Keynes y Hayek. Pero fue un duelo caracterizado por el respeto mutuo.
Keynes, por ejemplo, compartía la desconfianza de Hayek hacia el socialismo,
mientras que Hayek admitía que, en caso de paro crónico, la planificación
podía funcionar si no conducía a la opresión. Pero seguía siendo un duelo. En
1936, Keynes publicaba Teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero, que abordaba el tema de la economía tradicional y las personas
como Hayek que suscribían sus principios. Entre los blancos de Keynes
había varias ideas aceptadas desde hacía mucho: que los niveles de empleo
están determinados por el precio de la mano de obra, que la oferta genera su
propia demanda y que los ahorros se traducen automáticamente en inversión.

Keynes no esperaba que sus hallazgos condujesen a una violación de la


libertad personal. En lugar de eso, escribe el autor, Keynes creía “que una
sociedad próspera en la que todo el mundo tuviese trabajo era la manera más
segura de mantener la independencia de pensamiento y acción que
consideraba garante de la verdadera democracia”.

Hayek no detalló públicamente ninguna crítica a la Teoría general. Pero en


1944, publicó Camino de servidumbre, que se ha convertido en un clásico
libertario. Hayek pretendía poner en evidencia el socialismo y el fascismo
mostrándolos como males idénticos, y advertir sobre los posibles peligros de la
planificación económica central durante el periodo que siguió a la Segunda
Guerra Mundial. Keynes respondió con rapidez, recordándole que el auge del
nacionalsocialismo estuvo alimentado no por un Gobierno de gran tamaño sino
por el paro a gran escala y el fracaso del capitalismo.

El último tercio del libro se centra en los legados de los economistas. Las ideas
keynesianas estaban en alza durante la posguerra pero, hacia mediados de los
años setenta, con la llegada del bajo crecimiento económico y la inflación -una
combinación que antes se consideraba imposible- daba la impresión, según
Wapshott, de que la Era de Keynes estaba en las últimas.

Durante las décadas siguientes, las ideas de Hayek y sus defensores como
Milton Friedman, que sostenía que la política monetaria y no la fiscal era
la principal herramienta para gestionar la economía, ganaron
influencia.En opinión del autor, la influencia de Hayek quedaba reflejada en el
“Contrato con Estados Unidos” de 1994, la promesa republicana de reducir el
tamaño del Gobierno; en las posteriores leyes de presupuesto equilibrado del
presidente Bill Clinton; y en las operaciones de la Reserva Federal mientras
estuvo presidida por Greenspan.

En 2007, el mercado de las hipotecas de alto riesgo empezó a desmoronarse,


lo que indicaba que “el experimento de varias décadas de duración consistente
en permitir que unos mercados apenas controlados generasen crecimiento y
prosperidad había fracasado”, escribe Wapshott. Durante los dos años
siguientes se produjo un rápido regreso a las recetas keynesianas, que culminó
a principios de 2009 con el programa de recuperación del presidente Obama,
de 787.000 millones de dólares. Por entonces, sin embargo, la vieja lucha
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ideológica había resurgido. “Y tras apenas un silencio de semicorchea, volvió


a estallar la vieja polémica de Keynes y Hayek. Era como si los 80 años
transcurridos no hubiesen pasado”.

Wapshott ha escrito un libro importante. Resulta convincente no solo como


una historia sobre dos pensadores muy característicos y la influencia que
ejercieron, sino también como una narración sobre la toma de decisiones
políticas y las prioridades ocultas. A veces, parece que el autor está tan
subyugado por el carisma de Keynes como algunos de sus discípulos.

Pero estas son sutilezas. Tras el análisis de Nicholas Wapshott se ocultan


preguntas vitales para este momento de la historia estadounidense: ¿qué clase
de sociedad queremos? ¿Cuánta fe tenemos en un organismo individual?
¿Y qué les debemos a nuestros conciudadanos y a nuestro futuro? Estas
mismas preguntas animaron a Keynes y Hayek en una época en la que
también había mucho en juego.

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