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Metas del psicoanálisis

En la práctica, la meta última de todos los enfoques psicoterapéuticos es el mejoramiento de


la calidad del funcionamiento cotidiano del paciente. Sin embargo, como se verá, cada forma
de psicoterapia tiene también objetivos más específicos derivados sobre todo de las bases
teóricas sobre las que se construyó la terapia. En cuanto al psicoanálisis, una meta importante
de la terapia es ayudar a los pacientes a lograr insight o capacidad de introspección sobre las
fuentes y orígenes de sus problemas. Este objetivo se basa en la formulación de Freud acerca
dela importante contribución del inconsciente a la sensación de ansiedad y malestar general.
Debido a que es ese material inaceptable en el inconsciente lo que provoca la ansiedad, el
psicoanálisis intenta ayudar al individuó a ser consciente del material y la información
inconscientes para llevar os al nivel de la conciencia; es decir, ayudar a hacer consciente lo
inconsciente. En realidad, Freud creía que sólo puede cambiarse lo consciente; los conflictos,
pulsiones e impulsos inaceptables que permanecen en el inconsciente no es posible
enfrentarlos y manejarlos de una manera psicológicamente madura y efectiva. Esta
"transferencia" de material del inconsciente al nivel consciente no sólo representa una
ganancia de introspección (insight) por parte del paciente, lo que facilita el proceso de cambio
sino que también reduce o elimina la necesidad del paciente de seguir utilizando mecanismos
de defensa que mantenga ese material inaceptable en el inconsciente. Así, esta reducción en
el uso de los mecanismos de defensa libera la libido, por lo que su energía ahora puede usarse
para un funcionamiento más adaptativo.

Técnicas Psicodinámicas.

Hipnosis

La meta principal del psicoanálisis es ayudar a los pacientes a ser conscientes de sus
sentimientos y recuerdos inconscientes causantes de su ansiedad y que interfieren con su
funcionamiento cotidiano; es decir, hacer lo inconsciente consciente. Dos observaciones
hechas por Freud mientras trabajó con Breuler y Charcot, lo motivaron a usar la hipnosis como
una forma de hurgar en el inconsciente del paciente. Primero Breuler y Freud emplearon la
hipnosis para tratar una joven mujer, Anna O., y encontraron que sus síntomas mientras
estaba hipnotizada. Segundo cuando Anna O. Expresaba emociones fuertes bajo hipnosis, la
intensidad de sus hipnosis parecía disminuir. Con base a esas observaciones, Freud creyó que
la hipnosis podría ser la clave para desentrañar los secretos del inconsciente. Los pacientes
tenían contacto con la información del inconsciente sólo cuando estaban bajo los efectos de la
hipnosis; después de salir del estado hipnótico sus mecanismos de defensa continuaban
asegurando que estarían inconscientes de ese material. Y si los pacientes olvidan que hablaron
acerca de sus sentimientos o materiales ubicados en su inconsciente, no tendrán ganancias
terapéuticas del tal proceso fuera del estado hipnótico.

Freud comenzó a utilizar la hipnosis con sus pacientes, pero encontró que los resultados eran
decepcionantes. Continúo creyendo en la importancia de tener acceso al material
inconsciente, pero sentía que, si los pacientes habían de ser conscientes de ese material, era
necesaria la participación activa del Yo en el proceso. Freud pensaba que la hipnosis no
producía efectos duraderos sobre todo por qué pasaba sobre el yo en el acceso a los
materiales inconscientes. Los pacientes tenían contacto con la información del inconsciente
sólo cuando estaban bajo hipnosis; después de salir del estado hipnótico. En ese sentido Freud
se enfrentó con el problema de tratar de acceder al inconsciente de los pacientes al mismo
tiempo que sorteaba los mecanismos de defensa que permitieran a los pacientes tener
consciencia de ese material.

Asociación libre

En la asociaci6n libre, al paciente, acostado sobre el diván, se le motiva a decir cualquier cosa
que le venga a la mente durante el curso de la sesión terapéutica. Freud (1913) instruía al
paciente a Actuar como… si fuera un viajero sentado cerca de las Ventanas del vagón de un
ferrocarril y describiera a alguien dentro del vagón las vistas cambiantes que ve en el exterior"
(p. 135). En esencia. Freud deseaba que los pacientes aprendieran a ser recipientes pasivos y
reporteros de sus trenes de pensamientos, eliminando el control consciente de este proceso
mental. El terapeuta es sólo un escucha cuidadoso y atento, que .no guía las verbalizaciones
del paciente. De hecho, el terapeuta trata de no interrumpir los pensamientos y el discurso del
paciente a menos que la interrupción ayude al proceso de descubrimiento. Freud suponía que
en esas condiciones no estructuradas y ambiguas, los mecanismos de defensa se relajarían y
los procesos inconscientes podrían emerger. El proceso es muy importante ya que como el
paciente está despierto y consciente a lo largo de este proceso (en contraste con la hipnosis),
cualquier material que se descubra del inconsciente se vuelve parte de la experiencia y los
recuerdos conscientes del paciente.

En este proceso la función del analista es tratar de dar sentido a las secuencias de asociaciones
del paciente. Basado en el principio del determinismo psíquico, el analista trabaja a partir de la
suposición de que cada asociación se relaciona de alguna manera con el contenido de la
verbalización previa. Debido a que los mecanismos de defensa del paciente están relajados o
debilitados por la estructura del ambiente psicoanalítico, el material inconsciente empieza a
emerger con la asociación libre. Es posible que el paciente no esté al tanto del significado o la
importancia de lo que está diciendo en un momento dado; por ello, corresponde al analista
entender e interpretar la importancia del habla algo intrincada del paciente.

Análisis de los sueños

Freud creía que un proceso similar se encuentra involucrado en el análisis de los sueños. Creía
que durante el sueño los controles normales del yo están más relajados de lo que sucede
mientras el paciente está despierto y, en consecuencia, los procesos inconscientes están en
mayor libertad de operar y ser expresados en los sueños. De hecho, Freud (1900, p. 647) se
refería a los sueños como “el camino real al... inconsciente".

Creía que los sueños representan la satisfacción de los deseos y distinguía entre dos niveles de
contenido en el análisis de los sueños contenido manifiesto y contenido latente. Mientras que
el primero se refiere al contenido real del sueño, el segundo se refiere a lo que el contenido
manifiesto representa simbólicamente. Por ejemplo. El contenido manifiesto de un sueño
acerca de un tren que ingresa a un túnel oscuro son el tren y el túnel. En contraste, el
contenido latente puede implicar los sentimientos del paciente acerca de involucrarse en
actividad sexual.
Freud reconocía que las ideas cargadas de deseos no emergen con facilidad en los sueños. Los
individuos mantienen esas ideas y fantasías que componen el contenido latente de los sueños
almacenadas en el inconsciente porque son inaceptables para ellos. Sólo porque el contenido
latente de los sueños está lo suficientemente disfrazado en la forma de un contraído
manifiesto más neutral o aceptable es que puede continuarse con los sueños y recordarlos
cuando se está despierto. Si pudieran reconocer con facilidad el contenido latente las
personas, se tomarían ansiosas y despertarían. De hecho, Freud creía que este mecanismo de
defensa es el que causa las pesadillas pero también es el que despierta a la gente de ellas; es
decir, el contenido latente inaceptable e inductor de ansiedad de los sueños emerge sin
haberlo cambiado lo suficiente como para ser inofensivo, por el101 es tan amenazante para el
yo que la ansiedad despierta a las personas.

Dada la alta tasa con la cual la gente sueño y la tasa relativamente baja con la cual la mayoría
se despierta por pesadillas, los psicoanalistas podrían concluir que obviamente hay un éxito
razonable para disfrazar el contenido latente de los sueños. El proceso de transformar el
contenido latente de los sueños en uno manifiesto se conoce como trabajo de sueño, el cual
ocurre por supuesto, en un nivel inconsciente. Es un proceso auto protector que permite
expresar nuestros deseos y sentimientos inaceptables a un yo relajado, pero de forma
disfrazada.

Al analizar los sueños, el psicoanalista a menudo pedirá al paciente que efectúe una asociación
libre con el contenido manifiesto del sueño, el único contenido del cual tiene conciencia el
paciente. Esas asociaciones proporcionan, a su vez, material adicional para un análisis
posterior. Es poco probable que mi solo. Sueño (o-una sola asociación) dé la respuesta al
acertijo de los problemas del paciente. Más bien, se necesita el análisis de muchos sueños y
asociaciones para revelar patrones consistentes de contenido latente que acercarán al analista
y al paciente a la comprensi6n de las motivaciones, recuerdos e impulsos inconscientes del
paciente.

Resistencia

¿Por qué se lleva tanto tiempo descubrir el contenido latente en las asociaciones libres y los
sueños? En gran medida, la razón de este largo proceso se debe a que el paciente utiliza
mecanismos de defensa. s- emplean mecanismos de defensa para protegerse de experimentar
pulsiones, impulsos, sentimientos y recuerdos inaceptables que nos causarían ansiedad si se
fuera consciente de ellos. Paradójicamente, las principales metas del psicoanálisis van por
completo en contra. de este propósito. En efecto, el proceso del psicoanálisis en realidad
activa y fortalece el uso de los mecanismos de defensa del paciente. Es decir, mientras que el
paciente y el terapeuta intentan traer a la con- ciencia el material inconsciente del paciente,
sus defensas trabajan (inconscientemente) para impedir que esto suceda. Aunque no se le
considera un mecanismo de defensa clásico, como la represión o la proyección, el concepto de
resistencia claramente opera en contra de los esfuerzos del paciente y el terapeuta por
descubrir el material inconsciente. La resistencia, en el contexto del psicoanálisis, puede
definirse como "la tendencia de las fuerzas dentro de los pacientes que se oponen al proceso
de cambio para mejorar" (Mennioger, 1958, p. 104).
Freud reconocía la resistencia como una parte inevitable del psicoanálisis "la resistencia
acompaña al tratamiento paso a paso. Cada asociación, cada acto de la persona sujeta a
tratamiento debe vérselas con la resistencia y representa un compro- misó entre las fuerzas
que luchan por la recuperación y las opositoras (Freud, 1912, p. 103). Debido a que el paciente
ha tenido muchos años de práctica experiencia usando los mecanismos de defensa para
impedir que el material inconsciente inaceptable alcance la conciencia, esas defensas no van a
dejar de operar sólo porque el paciente esté en terapia. La resistencia se muestra de varias
maneras. Por ejemplo, un paciente puede llegar inexplicablemente tarde a una sesión u olvidar
asistir a ella (un fallo especialmente interesante si el paciente ha estado asistiendo de manera
religiosa a las sesiones de terapia tres veces por semana durante los tres últimos años). En la
sesión misma, la resistencia puede verse en la producción más lenta o el bloqueo de las
asociaciones libres del paciente, o en la transmisión de detalles insulsos o nimios de su día.

Cuando es muy fuerte, la resistencia puede incluso llevar al pa-ciente a dejar su terapia ·en
forma prematura. Es importante recordar que, como sucede con todos los mecanismos de
defensa, la resistencia opera a un nivel inconsciente, fuera de la conciencia del paciente. Por
esto, el paciente no se percatará que la motivación subyacente a su terminación de la terapia
es evitar manejar temas cargados de conflictos. Más bien, él creerá que dejó la terapia porque
está "curado'); cree que ahora está mucho más sano psicológicamente de lo que estaba al
empezar la terapia y que se ha beneficiado lo suficiente de ésta como para completar el
tratamiento. Esta terminación prematura del psicoanálisis, disparada por el miedo del paciente
a tratar con temas conflictivos activados durante la terapia, se conoce como "huida a la salud".
Esta acción es una forma de huir de sentimientos o recuerdos problemáticos.

Si el paciente termina el tratamiento de esta manera, los mecanismos de defensa habrán


"ganado". al cumplir su propósito de impedir que el paciente tomara conciencia de conflictos y
sentimientos inconscientes que le habrían causado mayor ansiedad de la que ya está
experimentando. Por desgracia, ésta es sólo una victoria a corto plazo. Los temas y problemas
que llevaron al paciente a la terapia continuarán atormentándolo cuando pase el alivio
inmediato de no tratar con esas dificultades.

Transferencia

Un aspecto primordial de esta alianza terapéutica o relación es el proceso de transferencia.


Freud observó que sus pacientes experimentaban sentimientos hacia él (por ejemplo, ira,
dependencia, atracción sexual) desproporcionados para la naturaleza real de su relación con
ellos. Conjeturó que este comportamiento se debía a que los pacientes se encontraban
reviviendo experiencias y sentimientos del pasado como si estuviesen ocurriendo en el
presente; es decir, los pacientes "transferían" sus sentimientos inconscientes a su relación con
Freud.

Freud creía que la transferencia era un proceso inconsciente para manejar conflictos internos.
Por ello, la relación del paciente con el analista es una representación de sus conflictos
inconscientes. Todo acerca de esta relación proporciona señales del inconsciente del paciente,
por lo que debe analizarse e interpretarse con el fin de ayudar al paciente a entender sus
problemas subyacentes.
La transferencia Ocurre en un nivel inconsciente y, por lo tanto, no es un proceso lógico. La
transferencia no respeta la lógica, tiempo o lugar. En consecuencia, el paciente puede
responder a un analista como si éste fuera su madre rechazarte o a una analista como si ella
fuera su hermano celoso. Freud reconocía que la transferencia no es una situación exclusiva de
la relación psicoanalítica, sino que también se da en cualquier relación humana en la cual el
individuo proyecta en otra persona sus propios conflictos, deseos, atributos, etc. Lo que sí es
único acerca de la transferencia en la relación psicoanalítica es el uso que se da a esta
situación analizándola y utilizándola para promover el cambio. La relación de transferencia es
fundamental en el psicoanálisis porque trae al presente las necesidades y conflictos
inconscientes del paciente, haciéndolos visibles y accesibles a su conciencia.

Como la relación de transferencia era inmediata y evidente en la conducta del paciente


durante la sesión terapéutica, Freud creía que el análisis de la relación de transferencia era la
técnica más poderosa para hacer al inconsciente consciente y resolver conflictos inconscientes.
La transferencia no requería el recuerdo de los sueños, ni se basaba en una técnica especial
como la hipnosis. En la medida en que el analista fuera un escucha sensible pero pasivo, hasta
cierto punto, el paciente inevitablemente re experimentaría, o transferiría al terapeuta los
sentimientos y conflictos reprimidos. Esta relación se volvía incluso más imperiosa, ya que el
analista re presentaba una figura de autoridad para el paciente la cual era una recreación
poderosa de los actos autoritarios de la relación padre-hijo, Como los conflictos y problemas
más importantes estaban enraizados en las relaciones padre-hijo, según creía Freud, la
relación terapeuta-paciente se convertía en un contexto natural en el cual un paciente podía
re experimentar esos conflictos pasados.

Los propios psicoanalistas no son del todo inmunes a la transferencia; cuando el analista
experimenta sentimientos de transferencia hacia el paciente, esto se conoce como
contratransferencia. La contratransferencia puede tomar varias formas: soñar con un paciente,
olvidar una cita, llegar tarde a una sesión, entre otras. Si no sé reconoce y trata de manera
temprana, la contratransferencia dificulta el progreso de la terapia.

Catarsis

Como Karon y Widner (1995) observan, Freud pensaba que un conocimiento no emocional e
intelectual de los sentimientos y materia les previamente inconscientes es insuficiente para
producir un cambio duradero de personalidad. El inconsciente no será afectado por el
conocimiento estéril del conflicto. Se requiere, más bien, que el paciente experimente con
profundidad esos sentimientos y conflictos y llegue a verlos de una nueva manera. A veces,
esta experiencia de los sentimientos toma la forma de la liberación de emociones poderosas
reprimidas o cuya expresión directa ha sido bloqueada A este proceso Se le conoce como
catarsis. “El conocimiento del poder de la catarsis se remonta a los antiguos griegos, quienes
creían que evocar las emociones era un procedimiento efectivo al proporcionar alivio del
sufrimiento emocional. De manera interesante, la investigación reciente del profesor James
Pennebaker de la University of Texas ofrece validación empírica de los efectos paliativos de la
expresión emocional.

Interpretación y elaboración
En el psicoanálisis el paciente debe lograr, al mismo tiempo, un nuevo nivel de introspección
(insight) intelectual y emocional, así como la comprensión de su conducta. Esta introspección y
comprensión requieren que el analista interprete el material previamente reprimido por el
paciente. Una interpretación terapéutica a menudo supone replantear la conducta o los
Sentimientos del Paciente en un nuevo lenguaje y marco de referencia. En este caso, el marco
de referencia es la teoría psicoanalítica. Las interpretaciones son lo que el analista. dice al
paciente acerca de sus Conflictos con el propósito de ayudarle a incrementar su Conocimiento
de sí mismo y de sus experiencias (Brenner, 1995). Las interpretaciones comunican al paciente
el significado subyacente de una conducta. Entre las interpretaciones más importantes se
encuentran las que se centran en la relación de transferencia entre el paciente y el terapeuta
(Piper, Joyce, McCallum y Azim, 1993). Por ejemplo, un psicoanalista puede interpretar cómo
el terapeuta representa una figura de autoridad para el paciente y cómo parece que el
paciente recrea conflictos anteriores no resueltos dentro de la relación terapéutica.

Al realizar una interpretación efectiva. el analista debe considerar si el cliente es capaz de


aceptar la interpretación. Si la interpretación se ofrece demasiado pronto; es decir, antes de
que el cliente esté listo para escucharla, será rechazada y será incluso más difícil que el cliente
la escuche y la acepte en un momento posterior del tratamiento, Por consiguiente, es
importante que las interpretaciones sean oportunas. En general, el analista debería empezar
desde la "superficie"; es decir, con material cercano a la conciencia y luego profundizar en el
inconsciente sólo en la medida en que el cliente sea capaz. El analista también trata de
formular interpretaciones concernientes a las defensas o resistencias del paciente antes de
interpretar los conflictos o emociones que subyacen a ellas.

Como puede suponerse, suele ser difícil para el paciente aceptar una sola interpretación del
Uso de un mecanismo de defensa o de un conflicto subyacente. Después de todo, el paciente
ha pasado la mayor parte de su vida defendiéndose de los temas y conflictos inconscientes y
evitando tratar eón las defensas. Debido a esto, es poco probable que tenga mucho impacto
una sola interpretación de que la indefensión del paciente en realidad es una forma
inconsciente de agresión. En consecuencia, deben ofrecerse varias interpretaciones del mismo
tema o conflicto, repetidas desde diferentes perspectivas y contextos para convencer al
paciente de cómo el conflicto afecta su vida de manera penetrante y adversa en una variedad
de dominios. El paciente debe ser consciente de cómo afecta el conflicto su vida en sus
relaciones interpersonales, el trabajo. el hogar, la vida social, el juego, etc. Este proceso -las
repetidas interpretaciones delos deseos, sentimientos y recuerdos inconscientes del paciente
por parte del analista y la experimentación y redescubrimiento de esas interpretaciones en
muchos contextos por parte del cliente- se conoce como elaboración. Este proceso es, en gran
medida, el responsable de la considerable duración del psicoanálisis.

Técnicas Psicodinámicas.

Psicología del Yo.

Una de las primeras derivaciones o descendientes de la teoría psicoanalítica la desarrolló, en


parte, la hija de Freud, Anna. A esta derivación se le conoce como psicología del Yo, la cual
resalta la relativa importancia del yo sobre las funciones del ello y el superyó. Freud había
descartado la importancia de los factores biológicos en la comprensión de la conducta humana
y escribió con gran detalle acerca del papel de los instintos, los cuales albergados en el ello.
Relegó al yo al papel de sirviente del ello y de sus pulsiones y minimizó el efecto que ejercía el
ambiente sobre el funcionamiento de las personas.

Los psicólogos del yo sintieron que éste podría desempeñar un papel más importante en la
terapia que el que la teoría de Freud le concedía. Con esta propuesta tuvieron un impacto
considerable en el campo de la psicoterapia, tanto con niños como con adultos.

El tratamiento basado en los principios de la psicología del yo no es un salto cuántico que lo


aleje del psicoanálisis ortodoxo; sin embargo, difiere en su punto de enfoque. En lugar de
concentrarse en instintos y necesidades profundamente enraizados y de tomar como objetivo
las experiencias de la niñez temprana, el análisis del yo se concentra, de manera más directa,
en las dificultades y conflictos actuales y se esfuerza por fortalecer el funcionamiento del yo.
Esas metas se logran, en parte, al obtener la cooperación activa del paciente y fortificando en
forma directa los aspectos efectivos y adaptativos del yo y su interacción con el ambiente,
intentando ayudar a los pacientes a reconocer y construir sobre sus fortalezas. El análisis del
yo es, en cierto Sentido, más un proceso de nueva crianza o reeducación de lo que es el
psicoanálisis, al cual Freud veía como reconstructivo. Por lo consiguiente, el tratamiento desde
una perspectiva analítica del yo es mucho más corto que las formas más ortodoxas del
psicoanálisis.

Un aspecto que merece destacarse fue que el énfasis puesto por Anna Freud (1928, 1946) en
el yo, los mecanismos de defensa y el ambiente como determinantes importantes de la
conducta, la llevó a desempefi.ar un papel importante en el desarrollo del tratamiento
psicoanalítico dirigido a los niños. Con Melanie Klein (1932, 1955), una psicoanalista británica,
Anna Freud jugó un papel decisivo en concentrar la atención en la aplicación de los principios
psicoanalíticos para ayudar a los niños perturbados. Tanto Anna como Klein usaron el juego en
lugar de la asociación libre como técnica para entender a la naturaleza de las dificultades
experimentadas por los niños y para ayudarlos en el tratamiento. Mientras la hija de Freud
consideraba que para los niños el juego era un medio esencial que fortalecía su relación con el
terapeuta, Klein se centraba más explícitamente en el significado simbólico del juego. De
hecho, en la medida en que Klein desarrollaba su práctica con los niños, empezó a destacar la
importancia del primer año de vida y planteó que la calidad de la relación del infante con su cui
dador, en ese primer año, es de enorme importancia para determinar qué tan bueno será el
funcionamiento psicológico del infante en los años posteriores. Este énfasis puesto en la
relación del infante con otra persona (u "objeto", como Klein llamaba al cuidador) contribuyó
al crecimiento de la teoría de las relaciones objétales y al tratamiento basado en este punto de
vista.

Relaciones objétales.

Una segunda derivación del psicoanálisis es la terapia basada en el trabajo de los teóricos de
las relaciones objétales como Otto Kemberg, Heinz Kobut, Margare Mahler y Jobn Bowlby. Los
teóricos de las relaciones objétales discrepaban, en esencia, con Freud en la idea de que lo que
motiva a la gente son los instintos sexuales y de agresión. En lugar de ello. postulaban una
visión más positiva de la naturaleza humana, como la de que la gente se encuentra motivada,
por buscar el contacto social y por vincularse con otra persona u "objeto". En particular, la
relación entre un infante o niño pequeño y su cuidador es muy importante en el
moldeamiento de las características del sí mismo y en la calidad de las relaciones subsecuentes
del individuo. Dado este énfasis, la terapia basada en la teoría de las relaciones objétales
explora la naturaleza de las relaciones interpersonales del paciente y razones de posibles
deficiencias en esas relaciones que puedan surgir de las experiencias interpersonales
tempranas.

Desde el punto de vista de las relaciones objétales, un propósito importante del tratamiento
no sólo es entender las relaciones interpersonales de la niñez y la forma en que esos patrones
se repiten en la vida adulta sino también, y con igual importancia, ayudar al paciente a
reconocer las conductas y actitudes interpersonales problemáticas usando la relación de
transferencia con el terapeuta como prototipo, o ejemplo principal, de esas dificultades
interpersonales. Otros terapeutas se han inspirado en la teoría de las relaciones objétales para
formular un tratamiento centrado más explícitamente en lo interpersonal, una forma de
terapia.

Terapia dinámica a corto plazo

Los métodos de psicoterapia psicodinárnica breve o de tiempo limitado emergieron primero


de la insatisfacción de varios de los seguidores de Freud, quienes sentían que el proceso de
psicoanálisis se había vuelto in- necesariamente largo y engorroso, señalaban que era posible
motivar el desarrollo de la transferencia en la relación terapéutica, traer conflictos
inconscientes a la conciencia mediante el análisis de la relación de transferencia y ofrecer
interpretaciones de manera mucho más rápida de lo que: Freud había permitido.

Los inicios más contemporáneos de las terapias actuales a corto plazo tuvieron lugar en la
década de 1970, cuando varios grupos de clínicos empezaron a experimentar
sistemáticamente con técnicas psicoanalíticas en el contexto de la psicoterapia a corto plazo,
Malan (1976, 1979) en Inglaterra, Sifneos (1972, 1987) y Mann (1973) en Boston, y · Davanloo
(1978, 1980) en Montreal crearon formas breves de terapias con orientación psicoanalítica
que, aun cuando se basaban en el modelo freudiano de psicopatología, permitían al terapeuta
ser más activo en la interpretación de las experiencias emocionales del paciente con el
terapeuta (es decir, la relación de transferencia). Esas terapias se llevaban de 12 a 50 sesiones
y se centraban más explícitamente en el problema que el psicoanálisis ortodoxo. De manera
colectiva, demostraron que los pacientes que sufrían de lo que podía caracterizarse como
antiguos problemas caracterológicos y neuróticos podían mostrar un cambio duradero
después del tratamiento con una terapia de orientación psicodinámica en un tiempo mucho
más corto de lo que antes se creía posible.

Terapia interpersonal

Dentro del desarrollo de los enfoques psicodinámicos de la psicoterapia, qui-zá el alejamiento


más dramático de los conceptos y métodos originales freudianos se encuentra en las
aproximaciones interpersonales a la psicoterapia. Los psiquiatras Harry Stack Sullivan (1953,
1956) y Adolf Meyer (1957) ofrecieron las primeras teorías interpersonales sistemáticas dela
psicopatología y la psicoterapia. Al igual que Freud, Sullivan creía que las raíces de las
relaciones interpersonales se encuentran en las experiencias de la niñez temprana. Sin
embargo, a diferencia de Freud, Sullivan sentía que las manifestaciones más importantes de
esas experiencias y en última instancia su resolución, estaban en las interacciones y relaciones
sociales actuales de la persona. Por lo tanto, de acuerdo con Sullivan, era necesario que el
énfasis del tratamiento cambiara del individuo y la resolución de las relaciones pasadas al
desarrollo exitoso de las interacciones interpersonales actuales. Sullivan proponía que el
analista, en lugar de esperar con paciencia y en silencio a que los deseos ocultos aparecieran a
través de la asociación libre y juego hacer interpretaciones, indagara activamente acerca de las
interacciones y relaciones interpersonales del paciente, aunque se mantenía el énfasis en
establecer un vínculo con los orígenes en la niñez de esos patrones interpersonales.

Los estudios recientes sobre la importancia de las relaciones sociales y el estrés social en la
psicopatología (por ejemplo: Dohrenwend, 2000; Eaton, 2001) y sobre el papel de los vínculos
de apego interpersonal a lo largo del ciclo de vida (por ejemplo, Roberts, Gotlib y Kassel, 1996)
han proporcionado apoyo adicional a la relevancia de las aproximaciones interpersonales al
tratamiento de la depresión y otros trastornos. Por ejemplo, se ha encontrado que las
personas deprimidas, los individuos con trastornos alimentarios, los pacientes con trastorno de
angustia y las personas que experimentan dificultades con el abuso de sustancias tienen redes
sociales más pequeñas y brindan menos apoyo que los controles normales. También se ha
encontrado que la gente con depresión, ansiedad o alcoholismo experimenta dificultades
matrimoniales importantes (por ejemplo, Da Costa, Larouche, Dritsa y Brender, 1999; Kelly,
Halford y Young, 2000; Kung, 2000). De hecho, ahora hay trabajos de investigación que
sugieren que vivir con un cónyuge o un padre muy crítico o muy negativo en sus comentarios y
conducta pone a los pacientes deprimidos y esquizofrénicos en mayor riesgo de recaída o
recurrencia del trastorno (Hooley y Gotlib, 2000). Los hallazgos empíricos como ésos ofrecen el
impulso para que los investigadores continúen desarrollando y perfeccionando los modelos de
enfoque interpersonal a la psicoterapia. Esos modelos, por lo general, no realizan suposiciones
acerca de las causas subyacentes de la psicopatología (por ejemplo, Mufson, Moreau,
Weissman y Klermant 1993; Weissman y Markowitz, en prensa), sino que más bien se centran
en el contexto interpersonal] donde los síntomas actuales se desarrollan y mantienen. El
propósito principal del terapeuta es cambiar los patrones de interacciones interpersonales
auto derrotistas del paciente. La terapia· es breve y el terapeuta es más directivo y activo que
en otras formas de psicoterapia psicoclínica. Sin embargo, de trianera similar al TLDP, el
terapeuta usa su relación con el paciente como un medio importante de identificación de
conductas y patrones de comunicación desadaptados.

Es probable que la aplicación más sistemática y extensiva de la psicoterapia- interpersonal sea


la psicoterapia interpersonal (IPT, interpersonal psychotherapy) desarrollada por Gerald
Klerman Y.Myma Weissman para el tratamiento de la depresión (Weissman y Markowitz, en
prensa; Weissman, Markowitz y Klerman, 2000). La lPT se conduce sobre todo como una
terapia de corto plazo"(aproxi-madamente 16 semanas) pero también se ha modificado para
usarse como terapia de mantenimiento en el tratamiento a largo plazo de pacientes con
depresión recurrente o crónica. La IPT se diseñó con el objeto de reducir los síntomas
depresivos educando al cliente acerca de la naturaleza y curso de la depresión. Una meta
importante de la IPT es cambiar el funcionamiento interpersonal del paciente alentando
expresiones más efectivas de las emociones, comunicación más clara con otras personas
significativas y mayor comprensión de la conducta del paciente en las interacciones
interpersonales. La lógica de la IPT es que, al resolver los problemas interpersonales en la
terapia, el paciente mejorará su situación y, al mismo tiempo, aliviará los síntomas de su
episodio depresivo. Aunque muchas de las técnicas utilizadas en la IPT son similares a las
empleadas en otras formas de psicoterapia psicodinámica, la IPT también incluye técnicas
específicas para seleccionar un foco para el tratamiento de la depresión.

Una versión algo diferente de la psicoterapia interpersonal para la depresión la desarrollaron


David Shapiro y sus colegas como parte del proyecto de psicoterapia Sheffield en Inglaterra
(por ejemplo, Barkham et al., 1996; Hardy, Shapiro. Stiles y Barkham, 1998; Shapiro et al.,
1995). Este enfoque se basa en el modelo coloquial de psicoterapia de Hobson (Davenport,
Hobson y Margison, 2000; Hobson, 1985) y utiliza los conceptos psicodinámicos,
interpersonales y experienciales al centrarse en la relación terapeuta cliente como una forma
de revelar y resolver las dificultades interpersonales. El método resalta la negociación entre el
terapeuta y el cliente, un lenguaje de reciprocidad y el uso de afirmaciones más que de
preguntas (Shapirti et al., 1995). De manera similar, a la aproximación clásica al análisis de la
transferencia, este método ve la relación terapeuta-Cliente como. un reflejo de los problemas
interpersonales considerados la fuente principal· de la depresión.

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