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ABREVIADO:
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INTRODUCCIÓN
A pesar de vivir en esta era moderna del Siglo XXI, nuestros cuerpos están mejor
adaptados a la vida en un entorno natural. Esto podría ser debido a que hace 6-7
millones de años, nuestros antepasados comenzaron su evolución a partir de un
subconjunto de los primates hasta nuestra forma actual, y que los primeros humanos
han pasado más del 99,99% de ese tiempo conviviendo en un entorno natural. Si
definimos el comienzo de la urbanización a partir de la Revolución Industrial, menos del
0,01% de la historia de nuestra especie ha vivido en un entorno moderno. La brecha
entre los entornos naturales, a la que nuestras funciones fisiológicas están mejor
adaptadas, y el medio urbanizado y artificial en el que actualmente habitamos la
mayor parte de la población, es la causa del "estado de tensión" en los humanos
modernos. Además, la aparición de "megaciudades", como Tokio, Mexico D.F. o Nueva
York, con más de 10 millones de habitantes, ha tenido una enorme influencia en los
estilos de vida de los humanos modernos (Tanaka et al. 1996; Dye, 2008). Los cambios
también en nuestro entorno han sido vertiginosos durante las últimas tres décadas,
incluyendo el uso generalizado de ordenadores y teléfonos inteligentes. En 1984, el
psicólogo clínico estadounidense Craig Brod acuñó el término "Tecnoestrés" (Brod,
1984), haciendo referencia a las tecnologías que nos exponen a elementos artificiales y
que pueden exacerbar nuestros niveles de estrés.
http://www.dailymotion.com/video/x3z76pa_felicidad-la-llamada-de-la-
naturaleza_school
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vitalidad, felicidad y la satisfacción con la vida, en comparación con las menos
conectados con el medio natural (Capaldi, Dopko y Zelenski, 2014).
Muchos estudios convencionales (Ulrich y Addoms, 1981; Ulrich, 1984; Kaplan y Kaplan,
1989; Ulrich et al., 1991; Kaplan, 1995) han señalado los beneficios de la terapia de la
naturaleza, pero hay una falta de datos que pueden arrojar luz sobre estos beneficios
en el cuerpo usando la medicina basada en la evidencia (MBE), traducido en variables
tales como la actividad del cerebro, del sistema nervioso autónomo, endocrino e
inmunológico. La terapia de la naturaleza se define como "un conjunto de prácticas
dirigidas a través de la exposición a estímulos naturales, que inducen a un estado de
relajación fisiológica y un incremento de las funciones inmunológicas para prevenir
enfermedades" (Miyazaki, Song e Ikei, 2015). Uno de los efectos más claros es que las
fitoncidas (aceites esenciales presentes la madera de determinados árboles) aumenta
la expresión a nivel inmunológico de las células NK (asesinas naturales), de la perforina
(proteína mediadora de la destrucción celular), granzima A (una proteasa que controla
las infecciones bacterianas) y la granulisina (proteína que induce el suicidio
programado de otras células) (Li et al., 2006; Li et al., 2009).
A partir 1996, se publicaron en Japón las primeras investigaciones sobre los efectos
fisiológicos de permanecer en un entorno de boscoso (Miyazaki y Motohashi, 1996;
Selhub y Logan, 2012; Lee et al., 2012; Craig y Logan, 2016). Desde entonces, se han
redoblado los esfuerzos por conocer los beneficios de esta “terapia del bosque” y, sobre
todo, conocer cuáles son las variables fisiológicas implicadas (Song, Ikei y Miyazaki,
2016).
En los últimos años, ha habido una creciente atención en la investigación del uso del
medio boscoso como un lugar para la promoción de la salud. (Selhub y Logan, 2012). A
este procedimiento para promocionar la salud mediante la relajación en un entorno
forestal también se le ha llamado "baño de bosque”. En 1990, un estudio preliminar
destinado a investigar el efecto fisiológico de "Shinrin-yoku" utilizó los niveles de
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cortisol en saliva como un marcador de la hormona del estrés (Miyazaki y Motohashi,
1996). Aunque el tamaño de la muestra era pequeña, el resultado indicó que la
permanencia durante un tiempo en un entorno forestal podía reducir el estrés. Desde
2005 a 2015, se han publicado varios experimentos fisiológicos en los que 744
participantes han pasado una semana en 62 bosques distintos ubicados por todo
Japón. Los indicadores fisiológicos ha descubierto una clara disminución en los niveles
de cortisol en saliva (Park et al., 2007; Tsunetsugu et al., 2007; Lee et al., 2009; Park et
al., 2008; Park et al., 2010; Tsunetsugu, Park y Miyazaki, 2010; Lee et al., 2011; Park et
al., 2016), menor variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC) (Park et al., 2009; Park et
al., 2010; Lee et al., 2011; Tsunetsugu et al., 2013; Lee et al., 2014; Park et al. 2016),
incremento de la actividad del sistema nervioso parasimpático (Park et al., 2009;
Tsunetsugu, 2013), disminución de la presión arterial (Lee et al., 2009; Park et al., 2009;
Tsunetsugu et al., 2007; Park et al., 2016), y de la frecuencia cardíaca (Lee et al., 2009;
Park et al., 2009; Lee et al., 2011).
http://www.dailymotion.com/video/x41ot8q_felicidad-y-salud-terapia-del-bosque-
fitoncidas-shinrin-yoku_school
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En un experimento publicado en 2010 se llevó a cabo la “terapia de bosque” reclutando
a 280 participantes (edad media: 21,7 años), procedentes de 24 localidades japonesas
(Park et al., 2010). El grupo de control procedía de entornos urbanos de las respectivas
prefecturas. Los participantes de cada localidad fueron 12 estudiantes universitarios
varones, que fueron divididos en dos grupos de seis personas cada uno. En el primer
día, un grupo visitó el entorno forestal, mientras que el otro grupo visitó en el entorno
urbano; en el segundo día, se cambiaron los grupos. A su llegada al sitio determinado,
los participantes se sentaron 15 minutos en sillas para contemplar los paisajes de sus
áreas asignadas. También caminaron otro cuarto de hora alrededor de sus áreas. Los
investigadores midieron los niveles de cortisol en saliva, presión arterial sistólica y
diastólica, el pulso y la VFC. Los resultados indicaron una disminución de los niveles de
cortisol del 13,4% después de permanecer sentados el área de bosque en comparación
con la zona urbana. La frecuencia del pulso y la presión arterial sistólica y diastólica
fueron inferiores en un 6,0%, 1,7% y 1,6%, respectivamente. La actividad del sistema
nervioso parasimpático se incrementó un 56,1% durante la terapia de bosque, con una
disminución de la actividad del sistema nervioso simpático de un 18,0%. Cuando dieron
un paseo por el bosque, los niveles de cortisol cayeron un 15,8% en comparación con el
grupo de control urbano. La frecuencia del pulso y la presión sistólica y diastólica un
3,9%, 1,9% y 2,1% inferiores, respectivamente. La actividad parasimpática aumentó en
102,0%. Los resultados después de caminar fueron un poco mejores, pero similares a
los obtenidos en la posición de sentado. Estos hallazgos fueron casi idénticos a los de
un experimento publicado en 2012 y realizado con 420 participantes procedentes de 35
lugares distintos (Park et al., 2016).
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En 2007, se midió la actividad de la corteza prefrontal (concentración de hemoglobina)
utilizando espectroscopia cercana al infrarrojo (NIRS) en una muestra de voluntarios
(TRS) (Park et al., 2007). La concentración de hemoglobina total se redujo tras el paseo
por una zona boscosa en comparación con un paseo urbano.
En contraste con la mayoría de los estudios previos que experimentó con participantes
sanos con una media de 20 años de edad, otro estudio evaluó los efectos de un paseo
por el bosque durante 17 minutos en participantes hipertensos de mediana edad (20
varones con edad media de 58,0 años; presión arterial sistólica: 151,2 mmHg; presión
arterial diastólica: 90.7 mmHg) usando la VFC y la frecuencia cardíaca como variables
(Song et al., 2015). Los voluntarios caminaron por un bosque de coníferas con
abundancia de cipreses o por un área urbana. Los resultados mostraron que caminar a
través del bosque disminuyó significativamente el ritmo cardíaco y la presión arterial,
en comparación con hacer la misma actividad en la zona urbana.
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Tres estudios realizados por Li et al. (2007, 2008a, 2008b) demostraron un efecto
potenciador de la terapia de bosque en pacientes con sistemas inmunológicos
debilitados. Para ello se reclutaron 12 varones, de edades comprendidas entre 37 y 55
años, para observar los efectos de la terapia del bosque (2 noches y tres días) sobre las
células asesinas naturales (NK) (Li et al., 2007). Las células NK (del inglés “Natural
Killers”) son componentes importantes en la defensa inmunitaria innata. Comparten un
progenitor común con los linfocitos T. Son originarias de la médula ósea y son grandes
y granulares. Estas células no destruyen los microorganismos patógenos directamente,
sino que tienen una función más relacionada con la destrucción de células infectadas o
que puedan ser pre-cancerígenas o directamente cancerígenas.
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En 2008 se publicó otro experimento con un diseño similar en lo referente a muestras y
variables, y los resultados mostraron efectos casi idénticos (Li et al., 2008a). Ese mismo
año, otro estudio metodológicamente muy parecido (2 noches y 3 días de terapia de
bosque) realizado con enfermeras de edades comprendidas entre los 25 y los 43 años
también mostró mejoras en la actividad de las células NK, lo que demuestra una
eficacia similar de este tipo de terapia tanto en hombres como en mujeres (Li et al.,
2008b)
Li et al. también estudiaron los efectos a largo plazo de la terapia bosque (Li et al.,
2008a, 2008b). Se tomaron muestras de sangre una semana y un mes después de que
los participantes masculinos y femeninos de los experimentos antes mencionados
hubieran regresado al trabajo. Las células NK mostraron altos niveles de actividad, que
se mantuvieron en ambos grupos durante una semana, pero en el caso de los varones
duró hasta un mes.
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pasaron tres noches y cuatro días de estancia en un hotel en las cercanías de Tokio
mientras varios difusores esparcían este aceite esencial. Los resultados mostraron que
la actividad de las células NK se incrementó, con una mejora de las funciones
inmunológicas (Li et al., 2009).
En esta misma línea de investigación, se quiso probar los efectos de este aceite
esencial de Hinoki sobre la actividad cerebral y la actividad nervioso autónomo. El
experimento se llevó a cabo en una cámara de clima artificial con variables
controladas, con una temperatura de 25 grados, una humedad del 50% y una
iluminación de 230 lux. Un total de 13 estudiantes universitarias (edad media: 21,5
años) fueron expuestas a aceites de hojas de ciprés Hinoki durante 90 minutos con los
ojos cerrados, mientras que un grupo de control solo respiraba aire sin sustancias
volátiles en las mismas condiciones. La estimulación olfativa con este aceite esencial
indujo una reducción de las concentraciones de oxihemoglobina en la corteza
prefrontal y el aumento de la actividad nervioso parasimpático, induciendo una clara
relajación fisiológica (Ikei, Song y Miyazaki, 2015).
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TERAPIA DE ESPACIOS URBANOS VERDES
Los efectos de los espacios verdes urbanos están atrayendo la atención como otra
fuente accesible de naturaleza. Recientes estudios demográficos han encontrado una
asociación positiva entre la exposición a espacios verdes urbanos y la salud general
percibida de los residentes en ciudades (Takano, Nakamura y Watanabe, 2002). Vivir
en zonas urbanas con espacios verdes accesibles para caminar aumenta la longevidad
de las personas mayores, independiente de su edad, sexo, estado civil, estado funcional
basal y nivel socioeconómico.
En uno de los primeros estudios realizados sobre esta temática, se pidió a los
participantes que caminaran en un parque urbano durante la primavera, mientras el
grupo de control caminaba distancias idénticas por calles cercanas al parque. Los
niveles de temperatura fueron de 24,7 grados y una humedad del 39% en el parque
urbano, y de 27 grados y 37% de humedad en el entorno urbano. Los indicadores
fisiológicos fueron la frecuencia y variabilidad cardíaca medidos en 17 estudiantes
universitarios varones (edad media: 21,2 años). Los participantes se dividieron en
grupos contrabalanceados, que caminaron por ambos ambientes durante 15 minutos.
Los resultados mostraron que caminar por el parque (en comparación con las calles
aledañas) produjo una disminución de la frecuencia cardíaca, inhibiendo la actividad
del sistema nervioso autónomo simpático y aumentando la del parasimpático (Song et
al., 2014). El mismo experimento se replicó en otoño con 23 varones universitarios
(edad media: 22,3 años) que caminaron durante 15 minutos, con una temperatura de
18 grados y una humedad de del 72% en el parque y otra de 19,2 grados y del 65% de
humedad en las calles cercanas. Los resultados indicaron que un breve paseo en un
parque urbano durante el otoño incrementó la actividad del sistema nervioso
parasimpático, suprimió la actividad nerviosa simpática, y produjo una significativa
reducción de la frecuencia cardíaca (Song et al., 2015). Finalmente, los autores lo
replicaron en invierno (13,8 grados y 51% de humedad) y obtuvieron resultados muy
similares a las otras estaciones (Song et al., 2013). A partir de esto, podemos concluir
que pasear por un parque urbano tiene un efecto de relajación fisiológica, incluso en
invierno.
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Recientemente, la jardinería urbana ha atraído la atención de los investigadores como
otra fuente de acceso exposición a la naturaleza. Para estudiar sus efectos, se
estudiaron los posibles efectos fisiológicos relajantes que produce permanecer en un
jardín de kiwis. Diecisiete mujeres participantes adultas (edad media: 46,1 años) se
sentaron para contemplar un jardín de kiwis durante diez minutos. El grupo de control
solo visionó edificios. Los resultados revelaron que el estímulo visual del jardín de kiwis
indujo un aumento de la actividad nervioso parasimpático, y produjo un estado de
relajación fisiológica (Igarashi et al., 2015).
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TERAPIA DE PLANTAS
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Por otra parte, se estudió los posibles efectos relajantes de las plantas de hojas (que se
encuentran comúnmente en los hogares y oficinas) sobre un total de 85 estudiantes de
secundaria (41 hombres y 44 mujeres, edad media: 16,5 años). Las plantas de interior
empleadas como los estímulos visuales consistieron en tres macetas de la dracaena
rayada (Dracaena deremensis). Los participantes fueron expuestos al estímulo visual de
las plantas durante 3 minutos a una distancia de aproximadamente 55 cms. de las
plantas. Los resultados mostraron una disminución de un 5,6% de la actividad del
sistema nervioso simpático en comparación con la de los controles no expuestos a
plantas (Ikei et al., 2014b)
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También se estudiaron los posibles efectos fisiológicos relajantes mediante imágenes
tridimensionales (3D) de la naturaleza. La estimulación visual a través de la exposición
a imágenes de la naturaleza es un medio conveniente para ponerse en contacto con la
naturaleza en nuestra estresada sociedad moderna. Se espera que la estimulación
visual con imágenes en 3D de escenarios naturales pueda tener un efecto diferente en
el cuerpo en comparación con la estimulación por imágenes en dos dimensiones (2D).
Para ello se mostraron imágenes de lirios de agua en 2D y 3D se muestran durante 90
segundos cada uno de los 19 participantes varones (edad media: 22,2 años). Se midió
la actividad del nervioso autónomo a través de la variabilidad de la frecuencia
cardíaca, y se monitorizó la corteza prefrontal mediante NIRS (espectroscopía cercana
al infrarrojo, que mide la hemoglobina). Los resultados mostraron que la exposición a
las imágenes realistas de la naturaleza en 3D de la naturaleza provocó una disminución
de los niveles de oxihemoglobina en la corteza prefrontal derecha, en comparación con
las imágenes 2D (Igarashi et al., 2014).
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una imagen proyectada de plantas de follaje, la visión real de las mismas plantas
provocó un aumento en las concentraciones de oxi-hemoglobina en la corteza
prefrontal. Los seres humanos responden de manera diferente a la presentación de
plantas reales en comparación con imágenes de estas plantas (Igarashi et al., 2015b).
El grupo de control no tuvo ningún estímulo olfativo. El indicador fisiológico fue el nivel
de oxihemoglobina en la corteza prefrontal, medido mediante NIRS (Hamamatsu
Photonics K.K., TRS-20, Hamamatsu, Japón). Los resultados mostraron que la
estimulación olfativa con estos aceites esenciales provocó una disminución de los
niveles de oxihemoglobina en la corteza prefrontal derecha (Igarashi et al., 2014a). El
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mismo grupo estudió los efectos olfativos relajantes con rosas frescas durante 90
segundos, encontrado hallazgos muy similares (Igarashi et al., 2014b). Además,
también se estudiaron los efectos de la estimulación olfativa con aceites esenciales de
perilla, una hierba que se ha utilizado como acompañamiento de sashimi y otros platos
de Asia y también ha sido ampliamente utilizado por su valor medicinal. Se trata de un
ingrediente común en los fármacos antidepresivos utilizados en la medicina tradicional
china. Para investigar los efectos de este estímulo olfativo, 19 estudiantes
universitarios de sexo femenino (edad media: 21,6 años) fueron expuestos a aceites
esenciales de perilla, mientras que el grupo de control no fue expuesto a ningún olor. El
indicador fisiológico fue la concentración de oxihemoglobina en el cortex prefrontal
mediante NIRS (Hamamatsu Photonics K.K., TRS-20, Hamamatsu, Japón). Los
resultados mostraron que los niveles de oxihemoglobina, tanto en la corteza prefrontal
derecha como en la izquierda, disminuyeron en el último tercio del período de los 90
segundos de los participantes en comparación con el grupo de control. Por lo tanto,
estos resultados demuestran los efectos calmantes de la estimulación olfativa con
aceite esencial de perilla sobre la actividad de la corteza prefrontal (Igarashi et al.,
2014c).
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continuación se revisarán los principales trabajos publicados sobre este material y sus
posibles efectos fisiológicos.
Unos pocos estudios previos indican la presencia de cambios fisiológicos causados por
la estimulación visual con materiales de madera en habitaciones interiores y su efecto
sobre indicadores fisiológicos como la presión arterial y el pulso. Para ello se construyó
una habitación real (13 m2) y se midieron los efectos de la estimulación visual durante
un periodo de 90 segundos. Lo único que cambió fue el porcentaje de madera en la
estructura y el diseño de la habitación. Las salas de estar de madera son muy comunes
en Japón, conteniendo aproximadamente un 30% de este material en su estructura. En
este estudio se compararon los efectos fisiológicos que produce una sala de estar
estándar de madera (30%) y otra con un 45% de elementos estructurales y decorativos
de este material natural. Los resultados en ambos casos fueron una reducción en la
frecuencia del pulso y una disminución de la presión arterial, efectos fisiológicos
visualmente calmantes (Tsunetsugu, Miyazaki y Sato, 2001, 2005, 2007).
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el grupo de participantes que las evaluó con un "no me gusta". (Sakuragawa et al.,
2005).
Existen evidencias de que los compuestos orgánicos volátiles (COV) emitidos por el
cedro japonés (Cryptomeria japonica) inducen a la relajación fisiológica. En este
sentido, un experimento utilizó aceite esencial y virutas de madera de cedro japonés
como sustancias para la estimulación olfativa. Los olores se administraron entre 60 y
90 segundos por medio de un dispositivo de inhalación. El experimento se realizó con
los participantes sentados en una cámara artificial con una temperatura controlada (25
grados), humedad (60%) e iluminación (50 lx). Los resultados mostraron una
disminución de la presión sistólica y un efecto calmante sobre la actividad de la corteza
prefrontal en respuesta a dicha estimulación olfativa (Tsunetsugu, Park y Miyazaki,
2012).
Además, se han examinado los efectos del aceite esencial de la Pinaceae (Sibirica
Abies) durante y después de la ejecución de una tarea de atención sostenida en una
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pantalla de visualización de datos (PVD). Nueve estudiantes universitarios varones
(edad media: 22 años) realizaron la tarea atencional durante 30 minutos dos veces,
primero en ausencia (grupo de control) o en presencia de COV de aceite esencial de
Pinaceae. Después del entrenamiento, la frecuencia cardíaca fue más lenta en la
condición de aceite de Pinaceae en comparación con el grupo de control. A nivel
elentroencefalográfico (EEG), los valores de la banda theta se incrementaron y los de la
alfa se redujeron en la condición Pinaceae, en comparación con el control. El nivel de
excitación general se redujo en el grupo tratado con aceite esencial de las pináceas
(Matsubara et al., 2011)
También se han llevado a cabo experimentos con alfa pineno y limoneno, principales
componentes de los materiales de madera y presentes en los bosques. Se midió la
presión de la sangre de los participantes cada segundo durante los 90 s de duración de
la estimulación. Los resultados mostraron que la inhalación de alfa pineno y limoneno
disminuyeron de la presión arterial sistólica (Tsunetsugu, Park y Miyazaki, 2012).
Además, también se detectó un aumento de la actividad del sistema nervioso
parasimpático y disminución de la frecuencia cardíaca tras la estimulación olfativo con
limoneno (Joung et al, 2014).
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CONCLUSIONES:
Uno de los pioneros en los estudios sobre el impacto de la naturaleza en nuestra salud y
bienestar es Miyazaki, antropólogo fisiológico y vicedirector de Chiba University’s
Center for Environment, Health and Field Sciences, muy cerca de Tokio. Miyazaki
sostiene que el ser humano ha estado la mayor parte de su vida evolutiva en contacto
con la naturaleza y es allí donde se siente más cómodo y a gusto, como comentaba a la
revista Outside Magazine, “durante nuestra evolución hemos estado el 99,9 % de
nuestro tiempo en entornos naturales. Nuestras funciones fisiológicas están todavía
adaptadas a este medio. Por eso, los sentimientos de bienestar y confort que
experimentamos están casi siempre relacionados con estos entornos”, sostiene
Miyazaki.
Cada año entre 2,5 y 5 millones de japoneses, acuden a las sesiones de “terapia del
bosque” en alguno de los 48 centros oficiales designados por la Agencia Forestal de
Japón. La sesión consiste en unas dos horas de paseo relajado por el bosque, con
ejercicios de respiración dirigidos por monitores. Antes y después de la caminata se
mide la presión arterial y otras variables fisiológicas para que los participantes puedan
comprobar la eficacia del tratamiento.
Los nipones son los primeros empeñados en demostrar con estudios científicos el
impacto que un simple paseo al por un bosque puede hacer en nuestra salud, pero
otros países como Corea del Sur, que ha invertido más de 140 millones de dólares en un
National Forest Therapy Center, que se espera estará acabado para este año, o
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Finlandia, también se muestran intrigados en profundizar en el impacto que los árboles
y las plantas tienen en nuestra salud física y psicológica, aunque el sentido común y la
observación ya nos habían hecho notar que media hora por el campo nos deja más
relajados que la vuelta a casa en metro en hora punta. Ahora son variables
dependientes fisiológicas en manos de científicos, que es lo que se denomina Medicina
Basada en la Evidencia para contribuir a espacios y actitudes saludables.
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