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A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los tres síntomas siguientes en casi todas o
todas las ocasiones (aproximadamente 75-100 %) de la actividad sexual en pareja (en situaciones y
contextos concretos o, si es generalizada, en todos los contextos):
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuen-
cia de una alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos, y no se puede
atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual. Adquirido:
El trastorno empezó tras un período de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A. Grave:
Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno eréctil es el fracaso repetido para conseguir o mantener las
erecciones durante la actividad sexual en pareja (Criterio A). Se requiere una historia sexual
detallada para confirmar que el problema ha estado presente durante un período de tiempo
significativo (es decir, unos 6 meses) y que sucede en la mayoría de las ocasiones de actividad
sexual (es decir, al menos el 75 % de las veces). Los síntomas pueden aparecer sólo en situaciones
concretas que implican determinados tipos de estimulación o de pareja, o pueden ocurrir de
manera generalizada en todo tipo de situaciones, estimulaciones o parejas.
Características asociadas que apoyan el diagnóstico
Muchos hombres con trastorno eréctil pueden tener baja autoestima, poca confianza en sí mismos
y un sentimiento de masculinidad disminuido, y pueden experimentar un afecto deprimido. Puede
existir temor o evitación de los encuentros sexuales futuros. Es frecuente la disminución de la
satis-facción y del deseo sexual en la pareja del individuo. Además de los subtipos de por
vida/adquirido y generalizado/situacional, en la evaluación y el diagnóstico del trastorno eréctil se
deberían considerar los siguientes 5 factores, puesto que pueden ser relevantes para la etiología o
el tratamiento: 1) factores de pareja (p. ej., problemas sexuales de la pareja, estado de salud de la
pareja); 2) factores de la relación (p. ej., mala comunicación, discrepancias en el deseo de
mantener la actividad sexual); 3) factores de vulnerabilidad individual (p. ej., imagen corporal
mala, antecedentes de abuso sexual o emocional), comorbilidad psiquiátrica (p. ej., depresión,
ansiedad) o factores de estrés (p. ej., pérdida del empleo, duelo); 4) factores culturales o religiosos
(p. ej., inhibición en relación a prohibiciones de la actividad sexual, actitudes hacia la sexualidad), y
5) factores médicos relevantes para el pronóstico, el curso o el tratamiento. Cada uno de estos
factores puede contribuir de distinta manera a los síntomas que presentan los diferentes hombres
con este trastorno.
Prevalencia
No se conoce la prevalencia del trastorno eréctil de por vida frente al adquirido. Existe un
importante incremento asociado a la edad tanto en la prevalencia como en la incidencia de los
problemas de erección, en especial a partir de los 50 años. Aproximadamente el 13-21 % de los
varones con edades entre 40 y 80 años refiere problemas de erección frecuentes, mientras que el
40-50 % de los varones de más de 60-70 años puede tener problemas de erección significativos.
Alrededor del 20 T. de los varones teme presentar problemas de erección en su primera
experiencia sexual, mientras que alrededor del 8 % experimentó problemas de erección que
retrasaron la penetración en su primera experiencia sexual.
Desarrollo y curso
Se desconoce el curso natural del trastorno eréctil de por vida. La observación clínica apoya la
asociación del trastorno eréctil de por vida con factores psicológicos que son autolimitados o que
responden a intervenciones psicológicas, mientras que, como se mencionaba previamente, el
trastorno eréctil adquirido es más probable que se relacione con factores biológicos y que sea
persistente. La incidencia del trastorno eréctil aumenta con la edad. Una minoría de hombres
diagnosticados de trastorno eréctil moderado puede tener una remisión espontánea de los
síntomas sin intervención médica. El sufrimiento asociado al trastorno eréctil es menor en los
varones mayores que en los más jóvenes.
Modificadores de curso. Los factores de riesgo para el trastorno eréctil adquirido son la edad, el
tabaquismo, la falta de ejercicio físico, la diabetes y el deseo disminuido.
Las quejas de trastorno eréctil varían en los diferentes países. No está claro hasta qué punto estas
diferencias representan diferencias en las expectativas culturales, en lugar de verdaderas
diferencias en la frecuencia del fracaso de la erección.
Marcadores diagnósticos
Diagnóstico diferencial
Función eréctil normal. Dentro del diagnóstico diferencial se debería considerar la posibilidad de
una función eréctil normal en los varones con expectativas excesivas.
Otra afección médica. El aspecto más difícil del diagnóstico diferencial del trastorno eréctil es
descartar los problemas de erección que se explican por completo por factores médicos. Estos
casos no recibirían un diagnóstico de trastorno mental. La distinción entre el trastorno eréctil
como tras-torno mental y la disfunción eréctil como resultado de otra afección médica
habitualmente no está clara, y muchos casos van a tener una compleja interacción de etiologías
biológicas y psiquiátricas. Si el individuo es mayor de 40-50 años o tiene problemas médicos
concomitantes, el diagnóstico diferencial debería incluir las etiologías médicas, en especial la
enfermedad vascular. La presencia de una enfermedad orgánica que pueda causar problemas de
erección no es suficiente para confirmar una relación causal. Por ejemplo, un hombre con diabetes
mellitus puede desarrollar un trastorno eréctil en respuesta al estrés psicológico. En general, la
disfunción eréctil debida a factores orgánicos es generalizada y de inicio gradual. Una excepción
serían los problemas de erección tras una lesión traumática de la inervación de los órganos
genitales (p. ej., las lesiones de médula espinal). Los problemas de erección que son situacionales
e inconstantes y que tienen un inicio agudo tras un acontecimiento vital estresante se deben con
mayor frecuencia a sucesos psicológicos. Una edad por debajo de los 40 arios también sugiere una
etiología psicológica de la disfunción.
Otras disfunciones sexuales. El trastorno eréctil puede coexistir con la eyaculación prematura
(precoz) y con el trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón.
Comorbilidad
El trastorno eréctil puede presentar comorbilidad con otros diagnósticos de tipo sexual, como la
eya-culación prematura (precoz) o el trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón, así como
con los trastornos de ansiedad y depresivos. El trastorno eréctil es común en los hombres con
síntomas de vías urinarias inferiores relacionados con la hipertrofia de próstata. El trastorno eréctil
puede presen-tar comorbilidad con la dislipidemia, la enfermedad cardiovascular, el
hipogonadismo, la esclerosis múltiple, la diabetes mellitus y otros trastornos que interfieren con la
función vascular, neurológica o endocrina necesaria para una función eréctil normal.