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Santiago, veintitrés de junio de dos mil diez.


Vistos:
Por sentencia de cinco de abril del año en curso, el Juzgado de
Garantía de Angol condenó a Víctor Florencio Aravena Arias, como
autor del cuasidelito de homicidio de Ramón Córdova Torres, cometido
el 18 de agosto de 2009, a cumplir una sanción de quinientos cuarenta
días de reclusión menor en su grado mínimo, accesoria de suspensión
de cargo u oficio público por el tiempo de la condena y a la suspensión
de su licencia de conducir por 18 meses. Se le otorgó el beneficio de la
remisión condicional de la pena por el mismo lapso de la condena y se
le impuso el pago de las costas de la causa.
En contra de esta sentencia, la defensa del acusado dedujo recurso de
nulidad asilado en la causal de la letra a) del artículo 373 del Código
Procesal Penal como principal, y en forma subsidiaria, en la causal que
contempla la letra e) del artículo 374 del mismo código, solicitando en
la parte petitoria, que se anule el juicio y la sentencia, disponiéndose la
realización de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado.
A fs. 58 se fijó audiencia para el conocimiento del recurso, cuya acta
rola a fs. 62.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que por la causal que se ha deducido en forma principal, la
defensa sostiene que ha existido infracción de garantías y derechos
establecidos en la Constitución Política y en los tratados
internacionales vigentes, por haber formulado el juez ?múltiples
preguntas a los testigos y peritos, sin apego y con infracción de lo
previsto en el art. 329 del Código Procesal Penal, lo que ocurre cuando
el Tribunal procede a examinarlos o interrogarlos, como si fuera un
litigante más, sin sujeción a lo dispuesto en el inciso 5º de la norma
citada que permite únicamente preguntas destinadas a aclarar los
dichos de los deponentes.? Estima que en esta sentencia en particular,
esa circunstancia queda acreditada con la sola lectura del fallo, puesto
que en él se inserta un epígrafe con el resultado de esas consultas,
que se denomina: ?A las preguntas del Tribunal agrega?.
En el recurso se copian segmentos de las preguntas realizadas por el
juez al imputado, al perito del SIAT, a un funcionario policial, al perito
del Instituto Médico Legal y a un testigo y sobre esta base se
estructura el libelo, en el que se denuncia una infracción al citado
artículo 329 y un desconocimiento del principio contradictorio,
constitutivo de una garantía del derecho a la defensa, ya que supone
que el defensor puede controlar y controvertir la prueba de cargo,
como aparece de los art. 334, 335, 329 y 330 del Código Procesal
Penal. Agrega que en este orden de ideas, ?? resulta evidente que del
mismo modo como los litigantes se exceden fuera del marco
establecido por la ley en orden a no efectuar preguntas prohibidas o no
permitidas, sea alguno de los miembros del Tribunal el que incurra en
la extralimitación, lo que ocurrirá cuando formule preguntas que no
sean de aclaración de dichos o que directamente sean reiterativas,
engañosas, coercitivas, conclusivas o simplemente impertinentes?.
Reconociendo que en el inciso primero del artículo 330 se impide el
uso de preguntas sugestivas exclusivamente a la parte que presenta al
testigo o perito, ?si se analiza la razón de la prohibición ? controlar la
calidad de la información que se introduce en el juicio- sería lógico
pensar que también debiera regir para el T ribunal igualmente cuanto
que la autoridad, posición y dignidad de los jueces indica que
difícilmente serán contradichos.?
Concluye su argumentación el reclamante, señalando que ??incluso
con independencia de que la significación o importancia de la pregunta
que el Tribunal dirija al deponente, pueda ser decisiva para la
demostración de hechos penalmente relevantes, constituye un grave
quebrantamiento a las bases del modelo y lesiona profundamente las
posibilidades de defensa del acusado, ya que como en este caso, el
dicho interrogatorio incorporó prueba no aportada por la
s partes?.
En el petitorio relativo a la causa principal de nulidad que se ha
explicado, solicita la anulación del juicio y la sentencia, debiendo
disponer esta Corte la realización de un nuevo juicio por tribunal no
inhabilitado.
SEGUNDO: Que como cuestión previa y de particular relevancia, cabe
señalar que el recurrente se desistió de la prueba de audio que había
ofrecido en su recurso y, aún cuando ofreció prueba documental, en
definitiva no la incorporó en la oportunidad procesal establecida para
ello.
No obstante, el representante del Ministerio Público que concurrió a
estrados, aceptó que las interrogaciones copiadas en el libelo,
corresponden efectivamente a las que realizó el juez de garantía en el
juicio oral simplificado cuya nulidad se solicita, no existiendo entonces
ninguna controversia al respecto.
TERCERO: Que el recurrente manifiesta, para apoyar su pretensión,
que las preguntas del tribunal- salvo las marcadas en gris en su escrito
? no son meramente aclaratorias de dichos vertidos anteriormente,
sino que son indagatorias sobre aspectos y detalles relevantes para
apoyar la decisión de condena, que no fueron obtenidos por el
acusador sino que por el sentenciador, debiendo considerarse además
que en su formulación no sólo se indaga sino que son claramente
conclusivas, sugerentes e incluso inductivas. Añade que tal
circunstancia ?importa un desconocimiento del ejercicio de los
derechos que le competen a la defensa en la etapa procesal del juicio
oral lo que se expresa en la examinación de los testigos y peritos con
infracción al art. 329 como un litigante más, esto es, formulando
preguntas que no son propiamente de aclaración de dichos, y como en
el caso de esta inf racción, preguntas claramente inductivas y/o
conclusivas.?
CUARTO: Que revisadas las transcripciones hechas en el recurso, se
advierte que sólo se han copiado las preguntas cuya naturaleza origina
la impugnación.
Sin perjuicio de ello, aparece que algunas de esas preguntas,
efectivamente dan la impresión de ser interrogaciones directas,
empero ?y como ya lo ha decidido antes esta Corte- no es posible
determinar si esas interpelaciones han excedido o no las facultades
que el artículo 329 del código del ramo otorga a los jueces del tribunal
oral, por falta de prueba de las circunstancias de la causal en estudio.
No es posible aceptar que con sus preguntas el tribunal excedió los
límites legales, si no se cuenta con la declaración primitiva del
deponente, obtenida del interrogatorio del fiscal de la causa y de la
propia defensa. (SCS, 26.05.2010, Rol 1407-10). El recurrente aduce
que con la sentencia es suficiente para verificar este aserto, toda vez
que el juez separó en diferentes acápites lo que cada testigo declaró
cuando fue interrogado por el acusador, por el querellante, por la
defensa y por el mismo tribunal. Sin embargo, revisada la sentencia
adjuntada a los autos, esa afirmación no se compadece con todas las
declaraciones en que ?según el reclamante- el juez se habría excedido
en sus facultades aclaratorias, toda vez que sólo en los testimonios del
imputado (motivo séptimo); del testigo Eduardo Enrique Toro Jerez (N°
2 del fundamento octavo, bajo el título I ?Prueba Testimonial?); y del
perito Rodrigo Cabrera Cabrera (N° 1 del mismo fundamento anterior,
bajo el título II ?Prueba Pericial?) aparece que el tribunal distinguió lo
dicho en cada intervención, empleando la frase ?A las preguntas del
Tribunal contesta?, después de haberse anotado las respuestas dadas
a las preguntas del fiscal y del abogado defensor.
QUINTO: Que, con respecto al imputado, el recurrente protestó por las
siguientes preguntas formuladas como aclaratorias: ?O sea, usted
reaccionó para evitar un impacto frontal?, ?Dígame una cosa, me
quedó dando vuelta una cosa que usted dijo, en el momento que usted
iba detrás del camión tres cuartos, dice que señalizó para virar y que
se detuvo tapándole su circulación o no de jó libre la pasada para
usted, ¿a qué se refiere con
eso?; ?en la pista de quién, ¿en la pista suya o en la otra pista??;
?Pero su estructura estaba en la pista suya?; ?Y usted ¿qué hizo en
ese momento?.¿Disminuyó la velocidad para darle la pasada al
camión Freigthlander, si?; eso es lo que me interesa porque ha
relatado un hecho aquí, pero quiero saber si en algún momento usted
pensó detenerse detrás del camión INO, usted dice que disminuyó la
velocidad para darle la pasada al camión que venía por la pista del
frente o la pista contraria??; ?Usted dice a 120 metros, ¿No es lejos??;
?O sea, usted disminuyó su velocidad, venía a cuánto, ¿a 80
digamos??; ?Y cuando el camión adelante se detuvo, ¿a qué
velocidad venía usted?, ¿bajó la velocidad?, ¿a cuánto??; ?¿en algún
momento pisó el freno??; y ?cuando se tiró para el lado, ¿usted pisó el
freno??.
Acto seguido, el tribunal consignó en el fallo, bajo el título ?A las
preguntas del Tribunal contesta?, que ?en el momento que yo iba
detrás del camión tres cuartos, este al querer virar yo disminuí la
velocidad, a 40 kilómetros por hora, ya que iba a 60, para darle la
pasada al Freightliner cuando me tiré para el lado frené.?
El imputado, según se lee del mismo fallo, había declarado antes que
venía a 60 kilómetros por hora y que al ver que el camión Hino
señalizaba viraje y se iluminaban sus luces de freno, disminuyó más la
velocidad; y luego agregó que cuando el camión Freightliner se le va
encima en su pista, él cierra los ojos y lo esquiva hacia el lado, hacia la
berma derecha.
Como consecuencia de lo transcrito, comprensivo de los únicos
antecedentes con que cuenta esta Corte, puede concluirse que
producto de la intervención del juez, el imputado agregó una sola
circunstancia calificable de nueva: que al ?tirarse? hacia un lado,
frenó.
El mismo ejercicio se puede hacer respecto de las preguntas que se
formularon al testigo Eduardo Toro Jerez. La defensa cita en su
recurso como interrogatorio excesivo, el siguiente: ?¿En el lugar hay
berma??; quote ¿Qué quiere decir con eso que no existe??; ?¿El
camino ahí, va en línea recta??; ?Por qué concluye que el camión
blanco como mencionó usted, no salió de la pista??; ?En la misma
calzada por donde iba no hay berma, ¿no podría haberse salido
completamente de la calzada?, ¿había alguna huella terminando la
calzada hacia la derecha del camión??; ?Pero si el camión hubiese
hecho una maniobra evasiva y hubiese bajado la rueda de la calzada,
¿habría alguna huella??; ?¿Ustedes pesquisaron eso?, ¿vieron si
había alguna huella de ese tipo??; y, finalmente, ?Pero, ¿habían
huellas de que se hubiese desplazado??.
Por su parte, en la sentencia, bajo el título ?A las preguntas del
Tribunal agrega?, este testigo responde que: ?En el lugar del
accidente no existe la berma para vehículo, no alcanza, hay un
espacio limitado que si se estaciona un vehículo queda entre la
calzada y parte de la berma que hay; aparte que más abajo hay una
zanja, si es que el vehículo se estaciona normalmente, va a efectuar
un viraje o estacionarse, no podría, quedaría parte dentro de la
calzada, el camino en el lugar va en línea recta, el Freightliner al
momento del impacto permaneció, solamente se cruzó hacia la pista
poniente la cabina, eso fue debido al impacto y aparte que los restos
que quedó del camión, todos quedaron en la calzada oriente en la
misma pista que circulaba y fuera de la calzada. No recuerdo si habían
huellas de frenada, pero el camión solamente se salió de la calzada
poniente, no vimos si habían huellas; se fotografió diferentes partes del
lugar, pero específico las huellas no, ya que ello lo ve la SIAT, no
existían huellas que se haya desplazado el camión siempre continuó
su marcha en todo momento por su calzada oriente en dirección al
norte?.
Luego, como se advierte de la transcripción de su testimonio anotado
en la sentencia, el testigo había declarado sobre el hecho que el
camión Freightliner nunca perdió su continuidad en la pista, siempre se
mantuvo por su pista oriente en dirección hacia el n
orte y describe las razones por las cuales arribó a esa conclusión.
Además, dijo ?interrogado por el quere llante- que la colisión se
produjo en la pista del occiso, cuyo camión nunca salió de su pista. Y
luego, a las preguntas de la defensa, agregó que el lugar del hecho
corresponde a una recta con línea discontinua y que él con su personal
tomaron varias fotos del lugar.
De lo relatado aparece que con las preguntas del tribunal se agregó a
lo ya manifestado el hecho que en el lugar no hay berma, o que sería
muy estrecha y que después viene una zanja. Sobre las huellas, dijo
que no vieron si las había.
Por último, realizado el mismo ejercicio respecto del perito Rodrigo
Cabrera Cabrera, la defensa reclamó en su recurso la existencia de
una sola pregunta, a la que confiere especial relevancia: ?Es
explicable entonces el fallecimiento por accidente de tránsito de alta
energía, ¿la alta energía exclusivamente se obtiene por velocidad o
también tiene influencia el peso de los vehículos involucrados??. En la
sentencia se copió como respuesta a las preguntas del tribunal: ?Que
la alta energía no se obtiene exclusivamente por velocidad, también
tiene incidencia el peso. Energía es velocidad por masa, es una
ecuación física, tanto influye la velocidad como el peso del vehículo,
masa es sinónimo de peso?.
En su declaración, el facultativo - quien realizó la autopsia del
conductor- había descrito todas y cada una de las lesiones que
evidenciaba el cadáver y que eran numerosas, concluyendo que se
trataba de una muerte por accidente. A las preguntas de la defensa,
contestó que para ser un accidente común, las lesiones eran muchas
?atribuibles a un impacto de alta energía, que puede ser equivalente a
velocidad?.
De lo analizado, se puede concluir que producto de la intervención del
tribunal, este perito agregó a su declaración previa, un concepto
técnico, el de alta energía, entendida como una ecuación que incluye
velocidad y masa.
SEXTO: Que si bien es cierto, en el recurso se transcriben otros
grupos de preguntas dirigidas a otros testigos o peritos, no hay ? como
ya se indicó- en los antecedentes entregados al conocimiento de esta
Corte, evidencia que permita dilucidar si existió o no el exceso que se
reclama y si éste tuvo algún efecto en la aportación probatoria, lo que
impide su análisis.
SEPTIMO: Que, como se advirtió
anteriormente, la defensa hace consistir la infracción al artículo 329 del
Código Procesal Penal, en la circunstancia de que las indagatorias
efectuadas por el juez sobre aspectos y detalles relevantes para la
decisión de condena, significan un desconocimiento del principio
contradictorio, integrado a la garantía del derecho de defensa, el cual
involucra el control por parte del defensor de la prueba de cargo,
control que se torna imposible cuando, como en la especie, es el juez
quien, mediante sus preguntas incorpora prueba no aportada por las
partes. Reclama también por el hecho de que el juez habría formulado
preguntas sugestivas, las que están prohibidas, de acuerdo al inciso 1º
del artículo 330, para la parte que presenta la prueba testimonial o
pericial; la razón de tal prohibición ? controlar la calidad de la
información que se introduce en el juicio- también debiera aplicarse al
tribunal.
OCTAVO: Que en lo que atañe a la protesta sobre la denunciada
aportación de prueba nueva, lo primero que debe considerarse es que
lo que aparecería como nuevo o adicional, después del interrogatorio
del tribunal, es:
Respecto de los dichos del imputado, que cuando se tiró al lado - es la
expresión que aquél usa- frenó.
Respecto de los dichos del testigo Toro Jerez, que en el lugar no hay
berma, o que sería muy estrecha y que después viene una zanja.
Por último, en cuanto a la declaración del médico forense, Rodrigo
Cabrera Cabrera, se obtuvo por el juez el concepto de alta energía,
como una ecuación que incluye velocidad y masa, pero donde es
preciso advertir que la
referencia a la velocidad ya había sido declarada por ese perito
cuando fue interrogado por la misma defensa.
NOVENO: Que revisado el fundamento décimo de la sentencia
impugnada, aparece que el juez tuvo por establecido como hecho, el
siguiente: ?1.-Que el día 18 de agosto de 2009, aproximadamente a
las 14:45 horas, se produjo un accidente de tránsito en la Ruta 180,
que une Angol con Renaico, a la altura del Kilómetro 14 de dicha vía,
colisión en la que participaron un camión marca Ford modelo Cargo,
color rojo placa patente NP5796, y un camión marca Freightline r,
modelo FLD 120, color blanco, placa patente WS6749. 2.- Que el
referido accidente se produjo en circunstancias que el camión marca
Freightliner, que era conducido de Sur a Norte por la mencionada ruta
por don Ramón Segundo Córdova Torres, colisionó con su parte
frontal en el tercio izquierdo de la parte delantera del carro de arrastre
que remolcaba el camión marca Ford conducido por el imputado Víctor
Florencio Aravena Arias quien lo hacía de Norte a Sur. 3.- Que en el
accidente mencionado en el punto anterior resultó fallecido el
conductor del camión marca Freightliner, don Ramón Segundo
Córdova Torres, siendo dicho fallecimiento atribuible al accidente de
tránsito de alta energía en que se vio involucrado el día de los hechos,
en tanto que el conductor del camión marca Ford Cargo resultó
prácticamente ileso.?
Para arribar a tal conclusión, el juez ponderó los dichos de los testigos,
pericias y documentos, refiriéndose a ellos en forma genérica al inicio
del motivo citado. Al determinar la causa basal del accidente ?en el
razonamiento undécimo- señaló que ?se tendrá en consideración en
primer lugar, la posición en que quedaron los vehículos
particularmente el camión marca Freightliner conducido por la víctima,
para ello resulta importante el testimonio gráfico constituido por las
fotografías del lugar del suceso que muestran la posición y el lugar en
que quedaron los vehículos después del accidente, especialmente las
imágenes uno a la cuatro; el plano de la dinámica del accidente y
elaborado por la SIAT Cautín y a que se hace mención en su informe y
la declaración de los testigos Eduardo Sánchez Morales y María
Cecilia Véjar Pérez.?
De lo transcrito, aparece claro que el tribunal no se sirvió, para arribar
al establecimiento de los supuestos fácticos, de ninguna de las
circunstancias que obtuvo con las preguntas que formuló, de donde se
sigue como necesaria consecuencia, que no existió aportación de una
prueba de cargo obtenida con su actuación, con efectos
trascendentes, sino que por el contrario, el exceso de preguntas puede
ser calificado de impertinente o inconducente, pero carente de
relevancia o influencia en las decisiones sobre el fondo del caso.
Luego, en el mismo motivo que se analiza, el juez expresó: ?C on
estos mismos elementos de convicción, es posible determinar que el
camión marca Freightliner nunca varió su trayectoria, es decir, se
mantuvo circulando por la vía oriente, hasta el momento del choque lo
que se aprecia claramente en las fotografías, al quedar su estructura
posterior, esto es, el semirremolque cargado con madera, sobre su
pista de circulación, lo que permite concluir que este no realizó
previamente ninguna maniobra evasiva al tercer vehículo que
transitaba de Norte a Sur y se disponía a virar hacia la izquierda para
ingresar a un camino secundario, puesto que por una parte, no hay
ninguna huella en la ruta que hubiere dejado esta maniobra, ni huellas
de frenado que es lo lógico que hubiere ocurrido si el conductor
hubiese salido de la calzada hacia la derecha en una maniobra evasiva
de emergencia?? Termina ese razonamiento, descartándose la versión
del acusado que atribuyó al chofer fallecido, el habérsele ido encima,
siendo de advertir ?para los efectos que más adelante se analizan-
que el juez preguntó por la existencia de huellas de frenada, elemento
que formaba parte de la teoría del caso de la defensa.
En el motivo duodécim
o, el magistrado continúa afirmando su convicción sobre la dinámica
del hecho, agregando como razonamiento el lugar donde quedaron los
vehículos después del choque, así como sus restos desprendidos; y,
asimismo, incorpora ese mismo argumento para descartar la teoría de
la defensa sobre la existencia de una maniobra evasiva.
DECIMO: Que de lo expresado, aparece claramente que los
antecedentes obtenidos por el juez a través de las respuestas
proporcionadas por las tres personas indicadas en el motivo CUARTO
no aparecen integrados o formando parte del supuesto fáctico tenido
por establecido y posteriormente calificado jurídicamente como cuasi
delito de homicidio. En consecuencia, no resulta aceptable caracterizar
aquellos elementos de juicio como una nueva prueba incorporada
directamente por el tribunal mediante una iniciativa propia censurable,
por ser demostrativa de un rol activo, equiparable al de un
interviniente, toda vez que el propio razonamiento del juzgador pone
de manifiesto que carecieron de trascendencia o relevancia para la
resolución del asunto.
En concepto de estos sentenciadores y en mérito a los razonamientos
que se desarrollan a continuació n, la defensa yerra cuando afirma que
la vulneración al artículo 329 del código del ramo se configura
igualmente, con independencia de que la significación o importancia de
la pregunta del tribunal ?pueda ser decisiva para la demostración de
hechos penalmente relevantes?.
DÉCIMO PRIMERO: Que tratándose del motivo de nulidad que
permite impugnar un fallo en razón de una infracción de garantías
fundamentales, la vulneración debe ser sustancial, concepto que debe
ser ligado al principio de trascendencia, en virtud del cual no existe
nulidad procesal sin perjuicio real y efectivo para un litigante. Esta
Corte ha sostenido que el referido arbitrio de impugnación debe
entenderse regido por los mismos principios y reglas generales que
gobiernan la nulidad procesal, por consiguiente para su procedencia
deben concurrir los presupuestos básicos de éstas, entre los cuales se
encuentra el llamado principio de trascendencia que, por lo demás,
recoge el artículo 375 de la recopilación procesal criminal. En virtud de
dicho dogma para que la transgresión denunciada pueda servir de
soporte al arbitrio de marras debe constituír un atentado de tal
magnitud que importe un perjuicio al litigante afectado, que conduzca a
la ineficacia de la garantía, resultando de ello un desconocimiento del
núcleo esencial de ésta, privándola de toda eficacia, en otras palabras
se exige que el vicio sea sustancial, trascendente, de mucha
importancia o gravedad, de suerte que el defecto entrabe, limite o
elimine el derecho preterido. (SCS, 18.01.2006, Rol Nro. 5960-05)
La doctrina coincide con este planteamiento, señalando que la
infracción de garantías debe efectivamente causar un perjuicio al
litigante afectado que produzca en definitiva la ineficacia de la
garantía. Es decir, se exige no sólo que la infracción de garantías sea
efectivamente verificable, sino que además tal infracción cause un
perjuicio constatable que permita establecer que la garantía en
cuestión ha sido efectivamente transgredida, perdiendo su eficacia
jurídico constitucional. (Andrés Rieutort Alvarado, El recurso de nulidad
en el nuevo proceso penal, Editorial Jurídica, 2007, p. 43) Este mismo
autor cree, en todo caso, que el principio de la trascendencia está
recogido en el artículo 373 a) bajo el concepto de sustancialida d que
exige dicha norma. La sustancialidad del vicio o infracción de garantías
reclamadas estaría dada entonces por las consecuencias efectivas y
constatables que la infracción en cuestión produjo al recurrente. En su
análisis del recurso de nulidad, María Inés Horvitz y Julián López
Masle, destacan la estrecha relación existente entre la nulidad
procesal y el recurso señalado. (Derecho Procesal Penal Chileno, T.II,
Editorial Jurídica 2004, p.392). A su turno, Alex Carocca Pérez estima
que el recurso de nulidad ha s
ido considerado entre nosotros como el corolario de la consagración
del régimen de nulidad procesal que en el nuevo Código se contempla.
(Nuevo proceso penal, Editorial Conosur, 2000, p.318)
Esta Corte ha precisado que ?No es lo mismo interrogar que
incorporar pruebas, sea de cargo o descargo?, estando facultado el
tribunal para pedir aclaraciones, siempre que sus preguntas no lleguen
a suplir la actividad de alguna de las partes, incorporando prueba, ya
que en este caso podría verse afectada la imparcialidad del tribunal, lo
que conduciría a la invalidación de su actuar, ?siempre claro, que esa
labor afecte en su esencia el derecho comprometido.? Tal afectación
de la esencia del derecho, esto es, de lo que es más importante y
característico del mismo, sólo podrá afirmarse en la medida que el
vicio que pudiera existir, posea los caracteres de sustancialidad y
trascendencia.
DUODECIMO: Que atendidos los razonamientos precedentes, cabe
considerar que en la especie no se ha acreditado la existencia de una
infracción sustancial, esto es, que sea ?trascendente, de mucha
importancia o gravedad, de tal modo que el defecto sea, en definitiva,
insalvablemente ineficaz frente al derecho constitucional al debido
proceso.? (SCS, 29.10. 2002, Rol Nro.3319-2002)
DECIMO TERCERO: Que, también da a entender el impugnante, que
el juez ha perdido su imparcialidad al actuar como un litigante más y
formular preguntas que exceden el límite legalmente fijado. A este
respecto debe considerarse que el recurrente hace consistir la
infracción que involucra la actuación del tribunal, en una afectación a
su derecho a defensa porque le impidió confrontar, controlar o
controvertir la prueba de cargo (lesión del principio contradic torio). Sin
embargo, olvida el reclamante que el artículo 329 del Código Procesal
Penal en su inciso 5º, esto es, justo después de señalar la facultad de
los jueces para pedir aclaraciones, establece la posibilidad de
autorizarse por el tribunal un nuevo interrogatorio de los testigos o
peritos que ya han declarado, a petición de alguna de las partes,
facultad que garantiza el ejercicio del control y la posibilidad de
controvertir lo aseverado por un testigo o perito a los que alude la
defensa en este caso, y sin que aparezca de estos antecedentes, que
haya solicitado hacer uso de esa prerrogativa.
DECIMO CUARTO: Que como necesaria conclusión de lo que se ha
analizado, aparece que no se ha incurrido en la falta que se atribuye al
juez y que, en consecuencia, no ha existido el perjuicio que pretende el
recurrente, motivos por los cuales no podrá prosperar este capítulo de
nulidad.
DECIMO QUINTO: Que, en cuanto a la causal deducida en forma
subsidiaria, del artículo 374 letra e) del Código Procesal, la defensa
sostiene que se han violado los artículos 342 letra c) y 297 del mismo
código. Aduce que la sentencia no contiene una exposición clara,
lógica y completa de los hechos y circunstancias que se dieron por
probadas y porque tampoco se contiene la exposición clara, lógica y
completa de la valorización de la prueba.
La impugnación se dirige, fundamentalmente, en lo que atañe a los
dichos del perito de la SIAT Cristián Martínez, puesto que el fallo no
consigna las respuestas a las preguntas de la defensa, entre las que
aseveró que no se pudo establecer la velocidad de los móviles y que
tal circunstancia era irrelevante para la mecánica del accidente.
Además, en el fallo no se exponen claramente los hechos y
circunstancias que se dan por probados ni el proceso de razonamiento
seguido para establecer que el choque se produjo en la pista derecha,
cuando las fotografías y croquis demuestran lo contrario y haciendo
simples afirmaciones que no se compadecen con las leyes de la física.

Por último, se infringe el artículo 297 del Código Procesal Penal, al


señalarse en el motivo décimo tercero, que el imputado habría
tergiversado los hechos para eximirse de responsabilidad, puesto que
lo dicho por aquél no se corresponde con l
o aseverado por el testigo Eduardo Sánchez, que acusa al imputado
de haber realizado una maniobra de adelantamiento, porque con esa
actitud, el testigo también procura eludir su responsabilidad.
DECIMO SEXTO: Que de la sola lectura del fallo en estudio, aparece
que el juez razonó debidamente sobre los hechos que tuvo por
establecidos, señalando en cada caso las pruebas que consideró y la
valoración que hizo de las mismas, lo que ha quedado de manifiesto
con los pasajes trascritos en el motivo octavo de este fallo, con
ocasión del análisis de la causal principal.
La defensa agrega que el sentenciador no consignó las respuestas del
experto del SIAT Cristián Martínez, a las preguntas de esa parte, entre
las que aseveró que no se pudo establecer la velocidad de los móviles
y que tal circunstancia era irrelevante para la mecánica del accidente.
Sin embargo, el recurrente se limita a levantar una protesta, pero no
explica el efecto que la supuesta omisión habría producido; supuesta,
porque el reclamante no probó los asertos que echa de menos ni se
refirió a la atingencia con su teoría del caso.
Igual cosa ocurre cuando alega porque se tuvo por demostrado que el
choque se produjo en la pista del chofer fallecido, aduciendo que de
las fotografías y croquis se concluía lo contrario. No se acompañaron
legalmente tales croquis y fotografías y no se ha alegado la
vulneración de las normas de la lógica y la experiencia, reduciéndose
su reclamo al simple hecho de no compartir la valoración que hizo el
tribunal y las conclusiones que extrajo de la prueba rendida, en
circunstancias que no corresponde a esta Corte, como ya se ha dicho
reiteradamente, la revisión de los hechos y menos, una nueva
valoración de la prueba producida.
Por último, alega la existencia de violación al artículo 297 del Código
Procesal Penal, porque el tribunal atribuyó al imputado, el haber
tergiversado los hechos para eludir su responsabilidad, en
circunstancias que lo mismo podía decirse del testigo Eduardo
Sánchez Morales, que conducía el tercer vehículo involucrado. Olvida
en esta parte el recurrente, que el juez no restringió su valoración al
solo dicho de ese testigo, sino que analizó también, la prueba
documental y los atestados de los peritos. Lo señalado resulta
suficiente para descartar esta alegación de la defensa, como
asimismo, todos los restantes motivos en que ha hecho consistir esta
causal subsidiaria.
Y visto, además, lo prevenido en los artículos 378 y 384 del Código
Procesal Penal, se rechaza el recurso de nulidad deducido por la
defensa de Víctor Florencio Aravena Arias contra la sentencia de cinco
de abril de dos mil diez, cuya copia está escrita a fs. 21 y siguientes de
este legajo y contra el juicio oral que le sirvió de antecedente, RIT
1509-2009 y RUC N°0900779715-7, los que en consecuencia, no son
nulos.
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Segura quien fue de
opinión de acoger el recurso deducido por la causal invocada en forma
principal del artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal y, en
consecuencia, por invalidar la sentencia y el juicio oral y disponer la
celebración de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado. Para decidir
de esa manera, tuvo en consideración las siguientes razones:
1° Que los intervinientes han puesto en la necesidad de entrar a
razonar el cuestionamiento que hace el recurso respecto a la actitud
del juez de la causa al interrogar al imputado, como si fuera testigo, a
efecto de ?aclarar sus dichos?, fundándose para ello en presunta
infracción del artículo 329 del Código Procesal Penal. Sin perjuicio de
existir dudas sobre la aplicabilidad de este precepto para el caso de los
sindicados como responsables de un hecho punible, y conforme a lo
que obliga el artículo 360 del mismo cuerpo legal, se formulan los
siguientes fundamentos.
2° Que la facultad que el artículo 329 en su inciso 4º concede a los
jueces constituye una prerrogativa bastante acotada, puesto que sólo
les permite formula
r preguntas ?con el fin de aclarar su dichos?, habiéndose ya declarado
por esta Corte, en reiteradas ocasiones, lo que ha de entenderse por
ello, esto es, ?disipar, quitar lo que ofusca la claridad o transparencia
de algo; hacer ilustre, esclarecer; hacer claro, perceptible, manifiesto o
inteligible algo, ponerlo en claro, explicarlo?; lo que supone la
existencia de una declaración previa del testigo o perito, pero donde su
manifestación no ha sido lo suficientemente clara, o bien, precisa de
una explicación.
3° Que, sin embargo, y como se advierte del solo tenor de las
preguntas que constan en el libelo del recurso y que el abogado del
Ministerio Públic o aceptó como algunas de las que realizó
efectivamente el Juez de Garantía, aparece que ellas (salvo contadas
excepciones) no estaban dirigidas a la aclaración de algún aspecto,
sino que se alzan en un interrogatorio directo al imputado, con lo que
evidencia la búsqueda de una realidad que no fue manifestada
previamente y que no se corresponde con aquello que los
intervinientes quisieron poner en conocimiento del juez, que es a quien
deben persuadir de la realidad de la teoría del caso de cada cual.
No puede perderse de vista que el nuevo proceso penal sitúa al juez
en la posición de un tercero imparcial, cuya gran labor, aparte de
decidir el asunto controvertido sometido a su conocimiento, es dirigir el
juicio por la ruta determinada por la ley procesal, exigiendo y
cumpliendo en absoluto el respeto por los derechos de los
intervinientes. Las labores de investigación y acusación que durante
tanto años pesaron sobre los jueces de este país, y que ponían en tela
de juicio su imparcialidad a la hora de decidir, han sido situadas en un
órgano distinto y autónomo, el Ministerio Público, o en los querellantes
en los casos que el primero opta por no intervenir, o bien, cuando se
trata de acciones privadas. De modo que la facultad que el artículo 329
citado contempla, constituyen una excepción y como tal, es preciso
que los jueces hagan uso prudente y acotado de la misma. Esa
disposición permite a los jueces ponerse en el lugar de los
intervinientes, sólo para aclarar lo que cada testigo o perito ya dijo y
que no resultó lo suficientemente claro, lo que resulta fácil de
ejemplificar con los peritos, que emplean términos técnicos que no
tienen por qué estar en el bagaje cultural de los jueces.
4° Que, en concordancia con lo anterior, y sin perder de vista que la
causal de nulidad que contempla el artículo 373 letra a) del Código
Procesal Penal exige que la infracción sea trascendente para aplicar el
efecto invalidante, no es relevante si la intervención del juez condujo o
no a la aportación de prueba, sea de cargo o de descargo, porque ese
efecto se podría producir incluso, al enfrentarse el testigo o perito a
una pregunta verdaderamente aclaratoria formulada por el juez y, a
pesar de ello, al contestar pudiera agregar algo nuevo que antes no
había mencionado. En ese caso, no podría estimarse que la
intervención del juez fue contr aria a la Constitución o a los tratados
internacionales vigentes, lo que lleva a la conclusión necesaria que no
es en la respuesta donde debe analizarse la existencia de una
infracción, o que no es ella la que califica la existencia de una
infracción, sino que lo es la pregunta misma. La esencia de la
infracción radica en la pérdida de imparcialidad que se supone se
produce cuando traspasa los límites permitidos por la ley.
5° Que, en el caso concreto, las preguntas formuladas por el juez no
aparecen como aclaratorias, sino que como preguntas directas, e
incluso donde la forma en que se hace la pregunta ?como aduce la
defensa- contraría la disposición del artículo 330 del código del ramo.
En efecto, el juez podría confrontar al perito o testigo con sus propios
dichos u otras versiones de los hechos presentados en el juicio cuando
esa clase de pregunta se ajusta a lo que debe entenderse por
aclaratoria. Si el testigo dice al inicio de su declaración que
conducía en dirección al norte por la primera pista de circulación y
después, al contestar a la defensa dice que lo hacía al poniente por la
segunda pista, ha incurrido en una contradicción que es preciso aclarar
y sobre la cual entonces, el juez está legitimado para preguntar. Lo
mismo ocurriría si un testigo dice que circulaba por la segunda pista,
en circunstancias que de las fotografías aparece que no hay segunda
pista. Esa es la esencia del inciso 4° del artículo 329 del Código
Procesal Penal: la facultad del juez de aclarar los dichos por medio de
preguntas que tiendan precisamente a ese objetivo, confrontando al
deponente con sus propias declaraciones u otros antecedentes del
juicio, en caso de ser necesario, pero sin preguntar por algo que no ha
dicho antes y sin poner en su pregunta la respuesta.
6° Que, en concepto de este disidente, la infracción al precepto en
estudio no afecta los derechos y garantías que la Constitución y los
tratados internacionales aseguran a las partes por producirse, como
consecuencia de la intervención del juez, la introducción de prueba,
relevante o no, en el proceso; sino que, porque el juez asume un rol
que no le corresponde: el de interviniente, lo que supone,
necesariamente, su pérdida de imparcialidad en el conflicto. El juez
que indaga sobre cuestiones específicas que van más allá de lo que
ha declarado originalmente e l testigo o perito, actúa, aunque sea en
apariencia, guiado por un prejuicio, una opinión o una idea
preconcebida sobre el asunto que se discute, y eso es lo que ha
ocurrido en la situación de autos, como la sentencia lo deja en
evidencia en su razonamiento quinto.
Como corolario de lo señalado, aparece que en este proceso el
resultado pudo ser el mismo al que se arribó en la sentencia
impugnada por la defensa, pero sin que se encontrase en entredicho la
imparcialidad del juez condenador.
7° Que, finalmente, el Código Procesal Penal establece en su artículo
160, una presunción de derecho del perjuicio, al señalar que aquel se
produce ?si la infracción hubiere impedido el pleno ejercicio de las
garantías y de los derechos reconocidos en la Constitución, o en las
demás leyes de la República?, entre las que se cuenta el derecho a un
juez imparcial, cuyo reconocimiento no admite limitaciones de ninguna
entidad puesto que por mínima que sea, ya no puede sostenerse su
imparcialidad, de modo que su afectación siempre se extenderá a su
ejercicio pleno, afectando el derecho a un ?debido proceso?.
Regístrese y devuélvase.
Redacción del Ministro Sr. Carlos Künsemüller L. y de la disidencia, su
autor.
Rol N° 2655-10.

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres.


Nibaldo Segura P., Rubén Ballesteros C., Hugo Dolmestch U., Carlos
Künsemüller L. y el abogado integrante Sr. Benito Mauriz A. No firma
el abogado integrante Sr. Mauriz, no obstante haber estado en la vista
de la causa y acuerdo del fallo, por estar ausente.

Autorizada por la Secretaria de esta Corte Suprema Sra. Rosa María


Pinto Egusquiza.

En Santiago, a veintitrés de junio de dos mil diez, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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