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ANTROPOLOGÍA ESPIRITUAL

UNIDAD I. DEFINICIÓN

La Antropología del griego Anthropous, es estudio del ser humano, del hombre en sentido universal.
Pero una Antropología espiritual es estudio del ser humano en su llamado a la “Cristificación”
(Configuración en Cristo) de su yo.

Según Fray Nelson Medina, miembro de la orden de predicadores en Colombia, desde 1992, en su
última videoconferencia compartida en enero del 2014, Santa Catalina de Siena, define que un
estudio del hombre (antropología) siempre será hijo de la mejor teología espiritual o teológica. Por
tanto, una Antropología Espiritual, es también un título que evoca es el ser humano leído desde
Dios, y, por consiguiente, hace referencia a lo que significa “la vida de la oración”, al conocimiento
de sí mismo, pero en Dios, y la importancia del “puente sobre el río.”

Por una definición más clara:

La teología espiritual y la teología moral no se diferencian en el objeto material Las dos tienen como
objeto la antropología sobrenatural que CONSIDERA AL HOMBRE EN SU MOVIMIENTO HACIA LA
PLENITUD DE LA VIDA DIVINA. ( (Gamarra, 1994, pág. 16)

La espiritualidad cristiana es antropología cristiana. (Gamarra, 1994, pág. 21)

La intención de una antropología espiritual es ayudarnos a comprendernos en nuestra vida


espiritual.

HORIZONTES CLAROS HACIA UNA ANTROPOLOGÍA ESPIRITUALIDAD, HACIA UNA


ESPIRITUALIDAD, EN DEFINITIVA.

No es posible hacer una valoración espiritual o mística, sin acudir a la intimidad con la Antropología
misma. Por lo cual hay que mantener siempre estos horizontes claros:

1. Debemos fundamentar bien la espiritualidad: porque cuando se fundamenta sólo en lo


piadoso sin considerar lo antropológico. Esto puede suceder a menudo, estudiar la vida de
San Antonio de Padua y reconocer más su grandeza por predicarle a los peces del agua, que
por su memoria portentosa respecto al Evangelio mismo. No es cuestión tampoco de
desmeritar los milagros obrados, es valorar sus hechos y palabra como en San Pablo, a quien
se le valora más por lo que enseñó sobre Cristo con coherencia que por los milagros que
pudo hacer.

2. Debemos ver la espiritual como connatural con el hombre: Es necesario llegar a


comprender que ser espiritual es propio de quien ha asumido todo su ser de persona. Se
puede decir que quien no vive la espiritualidad no ha asumido plenamente su ser de
persona. De esta forma desaparece un cierto carácter de obligatoriedad extrínseca con el
que la espiritualidad se ha podido presentar o se presenta todavía hoy. Es que la
espiritualidad no es un don extraño que podamos adquirir, es como el lenguaje, es parte
aprendida, parte innata, la habilidad de aprender el lenguaje y usarlo es innato, el
contenido, el idioma, los giros lingüísticos es lo aprendido. De igual manera, las habilidades
espirituales están en la totalidad del ser, lo que aprendemos son métodos, maneras, modos,
formas, escuelas, y modelos de espiritualidad.

3. Debemos capacitarnos para responder a las interrogantes de inspiración antropológica:


Debemos responder a las preguntas más complejas, como ¿Es la espiritualidad un estado
superior de desarrollo o de subdesarrollo? ¿Es un estado límite o es absolutamente
trascendente? Ser espiritual ¿Es evadir el compromiso humano o es comprometerse
integralmente? ¿Es pura relación cotidiana con Dios o tiene un objetivo de tipo proyectivo?

4. Debemos liberarnos del complejo ante la espiritualidad: Todas esas excusas: Que no está
de moda, Que no es para todos, Que no va de acuerdo a la psicología, que no sé si soy
espiritual, que no sé qué es vivir con espiritualidad, que no conozco ninguna escuela de
espiritualidad, etc. Liberarnos del complejo, es tomar una dosis de seguridad interior y
exterior en nuestra propia convicción. LA ESPIRITUALIDAD ES DE TODOS, VA CON TODOS, Y
ES ACTUAL.

UNIDAD II. RELACIÓN CUERPO-ALMA-ESPÍRITU

1. FUNDAMENTO HISTÓRICO

Es necesario conocer los fundamentos occidentales sobre la concepción de la vida espiritual del ser
humano, por lo cual veremos en la antropología antigua algunas posturas.

El alma es inmortal

Los egipcios son, además, los primeros en sostener la doctrina de que el alma del hombre
es inmortal y que, cuando el cuerpo perece, se introduce en otro animal que esté
naciendo entonces; después de recorrer todos los animales de tierra firme, los de mar y
los volátiles, se introduce de nuevo en el cuerpo de un hombre en nacimiento y su ciclo
se completa en un período de tres mil años. Hay griegos que adoptaron esta doctrina
unos antes y otros más tarde, como si fuera de su propia invención; aunque conozco sus
miembros, no los escribo.
Heródoto, II 123

Parece que la teoría de los pitagóricos tiene el mismo propósito: pues algunos de ellos
dijeron que el alma es las partículas que hay en el aire y otros que es ella la que las
mueve. Hablan de partículas porque se muestran siempre en constante movimiento, aun
cuando haya calma completa.
Aristóteles, de anima, 404 a 16

El CUERPO, definido como “soma”, entre los griegos, es la realidad material del ser humano, que
unida al alma, definida como “ánemos” significa “viento, aire” en el sentido de una realidad vital.
Platón opinaba que estaban enemistadas, “El cuerpo es la cárcel del alma”, porque para él, el soma
distrae al ánemos, distrae de su objetivo que es la voluntad de los dioses. Pero por un proceso
llamado “Metempsicosis” (“meta”=más allá, “em”=dentro, y “psiké”=mente y “osis”=proceso) o
transmigración de las almas, ésta por desobediencia cayó sobre el cuerpo humano para sufrir como
sufre el cuerpo, hasta que realice una purificación mediante la mortificación haciendo padecer al
cuerpo privándole de los placeres que le corrompen, sólo mediante este perfeccionamiento o una
cantidad de años límite según él mismo. Por tanto, este dualismo platónico definía que el alma está
enemistada con el cuerpo. Este dualismo resonará en la antropología espiritual de San Agustín de
Hipona, conllevando a un gran sector, si no es que a toda la Iglesia a definir que el alma debe ser
liberada de la opresión del cuerpo.

TÉRMINOS RELACIONADOS CON LA ETIMOLOGÍA DE ALMA Y DE ESPÍRITU

Aristóteles, discípulo de Platón opinaba distinto, al distinguir los seres con vida y los inertes, declaró
que éstos 2 se diferencian por poseer el alma, entendamos alma como principio vital y no como el
error cartesiano de confundir alma con espíritu. El alma sería pues la vida de los seres mismos, ese
principio que genera la fuerza vital (Thymos) en los seres. Para espíritu, es conveniente referirse a
él con Pneuma, no en vano una de las ramas de la Teología espiritual, pastoral y bíblica se llama
“Pneumatología” para referirse a la ciencia del Espíritu Santo. Por tanto, desde Aristóteles, alma es
el principio vital.

Pero este principio vital tiene ciertas funciones, 3 tipos de alma específicamente:
FUNCIONES DEL ALMA SEGÚN ARISTÓTELES

1) Alma vegetativa (Función vegetativa): esta función permite que los seres puedan sobrevivir
con la búsqueda de nutrición, crecimiento y reproducción.
2) Alma sensitiva (Función sensitiva): esta función permite la afección y reacción ante el
mundo externo (miedo, instinto de huida, placer, dolor, etc) hasta los movimientos
articulados más complejos.
3) Alma intelectiva (Función intelectiva): esta alma es propia del hombre por predilección,
pero no podemos olvidar que los animales también poseen un intelecto más primitivo,
subdesarrollado que no les permite tener conciencia plena, tan sólo les sirve para asimilar
ciertos fenómenos de manera instintiva.

Jean Piaget definirá la “inteligencia” no como conciencia, sino como la capacidad de adaptarse al
ambiente:

“… el conocimiento del mundo exterior comienza por una utilización inmediata de las cosas
[…] la inteligencia no comienza así ni del conocimiento del yo ni de las cosas en cuanto tales
sino de su interacción y, orientándose simultáneamente hacia los dos polos de esta
interacción, la inteligencia organiza el mundo organizándose a sí misma” (Piaget,1937).

“Toda la psicología contemporánea nos enseña que la inteligencia procede de la acción”


(Piaget, 1950, pg. 35)

Así que “inteligencia” no es un término que debamos volverlo exclusivo del hombre científicamente,
aunque por graduación, podemos clasificar si se quisiera del menos al más inteligente, estando en
la cúspide de la pirámide de seres inteligentes en la tierra el hombre mismo.

¿Desde aquí podríamos entender cierta diferencia entre el alma y el espíritu? Quizá aún no, es
necesario definir también desde la doctrina de la Iglesia la definición de alma.

EL ALMA EN LA DOCTRINA CRISTIANO CATÓLICA

Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 360, que el género humano forma una
unidad, un solo principio todo el linaje humano en Dios. Con unidad en su naturaleza entre un
cuerpo material y un alma espiritual.

Por tanto, no se separa el alma del espíritu, desde la Teología, es un “Alma espiritual”, así el principio
de la vida (ánema), no está separada de su origen espiritual (Pneuma), pues procede el fenómeno
de la vida del “hálito de vida insuflado en sus narices”

Génesis 2,7 “Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e INSUFLÓ en sus narices
ALIENTO DE VIDA, y resultó el hombre un ser viviente.”

Las sensaciones, el intelecto, y las funciones orgánicas si bien son funciones del alma espiritual no
están separadas del cuerpo, al contrario, se sienten, se desarrollan y controla el cuerpo mismo, y así
el cuerpo es la proyección física del alma espiritual.
Así todo fenómeno del alma espiritual determina al cuerpo y todo fenómeno corporal determina el
alma espiritual como una sola unidad psicosomática.

Qué hermosa reflexión podríamos hacer, retomando a Aristóteles, y siguiendo esta comprensión
del alma espiritual del hombre, como un ejercicio comparativo de las funciones psicosomáticas del
hombre como huella de la Trinidad:

Lo vegetativo en el ser humano, es huella de un Dios Padre Creador de todo organismo y sus leyes
físicas, químicas y biológicas que rigen armónicamente toda su fisiología.

Lo sensitivo en el ser humano, es huella de un Dios Hijo que bajó del cielo a sentir junto al hombre su
hambre, su alegría, pero mucho más su dolor al dar su Cuerpo por la salvación de la humanidad.

Lo intelectivo en el ser humano, es huella de un Dios Espíritu Santo, quien guía al hombre y toca con
el recuerdo de la Palabra su conciencia para que no olvide qué dignidad tiene y de qué Cuerpo
espiritual forma parte.

Y así un único Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, Misericordioso y Eterno entra en la historia de un
hombre necesitado de misericordia y prometiéndole Vida Eterna para esas 3 realidades (cuerpo,
alma y espíritu) que también son una sola unidad.

Pero esta alma espiritual sigue padeciendo a pesar de su unidad física y más aún consecuente a esta
unidad la opresión de un cuerpo corruptible ¿Cómo? ¿Como cárcel o una enemiga? No, en lo
absoluto, como 2 fenómenos inseparables, bien dice el libro de Sabiduría:

Sabiduría 9,15

“porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con
muchas preocupaciones.”

Significa que el cuerpo en su corruptibilidad oprime la psiké, la mente, el alma racional derivada de
esta alma espiritual que en el momento de la concepción se unió al cuerpo, con preocupaciones
banas. Pero sufre tanto la mente como el cuerpo por esta corruptibilidad, no sólo el alma, porque
si sólo fuese el alma, entonces hasta la Biblia sería dualista como Platón, pero no es eso lo que el
libro de Sabiduría está enseñando.

Por ello, hablamos de un término más apropiado para referirnos a este fenómeno de los
padecimientos de ser humano como unidad psicosomática: LA CONCUPISCENCIA (tendencia a lo
pecaminoso por deseo exacerbado).

El alma racional es una sustancia incorruptible, pero la corruptibilidad del cuerpo es la que genera
por esta concupiscencia el problema que da origen al Pecado, si el cuerpo no fuera corruptible.
Santo Tomás de Aquino en su Cuestión sobre el Alma, en la cuestión 8, artículos 9 y 10 definía esto:

“9. El alma es una sustancia incorruptible. Ahora bien, nuestros cuerpos son corruptibles.
Luego el alma racional no se une convenientemente a tales cuerpos.

10. El alma racional se une al cuerpo para constituir la especie humana. Pero ésta se
conservaría mejor si el cuerpo al que se une el alma fuera incorruptible, pues no sería
necesario que la especie se conservara por la generación, sino que podría conservarse en las
mismas conforme al número. Luego el alma humana debió unirse a cuerpos incorruptibles.”
(Cuestión sobre el alma 8, 9-10)

También trató el tema en su Summa Theologiae (Summa 1 q.76 a.5)

La única diferencia es la AGILIDAD entre el alma racional del hombre y el alma que llamamos
“intelectiva” para los animales, es su NOBLEZA, así como la agilidad es la que define la diferencia
entre el volar de las aves respecto al aleteo de los hombres.

“15. El alma se une al cuerpo como forma y como motor. Por tanto, el alma racional, que es
la más noble de las formas, debió unirse a un cuerpo agilísimo para el movimiento. Lo cual
vemos es lo contrario, pues los cuerpos de las aves son más ágiles para el movimiento, y de
modo parecido los cuerpos de muchos animales, que los cuerpos de los hombres.” (Cuestión
sobre el alma 8, 15)

En palabras muy sintéticas, sería como afirmar que el hombre es tan noble con su alma racional
como el ave tan ágil con su volar.

Esta “noble forma” que nota santo Tomás, es la DIGNIDAD misma del ser humano, elevado,
encumbrado sobre la Creación misma. Con razón afirmaba el autor de Hebreos:

Hebreos 2,6

“Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿O el hijo del
hombre, que de él te preocupas?

7 Le hiciste por un poco inferior a los ángeles; de gloria y honor le coronaste.

8 Todo lo sometiste debajo de sus pies. Al someterle todo, nada dejó que no le estuviera sometido.
Mas al presente, no vemos todavía que le esté sometido todo.”

El que atestiguó, era el mismísimo salmista en su Salmo 8.


Esta Dignidad le viene por lo mencionado en Génesis 1:

Gén 1, 26

“Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los
peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas
las sierpes que serpean por la tierra.”

2. IMAGO DEI

Este IMAGO DEI (imagen de Dios), ser humano, recibe 2 cualidades que de no ser por el hombre
sólo pertenecerían a Dios:

1) LIBERTAD: el ser humano es libre por la libertad que goza su alma racional capaz de indagar
hasta en los misterios de Dios y descubrirle en esa profundidad tan compleja que se rinde
ante tanta Perfección. Esta libertad debe demostrar su apego a Dios en el obrar.

CIC 2085

“El Dios único y verdadero revela primero su gloria a Israel (cf Éxo_19:16-25; Éxo_24:15-18). La
revelación de la vocación y de la verdad del hombre está ligada a la revelación de Dios. El hombre
TIENE LA VOCACIÓN DE MANIFESTAR A DIOS MEDIANTE SU OBRAR en conformidad con su creación
"a imagen y semejanza de Dios"”

2) AMOR: somos capaces de amar como Dios, y amar al extremo. Amamos como el Padre ama
a su Esposa la Iglesia, siendo padres y esposos en el amor conyugal, amamos como el Hijo
siendo hijos del Padre Eterno en el amor filial, y amamos como el Espíritu que procede del
Padre y del Hijo, Dios Amor, en el amor espiritual con los hermanos.

CIC 1604 “Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación
fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y
semejanza de Dios (Gn 1,2), que es Amor (cf 1 Jn 4, 8.16).”

Es una de las capacidades que más nos caracteriza después de la Intelectualidad, puesto
que aun cuando bioquímicamente la atracción y la alegría tengan explicaciones hormonales
o fisiológicas, (sobre todo respecto al amor erótico) jamás habrá respuesta más satisfactoria
sobre el Amor Cristiano, que la fe misma, porque este amor nos permite dar la vida por los
demás, es un amor extremo como lo hizo Cristo y nos pidió cumplir.

Juan 15,12-13
“12 Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.”

¿Cómo explicar que alguien renuncia a su amor propio por amar a otro? ¿Qué explicación
bioquímica tiene eso? Por ello, lo que es locura para el mundo, es Sabiduría de Dios.
Lo que por ahora debemos comprender en la perspectiva cristiana, es que LO ESPIRITUAL EN EL SER
HUMANO NO ESTÁ POR ENCIMA DE LO CORPORAL, se complementan mutuamente y la redención
es para toda esa entidad humana como unidad psicosomática.

OTROS TEXTOS FUNDAMENTALES DEL CATECISMO

CIC 41

“Todas las criaturas poseen una cierta semejanza con Dios, muy especialmente el hombre creado a
imagen y semejanza de Dios. Las múltiples perfecciones de las criaturas (su verdad, su bondad, su
belleza) reflejan, por tanto, la perfección infinita de Dios. Por ello, podemos nombrar a Dios a partir
de las perfecciones de sus criaturas, "pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por
analogía, a contemplar a su Autor" (Sab 13,5).”

CIC 518

“Toda la vida de Cristo es Misterio de Recapitulación. Todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como
finalidad restablecer al hombre caído en su vocación primera:

Cuando se encarnó y se hizo hombre, recapituló en sí mismo la larga historia de la humanidad


procurándonos en su propia historia la salvación de todos, de suerte que lo que perdimos en Adán,
es decir, el ser imagen y semejanza de Dios, lo recuperamos en Cristo Jesús (S. Ireneo, haer. 3, 18, 1).
Por lo demás, esta es la razón por la cual Cristo ha vivido todas las edades de la vida humana,
devolviendo así a todos los hombres la comunión con Dios (ibid. 3,18,7; cf. 2, 22, 4).”

3. ANTROPOLOGÍA TRINITARIA

UNA ANTROPOLOGÍA ESPIRITUAL ES UNA ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA Y POR TANTO


TRINITARIA EN SU RELACIÓN ÍNTIMA CON LA TRINIDAD

Una síntesis sobre estas relaciones

Aun con una visión de unidad entre el cuerpo material y el alma espiritual según la doctrina,
debemos comprender que el hecho de decir “alma espiritual”, ya es de por sí una unión de 2
realidades metafísicas: Alma y Espíritu, así como al decir “psicosomático” es hablar de 2 realidades
“psiké” y “soma”, es por tanto válido manejar conceptualmente las 3 ideas para analizar más
detalles sobre esta unidad del ser humano.

Bien lo enseña el Señor respecto al primero de los mandamientos:

Mateo 22,37

“El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu CORAZÓN, con toda tu ALMA y con toda tu
MENTE.”

CORAZÓN (literal: Kardiá)SOMA (Literal: cuerpo)


ALMA (Literal: Psiké)ÁNEMOS (Literal: viento)

MENTE (Literal: Nou)PNEUMA (Literal: espíritu)

Si consideramos separarlas en estas 3 partes: cuerpo, alma y espíritu, no como realidades


independientes sino elementos de la misma naturaleza humana, pero separables conceptualmente,
podríamos apreciar que el hombre como unidad es trino y está hecho para Dios Trinidad.

Por tanto, en la relación de Dios-hombre, el planteamiento también puede ser trinitario. Para este
efecto, vale muy bien como símbolo utilizado tradicionalmente para representar a Dios Trinidad, el
triángulo  hacia arriba. Mientras que podríamos representar con otro triángulo  hacia abajo al
hombre y su triple realidad. De la siguiente manera:

Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre envió a su Hijo y al cumplir Él su misión en la Tierra,
prometió el envío de un Paráclito.

En el Judaísmo, tienen un símbolo de esta relación Dios-hombre, es el Maguen David o


la Estrella de David.

Sólo que, con una pequeña diferencia, ambas pirámides representan al hombre en su
relación con Dios. Mientras que la siguiente estrella, una pirámide representa al hombre
y otra a Dios.
Para ellos, la pirámide normal es el hombre en su ascenso, en su relación con Dios, significando su
vocación espiritual de subir la Pirámide de la vida (pirámide normal), vocación que t iene su meta
en el Cielo y que se dirige por los valores espirituales.

Por otra parte, la pirámide invertida indica que, de no elevarse el hombre al solo ocuparse de
cuestiones materiales y mundanas, bajará espiritualmente.

Como sea, nuestra estrella no será un Maguen David más, pero sí servirá para explicar algunos
elementos sobre la espiritualidad humana.
Tenemos pues lo siguiente:

EXPLICACIÓN

La pirámide hacia arriba, es Dios, la hacia abajo, lógicamente el Hombre.

I. DIOS
A) DIOS NOS CREA, SOMATIZA AL HOMBRE LE DA UN CUERPO

Le pertenecemos, por eso somos su rebaño, su Pueblo.

Salmo 100,3

“Sabed que Yahveh es Dios, él nos ha hecho y suyos somos,


su pueblo y el rebaño de su pasto.

Pero la desobediencia nos ha traído a este drama del


pecado que por milenios la humanidad ha visto como
consecuencia de su mal uso de la LIBERTAD conferida por
Dios y el olvido de ese AMOR que la Ley perfecta nos solicita
dar. (cf. Gn 3,9-24)

Santiago 1,25

“En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no
como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz.”

La pirámide de la santificación del hombre parte de su soma (realidad corpóreo-material) y tiende


hacia donde su alma espiritual (ánemos pneumatikos=) le mueve, que es
hacia el Padre.

Jeremías 31,18 “Bien he oído a Efraím lamentarse: «Me corregiste y corregido fui, cual becerro no
domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres mi Dios.”
B) DIOS SE ENCARNA, VIVIFICA ETERNAMENTE AL HOMBRE, LE DA ALMA PERFECTA.

Para dar este Auxilio Divino, Dios decide encarnarse en


nuestra realidad corpórea:

Juan 1,14

“Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre


nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de
verdad.”

Y desde nuestra condición dar cumplimiento a la Ley


Perfecta para mostrarnos el camino de la Verdadera
Santidad.

Mateo 5,17

“No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar
cumplimiento.”

Puesto que la “santidad” de algunos maestros, sacerdotes, sectas judías y el mismísimo pueblo era
pura apariencia e hipocresía. (cf. Mt 6, 2. 5. 16; 15,7; 23, 13-29).

Redime la humanidad en el sacrificio de la Cruz y previamente en el contexto de la Última Cena


confirma aposentos para sus discípulos.

Juan 14,2

“En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos
un lugar.”

Para alcanzar al Padre necesita de la acción redentora del Hijo, que es el Rostro de Dios quien
compadecido lo envía a dar la Salvación a la humanidad.

Isaías 54,8

“En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con amor eterno te he
compadecido - dice Yahveh tu Redentor.”
C) DIOS ENVÍA UN PARÁCLITO, PNEUMATIZA AL HOMBRE, LE DA EL SOPLO DE FORTALEZA

Y no le bastó a Dios compadecerse con el envío y entrega


por la humanidad de su propio Hijo, sino que Él, el Padre
y su mismísimo Hijo, imagen del Padre, con la misma
Misericordia infinita, anunció el envío de la Tercera
Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo procedente de
Padre e Hijo:

Juan 14,16 “y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito,


para que esté con vosotros para siempre”

De esta manera cumpliría su promesa a los hombres de:

Mat 28,20 “…Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»”

Promesa cumplida el día de Pentecostés.

Y necesitará así el hombre para su santificación, la acción fortalecedora del Espíritu Santo.

Filipenses 4,13

“Todo lo puedo en Aquel que me conforta.”


II. EL SER HUMANO NECESITA PARA CON DIOS:

EXPLICACIÓN

1) EL HOMBRE AL HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE…

Mateo 12,50

“Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre


que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana
y mi madre.”

DEL PADRE OBTIENE, PODER por medio de la fe


para obrar milagros, para obrar sobre la
CORPOREIDAD (Soma), sanar enfermos. Sin
menoscabo del poder espiritual, expulsar demonios
DEL CUERPO, por ejemplo.

Lucas 9,2

“Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a


los enfermos”.
2) EL HOMBRE AL CONOCER CON SU INTELIGENCIA AL HIJO…

1 Jn 5, 20

“Y sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y


nos ha dado inteligencia para que conozcamos al
que es Verdadero; y nosotros permanecemos en el
que es Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el Dios
verdadero y la Vida eterna.”

DEL HIJO, OBTIENE SALVACIÓN, que redime su


principio vital o ALMA (ánemos) liberándolo de la
corrupción del pecado de Adán y Eva para destinarla
a la Vida Eterna, salvación que adquirimos por
medio de la espada de la Palabra.

Efesios 6,17

“Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”

3) EL HOMBRE AL CUMPLIR SU MISIÓN EN EL AMOR CON LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO…

2 Pedro 3, 18

“Crezcan en la gracia y en el conocimiento de


nuestro Señor y Salvador Jesucristo . ¡A él sea la
gloria, ahora y en la eternidad!”

DEL ESPÍRITU SANTO OBTIENE, SABIDURÍA, que nos


dirige y que se guardará en su “mente y corazón”
pues él nos enseña y recuerda todo lo que nos ha
mandado.

Juan 14, 26

“Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre


enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les
recordará lo que les he dicho.”
UNIDAD III. ASPECTOS NEGATIVOS DE LA ESPIRITUALIDAD

Creer que hacemos convenios con Dios o con el santo que admiramos, esa es parte de una
espiritualidad Supersticiosa.

Existe gente que va a las Eucaristías, pero también donde las brujas y chamanes, que va a misa y
tiene una herradura en su casa. Que reza el rosario, pero también envía cartas cadena. Así llenos de
incoherencias:

 Decimos “Te quiero”, pero a esa que más quiero es a la que más maltrato, a la que no saco
a pasear.
 Decimos “Quiero la paz”, pero me gusta hacer la guerra.
 Hablo de “Amor” pero con límites y con exclusividades.
 Hablo de Dios, pero a veces “le prenden una candelita al diablo”.

La vida es clara, y la Palabra aún más,

Lucas 16,13

«Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se
entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»

Tampoco es que podamos estar bien con todos, es parte de la vida encontrar disensiones, riñas,
incomprensiones, intolerancias, pero al menos nosotros, debemos estar bien definidos.

oda espiritualidad es mejor, siempre que el hombre también sea mejor.

A. EJEMPLOS DE “ESPIRITUALIDADES” A DEPURAR

P. Tony Salinas.

1) LA ESPIRITUALIDAD “MAMPARA”

Al quitar el prisma de la vida aparente, puede ser que la vida espiritual no


sea tan buena, así que la espiritualidad del hombre puede ser una
mampara, que oculta la verdad interna del individuo. NO SE PUEDE SER
HIPÓCRITA ESPIRITUAL. Se debe ser espiritual desde el crecimiento
personal, la espiritualidad crece con el hombre que crece.
Una imagen más que mil palabras

2. LA ESPIRITUALIDAD QUE DESAPARECE AL ENTURBIARSE LA VIDA

La piedra al tocar fondo pone turbia el agua. Una espiritualidad de poca profundidad fácilmente deja
ver el sucio que aún hay en el interior. No significa volverse profundamente hipócrita, que entre
más profunda sea la espiritualidad, menos nos manchará el pecado.
4) LA ESPIRITUALIDAD ROMÁNTICA DE COPIAR LA VIDA DE OTROS

Una espiritualidad romántica de un personaje de la vida cristiana, podemos imitar las virtudes de
los santos, pero las gracias que tales recibieron fueron únicas.

San Francisco antes de morir dijo a sus hermanos: “Dios me mostró a mí un camino, que él les
muestre el de ustedes”.

No podemos hacer copia en la vida espiritual de la vida de San Francisco, sino que Dios hará un
proyecto personal y espiritual diferente.

UNA ANÉCDOTA

“Al sur de Italia cerca de Sicilia, el párroco dijo al Padre Antonio, “visitaremos a una enferma”, y al
llegar al ver a la enferma, la enferma dijo, “de rodillas”, hizo su rosario, muy bonito, muy meditado,
Antonio notó que ella metía las manos dentro de la colcha, luego tocaba las manos de él, el otro
sacerdote cuando regresaban dijo: ¿que vio padre? ¡Tiene las llagas de Cristo! Le dijo el padre.
Huélase manos, efectivamente, olía a Rosas. El otro sacerdote, regresó al siguiente día de improviso,
vio el hecho nuevamente y entró en paz, porque las llagas se las infligía así misma, y el olor a rosas
era aroma comprado.”

La santidad no es como yo quiero, sino como Dios quiere.

Lo espiritual no es el menosprecio de lo humano. Lo espiritual no quita la riqueza humana de la


persona.

Lo que más me une a Dios, no me puede separar de la vida.

Lo que más me une a Dios, no me separa de las personas.

Un esposo, que cumple con lo de la iglesia, no puede dejar de cumplir con la vida sexual que adquirió
con su esposa.

En la virtud está la grandeza del hombre, porque no todo lo de la vida en exceso cae bien, todo en
su justa medida es bueno. El problema es la capacidad de la justicia en lo que hacemos.
UNIDAD IV. LO ESPIRITUAL

Espíritu es etimológicamente “spiritus” en latín, (soplo), de “Spirare” (soplar), probablemente una


palabra de la onomatopeya al soplar. En griego su correspondiente es “Pneuma” como hemos visto,
que hace más referencia a “respiración” o “aire en movimiento”.

Para los estoicos el Pneuma es el principio activo, generativo que organiza al individuo o al kosmos.
(Sedley, 2005).

Es la esencia intangible y complementaria del ser humano, que administra y gobierna su voluntad
expresada en las emociones, la moral y los sentimientos y la racionalidad expresada en las ideas o
pensamientos, tal esencia le permite llegar mediante la virtud a la trascendencia.

A. EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
En el Antiguo Testamento era RUAH, O RUAJ, y el del hombre es el ruaj (soplo o aliento) que le da
vida y nos hace semejantes a Dios en todos los aspectos.

El espíritu es Esencia de Dios impresa, por tanto la espiritualidad está adherida al gran principio de
la fe que es Dios.
“RUAJ O RVJ”

‫רוח‬
“Que sinonímicamente significa “viento”; por semejanza aliento, i.e. una exhalación sensible (o
incluso violenta); figurativamente vida, ira, insustancial; por extens. región del cielo; por semejanza
espíritu, pero solo de un ser racional (incl. su expresión y funciones). (Diccionario Strong Hebreo del
Viejo Testamento)

“Rûaj (ַ‫רּוח‬, H7307), «aliento; hálito, aire; viento; brisa; espíritu; coraje; temperamento; Espíritu».
Este nombre tiene cognados en ugarítico, arameo y arábigo. El término se encuentra unas 378 veces
en todos los períodos del hebreo bíblico.” (Diccionario del Nuevo Testamento W.E. Vine).

Génesis 1, 2
Ese Ruaj de Dios se movía sobre la faz de la Creación entera.

H430 ‫ אלהים‬H7307 ‫ ורוח‬H8415 ‫ תהום‬H6440 ‫ פני‬H5921 ‫ על‬H2822 ‫ וחׁשך‬H922 ‫ ובהו‬H8414 ‫ תהו‬H1961 ‫ היתה‬H776 ‫והארץ‬
H4325 ‫ המים׃‬H6440 ‫ פני‬H5921 ‫ על‬H7363 ‫מרחפת‬

Eretz (tierra) jayá (era) tójou (desolado) bojú (vacío) kjoshek (oscuridad) al (sobre) panim (faz)tejom
(abismo) Ruaj (viento) Elohim ((de)Dios) rakjat (movía) al (sobre) panim (faz) maim (aguas).

“La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios
aleteaba por encima de las aguas.”
Ese RUAJ ES Viento, brisa, aire en movimiento (Gn 3,8; Éx 10,13; Éx 14,6). Es Aliento, respiración,
soplo (1 R 10, 5; Job 4, 9; Is 11,4). Es “Hálito”, espíritu como factor vital de todas las criaturas que
respiran (Num 16,22; Job 27,3; Ez 37,5, Ez 37,7).

Es quien vivifica al ser humano.

B. ESPÍRITU EN EL NUEVO TESTAMENTO


Bíblicamente la palabra “pneuma” (griego) y sus derivados como “pneumatos”, “pneumati” o
“pneumatikos” (espiritualmente) en muchísimos textos, ejemplo de ello son:

PNEUMA
“ESPÍRITU”
1 Corintios 6,17
(Jerusalén) Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
(Interlineal Nuevo Griego Español) ο G3588:T-NSM El δε G1161:CONJ pero κολλωμενος G2853:V-PPP-
NSM siendo adherido τω G3588:T-DSM a el κυριω G2962:N-DSM Señor εν G1520:A-NSN uno πνευμα G4151:N-
NSN ESPÍRITU εστιν G1510:V-PAI-3S está siendo

PNEUMATOS
“DEL ESPÍRITU”
2 Corintios 3,8

(Jerusalén) ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu!

(Interlineal Nuevo Griego Español) πως G4459:ADV-I ¿Cómo ουχι G3780:PRT-I no μαλλον G3123:ADV
aún más η G3588:T-NSF el διακονια G1248:N-NSF servicio του G3588:T-GSN de el πνευματος G4151:N-GSN
espíritu εσται G1510:V-FDI-3S será εν G1722:PREP en δοξη G1391:N-DSF esplendor?

PNEUMATI
“EL ESPÍRITU”
Gálatas 5,25

(Jerusalén) Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.

(iNA27+) ει G1487:COND Si ζωμεν G2198:V-PAI-1P estamos viviendo πνευματι G4151:N-DSN a espíritu


πνευματι G4151:N-DSN a espíritu και G2532:CONJ también στοιχωμεν G4748:V-PAS-1P estemos
andando en fila

PNEUMÁTIKOS
“ESPIRITUALMENTE”
1 Corintios 2,14
(Jerusalén) El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad
para él. Y no las puede conocer pues sólo espiritualmente pueden ser juzgadas.

(iNA27+) ψυχικος G5591:A-NSM Físico δε G1161:CONJ pero ανθρωπος G444:N-NSM hombre ου G3756:PRT-
N no δεχεται G1209:V-PNI-3S está recibiendo bien dispuesto τα G3588:T-APN a las (cosas) του G3588:T-
GSN de el πνευματος G4151:N-GSN espíritu του G3588:T-GSM de el θεου G2316:N-GSM Dios μωρια G3472:N-
NSF necedad γαρ G1063:CONJ porque αυτω G846:P-DSM a él εστιν G1510:V-PAI-3S está siendo και
G2532:CONJ y ου G3756:PRT-N no δυναται G1410:V-PNI-3S está siendo capaz γνωναι G1097:V-2AAN conocer
οτι G3754:CONJ porque πνευματικως G4153:ADV espiritualmente ανακρινεται G350:V-PPI-3S está
siendo escudriñado

“PNEUMA AGIOS O AGION”


ESPÍRITU SANTO
Juan 20,22

Pronunciada la g como una Y.

(Jerusalén) Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.

(iNA27+) και G2532:CONJ Y τουτο G3778:D-ASN a esto ειπων G3004:V-2AAP-NSM habiendo dicho ενεφυ
σησεν G1720:V-AAI-3S sopló en και G2532:CONJ y λεγει G3004:V-PAI-3S está diciendo αυτοις G846:P-DPM a
ellos λαβετε G2983:V-2AAM-2P Reciban Πνευμα G4151:N-ASN Espíritu Αγιον G40:A-ASN Santo

UNIDAD V. ¿CÓMO SE MANIFIESTA LA ESPIRITUALIDAD EN EL SER HUMANO?

La espiritualidad viaja en 3 caminos fundamentales: el BIEN, la VERDAD, la BELLEZA.

DEFINICIONES CATEQUÉTICAS:

Según el Catecismo (CIC 33),


“El hombre: Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad
y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la
existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual. La "semilla de eternidad
que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia" (GS 18,1; cf. 14,2), su alma, no puede tener
origen más que en Dios.
H

EL BIEN, LA VERDAD Y LA BELLEZA


¿La cenicienta de entre las 3?

La belleza, vivimos mal porque no hemos aceptado la belleza de vivir.


El papa dijo: la belleza salvará al hombre de hoy.

Kálos, es el bello pastor, no el bueno, en el evangelio original.

La belleza no es física solamente, sino que es armonía interna y externa.

UNA PERSONA QUE VIVE EL BIEN, LA VERDAD, Y LA BELLEZA, ES UNA PERSONA ESPIRITUAL

¿Cuál es el vehículo para la espiritualidad?


El cuerpo.

En el espacio que tenemos y en este tiempo, aquí tenemos que vivir dentro del cuerpo la
espiritualidad, porque el cuerpo es el que entra en contacto con el espacio y el tiempo.

El cuerpo es el templo de Dios (San Pablo) así Cuerpo y Espíritu van de la mano. Pero hoy está
Enajenada en la Razón, el hombre piensa que lo que hace es bueno, que lo que dice es verdad y que
su fealdad es bella.

Al vicio se le llama virtud, a lo malo se le llama bien, a la infidelidad es una canita al aire. El matar al
prójimo “esa basura hay que matarla”.

La inteligencia está embotada, saturada según San Pablo.

“Vivimos donde el embotamiento mental o intelectivo, ha empobrecido la vida espiritual.”

La razón, nos está llevando por caminos equivocados, de creerse superior. Esta razón está
esclavizando al cuerpo y lo está divinizando. De tal manera, que existe un culto al pueblo.

El “pare de sufrir” es un ejemplo de la razón gobernando al cuerpo.

La vida es difícil para todos, pero es bella, en la vida debemos amar, y amar siempre conlleva un
sufrimiento.

Pero no se trata de ser masoquistas, pero la vida no es vida si se vive con anestesia.

La gente que no quiere sufrir no va a tener columna vertebral, cualquier problema los va a agachar.

Los tiempos que vienen no van a ser fáciles. No hay que ser Walter mercado para saberlo.
LA BELLEZA

Una cualidad de cada uno de nosotros…

LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA
Nos ofrece el tema de la persona en relación a la trascendencia, la que habla del hombre en su
relación con el trascendente, lo nuclear de la antropología cristiana es el encuentro con Cristo, “el
hombre perfecto”. Este encuentro es estar en Cristo, y vivir en Cristo.

2 corintios 5, 17, estar en Cristo es ser una creatura nueva.

Vivir o estar en Cristo trasciende las realidades morales.

Cristo está por encima de ello, la antropología no se trata de un Cristo que viene a calmar los ímpetus
del hombre en sus realidades naturales, sino que viene a crear el concepto antropológico de la
Filiación, es decir, ser Hijos de Dios.

Y este ser Hijo de Dios provoca un elemento antropológico bien rico: la Fraternidad.
En Cristo todos somos hermanos, porque tenemos un solo Padre.

La antropología Cristiana nos sitúa en la relación con el Padre y en la relación con el Semejante que
es mi hermano, la auténtica espiritualidad está ubicada en esos 2 principios, el de Filiación y
Fraternidad.

La vida y la espiritualidad tienen que ir a la par, no tiene que haber divorcio entre vida y
espiritualidad, no se pueden entender por separado.

()
El concepto de Autonomía está mal interpretado, antes que decidamos está una decisión divina y
antes de pedir autonomía, debemos dialogar con quienes estamos aquí, y el primer dador es Dios.

Huir de la vida es egoísmo.

“Aquí el célibe soy yo” la gente hace de la Iglesia un refugio, porque no quieren estar en casa.

Las parejas que no quieren ser hijos y se niegan a abortar.

Teología espiritual saturnino gamarra

LA CULTURA POST MODERNA


Visiones del hombre
- Materialista: un ser de producción de bienes. Es sujeto de su necesidad de consumo.
- Hedonista: presa de sus pasiones y deseos, gobernado por las necesidades vitales
- Instinto Sexual: Freud, el hombre está tironeado por su instinto sexual.
- Conductismo: James Watson, el hombre es fruto de los estímulos
- Existencialista: Super yo, de Nietzsche.

Es un hombre reducido a un Historicismo relativista, el politeísmo de sus valores, la superación de


la religión (individualización), () la superación de la razón.

Los logros positivos de la cultura de la modernidad: la autonomía de la conciencia, la aspiración a la


felicidad, la dignidad de la persona, el aprecio de la vida humana, la democracia, el derecho a la
libertad religiosa, la aceptación al pluralismo.

La estética es el camino para encontrar a Dios.

Una pastoral de la cultura, sería importante.

DEL EROS AL ÁGAPE

DEUS CARITAS EST de Benedicto XVI

Chiste del padre socialista, nuestro azúcar, nuestra cama

El amor no conoce la traición, la infidelidad es traición.

PERSONA

Sabe lo que es, lo que hace, lo que será


Ser único, irrepetible e insustituible

Es el conjunto de características irrepetibles, que en su evolución nos permiten ser interna o


externamente y que nos define y distingue como individuos.

PERSONA=ESPÍRITU
YO CONSCIENTE Y RESPONSABLE PARA EL ENCUENTRO
UNA PERSONA DINÁMICA: en el encuentro con el entorno desarrolla virtudes, habilidades, está
enriquecida en su humanidad para responder consciente y responsablemente al entorno que le
rodea.

Lo espiritual no elimina lo que somos.


Lo divino no absorbe lo humano.

María es una mujer, una creatura, que llegó a entender a Dios.

EL PUENTE PARA PASAR A LA ANTROPOLOGÍA DE LA ESPIRITUALIDAD


1. Negación de Dios
2. La Inhabitación
3. Triple Experiencia
4. El punto de Partida
5. Antropología de la Felicidad

La espiritualidad es una antropología de la felicidad.

LA TRIPLE EXPERIENCIA: De la mistica Ramón panikkar

Triple mediación, prácticamente toda la cultura que el hombre posee 3 órganos con los que el ser
humano entra en contacto con el exterior, los sentidos, la mente, y lo espiritual.

Esta comunicación es posible antropología mediante la tripartita dimensión, cuerpo alma y espíritu.

No es tanto entre los 3 mundos, materia, conciencia y divino.

Son proyecciones que el hombre en su totalidad

La trinidad y la dimensión tripartita del hombre.

Siguiendo la pedagogía diríamos lo referente al cosmos.

A estas tres dimensiones las podríamos


La purgativa, iluminativa, unitiva triada de sendas de espiritualidad.

El corporal, el mental y el espiritual, los tres a sus respectivos órganos.

Al cuerpo le corresponde la vía purgativa sujeción


Alma iluminación de la mente para que vea lo suprasensible
Espíritu la unión con el Ser llamado Divinidad o con cualquier nombre equivalente
Es comprensible que, con la antropología bipartita.

La mística, ha perdido su soporte antropológico.

1. NEGACIÓN DE DIOS

La antropología en Dios y en lo que Dios puede hacer en nuestra vida.


Si lo absoluto está en mí, eso me preocuparía por mí.

El humanismo está errado si no hay un absoluto.


El imponer la verdad individual conllevó a la humanidad al genocidio.

En el momento de la muerte, las personas que creyeron en sí mismos, se enfrentan con su finito y
ahí terminan anhelando lo infinito.

La historia y la vida son inmanentes en sí misma.


Al negar a Dios se vuelven solitarios.
El hombre es la medida de todo, desparece Dios.
Establecen el trabajo como primer lugar.

Son fundamentalistas ellos porque se absolutizan.


No existían antes, no existían después. Según ellos.

2. LA INHABITACIÓN
Si Dios existe qué hace?, inhabitarlo

La ignorancia es la que no deja que haya inhabitación, la ignorancia de los textos que nos den la
sabiduría sobre esta riqueza interna.

Sin la inhabitación no hay santidad.

3. TRIPLE EXPERIENCIA
Todo ser humano es un místico. Sentidos, mente, espiritual hacen la completa antropología.

3 sendas, Sensible via purgativa, Racional via iluminación, espiritual vía espiritualidad

Somos epidérmicos, si no lloras no sirve

Quien solo vive lo sensible, la fe se le va después de 3 meses. Porque es epidérmico.

Reduccionismo Epidérmico de la Espiritualidad.

Los cantos se han hecho epidérmicas también.

En 50 años terminaríamos en un desierto espiritual, en una aridez espiritual.

Testimonios de 1 mes de 2 meses, no edifican.

4. PUNTO DE PARTIDA
El hombre lejos de Dios está alienado de sí, suprimir la personalidad del individuo.

Entre más soy yo, menos Dios en mí.

El hombre filosofa y empieza a preguntarse, esas dudas son el punto de partida.

5. ANTROPOLOGÍA DE LA FELICIDAD

1718, Dios ha dejado en su corazón la felicidad, es la “trampita de Dios”, al final el hombre se dará
cuenta que sólo es feliz en él.

La felicidad está en comenzar a dar a la espiritualidad la categoría de Bien.

NEGACIÓN DE DIOS- SENSIBLE


INHABITACIÓN- RACIONAL
TRIPLE EXPERIENCIA – 3 ventanas: sensitiva, racional, espiritual
PUNTO DE PARTIDA – EXPERIENCIA ESPIRITUAL SON PROCESOS HUMANOS.
ANTROPOLOGÍA DE LA FELICIDAD –

LO ESPIRITUAL ES UN PROCESO MÁS LARGO.

Es la resultante de las anteriores, cuando el hombre ha alcanzado madurez, humana.

Tenemos el testimonio de la Palabra de Dios, el hombre de la Biblia es un ser real, concreto.

La espiritualidad de estos seres, nos hace comprender, que vivieron, lucharon y tuvieron una
experiencia de Dios en el momento histórico que les tocó vivir.

Luego tenemos los Padres de la Iglesia.


Luego los Santos y las Santas
Pero estos personajes de la Historia, han alcanzado la espiritualidad mediante un proceso largo.

¿Alcanzaremos esa meta? Llegaremos a trascendernos?


Hasta dónde llegará la trascendencia del hombre?

Porque pensamos que la experiencia espiritual es tener visiones, revela misterios, escarcha, se
duerme en Espíritu.
GRACIA

No puedo cristificarme si Dios no lo permite, es Dios el que realiza todas las cosas buenas,

La obra buena, que Dios comenzó en ti, que él lo lleve a tu término.


“que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y lleve a término con su poder todo vuestro deseo
de hacer el bien y la actividad de la fe” II Tes 1, 11

LA ASCÉTICA: todo tiene ascética,

El rector cuando hizo su tesis doctoral, perdió parte de su cabello.


Tiene que haber una ascética, va a dormir a determinada, una vida bien cronometrada para no sufrir
los golpes de la abundancia.

El siglo XIII había una ascética bien marcada.

Repaso de los santos

La antropología va acompañada de la cultura


Las únicas personas, capaces de multiplicarse, son las personas cultas. Desde un ambiente
antropológico. Domenik Karnek.

La santidad no lo hace todo en una persona. Es arriesgada la afirmación, es una persona que llega a
entender bien la cultura, que ha entendido al hombre bien en el Tiempo y espacio.

Esto nos hace comprender, que es importante entendernos en el aquí y en el ahora.

Es importante que se ubique en ambos (aquí y ahora) para que el hombre pueda entender a Dios,
porque es necesario que se comprenda así mismo primero.

El elemento existencial: quien se ubica en el aquí y el ahora, puede trascender de manera existencial.
Puede empezar a tocar lo profundo de su ser, así se va a responder ¿quién soy? ¿Para qué vivo?
¿Hacia dónde voy?, ¿por qué estoy aquí? ¿Qué debo hacer? ¿Qué quiere Dios de mí?

Alguien sólo puede llegar a preguntarse a esto, solamente al trascenderse, sólo ahí, llega comienza
a ser una persona espiritual.

En nuestro país parece que no hay preguntas trascendentales, solo de las cosas superficiales de la
vida.

No es preguntarse circunstancialmente sino existencialmente.

Lo existencial va más allá de lo circunstancial.

Por ejemplo: ante la muerte de alguien famoso, todos quieren justicia, pasados 3 meses, se olvidan
del anhelo. Porque es circunstancial, no existencial.

Todos los santos han llegado a preguntarse ¿qué quieres Señor de mí? De alguna manera, sea
buscando la verdad, sea encontrando el sentido de la vida, sea entendiendo los designios de Dios.

Así, sólo lo trascendente es lo que me lleva a la verdadera espiritualidad, lo demás es cosmetología.

Usar rosarios, cruces, medallas, etc, no es que sea malo, pero si no me lleva a la trascendencia es
pura cosmetología.

La sociedad de hoy, no nos cultiva a la existencialidad, la circunstancia nos lleva a la inmanencia,


sumergidos en la enajenación, no progresamos espiritualmente, porque no llegamos a lo existencial.

Es importante hacerse las preguntas existenciales.


En otras condiciones, la teología espiritual nos llevaría a lo existencial. Es necesario desarrollar la
espiritualidad, para ello es necesario un santuario de la fe (aula) donde el saber se hace sabiduría.

Es la gracia la que nos lleva a la trascendencia existencial.

Antropologíacultura tiempo y espacio, aquí y ahoraConocimiento Existencial¿quién soy?, etc…

Quien entra a conventos de clausura, ya se encontraron existencialmente, si están ahí es por ello.

En América se cometió en muchos momentos con un error, comenzamos con la sacramentalidad y


no con la evangelización. Primero es Cristo, primero es la tierra, y luego los frutos.

No podemos llegar a predicarles el Reino de Dios sin mostrarles a Cristo primero.


No podemos hablarles de los santos y del papa sin hablarles de Cristo, pues él es la piedra, el
fundamento.

Debemos suscitar el proceso del encuentro existencial.

EL CRISTO, VERDADERO HOMBRE

En él radica la plenitud del ser humano, porque en él habita el habita el hombre perfecto, él posee
la perfección de la humanidad.

Verdad, bien, belleza (VBB)

1. Una perfección que tiene una raíz ontológica, porque Jesús de Nazareth, ontológicamente
pertenece a Dios.
2. Tiene una perfección en la historia, en la realidad que le toca que vivir, asumir los valores
de su tiempo, es una perfección adquirida, aprende a seleccionar, de todo el entorno,
aquello que lo hace perfecto, que lo hace bueno.
3. Una perfección en las circunstancias, es una perfección conquistada, conquista también la
humanidad, conquista los valores y virtudes humanas y espirituales, se mete a la escuela
del sufrimiento y el sufrimiento lo capacita para ser perfectamente humano.
Así su perfección humana es: Es ontológica, es histórica, es conquistada

Jesucristo es en definitiva, el Nuevo Adán, es el hombre ideado por Dios, el hombre desvinculado al
mal, desvinculado a la muerte, desvinculado al pecado.

Adán es el prototipo de todo el género humano


Adán: deriva de
Adamáh, tierra, suelo, ‫אׇ דחה‬
Adám ‫אָ דם‬

Cristo es la última edición del hombre.

Hay que cristificar al hombre, el hombre tiene que cristificarse Gal 2, 20,
“y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en
la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. No tengo por inútil la gracia de
Dios, pues si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano.”

No es imitar cosas de cristo, por la acción de la fe y del amor cristo llega a ser tu vida, Fil 1, 21
“pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.”

Es que Cristo cambie nuestra vida, no se trata de una asimilación de virtudes de Cristo, el ideal es
que Cristo baje a nosotros y viva en nosotros.

Efesios 4, 1ss:
Flp 2, 1-4: tened los mismos sentimientos de Cristo
Flp 3, 1ss: tomar parte en sus sufrimientos, configurarme en su muerte, para ver si le doy alcance.
Cristo es el bien supremo, llegar a él, alcanzarlo, sin haber creído que lo que puedo dejar por él es
suficiente, no es suficiente, y sin creer que ya lo he alcanzado.

El hombre espiritual es tener brújula en nuestra vida.

Debemos ser capaces de las grandes renuncias, porque él es el bien supremo.

LA PACIENCIA DE DIOS, es la parábola de la cizaña y el trigo. Esa cizaña, debe crecer con el trigo, si
Dios no pierde la paciencia, nosotros tampoco. No juzgar (Romanos 2)

Cuándo comienza la aceptación de Cristo como bien supremo


GRACIA
Tocar fondo
Vacío existencial
Nada satisface
Circunstancias
Él toma la iniciativa
Luego respondemos
Búsqueda

El momento existencial es importante, pero no basta, las interferencias (dudas, desesperación,


paredes espirituales).
Dejando lo que quedó atrás, veo hacia adelante, en la vida espiritual no avanzamos porque vivimos
en regresiones.

Se va el tren y nos deja.


El que no avanza en la vida espiritual, no se queda fijo, se retrocede.

“Quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino.”

El tiempo griego es circular


Para el cristiano es ascendente

LA CONVERSIÓN

Punto de partida de la experiencia religiosa.

Existe la fe natural: que va a llover, que me traerán lo que pedí por la televisión
Existe la fe sobrenatural: la que viene de Dios y en Dios culmina, la que es capaz de expulsar
demonios, mover montañas, sembrar árboles del mar.
Existe la fe en Dios: la que me hace confiar en lo que él quiere hacer conmigo, y que a veces me
atrevo a pedir.

Fe para el proceso de encuentro con Dios, para cristificarnos, no para solucionar problemas.

FE: es aceptación gozosa y agradecida de él como verdad absoluta de mi vida.

Es un acto humano, es un fe arranque aquella fe que es un acto de Dios y de la gracia, llegar a aceptar
a Jesucristo y que él nos dé el gozo de aceptarlo.

El padre del muchacho con un demonio


Marcos 9, 24
24 Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!»

Lucas 17, 5:
5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»

Dios repartió la fe

Romanos 12,3 dice: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,
que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno."
Esto se encuentra muy en línea con lo que dice en Efesios 2,8-9: "Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."

Romanos 10, 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

SI NUESTRA CONCEPCIÓN DE DIOS ES EQUÍVOCA NUESTRA FE ES ENAJENADA

Si la fe no está depurada, la oración es deficiente.

Al concepto de fe no hay que cambiarle nadie. Es aceptación gozosa, pues Dios es lo único real, lo
único permanente.

Filipenses 4, 12-13
“Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre; a la
abundancia y a la privación. Todo lo puedo en Aquel que me conforta.”

Lucas 12, 15
“Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no
está asegurada por sus bienes.»”

El papa Julio II, inicia la construcción de la basílica de San Pedro, quiso sufragar las penas del
infierno o purgatorio, a través de la indulgencia.

Lo escandaloso, se puede entender positivamente:

Todo delito cometido conlleva a Pena y Purga


La indulgencia no va en función de la Pena sino a la Purga (castigo)

GRACIA SANTIFICANTE
Son los medios que el hombre recibe por medio de la cual altura de Cristo, la madurez de Cristo

De la fe se llega al acto humano sobrenatural de la Gracia Santificante.


Es decir que el hombre recibe los medios para su Salvación.

¿Cuáles son los medios de la gracia santificante?

LOS SACRAMENTO Y SACRAMENTALES


LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
LAS OBRAS DE MISERICORDIA
CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS DE DIOS Y DE LA IGLESIA
CUMPLIR LOS VALORES EVANGELICOS

MEDIOS=AYUDAS, CAMINOS, CONDUCE A, INSTRUMENTOS, FORMAS DE HACER PARA ACERCARSE


A:

LA FE QUE ES UN DON SOBRENATURAL SE EXPRESA CULTURALMENTE

Porque el hombre es histórico, cultura, a través de la cultura, el hombre se expresa a sí mismo,


culturalmente, la fe del hombre se hace Religión.

FE EN LA CULTURA=RELIGIÓN

El hombre es por naturaleza religioso.

RELIGIÓN ES LA EXPRESIÓN CULTURAL DE LA FE

El objetivo de la Religión
Es retornar el hombre a Dios y unirlo a él.

Es un volver a Dios, un religarse a él, reunirse.

Tiene como finalidad hacer que la humanidad descubra su dimensión espiritual.

Por tanto los medios que usa el hombre, son medios humanos

¿Cumple la Religión la misión de llevar a la humanidad al conocimiento pleno de su espiritualidad?


Despierta la religión el deseo por buscar la espiritualidad

LA RELIGIÓN DEBE PONER AL HOMBRE EN EL CENTRO DE LA PREOCUPACIÓN FUNDAMENTAL


Destinada a dignificar al hombre, el punto de partida es el hombre.
Le devuelve su ser en el aquí y en el ahora, no la que lo despersonaliza, no la que lo encasilla ni lo
saca de este mundo colocándolo en una burbuja, la religión es antropológica, para llevarlo al
verdadero Dios y para dignificarlo en esta realidad terrena.

La religión cumple su misión cuando pone al hombre en su dimensión dignificante. Si la religión


está al servicio del hombre, de su encuentro con el absoluto.

En esencia Dios es el mismo para todos, en la práctica no.


Hombre
Son 3 verdades las que la religión usa para llevar al hombre a la plenitud
1. Verdad de su existencialidad
2. Verdad de Cristo
3. Verdad de Iglesia

Quien niega la institución eclesial, está negando que haya instancias mediadoras entre Dios y los
hombres. Son necesarias las mediaciones.

Quien niega la mediación de la iglesia, no está en la verdad de la visión del hombre.

En la escala de los seres el hombre ocupa la perfección. José Cecilio del Valle.

El hombre vive de verdades jerárquicas, hay verdades jerárquicas, unas primeras que otras.

Padre
Jesucristo
Espíritu santo
Iglesia
Antes de los mandamientos están las verdades jerárquicas. Debemos creer en Dios para.

La plenitud de estas verdades está contenida en el Cristianismo.

LOS MEDIOS
Los medios también son jerárquicos, el cristianismo ha hecho opción por el hombre, para divinizar
al hombre para devolverle la dignidad perdida, para elevarlo para hacerlo Dios.

La iglesia vive para el hombre, no el hombre para la iglesia. Su misión es el hombre, su vida es para
el hombre. El hombre es el centro de la vida de la Iglesia.

Un gran medio de Santificación es la Iglesia.

San Ireneo, “la gloria de Dios es la vida del hombre.”


Siglo II.

Dios no puede estar contento cuando el hombre está sufriendo.


No podemos estar “Gloria a Dios, gloria a Dios” cuando tenemos a hombres y mujeres sufriendo a
nuestro lado.

EL PRINCIPAL MEDIO ES LA VIVENCIA ECLESIAL

¿Cual es la visión de Iglesia?


Es una iglesia que ha hecho opción por los pobres.

NO ES CUESTIÓN DE HACER APOSTOLADO, SINO QUE SOMOS APÓSTOLES

Ser apóstol es tener amor creativo, no es ser filántropo, la filantropía es buena, pero ser apóstol es
amar al hombre pues en él encontramos a Cristo.

EL PERFIL DEL HOMBRE ESPIRITUAL

¿Cuál es el perfil antropológico del hombre espiritual en el siglo XXI?

¿Qué se le pide hoy en día a un ser humano para que sea realmente espiritual?

RESPUESTA EN EL ARCHIVO TRABAJO GRUPAL

Un ser humano con conocimiento pleno de lo que significa su humanidad

Es una persona profundamente humana que ha encontrado a cristo como centro de su vida

Una persona que refleje que cristo vive en él

Una persona que es creyente consciente y responsable

Dócil a la voz de Dios, entre la fe y la vida sin extremos.

A PARTIR DE UN CRISTO HUMANIZADO NOS VOLVEMOS HOMBRES CRISTIFICADOS.

El hombre presentado

Todo el hombre goza de una verdad fundamental que le viene de Dios.

Al torturar el cuerpo se tortura al hombre. El hombre no se agota en su corporeidad.

No es un maniquí! No somos vitrinas para lucir.

El hombre no se agota en su corporeidad.

ANALIZAR LOS DESHUMANIZANTE DEL HOMBRE

- Eutanasia
- Aborto
- Guerra
- Medicina encarnizadora
- Medicina negligente
- Medicina deshumanizada
- Falta de luto

¿A qué me llamó este curso?

A encontrar la verdad, la belleza y el bien de la cultura humana para desde ahí, llevar a los demás
hermanos a la madurez necesaria que nos permita encontrarnos con Dios sin fetiches o ideologías
equívocas, y luego de una conversión real y efectiva, comenzar el camino de la fe acrecentándola
con la gracia santificante que nos administra la Iglesia misterio de Cristo y así un día gozar de la
gloria eterna del Reino de Dios.
a) Antropología humana Si nos planteamos un estudio fundamentado de la relación entre la
espiritualidad y la antropología es obligado que ofrezcamos la base más amplia posible a nuestra
reflexión. 1) Punto de partida: la aportación de la fenomenología de la religión. Partimos de la
descripción que nos ofrece J. Martín Velasco: «La religión aparece como un hecho humano,
compuesto por manifestaciones de todo tipo: prácticas, creencias, instituciones, etc., culturalmente
condicionadas, y surgidas del reconocimiento por el hombre de una realidad sobrenatural a la que
se atribuye la salvación de la propia vida» 39 . Pero ¿qué es lo esencial de la religión? a) No es
suficiente para definir un hecho como religioso atender la función que desempeña en la vida del
sujeto o de la comunidad. Es verdad que la religión ofrece finalidad y sentido a la vida, que estructura
la persona y le da armonía, que da cohesión al grupo; pero estas funciones y funciones análogas
pueden desempeñarlas también otras actividades no religiosas. b) El elemento central de toda
religión es la realidad sobrehumana o sobrenatural con la que el sujeto entra en relación. Este
reconocimiento supone que el hombre se trascienda. En el trascenderse está la diferencia entre la
verdadera y la falsa religión: trascenderse a lo sobrehumano —Dios buscado y reconocido como
Dios— o posesionarse de un absoluto, convirtiéndolo en ídolo.

Se comprende que la verdadera religión-espiritualidad enriquece a la persona auto-


trascendiéndose; en cambio, la falsa religión aliena esclavizándola bajo el dominio de algo inferior
a la persona. c) Elemento de gran importancia: la relación personalmente vivida con la realidad
suprema. La religión es una relación asumida; es una relación personalmente ejercida, no se reduce
a mera intención. Es, además, una relación integral, de todo el hombre. No hay en el hombre un
órgano específico para lo religioso. La religión es una relación que afecta a la persona como tal y la
compromete por completo. Por eso, no se puede decir que la religión sea una función especial del
espíritu humano, sino que es algo más radical: la dimensión de profundidad de todas las actividades
humanas. d) Lo que acabamos de decir nos da la clave para interpretar la religión como un hecho
humano. No se quiere decir que sea un producto elaborado por el hombre, sino que la religión surge
de esa dimensión de profundidad que le hace al hombre ser lo que es. 2) La aportación filosófica.
Acabamos de ver que la espiritualidad es relación; y presentamos ahora que lo fundamental para
entender a la persona es su ser relación. Actualmente se valora mucho la relación para definir a la
persona 40 . Esta valoración no contradice la formulación tradicional. La descripción que hace
Boecio de la persona: «Substancia individual de una naturaleza racional» la considera sin
dependencia de otros seres, en radical espontaneidad y sin necesitar de otra cosa para subsistir
(subsistencia). Esta visión se ve enriquecida con el pensamiento moderno, que subraya que ese
centro independiente y libre es esencialmente relación, comunión, diálogo. Es independiente y libre
en relación y desde la relación. Sólo saliendo de sí permanece en sí; sólo dando recibe el ser
personal. La persona es una substancia relacionada. El término que expresa esta concepción de
persona no es el «YO», sino el «YO-TU». En el tú que me acepta como soy y acepta mi donación,
comienzo a ser plenamente yo. ¿Hay peligro de aberraciones? No sólo existe el peligro, sino que se
dan de hecho las aberraciones. Se valora la relación sin tener en cuenta a la persona que se
relaciona, y hasta se intenta que desaparezca el yo. Debe estar siempre presente que la relación no
existe sin la persona, como ésta no es plenamente tal sin la relación. 3) Punto de convergencia. Al
afirmarse que la espiritualidad es relación y que la persona se entiende como relación surge una
serie de preguntas: ¿Cabe alguna afinidad entre la relación de la espiritualidad y la persona como
relación? ¿Se puede decir, sin más,

que en la persona existe una predisposición connatural a la religión, a la espiritualidad? Como


respuesta, ofrecemos estas observaciones: a) Es propio de la espiritualidad trascenderse en/por la
relación con el Absoluto. b) En las relaciones interpersonales puede hablarse, también, de auto-
trascendencia. La verdadera relación supone salir de uno mismo, buscar e ir al otro por encima de
los propios intereses y aun en contra de ellos, y llegar al tú del otro; y esto es auto-trascenderse. c)
El auto-trascenderse es posible por la relación que se establece con el Absoluto presente en las
relaciones interpersonales. Nuestras relaciones interpersonales están sostenidas por el bien, por el
amor. d) La experiencia de la trascendencia en las relaciones abre al infinito. La relación
interpersonal humana está lejos de colmar la capacidad de ser-en-relación que cada sujeto lleva
dentro. A mi deseo de comunión y de diálogo, a mi deseo de amor, a mi deseo de superación, a mi
deseo de bien no encuentro respuesta adecuada en la experiencia de cada día. En esta experiencia
de fínitud se hace presente la infinitud. La apertura a lo absoluto es radical. X. Zubiri: «Se "es"
aprehendiendo este carácter formalmente trascendente de la fundamentalidad de Dios en la
persona humana, en mi propio ser personal» 4I . Este núcleo personal existente, que entra en mi
ser-en-relación y que se presupone en la relación interpersonal, no se explica desde las mismas
relaciones, se experimenta en su soledad y solamente encuentra adecuación en la relación
originaria, en el Amor creador.

b) Antropología cristiana La antropología cristiana nos ofrece al tema persona-relación una


panorámica insospechada, un planteamiento cualitativamente nuevo. Para ello debemos
introducirnos en lo más nuclear de la vida cristiana, que no podemos reducir a intenciones, a
actitudes o a comportamientos. Habrá que contar con las actitudes y con los comportamientos, pero
derivados del ser cristiano.

41 ZUBIRI, X., El hombre y Dios (Madrid 1984), 327. La apertura constitutiva de la persona a Dios es
objeto de estudio del autor en la obra que citamos. Recogemos esta afirmación: «Dios, no es algo
de que el hombre puede o no ocuparse como de tantas otras cosas en la vida, sino que velis nolis es
algo a que estamos físicamente lanzados no por ocurrencia sino constitutivamente» (ibid., 259).

Ser cristiano es estar en Cristo, vivir en Cristo. Esta es la expresión más utilizada para indicar la
participación de la Pascua del Se- ñor; y en ella se expresa el nuevo nacimiento: «Quien está en
Cristo es nueva criatura» (1 Cor 5,17). ¿Qué significado tiene este «estar en Cristo», «vivir en
Cristo»? 42 . No se reduce a un intento de identificación moral con Cristo desde uno mismo. Se trata
de una relación más profunda: de filiación: Hijos en el Hijo; entrañados en el Padre (cf. Rom 8,14;
Gal 3,26; 4,6-7; 1 Jn 3,1); de fraternidad: En Jesús somos hermanos; entrañados en la solidaridad de
todos los hombres (cf. Rom 8,29; Col 1,18; 1 Jn 3,11.24); y con una afectividad nueva, de hijo y de
hermano. La antropología cristiana nos sitúa en la insospechada relación de hijos y de hermanos en
Jesús, que es lo más nuclear del ser cristiano. La conclusión a la que llegamos es obvia: la
espiritualidad, que hunde sus raíces en la antropología, no puede hacerse a sus espaldas, sin contar
con ella.

2. El contexto socio-cultural y la espiritualidad El punto de partida es un principio que no puede


olvidarse: la vida y la espiritualidad no se entienden por separado. La posición del cristiano en la
sociedad incluye unos condicionamientos a su espiritualidad. Por esa razón presentamos un apunte
de lo que es la nueva mentalidad y su repercusión en la espiritualidad 43 . Ante el recurso que puede
hacerse al influjo que el cambio sociocultural tiene sobre la espiritualidad, subrayamos estos puntos:
a) No debe absolutizarse el influjo del cambio socio-cultural actual como si en todas las personas y
en todas las situaciones tuviera los mismos resultados. Si así fuera, tanto la teología como la
espiritualidad se convertirían en pura sociología.

b) Conviene resaltar los aspectos positivos o favorables del contexto actual para la espiritualidad 44
. Ha sido frecuente describirlo con connotaciones predominantemente o sólo negativas. c)
Denunciamos el defecto de abundar en análisis de la situación sin que tenga después incidencia
alguna en el planteamiento que se hace de la espiritualidad. a) La mentalidad moderna y
postmoderna Los rasgos que caracterizan la mentalidad moderna son los siguientes: la
racionalización de la vida natural y social; la economía, que es el centro productor de relaciones
sociales; la visión del mundo, que se presenta descentrada, desacralizada y pluralista; la razón
fragmentada; la autonomía individual; la primacía de la visión científico-positiva. La postmodernidad
se caracteriza por: el historicismo relativista; el politeísmo de valores; la superación de la religión;
el hedonismo individualista; la superación de la razón. Los logros positivos de la cultura de la
modernidad han sido 45: la autonomía de la conciencia; la aspiración a la felicidad; la dignidad de la
persona; el precio de la vida humana; la concepción democrática de la vida en la sociedad; el
derecho a la libertad religiosa; la aceptación del pluralismo; el retorno de lo religioso. Por su parte,
la cultura de la postmodernidad ha aportado: el fin del optimismo del Iluminismo; la búsqueda de
un nuevo humanismo; la experiencia del silencio de Dios como nota colectiva del espíritu 46; la
estética como camino de acceder al misterio; la vía de la gratuidad. b) El compromiso por la
liberación No puede olvidarse dentro del contexto socio-cultural actual la praxis del compromiso
por la liberación 47 . Rasgos característicos:

El punto de partida es la realidad grave de los hombres y de los pueblos que están necesitados de
liberación. En este contexto nace y se desarrolla la teología de la liberación. Cuenta con un horizonte
cultural propio: no está caracterizado por la primacía del conocer, del comprender; su horizonte
cultural intenta privilegiar la praxis, esto es, la transformación histórica de la sociedad, y más en
concreto, la praxis de la liberación de los pobres y de los marginados. El compromiso por la
liberación, siendo la forma histórica de vivir el Evangelio, no excluye la espiritualidad, sino que
cuenta con ella; y la entiende desde sus mismas coordenadas: a) El carácter histórico será también
la base de la espiritualidad. Prima la hegemonía de lo histórico en el modo de vivir el Evangelio, y
no tienen mucha cabida los programas espirituales sistemá- ticos. b) Esta espiritualidad tiene como
un punto fundamental el profetismo. c) Le es esencial la praxis; de tal manera que todo se vive en
función del compromiso. La garantía de la espiritualidad está en el seguimiento a Jesús y en la
solidaridad con el hermano pobre. Señalamos como posibles riesgos: a) La insistencia por la
transformación de estructuras puede olvidar o dejar en la sombra aspectos personales de la
conversión; b) el peligro del reduccionismo temporalista; c) el acento por los aspectos inmanentes
de la causa evangé- lica puede olvidar los elementos trascendentes; y d) el peligro de «eticizar» la
vida cristiana. Subrayamos como aportación positiva: a) Es una fuerte urgencia a entrar en sintonía
con el momento histórico; b) obliga a una apertura que conlleva una desinstalación; c) coloca a las
personas y grupos en situación de leer el Evangelio con clave nueva; y d) plantea de forma nueva la
relación con Dios implicado en la historia del hombre. La toma de conciencia de las características
del contexto sociocultural actual debe estar presente de forma operante en el nuevo planteamiento
de la espiritualidad. Debe evitarse que se plantee la espiritualidad de espaldas al contexto que se
está viviendo. 3. El proceso evolutivo de la persona y la espiritualidad Aunque no desarrollemos el
tema, porque lo veremos más adelante cuando estudiemos el proceso de la vida cristiana 48 , no
queremos que la brevedad se interprete como indicio de menor importan

ci¡i. Buscamos que quede claramente afirmado que el momento biopsíquico de la persona es un
condicionamiento muy decisivo en la espiritualidad 49 . a) La espiritualidad debe contar con el
momento bio-psíquico de la persona. La espiritualidad se ve afectada por el substrato psicofísico y
debe contar con él. b) Hoy se da un reconocimiento de la aportación de la psicología, al mismo
tiempo que se advierte el peligro del «psicologismo», que se da cuando los «aprioris» de la
realización de la persona según los planteamientos de las escuelas de psicología se afirman tanto
que la espiritualidad ya no puede actuar más allá de ellos, ni, por supuesto, en contra de ellos. En
este caso la espiritualidad se convertiría en pura psicología. Pero en la espiritualidad hay que contar
con la acción del Espíritu; y no todo es psicología. c) Señalamos los puntos más esenciales que deben
tenerse en cuenta en el proceso de la persona. Debemos contar con la identidad completa de la
persona, que incluye: La dimensión psicológico-subjetiva, la dimensión psico-social, la dimensión
existencial, la dimensión espiritual. Y tomar conciencia de que el hombre, sin ser mero proceso, es
un ser en proceso; que debe realizarse como persona en una unidad progresiva; que tiene que
asomarse siempre a nuevas profundidades en su vida; que siempre puede encontrarse en ella con
algo más sorprendente. Es imprescindible el conocimiento de esos distintos momentos del proceso
de cada persona y sus características. Después de haber visto los condicionamientos actuales a la
espiritualidad pasamos a señalar las características de su planteamiento.
V. NUEVO PLANTEAMIENTO DE ESPIRITUALIDAD. SUS CARACTERÍSTICAS Concluyamos este capítulo
incorporando lo estudiado al nuevo planteamiento de la espiritualidad. Señalamos sus
características 50 .

1. Una espiritualidad integradora de la persona Una vez estudiada la relación entre identidad
cristiana y espiritualidad, entre antropología y espiritualidad, resulta evidente que la
espiritualidad deba presentarse como integradora de la persona. Desde este planteamiento
se comprende fácilmente la insistencia con la que se pide actualmente una espiritualidad
personificada51 . 2. Una espiritualidad que sea experiencia personal de la fe La experiencia
espiritual es una característica que debe tenerse muy en cuenta y que requiere en estos
momentos un detenido estudio 52 . El tema es complejo; y, como aproximación, ofrecemos
estos datos: La vida, que tiene como elemento integrante la experiencia, se vive bajo dos
postulados prácticos que funcionan y que llegan a adquirir el carácter de principios. El
principio de la experiencia: el hombre de hoy está cada vez más sometido a la estimulación
de los sentidos, y acepta sólo lo que experimenta. El principio de la intensidad de vida: no
acepta que decrezca la intensidad de la experiencia. Estos dos principios se hacen presentes
hoy, y con intensidad, también en la espiritualidad. Dentro de ésta existe una fuerte
corriente a favor de la experiencia: se ha esperado a congelar la condenación que se dio
contra el modernismo y se ha vuelto a plantear el valor de la experiencia. Y se presenta la
experiencia no como oposición a la fe, sino como su encarnación53 . Esta tendencia está
sostenida y alimentada: 1) Por la misma vida del hombre. Se siente la exigencia de creer lo
que se presenta garantizado por la vida. 2) Por la mentalidad creada por las ciencias
naturales, que apoyan el reino de la experiencia y desconfían de las construcciones
ideológicas. 3) Por la mentalidad de la postmodernidad, que se caracteriza: por un rechazo
de todo tratamiento objetivista del absoluto; por la aceptación, en cambio, de una actitud
mística silente

Y Fruitiva; por la valoración del aspecto fruitivo en la vida; por el primado de la experiencia sobre el
pensamiento discursivo para llegar a la misma realidad. 4) Por la dimensión histórico-salvífica de la
Revelación. Esta experiencia religiosa se entiende como presencia vivida y como encuentro de
comunión con Dios; no puede tratarse de una percepción inmediata del absoluto como realidad
observable. En la espiritualidad cristiana, la experiencia religiosa debe llevar la impronta del vivir en
Jesús por el Espíritu 54 . Esta sería la experiencia religiosa fundante en la que descansaría el proceso
posterior de la vida cristiana. 3. Una espiritualidad vivida en el Espíritu El redescubrimiento del
Espíritu puede considerarse como una de las notas más sobresalientes de la evolución que la
espiritualidad va teniendo en los últimos tiempos 55 . 4. Una espiritualidad que se desarrolla
contando con la vida y con el mundo Existe una desconfianza en todo aquello que se pueda catalogar
como ideología, como planteamiento teórico englobante. Igualmente hay un desprecio de los
esquemas prefabricados de oraciones y un rechazo de lo que suponga lejanía de la vida; se busca y
se valora la simplicidad de la espiritualidad y de sus formas. En cambio, está en alza el optimismo
ante el valor de la vida; y hay necesidad de confiar en ella. Y la valoración de la vida es algo más que
la visión que da una mera intencionalidad espiritual; se trata de descubrir la misma profundidad de
la vida. Pero existe un peligro, que debe evitarse: pensar que el encuentro con Dios se da en el
contenido cotidiano de la existencia y no fuera de éste. Precisamos: Es verdad que el encuentro con
Dios se da en lo concreto de la existencia de cada día; pero no es verdad su absolutización: que el
encuentro con Dios no es otra cosa que la experiencia del contenido cotidiano de la existencia.

5. Una espiritualidad gratificante y gozosa Desde lo que hemos contemplado, la espiritualidad tiene
referencia al sentido de la vida y de la persona en concreto, y a su plenitud. Ahora bien, la
verificación del sentido de la vida y de la plenitud está en el gozo. 6. Una espiritualidad de diálogo
y, al mismo tiempo, una espiritualidad definida Es un punto clave para nuestro planteamiento de
espiritualidad, en la que cuenta tanto la relacionalidad de la persona. Debe ser una espiritualidad
abierta y en diálogo. Por varias razones: a) Estar abierto al pensamiento postmoderno supone
asumir la autocrítica permanente con respecto al modo de hablar de Dios, b) El hecho de un
pluralismo de visiones, de concepciones, de posturas de vida supone ya una llamada a la escucha,
c) La espiritualidad actual debe responder a una teología que es cada vez más ecuménica, d) El
Vaticano 11 afirma que la Iglesia católica no rechaza nada de lo que hay en las religiones no cristianas
de verdadero y santo, y lo respeta como «destello de aquella verdad que ilumina a todos los
hombres» (NAe 2). Pero debe ser definida. La espiritualidad abierta y en diálogo no significa que sea
contemporizadora. Subrayamos que sea definida, que no es lo mismo que fijada o inmutable. Podrá
y deberá cambiar, pero sin perder definición. No es posible una espiritualidad en ambigüedad: a)
Porque debe responder a la estructura de la persona. La estructuración de la personalidad
presupone unos objetivos muy claros y una respuesta firme. b) Porque lo radical de la espiritualidad
no lo da la mentalidad actual, sino la vida teologal. Para vivir la espiritualidad no se puede estar
esperando a la aceptación de los demás. c) Por la naturaleza misma del diálogo. El diálogo sólo es
posible desde posiciones definidas. Cuando se diluye la identidad propia de los distintos carismas y
consecuentemente su espiritualidad, se pierde la capacidad y la posibilidad de diálogo desde la
propia espiritualidad.

7. Una espiritualidad profundamente realista Existe actualmente una fuerte sensibilidad hacia el
realismo de la espiritualidad; y no faltan las razones: a) La espiritualidad, que, como hemos visto, es
integral, abarca a la persona entera, también en su actuar y en sus comportamientos. b) Dentro de
la mentalidad actual no se aceptan las elaboraciones fuera de contexto; se desconfía de las
formulaciones abstractas, intemporales y sin sujeto. Desde esta perspectiva se comprende que la
espiritualidad, que busca la fundamentación bíblica, cuente cada vez más con la Palabra de Dios. c)
Está presente la persona de Jesús, cuya vida y doctrina están marcadas por el realismo: Mt 7,21;
25,31-46; Le 6,46; Jn 14,21; 1 Jn 2,3ss. d) También a la espiritualidad se le impone la verificación; y
el criterio de verificación de la espiritualidad está en la respuesta de vida, en el seguimiento, en el
compromiso. Es un principio que cada vez tiene mayor aceptación. Se presenta la necesidad de
obras y de frutos como garantía de la espiritualidad. 8. Una espiritualidad fraterna y apostólica La
comunidad puede verse o como un medio para asegurar la respuesta en el seguimiento de Jesús, o
como el fruto de la presencia de Jesús. Actualmente se potencia esta última visión de la comunidad,
como veremos en el capítulo siguiente. Y en la fraternidad está el compromiso real con los
hermanos. 9. Una espiritualidad eclesial La comunión eclesial se presenta como totalmente
necesaria para la vida espiritual cristiana. Si la comunión eclesial es de la misma identidad del ser
cristiano, le será esencial a su espiritualidad. 10. Una espiritualidad profundamente afectiva Esta
exigencia parte de la misma caridad, base de la relación con Dios y con los hermanos. No hay vida
espiritual sin caridad. Pero la caridad, que es esencialmente operativa, es también esencialmente
afectiva.

11. Una espiritualidad que entraña la relación con Dios Trino No basta el mero reconocimiento de
Dios; se necesita cultivar y vivir la relación interpersonal con Dios. La espiritualidad, si es verdadera,
supone una actitud contemplativa que debe ser atendida. Se trata de contemplar al verdadero Dios
de Jesucristo, Dios uno y trino. 12. Una espiritualidad pascual, que afronte la cruz Cada vez se insiste
más en la Presencia del Señor Jesús. La espiritualidad, tanto en su dimensión personal como
comunitaria, debe celebrar la presencia del Señor. Y la realidad de la cruz entra dentro del Misterio
Pascual; no podemos orillarla. Pero, además, el sufrimiento está presente en la vida y debe ser
afrontado 56 . Es un paso importante para el estudio de la teología espiritual contar con que la
espiritualidad no es un sobreañadido a la persona, como si se tratara de algo accidental, sino que
pertenece a su identidad. Desde esta posición hemos visto que los reparos no tienen ninguna base
para rechazar la espiritualidad como propia de todo hombre; a lo más pueden denunciar las formas
defectuosas de vivirla. También hemos visto que la espiritualidad, que responde a la identidad de la
persona cristiana, tiene muy presentes el contexto histórico concreto y el proceso evolutivo que
atañen a la persona. No sé olvidará en adelante que se trata de la espiritualidad del cristiano que
vive unas situaciones concretas. La actualidad de la espiritualidad es un dato fundamental con el
que hay que contar para iniciar el estudio de la teologia espiritual. Están puestas ya las bases para
poder abordar en profundidad la espiritualidad cristiana.

II. Antropología Cristiana

1. EL CONCEPTO. En la concepción más genuinamente cristiana del término, la revelación no tiene


otro objeto sino Dios mismo, que se da a conocer mediante Cristo, Verbo encarnado, para que los
hombres, en el Espíritu Santo, por medio del mismo Cristo tengan acceso al Padre (cf Vaticano II,
DV 2). El hombre, en una primera aproximación, es el destinatario de la revelación y de la
salvación que ésta anuncia y realiza, no su objeto directo. Pero, por otro lado, el conocimiento de
Dios y de la salvación que en Cristo se nos ofrece nos descubre la definitiva vocación del ser
humano, el designio de Dios sobre él, con una profundidad que de otro modo no nos hubiera sido
nunca accesible. En este sentido el hombre, precisamente en cuanto destinatario de la revelación
divina, se convierte también en objeto de la misma. Sólo a la luz de la salvación que Cristo nos trae
descubrimos a qué estamos llamados y, por consiguiente, quiénes somos: "Cristo, el nuevo Adán,
en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor manifiesta plenamente el hombre al
propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación" (GS 22). La revelación cristiana
presupone el hombre y por tanto una cierta idea que éste tendrá de sí mismo; pero, por otra
parte, la novedad de la encarnación del Hijo no puede dejar de enriquecer e iluminar esta visión.
Por tanto, a partir de la revelación el cristianismo puede, y aun debe, reivindicar una noción propia
del hombre, que en muchos aspectos coincidirá con la que ofrezcan la filosofía y las ciencias
humanas y que deberá enriquecerse con sus aportaciones, pero que poseerá una irrenunciable
originalidad. En este sentido hablamos de "antropología cristiana".

2. EL HOMBRE, CREADO A IMAGEN DE Dios. De hecho, si bien es claro que la Sagrada Escritura no
trata de ofrecernos una antropología sistemática, es igualmente evidente que habla del hombre
en muchísimas de sus páginas, comenzando por las primeras. El relato yavista de la creación y la
caída (Gén 2-3) nos presenta ya al hombre como el centro de la obra creadora de Dios: es formado
por sus manos y recibe la vida del propio aliento divino (Gén 2,7). Para él planta Dios el jardín de
Edén y le ordena que ponga nombre a los animales (cf Gén 2,9.19-20); le da, por último, una ayuda
adecuada, porque no es bueno que el hombre esté solo (cf Gén 2,9.20-24). Tenemos aquí el
núcleo de una profunda antropología: el hombre está llamado a servirse de la creación y a
dominarla y es un ser eminentemente social, hecho para estar en comunión con los otros. Pero
vivirá solamente si mantiene la relación con Dios, que lo ha creado y le ha comunicado su misma
vida, y si es fiel a sus mandatos (cf Gén 2,16). Esto quiere decir que la relación con Dios es esencial
al hombre y es aquella dimensión totalizante a partir de la que se articulan todas las demás.

El relato sacerdotal de Gén 1, 1-2,4a señala también la primacía del hombre sobre el resto de la
creación. Se introduce aquí por primera vez la idea de la creación del hombre a imagen y
semejanza de Dios (cf Gén 1,26-27); ésta es la característica del ser humano que el concilio
Vaticano II (GS 12) coloca en primer lugar cuando trata de explicar la respuesta de la Iglesia al
interrogante acerca del hombre, sobre el que se han dado a lo largo de la historia, y se dan
todavía, opiniones tan diversas, e incluso contradictorias. Merece la pena, por tanto, que veamos
brevemente el sentido de estas expresiones y el modo como han sido interpretadas en la Biblia y
en la tradición de la Iglesia hasta el momento actual.

El dominio del hombre sobre las criaturas es un elemento que encontramos también presente en
el documento sacerdotal, y deriva ciertamente del hecho de su creación a imagen y semejanza de
Dios (cf Gén 1,26-27); igualmente se pone de relieve en estos versículos el carácter social del
hombre; el hombre hecho a imagen de Dios es varón y mujer. Pero también aquí la relación del
hombre con Dios, aun con la diferencia radical entre Creador y criatura, es lo que parece
determinante. El simple dato de que Dios cree "a su imagen y semejanza" cualifica en primer lugar
el obrar divino, y determina a su vez que el hombre sea distinto de las demás criaturas. El ser
humano ha sido creado para existir en relación con Dios, para vivir en comunión con él. Estos
mismos elementos se hallan en Gén 5,1-3, donde se establece además una cierta analogía entre la
creación del hombre por Dios a su imagen y la generación de Set según la semejanza e imagen de
su padre Adán. La condición de imagen de Dios hace que la vida humana sea sagrada (cf Gén 9,6).
El dominio sobre el resto de las criaturas y la vocación de Dios a participar de su vida inmortal son
los puntos que se ponen de relieve en relación con la creación del hombre a imagen y semejanza
divina en los otros textos del AT donde vuelve a aparecer este motivo (cf Si 17,3; Sab 2,23; cf
también Sal 8,5-9).

En el NT se afirma que la imagen de Dios es Cristo (cf 2Cor 4,4; Col 1,15; también Heb 1,2; Flp 2,6).
Esto no significa que se olvide la condición del hombre como creado a imagen y semejanza de
Dios; por el contrario, se afirma que el hombre ha sido llamado a convertirse en imagen de Jesús si
acepta por la fe la revelación de Cristo y la salvación que éste le ofrece (cf 2Cor 3,18); el Padre nos
ha predestinado a conformarnos según la imagen de su Hijo, para que éste sea primogénito entre
muchos hermanos (cf Rom 8,29); y como hemos llevado la imagen del primer Adán, el terrestre,
hecho alma viviente, llevaremos también la imagen del Adán celeste, Cristo resucitado, en la
participación de su cuerpo espiritual (cf 1Cor 15,45-49). El destino del hombre es, por
consiguiente, pasar de ser imagen del primer Adán a serlo del segundo; todo ello no es algo
marginal o accesorio a su "esencia", sino que esta vocación a la conformación con Cristo y a
revestir su imagen constituye lo más profundo de su ser. Junto a esta reinterpretación cristológica
del tema de la imagen notamos en el NT una fuerte orientación escatológica de este motivo (cf
también (Jn 3,2). Con todo, no es aventurado afirmar que si el hombre está orientado a Cristo
como meta final de su existencia, esta ordenación, de un modo o de otro, ha de existir desde el
principio. Es convicción general del NT que el orden de la creación y el de la salvación se hallan en
relación profunda: todo ha sido hecho mediante Cristo y todo camina hacia él (cf 1 Cor 8,6; Col
1,15-20; Ef 1,3-10; Jn 1,3.10; Heb 1,3); Jesús es alfa y omega, principio y fin de todo (Cf Ap 1,8;
21,6; 22,13).

La reinterpretación cristológica del motivo de la imagen prosiguió en la teología patrística. Ya en


relación con el momento de la creación, y no sólo con el de la consumación final, se pone de
relieve la ejemplaridad del Verbo. En efecto, sólo el Hijo es la imagen de Dios. El hombre no es
estrictamente "imagen", sino que ha sido hecho "según la imagen". Pero aunque esto sea
reconocido en general por todos, defieren las escuelas de la antigua Iglesia cuando se trata de
precisar el significado de la imagen de Dios que es el Hijo; ello tendrá inmediatamente
consecuencias antropológicas. Por una parte, los alejandrinos (Clemente, Orígenes; les seguirá
sustancialmente san Agustín) consideran al Verbo preexistente la imagen de Dios; según esta
imagen ha sido creado el hombre. Por ello la imagen de Dios en el ser humano sólo hace
referencia a su elemento espiritual, el alma. Por el contrario, otros padres y escritores eclesiásticos
(san Ireneo, Tertuliano) considerarán que la imagen de Dios Padre es el Hijo encarnado, que da así
a conocer al Dios invisible. El hombre ha sido creado desde el primer instante según la imagen del
Hijo, que habría de encarnarse y resucitar glorioso en su humanidad. Cuando Dios modelaba al
primer Adán del barro, pensaba ya en su Hijo que habría de hacerse hombre y ser así el Adán
definitivo. Según esta línea de pensamiento, el hombre ha sido creado a imagen de Dios según
todo lo que es, en su alma y en su cuerpo, con una insistencia especial en este último. Ningún
aspecto del ser humano queda excluido de esta condición de imagen, ya que todo él ha sido
llamado a participar de la resurrección de Cristo. A pesar de estas notables diferencias, hallamos
de nuevo unida la teología de los primeros siglos en la distinción entre la imagen y semejanza
divinas: mientras la primera viene ya. dada con la creación, la segunda se. refiere a la perfección
escatológica, a la consumación final. Aunque esta distinción no encuentre un apoyo totalmente
literal en la Escritura, no es del todo ajena a ella (cf Un 3,2), y por otra parte pone bien de relieve
un aspecto muy presente en el NT: el carácter de camino de la existencia humana, la necesidad
constante del progreso en la unión y el seguimiento de Jesus.

Esta distinción no se mantuvo en general en los tiempos sucesivos. Por otra parte, el sentido
cristológico de la creación del hombre a imagen y semejanza divina se ha hecho menos explícito
en la teología y en la conciencia cristiana. Por ello es tanto más de alabar la contribución del
concilio Vaticano II en la GS, al poner, como notábamos ya, en el hecho de la creación del hombre
a imagen y semejanza de Dios el comienzo y la base de la respuesta cristiana al interrogante sobre
el misterio del ser humano. Según el número 12 de la constitución pastoral, esta condición
significa ante todo que el hombre es capaz de conocer y amar a su Creador, es decir, que es capaz
de entrar en relación personal con Dios. A ello se añade su posición de señorío sobre las criaturas
terrenas, de las que se ha de servir para gloria de Dios, y la condición social del ser humano,
llamado a existir en la comunión interpersonal. Como se ve, se recogen aquí muchas de las
intuiciones que veíamos. presentes en nuestro rápido recorrido escriturístico, sobre todo del AT:
Pero este número 12 de GS ha de leerse juntamente con el número 22, que citamos al comienzo
de estas páginas: "El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado.
Porque Adán, el primer hombre, era figura del que tenía que venir (cf Rom 5,14), es decir, Cristo
nuestro Señor... No es extraño, por consiguiente, que todas las verdades antes expuestas
encuentren en Cristo su fuente y en él alcancen su vértice. El que es imagen de Dios invisible (Col
1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza
divina, deformada por el primer pecado..." La orientación cristológica de la antropología cristiana
ha sido, por tanto, fuertemente subrayada por el concilio (como también en el magisterio de Juan
Pablo lI; cf, p.ej., Redemptor hominis 8,2; 13,13; 28,1).

Naturalmente, el magisterio de la Iglesia no ha explicado en detalle las relaciones entre la


cristología y la antropología. Éstas no son entendidas de modo totalmente idéntico por la teología
contemporánea. Rebasaría los límites de este artículo la exposición, siquiera sucinta, de las
diferentes posiciones y modelos de explicación. Pero para todos es claro que, al recoger la
revelación de Cristo, el hombre encuentra respuesta a sus más profundos interrogantes. Seguir a
Cristo no es, por consiguiente, algo que se le imponga solamente desde fuera y que no tenga
relación ninguna con su ser. Todo lo contrario. Solamente en Jesús alcanza la definitiva, porque
desde el primer instante de la creación Dios le ha impreso esta orientación. Por ello el concilio
Vaticano II (GS 41) puede afirmar que quien sigue a Cristo, el hombre perfecto, se hace también él
más hombre. La novedad indeducible de la encarnación del Hijo de Dios, fruto solamente del
libérrimo designio de salvación del Padre, y la orientación del mundo y del hombre hacia Cristo de
tal manera que éste constituye la perfección a que tienden en este concreto orden de creación,
serán dos puntos (sólo en apariencia contradictorios) que la teología cristiana, y en especial la
antropología, deberán siempre tener presentes.

La fe cristiana nos dice que el hombre no ha sido fiel a este designio divino y que desde el principio
el pecado ha sido una realidad que ha entorpecido la relación con Dios. Pero, en su fidelidad, Dios
nos ha mantenido siempre su amor y, en Cristo, la semejanza divina deformada ha sido restaurada
(GS 22). Por lo demás, la naturaleza humana, sin duda profundamente afectada por el pecado, no
ha quedado con todo corrompida de raíz.

3. EL HOMBRE, LLAMADO A SER HIJO DE DIOS EN CRISTO. La antropología cristiana afirma que no
hay más que una perfección del hombre: la plena conformación con Jesús, que es el hombre
perfecto. Esto significa la participación en su filiación divina, en la relación irrepetible que Cristo,
Hijo unigénito de Dios, tiene con el Padre. Ya en los evangelios leemos que Jesús, que se dirige
siempre a Dios con el apelativo de "Padre", enseña a sus discípulos, sin colocarse él nunca en el
mismo plano, a hacer lo mismo (cf Me 11,25; Mt 5, 48; 6,9; 6,32; Le 6,36; 11,2, etc.). Pablo nos dirá
que ello es posible solamente por el don del Espíritu Santo, enviado a nuestros corazones y que
clama en nosotros "Abba, Padre" (Gál 4,6; cf Rom 8,15), en virtud del cual podemos llevar una vida
auténticamente filial respecto a Dios y fraterna respecto a los hombres. Así el Hijo unigénito de
Dios se hace el primogénito entre muchos hermanos (cf Rom 8,29; Heb 2,11-12.17; tal vez Jn
20,17). La antropología cristiana contempla, por lo tanto, al hombre llamado a participar de la
misma vida del Dios trino: en un mismo Espíritu tenemos todos acceso al Padre mediante Cristo
(Ef 2,18); la misma unión entre los discípulos de Cristo, a la que todos los hombres están llamados,
es reflejo de la unión de las personas divinas (cf Jn 17, 21-23).

Nuestro breve recorrido por algunos de los puntos de la antropología cristiana no puede dejar de
mencionar la categoría de la "gracia", esencial a la visión cristiana del hombre. Nos hemos referido
a la novedad indeducible de la encarnación de Jesús. Dios se autocomunica libremente en su Hijo y
en su Espíritu, y es igualmente don de Dios y nunca mérito del hombre la incorporación personal a
la salvación (=justificación por la fe). La visión cristiana del hombre no puede olvidar este
elemento: la plenitud del hombre es recibida como don gratuito, no reducible al donde la
creación, como no se deduce de ésta la encarnación de Jesús. Es, por consiguiente, un nuevo
elemento irrenunciable de la visión cristiana del hombre que éste recibe su plenitud como un don
inmerecido, lo cual, a su vez, no excluye que tenga que aceptarlo libremente y cooperar con Dios,
que se lo otorga en su infinita bondad.

4. LA UNIDAD DEL HOMBRE EN LA DUALIDAD DE CUERPO Y ALMA. La doctrina bíblica de la


creación del hombre a imagen y semejanza de Dios muestra la íntima relación de los órdenes de la
creación y de la salvación. La fe cristiana a lo largo de los siglos se ha preocupado no sólo de
exponer el sentido de la salvación, sino también de insistir en la configuración creatural del
hombre, en su "naturaleza", apta para recibir esta salvación gratuita de Cristo como su intrínseca
perfección. Punto esencial sin duda de esta preocupación ha sido la unidad del ser humano en la
pluralidad de sus dimensiones. Ya el NT, siguiendo las huellas del AT, a la par que insiste en la
unidad original del ser humano, conoce diversos aspectos del mismo: el hombre es "cuerpo" por
su dimensión material, que lo hace un. ser cósmico, inserto en este mundo, solidario con los otros,
con una identidad definida en los diferentes estadios de su existencia (cf 1 Cor 15,44-49); esta
condición corporal del hombre se asocia a veces a la "carnal", que con frecuencia adquiere un
sentido negativo, ya que indica la debilidad del hombre (cf Mc 14,38; Mt 26,41), o incluso,
especialmente en Pablo, su existencia bajo el dominio del pecado (cf Rom 6,19; 8,3-9; Gál 5,13.16-
17). El hombre es también "psique", vida, alma; es sujeto de sentimientos (cf Mc 3,4; 8,35; Mt
20,28; 26,38; Col 3,23). Por último el hombre tiene también la "capacidad de lo divino", está en
relación con Dios; todo ello se expresa con el término "espíritu", que indica tanto la vida de Dios
comunicada al hombre y principio de vida para él como el hombre mismo en cuanto movido por el
Espíritu Santo; se opone con frecuencia a la "carne" en cuanto débil o sometida al pecado (cf Mc
14,38; Jn 3,6; Rom 8,2-4.6.10.15-16; Gál 5,16-18.22-25). Aunque no se haya pretendido una
reflexión sistemática sobre la cuestión, no hay duda de que el NT en su conjunto nos muestra al
hombre como un ser a la vez mundano y trascendente a este mundo, capaz de relación con Dios.

Es lo que a lo largo de la historia, partiendo ya de los primeros siglos cristianos, se ha expresado


con la idea del hombre como formado de alma y cuerpo. El cristianismo asimiló estas nociones de
la antropología griega, aunque no sin transformarlas. Los esquemas cristológicos y soteriológicos
(encarnación, resurrección) han hecho que algunos Padres basaran su antropología precisamente
en el cuerpo. Y aunque pronto, por el predominio de los esquemas platónicos, se pasa a
considerar que el alma tiene una primacía sobre el cuerpo (y se llega a afirmar a veces que ésta es
en rigor el hombre), nunca en la teología cristiana se ha considerado al cuerpo malo en sí mismo;
ha sido también creado por Dios y es llamado a la transformación final en la resurrección. Santo
Tomás ha subrayado la unidad de los dos componentes del hombre en su famosa fórmula "anima
forma corporis". Existe una unidad sustancial originaria del hombre que abraza estos dos aspectos,
de tal manera que ninguno de los dos separado del otro sería hombre o persona. No hay, por
consiguiente, alma sin cuerpo ni cuerpo sin alma (prescindiendo de la pervivencia del alma
después de la muerte). La unidad sustancial de alma y cuerpo se subrayó también en el concilio de
Viena, el año 1312 (cf DS 900.902); el concilio V de Letrán, del año 1513, define que el alma no es
común a todos los hombres, sino que es individual e inmortal (DS 1440). Del cuerpo y el alma del
hombre en su unidad habla también la GS 14.

La antropología moderna prefiere no tanto hablar de que el hombre tiene un alma y un cuerpo,
sino de que es alma y cuerpo. Y a veces se subraya que tanto el alma como el cuerpo son del
hombre; el lenguaje expresa bien la unidad que somos y experimentamos. Nuestro psiquismo y
nuestra corporalidad se condicionan mutuamente. Por ser cuerpo nos hallamos sometidos a la
espacio-temporalidad estamos unidos a los demás hombres, somos finitos y mortales; por ser
alma trascendemos el mundo, y estamos llamados a la inmortalidad. Una inmortalidad que, desde
el punto de vista cristiano, no tiene sentido si no es en la comunión con Dios, y que por otra parte
garantiza la continuidad del sujeto en nuestra vida actual y en la plenitud de la resurrección en la
configuración plena con Cristo resucitado.

5. EL HOMBRE, SER PERSONAL ABIERTO A LA TRASCENDENCIA. La constitución psicosomática del


hombre, en virtud de la cual; siendo un ser cósmico, trasciende este mundo, está en íntima
relación con su ser "personal". El ser humano no es un objeto más en el mundo; es un sujeto
irrepetible. El pensamiento cristiano ha desarrollado la noción de "persona" para expresar este
carácter del hombre, que lo hace radicalmente distinto de todos los seres que le rodean y que le
confiere una dignidad y un valor en sí mismo, no en función de lo que hace o de la utilidad que
reporta a los demás. El concilio Vaticano II (GS 24) señala que el hombre es la única criatura
terrestre que Dios ha amado por sí misma. No deja de ser significativo observar que el desarrollo
antropológico de esta noción ha sido posterior en el tiempo al uso de la misma en la teología
trinitaria y en la cristología. El sentido del valor y la dignidad de la persona, ampliamente
reconocido en nuestros días (a pesar de numerosas contradicciones que no pueden desconocerse)
aun fuera del ámbito cristiano, adquiere a partir de la visión cristiana del hombre su última
fundamentación: el hombre tiene un valor absoluto para el hombre porque lo tiene para Dios, que
lo ama en su Hijo Jesús y lo llama a la comunión con él.

A la condición del hombre persona y sujeto irrepetible va unida necesariamente su libertad. Ésta
no significa sólo, aunque incluya necesariamente este aspecto, la posibilidad de elegir entre
diversos bienes o posibilidades concretas, sino que es ante todo la capacidad de configurarse a sí
mismo de acuerdo con las propias opciones. Por ello se ha podido decir que el hombre no tiene
libertad, sino que lo es, porque a pesar de los evidentes condicionamientos a que se halla
sometido, tiene una auténtica capacidad de autodeterminarse. En el ejercicio de su libertad el
hombre opta primariamente sobre sí mismo. No se debe hablar, por tanto, sólo de libertad de las
trabas o impedimentos internos o externos, sino de libertad para el proyecto humano que se ha
de realizar. Nada tiene que ver la libertad con el capricho. De ahí que aquélla alcance sólo su
plenitud en la opción por el bien; cristianamente hablando, ello significa dejarse liberar por el
Espíritu, romper las ataduras del pecado y el egoísmo para vivir en la libertad de los hijos de Dios,
que es la de Jesús, que se entrega hasta la muerte por amor. Es importante notar que la libertad
del hombre se da incluso frente a Dios y a su Palabra. En su revelación Dios quiere establecer un
diálogo con nosotros y nos llama a la comunión de vida con él. Todo ello sería imposible en la
hipótesis de que Dios nos forzara a aceptarlo. Cuando insistimos en la libertad humana
aseguramos, por tanto, que también ante Dios y para Dios somos y permaneceremos siempre un
auténtico sujeto, un verdadero tú.

El hombre, como ser personal y libre, se halla necesariamene abierto al mundo y los demás. Frente
a ellos ejerce su libertad y en este mismo ejercicio puede experimentar su propia trascendencia. El
hombre necesita del mundo que le rodea para su propia subsistencia. Ésta es una experiencia
fundamental e incontrovertida. Pero en esta misma relación de dependencia frente al mundo se
abre el sentido de su trascendencia a él: efectivamente, con el hombre y su capacidad de
transformar la realidad que lo circunda se produce en ésta una novedad; por el esfuerzo humano
se dan en la naturaleza posibilidades nuevas que de otro modo nunca se hubieran alcanzado. El
trabajo del hombre es, pues, un fenómeno nuevo en el ámbito cósmico; por ello puede ser
calificado de "creador". Estas posibilidades de la naturaleza se convierten a su vez en posibilidades
nuevas para el hombre mismo, para su libertad. Inserto en el mundo, en su misma acción, en él el
ser humano muestra que lo trasciende, que no es una simple pieza de un mecanismo. Experimenta
además la perpetua insatisfacción ante los logros alcanzados, entre lo que tiene y aquello a lo que
aspira. Difícilmente podrá el mundo, por tanto, dar al hombre el último sentido de su vida.

La comunión entre personas es un fenómeno nuevo respecto a la relación hombre-mundo . Sólo


en el otro ser humano encuentra el hombre la "ayuda adecuada", según la vieja sabiduría bíblica.
Sólo el hombre es digno del hombre. Únicamente en el ejercicio de sus dimensiones sociales, y en
particular con la comunión y donación interpersonal, puede el hombre ser él mismo. La noción de
persona, ya en sus profundas raíces teólógicas a que hemos aludido, lleva consigo esta dimensión.
En el encuentro con el otro en tanto que persona nos hallamos ante un valor absoluto que no
hemos creado nosotros. Tampoco es el otro o la sociedad sin más el fundamento de este valor
absoluto que hallamos ante nosotros, porque también nuestro propio ser personal es valor
absoluto ante los demás. La relación interpersonal, por tanto, nos abre también al misterio de la
trascendencia del hombre a cuanto nos rodea.
La limitación e indigencia humanas, que se manifiestan sobre todo en la muerte; la sensación de
truncamiento que de modo casi inevitable se experimenta cuando se piensa en esta última, nos
colocan también ante la cuestión del sentido de la existencia humana y de la dificultad de hallarlo
si queremos permanecer en los límites de lo que vemos. La esperanza cristiana, sobre todo si se
manifiesta en la vida de los creyentes, es capaz de ofrecer una respuesta plausible a estos
interrogantes del hombre.

La revelación cristiana nos ofrece, según hemos visto, una imagen del hombre centrada ante todo
en Jesús, el hombre perfecto, en quien somos hijos de Dios. Si ésta es nuestra última vocación, la
teología cristiana no puede desentenderse de aquellos aspectos de la constitución y del ser
creatural del hombre que lo hacen apto para esta llamada divina. En ellos descubre ya la huella del
designio de Dios, que nos quiere para él. El ser humano aparece así abierto a la comunicación de
Dios mismo en la revelación cristiana. Ésta nos abre unas perspectivas que por nuestra parte jamás
hubiéramos podido imaginar; es pura gracia y don de la benevolencia divina, y al mismo tiempo
responde a nuestras íntimas aspiraciones y deseos: la íntima comunión con Dios, a la que Cristo
nos da acceso, y la plena comunión con los hermanos con quienes vivimos en la Iglesia,
"instrumento de la plena unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (LG 1), reunida
por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (LG 4).

BIBL.: ALFARO J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Salarnanca 1988; BALTHASAR H.U.
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ALSZEGHY Z., Fondamenti di una antropología teologica, Florencia 1970; GANOKZY A., Der
schópferische Mensch und die Schópfung Gottes, Mainz 1976; GONZÁLEZ FAUS J.I., Proyecto de
hermano. Visión cristiana del hombre, Santander 1987; GOZZELLING G., Vocazione e destino dell
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1969; PANNENBERG W., Fundamento cristológico de una antropología cristiana, en "Con" 86 (1973)
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1969.

L. L. LADARIA
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SER HUMANO

1. Es Uno: indiviso, no se reproduce por


2. Irrepetible y único: insustituible
3. Indivisible: 2 lugares al mismo tiempo

En este conjunto de características, tiene una dualidad:


a. Cuerpo
b. Espiritual

A esta dualidad le acompaña su:


a. Voluntad
b. Razón
c. Sexualidad

El problema es que el ser humano se ha limitado a su sexualidad, pero la sexualidad incluso tiene 3
aspectos:
1) Instinto,
2) Afecto y
3) Razón.

Quitar los 2 últimos aspectos puede llevarnos a una sexualidad meramente instintiva

“Santo Tomás era Aristotélico”

San Pablo casi se acerca del pensamiento platónico.

El cuerpo expresa la contaminación del espíritu

PNEUMA:

Algra, Keimpe. Física estoica y metafísica. La Historia filosófica Helenística según Cambridge. 2005.
p. 388.

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