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DEFINICIÓN DE CLIMA

El clima hace referencia al estado de las condiciones de la


atmósfera que influyen sobre una determinada zona. El uso cotidiano
del término, por lo general, se vincula a la temperatura y al registro o
no de precipitaciones (lluvia, nieve, etc).
Aunque, en ocasiones, clima se utilice como sinónimo de tiempo, dichos
conceptos no tienen el mismo significado. El tiempo se refiere a la
situación de los factores atmosféricos que actúan en un momento
específico y en una región determinada. Por ejemplo: “El tiempo en
Buenos Aires es cálido, con un temperatura, en estos momentos, de
27º”, “Me gustaría conocer cómo está el tiempo en Acapulco, ya que, en
unas pocas horas, llegaremos a la ciudad y quisiera pasar la tarde en la
playa”.
El clima, en cambio, supone una información enfocada a un periodo de
tiempo más extenso, de unas tres décadas como mínimo: “El clima de mi
región es subtropical, con muchas precipitaciones durante la temporada
de verano”, “El calentamiento global ha generado un marcado aumento
de la temperatura y un nuevo clima caracterizado por la elevada
humedad”.
Se denomina como clima, por otra parte, a un determinado ambiente
social, con características particulares que lo definen: “El clima
político está bastante convulsionado en la actualidad, tras la renuncia
del primer mandatario y de sus ministros”, “No puede menospreciarse el
clima intelectual que se respira en la ciudad”.
Otros usos de la palabra clima están vinculados a la zona del globo
terráqueo que está ubicada entre dos paralelos y a la medida de
superficie empleada en el ámbito agrario que indicaba 60 pies de lado
(es decir, cerca de 290 metros cuadrado).
La contaminación ambiental y los cambios climáticos
A lo largo del siglo XX, la
temperatura media de nuestro planeta aumentó 0,6 grados, debido a
diferentes actos de negligencia por parte del ser humano. Del mismo
modo, se estima que para el año 2100, en comparación con 1990, el
incremento será de hasta 5,8 grados y el nivel medio del mar subirá hasta
88 centímetros, hechos sin precedentes en los últimos mil años.
Estas alteraciones climáticas traerán consigo enfermedades de tipo
infeccioso, como las tropicales, ya que las condiciones serán más que
adecuadas para que se esparzan, aun en el Norte de la Tierra. Ha sido
anunciado, por parte de la Organización Mundial de la Salud, que la
malaria y el dengue, entre otras tantas afecciones transmitidas por
insectos, proliferarán peligrosamente debido a los cambios de
temperaturas y precipitaciones.
La concentración de gases como el CO2 en la atmósfera es muy peligrosa,
y desde el año 1750 ha crecido en un 31%, por culpa de actividades
humanas, tales como la deforestación y, principalmente, la quema de
combustibles fósiles.
Asimismo, la reducción de capas de hielo y nieve ha sido de un 10% desde
finales de la década del 60 y la temperatura de la superficie oceánica ha
aumentado de forma preocupante. Si esto continúa empeorando, las
consecuencias serán fatales; es probable que el mar inunde varios
países, que se produzcan mega tsunamis que arrasen con todo a su paso,
así como una epidemia de cólera y de envenenamiento por el consumo de
mariscos.
Todo esto se puede prevenir con una drástica reducción en las emisiones
de gases tales como el CO2, causantes junto con la atmósfera del efecto
invernadero antes mencionado. Otra de las principales fuentes
de contaminación es la incineración de residuos, ya que emite
sustancias de una alta toxicidad. Con este accionar, las personas estamos
convirtiendo nuestro planeta en una trampa mortal, ensuciando el aire, el
agua y los alimentos, los cuales podrían acabar siendo venenos mortales.

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