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Ediciones Ped gégicas Chilenas S.A. JOSE JOAQUIN BRUN NER


Dolmen Ediciones
Santa Magdalena _l87, Santiago _.
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Derechos exclusives reservados para todos los paises

‘/L/111\~_> Esta primera edicion se termino de imprimir en


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_ SRV, Impresos. Tocornal 2052, Santiago

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Dirnccién : Jaime Cordero 5"!

Cubierta: Mariam Salamovich xi CARTOGRAFIAS


\\;'\ Composicion y Diagramaciont Editorial Promocién S.A. \'.'
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DE LA
I\ ‘ko I.S.B.N. ; 956-201-230-6 11 MODERNIDAD
V7 D-LNB 1 068 '.

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DOLMEN EDICIONES
i PRINTED IN CHiLE/ IMPRESO EN CHILE
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8.E5 motivo do mucha discusion que esa dimension _ ..;:_ 1.5 (-
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casi poética, sagrada 0 trascendente—- de la familia no apa_ "4"-I 5:" '
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rezca real-zada en medio do la cultura masiva que consumi_ ' ii; AMERICA LATINA
mos cotidianamente. Alli, Ias mas de las veces, la familia y
EN LA ENCRUCIJADA DE LA MODERNIDAD"
sus factores de articulacion mais profundos aparecen, en el
mejor de los casos, banalizaclos. LComo podria ser de Otra
manera, sin embargo? Nadia vive permanentemente, o solo Occiden te vive una situacion explosiva, una plu-
unos pocos procurarén hacerlo, contorme a las exigencias rali/..icion que apnrece irrefrenable y que tornn
poéticas o trascendentes de la vida. La mayoria, en cambio, imposible contebir el in undo y la liistoria segun
vivimos <<al dia»: en medio de la vulgaridad no exenta de puntos de vista unimrios.
interés (incluso de misterio) de lo cotidiano, haciendo nue5- S
Gianni Vattimo,La S0ci¢'<l'ml Tm/rspa;'vr1l¢.' .
tro trabajo de cada hora, ejerciendo las inlinitas rutinas de la
existencia, en un mundo relativamente wdesencantado», Q
cuyo <<encanto» nos cuesta descubrir. A Debo ofrecer una doble excusa. Primero, por hablar esta
l ma ana en castellano a falta, siquiera, de un modesto
Los medios de comunicacion masiva, especialmente la 1.i <<portu ol>>. En seguida, por usar los proximos 40 minutos
television, son parte de esa cotidianeidad; no un fenomeno ,,
para desarrollar un conjunto de argumentos que, en el mejor
extracotidiano, extraordinario 0 poético. Sus representacio-
nes alimentan el comon trafico de los hombres y mujeres, sus
if de los casos, me adelanto a se alar, no son mas que conje-tu-
necesidades de informacion, de distension y cle entretencion.
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ras, juicios probable-s, exploratorios, formados con clatos
1;.
Sus imagenes no pertenecen al templo ni evocan la poesia;
|.'“ "
:-., incompletos, por indicios y se ales, en confrontacion con
|

Apertenecen a la calle y al tumulto, forman parte del paisaje autores que, a su vez, reflexionan y hacen conjeturas. ;Qué
urbano; son la prolongacion, nada mas, de lo que somos en me propongo, entonces, hacer?. Casi me atreveria a decir—
_\_>

nuestra figura cle hombres y mujeres comunes. r


si no sonara un poco pretencioso —~ que me propongo discu-
.4
rrir y, en lo posible examina r, con los medios que proporcio—
Como el amor, que por pudor me he cuidado de no
na la sociologia, el estatuto de la modernidad en América Latina.
mencionar hasta ahora, la familia -que a fin de cuentas
Comprenderan ustedes que la proposicion rebasa, con cre-
hunde una de sus raices, delicada, fragilmente, en él— no
-. ces, las posibilidades de hacer nacla demasiado exhaustive.
puede vivir explicita y continuamente de sus contenidos
Y obliga, por otra parte, a comprimir los argumentos, a
espirituales mas profundos. Vive, en cambio, de su p.ropia
abordar solo algunos aspectos del topico elegido y a renun-
cotidianeidad entreverada cle negocios, disputas,
ciar, descle ya, a cualquier deseo de aparecer como concluyente.
desencuentros, hzibitos, cansancios, a1ienaciones,peque as
lniciaré mi presentacion inclicando, apenas con una glo-
explotaciones, desajustes, y tarnbién de las pequenas satis-
facciones, compensaciones y revelaciones de cada dia. sa, como la modernidad habla de su propio nacirniento en el
Como el amor, la familia no es un <<hecho feliz»; es una nivel conceptual mas general, el de la filosfia de la historia.
estructura necesaria de la vida, un cauce de posibilidades, Arranco desde alli por estimar que esa lectura ha sido e1
un abismo donde igual caben lo sagrado y lo profano. En su punto de partida adoptado por varios influyentes intelectuales
nucleo mas intimo, y por eso alejado de la difusion masiva, latinoamericanos para su re exion sobre lo que bien podriamos
permanece algo tan misterioso y repetido,—poético y banal,
S158 quiere-— como resulta ser, para el que escribe, el origen *Conferencia dictada en el Instituto de Len-as de la Universidad de Rio
de la vida social. '
l clejaneiro, con ocasion del Congreso lnternacional "America: Descorbeta
ou Invengao", celebrado entre el 13 al17 de abril de 1992.

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||dma,- ms “de5vemum5» de la modernidad en este continen- cambio, se marca como una ruptura, una divisoria de los
te, incluso su abortada instalacion. H A _ tiempos. Ademas, para decirlo de entrada, la modernidad
Luego contrastaré esa aproximacion con la dl? <l‘{v‘€i“€'5 -i_s, -_._- - asi pensada tiene lugar de origen, no solo fecha de nacimien-
estiman que la modernidad es una experiencia en was d8 I. to. Lo anterior se refleja nitidamente en casi cualquier
u niversalizarse; por tanto, un proceso que, desp9:‘3{“dO nal" definicion contemporanea de modernidad. Esta refiere,
mente de su lugar y tiempo de origen, se entremezcla ahora se ala el sociologo britanico Giddens, <<a modes do vida social
con las condiciones peculia res de existencia de las H165 0 dc orgrznizacion qua emergicron en Europa desdrr alrcdedor del
diversas naciones, en todos los lugares del mundo, ' sig/0 XVII ca adulante, y qua szllzsecuente/r/ante so volvieron mas
Usando este ultimo enfoque como pivote me prey;t1 _lFlrt; 0 memos mundiales an su l7'IflllUI'lCltl>>.2 Ferenc Feher y Agnes
en seguida si acaso hace senticlo, o no, hobl r le mode‘ "‘d‘“ Heller introducen todavia mayores restricciones al concep-
en América Latina. Para ello tend remos que hacer un pequc‘~ to, pero arriban a la misma definicion. Entienden por mo-
M, decurso Pm 20,155 mgig 51-idas,pues a esa altura neces1ta- dernidad <<el pcriodo y la region en el caal capitalismo,
remos saber ale qué hablamos cuarzdo lzablamos du modvrmdad. irzdzlstria/izacioa y democracia aparecen simultrincamenle, reac-
En vez de partir cle la autocomprension del proyecto dh‘ la cionaado uao al otro, rcforzrindose, complementrirzdose y
modernidad tal como ha sido formulada en el discurso de la rcstrigiéndose mut1zaazrzat@».3 En fin, <<la modernidad es la época
filogofia, procuraremos, en cambio, rastrear su desarrollo en la qua cl ll€CllO de ser modcrno se convierte en un valor
institucional en la socieclad. Aqui tenclremos que OC‘_1P*"‘ determiaaatw.“
nos, por tanto, de asuntos tales como el cle las Con€X1OI1€'5 Para el discurso filosofico, el principio de la época mo-
entre modernidad y capitalismo, sus expresiones en el.terre- clerna, asi localizada y datada, es el de la subjetividad, a la
no cultural, sus modalidacles especificas de organizar y cual se asocian indisolublemente la libertad yla reflexividad.
distribuir el poder, y sus relaciones con el saber y la forma- A partir de este principio se connotan cuatro rasgos que
cion de los individuos. serian peculiares cle la existencia moderna: individualismo,
Por fin, provistos Yalde un minim‘) ‘?5(luem"‘ de COnC9P' derecho de critica, autonomia de la accion y filosofia idealis-
tos —una caja de herramientas, nada mas—— §OmPletaren1°5 ta, o sea, aquélla que capta <<la idea que st’ sabe a sf mismr1».5
esta presentacion con un conjunto de reflexiones sobre HS A su vez, el inicio de la subjetividad estaria posibilitado,
caracteristicas y dinamicas propias de la rnodermd d en en el terreno historico, por la confluencia de tres aconteci-
America Latina Entremos, pues, en mat€r1H- mientos: la Reforma religiosa, la llustracion y la Revolucion
francesa. Esos tres acontecimientos de época harian posible
1.Autocomprension filosofica de la modernid d el arranque de los procesos en torno a los cuales se articulan
Segon ha mostrado Habermas, la autocomprensio (19151 los niicleos organizativos de la modernidad: capitalismo,
modernidad, desde Hegel en adelante, Concibe a esa QXPQ‘ industrializacion y democracia.
riencia como un <<concepto de época»: el tiempo nuevo es la
época moderna, <<El irzicio que es la mzevd epv fl SB re ll? V
2 Giddens, Anthony, The Consequences ofModcrnity, Stanford University
perpcttia con cada momenta de la actualidad qua produce de s1 algo Press, 1990, p.1.
nuev0».‘ Como sea que se realice eldeslinde entre 10 modernol y lo
, . » - - - - ' , en 3 Feher, Ferenc y Heller, Agnes, “Class, Democracy, Modernity», Theory
novisimo o lo mas reciente, el 1n1c1o de la modernld
and Society, n.12, 1983, p.211.
4
Vattimo, Gianni, La Sociedad Trnnspnreute, Paidos, Barcelona, 1990, p.73.
1 Habel-mas, Jm-gen, El Discurso Filosofico de la Modernidad, Taurus,
5 Habermas, Iilrgen, 0p.cit., p.29.
Buenos Aires,1989, p.17.
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lll.‘lIIOCI'lIClll ni el iiii."i‘iiii'i'iil<i lll' un imiiliilisiiio nacional, sino on
2.América Latina vista desdc csa autocomprcnsion:
una dirlizduru mi/ilur _i/ en un ri‘_<qiiiii'ii i'i:<>iioniu‘<> carartlerizado
Sll<<p5€LlClOI1iOd€rHldfitl»
por el lizlifii/iil1'o 3/ Ias iioiicesioiies a i.'iii;iri’sus _i/ i'onsorc[0s e.i'i‘ran-
Desde esa perspectiva dominante, a traves de la Cu l l<"l jeros, cspceiiiliiieiile I1()l'lL’llHIL’I'lCllIl05. El /ilwii/isiiirifiic infecu_n-
modernidad liabla de sus orirlene $11919 95€r““"'5@ (199 do i/ no produjo nadiz (f()H)plZI'lIl)l(.’ ll /as creacioiics iirciioloiulunas o
América Latina presentaria deficiencias ll'\S’\.l_]3€l'al-7195 PM" a lllS do la i\/iicviz Espiuia: Ill pir/imides ni EOlII’l‘)Il(7S, ni )Hll05
Jbgorbgr los pmcesgg gogio-economicos, politicos y cultura- cos/iiogo/iuios ni poeinas do Sor /iiaiia Inés do la Cruz (...) Los
I95 que ella compo rta. Octavio Paz ha resumiclo este argu- vicjos oalores se derrumliaron, no /as viejas re-alidiides. Pronto Ias
menm Con una memfom iapgdaria; “La grflii dijereiuva cntrc
reculirieron los IlllL‘l70S valores progresistas 1/ lilzerales. Rcalidades
Framiia c liiglalerra por un lado, y E5l'>"_'7” C H15I'”""”"’”":”{ poi emnascaradas: rtomienzo de /ii llllllllL‘)lllCll‘l11tl_l/ In rnunlira, males
el otro, es qua nosotros no tuviinos siglo XVIII. N0 tiioirrikos ciidifniuros do los parses latinoainermiiros. A pri'mti'pi‘os del siglo
ningiin Kant, Vollizire, Diderot, l"llll'llt?>>,f’ ‘Y l_tiego_8‘,%Tt?g‘<l~ 1‘ _ "I XX cs llll1lll’HOS ya inslalados en plena pseudoinodern(dad:jerroca-
el nionurnto on t]llL’ Europa se abre a la CI'lllC[ZfllOSO{lLll, tunlifua rrlles y Iai‘ifz/iidisniri, conslllucion democratlca _l/ an caudillo
y pol iea qua prepara el /nundo nI0d@_Y"0/ E5l’””” 58 Clfrm 3/ ilentro do la inejor lrizdicion liispanoiirabc,filosofos positivistas y
cnciernz a sus rnejores espirilus en [as ][llIlll5 conceptua/es dc Ia CllCl(]llL’S precoloinliinos, pocsia simlmlista i/ analjabeli'sino».‘°
neo-escoliistica. Los piieblos lzisprinzcos no lzcinos Iogrado sir
Otro intelectual mexicano, Carlos Fuentes, ha retomado
realmenle inodernos poraiie, a difereneia del reslo do los OC(Il[lL’I1-
recientemente — aunque con una aproximaciori y con resul-
tales, no liivinzos una edad cri'i‘ica».’ ‘
tados distintos— esta misma preocupacion. <<Somos un con-
Un abismo semejante separaria el destino de las dos
tinenle en biisqueda desesperada do su nioderiildad ~ha escri-
Americas, apartadas segiin Octavio Pal P9‘ una_r,a,dlCal
to—. Pero demasiadas vcees lzernos reaccionarlo oioleritainente
diferencia. <<LIna, la de lengua inglesa, es lll][l do Ia lradzeion q_ue
contra seinejanle bzisazieda, prefiriendo prescroar el lastre de
lzafundado el inundo inoderno: la Refornzarcon sus conseciiencuzs
sociedades anacronicas, ’patri'irz0ni'aIistas', (...) en [as qzie la vo-
sociales y politicas, la deniocracza y el eapitalisnl ; 01"", 1" "W?
luntad ilel jefe, los intereses de su clan y Ias recornpensas £l€l7l[ltlS
tra, la de liabla portiiguesa y castellana, es In/a de la nzonarquia
universal catolica iy la Contrarreforma».“ l _ _ a sus ejércitos ale parrisilos y pistoleros, crean un rnundo irracional
de eapricho politico iy de ’Ul0lL"l1C'l.[l impune’ (...) Una
Segon esta tesis, tal pasado carente de Reforrna religiosai
racionalizacion reviste esla realidad ——agrega—: somos lujos de
de revolucion politica democratica y de implantatw <19
capitalismo, condicionaria nuestro presente qgue aparece, hecho que América Latina no habria <<iiiteriializnrlo del todo» la
asi, bajo la forma de una pS€UClOl’TlO'(,Il€1‘I'1lCl8Cl-> _E_l PrOP'O <<i'nteIectiializacion ‘olijetizza’ ilel miuido». La explicacion de esto, segun
Odavio Pal Conciuye que <<la reziolucion lrberal, lI’llC'l[lllg edn la Morse, es uque el muiirlu ibérico rechazii Ins iiriplicnciories iiltiiiias de las
Independeneia, no resullo en la unplaentaczon do una vet’ Fl B"! revoliicioncs rellgiosa y cieriti:/'icri y por Io l’I'IIlll) no pudo cxperirricrilarplenarrieii te
sus resultrulos logicos eiifurma do u tilitarisnio ysu suborilinado iiidivldizalisnio,
“ Pal, Octaivii), El Filrintriipico, Ioaquin Mortiz, México, 1979, qua estdii iniplaiitados coma rnarcaprisas en Ia mente colectiva del rcsto ile
pp.34-35. Occideiztc-». De alli resultaria la pervivencia de una cierta <<i1iri3/or crzlidez
de las relzicioizes Iiurimiias en Ibcroamérica; cl Iiccho dc qua la ‘otrednil’ (...) no
7 Iliid., p.44. I1a_i/ailer1'i7tad0ileltodanlzi ’Iierniaiidnd’»; asi como una cierta capacidad de
8 Iliid., p.55. <<i~esistir» frente al proyecto de racionalizacion y desencantamiento
instrumentales, factores ambos que Vterminarian por eririquecer el
" Sin embargo, otros autores, Como R-Morse P01’ >elemPl°» _au_"que moderno pluralisnio de la cultura occidental. Véase Morse, Richard, El
arrancan de_ un punto de partida - ~- '
similar, - - ' l'\;3C onclusionesdistintaS-
e1l1'll) {H no 0 bmlguéq., no
. ~ ' - ,- [Q >'
Espejo de Prospero, Siglo XXI, México, 1982, especialmente pp.149-220.
Morse sugiere qLl€IlD€I‘OEl '1€['lC£l,|<<ll'lClLlSllall5(:L or,n I i mducto del
as del todo prcsa del 'desencanto occidental». L0 HHEQFIOT 59F 3 P ‘° Paz, Octavio, i>p.cit., p<p.63-64.

123
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hi_’Contrizi-i~efo1'1r1aI espamila,
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niunilla
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contra
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la
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universalizandose. hasta el extremo de haberse convertido
sion iii: la /nodernutizd. ¢C(7l7I0 ]l()(ltltIO: L/ll(7ll£-L5 SH I H en una experiencia comijn de hombres y mujeres de todo el
nos?»-“ mun do? ¢‘Se puede pretender, porejemplo, que dicho mod o
de experiencia sea parte cle la experiencia vital de nuestro
3.La modernidad como experiencia vital:
continente, donde existen 183 millones de personas que
Zea posible en América Latina?
viven en la pohreza y cerca de 15 millones de analfabetos?
La pregunta planteada por Carlos Fuenli’-5 5Ul‘°“9' 51“ emf ¢'Donde la educacion proniedio de la poblacion apenas al-
barge» que user modernos» -* o formar parte de la moderni- caiiza a 6 anos, donde un 30% de los alumnos que ingresan
clad es una entidad clara Y dlsiinl i @1110 1° 5u_t1l"“‘}i" al primer ano basico no aprueba el cuarto grado y un 50%
rectum fglogéfigo-higtorica que la propia niodernidad a abandona el sistema escolar antes de tinalizar la educacion
construido de si misma. Marshal Berman, KHYQ llblfl 591"“ pi-imai-la?;Ciiyoproducto porhabitante cayoen 9%durante
1., e‘pQrienQiQ do la nioilernidad St‘g1ll'rlll1t?nlt‘.‘ casi todos
L / . la iiltima década, donde la inflacion promedio alcanzo a
hemos leido, retuta esa vision en teriiiinos que nos aproxi- cerca de 1500 por ciento en 1990, y que entre 1982 y 1990
man a la sociologia. _ transfirio un promedio anual de’25 mil millones de dolares
En la introduccion a su libro afirma que €XlSl€. un moiélio a los paises desarrollados por pagos netos de utilidades e
de experiencia vital, experiencia Cl‘€l.€-SPHCIO y el ll.Emp0, (-1 intereses?
uno mismo y los otros, de las posibilidades y peligros que Es precisamente aqui que necesitamos hacer un parente-
entrana la vida, que es compartido en la actualidad Pol sis -—un poco arido, me temo— para introducii-nos en ell
' - , I d ni-
hombres y muieres alredeclor del tnundo.‘ l5lElma(;Y1?mi€al‘de debate sobre el significado sociologico de la modernidad, con
dad precisamente a esa experiencia, con in 8P9" 9 independencia de las condiciones filosoticas, religiosas y
las lecturas tilosofico historicas que saturan a ese concepto. politicas que hicieron posible su emergencia en la Europa de
<i5er modernos, escribe, es encontrarnos en iin media que’ npis los siglos XVll y XVIII. Pues de ese analisis depende, en
prornete aoentura, poder, alegrza, » trteiniiento,
_ , " I . ~ name
fT t15f¢Z”t’"l¢l0 5 gran medida, las respuestas que podamos dar a los
- , t » ~‘ ’ amen
nosotros mismos y del inundo y que, sllrllllf ni me
v )
d I He 1?" interrogantes recién planteados y a la pregunta todavia mas
con destruir todo lo que tenemos, todo to que sa t/nos, 0_ 0 0 ‘I amplia de Carlos Fuentes: <<@Como pode/nos entonces sermo-
50m0S. Los ambientes y experiencias modernos‘ atraozesan dernos?»
fronterasgeogrrificas y étnicas, tie clase y nacionalzdad, fl@_F@l[;gl0" 4.Los niicleos organizativos de la modernidad
e ideoloqia.
L En este sentido puede deczrse que- la rnodernida ' zine

,-
a toda la humanzdad. Pero se trata de una unidad parado} at, 1l nzon Parece suficientemente seguro sostener que la experien-
en Ia diferencia. Nos arrastra a todos en una corriente de perpetua cia de la modernidad —experiencia, como veiamos, de espa-
desintegracion y renooacion, de lucha ij contradlccion, rte airlllrzg cio y tiempo, de imaginacion social y existencia, de vida
giiedarl y angustza. Ser moderno, _€.onc1uye’l3€(;mlaf\, 65 5“ Rlido cotidiana y trabajo, de dominio, explotacion y convivencia— se
de an universo en el cual, Como duo Marx, f0 0 0 51"‘? C5 50 apoya en cuatro l’lllCl60S organizacionales estrec/zanzerite relaci0-
se evapora en el aire'»." _ I d nados entre sf, dando lugar a modos de vida que, comi.'inmen.-
Pero, ,'_es realista una vision tal que afirrria que 8 I110 6'1’ te, son identificados como propios del estar insertos en la
nidad hab ria llegado a desprenderse de sus origenes europeos, modernidad. Dichos nijicleos organizacionales, reducidos a
II Fuentes, Q1;-los, Valiente Nuezio Mundo, Fondo de Cultura Economica,
su unidad basica, son la escuela, la empresa, los rnercados y las
constelaciones de poder que, a falta de mejor término, llama-
Mexico, 1990, pp.10-11. 1'3" ré por ahora hegemonias. Permitanme decir unas pocas
'1 Berman, Marshal, All That is Solid Melts intoAir, Simon and Schuster, I palabras en relacion a cada uno de ellos.
New York, 1982, p.15.
E-.

124 125

_ —
El advenimiento de la modernidad esta marcado“ por 1780, al decir de Eric Hobsbawm, i<i/ por iiriiizera vez en Ia
i.
una completa revoliicion en la manera de organizar los Iiistoria, so lcvantaron los giittctes tlt'l potenciat ]II'OtlllClliIU (ll? lt1$
procesos do socializacion, do hahilitacion para tuncionar socicdades, cl ttuat dirsdv ese lllt1lH(’lll()5L’ilt1lZll(l(,'tl}ltlZ£'lC sustentar
l
cotidianamente en la sociedad, y de transmision y uso de Ia constante, riipida _l/ hasta aqiit ilimitaita /iiiiltiiiliifiicioii do los
conociinientos, desde el moniento que ellos empezaron a ser hoinhrcs, los lllL’llL’S y los seroicios. (...) Niiigiina sociedad liahiii
-—-. -.
asumidos por una estructura cada vez mas inclusiva de logrado prcziuiiiiciite superar cl teclio que una (.‘Sll'llClttI't'I social
i instancias tormales de educacion, en cuyo centro se halla la prviniiiistriat, una ciencia y teciiologfa defectiiosas _i/ los consi-
i'si‘iii'Iii. Lo anterior iniplico el inicio de un proceso por el giiiciitus qiiicbres, ll(ZlllltI'lllltlS i/ inuerte inipoiizizii a Ia produc-
- IT
cual la sociedad llega a producirse a si misma por la LION».
intermediacion del conocimiento. Cambian, por tanto, los Simultaneamente, la cl istribucion de oportiinidades para
-—-—-1
parametros de su reflexividad. Un papel centraljuegan aqui acceder a los bienes y sei-vicios producidos, incluso aquéllos
las ciencias sociales, cuyo desarrollo, por un lado, depende l
1 de caracter inmaterial y simbolico, asi COm0 a puestos de
4}__ .
de las intei-pretaciones producidas por los agentes y, por el trabajo, recursos y posibilidades de vida en general, se
otro, incide en sus acciones e interpretaciones reingresando
radica progresivamente en rnercados que operan como
en el universo cotidiano al que contribuye a contigurar.“ procesadores de intormacion, asignadores cle recursos,
Esta <<doble hermenéutica»"‘ propia de la moclernidad tiene senalizadores de precio y coordinadores de la actividad de
profundas consecuencias, pues nos fuerza eventualmente a
las enipresas y los individuos en el incesante intercambio
reconocer <<que eso que tlarnainos Ia ’reaIidad del niundo’ es algo que, en adelante, constituye la trama cle la vida social. Sobre
que so constituyc como contexto’ do (..) iniiltiplesfahulaciones; y todo, la aparicion de los mercados hizo posible, por primera
tematizar el rnundo en esos térrnirios es justamente ta tarea y vez, la estructuracion de una <<economia altarnente artificial»
significacton do las ciencias sociales».“" cuyo funcionamiento, junto con <<a-niquilar todas las formas
A la vez, los procesos de produccion, basados en una organicas (previas) do Ia existencia y reemplazarlas por un tipo
division y organizacion crecientemente complejas del traba- diferente rte organizacion, atonzistica e indioidualista»“‘, dio lu-
ll
l jo, se radican en un conjunto de instancias cuyo niicleo gar a un nuevo orden de coordinaciones; del tipo de las
l
organizativo es la empresa industrial, entidad que reone los estructuras que se auto0rdenan,“’ generando sus propias
factores de produccion y los moviliza coordinando losin- formas de asimetria, desorden y destruccion.
it
gredientes de actividad humana, capital, tecnologias y ma- Con el advenimiento de la modernidad, por ultimo, la
1 terias. Significa que, en algun momento de la década de _ organizacion e imposicion del control social — en todo el
rango, desde el uso de la violencia hasta la conformacion de
l las instancias reconocidas de autoridad y disciplinamiento-—, se
i " Como mostro primero que nadie el historiador Frances Philip Aries;
véase Aries, Philip, Centuries of Cliiliiliood, Penguin Books,
l Harmonclsworth, 1973.
" Hobsbawm, E.]., The Age ofRev0luti0ns, Cardinal, London, 1962, p.43.
"‘ Sobre los aspectos pragmaticos de esta relacion, ver Linclblom,
1" Polanyi, Karl, La Gran Ti-niisfoi-macioii, Juan Pablos Editor, Méxlco
1 Charles, Inquiry and Change, Yale University Press, 1990.

‘5 Véase sobre esto Giddens, Anthony, The Constitii ll0ll ofSocicty, Polity
Press, Great Britain, 1984, y A.Giddens, op.cit, pp.1Z—17.
D.F. 1975, p.229.

“’ Este punto ha sido desarrollado en varios escritos por EA. Von Hajek.
I-. Ver, por ejemplo, Von 1-lajek, P.A., La Fatal /lrrogaiicia, Union Editorial,
"' Vattimo, Gianni, 0p.cit., p.108. Madrid, 1990.

at
1>L¢
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126 127
-F.
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localiza en un coniunto do dispositivos diversiticados que En suma, escuela, empresa industrial, rnercados v teno-
contorman un campo de expresion de /zcgeinonilzs en cuyo menos de hegemonia conforman el envigado institucional
ambito, pero no necesariamente en su centro, se encuentra Pl de la sociedad moderna, con independencia de los fines
Estado-nacion. Dos Son los rasgos caracteristicos de esta (ideas, racionalidad suslantiva) que pueclan esgrimirse pa ra
nueva coiiformacioii del poilcr. Primero, ella se constituye a iustificar ideologicamente cada una de d ichas instancias 0 el
partir de las rel-aciones de fuerza que existen - en realiclad, tipo de sociedad que emerge de su combinacion.
que contorman - la sociedad, imbricadas en otros tipos de ¢"Cual es, sin embargo, ese tipo de sociedad? @Es un solo
relacion (de produccion, de parentezco, de familia, de sexua- tipo o son diversos tipos de sociedad?
lidad, cle saber, etc.). Segundo, dicha conformacion cle
S.Rasg0s tipicos de la modernidad
hegemonias expresa el poder de manera multiforme: como
procedimientos dispersos y locales, como tacticas de corta En general, podemos postular que el tipo de sociedad (mo-
distancia o estrategias mas globales, como tecnologias de derna) de que hablamos se constituye sobre la matriz de las
vigilancia y castigo, 0 como instituciones, leyes, discursos, organizaciones descritas, dando lugar, por su interrelacion,
<<efectos de verdad», coercion y diversas foi-mas de violen- a un conjunto de fenomenos que son, a su vez, tfpicos.
cia. Como indica Foucault, lo nuevo que se produce aqui es L El mas conocido es ciertamente el que se construye a
<<un verdadero desbloqueo tecnologico dc la productividad zlul |
partir de la produccion organizada industrialmente por y
porter». Surgen dispositivos y procedimientos, solo parcial-
para los mercados; principio axial en torno al cual se levanta
mente integraclos al aparato estatal, que <<liacen circular’I0s
la sociedarl capitalista. Como bien lo expresa A.Giddens, el
efectos rte potter ale forma a la vez continua, inintcrrumpida,
capitalismo es primero que todo <<un sistcnza rte produccion rte
adaptada, 'indiz1idualizada’ en el cuerpo social toda entero. Estas
mercancfas centrarlo sobre la relacion entrepropierlarl privarla del
nuevas te'cnz'cas son a la vez /niiclio niiis eficaces y menus
dispenrliosas (...) que las técnicas utilizarlas /1astaentonces...».2° capital y trabajo asalariarlo desprovisto de propierlarl, relacion eje
Designamos como campo de conformacion de hegemonias
rle an sistema de clases. La empresa capitalista depenrle rle la
produccion para mercarlos coinpetitivos, donde los precios operan
al émbito en que esa productividad del poder se expresa
E estratégicamente, dando lugar a dominaciones mas 0 menos
como senales para inuersionistas, productores y consumirlores por
l i.
globales y coherentes; desplegéndose en estrategias genera- igual. (...) La naturaleza fuertemente cornpetitiva y expansiva dc
5. r la ernpresa capitalista significa que la innovacion tecnologica
les e imponiendo una direccion, un orden, una organizacion
tienrle a ser perinanente y a permearlo todo. Segundo, la economia
y hasta su explicacion y <<justificacion verdadera» a los
numerosos fenomenos de poder que transcurren en la socie-
es rlistin ta y se /ialla 7‘Cl£ll'lU£lI7lL’1’ll€'lI1S‘lll£ld[l/7’€Sp€Ci0 a las deinas
1'
arenas sociales, particular/nente de las instituciones polfticas.
l dad. Y hablamos de un campo de luchas dehegemonias para
Darlas las altas tasas rte innovacion en la esfera economica, las
!
reflejar el hecho de que dichas estrategias no logran nunca
relaciones economicas poseen considerable predoininio sobre las
cerrar completamente los circuitos del poder, ni imponen
1
una simple division de bloques dominante/ dominado. Los rlenzas instituciones. Tercero, la separacion entre polftica y eco-
.1
efectos de poder son, en este sentido, también efectos de noinia (...) se encuentrafundada en la preeminencia ale la propie-
resistencia, de inadaptacion, de desajuste, de <<cortocircui- dad privada sobre los meclios de produccion. (...) A su vez, la
propierlad del capital se halla i~ndisol'uble1nente ligacla con el
to» y transformacion de las situaciones de dominacion.
fend-meno de la desposesion o mercantilizacion del trabajo asala-
riado rlentro del sisteina rte clases. Caarto, la autonomia del
2” Foucault, Michel, Microfisica del Poder, La Piqueta, Madrid, 1978, Estarlo esta condicionarla, aunque no rleterininaala en ningiin
pp.182-183. sentido fuerte del término, por la necesidad ale apoyarse sobre la
l ‘I '€I\-|-'-7. -., . _ _-,.- , n'-_- |-. -

128 129

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cieiititico y las demas tormas de apropiacion simbolica;
aciiiiiiilamiii ale miittnl, }l}‘()(f(_’5O satire cl cual Slt coiztrol_cstii lc_/as
entre ideologias pesadas (o sea, ancladas a los miodigos
dc scr (YOIH[ll(’lO>>_2‘ La experiencia de la modernid_ad,_sin
cultos» mas elaboraclos conceptualmente) e ideologias livia-
€l1\l)ill'gQ, no se a_i;ota en esta Cinica dimension ivi't%“"'Z“t‘V‘”"
aunque es seguro que la supone.1~ nas (0 sea, estructuradas en torno a coniponentes expresivos
desprovistos aparentemente de densidad conceptual, pero
En efecto, la conibiiiacion entre instancias de socializa- habitualmente poseeilores de una gran capacidad cle provo-
cion del conociiniento cada vez mas al>arcadOfi‘l5,_@"§*"“§a‘ car identificaciones, o dar lugar a proyecciones, o modelar
das inuchas veces, ellas mismas, como empresas industria- eniociones, etC.). Pero, ademas, como SQ indico mas ariiiba,
les, y los niercados, cla lugar a una especilica constelacioii esa cultura es portadora Cle una particular lorma cle
cultural que en la literatura suele llainarse, aunque con reflexividad, por meclio de la cual la propia realidarl es
i-esonancias en extremo anibiguas, cztltirra air iiiitsas. ‘Esta constru ida socialmente. ¢lRL’lYlltl(lL1,flllfll iiosotros, es iiiiis bieii el
(iltinia no representa tanto un tenomeno de expansion inau- |
msiiltiiclii del L-’Illl'L’Ct‘!lZtIl’SL’ (...) dc llZS inii/tiples iiririgwies, inter-
dita de la difusion de ciertos bienes culturales sino GU?’ mas pretacioiies y i"L’(TOl‘lSli"llCCt(JtlL’S que coinpiten eiitre st’, 0 que, dc
precisamente, conlleva la prod uccion masival del ii_\\'<igIr1 Fl0 ciialqiiier manera, siii iioordliiacion 'ceritral' algiiria, distrtliuyc/1
5()Ci'(\l Q, incluso, de las jerarquias interindiviilmales y .1 los iriea'ia»_1--‘
I
estamentales,bajo la forma cle la escolarizacion, la certifica-
cion ed ucativa, el acceso a codigos cultu rales diversi ficados, La organizacion capitalista de la economia, imbricacla
la ditusion de ideologias e identidades y, en ge klli la como se halla con la organizacion cultural de masas, se
constitucion de una esfera simbolica distinta y separada, conjuga con ésta ijiltima y crea el soporte para el desarrollo
Pero que permea integramente la vida social. La cultura d'e de los tenomenos de control social propios de este tipo de
masas representa, por tanto, un sistema de p roduccion sinibo- sociedades, los cuales a su vez retroalimentan esa organiza-
lica ind ustrializada, con base tecnologica cacia vezmas compleia y cion de la economia y la cultura. Se genera de este moclo lo
sofisticada,operadaporcuadrosprofesionalizadosyconun alcan- que tautologicamente solemos denominar como expresio-
ce comunicativo en extremo diversiticado que es capaz de nes propiamente moclernas de configuracion cle liege/noni'as.
-\ integmr y diferenciar ,»<pf1b11¢o5» a través de la incesante Gramsci continua siendo, a mi entender, el analista mas
segmentaci n y combinacion de los mercados. La cultura de lucido de este nuevo tipo de configuracion del poder. Pri-
masas es, en este sentido, la cultura de la modernidad; mero, en cuanto su nocion de hegemonia organizada apunta
sistema al interior del cual —- y no por oposicion a él.—~ hacia un concepto ampliado del Estado, donde éste se halla
imbricado con el movimiento de la economia, la sociedad y
recién adqu ieren vigencia las multiples clistinciones y (life-
renciaciones que ella misma provoca entre alta cultura y la cultura, incluso si se reconoce la distincion decada una de
cultura popular; entre culturas locales y globalizadas; entre esas esferas. Segundo, al ligar el movimiento de la produc-
-. ¢_-.,_ . _ . _-. _-"

modalidades cliversas de consumo cultu ral; entre el modelo cion a los procesos formativos y de socializacion, Gramsci
enfatiza la tarea educadora del Estado que tiene como fin,
senala, <<arlaptar la civil-irlarl iy la irioralirlad de l(lS717(lS(ZS popula res mas
2‘ Cidcleris, Anthony, op.cit., pp.55-57-
(Zl'fl[7l'l(lS a las necesirlades del continue desarrollo del aparato
2* La iclentiticacion entre la génesis del capitalismo y la moderniclad ecoriciiriico ale produccion».“ Este ultimo aserto, como sabemos,
constituye uno cle los supuestos funclamentales‘de la sociologia Cl£\SlCi\/ _. .\-_ -_,-v_—g—- .-—
tanto para Ma rx como para Weber. Véase, POI? elemPl°r A-Hellerr “l_Vl“rX E
y Ia modeinidacl», Sistema, Nos. 54-55, lumo de 1983 Yr Pal“ 81%” de 0p.cit., p.81.
$.-

Weber, S.Wl".imster and S.Lash (ecls.), Max Welwr, Mtivii llfy “"4 2‘ Gramsci, Antonio, Nate sul Machiavelli, sulla Politica e sullo Stato
1__- .i
Mmiuriiity, Allen 8: Unwin, London, 1987. Mvrlerrio; Riuniti, Roma, 1971, p.114.

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ha pasado a ser lioy casi U n lugar COl‘l1.l/Ill para la sociologia La separacion progresiva, tipica cle las sociedades mo-
cle la cducacion. Tercero, G ramsci 9I'll?ll.l'fI€l los aspectos dc dernas, entre economia —- mercado e industrias — y
consenso que estan presentes en la nocion dc h‘?l%e"‘°““" politica — hegemonfa y coercion -, a la cual haciamos
aunque no los tematiza, ciertamente, en fburicion cle plantea- referencia hace un momento no significa, con todo, aisla-
mientos democraticos. Pero su caracterizacion del Estado miento completo ni mucho menos. De hecho, Ia organiza-
apunta a una dimension crucial de la configuracion mm 91;; cion del control social mediante expresiones de hegemonia
na de las hegemonias; por ejemplo, cuando. SOSl18l'l’€ _que <<L supone, en buena medida, que el sisteiriii rle clases ha sido
Estailo vs todo el conjiiiito dc activiilarles l"""f_llC”5 U l@O”_Ca5 C0” desactivado y que su potencial de amenaza ha sido neutra-
las cuales Ia clase ilirigeizte no solo iiistijzca y iriaiitiene lizado mediante procedimientos de negociacion y ajuste
doiiiiiiio, siiio que Ilega a obteiier cl (IOl'lSt3l1SO rte los _qoberr1arl0s>_>."c ‘I
que, en lo principal, ocurren en el ambito cle la propia
Con todo, cuarto, no resta iniportancia al uso Cle lOS 19dl05 empresa y de los mercados, excluyendo el recurso a la
coercitivos en la organizacion de la hegemonias ni al eniPle° fuerza, En este sentido puede decirse que en las sociedades
de los elementos organizados de la violencia a lraves d l modernas la democracia — y seguramamente también las
aparato militar, policial y represivo del Estado..’El Estado, formas de organizacion de la cultura de masas —— operan
Seggm Gmmsgi, es <<lZ(3gGI7ZOHltl acorazarla rle coercion», I0, que como dispositivos de articulacion entre el sistema de clases
Qontituye una idea por completo diterente de aquella que lo y el sistema de control expresado en el campo de las
identifica exclusivamente por referencia al soberano, la ley hegemonias. En seguida, el propio mercado, a través del
y la legitima disposicion de los medios de violencia. cual transcurren los procesos axiales de acumulacion de
Qrmtemporaneamente se habla, por eso, del p pel de "'8" capitales y provision de puestos de trabajo, opera como un
lancia, supervision y disciplinamiento del 1-'1s‘tf\dO C0m<_’ una mecanismo de coordinacion de la sociedad, en contraposi-
de las dimensiones cruciales de su composicion y funci0na- cion con la politica y el Estado. Esto {iltimo no solo en cuanto
miento. Solo en momentos de crisis del campo estatal,’en elmercado proporcionaunmarcomasadecuadoparaproce~
- I

.:; cambio, se separan las funciones de hegemonia y coercion, sar informacion y producir descubrimientos e innovacion
.,_J
situaciones en las cuales a la <<espontaneidad» del COHSEIISO sino, ademas, porque crea un grupo — los empresarios —
sucede la violencia. que termina siendo uno de los focos de atencion preferente
dela propia accion estatal. En efecto,comomostro Lindblom
1‘ Gramsci, Antonio, op.cit., p.109. Con razon Pizzorno ha escrito qlue hace ya tiempo, los empresarios pueden ser llamados un
Ian.-1,'_-T'._-'., -ya;-.-vu ~Cramsci anticipa de manera sorprendente el mod: pe tratjr 32
_ -» » , 5 o os
grupo privado dentro de un sistema de mercado solo en
problemas del consenso, de la funcion integrwdora yl l9fL?nc;1(1m1H‘;mO cuanto se constituyen sobre la base de la propiedad de los
fH_..__-.- difusion de los valores culturales, caracteristicos e I ~
medios de produccion. Pero, en cuanto a su funcion, ellos
norte1mericano de los a os cincuenta». Citado en Buci-Clucksmann,
C
. i ' '
Christine, Grrimscz y el Estaiioi Slglo XXL 197$, Pa?8-dAdt‘;1‘g“€ll:l‘:t?1fé
I I-
ejercen un poder piiblico, pues <<las ocupaciones, los precios, la
, _ - ‘ ‘ .
podria postularse que Gramsci anticipa en varias eca a
5
_ Id
1
1 I prorluccion, el crecimiento, el nivel rle virla y la segurirlaal econo-
.4 contemporaineo sobre los segmentos intelectuales cle la socieda y e rnzca rle torlos se lialla en sus manos. En consecuencia, los
-.. simbolicos»,
- r ' - asi~' como las p051'b'licl1des cle un
papel cle los <<analistas
, . . - -
I gel Oder
7) .
A Ml
fiincionarios gubernainen tales no puerlen ser inrliferentes respec-
:i analisis interrelacionado delos contexto <<n1icro>>ly <<m f31'0 esoiancias), to a eiian bien los er/npresarios cuinplan sus fl.tl1ClO'l'l(3S. Una
, . " <<r
este ultimo respecto cabellamarlaatencion hacia asvarias d ‘
depresion, la inflacion It otros males economicos piieilen lzacer caer
que, ipueclen
, establecerse
. entre la analitica
- ' foucaultiana del po er y
La olitica 9
analisiS gramsciano de las hegemonias. Vealse Smart, BHYYYI “ P d a los gobiernos. Por tanto, iinafuncion principal rlel gobierno es
de la verdad y el problema de la hegemonia», en D.Couzens Hoy te ),
Foucault; Ediciones Nueva Vision, Buenos Aires, 1933- Y, 9" 91 mls-mo . ___, Fi-
:'-H
u volumen, los articulos de M.Walzer y Ch.Tayl0r.
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._\ - -. 1-.-

132 :=.¥*‘
1|.‘- 133
r.
,,$,,g,,,-,,,_<,, q,,L- 105 (7m[ll‘L’SflI'l(7S ciimpliiii sity‘iiiicion».~" Segun Es del lOclO evidente que ninguno de dichos procesos de
Lindblom, lo anterior sigiiifica, en la practica, que los en?- organizacion institucional ha tenido su origen en nuestra
T presarios llegan a detentar Lll1 poder de veto l”@>P@“_t° E? America. Todos ellos, en distintos momentos y bajo moda-
iniiltiples decisiones politicas, pues siempi-e estan en com l_ lidades mfiltiples, se han expandido desde un centro —o
clones de retraer sus inversiones causando con ello und varios puntos centrales~ hacia las restantes zonas del mun-
caida del empleo y poniendo, de esta forrna, en pique a l0$ clo, incluso hasta las llamadas periferias.
gobiernos. Poi‘ su parte, los gobiernos no pueden torzara los Dicho en otras palabras, todos los niicleos institucionales
i3n1p|'eS;-1l‘lO5 a invertir. Solo pueden inducirlos meclianfte propiosde la modernidad han mostradoserirresistiblemente
e5Peq,'t'i¢Q5 estimulos que, a la postre, se traducen en bene iv- i expansivos, lo que es quiza parte de su propia naturaleza
i
cios para ese grupo. En suma, los fenomenos de hegeniontd oi-ganizacional. Una vez puestos en marcha, buscan globali-
son inseparable_<,__ aun Stipuesta su compleiidad, SLt$l'l1lill‘1; zarse. Marx mostro como la produccion privada para el
ples dimensiones y mediaciones—- del sistema de Cld:~Fth,.L c. niercado ~—el capitalismo— tiende inherentemente al cos-
la desigual dislribucion de los recursos cle poder economico mopolitismo, hasta alcanzar el estadio del mercado mun-
y de 185 Configuragigneg de poder que de alli emergen. dial, con la consiguiente revolucion en el comercio, los
En tin, postulamos que capitalismo, cultura de masa_S, medios cle transporte, el auge de la industria y los cambios
hegemonias mecliadas por sistemas de consenso y Pr@d0ml0 en la division del trabajo, destruyenclo de paso <<las relacio-
del interés corporativo empresarial, incluso en el c'c1mP° nes feudales, patriarcales e idilicas», ahogando el fervor
pijblico-estatal, son rasgos inseparables de la modei'mClHd~ i religioso, clespojando a las profesiones cle su clignidad local,
-i
6.Globalizacion de la modernidad e introduciendo un movimiento constante en la experiencia
l de los inclividuos que ven esfumarse asi todo lo que parecia
junto con cerrar aqui este largo paréntesis, vOlvHmOS hma I.
solido a sus antepasados. Por su lado, Mc Luhan primero, y
al hilo central de esta exposicion. Nos habiamos pregunlH_d0 después de él una corriente cada vez mas numerosa de
si era posible, o no, hablar de la modernidad. en America autores, han mostrado como la organizacion técnica de los
Latina. @O vivimos, en cambio, nada mas que la 1luS10n de procesos de comunicacion, de la mano de la industria_cultu-
una pseudomodernidad, <<viajanrl0, como dice Carlos Fuen- ral operando de cara al mercado mundial, reduce el espa-
I
tes, en el fiii'g0'n de cola rle la iiiodernirlarl que tant0’l2e.rn0s ? cio y el tiernpo al punto de hacer posible sistemas globales de
ll anlielarlo, 0 rleliatido, 0 recliazarlo, en cada etapa rle los ultzmos interaccion instantanea, que internacionalizan la informa-
cinco siglos?» _ . cion, universalizan los patrones de consumo, ponen en cir-
Quisiera argumentar que las sociedades latinoamerica- culacion conocimientos y modos culturales y conducen
nas han llegado a ser modernas porque, alIgu 1<lu?elr@Sl°
l
—como presenciamos finalmente hoy dia— al inicio de
de Occidente y de parte importante de la humanidad no- una planetarizacion de los fenomenos de hegemonia. Es en
occidental, viven en la época de la escuela, la empresa, 10> esta coyuntura que empiezan a operar, asimismo, los teno-
mercados y la hegemonia como modo do conflgurar El Poder 5 menos de redefinicion de los Estados-naciones dentro de
y el control. En todas e1las,aunque baio distintas formas y l!§._. ‘i' contextos politicos, militares y economicos mas vastos y
en grados también diversos, predominan el caP1_tal‘5m°' la distintos, dando lugar a nuevas configuraciones que hoy dia
cultura de masas, hegemonias mediadas por S'lSl€.l.Tl€lS de 1 apenas empezamos a vislumbrar.
consenso y el interés corporativo de los empresarios, incluS0 La incorporacion de los nocleos institucionales de la
en el campo piiblico-estatal. l
| .- mod.ernidad en America Latina corre por intrincadas rutas
I

T‘ Lindblom-, Charle-s-,--I3-0-I-i-tics and-Plxrirfkets, Basic Books, New Y0Fl<, 1977, re


que se entrecruzan de mil formas con esos fenomenos de
i pp. 172-173.
fl:
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I L_. 1 ____ ‘ __ ____ _ __ _ ________ _ ____ __.. .


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dilusion de la modernidad desde el centro hacia las perife- es a desechar la idea de que la modernidad pudiera consistir
rias. En ningiin punto esa incorporacion corresponde a un en una réplica de Europa sin mas; 0 que podria esperarse
acto puraniente reflejo de recepcion. Es, en cambio, un que ella repita su ciclo de implantacion en todas pa rtes por
com plejo y diferenciado proceso de construccion del entra- igual. Sobre todo, debe desahuciarse la idea de que la
mado institucional de la modernidad, hecho desde las pecu- modernidad supone la difusion de un patron uniforme de
liares condiciones de cada sociedad, con sus propias tradi- organizacion de la vida politica, economica, social y cultural.
ciones, formas de organizacion, reparticion del poder y Mas bien, la propia difusion yglobalizacion creciente de
evolucion cultural, incluidas las ausencias —cle Refornia la modernidad da lugar a procesosde diferenciacion e hibri-
religiosa, revolucion politica y tradicion critica— que han dacion cada vez mas extendidos, a partir de una constela-
llevaclo a algunos a pensar que la modernidad no seria cion coiniin de organizacion de los procesos basicos de la
posible en America Latina, o lo seria solo bajo la forma sociedad: socializacion y comunicacion, trabajo y produc-
enmascarada de la inautenticidad y el talseamiento propios cion, generacion y distribucion de oportunidades de vida, y
cle una pseudoinoclernidacl. control hegeinoiiico clel poder.
Lo que ocurre, entonces, es que la modernidad adquiere Solo una vision en extremo estrecha de los procesos
en cada socieclad -- supuesta la incorporacion de aquellos implicados — vision unidimensional y, peor aiin, lineal,
nticleos organizacionales de los que hemos venido hablando — como a veces se escucha expresar en ciertas <<teorias de la
una deteriniiiada configiirizcion y expresion. Esta delata, por un modernizacion» - ha podido llevar a algunos a pensar que
lad 0, esos <<arrastres» y herencias de las historias nacionales la modernidad tiene solo una puerta de acceso, un solo
y, por el otro, una particular conformacion de esas redes camino de transito y una [mica meta de llegada.
institucionales y de experiencias concretas que aquellos _ ._ ,. ._ ._ 7.Aproximaciones a la modernidad en América Latina
nijcleos hacen posible por su especifico ensamblamiento en
el tiempo y lugar. Permitanme ahora, en la ililtima parte de esta exposicion,
@Qué de sorprendente o extrafio pudiera tener entonces retomar una aproximacion mas cotidiana hacia la moderni-
que la modernidad en América Latina combine formas de dad en América Latina y hacerme cargo, al paso, de algunos
patrimonialismo y democracia, o de capitalismo periférico y argumentos que podrian esgrimirse contra la posicion aqui
cultura de m.asas, cuando todavia las poblaciones no termi- esbozada.
nan su proceso de alfabetizacion? Tampoco debiera extra- a. El campo de la cultura de masas en América Latina.
fiar la fusion de ferrocarriles y latifundismo, constitucion
democratica y caudillismo, filosofos positivistas y caciques Ha llegado a ser un lugar comiin entre los analistas
precolombinos, poesia simbolista y analfabetismo, para re- culturales llamar la atencion hacia el hecho de que, en esta
tomar las punzantes contradicciones sefialadas por Octavio parte de América, la cultura propia de la modernidad
Paz. Alas anteriores podria agregarse, de hecbo, una larga - enten dida a la manera europea-— no habria llegado a consti-
lista, mas actual y perturbadora toclavia.” tuirse 0, por lo menos, estaria constituyéndose de modo
No es que quiera consagrar esas contraclicciones alegan- imprevisto ——si se quiere <<clesviado»—- respecto del modelo
do que la realiclad es como es. A lo que apunto, en cambio, <<c1asico>> o central. Segtin sefiala uno de esos analistas, <<en
la ma-yoria rle nuestros paises hay grandes inasas que todavia no
lzan alcanzarlo la literatiira eruriita, zairzbullénrlose en una etapa
3’ La mejor base para emprencler ese ejercicio se encuentra en las obras folklorica rte co-iiiiinicacion oral. Cuando son alfabetizarlas y ab-
de Carlos Monsivais, seguramente uno de los mas finos analistas de la 1 sorbirias por el proceso tie irrbanizacion, pasan rll rlominio de la
l
cultura mexicana y latinoamericana. i 1 .
radio, rte la television, ale las tiras comicas y reziistas rte historietas,
ll
l"

136 137

U -w
i‘onsti'tii_i/eiido las bases rle Illltl rfi/ltiirit ile /mlsas. De alii que la De modo tal que ahora cualquier contra-argumento ne-
iilfizlietiiiieiiiii iio iiiiiiieiitiz ;iro;i0i'i"ioiiiilmeiite el iiiiiiiero rle lectu- cesita desplazarse, como de hecho parece estar ocurriendo,
L
res ile lllt‘I'(llllI'll (...) siiio qiie laiizii ll los i1l_tiilietiZi1d0S,. ill 111110116 hacia la critica de la organizacion y alcances de la propia
l los iiiiiilfiibiftos, riirectniiieiite rle la fllSL’f()ll\'l(ll'lCll a esa especie dc cultura de masas; por ejemplo, on términos de las desigual-
folklore iirlmiio qiie es la ciiltiira iriasificarla».“ dades de la calidad educacional, o de las insiificientes capa-
El inisino argumento suele generalizarse para toda la cidades de produccion de conocimientos y su aprovecha-
esfera cultural: no existiria modernidad alli donde los pt'ibli- miento en las esferas de la economia y la politica, o de los
cos COl1SUI1‘ilClOl‘€S no alcanzan u n cierto grado de efectos de la globalizacion de los mercados de produccion y
sofistificacion, y donde los productores, a su vez, no gozan consunio simbolicos. Pero todos ésos son teinas ya propia-
de un cierto grado cle autononiia local. Esta segunda clausu- niente modernos, en el sentido que buscan ajustar, reestruc-
Ia se agrega como condicion de una cultura nncioniil capaz de turar y ampliar la red de relaciones e interacciones entre las
expresar la nioderniclad. Pero, en realidad, como hemos instancias de conociniiento, la produccion, los mercados y el
tratado de inostrar aqui, la modernidad no su pone lo uno ni control social. En consecuencia, pod ri'a decirse que en estos
lo otro sino cosas bien distintas, como son: que los procesos inomentos la propia reflexividad del campo cultural —~ asi
de comunicacion se masifiquen a través del mercado; que el como sus debates y analisis — delata progresivamente que
consumo simbolico esté articulado a procesos formativos nos encontrainos en una coyuntura de moderniclad, incluso
f. organizados para toda la poblacion; y que El U50 d9 C0n°Cl' cuando (o, mejor: sobre todo cuando) ella asunie su poten-
mientos e informacion vincule de un modo cada vez mas cial critico respecto a la propia estructura cultural de la
central las distintas esferas separadas de la sociedad: la modernidad en América Latina.”
produccion economica con la politica y a ésta, como vehiculo
de hegemonias, con el mercado. Aunque en grados diver- b.Hegemonia, democracia y violencia.
sos, todo eso es, precisamente, lo que ha venido ocurriendo Asimismo, suele indicarse que la modernidad, como
en nuestras sociedades. La escuela se universaliza hasta el forma de organizacion del control, estaria ausente de socie-
punto que la eclucacion alcanza proporciones variables de dades atravesadas por la violencia, la inseguridad ciuclada-
1'. masificacion, incluso en el nivel superior; la comunicacion na y el recurso mas o menos continuo a la represion, como cle
ll
social adquiere base industrial. y se orienta hacia el mercado; hecho cabe caracterizar la situacion latinoamericana duran-
y el empleo del conocimiento se mueve lentamente hacia los te las oltimas tres décadas. Como vimos, la modernidad
centros vitales, como lo muestran la emergente tecnificacion supone que la sociedad estructura hegemonicamente las
del poder y la produccion y los procesos selectivos que distribuciones del poder, descansando en gran medicla en la
ocurren en el mercado ocupacional. For su lado, todos esos internalizacion de los controles, en el disciplinamiento pro-
fenomenos se ven impulsados y acelerados por la visto por la vida cotidiana, en los mecanismos coordinativos
globalizacion cle los mercados culturales que, de hecho, se del mercado, y en la capacidad de los grupos dirigentes cle
mueven por delante de la globalizacion de los mercados generar consensos y de modificarlos a través de la compe-
economicos y de la politica. tencia y la negociacion. Por lo demas, solo en estas circums-
tancias es posible concebir el ejercicio de la moderna ciuda-
dania, con su especifico estatuto de derec hos y de asimetrias
2" Candido, Antonio, <<Literatura y Subdesarrollo», en C.Pernand€Z 2" En este sentido deben leerse, a mi entender, los trabajos cie analisis
Moreno (coord.), Aniérica Latina eii sit Literatiira, Siglo XXI, México, 1977, cultural de N.Cai'cia Canclini (Méxlco), S.Miceli (Brasil), B.S-arlo
p.339. (Argentina), l3.Subercaseaux, C.Catalan y C.Sunl<el (Chile).

138 139

_ ..... . 4- . WW. __
socialmenle reconocidas. No iinplica lo anterior que en estas de sus polos de conformacion institucional (el del control
condiciones el Estado o, para decirlo mas ampliamente, el expresado hegemonicamenle), en ausencia del cual el siste-
campo de la luclia de liegemonias, quede desprovisto del ma de poderes facticaniente establecido en la sociedad se
recu rso a la coercion. Solo que la violencia no sera enipleada expresa ocasionalmente sin intermediacion reguladora de
usual ni esporadicamente, aunque siempre sea eventual- ninguna especie. Tanto asi, que nadie discute el carocter
mente posible, como medio politico. Otra cosa distinta es propiamente moderno ~incluso a veces <<modernizante»,
que la violencia siga presente, bajo mil formas diversas, en segiin algunos*- de las diversas formas que adopta ese
el seno de la sociedad civil y pueda incluso emplearse desde ejercicio <<desordenado» de la violencia, Sea bajo la forma de
alli’ con lines politicos, como ocurre, por ejemplo, en el caso regimenes militar-burocraticos, del narcoviolentismo, la
de los grupos terroristas en varias sociedades inclustriales. guerrilla, el terrorismo cle Estado u otras formas similares.
Con todo, resulta evidente que la organizacion del cam- c.l—Ieter0geneidad, clesigualdades, exclusion.
po de las luchas hegemonicas no ha terminado por excluir,
en las sociedades latinoamericanas, el uso frecuente de la America Latina, ademas de ser un continente plural,
violencia como medio de control de la poblacion, sea que tiene una cultura integrada por muy diversas tradiciones.
opere como instruinento de terror estatal, como recurso de Carlos Fuentes nos habla, por ejemplo, de algunas de nues—
movimientos sociales y politicos 0, masificadamente, en tras mas antiguas herencias, <<c0m0 lo son las trarliciones coin ll-
situaciones de guerra o cuasi-guerra civil, como hasta hace nita rias del 'lllllt’l£l0 rural preliisprinico, la traalicion escoliistica que
poco sucedia en algunos paises centroamericanos. orienta la politica hacia la conseeircion del bien coiniin iy las
Sin embargo, desde el punto de vista de la argumenta- trarliciones rle la deniocrriitia medieval espanola: la indepenrlencia
cion desarrollada aqui, no cabe atribuir esos fenomenos de judicial, las libertarles irizinicipales y las asanibleas popiilares en
incompleta estructu racion del campo de las luchas piigna con una trarlicion secirlarmente tlltf0t'lltZl‘itZ».3° Octavio
hegemonicas a un fenomeno de subdesarrollo politico o a Paz, por su lado, ha insistido en esta iiltima y en sus mi'ilti-
una especifica manifestacion de arcaismo o premodernidad ples ramificaciones. Segon algunos, como vimos, esas tradi-
en la regulacion de la violencia. Ellos tienen que ver, mas ciones, sobre todo en su vertiente indigena y novohispanica
bien, con la propia constitucion de los niicleos institucionales estarian en contraposicion con el proyecto de la moderni-
de la modernidad en estas sociedades; en particular, con la dad, al punto de volverlo inviable. Guillermo Bonfil,
desestructuracion del campo estatal y de sus relaciones con antropologo mexicano muerto el afio pasado, ha escrito en
la esfera economica. En otras palabras: ni el sistema de esta vena, sosteniendo que <<la historia reciente rle Mexico, la rle
clases ha logrado ser desacoplado efectivamente de la esfera los illtimos 500 anos, es la liistoria del enfrentainien to perinanente
politica ni esta iiltima ha podido organizar los medios <<es- entre qirienes pretenrlen encaiizar al pais en el proyecto rle la
pontaneos» de consenso y disciplinamiento que, socialmen- civilizacion occidental iy quienes resisten arraigarios enforrnas rle
te, estan en la base de los mecanismos de representacion y vida rle estirpe mesoarnericana. El primer proyecto llego con los
competencia democratica. Como resultado, la sociedad es inca- invasores eizropeos pero no se abrmrlono con la indepenrlencia; los
paz de imponer un orden sobre ell uso de los medios de nuevos grupos que toinaron el porler, priinero los criollos y despiiés los
violencia. En estas condiciones no existe <<hegemonia acorazada inestizos, nunca renunciaron al proyecto occidental. No lian re-
de coercion» sino solo hegemonias parciales y un constante nunciado a él; sus diferencias y las luclias que los riiziirlen expresan
deslizarse de la politica hacia la represion o la guerra. Mas solo rlivergenciiis sobre la inejor rnanera rle llevar arielante el
que un fenomeno de violencia premoderna, lo que existe,
por tanto, es un fenomeno de modernidad bloqueada en uno 3° Fuentes, Carlos, op.cit_, p.15.

140 141

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iiiismo ;ii'oi/eiito. La iiiloiirioii rle ese iiioile/o lia rlado liigara que se d. Produccion, subdesarrollo y globalizacion.
ifree, rleiilro del coiijiiiito rle la socieilad iiiexieiiiiiz, llll pals mino- L
ritizrio que se orgiiiiizii segiiii ll0l'llIil$, rzspiracioiies y propositos de i Lo anterior nos lleva al tiltiino aspecto que nos interesa
Iii <:iiiili'zaci<iii occidental aiie no son coiiipartirlos (0 lo son rlesrle I‘
I analizar. En la fase actual de globalizacion de la moderni-
otra perspectiwll por el resto rle la polilacioii llllClOIl(ll,‘ ii ese sector, dad —que conlleva una multiplicacion de los circuitos eco-
qzieeiici1i'iia e iiiipiilsii cl proyecto rloiiiiiziiiite eii llltt’$fl'0 pals, lo it nomicos supranacionales y la elevacion de la coinpetencia
'l
Iliiiiio el Méxlco iiiia_qiiiizi'i<i».“‘ La conclusion a que lleva este entre empresas y naciones a nivel internacional~, también
tipo de a rgu mento ha sido formulacla de diversas maneras. las condiciones de division y organizacion del trabajo y la
Todas coinciden, sin embargo, en seoalar la existencia de produccion se hallan cacla vez mas condicionadas a escala
una Ainéi-ica profunda ——un continente macondiano, mu ndial. Las sociedades, en concreto los Estados-nacion, se
imbricado con la naturaleza, no corronipido por el p roceso ven eventualmente compelidos a ingresar, todos, en este
occidentalizador, inas verdadero y fecundo-— y una Améri- juego, donde cada uno depende, para el éxito de sus estrate-
ca iniaginaria, pseudomoderna, occidentalizada, que se im- gias de desarrollo, de las capacidades endogenas que logre
pone a la otra desconociéndola, aplastandola y silenciando- movilizar productivamente para alcanzar sus metas. Desde
la. Me parece que el mito de las dos Americas es insosteni- este punto de vista, la gravitacion economica y tecnologica
ble. La América que tenemos, hecha de ese entrecruzamien- de América Latina en el contexto internacional es precaria,
to, muclias veces destructivo y doloroso, de tradiciones, por decir lo menos. Mientras su poblacion supera el 8% de la
culturas y dominaciones, y también de expoliaciones, de- poblacion mundial, su participacion en la produccion mun-
pendencias y servidumb res, es la America estructurada bajo dial, en cambio, es proporcionalmente decreciente a medida
la forma de produccion capitalista periférica inserta en l.os que se elevan las exigencias de incorporacion de progreso
Ti mercados internacionales, cuya cultura de masas se halla técnico. Asi, América Latina contribuye con un 6% del
articulada por la escuela, las instituciones de conocimiento producto interno bruto mundial, con 6% del producto ma-
y los medios de comunicacion, y donde el campo de las nufacturero, con 3.2% de la produccion debienes de capital,
luchas hegemonicas refleja la contradictoria composicion de con 2.5% de los ingenieros y cientificos que trabajan en 181: D,
esas sociedades nacionales y las peculiares modalidades de con 1.8% de la exportacion de manufacturas, con un 1.3% de
constitucion de su campo estatal. La America, profunda y los recursos gastados en actividades de l & D, y con 1.3% de
aparente a la vez, esta, por decirlo asi, en esa constelacion los autores cientificos que publican en las revistas cientificas
que es su propia manera de es-tar en la modernidad. Dicho llamadas de <<corriente principal» (main stream science)?’
de otro modo: ni la pobreza masiva, ni la exclusion social, ni Mientras el patron de desarrollo predominante en Amé-
la beterogeneidad cultural configuran, desde ningiin punto rica Latina se sustento principalmente sobre la base de la
de vista, una situacion de sociedad tradicional o premoderna, l
‘I
renta de los recursos naturales, del endeudamiento externo y, en
por lo menos si nos atenemos a la perspectiva de analisis que
lo interno, del desequilibrio financiero y del imp uesto inflaciona-
aqui hemos esbozado. Mas bien, aquéllas son situaciones rio, la escasa gravi.tacion de los paises de la region a nivel
que deben llevar nos a caracterizar con mayor imaginacion y mundial pudo todavia ser compatible con tasas moderadas
precision nuestra propia modernidad y sus insuficiencias,
de desarrollo y con los mas diversos experimentos destina-
sobre todo en la esfera de la produccion y de la construccion
dos a levantar una suerte de Estado benefactor en condicio-
de hegemonias.
3' Bonfil Batalla, Guillermo, Méxlco Profiznrlo. Una Civilizacion Negniin, 32 Ver CEPAL-UNESCO (OREALC), Educncion y Coiiocimieiito: eje dc la
:'| CIESAS/SE1’, Méxlco D.F., 1987, p.10. ti'ansfo'rriiacioii prodiictiva CO1! eqiiidaii, Santiago de Chile, 1991, p.54.

142 143

l
‘il
l
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nes de economias nacionales p rotegidas y subdesarrolladas. l


Epilogo
Alrededor de19S0 ese patron historico de desarrollo — y los Termino con una breve reflexion. Quiza como nunca antes,
experimentos que lo acompanaron - colapsaron, dando los hombres y mujeres contemporaneos viven— en propor-
paso a una nueva situacion y a un nuevo estado de animo.
ciones crecientes y de manera cada vez mas intensa-~en un
Nos encontramos ahora, como escribio Carlos Fuentes a
fine; (1913 déggda pas-aida, asiiiriergidos en el desastre economi- constante proceso de ampliacion de sus expectativas perso-
nales y de suscapaciclades de imaginar sociedades distintas.
co 1/ Ia fragilidarl politica, soinetirlos a las erosiones taiito sicrls l..os medios de com u nicacion transmiten informacion e ima-
como psiqiiicas, nos seiitiiiios irzermes aiite los l'lllL’llOS desafios rle genes que interconectan disimiles experiencias de vida, po-
Ia iiiiezia iiiorlerizirlad, la qiiese inaiiifiesta ya como interdependen- nen al iletrado en contacto con las tecnologias mas recientes,
cia L’(TOIl(lll'llC£l, coiiiiiiiicaciones instiziztriiieas, aoances tecnologi- vinculan a la localidad mas postergada con los centros mas
co$».~‘-‘ Solo una profunda transformacion procluctiva- una dinamicos, exponen y publicitan los bienes que se hallan
nueva manera de trabajar, producir y organizar a la socie-
disponibles, las modas que pueden adaptarse o imitarse, los
dad economica —, orientada hacia la generacion y progresos de todo orden -- médicos, eclucacionales, de vi-
profunclizacion de las capacidades necesarias para partici-
vienda, de transporte - que, desde ya, parecerian poder
par en la economia globalizada, puede recomponer las bases
estar al alcance de cada cual.
sobre las que Se sustenta el desarrollo de nuestras socieda-
Ese mundo de posibilidades imaginadas socialmente y
des y abrir las puertas hacia una participacion mas activa en la
deseadas en lo individual no se corresponde, sin embargo,
modernidad.
con la estructuracion actual cle las sociedades, ni con la
Es un hecho que ese desafio debera ser realizado desde la
ordenacion del mundo que cava un abismo entre los paises
periferia, la dependencia y la escasa gravitacion economico-
desarrollados y aquéllos que en las periferias buscan desa-
tecnologica de América Latina. Pues esos son justamente rrollarse.
algunos de los rasgos del estatuto de la modernidad en esta
Por eso mismo la conciencia se rebela frente a los molti-
region.
ples signos de deshumanidad, exclusion, pobreza, enferme-
Modernidad, en suma, periférica, subalterna respecto a
dad y violencia que representan el balance mas negativo del
los centros mas dinamicos, precaria en su base productiva,
siglo que ha impulsaclo la irresistible expansion de la mo-
con rasgos de exclusion y enormes dificultades de integrar a
dernidad.
la poblacion, heterogénea culturalmente, atravesada por
Sin embargo, la propia cultura moderna mantiene sus
erupciones de violencia dentro de situaciones hegemonicas
potencialidades de analisis y de critica intactas. No es fuera
que no han logra do estabilizar las condiciones para una vida
de la modernidad— o contra e.lla — que podrian realizarse
pacifica.
los suenos de transfor.mar el mundo. América Latina esta
encadenada de mil maneras a la modernidad. Estamos
condenados, por eso mismo, a reconocernos en ella para asi
poder asum.ir sus nuevos desafios.
3’ Fuentes, Carlos, op.cit., p.12.

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