Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
– Rojo:
Estimula nuestro apetito, los chefs más prestigiosos por costumbre suelen incluirlos siempre
en casi todos sus platos, ya que es un color intenso que llama la atención a la hora de comer,
además proporciona a la persona energía, elevando el ritmo respiratorio y otorgándonos un
delicioso manjar
– Naranja:
Asociado mayormente a alimentos cítricos que hacen de referencia una vida saludable. Este
color tiene el poder de activar nuestro organismo, lo que ocasiona la necesidad repentina de
comer y un creciente hambre, mientras nuestro cerebro está siendo influenciado mentalmente
para esto.
– Azul:
Un color que en todo sentido expresa tranquilidad, en la comida no es muy frecuente su
aparición, por tanto, al ver colores azules en nuestros platos el apetito disminuye, sin embargo
para aquellos que buscan el no comer tanto, les es recomendado por expertos instalar luces
de tipos de colores azules, además de usar platos del mismo color para controlar los impulsos
a la hora de comer.
– Amarillo:
Es un alimento eficaz en la psicología del color en la alimentación, ya que su presencia
denota atención y se asocia con luz y energía, nos alegra a la hora de la comida y nos abre el
apetito en grandes cantidades.
– Verde:
En el significado de los colores, el verde refleja vida sana, además de ser un color que nos
trasmite bastante tranquilidad y emoción, suele elevar mucho también nuestro apetito.
– Gris:
Los alimentos con tipos de colores grisáceas o blanquecinas amarillentas suelen de ser poco
atractivas en la comida, haciéndonos perder instantáneamente el apetito, hace que la comida
nos disguste.
Debemos recordar siempre con la psicología del color, que la comida pasa primero por la
vista y según el color que esta tenga dependerá si nos gustará o llamará la atención o nos hará
rechazarla completamente.
El rojo, el naranja y el amarillo
El rojo, naranja y amarillo son colores excitantes, que activan y
dan energía. Incitan a la actividad y dan ánimo. Indicados para las
personas que se sienten decaídas, con tendencia al desánimo. Si
queremos dar una sensación de optimismo, estaría bien llevarlos en
invierno, ya que ópticamente dan calor y vivacidad.
A la hora de decorar las paredes de una habitación, estos colores que
“encienden” y dan energía, podrían ponerse en lugares donde
queramos ejercer actividad y nunca en sitios donde queramos aportar
calma y relax.
El blanco y el beige
Son colores neutros y fríos. El blanco y el beige son símbolos claros
de la pureza y la simplicidad. Ideales para poner en sitios donde
queramos una máxima concentración. No producen cambios
emocionales y por ello el sitio ideal para pintar las paredes de blanco
seria una habitación de estudio. Perfecto para llevar en verano por su
efecto refrescante.
El rosa y el fucsia
El color rosa claro transmite bondad, inocencia y buenas
intenciones, aunque también inconscientemente puede
interpretarse como inmadurez. Ideal para llevar si necesitas que
alguien confíe en ti para algo.
En cuanto a las decoraciones, se suelen utilizar para la infancia,
aunque todavía a muchas personas maduras les encanta y no por ello
tiene que ser negativo, ya que este color simboliza el altruismo, buen
corazón y sensibilidad.
El color fucsia, que sería un rosa más fuerte y potente, se podría
comparar a los colores que activan y dan energía, como el rojo,
naranja y amarillo, de los que hablé en el inicio.
El negro y el gris
El color negro transmite tristeza y pesimismo, pero en la
vestimenta aporta elegancia y seriedad. No sería recomendable
llevar en verano ya que ópticamente nos da la sensación de calor y
poca frescura.
El color gris también aporta tristeza, pesimismo y malas
vibraciones. En la vestimenta tiene un significado de independencia,
desconfianza, aburrimiento, desánimo, aunque también transmite
respeto, profesionalidad y seriedad.
¿Por qué elegimos un color u otro al
vestir?
Cuando nos vestimos, inconscientemente solemos hacerlo en
función de las emociones que tengamos en ese momento. Si eres
consciente de lo que aporta cada color, puedes dar un giro a tu estado
de ánimo. Normalmente cuando alguien se levanta negativo, siente
decaimiento y desánimo, tenderá a escoger colores apagados y
pesimistas, en cambio, cuando nos levantamos contentos y de buen
humor, sí escogemos colores alegres.
Si vas en contra de lo que harías de forma natural, puedes cambiar
tu estado de ánimo. Para ello analiza qué emociones tienes y ponte
acorde a cómo te gustaría estar, por ejemplo, te levantas un día y te
analizas: “hoy me siento sin vitalidad, pero justamente por eso voy a
darle color a mi vestimenta” y de repente te pones una camiseta roja y
sonríes.
De esa manera tú mismo te incitas a la acción y a subir la
moral. Aunque los colores no hagan milagros, ten por seguro que
habrás contribuido a mejorar tus emociones usando el color que
necesites en cada momento. Si te levantas estresado y
necesitas relajación, puedes optar por colores relajantes como el azul,
verde o violeta.
También teniendo en cuenta dónde tienes que ir y qué impresión
necesitas causar, ya que no es lo mismo salir en un ambiente amistoso,
que ir a una reunión importante. Está demostrado que los colores
influyen en el estado de ánimo y aunque no sea en un alto grado,
cada grano de arena que juntes a tu favor mejorará tus emociones.