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B. V. ZEIGARNIK ¥ B. S. BRATUS! El problema del desarrollo normal de la personalida: ia interrumpen en lajuventud, aunque tras ella sigue la vida adult, la ul como dice un ef se vive yn se vuelve ats —_ ntretanto, sin comprender qué es la personali ai morimiento en edad aur, somos inpotenes ante una seri de proble, mas urgentes, concretos, por ejemplo, los problemas de la construccién de las bases psicolégicas para la correccién de la educa: Ta personalidad, La paradoja de las ideas modernas sobre la personalidad consist er i sabemos considerablemente mis (sobre todo en el plano descriptivo,fend- ‘menolégico) acerca de sus anomalias, sus desviaciones patologicas y varian- tes, que acerca de aquello que desde el punto de vista psicoldgico es una per- sonalidad normal. Estos puntos de vista sobre la norma y Ia patoloy ia {que se forman en los marcos dela peicologia de otros paises, tenen fun mentosnsficientes Vamos algunos de eos . in primer lugar esta wn ene ar serio eas de sed metal sai "Esbozos dea pecolgia del desaroltaansmal wo i ea del dearroleanalo del prsonaide, Universi Etta de Mow "Facultad de Psicologia, Universidad Estatal de Mose 210 sintoma patol6gico. Tal enfoque en el mejor de los casos, sefala las fronte- ras del circulo en el que se debe buscar la especificidad de la norma; sin em- bargo, no indica esa especificidad. En esta aproximacin se observa un error légico: de que la presencia de cualquier fenémeno patolégico no implica jusencia se pueda hablar sobre la norma. io relativista-estadistico dé Ia norma difundido en el extranjero terio relativista-estadistico de la norma, que se basa en dos que ante “mas comin’, 2. Enel punto de vista del relativismo cultural, de acuerdo con el cual tanto sobre la norma como sobre la patologia se puede juzgar sola- mente con base.en.la correlacién ‘de un grupo social determinado con las particularidades desu cultura lo que es completamente “nor- : ‘mal” en una cultura, en ver como una patologia. - La consideracién de “medio” y a adaptacion a un medio habitual’ como base dela normalidad tambien nos leva de ls propios problemas psicolbgicos datdesarrollo de la personalidad, a la clase de criterios negativos con el com-_ plemento de que el hombre normal, ademas de la usencia de trastornos pa Togicos, no debe separarse del medio que lo rodes. El concepto de “personali-_ dad normal” resilta vacio, esprovist Con qué tratan de llenar ese vacio es fiecuente la apropiacién de la terminologia que describe las desviaciones psicopatolégicas. El nivel de patologia del sujeto se determina por la preser cia de tales desviaciones, mientras que ‘el nivel de su normalidad se establ ce por su ausenci oi Esta posicion, como ha éscrito Feiteradamente sobre esto B. V. Zeigarnik (1969, 1971), esté en la base de los métodos populares. de investigacién de Ia personalidad, en el extranjero, los cuales construyen fa estructura de la personalidad tanto del paciente como del normal, on las nis orias del diagnéstico psiquiatrico (por ejemplo, cuestionario MMPI, prueba de Eysenck y otros) {fa tendencia del aparato matemstico, de los métodos de correlacién y estadisticos no cambia la esencia del pro- bblema debido a que se refiere ante todo a los medios de elaboracion del ma- terial y no a las bases tedricas con las cuales se obtiene ese material. ‘Quisramos estar de acverdo cone selogp poco K Dombrosks el cus consider ues nos ccupécmos is profudamente dela cust de adapta, vesltaria quelacapaciad de adapts 2 aoareemeticoneeyen cualquier vel es algo que ela fla de desacallo moral yemacona. Deri de rr cipeldad we eavonde la ausenci de na jrarqua de valores: ta psiion no contend en se cae ae ecenrie para un desarrollo postive dela personalidad y dela ctatvdad (Dombrovsk, 1975) ete = Cap. 16. Aigunas tendencias en la comprension: El esquema considerado, en el cual a salud psiquica se entiende como la ausencia de sintomas patolégicos manifiestos y las alteraciones de la adapta _cidn, es completamente insuficiente en el plano teérico general y resulta im> productivo para la solucién de problemas précticos. Por ejemplo, como destaca Shoben (1957), los objetivos finales de la psi- quiatria no pueden reducirse a la liquidacién de los sintomas y conducir la personalidad a la correspondencia con las normas de la sociedad, sino que supone también el “regreso a si mismo del paciente’, es decir, a transforma: cidn de la orientacién a un fin de su propia actividad. Es comprensible que el enfoque relativista-estadistico no responda a la exigencia formulada por Freud, de acuerdo con la cual la psicoterapia debe ser causal, es decir, liquidar no sdlo los sintomas, sino también sus catisas. Eni su realizacién practica (te- rapéutica) este esquema no conduce més alla de los medios de la “modificacién de conducta’, entre los cuales esté la influencia (farmacoldgica, electrofisiold: gica) sobre los mecanismos nerviosos que realiza la actividad psiquica del in dividuo, obviando, de esta forma, el nivel de regulacién personal. Asi, el enfoque relativista-estadistico, no obstante su significativa popu laridad, es antipsicolégico y por su esencia se aleja del problema acerca de las caracteristicas psicolégicas positivas de la personalidad normal. Como reaccién a este punto de vista se puede considerar otro enfo- que del problema, especificamente el surgimiento en la bibliografia psi légica de criterios descriptivos, con cuya ayuda se intenta completar arco tenido de los conceptos dle “norma” y de “salud psiquica’. Asf, por ejemplo, Fromm (1947) escribe que el individu psiquicamente sano es productivo y ‘no enajenado; con sus emociones siente la relacién con el mundo circun- dante; con su intelecto comprende la realidad objetiva; hace consciente st propia personalidad tinica y siente su relacién con las personas cercanas, Ahi encontramos una amplia gama de principios humanisticos generales de ética y de filosofia, holgados respecto al cambio estadistico y la prima- cla de la “adaptacién”. 7 Debemos destacar que la mayorfa de los autores sefalan el problema acerca de qué caracteristicas de la personalidad pueden incluirse en el circu- Jo de las normales. Allport (1960) al analizar las descrip. muchos i Psicélogos los representa en los géfieros siguientes: 1. ELinterés hacia el mundo externo, ampliacién de las retaciones del “yo” con el mundo exterior. 2. La autoobjetivacién, aparte de su experiencia interna en una situa: cién actual, la capacidad de darle colorido humoristico a 3. La presencia de la “filosoffa de la vida”, la cual ordena, sistematiza la experiencia y le da sentido a los actos individuals. ~~~ (éCOmo se puede valorar este EnOquer Aw 4, La capacidad para establecer relaciones célidas, espirituales con lo que rodea a la persona. 5. Eldominio de habitos adecuados, de capacidades y percepciones ne- cesarias para la solucién de problemas practicos de la vida cotidiana, 6. Elamor y el respeto hacia los animales. &COMO SE PUEDE VALORAR ESTE ENFOQUE? ‘Ante todo, representa un paso necesatio en el conocimiento de la per- sonalidad normal. Silos criterios negativos sdlo sefialan (aproximadamen- te) los limites entre la norma y la patologia, si los criterios estadisticos y adaptativos determinan la normalidad en el hombre como el grado de au- ‘sencia en él de sintomas patol6gicos y la cortespondencia de las exigencias del medio, entonces esta aproximacién trata de separar, finalmente, lo posi- tivo que contiene en sila personalidad normal.t Aqui és interesante, en nues- tra opinién, la unanimidad de opiniones sobre los rasgos caracteristicos de esa personalidad, Conviene prestar atenciéna ese hecho, debido a que en este caso encontramos un “método de jueces competentes’, los cuales son inde- pendientes uno de otro y sus descripciones del fenémeno que nos interesa son semejantes. ‘Al mismo tiempo, el enfoque descrip tiene sus limitaciones. En pri- mer lugar, la mayor parte de las-descripciones no corresponden al aparato, ~ categorial psicolégico y por ello no puede ser directamente asimilado por la psicologi ica, En segundo lugar, generalmente describen su produc: to final: la personalidad, sin hablar sobre lo principal y valioso para la teoria_ ‘Ta practica, sobre aquel proceso que conduce a su surgimiento-y,.desde_ ‘tego, sobre las leyes internas que descansan en la base de ese proceso. ‘Cuando se trata de estas regularidades, los criterios de los “jueces petentes” de la psicologia extranjera ponen de manifiesto sus divergencias principales, que corresponden a las diferentes concepciones de la personali- dad. En cada una de estas concepciones no se plantea el problema del des- arrollo normal de la personalidad. Este problema no existe generalmente para el behaviorismo. Mas exactamente, el concepto sobre normalidad ah est presente, pero se comprende como adaptacién, como la corresponden- cia de la conducta al medio, etc., con toda la limitacién de este punto de vista que ya sefialamos. “se aba precsmente sobre la noma del desl no sabe del Las exienclsque presets norma so as deide e que eats de ots coma ue dl dsr dl ombre. 214 cap. 16, Aigunas tendencias en ia comprensién La apoteosis de este enfoque es el libro de B. Skinner Mas allé de la li bertad y la dignidad (1971). En él, el autor sostiene las tesis de behavioris: . mo: tanto la conducta de los animales como la de los hombres, en forma ra dical, depende de los correspondientes estimulos exteriores. Si se unen esos estimulos en “programas de reforzamiento” especiales, se puede obtener cual quier conducta deseada: la rata va a presionar la palanca que regula la entre: ga de alimento; la paloma va a picotear sobre la tecla que libera los granos de maiz; el nifo va a estudiar las lecciones y conducirse de acuerdo con las normas sociales establecidas. Por consiguiente, el concepto de libertad, de eleccién interna, de las responsabilidades que desempefian un papel signifi- cativo en muchas descripciones de la personalidad normal, madura, en este ‘caso resultan innecesatios, carentes de cualquier fundamento psicol6gico real, Segiin la opinién del profesor Skinner, ellos constituyen un mito caduco, el cual es necesario olvidar en nombre de la felicidad humana, la cual se com: prende como insatisfaccién con la ayuda de programas de reforzamiento: la rata obtuvo tocino, la paloma, trigo, y el hombre, el elogio (Skinner, 1971). Tal concepcién sobre la personalidad humana y su significacién provo- 6 una aguda critica en la prensa nacional y en la extranjera que muestra la inconsistencia psicolégica, sociol6gica y filoséfica de dicha opinién. “Cudn- to no nos aseguraria B. F. Skinner (escribié el socidlogo E. Arab-Ogli) que la libertad, la responsabilidad y la dignidad de la personalidad son slo una som- bra initil; en realidad, el dominio de ellas distingue al hombre de los ani- ‘males. Y el hombre del cual ellas han sido amputadas se convertiria en una sombra de hombre, en un robot manipulable.” El problema de la especificidad del desarrollo normal realmente no se plantea en la teoria del psicoanalisis, debido a que Freud no consideré las diferencias cualitativas de la personalidad neurética de la normal y la propie- dad de la motivacién del neurético la aplicé al individuo sano normal. Estas propiedades son la homogeneidad de la motivacién, su necesaria relacién ‘genética y funcional con las atracciones sexuales, la inconsciencia de los ver- daderos (determinantes) motivos de la conducta del hombre; la homeosta- sis, es decir, la tendencia hacia la recuperacién del equilibrio como principio fundamental del funcionamiento de la personalidad, y otros muchos. Desde los tiempos de W. James existe en psicologia una vieja analogia del mundo psiquico del hombre con un jinete sobre el caballo. El jinete es el “yo, aquello que percibe y siente, valora y compara; el caballo son las emo- Ciones, los sentimientos, las sensaciones y pasiones, las cuales dirigen el “yo", Utilizando esta alegoria, Freud hablé del jinete como la conciencia y del caballo como lo inconsciente. Al mismo tiempo, la conciencia se encuentra en una posicién sin salida: ella trata de dirigir a una criatura mas fuerte no sélo fisicamente, sino también por su astucia, por su cercania a la naturale- 2Cémo se puede vaoraresteenfoque? 215 za, por su habilidad para engafiar a la conciencia rigida, para girarla en la direccién que necesita, dejando a la conciencia en una ignorancia relativa de estos virajes. Por eso para comprender al hombre es necesario estudiar su inconsciente, porque sus actos aislados y todos los destinos de la vida estén determinados por esos caballos y no por la miopfa del jinete. En realidad, Freud dijo que el ideal del hombre seria para él aquel que tiene en total so- metimiento a su inconsciente. Pero el espiritu mismo de su composicién deja muy poca seguridad en la posibilidad de tal subordinacién. La astucia y fuerza de los caballos freudianos comienzan a ser especialmente demos trativas cuando recordamos que Freud incluye en el inconsciente no sdlo los instintos, las pasiones, los impulsos reprimidos y los deseos. El también incluye muchas instancias del “supery6”: las disposiciones morales, las im: {genes y la prohibiciones, que fueron por una u otra causa desplazadas de la conciencia y que contintan desde el inconsciente presionando sobre el hom- bre, Considerando esto, se puede decir que la conciencia trata de dirigir no al caballo, sino mas bien al centauro, a una criatura mas fuerte, ademas de Ja astucia que tiene su cabeza pensante (instancias reprimidas del “super- 6"), y no s6lo los impulsos imprecisos, dfusos, sino los potentes deseos re- primidos. La posicién con la conciencia, del “yo" y del “ello” se forma deses- perada y la oportunidad de domar al centauro se hace minima. Este punto de vista, cuya critica se encuentra en la bibliogtafia psico- légica nacional (Rubinstein, 1957; Bassin, 1968, y Yaroshevski, 1974, entre otros), desde luego que no podia satisfacer a muchos investigadores extran- jetos, sobre todo a quienes intentaban estudiar directamente la person« daa sana. Hasta aqu a legado I tendencia llamada piologia humanistca Biihler, Masliy, Allport y otros). Para nosotros tiene especial interés la con- Se aennonsceals en polémica con el behaviorismo y el freudismo,_ {que es, en mucho, su antitesis tedrica. Allport, basindose en que la mayoria de las concepciones modernas de la personalidad parten del estudio de su- jetos “marchitos", se plantea como objetivo investigar la personalidad pro- ductiva, normal, comprenderla en toda su plenitud y singularidad. Deten- gimonos en la teorfa de Allport. . ‘A diferencia de Freud, de acuerdo con el cual la motivacién del hombre se deriva dé las atracciones sexuales inconscientes, Allport desarrolla la con- cepcién sobre la eutonomia funcional de la personalidad. Los principios fun- _damentales de esta autonomia son los siguientes: los motlvos son “actuales”, ‘decir, sean Tos que fueren actiian en un momento dado y su orientacién puede ser funcional, sin relacionarse con sus precursores historicos u obje- 5 anteriores. {bl caracter de los motivos desde el periodo de la infancia a la madurez cambia tan radicalmente, que los motivos de hombre maduro normal se pueden considerar s6lo sustitutos de las atracciones infantiles, pero 216 Cap. 16. Algunas tendencas en ta no su continuacién natural y compleja,)Por ello la madurcez de la personali- dad se determina-por-el-grado de autonomia funcional que alcanza a través “de sus motivos. El individuo maduro demuestra su mad.urez en la medida {que rebasa las formas tempranas (infantiles) de motivaciin (Allport, 1940). Allport destaca que el funcionamiento de los motivos fundamentales en la parte determinante transcurre por completo conscientemente y que elindividuo sano, normal, siempre sabe qué es lo que hace y para qué lo hace. Por ello el método adecuado para el estudio de la personalidad normal sera la aclaracién directa de los planes, de las aspiraciones y de las esperanzas de tun hombre dado (acerca de los cuales él siempre puede in format) y no el es- tablecimiento por la via de la interpretacién de los suefias y los resultados de las pruebas proyectivas de los dramas infantiles reprimiidos. De esta ma- nera, sien Freud el “yo” estaba sometido a la fuerza de Lo inconsciente (el caballo dirige al jinete), en Allport el “yo” consciente domina, en la persor lidad sana, con fuerza dindmica fundamental y desempenia un papel espect™ fico en la organizacién y en la orientacién de la conducta humana Allport se solidariza con otros autores de corrientes humanisticas en la polémica con el psicoandlisis y el conductismo, que reduce el mecanismo de accién de las necesidades del hombre a la homeostasis, a la “disminucién de la tensién’, hacia lo que aqui es lo bésico: disminuir la tensién, conducit al sistema de la personalidad al estado de tranquilidad y satisfaccion. Partiendo de estas ideas, Allport distingue una serie de mecanismos psi- ccol6gicos (para decitlo més exactamente: de caracteristicas descriptivas) que son propios de la personalidad normal, Estos son los llamados mecanismos _anabélicos: 1, Posicién activa en relacién con la realidad, estudio y superacién de la realidad y no kuida de ella 2. Acceso de la experiencia a la conciencia (es decir, capacidad de ver los sucesos de la propia vida tal como es, sin recurrir a la “defensa psicoligica’) 3, Autoconocimiento con la presencia de humor. 4, Capacidad para la abstraccién. 5. Proceso constante de individualizacién, desarrollo y complejidad in- terna de la personalidad que no conduce, sin embargo, al autism. 6, Autonoma funcional de los mativos, 7. Estabilidad ante las frustraciones, En contraposicidn con los mecanismos anabélicos, que garantizan la salud psiquica, Allport plantea los mecanismos catabslicos, patogénicos (si ablamos mas exactamente, cualidades). E: alorar este enfoque? 217 1. Posicién pasiva en relacién con la realidad. Represidn. 3. Otros medios de defensa del "yo" (racionalizacién, formaciones reac- tivas, proyecciones y sustituciones), todas las formas posibles de dis- torsién de la situacién verdadera de las cosas en favor del equilibrio interior y la tranquilidad). 4. Limitacién del pensamiento al nivel concreto. 5. Todas las formas posibles de “estancamiento” del desarrollo, De acuerdo con Allport estos mecanismos, cualitativamente diferentes de los anabélicos, son caracteristicos para distintos casos de anomalias. Asi, esta es una concepcién donde se sefala una serie bisica de caracte- risticas positivas de la personalidad, las cuales se oponen directamente a las concepciones del conductismo y del psicoandlisis acerca del hombre. Sin ‘embargo, no se deben ignorar sus limitaciones esenciales, la principal de las cuales, en nuestra opinién, es la siguiente: en este caso como en la mayoria de las concepciones de la psicologia humanistica, el centro de atencién es la personalidad madura y productiva. “El método que Allport dirige implicita- mente hacia la construccién de su teorfa ~sefala justamente L. l. Antsifero- va- es el método de la generalizacidn de las cualidades personales de los re- presentantes creadores de la humanidad” (1970:171). Como resultado, se ‘crea injustificadamente un cuadro optimista del hombre, pero lo principal es que en estos modelos perfectos, como en cualquier producto preparado, desaparece el proceso que permite su aparicién. Ahi nos sefalan la cumbre, sin dejar ver el camino hacia ella; este camino es el desarrollo normal de la personalidad. Este camino es general para las personas y no una prerrogativa de las mas relevantes. Las tiltimas forman, con las demas personas, el tinico objetivo de movimiento. Esas concepciones, como las de Allport, rompen pricticamente esta cadena, no estin en condiciones de explicar, partiendo de sus categorias, la naturaleza de las desviaciones del desarrollo normal de la personalidad, de las desviaciones graves temporales 0 pasajeras. Por ello ‘no es casual que su lista de mecanismos catabélicos parezca simplemente un sustituto de las ideas tedricas del freudismo,|De esta manera, la concepcidn de Allport afirma una vez més el dilema caracterfstico para los represent tes.de los psicélogos sobre la.norma: por un lado, la “disolucion” de la perso- nalidad normal es neurdtica, y de ahi el desconocimiento de la especificidad de la norma, y por otro la.absolutizacién de la personalidad sana, actuadora ylaincapacidad de aclarar el desarrollo anormal, Como resultado, el concep: to de norma es.como si se elevara en el aire y-no se relaciona con toda la di- versidad de la vida psiquica real. La tarea de una teoria de la personalidad -cansiste en explicar, partiendo de sus categorias y princIpios, tanto 16s casos 218 cap. 16. Agunas tendencias en la compn | de desarrollo normal, que conduce al descubrimiento integral y arménico de | ia personalidad, como los casos de alteraciones de ese desarrollo, ~~" Ta e¥eacion de tal teoria requiere sobre todo la identificacién de unida- ificas de anélisis de la personalidad, el estudio i265 que descansan en la base del desarrollo de la personalidad en ‘el curso de toda la vida y el sefalamiento de las condiciones psicolégicas y de las causas de su funcionamiento normal y anormal. B. V. ZEIGARNIK ¥ B. S. BRATUS El problema de la correlacién de la disolucién y el desarrollo de la sonalidad llam6 siempre la a célogos. L. S. Vigotsky afirmé que para una interpretacién completa del per: ‘in no sdlo de los médicos, sino de los psi pro- blema del desarrollo y la maduracién de la psique son imprescindibles los conocimientos acerca de su desintegracién (1960:369). Ante todo, el enfo™~ del que genético, aplicado a los animales, no puede ser trasladado al andlisis desarrollo del hombre. En la transformacién del hombre, las leyes de la lucidn biolégica dejan su lugar a las leyes del desarrollo hist6rico-social. Continuando la idea de L. $. Vigotsky, A. N. Leontiey (1957) destacé que el desarrollo del hombre se encierra no en la adaptacién al medio circun- ante, sino en la asimilacién y en la apropiacidn de todo lo que ha “acumulado por el ser humano. ‘sido ‘Por ello, eL problema de la disolucién y del desarrollo de la psique debe_ resalverse en la psicologia de manera distinta que én las ciencias biologicas, Sin embargo, para la argumentacién concreta de este principio general son necesarias muchas investigaciones patopsicolégicas especiales; en este capt- tulo nos detendremos en algunas de ellas. Notas sobre prcologia de desarrollo anormal de a personalidad, Universidad Estatal de Mosc, Mose 1980 219 220 cap. 17. La conelacién del a la cesintegracion Las investigaciones en el campo de la anatomia patolégica y la histolo- fa han demostrado que en las enfermedades cerebrales se afecta més la for- ‘macién mas joven, es decir, la corteza cerebral que filogenéticamente se ha desarrollado mas tardiamente. Las investigaciones experimentales que I. P. Pavlov y sus colaboradores realizaron en animales confirman el principio de que en el proceso patolé- ico se altera mas tempranamente lo que fue adquitido mas tardiamente. ‘Asi, los rellejos condicionados adquiridos se alteran ante enfermedades ce~ rebrales significativamente mas Facilmente que los incondicionados. Inves- tigaciones posteriores en el campo de la fisiologia de la actividad nerviosa superior plantean que la lesién de las formaciones filogenéticamente mas tardias conduce a un debilitamiento de su papel regulador ya una “ib ci6n’ de las actividades mas tempranas. De estos datos frecuentemente se concluye que en algunas enfermeda- des del cerebro la conducta y las acciones del hombre se realizan en un nivel mas bajo, como si correspondiera a una determinada etapa del desarrollo infantil. Partiendo de la concepcién sobre la regresi6n de la psique del en- fermo psiquico a un nivel ontogenéticamente més bajo, muchos investiga- dores intentaron encontrar una correspondencia entre la estructura de la desintegracién de la psique y una etapa determinada de la infancia. Ast, E Ketshmer (1927) aproximaba el pensamiento de los enfermos de esquizo- frenia con el pensamiento del nifio en la.adolescencia, En el XVIII Congreso Internacional de Psicdlogos (1966), el conocido cientifico sueco J. Ajuriaguerra también defendié el punto de vista sobre la regresién de la actividad psiquica del enfermo mental aun nivel de desarro- Ilo ontogenéticamente mas bajo. Sobre estos puntos de vista descansa la idea acerca de la desintegracién sucesiva de las formas superiores a las mas inferiores. El material que sus- tenta tales ideas es el siguiente: T)\En muchas enfermedades de la psique los pacientes dejan de actuar ‘con las formas mas complejas de actividad, conservando los habitos seneillos y habilidades. 2) Por su estructura externa, algunas formas de trastornos del pensa: miento y medios de conducta de los pacientes recuerdan realmente el pensamiento y la conducta del nifo en determinadas etapas de st desarrollo, Sin embargo, después de una revisién mas minuciosa estas observacio: nes resultan infundadas. Ante todo, en la enfermedad no siempre se det [a desintegracién-de las funciones superiores. A menudo las alteraciones de L acién del desarrollo la desineegracion 221 los actos sensomotores elementales crean la base para los cuadros comple- jos de la enfermedad (Luria, 1969). Elanilisis de un segundo grupo de hechos (la correspondencia de la con- ducta de los enfermos con las etapas de la infancia) demuestra en estos ca sos que se habla tinicamente de una analogia externa Detengamonos, por ejemplo, en las alteraciones de los habitos, debido a que su formacién ontogenética interviene de manera precisa. Las investi- gaciones acerca de la desintegracién de diferentes habitos (de la escritura, de la lectura, de las acciones habituales) en enfermos psiquicos de edad tar. dia mostraron su estructura diversa en diferen! nfermedades, Asi, en las enfermedades cerebrovasculares sin sintomatologia focal se observaron in- coordinacién, discontinuidad de las acciones y parapraxias, y torpeza de los movimientos, debido a una correccién rigida y retrasada del movimiento (Rubinstein, 1965). En los pacientes con Alzheimer (enfermedad atréfica del cerebro) se observan pérdida de los estereatipos de movimiento (escri- tura, lectura), decremento de las habilidades humanas complejas, condicio- nado esto por la pérdida de la experiencia pasada. En ellos no se observé ningtin mecanismo compensatorio eficaz, mientras que en las alteraciones_ de los habitos en pacientes con patologia vascular-cerebral se observaron mecanismos compensatorios (los cuales complicaban el cuadro de los tras- tornas). .Consecuentemente, la desintegracién de los habitos tiene un caracter complejo y heterogéneo. En unos casos su mecanismo es la alteracién del movimiento; en otros, la alteracién de la estructura misma de la accion. En todas estas formas de alteraciones de los habitos no se observé el mecanismo, de la accidn, que recuerda la etapa del desarrollo de los habitos en el nifioty A esta conclusién conduce el anélisis de las diferentes formas de tras” tornos del pensamiento. Veamos ahora las formas de patologia del. pensa- miento.que-nosotros denominamos-decremento.del nivel de generalizacién. Los pacientes (basicamente con lesiones cerebrales severas) recordaban a los nifios de edad escolar temprana en sus juicios y acciones. En los juicios de pacientes similares dominan las representaciones directas sobre los objetos ¥-fenémenos cuando cumplen una serie de tareas experimentales como la “dlasificacién de objetos’; ellos se dirigen por las caracteristicas concreto- situacionales y las propiedades de los objetos. Las formas generalizadas de la sistematizacién se cambian por relaciones concretas, situacionales (Zei- garnik, 1962, 1969). En un examen superficial, el pensamiento de estos pacientes es, en gran medida, andlogo al de los nifios escolares, que también operan en relaciones. imagenes sensoriales. Sin embargo, en un anilisis mas profundo se revela una diferencia cualitativa entre el pensamiento del paciente adulto intelec 222 cap. 17, La comrelaciin del yla tualmente débil y el del nifto. El paciente adulto con alteracién intelectual no “esti en condiciones de dominar el sistema de relaciones nuevas, de estable- cer, durante la realizaci6n de tareas intelectuales, relaciones infrecuentes ‘entre los Objetos qué domiina Suficientemente, asi como con el conocimien= to y los habitos anteriores con los cuales él opera. El nif sin tener una re= Serva de conocimientos y sin un amplio circulo de relaciones, forma facil- mente nuevos conceptos y domina el nuevo sistema de conocimientos. Las asociaciones del nifto durante el proceso de aprendizaje se amplian rapida- mente, sus conocimientos sobre el mundo circundante se incrementan y se hacen mas complejos.(Aunque el pensamiento del nifio pequefio abarca s6lo una minima parte de los fenémenos, en el curso de su vida cotidiana, su pensamiento se perfecciona constantemente gracias ala actividad orien tadora ya la comunicacidn con las personas que le rodean. El pequefio ré- pidamente asimila los conocimientos més diversos acerca de los objetos, los acumula y sintetiza. Incluso al nifio débil mental siempre le ensefia- mos, mientras que al paciente mental practicamente no le ensefiamos.De sta manera, a pesar de su parecido externo, ef pensamiento del paciente adulto intelectualmente débil y el del niio son, por su estructura, cualita tivamente diferentes.) ‘Veamos otra comparacin. A menudo se hace una analogfa entre el es- tado patoldgico denominado la respuesta incrementada y la distractibilidad del nino pequefi. Los pacientes con respuesta incrementada no son capaces de actuar en direccién al objetivo propuesto. Cualquier objeto 0 estimulo no dirigido al ppacienté provoca en él un aumento de la reaccién. Semejante “respuesta” es tuna desviacién de la conducta normal. En el medio circundante hay gran cantidad de objetos y estimulos, y el proceso normal de percepcién selec- ciona s6lo los necesarios y se abstrae de los irrelevantes, de los que alteran el curso. En estos pacientes cualquier objeto puede ser una sefial excitadora y dirigir hacia sf sus pensamientos y acciones. La “respuesta incrementada” de los pacientes adultos puede externa= mente recordar a la distractibilidad de los niios pequefios, a quienes tam- Bién Tes atraen facilmente diversos excitadores. Los seguidores del punto de vista de que las enfermedades representan una regresién a un nivel mds tem- prano del desarrollo podrian, aparentemente, encontrar en este fenémeno la confirmacién de sus conclusiones. En realidad, la génesis de la distracti- bilidad del nifio es otra. En su base descansa la actividad de orientacién, es decir, un nivel alto de vigilia de la corteza; por ello la distractibilidad del nifio enriquece su desarrollo, e da la posibilidad de formar gran cantidad de relaciones con las cuales 8¢ formard la actividad humana orientada hacia un fin, A diferencia de esto, la “respuesta incrementada” es una consecuenc eacién del desarolio ta desinregracion 223 defa disminucién de la vigilia de la corteza y no sélo no enriquece su activi dad intelectual, sino que, por el contrario, garantiza a fin de cuentas la des- truccién de si orientacidn hacia un fin Finalmente, al parecer seria posible hacer una analogia entre la condue. ta del paciente acritico (por ejemplo, con pardlisis general progresiva) y la conducta despreocupada del nifio. Sin embargo, en este caso de nuevo se habla s6lo sobre una analogia puramente externa. La conducta del nifio es en este sentido irreflexiva: él no puede, debido-asus pocos conocimientos, prever el resultado de sus acciones. Para él atin no comienzan las relaciones causa-efecto entre los fenémenos en toda su exactitud y por 50 sus accio- nes parecen sin objetivo. En realidad, esto no es asi. Los abjetivos que persi- gue el nifio son limitados, no se incluyen en una cadena general mas com- pleja de relaciones. Sin embargo, este objetivo, aunque limitado, existe en el niiio pequefio: cualquier accién suya esta condicionada por una necesidad (aunque sea elemental) y en este sentido, siempre esté motivada, dirigida a uiLfin Otra cosa sucede en los pacientes adultos no acriticos. Como muestran el material experimental y las observaciones clinicas, las acciones de tales pacientes se condicionaban insuficientemente por la disposicién personal y los propésitos. Sus acciones no se regulan por el objetivo planteado. La va- loracién critica de sus acciones est ausente. Estas formas de alteracién de la conducta slo recuerdan la estructura externa de la conducta del nifto en tuna etapa determinada de su desarrollo. De esta manera, el anilisis psicol6gico del material clinico muestra que la estructura de la conducta y la actividad pensante del paciente adulto no corresponden a la estructura de la conducta y del pensamiento del nif. Nin- guna de las enfermedades conduce ala repeticién de las caracteristicas pro- pias del desarrollo de los process psiquicos por etapas de la infancia, Esta conclusion, basada en investigaciones patopsicoldgicas concietas, esté de acuerdo con los principios generales de la psicologia nacional. A. N. Leontiev y A. R. Luria pusieron de relieve que el sustrato material de las fun- ciones psiquicas superiores no son los sectores corticales aislados o los cen: tros, sino los sistema funcionales de zonas corticales que trabajan conjunta. ‘mente, Estos sistemas funcionales maduran independientemente en el nifio, se forman durante el proceso de su vida cotidiana y gradualmente adquieren un carécter de relaciones complejas, interfuncionales y estables. A. N. Leon: tiev propone (siguiendo a A. A. Ujtomsky) denominarlos drgavios funciona. les (1959), — Estos principios cambian de manera radical nuestras concepciones acer- ca de la esencia del desarrollo-de-le psique: los procesos psiquicos y las pro- Piedades de la personalidad no son (a diferencia de la psique de los animales) 224 el resultado de la maduracién de partes 0 zonas aisladas del cerebro, sino que se constituyen en la ontogénesis y dependen del modo de vida de! nif. La enfermedad transcurre de acuerdo con regularidades biol6gicas, las cuales no pueden repetir las regularidades del desarrollo de la psique. En ta: Tes casos, cuando ella afecta las partes del cerebro mas jévenes, especific mente humanas, la psique del paciente no tiene la estructura de la psique del nifio en un estadio temprano de su desarrollo. EL hecho de que los pa- cientes pierdan la posibilidad de pensar y razonar en.un nivel més alto_s6lo significa que han perdido las formas més complejas de conducta y cono miento, pero dicha pérdida no significa un regreso a la etapa infantil. La des integracién de la psique no es lo negativo del desarrollo. Los diversos tipos de procesos patolgicos conducen a cuadros de desintegracién cualitativa mente diferentes, Anojin, P. 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