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Psiquis Analisis topografico y funcional en el marco de la terapia de conducta M® A. Pérez San Gregorio" y M. Borda Mas** Psiquis, 1997; 18 (6):259-270 Resumen En este anticulo hacemos un andlisisreflexivo de lo que hace un terapeuta de conducia para desir tas conductas problematicas e identiicar las variables que las controlan. En primer lugar, Coe ot referencia al “andllsis topografico” (triple sistema de respuestas y pardmetros) y. 6” Segundo lugar, al “andisis funcional” (estimulos antecedentes, variables del organismo, respues- ‘as y estimulos consecuentes). Palabras clave: Terapia de Conducta. Andlisis topografico. Andlisis funcional. Abstract ‘Topographic analysis and functional analysis in behavior therapy In this paper we reflects about the problems-behavior and yours variables in Behavior Therapy. Fin ne Fea cntical description about the ‘topographic analysis" (triple system of behaviors and parameters) and, second, about the “unctional analysis” (antecedents, variables of the organism, behaviors and consequences). Key words: Behavior therapy. Topographic analysis. Functional analysis. Facultad de Psicologia. Departamento de Psiquiatria, Personalidad, Evaluacién y Tratamiento Psicoldgico. Sevilla. + Profesora Asociada de Terapia de Conducta, Miembro de: Grupo de Investigacion “Psicologia Clinica y de la Saud” + Profesora Titular de Terapia de Conducta. Miembro de! Grupo de Investigacién “Psicologia Clinica y de la Saud’ 47 MP A. Pérez San Gregorio y M. Borda Mas Introduccion El principal objetivo de la Terapia de Conducta es el cambio de las conductas claves y, por tanto, su momento esencial es la administracién de una determinada técnica de tratamiento. No obstante, hhay que reconocer que la evaluacién y el tratamien- to constituyen funciones esirechamente relaciona- das e integradas, estando una en funcion de la otra. La evaluacién continua posibilita, por una parte, la obtencién de mas informacién como cuando el cliente comunica un nuevo problema, y por otra, la valoracién de los resultados que se van logrando a lo largo de la intervencién (Femandez, 1994a, Last y Hersen, 1993) Por lo que se refiere a las fases de la evaluacion conductual existen diversas propuestas, las cuales aparecen reflejadas en la Tabla I. ‘A pesar de esta diversidad, estamos de acuerdo TABLA Fases de la evaluacién conductual pr con Echeburta (1993) en que todas ellas podrian resumirse en las siguientes etapas: (1) descripcién de las conductas problematicas e identificacion de las variables que las controlan, (2) formulacién de hipdtesis sobre los trastornos de conductas, (3) establecimiento de los objetivos de intervencion, (4) seleccién de los procedimientos terapéuticos y puesta en préctica del programa de intervencion y (6) evaluacién de los resultados. En el presente articulo, vamos a centrarnos en la primera fase que, a nuestro juicio, es una de las més importantes, ya que sin una adecuada evalua- cién de las conductas problemas, probablemente las técnicas de la Terapia de Conducta produciran una eficacia inferior y consecuentemente, sera mas dificil cambiar la conducta y garantizar que este cambio se mantenga en el futuro (Goldfried y Davi- son, 1981, Labrador, 1995). Nuestro objetivo con- siste en responder a la siguiente pregunta: ,qué es ropuestas por diversos autores Autor Kanter y Saslow (1965, 1969) Analisis motivacional. Analisis del desarrollo. 1 2. 3 4 5. Andlisis del autocontrol, 6. 7. Shulte (1976) {Cuales son las técnicas de Haynes (1978, 1990) Fernandez y Carrobles (1981) Fases de la evaluacién conductual | Analisis inicial de la situacién problema, Clarificacién de la situacién problema, ‘Analisis de las relaciones sociales. Analisis del desarrollo socio-culturalfsico del sujeto, {Cuales son los comportamientos especificos que necesitan modificacién, sus para metros o dimensiones (ocurrenecia, frecuenci Bajo qué condiciones se adquirié el comportamiento y cudles son los factores que lo mantienen en la actualidad? intensidad, duracién, ete)? tratamiento que pueden dar los mejores resultados? Seleccién y modificacién de las conductas claves o del problema. Especificacién de las variables causales: antecedentes y consecuentes, | Disefio de programas de intervencién. Identticacion de las clases funcionales de respuestas. Seleccidn de las conductas alternativas, Generacion de analisisfuncionales (causales) de la conducta problema. Formulacién y evaluacién del problema. Formulacion de hipétesis (andlisis causal o conceptual). Seleccién de las conductas claves y variables relevantes. Tratamiento: recogida de datos pertinente a la hipdtesis, Valoracién de los resultados. Seguimiento, Lavona (1984) 1 Identificar las conductas que integran un problema y las variables que estén contro- lando su aparicion | cn Psiquis, 1997; 18 (6): 259-270 fi 2. Establecer los objetivos que se quieren lograr con la intervencién. 3. Suministrar informacion relevante para la seleccién de las técnicas de modificacién de conducta mas apropiadas en cada caso. 4. Valorar de una manera precisa los resultados de la intervensién, tanto a medida que éstos se van produciendo como a su finalizacion, | Barrios (1988) 1. Exploratoria 2. Andlisis del problema (identificacion y delimitacién del problema, identificando los fac- lores que mantienen este y considerando si éstos justiican ¢ no el desarrollo y apli- ‘cacion de un programa de tratamiento). Eleccién del tratamiento, |. Evaluacién del tratamiento, Garcia y Vallejo (1993) Definicién de la conducta o conductas problemas. Analisis de las respuestas. Recursos del sujeto Analisis de los estimulos antecedentes. ‘Analisis de los estimulos consecuentes. Estrategias de autocontrol Factores de mantenimiento de la conducta o conductas problomas. Factores relevantes en la adquisicion del problema. Programa de tratamiento a seguir. lo que hace un Terapeuta de Conducta en esta pri- ‘mera fase denominada “descripcion de las conduc- tas problematicas e identificacién de las variables que las controlan"?. Dado que existen pacientes que nos presentan inicialmente sus problemas de forma muy vaga e imprecisa (ejs. “estoy muy nervio- 80”, “estoy hundido”, "me encuentro deprimido’, “tengo sentimientos de culpa’, etc.), hemos de tra ducirlos a términos conductuales. Esto no quiere decir que los terapeutas de conducta busquen un cuadro coherente y asimilable a un cierto diagnésti 0, ni que analicen lo que un individuo “tiene” de propiedades, caracteristicas personales, facultades © rasgos fundamentales relativamente estables (Goldfried y Kent, 1972, Sidman, 1973). Lo que hacen los terapeutas de conducta en esta primera fase, con la ayuda de diversos instrumentos de eva- luacién (entrevista, cuestionarios, observacién, autoobservacién y registros fisiolégicos) es definir conductualmente los problemas, es decir, analizar- los desde un punto de vista topogratico y funcional (Lavona, 1984). A continuacién exponemos en qué consisten cada uno de estos analisis en el marco de la Tera- pia de Conducta. Para una mayor claridad vamos a distinguir los siguientes apartados: |. Analisis topogratico. |.1. Triple sistema de respuestas, 1.2, Parametros. Il, Analisis funcional. 11,1. Estimulos antecedentes. 112. Variables del organismo. 11.3, Estimulos consecuentes. |. Analisis topografico Consiste en identificar por un lado, las conductas problematicas que pudiera tranifestar un individuo en los tres sistemas de respuestas (motérico, cogni- tivo y fisiolégico) y por otto, los parametros (tre- Cuencia, duracién e intensidad) de las mismas (Lang, 1968, 1971, Llavona, 1384). 1.1. Triple sistema de respuesias. La mayoria de los terapeutas y evaluadores de la conducta (Cormier y Cormier, 1994, Fernandez, 1994b, Labrador, 1995, Lang, 1968, 1971, Llavona, 1984) coinciden en hacer la siguiente diferenciacién: (1) Respuestas motoras: es todo lo que el sujeto ‘hace’, por tanto son respuestas visibles u observa- bles por los demas, de ahi que también se denomi- nen “externas”. Bajo esta denominacion se incluyen las siguientes conductas: (a) actos motores: ejs. Ponerse una determinada blusa, andar despacio, Correr mas 0 menos rdpido, pisar el acelerador de! coche, llamar por teléfono, ingerir bebidas, leer una novela, etc. En este apartado cobra especial impor- 49 MM? A. Pérez San Gregorio y M. Borda Mas tancia todas las conductas que hacemos y que van encaminadas a escapar de la situacién problemati- ca o malestar (ej. la compulsién de lavarse las, manos para escapar de las sensaciones fisiolégicas desagradables que tiene un paciente con ideas obsesivas de contaminacién después de haber tocado el pomo de la puerta) y todas las conductas con las que evitamos y no afrontamos las situacio- nes problematicas (ej. abrir las puertas 0 las llaves de la luz con los codos para no entrar en contacto con objetos contaminados 0 que puedan transmitir la contaminacién), (b) conducta no verbal: ejs. asen- tir, sonreir, expresiones gestuales, etc. y (c) conduc- ta verbal: en esta categoria sélo incluimos la con- ducta de "hablar" en lo que se refiere a la emision de palabras. Como afirma Lang (1968, 1971), desde un punto de vista terapéutico, el hecho de emitir palabras, independientemente de su conteni- do, puede ser un objetivo de intervencién en mismo cuando, por eiemplo, la topografia de ese hecho responde al término “tartamudeo” o presenta una frecuencia o intensidad inadecuada. (2) Respuestas cognitivas: incluye todo lo que podemos considerar como pensamientos, image- nes, opiniones o ideas, decisiones, sentimientos y creencias. Ejs. Pensar en cémo pedir un aumento de sueldo, imaginar lo que voy a hacer en mi cita con esa persona tan atractiva, tener una opinion negativa hacia una determinada persona, decidir si comprar un coche 0 hacer un viaje, sentirse depri- mido por los kilos de mas acumulados 0 preocupa- do por las reacciones somaticas, creer que no se puede competir en un determinado trabajo, etc. A diferencia de las respuestas motoras, las cognitivas cocurren dentro del sujeto, es decir no son respues- tas observables por los demas, de ahi que también se denominen “intemas”. Este sistema de respuesta es el mas dificil de detectar, en su gran mayoria las respuestas son evaluadas mediante el informe ver- bal y conforma el sistema que podriamos denomi- nar, no ya cognitivo, sino cognitivo-verbal, puesto que las manifestaciones verbales (autoinformes) son las que, fundamentalmente, estén dando cuen- ta de la actividad subjetiva (Femandez, 1994b), (3) Respuestas fisiolégicas: hacen referencia a las distintas respuestas del organismo dirigidas a regular su equilibrio interno (homeostasis), e8 decir, las sensaciones fisicas que experimentamos. Ejs. sudar, lorar, sonrojarse, acelerar o hacer mas lento el ritmo cardiaco, contraer un musculo 0 disminuir el tono muscular, aumentar la secrecion de adrenalina © modificar la emision de ondas alfa cerebrales, 50 alterar la secrecién de saliva, incrementar el gasto de oxigeno, eto. La mayoria son respuestas “inter- nas”, es decir, sensaciones fisicas que ocurren den- tro del organismo y que no son observables por los demas. No obstante, una minoria (ejs. sudar, llorar, sonrojarse, etc.) si pueden ser observables por otros y por ello también podrian formar parte de la modalidad motora. Por esta razén consideramos més adecuado considerar a estas tltimas respues- tas como “mixtas’, por estar a medio camino entre Jo “externo’ y lo “inter: Las respuestas fisiolégicas pueden detectarse y amplificarse mediante instrumentos muy diversos. Como afirma Garcia y Vallejo (1993) los sistemas de respuesta que mas habitualmente son objeto de los procesos de evaluacién en la practica clinica son los siguientes: (1) el sistema somatico (electromiogra- ma, movimientos corporales, electrooculografia, res- piracién), (2) el sistema nervioso auténomo: cardio- vascular (electrocardiograma, presion arterial, volu- men sanguineo, flujo sanguineo, volumen del pulso, velocidad de la onda del pulso, tiempo de transite del pulso, consumo de oxigeno del corazén), termal (temperatura peritérica), electrodérmico (conductan- cia de la piel, resistencia de la piel, potencial de la Piel), reproductor (pletismogratia del pene, volumen sanguineo de la vagina), (3) sistema nervioso central {electroencefalograma, potenciales evocados, neu- fomagnetometria) y (4) el sistema gastrico (motiidad estomacal, pH estomacal), Basandonos en los estudios realizados por Bados (1991) sobre el miedo a hablar en publico, hemos desglosado a modo de ejemplo practico los componentes principales de este problema aten- diendo al triple sistema de respuestas. Dicho anali- sis aparece reflejado en la Figura 1 Una vez analizado el problema atendiendo al tri- ple sistema de respuestas, podremos detectar qué sistema esta més alterado y por lo tanto cual sera el tipo de intervencién més oportuna para un determi- nado caso (Lang, 1977). Por ejemplo, en un proble- ma de ansiedad social que se manifiesta sobre todo a nivel cognitivo, una terapia de reestructuracion cognitiva sera un tratamiento mas efectivo que una técnica de biofeedback, pero si se manifiesta espe- cialmente @ nivel motérico, un tratamiento en habili- dades sociales sera més pertinente que una inter- ‘vencién psicofisiol6gica 0 cognitivo-verbal. Con todo esto queremos decir que las estrategias de interven- cién pueden afectar de forma diferencial a cada uno de los sistemas de respuestas. Por ejemplo, en el tratamiento farmacolégico de la agorafobia la imipra- mina favorece la supresion de los ataques de pani- ee Psiquis, 1997; 18 (6): 259-270 | = Anticipacion de tas coni |= Pensaran que sélo digo tonterias | = Voy a hacer el ridioulo Jouenclas destavorables: ~ Evaluacion negativa de a situacion: <"Hablar en publico es resimente horrible = Hablar a tanta gente produce un miedo espantoso Evaluacion negativa de uno mismo: sométicas: fe estan dando Scape 0 vitacién: Quiero evaporarme - Me da mucho miedo, pretiero no hacerlo | actos morones: = Escape: Cuando empieza a hacer Fig. 1. Triple Sistema de Respuestas (Bados, 1991). 0, que, a su vez, puede facilitar, en una fase poste- rior, la eliminacién de las conductas de evitacién Desde una perspectiva mas psicolégica, las técnicas de exposicion facilitan la habituacién psicofisiolégica a las situaciones evitadas, que suele venir acompa- fhada, en una fase posterior, de una mejoria subjeti- va (Mavissakalian y Michelson, 1982) Otro aspecto que tenemos que tener en cuenta es que no todos los problemas tienen por necesidad que manifestarse en los tres canales de respuestas, es decir, un problema de conducta puede pertene- cer, preferentemente, a una sola modalidad, ya sea ‘motora (como en el caso de la hiperactividad), fisio- logica (como en el estrés) 0 cognitiva (como en la desesperanza). O por el contrario manifestarse en los tres sistemas como en el caso de la depresion: conductas motoras (baja tasa de respuestas verba- les), fisiolégicas (registros electromiograficos de baja amplitud en los musculos faciales) y cognitivas CONDUCTA NO VERBAL: | = Sonrojamiento + = Tension muscular | + Manos trias |= Ritmo cardiace a | = Molestias on of CONDUCTA VERBAL: coca | | = Repetir palabras + Tartamudeo (metacogniciones negativas, sentimientos de culpa, etc.) (Femandez, 1994b). Estos tres niveles de respuestas estan en conti- nua interrelacién y se influyen mutuamente entre si y no s6lo se dan en comportamientos patolégicos 0 negativos, sino en cualquier comportamiento. Asi Por ejemplo, al conducir, las personas ademas de mover el volante y cambiar las marchas (comporta- miento motor), también piensan la direccién hacia donde van, atienden a las seftales de trafico (com- portamiento cognitivo) y sienten cierto nivel de acti- vacién 0 alerta (comportamiento fisiolégico) (Sevilla y Pastor, 1994), 1.2, Parémetros. Una vez que hemos detectado las modalidades de expresion de las conductas problemas es impor- tante para completar la definicién topograitica matizar 51 Me A, Pérez San Gregorio y M. Borda Mas su descripcién con el conocimiento de la frecuencia (numero de veces que aparece un acontecimiento en cada unidad de tiempo), la duracion (tiempo que dura un acontecimiento determinado cuando apare- ce) y la intensidad (implica la magnitud de los cam- bios una vez que aparecen y pueden evaluarse en distintas unidades dependiendo de! acontecimiento en cuestién) (Llavona, 1984, Mufioz, 1993). La cuantificacién de estos parémetros nos permi- tira. conocer si nos hallamos ante un “exceso” o un “deficit” conductual. Por “exceso” conductual enten- demos una conducta que resulta excesiva en fun- ‘cidn de su frecuencia (ej. la necesidad de continuas paradas en el trabajo para tomar un café), duracién (6), una continua preocupacién por revisar informes en beneficio de una mayor precisién), intensidad (gj enfadarse en situaciones triviales), o falta de justifi- cacién en el contexto que se produce (¢j. llegar a la oficina por la mafiana bajo los efectos del alcohol) Por “déficit” conductual entendemos cuando una conducta no se produce con la suficiente frecuencia (@j. ausencia de relaciones interpersonales), con la intensidad adecuada (¢j, falta de ardor emocional y otros problemas relacionados con el rendimiento sexual), en la forma apropiada (@j. estilo de compor- [_ anauisis | TOPOGRAFICO FUNCIONAL, tamiento pasivo y agresivo) 0 en las condiciones socialmente esperadas (ej. no saludar a tus compa- eros de trabaio por timidez) (Beech, Burns y Shef- field, 1986, Kanter y Saslow, 1969) El analisis topogratico, es el primer paso para la definicién de las conductas problemas, siendo necesario completario con la indicacién de las varia- bles que las controlan, para lo cual debemos reali- zar un analisis funcional, W. Ani funcional. Consiste en identificar las variables antecedentes y consecuentes (intemas y/o externas) que controlan luna conducta determinada y en establecer las rela- cones entre esas variables y dicha conducta (Hay- nes y OBrien, 1990, Llavona, 1984, Macia, Mendez y Olivares, 1993). Los elementos a considerar en este andlisis son cuatro: estimulos antecedentes (E), variables del organismo u organismicas (0), res- puestas (R) y estimulos consecuentes (C) (Caballo, 1996, Femadndez, 1981, Goldfried y Davison, 1975, 1981, Goldiried y Sprafkin, 1974, Kanfer y Philips, 1970, Kanter y Saslow, 1969, Mufioz, 1993). Todos ellos aparecen reflejados en la Figura 2. Y. ESTIMULOS VARIABLES RESPUESTAS ESTIMULOS ANTECEDENTES | | ORGANISMICAS DEL SUJETO CONSECUENTES E ° c |__externos | Dates. bislégicoe Motoras _Externos anteriores Internos: |___pntes. piologicos |, Cognitivas Internos: scieee - Ra, motoras _Repertorio de |_fisiolégicas = Re. cognitivas conductas = Ris, fislolégi storia do aprendizaje Fig. 2. Andlisis topogrético y funcional en el marco de la Terapia de Conducta 52 Psiquis, 1997; 18 (6): 259-270 ‘A continuacién analizamos estos elementos omi- tiendo el referido a las respuestas del sujeto (R), ya que éstas han sido expuestas anteriormente en el apartado del andlisis topogratico, 11,1. Estimulos antecedentes. Son aquellos acontecimientos que ocurren inme- diatamente antes de la conducta problema y que guardan una relacién funcional con la misma, es decir, su presencia, ausencia o variacién origina la presencia, ausencia 0 variacién de la conducta pro- blematica. En consecuencia, no todo lo que prece- de a una conducta puede considerarse automatica- mente como un antecedente, sino sdlo aquello que influye sobre ella de alguna forma (Llavona, 1984, Mujioz, 1993). Estamos de acuerdo con Cormier y Cormier (1994) en diferenciar los estimulos que ocurren inmediatamente antes de la conducta problema de los que ocurren antes pero alejados temporalmente. Los primeros se denominan “sucesos estimulo” € incluyen cualquier acontecimiento 0 condicién que favorece la conducta 0 reduce la probabilidad de su aparicin bajo estas condiciones. Los estimulos ale- jados temporaimente del problema reciben el nom- bre de “sucesos mediadores” e incluyen las condi- ciones conductuales que ha vivido anteriormente la persona (ejs. edad, etapa del desarrollo, estado psicolégico del paciente, caracteristicas de su traba- jo, de su casa o del medio escolar, etc.) y que pue- den haber finalizado mucho antes de que aparezca la conducta y sin embargo facilitarla o inhibiria al igual que los “sucesos estimulo”. En el marco de la Terapia de Conducta lo que mas interesa son los “sucesos estimulo” y éstos son los que tienen que ser descritos en el analisis funcional, ya que los “sucesos mediadores”, son hechos pasados y por lo tanto no observables. Y ademas, como nuestra intervencién va a hacerse en el presente las varia- bles que mantienen actualmente el problema pue- den ser muy diferentes a las que lo originaron en un pasado (Carrobles, Costa, Del Ser, Bartolomé, 1986). Los estimulos antecedentes pueden clasificarse en los dos siguientes tipos (Liavona, 1984, Mufioz, 1993): (1) Estimulos externos: son los que se producen en el medio donde se encuentra el sujeto. Nos refe- rimos a objetos (ej. un interruptor para la respuesta de encender la luz), personas con sus gestos y palabras (ej. un grupo de alumnos riéndose para la respuesta de dejar de explicar en un profesor), cam- bios producidos sibitamente (ej. apagén de luz para la respuesta de encerder una vela), situacio- es completas (¢j. la sala, e! profesor, los alunos y el examen para la respuesta de escribir el examen) y hechos 0 acontecimientos (ej. un accidente para la respuesta de parar el coche y salir corriendo hacia otro). Todos estos estimulos se producen fuera del sujeto, (2) Estimulos intemnos: son los producidos por el propio sujeto. Esta estimulacion sélo puede provenir de las respuestas que emite el propio organismo: motoras (ej. tartamudear mientras se expone un tema para la respuesta de taquicardia), cognitivas (j, pensar en que se va a contraer una enfermedad para la respuesta de evitar entrar en los hospitales) y fisioldgicas (e). bajada repentina de la presién arte~ rial para la respuesta de sertarse y bajar la cabeza). Dentro de los estimulos antecedentes internos podriamos incluir los estimulos antecedentes sustitu- tos. Segura, Sanchez y Baroado (1991), nos ilustran este tipo de antecedentes con el siguiente ejemplo: ‘Una estudiante, sentada en clase, ve una peque- fra grieta en el techo (estimulo actual escasamente amenazante) o ve el techc intacto (estimulo actual no amenazante) y lo asocia con unas imagenes de un terremoto que vio el dia anterior en television (estimulo imaginario no actual), tras unos segundos, ‘esas imagenes le hacen levantarse y salir corriendo (respuesta abierta)” (pag. 139). ‘Como puede apreciarse en el ejemplo, a un esti mulo externo presente y escasamente amenazante © totalmente inofensivo se suma un estimulo exter- no no actual muy amenazante (el terremoto, traido imaginariamente) con lo que la respuesta de salir corriendo se da con mayor probabilidad. A esta suma se denomina estimulo sustituto, es decir, un estimulo actual llega a susituir (tener la misma fun- cién elicitadora de respuesias) a otro que, no estan- do fisicamente presente en ese momento, es traido imaginariamente (e1 sujeto visualiza la situacién) 0 verbalmente (el sujeto piansa en la situacién) al “aqui” y “ahora”. Aunque estos autores consideran que este tipo de estimulos estén a medio camino entre lo “externo” y lo “interno, nosotros creemos mas adecuado denominatlos estimulos “internos’, dado que finalmente son las imagenes las que ante- ceden a la respuesta. 11.2, Variables organismicas. En este apartado incluimos a otras variables (ejs. 53 MP A. Pérez San Gregorio y M. Borda Mas 8x0, edad, nivel educativo, profesién, dependencia a la heroina, habilidad para resolver problemas sociales, potencial de aprendizaje, etc.) que pueden influir en la secuencia “E-O-R-C", es decir, son variables que hay que detectar y tenerlas en cuen- ta, pues de lo contrario pueden interferir en el pro- ‘eso de evaluaci6n y consecuentemente en el trata- miento (Mufioz, 1993). Estas variables se concretan en las siguientes (Fernandez, 1994a, Goldfried y Davison, 1981, Llavona, 1984) (1) Determinantes biolégicos anteriores: son los factores hereditarios, asi como los factores prena- tales y perinatales que pueden dar lugar a cam- bios irreversibles en el organismo, especialmente en el sistema nervioso central, en los érganos motores 0 en los sensoriales. Este tipo de lesio- nes 0 dafios imposibilita el desarrollo posterior de conductas que dependen de su funcionamiento y limitan la interaccion del organismo con el medio. Tendriamos que plantearnos las siguientes pre- guntas: gtiene algiin impedimento fisico en la vista, odo, habla, ete.?, ¢se puede remediar?, epresenta alguna deficiencia o incapacidad, como consecuencia de antiguas enfermedades?, .qué limitaciones imponen estos factores?, etc. (Beech, Burns v Sheffield, 1986). Ej. en el caso de un nifo que presenta comportamientos agresivos, desa- tencién y escaso rendimiento escolar, podemos sospechar de la existencia de una disfuncin cerebral y tratar de indagar su potencial existencia a traves de una entrevista especifica al sujeto y sus allegados para después solicitar los exame- nes médicos 0 biolégicos del cliente (Fernandez, 1994a). (2) Determinantes biolégicos actuales: abarcan factores como pueden ser las enfermedades transi- torias, estados de privacién, saciacién, fatiga, o estados producidos por la ingestion de medicamen- tos, drogas 0 alcohol. Como afirma Goldtried y Davi- son (1981) no es raro, por ejemplo, que la depre- ssidn coincida con los periodos menstruales de algu- nas mujeres. (3) Repertorio de conductas existente: son las respuestas de que dispone un organismo, por lo tanto, tenemos que analizar si en su repertorio apa- recen las conductas que se desean sustituir por las conductas problemas 0 cuales son, dentro de su repertorio, las conductas mas semejantes a las que se quieren alcanzar. Ej. Sila actuacién de un sujeto hablando en publico es negativa, tendremos que analizar sien su repertorio de conductas aparecen 54 las respuestas adecuadas (verbales, no verbales y paralinguisticas) necesarias para llevar a cabo esta actividad. Si no existiesen, tendriamos que detectar cules son las que mas se parecen a los objetivos que pretendemos y modelarias y moldearlas hasta conseguirlo. Por otro lado, en este apartado tam- bién es itil analizar cuales son las conductas que tienen una mayor probabilidad de aparicién, es decir, las que se emiten con una frecuencia mas alta. Ej, La persona que cada vez que se monta en un avién toma alcohol, tiene un exceso conductual fen su repertorio que hemos de tenerlo en cuenta pues puede interferir en el tratamiento. (4) Historia de aprendizaje: proporciona informa- cion, tanto del proceso por el cual esas conductas problemas estan bajo control de unas variables antecedentes 0 consecuentes concretas, como de qué tipo de estimulacién, antecedente o consecuen- te, puede ser utlizada en la intervencion terapéuti- ca. Puede ser til contestar a la siquiente pregunta: son los repertorios basicos de conducta aprendi- dos en el pasado los responsables del problema del sujeto? Ejs. Un depresivo puede haber aprendido a lo largo de su vida por la observacién de personas cercanas a tener un estilo atribucional interno para los eventos negativos y extemo para los positivos. © un hematofébico puede haber aprendido vicaria- mente (su madre se desmayaba cada vez que vela sangre) a emitir dicha respuesta en presencia de la sangre u otras situaciones asociadas a la misma (hospitales, accidentes, etc.) 11.3, Estimulos consecuentes. ‘Son aquellos acontecimientos que ocurren inme- diatamente después de la conducta problema y que inciden sobre ella haciendo que la probabilidad de su apaticién aumente (refuerzos) 0 disminuya (cas- tigos). Por lo tanto, no todo lo que sigue a una con- ducta puede considerarse automaticamente como un consecuente, sino sdlo aquello, ya sea positivo 0 negativo, que ejerce alguna influencia sobre ella 0 esta funcionalmente relacionado con ella (Llavona, 1984, Mufioz, 1993), Estamos de acuerdo con Cormier y Cormier (1994) en que las consecuencias pueden ser de dos tipos: (1) Positivas: pueden darse dos casos: (a) refor- zamiento positivo: a la conducta le siguen conse- ‘cuencias positivas (ej. una persona abusa del alco- hol porque le gusta las sensaciones que tiene des- a Psiquis, 1997; 18 (6): 259-270 pues de beber o insulta a su mujer porque la con- ducta de abuso verbal le proporciona un sentimien- to de poder y control) y (b) reforzamiento negativo: 1 sujeto con su conducta termina con un suceso negativo 0 desagradable que ya esta ocurriendo (conducta de escape) (ej. una madre rine a su hijo cada vez que este tiene conductas agresivas y acto seguido éstas desaparecen, por lo tanto la finaliza- ion de las conductas agresivas mantienen la res- puesta de renir en la madre) o el sujeto con su con- ducta elimina un suceso desagradable esperado (conducta de evitacién) (ej. una persona renuncia a impartir una conferencia porque de esta forma elimi- na los pensamientos negativos que origina el hablar en publico). Ambos casos (reforzamiento positivo negativo) siempre implican un incremento de la futu- ra probabilidad de emisién de la conducta (2) Negativas: los casos mas frecuentes son: (a) castigo positivo: a la conducta le siguen consecuen- cias negativas (ej. un nifio esta sentado en clase tira del pelo a un compafiero y la profesora le rega- fia) y (b) castigo negativo: a la conducta le sigue la retirada de una estimulacién positiva 0 agradable (@j. un nifio acaba de recibir la paga semanal, se Porta mal y sus padres se la quitan). Ambos casos (castigo positive y negativo) siempre implican un decremento de la futura probabilidad de emision de la conducta En el andlisis funcional nos interesa detectar cud- les son los estimulos consecuentes tal y como lo hemos definido anteriormente, lo cual es muy dife- rente de las consecuencias que normalmente son producto 0 resultado de la conducta conflictiva (Bruch y Meyer, 1996). Ejs. Un fobico social para finalizar con la ansiedad social se aisla y no tiene relaciones interpersonales (reforzamiento negativo), pero ello genera a largo plazo secuelas tan perju ciales como la depresién. O un paciente alcohdlico continua bebiendo después de perder su empleo y ‘su familia porque las consecuencias inmediatas pro- ducen en la persona una sensacién de bienestar (reforzamiento positive) o quizas porque la bebida le ayude a evitar responsabilidades (reforzamiento negativo), es decir, la conuucta indeseable se refuerza a pesar de que sus efectos a largo plazo sean negativos. Para diferenciar los estimulos consecuentes de los meros efectos de la conducta conflictiva hemos de tener en cuenta el “gradiente de refuerzo”: las consecuencias que ocurren poco después de la conducta tienden a desempefiar un impacto mas fuerte que las consecuencias que ocurren mucho tiempo después (Hull, 1952). Los estimulos consecuentes pueden ser de dos tipos (Llavona, 1984, Mufioz, 1993): (1) Externos: son los cambios producidos en el medio donde se encuentra el sujeto (ej. el paciente hipocondriaco que recibs Ia atencién de la familia y de los amigos cada vez que presenta una queja o una dolencia). (2) Internos: son los cambios producidos por el propio sujeto, es decir las respuestas del propio orga nismo: motoras (¢ la persona que se toma un farma- co cada vez que tiene una cita con alguien del sexo ‘puesto porque ello le hace tener una conversacién més relajada, sin tartamudear y sin tembiarte la voz), cognitivas (ej. la paciente bulimica que se provoca el vémito para finalizar con los sentimientos de culpa) y fisiolégicas (ej. el paciente obsesivo compulsive que con el ritual de lavarse las manos elimina todas sus sensaciones fisiolégicas desagradables) que suce- den después de las conductas problemas. Dentro de los estimulos consecuentes internos podriamos incluir los estimulos consecuentes susti- tutos. Segura, Sanchez y Barbado (1991) nos ilus- tran este tipo de consecuentes con los siguientes ejemplos. “Un ejecutivo entra en la Sala de Juntas e imagina que su exposicion ante el Consejo de Administra- cion serd un fracaso (estimulo susttuto), comienzan a sudarle las manos (respuesta respondente) se relaja, piensa en otra cosa (operantes) y logra, de esta manera, olvidar el Consejo de Administracién (estimulacién consecuente por eliminacién del esti- ‘mulo sustituto en su parte encubierta)” (pag. 116). “Una persona compra un décimo de loteria y mirandolo imagina las maravillas que haria si le tocara (estimulo sustituto), cierra la puerta de su habitacién y se concentra en esas imagenes (res- puesta) con lo que “disfruta” mas de esas imagenes Placenteras (estimulacion consecuente por aumento de! estimulo sustituto encubierto)” (pag. 116). “Un hombre recien divorciado, al pasar delante de los Juzgados, recuerda las discusiones y conflic- tos de su separacién (estimulo sustituto) y se le sal- tan las lagrimas (respuesta respondent), mira para otro lado y cruza la calle (respuesta operante) con Jo que logra olvidar escs hechos y tranquilizarse (estimulacién consecuente por anulacién del esti- ‘mulo sustituto en su totalidad: estimulo externo + estimulo cognitivo, y por desaparicién de la respon- OOO MM? A. Pérez San Gregorio y M. Borda Mas dente)” (pag. 146). Al igual que ocurria con los estimulos antece- dentes, estos consecuentes en nuestra opinion resulta mas adecuado considerarlos estimulos “intemnos” dado que la consecuencia es la elimina- cién 0 aumento de un estimulo imaginario, Un aspecto importante que hay que tener en cuenta es que la direccién de los estimulos conse- cuentes externos e internos no siempre va en el mismo sentido, es decir, puede darse el caso de que a una conducta determinada le sigan conse- cuencias externas negativas y consecuencias del propio organismo positivas, o viceversa. Por ello, hemos de establecer un balance entre la intensidad de ambas estimulaciones con objeto de conocer cual de ellas sera la predominante (Llavona, 1984). Ej La persona con sobrepeso puede mantener el habito de picar entre horas por la sensacién de bie- nestar que recibe de ello (reforzamiento positivo) 0 Porque le permite escaparse de su aburrido trabajo {reforzamiento negativo), en ambos casos las con- secuencias intemas son positivas ¢ incrementan la conducta. Al mismo tiempo podria ocurrir que el rechazo, sarcasmo 0 negativa de su marido a salir con ella cada vez que tiene lugar dicho habito lo redujera temporalmente (castigo positivo). A pesar de que el andlisis topogréfico y funcional es lo mas importante para describir las conductas problematicas e identificar las variables que las con- trolan, estamos de acuerdo con Echeburiia y Corral (1988) en que tambien hemos de identificar y hacer una evaluacién adecuada de los recursos conduc- tuales positives del paciente, de los que el terapeu- ta puede hacer uso tanto para motivarlo al trata- miento como para disefiar con precision el proceso de intervencién. Tras realizar el analisis topografico y funcional podremos: (1) En primer lugar, detectar la linea base de la conducta problematica, que es un criterio de referencia obligado a la hora de evaluar la magnitud de cualquier alteracién que se pueda producir en esa conducta (Rosel y Blanca, 1988). (2) En segundo lugar, establecer las cadenas conductuales, es decir la secuencia de circunstan- cias (Carnwath y Miller, 1989). A modo de ejemplo y baséndonos en los estudios realizados por Pastor y Sevilla (1995) sobre el panico, en la Figura 3 apare- cce reflejada la secuencia que normalmente aparece en este problema (ej. una persona se halla en una situacién que le gustaria haber evitado (haciendo cola, en un supermercado, etc.), nota sensaciones (estimulo interno fisiolégico), inmediatamente pien- ‘sa que algo malo le va a suceder (respuesta cogniti- va), esto provoca sensaciones fisiol6gicas de ansio- dad (respuesta fisiolégica), y se van cruzando estas dos respuestas (ataque de panico), hasta que el sujeto finaliza la secuencia “poniéndose a salvo’ (respuesta motora), lo que le produce alivio y segu- ESTIMULOS | RESPUESTA [RESPUESTA RESPUESTA EXTERNOS | => |COGNITIVA | > | FISIOLOGICA | >) MOTORA (situaciones)) (temores) (malestar) |__| (escape/evitacién)| y ESTIMULOS _ INTERNOS (sensaciones) (pensamientos) Fig. 3. Cadena conductual en el pénico (Pastor y Sevilla, 1998). 56 § (sea ee] ALIVIO (a corto plazo) ; $ "MAS MIEDO | {a medio/largo plazo) Psiquis, 1997; 18 (6): 259-270 ridad momenténea). (3) Yen tercer y tiltimo lugar, conocer la informa- cin basica para poder formular una hipétesis sobre los trastornos de conductas, establecer unos objeti- vos de intervencion y seleccionar los procedimien- tos terapéuticos mas oportunos. Para fnalizar, quisiéramos insist en que el esque- ma propuesto “E-O-R-C” hemos de usarfo con cierta fiexibiidad atendiendo siempre a las caracteristicas peculiares del proceso de evaluacién, es decir, no hemos ce obsesionarnos con la idea de querer reco- ger informacién en cada uno de los apartados del esquema, pues muchas veces, ésta no es accesible en un primer momento 0 aunque si lo sea, no es rele- vante de cara al tratamiento. Consecuentemente, este esquema supone una ayuda de indudable valor siempre que no olvidemos que ha de estar al servicio del Terapeuta de Conducta y no al contratio. Correspondencia: Dra. Mt A. Pérez San Gregorio Facultad de Psicologia Departamento de Psiquiatria, Personalidad, Evaluacién y Tratamiento Psicolégicos Avenida de Francisco Javier, s/n. 41005 Sevila Bibliografia BADOS, A.: Hablar en publice. Guia préctica para lograr habilidad y confianza. Ediciones Pirdmide, S.A Madd, 1991. BARRIOS, B. A.: On the changing nature of behavioral assessment. En A.S. Bellack y M. Hersen (eds.). Behavioral assessment: a practical handbook. 3* ed. Pergamon Press, New York, 1988. BEECH, H. R.; BURNS, L. E; SHEFFIELLD, 8. F.: Trata miento del estrés: Un enfoque comportamental. Alhambra Longmall, S.A., Madrid, 1986. BRUCH, M., MEYER, V.; La entrevista conductual. En G. Buela, V.E. Caballo y J.C. Sierra (dirs.). Manual de evaluacién en psicologia clinica y de la salud. 85-107. 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