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“La ingeniería genética ha llegado para quedarse.

Y su acción revolucionaria no se limita a


llenar los bolsillos de algunos ni a realizar los sueños y agitar las pesadillas de todos. Entre
escándalos y maravillosos adelantos, ha abierto un espacio para modificar radicalmente la
concepción del hombre y de la naturaleza, de la cultura y de la evolución. Ya nada será como
era entonces, y eso incluye a cada uno de nosotros”.

Manipulaciones genéticas. Quimeras y negocios de laboratorio. Ed. Norma. 1992.

Un poco de historia

La biotecnología inició una nueva revolución en los 80 al combinar no sólo la biología


molecular con la industria farmacéutica sino también al cambiar las ideas sobre qué es natural,
qué es inventado y cómo la naturaleza puede convertirse en mercancía.

Con la biotecnología, nace un nuevo personaje: el científico-empresario. Cae la ilusión de que


la ciencia busca el conocimiento en forma “pura”. Las bacterias y los genes se vuelven
protagonistas del futuro.

La biotecnología también pone en juego palabras y expresiones con nuevos sentidos:


manipulación genética, quimera, ADN recombinante, ingeniería genética, patentamiento,
organismos genéticamente modificados (GMO), transgénicos, clonación, “jugar a ser Dios”.

Como Jano, todo en biotecnología tenía dos caras: el progreso benefactor y el temor a las
manipulaciones non sanctas. La fertilización in vitro, desarrollada exactamente por la misma
época como una recombinación de laboratorio, contribuía a este fenómeno bifronte: los bebés
sonrosados se mezclaban en el imaginario colectivo con los monstruos frankenstenianos.

La historia de la biotecnología se remonta a Watson & Crick y el descubrimiento de la


estructura en doble hélice del ADN. Pero el nacimiento de la biotecnología puede fecharse en
el momento en que Herbert Boyer y Robert Swanson fundan Genentech, la primera empresa
biotecnológica moderna, en 1976. El primer producto biotecnológico con aplicaciones médicas
es el TPA (activador , un compuesto capaz de disolver coágulos en infartos de miocardio o
cerebro.

En la Argentina, la primera emperesa biotecnológica es Biosidus, nacida en los ’80 a partir de


un laboratorio farmacéutico nacional. Su primer desarrollo fue el interferón recombinante.
También fabricó eritropoyetina humana (con licencia de Amgen) en los ´90.

El hallazgo de los anticuerpos monoclonales, realizado en Gran Bretaña por el argentino César
Milstein, también tuvo un enorme impacto en el área de la salud, pero no fue aprovechado
localmente más que para tests diagnósticos hasta recientemente.

Argentina se convirtió en uno de los líderes mundiales en cultivos transgénicos. La soja


transgénica reemplazó al trigo como cultivo tradicional. Los agroquímicos asociados a algunos
cultivos transgénicos crearon una imagen negativa de la biotecnología, que, desde el
comienzo, estuvo más asociada a los negocios que a la ciencia.

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