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CAPITULO I: LA REVOLUCIÓN CENTENARIA

Los centenarios son una invención de finales del siglo XIX, celebrados con exposiciones
internacionales por los ciudadanos educados del mundo occidental.
Se pueden visualizar comparaciones entre el mundo de 1880 y el de 1870. Por ejemplo, se conocen
todas las regiones del mundo, el ferrocarril había acercado a las distintas regiones y el acceso en
tiempo era mucho más reducidos. También era un mundo mucho más densamente poblado, la
población europea había pasado a más del doble, app de 200 millones en 1800 a 430 millones en
1900. A finales del siglo XIX la población americana era mucho mayor y el devastado continente
africano creció más lentamente que ningún otro.
Mientas que el mundo se ampliaba demográficamente, se reducía desde el punto de vista
geográfico y se convertía en un espacio unitario.
En lo que respecta a la producción y la riqueza, entre 1750 y 1800 el producto nacional bruto (PNB)
per cápita en lo que se conoce actualmente como los países desarrollados era muy similar a lo que
hoy conocemos como el “tercer mundo”.
En 1880no nos encontramos ante un mundo único, sino que frente a dos sectores distintos que
forman un único sistema global: los desarrollados y los atrasado, los dominantes y los dependientes,
los ricos y los pobres. Pero estos sectores diferentes del mundo no tenían entre ambos sus fronteras
definidas.
Amplias zonas de Europa se hallaban en los límites del núcleo de desarrollo capitalista y de la
sociedad burguesa.
Rusia era un país atrasado, pero formaba parte de occidente en la medida que se embarcaba en una
política de industrialización masiva según el modelo occidental, políticamente era colonizador antes
que colonizado.
1880 Europa era el componente más importante de la economía mundial y de la sociedad burguesa.
Desde el punto de vista demográfico, el mundo contaba con un número mayor de europeos al
finalizar el siglo que en sus inicios. A pesar de los millones de personas que salieron del viejo
continente, creció más rápidamente. La potencia económica de Europa era todavía más de dos
veces que la de Norteamérica.
Las grandes manifestaciones culturales, el mundo de colonización blanca en ultramar seguía
dependiendo decisivamente del viejo continente. La contribución del liberalismo y de la izquierda
ideológica que lo sustentaba fue la de intentar que esta cultura de elite pudiera ser accesible a todo
el mundo. Los museos y bibliotecas fueron sus logros característicos.
El mundo desarrollado seguía siendo agrícola, únicamente en el reino unido la agricultura era la
ocupación de una reducida minoría de la población.
Pero la industria no existía únicamente en el primer mundo, una parte de la industria del siglo XIX
tendió a desarrollarse modestamente en países dependientes, como la india, se trataba de una
industria textil y de procesado de alimentos.
También se puede afirmar que el mundo “avanzado” era un mundo en rápido proceso de
urbanización que gradualmente iban absorbiendo partes del campo circundante.
En gran parte del mundo no desarrollado no existían estados, , en algunas de esas zonas se
extendían las posesiones de las potencias europeas, administradas directamente por ellas, el
número de entidades consideradas como estados soberanos en el mundo era bastante modesto en
comparación con la situación actual.
En cuanto al mundo desarrollado, la población adulta masculina se aproximó cada vez más a los
criterios mínimos de la sociedad burguesa: el principio de que las personas eran libres e iguales ante
la ley. La esclavitud abolida en casi todas las zonas del mundo occidental y en las dominadas por
occidente. Por otra parte, la igualdad ante la ley no eliminaba la desigualdad política.
La distinción más notable entre los dos sectores del mundo era cultural en el sentido más amplio de
la palabra. En 1880 el mundo “desarrollado” estaba formado en su casi totalidad por población
masculina y cada vez más la femenina, era culta. A finales de 1870 cualquier país europeo con una
mayoría de población analfabeta podía ser calificado como un país no desarrollado o atrasado y a
la inversa. También este hecho reflejaba el desarrollo económico y las divisiones sociales del trabajo.
Es imposible separar los factores culturales, sociales y económicos.
Definir las diferencias entre los sectores avanzados y atrasados es complejo, todos los países incluso
los que estaban más atrasados se vieron atrapados, de alguna forma, en los tentáculos de la
trasformación global. En términos materiales así como del conocimiento y de la capacidad de
transformar la naturaleza, parecía tan evidente que el cambio significaba adelanto parecía equivaler
al progreso.
El progreso era especialmente evidente e innegable en la tecnología y en su consecuencia obvia, el
incremento de la producción material y de la comunicación. Las nuevas fuentes energéticas, la
electricidad y el petróleo, no tenían todavía gran importancia, aunque en el decenio de 1880 se
podía contar ya con la generación de electricidad a gran escala. La tecnología moderna era
claramente visible.
La expectativa media de vida al nacer era todavía suficientemente baja hacia 1880: de 43 a 45 años
en las principales zonas “desarrolladas”.
En 1870, el progreso del mundo burgués había llegado hasta un punto en que comenzaban a
escucharse voces más excéntricas e incluso más pesimistas. Los fundamentos económicos de la
civilización que progresaba se vieron sacudidos, la economía mundial se hallaba en crisis.

CAPITULO II: LA ECONOMÍA CAMBIA DE RITMO

1889 año de la fundación de la internacional socialista. Desde 1873 la economía mundial estaba
marcada por “una perturbación y depresión del comercio sin precedentes”. Pero, aunque el ciclo
comercial que constituye el ritmo básico de una economía capitalista, generó algunas depresiones
muy agudas en el periodo transcurrido entre 1873 y 1890 la producción mundial lejos de estancarse,
continuó aumentando de forma sustancial. En estas mismas décadas las economías industriales
norteamericana y alemana avanzaron a pasos gigantescos y la revolución industrial se extendió a
nuevos países como Suecia y Rusia.
Tras el drástico hundimiento de la década de 1870 lo que estaba en juego no era la producción sino
su rentabilidad.

La agricultura constituia el sector más deprimido de la economía debido a su bajo precio y las plagas.
La reacción de los agricultores, según la riqueza y la estructura política de cada país, varió desde la
agitación electoral a la rebelión. También hubo muerte por hambre como es el caso de Rusia (1891-
1892).
La respuesta más habitual en la población fue la emigración masiva y la cooperación. La década de
1880 conoció las mayores tasas de emigración a ultramar.
La cooperación, proveyó de préstamos modestos al campesinado.
La gran depresión puso fin a la era del liberalismo económico, al menos en el capítulo de los artículos
de consumo.
El mundo de los negocios tenía sus propios problemas. Una gran expansión del mercado puede
compensar esa situación, pero los cierto es que el mercado no crecía con la suficiente rapidez, en
parte por el aumento del número de competidores en la producción y de las economías industriales.
En algunas partes del mundo, la situación se veía complicada aún más por la caída gradual, del precio
de la plata y de su tipo de cambio con el oro. Mientras, ambos metales se mantuvieron estables, los
pagos internacionales calculados en los metales preciosos que constituían la base de la economía
monetaria mundial eran bastante sencillos. Pero cuando la tasa de cambio era inestable, las
transacciones de negocios se complicaban enormemente.

De todos los grandes países industriales, solo el reino unido defendía la libertad de comercio sin
restricciones, a pesar de la ofensiva ocasional de los proteccionistas. Era además el mayor receptor
de exportaciones de productos primarios del mundo y dominaba el mercado mundial. En 1881 los
británicos compraron casi la mitad de las exportaciones de carne y mucho mayor cantidad de lana
y algodón que ningún otro país.
En el siglo XIX, el núcleo fundamental del capitalismo lo constituían las “economías nacionales”: el
Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, etc. Sean cuales fueren los orígenes de la “economías
nacionales” que constituían esos bloques las economías nacionales existían por que existían las
naciones-Estado.
Estas observaciones se refieren fundamentalmente al sector “desarrollado” del mundo, es decir, a
los Estados capaces de defender de la competencia a sus economías en proceso de industrialización
y no al resto del planeta, cuyas economías eran dependientes.
El mundo “desarrollado” no era tan sólo un agregado de <economías nacionales>, la
industrialización y la depresión hicieron de ellas un grupo de economías rivales, donde los beneficios
de una parecían amenazar la posición de las otras. No sólo competían las empresas sino también las
naciones.
La gestión científica fue fruto del periodo de la gran depresión. Taylor comenzó a desarrollar sus
ideas en 1880 en la problemática industrial del acero norteamericano. Las nuevas técnicas
alcanzaron Europa en el decenio de 1890. Así surgió la necesidad de una forma más racional o
“científica” de controlar y programar las empresas grandes y deseosas de maximizar los beneficios.

Entre las diferentes soluciones para solventar los problemas del capitalismo, caben destacar las
siguientes:
1.- El control del mercado y la eliminación de la competencia sólo eran un aspecto de un proceso
más general de concentración capitalista y no fueron ni universales ni irreversibles. La
concentración avanzó a expensas de la competencia de mercado, las corporaciones a expensas de
las empresas privadas, los grandes negocios y grandes empresas a expensas de las más pequeñas y
que esa concentración implicó una tendencia hacia el oligopolio.
2.- La “gestión científica” fue fruto del período de la gran depresión. La presión sobre los beneficios
en el período de la depresión sugirió que los métodos tradicionales de organizar las empresas y en
especial la producción, no eran ya adecuados. Surgió la necesidad de una forma “científica” de
controlar y programar las empresas grandes, sacando mayor rendimiento a los trabajadores. Ese
objetivo se alcanzó mediante tres métodos fundamentales: a) aislando a cada trabajador del resto
del grupo y transfiriendo el control del proceso productivo a los representantes de la dirección, b)
descomponiendo cada proceso en elementos componentes cronometrados y c) sistemas distintos
de pago de salario que supusieran para el trabajador un incentivo para producir más.
3.- Una tercera posibilidad para solucionar los problemas del capitalismo: el imperialismo. La
búsqueda de nuevos mercados, contribuyó a impulsar la política de expansión, que incluía la
conquista colonial.

Un resultado final, o efecto secundario, de la gran depresión fue la gran agitación social, no sólo
entre los agricultores, sino también entre las clases obreras. Desde finales del decenio de 1880, la
aparición de movimientos obreros y socialistas de masas en algunos de ellos. Los modernos
movimientos obreros son también hijos del período de la depresión.
Desde mediados del decenio de 1890 hasta la primera guerra mundial se conoce todavía en el
continente europeo como la belle époque. El paso de la preocupación a la euforia fue tan súbito y
dramático que buscaban alguna fuerza externa para explicarlo y que encontraron en el
descubrimiento de enormes depósitos de oro en Sudáfrica. El contraste entre la gran depresión y el
boom secular posterior constituyó la base de las primeras especulaciones sobre las “ondas largas”
en el desarrollo del capitalismo mundial.
Los núcleos de países industriales constituían ahora una masa productiva ingente y en rápido
crecimiento y ampliación en el centro de la economía mundial. Incluían no sólo los núcleos grandes
sino también un nuevo conjunto de regiones en proceso de industrialización: Escandinavia, los
Países Bajos, el norte de Italia, Hungría, Rusia e incluso Japón. Constituían también una masa cada
vez más impresionante de compradores de los productos y servicios del mundo: un conjunto que
vivía cada vez más de las compras.
Además, gracias al descenso de los precios que se había producido durante el período de la
depresión, esos consumidores disponían de mucho más dinero que antes para gastar, incluso entre
los pobres. La industria de la publicidad, que se desarrolló en este período, los tomó como punto de
mira. La venta a plazos permitió que los sectores con escasos recursos pudieran comprar productos
de alto precio.
Así pues, estos países constituían el núcleo central de la economía mundial. En conjunto formaban
el 80% del mercado internacional. Más aún, determinaban el desarrollo del resto del mundo.

¿Cómo resumir en unos cuantos rasgos lo que fue la economía mundial durante la era del imperio?
Su base geográfica era mucho más amplia que antes. El mercado de materias primas se amplió entre
180-1913 se triplico el comercio internacional de esos productos.
El reino unido dejó de ser el único país totalmente industrializado y la única economía mundial.
La era del imperio se caracterizó por la rivalidad entre los diferentes estados. Las relaciones entre
el mundo desarrollado y el sector subdesarrollado eran tambien más amplias y complejas que en
1860, de todas las exportaciones de Africa, Asia y america latina convergían en un solo país, Gran
Bretaña.
La era del imperio había dejado de ser monocentrica.
En el mercado internacional de capiales, el reino unido conservaba un dominio abrumador.
Conforme las nuevas economías en proceso de industrialización comenzarón a comprar mayor
cantidad de materias primas en el mundo subdesarrollado. Era el reino unido el país que restablecía
el equilibrio global importando mayor cantidad de productos manufacturados de sus rivales, gracias
también a sus exportaciones de productos al mundo dependiente.
Otra característica de la economía mundial, es la revolución tecnológica, en ese periodo se
incorporaron a la vida moderna el teléfono, la telegrafía, el cine, automóvil, etc.
Entre 1880 y 1913 se construyeron tantos kilómetros de vías férreas como en el periodo conocida
como la era del ferrocarril 1850-1880.
La nueva revolución industrial reforzó, más que sustituyo a la primera.
Hubo una doble transformación en la estructura y modus operandi de la empresa capitalista, el
crecimiento en escala llevó a distinguir entre “empresa y “gran empresa”. Se llevo a cabo el intento
sistemático de racionalizar la producción y la gestión de la empresa, aplicando “métodos científicos”
no sólo a la tecnología, sino a la organización y a los cálculos.
Se produjo una extraordinaria transformación en el mercado de los bienes de consumo. Una de las
consecuencias más evidentes fue la creación de medios de comunicación de masas que por primera
vez merecieron ese calificativo.
Importante crecimiento del sector terciario de la economía público y privado. El porcentaje de mano
de obra que trabajaba en el sector del comercio se había quintuplicado desde 1851.
Convergencia creciente entre la política y la economía, es decir el papel cada vez más importante
del gobierno y del sector público. Por una parte, impulsó a los gobiernos, muchas veces renuentes,
a aplicar políticas de reforma y bienestar social, así como a iniciar una acción política para la defensa
de los intereses económicos de determinados grupos de votantes.
Esta fue la forma en que creció y se trasformó la economía del mundo “desarrollado”, la economía
industrial de 1875-1914 utilizaba una mano de obra muy numerosa y parecía ofrecer un número
ilimitado de puestos de trabajo de escasa cualificación. Pero si la economía ofrecía puestos de
trabajo, sólo aliviaba de forma modesta, y a veces mínima.
Pero lo que impresionó a los contemporáneos en el mundo “desarrollado” e industrial, fue sin duda
que estaban viviendo una época floreciente. Incluso las masas trabajadoras se beneficiaron de esa
expansión. Esto permitió a la masa de europeos que emigraron a los Estados Unidos integrarse en
el mundo de la industria, pero en la clase obrera. Para éstas, la belle époque era el paraíso, que se
perdería después de 1914. Las perturbaciones anteriores al 1914 impidieron el retorno al paraíso
perdido.

CAPITULO III: LA ERA DEL IMPERIO.

Un mundo donde el ritmo de la economía estaba determinada por los países capitalistas
desarrollados, los cuales tenían grandes posibilidades de dominar a los países “atrasados”.
Al periodo comprendido entre 1875 y 1914 se le puede calificar de era del imperio, se desarrolló un
nuevo imperialismo, durante esta época fue donde un mayor número de gobernantes se auto
titulaban oficialmente “emperadores”.
En Europa se reclamaban ese título los gobernantes de Alemania, Austria, Rusia. Turquía el reino
unido.
Desde una perspectiva menos trivial, el periodo que estudiamos es una era en que aparece un nuevo
imperio, el imperio colonial. Entre 1880 y 1914 e la mayor parte del mundo ajeno a Europa y al
continente americano fue dividido formalmente en territorios que se quedaron bajo el gobierno
formal o bajo dominio informal de uno u otro de una serie de estados. las victimas de ese proceso
fueron los antiguos imperios preindustriales de España y Portugal.
El único estado no europeo que resistió con éxito la conquista colonial formal fue etiopia, que pudo
mantener a raya a Italia, la más débil de las potencias imperiales.
Dos grandes zonas del mundo fueron totalmente divididas por razones prácticas: África y el pacifico.
África pertenecía en su totalidad a los imperios británico, francés, belga, portugués, y de forma
marginal español, con la excepción de etiopia.
Solo una gran zona del mundo pudo sustraerse casi por completo a ese proceso de reparto
territorial. En 1914, el continente americano se hallaba en la misma situación de 1875, era un
conjunto de repúblicas soberanas. Nadie dudaba que desde el punto de vista económico eran
dependencias del mundo desarrollado.
En América latina, la dominación económica y las presiones políticas necesarias se realizaban sin
una conquista formal.
Ese reparto del mundo entre un número reducido de estados, era la expresión más espectacular de
la progresiva división del globo en fuerte y débiles (avanzados y atrasados). /fenómeno totalmente
nuevo/
Entre 1876 y 1915 una cuarta parte de la superficie del planeta fue distribuida o redistribuidas en
forma de colonias. De los grandes imperios coloniales, solo los países bajos no pudieron, o no
quisieron, anexionarse nuevos territorios.
No hay duda de que el terminó imperialismo e incorporó al vocabulario político y periodístico
durante la década de 1890 en el curso de los debates que se desarrollaron sobre la conquista
colonial. Fue también cuando adquirió la dimensión económica que no ha perdido desde entonces.
Los imperios eran instituciones antiguas, pero el imperialismo era un fenómeno totalmente nuevo.
Nadie habría negado en la década de 1890 de que la división del globo tenía una dimensión
económica.
El acontecimiento más importante en el siglo XIX es la creación de una economía global, que penetro
de forma progresiva en los rincones más remotos del mundo.
Esta globalización de la economía no era nueva, aunque se había acelerado notablemente en los
decenios centrales de la centuria. Pero de forma más masiva en cuanto a volumen y cifras, entre
1875 y 1914.
Gracias a la red de transporte (ferrocarril) posibilitó que incluso las zonas más atrasadas y hasta
entonces marginales se incorporaran a la economía mundial.

La civilización necesitaba ahora el elemento exotico, el desarrollo tecnológico dependía de materias


primas que por razones climáticas o por los azares de la geología se encontraban exclusiva o muy
abundantemente en lugares remotos. L motor de combustión interna, necesitaba petróleo y
caucho.
Algunos de los minerales se encontraban en grandes cantidades en el mundo desarrollado, ante
todo en los estados unidos, pero no ocurria lo mismo con algunos otros. Las nuevas industrias del
automóvil y eléctricas necesitaban de uno de los metales más antiguos, el cobre. Sus productores
más importantes se encontraban en lo que a finales del siglo XX se denominaba como el tercer
mundo. Chile…
Las minas fueron los grandes pioneros que abrieron el mundo al imperialismo.
El crecimiento del consumo de masas en los países metropolitanos significó la rápida expansión del
mercado de productos alimentarios.
Las plantaciones, explotaciones y granjas eran el segundo pilar de las economías imperiales. Los
comerciantes y financieros metropolitanos eran el tercero.
La retorica oficial, la función de las colonias y de las dependencia no formales era la de
complementar las economías de las metrópolis y no la de competir con ellas.
Un argumento general de más peso para la expansión colonial era la busqueda de mercados.
Pero el factor fundamental de la situación económica general era el hecho de que una serie de
economías desarrollada sexperimentaban de forma simultanea la misma necesidad de encontrar
nuevos mercados, la consecuencia lógica fue el reparto de las zonas no ocupadas del tercer mundo.
El imperialismo era la consecuencia natural de una economía internacional basada en la rivalidad
de varias economías industriales competidoras.
Resulta difícil separar los motivos económicos para adquirir territorios coloniales de la acción
política necesaria para conseguirlo, por cuanto el proteccionismo de cualquier tipo no es otra cosa
que la operación de la economía con la ayuda de la política.
Es imposible separar la política y la economía en una sociedad capitalista. La pretensión de explicar
el nuevo “imperialismo” desde una óptica no económica es tan poco realista como el intento de
explicar la aparición de los partidos obreros sin tener en cuenta para nada los factores económicos.
La aparición de los movimientos obreros, de la política democrática, tuvo una clara influencia sobre
el desarrollo del “nuevo imperialismo”.
Sin duda ninguna, todos los políticos eran perfectamente conscientes de los beneficios potenciales
del imperialismo. En resumen el imperialismo ayudaba a crear un buen cemento ideológico.
En algunos países el imperialismo alcanzó una gran popularidad entre las nuevas clases medias y de
trabajadores administrativos.
De todas formas, la idea de superioridad y de dominio sobre un mundo poblado por gentes de piel
oscura benefició a la política imperialista. Las diferentes iglesias se embarcaron en un proceso de
conversión de los paganos a las diferentes versiones de la auténtica fe cristiana.

Esta fue la época clásica de las actividades misioneras. El esfuerzo misionero en gran número de
ocasiones se oponía a las autoridades coloniales.
En cuanto al movimiento dedicado más apasionadamente a conseguir la igualdad de los
hombres, las actitudes en su seno se mostraron divididas. Aunque muchos líderes sindicales
consideraban que las discusiones sobre las colonias eran irrelevantes o veían a las gentes de color
ante todo como una mano de obra barata, en este sentido, es cierto que las presiones para la
expulsión de los inmigrantes de color fueron ejercidas sobre todo por las clases obreras.
El análisis socialista del imperialismo, integraba el colonialismo en un concepto mucho más amplio
de una “nueva fase” del capitalismo, era un análisis que en ocasiones tendía a exagerar la
importancia económica de la expansión colonial para los países metropolitanos.
No obstante, todos los intentos de separar la explicación del imperialismo de los acontecimientos
específicos del capitalismo habrán de ser considerados.

El impacto económico del imperialismo fue importante, pero lo más destacable es que resultó
profundamente desigual. Las relaciones entre las metrópolis y las colonias eran muy asimétrica. El
impacto de las primeras sobre las segundas fue fundamental y decisivo aunque no se produjera la
ocupación real.
De todos los países metropolitanos donde el imperialismo tuvo más importancia fue en el reino
unido, para la economía británica era esencial preservar en la mayor medida posible su acceso
privilegiado al mundo no europeo.
Naturalmente. El reino unido consiguió su parcela propia en las nuevas regiones colonizadas del
mundo. Sin embargo, el objetivo británico no era la expansión sino la defensa frente a otros,
atrincherándose en territorios que hasta entonces como ocurria en la mayor parte del mundo de
ultramar, habían sido dominados por el comercio y capital británico.
En resumen, el nuevo colonialismo fue una consecuencia de una era de rivalidad económico-política
entre economías nacionales competidoras, rivalidad intensificada por el proteccionismo.
Pero la era imperialista fue un fenómeno también cultural. La conquista del mundo por la minoría
“desarrollada” transformó… por la fuerza y por las instituciones, mediante el ejemplo y mediante la
transformación social. En los países dependientes, esto apenas afectó a nadie excepto a las elites
indígenas. Excepto en África y Oceanía, la gran masa de la población colonial apenas modificó su
forma de vida, cuando podía evitarlo.
Lo que el imperialismo llevó a las elites potenciales del mundo dependiente fue fundamentalmente
la “occidentalización”.
En resumen, la época imperialista creó una serie de condiciones que determinaron la aparición de
líderes antiimperialistas. Pero es un error afirmar que la característica fundamental de los pueblos
y regiones sometidos a la dominación y a la influencia de las metrópolis occidentales es la resistencia
a Occidente, porque, los movimientos antiimperialistas importantes comenzaron en la mayor parte
de los sitios con la primera guerra mundial y la Revolución rusa.
¿Qué influencia ejerció el mundo dependiente sobre los dominados?
La novedad del siglo XIX consistió en el hecho de que cada vez más y de forma más general se
consideró a los pueblos no europeos y a sus sociedades como inferiores, indeseables, débiles y
atrasados, incluso infantiles.
Los valores de las sociedades tradicionales no occidentales fueron perdiendo importancia para su
supervivencia, en un momento en que lo único importante eran la fuerza y la tecnología militar.
Los únicos no europeos que les interesaban eran los soldados. El imperio otomano alcanzo un
temible prestigio porque, aunque estaba en decadencia, poseía una infantería que podía resistir a
los ejércitos europeos.
Sin embrago, la densidad de la red de comunicación global, la accesibilidad de los otros países, ya
fuera directa o indirectamente, intensifico la confrontación y la mezcla de los mundo occidental y
exótico. Esas muestras de mundos extraños eran ideológicas, por lo general reforzando el sentido
de superioridad de los “civilizado” sobre lo “primitivo”.

Pero había un aspecto más positivo de ese exotismo. Administradores y soldados con aficiones
intelectuales meditaban profundamente sobre las diferencias entre sus sociedades y las que
gobernaban. Realizaron importantísimos estudios. Ese trabajo era fruto y se basaba en buena
medida en un firme sentimiento de superioridad. El imperialismo hizo que aumentara
notablemente el interés occidental hacia diferentes formas de espiritualidad derivadas de Oriente.
Hay que mencionar brevemente un aspecto final del imperialismo: su impacto sobre las
clases dirigentes y medias de los países metropolitanos. Un puñado de hombres de las clases media
y alta de esos países ejercían ese dominio de forma efectiva.
El imperialismo también suscitó incertidumbres. En primer lugar, enfrentó a una pequeña minoría
de blancos con las masas de los negros, los oscuros.
Estas eran las pesadillas que perturbaban el sueño de la belle époque. En ellas los ensueños
imperialistas se mezclaban con los temores de la democracia.

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