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Champurreo cultural,

Lakutaia le kipa – Rosa Yagan, una mujer entre dos culturas.

Rosa Yagán es el nombre católico de una de las tantas


mujeres evangelizadas por las misiones anglicanas en
el confín sur del continente. En las últimas tierras que
pueden vivir seres humanos, lxs yaganes poblaron
Cabo de Hornos de una manera excepcional,
dominando la sobrevivencia en los peligrosos climas
australes. Cuando pequeña, esta niña llamada
Lakutaia le kipa, jugó y vivió desnuda en las playas
acorazadas de nieve. Su infancia nómada de
espiritualidad original y propia, con sus rituales de
clan, su lengua y sus costumbres fueron suplantadas
con el tiempo por las lógicas de la Conquista
evangelizadora en la región patagónica. Las
reducciones1 anglicanas promovieron otras como las
salesianas y lo más grave, el sometimiento de la población nativa hacia la sedentarización vía
una política de reclusión2. Lxs yaganes ya no salen a cazar o navegar, serán convertidos e
incluidos como miembros a la nación. Lakutaia le kipa y su pueblo fueron estigmatizados por los
pastores que les consideraban como símbolos de atraso y nomadismo, donde su naturaleza fue
lo mismo que vagancia y falta de esfuerzo. Sin embargo, yagána significaría entre muchas otras
cosas ser excelente en la fabricación de cestos confeccionados con juncos entrelazados
maravillosamente, recolectora de moluscos y fuerte remadora mientras los hombres pescaban.
Será menester educar en el sacrificio y el trabajo, no sólo para el sostenimiento de la misión sino
para la adaptación del indio fueguino a la nueva estructura económica de la Isla.3 Lakutaia le
kipa en la reducción aprendió a hilar y tejer, la cocina, el idioma inglés, el dogma religioso y se
limitó al intercambio derivado de las labores domésticas que realiza para la familia del pastor4.
Su pensamiento comprende su vida al declarar que se encuentra en un champurreo del inglés y
el yagán. Así se desarrolla el aplastamiento cultural que implica el borramiento de su cultura
primigenia. Rosa Yagán champurrea culturalmente al transitar la etnia, condicionando y
poniendo en peligro su continuidad. La imposición a la nominación cristiana de Rosa Yagán fue
una vía para extirpar toda fuente indígena de la nomenclatura elaborada por la nueva
comunidad que se va forjando; Rosa Yagán:

Se perdieron los antiguos nombres que los yaganes dieron a cada parte del mar y de la tierra en
su territorio. No hubo respeto. Nadie preguntó. Los pocos que quedaron están mal dichos, pero
no quieren escucharnos.5

1
Las reducciones se constituyen como un conjunto de misioneros que se establecen en la región donde
como fin tienen la evangelización y el proceso civilizatorio de los distintos pueblos aborígenes amerindios.
2
El encierro bajo este tipo de reducto interfiere con la práctica de las tradiciones yagánas, alterando su
cúmulo de creencias de tal manera que sus rasgos identitarios se pierden o son obliterados.
3
Nicoletti, A. (1998). Conversión y civilización en las misiones salesianos de la Patagonia. Investigaciones
y ensayos, p. 342.
4
Nicoletti describe el trabajo femenino: las mujeres “siempre aseadas leen, escriben, cosen, lavan su ropa,
remiendan sus propios vestidos y se lavan la cara y las manos cuando se dan cuenta que deben hacerlo.
Contestan ya muchas preguntas del catecismo y saben de memoria las oraciones en cristiano que rezan
todos los días” (Nicoletti, A. pág. 321)
5
Štambuk, P. (2010). Patricia Štambuk. Recuperado de http://patriciastambuk.blogspot.cl/
Compartir la lengua representará para las misiones un peligro y la negación de la idolatría
monoteísta, ya que el individuo se sentiría parte de un grupo imaginado con el derecho de
reclamar su lugar autónomo en una fraternidad de iguales. El sincretismo religioso entre los
dioses yagánas Watauiwineiwa y su hijo el arco iris Akainij con “nuestro Dios” y Jesucristo “El
salvador” con el que los protestantes creen superar la “ignorancia” del indígena, tiende a
desaparecer para dar paso a una educación que tiene más de capacitación laboral que de
reflexión teológica. Lxs yaganes se desenvuelven en un oficio de contribución como mano de
obra “barata” a la iglesia y a la sociedad magallánica de entonces, predominantemente
estanciera.

A su vez, lamentamos el borramiento del rito yagán chiajóus6. Lakutaia le kipa fue una de las
últimas iniciadas en el rito original que años más tarde ella misma señalará en inminente
desaparición. Por desgracia, el chiajóus pierde su carácter sagrado y exclusivo, desacralizado por
el ojo curioso del europeo. La Rosa iniciada en el rito presencia uno de los últimos que fueron
realizados en las reducciones y hace énfasis en la triste representación de su antigua creencia,
además de la fragilidad de la memoria de los participantes. Ellos recrean el rito, pero desconocen
ya su trascendencia y los pasos de su realización. Cabe decir que para Rosa, la preservación de
este rito evitaría que los descendientes olviden sus tradiciones; “champurreadas no más las
historias de nuestra raza”. Consigue, sin embargo dejar su importante testimonio en los 70` a
Patricia Štambuk en el libro titulado Lakutai le kipa. Palabras & Fotografías.

Rosa Yagán también fue víctima de la ideología del patriarcado occidental. El desamparo es
extremo después de que su segundo esposo, Manuel Raín, le impidiera continuar con sus
actividades ancestrales y mantener sus creencias más arraigadas imponiendo la pérdida total de
su lengua. Rosa perdió su memoria vaciándose a la fuerza. No totalmente. Rosa Yagán luchó en
la tensión que va entre la pérdida y la recuperación de sus recuerdos. Con una perspectiva
cosmogónica, Rosa Yagán manifiesta de su oralidad ancestral una burbuja concéntrica
vivenciando un universo único, ingenua a veces, dotada de una pureza primigenia que evoca la
desaparición de una etnia que pervive en sus sueños y recuerdos. Como yagán quiso recobrar el
tejido identitario a través de su don de hechicera cachalote y enfrentar el desafío de superar el
dolor dejado por la muerte de lxs suyxs y el abandono, tras el cierre de las misiones y del
“blanco” Manuel Raín. El testimonio de esta mujer representa el dolor de todos los injustos
genocidios impulsados por la ideología de la religión y el ansia de poder, control y “patriotismo”.
Para volver a intentar recuperar la memoria en extinción de nuestros pueblos originarios se
escribió este semblante que está dedicado a Lakutaia le kipa y a todxs los sin nombre y ya sin
lengua.7

6
Este rito se efectuaba cuando se juntaba un grupo significativo de jóvenes en edad para ser responsables
de sus acciones, y cuando había excedente de alimentos como para interrumpir la búsqueda constante
de sustento, una ballena varada por ejemplo. Según las observaciones de los cronistas de la época
enterraban a sus muertos al interior de cavernas y de bosques. El chiajóus actuaba como escuela de
costumbres, normas y conocimientos necesarios para la sobrevivencia de la comunidad. Allí se aprendía
un principio fundamental en la vida de los canoeros: «Nosotros, mujeres y hombres ante todo debemos
ser buenos y útiles a la comunidad» (http://biblioteca.serindigena.org/).
7
Este texto no habría podido ser escrito sin el artículo de Lorena López Torres: Adoctrinamiento y
champurreo cultural bajo las tipologías misionales en Lakutaia le kipa. Rosa Yagán. El último eslabón. Se
agradece muchísimo este trabajo y se recomienda a quienes que se interesen en este tema.

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