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Editorial Biblos
Gras, Carla
El agro como negocio: producción, sociedad y territorios
en la globalización / Carla Gras y Valera Hernández. -
1a. ed. - Buenos Aires: Biblos, 2013.
365 pp.; 23 x 16 cm. (Sociedad)
ISBN 978-987-691-143-6
Presentación
Carla Gras y Valeria Hernández .......................................................................13
PRIMERA PARTE
Territorios
SEGUNDA PARTE
Pilares y actores del agribusiness
Bibliografía . .....................................................................................................347
Siglas y acrónimos
1. “Hasta hace poco, hablar de «modelo agroexportador» nos remitía al pasado. Desde esta
semana, significa un salto al futuro. Así se desprende de lo ocurrido en el precoloquio de
idea, que se realizó el martes pasado en la Bolsa de Comercio de Rosario. Allí, bajo el título
de «El nuevo modelo agroexportador», varios de los principales exponentes de los cambios
operados en el sistema agroalimentario argentino les contaron a los cuatrocientos asistentes
(empresarios, profesionales, funcionarios) lo que está pasando con esta segunda revolución
de las pampas, en la que se duplicó la producción de granos y leche en una década” (Héctor
A. Huergo, “El modelo agroexportador”, Clarín, 17 de mayo de 2003).
2. La Argentina rural: de la agricultura familiar a los agronegocios, Buenos Aires, Biblos,
2009.
[ 13 ]
14 Carla Gras y Valeria Hernández
4. En los últimos cincuenta años, la superficie total sembrada pasó de 18 millones a más de
30 millones de hectáreas; el consumo de fertilizantes aumentó de 50.000 toneladas a casi
tres millones y sólo se repone la tercera parte de los nutrientes extraídos (y exportados,
en su gran mayoría) por los cultivos.
20 Carla Gras y Valeria Hernández
5. Algunos datos permiten observar la velocidad de este proceso: apenas unos años des-
pués de la introducción comercial de este cultivo, a partir de 2002-2003 las exportaciones
de los países del Cono Sur superan a las de Estados Unidos. Según datos de la fao, en
2008 Brasil ocupó el segundo lugar como exportador mundial de soja, seguido de la Ar-
gentina. Brasil dedica más de 22 millones de hectáreas al cultivo de soja transgénica, y
la Argentina alrededor de 17 millones, mientras que Uruguay es el país que evidencia
el crecimiento más veloz de esta producción, que aumentó un 2.636% entre 2000 y 2007
(Gudynas, 2008).
28 Carla Gras y Valeria Hernández
6. Centralizada y desarrollada por instituciones públicas desde mediados del siglo xx, la
trayectoria en la investigación y la transferencia tecnológica dio características específicas
a la trama de agentes, instituciones y formas de organización que adoptó la difusión de
tecnologías en el sector agropecuario. La Argentina había logrado desarrollos significativos
en la investigación y la transferencia agronómica, incluso en lo que refiere a la investi-
gación en transgénesis, contando con políticas públicas de ciencia y técnica y un cierto
grado de articulación entre las diferentes instituciones del sistema, del cual el inta era
un eslabón central.
Los pilares del modelo agribusiness 29
Gráfico 1
Mercados a futuro: producción de cereales y oleaginosos,
y volumen operado de futuros y opciones en los mercados a término
(en mil de toneladas, 1909 a 2007)
90
80
70
millones de toneladas
60
50
40
30
20
10
0
1909
1914
1919
1924
1929
1934
1939
1944
1949
1954
1959
1964
1969
1974
1979
1984
1989
1994
1999
2004
Producción total MATba Rofex
Gráfico 2
Precio internacional y volatilidad por grupo de producto (1990-2010)
40%
30%
20%
10%
0%
1990 1995 2000 2005 2010
Azúcar Aceite
Lácteos Cereales
Carne
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario.
El acaparamiento de la tierra:
pensar globalmente, comprar localmente
11. La organización Grain identificó quince grupos inversores que han adquirido tierras
en Argentina: Grain, octubre de 2009, http://www.grain.org/m/?id=266.
40 Carla Gras y Valeria Hernández
Territorios
El modelo agribusiness
y sus traducciones territoriales
36.000.000 1977
1987 (b)
35.000.000
33.000.000
32.000.000
31.000.000
2008 (d)
30.000.000
29.000.000
28.000.000
1937 1947 1957 1967 1977 1987 1998 2008
Christophe Albaladejo
Figura 1
Principales localidades de estudio en la provincia de Buenos Aires
Rï
od
el
aP
lat
a URUGUAY
Junín
Bavio
Espartillar
Rauch
Pigüé
Napaleoufú
Goyena
MAR DEL PLATA
Saavedra
BAHÍA Balcarce
BLANCA San Manuel
Río Colorado González Chaves
Río Negro
0 150 300 km
1. Que aún no podemos llamar “espacio rural” ni tampoco “campo” como lo veremos, pero
que por ahora llamaremos “campaña”, como parte de viviendas dispersas de un espacio
agrario que también comporta grandes ciudades.
2. En este sentido podremos ver que, lejos de corresponderse con un Estado arcaico o
tradicional, el pacto agrario nace con los primeros rasgos del Estado moderno, sin tener
todas sus características.
3. Domingo F. Sarmiento, Facundo (1845), Buenos Aires, Colihue, 2000, p. 40.
72 Christophe Albaladejo
4. Los gauchos del territorio de las acciones a vaquear no tenían lugar fijo de vida, hasta
que Rosas los obligó a llevar un documento firmado por un patrón de estancia en el que
se definía una residencia permanente.
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 73
Figura 2
Esquematización de la organización del espacio del pacto colonial
Cabildo
Terrateniente
➮
Otorga de ESTANCIA COLONIAL
manera Sin alambre y entonces
periódica el➮ basada sobre el
permiso a aquerenciamiento y el rodeo
vaquear sobre
las tierras
Mayordomo y esclavos ➮
contiguas a la Mulas y caballos
estancia domesticados para las minas
de Potosí
➮
ACCIÓN A VAQUEAR INDÍGENAS
Gauchos
Aguada para
Caballos cimarrones
el ganado Vacunos cimarrones para el para la alimentación y los
cuero hacia Europa desplazamientos
Pista
Ciudad colonial Esquematización de la
Chacra
Paraje y su pulpería Estancia
estancia colonial
Figura 3
Esquematización de la organización del espacio del pacto agrario
Puerto de
exportación
de cereales
Barrios pobres
“tras las vías”
Av
nie
Estancia
da
pr
in
Ferrocarril Chacra
cip
al
Pueblo Esquematización del pueblo agrario
Paraje
10. Por lo menos sin motor a combustión interna pues se trata de la época de la difusión del
motor a vapor para las trilladoras y para los trabajos en la parcela (después de 1914).
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 81
Figura 4
Esquematización de la organización del espacio del pacto agropecuario
ad
iud
roc Puerto de
ag exportación
e la
i ad
nc
ue
infl
de o Ciudad media
ea ar
tid pampeana
Ár p
de
ite
Lím
Agrociudad
l
na
cio Estación de servicio
na
Ruta
Pueblo agropecuario
Sociedad rural
local
Agencia local del banco
Por ende, los parajes que subsisten deben su presencia a una escue-
la primaria, o a un lugar de entrega y almacenamiento de los granos
(acopio).
Las transformaciones del territorio que acompañaron el proceso
de “modernización” de la actividad agropecuaria consisten, pues, en
una urbanización de la vida pampeana y un refuerzo del papel social y
económico de las “pequeñas ciudades activas” y su transformación en
agrociudades. Nuevas formas de sociabilidad aparecen, en particular,
y una forma de “profesionalización” de la actividad que se compone de,
por una parte, sus propias instituciones (o sea que son esencialmente
agropecuarias y ya no primero rurales) y, por otra, una disociación más
o menos nítida entre la residencia y la explotación, el trabajo y la fami-
lia. La dimensión doméstica de la explotación se reduce, el trabajo del
agricultor que pasa a ser un “productor” se vuelve menos físico y más
vuelto hacia la gestión.
Esta modernización corresponde a un proceso de deconstrucción terri-
torial en el cual el paraje tiene tendencia a desaparecer y el pueblo pierde
importancia. Pero corresponde también a un proceso de reconstrucción
territorial en el distrito, que tiene por centro esta “pequeña ciudad ac-
tiva” de la que nos hablaba Gaignard, y que llamé “agrociudades” para
destacar su papel en un nuevo pacto territorial basado en la actividad
agropecuaria. Allí se encuentran los notables de esta nueva burguesía
rural, las sedes de las principales instituciones locales (Sociedad Rural
local, cooperativa agropecuaria, agencia de extensión del inta, escuela
secundaria, la agencia del banco, el comerciante acopiador, el remate
feria, etc. Curiosamente, el municipio no es siempre la institución más
importante, sino que muchas veces se destaca la cooperativa de servicios
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 85
13. Si no está callado, tampoco está “silenciado”, ya que nadie ni nada le impide expresarse;
simplemente se expresa parcialmente mediante el discurso ajeno de la “nueva” agricultura
familiar, también de los “nuevos” productores, pero no a través de un discurso más anclado
en una modernidad clásica, que le correspondería más. Constituye, en consecuencia, en
muchas localidades de la zona pampeana una especie de mayoría silenciosa que no tiene
más libreto…
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 89
Figura 5
Esquematización de la organización
del espacio productivo del nuevo productor
Estación de servicio
“Agronomía” =
venta de insumos
Acopio
Puerto
Los pueblos y el “desarrollo local”. En todos los pueblos que estudié pude
observar una nítida separación entre el pueblo propiamente dicho (o sea,
el casco urbano) y su espacio rural. Se acabó el tiempo de una articula-
ción funcional entre los dos. El espacio rural vive su dinámica propia, en
particular económica, y el pueblo pierde su dinamismo o adquiere uno
propio. En efecto, los operadores del espacio rural que trabajan en las
inmediaciones del pueblo pueden provenir de lugares remotos: contratis-
tas agrícolas que vienen con sus máquinas y sus empleados, propietarios
rentistas que se desinteresan por las modalidades técnicas de ejecución
de los trabajos sobre sus tierras, e inversionistas que alquilan tierras que
ellos mismos no trabajan. Por su parte, el pueblo adquiere una dinámica
económica que ya no depende de su espacio circundante inmediato. Estas
dinámicas pueden ser variadas, cuando las hay. Los antiguos “produc-
tores” pueden transformarse en contratistas agrícolas: se desplazan
entonces con sus máquinas pero no trabajan necesariamente cerca del
pueblo. Pueden también haber comprado un camión y transportar al
puerto de exportación la producción de parcelas muy distantes de su
pueblo. Las calles de los pueblos de Espartillar y Napaleofú están colma-
das de camiones y el pueblo se convirtió en un dormitorio de familias de
camioneros. Un empresario de Espartillar, más acomodado que los otros,
compró quince camiones y emplea a muchos de sus vecinos. Napaleofú,
bien ubicado sobre la ruta nacional, está demasiado cerca de una gran
ciudad turística como Tandil (25 km); terminó transformándose en un
barrio de esa ciudad. En cambio, Espartillar intenta atraer pequeñas
empresas, deslocalizadas para crear empleos que ya no tienen nada que
ver con su espacio rural inmediato, como es el caso de una empresa de
producción de pastas que se provee de materias primas directamente
en Buenos Aires. En este marco, la única institución que mantiene aún
un vínculo entre el pueblo y su ámbito rural inmediato es la cooperativa
agrícola, cuando permanece, ya que muchas de ellas desaparecieron o
se fusionaron durante los años 90.
Otra dinámica observable, en particular en un pueblo como Bavio, está
vinculada con los programas de desarrollo local o social que promueven
los gobiernos provinciales o nacional. Los notables agrarios tradicionales
ya no están en condiciones de proporcionar empleos agrícolas o domés-
ticos suficientes para desempeñar su papel tradicional de contención de
las poblaciones modestas. Apenas la actividad pecuaria, o lo que queda
de ella, consigue mantener una pequeña parte del mundo tradicional de
peones en algunas localidades, como es el caso de Barra cerca de De la
Garma (partido de González Chaves). Surge, en cambio, una nueva elite
“burocrática” o personas que actúan como “enlaces políticos”, pero que no
necesariamente son punteros políticos, pues se caracterizan primero por
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 91
sentar reclamos por la vuelta del tren, por ejemplo, pero en el marco de
proyecciones posmodernas, poniendo en primer plano nuevos modelos
de vida en el medio rural.
Conclusión
Cada uno de los períodos y cada uno de los pactos territoriales que
acabamos de mencionar han ido junto con un fenómeno de mundialización
que influyó mucho sobre los modos de organización del espacio. Todas
estas mundializaciones han sido reproducidas por diferentes tipos de
protagonistas y correspondieron a un “local” particular.
En el pacto colonial, la mundialización estaba representada por una
clase extremadamente limitada de grandes notables (estancieros) que
reducía lo local a su mundo privado, a su servicio exclusivo. Quedaba un
mundo sin mundializar de extensión territorial variable, libre y salvaje,
que periódicamente se explotaba brutalmente.
En el pacto agrario, la mundialización produjo un sistema de objetos
(como el ferrocarril) y protagonistas especialmente sofisticados que cu-
bren y ajustan de modo sistemático todo el espacio disponible al servicio
de exportaciones masivas de commodities. Existe una clase especula-
dora mundializada que tiene enlaces, como el comerciante local. Los
estancieros intentan transformarse de propietarios, en productores, y
una capa importante de la inmensa población de inmigrantes se afirma
como agricultores. La ciudad mundializada y moderna hace su aparición
y requiere la invención de lo rural. El pueblo es el nudo, a la vez básico,
del cuadriculado necesario para la mundialización del territorio rural,
y es la interfaz con un mundo privado que tiene su verdadero centro en
la campaña circundante.
El pacto agropecuario hace surgir una clase hegemónica de prota-
gonistas, la del “productor”. Este héroe de la “modernización” y de la
segunda revolución agrícola es resultado de la progresiva urbanización
del agricultor de la fase anterior. La agrociudad es ahora el epicentro del
cuadriculado del territorio. Así, los pueblos, que eran los lugares esen-
ciales de la articulación entre lo rural y lo urbano, y jugaban un papel
único en el funcionamiento territorial del pacto agrario, se diferencian
ahora, según su lugar, en una red urbana y en una red productiva.
Desde los años 90, lo agrícola tiene tendencia a despegarse de lo
rural y a convertirse en un espacio directamente productivo bajo la de-
pendencia de protagonistas de las grandes ciudades y de trabajadores
especializados, dispersos en un espacio agrícola sin otro centro que el
de los servicios técnicos. Pero lo más significativo es la cada vez más
aparente superposición de lógicas territoriales distintas que resultan
no sólo de las remanencias del pasado sino también de reinvenciones
de modos de vida y de producción en el medio rural. El pueblo es un
indicador especialmente sensible de la diversidad de estos métodos de
articulación, superposición o incluso confrontación entre distintas agri-
94 Christophe Albaladejo
Anexo
Gráfico 1
Evolución del precio* de la soja
(Promedios trienales 1960-2003)
800
700
600
500
$/tn
400
300
y = -9,7432 + 757,09
200 R2 = 0,6118
100
0
65-67
67-69
69-71
71-73
73-75
75-77
77-79
79-81
81-83
83-85
85-87
87-89
89-91
91-93
93-95
95-97
97-99
99-01
* Ajustados por el índice mayorista (ipim) del indec a pesos de febrero de 2004.
Fuente: indec y sagpya.
Dinámica de la inserción territorial de la agricultura 95
Gráfico 2
Superficie promedio de las explotaciones agropecuarias y cantidad de
explotaciones agropecuarias
ha cant. de eap
600 600.000
550 550.000
500 500.000
450 450.000
400 400.000
350 350.000
300 300.000
250 250.000
1914
1918
1922
1926
1930
1934
1938
1942
1946
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2002
Sup. prom. eap
Germán Rosati
1. Se detallan las limitaciones de las fuentes de datos (y, por ende, los del ejercicio propues-
to) en el apartado “Consideraciones metodológicas”. Adelantemos, sin embargo, que las
principales limitaciones se refieren a la imposibilidad de incorporar al ejercicio propuesto
algunos procesos que se desarrollan en las diferentes estructuras agrarias: los fenómenos
de deforestación y los de sustitución de actividades ganaderas.
2. “Este hecho [la expansión sojera] obliga necesariamente a la revisión de una hipótesis
respecto de qué tipo de áreas ocupó, si se trató del avance sobre tierras antes improductivas
(o sobre monte natural) o si existió un desplazamiento de otros cultivos o producciones
(por ejemplo, ganaderas), es decir, si se verifica una competencia por el uso del suelo en
términos de actividades económicas” (Ortega, 2011: 87-88).
3. Existe una serie de debates acerca de los efectos de esta expansión de la frontera agrí-
cola. Éstos se refieren a los impactos medioambientales que tal expansión produce, como
la deforestación y el desmonte en determinadas zonas (por ejemplo, el norte argentino),
la pérdida de nutrientes del suelo, etc. Dichos procesos no serán objeto de debate en
este trabajo (ver, por ejemplo, Viglizzo y Jobbágy, 2010). Como veremos más adelante, la
causa de esta decisión es la relativa escasez de información con niveles de desagregación
adecuados a nuestros objetivos.
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 99
4. Como veremos más adelante, estos cultivos (más la avena) representan aproximadamente
el 91,3% de la superficie cultivada total en el país en la campaña 1987-1988.
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 101
Cuadro 1
Elasticidades soja-cultivo de superficies sembradas de los cultivos.
Total del país, 1986-1987 / 2010-2011 (promedios quinquenales)
Período
Elasticidad
soja-cultivo 1991-1992 / 1996-1997 / 2001-2002 / 2006-2007 /
1995-1996 / 2000-2001 / 2005-2006 / 2010-2011 /
1986-1987 / 1991-1992 / 1996-1997 / 2001-2002 /
1990-1991 1995-1996 2000-2001 2005-2006
5. “Si bien es correcto señalar que la superficie dedicada a soja de segunda se incrementa,
el aumento es insignificante frente al incremento que se produce en el área destinada a
soja de primera. Para el período 1995-1996 a 2004-2005, el 84,5% del incremento de las
superficies destinadas a soja se debe a su ampliación como cultivo de primera” (Rodríguez,
2008: 87).
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 103
Cuadro 2
Participación porcentual en el stock ganadero del país
según provincia, 1988-2010
Año (%)
Provincia
1988 1995 2002 2010
6. De hecho, esta evolución forma parte de un ciclo ganadero más amplio. Según Eduardo
Basualdo y Nicolás Arceo (2006), entre 1960 y 1977 se desarrolla una fase expansiva del
stock ganadero; posteriormente, entre 1978 y 1988, una fase contractiva (con la consecuente
disminución del stock ganadero) y, finalmente, la etapa que comprende el período 1988-
2006 correspondería a una etapa de “estabilización” del ciclo. Es posible preguntarse si
dada la consecuente reducción del stock ganadero entre 1995 y 2010 no se estaría abriendo
un nuevo ciclo contractivo.
104 Germán Rosati
Figura 1a
Expansión absoluta de la superficie sembrada con soja según
departamento (provincias seleccionadas, 1987-1988 / 1998-1999)
Figura 1b
Expansión absoluta de la superficie sembrada con soja según
departamento (provincias seleccionadas, 1998-1999 / 2009-2010)
7. Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Córdoba, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La
Pampa, Misiones, Salta, San Luis, Santa Fe Santiago del Estero y Tucumán.
8. En el anexo detallamos el peso sobre la superficie cultivada total de los cultivos selec-
cionados en cada una de las provincias seleccionadas.
108 Germán Rosati
9. Los valores mínimos (excluidos aquellos casos en que no se registraba ninguna hectárea
con soja) de hectáreas sembradas con soja son: 10 hectáreas para la campaña 1987-1988,
70 hectáreas para la campaña 1998-1999 y 70 hectáreas para 2009-2010.
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 109
Consideraciones metodológicas:
alcances y limitaciones del ejercicio propuesto
10. Debe tenerse en cuenta que un número negativo es mayor que otro cuanto más cerca
del cero se encuentra, es decir, cuando su valor absoluto es mayor.
110 Germán Rosati
11. Queda como tarea pendiente incorporar al análisis la expansión de otros cultivos (como
el maíz, sorgo, girasol, etc.) que habrían contribuido a este proceso de “agriculturización”
de la actividad agropecuaria.
12. La fuente de datos óptima para este tipo de aproximación sería, lógicamente, un análisis
del uso del suelo sobre la base de imágenes satelitales. Esto permitiría obtener un mayor
nivel de desagregación de la información, superando incluso el nivel departamental. Sin
embargo, los procesamientos de tal información son sumamente complejos y costosos y no
existen demasiados estudios que aborden este problema y superen el análisis de regiones
acotadas. Un buen modelo de este tipo de trabajo es lart-fauba de 2004.
13. Así, por ejemplo, entre 1988 y 2002 se deforestaron en la Argentina 938.669 hectáreas,
cifra que aumentó entre 2002 y 2006 a 1.356.868 hectáreas. Es decir que en todo el período
(1998-2002) se deforestaron 2.295.567 hectáreas. A su vez, las provincias que concentran el
proceso de deforestación en todo el período 1998-2002 son: Santiago del Estero (35,8% del
total de hectáreas deforestadas), Salta (26,5% del total de hectáreas deforestadas), Chaco
(10,7% del total de has deforestadas) y Córdoba (9,4% del total de hectáreas deforestadas)
(datos de elaboración propia basada en Dirección Nacional de Ordenamiento Ambiental y
Conservación de la Biodiversidad, 2008).
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 111
14. Sin embargo, algunos estudios parecen validar mediante datos desagregados por de-
partamento la hipótesis de una redistribución geográfica del stock ganadero: “En términos
relativos a los valores de fines de la década del 80 […] los cambios fueron del 1,55 y del 2,65%
para Argentina y Uruguay respectivamente. Estos cambios tuvieron diferente magnitud
y signo según la región considerada. En la mayor parte de la zona cerealera pampeana la
carga disminuyó. En las zonas que más recientemente se transformaron en agrícolas o que
rodean al núcleo agrícola pampeano se observaron, por el contrario, aumentos superiores
al 75% […] Sólo en cuatro provincias la carga animal disminuyó: Buenos Aires, Córdoba,
Entre Ríos y Corrientes […] Este análisis sugiere que a nivel nacional en ambos países
la expansión agrícola y forestal causó un desplazamiento local de la ganadería que fue
sobrecompensado por la intensificación ganadera del resto del territorio” (Paruelo et al.,
112 Germán Rosati
***
Lo que se observa en la figura 2a es la tipología de departamentos
en los dos puntos extremos del período (1987-1988 y 2009-2010). En la
mayoría de los departamentos de las provincias seleccionadas la soja se
expande en forma de sustitución de otros cultivos. Hasta ahora hemos
centrado la observación en los patrones espaciales de las diferentes
formas de expansión sojera. La modalidad de expansión hacia nuevas
zonas, en cambio, aparece como minoritaria.
Podemos ver que la modalidad sustitutiva se desarrolla sobre todo
en el norte y centro de Buenos Aires, en casi todas las provincias de
Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, en el centro-sur de Formosa y en el oeste
de Salta y Jujuy. A su vez, la modalidad que combina los dos procesos
(sustitución y expansión) se distribuye en zonas bien específicas: sur y
centro de Buenos Aires, centro de San Luis, centro de La Pampa, norte
y centro-este de Santiago del Estero, oeste de Tucumán y Salta.
Al observar los dos subperíodos puede notarse cómo a partir del perío-
do 1998-1999 / 2009-2010 la modalidad de expansión sojera que combina
sustitución y expansión cobra cierto impulso. De igual manera, adquiere
mayor relevancia aún (en términos de cantidad de departamentos) la
modalidad de sustitución. En las figuras 2b y 2c se evidencia el cambio
en la cantidad de departamentos que concentra esta modalidad: pasa
de 98 en el primer subperíodo a 186 en el segundo. A su vez, en la figura
2b puede verse que en el primer subperíodo (1987-1988 / 1998-1999)
la modalidad de sustitución se concentraba principalmente en la zona
pampeana (Santa Fe, Córdoba y norte de Buenos Aires) y, seguramen-
te, se trataba de un proceso de sustitución de actividades ganaderas y
de cultivos típicamente pampeanos (girasol, trigo, etc.); en el segundo
2006: 54). Otro estudio arroja un resultado similar: “Entre 1994 y 1997, se ha registrado
una reducción de aproximadamente un 10% en el stock de ganado bovino debido a un
desplazamiento […] hacia el nea y el noa y hacia áreas marginales para la agricultura
como Cuyo y Patagonia” (Viglizzo et al., 2010: 15).
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 113
Figura 2a
Modalidad de expansión de la superficie sembrada con soja según
departamento (provincias seleccionadas, 1987-1988 / 2009-2010)
Figura 2b
Modalidad de expansión de la superficie sembrada con soja según
departamento (provincias seleccionadas, 1987-1988 / 1998-1999)
Figura 2c
Modalidad de expansión de la superficie sembrada con soja según
departamento (provincias seleccionadas, 1998-1999 / 2009-2010)
Cuadro 3
Proporción de la variación absoluta de la superficie
sembrada con soja según tipo de departamento
(provincias seleccionadas, 1987-1988 / 2009-2010)
Cuadro 4
Tipo de explotación agropecuaria (eap) por tipo de departamento,
(provincias seleccionadas, 1987-1988 / 2009-2010)
Fuente: elaboración propia basada en series estadísticas del siia y de Obschatko et al. (2007).
118 Germán Rosati
15. La definición operacional por el estudio de Obschatko, Foti y Román (2007) considera
pequeño productor a quien dirige una eap en la que el productor o socio trabaja directamente
en la explotación y no posee trabajadores no familiares remunerados permanentes. Al mismo
tiempo, identifica tres estratos o tipos dentro de estos productores pequeños: T1) un estrato
superior de pequeños productores familiares capitalizados que puede evolucionar (realizar
una reproducción ampliada de su sistema de producción); T2) un estrato intermedio de
pequeños productores familiares (los llamados campesinos o pequeños productores “tran-
sicionales” por la teoría sociológica) que posee tal escasez de recursos (tierra, capital, etc.)
que no le permite la reproducción ampliada o la evolución de su explotación, sino solamente
la reproducción simple (es decir, mantenerse en la actividad) y, finalmente, T3) un estrato
inferior de pequeños productores familiares cuya dotación de recursos no le permite vivir
exclusivamente de su explotación y mantenerse en la actividad, por lo que debe recurrir
al trabajo fuera de la explotación, generalmente como asalariado transitorio en changas y
de baja calificación. Utilizamos los datos de pequeños productores discriminados por tipo a
nivel departamental. A su vez, hemos excluido del análisis los departamentos clasificados
como “No corresponde” (es decir, aquellos en los que la superficie de soja era inexistente
en ambos momentos) y las zonas en las que la soja desaparece por completo entre ambos
momentos. Agradecemos a Edith S. de Obschako por la cesión de estos datos.
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola 119
Cuadro 5
Variación absoluta y tasa de variación en la cantidad de explotaciones
agropecuarias (eap) según tipo de departamento
(provincias seleccionadas, 1987-1988 / 2009-2010)
Fuente: elaboración propia basada en series estadísticas del siia y de Obschatko (2007).
Comentarios finales
Anexo
Cuadro A.1
Proporción de los diez cultivos seleccionados sobre el total de la superficie
implantada en cada provincia en la campaña 1986-1987
Caña de azúcar 1998-1999 Total Había dato de totales provinciales, pero no departamentales
2009-2010 Tucumán No había datos en siia
2009-2010 Jujuy No había datos en siia
Soja 2009-2010 Formosa No había datos por departamento para esa campaña
1998-1999 Jujuy No había datos por departamento para esa campaña
Girasol 1987-1988 Corrientes No había datos por departamento para esa campaña
1998-1999 Corrientes No había datos por departamento para esa campaña
2009-2010 Formosa No había datos por departamento para esa campaña
Trigo 2009-2010 Formosa No había datos por departamento para esa campaña
Avena 1998-1999 Jujuy No había datos por departamento para esa campaña
Patrones espaciales de expansión de la frontera agrícola
121
122
Caña de azúcar 1998-1999 Total Se utilizaron los datos de la campaña inmediatamente anterior y se proyectaron las
participaciones relativas de cada departamento para el total provincial
2009-2010 Tucumán Se utilizaron para Tucumán los datos de www.eeaoc.org.ar
2009-2010 Jujuy No se pudo resolver
Arroz 1987-1988 Total Se utilizaron los datos de la campaña inmediatamente anterior y se proyectaron las
participaciones relativas de cada departamento para el total provincial
Soja 2009-2010 Formosa Se utilizaron los datos de la campaña inmediatamente anterior y se proyectaron las
participaciones relativas de cada departamento para el total provincial
1998-1999 Jujuy Se utilizaron los datos de la campaña inmediatamente anterior y se proyectaron las
participaciones relativas de cada departamento para el total provincial
Germán Rosati
Trigo 2009-2010 Formosa Se utilizaron los datos de la campaña inmediatamente anterior (2004-2005) y se
proyectaron las participaciones relativas de cada departamento para el total provincial
* La investigación que condujo a estos resultados recibió fondos del 7º Programa Marco de
la Comunidad Europea (fp7/2007-2013) bajo el Acuerdo de Fondos N° 212.492 (claris lpb.
A Europe-South America Network for Climate Change Assessment and Impact Studies
in La Plata Basin) y de la Agence Nationale de la Recherche en el marco del programa
interra con la referencia anr-09-stra-04 y del programa picrevat, anr-08-vuln-008.
Colaboraron en los primeros meses de esta investigación la ingeniera agrónoma Susana
Grosso (en San Justo) y el estudiante Diego Taraborrelli (en Junín).
1. Centralmente, se trata de economistas, agrónomos, politólogos que convergen a la hora
de evaluar positivamente el modelo de desarrollo basado en la producción por contrato
(básicamente de soja). Véanse Regúnaga et al. (2003), Trigo y Cap (2006), Bisang et al.
(2008), Vilella et al. (2009).
2. Ver para un análisis de los efectos medioambientales: Pengue (2008), Souza Casadinho
(2011); desde diferentes perspectivas de los efectos sociales y políticos véanse Cittadini
(2011), Giarracca (2001), Gras y Hernández (2009), Teubal (2003).
[ 123 ]
124 Valeria Hernández, M. Florencia Fossa Riglos y M. Eugenia Muzi
y comercial: según los datos del censo económico nacional de 1996, el pbi
se origina en un 34,5% en el sector primario (el 80% está representado
por la actividad agrícola), 21,8% en el secundario y 43,7% en el terciario
(Tauber, 1996).
Por su parte, el departamento de San Justo se ubica a 100 kilómetros
de la capital provincial (Santa Fe) y a 557 kilómetros de la capital del
país. Forma parte de la región centro-norte de la provincia y, a diferencia
de Junín, es considerado por los agrónomos “marginal” para la actividad
agrícola ya que no posee suficientes suelos de alta productividad y los
rindes de los cultivos están limitados (tanto por la capacidad de los suelos
como por problemas de salinidad, anegabilidad y la variabilidad de las
precipitaciones). Aproximadamente el 32% de las tierras en el área de
estudio poseen una capacidad productiva alta y media-alta (suelos clase
i, ii y iii) para uso agrícola y pasturas ganaderas. El 16% de la tierra es
de capacidad media-baja (suelos tipo iv a v). Finalmente, el 52% restante
está integrado por tierras de capacidad productiva baja –12%– a muy
baja a nula –40%– (suelos clase vi a vii); en el último caso se trata de
zonas inundables, lagunas, islas, cañadas, zonas urbanas, etc. (Giorgi
et al., 2005; Guinta, 2002). Sin embargo, la construcción de canales de
drenaje y la nueva tecnología asociada a la siembra directa (adoptada
tempranamente en la región) permitieron que suelos considerados no
aptos para uso agrícola comenzaran a serlo.
La ciudad cabecera del departamento de San Justo lleva el mismo
nombre y se sitúa sobre la ruta nacional 11, que conecta las principales
ciudades del país (Buenos Aires, Rosario, Santa Fe y Córdoba al sur; al
norte, Reconquista, Resistencia y la capital de la República del Para-
guay, Asunción); asimismo, la atraviesan las rutas provinciales 61 y 2,
que la conecta con las poblaciones vecinas. Esta ubicación estratégica le
ha permitido concentrar la oferta de servicios e infraestructura a nivel
departamental (servicios de electricidad, cloacas, gas licuado y agua
potable, de transporte, centros de educación primaria, secundaria y ter-
ciaria, servicios financieros formales e informales, servicios inmobiliarios,
centros de salud públicos y privados, comercios, esparcimiento, etc.) y
constituirse como un polo de crecimiento regional atractor de población
en detrimento de los distritos aledaños que se fueron despoblando paula-
tinamente. Según el cnpyv, en 2001 la ciudad de San Justo concentraba
el 52% de la población de todo el departamento (Brillada, 2007).
En ambos sitios de estudio, en épocas anteriores a la era de las
privatizaciones, el tren era un conector importante, tanto de pasajeros
como de carga. Hoy el servicio está activo, en manos de concesionarios
privados que operan las vías con transporte de carga exclusivamente.
En San Justo funcionaban dos líneas férreas, la denominada Ferroca-
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 127
quien posee este bien de lujo (modelos cada vez más caros y con sofisti-
cados suplementos, gps, televisor, etc.) como en la consistencia social del
pueblo. Esta última función simbólica se expresa de diversas maneras,
una de las cuales es muy interesante pues retoma una tradicional acti-
vidad pueblerina, como es la concentración de todos en torno de la plaza
o de las calles principales, encuentro mediatizado en la actualidad por
el automóvil. En efecto, el paseo alrededor de las cuadras principales
(también llamado “vuelta del perro”), donde están ubicados los bares y
restaurantes que sirven como punto de socialización a la hora del aperi-
tivo (momento que se inicia luego del día de trabajo y antes del momento
familiar por excelencia, la cena) y/o del digestivo (después de la cena), se
realiza montado en autos de lujo, 4 x 4 y camionetas, que hacen circular a
paso de hombre, generando una interminable procesión a cuatro ruedas,
cuya principal actividad social es la de mirar y ser mirados.
Este desarrollo de la modernidad en las ciudades y los pueblos de
provincia ha sido identificado por algunos interlocutores como un corre-
lato del proceso de “sojización” de la actividad productiva: utilizando el
cultivo como epíteto, hablaban de “barrio-soja” o “casa-soja”. Por otro lado,
también ligado a la dinámica de la gran escala y de los largos implemen-
tos de siembra directa utilizados para la soja rr, se dio un vaciamiento
del campo como espacio de habitación permanente. El despoblamiento del
área rural se tradujo en una migración hacia las agrociudades cabecera
de los partidos-distritos. Como parte de este proceso, también observamos
en el trabajo de campo el deterioro de la infraestructura vinculada a la
vida en el área rural; molinos, aguadas, alambrados, taperas se han ido
degradando o simplemente desaparecieron del paisaje.
Un tercer rubro que se desarrolló de manera destacada con relación a
los hábitos clásicos de la familia agropecuaria es el del turismo. Durante
el trabajo de campo realizado en 2004-2005 entre productores entrerria-
nos y santafesinos casi nadie tomaba más de dos semanas de vacaciones
y, salvo Uruguay, ninguno refería geografías extranjeras como destino.
Esta práctica había cambiado en 2009-2010: vacacionar era una práctica
más extendida entre las familias entrevistadas, que podían durar hasta
las tres semanas, y no estaban ausentes los paquetes turísticos al exterior
(mayormente Europa, Brasil y Estados Unidos). Esta novedad reviste
una importancia central ya que la división entre trabajo y ocio, una
pauta típica del capitalismo en zona industrial, debe su contenido a los
sentidos socialmente construidos; un cambio en este contenido expresa
movimientos simbólicos del colectivo social que genera esos cambios. En
nuestro caso, el ocio asociado con las vacaciones organizadas mediante
una agencia turística (situación referida por los interlocutores en 2009-
2010) y el ocio como espacio-tiempo dedicado a la familia (construcción
132 Valeria Hernández, M. Florencia Fossa Riglos y M. Eugenia Muzi
9. El barrido arrojó resultados en este ítem sobre el lugar de residencia del 79% de los
arrendatarios y el 63% de los propietarios. Por lo tanto, el cálculo porcentual se realizará
sobre este universo.
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 133
nuevo siglo. Así, una de las primeras tareas que realizamos tuvo como
objetivo actualizar aquellos datos del cna 2002 para las variables de uso
y tenencia de la tierra del área que nos interesaba relevar.
Dado que habíamos privilegiado el enfoque territorial utilizamos una
metodología que permitiría saber qué hacía quién con cada parcela de
tierra. Mediante un “barrido territorial” (Grosso, 2008), cuya unidad
de análisis es la parcela (y no la explotación agropecuaria),10 podríamos
escanear cada parcela del mapa catastral, indicando las referencias del
propietario, el productor (que puede o no coincidir con el propietario),
la actividad productiva que se desarrolla sobre esa parcela, el tipo de
construcción que posee, lugar de residencia del productor y del propie-
tario. Esta metodología tuvo un doble interés: además de permitirnos
actualizar la “foto” del lugar (datos “duros”), nos posibilitó entrar en
contacto con los habitantes a partir de una serie de preguntas bastantes
banales, por decirlo de algún modo. Ello fue instalándonos en el terre-
no, explicitando nuestros intereses de conocimiento, construyendo los
primeros lazos locales. Desde el punto de vista etnográfico, esta trama
de relaciones iniciales fue la puerta de entrada al campo que todo an-
tropólogo necesita para poder establecerse y permanecer por un tiempo
prolongado en un lugar.
Por medio del “barrido” fuimos contactando a las personas referidas
como las que “conocían a todo el mundo” (una suerte de “chusmas” lo-
cales), con quienes pasamos muchas horas, a veces durante varios días,
desmenuzando los mapas catastrales para identificar a cada vecino,
pariente y/o conocido del pueblo. En ese recorrer meticulosamente las
parcelas con nuestro interlocutor local iban surgiendo anécdotas, co-
mentarios, visiones de los vecinos y parientes sobre el modo en que las
tierras pasaban por unos y otros, de una actividad a otra. Todo ese ma-
terial fue registrado en una grabadora y constituyó una preciosa fuente
de comprensión del mundo al cual nos estábamos incorporando. Fue el
primer retrato hablado de cada uno de los territorios que luego iríamos
conociendo con mayor profundidad.
En términos generales, el relevamiento mostró que casi el 40% de la
10. En adelante, presentaremos los datos de nuestro relevamiento y los del cna 2002 con
el fin de poner en perspectiva la evolución de la tenencia y del uso de la tierra, lo cual
requiere algunas aclaraciones metodológicas. En primer lugar, dado que la unidad que
nos interesa en el barrido territorial es el lote/parcela catastral, se tomaron los datos que
el cna arrojó sobre superficie (y no las eap), considerando los radios censales del cna que
correspondían a nuestra área de barrido. Por último, cabe destacar que para la variable
“tenencia” nuestras categorías son menos exhaustivas que las del cna (por ejemplo, para
la categoría de superficie arrendada no distinguimos si se trata de contratos accidentales
o no), así los datos de ambos relevamientos son tomados bajo la categoría de “superficie
trabajada por arrendatarios”.
134 Valeria Hernández, M. Florencia Fossa Riglos y M. Eugenia Muzi
superficie del área en estudio en San Justo era cedida en alquiler por
sus propietarios y más del 13% era cedida de forma parcial (llamaremos
a este tipo de tenencia “mixta”),11 mientras que en Junín tales porcen-
tajes eran del 32% y 17% respectivamente (Hernández et al., 2013). Por
otro lado, observamos una disminución diferencial para cada sitio en el
porcentaje de hectáreas explotadas por sus propietarios: mientras que
en el caso de Junín la disminución fue mínima (de 51,87% en 2002 a
51,06% en 2009), en San Justo, en cambio, la situación fue mucho más
pronunciada ya que se pasó del 67,86% de propietarios que trabajaban
su tierra en 2002 al 46,41% que lo seguían haciendo en 2009. Por últi-
mo, notamos una tendencia opuesta para cada sitio respecto de la forma
de tenencia mixta: en Junín, entre 2002 y 2009, la misma disminuye
fuertemente (de 42,80% a 16,75%) y en San Justo aumenta levemente
(de 11,06% a 13,56%).
De un modo general, el relevamiento realizado en 2009 nos informa
sobre la presencia de una importante presión sobre el mercado de tierra.
Este fenómeno tuvo consecuencias sobre la modalidad de las transac-
ciones inmobiliarias, las cuales cambiaron en su forma y contenido: de
alquileres que se pagaban con parte del producto (grano, ganado, etc.),
en función de un porcentaje establecido de antemano (por ejemplo, un
20% de la cosecha de soja o trigo) y en el momento de finalizar la cose-
cha, se pasó a una modalidad en la que el precio es fijado de manera
independiente de la producción (por ejemplo, 15 quintales de soja por
hectárea), es establecido de antemano y se paga generalmente al inicio
de la campaña o en varios pagos durante la campaña agrícola. Esta
evolución tuvo como principal efecto desacoplar la lógica productiva y la
rentística: el resultado final del ciclo productivo –que es función de las
condiciones climáticas, políticas, económicas, etc.– no repercute sobre la
renta obtenida por el propietario que alquiló su tierra, ya que el precio es
pactado de manera independiente y pagado antes de comenzar la campa-
ña. Consecuentemente, quien arrienda debe establecer, con anterioridad
al desarrollo de la campaña, un cuidadoso análisis económico-financiero,
para lo cual la información y el análisis a cargo de especialistas sobre
un conjunto de variables complejas resultan cruciales para una exitosa
gestión de la campaña. En este sentido, la suba del precio de las hec-
táreas, la formalización del pago del arriendo, la autonomización de
la lógica rentística con respecto a la productiva y la complejización de la
gestión económica del negocio agrícola terminaron por expulsar a una
parte de pequeños y medianos productores. Quienes quedaron activos se
volcaron masivamente al cultivo de soja como un modo de mantener la
Cuadro 1
Comparación uso de la tierra en Junín y San Justo (2002-2009)
Superficie destinada a
Agrociudad
agricultura ganadería agricultura ganadería
en 2002 (%) en 2002 (%) en 2009 (%) en 2009 (%)
Figura 1 Figura 2
Superficie sembrada por cultivo Superficie sembrada por cultivo
2009-2010 (Junín) 2009-2010 (San Justo)
Girasol Otros Trigo
1% 3% Maíz 4%
Trigo 6%
15% Soja 1º Girasol
54% 9%
Maíz Sorgo
10% 9%
Soja 2º Soja
17% 72%
Figura 3
Junín - Evolución del área sembrada por cultivo 1976-2010
160.000
140.000
120.000 Soja
100.000
Maíz
80.000
Trigo
60.000
40.000 Girasol
20.000
0
1975/76
1980/81
1985/86
1990/91
2000/01
2004/05
2009/10
Figura 4
San Justo - Evolución del área sembrada por cultivo 1975-2010
160.000
140.000 Soja
120.000 Trigo
100.000
Maíz
80.000
60.000 Girasol
40.000
Sorgo
20.000
0 Lino
1975/76
1980/81
1985/86
1990/91
2000/01
2004/05
2009/10
Fuente: elaboración propia basada en datos de siiap (Minagri).
Figura 5
Junín - Evolución de cabezas de ganado
140.000
120.000
100.000
80.000
60.000
1994 1996 1998 2001 2003 2005 2007 2009
12. Según el ipec 1983, en San Justo se destinaba dentro de nuestra área de estudio un
85% de la superficie productiva a la actividad ganadera y un 15% a la agricultura, mientras
que en Junín los porcentajes que indica Fernando Tauber (1996) para tales actividades
eran de 36,2% y 51,5% respectivamente.
138 Valeria Hernández, M. Florencia Fossa Riglos y M. Eugenia Muzi
Figura 6
San Justo - Evolución de cabezas de ganado
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
0
1989 1996 2002 2003 2007 2008 2009 2010
13. En el departamento de San Justo la soja reemplazó al tradicional lino como cultivo
principal: pasó de 7.500 hectáreas de cultivo en la campaña 1980-1981 a 108.000 hectáreas
en 2008-2009 (recordemos que fue el año de la gravísima sequía) y 150.000 hectáreas en
2009-2010 (Dirección de Estimaciones Agropecuarias, siiap-miniagri). Según los informes
del inta aesj la actividad lechera en la zona comienza a decaer a principios de los 80 con
una disminución del 27% de los tambos desde 1983 a 1985 (Cuello Anton, 1986). En la
actualidad, la actividad tambera se concentró en el área sur y norte del departamento,
en manos de pequeños propietarios cuyos suelos no tienen la aptitud agrícola suficiente
para competir en el mercado de alquileres de tierra agrícola. A 50 kilómetros al norte de la
ciudad de San Justo, en el distrito de Crespo, se encuentra la industria láctea Tregar a la
que estos productores proveen de materia prima. En el sur, cooperativas como la del distrito
de Emilia o Videla han acompañado a los pequeños productores para que éstos pudiesen
mantener la actividad tambera vendiendo su producción a la fábrica Sancor Sunchales.
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 139
por los actores sanjustinos, cuyo interés para nuestro análisis radica en
que se trata de formas específicas de afrontar la lógica del agribusiness;
ellas hablan del trabajo de apropiación que los actores realizan sobre las
lógicas macro o globales que se imponen desde los sistemas autorregu-
lados, logrando, bajo determinadas condiciones, armar una modalidad
productiva propia. Para comprender este trabajo de apropiación recu-
rrimos a las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo, ocasión
en que los distintos actores cuentan los arreglos que consiguieron po-
ner en práctica en cada caso.
En efecto, a pesar del vuelco agrícola que acabamos de señalar para
San Justo, los productores siguen sosteniendo la visión según la cual
“perder las vacas es descapitalizarse”.14 Desde este sentido buscaron
distintas formas de conservar su capital de cuatro patas y buscaron
arreglos que combinaran eficientemente las variables uso y tenencia. En
el caso de los propietarios que siguieron trabajando exclusivamente tierra
en propiedad se observaron diversas estrategias. Entre los productores
de 70 a 200 hectáreas, una iniciativa fue incrementar la cantidad de
hectáreas destinadas a la agricultura, reduciendo el espacio dedicado a
la ganadería; de este modo, de ser explotaciones mixtas con predominan-
cia ganadera se convirtieron en explotaciones mixtas con predominancia
agrícola. Otra estrategia consistió en arrendar las parcelas con aptitud
agrícola y destinar el dinero obtenido a la actividad ganadera que siguen
desarrollando en las parcelas no arrendadas. Si miramos ahora el caso
de los productores que combinaron el tipo de tenencia de tierra sobre la
cual trabajan (tierra en propiedad + arriendo), vemos nuevas posibili-
dades de combinar las variables. Algunos decidieron salir al mercado de
tierras para tomar parcelas en alquiler con destino agrícola mientras que
17. En el partido de Junín el cultivo de soja pasó de ocupar 17.000 hectáreas en la campa-
ña 1980-1981 a 141.000 hectáreas en 2009-2010 (Tauber, 1996; Municipalidad de Junín,
Asuntos Agropecuarios, Informe Agropecuario, 2010).
18. Según datos de nuestro barrido territorial 2009.
142 Valeria Hernández, M. Florencia Fossa Riglos y M. Eugenia Muzi
19. Recordemos, sin embargo, que el rentismo en San Justo es más importante que en
Junín, tanto en términos de superficie como de número de propietarios que tomaron esa
opción. Focalizar la mirada en la decisión que toman los propietarios en relación con su
patrimonio inmobiliario resulta una puerta de entrada para indagar cuestiones ligadas
a la identidad social y modos de verse a sí mismos que se está construyendo en estos
espacios rurales.
20. En el caso de San Justo la renta por hectárea fluctúa entre 3 y 8 quintales (según el tipo
de suelo) en función de un rinde promedio para la zona de 23/25 quintales por hectárea.
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 143
Figura 7
Tierras dadas en alquiler por propietario en San Justo
1.000
800
Superficie (has)
600
400
200
1 2 3
Porción de las parcelas que ceden los propietarios (1: todo; 2: parte; 3: nada).
1.000 para > 1.000 hectáreas.
Fuente: elaboración propia basada en análisis con modelo R (Proyecto anr Interra).
22. Este trabajo se realizó en el marco del proyecto anr Interra (anr-09-stra- 04), en
colaboración con X. Arnaud de Sartre, A. Albaladejo, J. Elverdin y H. Urcola. Un artículo
comparativo entre tres agrociudades está en vías de redacción y se espera su publicación
en el curso de 2013.
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 145
Figura 8
Tierras dadas en alquiler por propietario en Junín
1.000 –
800 –
Superficie (has)
600 –
400 –
200 –
0–
mayor parte nada parte
Porción de tierra arrendada
Fuente: elaboración propia basada en análisis con modelo R (proyecto anr Interra).
Cuadro 2
Orientación productiva por tipo de propietarios en San Justo
Cuadro 3
Orientación productiva por tipo de propietarios en Junín
1 22 61 14 39 0 0
2 73 78 19 20 1 1
3 27 79 7 21 0 0
4 57 69 23 28 3 4
5 107 66 56 34 0 0
Fuente: ídem.
caso) y 4 (tres casos), y justamente son aquellos tipos los que tienden a
no ceder nada en arrendamiento y a la vez toman tierras en alquiler.
En síntesis, podemos decir que la escala de la superficie en propiedad
es un factor condicionante pero no determinante en las estrategias de
tenencia de la tierra por parte de los propietarios rurales. Ello nos obliga
a hilar más fino y mirar las trayectorias familiares e individuales y a
poner en relación la decisión “individual” con el contexto en el cual el
productor toma esa decisión, etcétera.
A modo de conclusión
23. El 12% restante son los arrendatarios puros en esta porción de territorio.
Agrociudades pampeanas: usos del territorio 149
* La investigación que condujo a estos resultados ha recibido fondos del 7 Programa Marco
de la Comunidad Europea (fp7/2007-2013) bajo el Acuerdo de Fondos N° 212492 (claris
lpb. A Europe-South America Network for Climate Change Assessment and Impact Studies
in La Plata Basin) y de la Agence Nationale de la Recherche en el marco del programa
interra con la referencia anr-09-stra- 04 y del programa picrevat, con la referencia
anr-08-vuln-008.
[ 151 ]
152 Valeria Hernández, M. Eugenia Muzi y M. Florencia Fossa Riglos
cooperativa). Así, con cada nuevo contrato de alquiler, concesión o asociación hecha por
un productor-deudor-socio, la cooperativa incrementa la venta de insumos, las toneladas
de acopio y, por tanto, las toneladas comercializadas para exportación, de donde saca su
mayor ingreso gracias a los grandes volúmenes que negocia aca.
4. Esto incluye: trigo, maíz, girasol y soja. Para abastecer esta demanda, las cooperativas
fueron acrecentando sus instalaciones, llegando incluso a ocupar lugares con un alto
contenido histórico local, como es el predio de la vieja feria de remates ganaderos en San
Justo (“Hoy, donde estaba la feria de remate están los silos de la cooperativa”, Roberto, 52
años, productor y dirigente de la cooperativa, julio de 2010).
5. Del total de acopio por campaña, un 80% corresponde a soja.
Figuras socioproductivas de la ruralidad globalizada 155
Mi papá fue socio durante muchísimos años […] Yo soy del mis-
mo ramo [de la cooperativa]; seríamos competidores […] Ellos tienen
agroquímicos, acopio y esto es lo mismo [que tengo yo] en cosas y
servicios […] La cooperativa de acá no sirve en esas cosas. Creció
y creció en acopio, pero no les sirvió a los más chicos […] Entonces,
cuando hablan, yo les digo: “Ustedes se tienen que quedar con pro-
ductores chicos y me tienen que dejar los grandes a mí”. (Pedro, 55
años, productor-empresario, San Justo, febrero de 2009)
6. Esta referencia puede ser de la cooperativa local (como en San Justo) o de una cooperativa
del partido vecino que toma tierras en el partido de Junín.
Figuras socioproductivas de la ruralidad globalizada 157
Vos comprás las semillas, pagás las regalías y […] [podes ven-
der]. Los semilleros de trigo y de soja traen... acá, hacemos pruebas
[…] se lo damos a productores para que hagan la semilla […]: en
semillas son 130.000 (toneladas acopiadas) de soja y 70.000 (tone-
ladas) de trigo (en acopio actual). (Ídem)
Por su parte, aquellos actores más críticos respecto del nuevo para-
digma productivo señalan que, para que se afianzara la relación entre
cooperativas y multinacionales, y por ende su expansión productiva y
financiera, fue central el marketing corporativo de las empresas:
bos casos de estudio la presencia de los big players como actor material de
la producción es, por el momento, casi inexistente o marginal, aunque sí
esté en el imaginario colectivo local como actor simbólico que condiciona
muchas de las decisiones de los actuales productores locales.7
Si bien el escenario que finalmente se configuró en ambos sitios,
expresa la tendencia global a la concentración de la producción, ésta
fue liderada por actores locales. Muchas de las explotaciones familiares
recompusieron sus fronteras con el fin de unificar la gestión y mejorar
así la capacidad de negociación de los costos (insumos, alquileres, etc.) y
rentabilizar los equipos y el personal. Se conformaron entonces nuevas
unidades económicas, cuya base social fueron los pequeños propietarios
antiguamente identificados con la agricultura familiar. Ciertas figuras
jurídicas –como el fondo común de inversión (fci), el fideicomiso o la
sociedad anónima– fueron instrumentos apropiados para que una franja
de productores medianos pudiese permanecer en el sistema sin perder
rentabilidad ni competitividad:
El tipo que hacía 200 hectáreas de soja pasó a hacer 2.000. ¿Qué
hizo? Se compró fumigadora para las dos mil hectáreas: hacía su
techo y, después, hacía servicio. Luego, se compró una cosecha-
dora… y todo eso, más o menos, mientras iba desapareciendo el
productor [pequeño]. Este tipo de productores iban tomando tierras
y se armaron, ¿viste? y hoy, de ser productores que tenían 100 o
300 hectáreas, hoy hacen 3.000 o 4.000. Se juntan las familias, se
van asociando. (Pedro, 55 años, productor-empresario, San Justo,
febrero de 2009)
En este nuevo esquema fue central el rol del contratista8 pues este
actor se articuló con las necesidades de la producción a gran escala.
Asimismo, fue una estrategia exitosa de reconversión para los ex pro-
ductores que lograron montar esas empresas proveedoras de servicios:
contaron con el impulso endógeno del nuevo paradigma agrícola, cuya
tendencia concentracionista generó la clientela suficiente para rentabi-
lizar la inversión inicial, y con el incentivo dado por el sistema crediticio
público que puso a su disposición fondos para innovaciones tecnológicas
(maquinaria, infraestructura, etcétera).
El tercer tipo de actor que encontramos en estas agrociudades son
7. La presencia del pool en el imaginario rural y su rol como actor ideológico es un aspecto
sumamente interesante pero se aparta del objeto de análisis que nos propusimos para este
capítulo. Ver para un acercamiento a esta cuestión Hernández e Intaschi (2011).
8. Tanto en San Justo como en Junín los contratistas han sido actores relevantes en la
estructura agropecuaria regional desde principios del siglo xx (Barsky y Gelman, 2001)
pero con la adopción del nuevo modelo su perfil cambió y su rol se potenció.
160 Valeria Hernández, M. Eugenia Muzi y M. Florencia Fossa Riglos
Y, hoy por hoy, estoy sembrando más o menos unas 12.000 hec-
táreas mías, para mí [nótese la dificultad para decidir-definir cómo
cualificar esas hectáreas: ¿son de él o son para él?]. Y prestamos
servicio particular, para afuera, entre 5.000 y 6.000 hectáreas.
Todo lo que sea siembra, recolección de granos y fumigación. Y
este último año incorporamos la administración de una empresa
de Santa Fe, una sociedad de Santa Fe. (Manuel, contratista,
productor-empresario, febrero de 2009)
Estos pocos casos bastan para constatar que seguir teniendo como
referencia principal la categoría clásica de productor como un actor
ligado a la producción primaria directa, determinar su perfil en función
del tamaño de la explotación, tomada esta última como unidad dirigida
por el mismo agente económico, se torna no sólo muy complejo sino que,
dadas las características del mapa rural presentado brevemente en los
Figuras socioproductivas de la ruralidad globalizada 163
9. Esto se evidenció tanto en los cortes de ruta para hacer frente a las retenciones (Gras,
2010) como en las asambleas ciudadanas ruralistas y asociaciones que se constituyeron
en ese período. En el caso de Junín, por ejemplo, a partir de 2008 se consolida la Asocia-
ción de Ingenieros Agrónomos de Junín, cuyo objetivo es fortalecer el rol del ingeniero
agrónomo como productor y poseedor de conocimiento, factor de producción esencial para
el desarrollo agropecuario, aportando a la “profesionalización del campo” (Muzi, 2011).
En general todos se desempeñan en empresas agropecuarias de insumos, trabajan cam-
pos propios o arrendados, prestan servicio de asesoramiento de manera independiente,
participan de los grupos crea o aapresid, a la vez que participan de espacios políticos y
sociedades rurales. En el caso de San Justo se puede ver en la continuidad que tuvo la
movilización en la ruta cuando se formó una Mesa Regional de productores a raíz de la
sequía 2008-2009 (Fossa Riglos, 2013). En ella se puso en evidencia el peso político de las
instituciones agropecuarias y su capacidad de influencia frente a las autoridades munici-
pales y provinciales de la región.
168 Valeria Hernández, M. Eugenia Muzi y M. Florencia Fossa Riglos
Delia Ramírez
1. Entre 2009 y 2011 se realizaron unas veinte entrevistas a diferentes personas invo-
lucradas con la problemática yerbatera en el marco del trabajo de campo de la tesis de
maestría: “«Van a enterrar hasta el último colonito». Resistencias políticas, económicas y
culturales de los colonos misioneros frente a la expansión y concentración agroindustrial”
(Ramírez, 2011). En este texto se presentan diez de esas entrevistas.
[ 171 ]
172 Delia Ramírez
reflexionar acerca de las acciones del Estado en las relaciones entre los
actores que se ubican en el contexto de expansión del agronegocio (que
en esa provincia se instala con la expansión del monocultivo forestal) y
el debilitamiento de la agricultura familiar.3
en 1995, 1996, con el tema los planes forestales, la gestión para los
productores con la ley 25.080 y después la comercialización de la
madera de los productores, especialmente con las pastas celulósicas,
todo lo que es el raleo, y hace cinco años hicimos una inversión de
una planta elaboradora de mandioca. (Gerente de producción de
la Cooperativa Agrícola de Montecarlo, técnico en el área forestal
y de mandioca, arya, y referente de la Fundación Aglomerado
Productivo Forestal, Montecarlo, 20 de enero de 2010)
8. Convenimos con Cris Shore en que básicamente las políticas son un conjunto de relaciones
que proveen un “plan de acción”; textualmente señala: “Las políticas reflejan maneras de
pensar sobre el mundo y cómo actuar en él. Contienen modelos implícitos –y algunas veces
explícitos– de una sociedad y de visiones sobre cómo los individuos deben relacionarse con
la sociedad y los unos con los otros” (31). También afirma: “Las políticas públicas ofrecen
narrativas teóricas que sirven para justificar –o condenar– el presente y, algo más usual,
para legitimar a quienes están en posiciones de autoridad establecidas” (32).
La acción del Estado en una economía regional 177
13. “Yo planté y no planto más, ni ninguna porquería que me viene ofertando el gobierno.
No voy a plantar una porquería que no me dio ningún resultado. […] En la radio, todo el
día se escucha: “Señor colono, plante esto, plante aquello”. ¿Por qué no vienen a plantar
ellos, a ver…?” (C.L., colono socio de la apam, Los Helechos, 29 de enero de 2011).
14. Se trata de entes que no se enmarcan dentro del Estado, por lo que se admite que no
integran la administración pública, pero que están sujetos en mayor o menor medida a un
régimen de derecho público en razón de las funciones que desempeñan, pues el legislador
les ha confiado una serie de competencias en forma expresa. En ese sentido, son titulares
de una serie de potestades administrativas, pero se considera que sus fines son de un
interés general menos intenso que el que satisface el Estado.
180 Delia Ramírez
19. “Veo con preocupación que luego de haber acordado un precio, que lejos está de ser
una fortuna para nuestros agricultores, hoy se levantan voces y aparecen actores que
manifiestan la imposibilidad de cumplimiento”, señaló el gobernador Maurice Closs (“De-
nunciaremos a los incumplidores ante el inym”, Primera Edición, 2 de mayo de 2008).
20. Véase “Misiones: ahora piden bajar las retenciones a la yerba”, en http://www.perfil.
com/contenidos/2009/02/27/noticia_0011.html.
21. Ejemplo: “El director del inym en representación de la provincia, Ricardo Maciel, dijo
ayer que lo que falta para que se cumplan los precios que se pactan en el Instituto es
«voluntad política». Explicó que al discutirse la cuestión en el directorio del organismo,
mayoritariamente se impone la postura de que la cuestión de los precios es un problema
de mercado, y por lo tanto no debe ser materia de activismo de este organismo. En este
marco, ayer el director por el estado provincial y diputado oficialista Ricardo Maciel advirtió
que el inym niega asistencia financiera a los productores pero subsidia los créditos que
toman los molineros” (Primera Edición, 21 de junio de 2008). “Hoy nosotros no tenemos,
en absoluto, poder dentro del inym. Somos una voz dentro de doce directores” (Ricardo
184 Delia Ramírez
Maciel, representante del gobierno de Misiones ante el inym, Primera Edición, 6 de junio
de 2009).
22. En 2008 la Cámara de Diputados de Misiones sancionó, para lo cual recibió el apoyo
del Poder Ejecutivo provincial, la Ley de Envasado en Origen con el objetivo de propiciar
condiciones de industrialización en la provincia, pero las presiones del empresariado de
Corrientes fueron determinantes al impedir –recurriendo a la Justicia y a todos los medios
posibles– su puesta en funcionamiento.
La acción del Estado en una economía regional 185
23. Para la promoción del producto y rentabilidad a la región se creó la Ruta de la Yerba Mate
sobre las bases de una construcción identitaria. Se trata de un itinerario para fomentar
una actividad turística relacionando el producto con la historia, el paisaje y la cultura.
186 Delia Ramírez
Hay productores que dicen que hay que controlar más, que dicen:
“El inym debe salir a castigar a los industriales que no pagan”. Si
algo de control se nos escapa, es por el camuflaje que se hace con
Se toma la denuncia, son muy pocas las que llegan; el año más
difícil que tuvo el inym fue 2009 y parte de 2008 por un tema de
incumplimiento de precios que no se respetaba en la operación
cotidiana, no se respetaban los valores fijados por el inym o lau-
dados por la Nación […] En esos dos años no alcanzaron a diez
las denuncias de los diecisiete mil productores. Todo el mundo se
quejaba anónimamente y el inym no puede actuar sin denuncia
formal; las denuncias que llegaron forman parte de expedientes y
de un trabajo muy fuerte que hizo el área de fiscalización. (Posadas,
6 de enero de 2011)
25. Existe en la cadena yerbatera la modalidad de contrato maquila. Esto implica una espe-
cie de tercerización sobre la producción de materia prima que exime de responsabilidades
al industrial, al tiempo que estas responsabilidades recaen sobre el productor yerbatero
(Primera Edición, 15 de agosto de 2009). Esta modalidad complica el cumplimiento de
una efectiva fiscalización.
188 Delia Ramírez
26. “La crym funcionaba y tenía poder de policía y un control máximo, tenía poder de
prohibir o limitar plantaciones. En este nuevo escenario político, económico, democrático
y jurídico no podemos, es imposible. Si el inym hoy saca una resolución prohibiendo las
plantaciones de yerba cualquier ciudadano que se vea perjudicado por esa ley puede ir a
un juez y ser amparado por ese juez, puede poner en marcha una medida de amparo, una
medida de no innovar. La crym tenía un poder total sobre ese tema, podía limitar, podía
prohibir, podía trabajar de otra manera porque el contexto del nacimiento de la crym era
otro. La crym nace en 1936 y se extiende hasta el 91. Tuvo una brecha de vida muy larga y
en una etapa de la historia yerbatera en la que se estaban conformando las plantaciones.
Se estaba armando el esquema productivo. Por un lado había que incentivar plantaciones,
por otro había que decir «Hasta aquí llegamos». El inym tiene la facultad de trabajar con
otros organismos del Estado nacional y provincial para hacer cumplir las normativas pero
no tiene todo el poder para poder llevar adelante esa tarea” (Luis Prietto, presidente del
inym y subsecretario de Agricultura Familiar, Posadas, 6 de enero de 2011). “La crym tenía
más autarquía, más autonomía; las facultades de asignar y distribuir cupos. Claramente
si uno mira la historia de la yerba hasta la década del 90 veníamos más o menos bien […]
la crym tenía unas capacidades operativas, de autarquía, en la economía muy importante
para poder intervenir en el mercado […] la yerba iba al mercado consignatario y todos los
operadores tenían que ir a comprar la yerba al mercado consignatario. Quien regía el precio,
la oferta, la demanda, y autorizaba las plantaciones era la Comisión Reguladora de la Yerba
Mate. Era muy importante en su condición de distribuidora de la riqueza” (Alex Ziegler,
diputado nacional, ex ministro del Agro y la Producción de Misiones de 2003 a 2009).
27. Como ejemplo de esta discusión se pueden observar las siguientes apreciaciones
periodísticas: “Piden al inym que establezca cupos a la producción yerbatera” (Primera
Edición, 5 de noviembre de 2008); “El jefe comunal de Virasoro aseguró que el gobernador
dijo que Corrientes no va a aceptar la cupificación ni limitación de plantaciones del inym
«mientras Misiones desconozca la constitución y las leyes nacionales»” (Primera Edición,
6 de diciembre de 2008).
La acción del Estado en una economía regional 189
Las manifiestas debilidades del inym para ejercer una efectiva regu-
lación y los conflictos y tensiones que tienen lugar en su interior generan
un escenario oportuno para que determinadas voces se sientan libres
de manifestar su deseo de disolución del organismo, como lo muestra el
siguiente fragmento periodístico:
Consideraciones finales
Germán Rosati
Introducción
1. Juan Carlos Martínez (1972) utiliza una clasificación de estos cambios tecnológicos
dividiéndolos en cuatro grandes grupos: biológicos, químicos, mecánicos y agronómicos.
También Piñeyro (2008) realiza una clasificación similar. Existe una serie de trabajos
que analizan diversos aspectos relacionados con el cambio de la estructura ocupacional
y los mercados de fuerza de trabajo agropecuarios y su vinculación al cambio tecnológico
(como uno de los condicionantes fundamentales de la demanda de fuerza de trabajo) y a
los niveles productivos (Gallo, Mendoza, y Tadeo 1964; Forni y Tort, 1980; Tort y Aparicio,
1980; Bisio y Forni, 1977; Tort, 1980). Particularmente, Forni y Tort analizan los impac-
tos de las diversas innovaciones tecnológicas sobre el empleo, la demanda de fuerza de
trabajo y los mercados laborales. Tort y Aparicio (1980) intentan identificar desajustes o
[ 195 ]
196 Germán Rosati
3. Para un análisis de los cambios en la estructura agraria chaqueña con una mirada de
largo plazo (entre la década del 20 y la del 90) puede consultarse Nicolás Iñigo Carrera
(2011).
198 Germán Rosati
4. Es necesario tener en cuenta que existe una corriente de análisis sobre los mercados de
fuerza de trabajo agropecuarios que podríamos llamar, siguiendo a Rau (2005), “neoclásica”.
Si bien no es el objetivo hacer una reseña sobre este enfoque, diremos que una de sus metas
principales es lograr una modelización de los mercados laborales (en términos de oferta
y demanda). De esta forma intentan modelizar las conductas y expectativas individuales
de los sujetos intervinientes en estos mercados (decisión de contratar personal asalariado
en el caso de los productores; decisión de trabajar en el sector rural o de migrar al ámbito
urbano, en el caso de los asalariados). En términos metodológicos, tienden a utilizar modelos
rezagados y variables unitarias (precio por kilo, costo por hectárea, salario por pieza, etc.)
como variables independientes. Para una crítica más detallada de estos enfoques puede
consultarse (Rosati, 2012b).
5. Si bien no profundizaremos en el análisis de estos procesos en este artículo, podemos
decir que la expansión sojera en la provincia de Chaco presentó una velocidad superior a
la del total del país: si en el total del país la tasa promedio de crecimiento de la superficie
sembrada con soja entre 1996-1997 y 2009-2010 era de 8,5% anual, en el Chaco esta tasa
llegaba al 20,7% (y es interesante ver como la expansión adquiere patrones mucho más
cíclicos que en el total del país). A su vez, el algodón (cultivo representativo durante décadas
de la provincia), pasó de representar alrededor del 40% del total de superficie implantada
total en 1969-1970 (e incluso más del 60% en los momentos de mayor expansión), pesaba
en la última campaña (2009-2010) un 25,8%. La soja pasó de no constituir un cultivo
relevante en términos cuantitativos en 1969-1970 a constituir el 51,2% del total de la
superficie implantada en 2009-2010. Todas las cifras provienen de cálculos propios sobre
las estimaciones agropecuarias del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Crisis del algodón, cambio tecnológico y expansión sojera 201
que la afectaban desde principios de los años 80. Estos procesos (que se
superponen temporal y geográficamente) pueden resumirse en tres:6
(1)
(2)
donde
Dcost = demanda de fuerza de trabajo en cosecha de algodón
Crisist = crisis del proceso algodonero
Mect = proceso de mecanización de la cosecha
Sustt = proceso de sustitución de soja por algodón
6.Cabe destacar que existe un proceso de diferenciación social de los productores agrope-
cuarios. El mismo aparecería de manera indirecta o implícita en nuestra aproximación,
a partir de los diferentes niveles tecnológicos que se utilizaron para la estimación de la
demanda de fuerza de trabajo en la cosecha algodonera. Para más detalles al respecto
puede consultarse Rosati (2012b).
202 Germán Rosati
(3)
donde
Yt = demanda de fuerza de trabajo en cosecha de algodón en el año t
t1 = número de campaña (estimación de tendencia lineal en la variable
dependiente)
Mec1t = diferencia entre la demanda de fuerza de trabajo “efectiva” y
“potencial”
Log (Sust1t) = logaritmo de la superficie sembrada con soja en los depar-
tamentos en que se produce la sustitución de soja por algodón.
Cuadro 1
Modelo de regresión estimado
Coeficientes y medidas de evaluación de la regresión
(4)
mismo tiempo, puede notarse que las variables referidas a los procesos
de mecanización y de sustitución son altamente significativas (es decir,
significativamente diferentes a cero). La variable relativa al proceso
de crisis del algodón no resulta significativa al nivel convencional (p <
= 0,05), por escaso margen. Este margen escaso parece sugerir que no
sería del todo acertado excluir la variable del modelo. De hecho, esta
variable resulta importante en términos teóricos en el modelo, dado que
constituye un factor central en el movimiento de la demanda de fuerza
de trabajo cosechera. En términos teóricos, y como hemos marcado al
principio, la demanda de fuerza laboral en una tarea determinada (en
este caso, la cosecha) es función de la superficie total cosechada del cultivo
en cuestión (aunque mediada por los distintos niveles tecnológicos y su
participación en la superficie total). Desde el punto de vista estadístico,
el test de raíz unitaria de la variable dependiente (demanda de fuerza
de trabajo en la cosecha) no permite rechazar la hipótesis nula de pre-
sencia de raíz unitaria en la serie. Es decir que puede aceptarse con un
nivel de significación de 95% que la serie no es estacionaria y, por ende,
tiene tendencia.
5.000.000
4.000.000
3.000.000
Jornadas de 8 horas
2.000.000
1.000.000
-1.000.000
-2.000.000
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2088
2009
Cuadro 2
Modelo de regresión estimado
Coeficientes estandarizados y no estandarizados de la regresión
C 15406056 na
t1 -43934.72 -0.299702
mec1 -121087.6 -0.397013
log(sust1) -321429.7 -0.532160
10. Cabe destacar, sin embargo, que la provincia aún no se ha convertido en expulsora
neta de población. El crecimiento vegetativo compensa los saldos migratorios negativos y,
por ello, la población de la provincia continúa creciendo.
208 Germán Rosati
Anexo metodológico
Bases para la estimación de la demanda de fuerza
de trabajo en la cosecha de algodón
(A.1)
donde
Dalgot = Demanda total de fuerza laboral en algodón en el año t
Salgobajo = Superficie sembrada (o cosechada) de algodón que concentra el
nivel tecnológico bajo.
Salgomedio1 = Superficie sembrada (o cosechada) de algodón que concentra
el nivel tecnológico medio 1 (con cosecha manual).
Salgomedio2 = Superficie sembrada (o cosechada) de algodón que concentra
el nivel tecnológico medio 2 (con cosecha mecánica).
Salgoalto = Superficie sembrada (o cosechada) de algodón que concentra el
nivel tecnológico alto.
aij = coeficiente de requerimiento de fuerza laboral de tipo j en la tarea
i del nivel bajo.
(A.2)
12. La Encuesta Permanente de Hogares considera como ocupado pleno a quien trabaja
entre 35 y 45 horas semanales (es decir, alrededor de 8 horas de trabajo por día).
Crisis del algodón, cambio tecnológico y expansión sojera 211
Efecto mecanización
(A.3)
(A.4)
donde
isustjt = índice de sustitución en el departamento j en el momento t
ssojajt = superficie sembrada con soja en el departamento j en el mo-
mento t
ssalgojt = superficie sembrada con algodón en el departamento j en el
momento t
ssojajt-1 = superficie sembrada con soja en el departamento j en el mo-
mento t-1
ssalgojt-1 = superficie sembrada con algodón en el departamento j en el
momento t-1
14. “El fenómeno de encontrar una relación falsa entre dos o más variables con tendencia,
sencillamente porque cada una está creciendo con el tiempo, es un problema de regresión
espuria. Por fortuna, la adición de una tendencia en el tiempo elimina este problema”
(Wooldrige 2011: 363). La cuestión de la regresión espuria ha sido tratada por Granger y
Newbold (1974). Se han desarrollado otros métodos para controlar este problema, como la
diferenciación de la series de tiempo, lo cual las transforma en estacionarias (sin tenden-
cia). Pero la dificultad con estas transformaciones es que muchas veces no resulta sencillo
interpretar los resultados y, al mismo tiempo, la diferenciación y la estacionarización de
las series hace desaparecer la información de largo plazo contenida en las series. Para
un repaso de estos métodos y otros aspectos del análisis de series de tiempo puede verse
Urbisaia y Brufman (2001).
El modelo de negocios de las principales
megaempresas agropecuarias
Las megaempresas
3. Recordemos que los censos agropecuarios tienen como unidad de análisis la explota-
ción agropecuaria y no a sus titulares, sean éstos personas físicas o sociedades; es decir,
no permiten asociar el conjunto de explotaciones en manos de un mismo titular, dado el
secreto estadístico que protege la información.
El modelo de negocios de las principales megaempresas 221
4. Aquí podríamos añadir Calyx Agro, Arcor (empresa alimentaria que integra la producción
de maíz y sorgo para sus procesos industriales), agd (que es también una de las mayores
aceiteras del país), Unitec Agro (vinculada a la corporación América, con inversiones en
comunicaciones) y Olmedo Agropecuaria. Nos referimos en este artículo a las nombradas
en el cuerpo del texto debido a que son aquellas sobre las que hemos reunido mayor infor-
mación, a la vez que presentan rasgos singulares (al igual que Calyx Agro, creada en 2007)
en cuanto a su concentración en la producción de commodities y a su transnacionalización
con la expansión a Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
222 Carla Gras y Andrea P. Sosa Varrotti
Actividades económicas
Tenencia de la tierra
factor valorado por los capitales que invierten en la red. Más aún, deriva
crecientemente del papel preeminente de los capitales financieros en la
lógica de la red.
El caso paradigmático del funcionamiento en red es Los Grobo: la em-
presa utiliza maquinaria y mano de obra tercerizada para los procesos de
siembra, aplicación de agroquímicos y cosecha. Al mismo tiempo, median-
te el establecimiento de asociaciones con distintos agentes ha llegado a
convertirse en una red de redes tejidas en Brasil, la Argentina y Uruguay;
cada una de ellas está compuesta de otras redes tejidas para alcanzar
metas diferentes, al tiempo que el grupo en su conjunto forma parte de
redes de organizaciones. La estrategia es, por lo tanto, integrarse con
socios y formar redes de redes en pos de la integración para la provisión
de insumos, el procesamiento de alimentos y una comercialización más
sofisticada. En su presentación institucional, la propia empresa destaca:
“El trabajo en red es nuestro principal enfoque empresario […] el tejido
de redes tanto al interior de la compañía como hacia el exterior ha sido
crucial para nuestro éxito” (página oficial de Los Grobo sa). Al interior
de la red, Los Grobo integran a empresas de contratistas y productores-
propietarios que el mismo grupo ha contribuido a conformar –en las
cuales tiene participación accionaria a la vez que las financia a través
de su propia división de servicios financieros–, empresas de servicios de
transporte, almacenaje, comercialización agrícola y venta de insumos
(que brindan a los productores-propietarios y a otros productores), em-
presas de molienda y empresas de asesoramiento técnico. De este modo,
el grupo logra la integración corporativa de todos los eslabones de las
cadenas de soja, trigo y maíz, a través de esquemas asociativos y de
todo tipo de relaciones en las regiones en las que opera. Según plantea
la propia empresa, este modelo organizativo permite capacidad finan-
ciera permanente, desarrollar economías de escala como proveedores de
insumos y productos, y “una dilución de los costos operativos desde el
momento en que parte de esos costos son transferidos, y por lo tanto una
ventaja financiera y operativa” (página oficial de Los Grobo sa).
El Tejar es otro ejemplo de producción en red, si bien en este caso
focalizado en la producción de commodities exclusivamente, lo que
implica también la provisión de servicios financieros y de gestión a los
integrantes de la red. En esta megaempresa más de seiscientas personas
trabajan en relación de dependencia, mientras que las que lo hacen en
forma indirecta a través de las diversas empresas articuladas son 1.500,
es decir, más del doble. Esta forma de relacionarse con los prestadores de
servicios es considerada por la propia empresa como una de las fortalezas
del negocio que desarrollan. Es así como prefieren contratar todas las
labores, y por lo tanto no poseen equipos agrícolas propios. Algo similar
El modelo de negocios de las principales megaempresas 229
que “en la expansión de las empresas puede verse cómo los arreglos
originalmente basados en el funcionamiento de redes de productores
van siendo sustituidos por integraciones financieras y comerciales
nacionales e internacionales, unidas a la compra de tierra en países
limítrofes” (17).
Un ejemplo de estas conexiones crecientes es Cresud, cuyo centro
–como ya mencionamos– es la operación inmobiliaria, que desarrolla aso-
ciaciones estables con otras megaempresas como El Tejar u otras grandes
empresas (como La Redención-sofro) para la producción agrícola –con el
objetivo de valorizar tierras– o con Tysson Foods, con la cual conforman
Cactus Argentina, que opera feedlots y establecimientos frigoríficos.
Otro ejemplo es la compra en 2007 de la empresa Agro-Invest por
parte de Adecoagro y El Tejar, a partir de la cual ambas empresas hacen
producir en forma conjunta unas 26.000 hectáreas en el noa y poco más
de 5.000 en la zona núcleo de la región pampeana. Asimismo, Adecoagro se
asoció con una empresa extranjera para la industrialización de lácteos.
En el caso de Los Grobo su asociación con otras empresas agrope-
cuarias en 2001 dio origen a Bioceres, que gestiona inversiones en bio-
tecnología agrícola, y que actualmente integra en su estructura a otros
accionistas locales y extranjeros. El grupo Los Grobo también se convirtió,
en 2007, en accionista de upj, una compañía que provee almacenaje de
granos en la zona de Tandil, y en 2008 adquirió, junto al Vinci Group y la
semillera Selecta (ahora Los Grobo Brasil), una empresa ubicada en las
regiones de Goiás y Minas Gerais. En 2004, Los Grobo se había asociado
con la empresa Arcor para construir conjuntamente (y con el apoyo de la
Secretaría de Transporte) un puerto en San Pedro.5 El contrato firmado
con Ferrovia Norte Sul sa, una compañía del grupo brasileño Vale, es
similar a esta asociación, y les da acceso a la autopista Norte-Sur de
Brasil, vital para el transporte de granos.
Tanto el funcionamiento en red como las integraciones con otras em-
presas son factores clave del crecimiento de éstas, no sólo porque cons-
tituyen estrategias que permiten el aumento de escalas y en ocasiones
la capitalización, sino porque acompañan el desarrollo de estrategias de
manejo de riesgos.
5. Interactive Business Network Resource Library, “Sweet deal: Argentine candy maker
sees new business in its own port”, junio de 2004
El modelo de negocios de las principales megaempresas 231
Reflexiones finales
1. Sólo incorporaremos a los productores de la materia prima (uva) en cuanto tengan re-
lación con nuestro objeto de estudio, es decir, la burguesía dedicada a la etapa industrial
y comercial de la actividad.
2. Se limita a la provincia de Mendoza porque ésta representa aproximadamente el 70%
del total de la producción de uva y elaboración de vinos de la Argentina.
[ 237 ]
238 Adriana Silvina Chazarreta
3. Hay un tercer tipo que señala Ana Castellani (2007) que tiene que ver con las trans-
ferencias originadas en las propias actividades económicas que realiza el Estado, ya que
en algunos casos operan con precios y tarifas diferenciales. Pero en este trabajo no nos
ocuparemos de este tipo.
4. Realizamos un trabajo de campo en la provincia de Mendoza, durante algunos meses
de 2010 y 2011, en el cual entrevistamos a treinta y ocho personas que participan de la
actividad vitivinícola, como propietarios o gerentes de bodegas, presidentes o gerentes de
las entidades gremiales-empresariales o funcionarios públicos.
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 239
5. Los vinos finos se pueden dividir en el primer tramo, llamados vinos de selección o
“finitos”, y en el segundo tramo, vinos varietales (premium y superpremium).
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 241
6. Según datos del inv, en 1979 las bodegas inscriptas en Mendoza fueron 1.298; en 1990,
1.248, en 2001, fueron 824, y el último año disponible es 2010, cuando se registraron
927.
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 243
10. Cada año el Consejo de Administración del Fondo Vitivinícola establece cuánto se
considerará como litro diversificado (es decir, destinado a mosto) por determinada canti-
dad exportada.
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 247
11. Para mayor información sobre el rol que han cumplido estas organizaciones mixtas en
la reestructuración de la actividad vitivinícola, véase McDermott (2007).
248 Adriana Silvina Chazarreta
20
Millones de hectolitros
15
10
0
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Elaboración de vinos Producción de mosto
12. Que incluye a Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile y Argen-
tina.
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 249
13. Los consejos son ámbitos de participación de algunas organizaciones de la sociedad sobre
las actividades de la institución y están integrados por representantes de los diferentes
sectores involucrados en la actividad agropecuaria de la región.
14. Brevemente, podemos caracterizar la actividad vitivinícola en el momento en que se
está comenzando a pensar el Plan Estratégico Vitivinícola (pevi) de la siguiente forma. La
elaboración de vino (con algunos vaivenes) durante la década de los 80 se había contraído
un 45%; en la década siguiente siguió disminuyendo pero en mucha menor medida: 9%.
Las bodegas inscriptas en Mendoza pasaron de ser 1.248 en 1990 a 813 en 2000. De igual
forma, la superficie implantada con vid en Mendoza disminuyó un 37% entre 1980 y 1990,
tendencia a la baja que continuó en la década siguiente pero mucho más atenuada, ya que
la disminución que se registró entre 1990 y 2000 fue de 4% (datos inv). Si bien en 2000,
en despachos de vinos autorizados para el consumo, los vinos de mesa representaban el
68% y el 53% de los ingresos, los vinos finos había aumentado notablemente el peso en la
industria tanto en cantidades como en ingresos: pasaron de representar el 17% en 1991
del total de vinos autorizados para consumo a constituir el 30% y en ingresos sufrieron
una evolución similar, pasando del 5,4% en 1991al 32,5% en 2000. En cuanto a los mostos,
el porcentaje sobre la producción total de productos vitivinícolas (vinos y mostos) había
aumentado desde el Acuerdo Mendoza-San Juan, alcanzando en 2000 casi el 26% (datos
inv). Por último, en cuanto a la orientación del mercado, las exportaciones (entre vinos y
mostos) representaban el 42% del total de ingresos del sector vitivinícola (deie, 2010).
250 Adriana Silvina Chazarreta
15. Bodegas de Argentina, uva, Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, Cámara Argenti-
na de Fabricantes y Exportadores de Mosto, Cámara de Productores Vitícolas de San Juan,
acovi, Cámara Riojana de Productores Agropecuarios, Asociación de Viñateros de Mendoza,
Cámara de Bodegueros de San Juan, Cámara Vitivinícola de San Juan, Productores de
Uvas de Mesas y Pasas, y un representante de las demás provincias vitivinícolas.
16. inv, inta, gobierno de Mendoza, gobierno de San Juan y gobierno de La Rioja.
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 251
Cuadro 1
Financiamiento del Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020 (en dólares)
* Estimado.
Fuente: elaboración propia basada en datos publicados en Documento Institucional 2012 de la coviar
(http://vitivinicultura2020.com.ar).
17. Uno de los casos donde se señaló a la coviar y al pevi como “un modelo de integración
y consenso del sector, con su mirada estructural a largo plazo” fue en el Coloquio de idea
de 2010.
252 Adriana Silvina Chazarreta
En segundo lugar, si bien son pocos los conflictos que se han hecho
públicos desde su formación, es posible visualizar la existencia de algu-
nos: en 2009 el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este de Mendoza
se opuso al aumento de la alícuota de la coviar, a la que consideraban
un costo sin retorno, y en 2010 la Asociación de Viñateros Independien-
tes (de San Juan) acusó a la coviar de extorsionar a los productores
mediante un convenio por la venta de la uva por diez años.18 Otro eje
de controversias en el marco de la Corporación fue la discusión por un
proyecto que había presentado en el Congreso Nacional un legislador de
San Juan que establecía la prohibición de implantación de viñedos:
Los proyectos que formula la coviar son llevados a cabo por unida-
des ejecutoras, las cuales son entidades públicas o privadas. Como se
puede observar en el cuadro 2, la unidad que está ejecutando el mayor
financiamiento es la Asociación Ad Hoc de Pequeños Productores (en
la cual participan la mayoría de las organizaciones pero está liderada
por el sector cooperativo, a través de acovi). En segundo lugar encon-
tramos a Vinos de Argentina A.C., asociación formada por las bodegas
exportadoras, y en tercer lugar, el Fondo Vitivinícola Mendoza, al cual
ya tratamos, enfocado principalmente al mercado interno y, por ende,
a la promoción del vino común o de menor diferenciación de calidad y
características.
Esta distribución de financiamiento según las unidades ejecutoras
es consistente con la asignación del presupuesto entre los tres objetivos
estratégicos, como hemos registrado en el cuadro 3.
Así como se puede evidenciar en el cuadro 3, el proyecto más importan-
te que se viene desarrollando en el marco de la coviar es el Proyecto de
Integración de Pequeños Productores a la Cadena Vitivinícola, el cual está
destinado a los pequeños productores vitícolas con una superficie menor o
igual a 20 hectáreas, los cuales deben integrarse a grupos asociativos con
establecimientos vitivinícolas que lideren planes integrados de negocios
(pin) con un plazo de diez años. Uno de los objetivos principales de este
proyecto es integrar al productor al mercado, modernizar las producciones
y, en los casos que sea necesario, reconvertir las variedades de uva.
Los fondos provienen de la asistencia financiera del Banco Interame-
ricano de Desarrollo (bid). A través de este financiamiento este proyecto
cuenta con 50 millones de dólares, los cuales deben ser devueltos al bid
por el Estado nacional y llegan a los productores en forma de subsidios
(como aportes no reembolsables). Además, recibe parte de los fondos
de la devolución de las retenciones que realiza el Estado nacional; esta
devolución en 2009 y 2010 fue de 54 millones de pesos en cada año.
Según nuestros entrevistados, el sector que impulsó en gran parte este
proyecto fue el cooperativista, vinculado a la Asociación de Cooperativas
Vitivinícolas y a Fecovita. Esto lo podemos corroborar con los datos de lo
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 255
Cuadro 2
Unidades ejecutoras del pevi 2020 por presupuesto total,
solicitado a la coviar; aporte de la contraparte (recursos propios de la
unidad ejecutora) y aportes de otras instituciones
* En “resto” algunas de las unidades ejecutoras que se encuentran son Cámara Argentina de Fabricantes
y Exportadores de Mosto de Uva, acovi, Cámara de Comercio Exterior de San Juan, Bolsa de Comercio
de Mendoza y Unión Industrial Argentina.
Nota 1. De los 53 proyectos que se han realizado o están en ejecución actualmente en el marco de la
coviar en este cuadro no se ha incluido la información de siete proyectos por no contar con los datos sobre
los montos de su financiamiento.
Nota 2. Hay cinco proyectos (cuyas unidades ejecutoras son acovi, gobiernos de San Juan y de La Rioja
y Bolsa de Comercio de Mendoza) cuyos montos no están especificados, pero cuyo financiamiento está
incluido en el proyecto Programa de Integración del Aglomerado Vitivinícola en la Región Andina (pi-tec),
en el cual las unidades ejecutoras son coviar, entidades vitivinícolas, empresas del sector.
Fuente: elaboración propia basado en datos publicados por la coviar en el documento “Plan Estratégico
Argentina Vitivinícola 2020, proyectos ejecutados, en ejecución y en elaboración”.
256 Adriana Silvina Chazarreta
Cuadro 3
Objetivos (estratégicos y transversales) por presupuesto total,
solicitado a la coviar; aporte de la contraparte (recursos propios de la
unidad ejecutora) y aportes de otras instituciones
Nota: de los 53 proyectos que se han realizado o están en ejecución actualmente en el marco de la coviar
y de los Objetivos Estratégicos o Transversales, en este cuadro no se ha incluido la información de siete
proyectos por no contar con los datos sobre los montos de su financiamiento.
Fuente: elaboración propia en base a datos publicados por la coviar en el documento “Plan Estratégico
Argentina Vitivinícola 2020, proyectos ejecutados, en ejecución y en elaboración”.
Cuadro 4
Grupos asociativos participantes del Proyecto de Integración de Pequeños
Productores a la Cadena Vitivinícola por cantidad de grupos, productores
admitidos, aportes no reembolsables (anr) aprobados, contraparte
(aporte del grupo asociativo) e inversión total según región y/o sector
(al 31 de agosto de 2011)
Fuente: elaboración propia basada en datos publicados por la coviar en el documento “Vinculación con
los sectores productivos. Cadenas de valor” (http://vitivinicultura2020.com.ar).
Comentarios finales
(Acuña, 1995) con el que cuentan los empresarios y sus entidades repre-
sentativas para influenciar y negociar las políticas públicas y las reglas
que definen el funcionamiento de la actividad.
Así, los 90 parecen haber sido una década de transición en la nueva
relación de este empresariado con el Estado, particularmente a nivel
del estado provincial de Mendoza: podría considerarse que el estableci-
miento del Acuerdo y la creación del Fondo Vitivinícola sirvieron como
experiencia para la propuesta y el diseño del pevi y la coviar.
De esta forma, la creación de las organizaciones mixtas –especialmen-
te el Fondo Vitivinícola de Mendoza y el Fondo para la Transformación y
el Crecimiento– se produciría por una “necesidad histórica” ante la falta
de regulación e intervención por parte del Estado nacional. Así, estas
organizaciones, además de regular, apoyaron financieramente al sector
vitivinícola ante los problemas que se habían producido a fines de la dé-
cada de los 80 con la crisis de sobreproducción y el descenso del consumo
de vino en el mercado interno. Pero a partir de 2000 se priorizaron la
iniciativa y el lugar de los representantes de la actividad vitivinícola,
aunque siempre con la ayuda y el financiamiento estatal.
Asimismo, parece relevante el papel que ha cumplido el Estado en
estos cambios. Su intervención (tanto del Estado nacional como del pro-
vincial) se ha hecho visible sea a través de las organizaciones provinciales
señaladas o a través de leyes (nacionales o provinciales). Nos referimos,
entonces, a marcos normativos que han regulado tanto el mercado y la
actividad de esta agroindustria como los que han tenido un mayor alcance
al fijar la orientación general del modelo de acumulación (por ejemplo,
las referidas a la desregulación de las actividades económicas).
En relación con la segunda hipótesis que planteamos al inicio res-
pecto de la nueva forma de organización de los sectores internos de la
burguesía, se intentó mostrar a lo largo del artículo el proceso por el cual
el sector privado organizado logra generar instituciones en las cuales
diseña y planifica las políticas relacionadas con la actividad vitivinícola.
Incluso desde el mismo sector analizan este proceso como pasar de “un
gremialismo empresarial sectorial a uno más transversal”, de participa-
ción y consenso entre los sectores. Así, esta proyección de “unidad del
sector” es lo que los fortalece para demandar al Estado.
Vale destacar que esta forma de relacionarse entre las entidades de la
actividad prima sobre todo cuando tienen una perspectiva de largo plazo,
lo cual no implica que no subsistan temas conflictivos e intereses diferen-
tes, en particular cuando se tratan temas coyunturales; además de que
no todas las organizaciones ni los sujetos individualmente participan o se
involucran de la misma forma, ni se sienten representados. Asimismo, es
interesante tener en cuenta que todas las organizaciones representativas
La organización de la burguesía y su relación con el Estado 261
SRA 1866
Gremiales FAA 1912
CRA 1943
Coninagro 1956
Caprove 1946
ASA 1949
CASAFE 1949
Pro producto CIARA 1980
ASAGIR 1982
CIAFA 1990 Actores del sector nacional y
Maizar 2004 transnacionales, actores del ámbito
Within ACSOJA 2004 público
AACREA 1957
Técnicas AAPRESID 1989
Fundación Producir Conservando 1991
RedBIO Argentina 1991
María Soledad Córdoba
ACTA 1998
Hiperalianzas Asociación CropLife Latinoamérica 2001
Foro de la Cadena Agroindustrial Argentina 2002
Foro País Productores Agroindustriales de Soja 2011
Argenbio. Consejo Argentino para la Información y el 2004 Ámbito de la educación formal y en
Desarrollo de la Biotecnología menor medida periodistas
De divulgación EticAgro Instituto de Ética y Calidad en el Agro 2007 Profesionales del sector y ciudadanos
y promoción en general
Fundación Darse Cuenta 2007 Ciudadanos en general
Clasificación de las tipologías de asociaciones del sector del agro argentino (cont.)
ámbito familiar
Hiper-redes Nutrición 10 Hambre Cero 2011 Ciudadanos en general, ámbito público
y político
Fuente: elaboración propia (la muestra de las entidades por cada subclase es ilustrativa y no exhaustiva).
267
268 María Soledad Córdoba
1. Cada ciclo posee una duración aproximada de seis a doce meses en total, desde la forma-
ción del grupo hasta la devolución completa del préstamo, la cual la mayoría de las veces
no supera los seis meses (doce cuotas quincenales), aunque en los casos de los préstamos
más elevados puede alcanzar el año de duración.
2. Esta emprendedora, con actividad en el sector de los servicios estéticos, había sido
beneficiada con los préstamos de la línea de la ras durante 2009 y 2010, participó, impul-
sada desde la dirección nacional de la ras, en el concurso de Citi-Andares a los “mejores
microemprendedores del país”, y resultó ganadora del tercer premio, constituido por 5.000
pesos para la emprendedora y una computadora notebook para la tutora. La financiación
y la premiación, sumadas a la experiencia en animación de grupos que ya poseía esta
emprendedora, constituían para la ras excelentes presupuestos para encauzar su coopta-
ción hacia una nueva línea de préstamos independiente de la estructura y las referentes
del mobe.
278 María Soledad Córdoba
restituciones intelectuales, entre las cuales, y en primer lugar, estaba la elaboración del
cuestionado manual de procedimientos para el Programa de Préstamos Solidarios.
4. El mobe sostenía que el abordaje de cada caso era particular o como máximo grupal (por
el grupo de garantía solidaria), por ello un “manual” establecería pasos fijos que se contra-
decían con la flexibilidad de la metodología aplicada exitosamente hasta aquel momento.
Además, las referentes del mobe insistían en lo que denominan la “mística” del proceso de
empoderamiento de una persona, esto es, ciertos imponderables de la experiencia de los
grupos de emprendedores, en los que radicaría la verdadera clave del éxito del programa.
Para ellas, esto hacía el manual claramente irrealizable y, a la vez, inaplicable.
280 María Soledad Córdoba
activamente por la ras para anudar una alianza con una organización
local determinada. De este modo, no se trata de apoyar o sostener solida-
riamente cualquier proyecto sino sólo aquellos que puedan ensamblarse
simbólicamente con los preceptos ideológicos de la ras.
En diciembre de 2010, cuando la nueva directora ejecutiva de la ras
se presentó por primera vez ante el mobe, Elba y María Gracia creyeron
oportuno explicitar la necesidad de un aumento de la “beca” que perci-
bían por el seguimiento de los cuarenta emprendedores del programa de
préstamos de la ras: el monto asignado de 750 pesos5 era insuficiente en
relación con los gastos de teléfono, de combustible o con el tiempo que
requería el acompañamiento de un número semejante de personas, los
resultados del cual podían observarse a partir del altísimo porcentaje de
devolución de los préstamos tomados. La directora ejecutiva respondió
al “reclamo salarial” del mobe poniendo sobre la mesa un conflicto que
venía desplegándose desde hacía meses: dejando a un lado los resultados,
destacó su gran descontento por la escasa o mínima visibilidad de la ras
en San Estanislao y adjudicó el problema a la falta de identificación de
los referentes y emprendedores con la ong financiada por el agro: “¿Cómo
es esto posible si la organización está presente en San Estanislao en las
personas de Elba y María Gracia? Si ellas son la ras en San Estanislao,
su responsabilidad es generar una mayor visibilidad de la institución a
la cual pertenecen”.
A lo largo de su trayectoria, el mobe había realizado un aprendizaje
fundamental que se expresaba en los términos de “solo no podés, solo no
te salvás” (Elba, socia fundadora de obe-Confecciones y presidente del
mobe, entrevista 16 de diciembre de 2010) y se cristalizaba en la partici-
pación en grupos de trabajo, por ejemplo, vecinales, cooperativas, centros
sociales, otras ong, etc., al mismo tiempo que en la búsqueda de contacto
con las instituciones públicas locales (principalmente municipalidades
del departamento) a los fines de drenar fondos, financiar la participa-
ción de los emprendedores en ferias y eventos, obtener reconocimiento
público o llegar a instancias de mayor complejidad burocrática como los
ministerios provinciales o nacionales, por su intermedio.
Desde que comenzaron a gestionar los fondos de la ras, las referentes
del mobe habían sido invitadas a diferentes eventos, momentos de for-
mación y de encuentro, tanto en Buenos Aires, en la regional santafesina
con sede en Rosario, como en San Estanislao. En el bienio 2009-2010, los
talleres de formación organizados por la ras se orientaban fundamental-
mente a un tema: trabajar en red. Esta formación iba acompañando el
“cambio de paradigma” que transitaba la institución, según los términos
5. En ese momento, la cifra prevista para los “animadores” o “promotores” de las herra-
mientas de los ministerios públicos era de 500 pesos.
La ruralidad hiperconectada 281
6. Para mediados de 2010, este cambio de estrategia les había permitido tomar visibilidad
en diez provincias del país en lugar de seis, y en treinta localidades de interior en lugar de
siete, con respecto a la estructura institucional inicial asentada en las sedes regionales.
De manera muy ilustrativa, este viraje estratégico se coronó en 2012 con la modificación
de una parte sustancial del nombre de la ong: de Plan Solidario del Agro pasó a llamarse
Red Agro Solidaria.
282 María Soledad Córdoba
Red Nacional de
Subsecretaría de Producción Economía Social ONG española
Municipalidad San Lorenzo (ENES)
Municipalidad de Chabás
Emprendedores locales
7. En otro lugar (tesis doctoral en Antropología Social “Redes y asociaciones del sector
agrobiotecnológico argentino: dispositivos y prácticas de legitimación de un modelo socio
productivo y de conocimiento”) abordaremos el análisis comparativo de estos escenarios
de manera detallada.
284 María Soledad Córdoba
Carla Poth
Relato 1:
Pero, bueno, ahí salió, a nivel de la comunidad científica, que
nada de todo lo que se había hecho en Azul era ilegal. No había
ninguna regulación, ninguna ley, nada que prohibiera hacer una
cosa así […] Se contactaron a través de la Secretaría de Agricultura
y dijeron: “Bueno, ¿cómo podemos hacer para que esto sea legal?”.
Legal era que no nos pase como le pasó a la vacuna recombinante de
rabia, en el sentido de que toda la comunidad científica se levantó
en contra de una cosa así. Nosotros no queremos generar este tipo
de reacciones. (Entrevista a H.E.)
Relato 2:
En 1991, una empresa presenta una solicitud para realizar una
siembra de transgénicos acá en la Argentina, que era un transgé-
nico donde la modificación genética había sido hecha en Estados
Unidos. Empiezo a analizar la temática, y ahí hago el comentario
a quien era la presidenta del instituto en ese momento de que era
un tema que le escapaba a lo que era el expertise del inase de aquel
294 Carla Poth
2. Científico y médico del Reino Unido, editor de New Scientist Magazine y de Medical
Science Research, especialista en alimentos transgénicos e integrante del grupo de tareas
sobre la percepción pública de la biotecnología de la Unión Europea.
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 295
Relato 1:
Nosotros a principios de los 90 tratamos de definir una estrate-
gia de crecimiento de la agricultura argentina y eso implicaba una
estrategia de mejora de productividad y de la competitividad […]
Tratamos de hacer todas las cosas necesarias para que la Argentina
fuera un país biotecnológico. Entonces, eso implicó en primer lugar
definir una política de bioseguridad. Y para eso creamos la Conabia
y vimos cuál era el estado del arte en el mundo, qué había que hacer
en materia de regulaciones y más o menos tratamos de hacer un
organismo que tuviera prestigio internacional para asegurarnos de
que lo que se hiciera en la Argentina fuera confiable no sólo para
los argentinos sino para el mundo […] El segundo componente
importante de esa política era el tema de la política de semillas […]
Yo creo que en términos de propiedad intelectual nosotros en el año
90 dimos un marco para que las empresas vinieran a invertir y se
diera todo lo que se dio en la década del 90. El tercer componente
fue la política […] la Argentina en ese momento tenía relativamente
débil todo lo que era la estructura de recursos humanos. Entonces
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 297
Relato 2:
La comisión se creó, en realidad, por interés de […] hubo un
grupo de gente, entre ellos gente del inta, como Eduardo Palma, y
gente de otras instituciones que veían la necesidad […] Ya se venía
hablando mucho a fines de los 80 y a comienzos de los 90 del tema
de la regulación de los ogm. Había bastante trabajo del Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura en todo lo
que se refiere al desarrollo de normas para los países de América
Latina. (Entrevista a V.C.)
Todo depende del circo que querés armar […] Todos los miembros
tienen que hablar el mismo idioma, porque si no no hay sentido.
Una jirafa y un hurón, es complicado. Por ahí un tigre y un león,
no tanto. (Entrevista a F.D.)
12. En líneas generales, el planteo de que la ciencia básica coloca a quienes la realizan en
una torre de marfil intenta anteponer una lejanía con la realidad social. La ciencia apli-
cada saltaría esa lejanía y rompería con la separación entre esos espacios para volverse
útil para la sociedad.
13. Éste es el planteo realizado por una representante del inta en la comisión, que grafica
un argumento vislumbrado en muchas de las entrevistas: “Todos tienen derecho a opinar
sobre todo. Pero yo no sé si todos podemos opinar sobre todo […] Si hay tanta gente eva-
luando a nivel científico, si es seguro o no es seguro para el ambiente, para la alimentación,
para la salud, entonces cómo, con qué criterio podría uno opinar si se debe o no sacar al
mercado” (L.D.).
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 305
15. Pedro Salvatori fue senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino durante
2001, año en que realizó la presentación del proyecto de ley marco regulatorio de la Bio-
tecnología Moderna (2.024).
16. Fue diputado del Partido Justicialista, y presentó un segundo proyecto de ley que de-
nominó “Régimen de Biotecnología y Bioseguridad Agropecuaria” el mismo año que Pedro
Salvatori.
17. Ya en el momento de las negociaciones a nivel internacional, mientras la Secretaría de
Medio Ambiente adscribía a las negociaciones en el Protocolo de Cartagena sobre Biosegu-
ridad, la Secretaría de Agricultura priorizaba la Organización Mundial de Comercio.
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 311
prefieren que no se trate, a que haya un debate en el cual pueda ser peor
la consecuencia que el beneficio que pueda conllevar tener una ley […]
de repente puede salir una ley que diga: «Prohibimos los transgénicos»,
porque vos viste lo que pasó con el glifosato” (H.E.). Someter el tema a
una discusión política en el Congreso podía implicar abrir el juego a una
serie de sujetos sociales que hasta el momento no habían tenido injerencia
en la configuración del marco regulatorio, corriendo el riesgo de dificultar
el camino ya adoptado y “consensuado” respecto del tema. Sin embargo,
este abroquelamiento mostraba en sí mismo la injerencia creciente de
un debate que comenzaba a hacerse presente en la sociedad argentina.
Con el tratamiento de varios proyectos de ley sobre bioseguridad o sobre
etiquetado, se hacía evidente el carácter contradictorio que presentaba
la legislación. Porque mientras, por un lado, las leyes buscaban dar
forma específica al proceso productivo, brindando seguridad a la po-
lítica agraria, por el otro implicaba dar cabida a la problematización
social del tema, generando incertidumbre sobre los resultados finales.
Al mismo tiempo, la constitución de foros de formación-información en
biotecnología (cuyos integrantes estaban íntimamente imbricados a los
integrantes de la Conabia) mostraba la necesidad de crear consenso y
confrontar (en simultáneo) las posibles voces divergentes al modelo. Por
último, la creación de una instancia política por fuera de la comisión
(la cnapba) significaba los primeros pasos hacia lo que luego sería una
mirada política, ya no como una confrontación entre opciones que se di-
rimen bajo una lógica diferente de la del campo científico sino más bien
como una perspectiva ampliada que implicaba observar la regulación
de las semillas transgénicas desde una mirada integral del modelo que
incorpore cuestiones hasta el momento no visibilizadas (agroquímicos,
tierras, etcétera).
A pesar de estos esbozos iniciales, durante este período la “política”,
para la comisión, continúa apareciendo como un juego de suma cero, en
el que se crean dos polos que se repelen, uno a favor y otro en contra de
las semillas transgénicas. La permanencia del discurso experto, en los
términos previamente analizados, continuó evitando las miradas “poli-
tizadas” de aquellos que podían tener alguna opinión asociada al orde-
namiento territorial, al cuidado del medio ambiente o a la información
al consumidor. Así, el proyecto económico agrario vigente continuaba su
curso. Al mismo tiempo, acallar esas miradas requería también quitarles
legitimidad. De este modo, si bien se reconoce el derecho de todos a opinar,
no todos pueden hablar de todos los temas. “Yo no voy a ser ingeniero
aeronáutico antes de subirme a un avión. Lo que me importa es que el
20. El lugar que ocupan la política y la ciencia se hace muy presente también en el conflicto
de la moratoria de facto de la ue, en el cual mientras los integrantes de la comisión acusan
a la ue de usar el “principio precautorio” como barrera paraarancelaria, el Estado argen-
tino presentó una denuncia a la ue frente a la omc, esgrimiendo la falta de argumentos
científicos para parar la entrada de estas semillas (Campos Motta, 2008).
314 Carla Poth
y política del capital, durante 2001 y 2002, y que habían tenido como
resultado decenas de muertos y secuelas institucionales.
Éste es el clima de época que comenzaba a permear a la Conabia.
De la misma manera que el nuevo gobierno no desconocía las revueltas
populares recientes, la comisión no podía desconocer las necesidades de
recomponer las instituciones de un modelo productivo agrario que no es-
taba ajeno a críticas, desde finales de la década del 90.21 Al mismo tiempo,
los propios integrantes de la comisión marcan que para ese momento, el
proyecto biotecnológico tenía que trascender las instancias regulatorias
vigentes. Para instalar una estrategia de desarrollo no alcanzaba con
liberar semillas genéticamente modificadas. Era necesario configurar
una política de investigación, de divulgación y de inversión concreta en
el campo. Así es como en 2003 “Campos [ex secretario de Agricultura]
le hizo dos o tres cambios cosméticos y les puso su nombre” (R.M.) a las
normas de liberación de ovgm, se redefinió la estructura del inase y,
fundamentalmente, se instauró el proyecto de indear, primer propuesta
coparticipada entre empresas privadas (Bioceres sa y Biocidus ag)22 y
el estado (Conicet) para la instalación de un laboratorio de investiga-
ción biotecnológica. El indear, finalmente abierto en 2010, implicó una
experiencia de cooperación en la que los recursos humanos formados en
los espacios públicos comenzaron a trabajar con la inversión en capital
físico de la empresa Biosidus.23 Los proyectos de indear se orientan en
forma prioritaria a dar respuesta a necesidades concretas de la cadena
de valor agroindustrial organizada, por lo que este laboratorio, situado
en la ciudad de Rosario, resultó un precedente en esta nueva etapa de
articulación entre el Estado y las empresas en este tipo de investigaciones
y una política más agresiva de participación estatal en la producción de
valor en el agro.
Para 2004, lo que aparecía como tibios avances en el temase siste-
matizó en lo que fue denominado Plan Estratégico 2005-2015 para el
Desarrollo de la Biotecnología Agropecuaria. Elaborado por la recien-
temente creada Oficina de Biotecnología, en este programa, además
de dar cuenta de la importancia que estas tecnologías tuvieron en los
cambios de la producción agropecuaria en Argentina durante los años 90,
26. Estos dos elementos parecieran romper con la división que se establecía entre la his-
tórica defensa del sector agroexportador y el desarrollo industrial, dado que ahora el agro
integra una cadena de producción industrial de mayor complejidad, donde la producción
de conocimiento (como eslabón fundamental) incorporaría valor a las mercancías.
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 317
27. Los entrevistados toman el caso de Embrapa como modelo de esta relación.
318 Carla Poth
28. En esta instancia, los argumentos para negar la legitimidad de las investigaciones
de Carrasco referían a su carácter politizado, poco científico y a que los resultados fueron
buscados.
29. El Poder Judicial fue fundamental en las respuestas institucionales, al punto de que
durante 2012 se llevó adelante el primer juicio por el tema en Córdoba y se declaró culpables
a los responsables de fumigar los campos de soja del barrio Ituzaingó Anexo.
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 319
Reflexiones finales
30. Ya planteamos con anterioridad que, además, en esta etapa de valorización del capital
la producción del conocimiento se volvió central en la generación de ganancia. En este sen-
tido, en otros artículos procuraremos desarrollar las formas en que la ciencia y el mercado
reconstituyeron su articulación a partir de la constitución del capitalismo cognitivo.
Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico 321
Marcelo Panero**
Introducción
* Este artículo es parte de una investigación más amplia, que tiene por objetivo ser la tesis
del autor en el doctorado en Ciencia Política de la unsam. Ésta posee un alcance más vasto,
pues procura responder al interrogante acerca de quién/es representa/n actualmente los
intereses de la fracción predominante del agro argentino.
** Se agradece a Carla Gras, Valeria Serafinoff y Carlos Acuña por las lecturas y comen-
tarios a este texto. Igualmente, se los exime de responsabilidad por lo aquí escrito.
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1. En este caso, los actores sociales centrales son los votantes, los intereses a representar
son los de ciudadanos individuales y los de regiones (estados o provincias) y la expresión
política se canaliza por medio de partidos políticos.
2. Aquí, los actores relevantes son grupos sociales, dotados de algún tipo de recurso di-
ferencial respecto del resto de la sociedad (capital económico, capacidad de movilización,
armas, etc.), cuyo objetivo es conservar o incrementar el poderío y la posición social que
les otorga la posesión de tales recursos.
3. Por lógica representativa se hace referencia a los modos de accionar que implementan, al
tipo de vinculación que entablan con el Estado, con otros actores y con sus representados,
al ámbito de política pública sobre el cual intentan incidir, a las estrategias de legitimación
a las que apelan, etcétera.
La representación de los sectores dominantes del agro en debate 325
4. Se entiende por accionar político a las actividades llevadas a cabo por la entidad ten-
dientes a incidir sobre las decisiones del poder político (sea ante funcionarios de gobierno,
legisladores, miembros de partidos políticos, etc.) o sobre otros actores sociales.
5. La elección de tales fechas obedece a que, por un lado, en 1996 se liberó comercialmente
la venta de las primeras semillas transgénicas, hecho que tuvo un impacto significativo en
el esquema productivo del sector agropecuario. La fecha de finalización tiene que ver con
la concreción de un conflicto entre las entidades representativas del sector agropecuario
(encabezadas por sra, cra, faa y Coninagro, que articularon su accionar en la denominada
Mesa de Enlace) con el gobierno nacional, una vez que este último intentó imponer un ré-
gimen de derechos de exportación móviles a cuatro cultivos (soja, maíz, girasol y trigo).
6. Los documentos institucionales relevados son los suplementos de la revista Anales. En
ellos se consignan todas las actividades llevadas a cabo por los miembros de la entidad
(comisión directiva, diferentes comisiones especializadas, socios, etc.), como reuniones,
viajes, eventos, celebraciones, publicaciones, etc. Asimismo, se toman en consideración
los discursos inaugurales de la Exposición Rural de Palermo y el discurso de balance de
fin de año.
7. Relevamiento del diario La Nación entre 1997 y 2008. Fue realizado por un equipo de
investigación de la Universidad Nacional de Villa María del que he sido parte. Agradezco
aquí a Paula de Büren, Matilde Ambort, Noelia García, Gisela Arce y Andrés Cerón.
8. Un núcleo problemático sería aquella temática que merece consideración por parte
de la entidad y moviliza un accionar (cualquiera sea su naturaleza: apoyo, colaboración,
rechazo, protesta, etcétera).
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Campi, 2008: 165). Esto configuró una matriz económica cuya dinámica
adquirió un carácter cíclico,18 detrás del cual emergían dos proyectos en
disputa. El agroexportador, defendido por la burguesía pampeana, que
procuraba la especialización productiva en función de las ventajas compa-
rativas del país, un tipo de cambio elevado que favoreciera las exportacio-
nes y disminuyera los costos internos, y el incremento del saldo exportable
(que debido a que los principales productos de exportación argentinos
eran bienes-salario se traducía en la reducción de la demanda interna).
El deterioro en las condiciones de vida de buena parte de la población que
estas medidas implicaban generaba una fuerte oposición en los sectores
obreros y en las “fracciones débiles de la burguesía urbana” (O’Donnell,
1977), que procuraban un modelo centrado en el mercado interno. Para
su concreción, se requerían salarios elevados que incrementaran el con-
sumo local (lo que conllevaba la disminución de los saldos exportables y
el aumento de las importaciones), aranceles externos que protegieran la
producción nacional y distintos mecanismos de promoción estatal que la
incentivaran. Su límite lo encontraba al tornarse deficitaria la balanza
de pagos. El equilibrio de poder de ambos sectores conllevó la dificultad
de no poder avanzar más allá de vetarse mutuamente,19 situación a la
que contribuyó también la estrategia seguida por la gran burguesía ur-
bana, que oscilaba circunstancialmente a favor de uno u otro, siempre
“jugando a ganador” (ídem). Esta fidelidad ocasional cerró la posibili-
dad de un maridaje permanente entre las fracciones más importantes
de la burguesía, y, con ello, la concreción de un proyecto de desarrollo
económico y un modo de dominación política sustentable y estable en el
tiempo. De este modo, a partir de la profundización de la isi, la fracción
dominante del agro perdió su condición de sector dirigente del conjunto
de la sociedad, ante la imposibilidad de realizar sus intereses postulan-
do un proyecto político que lograra la adhesión subordinada del resto
de la sociedad (Sidicaro, 1982). No obstante, conservaba un importante
grado de poder, que le permitió concentrarse en acciones orientadas a
mantener ciertos beneficios sectoriales, invalidando el accionar de grupos
rivales y del Estado que se propusieran atacarlos, y montándose en las
sucesivas crisis de balanza de pagos para lograr mejorar su posición y
participación en el ingreso.
Internamente, los intereses de los grandes terratenientes pampeanos
continuaron siendo expresados por la sra, aunque la hegemonía sobre la
totalidad del sector rural, que habían ejercido durante la etapa agroex-
portadora, había quedado en el pasado. A la faa, representante de los
20. En 1958 sra integró la Acción Coordinadora de las Instituciones Empresarias Libres
(aciel), junto a la uia, la Cámara Argentina de Comercio y otras. En 1975, se conformó la
Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (apege) entre las mismas
entidades (Acuña, 1995b).
21. Dos de los tres Ministros de Agricultura del peronismo pertenecieron a sra y el tercero
se asoció a la entidad luego de jurar su cargo (Palomino, 1988: 72)
22. Entre 1955 y 1976, 81 miembros de sra fueron parte de alguno de los gobiernos de turno,
en calidad de ministros, secretarios, subsecretarios, responsables de empresas nacionales,
cargos en provincia de Buenos Aires y en bancos oficiales (Palomino, 1988: 75).
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23. Que pasa de aproximadamente 8.000 millones de dólares en 1976 a 45.000 en 1983.
24. Eduardo Basualdo y Enrique Arceo (2009) señalan que, a partir de la reforma financiera
de 1977, las decisiones de inversión de la producción pampeana comenzaron a regirse por
los cálculos de tres rentabilidades: la agrícola, la ganadera y la financiera.
25. Entre 1976 y 1983, trece funcionarios fueron socios de sra. Esto sin considerar que
José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía durante buena parte de la dictadura,
era nieto de uno de los fundadores de la entidad.
26. Desde la sanción de la Constitución en 1853 en la Argentina nunca hubo un período
continuado de casi treinta años de vigencia de un régimen político democrático con plena
participación, como el que se inició en 1983. Hasta 1916 existió una democracia acotada
a los sectores acomodados, que se amplió significativamente desde 1912, pero donde aún
estaba excluida de la vida política la totalidad de las mujeres. Finalmente, entre 1930 y
1983 hubo una sucesión de alteraciones del orden constitucional y de alternancias entre
“gobiernos civiles de participación restringida” (Acuña, 1995b: 231), debido a la proscrip-
ción del peronismo, y gobiernos dictatoriales. Por ende, la etapa que se inicia en 1983 es
inédita en la vida política argentina y constituye una variable de suma relevancia a la
hora de analizar el comportamiento político de los actores económicos.
27. Antes de la reforma constitucional de 1994, la duración del período presidencial era
de seis años y sin reelección inmediata.
28. Una elevada deuda externa, déficit fiscal, inflación y estancamiento económico.
La representación de los sectores dominantes del agro en debate 331
29. Lo que era un contraste con la procedencia tradicionalmente ganadera de los presi-
dentes de sra.
30. Se hace referencia a aquellos que han liderado el proceso de innovación tecnológica,
han podido expandirse productivamente y quienes, como rubro de actividad, contribuyen
más a la economía nacional en términos de volúmenes y monto de producción y aportes
monetarios al fisco.
332 Marcelo Panero
Diferentes lecturas
socios de sra construido para esta investigación. En ellos hay varias coincidencias, a saber,
grupos económicos: Werthein, Blaquier; grupos agropecuarios: Gómez Álzaga, Balcarce,
Duhau, Pereyra Iraola, Anchorena, Rossi, Lafuente-Mendiondo, Lalor, Paz Anchorena,
Ochoa, Guerrero, Harriet, De Apellaniz, Zuberbüler, Sansot, Arrechea-Harriet, Ayerza, y
otras formas de propiedad: Ortiz Basualdo, Bullrich, Pereda, Ocampo, Herrera Vegas.
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de los sectores más dinámicos del agro, de la nueva elite rural que se
conforma en la década de los 90.
El otro aspecto que contribuyó a la pérdida de centralidad de la sra se
refiere al perfil representativo. Por una parte, como se señaló, esta entidad
sufrió ciertos cambios en su organización, sus prácticas y sus discursos con
el objetivo de aggiornarse al nuevo escenario productivo y político. Así, la
apertura democrática implicó la necesidad de una cierta recomposición en
su dirigencia, que dio lugar a socios no necesariamente provenientes de
las familias tradicionales porteñas, de más fluida vinculación con algunos
elencos partidarios y no tan identificados con los gobiernos militares. Por
otro lado, las transformaciones emprendidas en los 90 fueron llevadas a
cabo de manera un tanto sorpresiva por un gobierno justicialista. Histó-
ricamente, este movimiento político estuvo asociado a los intereses del
sector obrero y de la pequeña burguesía nacional, aliado de los sindicatos,
afín a un modelo de desarrollo mercadointernista, y socialmente identi-
ficado con las clases populares. A partir de su asunción como presidente
de la Nación en 1989, Carlos Menem dejó de lado aquellos postulados y
abrazó con fervor los principios del neoliberalismo:
Pluralización representativa
47. Esta pretensión se contrapone a la postura de sra, que observa una oposición de
intereses entre el sector primario y el ámbito manufacturero. Valga como ilustración la
siguiente expresión de sra frente a una acción de intervención del Estado: “La manipu-
lación permanente de los mercados de trigo, maíz, carne, leche, frutas y hortalizas, entre
otros, que provoca la transferencia de recursos desde el sector primario a otros eslabones
de la cadena de valor, sin beneficiar en nada al consumidor”. Comunicado emitido por sra.
Suplemento Anales, 2007, p. 63.
344 Marcelo Panero
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348 El agro como negocio