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Jessenia Verdugo Chacón

Rosa León
Introducción

Los Selknam, conocidos comúnmente como Onas, nombre que le


otorgarón sus vecinos yaganes, fueron un pueblo con una riqueza
cosmogónica muy particular, en donde la familia era base de su organización
social.
Se ubicaban en Tierra del fuego, y se cree que eran parientes de los
tehuelches debido a su gran estatura.
Este pueblo, quienes hoy se encuentran tristemente extintos, eran
reconocidos por pintar sus cuerpos durante sus ceremonias o ritos, pero en el
presente trabajo queremos ir más allá de la imagen de los selknam de cuerpos
pintados, queremos ver que hay detrás de esa pintura, y que esconde ese
mundo de espíritus que componían su cosmovisión del universo, como veían la
vida y la muerte, como se relacionaban con sus vecinos, y por sobretodo como
a pesar de vivir en un lugar tan inhóspito y frio, lograban sobrevivir gracias al
conocimiento de las tierras en las que habitaban, y a los pocos recursos que
tenían, siendo el guanaco uno de sus principales alimentos y hasta materia
prima de su vestimenta.
Queremos además introducirnos en su alimentación y en como esta
explica también su contextura física, y forma en que ellos socializaban e incluso
demostraban afectos.
Los selknam u Onas

Esta cultura, de vida nómade, vivió en el territorio insular de Tierra del


Fuego. Se estima que hacia 1881, cuando se inicia la colonización moderna de
la isla, había un total 4000 individuos, unos 2000 estaban en territorio chileno.
Era un pueblo que, a pesar de su posicionamiento, desconocía la navegación y
se supone que ya estaban asentados en este lugar cuando se formó el
Estrecho de Magallanes, que separó la isla del continente.
Los selk'nam eran un pueblo de tipo paleolítico. Fabricaban
herramientas de piedra, hueso y madera y vivían de la naturaleza, sin cultivar la
tierra. Una actividad capital para ellos era la caza, pues comían sobretodo
guanacos y varias especies de roedores, se vestían con pieles de estos dos
animales, además de la del zorro. Hacían sus toldos de pieles de guanaco.
Recogían moluscos, huevos, bayas, ciertas raíces, semillas y hongos.
Cazaban pájaros y focas; pescaban en las lagunas y por las playas y
aprovechaban ballenas encalladas. A menudo cambiaban de campamento: el
hombre iba adelante, sosteniendo el arco con el brazo y el carcaj con las
flechas sobre el hombro. Lo seguía su mujer cargada de todos los objetos
domésticos y a menudo de un bebé atado a la espalda en una tabla-cuna.
Detrás iban los niños y los viejos. Las marchas se hacían por terrenos
conocidos. Las paradas estaban previstas según la caza o la pesca que se
esperaba encontrar. Conocían a fondo su isla y dieron nombres a todos los
relieves topográficos.
Ubicación geográfica

Los Selk’nam habitaron en las estepas y bosques de la Isla Grande de Tierra


del Fuego.

Se tiene información de que en aquella época se dividían en dos grandes


grupos: los Selk’nam del norte, que se ubicaban en las extensas planicies
esteparias septentrionales de la isla, entre el río Grande y el estrecho de
Magallanes, y los Selk'nam del sur, habitantes de las zonas boscosas
meridionales de lengas (nothofagus pumilio), coigües (nothofagus dombeyi) y
canelos (drimys winteri), llegando eventualmente hasta la costa norte del canal
Beagle.
Organización Politica y social.

La familia era el núcleo social, constituían pequeños grupos formados por unas
pocas familias ,las que podían tener 3 o 4 generaciones por descendencia
conformada bajo el principio patrilineal y patrilocal. Con un fuerte concepto de

territorialidad, cada uno de estos grupos familiares vivía dentro de un territorio


o haruwen, cuyos límites geográficos estaban claramente preestablecidos, y
debían ser respetados por los vecinos para asegurar una buena convivencia. .
La trasgresión del “haruwen airen”, muchas veces debida a la persecución de
guanacos, podía producir el enfrentamiento entre dos grupos.

Había muchos territorios perfectamente delimitados. Formaban "clanes"


patrilineales de 40 a 120 miembros con jurisdicción sobre un territorio de caza.
Los hombres tomaban esposas de otros clanes.
Dada las características insulares del territorio fueguino, el espacio fue
organizado en función a su división, por medio de los haruwen (‘nuestra tierra’,
‘nuestra patria’), que constituyeron la base de la organización social de los
selknam. Cada haruwen se organizó en función a linajes patrilineales
exogámicos y patrilocales.
Dependiendo de su línea patrilineal, los selknam descendían de un cielo que
representaban con rayados ideoplásticos, simbolizando pájaros, animales,
peces, vientos, mares o árboles, considerados como sus antiguos howen.
Cada haruwen representaba un cielo, lo que significaba que cada familia (de
herencias paterna) poseía un espacio físico específico, dentro del cual obtenían
los recursos por medio de la caza y la recolección, lo que necesariamente
obligaba a mantener una búsqueda constante de alimentos que contribuía a la
vida nómade de los selknam. Cada espacio era respetado por las familias y
compartidas excepcionalmente por circunstancias especiales, como, por
ejemplo, las celebraciones del hain (ceremonia de iniciación), escasez de
alimentos, matrimonios, etc.

Cada grupo ocupante de un haruwen estaba vinculado con uno de los cuatro
puntos cardinales, denominados "shó'on" (cielo). Si por cualquier razón un
individuo cambiaba de residencia, automáticamente pasaba a pertenecer
al "cielo" de su nuevo territorio.

Toda persona (hombre o mujer) pertenecía al linaje de su padre y generalmente


había nacido y se había criado en el haruwen paterno. A veces, los hijos de una
viuda crecían en el territorio de su madre y luego, ya adultos se quedaban allí,
aunque podían retornar al de su padre difunto si así lo deseaban. La gente
siempre guardaba algún contacto con el linaje y el territorio de la madre,
aunque residiera toda su vida en el del padre. Pese a que la mujer, al casarse,
iba a vivir con el linaje y en el haruwen de su marido, nunca perdía el derecho a
volver y permanecer en su haruwen de origen.
Los límites de cada haruwen estaban fijados por la tradición. La trasgresión de
límites constituía una de las principales causas de guerras internas,
enfrentamientos que emprendían entre diez y treinta hombres y duraban sólo
algunas horas. Si el linaje se fraccionaba, la sección que se apartaba era
socialmente reconocida como dueña del territorio donde sus miembros se
establecían.
En cada territorio los habitantes tenían derecho a cazar, recolectar frutos
silvestres, seleccionar materias primas para diversos usos, establecer sus
lugares de campamento y realizar todas las actividades necesarias para
preservar la subsistencia del grupo.

Los "cielos" constituían unidades exogámicas, vale decir que el matrimonio


quedaba prohibido entre dos personas que pertenecieran al mismo "cielo"; eran
generalmete monogámicos aunque se practicaba el levirato, tipo
de matrimonio en el cual una mujer viuda que no ha tenido hijos se debe casar
(obligatoriamente) con uno de los hermanos de su fallecido esposo, y el
sororato, unión matrimonial de un varón con un conjunto de hermanas; y en
situaciones de supervivencia grupal la poligamia.

La sociedad Selk'nam no habrían contado con jefes, consejo de ancianos o


algún otro órgano de autoridad. Los adultos ejercían cierta forma de autoridad
sobre los jóvenes, especialmente sobre los klóketen durante la ceremonia
del hain, pero en general, el poder era ejercido de manera más bien
circunstancial. A partir de tres formas de jerarquía se conformaba una especie
de elite religiosa, estas eran la de los chamanes - xo'on - , los sabios
- lailuka - ain y lailuka - am, el padre ain y la madre am, de lailuka la tradición
oral - y la de los profetas - chanain y chan- am, el padre y la madre de chan, la
palabra- .

Los chamanes - xo'on contaban con gran prestigio dentro de la sociedad


Selk'nam. Ejercían su poder, el wáiuwin, en actividades como la guerra y la
caza, extendiéndose este al manejo de las condiciones climáticas. Para
convertirse en chamán había que durante años ser un aprendiz bajo la tutela
de uno o varios chamanes mayores; hasta que en cierto momento, aquel
soñaba que un chamán le otorgaba su wáiuwin. El donador generalmente era
un pariente recién fallecido. Las "madres"- am- y "padres" –ain- lailuka eran
quienes conservaban la tradición mitológica y poseían mayores conocimientos
dentro de la sociedad, si bien no tenían poderes sobrenaturales ni entonaban
cantos, como los chamanes.

Aceptaban también las diferencias y jerarquías que se establecían en la vida


cotidiana, sobre la base del dominio de actividades relacionadas con el valor y
la destreza física, como la guerra, lucha y velocidad. Privilegiaban la unidad
tribal - el linaje - y establecían una sociabilidad en el marco de su libertad
individual, cumpliendo con los deberes y obligaciones para con la parcialidad a
la que pertenecían.

Vivienda y vestimenta

Existen indicios de que a partir del año 6.000 a.C. estos cazadores utilizaron
boleadoras esféricas para cazar y herramientas para manipular los alimentos.
Eran de estatura elevada y contextura robusta, la gran agilidad en los hombres
les permitía éxito en la caza, la mujer era más baja y propensa a aumentar de
peso. Las normas estéticas de su cultura los obligaba a depilarse todas las
áreas del cuerpo menos la cabellera que usaban larga y abundante.

Vivienda: Los selk´nam tenían dos tipos de vivienda, kaulvi: la menos usada
usada era una choza cónica y la más común, una tienda o paravientos.
Construían la chozas en zonas de bosque, donde había madera necesaria.
Hacían las paredes con troncos delgados y largas ramas, que enterraban en
forma de círculo, enlazando las puntas en ápice. Ataban una manta de cueros
raspadas de guanaco a la pared, mediante tiras insertadas en los mismos
cueros, o simplemente los afirmaban a intervalos sobre la pared entre los
troncos y las ramas.

Vestimenta y adornos. Los fueguinos hacían sus vestimentas exclusivamente


con pieles y cueros de animales, y el guanaco se presentaba muy bien a este
propósito, La piel del guanaco, sin embargo, con la que se hacían casi toda la
ropa, era muy apropiada. Pero para las mantas o capas largas, los selk'nam
preferían la piel de zorro, aún más abrigada. Como alternativa a estas pieles
usaban los de roedores y lobos marinos. Las pieles eran cocidas con nervio o
tendón de guanaco por orificios directos con un punzón o lezna de hueso.
La indumentaria principal, el manto o capa, era usada por todos.
El manto se usaba como frazada para dormir y también como escudo para tirar
flechas. Los hombres cazaban o peleaban casi desnudos.
Los niños también se abrigaban con capas largas, sujetas por tiras a la altura
del cuello, aunque por el compamento a menudo corrían desnudos, inclusive
en invierno.
Envolvían a los bebés en suaves pieles de zorro y para cargarlos usaban una
cuna en forma de pequeña escalera, en la cual eran aseguradas con tiras de
cuero. Para protejer sus ojos del reflejo del sol o de la nieve, se valían de un
trozo blando de cuero de guanaco, que sujetaban a su cabeza a modo de
visera.
A las mujeres les gustaban los collares y pulseras, simples o dobles,
cuidadosamente trenzados con nervios o tendones de guanaco. Además lo
hacían de pasto enhebrado. También usaban collares de caracoles o huesos
de aves.
Todos usaban el pelo largo, excepto el flequillo, que recortaban con gran
cuidado. El tatuaje sobre el antebrazo era muy común, pues lo consideraban
embellecedor.
La gente se pintaba diariamente por razones de orden práctico, además de
estético y simbólico. El akel, la pintura roja, era lo más común y servía para
proteger el cutis del viento y del frío. Quitaban la pintura y la grasa del cuerpo
frotándose con un liquen llamado “barba”, y con otra planta.
El rojo era considerado el color más bello.
Antes de salir a cazar guanacos los hombres pintaban sus cuerpos y también
sus arcos y aljabas de color rojo obscuro, amarillo o blanco, según la estación
del año para confundirse con la vegetación.

Cosmovisión
Pese a la simplicidad de su tecnología, éste grupo étnico poseía un
mundo de creencias muy rico que se expresaba a través de sus mitos,
leyendas y ceremonias sociales que reflejaban su cosmovisión muy particular.
Dentro de la tradición selk´nam, cada cerro, cada curso de agua, cada lugar,
tenía un sentido preciso en el que se mezclaban los aspectos prácticos de la
vida diaria con las abstracciones de carácter sobrenatural. Los selknam no
creen en un ser, que juzgue las acciones humanas. Entre ellos no existe el
concepto de adoración, no veneran al sol, la luna, las estrellas, no conocen
leyes que limiten su comportamiento, ni su importancia como pueblo, sólo
saben distinguir entre la luz y la oscuridad (en este caso los astros de luz son el
sol, la luna y las estrellas pero no son objeto de adoración).
Creen que las estrellas son hombres que han muerto como el fin de la
existencia, por lo tanto dentro de su cosmovisión no figura la idea de otro
mundo después de morir.
Tienen en sí el concepto de la vida y la muerte pero no le temen a ella,
por otro lado si creen en el poder de médicos enemigos que puedan enviarles
la muerte como venganza o castigo de sus acciones.
Ni los hombres ni las mujeres dan a conocer un indicio de práctica religiosa.
Los Onas reconocían a Temaukel, creador el cielo y de la tierra, que era
también dador de la vida y de la muerte. Debemos incluir también a Kénos,
héroe civilizador que en tiempos inmemoriales formó el cielo y la tierra, y era
portador de la ley moral. El arco de lo sobrenatural se completa con una serie
de demonios que, por lo general, acechaban a las mujeres.
Poseían un mundo de creencias muy rico expresado a través de sus mitos,
leyendas y ceremonias sociales. La principal ceremonia era el Hain, reunión
secreta organizada por los hombres, destinada a lograr cuatro propósitos
vitales:
1.- La iniciación de los adolescentes masculinos o Klóketen, quienes pasarían a
formar parte de los cazadores adultos una vez superadas múltiples pruebas.
2.- La 'instrucción' de las mujeres, sobre quienes los hombres manifestaban su
dominación, en especial durante la ceremonia.
3.- Reunir a personas que rara vez se encontraban, aún hombres que eran
enemigos participaban en el mismo Hain.
4.- Realizar los rituales considerados indispensables para la perpetuación de la
sociedad.
Esta ceremonia duraba comúnmente varias semanas o meses y
representaba no sólo una verdadera escuela para los jóvenes, sino también la
ocasión para reafirmar el rol dominante del hombre en la sociedad. Este
complejo evento constituía en su conjunto el eje cultural y psicológico de la
comunidad Selknam.

Pese a la simplicidad de su tecnología, éste grupo étnico poseía un mundo de


creencias muy rico que se expresaba a través de sus mitos, leyendas y
ceremonias sociales que reflejaban su cosmovisión muy particular. Dentro de la
tradición selk´nam, cada cerro, cada curso de agua, cada lugar, tenía un
sentido preciso en el que se mezclaban los aspectos prácticos de la vida diaria
con las abstracciones de carácter sobrenatural. Los selknam no creen en un
ser, que juzgue las acciones humanas. Entre ellos no existe el concepto de
adoración, no veneran al sol, la luna, las estrellas, no conocen leyes que limiten
su comportamiento, ni su importancia como pueblo, sólo saben distinguir entre
la luz y la oscuridad (en este caso los astros de luz son el sol, la luna y las
estrellas pero no son objeto de adoración).

Creen que las estrellas son hombres que han muerto como el fin de la
existencia, por lo tanto dentro de su cosmovisión no figura la idea de otro
mundo después de morir.
Tienen en sí el concepto de la vida y la muerte pero no le temen a ella,
por otro lado si creen en el poder de médicos enemigos que puedan enviarles
la muerte como venganza o castigo de sus acciones.
Ni los hombres ni las mujeres dan a conocer un indicio de práctica
religiosa.
Los Onas reconocían a Temaukel, creador el cielo y de la tierra, que era
también dador de la vida y de la muerte. Debemos incluir también a Kénos,
héroe civilizador que en tiempos inmemoriales formó el cielo y la tierra, y era
portador de la ley moral. El arco de lo sobrenatural se completa con una serie
de demonios que, por lo general, acechaban a las mujeres.
Poseían un mundo de creencias muy rico expresado a través de sus
mitos, leyendas y ceremonias sociales. La principal ceremonia era el Hain,
reunión secreta organizada por los hombres, destinada a lograr cuatro
propósitos vitales:
1.- La iniciación de los adolescentes masculinos o Klóketen, quienes pasarían a
formar parte de los cazadores adultos una vez superadas múltiples pruebas.
2.- La 'instrucción' de las mujeres, sobre quienes los hombres manifestaban su
dominación, en especial durante la ceremonia.
3.- Reunir a personas que rara vez se encontraban, aún hombres que eran
enemigos participaban en el mismo Hain.
4.- Realizar los rituales considerados indispensables para la perpetuación de la
sociedad.
Esta ceremonia duraba comúnmente varias semanas o meses y representaba
no sólo una verdadera escuela para los jóvenes, sino también la ocasión para
reafirmar el rol dominante del hombre en la sociedad. Este complejo evento
constituía en su conjunto el eje cultural y psicológico de la comunidad Selknam.

Caza y recolección

El nombre selknam no tiene traducción y es así como ellos se


autodenominan para diferenciarse de sus vecinos, pero la tierra que habitaban,
es decir, toda l Grande de Tierra del Fuego, nunca le habían dado nombre
propio. El nombre Ona, es el que le dieron sus vecinos Yámanas, que significa
“hombres de a pie”.
Si bien se habla de los selknam como una sola etnia, en la práctica,
estaban divididos en septentrionales y meridionales, es decir, desde el
Estrecho de Maga hacia el Río Grande, el terreno mantiene casi las mismas
características pampeanas del sur continental, con un paisaje de escasa
ondulaciones, arenoso, care bosques, detalles que influyeron en su
alimentación y vestimenta. En esta zona abunda el cururo, un pequeño roedor
que vive en galerías subterráneas y de h nocturnos, además de una amplia
variedad de ánsares, patos silvestres, cisnes y flamencos.
El principal alimento fue la carne del cururo y su piel, convenientemente
tratada y cosida, proporcionaba abrigo como prenda de vestir.
Del río Grande hacia el extremo sur de la isla, el paisaje cambia rápidamente
dominado por bosques, montañas, ciénagas y pantanos. A este medio, mucho
más hostil para la subsistencia de los selknam meridionales, se agregan los
fuertes vientos y las muy bajas temperaturas durante el invierno.

En contraposición a los selknam septentrionales, el alimento básico era


el guanaco, cuya piel era empleada como única prenda de abrigo, aunque
ocasional lograban cazar zorros y lobos marinos.

Estas marcadas diferencias territoriales, condicionaban el empleo de los


instrumentos de caza, porque los selknam del norte empleaban con mayor
frecuencia, la onda, en tanto que en el sur, preferían el arco, las flecha y el
venablo para pescar.
Los selknam no tenían asentamientos estables porque la búsqueda de alimento
basada casi exclusivamente en el guanaco, les obligaba a seguir el rastro del
animal, difícil de domesticar, muy rebelde, y según se tratara la época del año,
el indio debía recorrer distintos parajes para poder cazarlos. Por esta razón
carecía de elementos estables para conformar una vivienda y lo único que
acarreaban en su trashumante recorrido, eran las pieles y estacas con las
cuales podían armaban una choza de forma cónica con troncos y cueros, o un
paravientos, que se levantaba rápidamente con aquellas estacas enterradas en
el suelo, cubiertas con las piel guanaco y sobre ellas, algunas ramas más. Pero
en ningún caso, podían prescindir del fuego, elemento esencial para su
subsistencia.

Para encender un fuego, que siempre fue por percusión, llevaban


consigo una bolsita, casi siempre confeccionada con piel de zorro, atada a la
cintura con ten de guanaco trenzados la que contenía bolitas de pedernal, un
trozo de pirita, y como yesca, bejín, un hongo comestible seco, que era
desmenuzado y colocado un trozo de piel. Apenas caían las chispas
producidas por el choque entre los dos minerales sobre las esporas, debían
soplar suavemente, y con el agregado de grasa de guanaco, encendían el
fuego.
Eran muy pocos los productos vegetales con los que podían contar los
selknam para su alimentación, razón por la cual, su único medio de
subsistencia guanaco y algunos peces.

El guanaco predominaba al sur del Río Grande y en menor medida, en el


área de los selknam septentrionales, pero esta carencia en su alimentación era
sustituida por el cururo.
El guanaco suele emigrar en primavera y verano hacia los cerros y
regresa en busca de alimento a los valles cuando caen las primeras nevadas.
Cuando la caza se organizaba entre varios miembros de la comunidad,
estos se distribuían a los costados de las sendas por donde los guanacos
descendían cerros para beber. Cuando los perros azuzan a los guanacos,
estos por costumbre, toman el sendero transitado cientos de veces para
abrevar en algún lago, y e donde son sorprendidos por los indios que usando
como parapetos piedras y arbustos, lanzaban sus flechas. En su relato, el
padre Gusinde hace una descripción la faena del guanaco: “Si el cazador ha
logrado capturar un animal se aprestará a destriparlo allí mismo. Tiende el
animal sobre la espalda y le abre la cavidad vi mediante un corte longitudinal.
Arroja a los perros el estómago, las tripas, el bazo y el hígado, a veces también
el pulmón. Cuelga el corazón junto al fuego para q ase, después de haber
practicado algunos tajos en él. Antes había separado un trozo de tripa del largo
de un antebrazo y, dándolo vuelta, lo había vaciado. Al s el corazón y el pulmón
se acumula mucha sangre en la cavidad abdominal, que se verterá en ese
trozo de tripa y se atarán los extremos con dos palillos, co hace el salchichero.
Luego el hombre cocerá en las cenizas esta codiciada morcilla, el primer
producto de sus afanes.”.
Como consecuencia del agotamiento, por tratarse de una cacería
complicada, el indio descuartizará al guanaco en el lugar que fue abatido, pero
antes, tendrà desollarlo, y para ello necesitará ejercer mucha fuerza, ya que lo
hará a mano sin utilizar ningún elemento cortante para no arruinar la piel,
comenzando por el tronco, y solo en las patas cortará el tejido conjuntivo más
grueso y los tendones de las articulaciones. La piel tendrá prioridad en el
transporte hasta su choza porque peligro de pudrirse antes de ser tensada para
su tratamiento. El resto de la carne, si no puede transportarla, la troceará como
si fueran jamones y la dejará sobre las ramas mas gruesas de un árbol,
cubiertas con otras más pequeñas y secas, para protegerla de los zorros y
aves de rapiñada.
La tarea de cazar queda reservada exclusivamente a los hombres y si
por alguna razón, este se ausentaba por algún tiempo, la mujer ira de caza,
probable acompañada de otras mujeres, pero totalmente desarmadas,
quedando a cargo de los perros, la matanza del guanaco, para lo cual tienen
gran habilidad de pers a muerte y clavarle los colmillos en las arterias del cuello
hasta desangrarlo. También era tarea de la mujer en materia de alimentación,
recoger algunos silvestres y verduras, que por lo general eran muy escasas, y
solo ocasionalmente, complementaba su dieta.
Los selknam septentrionales, además de cazar coruros, se proveían de
una gran variedad de aves como patos, avutardas, cisnes y flamencos, en las
lagunas que tiene la zona norte de la isla.
Carlos R. Gallardo en su libro “Los Onas: Tierra del Fuego”, relata la manera
muy particular que tenían los indios para cazarlas, que consistía en no hacerlo
de dos o tres meses, visitando la laguna con mucha frecuencia para que las
aves se fueran habituando a su presencia. “ Pasado ese tiempo, y
aprovechando una oscura y lluviosa, se dirigen a ella 25 o 30 indios e indias
provistos de antorchas hechas de motilla seca la parte exterior y la interior
rellenas con hojas secas ligado con nervio de guanacos. La antorcha se lleva
encendida pero teniendo cuidando que haga llama. Estando todo listo, los que
toman parte en la cacería, rodando a la laguna y recién entonces prorrumpen
en una gritería infernal que hace que las aves vuelen asustadas. Ha llegado
entonces el momento de hacer que las antorchas produzcan llamas, para lo
cual se las agita vivamente. Las aves revolotean, se precipitan en la laguna y
allí también entran los indios con la antorcha en la izquierda y un palo en la
derecha con el cual matan a las aves azoradas, arrojándolas a la orilla”.
En cambio, el cururo, (su nombre proviene del sonido que emite curu curu
cuando se encuentra en peligro), es un roedor de costumbres nocturnas, de
blanda y sabrosa, de piel suave y abrigada, que sale de su cueva subterránea
con el ocaso, en busca de alimento. El indio aprovecha ese momento para
localizar la entrada de la cueva, y con un palo de punta afilada y en el extremo
opuesto, una agarradera de cuero en forma de pelota, la introduce hasta dar
con el nido, que una vez deriva en otros túneles.

Alimentación de los selknam

Resulta una dieta variada la del grupo Selk’nam , se sirven del medio
ambiente cuando les resulta favorable. Su dieta puede ser de un consumo
variado pero, la mayoría de las carne que consume provienen del guanaco ,
moluscos , y ballenas varadas en la costa .Aun así la variedad de aves resultan
importantes como el Colono Austral , Gansos (una variedad de la zona).
Entre las frutas comestibles de la tierra del fuego, debe citarse la frutilla,
que abunda en ciertos sectores en cantidades enormes, y el calafate, que
existen tres tipos, pero de que una sola da frutos y del que se hace un vino
pasable. Esta fruta llamada meech, en ona se produce en racimos de granos
grandes del porte de una arveja grande, de color negro morado, y tiene sabor
agradable, y que conocieron por el hombre blanco, ya que antes creían que a
medida que comían esa fruta se iban poniendo mas negros, otras frutas que
recolectaban eran la murtilla.
Los onas o selknam tenían tendencia a engordar, pese a tener
actividades como la caza, recolección y otros tipo de ejercicios que hacían
mantenerlos en buen estado físico, el hecho de que pasaran temporadas de
hambruna, o escasez de alimento o la incertidumbre del mañana, hacia que
cuando tenían la abundancia de alimentos, comían en grandes cantidades, solo
el amor a la belleza corporal detienen su glotonería.
El indio no usa la sal, teniendo el desconocimiento de este u otro
condimento, siendo la carne su principal alimento no siente la necesidad de el,
solo en los casos en que no encuentra carne y debe alimentarse de vegetales
por varios días, estos no lo satisfacen y sienten que les falta algo que no es
otra cosa que los principios minerales.
El ona es sumamente gourmet , y en consecuencia, ama los bocados
sumamente delicados, como las aves, los huevos, los guanaquitos chicos, y
por sobretodo la gordura de las carnes.
No tienen horas fijas para comer, comen cuando sienten apetito, lo que
si se sabe, es que comen siempre por las mañanas, y en abundancia antes de
salir a cazar. Siente hambre cuatro horas después de haber comido. Nunca
come o bebe cuando despierta de noche.
Son las carnes, principalmente las del guanaco, el principal alimento de
los onas. Las come asadas cortándola con mejillones, piedras afiladas o mas
comúnmente con cuchillos o fierros afilados, que encuentra en la playa y que
provienen de los naufragios. Como tenedor usa sus dedos.

Preparación de algunos alimentos

Respecto a las practicas establecidas de la preparación de los alimentos


se puede decir que cuando se trata de un ave o guanaquito, se asa la pieza
entera y luego de cortada en pedazo cada cual toma la pieza que mas le guste.
Diferente es el procedimiento de un guanaco grande, en este caso cada cual
corta un trozo del guanaco y el asa como guste.
La preparación de los pajaros se reduce a sacarle las plumas mas
grandes y quemarles las mas pequeñas, luego le sacan los intestinos en los
que se encuentran ya formados los excrementos, luego los asan como
proceden los gourmets respecto a las becasinas.
Comen los huevos asados, pero antes de asarlos les hacen un agujero
en una de las extremidades con el fin de evitar que explote durante la cocción.
El pescado para comerlo, le quitan las tripas y lo asan sin conocimento
alguno.
Para comer mejillones u otro marisco, los asan echándolos en las
cenizas, cerca del fuego de donde los sacan con unas especie de tenazas
llamadas lakel.
Prefieren la carne de ballena que ha estado varada o enterrada en el
agua dos o tres días, asegurando que así tiene mejor gusto. Esta grasa es un
regalo para ellos.
El guanaco constituye el alimento principal del ona del sur, llegando este,
cuando el hambre o apura a comerse inculos el cuero de este animal, cuya
caza lo preocupa bastante. Este indio además consume en orden de
importancia ; pescado, mariscos, pájaros, zorros, hongos, huevos, lobos,
ballenas, raíces,, frutas, tucutucos, savia, y algunas veces una masa hecha con
la harina de una semilla llamada tay y carne de ballena, cuando la suerte se las
depara. Parte de estos alimentos los comen crudos y otros cocidos, los
cocidos, los comen muy calientes.
Los indios del norte comen por orden aproximativo: pescados, pájaros,
cururos, lobos, guanacos, zorros, frutillas del campo, huevos, raíces de dos
plantas, el pan de tay y carne de ballena cuando la suerte lo depara.
Como se ve es variada la alimentación pero no todos los manjares son
apreciados del mismo modo, es asi como comen carne de lobo de mar, pero no
les gusta tanto como la de guanaco; comen carne de zorro que les gusta
cuando esta bien gorda, y comen ratones cuando tienen mucha hambre, y
prefieren morir que comer carne de perro.
En cuanto a lo que comen crudo se puede mencionar frutas, savia de
árbol, los hongos, la grasa, el hígado de guanaco nonato, raíces, algunas
ramitas y la achicoria salvaje.

Alimentos previamente preparados antes de su cocción


Lo únicos manjares que experimentan alguna preparación antes de ser
cocidos, son el pan especial antes mencionado y las morcillas.
El pan se hace por las indias, por lo cual recogen unas semillas de una
planta llamada tay por los onas, semilla parecida a la alfalfa, pero algo mas
pequeñas, a las que por una energía frotación con las manos les hacen perder
la cascarita que las cubre. Esa semillas as echan sobre una piedra chata que
calientan al lado del fogón sobre la ceniza, y allí se muelen a medida que se
tuestan, convirtiéndose en harina que mezclada con agua en unos casos y en
otros con grasa de lobo marino, forma una masa compacta que es sometida al
fuego en los fogones o simplemente comida sin esta segunda cocción. El pan
resultante es de un color terroso de mal sabor aceitoso, pero muy nutritivo,
para comer este pan deben tenerse en cuenta ciertas reglas, cortar este pan en
pedazos muy pequeños y no masticarlos, sino desleírlos en la boca con la
saliva, debido a su consistencia.
En cuanto a las morcillas he aquí su forma de preparación.
Muerto el guanaco, inmediatamente lo tienden sobre el lomo y proceden
a abrirlo sobre el pecho, a fin de que toda la sangre se deposite en su interior.
Sacadas las tripas del animal se escogen aquellas que parecen mas
apropiadas y se llenan con sangre aun caliente. Una vez atadas con nervios las
extremidades de las tripas, quedan listas las morcillas.
Para la cocción de las morcillas, se procede a retirar a un lado las brasa
del fogón, tendiendo a las morcillas sobre las cenizas calientes y junto al fuego.
Cuando la sangre comienza a cocerse, se pinchan con un palito puntiagudo , a
fin de que salga el vapor y no haga reventar las tripas . Para este alimento
también existen ciertas restricciones, las mujeres no pueden comer morcillas,
solo hombres, viejas y niños.
Como única bebida, los onas cuentan con el agua, que cuando esta de
viaje, se agacha y bebe del arroyo sirviéndose de su mano ahuecada, la que
lleva directamente a su boca. Si tiene cerca una hoja que sirva de vaso,
utilizará esta para beber. Jamás se echará al suelo para beber, por la sencilla
razón de que ensuciará la pintura de su cuerpo. La mujer para beber se sirve
de un caracol que llaman ahuen, que también en ocasiones es usado por el
hombre.

Dentro de su choza guardan agua en una bolsa hecha de cuero de


guanaco y cocida con los nervios de este animal.
Los selknam no son de ningún modo antropófagos, como se suele
pensar, por el contrario, ellos ni por necesidad, ni superstición comen carne
humana, asi como tampoco son geofagos, tampoco comen tierra.

Los onas eran bastante afectuosos, pese a lo que se podría creer, se les veía
acariciando a los niños e incluso los hombres se demostraban afectos entre
ellos con un aparente abrazo que se daba a través del acercamiento en
posición de lucha, que era para mostrar respeto. El respeto era uno de los
sentimientos más fuertes entre los selknam, se respetaba mucho a los mayores
y se solía atender a los consejos de estos.
No era común ver relaciones de afecto entre hombres y mujeres, aunque
fueran matrimonio o vivieran en la misma choza, era una relación mas distante,
al menos públicamente. Sin embargo existe un elemento primordial en la que
los selknam solian mejor demostrar el afecto, el respeto y el cariño, y esa es
con la comida. Los selknam gustaban de compartir mientras comían, daban los
trozos mas grandes a sus invitados o a los mayores, y eran grandes anfitriones,
disfrutaban de atender a sus mas cercanos a través de los alimentos y pese a
que existían delimitaciones entre los grupos, respecto al territorio, cuando
había abundancia de comida, en el caso de ballenas varadas por ejemplo,
llamaban a sus vecinos e invitaban a todos a comer y hacer provecho de la
comida.

Extinción de la etnia
El impacto de la colonización moderna iniciada a fines del siglo pasado,
producto de la explotación del oro en los ríos y el desarrollo masivo de la
actividad ganadera en la Isla de Tierra del Fuego, ocasionó la rápida extinción
de la etnia. Matanzas, deportaciones masivas practicadas por el hombre
blanco, junto a enfermedades infecto-contagiosas introducidas, terminaron por
romper el equilibrio natural de estos grupos. El uso de vesturario occidental,
inadecuado para la lluvia y para las costumbres higiénicas de ellos, puso punto
final a la sobrevivencia de este pueblo.
Para 1966 quedaban aún 13 indígenas de origen sélknam, la mayoría de ellos
mestizos, en el sector argentino de la isla. En mayo de 1974, moriría en la
ciudad de Río Grande, Angela Loij, la última india selknam pura, quien antes de
morir trabajó intensamente con la antropóloga francesa Anne Chapman en la
reconstitución de la historia y cultura de su pueblo en un trabajo de gran valor
antropológico e histórico.
ANEXOS
ANEXOS

Video de animación con mito selknam.


https://www.youtube.com/watch?v=psJ5tg6Pqcc

Mitos: Cuando los dioses habitaban la tierra

Luna es Sho',On Tam, la hija del Cielo, su hermana es Nieve. Su esposo, Sol,
es hermano de Viento. Nieve, el hermano de la Luna, se casó con la hermana
de Lluvia.
Luna (Kre) y Nieve (Xoshé) pertenecen al Sud. Sol (Kren) y Viento (Shenu) son
del Oeste. Lluvia (Chalu), Mar (Ko'oh) y su hermana Tempestad (O'oké) son del
Norte. Este, lugar de la cordillera resbaladiza era el "centro" del universo y la
sede del poder chamánico. Allí está Temukel, Palabra, el más poderoso de
todos.
En la era mítica que se llama hówenli, todas estas fuerzas, lo mismo que
algunas estrellas, habitaron la tierra y fueron poderosos chamanes. Y esa
"gente" de la era de hówenh se llaman los hówenh. Cuando se originó el
mundo actual y la sociedad humana, la mayor parte de los hombres y de las
mujeres howenh fueron transformados en los animales, cordilleras, corros y
acantilados, pampas y valles, lagos y lagunas de la tierra, o sea en lo que se
conoce hoy en día como la Isla Grande, Tierra del Fuego. Uno de los hówenh
se convirtió en arco iris. Tanto antes como después de la metamorfosis, todos
pertenecían a uno de los cuatro cielos (sho'on), como pertenecían también
todos los humanos, los selk'nam, por transmisión patrilineal.
Al igual que los selk'nam después, los hówenh tuvieron sus territorios bien
delimitados, sus har wenh. Toda la isla estaba dividida entre ellos. El har wenh
de Luna, por ejemplo, se llama Apen y se encuentra al sud de la isla, a los pies
de una cordillera de nieves eternas donde, desde luego, habitaba también su
hermano Nieve.
En la era de hówenh Luna era el chamán más poderoso, con excepción de
Palabra. Ella y las demás mujeres dominaron a los hombres. La sociedad
hówenh era pues un Matriarcado. Los grandes chamanes hombres: Sol, Viento,
Lluvia y Nieve, así como todos los hombres, se ocuparon de las tareas
humildes: de llevar las cargas cuando las familias se desplazaban, de cocinar,
de vigilar a los bebés y a los hijos pequeños, de traer el agua para el uso
doméstico, etc.
Las jóvenes hówenh accedían a la posición social de mujer adulta por medio
del rito a lo cual aludimos, llamado ha¡ . A la choza ceremonial, una gran
construcción cónica hecha de troncos, también se le decía hain. En
preparación a la ceremonia ciertas mujeres hówenh, ya iniciadas, se
disfrazaban de espíritus, usando altas máscaras hechas de corteza de árbol o
cuero de guanaco que les llegaban hasta los hombros o hasta las rodillas.
Otros espíritus eran representados por mujeres cuyos cuerpos se pintaban con
arcilla roja y blanca y cenizas sobre lo cual se trazaba dibujos geométricos,
símbolos de su identidad. Un espíritu se cubría de plumones blancos pegados
al cuerpo desnudo y su máscara. Los maquillajes, las máscaras y los
movimientos del cuerpo traducían con tal exactitud la imagen de los espíritus
que los hombres, hówenh, espectadores pasivos, confundían a los actores con
los personajes representados. Los hombres creían que los espíritus surgían de
las entrañas de la tierra y descendían de los cielos para participar de la
iniciación de las mujeres jóvenes en el recinto del hain donde ningún hombre
podía penetrar y ni siquiera aproximarse. Así cada vez que se celebraba el rito
los hombres vieron a los espíritus manifestar su solidaridad con las mujeres y
su aprobación por el dominio que ellas ejercían sobre la sociedad hówenh. Así
era el orden inquebrantable del universo.
Por lo menos así parecía desde "siempre", hasta que un día unos hombres
hówenh, los que después fueron transformados en Sít, (un ostrero), en Kehke
(borotero) y en Chechu (chingolo), todos asociados al cielo del Oeste (el de
Sol), se acercaron al hain para espiar (4). Y lograron sorprenderlo a uno de
los ,,espíritus" en el acto de disfrazarse. Era uno llamado Mata. Se dieron
cuenta enseguida que todos los "espíritus" no eran sino mujeres disfrazadas.
Descubierta la verdad, Sit silbó para alertar a los demás hombres. La mujer que
iba a representar Mata fue aniquilada allí mismo transformándose en cisne de
cuello negro y rostro mitad negro y mitad blanco como ella se estaba pintando
para hacer el papel de Matan. Del interior del hain, las demás mujeres oyeron
el silbido y enseguida apagaron el fuego sagrado (5). Los tres compañeros se
transformaron luego en los pájaros mencionados arriba. Como espías que
eran, ahora caminan sin hacer ruido, mirando hacia todos lados y
confundiéndose con su medio ambiente. Sit conserva siempre el mismo canto,
un silbido de alerta.
El marido de Luna, exasperado por esta revelación, empujó a su mujer al fuego
del hogar. Ella logró escaparse al cielo pero no sin que antes su cuñado,
Viento, también la arrojara al fuego. Con el rostro seriamente quemado y
sintiendo una cólera sin límites, jamás ha dejado de odiar a los hombres.
Cuando abandonó la tierra para siempre, convertiéndose en la Luna, su marido
se transformó en el Sol y desde entonces la persigue por el cielo intentando
atraparla, sin que hasta ahora lo consiga.
Todos los meses la Luna revive este suceso. Aparece llena como en la época
de su antiguo poderío aunque desfigurada por las cicatrices ("manchas"
lunares) que recuerdan la ofensa irreparable. Entonces disminuye hasta
desaparecer para iniciar su nuevo ciclo.
Entonces fue Sol el que enseñó a los hombres a castigar a sus mujeres.
Aunque no pudo o no quiso matar a la suya. Luna fue la única mujer hówenh
del hain femenino que logró salvarse, Sol hizo matar a su hija Tamtam la
hermosa, transformada después en Canario. Y en la sociedad humana las
mujeres selk'nam ocuparon el lugar de los hombres hówenh como
espectadoras pasivas del hain masculino, ellas entonaban el canto de Tamtam
todas las auroras mientras duraba la ceremonia.
Hubo hombres hówenh que trataron de salvar a sus hijas. Cuando Sit alertó a
los demás hombres hówenh y reveló que el hain no era sino una farsa de
mujeres, los hombres se encolerizaron y tomaron el hain por asalto y
masacraron a todas las mujeres. Pero un hombre hówenh Tari (Pato Vapor)
quiso defender a su hija que en el momento del asalto se acurrucó entre las
piernas de su padre, pero su padre no pudo contra los demás y ella también
cayó flechada. Keysaishk (Comorán) luchó contra Karkai (Carancho) para
salvar su hija, pero fue en vano.
Los hombres hówenh mataron a todas las mujeres y también a las jóvenes
iniciadas pues éstas conocían ya el secreto del hain. El secreto que había sido
tan celosamente guardado de los hombres era que los espíritus no eran
divinidades sino simples mujeres disfrazadas. Del sexo femenino sólo
quedaron las niñas pequeñas, que eran inocentes de la "perfidia" de sus
madres y hermanas mayores.
Después de la matanza de las mujeres hówenh, los hombres, niños y niñas
partieron -a los confines del mundo, al Este más allá de los mares. Allí
permanecieron mucho tiempo llorando a sus mujeres y madres. Cuando las
niñas a su vez se convirtieron en mujeres, los hówenh retornaron haciendo un
larguísimo viaje. Caminaron durante "siglos". Pasaron por las cordilleras más
allá de los mares, por las del Norte, luego las del Oeste y finalmente volvieron a
la tierra por las del Sud.
Los hówenh fundaron entonces el hain masculino. Y en este mismo tiempo vino
un hówenh del cielo del Norte trayendo consigo la Muerte. Los hówenh no
podían "convivir" con la Muerte puesto que eran ellos los inmortales. Así fue
que los más poderosos abandonaron la tierra y se transformaron en astros: las
Pléyades, Orión, Venus, etc. Otros de los más poderosos se convirtieron en el
Viento, la Lluvia, la Nieve, el Mar, etc. Y el mayor de todos hizo o se hizo la
Palabra. Otros los más humildes, se hicieron pájaros, animales, peces, cerros y
lagunas, etc. Fue por aquel "entonces" que el primer ser humano, el primer
selk'nam, fue creado de un terrón de tierra. Y a partir de entonces los hombres
selk'nam guardaban el secreto del hain para dominar a las mujeres. Así que se
originó la sociedad humana, la sociedad selk'nam, el Patriarcado.
Conclusión
Es importante destacar que este grupo “ de los de a pie” como también
se les conocía, fueron un pueblo que nos dejan un legado mas allá del que se
conoce por todos, un legado rico en su conformación interna, respecto al
respeto entre unos y otros, y en como disfrutaban de sus comidas, pues
muchas veces no tenían que comer más que vegetales, raíces e incluso solo
savia de arboles, pero cuando la naturaleza y sus esfuerzos por cazar o pescar
les proporcionaba alimentos ricos en carnes, ellos se deleitaban y aunque
comían muchas veces en grandes cantidades, para satisfacer el hambre y
también por la incertidumbre del mañana, gustaban de comer en compañía y
demostraban afecto a través de la comida, cosa bastante curiosa en un pueblo
que se podría creer es muy frio, no solo por la región en la que habitaban, sino
por ser un pueblo de tipo paleolítico que llego a tener poco contacto con los
blancos y que fue extintos por estos mismos.
Como legado culinario nos dejan, la preparación de un pan aunque no
sabroso, muy proteico en base a la harina de una semilla a la que llamaban tay,
mezclada con carne o grasa de lobo de mar, también encontramos una
preparación más conocida y que aun se mantiene en la actualidad, las
morcillas, preparación comparable con lo que hoy conocemos en nuestra
cocina como prietas, en base a intestino de guanaco usadas como tripas y
rellenas de sangre de guanaco.
Los selknam solian pintarse no solo para los ritos de iniciación , también
lo hacían por orden práctico además de estético y simbólico. El akel, la pintura
roja, era lo más común y servía para proteger el cutis del viento y del frío, y era
considerada el color mas bellos entre ellos, por eso es que hoy en día cuando
escuchamos hablr de os selknam , se nos viene a la mente la imagen de esta
tribu de gente con sus cuerpos pitados y adornados, en colores, blanco, negro
y rojo, pues ya sabemos que detrás de ellos hay mucho mas que pintura, y que
una vez más los llamados “colonizadores” terminaron por extinguir a un pueblo
que solo buscaba alimentarse y seguir subsistiendo en base a sus creencias y
método de vida. Hoy en día se ha perdido gran parte de lo que fue la lengua de
este pueblo y de muchos otros que habitaron Tierra del fuego, sin embargo
existe un termino que entiendo que sino es ona, puede ser yamán y que dice
mucho de cómo veían el mundo estos pueblos, a través del respeto y la
convivencia, icluso cuando existían enfrentamientos.
Mamihlapinatapai: "una mirada entre dos personas, cada una de las
cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que
ninguno se anima a iniciar"
Se dice que es un termino usado por los habitantes de la tierra del
fuego, muchas veces cuando existía rivalidad entre un grupo y otro, y que
definia el camino para llegar a la paz.
Bibliografía

Los indios de Tierra del Fuego. Los selknam. Padre Martin Gusinde. Publicado
por el Centro de Etnologíía Americana.

Los selknam. Anne Chapman

Tierra del fuego. Los onas. Carlos R. Gallardo

www.vocesdelatierra.com

www.pueblosoriginarios.com

www.educarchile.cl

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