114 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

Es decir, el mapa de los cambios y mutaciones demográficas no

puede interpretarse en abstracto, sino en el marco de los cambios socia-
les, productivos y tecnológicos. Los impactos del desarrollo industrial
incidieron tanto en los cambios culturales como en la composición,
movilidad y distribución de la población del planeta. Las proyecciones
no son halagüeñas, tanto por el crecimiento de la población como por
las intensas transformaciones sociales que contribuyen a las presentes
desigualdades geográficas.

1. El modelado de una geografía humanizada

El segundo milenio concluye con una geografía planetaria multifacéti-

ca, el modelado de una geografía humanizada comienza tímidamente,
repetimos una vez más, con nuestros antecesores más remotos, consu-
midores de vegetales y frutos silvestres y cazadores de animales, que
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agudizaron su astucia para emboscarlos y desarrollaron cierto instru-

mental para herirlos, ultimarlos y trozarlos. De la geografía que ellos
perfilaron nos quedan tenues rastros que los arqueólogos, antropólogos
y paleontólogos se empeñan hoy en descifrar mientras buscan en comu-
nidades indígenas que sobreviven aisladas y conservando sus culturas
ancestrales. Son testimonio vivo de algunas de esas formas de relación
con el medio, las que se encuentran en la selva amazónica o en Papúa,
Nueva Guinea.
Detrás del proceso de adaptación e integración al medio por el
aprovechamiento de plantas y animales silvestres, está la historia geoló-
gica, responsable del marco natural, en tanto el hombre es un recién lle-
gado que apenas ha tenido tiempo de actuar sobre la Tierra. Sin embar-
go, su accionar no ha sido desdeñable. Con el auxilio del fuego e
instrumentos rudimentarios, tanto los cazadores paleolíticos como los
agricultores del neolítico abrieron brechas en el mundo natural y crea-
ron nuevas asociaciones de animales y plantas. Ya Vidal de la Blache,
geógrafo francés de principios del siglo XX, afirmaba que cada grupo
ha encontrado en su medio los elementos básicos y desarrollado las es-
trategias para asegurarse la existencia. Los obstáculos y los procedi-
mientos para superarlos representan otras tantas soluciones locales al
problema de la existencia.
Chiozza, Elena Margarita, and Cristina Teresa Carballo. Introducción a la geografía, Editorial de la Universidad Nacional de
Quilmes, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/unadsp/detail.action?docID=3215466.
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 INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA 115

Yacimientos de restos humanos del pleistoceno, en el Viejo Mundo

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Tomado de Kinder, H. y W. Hilgemann (1996).

La geografía de la que hoy somos parte ha sido construida por el

Homo Sapiens, desde hace por lo menos 30.000 años, con distintas ma-
nifestaciones socioculturales. Muchas de esas sociedades que en el pasa-
do tuvieron un papel protagónico han desaparecido dejándonos sólo el
testimonio de sus obras y planteándonos interrogantes aún no resueltos
sobre su origen y la causa de su extinción, como por ejemplo la cultu-
ra de los menhires de Tafí, en nuestra provincia de Tucumán, entre
otras. No es el caso de hacer aquí una historia de la humanidad, sólo
queremos recordar que no puede olvidarse y que esa historia debe tener
en cuenta la evolución de las técnicas a ella asociada y su contexto con
los lugares habitados.
En el dominio de las relaciones entre técnica y espacio, una primera
realidad es la dispersión desigual de las técnicas. En una misma porción de
territorio conviven subsistemas técnicos generados en diferentes fechas, es-
to es, elementos técnicos provenientes de contextos socioculturales diver-
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sos. Desde el punto de vista de los geógrafos, los problemas se plantean en

forma diferente de lo que haría un historiador o antropólogo.
Debemos partir del hecho de que esos diferentes sistemas técnicos
forman una situación y tienen una existencia en un lugar dado. La for-
ma en cómo se combinan sistemas técnicos de diferentes edades tendrá
consecuencias sobre las formas de vida posibles en el área en cuestión.
Desde el punto de vista específico de la técnica dominante, la cuestión
es otra, es la de verificar cómo los restos del pasado son un obstáculo
para la difusión de lo nuevo, o cómo juntos encuentran la manera de
permitir acciones simultáneas (Santos, 1996, p. 35).
Un exponente acabado de la unicidad de la geografía, enfoque en
el que se integran simbióticamente el medio natural y la sociedad que
actúa en él, lo constituye en Argentina el geógrafo Romualdo Ardisso-
ne. En su obra se destaca La instalación humana en el Valle de Catamar-
ca, publicado en 1941 por la Biblioteca de Humanidades de la
Universidad de La Plata. En sus más de 350 páginas, describe el medio
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natural y los efectos de la humanización de ese ambiente iniciado por

las poblaciones prehispánicas, consideradas a través de testimonios es-
critos y arqueológicos para los tiempos más remotos, continuada por la
colonización y las formas de instalación actual, en sus aspectos tanto
urbanos como rurales. Su análisis del sitio y posición nos remite al
medio natural y al contexto indígena de la inserción de la ciudad colo-
nial de San Fernando del Valle de Catamarca que peregrinó durante un
siglo antes de arraigar en el lugar actual.
Con el mismo criterio, la observación del planeta le permite al geó-
grafo constatar que al presente existe una gran diversidad sociocultural y
que esa diversidad entraña diferentes concepciones del mundo y de la vi-
da, diferentes valorizaciones de la relación del hombre con la naturaleza
y, por ende, la creación de distintos espacios geográficos. Pero también
diferentes concepciones de las relaciones de los hombres entre sí, rivali-
dades, oposiciones, conflicto y guerra, donde la diferencia entre vencedo-
res y vencidos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, la
apropiación del espacio del pueblo derrotado y la creación de una nue-
va geografía que tal vez conserve los restos inertes de la antigua cultura,
llámese Teotihuacan, Machu Pichu, Quilmes o Tilcara. Los vencedores
no sólo someten o eliminan a los vencidos, traen con ellos nuevas técni-
cas y nuevas formas de organizar el espacio según sus fines.
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