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Actualidad Minera del Perú, Febrero 2017: http://bit.ly/2mmua4h
manifestantes. Vale señalar que éstos tienen convenios con las empresas
mineras para brindarles seguridad privada en lugar de proteger a la ciudadanía.
Aunque todo esto parezca inverosímil, sucede. Y se comprueba fácilmente
estando ahí. En Espinar (Cusco) verás que ningún minero consume agua local,
sabe que está contaminada. Intenta visitar a Máxima Chaupe, campesina que le
ganó un juicio a la Minera Yanacocha S.R.L. en Cajamarca, y la encontrarás
cercada por una tranquera en un camino comunitario en el que te hostigarán
antes de ingresar. Explícale a la prensa que en una negociación también existe
la posibilidad de decir “no” o “sí, pero…” y te dirán extremista. Conversa con los
afectados y activistas, los encontrarás a lo largo del país, y verás que protestar
no es una hobby sino algo que quisieran dejar de hacer para vivir tranquilos.
“Porque son perros conchetumadre”
Fue la respuesta de un policía en Cajamarca, al norte del Perú, ante las
preguntas de una joven mujer: “¿Por qué son así? ¿Por qué nos hablan así?
¿Por qué nos tratan así?” en julio de 2012 luego de éstos agredieran y detuvieran
a un cura ambientalista y hostigaran a campesinos que acampaban en la Plaza
Principal como medida de protesta frente al Proyecto Minero Conga4. La mujer
fue denunciada por Desacato a la autoridad. Ningún policía obtuvo una sanción.
La discriminación y el racismo no finalizaron en Sudamérica cuando se empezó
a hablar de interculturalidad ni de inclusión. Se solapó y naturalizó a través de
los discursos que imponen una promesa de desarrollo a través de la fuerza física
y la agresión a la libertad de ser y pensar. Aunque algunas veces, últimamente
más, alguien nos lo grita en la cara como el policía de la cita anterior. Cierto es
que en nuestro país los perros y animales en su generalidad son violentados y
su dolor invisibilizado (incluso por ambientalistas), solo por ser quiénes son y no
dejarán de serlo: perros. Y es ahí donde cobra más sentido las palabras de este
policía: lejos de las órdenes de sus jefes, la vocación por reprimir a campesinos
y campesinas que extrañamente se niegan a la inversión y “progreso del país”,
se ha interiorizado en muchos de éstos. En principio, son campesinos, indios,
provincianos, y encima se niegan a dejan de serlo, se niegan a progresar, a
incluirse en el plan hecho para ellos.
No podemos, pues, ver la minería de oro y sus perjuicios de forma aislada. No
son solo “malas prácticas ambientales” que puedan mejorarse, sino que
evidencian la colisión y asimetría de poder entre comunidades humanas y élites
de poder económico y social. Comunidades humanas que como en otras partes
del mundo, han priorizado, desde luego no sin complejidades, apostar por ser
más naturaleza y menos depredación. Comunidades humanas, además, que
también aspiran a la cobertura de derechos básicos y que en muchos casos
optan por negociar con la minería, pero en términos diferentes.
Las condiciones diferentes de negociación dependen en buena parte de que los
perros del mundo estemos juntos. Tanto para aprender la gran lección de la crisis
ambiental que afrontamos: ni la vida, ni los ecosistemas, ni las plantas, ni los
animales somos una mercancía, por ende tampoco propiedades usables sin
importar cómo. Tanto para reconocer que si la contaminación y el abuso son
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Ver video: http://bit.ly/2lYB5N9
considerados “externalidades” en la lógica de las inversiones multinacionales,
algo de fondo debe cambiar en nuestro patrón de economía hegemónica.
Qué hacemos
La minería de oro, sin embargo, deja poco margen para negociar una vida digna.
Además, decidir si es necesaria supone la responsabilidad humana de decidir
por sobre los demás habitantes del planeta. Decidir sabiendo que no es posible
extraer oro en los andes sin hacer tajos gigantes que destruyen ecosistemas,
usando la escaza agua que nos dejan los efectos del cambio climático y usando
tóxicos de alta gravedad como el mercurio o el cianuro ¿Vale la pena?
En varias regiones del Perú la respuesta ha sido no, en otras, sí, pero bajo ciertas
condiciones o “estamos pensándolo”. La suma de estas respuestas, aunque
principalmente de la primera, tuvo uno de sus momentos más representativos en
la Marcha del Agua del 20125. Los manifestantes marcharon, a pie y por tramos
en autos colectivos, desde Cajamarca y regiones del norte hasta Lima, la capital,
recorriendo casi 900 kilómetros en ocho días. También llegaron del sur y oriente
del país otras delegaciones con una consigna común: “agua sí, mina no” o “agua
sí, petróleo no”. En Lima cientos de jóvenes los esperábamos convocando en
universidades e institutos. Se buscaba la anulación del proyecto minero Conga,
declarar la intangibilidad de las cabeceras de cuenca y la prohibición del uso del
cianuro en las actividades mineras. Fuimos más de 15 mil personas.
Las movilizaciones desde entonces, no han parado. Se han realizado
encuentros, foros, redes, campamentos, vídeos, películas, organizaciones,
colectivos, muralizaciones, y un sinfín de acciones colectivas. Movimientos de
mujeres, ecologistas, de diversidad sexual, animalistas, sindicatos, colectivos
han participado de éstas. Aunque la situación se ha agudizado, nos hemos hecho
más fuertes y algunas empresas mineras como Yanacocha son una vergüenza
nacional. A su vez, algunos instrumentos de gestión ambiental se han visto
forzados a mejorar, o al menos aparentar hacerlo. Y también vale reconocer que
hoy tenemos parlamentarios elegidos por estas demandas. La lucha sigue, tal
vez no optimista, pero sí terca, insistente, obstinada. La lucha nos viene
transformando y ahí radica mi esperanza, en que nos permita descubrirnos entre
movimientos y apuestas de bienestar, dejándonos interpelar y aprender, capaces
de construir horizontes de lucha cada vez sólidos, estratégicos y diversos. Por
mi reciente estancia en España, creo saber que no estamos solos. A la vez, sí
creo que aun mantenemos patrones de vida que concesionan las propias y
permiten que las de los demás sean concesionadas ¿cuánta minería, realmente,
necesitamos en nuestras vidas para estar bien?
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Marcha Nacional del Agua 2012, Docu Perú: http://bit.ly/2lsv0Z4