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El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el proceso de circulación del agua entre los
distintos compartimentos que forman la hidrosfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico en
el que hay una intervención mínima de reacciones químicas, porque el agua sólo se
traslada de unos lugares a otros o cambia de estado físico.1
El agua de la Tierra se encuentra en su mayor parte en forma líquida, en océanos y mares,
como agua subterránea, o formando lagos, ríos y arroyos en la superficie continental. La
segunda fracción, por su importancia, es la del agua acumulada como hielo sobre
los casquetes glaciares antártico y groenlandés, con una participación pequeña de
los glaciares de montañade latitudes altas y medias, y de la banquisa.2
Por último, una fracción menor está presente en la atmósfera, en estado
gaseoso (como vapor) o en estado líquido, formando nubes. Esta fracción atmosférica es
muy importante para el intercambio entre los compartimentos para la circulación horizontal
del agua, de manera que, se asegura un suministro permanente de agua, a las regiones
de la superficie continental alejadas de los depósitos principales.2
El agua de la hidrosfera procede de la desgasificación del manto, donde tiene una
presencia significativa, por los procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede
reincorporarse al manto con los sedimentos oceánicos de los que forma parte cuando
éstos acompañan a la litosfera en subducción.3
Índice
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1Ciclo hidrológico
2Fases del ciclo hidrológico
3Compartimentos e intercambios de agua
4Energía del agua
5Balance del agua
6Efectos químicos del agua
7Véase también
8Referencias
9Bibliografía
Ciclo hidrológico[editar]
El agua existe en la Tierra en tres estados: sólido (hielo o nieve), líquido y gaseoso (vapor
de agua). Océanos, ríos, nubes y lluvia están en constante cambio: el agua de la superficie
se evapora, el agua de las nubes precipita, la lluvia se filtra por la tierra, etc. Sin embargo,
la cantidad total de agua en el planeta no cambia. La circulación y conservación de agua
en la Tierra se llama ciclo hidrológico, o ciclo del agua.
El ciclo hidrológico está dividido en dos ciclos: el ciclo interno y el ciclo externo. El ciclo
interno consiste en lo siguiente: El agua de origen magmático, formada mediante
reacciones químicas en el interior de la tierra, sale a través de volcanes y fuentes
hidrotermales y se mezcla con el agua externa. Se termina cuando el agua de los océanos
se introducen por las zonas de subducción hasta el manto.
Cuando se formó, hace aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años, la Tierra
ya tenía en su interior vapor de agua. En un principio, era una enorme bola en
constante fusión con cientos de volcanes activos en su superficie. El magma, cargado de
gases con vapor de agua, emergió a la superficie gracias a las constantes erupciones.
Luego la Tierra se enfrió, el vapor de agua se condensó y cayó nuevamente al suelo en
forma de lluvia.
El ciclo hidrológico comienza con la evaporación del agua desde la superficie del océano.
A medida que se eleva, el aire humedecido se enfría y el vapor se transforma en agua: es
la condensación. Las gotas se juntan y forman una nube. Luego caen por su propio peso:
es la precipitación. Si en la atmósfera hace mucho frío, el agua cae como nieve o granizo.
Si es más cálida, caerán gotas de lluvia.
Una parte del agua que llega a la superficie terrestre será aprovechada por los seres vivos;
otra discurrirá por el terreno hasta llegar a un río, un lago o el océano. A este fenómeno se
le conoce como escorrentía. Otro porcentaje del agua se filtrará a través del suelo
formando acuíferos o capas de agua subterránea, conocidas como capas freáticas. Este
proceso es la infiltración. De la capa freática, a veces, el agua brota en la superficie en
forma de fuente, formando arroyos o ríos. Tarde o temprano, toda esta agua volverá
nuevamente a la atmósfera, debido principalmente a la evaporación.
Un aspecto a destacar en el ciclo hidrológico es su papel en el transporte de sustancias:
La lluvia caída disuelve y arrastra sales hacia el mar, donde se concentran y precipitan.
Los sedimentos formados entran en los ciclos geológicos diagenéticos. En su conjunto el
ciclo hidrológico se puede considerar como una operación de lixiviado a escala planetaria.
El agua se distribuye desigualmente entre los distintos compartimentos, y los procesos por
los que éstos intercambian el agua se dan a ritmos heterogéneos. El mayor volumen
corresponde al océano, seguido del hielo glaciar y después por el agua subterránea.
El agua dulce superficial representa sólo una pequeña fracción y aún menor el agua
atmosférica (vapor y nubes).
Volumen
Depósito Porcentaje
(en millones de km³)
Ríos 2 a 6 meses
Manto acuífero
El ciclo del agua disipa —es decir, consume y degrada— una gran cantidad de energía, la
cual es aportada casi por completo por la insolación. La evaporación es debida al
calentamiento solar y animada por la circulación atmosférica, que renueva las masas de
aire, y que es a su vez debida a diferencias de temperatura igualmente dependientes de la
insolación. Los cambios de estado del agua requieren o disipan mucha energía, por el
elevado valor que toman el calor latente de fusión y el calor latente de vaporización. Así,
esos cambios de estado contribuyen al calentamiento o enfriamiento de las masas de aire,
y al transporte neto de calor desde las latitudes tropicales o templadas hacia las frías y
polares, gracias al cual es más suave en conjunto el clima de la Tierra.