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(Editores)
TRIACASTELA
Madrid, 2010
© Del prólogo: Los editores
© De la edición:
Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental
Arturo Soria 311, 1.º B
28033, Madrid (España)
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Editorial Triacastela
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ISBN: 978-84-95840-51-6
Depósito Legal: ?????????
Relación de participantes..........................................................................9
Prólogo.................................................................................................... 11
1. Conceptos esenciales de la capacidad en el Derecho Civil
Xavier O´Callaghan..........................................................................17
2. Informe pericial psiquiátrico de capacidad e incapacidad
Julio Antonio Guija Villa..................................................................39
3. Testimonio y sugestión
Margarita Diges................................................................................69
4. Aplicación practica de la psicología del testimonio en el análisis
y valoración de la prueba
Víctor Escudero Rubio....................................................................107
5. La prueba testifical:
su apreciación e interpretación por el Juez Penal
Emilio Llera Suarez de Bárcena.....................................................145
6. Eficacia de la prueba testifical y control de su valoración
en el proceso civil
Ignacio Flores Prada......................................................................191
7. El testimonio de los menores
Rafaela Caballero Andaluz y Dolores Mojarro Práxedes..............243
8. Exploración jurídica y social del testimonio del menor
Enric Anglada.................................................................................261
Conclusiones ........................................................................................287
Relación de participantes
Alcalá Pérez, Visitación: Profesora Asociada de Psiquiatría. Sevilla.
Anglada, Enrique: Magistrado. Tribunal Superior Justicia.
Barcelona.
Arcos Pérez, Luis de: Magistrado. Córdoba.
Baca Baldomero, Enrique: Catedrático Psiquiatría. Madrid.
Barrera, Guillermo: Letrado-Asesor Jurídico FEPSM. Madrid.
Bascaran, M.ª Teresa: Profesora Asociada Psiquiatría. Oviedo.
Blanco Picabia, Alfonso: Catedrático Psiquiatría. Sevilla.
Bobes García, Julio: Catedrático Psiquiatría. Oviedo.
Caballero Andaluz, Rafaela: Profesora Titular de Psiquiatría
Infantil. Sevilla.
Calatayud, Emilio: Magistrado. Tribunal de Menores. Granada.
Cañete Quesada, Elena: Psicóloga. Madrid.
Carrasco Pereira, José Luis: Catedrático Psiquiatría. Madrid.
Casas Barquero, Nieves: Profesora Asociada Psiquiatría. Sevilla.
Conejero Olmedo, M.ª del Mar: Profesora Asociada de Derecho.
Córdoba.
Diaz Marsa, Marina: Profesora Asociada Psiquiatría. Madrid.
Diges, Margarita: Catedrática de Psicología de la Memoria. Madrid.
Dorado Picón, Antonio: Magistrado. Vocal del CGPJ. Madrid.
Echeburua Odraizola, Enrique: Catedrático de Terapia de Conducta.
San Sebastian.
Escudero Rubio, Víctor: Magistrado. Córdoba.
Ezcurra, Jesús: Profesor Asociado Psiquiatría. Vitoria.
Flores Prada, Ignacio: Profesor Titular Derecho Procesal. Sevilla.
Franco Fernández, M.ª Dolores: Profesora Titular Psiquiatría.
Sevilla.
Giner Ubago, José: Catedrático Psiquiatría. Sevilla.
Gírela López, Eloy: Profesor Titular Medicina Legal. Córdoba.
González Torres, Miguel Ángel: Profesor Titular Psiquiatría.
Bilbao.
Guija Villa, Julio: Forense-Psiquiatra. Director del Instituto
Medicina Legal. Sevilla.
Ibañez Guerra, Elena: Catedrática de Personalidad. Valencia.
Jaen, M.ª Jose: MIR de Psiquiatria. Córdoba.
Lillo Roldan, Rafael: Profesor Titular Psiquiatría. Córdoba.
Lledo Gonzalez, Carlos: Magistrado de la Audiencia. Sevilla.
Llera Suarez de Bárcena, Emilio: Fiscal de la Audiencia. Sevilla.
Marin, Antonio: Magistrado. Cádiz.
Martinez, Fernando: Magistrado. Sevilla.
Medina León, Antonio: Catedrático Psiquiatría. Córdoba.
Mojarro Práxedes, M.ª Dolores: Profesora Titular Psiquiatría
Infantil. Sevilla.
Monserrat Quintana, Antonio: Magistrado. Vocal del CGPJ. Madrid.
Moreno Diaz, M.ª José: Profesora Titular Psiquiatría. Córdoba.
Núñez Bolaños, María: Magistrada. Sevilla.
O`Callaghan, Xavier: Magistrado. Tribunal Supremo. Madrid.
Oliveras Valenzuela, Angustias: Profesora Asociada Psiquiatría.
Alicante.
Palácios Martinez, Andrés: Magistrado. Córdoba.
Perez-Puig Gonzalez, Rocio: Magistrada. Letrada del CGPJ.
Madrid.
Pijuan Canadell, Jose Maria: Magistrado de la Audiencia.
Barcelona.
Romero Candau, Pedro: Notario. Sevilla.
Sáez Rodríguez, Jose: Forense. Director Instituto Medicina Legal.
Córdoba.
Santos Urbaneja, Fernando: Fiscal. Córdoba.
Saravia González, Ana: Magistrada. Córdoba.
Seoane Rey, Julio: Catedrático de Psicologia Social. Valencia.
Prólogo
Los Editores
Valoración de la capacidad
y eficacia del testimonio
1
Xavier O´Callaghan*
Plena
Incapacidad
Capacidad restringida
Especial
c) La incapacitación
2. MECANISMOS DE PROTECCIÓN
a) Patria Potestad
compañía de los padres, se rehabilita la patria potestad. Son los dos casos
—patria potestad prorrogada y patria potestad rehabilitada (artículo 171
del Código civil)— en que se da la patria potestad sobre la persona que
carece de salud mental, lo que ha dado lugar a su incapacitación.
Los titulares de la patria potestad son los padres, que la ejercen
conjuntamente. Hay situaciones —como casos de urgencia— en que
la puede ejercer uno sólo de ellos, como si hay consentimiento de uno
para que la ejerza el otro o se dan casos de falta de convivencia de los
padres. Y también hay situaciones en que sólo uno de los padres es
titular de la patria potestad, como es el caso de que sea viudo o uno
solo sea el que está determinado como padre o madre.
Los titulares de la patria potestad deben velar por ellos, tenerlos en su
compañía, alimentarlos y, en definitiva ejercerla siempre en beneficio de
los hijos, de acuerdo con su personalidad y con respeto a su integridad
física y psicológica (antes se incluía el «corregirlos razonable y modera-
damente», lo que fue eliminado por la ley de 28 de diciembre de 2007).
Tienen la representación legal de sus hijos, salvo excepciones,
como en actos relativos a la personalidad, en los que el menor puede
actuar por sí mismo de acuerdo con sus condiciones de madurez, así
como en los que estuviera excluido de la administración y en los que
se presente conflicto de intereses entre padres e hijo. En este último
caso, el Juez nombra un defensor judicial.
Los bienes que pertenezcan al hijo, le pertenecen a él, así como sus
frutos, pero la administración corresponde a los titulares de la patria
potestad, que también tienen un limitado poder de disposición para
vender bienes del menor de escasa importancia.
b) Tutela
c) Curatela
d) Guarda de hecho
a) Contratos
b) El Matrimonio
sos, gastos, ahorros, etc.) y el Código civil los regula: son los regímenes
económico-matrimoniales. El régimen del Código civil es el que se pac-
ta por los cónyuges, antes o después de contraer matrimonio, en capitu-
laciones matrimoniales. Si nada pactan, el régimen es el de ganancia-
les: se hacen comunes las ganancias obtenidas durante el matrimonio.
En el Código civil se prevé también el régimen de separación de bienes,
que rige si se pacta expresamente en capitulaciones, salvo en Cataluña
y Baleares que es el que rige si nada se ha pactado. También se prevé
el régimen de participación en las ganancias, prácticamente en desuso.
Una breve referencia a la unión de hecho o matrimonio de hecho.
Es la situación análoga al matrimonio, pero no se ha celebrado éste: se
da la convivencia plena, pero sin la regulación de los efectos persona-
les y patrimoniales que tiene el Código civil. Es una situación alegal
(fuera de ley) no ilegal (contra la ley). La mayoría de las Comunidades
Autónomas la han regulado, pero sólo en aspectos parciales. Ha sido
la jurisprudencia la que ha resuelto, caso por caso, los problemas que
se han planteado en este tema.
La nulidad del matrimonio civil se produce tan solo cuando se dan si-
tuaciones extremas que, en realidad se centran en la falta del consenti-
miento matrimonial, elemento esencial. Así, es nulo si falta totalmente
el mismo, o ha mediado error en la persona o sus cualidades esenciales o
coacción o miedo grave; o bien, si se ha celebrado con falta de la forma
solemne esencial; o si se ha contraído entre parientes muy cercanos.
La separación y el divorcio se han visto alterados profundamente
por la Ley de 8 de julio de 2005 que modificó el Código civil en ma-
teria de separación y divorcio. La separación produce la suspensión
de los efectos del matrimonio y el divorcio, la disolución de éste. Lo
que contempla el Código civil es la opción de los cónyuges de, en caso
conceptos esenciales de la capacidad en el derecho civil 31
d) Filiación
han pasado muchos años, del Colegio Notarial (que conserva los pro-
tocolos antiguos) la copia autorizada del último testamento.
El ológrafo es aquel que se escribe en papel normal, de puño y
letra del testador, con la fecha, con su firma y sin palabras tachadas o
enmendadas o entre renglones, a no ser que las salve el testador ante
su firma. En el momento de la muerte del testador, el que guarde el
testamento lo presenta al Juzgado, el Juez comprueba la autenticidad
y en caso afirmativo, tiene plena validez.
Hay que tener en cuenta que el testamento se puede revocar hasta
el instante mismo de la muerte; revocar en el sentido de anularlo o de
cambiarlo.
Una vez conocido, según lo dicho, el último testamento válido, los he-
rederos aceptan (o repudian, que es lo mismo que renunciar) la herencia.
Si aceptan, ante Notario, se hace la partición de bienes (lo que no hace
falta si es uno solo) y se adjudican los que corresponden a cada uno.
b) Capacidad
5. IMPUGNACIÓN
a) En general
b) De contratos
c) Del matrimonio
d) Del testamento
1. INTRODUCCIÓN
Persona Física
Inalienable
Limitable
Ilimitable
Capacidad de Obrar
Ordinarios o habituales:
-Aseo
-Vestido
-Alimentación
-Actividad diaria:
+talleres
+trabajo
+escuela
INCAPACIDAD TOTAL
a) Causas de incapacitación
Si nos atenemos a la literalidad del artículo 200 del C.C., son tres
aspectos los que deben tenerse claros a la hora de realizar la valoración
pericial o forense:
—Enfermedad o deficiencia física o psíquica.
—Persistencia.
—Privación o restricción del autogobierno.
1.º La enfermedad o deficiencia, considerada en el tradicional sen-
tido médico debe existir en el momento que se plantee la incapacidad.
No basta con una existencia previa o con una repetición de los sínto-
mas y que en el momento del reconocimiento se encuentren compen-
sados. En la actualidad, los tratamientos antipsicóticos así como para
informe pericial psiquiátrico de capacidad e incapacidad 49
Capacidad de obrar
No ordinarios o habituales
• Libre circulación
• Domicilio/Residencia/Internamiento
• Matrimonio/Unión de Hecho
• Concepción
• Nombramiento tutor
• Documento de últimas voluntades
• Asistencia sanitaria: elección de centro o facultativo,
sometimiento a tratamiento
INCAPACIDAD PARCIAL
Capacidad de obrar
• Sufragio activo
• Derecho de asociación/Fundación
• Sindicación
• Capacidad procesal
INCAPACIDAD PARCIAL
Capacidad de obrar
Gestión Disposición
Incapacidad parcial
CURATELA
b) La toma de decisiones
c) La funcionalidad de la persona
2.º patrimonio
3.º salud
4.º transporte
d) El informe psiquiátrico
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Testimonio y sugestión1
Margarita Diges*
1. La correspondencia testimonio-realidad
Por supuesto, aún nos queda otra alternativa para examinar las di-
ferencias entre lo real y lo sugerido: el recuerdo de lo que he visto
debería dar lugar a un relato de memoria más rico y detallado que el
relato de lo que se ha sugerido. Siguiendo una propuesta de Johnson
y Raye (1981) para explicar cómo distinguimos entre lo imaginado y
lo real, Schooler, Gerhard y Loftus (1986) aplicaron el modelo a las
memorias sugeridas y reales de un experimento en el que a la mitad
de los participantes se les sugirió una señal de tráfico que realmen-
te no estaba. Los ejemplos de descripción de la señal de CEDA EL
PASO que vienen a continuación corresponden a cuatro personas: dos
de ellas sí vieron esa señal, mientras que las otras dos vieron un STOP
pero aceptaron la sugestión de que había un CEDA EL PASO.
a) Factores Contextuales
1979b). Si esa información falsa supone una alerta un tanto sutil para
que el testigo busque más gazapos en las preguntas, está claro que
un aviso más explícito cerca de la posibilidad de preguntas sugesti-
vas tendrá un efecto mayor para reducir la sugestión. De hecho, esto
se ha comprobado experimentalmente, aunque es un efecto que está
moderado por otros factores cognitivos. Así, el aviso sólo es útil para
detectar las discrepancias cuando se proporciona antes de preguntar
de forma sugestiva (Greene, Flynn y Loftus, 1982), y siempre que la
información sugestiva no sea más accesible que la original (Eakin,
Schreiber y Sergent-Marshall (2003).
Por otro lado, la memoria del suceso también puede ser muy pobre
cuando las condiciones perceptivas son objetivamente difíciles, como
cuando el testigo no dispone de todos sus recursos atencionales para
codificar adecuadamente los detalles del episodio. Por ejemplo, estar
realizando otra tarea al mismo tiempo —como hablar por teléfono—
detrae recursos cognitivos que perjudican la codificación inicial y por
tanto la memoria original. Si después se formula una pregunta suges-
tiva, el testigo está en peores condiciones para detectar la discrepancia
entre el original y lo sugerido, y aceptará la información engañosa con
facilidad. Aunque con un paradigma experimental diferente (listas de
palabras asociadas a una palabra no presentada), hemos encontrado en
nuestro laboratorio que realizar una tarea mientras se escucha la lista
de palabras incrementa enormemente las falsas memorias (Fernández-
Lagunilla, Pérez-Mata y Diges, 2001; Pérez-Mata, Read y Diges,
2002). De nuevo aquí, parece que el participante no detecta discre-
pancias entre lo que oyó y lo que se activa mentalmente a través de la
presentación de los asociados (autosugestión).
Otra variable que hace difícil la detección de discrepancias es la
congruencia del detalle sugerido con el resto del episodio (Pérez-
Mata y Diges, 2007). Precisamente el hecho de que con ciertas pre-
guntas sugestivas no lográbamos un efecto claro de sugestión, nos lle-
vó a manipular una variable de gran interés aplicado, la congruencia
testimonio y sugestión 83
cierta contaminación entre los testigos del mismo hecho, que pueden
llegar a producir un testimonio común consensuado, aceptando acríti-
camente discrepancias entre lo que vieron y lo que sugieren los otros
testigos, pero que no se desdicen y mantienen esa versión, incluso con
un incremento de confianza (Davis y Loftus, 2007).
a) La primera entrevista
6
Fuera de esta indicación estaría el caso de los análisis de credibilidad de la de-
claración de niños sobre supuestas agresiones o abusos sexuales. Cuando se está
analizando el contenido de la declaración y se descubre que algunos detalles se han
proporcionado como respuesta a preguntas sugestivas, hay que eliminar esos deta-
lles del análisis, pues no hay manera de averiguar si fueron percibidos o sugeridos.
testimonio y sugestión 97
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4
Aplicación práctica de la
Psicología del Testimonio en el análisis
y valoración de la prueba.
INTRODUCCIÓN.
1. Variables circunstanciales:
Las demás partes podrán dirigirle también las preguntas que consi-
deren oportunas y fueren pertinentes en vista de sus contestaciones.
El Presidente, por sí o a excitación de cualquiera de los miembros del
Tribunal, podrá dirigir a los testigos las preguntas que estime condu-
centes para depurar los hechos sobre los que declaren». En consecuen-
cia, sigue el mismo esquema del proceso civil, dando la iniciativa del
interrogatorio a las partes. No obstante, en este caso, y aplicando con
más fuerza todavía las razones antes expuestas en relación al proceso
civil, puesto que se trata de una materia de orden publico, con intere-
ses generales en juego, ninguna duda cabe de que el Juez o Tribunal
puede ordenar el interrogatorio de modo que se sigan las pautas más
favorables para estimular el recuerdo correcto del testigo.
Pero entiendo que en el proceso penal se podría avanzar más. Si
sabemos que el paso del tiempo produce efectos demoledores sobre
el recuerdo y que desgraciadamente suele haber un lapso considerable
entre el suceso y el juicio, ¿por qué no subvertimos los criterios de
enjuiciamiento en relación a la prueba testifical? ¿por qué no poten-
ciamos la declaración que se produce poco tiempo después del hecho
(declaración que tiene más probabilidad de contener un mayor nume-
ro de información correcta y menos errores)? Ello no supone atribuir
facultades de enjuiciamiento al Instructor. La solución sería proceder
a la grabación videográfica de las declaraciones prestadas ante el Juez
Instructor por los testigos, declaración que lógicamente se revestiría de
todas las garantías legales (asistencia letrada, contradicción, etc.). En
el acto del juicio, el interrogatorio del testigo comenzaría por la repro-
ducción de su declaración, continuando con las preguntas de las partes
y del Tribunal sobre la misma y los hechos enjuiciados. Es verdad que
esto podría enlentecer los juicios, pero ese perjuicio se minimiza si se
tiene en cuenta los valores que estamos ponderando (la condena de un
inocente o la libertad del culpable), debiendo abandonarse criterios de
Justicia productivista. Además, no sería aplicable a todos los procesos.
Sin perjuicio de proceder a la grabación de todas las testificales de la
Aplicación práctica de la psicología del testimonio 123
ña la denominada Psicología del Testimonio (por ej. el paso del tiempo entre las
declaraciones que provoca un olvido de ciertos detalles del hecho)».
7
Roj: SAP M 19385/2008: «en todo caso un tenemos que recordar la limitación que
el Tribunal Supremo establece para la utilización de la prueba testifical. Esto no
puede ser de otro modo porque no podemos desconocer el hecho técnico acredita-
do desde la perspectiva de la más elemental psicología del testimonio de que quien
declara ante un Juzgado o Tribunal puede estar convencido de estar diciendo la
verdad y sin embargo dar una versión que no coincide con lo realmente sucedido
al contarlo por prueba fáctica. De ahí que se obligue en las declaraciones de los
perjudicados a su constatación objetiva y que se limite la testifical de referencias
siempre que se pueda tener un conocimiento directo de lo sucedido».
8
Roj: SAN 5475/2008: «el análisis crítico del testimonio visual requiere tener en
cuenta una serie de factores que han ido elaborando la psicología jurídica y la
práctica forense: (…) el foco del arma, que resulta uno de los detalles que más
llama la atención de la víctima».
9
Roj: SAP GI 884/2002: «el hecho de que la Sra. María Ángeles no se hubiera
fijado en la cara de su agresor y centrara su atención en la navaja y la jeringuilla
no sólo no es nada anómalo, sino que, por el contrario, es frecuenta y habitual,
siendo objeto de estudio psicológico el papel focalizador que juega el arma pre-
sente en la escena de un delito hasta el punto de denominarse el hecho de que la
víctima centre todos sus recursos atencionales al arma y no a la fisonomía de su
agresor como efecto de foco del arma».
130 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
mos con nuestro marco legal vigente: el art. 369 LECR, que dispone
que «la diligencia de reconocimiento se practicará poniendo a la vista
del que hubiere de verificarlo la persona que haya de ser reconocida,
haciéndola comparecer en unión con otras de circunstancias exteriores
semejantes. A presencia de todas ellas, o desde un punto en que no
pudiere ser visto, según al Juez pareciere más conveniente, el que deba
practicar el reconocimiento manifestará si se encuentra en la rueda o
grupo la persona a quien hubiese hecho referencia en sus declaracio-
nes, designándola, en caso afirmativo, clara y determinadamente. En
la diligencia que se extienda se harán constar todas las circunstancias
del acto, así como los nombres de todos los que hubiesen formado la
rueda o grupo».
En este sentido, la Psicología del Testimonio aboga por la denomi-
nada rueda secuencial, es decir, aquella en la que se van mostrando su-
cesivamente a los integrantes de la misma, de modo que el testigo solo
tiene ante su presencia un rostro que debe confrontar con el del autor del
delito. Sin embargo, dicha técnica no es posible, puesto que la LECR
exige que el sospechoso comparezca «en unión con otras» personas.
Desde la Psicología del Testimonio también se preconizan las vir-
tudes de la denominada «doble rueda». En este caso, al testigo se le
sometería a consideración sucesivamente dos ruedas de personas. En
una de ellas se encontraría el sospechoso y en la otra no (todos serían
cebos), siendo indiferente el orden, con lo que se difumina el efecto
descarte. Esta forma de realizar la identificación tampoco se ajusta en
sentido estricto a nuestro sistema legal, que solo parte de una rueda de
la que el sospechoso forma parte, pero tampoco sería inviable, pues no
es más que la rueda con autor ausente no es más una diligencia auxiliar
de la otra, que se practica conforme a lo legalmente previsto.
Tales buenas prácticas son las siguientes:
1. No debe estar compuesta la rueda por menos de 6 personas
(Manzanero), sin llegar a las cifras de Wagenaar (1988), que entendía
que lo preferible eran de 10 a 12.
136 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
SIMULACIÓN Y DISIMULACIÓN
DE LA ENFERMEDAD MENTAL
EN RELACIÓN CON EL PROCESO JUDICIAL
y para llevar a cabo ésta existen una serie de pautas o elementos, que
son los siguientes:
1. Los razonamientos que contengan los dictámenes, y los que se
hayan vertido en el acto del juicio o vista en el interrogatorio de los
peritos, pudiendo no aceptarse el resultado de un dictamen o aceptarlo,
o incluso aceptar el resultado de un dictamen por estar mejor funda-
mentado que otro (STS 10 de febrero de 1994).
2. Las conclusiones conformes y mayoritarias que resulten, tan-
to de los dictámenes emitidos por peritos designados por las partes,
como de los dictámenes emitidos por peritos designados por el tribu-
nal, motivando su decisión cuando no esté de acuerdo con las conclu-
siones mayoritarias de los dictámenes: STS 4 de diciembre de 1989
(RJ 1989, 8793).
3. Las operaciones periciales que se hayan llevado a cabo por los
peritos que hayan intervenido en el proceso, los medios o instrumen-
tos empleados y los datos en los que se sustenten sus dictámenes: STS
28 de enero de 1995 (RJ 1995, 179).
4. La cualificación y competencia profesional de los peritos que
los hayan emitido.
5. Las circunstancias que hagan presumir su objetividad, lo que le
puede llevar, en el sistema de la nueva LEC, a que se dé más crédito a
los dictámenes de los peritos designados por el tribunal que a los apor-
tados por las partes. En este sentido la STS 31 de marzo de 1997 (RJ
1997, 2542) afirma que «ante la disparidad de los criterios expuestos
entre peritos de titulación semejante se debe dar preferencia a los
emitidos por los designados por el Juzgado por coincidir en ellos una
presunción de mayor objetividad (Sentencia de la Sala Quinta de 5 de
Abril de 1982)».
Teniendo en cuenta que éstos son los parámetros que toman en con-
sideración los Tribunales a la hora de analizar la prueba pericial, los
peritos (en este caso, el perito-psiquiatra) deben ser conscientes de
ellos a fin de intentar la mayor eficacia de su dictamen. Desde el punto
Aplicación práctica de la psicología del testimonio 141
de vista del perito, los puntos 1 y 3 son los que mayor utilidad plan-
tean, puesto sobre ellos pueden incidir, teniendo disponibilidad sobre
el resto otros operadores jurídicos.
En relación al primero, deben hacerse las siguientes consideraciones.
Por un lado, que el Juzgador no analiza únicamente la corrección de
fondo de los razonamientos que se contienen en el informe desde el pun-
to de vista técnico-psiquiátrico. Para ello, debería ser también un técnico
en la materia, lo que no es ni necesario, ni normal. Así, el Juez también
valora la corrección formal del razonamiento desde el punto de vista de
la lógica general y de las máximas generales de experiencia.
Por otro lado, todas las razones que llevan al perito a adoptar una
determinada conclusión deben plasmarse en el dictamen, sin reser-
varlos para el acto del juicio. En ocasiones, la práctica judicial revela
como los peritos no explicitan en sus informes todas las circunstancias
en virtud de las cuales concluyen en un determinado sentido, lo que
parece responder a una determinada estrategia procesal. Menor tras-
cendencia tiene esa conducta cuando se trata de meras argumentacio-
nes. Sin embargo, a veces esa nuevas «revelaciones» se corresponden
con datos de hecho importantes, cuyo desconocimiento puede causar
indefensión a la parte contraria, que se ve sorprendida en el acto del
juicio con nuevas circunstancias de indudable interés, sin que encuen-
tre amparo en el contenido del art. 347 LEC, que regula el contenido
de la intervención de los peritos en el acto del juicio. Ahora bien, esa
«ampliación» oral del informe debe ser valorada muy negativamente
por el Juzgador, en cuanto que lo lógico es que ese dato, de ser cierto y
vista su importancia, hubiera sido consignado en el informe.
Por último, el autor del informe debe hacer un esfuerzo por enu-
merar e indicar las fuentes de su informe y las operaciones periciales
realizadas, es decir, documentación médica examinada y las entrevis-
tas realizadas al interesado, con expresión de los datos relevantes re-
sultantes de las mismas, teniendo, por el contrario, poca relevancia la
bibliográfica que en ocasiones se incorpora a algunos informes.
142 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
BIBLIOGRAFÍA
I. INTRODUCCIÓN.
este trabajo, lo que desde luego no resulta fácil, tres ideas o conceptos téc-
nicos en el ámbito jurídico-procesal que quizá difieran de sus equivalentes
—si es que puede decirse que los tengan— en el lenguaje común. Son éstos:
a) lo que ha de entenderse por prueba y principalmente cual sea su función
en el proceso, b) en qué consiste la valoración de las pruebas, y c) que es el
testimonio y como se comporta o tiene lugar en el proceso penal.
Algunos de dichos conceptos, cabalmente los de «prueba» y de
«valoración», no sólo se hallan huérfanos de la necesaria regulación
legal sino que se echa en falta un estudio completo y reposado por
parte de la Doctrina científica, siendo muy escasos y aún parciales los
trabajos y estudios sobre los mismos en España.
Las razones de esa falta de atención a dichos conceptos no se debe,
como pudiera parece, a la aceptación pacífica por parte de los juristas
del valor atribuido a esos términos en el lenguaje común, lo que tam-
bién resulta discutido1.
En realidad, tal desatención de la Doctrina se debe a que desde
el siglo XIX la vocación contenida en nuestras leyes procesales a un
concepto tan abstracto e indeterminado, como es el de la «conciencia»
de los jueces, como instrumento de valoración de las pruebas, además
de encubrir una libertad prácticamente absoluta de los tribunales para
valorar las pruebas, ha echado una cortina de humo sobre la materia,
manteniendo oculto todo lo relativo a esta materia. Sólo cuando, tras
la CE de 1978, se formula el derecho fundamental a la presunción de
inocencia, y el deber de motivar las sentencias, ha aflorado la necesi-
dad de establecer los criterios de valoración de la prueba e incluso que
ha de entenderse por verdaderas pruebas.
1
En el lenguaje común, tales ideas tienen un significado más o menos claro; así
se entiende por prueba lo que sirve para acreditar o comprobar que algo es real
o verdad; según el Diccionario de la Academia «razón, argumento, instrumento
u otro medio con que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad
de algo»; la valoración se entiende como el mecanismo intelectual seguido en el
uso de la prueba, tal como lo define también el Diccionario «reconocer, estimar o
apreciar el valor o mérito de alguien o algo». Pero tales nociones, según muchos,
no convienen suficientemente al proceso judicial.
La valoración de la prueba de testigos en el proceso penal 147
desplegada por las partes —y, aún limitadamente por el propio juez
penal— tiende de manera directa a la búsqueda y demostración de la
verdad sobre los hechos controvertidos en el proceso.
Pero existe además otra razón de justicia material. Es clásica la
definición de Derecho penal ofrecida por Von Listz según la cual el
Derecho penal es el «conjunto de normas que asocian al crimen como
hecho, la pena como su legítima consecuencia», de modo que lo que
legitima al Estado para imponer la sanción es la comprobación de la
comisión real del hecho. Así, si la aplicación de la pena es la conse-
cuencia legítima prevista por la ley para un determinado hecho, razo-
nes evidentes de justicia material obligan a exigir que la sentencia de-
termine como ciertos los hechos que realmente sucedieron y no otros.
De otra manera la sentencia sería injusta por arbitraria5.
Aunque también en el proceso civil se ha de lograr la verdad sobre
los hechos, se preconiza con mayor intensidad en el proceso penal
que en el civil. Así se dice que en el proceso civil basta con la «ver-
dad formal», pues no estando en juego nada que no pertenezca a las
partes (actor y demandado), éstas pueden, como consecuencia de los
principios dispositivo y de aportación de parte que rigen el proceso
civil, configurar sus pretensiones y los hechos como les convenga,
mientras que en el proceso penal, por estar en juego intereses públicos,
es necesario alcanzar la «verdad material», concebida como verdad
más segura.
En los ordenamientos jurídicos de nuestro entorno se halla presen-
te la afirmación de que el proceso penal está dirigido a la búsqueda
de la verdad material, afirmación que se plasma incluso en concretos
artículos de los Códigos procesales penales6 e igualmente en nuestra
5
En este sentido HASSEMER, Fundamentos del Derecho Penal, (traducción de
Muñoz Conde y Arroyo Zapatero), Barcelona, 1984, ps. 182 y 183.
6
Como sería el caso del § 244.2 de la StPO alemana (véase al respecto
GÓMEZ COLOMER, El proceso penal alemán. Introducción y normas bá-
sicas, Bosch, Barcelona, 1985, ps. 130 y 131); los artículos 81 y 310 del
Código de procedimiento criminal de Francia; o el artículo 340 del Código
Procesal Penal portugués, de 1987.
150 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
Testigo es una persona física, ajena al conflicto objeto del proceso, que
declara personalmente sobre hechos relevantes para el proceso de los
que tiene conocimiento mediante percepción sensorial32.
También la jurisprudencia ha definido al testigo con las mis-
mas características. Así ha dicho la STS de 18 de julio de 1996 (RJ
1996/5919), citando otra anterior, que «ha de recordarse tal y acerta-
damente se hace en la Sentencia 3 octubre 1995 (RJ 1995\7589) que
testigo es la persona física que, sin ser parte en el proceso, es llamada
a declarar, según su experiencia personal, acerca de la existencia y
naturaleza de unos hechos conocidos con anterioridad al proceso, bien
por haberlos presenciado como testigo directo bien por haber tenido
noticia de ellos por otros medios como testigo de referencia».
En realidad todas las definiciones sobre el testigo giran en torno a
las siguientes notas características:
1.ª El testigo es un tercero ajeno al conflicto objeto del proceso
penal. Como señala la mejor Doctrina, —el testigo ha de ser ajeno a
los derechos que se ventilan en el proceso, lo que impide asumir esta
condición al juez llamado a intervenir a lo largo del procedimiento,
e igualmente a la parte acusada y al acusador— ofendido por el deli-
to, que presta declaración de conocimiento por haber presenciado los
hechos33.
32
Así en mi Derecho Procesal Penal (Manual para Criminólogos y Policías),
Valencia, 2.ª edic., 1997, ps. 229 y 230.
33
MORENO CATENA (con Gimeno Sendra y Cortés Domínguez), Derecho
Procesal Penal, 2ª edic., Valencia, 1997, p. 400. También in extenso, El secreto
La valoración de la prueba de testigos en el proceso penal 167
b) Declaraciones de coimputados.
V. CONCLUSIONES
Planteamiento
Los testigos, decía Bentham1, son los ojos y oídos de la justicia. Desde
que se tiene noticia escrita, los sistemas jurídicos han admitido el tes-
timonio como medio de prueba válido para establecer los hechos con-
trovertidos en un proceso2. Pero tan antigua como la prueba testifical
1
Vid. Tratado de las pruebas judiciales, Comares, Granada, 2001, pág. 385.
2
Una de las fuentes jurídicas escritas más antiguas que se conocen es el Código
de Hammurabi, fechado en 1790 a.C. En él ya se hace referencia al testigo como
uno de los medios de prueba típicos del proceso: la ley 9 del referido código
señala textualmente: «Si uno que perdió algo lo encuentra en manos de otro,
si aquel en cuya mano se encontró la cosa perdida dice: “Un vendedor me lo
vendió y lo compré ante testigos”; y si el dueño del objeto perdido dice: “Traeré
testigos que reconozcan mi cosa perdida”, el comprador llevará al vendedor que
le vendió y los testigos de la venta; y el dueño de la cosa perdida llevará los tes-
tigos que conozcan su objeto perdido; los jueces examinarán sus palabras. Y los
testigos de la venta, y los testigos que conozcan la cosa perdida dirán ante el dios
lo que sepan. El vendedor es un ladrón, será muerto. El dueño de la cosa perdida
* Profesor de Derecho Procesal. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
192 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
ción según la sana crítica supone que es el Juez quien tiene que apreciar
los distintos medios de prueba aplicando los criterios de la lógica, la
racionalidad y la razonabilidad. Con arreglo al sistema de la sana crítica,
la verdad o falsedad del testimonio resultará de la apreciación judicial
de los resultados de la prueba conforme a las máximas de la experiencia
común, analizada la declaración testifical individualmente, atendida la
razón de ciencia del testigo, las circunstancias que concurran en él y la
consideración que merezcan las tachas formuladas, y puesta luego la
declaración en relación con los demás medios de prueba.
Hasta aquí lo que la ley señala en relación con la eficacia de la prue-
ba testifical, y podríamos decir que a partir de este punto comienza
justamente la complejidad de las operaciones de apreciación y valora-
ción de la prueba testifical.
Desde un punto de vista amplio, debe empezar por reconocerse
que la eficacia de la prueba testifical es el resultado de operaciones
ni sólo ni tal vez principalmente jurídicas. El Derecho regula cier-
tamente la eficacia de la prueba, pero no establece reglas de credi-
bilidad, más allá de las mencionadas de la sana crítica, esto es, de
la razón y la lógica. Las operaciones de apreciación y valoración de
la prueba testifical, y sus efectos en la credibilidad judicial cons-
tituyen manifestaciones de lo que podríamos llamar psicología del
testimonio, que es ciencia nueva, y complementaria de la jurídica.
En la valoración de la prueba, el Juez no aplica normas jurídicas sino
máximas de la experiencia, criterios del sentido común. La crítica
del testimonio es una operación de psicología aplicada6, para la que
el Juez no está más preparado que cualquier otro ciudadano de cul-
tura media o común. Este es un primer factor de complejidad, poco
atendido por la doctrina, por la jurisprudencia y, desde luego, por los
planes de formación judicial7.
6
Vid. GUTIÉRREZ SANZ, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil,
(CORDÓN MORENO, ARMENTA DEU y otros, coords.) t. II, pág. 1214.
7
Ya lo advertía GORPHE, La crítica…, cit., págs. 12 y ss., al señalar que «la
ciencia del testimonio está ante todo basada sobre la psicología experimental,
eficacia de la prueba testifical 195
23
Vid. MORENO CATENA, El secreto en la prueba de testigos…, cit., pág. 26.
eficacia de la prueba testifical 205
ción del testigo frente a otros medios de prueba con mayores garantías
de credibilidad. Tanto el documento, como el reconocimiento judicial
directo o la propia confesión de hechos perjudiciales a la parte que
los reconoce, proporcionan al Juez índices mucho más fiables de cre-
dibilidad que los que ofrece la prueba testifical, básicamente porque
permiten cotejar o verificar la recreación de los hechos que proporcio-
na la fuente de prueba (lo afirmado por las partes con el documento
mismo, con la propia percepción judicial en el reconocimiento, o con
la máxima de que debe ser tenido como cierto lo que la parte reconoce
resultándole perjudicial en el caso de la confesión de parte).
En el testimonio, sucede que no hay anclajes de seguros de verifi-
cación, resultando únicos elementos de valoración de la credibilidad
la consideración personal del testigo, su propio discurso, o el contraste
de lo declarado por el testigo con otros elementos de prueba29. Es más
fácil, en pocas palabras, valorar la credibilidad de un documento, de
una confesión, o la realidad de los hechos percibidos directamente por
el Juez a través de una inspección, que una declaración testifical. El
resultado es claro e históricamente confirmado: el testimonio se ha
convertido gradualmente en un medio de prueba residual, limitado en
muchos casos, e incluso prohibido en determinados procesos civiles.
La trayectoria histórica de nuestro proceso civil contiene claros
ejemplos de lo que acabo de señalar30. Los más cercanos en el tiempo
los encontramos en el modelo de proceso civil inmediatamente ante-
rior a la LEC de 2000, conformado básicamente por la LEC de 1881 y
por el CC de 1889. La ley procesal precedente de la actual consagraba,
en efecto, el sistema de libre valoración de la prueba, pero imponía
al juzgador determinados criterios y orientaciones para la apreciación
del testimonio, que no escondían una palmaria desconfianza del legis-
lador ante este medio de prueba. En este sentido señalaba literalmente
29
Vid CHOZAS, La prueba de interrogatorio…, cit., págs. 20 y ss.
30
Sobre la evolución histórica de la prueba de testigos en el proceso civil español
vid. DE PAULA, La prueba de testigos…, cit., págs. 25 y ss.
eficacia de la prueba testifical 207
32
Vid. GUASP DELGADO, Comentarios a la Ley de enjuiciamiento civil, t. II,
vol. I, Madrid, 1943-1950, pág. 694.
33
La cita es de DE LA OLIVA, Derecho procesal civil. El proceso de declaración
(con DIEZ-PICAZO GIMÉNEZ, I.), Ceura, Madrid, 2001, pág. 328.
eficacia de la prueba testifical 209
A) Proposición de la prueba
En los procesos con objeto dispositivo —que son los más—, rige el
principio de aportación de parte, de donde la iniciativa probatoria co-
rresponde exclusivamente a los litigantes, en tanto que la admisión
corresponde al tribunal. En los procesos en los que se discuten cuestio-
nes de interés público —que son los menos—35 el tribunal no sólo tie-
ne competencia para la admisión de la prueba, sino que también puede
buscar fuentes de prueba y aportarlas de oficio en el proceso. Esta
distribución está formulada en el art. 282 LEC, que lleva por rúbrica
Iniciativa de la actividad probatoria: «Las pruebas se practicarán a
instancia de parte. Sin embargo, el tribunal podrá acordar, de oficio,
35
En la vigente LEC son procesos civiles cuyo objeto afecta al interés público los
procesos de capacidad, filiación, matrimonio y menores.
eficacia de la prueba testifical 211
B) Admisión de la prueba
Una vez propuesta, la prueba testifical debe ser admitida por el tribu-
nal. Son tres los criterios que debe cumplir la prueba testifical para que
sea admitida: que sea considerada pertinente, útil y lícita.
En primer lugar, la LEC prohíbe la admisión de la prueba impertinen-
te, debiendo considerarse como tal la que no guarde relación con lo que
sea objeto del proceso (art. 283.1 LEC)38. Los medios propuestos serán
admitidos sólo si se dirigen a probar afirmaciones fácticas que, tras el
cruce de alegaciones entre las partes, siguen siendo contradictorias de
acuerdo con los términos del objeto procesal fijado por las partes39.
En segundo lugar, habrá de ser también inadmitida según la LEC
la testifical que sea considerada inútil, entendiendo por tales aquellos
testimonios que según reglas y criterios razonables y seguros, en nin-
gún caso puedan contribuir a esclarecer los hechos controvertidos (art.
283.2 LEC).
La inutilidad de una testifical puede derivar, básicamente, de dos cir-
cunstancias distintas. Por un lado, cabe que la testifical propuesta sea
calificada como inútil cuando el testimonio que se propone no puede
lograr demostrar lo que la parte proponente pretende —por ejemplo
cuando se propone a un testigo para demostrar la autenticidad de un
documento o para acreditar la paternidad—. Por otro lado, sería también
inútil la prueba testifical que resulte sobreabundante40, mas no aquella
38
Sobre la impertinencia de la prueba testifical y sus distintas posibles manifes-
taciones vid. ampliamente CHOZAS, La prueba de interrogatorio…, cit., págs.
76 y ss.
39
En sentido contrario DÍAZ FUENTES, La prueba en la nueva Ley…, cit., pág.
56, para quien la prueba propuesta sobre hechos admitidos debe calificarse como
inútil.
40
Vid MONTERO, Derecho Jurisdiccional II…, cit., pág. 272.
eficacia de la prueba testifical 213
C) Práctica de la prueba
proporciona la persona del testigo y, por otro, las que derivan de su con-
ducta procesal, señaladamente del modo en que presta declaración. De las
circunstancias personales del testigo deben extraerse los dos elementos
que determinan buena parte del valor de su testimonio: la aptitud de obser-
vación de los hechos y la capacidad de reconstrucción de los mismos63.
Así y siguiendo a Cortés64, cabe señalar la importancia de conside-
rar las circunstancias personales de quien presta declaración: la edad,
el sexo, la cultura, la clase social, o las condiciones físicas y psíquicas
del testigo. Todo debe ser un punto de referencia, en ocasiones, para
determinar y valorar la certeza de los juicios de valor emitidos por el
testigo. Por ejemplo, un testigo con deficiencia en la vista no puede
razonablemente decir verdad cuando su testimonio implica un alarde
de vista; el testigo culto no puede decir verdad cuando su testimonio
implica lagunas culturales injustificadas.
Al propio tiempo, son elementos importantes de referencia las
circunstancias de la declaración testifical. La manera de declarar del
testigo, sus gestos, color de las mejillas, movimiento de las manos,
tics nerviosos, serenidad, contundencia, dudas en las respuestas, con-
tradicciones, respuestas evasivas, etc., proporcionarán un cuadro que
será examinado a la luz de las máximas de la experiencia65 y de las
circunstancias concretas de cada declaración.
También hay que tener cautela ante estas circunstancias personales
puesto que no siempre conducen a un juicio unívoco. Así y en principio,
la contundencia en la declaración puede avalar la veracidad de la decla-
ración, aunque no es posible descartar que una versión falsa esté, preci-
63
Vid. GUTIÉRREZ SANZ, Comentarios a la Ley de Enjuciamiento Civil…, cit., pág.
64
Vid. Derecho procesal civil. Parte general, (con MORENO CATENA), Tirant
lo Blanch, Valencia, 2005, pág. 304.
65
Entendemos por máximas de la experiencia «definiciones o juicios hipotéticos de
contenido general, desligadas de los hechos concretos que se juzgan en el proceso,
procedentes de la experiencia pero independientes de los casos particulares de cuya
observación se han deducido y que, por encima de esos casos, pretenden tener vali-
dez para otros nuevos», vid, STEIN, El conocimiento privado del juez (trad. DE LA
OLIVA), Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1990, pág. 22.
eficacia de la prueba testifical 227
samente por ello, bien aprendida por el testigo, ofreciendo una imagen
de contundencia que no se corresponde con la veracidad del testimonio.
Por el contrario, no hay que descartar que el testigo que duda sea un
testigo veraz, puesto que un conocimiento sobrevenido e inesperado de
unos hechos determinados a menudo proporciona una imagen parcial,
no siempre nítida, y menos aún fija y completa en la memoria.
70
El cuadro que aparece en la página siguiente tiene algunos elementos de la cla-
sificación de GORPHE, La crítica…, cit., págs. 288 y 289, y otros añadidos, que
provienen de análisis jurisprudenciales y doctrinales.
71
COROMINAS MEJÍAS, «Cuestiones sobre el interrogatorio de testigos», en
Aspectos prácticos de la prueba civil, (ABEL LLUCH y PICÓ i JUNOY dir.),
Bosch, Barcelona, 2005, págs. 362 y ss.
230 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
2. CIRCUNSTANCIAS DE LA PERCEPCIÓN
1. Valoración del sentido transmisor de la percepción
.- Objeto auditivo
* Nitidez
* Comprensión del significado de las palabras
- Objeto visual
* Percepción de lo principal y lo secundario
* Colores, objetos, complementos, detalles
* Personas, situaciones, distancias, movimientos,
conductas
2. Reconocimientos a posteriori
* Condiciones del reconocimiento
* Objeto del reconocimiento (personas, lugares, cosas)
3. Evaluaciones del testigo: la subjetividad
* Duración, dimensiones, fechas, velocidades, cantidades
4. Percepción sobrevenida, previsible o provocada
5. Proximidad o lejanía del objeto
6. Duración de la percepción
7. Hora del día en la que se produjo la percepción
8. Estado físico, mental y anímico al momento de la percepción
9. Existencia de obstáculos que dificultaran la percepción
10. Intervención del testigo en los hechos percibidos: posición activa o de
mero espectador
11.- Momento de la percepción
* Punto de vista objetivo
- Tiempo de observación
- Perspectiva
- Iluminación
* Punto de vista subjetivo
- Atención
- Emoción
- Integridad cerebral
12. Conservación en la memoria
* Tiempo o antigüedad de los recuerdos
* Sugestiones recibidas
* Deposiciones anteriores
232 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
3. DECLARACIÓN
82
Vid. CABAÑAS GARCÍA, La valoración…, cit., págs. 250 y 251.
7
RECOGIDA DE INFORMACIÓN
ENTREVISTA COGNITIVA
(1992) que señalan que dicha entrevista debe constar de tres partes: 1.
Crear un ambiente adecuado intentando conseguir la colaboración del
sujeto, que no se sienta juzgado, no interrumpir la declaración, etc. 2.
Relato libre en el que sólo después del mismo se pueden realizar pre-
guntas aclaratorias. 3. Aplicación de técnicas de recuperación de me-
moria como: 3.1. Reinstauración cognitiva del contexto (que imagine
de nuevo lo que sucedió, donde estaba, que hizo antes, durante y des-
pués, que vio, con quien estaba, que sintió, etc.); 3.2. Focalización del
recuerdo (ayudarlo a concentrarse en lo que esta describiendo); 3.3.
Recuperación extensiva mediante la: compleción (añadir cualquier
tipo de detalle), cambios de perspectivas (narrar los hechos como si
hubieran sido presenciados desde otro lugar), recuerdo de los hechos
desde diferentes puntos de partida (orden diferente, empezar por el
final y retroceder hasta el principio, etc.) y otras técnicas de memoria.
Fisher y Geiselman (1992) realizan una revisión de la entrevista cog-
nitiva adaptándola al proceso judicial. Incluyen las siguientes fases:
1. Presentaciones y personalización de le entrevista.
2. Establecimiento del rapport.
3. Explicación del objeto de la entrevista.
4. Reinstauración de contexto.
5. Recuerdo libre.
6. Preparación para el interrogatorio.
7. Interrogatorio compatible con el testigo.
8. Recuerdo desde diferentes perspectivas.
9. Recuerdo en orden inverso.
10. Resumen o síntesis de la información proporcionada por el
testigo.
11. Cierre.
Para algunos autores las ventajas de la entrevista cognitiva dismi-
nuyen cuando es similar esta entrevista con otras realizadas anterior-
mente, cuando existe precariedad en la elaboración de los recuerdos,
el paso del tiempo y recuperación múltiple. Las ventajas aumentan
248 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
Tiene como objetivo ayudar a los niños a superar sus limitaciones evo-
lutivas de memoria y comunicación. Pretende la obtención de infor-
mación más exhaustiva, exacta, mediante preguntas de seguimiento
centradas en la aclaración y no en la constatación de hipótesis del en-
trevistador. Este modelo de entrevista sigue cuatro fases:
1. Entrenamiento en la elaboración narrativa. En varias etapas:
ayudar al menor con nuevas instrucciones para que las descripciones
sean más completas y exactas, aplicar estrategias para organizar el
recuerdo (utilizando tarjetas, señales visuales, etc.), etc.
2. Recuerdo libre se inicia con una pregunta abierta. El entrevistador
debe permanecer en silencio.
3. Recuerdo guiado se le da al menor la oportunidad de elaborar el
contenido de su narración anterior, presentando de nuevo las tarjetas
y preguntándole si recuerda algo más de cada una de las categorías.
4. Preguntas aclaratorias que se consideren oportunas.
Otros modelos de entrevista recomendados en niños son la entrevista
paso a paso y la guía de Poole y Lamb.
RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS
EN CUALQUIER TIPO DE ENTREVISTA
CRITERIOS DE EVALUACION
EN LA VALORACION DEL TESTIMONIO DEL MENOR
ASPECTOS DIFERENCIALES
ENTRE LAS DECLARACIONES VERDADERAS Y LAS FALSAS
(según Memon y Koehnken, 1992).
EL ANALISIS DE LA REALIDAD
DE LA DECLARACION O S.R.A.
LA C.B.C.A
(EVALUACION DE LA CREDIBILIDAD DEL RELATO)
BIBLIOGRAFÍA.
INTRODUCCIÓN
I. CONSIDERACIONES GENERALES
ACERCA DE LA EXPLORACIÓN JUDICIAL DE LOS MENORES
Para llevar a cabo una exploración judicial que produzca el resultado de-
seado, es preciso crear por parte del Juez o Tribunal el ambiente y clima
propicio, cuidando, por ende, las circunstancias y situación concurrente
en aquélla. Así, deviene necesario, que el entorno sea apropiado y que
la conducta del Juez sea correcta y afable, a fin de poder conseguir la
adecuada interacción y acercamiento del menor a su interlocutor, como
presupuesto necesario para lograr la confianza y espontaneidad de aquél,
en aras a lograr, precisamente, el buen fin de la diligencia.
Entorno:
Conducta verbal
A) Presentación:
La presentación como Juez debe hacerlo uno mismo, no terceras personas.
B) Desarollo:
Principio directriz del desarrollo de la exploración del menor ha de ser el no
plantear la misma, en ningún caso, como si se tratara de un interrogatorio.
En consecuencia, el Juez no debe:
—«Interrogar al menor» para intentar averiguar la «verdad».
Pero tampoco debe:
—Hacerle decidir acerca de la medida o medidas a adoptar.
—Tratarle como un adulto.
—Darle información del caso.
—Convertirse en un confidente del menor.
C) Duración y ritmo:
—Nunca debe establecerse por adelantado la DURACIÓN de la
exploración. Dependerá de cada caso. Cuánto más complejo y enma-
272 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
Supuestos especiales
ración se vuelve a acrecentar la angustia del menor. Por ello, hay que
minimizarle los motivos del posible temor que pueda tener. Un buen
final, además de informarle y explicarle en qué consiste el procedi-
miento efectuado y los pasos siguientes en el proceso, sería:
—No dejar al menor en un estado emocional negativo.
—Agradecerle su colaboración.
—Agradecerle también su sinceridad.
—Disipar las posibles percepciones erróneas o malentendidos.
—Preguntarle sus impresiones sobre la exploración realizada.
—Introducir un tema positivo y gratificante para el menor.
Documentación de la exploración
Conclusión:
«Por ello los tribunales deberán tratar de indagar cuál es el verdadero interés
del menor, aquello que le resultará beneficioso no sólo a corto plazo, sino lo
que es aún más importante, en el futuro, y en esta búsqueda de lo beneficioso
para el menor debe tomarse en consideración que aquello que el niño quiere
no es, necesariamente, lo que le conviene, ni tiene porque coincidir lo ade-
cuado con su opinión».
La audiencia del menor por parte del Juez y el informe psicológico del
menor son perfectamente compatibles y en muchas ocasiones nece-
sarios los dos. Sin embargo, hay que realizar una precisión al respec-
to, pues, dependiendo de las concretas medidas a adoptar que puedan
afectar al menor y a la edad de éste, resulta evidente que a mayor edad
del menor (normalmente, a partir de los 12 ó 13 años), mayor será la
utilidad de la exploración judicial —su práctica por el Juez/Tribunal
es obligatoria a partir de los 12 años—, lo que excluirá, normalmente,
la necesidad del dictamen de especialistas, y, a la inversa, a menor
edad de los menores (de menos de 12, atendiendo a su grado de ma-
durez) mayor será la utilidad del dictamen psicosocial y menor la de
la exploración judicial, lo que de ordinario se traducirá en la admisión
de aquél y en el rechazo de ésta.
Es frecuente en la práctica que, tratándose de menores de 12 años
de edad, si se propone la exploración del menor y, además, la prue-
ba pericial del equipo psicosocial sobre todos los componentes de la
familia, en caso de admitirse la emisión del dictamen pericial psico-
social, se inadmita la exploración judicial, por entender que la mis-
280 Valoración de la capacidad y eficacia del testimonio
La creación del orden jurisdiccional, tantas veces pedido y que en estas jor-
nadas reiteramos por unanimidad de todos los asistentes, deberá conllevar
la especialización de Jueces, Fiscales, Secretarios, Técnicos de los Equipos
Psico-sociales, de los Abogados, y, en general, de todos los profesionales
que por unas razones u otras participen en la gestión de los asuntos compe-
tencia de esta Jurisdicción, especialización que, obviamente, debe exten-
derse a las Audiencias Provinciales, en la misma medida que se ha llevado
a cabo en los Juzgados de lo Mercantil (L.O. 8/2003, de 9 de julio).
Con la creación de esta Jurisdicción se conseguirá, no sólo que
todos los ciudadanos tengan acceso al Juez de Familia, sino, además,
otros objetivos, entre los que destacamos, los siguientes:
—Que la totalidad de las materias que se susciten dentro de su jurisdic-
ción sean resueltas por titulares con conocimiento específico y profundo de
la materia, lo que ha de facilitar unas resoluciones de calidad en un ámbito de
indudable complejidad no sólo de técnica jurídica, sino personal y humana.
—Se contribuirá a que esas mismas resoluciones se dicten con ma-
yor celeridad, pues ese mejor conocimiento del Juez en la materia se
traducirá en una mayor agilidad en el estudio y resolución de los litigios.
—Se conseguirá más coherencia y unidad en la labor interpretativa de
las normas, siendo posible alcanzar criterios más homogéneos, evitándose
resoluciones contradictorias, lo que generará una mayor seguridad jurídica.
Al Consejo General del Poder Judicial corresponderá llevar a cabo un
proceso de selección y preparación de los Jueces que vayan a ocupar
este tipo de órganos jurisdiccionales. Así deberá establecerse un siste-
ma en el que se sitúe en un mismo nivel de prioridad: el conocimiento
de la materia, la experiencia y la dedicación.
Con todas estas explicaciones creo haber dado cumplida cuenta sobre
el tema cuyo desarrollo se me encargó y espero que el contenido de
esta ponencia les sirva para conocer la realidad, el significado y las
consecuencias jurídicas de la exploración judicial de los menores.
Conclusiones