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1. INTRODUCCIÓN
Los conceptos de "benigno" y "maligno", que son absolutos para los tumores de otros sistemas
orgánicos, son relativos cuando se tratan del sistema nervioso, cuando está situado en el
interior de alguna de las localizaciones elocuentes del SNC.
la recidiva local de un tumor histológicamente benigno; pero, imposible de erradicar acaba por
ser tan mortal como un tumor histológicamente maligno de la misma localización.
En los lactantes y niños pequeños los tumores cerebrales son la segunda forma más común de
cáncer, después de la leucemia. En los adultos los tumores cerebrales primarios ocupan el 13°
lugar en frecuencia de todos los cánceres; dependiendo de la edad de la población estudiada, la
incidencia anual de estas neoplasias oscila entre 4,8 y 10,6 por 100 mil habitantes; en los
Estados Unidos estas cifras pueden variar en relación a diferentes regiones geográficas.
La distribución por sexos muestra un discreto predominio de los tumores benignos en mujeres,
mientras que los malignos y las cifras globales son mayores en varones. Las tasas de
mortalidad de algunas estadísticas con tendencia ascendente será de 6,5 por 100 mil
habitantes/año para varones y 4,5 para mujeres.
La incidencia de tumores cerebrales por edad aumenta en forma dramática con la edad del
paciente principalmente entre los 75 y 85 años de edad en ambos sexos, y el tipo más frecuente
en los ancianos es el glioblastoma multiforme y el astrocitoma.
Sólo el 1,5% de todos los cánceres se observa en niños, pero con una alta incidencia de
neoplasias del SNC siendo la 2a. causa más importante de cáncer.
El P53 defectuoso podría permitir que las células anormales que proliferan, resultando
en el cáncer.
Un 50% de los tumores humanos contienen mutaciones de p53. tiene tres funciones
principales: detención del crecimiento, la reparación del ADN y la apoptosis (muerte
celular
Las radiaciones, los traumatismos, los factores ocupacionales y factores infecciosos se han
relacionado con la aparición de tumores del SNC.
2.3. Radiaciones
2.4. Traumatismos
2.6. Inmunosupresión
Sin embargo, poco se conoce sobre la etiología de los tumores del SNC y no es posible aún
tomar medidas preventivas oportunas.
3. ANATOMÍA PATOLÓGICA
Los tumores del Sistema Nervioso Central se dividen en dos grupos principales: Tejidos de este
órgano (Primario) y aquellos que provienen de otro órgano (secundarios).
Asimismo, aquellas metástasis que proceden de los tumores con poca afinidad por el sistema
nervioso por ejemplo, el caso del tubo gastrointestinal, son casi siempre solitarios y
generalmente asientan en la fosa posterior (cerebelo).
Las metástasis siguen el patrón histológico del proceso tumoral de origen y en la mayoría de
casos son fáciles de distinguir de los tumores primarios.
4. Tumores Primarios
De los tumores del cerebro, los gliomas representan más del 50% ,(algunos consideran
hasta un 80 % ). Dentro de ellos los tumores astrocíticos ( astrocitomas),ocupan entre el
70 y 75%, los oligodendrogliomas en un 20 a 30 % y poco frecuente los ependimomas.
Los tres tipos histopatológicos más frecuentes son el glioblastoma multiforme, el
astrocitoma anaplásico y el oligodendroglioma anaplásico. Estos tumores poseen una
alta tasa de recidiva local tras tratamiento quirúrgico,
El más frecuente y el tipo más maligno es el glioblastoma con un tiempo de sobre vida
entre 5 a 12 meses, siendo mas frecuente en la edad adulta por encima de los 50 años.
La incidencia de los gliomas con relación a otras neoplasias en el resto del organismo es
relativamente baja. Son más frecuentes en los adultos que en los niños.
Los diferentes tipos tumorales muestran una predilección de acuerdo a la edad; así el
meduloblastoma, el astrocitoma quístico del cerebelo y el glioma del tronco encefálico; todos
estos infratentoriales son los tumores más frecuentes durante la infancia en el sistema nervioso
central.
Los tumores primarios pueden ser benignos o malignos, pero sabemos que toda masa
intracraneal que produce un aumento de la presión dentro del cráneo puede ocasionar
herniaciones siendo la más grave aquella que se produce por protrusión de las amígdalas
cerebelosas por el agujero occipital, causando la muerte por la compresión del centro
respiratorio del bulbo raquídeo.
El parénquima cerebral está integrado por neuronas y sus células de apoyo, la neuroglia, es el
origen de más de la mitad de los tumores primarios.
También entre los tumores neuroepiteliales se incluyen las neoplasias del plexo coroideo y el
quiste coloide del III ventrículo.
Un meningioma puede alcanzar un tamaño relativamente grande antes de que cause síntomas.
Otros meningiomas estan localizados en zonas muy nobles y rapidamente pueden dar
síntomas, algunos crecen más rápidamente, o tienen arranques repentinos del crecimiento. No
hay manera de predecir el índice de crecimiento para un meningioma, o saber en forma segura
cuánto tiempo un tumor específico crecerá antes de ser diagnosticado.
Los Schwannomas se originan de las vainas de los nervios que surgen del parénquima.
El sistema nervioso central puede ser asiento de linfomas y procesos neoformativos originados
en los elementos mesen-quimales como el endotelio, los pericitos, el hueso, el cartílago, los
fibroblastos, los adipocitos o el músculo.
También hay tumores que proceden de las células ectópicas como el craneofaringioma y los
tumores de las células germinales que son resultado de una migración anormal durante la
embriogénesis o persistencia de estructuras que generalmente involucionan.
Existen tambien los tumores de la hipófisis y que son los adenomas hiper-funcionantes o
normo-funcionantes.
Schwannoma
Neurofibroma
A. Meningioma benigno
Meningotelial
Fibroso
Transicional
B. Meningioma maligno
Hemangiopericitoma
C. Sarcomas meníngeos
Germinoma
Carcinoma embrionario
Coriocarcinoma
Teratoma
Maduro
Inmaduro
Craneofaringioma
Tumor epidermoide
Tumor dermoide
7. Tumores hipofisarios
Lóbulo anterior
Adenoma
Carcinoma
Lóbulo posterior
Caristoma
Cordoma
5. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Uno de los conceptos más importantes en cuanto a la fisiopatología de los tumores cerebrales
es que crecen en el interior del cráneo rígido. Como el volumen de la cavidad craneal es
constante, cualquier proceso expansivo produce necesariamente una elevación proporcional de
la presión intracraneal (PIC), que puede terminar en distorsión y herniación del encéfalo y
finalmente en la muerte.
Posteriormente todos los tumores cerebrales causan síntomas a través de uno o varios de los
mecanismos siguientes:
1) Aumento de la PIC provocada por la masa del tumor, el edema cerebral o la obstrucción del
flujo del líquido cefalorraquídeo (LCR);
2) destrucción, compresión o distorsión local del tejido cerebral, que da lugar a deficiencias
neurológicas específicas;
Los síntomas de los tumores cerebrales son de dos tipos básicos: no focales, relacionados con
el efecto general del aumento de la PIC, y focales, específicos de cada localización y
atribuibles a alteraciones funcionales de la zona de tejido cerebral afectada.
La cefalea en una neoplasia, tiene ciertas características especiales. Es una cefalea de tipo
"presión" de intensidad moderada, típicamente generalizada o retro orbitaria, más intensa por la
mañana temprano; estas cefaleas tienden a empeorar con la tos, el esfuerzo, la inclinación hacia
adelante o cualquier otra maniobra de tipo Valsalva, se debe a la irritación de las estructuras
sensibles al dolor (duramadre o vasos sanguíneos) y a la vaso dilatación por el CO2 que se
retiene durante el sueño, a menudo va acompañada de náuseas y vómitos, estos últimos
descritos a veces como en "escopetazo" o explosivos, sobre todo en los niños. Los efectos de la
elevación de la PIC en el nervio óptico producen visión borrosa, expansión de la mancha ciega
y edema de papila, pudiendo llegar a la atrofia secundaria de papila.
El sexto par craneal, debido a su largo trayecto intracraneal, es muy sensible a las elevaciones
de la PIC y su alteración funcional se traduce en debilidad del recto externo y diplopia. En los
niños pequeños, los incrementos de la PIC pueden dar lugar a diastasis de las suturas craneales,
con crecimiento del perímetro cefálico.
Los síntomas focales específicos de cada localización son variables, y dependen de las
estructuras neuroanatómicas afectadas, se caracterizan por la pérdida gradual y progresiva de
funciones neurológicas. Las lesiones que afectan a la corteza motora producen una hemiparesia
contralateral. La afectación de la corteza sensitiva altera una o varias funciones sensoriales. La
afectación de la memoria, el juicio y la personalidad es típica de la lesiones de los lóbulos
frontal y temporal. Las lesiones de los lóbulos frontal y temporal dominantes producen
distintas deficiencias del lenguaje. Las lesiones occipitales producen defectos visuales
hemianopsia contralateral homónima. Los tumores de la fosa posterior suelen dar alteraciones
de funciones del cerebelo, con pérdida de la coordinación homolateral (hemisferio cerebeloso)
y ataxia (vermis cerebeloso). Los tumores de la región del hipotálamo y la hipófisis pueden
producir una amplia variedad de alteraciones endocrinas sistémicas.
Cuando los tumores cerebrales afectan los pares craneales, dan lugar a una amplia variedad de
síntomas que tienen gran valor en el estudio de la localización: las lesiones de la base de la fosa
anterior causan anosmia (par craneal I). Las neoplasias paraselares que afectan al nervio y al
quiasma ópticos producen patrones característicos de pérdida de visión. La compresión del
nervio óptico suele provocar una pérdida monoocular de la visión, mientras que la compresión
del quiasma se asocia a una hemianopsia bitemporal. Las lesiones que afectan al seno
cavernoso producen parálisis de los pares craneales que pasan a través de él (III, IV, V y Vl).
Los tumores de la fosa posterior pueden dar lugar a anestesia facial (par V), debilidad facial
(par Vll), alteraciones auditivas (par VIII) y dificultades para la deglución (pares IX, X).
Los tumores cerebrales pueden producir una actividad convulsiva parcial o generalizada. De
hecho, la aparición de convulsiones recientes en un adulto debe ser considerada como
secundaria a una lesión ocupante de espacio mientras no se demuestre lo contrario.
Los tumores cerebrales producen este síntoma por la compresión o irritación prolongada del
tejido cerebral inmediatamente adyacente a la neoplasia.
Este síntoma es un fenómeno que se desarrolla con el tiempo, las convulsiones de larga
evolución suelen indicar la evolución biológica del tumor.
La compresión del nervio olfatorio produce anosmia del lado del tumor: si comprime el nervio
óptico de un lado produce atrofia óptica en éste y edema papilar en el otro lado (síndrome de
Foster-Kennedy), el paciente también puede presentar ataxia de tipo frontal.
Estos tumores son los que usualmente dan manifestaciones clínicas más tempranas por el
compromiso de la corteza cerebral y de las fibras piramidales.
Las crisis convulsivas son focales (crisis Jacksoniana), la convulsión empieza con movimientos
clónicos en una zona limitada del hemicuerpo opuesto, la convulsión puede extenderse a todo
el hemicuerpo.
Los trastornos de la función motora se producen por la compresión de las fibras piramidales
por el tumor o el edema circundante debido a la gran extensión de las células piramidales en la
superficie cortical, puede un gran tumor producir solamente una paresia o una monoplejia
acompañadas tempranamente de signos piramidales. Un tumor de la hoz de cerebro en la
región paracentral puede producir paraparesia así como retención urinaria por compresión del
centro detrusor de la vejiga.
Producen manifestaciones características relacionadas con el gusto y olfato, los tumores del
uncus producen los llamados accesos uncinados, que se caracterizan por: 1) aura olfativa o
gustativa, 2) fenómenos motores concomitantes, 3) un estado anormal de la conciencia,
aturdimiento, somnolencia, habitualmente el paciente interrumpe lo que está haciendo sin
llegar a caer, puede presentar estados de ausencia, ilusiones o alucinaciones, algunas veces
trastornos en la esfera psicosexual que pueden llevar al paciente a conductas totalmente reñidas
con la moral o las costumbres, también puede presentar cuadro de agresividad intratable
médicamente.
Los defectos del campo visual tienen una alteración característica, una cuadrantopsia superior
cruzada generalmente más extensa en el campo ipsilateral. Los tumores del lóbulo temporal
izquierdo causan trastornos del lenguaje en más del 50% de los casos.
El lóbulo parietal es el área principal sensitiva de la corteza por lo que los trastornos sensitivos
son las manifestaciones más notorias de esta localización.
La circunvolución postcentral es la más relacionada a la sensibilidad, y las distintas partes del
cuerpo se hallan representadas en forma similar a la representación motora en la
circunvolución precentral. Esta circunvolución produce crisis Jacksonianas sensitivas
correspondientes al foco de la irritación.
Las lesiones del pliegue curvo izquierdo producen alexia y agrafia y pueden asociarse agnosia
digital y acalculia.
• Cuerpo Calloso
Son poco frecuentes, generalmente se manifiestan por síntomas mentales, con apatía,
somnolencia y principalmente trastornos de la memoria reciente, los trastornos mentales
pueden confundir con otras localizaciones; su extensión lateral hacia la sustancia blanca central
compromete tempranamente la vía piramidal y los signos de hipertensión endocraneana son
tardíos.
• Tercer Ventrículo
el más frecuente es el quiste coloide, o pueden ser invadidos por tumores de la vecindad, dan
manifestaciones de invasión del tercer ventrículo, con signos de hidrocéfalo, que puede ser
agudo, subagudo o crónico, y algunas veces intermitente. La cefalea y el edema papilar pueden
ser los únicos síntomas, pueden producirse bruscamente, o dar síntomas de tipo diencefálico.
La cirugía de esta región ha progresado con el uso del microscopio y la vía de abordaje
transcallosa que permite llegar con más facilidad al tercer ventrículo sin lesionar la corteza
cerebral.
• Región Pineal
• Tumores Hipofisiarios
Los tumores hipofisiarios, cuando no sobrepasan la silla turca, producen trastornos de tipo
endocrinológico dando manifestaciones características como la galactorrea con cifras elevadas
de prolactina en sangre en los prolactinomas, o signos de alteración en la producción de la
hormona de crecimiento durante el desarrollo (gigantismo) y en el adulto la acromegalia con
las características manifestaciones en la cara y en las manos que presentan estos pacientes,
otras veces puede estar perturbado todo el sistema endocrino que controla la hipófisis.
Cuando el tumor continúa su crecimiento y sobrepasa los límites de la silla turca hacia arriba,
estamos en presencia de un tumor suprasellar, que por su cercanía produce compresión del
quiasma óptico dando síntomas característicos con hemianopsia que puede llegar hasta la
visión tubular, también pueden producirse trastornos de tipo diencefálico o del tronco de
acuerdo al crecimiento del tumor que algunas veces alcanza dimensiones verdaderamente
increíbles.
7.1. Cerebelo
Los trastornos cerebelosos son más notorios en la posición de pie o durante la marcha donde se
aprecia la ataxia, la hipotonía y la hiporreflexia que pueden ser de distinto grado.
el nistagmo está casi siempre presente y los trastornos cerebelosos se hallan hacia un lado de la
lesión, la hipotonía es marcada y la ataxia en el lado afectado es más evidente (prueba índice-
nariz y ampliación de la base de sustentación).
Es importante referir la presencia de tumores que comprometen al nervio acústico, este par
principalmente en la región del ángulo pontocerebeloso por su frecuencia y sus características
especiales. El neurinoma del acústico es frecuente, de crecimiento lento y los primeros
síntomas pueden estar relacionados a la audición, puede sumarse al compromiso progresivo del
V y Vll pares, así como los trastornos vestibulares y cerebelosos. El tratamiento es quirúrgico,
el diagnóstico con TAC y RM y la microcirugía permiten un éxito quirúrgico sin dejar lesión
en otros pares cuando el diagnóstico es oportuno.
Los tumores más frecuentes son los astrocitomas, que por su localización y malignidad son
generalmente inoperables, usualmente dan compromiso de pares craneanos, posteriormente
signos de tronco encefálico y signos de hipertensión endocraneana, el tratamiento puede
intentarse con radio y quimioterapia.
7.4. Cuarto Ventrículo
Los tumores primarios son generalmente los ependimomas y los tumores de plexos coroideos,
producen signos y síntomas de hipertensión endocraneana obstructiva generalmente con
hidrocefalia secundaria, que algunas veces puede tener curso intermitente a válvula. El tumor
en su desarrollo puede comprimir centros vitales dando trastornos cardiovasculares y
respiratorios: de acuerdo a la estirpe tumoral puede propagarse fuera del IV ventrículo hacia el
agujero occipital o canal medular.
8. TRATAMIENTO
8.1. Cirugía
Tumores antes considerados inoperables o de difícil acseso, como los situados en regiones
profundas pueden abordarse con seguridad con ayuda de un microscopio quirúrgico,
microinstrumentación y microcirugía. Son pocos los tumores intracraneales que escapan al
acceso quirúrgico directo logrado por la actual tecnología neuroquirúrgica, con láser,
aspiradores ultrasónicos, ecografía intraoperatoria, procedimientos de cirugía estereotáxica y
neuronavegación. En conjunto, estas innovaciones han añadido una dimensión importante de
estrategias quirúrgicas para los pacientes con tumores cerebrales.
Por mecanismos aún no aclarados, es frecuente que los tumores cerebrales, tanto benignos
como malignos, provoquen un edema vasogénico en el tejido encefálico peritumoral. A veces,
la tumefacción cerebral puede ser masiva, lo que contribuye en forma significativa al efecto
global de masa y acelera clínicamente todas las deficiencias neurológicas provocadas por el
tumor propiamente dicho. Son capaces de lograr una rápida y efectiva reducción del edema
peritumoral. El hecho de que estos agentes puedan producir a menudo, por sí solos, una mejora
inmediata y espectacular del estado clínico y de la función neurológica, enmarca la
contribución fisiopatológica del edema cerebral al deterioro global secundario a la neoplasia.
En general, los esteroides se administran en el período perioperatorio y sus dosis se van
reduciendo de manera gradual después de la extirpación del tumor. También cumplen una
función paliativa en los pacientes con tumores malignos progresivos y recidivantes, en los que
pueden potenciar la función neurológica residual, al menos en forma temporal.
8.3. Radioterapia
A medida que la supervivencia de los pacientes con tumores del SNC se prolonga, aparecen
diversas complicaciones adicionales de la radiación a largo plazo que despiertan creciente
preocupación. Entre ellas se encuentran el hipopituitarismo, la enfermedad oclusiva de los
vasos arteriales y la oncogénesis inducida por la radiación. Los tumores asociados a la
radiación (meningiomas, sarcomas y gliomas) son una complicación rara y tardía que suele
aparecer décadas después de la radiación craneal. Más preocupantes son los riesgos de la
radiación en los niños pequeños, tales como las alteraciones del aprendizaje, la insuficiencia
hipofisaria, las mielopatías y las deformidades de la columna vertebral, que se suman a los
efectos adversos antes mencionados. Como la mielinización del SNC suele completarse hacia
los 2 a 3 años de edad, la administración de radioterapia antes de esas fechas resulta
especialmente peligrosa y en general debe ser evitada.
8.4. Quimioterapia
Pese a ser causa de episodios periódicos de optimismo de corta duración, la quimioterapia no
ha producido aún impacto importante en el tratamiento de los tumores cerebrales malignos.
Prácticamente todos los agentes antitumorales disponibles para el tratamiento de las neoplasias
malignas hematológicas o sistémicas han sido estudiados también en los tumores cerebrales.
Salvo algunos éxitos recientes en determinados tumores infantiles como el germinoma y el
meduloblastoma, esta modalidad terapéutica no ha aportado beneficios constantes a la mayoría
de los pacientes. En términos puramente oncológicos, los tumores cerebrales, con su posición
altamente localizada, su masa tumoral relativamente pequeñas y su naturaleza no
metastatizante, deberían responder bien a la quimioterapia; sin embargo, estos factores son
contrarrestados por la complejidad peculiar del SNC, en el que la barrera hamatoencefálica
limita gravemente el acceso a la mayoría de los agentes antitumorales. Aunque la integridad de
esta barrera farmacolofisiológica está alterada en mayor o menor grado según los distintos
tumores cerebrales, la penetración de la mayoría de los agentes quimioterapéuticos sigue
siendo limitada. No obstante, existe un pequeño número de compuestos liposolubles no polares
y de bajo peso molecular capaces de atravesar libremente la barrera hematoencefálica intacta.
Entre ellos se encuentran las nitrosoúreas, las hidroxiureas y la diazoquinona (AZQ). El acceso
de otros agentes menos permeables (metotrexato, vincristina, cisplatino) puede facilitarse a
veces mediante la ruptura de la barrera hematoencefálica osmótica, o mediante la
administración intratecal e intrarterial. De estos seis agentes, las nitrosoúreas y las hidroxiureas
son las mejor estudiadas. En un reciente análisis de los estudios prospectivos aleatorios
llevados a cabo en el último decenio, se ha demostrado que la quimioterapia administrada
después de la cirugía y la radiación por gliomas malignos, proporciona un modesto incremento
de la supervivencia. La tasa de supervivencia media a los 24 meses fue del 23,4% en el grupo
que recibió quimioterapia y del 15,9% en los tratados con cirugía y radioterapia. Sin embargo,
esta ganancia, pequeña pero estadísticamente significativa, puede quedar enmascarada a
menudo por otras variables, tales como la edad y el estado funcional en el momento en que se
manifiesta el tumor.
Una droga ultima e n uso combinado es la temozolomide con respuesta buena en un 10%
mayor que otras drogas.
Casi sin excepción, prácticamente la totalidad de los pacientes con tumores cerebrales
malignos terminan por desarrollar recidivas locales, aunque el tratamiento haya sido agresivo y
multimodal (cirugía, radioterapia y quimioterapia). En el último decenio se han definido
considerablemente las estrategias coadyuvantes destinadas a controlar el crecimiento local del
tumor entre las que se encuentran métodos alternativos de administración de la radiación y la
inmunoterapia. De ellas, la braquiterapia intersticial y la radiocirugía estereotáxica están
ganando una aceptación progresiva, si bien la inmunoterapia también consigue algunos
resultados menores en determinados pacientes. Todas estas modalidades son opciones que se
pueden ofrecer
Immunoterapia
Las moléculas de interferon inducen la producción de otro intermedio las cytokinas.
Terapia génica .
Los resultados experimentales han demostrado que a través de la terapia con genes, además
de que las células malignas ya no crecen, se vuelven más sensibles a la radiación, a la
quimioterapia o que pueden ser reconocidas fácilmente por el sistema inmune del individuo.