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pueblos
la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas en junio de 2016; así se unió a la Declaración de
las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos In-
originarios
política y
Los
gobierno
dígenas de 2007 y al Convenio 169 de la Organización Inter-
nacional del Trabajo —Sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Estados Independientes— de 1989. Ambos documentos
permanecen como los referentes normativos más importan-
tes para la protección de los derechos colectivos de los pue-
blos indígenas en el mundo. Este tipo de derechos humanos
en los
debates actuales
significa la protección de su voluntad para permanecer en
su diferencia étnica y cultural de acuerdo con sus propias
instituciones y en su hábitat. La normatividad internacional
de los derechos
de los derechos de los pueblos indígenas se ha logrado por
la intervención permanente de su activismo y el apoyo so-
lidario de quienes se han sumado a sus demandas. De esta
hunnanos
forma se impulsó la revisión de las políticas indigenistas.
Los derechos humanos son valores y derechos universa-
les irrenunciables, al mismo tiempo que han ido cambiando
respecto de las primeras concepciones de los derechos del
TERCERA DÉCADA
pueblos
originarios
Los
en los
debates actuales
de los derechos
hunnanos
S E R I E
TERCERA DÉCADA
pueblos
originarios
Los
en los
debates actuales
de los derechos
hunnanos
Jorge Olvera García
Julio César Olvera García
Ana Luisa Guerrero Guerrero
Coordinadores
MÉXICO 2017
Esta investigación, arbitrada por pares académicos,
se privilegia con el aval de las instituciones coeditoras.
323.4
P9623
Los pueblos originarios en los debates actuales de los derechos humanos / coordinado
por Jorge Olvera García, Julio César Olvera García y Ana Luisa Guerrero Guerrero -- 1ª ed. --
México : Universidad Autónoma del Estado de México : Universidad Nacional Autónoma
de México, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe : Miguel Ángel Porrúa, 2017
270 p. : 17 × 23 cm. (Las Ciencias Sociales. Tercera Década)
ISBN 978-607-524-155-5
© 2017
Universidad Autónoma del Estado de México
© 2017
Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán,
C.P. 04510, Ciudad de México
Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe
Torre II de Humanidades, 8o. piso, Ciudad Universitaria,
Delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México
© 2017
Por características tipográficas y de diseño editorial
Miguel Ángel Porrúa, librero-editor
w w w. m a p o r r u a . c o m . m x
Amargura 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000, CDMX
Introducción
Ana Luisa Guerrero Guerrero
1
Instituto Nacional Indigenista (1978), 30 años después. Revisión crítica en México Indígena,
número especial de aniversario, México, p. 10.
5
aparecen nombrados como pueblos, no poblaciones, como se les denomi
naba en aquél.
Los derechos humanos son valores y derechos universales irrenun
ciables, al mismo tiempo que han ido cambiando respecto a las primeras
concepciones de los derechos del hombre del siglo xviii, en las que no
hubo lugar para los pueblos indígenas y sus miembros, y que se han enri
quecido a través de la concreción de los beneficiarios y la adquisición de
nuevos tipos de derechos humanos.
Así pues, los derechos colectivos de los pueblos indígenas son distintos
de los individuales y sociales, pero no por ello menos auténticos o inferiores,
exigen el reconocimiento de la dignidad de todos los humanos, vinculado y
articulado al de los pueblos indígenas. Los derechos colectivos son nece
sarios para proteger la vida cotidiana de los pueblos indígenas, su recono
cimiento es fundamental para la pervivencia plena de estos pueblos en contra
de cualquier forma de violencia y de los delitos en sentido extremo, como el
genocidio y los crímenes de lesa humanidad. Algunos autores muestran que
en tales delitos “el elemento racial, étnico, religioso o nacional, queda normal
mente vinculado a la sistematicidad de los crímenes cometidos contra una
comunidad humana con vínculos identitarios, por lo que son tipos penales
que afectarían a las comunidades indígenas como colectivo”.2
Ante este panorama de derechos humanos, los doctores Jorge Olvera
García, Julio César Olvera García y yo convocamos a especialistas de diversas
universidades de América Latina para integrar este volumen que se aboca,
de forma profunda e incluso pedagógica, al tema de los derechos humanos y
los pueblos indígenas por medio de sus grandes debates. Comencemos pues
con la presentación de las contribuciones del capítulo “Congruencia de la
postura ética de Galtung y los derechos culturales de los pueblos al inicio del
siglo xxi”, cuya autora es María del Rosario Guerra González, académica de la
Universidad Autónoma del Estado de México, quien aborda los aspectos
éticos de los derechos humanos en la obra reciente del sociólogo y mate
mático noruego mediante su concepción de autonomía dinámica; nos explica
por qué este autor no acepta la regla de oro de Kant como principio para
2
Martínez Jiménez, Aitor y Manuel Miguel Vergara Céspedes (2015), La jurisdicción univer
sal como instrumento para la protección de los pueblos indígenas. Una guía práctica para defensores
de derechos humanos, Introducción de Baltasar Garzón Real, Copenhague, iwgia-fibgar, p. 25.
Disponible en: http://www.iwgia.org/iwgia_files_publications_files/0718_JURISDICCION_
UNIVERSAL_2.pdf
Introducción • 7
ya que pone en juego a autores con diferentes enfoques sobre su entendi
miento. De este modo, analiza las posiciones de Luis Claros y Jorge Viaña
sobre interculturalidad, y propone la pertinencia de tomar en cuenta las
filosofías de Ricardo Salas y de Fornet Betancourt para responder a la apre
miante necesidad de trazamiento de los elementos fundamentales que con
tendría la interpretación intercultural de los derechos humanos, incluyente
del derecho de los pueblos indígenas a su identidad cultural.
En esta búsqueda de lo que es la interculturalidad y su relación con los
derechos humanos, contamos con la excepcional contribución de Glorinella
Patricia Casasa García, quien ha abierto camino para los estudios e investiga
ciones sobre la interculturalidad desde el ámbito de la salud. También es
pionera en la enseñanza de estas cuestiones, las que aborda en el capítulo:
“Interculturalidad y cuidados culturales a la salud de los pueblos originarios”.
La autora, académica de la Escuela Nacional de Enfermería de la Universidad
Nacional Autónoma de México (unam), se pregunta aquí cómo es el acceso
de los pueblos indígenas latinoamericanos a la salud integral y cómo es la
relación intercultural entre la medicina hegemónica y la medicina indígena.
Sostiene que la relación intercultural es todavía un asunto sin resolver y cuyo
comienzo data desde la llegada de los españoles a las tierras americanas,
excepto en algunos países, en donde se ha incorporado a la medicina na
cional. Asimismo, nos da cuenta de que la llamada “extirpación de ido
latrías” —conducida por monjes y sacerdotes de crasa ignorancia, quienes no
supieron distinguir el componente curativo de las prácticas de los sanadores
nativos, ni entender los aspectos mágicos y religiosos integrados en ellas—,
desembocó en la destrucción del sistema sanitario tradicional al prohibir
su ejercicio y práctica curativa, al castigar a los terapeutas tradicionales con
cárcel, además de destruir sus códices y libros que contenían los cono
cimientos médicos recabados y experimentados por siglos al considerar
los prácticas de herejes y brujos. Casasa explica que en el transcurso de
dos o tres generaciones se perdieron saberes acumulados y solamente so
brevivieron prácticas y conocimientos aislados, los cuales incorporados
en los imaginarios colectivos pasaron a considerarse componentes de un
sistema de medicina popular o medicina folk.
Esta visión ha permeado por más de 500 años a la población criolla y mes
tiza, la cual hoy sigue convencida de que la medicina indígena es charlatanería
de gente ignorante y que sus terapias son dañinas. Esta idea está muy arrai
Introducción • 9
El capítulo “Las políticas públicas en torno al indígena, una visión crí
tica de los discursos en el siglo xx”, de María Luisa López Guerrero, pre
senta un estudio del indigenismo mexicano cuyo punto de partida es la
exposición sintética de las posiciones de Manuel Gamio, Moisés Sáenz,
Alfonso Caso, Manuel Othón de Mendizábal y Gonzalo Aguirre Beltrán. El
indigenismo planteó como solución a la supuesta problemática sobre el
estado de subdesarrollo de los grupos indígenas su incorporación a la cul
tura mexicana mestiza. Esto a partir de diversos factores, como el lingüís
tico, el económico, la educación, la salud y la creación de una conciencia de
la cultura mexicana con el fin de ofrecerles oportunidades, como todo ciu
dadano con conciencia de pertenecer a un mismo pueblo. Fruto de esta
ideología fue la creación de las Casas del Pueblo, del Instituto Lingüístico
de Verano, del Instituto Nacional Indigenista. También se promovieron la
lengua castellana como base de la educación pública; la propagación de
servicios de salud occidental versus la medicina tradicional, y el fomento
de proyectos de infraestructura, entre otros. Los resultados de la aculturación
fueron violentos y pueden observarse en ejemplos micros, que persisten
hasta nuestros días.
En este ensayo se pretende mostrar el pasado y el presente del papel
del gobierno frente al indígena, ya que el discurso y los intereses políticos y
económicos se confunden con el supuesto de ayudarlos a salir de su situación
de pobreza y analfabetismo, resultando ser justificaciones para su despla
zamiento o bien para su asimilación sin el reconocimiento de sus derechos
humanos como pueblos indígenas. La autora nos explica los principales pro
gramas y propuestas en cuanto al indígena desde el sexenio de Ernesto
Zedillo Ponce de León hasta el de Enrique Peña Nieto.
El capítulo “Autodeterminación popular y democracia en México”, es
crito por Tania Ivonne Hernández Leal, se ocupa del derecho colectivo.
Éste ha merecido mucha atención no sólo en México sino en toda la región,
debido a la formulación de que es el derecho que más riesgos presenta a
un Estado frente al reconocimiento de los derechos humanos de los pueblos
indígenas. El contexto del que parte la autora para analizar tal derecho son
las comunidades; su análisis conceptual parte de la consideración de los
instrumentos jurídicos internacionales, como el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Econó
micos, Sociales y Culturales, y el Convenio 169 de la Organización Interna
Introducción • 11
El capítulo “Fuentes de investigación histórica: avances y desafíos en la
construcción de las relaciones interétnicas en Argentina”, de Claudia María
Iribarren, académica de la Universidad Nacional del Sur, es resultado de
la investigación documental, de distinta procedencia, sobre la relación que
ha existido entre los pueblos originarios y el Estado nacional argentino. Esta
investigación abarca desde el periodo previo a la conformación de Argentina
como nación independiente hasta la relación prevaleciente en la actualidad.
La autora presenta los resultados de su inmersión en los registros parro
quiales del Fuerte de Nuestra Señora del Carmen, los cuales comienzan
en 1779 y finalizan en 1820, y explica la relación que existía, en esa zona, entre
los nuevos pobladores y los originarios. También expone los libros de viajeros
que relatan la relación que existía entre ambas etnias; aborda el proceso
revolucionario hasta mediados del siglo xx a través de los distintos ensayos
constitucionales, la Carta Magna de 1853, los proyectos legislativos naciona
les entre 1900 y 1943, y la documentación editada por el Consejo Agrario
Nacional. Sin duda, Claudia Iribarren, al revisar las propuestas de ley pre
sentadas entre el 2000 y el 2010 —mediante las cuales se pretendía solu
cionar problemas de los pueblos originarios—, nos ofrece un material muy
importante para conocer las entrañas jurídicas de las relaciones entre el Es
tado argentino y los pueblos originarios; la peculiaridad con la que analiza
el tema contribuye a tener un panorama profundo y general de las relaciones
políticas aunadas al reconocimiento de sus bases históricas y los documentos
producidos por el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (endepa), pues con
ellos permite observar la influencia de esta organización en la reivindicación
de los derechos de los pueblos originarios.
El capítulo “Legislación, antecedentes parlamentarios, jurisprudencia y
realidad de los pueblos originarios en Argentina”, de Ana María Araujo,
analiza el desarrollo económico, social y cultural de los pueblos indígenas
y su relación con la propiedad comunal de sus tierras y recursos naturales.
La autora argentina, de la Universidad Nacional del Sur, propone como
urgente la realización de análisis sobre los alcances de los derechos de estos
pueblos en lo referente a sus territorios, tierras y recursos naturales; preci
samente en estas páginas contribuye al respecto utilizando instrumentos
jurídicos. Revisa la normatividad aplicable para explorar los antecedentes
parlamentarios y con base en ellos comprender las intenciones que en
un principio dieron origen a las normas jurídicas actuales; después valora
Introducción • 13
luchas, en especial de los pueblos indígenas de tierras bajas, y propiciar el
establecimiento de prácticas que van consolidando un nuevo proceso ins
titucional de subalternización y represión desde el Estado plurinacional de
Bolivia a los pueblos de esta región.
El capítulo “La Convención Interamericana sobre la Protección de los
Derechos Humanos de las Personas Mayores y los Pueblos Originarios”,
de Aída Díaz-Tendero Bollain, académica del Centro de Investigaciones sobre
América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México
(unam), presenta el tema del envejecimiento poblacional que se ha recono
cido como un fenómeno sin precedentes, así como su impacto en el ejercicio
de los derechos humanos, al mismo tiempo que se ha identificado a las per
sonas mayores como un grupo social en situación de vulnerabilidad. En
cuanto a los pueblos originarios, sostiene Aída Díaz-Tendero, son titulares
de derechos por su condición de pueblos ancestrales; con base en tal afir
mación analiza si el instrumento regional que representa la Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Per
sonas Mayores, aprobado por la Organización de Estados Americanos en
junio de 2015, toma en cuenta a las personas mayores pertenecientes a
pueblos originarios, y pregunta en qué medida y en qué aspectos de la ciu
dadanía civil, política y social lo efectúa. Su propuesta apunta a que si bien
en tales documentos se alude de diferentes maneras a los derechos de los
pueblos originarios, lo que constituye una conquista innegable, también dejan
sin resolver importantes pendientes.
Finalmente, tenemos el capítulo de Sergio Islas Gutiérrez, académico de
la Facultad de Derecho de la unam, intitulado “Positivismo jurídico, principio
pro persona y la relación con los derechos de los pueblos de origen étnico”.
Ahí el autor explica que el positivismo jurídico es la corriente más utilizada en
el sistema jurídico mexicano y concibe al derecho como el conjunto de
normas jurídicas emitidas por el Estado mediante sus órganos competentes,
siguiendo los lineamientos establecidos para emitirlas y con apego a la
Constitución, pues ésta es la fuente de las demás legislaciones.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, en
su artículo primero párrafo segundo, que las normas relativas a los derechos
humanos serán interpretadas favoreciendo en todo tiempo a las personas
la protección más amplia.
Presentación
Los estudios sobre la diversidad cultural han evolucionado desde las pos
turas teóricas que empezaron a incluir el tema hasta los esfuerzos intelec
tuales actuales por promoverla. Los autores comunitaristas han mostrado
el sentido de pertenencia a un grupo1 y la necesidad de reconocimiento.2
También los liberales moderados han propuesto unir los derechos humanos
básicos universales con derechos diferenciados de las culturas minoritarias.3
Mientras transcurre éste, Johan Galtung participa de manera teórica y prác
tica en conflictos donde las diferencias culturales son factores esenciales.
La diversidad humana es fuente de enriquecimiento, pero también está unida
a la oposición de cosmovisiones de difícil conciliación.
El nombre de Galtung está unido a trabajos de sociología, estudios
para la paz y mediación de conflictos. Esta asociación es legítima, si se
toma en cuenta que desde 1958 trabaja en mediar conflictos entre blancos
y negros para lograr la integración de las escuelas en Charlottesville, Vir
ginia. Desde esa fecha ha participado en diversos eventos, desde macro
conflictos hasta conflictos personales, analizados metódicamente en sus
publicaciones.4
1
Walzer, Michael (2004), Las esferas de la justicia. Una defensa del pluralismo y la igualdad,
México, fce.
2
Taylor, Charles (2001), El multiculturalismo y la política del reconocimiento, México, fce.
3
Kymlicka, Will (1996), Ciudadanía multicultural, Barcelona, Paidós, Estado y Sociedad.
4
Galtung, Johan (2009a), 50 años: 100 Perspectivas en Paz y Conflictos, México, Transcend
University Press.
17
Si se desea una calificación exacta del pensamiento del autor, lo mejor
es recurrir a sus propias palabras: “Con bastante frecuencia me presento,
con toda sinceridad, como 60 por ciento liberal, 60 por ciento marxista y en
el 120 por ciento como algo budista/asiático”.5 Ironía, profundidad y verdad.
En esta ocasión se hablará de su postura ética y de los conceptos que
tiene sobre derechos culturales, aspectos menos visibles de su obra. Inte
resa este autor porque no solo ha tenido la reflexión teórica sobre el tema,
sino que ha vivido en numerosos lugares del planeta donde las culturas son
muy diferentes.
Este texto tiene cinco partes: en la presentación se ubica al autor; en la
segunda sección se señalan los pilares de su ética y se muestran las posturas
que no acepta, como la regla de oro y el universalismo kantiano; un tercer
segmento habla de los derechos humanos tal como los entiende Galtung,
con su esfuerzo de unir derechos y deberes en un mundo global diferente
al actual; el cuarto apartado se refiere a su concepción de cultura como
aspecto ineludible para encarnar necesidades humanas básicas; luego se
hacen breves reflexiones finales.
El objetivo de este texto es mostrar la relación entre los principios éticos
que Galtung defiende y su propuesta con respecto a derechos humanos, con
especial acento en los derechos culturales de los pueblos. Se expone la
congruencia entre la ética y una reformulación de los derechos humanos,
incluyéndolos en la complejidad del mundo del siglo xxi con personas, Esta
dos y sistemas internacionales y regionales, en los que las culturas son esen
ciales porque conforman el ser de mujeres, hombres y pueblos. En el análisis
se incluyen declaraciones, convenciones o convenios suscritos por organis
mos internacionales que no cita Galtung, pero situados en el centro del tema.
16
Ibidem, p. 18.
Pero la ética con una base racional de las consecuencias y las acciones es también
ética. […] ¿Es ésa la racionalidad de tu cerebro o la voz interna en tu corazón?
¿Ambas, mano a mano? Llámalo como quieras. En cualquier caso, es algo que
está brillando por encima de la ley.18
Otra forma de expresar cómo está construido su “faro ético” que ilumina
desde la montaña la vida individual y social.
Es posible encontrar estos principios éticos en la propuesta de Galtung
con respecto a un sistema de derechos humanos futuros, donde los derechos
tengan a su lado deberes paralelos, dentro de una diversidad cultural que
aísla a los pueblos.
17
Morin, Edgar (2001), Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, México, El
correo de la unesco.
18
Galtung, Johan, Juan sin tierra, op. cit., p. 48.
19
Figueroa, Iván Romero (2005), “Teoría unitaria de los derechos de contenido moral”, en
Revista del Posgrado de Derecho de la unam, núm. 1, vol. 1, México, unam.
20
Fix-Zamudio, Héctor (2004), “Las nuevas garantías constitucionales del ordenamiento
mexicano. Las controversias constitucionales y la acción de inconstitucionalidad”, México,
Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam.
21
Orcí, Luis (2007), “Políticas públicas para la promoción de los derechos humanos eco
nómicos y sociales”, en Luis Orcí (coord.), Los derechos económicos, sociales y culturales, México,
Comisión Nacional de Derechos Humanos.
22
Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2014.
23
Saldaña, Javier (1997), Problemas actuales sobre derechos humanos, México, unam.
24
Sen, Amartya (2010), La idea de la justicia, México, Taurus.
25
Guerra, María del Rosario (2008), Iguales y diferentes: derechos humanos y diversidad,
México, Torres Asociados.
26
Ribotta, S. (2008), “Necesidades y derechos: un debate no zanjado sobre fundamentación
de derechos”, en Jurídicas, núm. 1, vol. 5, Manizales, Universidad de Caldas.
Mi axioma básico del desarrollo era [en 1970] como sigue: máxima prioridad a
aquellos cuyas necesidades han sido más insultadas. Y sigo sobre esa base al
día de hoy [2008]. Y conozco a muchos investigadores que creen en la demo
cracia, pero no tantos que quieran tomar la guía sobre cómo la gente en sí misma
conciben sus propias necesidades. Ése debería ser un diálogo permanente.28
28
Ibidem, p. 116.
29
Galtung, Johan (2010), La caída del imperio de los EEUU ¿Y luego qué?, México, Transcend
University Press, p. 142.
30
Ibidem, p. 143.
31
Ibidem, p. 152.
Este derecho a que sobrevivan las tradiciones vivas y el deber de los otros
de protegerlas es congruente con su postura ética que exige escuchar “la voz
interna de los otros”. Dada la importancia de las fronteras culturales en todo
el pensamiento de Galtung es oportuno puntualizar en este tema.
Significado de la cultura
dentro de los derechos de los pueblos
Mi experiencia era que la gente que era conducida por su ser interior era también
introvertida y conducida, ¿por qué cosa en realidad? Yo utilicé la palabra cultura
para estos valores y normas interiorizadas, pero no para las formas externas
de recompensa y castigo. Y por segunda ocasión en mi vida tuve la misma expe
riencia: la ciencia que busqué y que pensé que era importante no existía. La
ciencia general de la cultura.33
Ibidem, p. 175.
32
Suena excitante: Cultura Profunda. Existe mucho de Freud y todavía más de Jung
en cómo el subconsciente colectivo de una nación diseña la política internacional
34
Galtung, Johan (2010), La caída del imperio de los EEUU ¿Y luego qué?, op. cit., p. 138.
Reflexiones finales
Fuentes consultadas
Introducción
39
nario social, es aquel espacio mítico que se opone y critica al orden do
minante, y en ese sentido se plantea como superación del mismo” (Claros y
Viaña, 2009: 123-124).
A continuación se revisa la visión de la interculturalidad propuesta por
Ricardo Salas desde una mirada ética intercultural latinoamericana, que per
mite superar las deficiencias descritas, dando cuenta de un “espesor herme
néutico-existencial del sentido” que interpela a asumir “los diversos modos
discursivos de las racionalidades prácticas”, como un “sistema de eticidad
cultural y moralidad” que surge desde una perspectiva totalmente diversa
(2003: 58). Asimismo, que requiere asegurar al otro, a quien se reconoce las
condiciones materiales para su respectiva existencia, históricamente ocupada
en las densidades de las gramáticas colonialistas latinoamericanas.
Por último, trazamos en forma sintética algunos aspectos centrales
de cómo, desde el punto de vista desarrollado, se puede proponer un con
cepto intercultural de los derechos humanos comprensivo del derecho de los
pueblos indígenas de América Latina a su identidad cultural.
2
La articulación “no está definida desde un comienzo; pero las formas de esa lucha… pa
sarán en parte por la autonomización de ciertas actividades y formas organizativas, en parte
por sistemas de alianza con otras fuerzas, y en parte por la construcción de sistemas de equi
valencias entre contenidos de ciertos movimientos [como] formas estables de sobredetermina
ción entre contenidos, tales como antirracismo, antisexismo y anticapitalismo que, librados de
sí mismos, no tienden necesariamente a converger” (Laclau y Mouffe, 2004: 185).
3
Dicen Claros y Viaña que “la interculturalidad entendida como diálogo entre culturas diver
sas tiene como fundamento una concepción de la cultura que termina mermando la potencialidad
crítica del proyecto intercultural. El problema radica en que el proyecto intercultural parte de la
idea de que las culturas son totalidades estructurales que determinan” (2009: 81).
4
Explican que esta conceptualización de la cultura corresponde a teorías del siglo xix e ini
cios del siglo xx, pero que “se ha extendido hasta los antropólogos contemporáneos”, mencionan
do a autores como Tylor, Boas, Harris, Gertz, Malo y Panikkar más recientemente (Claros y Viaña,
2009: 99). Una interesante propuesta de reconceptualización antropológica de la cultura y
la propia antropología. Véase en Durán et al. (2014).
5
Fornet-Betancourt, R. (1994), Filosofía intercultural, México, Universidad Pontificia de
México, pp. 21-22, citado por Claros y Viaña (2009: 106).
6
Idem, citado por Claros y Viaña (2009: 101).
…el conjunto de las representaciones que los individuos tienen del mundo y de
sí mismos, de los valores desde los que son apreciadas las acciones, de las mo
dalidades materiales y formales a partir de las cuales las representaciones y
valores encuentran sus proyecciones concretas, y por último, de las mediacio
nes técnicas y sociales (Salas, 2003: 55-56).8
8
Para revisar otros enfoques críticos de los conceptos cultura, identidad e identidad cultural,
véase Echeverría (2005: 21-22); Garzón (2012: 25-29).
9
En un enfoque diferente a la absorción cultural aludida por Salas, Echeverría desarrolla una
concepción del mestizaje como “la intervención en el otro y la apertura al otro” (2005: 196-197).
Describe la “convivencia en mestizaje” como una “constitución de identidad que… no implica
en principio la negación de los otros… sino que requiere de la otredad” en la misma medida que
se resiste y reafirma la propia identidad reconstruida y reinventada en la historicidad latinoame
ricana bajo los sucesivos embates modernizadores, como el actual shock de la globalización
neoliberal (2005: 211-215). Para nosotros, este autor describe la misma dialéctica intercultural,
enmarcada en la historia de la dominación, resistencia y reinvención identitaria indígena en
América Latina.
Según Höffe, los derechos humanos, por una parte, tienen una dimensión
moral o normativa esencial e irrenunciable y, por otra, una dimensión antro
pológica heterónoma. Conforme ello, los derechos humanos son per se de
Véanse Honneth (2006: 130-131); Taylor (1993: 100-106); Mouffe (1999: 17).
11
En mayor extensión se pueden revisar nuestros trabajos: Faundes (2013; 2015).
12
Jurisprudencia
1
Alarcón M., Ana M., Vidal H., Aldo y Neira Rozas, Jaime (2003), “Salud intercultural: elemen
tos para la construcción de sus bases conceptuales”, en Revista Médica de Chile, 131(9), 1061-1065.
Disponible en: <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872003000900
014&lng=es&tlng=es.10.4067/S0034-98872003000900014> (3 de abril de 2016).
61
pobladores indígenas que atravesaba toda la legislación indiana no correspon
día en lo absoluto con lo que ocurría en la realidad. Los españoles eran
incapaces de percibir que en las sociedades originarias el sistema sanitario
estaba estrechamente vinculado con los aspectos mágico-religiosos, aun
que si somos puristas, el sistema sanitario español tenía igual naturaleza,2
la enfermedad como castigo divino,3 y la penitencia para sanar el cuerpo y
el espíritu, de igual manera que en la medicina indígena. Pero las órdenes
religiosas que se afincaron en las nuevas tierras, durante la segunda mitad
del siglo xvi, llevaron a cabo la llamada “extirpación de idolatrías”, conducida
por monjes y sacerdotes que en su ignorancia no supieron distinguir el
componente curativo de las prácticas de los sanadores nativos, ni entender
los aspectos mágicos y religiosos que éstas implicaban; así, condujeron a la
destrucción el sistema sanitario tradicional prohibiendo su ejercicio, y su
práctica curativa castigando a los terapeutas tradicionales4 con cárcel, ade
más de destruir sus códices y libros, que contenían los conocimientos
médicos recabados y experimentados por siglos, al considerar que eran
cosas de herejes. El Protomedicato vino a darle la puntilla con la exigencia
de que sólo podrían ejercer el arte de la medicina aquellos que estudiaran
en las universidades, desconociendo de esa forma a los curadores nativos,
cuyos conocimientos eran transmitidos por práctica directa y oralmente de
generación en generación.
Así, en el transcurso de dos o tres generaciones se perdieron siglos de
saberes acumulados y solamente sobrevivieron prácticas y conocimientos
aislados, los cuales, incorporados en los imaginarios colectivos, pasaron
a ser componentes de un sistema de medicina popular o, como luego se
llamaría, “medicina folklórica”.5 Aun así, y dadas las limitaciones de la me
dicina occidental, esa medicina tradicional y popular subsistió oculta,
2
Caro Baroja, J. (1985), Las formas complejas de la vida religiosa (Religión, sociedad y carác
ter en la España de los siglos xvi y xvii), Madrid, Sarpe. Disponible en: <https://contraracismos.
files.wordpress.com/2014/08/caro-baroja-formas-complejas.pdf> (5 de abril de 2016).
3
Aquí Caro Baroja cita: “…la noción bíblica de que la lepra era una enfermedad que Dios
enviaba como castigo, a los hombres malos y que por tanto era una prueba del disfavor divino”,
en J. Caro Baroja (1972), Etnografía histórica de Navarra II, Pamplona, Aranzadi, pp. 117-134.
4
Salaverry, Oswaldo (2010), “Interculturalidad en salud. Simposio de Interculturalidad en
Salud”, en Rev. PeruMed. Exp. Salud Publica; 27(1): 82. Disponible en: 03/04/2016 <http://www.
scielosp.org/pdf/rpmesp/v27n1/a13v27n1.pdf> (3 de abril de 2016).
5
Valdivia Ponce, O. Hampicamayoc (1986), Medicina folklórica y su substrato aborigen en el
Perú, Lima, unmsm.
Rabí, M. (2005), “La protección de la salud”, en L. Gutiérrez (coord.), Lima en el siglo xvi,
7
9
Charney, P. (1988), “El indio urbano. Un análisis económico y social de la población india
de Lima en 1613”, en Histórica, 12(1): 5-33.
10
Salaverry, Oswaldo (2010: 83), op. cit.
11
Idem.
12
Idem.
13
Kleinman, Arthur (1980), Patients and Healers in the Context of Culture: An Exploration of the
Borderland between Anthropology, Medicine, and Psychiatry, University of California Press.
14
Salaverry, Oswaldo (2010: 92), op. cit.
15
Tylor, Edward Burnett (1881), Anthropology, London, Thinkers Library. Tylor, Edward
Burnett (1973), Antropología, Madrid, Ayuso.
16
Boas, Franz (1940), Race, Language, and Culture (La raza, el lenguaje y la cultura), Nueva
York, Macmillan y Boas, Franz (1928), Anthropology and Modern Life (La antropología y la vida
moderna), Nueva York, Norton.
17
Mancini Dott, Ugo, “Multiculturalidad, interculturalidad, transculturalidad: conceptos y
estrategias”, en Strada Maggiore, núm. 45 40125, Italia, Boloña. Disponoble en: <http://www.crim.
unam.mx/Cultura/ponencias/1CultDesa/CDIDE15.htm>
Idem.
18
Almaguer González, José Alejandro, Vicente Vargas Vite y Hernán J. García Ramírez (s/f),
19
20
Mancini Dott, Ugo, “Multiculturalidad, interculturalidad, transculturalidad: conceptos y
estrategias”, en Strada Maggiore, núm. 45 40125, Italia, Boloña. Disponible en: <http://www.crim.
unam.mx/Cultura/ponencias/1CultDesa/CDIDE15.htm>
21
Idem.
humanos y derechos indígenas, salud indígena y derechos humanos: manual de contenidos, San José,
Costa Rica, p. 10.
24
Idem.
25
Idem.
26
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Plan de Acción 2005-2010. Programa Salud de los Pueblos Indígenas, septiembre, p. 9.
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35
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año 2000, vol. 4, México, Siglo XXI Editores, pp. 4-12.
36
Aguirre Beltrán, G. (1986), Antropología Médica, México, cisinah, p. 4.
37
Ibidem, p. 17.
38
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39
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41
Sobo, E. y M. Loustaunau (2010), op. cit.
42
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Disponible en: <http://pueblosindigenas.bvsp.org.bo/php/level.php?lang=es&component=50
&item=3>
44
Idem.
45
Idem.
46
Idem.
47
Idem.
48
Idem.
49
Idem.
50
Idem.
51
Idem.
52
Silva Echeto, Víctor y Rodrigo Browne Sartori (2004), Escrituras híbridas y rizomáticas.
Pasajes intersticiales, pensamiento del entre, cultura y comunicación, Sevilla, Arcibel Editores, Colec
ción Estudios Culturales y Semiótica. Disponible en: <http://perso.wanadoo.es/garoza/G4R6Sil
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Conclusiones
53
Idem. Madina, Eduardo (2004), “Los estados en su diversidad”, en El País Vasco, 1 de julio
de 2014. Disponible en: <http://solforo.com/showthread.php?t=9507&page =7&langid=1>
54
Biblioteca Virtual de Salud. Medicina Tradicional. Biblioteca virtual de pueblos indígenas.
Disponible en: <http://pueblosindigenas.bvsp.org.bo/php/level.php?lang=es&component=50
&item=3>
55
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Fuentes consultadas
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1
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gaciones Jurídicas de la unam. Disponible en: <biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2698/17.pdf>
(1 de abril de 2016).
81
Corpus de 1679, y tenía como motivo fundamental evitar agravios e injusticias
de los señores feudales;2 la Declaración de Independencia de Estados Unidos del
4 de julio de 1776, redactada por Thomas Jefferson, John Adams, Benjamin
Franklin, Roger Sherman y Robert R. Livingston, señala tajantemente que
“todos los hombres son creados iguales” por lo que se encuentran dotados
de derechos inalienables;3 y la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789, inspirada en la declaración de independencia estadouni
dense de 1776 y en la filosofía del siglo xviii, que contemplaba los “derechos
naturales e imprescriptibles”, así como la igualdad de todos los ciudada
nos ante la ley y la justicia,4 emitida al inicio de la Revolución Francesa.
Asimismo, la Constitución de 1917, proclamada por la Revolución
Mexicana, la Constitución de 1918, emanada de la Revolución Soviética, y la
Constitución de 1919, de la República Alemana de Weimar, constituyen do
cumentos en los cuales es posible encontrar los fundamentos de los actuales
derechos humanos, así como en Santo Tomás de Aquino, quien asentaba
que la ley natural se deriva de la Razón; Hugo Grotius, influenciado por la
filosofía clásica, señala que el derecho a la propiedad es un derecho positivo
introducido por la voluntad humana; Jean-Jacques Rousseau, autor de
El contrato social (1762), que habla de la soberanía del pueblo, John Locke,
principal teórico del liberalismo, y Thomas Hobbes, cuyos pensamientos
explicaban las relaciones de dominación social,5 contribuyeron de manera
sustancial. Karl Marx, Federico Engels y Vladimir I. Lenin proponían la orga
nización de un nuevo tipo de sociedad que no se basara en la propiedad
privada de los medios de producción.
Las ideas de todos estos pensadores derivaron en la Declaración Univer
sal de los Derechos Humanos (dudh), adoptada por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en París, por medio de la Resolución 217 (III), y firmada
2
Habeas Corpus Amendment Cart (26 de mayo de 1697), en Biblioteca Jurídica Virtual
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam. Disponible en: <bblio.juridicas.unam.
mx/libros/6/2698/19.pdf> (1 de abril de 2016).
3
Declaración de Independencia de Estados Unidos del 4 de julio de 1776. Disponible en:
<https://www.wdl.org/es/item/109> (1 de abril de 2016).
4
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). Disponible en: <fmme
ducacion.com.ar/Historia/Documentoshist/1789 derechos.htm.> (1 de abril de 2016).
5
Disponible en: <www.monografias.com/Trabajos 10/teopol/teopol.shtm> (1 de abril
de 2016).
Seres humanos
Hombre Mujer
12
Acheson, James M., citado por Roberto Escalante (1975), op. cit.
13
Frake, Charles O. (1969), “The Ethnography Study of Cognitive Systems”, en Stephen
A. Tyler (ed.), Cognitive Anthropology, Nueva York, Holt, Reinehart and Winston, Inc., pp. 28-40.
14
Price, David (1967), op. cit.
mexicana, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, p. 17. Cfr. también Axel Ramí
rez, Bibliografía comentada de la medicina tradicional mexicana (1900-1978), México, Instituto Mexi
cano para el Estudio de Plantas Medicinales, Monografías III, 1978.
20
Silver, Daniel B. (1966), “Enfermedad y curación en Zinacantan. Esquema provisional”, en
Vogt, Evon Z. (ed.), Los Zinacantecos, Colección de Antropología Social, núm. 7, México, Instituto
Nacional Indigenista, pp. 457-458.
Durante largo tiempo nos hemos complacido en citar esas lenguas en que faltan
los términos para expresar conceptos tales como los de árbol o de animal, aunque
se encuentren en ellas todas las palabras necesarias para un inventario detallado
de las especies y de las variedades. Pero, al mencionar estos casos en apoyo de
24
Voegelin, C.F. y F.M. Voegelin (1970), “Our Knowledge of Semantics and How it is Obtaines”,
en International Journal of Anthropological Linguistics, Bloomington, Indiana University.
25
Daniel, Silver (1966), op. cit.
26
Lévi-Strauss, Claude (1970), El pensamiento salvaje, México, Fondo de Cultura Económica,
núm. 173, pp. 11-59.
27
Lévi-Strauss, Claude (1970: 11), op. cit.
28
Escalante, Roberto (1975), op. cit.
29
Colby, B. N. (1966), “Ethnographic Semantics: A Preliminary Survey”, en Current Anthro
pology, The University of Chicago Press.
30
Holland, William R. (1963), Medicina maya en los altos de Chiapas. Un estudio de cambio
socio-cultural, Colección de Antropología Social, núm. 2, México, Instituto Nacional Indigenista.
/nono/ “cabeza”
/wagar/ “cara”
/pebe/ “frente”
/ibya/ “ojo”
/ibya siga/ “cejas”
//ibya nka/ “párpado”
/ibya siga/ “pestañas”
/ibya sipuguat/ “conjuntiva”
/asu/ “nariz”
/asa/ “fosas nasales”
/gaya/ “boca”
/kakuli/ “labio”
/nugad/ “dientes”
/aybir/ “muelas”
31
Prestán, Arnulfo (1975), El uso de la chicha y la sociedad kuna, México, Instituto Indigenista
Interamericano, Ediciones Especiales 72, p. 15.
32
Galbis, Ricardo (1974), “Métodos de curación entre los kuna y los otomí: estudio compara
tivo”, en América Indígena, vol. xxxiv, núm. 4, México, Instituto Indigenista Interamericano, p. 940.
El tronco.
/yakái/ “hombros”
/muntsu/ “senos”
/netsépe/ “pecho”
/pae/ “costillas”
/akáchumatai/ “cintura”
33
S/a (1977), El cuerpo humano, enfermedades y las plantas medicinales, Sucúa, Centro de
Documentación e Información Cultural Shuar.
34
Kalekna, Pita (1976), La socialización del niño achuara, Albuquerque, University of
New Mexico.
35
López Austin, Alfredo (2008), Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos
nahuas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Antropológicas, 2 t.
36
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Linguistics, vol. 17, núm. 2, Bloomington, Indiana University, p. 78.
Reflexiones finales
Gutiérrez Domínguez, Miguel Ángel, Yolanda Betancourt Aguilar e Irma Betancourt Aguilar,
38
Medicina tradicional indígena en Puebla: los hospitales integrales. Disponible en: www.medicina
indigena.blogspot.mx (2 de abril de 2016).
Fuentes consultadas
Idem.
39
Introducción
99
lación de capital, aunque en sí misma la política indigenista no era pura
mente capitalista, sí permitió su reproducción.
Dicho esto, la finalidad del ensayo es mostrar cómo, a finales del siglo xx,
si bien la política indigenista ya no es el soporte ideológico y motor de la
política pública, persiste en diversos discursos que continúan su trabajo
de aculturación y negación, aún en el siglo xxi. Esto se explicará a partir de
una serie de problemas estructurales que se suscitaron en el plano interna
cional y que estallan en la década de los setenta, crisis económicas y sociales
internacionales que requerían de intervenciones estatales con nuevos dis
cursos y lineamientos. Con este objetivo surgen las propuestas del desarrollo
económico donde el crecimiento ya no fuese sólo cuantitativo, sino también
cualitativo; las del desarrollo humano, y las del desarrollo sustentable. El
desarrollo como parte de un discurso que no rompía con las relaciones
sociales de producción que reproducían las desigualdades, sino que permi
tieron reproducirlas en un nuevo orden. En estos discursos y propuestas
para las agendas nacionales se incluyó al indígena como un sector de la po
blación que vivía en el subdesarrollo y, más allá de entender su situación es
tructural y su diferencia con otras culturas, se le incluye dentro de categorías
occidentales para su análisis.
Así fue como a partir de los últimos 20 años, y desde los Planes Na
cionales de Desarrollo (pnd) de cada sexenio presidencial, los indígenas han
sido incorporados a la política pública desde el desarrollo combatiendo su
denominado y establecido estado de atraso a partir de infraestructura, pa
quetes tecnológicos, educación, servicios, entre otros elementos. Mediante
esta política se mostró siempre al indígena como lo otro, el objeto a interiori
zarse en el llamado de la unidad nacional sin una defensa pluricultural de
sus derechos. Justo como en el indigenismo de principios del siglo xx.
En este ensayo se pretende mostrar el pasado y el presente sobre el
papel del gobierno frente al indígena; donde a partir del discurso, los intere
ses políticos y económicos se confunden con la necesidad de ayudarlos
a salir de su situación de pobreza y analfabetismo, en la cual los indigenistas
y la política nacional asumen que se encuentran los indígenas. No se expon
drá extensamente una descripción lineal de todos los indigenistas mexicanos,
pero sí se pretende exponer las ideas de sus principales exponentes bajo
un criterio propio para entender la política e ideología indigenista a principios
1
La repartición de las tierras con la reforma agraria fue semejante al proceso de libera
ción de los siervos feudales en Europa convertidos en trabajadores libres; este acontecimiento,
base de la Revolución mexicana, fue uno de los principales factores para acelerar el desarrollo
del capitalismo en México.
4
En Zinacantán, Chiapas, por ejemplo, su población es mayoritariamente tzotzil, pero su
educación, tanto primaria como secundaria, es impartida en español; además, los maestros no
conocen la lengua indígena. Los cursos de lectoescritura en tzotzil no son parte fundamental
de su educación, sino que son impartidos en talleres en la Casa de la Cultura del municipio
chiapaneco. Otro ejemplo lo vemos en los servicios de salud occidental, las cuales se impu
sieron a la medicina tradicional a tal punto que hubo persecución y encarcelamiento de parteras
tradicionales.
5
Las denominamos formaciones no capitalistas y que a diferencia de Carlos Marx las deno
mina, dentro de su pensamiento evolucionista, como formaciones sociales precapitalistas. Sin
embargo, lo hacemos de esta manera, aunque existan conceptualizaciones actuales para
denominar las formas económicas de los pueblos indígenas, como es el caso de Nico Tassi y su
concepto de economías populares; sin embargo, este tema no se abordará en este ensayo.
Sexenio 1995-2000:
Ernesto Zedillo Ponce de León
El periodo del presidente Zedillo está marcado por la firma de los acuerdos
de San Andrés Larráinzar el 16 de febrero de 1996, en los cuales, entre
otros temas, se hablaba del derecho a la autonomía de los pueblos indígenas;
sin embargo, no es sino hasta 1998 cuando Zedillo los ratifica aceptando
su autonomía, bajo la salvaguarda de la unidad nacional. No obstante, éste
ha sido un proceso paulatino y obstaculizado a tal punto que en la actualidad
no se ha podido completar. El indígena siguió siendo, durante éste y los
sexenios posteriores, sujeto de victimización y sinónimo de pobreza y mar
ginación, por lo tanto, el Estado se ha enfocado únicamente en los elementos
Con este fin se delimitan tres áreas fundamentales para lograr dicho
objetivo: la educación, el empleo y el aumento de la productividad.
Así, uno de los principales objetivos del gobierno fue integrar a los indí
genas al desarrollo del país.
Programas como el Programa Especial para la Conservación, Restaura
ción y Aprovechamiento Sustentable de la Selva Lacandona, o los Proyectos
Integrales de Intervención, buscaron vincular los intereses del productor
con los intereses colectivos y se reiteró la necesidad de buscar el camino
al desarrollo y destruir los obstáculos para llegar a él y encontrar la unidad
nacional:
Fuentes consultadas
7
Aquí podemos revisar a Pablo González Casanova, Héctor Díaz-Polanco, Rodolfo Stavenha
gen, Luis Villoro, entre otros. Y para los casos de plurinacionalidad e interculturalidad los casos
de Bolivia y Ecuador son ejemplos para tomar en consideración por sus conquistas constitucio
nales, y por sus cuestionables alcances de los gobiernos para colocarlos como verdaderas
alternativas, pero éste es tema para otros debates que aquí no podemos plantear.
Introducción
1
La Asamblea se reúne por vez primera el 10 de enero de 1946 con 51 miembros, a saber:
Arabia Saudita, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia [desde el 2009 Estado Plurinacional de
Bolivia], Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia [desde 1992
República Checa y, aparte, Eslovaquia], Dinamarca, Ecuador, República Árabe Unida [actual
mente República Árabe de Egipto y, aparte, República Árabe de Siria], El Salvador, Etiopía, Estados
Unidos de América, República de Filipinas [desde 1979 solo Filipinas], Francia, Grecia,
Guatemala, Haití, Honduras, India, Irán [desde 1981 República Islámica de Irán], Iraq, Líbano,
121
de 1966— se mencionaba explícitamente que el derecho de autodetermi
nación de los pueblos era exclusivo de los Estados, los cuales eran enten
didos conforme al paradigma “moderno” de Estados-nación, que pretende
la unificación cultural, social y política de un agrupamiento humano que
se encuentre regido u ordenado bajo las mismas normas regulativas, sin
distinción.
De acuerdo con el filósofo Luis Villoro (1998), el Estado-nación moder
no “nace con una tensión interna entre el poder central que intenta impo
ner la unidad y los pueblos diversos que componen una realidad social
heterogénea”.
Esto quiere decir que una organización social que no estuviera consti
tuida en un Estado, con un territorio, un poder centralizado y ciertas institu
ciones que garantizaran su existencia no sería reconocida por los organismos
internacionales como sujeto colectivo con derecho a su autodeterminación.
Además, diversos instrumentos jurídicos de la Organización de las Naciones
Unidas (onu) (que van desde la Carta de las Naciones Unidas hasta las di
versas resoluciones que tratan sobre la independencia de los pueblos colo
niales) recomiendan que dicha organización sea de carácter democrático, esto
es, que su política se base en el ejercicio de consulta de la población go
bernada (se puede entender tal ejercicio realizado mediante el voto para las
decisiones establecidas por los órganos de gobierno pertinentes, el sufragio
electoral, los referéndums, plebiscitos, entendidos como mecanismos de
participación “directa”).
Liberia, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Países Bajos, Panamá,
Paraguay, Perú, Polonia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, República Domini
cana, República Socialista Soviética de Bielorrusia [Belarús desde 1991], Unión de Sudáfrica
[desde 1961 sólo Sudáfrica], Turquía, República Socialista Soviética de Ucrania [desde
1991 sólo Ucrania], Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas [Federación de Rusia desde
1991], Uruguay, Venezuela, República Federativa Socialista de Yugoslavia [desde 2006 Serbia,
y aparte Montenegro].
Posteriormente ingresan como miembros otros Estados. Hacia 1952 ya sumaban 60 miem
bros; hoy son un total de 193 Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Cfr.
<http://www.un.org/es/members/growth.shtml>, y también: <http://www.un.org/es/mem
bers/> (19 de noviembre de 2014).
Cabe resaltar que la Asamblea elige sus resoluciones por mayoría “cualitativa” (dos tercios
de acuerdo en adelante) y otras cuestiones menos importantes por mayoría “simple”.
2
De acuerdo con estos parámetros, aquellas organizaciones sociales que habitaban en el
interior de un Estado del que se diferenciaban en cuanto a sus prácticas sociales habituales (que
pueden incluir el idioma), pero sobre todo, en cuanto a su forma de ver y entender el contexto
en el que se desarrollan como seres vivos, o la realidad, no eran reconocidos como sujetos de
derecho diferenciado, sino que tenían que apegarse a las normativas dictadas por el Estado,
aun cuando no se identificaran con ellas, éstas estuvieran en contra de sus principios o de su
modo de vivir propio, o bien, estuvieran en contradicción con las prácticas que ellos realizaban
para garantizar su supervivencia (como la propiedad comunal de la tierra, en contra del uso
de propietarios privados, por ejemplo).
El reconocimiento jurídico
de la autodeterminación popular en México
[…] Las constituciones y leyes de las entidades federativas establecerán las características
de libre determinación y autonomía que mejor expresen las situaciones y aspiraciones de los
pueblos indígenas en cada entidad, así como las normas para el reconocimiento de las comu
nidades indígenas como entidades de interés público. (reformado mediante decreto publicado
en el diario oficial de la federación el 14 de agosto de 2001). Las cursivas son mías. Resal
tamos que la posibilidad de los pueblos indígenas de ser reconocidos como sujetos de derecho
queda a disposición gubernamental, mientras tanto son reconocidos sólo como sujetos de
“interés público”.
5
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (cdi) de México se
refiere a las “entidades de interés público” como: “los sujetos que encarnan el conjunto de preten
siones relacionadas con las necesidades colectivas de los miembros de una comunidad y prote
gidas mediante la intervención directa y permanente del Estado”. Y a los “sujetos de derecho
público” como: “un órgano o una persona jurídica para ejercer derechos y contraer obligaciones,
por ejemplo, un municipio, un estado, un organismo descentralizado, un organismo autónomo”.
6
La filósofa estadounidense Iris Marion Young explica que la opresión es distinta para cada
persona y para cada grupo de personas, pero que en términos generales: “toda la gente opri
mida sufre alguna limitación en sus facultades para desarrollar y ejercer sus capacidades y expre
sar sus necesidades, pensamientos y sentimientos […] La opresión así entendida es estructural”
(Marion Young, 1990, citada en Alin Rivera Maldonado, 2007).
7
Acaba de ocurrir un acontecimiento histórico con respecto a la participación política de
las mujeres indígenas en México: los días 5 y 6 de septiembre de 2015 se celebró el Primer
Congreso Nacional de Mujeres Indígenas, donde casi 80 lideresas provenientes de 19 estados
y pertenecientes a los pueblos: ayuuk, ch´ol, chatino, cucapá, nahua, hñahñu, ñuu savi, maya,
mazahua, ñomndaa, me’phaa, ocumiche, ódami, purhépucha, ráramuri, tojolabal, tzeltal, wixárika
y zapoteco, se concentraron en la Ciudad de México para analizar los avances que han tenido
en sus derechos políticos en los últimos 20 años, donde se tocaron los puntos acerca de la
debilidad política que todavía existe para las mujeres en sus comunidades y que se incrementa
a través de la violencia ejercida por el Estado mexicano, por lo que es importante pensar
y elaborar estrategias para que las mujeres tengan voz y participación en los distintos ámbitos
de la vida pública [Celebran lideresas indígenas Primer Congreso en el D.F. (5 de septiem
bre de 2015)].
Armenta Ramírez, Petra, Elecciones por usos y costumbres en México, pp. 5-8.
Disponible en: <http://www.letrasjuridicas.com/Volumenes/14/armen
ta14.pdf> (10 de agosto de 2015).
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trategia y Planeación, Unidad de Planeación y Consulta, Derechos Indígenas,
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Spanish.pdf> (20 de octubre de 2014).
Introducción
133
el problema étnico latente prefigurando la estructura social del nuevo modelo
republicano, lo que originó una cuestión no solucionada hasta la actualidad.
Desde el Estado incipiente se construyeron ideologías de justificación,
legitimidad, autoafirmación y autodefensa,3 que se retroalimentaron mediante
sus mecanismos de reproducción, tanto en forma sistemática como asistemá
tica. El lema pareció ser la exaltación de una sociedad blanca que avanza hacia
la desestructuración y desarticulación de la sociedad indígena.
Se gesta entonces culturalmente la gran contradicción de dar forma a una
sociedad en apariencia monoétnica, en un país cuyo sustrato, por origen y
esencia, es multiétnico.
Hasta hoy, la dicotómica relación interétnica es parte de esa ideología de
dominación que pareciera ser incorporada de manera identificatoria a la
mentalidad del hombre común.
Los constructores de nuestra república, en un proceso semejante con
las otras repúblicas americanas, no pertenecieron a los pueblos originarios
de estas tierras, sino al de los herederos de los colonizadores europeos,
eran sus hijos o sus descendientes.
Tampoco puede soslayarse que los Estados-nación construidos en el
siglo xix operaron de reguladores sociales y propagandistas del “nuevo orden”
de la modernidad.
Para entender los secretos de este “nuevo orden”, su generalización y
aceptación social, es necesario realizar un acercamiento a lo que en un deter
minado espacio y tiempo es considerado bueno o malo, limpio o sucio.4
Desde este contexto se enuncian y ejecutan las reglas normativas, se
marcan las obligaciones y las prohibiciones que regulan no sólo la conducta
individual, sino que fundamentalmente dividen la realidad social en formas
y estructuras cuya base es la mentalidad dominante de una sociedad.
La realidad social se legitima por su mera existencia, independientemen
te de cualquier conjunto más amplio de reglas, mitos o creencias formales.
Las reglas, los límites, las categorías y todo ese tipo de sistemas de cla
sificación cognitiva crean líneas que se cruzan, porque no todo o todos se
adecuan, y lo que no lo hace se vuelve desviado, raro, extraño, subversivo
o delictivo.
3
Perrot, D. y R. Preiswerk (1979), Etnocentrismo e Historia, México, Nueva Imagen.
4
Douglas, M. (1966), Purity and Danger, Londres, Pantheon Books.
Etnohistoria en acción
Contexto histórico
El problema de la tierra
Obstáculos
Encontramos así:
Conclusiones
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Bahía Blanca”, en Nilsa M. Alzola y Dinko Cvitanovic (comps.), La Argentina
y el mundo del siglo xx, Bahía Blanca, Argentina, Centro de Estudios del
Siglo XX/Centro de Estudios Hispánicos/Departamento de Humanidades,
Universidad Nacional del Sur, pp. 464-471.
Introducción
151
El tratamiento de estas fuentes nos acercó a las relaciones interétnicas
que se producen como consecuencia del intercambio entre los nuevos po
bladores y los originarios, en el proceso de incorporación de los indígenas
a las prácticas utilizadas por la Iglesia en el contexto de evangelización en la
etapa colonial.
Luego, para complementar esta indagación, recurrimos a otras fuentes:
los libros de viajeros. Los viajes organizados con la finalidad de revelar geo
gráfica y científicamente la región patagónica ofrecen un material rico y
abundante en datos, que por muchos años fue la forma de conocimiento del
interior no sólo de esta extensa región, sino también del continente ameri
cano. Entre toda la información que abunda en los viajeros, las relaciones
interétnicas adquieren fundamental importancia debido a los vínculos so
ciales, económicos y culturales establecidos entre las comunidades origi
narios y las etnias blancas que se fueron asentando en el territorio.
Siguiendo esta misma línea histórica se plantea la necesidad de avanzar
en una mirada más amplia sobre la condición jurídica del indio y las distintas
estrategias ensayadas por el Estado nacional, que dieron como resultado
la creación de instituciones referidas al indio. Esta instancia nos llevó a
explorar en el corpus documental oficial, elaborado a partir del proceso revo
lucionario hasta mediados del siglo xx. Desde esta perspectiva, y dentro
del transcurso de formación del Estado, se consultaron los distintos
ensayos constitucionales, la Carta Magna de 1853, los proyectos legisla
tivos nacionales entre 1900 y 1943, y la documentación editada por el
Consejo Agrario Nacional.2
El impulso provocado por la reforma de la Constitución Nacional de 1994,
y la incorporación de nuevas leyes referidas a los derechos de los pueblos
originarios, llevó a indagar en la búsqueda de anteproyecto(s) y proyecto(s)
de ley presentados y/o sancionados en el Congreso Nacional desde el 2000
hasta el 2010. En este sentido, se han consultado propuestas de ley refe
ridas a temas como tierra, educación, vivienda, salud, ámbitos en los que
se plantean numerosas acciones tendientes a avanzar en la solución de la
problemática de los pueblos originarios y en los reclamos al Estado por
la concreción de sus derechos.
2
Secretaría de Trabajo y Previsión (1945), El problema indígena en la Argentina, Buenos Aires,
Consejo Agrario Nacional. Consultar el trabajo de Graciela Facchinetti, “El problema indígena en
Argentina. Un texto oficial de 1945”, en IV Jornadas de Investigación en Antropología Social (2006),
Buenos Aires, Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Uni
versidad de Buenos Aires.
Registros parroquiales,
viejas vías de acceso al conocimiento
1780-182”, en Actas del Undécimo Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia de Buenos
Aires, Bahía Blanca, publicado en cd.
4
Fleury, Michel y Louis Henry (1965), Nouveau Manuel de Dépouillement et d´Exploitation
de l´Estat Civil Ancien, París. Debemos aclarar que este método fue adaptado a las peculiari
dades de las fuentes en el Río de La Plata, a partir de los estudios realizados por el Grupo de
Trabajo para la Historia de la Población dirigido por el doctor César García Belsunce (1992), en
Notas prácticas para el Estudio de Padrones y Libros Parroquiales del Siglo xviii, Academia Nacional
de la Historia, Comunicación núm. 2, septiembre.
Los libros y las crónicas de los viajeros que recorrieron la región patagónica
y América revelan en sus obras la diversidad de este extenso territorio, des
cubren sus contrastes geográficos y la variedad de los paisajes, describen
las poblaciones y las relaciones de éstas con los pueblos indígenas.
En los libros de viajes se encontró un valioso material documental que
permite conocer, por medio de la descripción minuciosa de datos, el terri
torio patagónico en general. Al respecto puede decirse que para los cronistas
nada es ajeno: el territorio, el paisaje, la historia, la naturaleza, la economía,
la sociedad, todo es objeto de su profunda capacidad de observación, lo
que convierte a estas fuentes en el lugar obligado donde el investigador
recurre en búsqueda de explicaciones, datos, descripciones, informacio
nes y citas.
Otro aspecto destacable es el trabajo cartográfico que los viajeros rea
lizaron sobre la región, teniendo en cuenta la imposibilidad de utilizar ins
trumentos científicos y los escasos conocimientos que para ese entonces
se tenía sobre muchas regiones.
En general, la riqueza del material contenido en los libros de los viajeros
ha permitido que algunos estudiosos de otras disciplinas, como la literatura,
puedan centrarse exclusivamente en la novela de viajes, en el aspecto de
la ficción o fantasía que se mezcla en la narración. Otros, en cambio, ven en
este relato una fuente documental que permite al investigador captar y es
tudiar la mirada del explorador desde otras disciplinas, como la historia, etno
grafía, lingüística y geografía.
En relación con el relato de viajes, Paul Fussel (2003: 239)5 señala que
se tratan de una mezcla de elementos que van desde el itinerario o estruc
tura del viaje hasta una reflexión personal con rasgos autobiográficos y
crítica social. Se escribe generalmente en primera persona, donde el autor
y narrador se define por lo que dice y cómo lo dice. La secuencia cronoló
5
Martínez Alonso, Pedro J. (2003), Los libros de viajes alemanes e ingleses a España en el
siglo xx, Madrid, Universidad Complutense de Madrid. En esta obra Martínez Alonso cita a Paul
Fussel (1980), British Literary Travelling between Wars, Oxford, Nueva York, Oxford University
Press y Kowalewski-Yourneys (1992), “Travel and the British Literary Imagination of the Twenties
and Thirties”, Essays on the Modern Literature of Travel, Athens, University of Georgia.
6
Antonio Pigafeta, P. Thomas Falkner, Jorge Fondebrider, Charles Darwin, Alcides d’Orbigny,
Francisco P. Moreno, J. Fontana, Ramón Lista, F. Fonck, Fray Menéndez, entre otros.
7
Chaworth Musters, George (1964), Vida entre los patagones. Un año de excursiones por tierras
no frecuentadas desde el Estrecho de Magallanes hasta el Río Negro, Buenos Aires, Ediciones Solar/
Hachette.
8
Eberle, Adriana Susana y Claudia Iribarren (1999), La condición jurídica del indio en la Argen
tina. Proyectos legislativos y acciones gubernamentales orientadas a su incorporación. 1900-1943.
Buenos Aires, Editorial Dunken.
9
Proyecto del ministro Vicente Gallo.
10
Proyecto del diputado Carlos P. Montagna de la Unión Cívica Radical.
11
El tema es tratado ampliamente en Eberle, Adriana Susana y Claudia Iribarren (1999), op. cit.
12
El Convenio 169 de la oit, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de
los Pueblos Indígenas, la constitución del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
de América Latina y el Caribe; y en 1997, la Ley 24874 que adopta el Decenio Internacional de
las Poblaciones Indígenas del Mundo (onu).
17
Alentado por los obispos Jaime de Nevares, monseñor Jorge Kemerer, que se destacó
a su vez por su compromiso y dedicación para mejorar las posibilidades educativas de su pro
vincia y como un incansable defensor de los derechos humanos (González, Marina, Monseñor
Kemerer y los estudiantes secundarios. 1976-1983, en Actas de las IX Jornadas Nacionales, VI
Latinoamericanas “El pensar y hacer en Nuestra América, a Doscientos Años de las Guerras
de la Independencia”, Bahía Blanca, 7, 8 y 9 de octubre de 2010).
18
A instancias del obispo de Orán, Gerardo Sueldo, se reúnen en esta diócesis O. Ortiz,
G. Stahringer, M. Quinteros, F. Nazar, G. Franco y G. Burnissen para elaborar el Documento Base
de Pastoral Aborigen, instrumento que diera forma al accionar de dicha pastoral.
19
Esta nueva pastoral estuvo bajo la dirección de tres obispos: Sueldo (Salta), Kemerer
(Posadas) y de Nevares (Neuquén). endepa depende de la Comisión Episcopal de Pastoral
Aborigen (cepa). El obispo de Neuquén, Marcelo Melani, presidió la comisión hasta 2013.
20
Actualmente, la coordinación nacional está a cargo del padre Ponciano Acosta. Sede
Nacional: Catamarca 434 (H3500AOJ) Resistencia, Chaco, Argentina. E-mail: endepa@endepa.
org.ar; endepa@infovia.com.ar, endepa@arnet.com.ar. Sitio en Internet: ww.endepa.org.ar
23
Informe alternativo sobre el cumplimiento del Estado argentino a las obligaciones
asumidas por la ratificación del Convenio número 169 de la oit relativo a pueblos indígenas y
tribales en países independientes. <www.endepa.org.ar>
Conclusiones
Archivos
Introducción
173
espíritu de la norma; es decir, las intenciones que tuvieron los legisladores al
dictarlas. Éstas son las fuentes materiales del derecho que representan las
causas sociales que han dado origen a las normas jurídicas que conforman
el derecho positivo; luego, se buscó y verificó la jurisprudencia2 existente;
aquello que van diciendo los jueces en la aplicación práctica de la norma.
Allí, se observaron las pruebas aportadas por las partes y utilizadas para
resolver los litigios. Estas pruebas son variadas: documentos, testimonios,
pericias, informes presentados por organismos públicos y privados, men
suras, inspecciones oculares, etcétera.
Así, se van comprobando o experimentando las consecuencias no desea
das de la indeterminación no intencional de las normas. Demostraré cómo
repercutió la falta de reconocimiento de los derechos constitucionales en
el caso “Puel”.3
Es imperioso recurrir al estudio de los proyectos legislativos (de ambas
cámaras), prestar atención a informes presentados por endepa,4 concebidos
a modo de advertencia y el profuso y vasto informe de auditoría elaborado
por la Auditoría General de la Nación.5
Asimismo, y por último, son reveladores algunos indicios —manifesta
dos en Argentina— que demuestran una toma de conciencia acerca del
reconocimiento de los derechos constitucionales que involucran a los pueblos
originarios; esto es: el memorándum presentado por el endepa6 mediante
el cual expresan su disconformidad con la incorporación de los derechos de
los indígenas en el proyecto de Unificación de los Código Civil y Comercial
de la Nación y la entrega de la distinción Doctor Honoris Causa a Félix Díaz
cuenta con servicios de normativa completa y actualizada, con indicación de vigencia. Asimismo,
menciona las normas que son modificadas o que modifican a esas leyes, lo que facilita la bús
queda de conexiones relevantes para el desarrollo de la investigación.
2
En Argentina, la jurisprudencia puede obtenerse de las publicaciones tradicionales
La Ley (ll), El Derecho (ed) o Jurisprudencia Argentina (ja) o publicaciones oficiales “Fallos de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Asimismo, puede consultarse en el sitio <csjn.gov.ar>
y <laleyonline.com.ar>
3
Juzgado de Instrucción y Correccional de la Tercera Circunscripción Judicial, con asiento
en la ciudad de Zapala y que fuera casada por el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia
de Neuquén (“Puel, Raúl s/Daño”) <www.indígenas.bioética.org/jurisprudencia>
4
Equipo Nacional de Pastoral Aborigen.
5
Auditoría realizada por la Auditoría General de la Nación respecto del Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas (inai) con el objeto de auditar el sistema y/o mecanismo de control implemen
tado para el seguimiento y evaluación de la Gestión del Programa 16 “Atención y Desarrollo
de Poblaciones Indígenas”.
6
Postura de endepa ante la reforma del Código Civil <www.endepa.org.ar>
Legislación
1985
Ley 23.302
a) tierras aptas
b) tierras suficientes para la explotación
↓
• agropecuaria
• forestal
• minera
• industrial o
• artesanal
7
Universidad Católica de Córdoba. Ponencia de Félix Díaz al recibir la distinción de
Doctor Honoris Causa <www.ucc.edu.ar>
1992
Ley 24 071
Convenio 169 oit
→ considerando
↓
• la evolución del derecho internacional desde 1957
• los cambios sobrevenidos en la situación de los pueblos indí
genas y tribales en todas las regiones del mundo
↓
• el control de sus propias instituciones
• de sus formas de vida
• de su desarrollo económico
• mantener y fortalecer:
• sus identidades
• lenguas
• religiones dentro del marco de los Estados en que viven
→ observando que:
esos pueblos no pueden gozar de los derechos humanos fundamentales en
el mismo grado que el resto de la población de los Estados en que viven, que
sus leyes, valores, costumbres y perspectivas han sufrido una erosión
↓
• la diversidad cultural
• la armonía social
• la ecológica de la humanidad
• la cooperación y comprensión internacionales
→ la utilización
→ la administración
→ la conservación de dichos recursos
En caso en que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de
los recursos del subsuelo o tengan derechos sobre otros recursos existentes
en las tierras, los gobiernos deberán:
Recursos
naturales
estatales
1994
Constitución Nacional
Art. 75, inc. 17
Reconocer
• Preexistencia étnica
• Preexistencia cultural
Garantizar
• Respeto a la identidad
• Educación bilingüe e intercultural
Reconocer
• Personería jurídica
• Posesión y propiedad comunitaria de las tierras
• Regular la entrega de tierras aptas y suficientes
para el desarrollo humano
Asegurar
• Participación en la gestión de los recursos naturales
• Participación en los intereses que los afecten
2006
Comunidades indígenas
Emergencia en materia de posesión y propiedad de tierras
Ley 26.160
2009
Comunidades indígenas
Ley Nº 26160-Prorróganse plazos
A fines de 2009, como los plazos no habían sido cumplidos, la Ley 26.554
prorrogó la suspensión hasta el 23 de noviembre de 2013 y destinó 10 millo
nes de pesos ($10’000,000) adicionales por cada uno de los tres años pos
teriores a su sanción. 9 En ese momento, la fundamentación refiere a
“inconvenientes que venían de arrastre y que han provocado demoras en
la realización del relevamiento en su totalidad” y eludiendo responsabili
dades institucionales señala: “No venimos a señalar culpas. Tampoco a
justificar atrasos. Simplemente constatamos una realidad objetiva que debe
ser subsanada”.
En ese momento, desde el inai se señalaron algunos “elementos obstacu
lizadores” para una correcta ejecución del Programa de Relevamiento
territorial:
2013
Ley 26.894
Comunidades indígenas
LEY 26.160-Prórroga
Jurisprudencia
Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que destruyere, inutilizare,
hiciere desaparecer o de cualquier modo dañare una cosa mueble o inmueble
o un animal, total o parcialmente ajeno, siempre que el hecho no constituya otro
delito más severamente penado…
No son punibles: 1º. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea
por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas
o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no imputables,
comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones. …4º. El que obrare
en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho, autori
dad o cargo;…
Conclusión
Fuentes consultadas
189
exhiben como natural, y no como una producción social que responde a
condiciones sociales e históricas.
Ya el funcionalismo estadounidense había deducido la capacidad de los
mass media para conferir estatus, imponer normas, y “conducir” a la colec
tividad hacia un mismo prisma de interpretación (Lazarsfeld y Katz, 1979;
Mattelart, 1997). Pero su visión unidireccional mecanicista no percibe la
complejidad real de la existencia de industrias de medios masivos y su co
nexión con las apropiaciones y negociaciones de los diversos públicos. Por
un lado, parece imposible negar su impacto como agentes en la creación
de normativas, por otro, resulta indispensable superar las visiones fun
cionalistas y conductistas predominantes, incluso dentro de algunas teorías
feministas, que reducen el problema a la pretendida omnipotencia de
los medios.
Al contrario de lo que pensaban los funcionalistas, los medios masivos no
son los principales responsables de la reproducción de estereotipos discrimi
natorios. Si así fuera, sería posible acabar con algunas de las más arraigadas
relaciones patriarcales sólo logrando que las industrias de medios fueran lo
suficientemente éticas —una aspiración que está lejos de ser sencilla.
No obstante, las representaciones misóginas y patriarcales en los me
dios deben pensarse como un problema histórico y social mucho más com
plejo, sobre todo si se quiere analizar su articulación con el colonialismo. Ni
la dominación patriarcal ni el racismo existen como una esencia metafísica.
Ambos se reproducen en la interacción colectiva cotidiana, en las prácticas
comunicativas y sociales que consideramos “normales” y “naturales”. Del
mismo modo que el colonialismo no existe sin existir también simbólica
mente, como parte de una concepción del mundo contradictoria y desigual,
como colonialidad, en palabras de Quijano (2000); así, otras formas de su
bordinación se naturalizan para prevalecer: o sea, requieren integrarse al
sistema de valores y normas que conforman el tejido social y lo condicionan,
lo producen históricamente.
Siguiendo tales inquietudes, el texto aborda la relación orgánica entre
las representaciones hegemónicas sobre las mujeres indígenas ecuatorianas
—existentes en el espacio público y dentro de las prácticas discursivas—,
y los discursos de la prensa, en su función de reproducción y legitimación de
un corpus de sentido con “validez” institucionalizada.
1
El texto forma parte de una investigación a propósito de un programa de estudios en la
Universidad de Jaume I de Castellón de la Plana, España. La muestra correspondiente se circuns
cribe a un año, pero la aquí presentada sólo enmarca un total de 106 diarios leídos, clasificados y
organizados de acuerdo con un primer diagnóstico del uso de representaciones generales sobre
las mujeres indígenas, priorizando aquellos temas que, en los imaginarios colectivos, definen un
específico “papel” en la sociedad, o pudieran subvertirlo. Entre febrero y mayo de 2015 se publi
caron numerosos artículos sobre los pueblos originarios del Ecuador. En promedio, se verificó
que la frecuencia de tratamiento del tema es de, al menos, una información cada día y, la mayoría
de veces, alrededor de tres entre notas cortas (de tres a cinco líneas) o reportajes.
2
En estos meses (febrero-mayo) se encontraron escasas alusiones a la maternidad. Desta
caron dos reportajes que asumían el tema de forma tangencial, el primero sobre la estimulación
temprana en el mundo andino (Márquez, 27 de abril de 2015) y el segundo acerca de un hospital
para partos andinos ubicado en una provincia (Márquez, 20 de marzo de 2015). Aunque la repre
sentación de la madre no era el tópico central si se incluía como parte de un tema más amplio.
Ninguno de los casos aludía directamente a las celebraciones mencionadas.
3
Algunos de los reportajes aludidos son: “Prósperos negocios de 260 mujeres en Tarqui”
(Castillo, 2015); “Mujeres aprenden bordados en cinta” (Contenido intercultural, 28 de mayo
de 2015); “El atuendo kichwa busca nuevos mercados” (Contenido intercultural, 9 de fe
brero de 2015).
4
Sólo en el Ecuador, los otavalos son un ejemplo claro de un tipo de desarrollo económico
que lleva siglos, y existe desde tiempos preincaicos; otro es la Asociación de Mujeres Bordadoras
de la Comunidad de Zuleta. Fundada en la década de los cuarenta ahora ha adquirido fama inter
nacional por confeccionar las camisas que usa el presidente Rafael Correa. No obstante, el
núcleo del problema es otro: la intención que está detrás de entender y representar a un grupo
de agricultoras o tejedoras indígenas dentro de la lógica del “emprendimiento”, y expresarlo
abiertamente como un logro. La forma en que los discursos de la prensa resaltan unos elemen
tos sobre otros responde siempre a una forma de ver y valorar.
5
En una investigación sobre informaciones de género y violencia en dos de los periódicos
ecuatorianos de mayor tirada (El Universo y El Comercio), realizada entre 2008 y 2010, se concluye
que de 171 casos identificados todos aparecieron en la crónica roja y ninguno en la primera
plana, el tema se abordó como un asunto doméstico y las noticias se focalizaron en conte
nidos sexistas y estereotipados, privilegiando la información “sin mayor contexto y análisis”
(Pontón, 2010).
6
No sólo las mujeres de pueblos y nacionalidades indígenas son excluidas de este discurso.
Parece difícil que las mujeres reales, de cualquier raza, clase u orientación sexual puedan verse
representadas en las misses. No obstante, el cómo muchas mujeres, sin importar sus condi
ciones de vida, negocian y se apropian de esos concursos el cual exige un análisis más profundo
que implica asumir la comprensión de la subalternidad como un fenómeno complejo y dinámico,
en constante transformación.
Ya aquí puede verse que dentro del propio discurso del diario se expre
san contradicciones. Aunque en las noticias consecutivas se repite una y otra
vez que la elección “no es un asunto de belleza sino de identidad y pluri
culturalidad” (Contenido intercultural, 20 de mayo de 2015), las dudas se
mantienen. En ese mismo texto se cita a Inti Daquilema, director del evento
7
Los mencionados por el diario son: ser originaria de un pueblo indígena, conocer sobre
su cultura, saber hablar su lengua materna, el kichwa, tener entre 18 y 26 años y medir entre
1.65 y 1.70 metros (Daquilema en Márquez, 20 de marzo de 2015: 16).
8
Es interesante también cómo se distribuyen los lugares en la fotografía, pues las mujeres
aparecen “custodiadas” por dos hombres, uno a cada lado, sin que se explique quiénes son ni
por qué están ahí.
9
Nótese que aquí las mujeres no se empoderan por sí mismas, ni construyen espacios de
participación política o social. Según el texto es el concurso el que otorga la posibilidad de parti
cipación. Se reproduce una lectura patriarcal de la mujer pasiva que agradece las oportunidades
que le son concedidas. Esta afirmación velada contradice abiertamente la verdadera historia
indígena del Ecuador, representada por mujeres, verdaderas lideresas y defensoras de los dere
chos de sus pueblos, como Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango.
Así lo hace Sisa, quien solamente se limita a ofrecer las últimas fundas de quinua,
que comercializa en USD 1. Ella, quien omite su apellido, llegó a las 06:30 a la
Plaza Urbina. Habla poco el español. Dice entre frases que a esa actividad se
dedica 20 años. Con el dinero que obtiene solventa los gastos de la familia. Viste
un poncho rojo con rayas en los lados, camisa y pantalón blanco y un som
brero de paño, que identifica a los chibuleos.11 “Hay más respeto de los mes
tizos, pero tenemos desconfianza” (Moreta, 2015: 12).
10
El análisis crítico del discurso ha desarrollado una metodología que permite identificar el
abuso de poder en el discurso público. Una de las estrategias consiste en distinguir cierta bipola
ridad en las representaciones de los discursos discriminatorios. Van Dijk lo define como “autorre
presentación positiva y representación negativa del Otro” (1997; 1999); y es una forma de analizar
las expresiones de racismo que se caracterizan por representar siempre dos contrarios antagó
nicos y en relación desigual: el que discrimina y el discriminado. Desde el feminismo, Gargallo
(2014: 18-19) provee una noción similar de racismo al afirmar que éste implica una relación dual:
quién se beneficia y quién es explotado/a sistemáticamente por su existencia.
11
Aunque es imposible comprobarlo, es probable que el periodista se haya equivocado al
describir cómo está vestida, pues las prendas mencionadas en el texto identifican a los hombres
chibuleos y no a las mujeres, especialmente por el pantalón, típicamente masculino dentro de
las costumbres de las comunidades indígenas. De ser así, el periodista opta por desconocerla
al punto de anular su propia forma de vestir.
12
Como explica Cabezas (2012), esta perspectiva ha permitido teorizar de manera más com
pleja las relaciones entre mujeres con diferentes posiciones en las jerarquías clasistas y étnico-
raciales, al igual que las relaciones del feminismo con mujeres subalternas.
Según autores del análisis crítico del discurso, el control del discurso pú
blico por determinadas élites es posible gracias a la relación entre las repre
sentaciones subjetivas individuales y las sociales compartidas. Estas últi
mas se consideran, en la mayoría de los casos, presuposiciones o creencias
calificadas como “verdades” (Baker y Wodak, 2011; Van Dijk, 2005). Entre
ellas se incluyen los estereotipos y prejuicios sociales típicos en casos de
xenofobia, racismo, machismo u otros modos de discriminación.
Por tanto, las representaciones no son neutrales. Pertenecen a una
tensión generada por relaciones históricas de dominación y poder, y se pro
ducen y reproducen en escenarios jerarquizados y excluyentes, donde el
sentido común (Gramsci, 1999), receptáculo del pensamiento hegemónico,13
resuena más potente y más alto que las otras voces —voces de los otros,
de la alteridad—, con frecuencia silenciadas o ridiculizadas.
En Ecuador, desde el primer levantamiento indígena nacional, liderado
por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (conaie),
en 1990, y las siguientes movilizaciones, las representaciones alrededor
13
El concepto de hegemonía de Gramsci no alude sólo a la dominación represiva, sino a la
capacidad para fijar los criterios de autoridad y establecer los límites entre consentimiento
y coerción. Ante la visión tradicional del poder, que lo examinaba en su variante despótica,
Gramsci toma en cuenta el carácter de sustento ideológico de una filosofía, una racionalidad, una
forma de pensar y concebir del mundo (Carmenati, 2013). En pocas palabras, hegemonía es la
interrelación orgánica entre la producción —material-social— de consenso y coerción.
Fuentes consultadas
Desarrollo hegemónico
que precede al “Vivir Bien”
213
Desde la idea de la ciudadanía homogeneizante, que buscaba la consoli
dación del nacionalismo que se propone en la década de los cincuenta, con el
modelo de desarrollo de sustitución de importaciones, hasta la historia
reciente, donde se reconoce la idea del “Vivir Bien” como paradigma que
disputa las lógicas tradicionales de desarrollo, en el marco un modelo eco
nómico que señala ser plural y constituido “por las formas de organización
económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa” (art. 306, II),
han existido distintos modelos y modos de desarrollo que tienen que ver con
la forma en que se relaciona el Estado con los movimientos sociales indí
genas. En este trabajo hago énfasis en la relación existente con los pueblos
indígenas de tierras bajas.
Es en la década de los noventa, cuando se presenta una tensión entre las
lógicas de construcción de hegemonía política liberal y economía neoliberal
y los procesos de resistencia de distintos sectores indígenas y campesinos,
cuyas luchas se cristalizaron en reformas legales y cambios institucionales
favorables, que logran interpelar la totalidad de la estructura estatal. Es
también en esta década donde por primera vez se plantea la posibilidad de
una Asamblea Constituyente. Después de una acumulación de luchas, el
texto constitucional vigente aprobado vía referendo en 2009, como resultado
de un proceso constituyente, para caracterizar lo que llama “un nuevo
Estado”, indica en su preámbulo que sería:
4
Este término fue acuñado por Williamson (1990) para codificar las medidas de liberaliza
ción económica promovidas por las instituciones financieras internacionales (ifi) como parte de
su agenda de reformas estructurales (Ocampo, 2005: 7). El nombre original del documento era
“Lo que Washington quiere decir cuando se refiere a reformas de las políticas económicas”,
dichas reformas estaban orientadas a América Latina.
5
Una delimitación temporal de la vigencia de dichos modelos sería la siguiente: el primer
modelo (pe) primó desde finales del siglo xix; el segundo modelo (isi) operó desde la década de
los treinta; y el tercero (cw) se inicia desde la década de los ochenta. No se puede establecer
que los procesos de desarrollo de cada país influenciado por sus principios e impactos con
cretos hayan finalizado o desparecido, muchos de sus preceptos siguen vigentes y siendo
aplicados. Lo que concluye es, como su nombre lo indica, su establecimiento como “modelo
ideal a seguir”.
6
El propio Williamson en un artículo denominado “La democracia y el Consenso de
Washington” manifiesta: “Excluí deliberadamente de la lista todo lo que fuera básicamente redis
tributivo porque pensé que el Washington de los ochenta era una ciudad muy desdeñosa de
las preocupaciones sobre la igualdad” (Williamson, 1999: 120).
7
Si bien se adscribe un carácter tendencioso al uso del “neoliberalismo”, el prefijo neo otorga
el carácter que no tenía la propuesta liberal inicial que velaba principios e intereses que en esta
versión “nueva” del liberalismo no están presentes. “Los primeros liberales partían de una si
tuación (…) en la que la organización y la regulación de la actividad económica reflejaba la asime
tría de poder entre la élite y la ciudadanía, la corona y la sociedad civil. El liberalismo entonces
era un movimiento para ampliar el ámbito de libertad positiva (“libertad para hacer”) de los ciuda
danos y sus asociaciones frente a un poder absoluto (…) El neoliberalismo defiende y promueve
en la práctica el poder absoluto de las grandes empresas globales, a costa de reducir los ámbitos
de libertad de los individuos y sus asociaciones (ataques al movimientos sindical y coo
perativo), de la sociedad civil e incuso de Estado” (De Sebastián, 2002: 86).
8
En resumen, las medidas que el mismo establecía fueron: “a) Libertad de precios (libertad
de salarios, tipo de cambio libre; libre de comercialización; b) Apertura al exterior (libre expor
tación, movimiento libre de capitales, reducción drástica de tarifas arancelarias); c) Desmante
lamiento progresivo del Estado (disolución de algunas empresas públicas y descentralización
de otras); d) Redolarización de la economía (depósitos, préstamos, costos, tarifas, base imposi
tivas, catastros, etcétera); e) Privatización de la economía (transferencia de actividades del
sector público al privado, privatización del transporte, comercialización y actividades financieras,
redescuento automático y supresión del encaje legal para depósitos en dólares); f) Libre contra
tación; g) Congelamiento de salarios en el sector público y relocalización (despido-énfasis mío) de
personal de la administración del Estado; h) Reforma Tributaria” (Arze, 2002: 391).
9
La Revolución boliviana de 1952 es un buen ejemplo de las alianzas que se establecieron
entre campesinos y militares para destruir el régimen oligárquico preexistente. En la primera
mitad del siglo xx Bolivia era un país escindido en dos mundos distintos. Con un 62 por ciento
de población indígena y 25 por ciento de mestizos era gobernado por una oligarquía de origen
blanco, ésta despreciaba profundamente al pueblo indígena, al que había sojuzgado por varios
siglos (Piñeiro, 2004: 32).
10
Durante la década de los setenta se consideró a las organizaciones no gubernamenta
les (ong) como espacios institucionales donde los diferentes grupos sociales encontraban un
canal para la participación política. La interacción estrecha entre las ong y las organizaciones
locales abrió un campo productivo de actividades institucionales opuestas a las estrategias
económicas y políticas de los Estados autoritarios. Durante este periodo, en toda América
Latina las ong realizaron esfuerzos importantes en los campos de la educación y la organiza
ción populares. Esas actividades se basaron en un grado de identificación política que
compartían las ong y las organizaciones locales. Por ejemplo, Petras y Cañadell (1993) en su
estudio de Chile, y Rivera (1992) en su estudio de Bolivia, señalan que durante el periodo de
regímenes militares, las ong trabajaron en estrecha vinculación con las organizaciones popu
lares, suministrando apoyo sociopolítico y entrenamiento organizacional. Sin embargo, con la
apertura democrática, las ong comenzaron a cambiar sus actividades; de suministrar apoyo
organizacional pasaron a implementar proyectos de desarrollo en nombre de las agencias de
desarrollo internacionales y gubernamentales (Arellano y James, 1994: 73).
11
El desarrollo humano se mide a partir del Índice de Desarrollo Humano (idh) que analiza tres
dimensiones y cuatro indicadores: salud (esperanza de vida al nacer), educación (años pro
medio de instrucción y años de instrucción esperados), estándar de vida (ingreso nacional
bruto per cápita).
12
Algunos de estos ejes son parte del llamado desarrollo adjetivado: desarrollo local, desarro
llo comunitario, desarrollo con enfoque de género, desarrollo rural, desarrollo sustentable,
desarrollo sostenible, etcétera.
Los guaraníes han sido uno de los pueblos que han presentado férrea resisten
cia al colonialismo, tanto en el plano militar como en el cultural, defendiendo
ante todo su Modo de Ser (Ñandereko), manifestado en el ser (Iyaambae) “libre
dueño de sí mismo”, la felicidad (yerovia katu), como la máxima expresión de vida
óptima y el don de dar (mborerekua), que pone en ejercicio la verdadera recipro
cidad (Camargo, 2004: 25).
[…] hace más de cien años un proceso importante en términos religiosos, sociales
y políticos entre los moxeños es la búsqueda de la loma santa. […] Esta búsqueda
es un intento de resistir las presiones impuestas por nuevos grupos de poder
criollo mestizos (ganaderos y terratenientes) y escapar de las misiones para
Siguiendo a Lehm, “es posible afirmar que se dan principalmente por dos
motivos: 1) la pérdida de tierras causó un mayor alejamiento para mantener
cierta autonomía (procesos de resistencia), y 2) como respuesta tanto a tensio
nes internas como agresiones externas” (Lehm, 1999, en Surkin, 2002: 6).
Esto no sólo constituye un relato cultural,
[…] es también un movimiento de carácter político ya que surge como medio para
escapar (resistir) a condiciones de esclavitud en la época gomera y persiste hasta
la actualidad como mecanismo que conduce a la ocupación de tierras (espacios de
vida) y la reocupación de espacios de antigua ocupación (Surkin, 2002: 6).
[…] se dio lugar en 1996; esta marcha se denominó “Marcha por el Territorio, el
Desarrollo y la Participación Política de los Pueblos Indígenas”. Se trató de una ca
minata indígena-campesina de todos los pueblos miembros de la Confederación
de Pueblos Indígenas de Bolivia (cidob); la marcha partió de Samaipata. Este
13
Se fundó formalmente en octubre de 1982, en Santa Cruz de la Sierra, con la participación
de representantes de cuatro pueblos indígenas del oriente boliviano: guaraní-izoceños, chiqui
tanos, ayoreos y guarayos. El proceso de unificación de los pueblos indígenas del oriente se
inició, aproximadamente, en la década de los setenta, cuando se dieron los primeros contactos
entre representantes de los mencionados pueblos, a iniciativa aquel entonces del Capitán Grande
guaraní, Mburuvichaguasu Bonifacio Barrientos Iyambae, llamado también “Sombra Grande”
<http://coica.org.ec/web/cidob/>
[…] los espacios geográficos que constituyen el hábitat de los pueblos y comuni
dades indígenas y originarias, a los cuales han tenido tradicionalmente acceso y
donde mantienen y desarrollan sus propias formas de organización económica,
social y cultural, de modo que aseguren su sobrevivencia y desarrollo. En esta
perspectiva, las tco se convierten en patrimonio indígena colectivo y son decla
radas como inalienables, indivisibles, irreversibles, inembargables e imprescrip
tibles14 (art. 41).
15
En el quinquenio 1989-1993 se distribuyeron 13.6 millones de hectáreas (23.7 por ciento)
en un ambiente institucional de inocultable corrupción a pesar de la presencia de un gobierno
que se reconocía democrático, formado por la coalición del socialdemócrata Movimiento de la
Izquierda Revolucionaria (mir), del entonces presidente Jaime Paz Zamora, y la conservadora
Acción Democrática Nacionalista (adn, organización política con que Bánzer Suárez se convier
te a la democracia y se defiende en el Congreso de un juicio de responsabilidades radicado por
el socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz en 1979), a la cabeza de aquél. Estos tres fueron los
periodos en que mayor cantidad de tierras se distribuyeron. En conjunto, alcanzan el 70 por
ciento de las 57.3 millones de hectáreas distribuidas en 40 años; es decir, entre 1953 y 1993
(inra, 2008: 50).
Después del punto de inflexión de la huida del país del presidente Gonzalo
Sánchez de Lozada en octubre de 2003, las movilizaciones sociales cons
tantes, la sucesión de diversos presidentes y la elección vía electoral de
Evo Morales por medio del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político
por la Soberanía de los Pueblos (mas-ipsp). En el año 2005 se lleva adelante
la quinta marcha de recuperación de los territorios indígenas y modificación
de la Ley inra. Esta marcha plantea el ajuste de artículos de la ley inicial, dado
que el plazo del llamado proceso de saneamiento de tierra, para la entrega
de títulos como tco, había concluido y la medida adoptada en el gobierno de
Gonzalo Sánchez de Lozada amplió el plazo, mas no analizó aspectos
Por un lado, se pretende identificar las tierras improductivas que no estén cum
pliendo una función económica social, para su reversión. Por otra parte, se
considera la expropiación de tierras para la reconstitución de la territorialidad
indígena […] la ley establece la dotación de las tierras de forma comunitaria y no
individual; asegura el control comunitario en todo el proceso de Saneamiento.
También faculta al presidente para entregar personerías jurídicas a comunida
des indígenas y campesinas en caso de negación de las autoridades locales
(Parellada, 2007: 198).
Si bien se estableció un marco jurídico favorable que tiene una versión sui
generis, dado que se han elevado a rango constitucional elementos de las
cosmovisiones indígenas, esto implicaría una intencionalidad política
16
Éstos son: 1. Para el Bicentenario de la Nación se espera erradicar totalmente la pobreza
externa. 2. Se busca la socialización y universalización de los Servicios Básicos para Vivir Bien.
3. El acceso a la salud, educación, y deporte para así formar seres humanos integrales. 4. Se
deberá desarrollar una soberanía científica y tecnológica con una identidad propia. 5. Llegar a
una soberanía comunitaria financiera sin servilismos al capitalismo financiero. 6. Se intentará
obtener una soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral lejos de la dicta
dura del mercado capitalista. 7. Tener plena soberanía sobre los distintos recursos naturales
del país. 8. Se espera llegar a una plena soberanía alimentaria a través del Vivir Bien. 9. Soberanía
ambiental con desarrollo integral respetando los derechos de la Madre Tierra, el pilar incluye la
nacionalización, la industrialización y comercialización en armonía con ésta. 10. Se quiere
lograr la integración complementaria de los pueblos con soberanía. 11. Tener soberanía y
transparencia en la gestión pública bajo los principios de no robar, no mentir y no ser flojo (ama
sua, ama llulla y ama q’uella). 12. Disfrute de las fiestas, música, la naturaleza y los sueños de los
bolivianos. 13. Para 2025 se debe lograr un reencuentro soberano con el mar boliviano.
17
En Bolivia se ha erradicado la pobreza extrema material y se ha reducido significativamen
te la pobreza moderada al año 2025. a) Se ha combatido la pobreza social promoviendo la pervi
vencia de los valores comunitarios sobre el individualismo de las personas. b) Las instituciones
y la sociedad combaten vigorosamente la discriminación y el racismo y promueven el respeto, la
solidaridad y la complementariedad. c) Se combate la pobreza espiritual por medio de la lucha
contra el mercantilismo y consumismo, el racismo, el fascismo, el machismo, el autoritarismo, el
egoísmo y la codicia de las personas, fortaleciendo el papel decisivo de las mujeres, los jóvenes,
las niñas y niños, y la sabiduría de nuestros abuelos y abuelas para promover el Vivir Bien. d) Nos
designamos mutuamente como hermanos y hermanas porque somos parte de una gran fa
milia, nos hemos descolonizado y construimos el nuevo ser humano integral para el Vivir Bien.
e) Ya no existen las comunidades cautivas, ninguna forma de pongueaje y esclavismo, y explo
tación en el trabajo infantil.
18
Véanse las siguientes notas de prensa: “Evo entrega motores a comunidades del Tipnis”.
Disponible en: <http://www.eldia.com.bo/index.php?cat=360&pla=3&id_articulo=87223>;
“Consulta previa: Evo inicia entrega de motores y promete casas en el tipnis”. Disponible en:
<http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/0317/noticias.php?id=48268>
Conclusiones
Artículos de prensa
Abi (agosto 19, 2015), “García Linera dice que guaraníes de Takovo Mora quieren
forzar una indemnización ilegal. Ministerio de Comunicación del Estado
Plurinacional de Bolivia”. Disponible en: <http://www.abi.bo/abi/?i=329894>
Cambio (septiembre 28, 2015), “ypfb explora petróleo y gas fuera e Takovo Mora.
Estado Plurinacional e Bolivia”. Disponible en: <http://www.cambio.bo/
ypfb-explora-petr%C3%B3leo-y-gas-fuera-de-takovo-mora>
El Día (marzo 16, 2012), “Evo entrega motores a comunidades del Tipnis”. Dis
ponible en: <http://www.eldia.com.bo/index.php?cat=360&pla=3&id_articu
lo=87223>
Opinión (marzo 17, 2012), “Consulta previa: Evo inicia entrega de motores y
promete casas en el tipnis”. Disponible en: <http://www.opinion.com.bo/
opinion/articulos/2012/0317/noticias.php?id=48268>
Página 7 (agosto 20, 2015), “Consulta previa, el trasfondo del conflicto en Takovo
Mora”. Disponible en: <http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/8/20/con
sulta-previa-trasfondo-conflicto-takovo-mora-67219.html>
La Convención Interamericana sobre la Protección
de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
y los Pueblos Originarios
Aída Díaz-Tendero Bollain
Introducción
1
Habitualmente, se prefiere el concepto “personas adultas mayores” para aludir a perso
nas de 60 años y más, en los países en desarrollo, y a personas de 65 años y más en los países
más desarrollados. Sin embargo, para utilizar el mismo término que el que usa la Convención,
en este texto se denominará a este grupo etario “personas mayores”.
237
En cuanto a los pueblos indígenas u originarios, son titulares de derechos
tanto por su condición de pueblos ancestrales con derecho a la libre deter
minación, como por ser personas titulares de derechos que les permitan
mejorar progresivamente sus condiciones de vida. Dado que por lo general
los indígenas viven en situación de vulnerabilidad, la progresiva efectividad
de estos derechos requiere medidas diferenciales que se ajusten a sus circuns
tancias específicas (scjn, 2014).
A continuación se analizará si el novedoso y vanguardista instrumento
regional que representa la Convención Interamericana sobre la Protección de
los Derechos Humanos de las Personas Mayores toma en cuenta a las per
sonas mayores pertenecientes a pueblos originarios, y si es así, en qué
medida y en qué aspectos.
Fuente: Elaboración propia con base en la Convención (oea, 2015) y en Marshall (1949).
2
La interseccionalidad describe procesos micro respecto de la forma en que cada indi
viduo y grupo ocupa una posición social en las estructuras entrelazadas de opresión. Deben
estudiarse conjuntamente las dimensiones y relaciones de clase, género, raza/etnia (Dressel,
Minkler y Yen, 1999).
3
Cualquier distinción, exclusión, restricción que tenga como objetivo o efecto anular o
restringir el reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en la esfera política, económica, social, cultural o en
cualquier otra esfera de la vida pública y privada (definición de la Convención).
4
Cualquier distinción, exclusión o restricción basada en la edad que tenga como objetivo o
efecto anular o restringir el reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones de los
derechos humanos y libertades fundamentales en la esfera política, económica, social, cultural o
en cualquier otra esfera de la vida pública y privada (definición de la Convención).
5
La distinción entre orientación sexual e identidad de género requiere primero de la dife
renciación entre género y sexo. El Comité de Naciones Unidas que monitorea el cumplimiento
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(cedaw) ha establecido que el término “sexo” se refiere a las diferencias biológicas entre el
hombre y la mujer, mientras que el término “género” se refiere a las identidades, las funciones
y los atributos construidos socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural
que se atribuye a esas diferencias biológicas (onu, 2012): “La orientación sexual es indepen
diente del sexo biológico o de la identidad de género; se refiere a la capacidad de cada persona
de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género dife
rente al suyo, de su mismo género o de más de un género, así como la capacidad de mantener
relaciones íntimas y sexuales con personas. Es un concepto complejo cuyas formas cambian
con el tiempo y difieren entre las diferentes culturas” (onu, 2012: 3).
6
La identidad de género es “la vivencia interna e individual del género tal como cada per
sona la experimenta profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al
momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la
modificación de la apariencia o la función corporal a través de técnicas médicas, quirúrgicas
o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género,
incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales” (onu, 2012: 3). En este grupo
se incluyen el transgenerismo, el transexualismo y la intersexualidad.
7
La atención y cuidado activo, integral e interdisciplinario de pacientes cuya enfermedad
no responde a un tratamiento curativo o sufren dolores evitables, con el fin de mejorar su ca
lidad de vida hasta el fin de sus días. Implica una atención primordial al control del dolor, de otros
síntomas y de los problemas sociales, psicológicos y espirituales de la persona mayor. Abarcan
al paciente, su entorno y su familia. Afirman la vida y consideran la muerte como un proceso
normal; no la aceleran ni retrasan (definición de la Convención).
8
El derecho a brindar consentimiento libre e informado nace como defensa ante el auge
de los siguientes factores: el sentido de la libertad que invade toda la vida, el movimiento de
los derechos humanos, el desarrollo de los derechos del consumidor, la defensa ante los abusos
cometidos en la investigación y la importancia creciente de la investigación. Comprende dos exi
gencias básicas: informar y obtener la adhesión libre de la persona. Será la persona mayor en
el ejercicio de ese principio la que decida plena y libremente la aceptación de lo propuesto. Se
trata de un terreno bastante resbaladizo, ya que se presupone la capacidad efectiva de poder
tomar decisiones libremente con base en la plena capacidad jurídica, y hay casos en que no la
hay (Martínez Maroto, 2009).
9
Acciones u omisiones, realizadas intencionada o negligentemente, que no tienen carácter
de accidentalidad, y hacen referencia a daños físicos, psíquicos y/o económicos, independiente
mente de que ocurra en una relación de confianza (definición de la Convención).
10
La falta de acción deliberada o no para atender de manera integral las necesidades de una
persona mayor que ponga en peligro su vida o su integridad física, psíquica o moral (definición
de la Convención).
11
Error involuntario o falta no deliberada, incluido entre otros, el descuido, omisión, desam
paro e indefensión que le causa un daño o sufrimiento a una persona mayor, tanto en el ámbito
público como privado, cuando no se hayan tomado las precauciones normales necesarias de
conformidad con las circunstancias (definición de la Convención).
Derechos políticos
Derechos sociales
12
Aquella que reside temporal o permanentemente en un establecimiento regulado sea pú
blico, privado o mixto, en el que recibe servicios sociosanitarios integrales de calidad, incluidas
las residencias de larga estadía, que brindan estos servicios de atención por tiempo prolongado
a la persona mayor, con dependencia moderada o severa que no pueda recibir cuidados en su
domicilio (definición de la Convención).
13
Proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, mental y social,
de participar en actividades sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, y de contar
con protección, seguridad y atención, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable
y la calidad de vida de todos los individuos en la vejez, y permitirles así seguir contribuyendo
activamente a sus familias, amigos, comunidades y naciones. El concepto de envejecimiento acti
vo y saludable se aplica tanto a individuos como a grupos de población (art. 2º de la Convención).
Comentarios finales
Fuentes consultadas
Estado
1
Rojo Beladiez, Margarita (1997), Los principios jurídicos, 2ª ed., España, Tecnos.
2
Idem.
3
Bobbio, Norberto (1991), El problema del positivismo jurídico, México, Fontamara, p. 43.
255
Otra concepción que inserta mayores elementos al positivismo jurídico
es aquella que concibe el “derecho como un conjunto de normas puestas
(e impuestas) por seres humanos, y en que señalan como tarea, a la ciencia
del mismo, estudiar y, a la práctica, aplicar e imponer el derecho así
concebido”.4
En la definición anterior se aprecia que se concibe el derecho como un
conjunto de normas puestas e impuestas. Pero, ¿quién pone esas normas?,
las pone e impone el Estado, y partiendo de que el derecho es un conjunto
de normas establecidas por el Estado, las líneas de estudio e investigación
deben transitar por esos rieles. Así, para la teoría positivista el derecho es
un conjunto de normas jurídicas de cumplimiento obligatorio establecidas
por el Estado en el ejercicio del poder soberano:
Estado
Poder soberano
Coacción
4
García Máynez, Eduardo (1993), Positivismo jurídico, realismo sociológico y jusnaturalismo,
México, Fontamara, p. 58.
Ibidem, p. 42.
6
Sistema de normas
Normas jurídicas
aplicadas por la fuerza
como mandatos con
(Coactividad)
un gran número de
subdistinciones
Supremacía de la ley
sobre otras fuentes de
derecho
Complejo de
normas entendido
como un todo
jurídico
Ibidem, p. 45.
7
1) el derecho positivo, por el solo hecho de ser positivo, esto es, de ser la
emanación de una voluntad dominante, es justo; o sea, el criterio para
juzgar la justicia o injusticia de las leyes coincide perfectamente con el
que se adopta para juzgar la validez o invalidez;
2) el derecho, como conjunto de reglas impuestas por el poder que ejerce el
monopolio de la fuerza de una determinada sociedad, sirve con su misma
existencia, independientemente del valor moral de sus reglas, para la
obtención de sus fines deseables, tales como el orden, la paz, la certeza y,
en general, la justicia legal. De ambas posiciones se deduce la conse
cuencia de que las normas jurídicas deben ser obedecidas por sí mismas,
en cuanto tales; con otras palabras, la obediencia a las normas jurídicas
es un deber moral, entendiéndose por deber moral una obligación inter
na o de conciencia; en otros términos, la obligación debida por respeto
a las leyes, en contraposición a aquella obligación externa por temor a la
sanción.8
Positivismo jurídico
como ideología
Ibidem, p. 47.
8
9
Comte, August (2008), Cours de Philosophie Positive, trad. ingl. Resumida de Martineau,
vol. i, p. 2.
Teológico Metafísico
(existencia de una (intervención de la
divinidad) filosofía abstracta)
Científico o positivo
(método empírico)
Kelsen, Hans (2007), La teoría pura del derecho, México, Colofón, p. 32.
10
Con la teoría pura del derecho de Hans Kelsen se postula una separación
de los elementos antes señalados de la norma para dar paso a una sistemati
zación centrada en los procesos de creación, es decir, el Estado como ente
supremo y sus organismos encargados de la creación de las normas siguien
do el proceso establecido para la creación de la teoría pura del derecho, dan
cumplimiento al sentido del derecho. Con la teoría pura del derecho el papel
del juez se transforma en el de un interpretador de la norma, cuadrando el ser
al deber ser establecido en la norma jurídica preestablecida.
Cárdenas Gracia, Jaime (2010), La argumentación como derecho, México, unam, p. 51.
11
Idem.
13
Ibidem, p. 36.
14
García Máynez, Eduardo (2006), Introducción al Estudio del Derecho, 59ª ed., México,
15
Porrúa, p. 37.
17
Carbonell, Miguel y Pedro Salazar (2009), Estudios sobre el pensamiento jurídico de Luigi
Ferrajoli, 2ª ed., México, Trotta, p. 78.
18
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 1º. Disponible en:
<http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum.htm> (17 de octubre de 2016).
19
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 2º. Disponible en:
<http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum.htm> (17 de octubre de 2016).
Idem.
20
Mi respuesta es la siguiente:
Fuentes consultadas
Legislación
273
Juan Jorge Faundes Peñafiel
jfaundes@uct.cl
Abogado egresado de la Universidad Austral de Chile y doctor en Procesos
Sociales y Políticos en América Latina, mención Ciencia Política, por la Univer
sidad Artes y Ciencias Sociales (arcis), Santiago de Chile. Integra el Grupo de
Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Univer
sidad Católica de Temuco.
Introducción
Ana Luisa Guerrero Guerrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Legislación,antecedentes parlamentarios,
jurisprudencia y realidad de los
pueblos originarios en Argentina
Ana María Araujo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
pueblos
la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas en junio de 2016; así se unió a la Declaración de
las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos In-
originarios
política y
Los
gobierno
dígenas de 2007 y al Convenio 169 de la Organización Inter-
nacional del Trabajo —Sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Estados Independientes— de 1989. Ambos documentos
permanecen como los referentes normativos más importan-
tes para la protección de los derechos colectivos de los pue-
blos indígenas en el mundo. Este tipo de derechos humanos
en los
debates actuales
significa la protección de su voluntad para permanecer en
su diferencia étnica y cultural de acuerdo con sus propias
instituciones y en su hábitat. La normatividad internacional
de los derechos
de los derechos de los pueblos indígenas se ha logrado por
la intervención permanente de su activismo y el apoyo so-
lidario de quienes se han sumado a sus demandas. De esta
hunnanos
forma se impulsó la revisión de las políticas indigenistas.
Los derechos humanos son valores y derechos universa-
les irrenunciables, al mismo tiempo que han ido cambiando
respecto de las primeras concepciones de los derechos del
TERCERA DÉCADA