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PROPIEDAD INTELECTUAL

1. DERECHO DE AUTOR:

SUJETO: Autor es la persona física que realiza la creación intelectual.


Solamente las personas naturales pueden ser autoras de una obra; sin
embargo, el estado, las entidades de derecho público y las personas jurídicas
pueden ser titulares de los derechos previstos en la ley, considerándose
autor de un obra, salvo prueba en contrario a la persona natural cuyo nombre
o seudónimo conocido esté indicando en ella, o se anuncie en la
declamación, ejecución, representación, interpretación o cualquier otra forma
de difusión pública de dicha obra.

Sentido objetivo: Rama de Derecho que regula los derechos subjetivos del
AUTOR sobre las CREACIONES que presentan INDIVIDUALIDAD
resultantes de su actividad intelectual.
Sentido subjetivo: Facultades que goza el autor en relación con su obra.

Características
• El derecho de autor no protege las ideas sólo la forma de expresión
empleada para transmitirlas.
• La originalidad es condición necesaria para que una forma de expresión
sea protegida.
• La protección no depende del valor o mérito de la obra, de su género,
destino o su legalidad.
• La protección no está sujeta al cumplimiento de formalidades.

Derechos conexos
Los derechos relacionados con el derecho de autor son:
– Los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes sobre sus
interpretaciones o ejecuciones;
– Los derechos de los productores de fonogramas sobre sus grabaciones; y,
– Los derechos de los organismos de radiodifusión sobre sus programas de
radio y de televisión.

1.1. NATURALEZA JURÍDICA:

La propiedad intelectual es un derecho real, en virtud de que supone un


poder jurídico ejercitado por una persona determinada, para aprovechar los
beneficios personales y patrimoniales producto de su creación, pudiendo
oponer ese derecho erga omnes.

Acerca de la naturaleza jurídica, se han superado hoy viejas disquisiciones


sobre si es una propiedad o un derecho real especial o un p rivilegio de
derecho privado. El derecho de propiedad tiene por objeto sólo cosas
corporales; la llamada «propiedad» intelectual recae sobre un bien
inmaterial, por lo que no es verdadero y propiamente dicho un derecho de
propiedad, sino un derecho sobre bien inmaterial, que guarda analogías con
el derecho de propiedad y por ello se llama propiedad especial.

En relación con la naturaleza jurídica de la propiedad intelectual, se ha


planteado si es un derecho de la personalidad. La tesis favorable a esta
consideración se debe a la influencia de GIERKE que mantuvo que el
derecho de autor es uno de los derecho de la personalidad; afirmó la unidad
en el contenido de tal derecho, patrimonial y moral, aunque incidió
especialmente en la perspectiva de los intereses ideales del autor.

Actualmente, se puede afirmar que no es un derecho de la personalidad. El


derecho de autor implica una exteriorización que afecta no al ingenio en sí,
ni a la posibilidad o libertad de su actuación, sino a sus expresiones
concretas; es una creación que sale fuera de nuestro ser personal. Por otra
parte, carece del elemento de esencialidad, que se halla en todos los
derechos de la personalidad, ya que no es inherente a toda persona
humana, sino que es un derecho que tiene el autor, no todo ser humano. La
jurisprudencia ha seguido este mismo criterio.

La Constitución reconoce el derecho —art. 20,1,


b) a la producción y creación literaria, artística…, pero ello no significa que
lo proclama como derecho de la personalidad, sino que consagra
constitucionalmente este derecho, como tantos otros ya existentes (a la
propiedad, a la herencia, etc.).

Además de lo expuesto sobre la naturaleza jurídica del derecho de autor, se


ha planteado el tema sobre la misma, en relación con el poder patrimonial y
moral del autor. ¿Se trata de dos aspectos distintos del mismo derecho o
bien de derechos diferentes? La teoría dualista mantiene la tesis del doble
derecho, que tuvo su origen en KOHLER: contempla un conjunto de
facultades pecuniarias cercano a la categoría del derecho real y un conjunto
de facultades morales, cercano a la categoría del derecho de la
personalidad; la doctrina francesa de principios de siglo mantuvo esta
misma teoría entendiendo que las facultades distintas derivan de dos
fuentes distintas: del bien inmaterial, que es el derecho pecuniario, y de la
personalidad del autor, que es el derecho moral. La teoría monista,
comúnmente aceptada hoy día, estima que la propiedad intelectual o
derecho de autor comprende no sólo el derecho patrimonial, ya que la obra
es un bien económicamente explotable, sino también el derecho moral, ya
que la obra es asimismo un producto del espíritu. Esta es la teoría en la que
se basa la Ley de propiedad intelectual vigente: aunque parece que está
contemplando dos derechos (art. 2), realmente es un solo derecho que
contiene dos grupos de facultades, uno de carácter patrimonial y el otro de
carácter moral, este último más conocido con el término de derecho moral
de autor.
La normativa jurídica del derecho de autor se completa analizando
sus caracteres esenciales:
1.º) Es un derecho subjetivo, como poder que concede el
ordenamiento jurídico a la persona (el autor) para la autosatisfacción
de intereses (económicos y morales) dignos de protección;
2.º) Es un derecho subjetivo de carácter absoluto, en el sentido de
ser un poder directo e inmediato sobre su objeto, que es la obra del
autor;
3.º) Es un derecho de monopolio jurídico, que atribuye al sujeto, el
autor, un señorío exclusivo sobre el objeto, la obra;
4.º) Es un derecho temporalmente limitado, carácter específico del
derecho de autor, que lo individualiza frente a los demás derechos
subjetivos de carácter absoluto;
5.º) Es un derecho que no tiene naturaleza exclusivamente
patrimonial, sino que tal como se ha dicho hasta ahora, tiene un
contenido, también esencial, de carácter moral, que es el aspecto
llamado «derecho moral del autor».

1.2. TEORÍAS QUE EXPLICAN ESTE DERECHO:

No hay antecedente romano directo del derecho sobre la creación humana,


sino manifestaciones aisladas que con buena voluntad, nos aportan indicios
de la propiedad intelectual.

Su fundamento está presente en una doble necesidad:


– La necesidad de todos los hombres de tener acceso y disfrutar de los frutos
del saber humano.
– La necesidad correlativa que existe de estimular la investigación y el
ingenio recompensando por ello a los investigadores, escritores, artistas,
inventores, etc.
Por tales razones, el derecho de autor es reconocido como uno de los derechos
básicos de la persona en la Declaración Universal de los Derechos Humanos
adoptada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el artículo
27 de tal Declaración dice:

“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la


comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico
y en los beneficios que de él resulten”.

“Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales


y materiales que le correspondan por razón de las producciones
científicas, literarias o artísticas de que sea autora”.

Teniendo esto claro, podemos definir al derecho autorial como un conjunto de


normas de derecho social, que protegen el privilegio que el Estado otorga como
una facultad exclusiva intelectual para explotar por determinado tiempo a la
actividad creadora de autores y artistas, ya sea por sí o por terceros, ampliando
sus efectos en beneficio de intérpretes y ejecutantes.

El Derecho de autor pertenece al extenso mundo de las ideas y por ello tiene
sobre sus obras una serie de derechos que se pueden agrupar en morales, por
tratarse de bienes inmateriales y patrimoniales, económicos o pecuniarios.

Los derechos morales son personalísimos, inalienables, perpetuos, no tienen


límite en el tiempo porque la obra es intangible; son imprescriptibles, no se pierden
o se adquieren por los años, e irrenunciables, por generarse de una norma jurídica
de orden público. Se transmiten por sucesión testamentaria o legítima.
Al crearse una obra se establece, entre ésta y el autor una relación causa – efecto.
La persona que con su ingenio, laboriosidad, creatividad y tiempo logró producir
algo, es la causa. El objeto de la producción, con sus peculiares características, es
el efecto, lo resultante, la obra. Estos dos hechos: la relación entre causa – efecto
y la proyección de la personalidad del autor en la obra, dan lugar a relaciones
espirituales y personales, además de las relaciones de explotación, que la mayoría
de las leyes protegen. A ese conjunto de relaciones espirituales y personales entre
un autor y su obra y sus consecuencias se llama derechos morales.

La índole diferente de las facultades que conforman el contenido del derecho de


autor dificultaron la determinación de su naturaleza jurídica, dando lugar a
extensos debates que enriquecieron y contribuyeron de forma decisiva al
desarrollo de la materia. Entre las principales teorías de la naturaleza jurídica de
los derechos de autor, encontramos.

1.3. DE LOS DERECHOS DE PROPIEDAD

Propiedad. Del latín propietas, -atis, dominio que se ejerce de la cosa poseída, de
conformidad con el derecho romano no dio una definición de propiedad. El
propietario tenía las siguientes cualidades:

– La facultad de servirse de la cosa conforme a la naturaleza iusutendi o


usus.
– el derecho de percibir el producto de la cosa sujeta a propiedad iusfruendi o
fructus.
– El poder de destruir la cosa o el beneficio de disponer de ella de manera
total y definitiva iusabutendi o abusus.

El atributo que le permitía el reclamo de la devolución de la cosa de otros


detentadores o poseedores iusvindicandi. Este último elemento, que es
fundamental, no todos los estudiosos lo toman en consideración.

Para Marcel Planiol y Georges Riplet, jurisconsultos galos que fueron ilustres
profesores de la universidad de París, la propiedad es el derecho real de usar,
gozar y disponer de los bienes de forma absoluta, exclusiva y perpetua.
El maestro Ernesto Gutiérrez y González sostiene que propiedad es el derecho
real más amplio para usar, gozar y disponer de las cosas dentro del sistema
jurídico positivo de limitaciones y modalidades impuestas por el legislador de cada
época.

Del análisis del derecho real de propiedad se desprende:


– Se ejerce sobre bienes materiales, y solo recae en una cosa física, iura in
re materiales.
– Su naturaleza está limitada por el interés social, en las legislaciones
modernas eliminan al iusabutendi.
– Recae sobre bienes inmuebles o muebles
– Solamente el propietario ejerce dominio sobre la cosa.
– Es susceptible de cambiar de dueño
– Puede destruirse o acabarse, como los bienes temporales, y así terminarse
el dominio que sobre la cosa se ejerció.
– Opera en ella la prescripción positiva, usucapión para el derecho romano.
– Siempre proviene del exterior, y el propietario únicamente la incorpora
legalmente a su patrimonio.
– Se adquiere por alguno de los medios que están expresamente
determinados en la legislación civil que ya se han visto, como medio de
apropiación.
– Los derechos reales sobre inmuebles son objeto de inscripción en el
registro público de la propiedad, para que produzcan efectos en perjuicio de
terceros, dispositivos 3007 y 3011 del código civil.

El derecho de autorice de un acto volitivo de creación del intelecto, que es


intangible. Protege al autor y lo faculta para divulgar y reproducir las obras
expresión del ingenio humano, garantizando la integridad y respeto de éstas. El
autor está legitimado para crear su propio derecho.
El autor tiene la titularidad de sus ideas (cosas inmateriales) que al corporificarse
en forma original crea algo nuevo, obras intelectuales que pueden ser de diversa
índole. El código civil se refiere únicamente a cosas incorpóreas en su precepto
750, fracción XII, al mencionar los derechos reales sobre inmuebles.

El derecho de autor no tiene límites ni modalidades que la restrinjan, lo forma el


universo del espíritu. Por lo contrario, cuanto más libertad y seguridad tenga el
autor, mayor será el número de creaciones culturales de que disfrute la
humanidad, y en esto está interesada la sociedad.
Una vez que la obra ha quedado fijada en un soporte material es susceptible de
reproducirse por el propio creador o por terceros; el propietario de un bien
inmueble o mueble carece de esta facultad.

El derecho de autor es absoluto y exclusivo; al creador en lo personal le concede


facultades de modificar, alterar, variar e incluso destruir su obra.

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