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ASIGNATURA: REPRODUCCION ANIMAL I
PROFESOR: MARCO GONZALEZ TOUS
Durante la reproducción, la hembra recibe mayor atención que el macho y existen varias
razones para ello; ante todo, la hembra representa el resultado final de la reproducción;
representa, a su vez, la unidad productora y, finalmente, hay mayor proporción de hembras
que de machos. Esta atención, por lo tanto, es bien merecida, pero su sobrevaloración puede
conducir a falsas interpretaciones, especialmente en el caso de esterilidad. Los trastornos
orgánicos y funcionales del sistema reproductor de la hembra son responsables, es verdad,
de algunos casos de problemas de esterilidad, pero no de todos.
Probablemente el examen del tracto genital completo, asociado con el manejo general de
los animales puede dar respuesta a la mayoria de estas preguntas.
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Inspección visual. El valor del examen visual en la hembra es muy discutible en vista de la
situación oculta del útero, ovarios y otras partes importantes del tracto genital dentro de la
cavidad pélvica y abdominal. Sin embargo, la observación y/o evaluación de los siguientes
parámetros o estados puede proporcionar buenos datos acerca del animal; a saber:
- Evaluación de la conformación general
- Evaluación de la condición corporal
- Observación de la presencia de descargas vulvares
- Evaluación del estado de la glándula mamaria
- Evaluación del comportamiento general del animal
- Determinación de la raza o cruce
- Observación de suciedades en los costillares
- Observación de peladuras en la base de la cola
- Observación de costras o películas brillantes en la cola o muslo
- Observación de relajación y tumefacción de la vulva
Examen vaginal. No se utiliza el examen vaginal de rutina. Sólo está indicado en ciertos
casos seleccionados. La necesidad de utilizar vaginoscopios individuales para cada animal
o esterilizar éstos después de cada examen, hace impracticable el uso rutinario. No
obstante, ya existen en el mercado internacional vaginoscopios desechables para uso en
grandes animales. Estos son generalmente fabricados en cartón endurecido e impermeable.
De todas maneras es IMPORTANTE antes de realizar la palpación rectal examinar
RUTINARIAMENTE la vulva. Con la mano opuesta a la que se palpa se debe abrir los
labios vulvares para percatarse de descargas anormales, presencia de semen, contusiones o
magulladuras en vacas recién paridas, estados anémicos evidentes con la presencia de
mucosa pálida, etc. De acuerdo con el hallazgo, se tomarán las medidas correspondientes
de acuerdo con el criterio de cada profesional.
Cuando está indicado, puede practicarse el examen minucioso del orificio externo del
cérvix, mucosa vaginal y vestibular. Generalmente, se seleccionan animales para examen
vaginal después del examen rectal, limpiando completamente genitales externos y región
perineal con una solución desinfectante. El vaginoscopio debe lubricarse con vaselina o
cualquier otro lubricante ojalá estéril. La inserción se realiza suavemente en un ángulo de
aproximadamente 45 grados con respecto al dorso del animal a fin de pasar sobre el arco
isquiático. Al momento de la introducción se debe girar suavemente.
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Observaciones generales.
Equipo. Se debe tener una manga de goma látex o plástica desechable, de las cuales
existen en el mercado de numerosas marcas y calidades. Esta manga se DEBE utilizar por
razones sanitarias, estéticas, además de brindarle la debida protección al profesional. Es
posible entrenar ambas manos para el examen rectal. La anotación de datos es tan
importante como el examen mismo; por lo tanto Zemjanis (1962) recomienda palpar con la
mano que no utilice para escribir. En mi caso, preferí aprender a palpar con la mano que
tengo destreza (la derecha) y aprendí a medio escribir con la izquierda. No obstante, los
que palpamos con la mano derecha, también debemos estar entrenados con la mano
izquierda para realizar inseminaciones, lavados uterinos especializados, colección de
embriones, colocación de embriones y en el caso de realizar ecografías debemos manejar la
pantalla e impresora del ecógrafo con la mano izquierda y el transductor con la derecha.
También forma parte del equipo unas botas de caucho, bombachos o enterizos, o si prefiere
delantales impermeables y utensilios para aseo personal y del equipo (jabón bactericida,
cepillos, toallas, talcos, etc.). Además, se debe contar con el equipo e instrumental
profesional indicado para la práctica de la ginecología y obstetricia veterinaria.
Entrada del recto. El primer obstáculo al paso de la mano cerrada en cono en el esfínter
anal. Una vez dilatado el ano, no presenta mayores dificultades. El contacto con la ampolla
rectal despierta el reflejo de defecación, el cual se manifiesta como peristalsis o tenesmo.
En algunos animales esta actividad es bastante intensa y hace imposible el examen. La
mayoria del ganado relaja en cierto grado el esfínter, permitiendo ello completar el examen.
Este debe suspenderse durante una onda peristáltica. Las materias fecales deben eliminarse
para facilitar la exploración, de modo que la mucosa del recto sea la única estructura entre
los dedos y el órgano examinado. Si la mano se retira del recto durante la eliminación de
materias fecales, la presión negativa que existe en la cavidad abdominal provoca aspiración
de aire al interior del recto con la consecuente distinción del mismo. La distención hace la
mucosa rectal rígida e inflexible. Cualquier intento de examen a través de la pared del
recto distendido conduce a lesión intestinal y debe, por lo tanto, evitarse. La distensión
desaparece tirando hacia arriba el pliegue contraído y exprimiendo para dar salida al aire
mediante la realización de movimientos suaves dirigidos hacia atrás.
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Lesión de la mucosa rectal. El trauma rectal, independientemente del grado de severidad,
se manifiesta por presencia de sangre en el guante o expulsión de en materias fecales
ensangrentadas. La lesión accidental, seguida de hemorragia rectal puede ser provocada por
el más cuidadoso examinador. La ética profesional señala, sin embargo, que el trauma debe
evitarse por todos los medios posibles. Las causas de trauma rectal son las siguientes:
Es fácil que se presente hemorragia rectal con, o sin, lesiones manifiestas de la mucosa
rectal en animales con pared intestinal edematosa. El edema de la mucosa rectal se
manifiesta frecuentemente en animales con enteritis y diarrea crónica. También se observa
en algunos animales constipados.
El peligro de lesionar el recto se reduce con el uso de lubricantes, cuidado y paciencia. Las
manipulaciones suaves y sistemáticas proporcionan resultados fidedignos y reducen el
tiempo necesario para realizar el examen.
Orientación y puntos de referencia. El examen rectal depende del sentido del tacto y
requiere de puntos de referencia para orientación general, reconocimiento de órganos y
estructuras especiales. Además, es indispensable tener los conocimientos completos de las
estructuras que limitan la cavidad. Son buenos puntos de referencia el cervix, el borde
anterior de la pelvis, la espina ilíaca y los agujeros obturadores. El borde anterior de la
pelvis, en virtud de su situación central, proporciona un excelente punto de referencia para
orientación general durante el examen del tracto genital a través del recto.
Uno de los errores diagnosticados más frecuentemente en el examen transrectal del tracto
reproductivo es la incapacidad para identificar con certeza el útero. Es necesario una vía de
acceso sistemática como primer paso, incluyendo la localización de una parte, característica
y fácilmente reconocible del útero. En el ganado, EL CERVIX se constituye en un punto
de referencia muy útil debido a su característica distintiva y a su posición relativamente
uniforme. Ubique SIEMPRE el cervix y no tendrá inconvenientes para su diagnóstico.
Examen y situación del cervix. La situación del cervix representa el primer paso en el
examen del útero. La posición del cervix proporciona valiosa información para vías de
acceso posteriores. El cervix se localiza introduciendo la mano hasta la muñeca e
inmediatamente con los dedos ligeramente encorvados se desliza la mano desde un lado de
la pared de la cavidad pélvica pasando por el piso de la misma hasta el lado opuesto. Esta
maniobra se debe repetir introduciendo un poco más el brazo hasta cuando sea localizado el
cervix. Este se reconoce como una estructura firme, cilíndrica, un tanto nodular, que se
encuentra en la línea media del piso pélvico. Después de determinada la situación, se debe
continuar con el examen para determinar tamaño, forma y posición del mismo.
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Tamaño. Varía con la edad, etapa del ciclo, raza y presencia de anormalidades. Tiene
longitud variable (7 a 10 cm). El diámetro del extremo posterior oscila entre 3 y 4 cm. La
edad avanzada y el número de partos dejan un cuello de gran tamaño. Las variaciones de
tamaño debido a procesos patológicos se acompañan casi siempre de cambios de forma y
consistencia.
Posición. En la mayoria de las vacas vacías casi todo el cervix se localiza en la cavidad
pélvica. No obstante en algunas razas el cervix es predominantemente abdominal,
característica que también pueden tomar ciertas vacas y que se hace necesario consignarla
en la tarjeta reproductiva respectiva. El cervix de un útero grávido puede levantarse
libremente hasta los 60 a 70 días de gestación aproximadamente.
Comentarios generales. El estado de preñez en la vaca puede ser determinado por métodos
clínicos y de laboratorio. Los clínicos incluyen efecto doppler, eco-pulsos ultrasónicos,
radiografía, ecografia y palpación rectal. Los de laboratorio incluyen la determinación de
hormonas, factor temprano de preñez, gonadotropinas, antígenos y biopsia vaginal, entre
otros.
Los factores más importantes a tener en cuenta en la palpación transrectal del tracto genital
son una apropiada orientación anatómica y un acceso siempre metódico. Muchos de los
errores resultan por la omisión de estos dos principios fundamentales.
Ambos cuernos deben ser palpados en toda su longitud antes de declarar una vaca como
vacía o preñada. Para cumplir con esto, el recto debe ser vaciado y el útero retraído si es
posible. Es importante no hacer manipulaciones vigorosas mientras ocurren ondas
perstálicas o en un neunorecto, porque en ambos casos se producen traumas en la mucosa y
resulta un examen inadecuado.
Retracción del útero. Las señales de referencia de mayor importancia en el examen rectal
como se anotó anteriormente, son el cervix, espina ilíaca, agujeros obturadores y el borde
anterior de la pelvis. La retracción de úteros vacíos o con preñeces recientes hacia la
cavidad pélvica, es esencial para asegurar el examen.
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La retracción puede usualmente realizarse en vacas vacías y en preñeces menores de 90
días. Después, el procedimiento es más difícil o resulta imposible. Para esta época, no
obstante los placentomas y algunas partes fetales así como algunas membranas o
estructuras pueden palparse con o sin retracción.
Métodos para hacer la retracción. Los siguientes procedimientos son sugeridos como
guía; sin embargo, cada persona desarrollará sus propias técnicas. El principio esencial es
conseguir una completa retracción, así como una orientación definida dentro de la cavidad
pélvica.
A partir de esta localización los cuernos deben ser palpados en toda su longitud, los dedos
pueden ser colocados en el ligamento intercornual ventral o en el cuerpo del útero, para
tratar de doblar los cuernos y facilitar su palpación. Otra alternativa es colocar el pulgar
entre los cuernos para mantener la retracción y palpar los cuernos.
Otra técnica es la introducción de la mano hasta el borde anterior de la pelvis para tomar el
ligamento ancho y dependiendo del peso del útero se hace la retracción. Lo importante es
hacer movimientos suaves y palpar todas las estructuras pertinentes antes de emitir algún
diagnóstico.
El método indirecto involucra la localización del cervix, se tira también hacia atrás hasta
donde sea posible. Luego se intenta alzar el útero moviendo el cervix retraído hacia arriba.
El útero puede sostenerse en esta posición colocando el pulgar debajo del cuerpo. El
siguiente paso es la toma del borde anterior del ligamento ancho, que puede llevarse acabo
conservando el pulgar en la posición descrita anteriormente, girando la mano hacia fuera,
bajando los dedos encorvados y enganchando el ligamento ancho por debajo. Una vez
tomado el ligamento ancho, se levanta y dirige hacia la línea media y el cuerno se sostiene
en la palma de la mano. El cuerno se hala hacia atrás y los dedos se deslizan más allá de la
línea media hasta sostenerlo firmemente del ligamento intercornual ventral. La falsa
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bifurcación se dirige hacia atrás y se flexiona. Esto sitúa los cuernos del útero en la parte
posterior de la cavidad pélvica, completándose la retracción.
Posición del útero. El primer cambio de posición del útero que se observa es
desplazamiento, con frecuencia hacia un lado, de la gran curvatura del cuerno. A esto sigue
inmediatamente un descenso ventral que se inicia alrededor de los 75 días de preñez y se
completa aproximadamente a los 140 días. Una vez que el útero llega al piso abdominal se
observa una gran expansión, primero en sentido horizontal y luego dorsalmente. El ascenso
comienza a los 7 ó 7.5 meses de gestación. La palpación rectal del útero entre el cuarto y
séptimo mes de gestación, puede ser relativamente difícil.
Existen solamente cuatro signos clínicos positivos de preñez a la palpación transrectal del
útero:
No existe una unión o relación normal entre las membranas úterofetales y las áreas
interplacentomales, por lo tanto en estas localizaciones de la membrana corioalantoides
puede ser deslizada. La percepción de la membrana fetal deslizable se facilita si el examen
se realiza en la parte más amplia del cuerno, donde la pared es delgada, rodeándose
totalmente el cuerno antes de que el contenido resbale por los dedos.
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Una porción de la parte llena de líquido de la pared uterina puede ser agarrada suavemente,
permitiendo el deslizamiento entre los dedos pulgar e índice. La corioalantoides y la pared
uterina se deslizan entre los dedos, dando una sensación característica en cuernos preñados.
La sensación que se percibe es como un resbalón fino y tirante como si un cordón o cordel
de nylon pasara entre los dedos. A esto lo denominan algunos autores el fenómeno del
“brinco”. A medida que avanza la preñez, ambos cuernos se van llenando, y el cuerno
grávido se va tornando túrgido.
A las diez semanas a menudo es fácil detectar preñez por deslizamiento de membranas en el
cuerno no grávido, el cual está menos tenso y es más pequeño que el cuerno grávido. Con
amplia experiencia en el uso del deslizamiento de membranas y la palpación de la vesícula
amniótica es posible diagnosticar gestaciones desde lo 30 - 35 días.
La vesícula puede ser tomada entre la palma de la mano o entre los dedos y el pulgar,
recorriendo suavemente el cuerno en toda su longitud. La palpación del amnios no debe ser
utilizada como rutina para la demostración de la preñez porque existe el peligro de romper
la vesícula amniótica o el saco del corazón fetal resultando en el aborto o la reabsorción
embrionaria. La palpación suave está justificada cuando es necesario determinar la edad de
preñez. La longitud aproximada de la vesícula puede ser medida comparándola con la
anchura de los dedos (véase anexos).
Palpación del feto. La palpación del feto representa por si sola la prueba de preñez de
más confianza. Los movimientos oscilantes de la palma de la mano sobre el útero crecido
provocan el movimiento del líquido fetal y como consecuencia se produce el rebote del feto
sobre la mano. La palpación del feto es importante a partir del día 65-70 de gestación,
tanto para diagnóstico positivo como para la estimación del tiempo de preñez.
La medida digital del tamaño de la cabeza del feto es especialmente valiosa a este respecto.
Para adelantar esta práctica, el cuerno que contiene más liquido es tomado suavemente
entre los dedos y el pulgar, hasta encontrar la cabeza procediendo inmediatamente a realizar
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su medición mediante la comparación con la anchura de los dedos, la cual debe ser
conocida obviamente por cada persona (véase anexos). Es importante mencionar que en
muchas vacas el feto está fuera del alcance de las manos entre los 5 y 7 meses de
gestación. En general a medida que avanza la gestación, la estimación del tiempo de
gestación es menos precisa por la variación fisiológica y la dificultad en la palpación de las
estructuras que permiten más precisión en la estimación del tiempo de preñez.
Placentomas pequeños pueden ser palpados desde los 70-75 días de gestación. La palpación
de los placentomas es un importante criterio diagnóstico en gestaciones avanzadas, porque
su aumento de tamaño y el incremento de la flacidez del útero los hacen fácilmente
palpables. Los placentomas no son un buen criterio para la estimación de la edad de preñez
como si lo es el tamaño de la cabeza del feto.
Existe tendencia a subestimar el cálculo del tiempo de preñez mediante la palpación de los
placentomas. Vale la pena mencionar que es un error frecuente de personas que fallan en la
orientación y toman los ovarios por placentomas y viceversa.
Palpación de la arteria uterina media. La arteria uterina media es rama de la arteria ilíaca
interna. Puede originarse individualmente, pero a menudo abandona la arteria ilíaca de una
rama común con la arteria umbilical. En la vaca adulta vacía, mide aproximadamente 5 mm
de diámetro en su origen. Se dirige lateral, posterior y ventralmente a lo largo del borde
medial del ala ilíaca casi 4 a 5 cm. Luego deja la pared pélvica para descender
ventralmente. En su recorrido describe una curva en forma de letra S y penetra al ligamento
ancho para dividirse en ramas terminales.
La hipertrofia de la arteria uterina media puede ser palpada desde los 85 - 90 días de
gestación del lado del cuerno grávido. La arteria uterina media crece progresivamente con
la preñez. El frémito o “murmullo” y la sensación de zumbido resulta de la turbulencia
producida por la hipertrofia y el paso rápido de la sangre a través de la arteria. La arteria se
debe tomar suavemente entre los dedos; un exceso de presión puede producir un falso
frémito. Esta arteria tiene aproximadamente el grueso de un lápiz a los tres meses, el grueso
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del dedo meñique a los 6 meses, el del dedo medio a los 7 meses y el del pulgar a los 8 - 8.5
meses de gestación.
Tamaño del útero. El tamaño del útero puede ser usado para estimar la edad de la preñez
cuando éste puede ser retraído. Hay algunos investigadores que no tienen confianza en esta
referencia porque hay considerables variaciones entre el tamaño de útero en dos vacas
inseminadas o servidas el mismo día.
Tamaño del feto. La longitud desde la cabeza hasta el anca del feto está relacionada
linealmente con su edad. Cuando la longitud del feto puede ser estimada exactamente, la
edad de la gestación también puede ser calculada mediante la fórmula Lx2; en donde L es
la longitud del feto y 2 es una constante. Cuando L se expresa en pulgadas, dará la edad
aproximada de la preñez en meses. No obstante, resulta más difícil estimar la longitud del
feto que estimar el tamaño de su cabeza. Por eso, esta fórmula puede tener utilidad para
estimar la edad de fetos abortados, lo cual tendría correlación con algunas enfermedades
que afectan la gestación en determinados períodos de ella.
El rumen también puede ser tomado o confundido con partes fetales, pero éste es de
consistencia pastosa y tampoco se encuentra unido al cervix. Algunas enfermedades del
útero se parecen o semejan una preñez, como son: mucómetra, piómetra, hidrómetra,
neoplasias y otras condiciones patológicas del útero. Cuando un feto se momifica, se
encuentra una masa dura dentro del útero, pero no hay líquidos ni membranas. Los
placentomas están ausentes y hay un pequeño desarrollo de la arteria uterina media.
Los ovarios deben examinarse de rutina en todos los animales que no estén preñados. No
es necesario el examen de ovarios en animales preñados y debe omitirse, a menos que esté
indicado por condiciones tales como la sospecha de reabsorción embrionaria o amenaza de
aborto. La palpación de un cuerpo lúteo bien desarrollado ipsilateral al cuerno que presenta
una discreta cantidad de líquido, debe iniciar la búsqueda de un desprendimiento de
membranas fetales y vesícula amniótica.
Para la sujeción y examen de los ovarios se coloca el meso-ovario (hilio) entre el dedo
anular y medio para luego proceder a examinarlos en busca de estructuras con el dedo
pulgar. En algunos casos también se pueden explorar con los dedos índice y pulgar.
La longitud de los ovarios corresponde a la distancia calculada entre los dos polos.
Normalmente está entre 3.5 a 4.0 cm; el grosor oscila entre 1.5 y 2.0 cm. La medida
desde el borde fijo hasta el borde libre oscila entre 2.0 a 2.5 cm. La variación del tamaño
de los ovarios se presenta con la edad (en vacas normalmente es mayor que en las novillas),
raza, ovarios con folículos y/o cuerpos lúteos, quistes (luteales o foliculares), ooforitis,
tumores, hembras mal alimentadas.
La situación de los ovarios (cavidad pélvica o abdominal) dependerá del peso del útero que
estará relacionado en la mayoría de los casos con la gestación.
La periodicidad del ciclo estral depende y se asocia con desarrollo periódico del folículo de
Graff, ovulación seguida del desarrollo del cuerpo lúteo y subsecuente regresión del mismo,
acompañada del desarrollo del nuevo folículo. Estos cambios periódicos completan el ciclo
estral y se repiten hasta que ocurra la preñez y el ciclo se detiene. El ciclo también se puede
alterar o detener por ciertos cambios patológicos en los ovarios.
Los cambios funcionales ováricos pueden descubrirse con relativa facilidad mediante
examen rectal, siempre que se tenga experiencia en la percepción de las formaciones
palpables de folículo y cuerpo amarillo.
Las anormalidades de los ovarios son siempre hallazgos graves. Las anormalidades
bilaterales, si son incurables, causan esterilidad total y permanente. Otras anormalidades
van acompañadas de infertilidad. Por lo tanto, el diagnostico correcto de las anormalidades
es muy importante.
Se debe sospecha esta enfermedad cuando las dimensiones del ovario son menores de 2.0
cm x 0.5 cm x 0.5 cm. Las gónadas afectadas son duras e inactivas. No se encuentran
estructuras funcionales. Para un correcto diagnóstico en algunos casos es indispensable un
seguimiento con exploraciones sistemáticas, especialmente para diferenciar con atrofia
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ovárica. Se ha observado que esta enfermedad es hereditaria y es muy importante clasificar
los casos unilaterales que puedan ser transmitidos a la progenie.
Atrofia ovarica en vacas adultas. Se encuentra durante los meses de verano o época seca.
Ambos ovarios se encuentran pequeños e inactivos. Ausencia de cambios funcionales
durante varios exámenes. Como regla la función ovárica se restablece cuando baja la
producción de leche y la alimentación se normaliza o se mejora. Esto indica que la
anomalía se puede corregir mediante estrategias de alimentación en épocas críticas.
Quiste luteal. Los quistes ováricos en las hembras bovinas no causan siempre su esterilidad
sino que pueden presentarse como estructuras acompañantes, al parecer exentas de función,
durante el ciclo sexual regular y, en ciertas circunstancias – sí bien raras veces – hasta
durante la preñez normal, sin comprometerla.
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caso de la endometritis, las endotoxinas o los altos niveles de cortisol inducidos por las
endotoxinas podrían interferir con la descarga preovulatoria de LH.
En su acepción clásica, los quistes luteales son estructuras, generalmente únicas, que se
destacan con poca claridad del ovario y poseen una pared gruesa luteinizada, cuyo color
amarillo varía en intensidad, lo cual está relacionado con el contenido de betacaroteno del
tejido lúteo. Además de los quistes luteales clásicos, se observan también quistes de
luteinización parcial. Por lo tanto, han de distinguirse las formas siguientes:
1. Quiste luteales clásicos, mayores que el folículo normal, de pared gruesa luteinizada
(quistes foliculares lúteos).
2. Quistes con luteinización incipiente, cuya capa celular interna muestra una luteinización
más o menos extensa; y
3. Quistes ováricos con islas lúteas, en cuya pared se hallan dispersadas pequeñas
porciones de tejido lúteo, llamadas islas lúteas.
De acuerdo con algunos autores, ni el quiste luteal ni los quistes con luteinización
incipiente pueden diagnosticarse clínicamente como tales, ya que la diferenciación de un
quiste folicular tecal no resulta posible por palpación rectal, a causa de su forma,
fluctuación y espesor parietal - muchas veces - idénticos. Ciertamente, se afirma que los
quistes foliculares tecales poseen – por lo general – una pared menos gruesa, cuya rotura
manual deja sólo una cavidad del tamaño de un pulpejo de dedo. En cambio, los quistes
luteales clásicos muestran frecuentemente una pared más gruesa, todavía bien palpable,
después de romper el quiste, y eventualmente apropiada para su enucleación. Esta
sintomatología parece corresponder solamente a una parte de los quistes; sin embargo, son
numerosos los diagnósticos erróneos. Hasta la distinción de un quiste luteal y de la tercera
posibilidad, quiste del cuerpo lúteo, ofrece dificultades para al examinador experimentado
si el cuerpo lúteo quístico carece de cúspide y formación marcada de cuello, con lo que la
parte que sobresale del ovario se puede apenas palpar o no distinguirse en absoluto.
Teóricamente, la cuestión podría resolverse, sin duda alguna, por el análisis hormonal de la
sangre o leche, respecto a su contenido de progesterona. Los quistes foliculares tecales no
ceden progesterona al torrente sanguíneo y, por ello, tampoco a la leche, a diferencia de los
quistes luteales clásicos.
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Un alto contenido de progesterona, asociado a una formación grande y fluctuante sobre los
ovarios sería, pues, un indicio de quiste luteal. Sin embargo en algunas vacas con quistes
foliculares tecales, puede hallarse, simultáneamente, un cuerpo lúteo o tejido lúteo
esparcido en el ovario, secretores de progesterona. No obstante, los cuerpos lúteos no son
siempre palpables y el tejido lúteo como tal, nunca. El resultado negativo de la
determinación de progesterona en la sangre o leche excluye solamente la presencia de un
quiste luteal clásico. En cambio, quistes con luteinización incipiente o quistes con tejido
lúteo esparcido en la pared pueden ceder, ciertamente, cantidades importantes de
progesterona al líquido folicular; pero ésta apenas pasa al torrente sanguíneo y, por lo tanto,
no pueden determinarse en el suero.
De lo anterior, se desprende claramente que el quiste luteal no se puede comprobar por una
exploración clínica de los ovarios y tampoco puede detectarse con seguridad por el análisis
hormonal del suero sanguíneo o de la leche ni por laparoscopia. Solamente el análisis
hormonal del liquido quístico permitiría un diagnostico, sí bien en condiciones muy
complicadas. En estos casos prestaría una excelente ayuda en la actualidad la realización de
un examen ecográfico de los ovarios (transductor endorectal), en donde se visualizarían las
características de los diferentes quistes para su correcta clasificación y consecuente
tratamiento. Además, para la extracción de liquido quístico para su correspondiente análisis
hormonal, cabría la posibilidad de utilizar un transductor sectorial de 5.0 a 7.5 Mhz con
adaptador para punción ovárica (OPU).
Respecto al tratamiento existen opiniones muy divergentes. McKentee afirma que sobra
cualquier medicación ya que estos quistes no bloquearían el ciclo estral. Zemjanis por su
parte recomienda la terapéutica acostumbrada de los quistes tecales. Por esta razón, no
considera necesaria, en condiciones prácticas, la diferenciación de las diversas formas
quísticas. Gunzler por su parte recomienda para los quistes luteales la utilización de
prostaglandina F2 o la de sus análogos. De todas maneras los tratamientos y detalles sobre
este tema serán vistos más ampliamente en el capítulo correspondiente.
Quiste folicular. Esta condición se observa más frecuentemente en las mejores vacas de
todas las razas lecheras, también se presenta en vacas de carne. La mayor incidencia se
observa entre la tercera y quinta lactancia. Pueden estar afectados animales de todas las
edades, incluso terneras vírgenes. Se han observado casos unilaterales. De cualquier
manera, en la mayoría de los casos es bilateral.
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Cuerpo amarillo quístico, cuerpo lúteo quístico o quiste del cuerpo lúteo. Son
denominaciones sinónimas. Patogénicamente distintos a los anteriores. Prácticamente todas
las estructuras son idénticas a las encontradas en el cuerpo lúteo normal. La característica
diferencial decisiva es la sensación de fluctuación dentro de un cuerpo lúteo de aspecto
normal. Se presenta más frecuentemente en el postparto de las vacas y no influye en la
función reproductora del animal, ya que puede mantener una gestación y tampoco se afecta
la duración del ciclo estral, cuando este tiene característica de periódico.
La regla de oro que se debe tener siempre es no mentir nunca. Los desaciertos en los
diagnósticos se “riegan” entre productores y profesionales del sector muy rápidamente en
contra del profesional implicado. Ningún animal debe ser tratado a menos que el veterinario
esté seguro de que el animal no está preñado; para asegurarlo, el útero debe ser retraído y
ambos cuernos deben ser palpados cuidadosamente en toda su longitud. Igual
recomendación se hace para declarar una vaca como preñada, pero en este caso se buscarán
y reconocerán los signos positivos de preñez.
Existen ciertos animales, ciertas patologías y ciertas etapas de la preñez en que es difícil o
imposible hacer un diagnóstico aun para el veterinario experimentado. La regla en estos
casos es admitir ante el propietario que no se puede hacer el diagnóstico y se recomienda la
reexaminación del animal en un periodo de tiempo determinado de acuerdo con el
problema en particular. Si bien es cierto que esta puede ser la segunda regla de oro,
considere que su abuso denotara incompetencia o falta de entrenamiento en la técnica de
palpación transrectal del tracto reproductor. Esto trae como consecuencia la desconfianza
del productor, lo que como en el caso del desacierto antes citado, se difunde rápidamente.
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Ponga en conocimiento del productor el margen de error normal estimado para cada caso y
el suyo en particular, como por ejemplo en hembras vacías (ciclando y/o estáticas), hembras
preñadas (precisión del diagnóstico cuando el tiempo de gestación es mayor de 4 meses).
Patologías tanto ováricas como del útero y sus anexos. Utilice la confirmación de
diagnósticos, así como pruebas de laboratorio cuando lo estime conveniente. Sea claro y
seguro. Haga uso de convenciones o abreviaturas (véase anexos).
Ejemplo:
OE = Ovarios estáticos; VOE = Vacía ovarios estáticos; FOD = Folículo ovario derecho;
UCT = Utero con tono; CL3OD = Cuerpo lúteo tres ovario derecho; QLOI = Quiste
luteal ovario izquierdo.
Bibliografía consultada
Ball, L. (1980). Pregnancy diagnosis in the cow. In: Current therapy in Theriogenology:
Diagnosis, treatment and prevention of reproductive diseases in animals. Edited
by David A. Morrow. W.B. Saunders Company, Philadelphia.
Bearden, J.H. y J.W. Fuguay (1982). Reproducción animal aplicada 1a. ed. Editorial El
Manual Moderno, S.A. México. D.F.
Anexo 2
Anexo 3.
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Anexo 4
Anexo 5.
Estimación del tiempo de preñez por palpación del tamaño de los placentomas
(Largo por ancho; método 1).
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Anexo 6
Estimación del tiempo de preñez por palpación del tamaño de los placentomas
(Sumatoria de la longitud más la constante; método 2).
Días de Meses de Longitud de los Constante Suma de L + K
gestación gestación placentomas (K) = Gestación
(L) (meses)
70 2.30 0.80 1.5 2.25
80 2.63 1.00 1.5 2.50
90 2.95 1.50 1.5 3.00
100 3.28 2.00 1.5 3.50
120 3.94 2.50 1.5 4.00
150 4.93 3.00 1.5 4.50
180 5.91 4.20 1.5 5.70
210 6.90 5.00 1.5 6.50
Anexo 7
Estimación del tiempo de preñez de acuerdo con el grosor de la arteria uterina media
Anexo 8
Estimación de la edad del feto de acuerdo con su longitud y la aparición del pelo
Edad al final de cada mes Largo desde occipital hasta la Aparición del pelo en diferentes
(meses) base de la cola partes del cuerpo
1 0.8 - 2.2 No
2 6.0 - 7.0 No
3 8.0 - 13.0 No
4 13.0 - 28.0 Pelusa fina en ángulo del ojo.
5 25.0 - 35.0 Angulo ocular y mentón
6 25.0 - 50.0 Arcada orbitaria, mentón, labios,
párpados, borde de la oreja, zona
de los cuernos, y punta de la cola
7 42.0 - 60.0 Miembros hasta las articulaciones
del carpo y del tarso
8 60.0 - 80.0 Pelo completo pero corto, sobre
ombligo y el vientre.
9 65.0 - 85.0 Pelo más largo y completo también
sobre el ombligo y el vientre
20
Anexo 9
Anexo 10
Correlación de hallazgos que indican las etapas del ciclo estral y la fecha probable del
siguiente estro
Descripción de hallazgos (*) Etapa del ciclo (días) Estro probable en días
Ovarios Utero
1 2
F - CLI UCT 20 – 21 (estro) 0
DOV - CLI UCT 0 18 – 21
CH1 - E UE 1–3 19 – 20
CH2 - E UN 3–5 15 – 18
CH3 - E UN 5–7 13 – 17
CL3 - F UCT 7 – 17 6 – 11
CL2 - F UCT 17 - 19 1–4
CL1 - F UCT 20 – 21 0–1
21
Anexo 11
23
a entrar en celo muy pronto. Es frecuente encontrar esta estructura sin
detectar el folículo (s) en crecimiento.
5 Novillas que van a entrar a servicio (MN y/o IA): Para evaluar el
desarrollo de ovarios, cuernos, cervix, y cavidad pélvica para
evaluar la facilidad de partos. De acuerdo con el resultado de la
evaluación existe la posibilidad de hacer descartes o
recomendaciones inmediatamente para ganar tiempo y evitar
problemas posteriores. Se parte de la base que las novillas que
entran a servicio deben tener edad y peso adecuado. Este último
corresponde al 60 ó 70 % del peso de la vacada adulta del hato. Para
obtener el cálculo de este peso, se deberán realizar las valoraciones
pertinentes de los animales que conforman dicho hato.
24
7 Hembras con fecha de parto y que no han parido (> 15 ó 20
días): En esta categoría se evaluará la posibilidad de presentación
de momificaciones, maceraciones, abortos o diagnósticos erróneos.
También se podrá diagnosticar una gestación prolongada.
25
productor y/o administrador para que tenga conocimiento de las
bondades y debilidades del método.
26