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mortiz@elcomercio.org Nuestra población totalizó el año 2016 la cifra de 16’528.730, que


el 2017 subió a 16’776.977, y para el 2018 será de 17’023.408. El número mayor está en la
región de la Costa con 8’303.168, el segundo lugar tiene la Sierra con 7’504.942, la región
amazónica con 898.547, la región insular con 30.890, y un remanente de 39.430 de zonas
no delimitadas. La edad promedio es de 27 años; y la esperanza de vida alcanza los 76.5
años, lo cual determina un crecimiento generoso. Al crecer este segmento, también hay que
considerar a las enfermedades crónicas de la edad, tales como la diabetes que junto a la
hipertensión arterial, al ser detectadas profesionalmente, pueden tratarse con medicación
adecuada, recetada por neurólogos. He ahí la necesidad de que los servicios médicos del
IESS sean dotados de suficiente presupuesto anual. Según fuentes de la CEPAL, para el
2020, Quito tendrá 2’780.000 habitantes, Guayaquil 2’720.000, Cuenca 630.000 y Santo
Domingo de los Tsáchilas 450.000. La ciudad de Ambato contará con 380.000 habitantes,
en Portoviejo 320.000, y Durán con 310.000. Luego se ubica Loja con 270.000. Estas siete
ciudades más pobladas son la base de la población total que se calcula será de 17’510.643,
lo cual determina un crecimiento dentro de los parámetros normales. La población que vive
en áreas urbanas será de 11’201.131, distribuida en la costa con 6’377.714, en la sierra con
4’394.212, en la región amazónica 414.247, y la insular-Galápagos con 17.958. A la
siguiente década, esto es, para el 2030 envejecerá la población, porque la proporción será
de 38.5 de adultos mayores por cada 100 jóvenes y llegará en el 2031 a 1’963.312. Esa
situación, inmediata futura, se reflejará en menores niveles de la recaudación tributaria en
relación a los salarios de la población activa de trabajo permanente, por lo cual es
imprescindible no ocultar esas necesidades crecientes para atenderlas con rubros anuales en
el presupuesto del Seguro Social. El Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC)
ya revela que el 2031 la población empezará a envejecer, porque las personas mayores de
65 años cubrirán los dos millones; pero el 2050 superarán los 3.4 millones, con lo cual
habrá menos tributación. Ante esta realidad se hace imprescindible tomar medidas, tales
como aumentar los años de aportación y retrasar la edad del retiro, así como igualar el
monto de jubilación entre hombres y mujeres. Pero estas medidas no son fáciles de hacerlas
realidad, porque habrá resistencia; lo cual demuestra que los crecientes montos
presupuestarios deben provenir de adecuadas inversiones de los fondos actuales. En sesenta
años, esto es, que en 1957 el promedio vital era de 52 años; mientras que el 2017 es de 76,
y esta prolongación de la vida de los ecuatorianos tiene que ser atendida.

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