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OCCIDENTALES EN EL ARRANQUE DE LA
TRANSICIÓN ESPAÑOLA A LA DEMOCRACIA
Encarnación Lemus
Universidad de Huelva
0. INTRODUCCIÓN
En ocasiones anteriores ya he subrayado la necesidad de equilibrar la visión del
proceso de la transición democrática como fenómeno interno con la dimensión
externa que, en el marco de final de la Guerra Fría e inicios de la Coexistencia
Pacífica, alcanzaba la desaparición de los regímenes autoritarios en la Península
Ibérica. Los primeros años de la dácada de los setenta componen una coyuntura his-
tórica extremadamente delicada e inestable, cuya observación hizo exclamar en los
debates del Parlamento Europeo correspondientes a la sesión de 25 de septiembre
de 1975 a M. de la Malène, portavoz del grupo demócrata, que la democracia retro-
cedía en todo el mundo –en África, Asia, América– como retrocedió en la Europa
del Este “[…] Nous constatons qu’en Espagne non plus, il n’y a pas de vèritable
démocratie, et nous souhaitons de tout coeur qu’elle s’établisse peu à peu dans ce
pays”1. No sólo conviene subrayar esa rápida contextualización que explica el inte-
rés fundamental de lo que acontece en la península, sino el procedimiento de demo-
cratización deseado, esa valiosísima formulación de “poco a poco”, que entiendo
totalmente reveladora.
Carlos Navajas Zubeldia (ed.), Actas de IV Simposio de Historia Actual, Logroño, 17-19 de octubre de 2002,
Logroño, Gobierno de La Rioja. Instituto de Estudios Riojanos, 2004, pp. 113-143.
ISBN 84-95747-77-4. 113
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pués de las entrevistas de los distintos ministros franceses con sus homólogos espa-
ñoles. Sobresale la documentación emanada en los viajes oficiales, porque para pre-
pararlos se realizan valiosos estados de la cuestión en todos los ámbitos político,
económico (industrial y comercial), militar, relaciones bilaterales y siempre apare-
ce la adhesión a la Comunidad. Estos estados de la cuestión se preparan en un doble
plano: primero en el sentido de cómo está la situación; después, destacando qué se
desea conseguir y lo que previsiblemente quieren o pretenden los españoles.
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Una cuestión clave está en cuándo y en qué marco se comienza a plantear la vía
del reformismo para canalizar la redemocratización española, la segunda sería en
qué ámbitos, dentro y fuera del país, nace el reformismo y si la posterior evolución
real de los acontecimientos se plegaba a dichos iniciales planteamientos reformis-
tas. He encontrado sobre todo esto una primera y tenue versión que nos llevaría a
remontarnos hasta 1971; se trata simplemente de una alusión en boca de Rafael
Calvo-Serer, en ese momento exiliado en París como consecuencia del cierre y las
represalias del régimen contra el diario Madrid. En tal situación expone un docu-
mento sobre la ausencia en España de libertad de prensa en la XXI Assamblée
Genérale de l’Institut International de Presse (París) el 4 de noviembre de 1971, y
que remite también a Robert van Schendel como secretario del Movimiento
Europeo y cuyo párrafo final me parece absolutamente revelador:
“Le chef de l’État espagnol sait que, sans liberté de presse, la Monarchie ne
pourra pas s’asseoir constitutionnellement, condition que les États Unis ont indi-
qué au successeur pour l’amitié de l’Espagne avec la première puissance du
monde. Il sait aussi que, sans liberté de presse, ne seront viables non plus ni l’in-
tégration dans la Communauté Économique Éuropéenne ni les bonnes rélations
avec le Vatican, ni la coopération normale au sein des organismes internationaux,
ni l’entrée dans l’OTAN”2.
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Si los hilos del reformismo vienen de atrás, queda claro que enlazan claramen-
te al heredero, y tanto a los principales grupos de interés como a los de oposición,
con una normalización de la inserción exterior española, componiendo esta finali-
dad un objetivo central del cuándo y cómo de la democratización española. Es
obvio que tendríamos que cuestionarnos también sobre el cúanto de democracia, y
distinguir así sobre iniciales proyectos de liberalización y el auténtico camino hacia
la democratización que no se abre hasta la aprobación de la ley para la Reforma
Política o, tal vez, pudiéramos emplear el hito, bastante simbólico, de la legaliza-
ción del PCE. Por tanto, para el cúando, cómo y cuánto de democracia en España,
el interés de la Administración americana y el de los europeos se activa a raíz de
unas circunstancias que se desencadenan entre 1973, 1974 y 1975, una coyuntura
especialmente bien definida por Fernando Morán en Una política exterior para
España al dibujar que en medio de cierta desestabilización de la bipolaridad –reti-
rada de Vietnam, guerra del Yom Kippour, enfrentamiento Grecia / Turquía, 25 de
Abril portugués–, se incrementa el interés geoestratégico de España como punto de
inflexión cultural y zona de contacto entre el Este y el Oeste, tanto como entre el
Norte y el Sur (1980, p. 21 y ss.). Concretamente, se constata que se produce, de
hecho, una relación muy directa de la Administración norteamericana con el prín-
cipe, desde 1974, y en ese marco, sí comienzan a programarse los pasos del refor-
mismo.
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2. EE. UU.
Nos encontramos todavía en la etapa Kissinger y el mundo se halla claramente
concebido bajo un sistema bipolar en el que España y la península Ibérica no cons-
tituyen una pieza intercambiable, sino que tienen un destacado valor estratégico y
un interesante sentido económico. Insistiendo sobre todo esto se produce una
importante documentación cablegráfica enviada desde la embajada de los EE.UU.
de Madrid, básicamente a Kissinger, que encierra información sobre la situación
política interior, la situación económica, las relaciones internacionales de España y,
en menos grado, transmite cierta información social, propiamente dicha. Todo ello
encaminado a velar por los intereses geoestratégicos y económicos norteamerica-
nos situados en España.
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Nuestros esfuerzos para facilitar que España entrara en la OTAN han tenido
poco éxito […] Tendrá que haber algún grado de liberalización que haga de
España un compañero aceptable a todos los miembros de la OTAN y de la CEE”3.
Hay indicios para creer que se habló de los caminos de la liberalización y tam-
bién se trató la posibilidad de que fuera el propio Franco el que abriera la reforma
a través de la aprobación de los partidos por el Gobierno de Arias Navarro. Es pro-
bable que esta temática también fuera tratada entre Ford y Giscard d’Estaing (aun-
que el texto de este encuentro no fue desclasificado). Desde luego, es un tema que
3. Departamento de Estado. Secreto. Memorándum para el general Brent Scowcroft, the White
House, 20 agosto 1974. Desclasificado 3 diciembre 2001, Box 12.
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está presente en las relaciones del presidente francés con el heredero, como se verá
más tarde. Si no se ha tenido acceso al contenido de esa citada entrevista sí a las
que Ford sostiene en Italia con el Presidente Giovanni Leone, con el Primer
Ministro Aldo Moro y con el Papa el 3 de junio de 1975 (texto parcialmente cen-
surado).
Las referencias a estos temas en la conversación entre Ford y Leone son mútliples:
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“¿Cómo podemos impedir que tenga lugar en España una situación similar
a la de Portugal?”
F. […] Creo que si entre todos ayudamos al pueblo portugués para que logre
una democracia real será un buen ejemplo de futuro para España.
K. Tenemos nuestras dudas sobre los métodos usados en algunos países euro-
peos en lo que respecta a Portugal […] Portugal podría desembocar en una com-
binación de Yugoslavia y Argelia. Si permanece en esas circunstancias dentro de
la OTAN, podría ser un mal ejemplo para Italia [se refería a que sería un aliento
para el Partido Comunista]”.
4. National Security Adviser Presidential Country Files for Europe and Canada, Box 12, Top
Secret, Classified by Henry A. Kissinger, Declassified 3/12/2001.
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5. “[…] The basic U.S. objective in Spain remains that of the strengthening our broad political
and security relationship whit a Spain more closely linked to the Atlantic Community […].
We favor no particular political solution or party within the broad range of democratic though,
but anticipate that the transition will be in the hands of essentially conservative people.
[…] In our contacts with official sectors, including the military, we must make them at once
confident of our support and understanding even as we encourage their willingness to permit
political evolution. We will need to emphasize the continuity and strength of our bilateral
relationship, as well as point out the importance that sustained (even if gradual) liberalization
has for Spain’s full participation in the Western Community”.
Departamento de Estado. Telegrama del Secretario de Estado (Kissinger) al embajador en
Madrid: 23 noviembre 1975.
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Conviene subrayar el día del contacto, Juan Carlos expone personalmente a Ford
lo que su presidente del Gobierno va a hacer público al día siguiente. El aludido 28
de abril corresponde a la presentación del proyecto de reforma limitada de Arias,
del que Juan Carlos, con razón, creía que parecería insuficiente a los Estados
Unidos y, en consecuencia, le preocupaba que el Congreso pudiera evaluar que el
futuro de la democracia española entraba en una vía muerta y no se ratificara en lo
que hasta ese momento se valoraba como el único éxito del nuevo régimen y de la
Monarquía, la transformación en Tratado –Treaty–, tras su discusión y aprobación
en el Congreso, del antiguo Acuerdo de las bases, que en virtud del régimen dicta-
torial no había conocido el rango de exposición y pública discusión en el Congreso
–Agreement–. Resulta también muy revelador que en esa fecha, finales de abril,
cuando los españoles conocían después de meses de espera el proyecto de reforma
política del gobierno Arias, el rey estuviera hablando de su dimisión con Ford, mer-
ced a que este gobierno no imprimía al cambio español el ritmo mínimo necesario
y no superaba la supervisión internacional, ya que tampoco había satisfecho las
expectativas europeas.
6. Está subrayado el párrafo siguiente: “Your purpose will be to encourage the King in his
efforts to realize greater democratization in Spain, and to state that you are looking forward
to his visit this June”.
Recomendación de que conteste llamada telefónica del rey de España, Confidencial.
Desclasificado, 3 diciembre 2001, National Security Adviser Presidential Country Files for
Europe and Canada, Box 12.
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7. “Your renewed expression of support for Spain, through your public remarks and private dis-
cussions during this State Visit, will serve to strengthen the King’s prestige at home as he
seeks to guide Spain on a course of democratization an liberation, and into closer association
with the Western community of nations”, White House Central Files, Box 47, CO 139.
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3. FRANCIA
En gran medida, así fue. Francia funcionó como estímulo en el proceso gradual
de democratización y sin duda, de forma global también funcionó ese citado papel
de intermediario con Occidente, no obstante, las relaciones bilaterales significaron
algo mucho más trascendente que la pretendida tutela de la Presidencia francesa y
en su desarrollo irrumpieron fenómenos complejos como el terrorismo, la concu-
rrencia económica, la competencia en terceros espacios y, en suma, la disfunción
8. “[…] to avoid an armed showdown in the Sahara we were careful not to complicate bilateral
relations between the US and Marocco[…]. We believe […] that we would gain little and lose
much if Saharan venture caused Hassan to overthrown or substantially weakened.
As GOS was informed in January, we offered GOM $15 million in guaranteed credit for mili-
tary purchases, not all of which have yet been used, credits for present fiscal year might reach
$30 million”.
Telegrama de Kissinger al Embajador norteamericano en Madrid, infórmese a la embajada de
Argelia y de Rabat, 22 noviembre 1975. Secreto. Desclasificado el 3 diciembre 2001.
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Efectivamente tanto las informaciones del rey como las promesas de democra-
tización que los ministros, llamados liberales, dirigían al exterior sobre el futuro
español apenas concordaban con la realidad interna. De hecho, fue en medios de
prensa extranjeros donde el rey expresó más abiertamente su inclinación hacia la
liberalización, mientras que el interior, la prudencia o el temor a las reacciones del
búnker y aun de la nostalgia franquista del mismo gobierno, las promesas de cam-
bio fueron siempre atemperadas.
11. Delegación de Francia en el Consejo de la Alianza, nota del embajador francés en la Alianza
a M. Gabriel Robin consejero técnico de la Secretaría General del presidente, 18 de marzo
1976, Bruselas.
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rés para Francia, se decía que se había logrado abrir un auténtico diálogo, en pala-
bras del presidente “Francia y España se habían encontrado de nuevo” y, sobre todo,
como evidencia de sintonía se acuerda celebrar visitas periódicas, cumbres al más
alto nivel entre los dos países. Si es cierto que a lo largo de los siguientes años se
celebraron frecuentes reuniones entre los responsables de los distintos Ministerios,
la verdad es que la sensación de esa luna de miel fue bastante fugaz13.
Sin embargo, sería el tema de la adhesión a las Comunidades el que más difi-
cultara y enrareciera desde 1977 a 1983 las relaciones bilaterales entre los dos paí-
ses y a ello se unió la falta de entendimiento en materia de cooperación policial
fronteriza para la persecución del terrorismo de ETA, así como otros motivos de
desencuentro de carácter económico –inversiones, acuerdos comerciales, en parti-
cular ventas de material militar, y acuerdos de pesca–.
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En el marco de los preparativos del viaje del presidente Giscard d’Estaing –de
28 de junio a 1 julio de 1978–, el secretario Robin concluye en su dossier político
informativo, preparado el día 26:
“Se trata de saber si España se encerrará con respecto a nosotros en una acti-
tud de sorda rivalidad y de sospecha como M. Suárez ha dado a veces la impre-
sión o bien aceptará ver en una cooperación mutua con Francia una de las claves
de su futuro”15.
“El objetivo de mi viaje era franquear una nueva etapa en las relaciones de la
Francia y España democrática. Este objetivo creo que ha sido alcanzado.
Confirmar las relaciones de amistad que existen […] Hemos pasado revista al
conjunto de problemas que nos interesan […] En ese espíritu he transmitido al
Primer Ministro la invitación que M. Raymond Barre me había pedido que trans-
mitiera para que visite Paris y él ha aceptado […]”16.
“He indicado al príncipe que debería desmarcarse del régimen. Eso era indis-
pensable para detener la degradación de su imagen personal y la de la realeza, de
por sí poco susceptible de levantar el entusiasmo en la población.
15. 5 /AG (3)/ 834. “Il s’agit de savoir si l’Espagne s’enfermera à notre égard dans une attitude
de sourde rivalité et de soupçon comme M. Suárez en a parfois donné l’impression ou bien si
elle acceptera de voir dans une coopération mutuelle avantageuse avec la France une des clés
de son propre avenir”.
16. Conferencia de Prensa de M. V. G. d’E. P. de la R., Madrid, 30 junio 1978.
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“Presidence de la Republique.
Su Alteza Real.
Don Juan Carlos Príncipe de España.
Monseñor:
Con ocasión de la muerte de S.E. el Generalísimo Franco, quien desde hace
casi cuarenta años ha dominado la historia de su país, os dirijo mis más sinceras
condolencias. Adjunto la expresión de mi consideración y simpatía hacia usted y
la de la amistad profunda del pueblo francés por el orgulloso pueblo español.
Fdo. Valéry Giscard d’Estaing”.
Este es el texto del telegrama oficial de condolencia, pero existe otra versión
más personal:
Por tanto, como en el caso de los Estados Unidos, el rey se mantenía en un con-
tacto bastante directo con la Presidencia francesa. El fondo de todo ello radica en
su papel decisivo en la política exterior, al menos hasta 1980. Mi convencimiento
es que para poder desarrollar una política exterior plenamente occidental y tenien-
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En concreto, entre los consejeros y ministros de cada ramo al preparar los con-
tactos entre Giscard y el rey o bien a través del embajador se hacen llegar al rey las
indicaciones en tal o cual sentido para que él intervenga en el cierre de los contra-
tos: así en la oferta de Franatom para la construcción de centrales nucleares, tam-
bién en la de SECAM para la consecución del Segundo Canal en color español. De
manera especial, cuando se trata de operaciones de armamento en el que parece que
la decisión real es decisiva: ocurre para la compra de MIRAGE 1 y también la
adquisición del helicóptero Gazelle.
Según versión francesa, el 11 octubre 1974 Iberia remite a AIRBUS una carta
de denuncia del contrato tomando como justificación una cláusula en la que indi-
caba que la renuncia cabía si Airbus no había vendido en firme 50 aviones antes de
noviembre de 1973, pero argumentaban que la realidad radicaba en que los espa-
ñoles han preferido comprar BOEING, Iberia ha pedido 29 BOEING 727. Así que,
al preparar la visita de los reyes en octubre de 1976, el secretario de temas econó-
micos indica a Giscard d’Estaing:
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“El presidente español sabe que su visita a Francia se presenta difícil. Pero
desea afirmarse en el plano internacional y mostrar en Madrid que la dirección
de los asuntos exteriores delicados no es patrimonio del Rey. [Se dice] también
que sus relaciones con la Zarzuela no son tan buenas como antes”19.
Cuando se habla globalmente de esa función de tutoría que Francia quiere des-
empeñar, en la práctica, dicha posibilidad implica el ejercer como guía en el cami-
no de la democratización, como cliente preferente en los intercambios comerciales,
como proveedor de tecnología, como guía cualificado cerca de la persona del rey,
pero muy principalmente como observador de la apertura de las relaciones exterio-
res españolas y como mediador en sus decisiones en este campo. Ya he indicado que
así fue con respecto a las Comunidades Europeas. En ese sentido la intervención
francesa se reveló tan decisiva y prolongada, determinó tanto la complejidad y difi-
cultad del camino de la adhesión de España a las Comunidades que he preferido no
introducirme en ese campo. Existe, en cambio, otro espacio geopolíticamente
importante y con respecto al cual no se consideró tan grave una indefinición de
futuro que se pensó que iba a ser coyuntural y sin embargo generó un vacío políti-
18. 5 /AG (3)/ 834, Visita del rey 27-29 octubre 1976, Dossier economique, M. J.P. Dutet.
19. Visita de Suárez, 26 y 27 noviembre 1979. Nota para el Presidente, 22 noviembre por P.
Leclercq: “la conduite des affaires extérieures délicates n’est pas l’apanage du Roi. C’est dire
aussi que ses relations avec la Zarzuela sont moins bonnes qu’auparavant”.
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co que treinta años después persiste, el destino del Sahara Español y su repercusión
en la política del Magreb.
Francia interviene tanto como los Estados Unidos dificultando las ya de por sí
dubitativas decisiones españolas. Existe no ya una vigilancia sino un laborar inter-
no en pro de las tesis marroquíes, cuyos intereses resultan perfectamente enuncia-
dos el 28 mayo de 1975 con ocasión de una entrevista entre los ministros de
Exteriores Cortina Mauri y SAUVAGNARGUES en el marco de la OCDE. El
ministro francés resume la posición española reconociendo que lo que ha pasado en
los territorios portugueses, las nuevas tensiones que la crisis del petróleo ha hecho
surgir, el futuro de las relaciones de España con el Tercer Mundo mantienen a las
autoridades españolas en la voluntad de desprenderse del Sahara, que esperaban
que el Tribunal Internacional se inclinara por la autodeterminación y que esperaban
la solución en el marco de la Conferencia de Madrid20. Pero Francia defendía sus
posiciones, que se habían ido definiendo en una entrevista entre el rey de Marruecos
y Giscard d’Estaing, en la que París apoyaba la propuesta de una Conferencia alter-
nativa, en París y, al contrario que España, estimaba que: el que apareciera en esa
amplia región un Estado ficticio, sería un elemento de inestabilidad, coincidía con
Marruecos en el temor de que el previsto referéndum condujera a la independencia
y en que había que vigilar el factor argelino, se mostraba proxima a Marruecos y el
argumento para todo ello coincidía con el de EE.UU.: la necesidad de apoyar a la
monarquía en Marruecos y fortalecer esa alianza en el Mahgreb, en particular fren-
te a Argelia.
20. “C‘est qui s’est passé dans les territoires portugais, les nouvelles tensions que l’affaire du
pétrole a fait surgir, l’avenir des relations de l ‘Espagne avec le Tiers-monde, tout cela entre-
tient les autorités espagnoles dans leur volonté de se dégager du Sahara espagnol”.
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y las relaciones económicas entre los dos países que eran importantes para España,
por la importación de gas.
“un miembro del acuerdo de Madrid, acuerdo firmado en esta ciudad y que
interesa a España, Marruecos y Mauritania. En lo que concierne a nuestros sen-
timiento sobre el fondo del problema, si surgiera una reunión de países directa-
mente interesados en la solución del problema, Francia sería favorable a esta reu-
nión, sería favorable a toda iniciativa que condujera a la búsqueda de una solu-
ción pacífica de las dificultades de la región. Francia considera que la existencia
de una Mauritania independiente y estable constituye una factor indispensable en
el equilibrio del área”.
Por último, en relación con la OTAN, si antes había ya indicado que la política
francesa mantuvo siempre una posición de alerta ante el incremento de la relación
española con los EE.UU., la posible incorporación de España a la Alianza Atlántica
añadía un motivo más de inquietud en este sentido, porque implicaba tanto el
refuerzo de los lazos entre España y América del Norte como la consolidación de
una nueva política exterior española más extensa y vinculada a otros estados miem-
bros, pero en particular se recelaba de la conexión con Alemania.
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“A nosotros el statu quo nos favorece: facilita las relaciones bilaterales, con-
tactos de Estados Mayores y provisión de armamentos. Francia sirve de interme-
diaria con el dispositivo aliado.
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4. CONCLUSIONES
Andando el tiempo, hoy entendemos que España volvió a rozar en el pasado
siglo XX la historia universal por tercera vez –en el 98, en 1936 y en 1978–. Sin
duda, este primer caso fundamental –después de República Dominicana– de transi-
ción desde una dictadura a una democracia, mediante un proceso pacífico –sin pér-
dida de una guerra, sin imposición exterior, por vía de la transacción y la progresi-
va liberalización del autoritarismo precedente– se ha convertido en uno de los más
importantes fenómenos políticos del último tercio del siglo. Y lo ha sido no por la
importancia del proceso hacia el interior: lo cual ya era bastante en sí misma, al aca-
bar con una dictadura militar en un país de sólida cultura occidental y al cerrarse
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así la vida de alguien que fue un mito, o tal vez un contramito, entre las grandes
personalidades políticas del malogrado siglo XX. Lo ha sido, sobre todo, porque
constituye un hito de cara al exterior, una fórmula de aplicabilidad constatada y
constatable, una llave para las futuras democratizaciones en el marco de un inalte-
rable mundo liberal capitalista, un logro de la distensión y, desde luego, un paso en
firme hacia el nuevo orden mundial y la superación globalizante y globalizadora de
las dictaduras.
Aunque el tiempo haya ido cargando de significado e interés, por su amplio eco,
la democratización española, la atención hacia España, entre noviembre de 1975 y
diciembre de 1978, aun siendo grande, no tiene comparación con el interés, la pre-
ocupación y la movilización que para EE.UU., Francia, y presumiblemente
Alemania provocó la portuguesa revolución del 25 de Abril. Bien es cierto, que
desde la óptica occidental uno y otro proceso no parecen separables y en ese senti-
do, en los dos archivos presidenciales, me han servido conjuntamente una y otra
documentación: porque en 1974 y en 1975 la visión sobre la ruptura portuguesa no
se apartaba en los gobiernos occidentales del futuro inmediato de España, por ello
con anterioridad ya he dicho que hay que hablar de una Transición Ibérica.
Demanda americana para que, como ha hecho Carlucci en Lisboa, los fran-
ceses también presionen al presidente Costa Gómez para que se deshaga de su
primer ministro, también ha ido lo mismo al Reino Unido, Alemania y a los
Países Bajos.
Los norteamericanos piensan que la dinámica que había acercado a los mode-
rados al poder en Portugal está perdiendo su fuerza, y que la inacción hará más
difícil evitar que la minoría totalitaria ocupe el poder.
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general Gonçalvez no era separado del poder y que la Alianza no podría conser-
var en un seno un gobierno de influencia comunista.
M. de COURCEL brevemente ha recordado a su interlocutor la actitud de
prudencia adoptada por Francia en relación con Portugal. Nos ceñimos a no inje-
rencias en los affaires de los demás. No contemplábamos acordar una ayuda
financiera al gobierno actual de Lisboa. Habíamos mostrado nuestra simpatía
afrontando sobre el plano humanitario el transporte de un cierto número de refu-
giados de Angola.
Al mediodía la embajada alemana en Portugal ha dado a conocer que una
demanda norteamericana idéntica ha sido enviada al Secretario de Asuntos
Extranjeros. Esta había pedido que los Nueve subordinaran su ayuda a la conso-
lidación de la democracia en Portugal. Aunque tal movimiento no sea decisivo,
puede temerse que el efecto sea el contrario y no ayude a los moderados. Porque
la publicidad hecha en la Radio portuguesa a esta gestión –considerada secreta–
muestra el uso que podrían tener intervenciones de este tipo”.
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