Antes de los 8 años Las investigaciones han demostrado que se puede entrenar en resistencia general sin que ello produzca problemas ni secuelas durante estas edades, utilizando preferentemente desplazamientos de larga duración y baja intensidad. También se pueden utilizar cargas en formas de intervalos o de repeticiones que soliciten la vía energética anaeróbica aláctica, pero con amplias recuperaciones y manteniendo de forma prioritaria un carácter lúdico, con formas jugadas, deportes colectivos, alternando posibilidades de desplazamiento, etc. Entre los 8 y los 12 años Se debe desarrollar la resistencia aeróbica, con mas influencia sobre la capacidad aeróbica, aunque sin presentar aún un entrenamiento sistematizado, usando juegos de carreras, por diferentes lugares y terrenos, y con diferentes duraciones entre 6 y 10 minutos, empleando también, ejercicios sistematizados con baja intensidad y larga duración, sin buscar un desarrollo de la resistencia anaeróbica, poniendo especial atención en un número de pulsaciones elevado durante la ejecución de las actividades, aunque debe ser considerado como normal durante estas edades. Entre los 12 y los 14 años Se insistirá en el desarrollo de la resistencia aeróbica en sus dos posibilidades: de capacidad y potencia. Se puede comenzar a utilizar entrenamientos sistematizados, aunque no debería ser así para la resistencia anaeróbica. Entre los 14 y los 16 años No olvidar el trabajo orientado hacia la resistencia aeróbica como componente fundamental de nuestros objetivos en esta capacidad, aunque se puede comenzar a sistematizar la resistencia anaeróbica. A partir de los 16 años Se puede trabajar sobre todas las posibilidades de esta capacidad sin cortapisas, salvo el de considerar la edad biológica y las adaptaciones individuales de los alumnos e individuos sometidos al entrenamiento. DESARROLLO DE LA FUERZA SEGÚN LAS EDADES
Antes de los 8 años
El desarrollo de la fuerza se debe basar no como un entrenamiento sistemática de la misma, sino primordialmente sobre formas de movimiento (correr, saltar, trepar, cuadrupedias, luchas, etc) que ayuden a continuar con el desarrollo de las capacidades coordinativas. Debe de considerarse la mejora de la “fuerza relativa” (cociente entre la fuerza máxima y el peso corporal), al tenerse en cuenta, de esta forma, las diferencias en cuanto a los niveles de desarrollo de los alumnos que nos podrían llevar a cabo a engaños en cuanto a eventuales rendimientos que luego no serían tales. Es normal que no se observemos un aumento de la sección de las fibras musculares, es decir, una hipertrofia por el nivel aún bajo de testosterona.
Entre los 8 y los 12 años
Se debería desarrollar la fuerza velocidad, o fuerza explosiva. También se podría realizar un entrenamiento muscular constructivo, o de desarrollo muscular, con intensidades de hasta el 40% de las posibilidades máximas. En todos los casos debe considerarse que, aunque el aparato locomotor pasivo ya está bastante formado, no son aconsejables las intensidades elevadas por que las epifisis de crecimiento aún no están consolidadas y el peligro que ello tiene para el crecimiento longitudinal. El desarrollo del entrenamiento muscular constructivo debería realizarse desde la práctica de actividades de coordinación y teniendo en consideración la realización de un trabajo complementario de flexibilidad y movilidad, cuidando el que no se realice un trabajo unilateral, sobre una articulación una sola sesión, sino que se deben hacer intervenir varias articulaciones y a los grandes grupos musculares en los ejercicios que se seleccionen. La propuesta de actividades debe ser variada y poco específica, fundamentada en juegos de tracción, arrastres, empujes, luchas, desplazamientos variados: trepas, reptaciones, etc., lanzamientos, transportes, etc. Entre los 12 y los 14 años El aumento de los valores de testosterona, mas en los chicos que en las chicas, en estas edades, mejoran las condiciones del organismo para el desarrollo de un programa de desarrollo de la fuerza. Pero estas mejores condiciones biológicas, no se corresponden con las condiciones de desarrollo del aparato locomotor pasivo, que debe soportar un nuevo crecimiento longitudinal, una reestructuración en el que incluso un desarrollo muscular excesivo puede tener consecuencias negativas. De cualquier forma, la fuerza explosiva, o fuerza velocidad, puede seguir incrementándose dosificándola cuidadosamente. El entrenamiento muscular constructivo se puede continuar con idénticas intensidades que el período anterior, incluso se puede comenzar a orientar hacia la fuerza máxima. No se debería realizar un trabajo de fuerza resistencia en la primera fase puberal, por la falta de capacidad anaeróbica, aunque en la segunda fase puede desarrollarse con una cuidada dosificación, con cargas bajas y un buen número de repeticiones. Son aconsejables aumentar las cargas de en lanzamientos y actividades, transportes, desplazamientos con sobrecargas, trabajo por parejas, etc., que ya se desarrollaron en la etapa anterior. Se podría ofrecer cargas bajas y muchas repeticiones o cargas más altas con mucha velocidad y pocas repeticiones.
A partir de los 14 años
Ya se puede comenzar la fase de rendimiento, desarrollando todo tipo de variaciones sobre la fuerza, velocidad, máxima y resistencia, considerando la maduración de cada sujeto que asegure la idoneidad de la carga para un sistema locomotor pasivo que aún continua desarrollándose, por lo que sería aconsejable atender con especial dedicación a la musculatura extensora de la columna, utilizando ejercicios globales que impliquen a varias articulaciones, dirigiendo las actividades hacia los grupos musculares responsables de la postura. DESARROLLO DE LA FLEXIBILIDAD SEGÚN LAS EDADES Antes de los 8 años No será necesario hasta esta edad plantearse la necesidad de un trabajo específico de esta capacidad. Las actividades propias de una educación física bien desarrollada logrará el mantenimiento o desarrollo de esta capacidad en su grado adecuado. Se desarrollarán ejercicios dentro de una práctica polivalente y multilateral de carácter general, considerando por supuesto, un trabajo específico si se observan diferencias en la evolución “normal” de esta capacidad. Entre los 8 y los 12 años En estas edades las articulaciones se encuentran en el máximo de sus posibilidades de movilidad, de forma que lo que habrá que hacer es observar con atención en aquellas articulaciones que ya pueden empezar a ofrecer retrasos o involuciones, como son la cadera y los hombros. De cualquier forma, los ejercicios de carácter general y la práctica de mantenimiento desde un trabajo polivalente son las mejores directrices. Entre los 12 y los 14 años Es el momento donde se debe comenzar un trabajo amplio de mantenimiento de la flexibilidad, lo que no este conseguido hasta ahora, es difícil que luego pueda conseguirse, y solo podremos mantener lo que se logró. Es posible un trabajo mas específico de esta capacidad, con ejercicios dirigidos a cada articulación y en situaciones de trabajo concretas. Entre los 14 y los 16 años Es habitual observar un retraso importante en la flexibilidad, pues la elasticidad de músculos y ligamentos no se ajustan tan rápido a los “estirones” de crecimiento que se producen a estas edades. Hay que atender especialmente a los riesgos de un trabajo unilateral sobre la columna y la cadera. No debemos olvidar la necesidad de continuar con un trabajo específico de la flexibilidad que evite sobrecargas y riesgos pero que desde una práctica polivalente ayude a su mantenimiento. A partir de los 17 años Se considera que ha finalizado las fases de crecimiento, por lo que se pueden emplear todo tipo de técnicas y métodos para su mantenimiento y desarrollo, con todas las posibilidades conocidas. DESARROLLO DE LA VELOCIDAD SEGÚN LAS EDADES
Antes de los 8 años
Se coincide en la necesidad de estimular, incluso ya desde los 3 años, y hablamos de estimular, no de desarrollar ni entrenar, aspectos de velocidad, que irán acompañando la mejora de la coordinación en función de que irá mejorando la habilidad de la carrera; así, una estimulación en factores de velocidad puede ser determinante ya en estas edades y puede ser llevado a cabo a partir de juegos, persecuciones, carreras no limitadas y sin mediatizar, carreras con obstáculos, etc.
Entre los 8 y los 12 años
Se plantea un entrenamiento o desarrollo, no sistematizado, sobre la base de formas jugadas. La velocidad, tanto de reacción como la gestual o acíclica y de desplazamiento o cíclica, ya pueden ser desarrolladas, entrenadas, utilizando formas poco específicas, a ello ayudará el aumento de la frecuencia de movimientos. Debe enfocarse mas desde una perspectiva que una el trabajo de velocidad con el de coordinación, los procesos nerviosos, el sistema nervioso y el sistema locomotor pasivo ofrecen condiciones favorables para el desarrollo de la velocidad. Los desplazamientos mediante tareas que mejoren la coordinación neuromuscular, será el aspecto práctico que dará mejores resultados en estas edades, frente a la problemática mejora de la fuerza, deben formar la base de nuestro trabajo. Utilizar todos los ejercicios elementales de técnica de carrera, desplazamientos en forma diversificada y atrayente: relevos en forma de juego, skipping, aceleraciones, combinaciones andando-carrera-andando, cambios de dirección, ejercicios de velocidad de reacción, en los que se debe coger, lanzar, parar, correr, utilizando las mas variadas posiciones y todo tipo de estímulos de inicio, visuales, táctiles, auditivos, etc., deben ser formas prioritarias en el planteamiento de sesiones para el desarrollo de la velocidad. Deberíamos tener en cuenta que los tiempos de intervención en los ejercicios de velocidad propiamente dicha, no deberían durar mas de los 4 a 6 segundos, planteando siempre recuperaciones suficientemente amplias. Entre los 12 y los 16 años Se podría comenzar a realizar entrenamientos sistematizados, aunque puede mantenerse un trabajo paralelo al de la etapa anterior. Ahora los movimientos de velocidad necesitarán de la fuerza que tiene que desarrollarse paralelamente, sobre todo a partir de los 14 años, incidiendo en el trabajo de fuerza- velocidad: lanzamientos, balones medicinales, autocarga, etc. Introducir con precaución ejercicios de saltos verticales y horizontales. Deben tomarse excesivas precauciones para no desarrollar un trabajo de velocidad que este relacionado con el empleo de la vía energética anaeróbica láctica, aunque al final de esta etapa pueden comenzar a emplearse esfuerzos que desarrollen sus aspectos de capacidad.
A partir de los 17 años
Se puede comenzar un entrenamiento sistematizado sin cortapisas, basado en número de series, repeticiones, etc. Pudiéndose desarrollar ya todo tipo de velocidades. EVALUACIÓN DE LA CONDICIÓN FÍSICA SEGÚN LAS EDADES
ANTES DE LOS 10 AÑOS
ORIENTACIÓN DE LA EVALUACIÓN Evaluación global-general FACTORES A EVALUAR Velocidad-coordinación Potencia brazo-tronco Potencia-coordinación miembros inferiores Coordinación general TEST PROPUESTOS <<Course Navette>> Lanzamiento de balón medicinal Multisaltos (3 ó 5) Recorridos encadenados de acciones motrices diferentes. DE 10 A 15 AÑOS ORIENTACIÓN DE LA EVALUACIÓN Evaluación de los factores diferenciados de la motricidad FACTORES A EVALUAR Velocidad gestual Resistencia orgánica Resistencia muscular (miembros superiores) Potencia miembros superiores Potencia miembros inferiores Edad biológica TEST PROPUESTOS Los mismos de antes más: Carrera de velocidad 30 o 40 metros Test de Cooper o Test progresivo de Luc Leger Tracciones en barra o duración de la suspensión en barra Lanzamiento de una pelota de 500 gramos Salto de longitud de parada o salto vertical DE 15 AÑOS EN ADELANTE ORIENTACIÓN DE LA EVALUACIÓN Evaluación de las capacidades físicas generales y específicas FACTORES A EVALUAR Fuerza de miembros superiores Fuerza de miembros inferiores Potencia aeróbica Tiempo de reacción Amplitudes articulares Coordinación específica TEST PROPUESTOS Los mismos test de antes más: Flexión-extensión de brazos en posición acostado Flexión-extensión miembros inferiores con carga máxima Velocidad de reacción específico: salidas, ….. Recorridos específicos de habilidad gestual