Você está na página 1de 11

NOTAS SOBRE PARTICIPACIÓN SOCIAL, TRABAJO SOCIAL Y GLOBAL I-

ZACIÓN

César Barrantes♣

PRESENTACIÓN

Mi intervención en el foro de cierre del XVI Congreso de ALAETS tuvo un carácter con-
ceptual, reflexivo y relacional, cuyos telones de fondo fueron algunas de las discusiones sobre
participación social y ciudadanía, suscitadas en los talleres integrados que coordiné durante los
dos días precedentes a solicitud de los Organizadores.
En este documento ex-post, se han introducido algunas referencias bibliográficas que no se
mencionaron en la exposición oral, puesto que la índole de la actividad no lo ameritó. Asi-
mismo, se han redondeado las ideas con el afán de hilar su secuencia y compensar las insufi-
ciencias de la comunicación verbal, provocadas por las emociones y los sentimientos ambiva-
lentes que, durante todas las horas del Evento, me provocaron sus dinamismos creadores.
Estos últimos dan cuenta de la rigurocidad metódica de los organizadores 1 quienes, por lo
demás, lograron responder con asertividad, paciencia y amabilidad a las demandas contestata-
rias no planificadas, en especial las relacionadas con la forma de la participación asignada a
los estudiantes y con los criterios de recepción y aceptación de las ponencias.
Conservando el núcleo de la exposición y los tres puntos abordados en el foro de cierre, al
final, agregamos un breve posfacio contentivo de algunas definiciones esquemáticas que, no
obstante que no fueron explicitadas durante mi exposición, forman parte de mi totalidad, sea,
la óptica o modo epistémico que me permite organizar mi apertura hacia las realidades imagi-
narias, simbólicas y reales. Quizá ayude al lector a una mejor comprensión de mi lógica de ar-
gumentación. Con ello no intentamos abrochar el discurso, si no, relevar su paradojalidad e in-
completud y dejar abierta la discusión que nos pueda acercar a la construcción de un trabajo


Trabajador social, planificador social, analista de política social. Profesor investigador de grado y posgrado de
la Universidad Central de Venezuela. Profesor invitado de la Maestía en Intervención Social de la Universi-
dad del Zulia.
1
Mi reconocimiento fraterno a Margarita Quezada, Pablo Rosales, Juanita Arias y Malvina de León.
www.ts.ucr.ac.cr 1
social-por-hacerse-trasdisciplinariamente-complejo-y-posmoderno en el transcurso del tercer
milenio.
Le agradezco a mi amigo Carlos Chinchilla, profesor de la Escuela de Trabajo Social de la
Universidad de Costa Rica, por la oportunidad que me brindó al solicitarme la reconstrucción
escrita de mi intervención de cierre, a fin de socializar a través del Foro Surá los resultados de
aquel Encuentro.

Primer Punto
Hay muchos tipos y ámbitos de participación. En consecuencia, las preguntas suscitadas
son las siguientes: Primero, ¿qué es y cómo describimos, comprendemos y explicamos la par-
ticipación?, ¿para qué participar, con qué intencionalidad o, mejor dicho, con qué racionalidad,
y desde dónde (el habitus 2 , lugar al que fuimos lanzados 3 o al que fuimos a caer4 y nos toca
vivir en la sociedad de que se trate) participar?, ¿participar en qué y por qué?. ¿A qué niveles
se promueve y en qué dimensiones de los procesos sociales se realiza la participación?, ¿quié-
nes participan en qué?. Segundo, ¿cómo se relaciona la participación con la política, la eco-
nomía, la cultura, la vida cotidiana, lo ideológico-simbólico, lo imaginario, lo local- vecinal-
nacio nal?. Tercero, el problema crucial de la determinación de la participación social por las
percepciones e imágenes que los agentes-actores-sujetos sociales construyen tanto de sus pro-
pias realidades -tanto la “objetiva” como la intersubjetiva- como de sus necesidades (caren-
cias, aspiraciones, incluyendo la ne cesidad de realidad misma y la necesidad de trascendencia)
y estrategias de satisfacción y creación de éstas. ¿La participación requiere sujetos, los sujetos
requieren participación o éstos se constituyen en y a través de los procesos de participación?.
¿Cómo se constituyen los sujetos y las relaciones sociales?.
Si bien estas preguntas pudieran resultar obvias para muchos, los sentidos y significados de
las relaciones y los impactos del tipo de part icipación que promueven los(las) trabajadores(as)

2
Pierre Bourdieu, La distinction, critique sociale du jugemen, Editions Minuit, 1980, Paris. Sociología y cultura,
CNCA, México, 1990.
3
Agnes Heller, “Una teoría de la modernidad”, seminario impartido en el doctorado en Ciencias Sociales de la
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, junio-julio de 1995.
4
Peter L. Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, Amorrortu Editores, 1968, Buenos
Aires.
www.ts.ucr.ac.cr 2
sociales –en especial los(las) que tienen como objeto de conocimiento y acción profesional a
los procesos participatorios5, creo que implican un ejercicio de rigor metodológico de diluci-
dación que debe ser asumido en cada momento y en cada dimensión de la realidad social don-
de significamos, simbolizamos nuestra intervención profesional, en especial cuando el objeto
de intervención está implicado en un conjunto de correlaciones de fuerzas sociales, cada una
“portando” sus propios circuitos de acumulación-desacumulación de recursos de poder.
Y es aquí cuando adquiere sentido la conjugación que un cientista social latinoamericano
realizó en un evento anterior, del verbo participar: yo participo, ustedes participan, todos par-
ticipamos...pero...ELLOS deciden.
Esto para señalar que la participación -adjetivada muchas veces de organizada y conciente-
deja de ser una mediación potenciadora para constituirse en mediatización y cooptación del
acceso de los ciudadanos a sus propios capitales (culturales, simbólicos, económicos, espiri-
tuales...) en beneficio de la legitimación de las necesidades “objetivas”6 de reproducción del
sistema socioeconómico-político-cultural de que se trate, circunstancias en las que, no obstan-
te que los sujetos sociales puedan encontrarse más cosificados, no por ello dejan de desapare-
cer la piedad, la caridad y la ge nerosidad como la proclividad de no pocos(as) trabajadores(as)
sociales (pero también de positivistas, curas, gerentes sociales oficiales, privados y civiles po-
pulares y no populares, y organizaciones civiles de desarrollo social) de legitimar la manipula-
ción, la participación manipulada o, simplemente, acotada o restrin gida.
He querido esbozar lo más claramente que me ha sido posible, que la participación es un
fenómeno comple jo porque es relacional y, por lo tanto, requiere ser mirada, oída, sentida y

5
Tanto los políticamente duros, es decir, los más directamente vinculados al sistema político-sindical y gremial y
al escenario electoral, como los políticamente blandos, sea, los suscitadas en la esfera pública: el espacio de
aparición de la política en tanto acción que no se reduce a sus causas y no es previsible en sus consecuencias.
Hanna Arendt, La condición humana, Seix Barral, 1974, Barcelona. Asimismo, nos referimos a los procesos
participatorios más recientes, vinculados a nuevas formas de hacer, pensar, sentir y vivir la economía, la cul-
tura y la política en los espacios público-estatales y público-civiles. Sobre estos aspectos, ver Luis Carlos
Bresser Pereyra y Nuria Cunill Grau (eds.), Lo público no estatal en la reforma del estado, CLAD-Paidós,
1998, Buenos Aires. Nuria Cunill Grau, “La rearticulación de las relaciones estado-sociedad: en búsqueda de
nuevos sentidos”, en Reforma y Democracia, Revista del Clad, No. 4, 1995, págs. 25-57, Caracas. Repensan-
do lo público a través de la sociedad. Nuevas formas de gestión pública y representación social, Clad-Nueva
Sociedad, 1997, Caracas. Teres ita de Barbieri, “Público o privado o por dónde se mueven las mujeres”, Iss-
Unam, 1990, México.
www.ts.ucr.ac.cr 3
pensada en y a partir de un pensamiento complejo 7 que viene desde hace varias décadas inten-
tando abrir las ciencias sociales a los análisis posdisciplinarios de insospechados dinamismos
de las realidades socialmente construidas 8 .
Ello nos coloca a los(las) trabajadores(as) sociales frente a uno de nuestros grandes retos: el
de constituir-encarnar una plataforma conceptual básica de nuevo cuño epistémico y herme n-
éutico mediante la cual podamos dar cuenta del cómo pensamos y relacionamos –en cond icio-
nes epocales y societales de exclusión, segmentación, fragmentación, heterogeneización, di-
ferenciación, diversidad y, evocando el giro lingüístico de Gramsci, polisemización- la partici-
pación con otras categorías tales como ciudadanía, género, economía popular, organizacio nes
civiles y oficiales de desarrollo social, mercado, lo local, publificación, decentralización, ge-
rencia social, justicia de paz, justicia comunitaria, presupuestación participatoria, agentes-ac-
tores-sujetos, desarrollo sustentable, desarrollo urbano, protección al consumidor, nuevas tec-
nologías de la información, sistemas sociales de innovación, evaluación de impactos socioam-
bientales, y otras muchas aún hoy ausentes en el diccionario nues tro.

Segundo Punto
Respecto a lo antes dicho, evocamos la conferencia inaugural del XVI Congreso de ALAE-
TS, en la que el eminente economista neoestructuralista chileno, Osvaldo Sunkel, cuando
llamó la atención de los asistentes al preguntar sobre qué aspectos de la globalización eran de
nuestro interés (¿informativo, cognocitivo, contextual?), en especial cuando no es posible
hablar de UNA sola globalización, si no, de muchas en el transcurso de la historia, la última (le
seguirán otras posiblemente, distintas también para Europa y para América Latina y otros con-
tinentes), coincidente con una nueva revolución científico-técnológica, con la crisis de moder-
nidad, la mundialización, la pos o neomodernidad como condición epocal del presente y con la
ofensiva neoliberal, hoy también en crisis para bien o para mal. De la misma manera no po-

6
Ver Humberto Maturana, La objetividad: un argumento para obligar, Ediciones Dolmen, 1997, Santiago.
7
Ver Edgar Morin, “Epistemología de la complejidad”, en Dora Fried Schnitman y otros, Nuevos paradigmas,
cultura y subjetividad, Paidós, 1994, págs. 421-446, Buenos Aires.
8
Ver Inmanuel Wallerstein (presidente), “Abrir la ciencia social”, Editorial Siglo XXI, 1996, México. Hans Rudi
Fischer, Arnodl Retzer u Jochen Schweitzer (comps.), El final de los grandes proyectos, Gedisa, 1997 (1992
en ale mán), Barcelona. Dora Fried Schnitman y otros, op. cit.
www.ts.ucr.ac.cr 4
demos hablar de la existencia actual de una sola si no de varias formas de capitalismos centra-
les y/o periféricos en los que la relación capital-trabajo no es la misma hoy que antaño ni en
América Latina y en Europa, Asia o África.
Y es en este punto que planteamos el problema de los abordajes o formas de pensar la
globalización (tanto como la participación, la realidad social y el pensamiento mismo), vgr.,
por un lado, aquellas complejas para las cuales ésta no es absoluta ni única como no son abso-
lutas ni únicas la modernidad y la posmodernidad, sus relaciones ni sus crisis a las que perte-
nece la glo balización misma. Y, por otro lado, aquellas simplistas que esencializan ésta y para
las que la globalización les evoca tanto la consigna de la determinación en última instancia por
la economía como la del imperialismo como fase superior del capitalismo, pero sin preocupar-
se de analizar qué de nuevo y qué de viejo, qué de real y qué de apariencia tienen los fenóme-
nos actuales en relación con los del pasado, globalización que, por lo demás, se reduce fá cil-
mente a los aspectos perversos del ne oliberalismo.
Según estos abordajes, toda la culpa de nuestros males pasados, presentes y futuros los tie-
ne la globalización, como si ésta fuera la sobredeterminación final propia de la dia léctica de la
exterio ridad, olvidando fá cilmente que el cómo-pensar estratégica y, por lo tanto, comple-
jame nte, requiere análisis no menos complejos y no menos estratégicos de las crisis de mo-
dernidad (que no es igual a la del modernismo ni ésta a la de la modernización) y de la condi-
ción epocal posmoderna que exacerba la modernidad porque ya estaba y sigue estando en ésta.
Por eso me parece que la demonización y absolutización de la globalización tanto como de
la posmodernidad y la modernidad misma, sólo puede dejarnos anclados en la repetición de
fomas de pensamiento automático que nos bloquea el desarrollo de nuestras propias capacid a-
des y potencialidades, la apropiación de nuestras propias realidades universal-concretas y, por
ende, de nue stro futuro que se encuentra ya en el presente.
Creo que hay un abanico de formas, estrategias o vias de entrada al análisis (y a la in-
tervención social profesional) de la realidad social. Me pregunto ¿por qué tenemos que se-
guir entrando siempre por lo económico, la globalización, la esencia, lo global y lo general que
a veces se asimilan a lo universal?. ¿por qué no por lo relativo, lo singular de la vida cotidiana
y las historias y testimonios de vida, por lo particular político, lo cultural, lo ideologico-simbó-
www.ts.ucr.ac.cr 5
lico, lo local, el ocio, la empresarialidad popular y el microcrédito oficial, bancario o civil, o
por lo fenoménico que es tan esencial como lo universal, para sólo mencionar algunas media-
ciones que son tan constituyentes como la eticidad, la nacionalidad, la estatalidad, la civilidad,
la culturalidad...?, ¿por qué no por cualesquiera otras de las ene micro, meso, macro y mega-
mediaciones imaginarias, simbólicas, ilusorias y reales, no obstante que todo tiene que ver con
todo, aunque no siempre de manera evid ente ni inmediata ni necesaria? 9 .
¿Por qué seguir pensando la globalización como si fuera un túnel respecto del cual, como
no hay salida posible dentro del capitalismo, sólo nos queda esencializar la opción entre per-
sistir en la conciencia protestataria y transformadora o abandonarnos a la alienación, por lo
demás, normalizada política, cultural, tecnológica y masmediáticamente?.

Tercer Punto
Como tercer punto, mencioné la problemática de ALAETS-CELATS, impactado por el in-
forme de la Junta Directiva sobre su dolorosa situación jurídica, financiera, organizacional y
representacional, informe presentado ante una asamblea de la que sólo ocho colegas tuvieron
derecho a voz y voto, ya que el resto de los delegados no aportó o solo presentó credenciales
no certificadas por el consulado del país respectivo, tal como lo ordena la ley que regula este
tipo de organizaciones.
En coherencia con el espíritu de las discusiones que se vienen dando desde los ochenta,
propuse restructurar o clausurar ALAETS-CELATS con el afan de crear una asocicación lati-
noamericana de amigos o simplemente de apoyo a éstos o sustituirlos por una asociación lati-
noamericana de trabajadores sociales integrada ya no por escuelas, porque la membresía insti-
tucional es anónima, cosificada, no democrática ni participatoria y ha demostrado inefectivi-

9
“La elaboración de los microfundamentos de las explicaciones macrosociales no sólo aumenta la confianza en
las teorías: también las profundiza. Siempre y cuando admitamos la posibilidad de que haya múltiples micro-
fundamentos para una determinada macroexplicación (y...la no reductibilidad del macrofenómeno a los mi-
crofundamentos), el descubrimiento de los procesos de micronivel a través de los cuales se realizan los fenó-
menos de macronivel enriquece la comprensión teórica”. Anthony Giddens, La Construcción de la Sociedad.
Bases para la Teoría de la Estructuración, Amorrortu Editores, 1995, págs. 170 -175, Buenos Aires. Ver tam-
bién Norbert Lechner, La conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, Ediciones Ainabillo,
1984, págs. 31 -35, Chile. Erik Olin Wright et. Al, “Marxismo e individualismo metodológico”, en Edelberto
Torres Rivas, (comp.), Política. Teoría y Práctica. EDUCA-FLACSO, 1990, pág. 214, San José.
www.ts.ucr.ac.cr 6
dad, ineficiencia y reproducción de élites, a pesar de los esfuerzos de la actual junta directiva –
y quizá de otras anteriores- por repotenciar la ALAETS, sanear y relanzar al CELATS.
En esta nueva organización la membresía será individual y su asamblea estará no sólo lega-
lizada, si no, además legitimada por la participación irrestricta de todos y cada uno de los asis-
tentes a cada congreso internacional que se convoque. La cuota anual podría ser de $50 a $100
por miembro, a cambio de la suscripción a la Revista “Acción Crítica” -con lo cual se expan-
diría su restringida difusión-, boletines y acceso a bases de datos y otros servicios informacio-
nales (incluyendo actividades virtuales) abiertos a la participación irrestricta de los(las) traba-
jadores(as) sociales, cada uno(a) desde sus propias posicionalidades, intereses y responsabili-
dades.

Reflexiones “ex-post”
Hasta aquí hemos dado cuenta de una exposición que no se propuso plantear conclusiones,
mucho me nos contundentes, pero sí tuvo como telón de fondo no explicitado un enfoque tras-
disciplinar con perspectiva histórico-sociopo lítica de la ciencia y de lo real. Fue así como fui
hablado por un discurso epistémico que pretendió pensar en voz alta, pero no a partir del qué-
pensar definitorio de la razón ordenadora de lo dado, si no, del cómo-pensar (desde lo que fue
el aquí y ahora del XVI Congreso de ALAETS y teniendo como referencia las academias ve-
nezolana y costarricense) la apertura hacia los sujetos que encarnan cada una de las nuevas y
viejas realidades objeto de la intervención y el análisis de los(las) trabajadores(as) sociales.
Dicho cómo-pensar 10 tiene varias exigencias problematizadoras que pasamos a esquemati-
zar:
1) Una perspectiva sociopolítica, entendiendo que es en las relaciones de poder entre actores-
sujetos individuales, colectivos y jurídico-institucio nales y la manera de antagonizar, do-
minar, competir y convencerse unos a otros al mismo tiempo que, por otro lado, se resigni-
fican y encarnan la diversidad, la pluralidad, la cooperación, la tolerancia, la prudencia, la

10
Hugo Zemelman (coord.), Determinismos y alternativas en las ciencias sociales de Latinoamé rica América La-
tina, Editorial "Nueva Sociedad", 1995, Caracas. Los horizontes de la razón, Editorial Anthropos y el Colegio
de Médicos, 1992, dos tomos, Barcelona. Para una propuesta de rescatar el racionalismo del idealismo, ver
www.ts.ucr.ac.cr 7
mesura y los consensos fraternos constructores de mundos y de futuros. Es aquí donde en-
contramos el punto de partida para abordar la cuestión del modo en que los contenidos y
las formas de la política -y, específicamente, política social- están matizados por las ten-
dencias dominantes de las correlaciones de fuerzas con opciones de poder (político,
económico, cultural, moral, cognocitivo, comunicacional...) en los momentos co-cons titu-
tivos de las configuraciones sociales modernas: el estado, la sociedad, la nación, el régi-
men político-económico-social-cultural y el escenario electoral trasnacional pero, también
local, regional y nacionalmente sobredetermin ados.
2) Afirmar la necesidad de los sujetos individuales y colectivos -entre éstos los(las) trabajado-
res(as) sociales- de agregarle va lor a la realidad social me diante la apropiación de los dina-
mismos que les es posible simbo lizar, potenciar y crear desde sus prácticas cotidianas.
3) Pensar la realidad social desde las prácticas heterogé neas de los sujetos constitutivos de la
categoría pue blo y abrir la posibilidad -utópica mas no por ello irreal o inalcanzable- de
encarnar un proyecto nacional que, permitiendo las diferencias, guíe las ta reas desea bles,
posibles y necesarias para resemantizar y redimensionar tanto al trabajo social como y la
sociedad, ambos considerados en sus conjuntos más inclusivos.
4) Superar las visiones reduc cio nistas basadas en enfoques doctrinarios y disciplinarios de
corte empirista, legalista, y productivista dentro de las cuales se excluye o se diluye el
carácter comprehensivo y sustantivo de la categoría pueblo, y, por lo tanto, se bloquea la
puerta de entrada al conocimiento del modo en que los agrupamientos populares viven,
piensan, sienten y hacen economía, política y cultura en sus ámbitos constituyentes.
5) El concepto de totalidad, que no es un objeto filosófico, si no, una exigencia epistemológica
del modo de organizar, por un lado, la producción, circulación y consumo del conocimiento
concreto y, por otro, la apertura a la realidad desde un concepto de lo real.
Entiendo lo real como la realidad objetiva pero socialmente acotada, es decir, en proceso de
redefinición, conceptuación, simbolización, intersubjetiva ción y socialización. El momento de
mayor cualificación de la praxis constituida como tal en tanto productora de sentido (significa-

Franz Hinkelammert, “Frente a la cultura de la posmodernidad: proyecto político y utopía”. En David y Goli-
at, año XVII, No.52, 1987, Buenos Aires.
www.ts.ucr.ac.cr 8
dos, intencio nalidades y direccionalidades no siempre concientes pero que nos implican y com-
prometen). Es el todo-posible, la racio nalidad, total mas no absoluta, de la siempre inconclusa
aproximación del sujeto al conocimiento, apropiación y potenciació n de la realidad social a la
que él es lanzado o va a parar y en relación a la cual se hace responsable. El fundamento de lo
real son las relaciones de interioridad ple tóricas de discontinuidades entre sujeto y objeto, con-
ciencia y realidad, pensamiento y ser, teoría y práctica, poder y co nocimiento; so ciedad, es tado
y nación; entre lo real y lo ide al; y entre lo económico, lo político, lo espiritual, lo ideológico,
lo histórico y lo cultural. Es una forma de razonamiento que implica que lo dado pertenece a una
realidad dinámica, susceptible de ser captada, pero a la vez constituida, con significados y senti-
dos inéditos articulados a la praxis, es decir, a la intencionalidad (no siempre conciente), a la di-
reccionalidad (no siempre deseada), y a la viabilidad (no siempre valorada o reconocida) de las
opciones posibles en momentos distintos del desarrollo históricosocial, en nuestro caso, espe-
cialmente de los(las) trabajadores(as) sociales.

www.ts.ucr.ac.cr 9
Un pensamiento como el esquematizado, nos vie ne dando cuenta de que las crisis tanto co-
mo la globalización, nos presentan amenazas y oportunidades que sólo son tales en relación
con nuestras fortalezas y debilidades. Enfrentar aquéllas efectivamente, si bien depende de las
instancias económico- financieras internacionales, depende tambien de la capacidad de go ber-
nación y voluntad política de las clases gobernantes para poner en marcha las reformas na cio-
nales necesarias que permitan si bien neutralizar las amenazas, fundamentalmente cons tituir
éstas en oportunidades y crear otras inéditas para manejar lo más a nuestro favor posible, la
glo balización real-existente y las crisis implicadas en ella.
Oponernos a éstas simplemente porque no somos capaces de manejarla con nuestros pro-
pios modos de pensar, sentir, mirar y hacer colectivamente política, economía y cultura, equi-
vale –me parece- a bloquearnos nosotros mismos la experiencia del desarrollo sustentable y el
caminar nuestro camino con nuestros propios pies en el(los) país(es) y el(los) ámbitos que nos
toca vivir.
Con Joan Prats 11 me pregunto si habrá “algo más directamente impactante en el desarrollo
humano de todos nuestros conciudadanos que generar un sistema financiero (internacional y
nacional) sano, confiable, trans parente y competitivo" y si habrá algo más también que “exija
mayores cambios en el poder social existente”. Esto, con el afan de construirnos, en las mejo-
res condiciones intersubjetivas que nos sean posibles, nuestros propios lugares y nuestras pro-
pias vidas en el mundo glo balizado.

¿Cuál es el papel que los(las) trabajadores(as) sociales12 estamos en capacidad tecnoprofe-


sio nal real de desempeñar no sólo en este tipo de macrotareas relacionadas con las finanzas
mundia les, la macropolítica y los macro o megapoderes trasnacionales, sin que ello implique –

11
Joan Prats, “Las previsiones de la OCDE sobre la economia mundial, 1999 -2000”. www.imf.org
12
Este papel puede ser jugado como lector(a) más o menos asiduo(a) y atento(a) de las informaciones internetiza-
das o masmediatizadas y/o de las investigaciones y acciones de analistas, académicos, tecnólogos, tecnócratas
y políticos de oficio tales como sociólogos, politólogos, antropólogos, semiólogos, filósofos, epistemólogos,
economistas y otros; asimismo, como analista con especificidad propia y competencia para apropiarse de uno
o varios nichos en el mercado globalizado de conocimientos trasdisciplinarios o trascientíficos, pero sin dejar
de ser trabajador(a) social. Si no somos capaces de desempeñar este último papel y competir en el mercado
con otros cientistas, siempre tendremos que seguir dependiendo de los valiosos aportes de los cientificos so-
cia les strictu senso y, por lo tanto, continuar invitando a prestigiosos y eminentes figuras para que inauguren
www.ts.ucr.ac.cr 10
como pareciera ser la tendencia de algunos colegas- dejar de lado las no menos grandes ni me-
nos importantes mi crotareas en los ámbitos singular-universales o universal-concretos de al
micropolítica, de la microproducción de va lores tangibles e intangibles de cambio y de uso, los
ámbitos local-nacionales, local-parroquiales, lo cal-comunitarios, la vida cotidiana, la esfera
doméstica, la economía popular, la empresarialidad y la innovación, el arte y la artesanía po-
pular, el consumo familiar y colectivo, las estrategias de sobrevivencia, la justicia de paz, el
género, el penitenciarismo, el desarrollo urbano-regional, los pro blemas personales y familia-
res de Juan y Pedro, de María y José y las formas en que éstos y sus amigos, familiares y veci-
nos simbolizan o resignifican sus relaciones intersubjetivas (con otros y el entorno ecosocial,
ecosistémico, ecoautoorganizacional)...., y todos los ámbitos que cubren, vgr., las denomina-
das –más por persistencia que por pertinencia- organizaciones no gubernamentales.

Concluyo con dos preguntas a este último respecto: ¿son las organizaciones civiles de desa-
rrollo social las nuevas patronas de los trabajadores sociales?, ¿son la fuente de trabajo asala-
riado alternativa a la significada por la vieja y devaluada empleadora que es la administración
pública?, ¿son socias (mayoritarias o minoritarias), simples instrumentos o un campo es traté-
gico abierto a una virtual iniciativa privada y sustantiva de los(las) trabajadores(as) sociales?.

los congresos de trabajo social en el tercer milenio. ¿Es esto expresión un trabajo social globalizado por las
ciencias sociales o simple subalternidad de los trabajadores sociales?.
www.ts.ucr.ac.cr 11

Você também pode gostar