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2009
Versión .08-09
ÍNDICE
50. Pensar los medios de comunicación para las organizaciones desde una perspectiva
participativa y comunitaria. Nelson Cardoso
69. ¿Cómo hacer una crónica? Debora Cabrera. Yanina Campo. Magali Gómez. Juan
Isella
Nelson Cardoso
“La comunicación comunitaria nace bajo un sesgo liberador”
Jaime Correa
Dimensión comunicativa
El paradigma clásico y hegemónico acerca del campo de la comunicación (propio de la
modernidad), reduce el fenómeno de la comunicación meramente a un aspecto tecnológico:
la comunicación=medios de comunicación. “Antes que la tecnología desarrollara sus avances
en el campo comunicacional e informático, antes de que la comunicación adquiera el carácter
de mediático, la comunicación fue, es y será un fenómeno antropológico, social, un fenómeno
específicamente humano”1 .El hombre es un mamífero parlante, decía Eliseo Verón. La
estructura misma de nuestro ser está hecha para la comunicación, por consiguiente, la
persona humana es el centro del proceso de comunicación.
Nuestro lenguaje constituye una característica esencial, en tanto diferenciadora, del ser
humano; su tendencia natural a comunicarse.
El ser humano tiene una inclinación a comunicar a sus semejantes sus experiencias, estados
de ánimo, estados mentales, de diversas maneras y con los diferentes medios.
Algunos pensadores contemporáneos, como es el caso del biólogo chileno Humberto
Maturana, expresan una preocupación por la relación que existe en el nivel del lenguaje entre
3
el decir-hacer-sentir. En términos de este autor, la comunicación exige que se pongan en
1 Magarola Oscar ¨Una aproximación al campo de la Comunicación Comunitaria¨, apunte de
cátedra. TAO Comunitaria, UBA, 2005
juego las palabras y sus significados pero asociadas a los sentimientos que se generan en el
encuentro entre las personas, sentimientos que le deben dar al lenguaje una intencionalidad
en la que reside precisamente la riqueza de las interacciones comunicativas. (Maturana, 1993).
“Ha quedado claro que el lenguaje es lo más característico del hombre, y que nosotros nos
vamos humanizando en la medida en que interactuamos y establecemos vínculos con los otros
fundamentalmente a través del lenguaje con sus variadas formas,
también es cierto que cuando el hombre no puede acceder a su
humanización, cuando el hombre pierde su derecho a la palabra
“Lenguaje y comunicación
se está sumergiendo en una situación subhumana”2. comunitaria son dos aspectos
“Lenguaje y comunicación comunitaria son dos aspectos prácticamente indivisibles,
prácticamente indivisibles, como dos caras de una misma como dos caras de una
moneda, porque nosotros no podríamos acceder al lenguaje sin
no es participando de la vida de una comunidad, interactuando misma moneda, porque
inmersos en ella y por otra parte es impensable una comunidad nosotros no podríamos
que no esté constituida por individuos que operan en el lenguaje acceder al lenguaje sin no
y que participan de una misma red de conversaciones: de manera
es participando de la vida de
que ésta es una distinción que hacemos en nuestro intelecto pero
que en realidad son inseparables”3. una comunidad...
“Una deformación que hemos heredado de la filosofía moderna,
y del racionalismo en particular, es lo que se refiere a la función
del lenguaje. Normalmente hemos pensado que con el lenguaje
tenemos una herramienta para transmitir nuestros conocimientos, nuestras ideas, y
sentimientos. Que disponemos de un sistema de símbolos y signos para dar cuenta de nuestras
observaciones en un mundo que se supone objetivo. Esta función “transmisiva” del lenguaje,
esta función asertiva de dar cuenta de lo que nosotros sabemos, observamos y sentimos nos
ha ocultado un parte muy importante del lenguaje que es su función constructiva”4.
Cuando hablamos, producimos discursos sociales a través de nuestro lenguaje. No es
solamente un sistema de signos para dar cuenta de significados; sino que posee un fuerte
componente connotativo y simbólico. El lenguaje es fundamentalmente productor de sentido.
Nuestro lenguaje es portador de un sentido, ideas, sentimientos, valores, ideales. Por lo que
cuando hablamos nunca es en forma neutra, al hacerlo sin darnos cuenta, reforzamos valores,
modelos, estereotipos.
Es a partir de los intercambios comunicativos que se producen, transmiten y negocian
significados, saberes y puntos de vista.
Todo fenómeno social es entonces, en una de sus dimensiones, un fenómeno comunicacional,
un proceso de producción de sentido.
Cuando decimos “comunicación” estamos expresando algo más amplio y complejo que el
simple hecho de difundir o informar hechos, acuerdos o actividades. La comunicación es,
sobre todo y antes que nada una compleja relación que necesariamente requiere e implica
la participación de al menos dos sujetos involucrados. Por lo tanto, no puede haber relación
comunicacional a partir de la existencia y voluntad de un sólo polo (el emisor de los mensajes).
Indefectiblemente tendrá que existir un “otro” de la comunicación.
Rosa María Alfaro nos dice que “lo comunicativo es para nosotros una dimensión básica de la
vida y de las relaciones humanas y socioculturales. Es el reconocimiento de la existencia de
actores que se relacionan entre sí dinámicamente, a través de medios o no, donde existe un
UNO y un OTRO, o varios OTROS, con quienes cada sujeto individual o colectivo establece
interacciones objetivas”5.
No se trata de lo que queremos decir sino qué sentido tiene lo que tenemos para decir cuando
uno se encuentra (a través de un diálogo) con lo que tiene el otro para decir. “Lo que importa
no es lo que yo digo sino lo que el otro interpreta”, decía Rafael Echeverría.
En los barrios, en el campo, en las organizaciones, en las ciudades, las experiencias de
comunicación comunitaria son espacios de encuentro. Mucho más que medios de comunicación.
Abren sus puertas a la confluencia de grupos y al intercambio. Comparten proyectos, sueños,
ideales. Entablan vínculos que dan por tierra con el esquema emisor-receptor como extremos
2 Correa Jaime: ¨Lenguaje y Comunicación Comunitaria¨, apunte de cátedra UBA 2000.
3 Idem
4 Idem
5 Rosa María Alfaro: ¨Una comunicación para otro desarrollo¨, 1993
aislados del proceso de comunicación. Y el medio es un espacio que acerca.
Dimensión político-cultural
La comunicación comunitaria tiene sus raíces en las radios educativas, católicas y mineras
de América Latina, la Educación Popular y la Teología de la Liberación; todas ellas iniciativas
defensoras de los intereses de las clases trabajadoras y amplificadoras de sus voces. Estas
experiencias tuvieron un rol central en la educación y formación de los habitantes: los sectores
populares tomaron conciencia de las razones estructurales de su pobreza y de la explotación.
Se constituyeron como medios al servicio de la alfabetización, campañas sociales, de salud,
de promoción del desarrollo.
Los medios comunitarios multiplican las posibilidades de propagar las voces de las
organizaciones sociales, colectivos, individuos, movimientos que
sostienen prácticas de transformación social. Construyen con ellos Vivimos inmersos
y en esa interacción cobra sentido su existencia. Poca incidencia y
poco sentido tendrían los medios comunitarios si no entablaran lazos
en la “cultura de la
con otros actores sociales que también promueven la construcción de f r a g m e n t a c i ó n ” , u n a
una alternativa. encrucijada cultural que
¿Con quiénes construyen lazos los medios comunitarios? Con otros prioriza el “sálvese quien
y otras que también cuestionan las relaciones sociales de dominio y
las formas capitalistas que las organizan. Se trata de la posibilidad de pueda“..
reconstrucción de los vínculos sociales destruidos por las dictaduras
o por el neoliberalismo. Y en ese encuentro poder soñar y construir
juntos una sociedad más justa para todos.
La carencia de visión social y comunitaria, tal vez sea una de las debilidades más preocupantes
y serias que afectan a las organizaciones y no escapa a ello la generalidad de la sociedad. Sin
duda, esta carencia está relacionada con un aspecto político de entender una comunidad, una
sociedad. Vivimos inmersos en la “cultura de la fragmentación6” (aislamiento, fragmentación,
falta de proyección territorial, sustentabilidad y estrategia), una encrucijada cultural que
prioriza el “sálvese quien pueda“, que impulsa la quimera de intentar soluciones parciales (o
individuales) a los problemas sociales o colectivos, por definición complejos e interconectados.
La cultura del autocentramiento y del sectarismo, que se edifica sobre el miedo al otro y la
fantasía de los círculos autoabastecidos, desvinculados del resto de los actores sociales.
“La comunicación comunitaria fortalece la articulación local que las organizaciones y vecinos
necesitan para enfrentar los procesos de descentralización y gradual pauperización que
caracterizan a las políticas globales de las últimas décadas”7.
La articulación es, en definitiva, uno de los objetivos político culturales principales de los
medios comunitarios.
En definitiva, desde un punto de vista político-cultural, las experiencias de comunicación
comunitaria en América Latina, nacen como verdaderas iniciativas contra hegemónicas, a
contra pelo de la industria cultural al servicio de un orden social injusto, explotador y excluyente.
En síntesis…
“La comunicación no puede ser vista como algo separado de lo cultural y lo político, como algo
incontaminado, producto de relaciones `transparentes y racionales` en un mar de confusiones
socioculturales, de unas políticas neoliberales depredadoras o de formas de vida cada vez
más marcadas por la irracionalidad”8.
Retomando la frase que encabeza este texto, la comunicación comunitaria fundacionalmente
nace con un sesgo liberador; producto de prácticas y experiencias de comunicación contra
hegemónicas en Latinoamérica que deben comprenderse en el contexto de la complejidad
de movimientos y formaciones culturales producto de resistencias y luchas contra la opresión
de gobiernos autoritarios; así como los teóricos de la Escuela de Frankfurt denunciaban y
luchaban frente a la opresión y represión del nazismo y del capitalismo avanzado.
Las experiencias en comunicación comunitaria surgían como rasgos de la promoción de
procesos de comunicación participativa, dialógica y alternativa, en el sentido de que avalan
y permiten la expresión de “otras voces” más allá de las dominantes. La comunicación
comunitaria se reconstituye como estrategia dialógica que potencia la palabra y la praxis
popular, pero articulada con los movimientos sociopolíticos.
En síntesis, se trata de cómo los procesos de comunicación pueden estar al servicio de la
liberación de los oprimidos y no favoreciendo procesos de dominación, explotación y exclusión.
“El Diálogo es una relación horizontal de “A” con “B”. Nace de una matriz crítica y genera
criticidad. Cuando los dos polos del diálogo se ligan así, con amor, con esperanza, con fe el
uno en el otro, se hacen críticos en la búsqueda común de algo. Sólo ahí hay comunicación.
Sólo el diálogo comunica” Paulo Freire.
Nelson Cardoso
Septiembre 2007
Bibliografía consultada:
-Alfaro, Rosa María: “Una comunicación para otro desarrollo”, Ed. Calandria, Lima Perú 1993.
-Centro Nueva Tierra: “Barrio Galaxia”, manual de comunicación comunitaria, Bs.As. 2000.
-Correa Jaime: “Lenguaje y Comunicación Comunitaria”, apunte de cátedra UBA 2000.
-Fundación Defensores del Chaco, SOFOVIAL, El Culebrón Timbal y otras organizaciones: “Desde los
Barrios. Hacia una red cultural y solidaria en el gran Bs.As.”, Bs.As. 2000.
-Huergo Jorge: “Comunicación popular y comunitaria, desafíos político-culturales”, Boletín DRC, Nº 6
Diciembre 2004.
-Magarola Oscar, “Una aproximación al campo de la Comunicación Comunitaria”, apunte de cátedra
TAO Comunitaria, UBA, 2005.
-Maturana, Humberto: “El sentido de lo Humano”, en Conferencia sobre Fundamentos Matrísticos.
Ed.Dolmen. 4ta. Edición Stgo. de Chile 1993
- Pinilla, Helena. “La importancia del otro en la comunicación”, en Revista La Pizarra. Lima, Perú, 1994.
La Comunicación Comunitaria
Nelson Cardoso
Para analizar de dónde, cuándo y cómo surge la Comunicación Comunitaria debemos partir
haciendo un raconto de las escuelas vinculadas a las Ciencias de la Comunicación que se han
dado a lo largo del siglo XX; en especial, centrarnos en aquéllas denominadas Teorías Críticas
en donde podemos rastrear sus orígenes.
Las Teorías Culturológicas sostenían que la cultura de una comunidad trasciende a los
medios de comunicación.
La Escuela de Birmingham fue el principal exponente de las teorías culturales. Con Stuart
Hall como su referente más destacado, promovió el estudio de las estructuras sociales y los
procesos a través de los cuales las instituciones de las comunicaciones de masas sostienen y
reproducen la estabilidad social y cultural.
El concepto de cultura comprendía así tanto los significados y valores que surgen y se difunden
entre los diferentes grupos sociales, como las prácticas que los expresan. Los medios masivos
cumplen un rol activo en la elaboración de estas representaciones. El receptor no es concebido
como una masa atomizada de individuos sino como miembros de grupos culturales que
comparten una orientación (cultural) en la decodificación de los mensajes de manera especial
(Morley, 1980).
La interrelación entre cultura y medios de comunicación se produce cuando los medios
audiovisuales de la época (cine, radio y televisión) adquieren carácter de consumo masivo
y cuando, además de ser transmisores de información, se advierte que pueden convertirse 7
en portadores y difusores de "bienes culturales". Estos hechos transforman los sistemas
de transmisión de la cultura e introducen importantes cambios en sus contenidos, que se
homogeinizan.
Mac Luhan introduce dos conceptos fundamentales: “El medio es el mensaje” y “La
Aldea Global”.
“La Aldea Global” de McLuhan es otro de los conceptos aportados durante la misma década:
“la cohesión creciente de la humanidad demuestra que la tierra es esférica y que cada uno de
nosotros está obligatoriamente ligado a todos los hombres, y es solidario de cada uno de ellos.
La última guerra ha demostrado que es imposible escapar a esta fuerza de unión. Por otra
parte, el hombre no está hecho para vivir aislado, sino para formar, con sus semejantes, un
superorganismo que implique un grado suplementario de conciencia”. Muy pronto, la opinión
científica comenzó a ironizar sobre esta pretendida felicidad cósmica de la tecnología de la
televisión.
De todos modos, lo estimulante es su ruptura con el criterio de que los elementos que
constituyen el proceso comunicativo pueden ser interpretados de manera aislada, uno
a uno.
Por otro lado, Herbert Schiller, profesor de la Universidad de California (EE.UU.), representa un
contrapunto sorprendente de las investigaciones norteamericanas tradicionales o dominantes.
Este autor puso en marcha un importante proceso de reflexión crítica sobre los valores de
la creciente Industria Cultural norteamericana. Su voz, desde la misma norteamérica, viene
a ser una voz de solidaridad hacia los planteamientos que desde fines de los sesenta venía
pronunciando el Tercer Mundo: pugnan por conseguir un equilibrio del flujo internacional de la
comunicación.
Se puso en marcha un importante proceso de reflexión crítica sobre los valores de la creciente
Industria Cultural norteamericana.
La función económica de los medios de comunicación de masas encuentra una primera
coordenada de interpretación en el estudio del papel que la publicidad ejerce en los medios,
y que los medios ejercen en relación con la publicidad. Schiller es contundente: “La TV
comercial está organizada para servir en bandeja a los anunciantes una audiencia masiva, la
programación es el relleno intercalado entre los mensajes de los anunciantes” (Schiller, 1973).
Esta interpretación económica de las funciones de los mass-media, y del papel de la
publicidad como instrumento de la economía capitalista, es abordada también por Schiller en
su dimensión internacional. En esta amplia dimensión lo que se analiza es la cultura de masas
como engranaje de la publicidad de los productos norteamericanos y de las formas de vida
que su difusión exige. Las películas de Hollywood se habían convertido en la gran maquinaria
de publicidad y relaciones públicas para los bienes de consumo y la fuerza militar de EEUU.
En la sociedad capitalista desarrollada la clase hegemónica genera un sistema cultural, una
estructura de valores, cuya finalidad es la de conseguir que la población mantenga un sistema
de expectativas en sintonía con el status quo dominante. El control, en la era actual, ya es
imposible con el único recurso de la dominación militar; es necesaria una nueva metodología:
la semántica de los mass-media.
“La tele dispara imágenes que reproducen el sistema y voces que le hacen eco; y no hay
rincón del mundo que ella no alcance. El planeta entero es un vasto suburbio de Dallas.
Nosotros comemos emociones importadas como si fueran salchichas en lata, mientras los
jóvenes hijos de la televisión, entrenados para contemplar la vida en lugar de hacerla, se
encogen de hombros.
En América Latina, la libertad de expresión consiste en el derecho al pataleo en alguna radio
y en periódicos de escaso tiraje. A los libros, ya no es necesario que los prohiba la policía: los
prohibe el precio”.
La televisión-3. Eduardo Galeano
“El libro de los abrazos”.
Dicha teoría remarcaba la diferencia entre las grandes cadenas monopólicas internacionales,
las cadenas nacionales y los pequeños medios locales; poniendo el acento en la relación
internacional entre países. Los teóricos de la dependencia luchaban por la igualdad de
posibilidades de los estados para acceder a las tecnologías de la comunicación y a la
información internacional.
En la primera mitad de la década del setenta se instauraba en el debate internacional las
políticas de comunicación e información, en el marco del Nuevo Orden Económico Internacional
y el Nuevo Orden Informativo Internacional.
En Latinoamérica, por la vitalidad del cambio social y las transformaciones comunicativas, han
surgido más claramente que en ningún otro contexto mundial las implicaciones políticas de la
investigación sobre la comunicación.
En latinoamérica surgieron claramente las implicaciones políticas de las investigaciones sobre
comunicación.
La primera gran tarea de los investigadores críticos latinoamericanos fue la de rechazar los
puntos de vista impuestos por el funcionalismo y el empirismo de la sociología norteamericana
de la comunicación.
En 1980, en la XXI conferencia de la UNESCO, se presentó el controvertido Informe Mac Bride
donde se declara que, para superar los desequilibrios existentes en el campo de la información
y de la comunicación, se debe llamar a la cooperación internacional y especialmente invitar a
los pueblos en vías de desarrollo a reforzar y ampliar la capacidad de producción y difusión de
mensajes nacionales y autóctonos.
Los intelectuales críticos a los modelos tradicionales de la comunicación planteaban una
nueva manera de concebir a la comunicación. Autores como Ariel Dorfman, Armand Mattelart,
Mario Kaplun, Reyes Mata, Antonio Pasqualli, Hector Schmucler, entre otros, rompen con
el concepto tradicional de “comunicar”. Ellos van a decir que los medios no comunican sino
que informan; porque la comunicación no es lineal, sino más bien es un proceso “dialógico”
donde existe un elemento distintivo que es el “feedback”, la respuesta o retroalimentación del
destinatario en el proceso comunicativo. Los medios de comunicación masiva, justamente, no
tenían esa capacidad de respuesta o diálogo con los destinatarios.
En el Modelo Ideológico de las investigaciones en comunicación los medios eran “aparatos
ideológicos del Estado”, difusores de ideología capitalista.
A esta postura se la identificó con el nombre de Modelo Ideológico de las Investigaciones
en Comunicación. Los medios eran “aparatos ideológicos del Estado” (Althusser, 1970),
difusores de la ideología capitalista, y sus discursos, mercancías. El estudio de los medios de
comunicación se incorpora así como uno de los temas de la lucha ideológica.
Un trabajo que ilustra el pensamiento crítico latinoamericano, con respecto a los medios de
comunicación de la época, fue “Para leer al Pato Donald”, donde A. Dorfman y A. Mattelart
develan los mecanismos específicos mediante los cuales la ideología burguesa capitalista
(norteamericana) se reproduce a través de los personajes de Disney.
“En los veranos, la televisión uruguaya dedica varios programas a Punta del Este.
Más interesadas en las cosas que en la gente, las cámaras llegan al éxtasis cuando exhiben
las casas de los ricos en vacaciones. Estas mansiones ostentosas se parecen a los mausoleos
de mármol y bronce del cementerio de La Recoleta, que es el Punta del Este de después.
Por la pantalla desfilan los elegidos y sus símbolos del poder. El sistema, que edifica la
pirámide social eligiendo al revés, recompensa a poca gente. He aquí los premiados: son los
usureros de buenas uñas y los mercaderes de buenos dientes, los políticos de creciente nariz
y doctores de espalda de goma.
La televisión se propone adular a los que mandan en el Río de la Plata, pero sin quererlo
cumple una ejemplar función educativa: nos muestra las altas cumbres y en ellas delata la
tilinguería y el mal gusto de los triunfantes cazadores de dinero.
Debajo de la aparente estupidez, hay verdadera estupidez”.
La Televisión-5. Eduardo Galeano. “El libro de los abrazos”.
En Argentina, Heriberto Muraro publicaba un artículo titulado “Los dueños de la TV argentina”,
demostrando y denunciando la total dependencia de los canales argentinos de televisión de
las cadenas norteamericanas ABC, CBS y NBC.
Por aquel entonces, las discusiones en materia de comunicación se centraban en el hecho de
que la ideología de los medios dependía de quiénes eran sus propietarios, es decir, al servicio
de quién estaban. Por lo que los medios de comunicación eran considerados instrumentos
de manipulación ideológica del capitalismo. Y para lo cual era importante realizar un estudio
ideológico de los mensajes y los medios masivos de comunicación.
Durante este mismo período, es importante destacar los primeros aportes del pedagogo
brasileño Paulo Freire con respecto a una nueva concepción liberadora de la educación,
enfrentada a la tradicional educación para la dominación. Su libro “Pedagogía del Oprimido” es
una crítica al modelo “bancario” de educación oficial en América Latina. Sus ideas encontrarían
rápidamente eco en estudios e investigaciones sobre comunicación, donde se extrapoló la
relación dominadora entre educador y educandos a la relación entre el emisor y los receptores
de los medios.
En 1969 se inaugura con Brasil una seguidilla de golpes militares en el Cono Sur de América
Latina que fue involucrando a distintos países, siendo Argentina el último de ellos en caer
en el 1976. El contexto latinoamericano se caracterizaría por gobiernos dictatoriales que
se apoderaron de los medios de comunicación masiva, coartaron la libertad de expresión y
terminaron con todo tipo de movimientos progresistas o de izquierda. Se instauraba en América
Latina un período caracterizado por el autoritarismo, la represión y una profundización de la
dependencia norteamericana.
Los setenta fue un contexto que favoreció el surgimiento de experiencias de educación y
comunicación “alternativas” a las comunicaciones hegemónicas y autoritarias. Estas nuevas
iniciativas surgieron desde las bases y a partir de “medios de baja potencia”, en especial
con la radio. Eran experiencias desde grupos minoritarios y marginales: mujeres, mineros,
campesinos, sindicalistas, comunidades eclesiales de base, etc., que buscaban revalorizar su
cultura local, tener voz y poder expresarse en medios democráticos de comunicación.
La comunicación horizontal.
La comunicación participativa.
El derecho a la comunicación.
A finales de la década del setenta, y a partir de las posturas teóricas relacionadas con Lectura
Crítica, Comunicación Alternativa y Comunicación Comunitaria, se fueron originando en
América Latina distintas experiencias de lo que se llamó “Educación para la Comunicación”.
Algunas se orientaban a promover el análisis de los medios, denunciando especialmente la
concentración de su propiedad y la dependencia que esto genera. Otras se preocupaban
por fomentar el análisis del contenido de los mensajes de los medios, procurando develar su
ideología y su significado cultural. También hubo experiencias que pusieron su énfasis en el 11
dominio de los elementos del lenguaje de los medios, sosteniendo que esta “alfabetización”
haría posible la criticidad y la creatividad.
Los objetivos de la Educación para la Comunicación se relacionan básicamente con el
desarrollo de capacidades comunicacionales en las personas. Esto requiere una visión amplia
del sujeto comunicacional, en tanto persona que emite y recibe mensajes, en tanto receptor
de los medios masivos. Por eso utiliza herramientas de éstas y otras corrientes, todas ellas
centradas en la posibilidad de los receptores y la apropiación de esos lenguajes.
El modelo de la recepción
Dentro de las llamadas Teorías Críticas se desprende una corriente que inclina la balanza hacia
el papel del receptor de las comunicaciones, y sus significaciones en torno a los mensajes
de los medios masivos; centrando su atención en la crítica hacia la concepción lineal del
proceso de comunicación. Las raíz de esta corriente, como antes mencionamos, fue la Teoría
Culturológica y sus escuelas derivadas: comunicación alternativa, comunicación comunitaria
y lectura crítica de mensajes masivos.
Se inicia así una nueva etapa en la investigación de los mass-media, en la que dejaba de
interpretarse al público como una entidad pasiva y desorganizada, para iniciar la investigación
de las relaciones entre comunicación, organización e influencia personal.
Desde mediados de los '80 comienza un nuevo enfoque centrado en la recepción, cuyos
objetivos eran conocer los condicionantes que el receptor impone al medio; se delimita la idea
de que, en lugar de estudiar lo que los medios hacen con las personas, debe estudiarse lo que
las personas hacen con los medios y sus mensajes. Este cambio de enfoque se ampliará con
nuevos descubrimientos, especialmente en el terreno de la “percepción selectiva”, es decir, la
captación perceptiva seleccionada y determinada por diversos tipos de a priori del receptor:
ansiedades, expectativas, propia defensa ante los mensajes, gratificaciones ante los mismos,
etc.; e incluso a través de la “retención selectiva”: instalación en la memoria de una u otra
información según los intereses que se descubren, ciertamente complejos, de los receptores.
Analizar el fenómeno de la recepción implica, como primera medida, abandonar la idea
de un público masivo y homogéneo para advertir la existencia de audiencias plurales y
multiculturales. Como sostiene Elizabeth Lozano “la presencia de las 'minorias masivas'
(sexuales, generacionales, étnicas, sociales) y de las 'mayorías minoritarias' cuestionan la
existencia del 'espectador promedio', del común de la gente”.
Por otro lado, requiere que comprendamos que los receptores son en realidad perceptores
capaces de negociar, resignificar y producir sentido desde sus biografías, fantasías, deseos y
una multiplicidad de prácticas culturales presentes en la vida cotidiana de la audiencia.
Los receptores son en realidad perceptores capaces de negociar, resignificar y producir sentido
desde sus biografías, fantasías, deseos y una multiplicidad de prácticas culturales.
La perspectiva de la Semiótica Clásica tuvo su influencia en esta nueva corriente de estudio
del receptor centrándose en los contenidos ideológicos, el análisis de las intenciones y los
signos utilizados por un emisor; rastreando huellas de subjetividad. Los semiólogos centraron
su estudio en el momento de la circulación de los discursos, y entonces se habló de un nuevo
concepto: el Discurso Social. Un discurso, una idea, un valor social, una serie de hechos
y pensamientos que son capaces de 'construir sentido'. La gente de una sociedad, en un
momento determinado, comparte y acepta ciertos sentidos como reales, lo sean o no.
El Modelo de la Recepción iba en clara contraposición al viejo modelo lineal de los efectos,
producto de la sociología funcionalista norteamericana. Consistía en investigaciones que
ponían el acento en las redes prácticas que se tejen en la sociedad y las producciones de
sentido, a partir de los mensajes impartidos por los medios de comunicación masiva. El
debate de los intelectuales de la comunicación de la época se centraba en el hecho de que
la comunicación estaba relacionada con una concepción de cultura, y no tan sólo con saber
quiénes eran los propietarios de los medios y qué ideología tenían éstos.
La limitación de este nuevo modelo constituyó su extrema inclinación hacia el otro polo en
el esquema de la comunicación (el receptor). De manera inversa a lo que ocurría con las
primeras escuelas de comunicación, que inclinaban la balanza para el emisor, el nuevo
modelo estaba al borde de crear un paradigma ilusorio de un receptor omnipotente contra el
que ningún intento de persuasión, convencimiento, manipulación o engaño resultaría posible.
Esta concepción exagera las potencialidades reales y actuales de los receptores, y resulta
inadecuada especialmente en las sociedades latinoamericanas en las que ningún sistema
ni institución social se ha ocupado de formar personas con actitud crítica para valorar la
producción comunicativa mediática.
La novedad de este fin de siglo y de milenio es que el presente contexto cultural está
crecientemente mediatizado, o más bien, “massmediatizado”. Vivimos una revolución
comunicacional en que los medios parecen haberse convertido en el actor fundamental de
la vida, no sólo de la información y del entretenimiento. Se trata de una revolución global, de
un tipo de desarrollo centrado en las telecomunicaciones, en la informática y en la industria
audiovisual (y por supuesto la fusión de estas tres industrias).
Es la “Era electrónica”, la era de las “Globalizaciones”, la revolución de la fibra óptica, los
satélites de transmisión directa, Internet. Nuevas tecnologías que permiten:
Hoy una persona puede recibir en un solo día más información que un hombre del siglo XIX
en toda su vida.
Los temas que ocupan a las discusiones teóricas, en general, giran en torno a lo que se
ha dado en llamar las consecuencias de la Era de la Globalización. Vivimos en un mundo
“electrónico”, “globalizado”, “digitalizado”, de “autopistas informáticas”, de “realidad virtual”,
donde la electrónica y las nuevas tecnologías en comunicación han roto las fronteras, agilizado
los tiempos, las informaciones. En definitiva, cambia la forma de vida y la manera de percibir
al mundo.
En esta época los teóricos de la comunicación ya no tienen grandes conceptos que sirvan
para explicar la vida social y la comunicación dentro de ella. Se dedican a resolver problemas
concretos, signados por los cambios tecnológicos vertiginosos, y se ven mayormente invadidos
por las posibilidades de las nuevas herramientas de comunicación. Muchos pretenden explicar
los numerosos cambios que éstas generan, pero no se ha impuesto una nueva teoría capaz
de interpretar los circuitos de comunicación actuales con un sentido abarcador y universal.
Es cierto que siempre han existido cambios, pero nunca tan vertiginosos y tan fragmentarios
como en esta nueva Era Post-moderna.
A lo largo de los últimos años del siglo se han ido gestando varios abordajes sobre estas
problemáticas comunicacionales que intentan sentar las pautas para un replanteo fundamental,
colocando por primera vez al hombre en el centro de las deliberaciones.
En la década del ´90, los gobiernos latinoamericanos, acordes con la política neoliberal
propuesta, llevan adelante políticas de “achicamiento estatal”; lo que significó que el Estado,
entre otras cosas, vendiera a capitales privados los servicios públicos que hasta ese entonces
venía administrando. Y con ellos los medios de comunicación, como emisoras de radio y
televisión.
Con esta nueva política de achicamiento también se produjo una retirada del Estado en
aquellos servicios esenciales como Salud, Sistema previsional, etc.
Las organizaciones no gubernamentales (ONGs.) comienzan entonces a cumplir un papel
fundamental en la tarea de “ocuparse” de todos aquellos temas que hacen al desarrollo de
una comunidad y que el Estado continúa abandonando: salud, educación, derechos, minorías,
cultura...
El movimiento del Tercer Sector (o Sector Social) comenzaba a cobrar la fuerza que le
suministraba la conformación de miles de organizaciones no gubernamentales (formales e
informales) y una serie de Redes que se iban configurando en torno a temas y problemáticas:
mujeres, derechos humanos, educación, capacitación laboral, infancia, pobreza, violencia,
salud, tercera edad, enfermedades, y un centenar de etcéteras. 13
Resumiendo
Esto se debe a que lo que hoy conocemos como Comunicación Comunitaria se relaciona con
los movimientos latinoamericanos “de base” de los años sesenta y setenta:
- La Educación Popular,
- los Movimientos Eclesiales de Base,
- la Comunicación Alternativa,
- el Modelo de la Recepción,
- las Teorías Culturológicas,
- la Lectura Crítica de Mensajes de los Medios y
- el uso alternativo de los medios de comunicación de baja potencia, en especial la radio.
2. La Comunicación desde una mirada Comunitaria
“La comunicación es una calle ancha y abierta, cruza con compromiso y hace esquina con
comunidad”
Mario Kaplún
La comunicación es un término, como nos muestra la frase que encabeza este apartado, muy
amplio y abierto; suele usarse de múltiples maneras como:
Información, expresión,
medios de comunicación,
diálogo, transmisión,
publicar, manifestar,
revelar, contar, relación,
comunidad, común, etc.
“Acción mediante la cual lo que era propio y exclusivo de uno viene a ser participado por otros”.
Significa hacer común algo con otros, y hacerse partícipe o entrar a formar parte de algo. Y
nosotros podemos hacer común a los otros nuestros pensamientos, dar noticias a los otros,
conversar con una persona, o más, y en todos estos casos decimos comunicar.
Cuando tiene sentido afín a significar y notificar entonces es dar a conocer a otros una cosa
que se sabe o que se hace, ponerla casi aparte de nuestro conocimiento, ponerla con ellos 'en
común'. Se notifican los hechos, se significan los sentimientos, se comunican éstos y aquéllos,
pero éstos (los hechos) más propiamente que aquéllos (los sentimientos). Se notifica a quien
quiere y debe conocer, se comunica con quien se quiere hacer parte del propio conocimiento
o sentimiento (Niccoló Tommaseo, citado por Eugenio Castelli, 1981).
La comunicación como relación humana
La estructura misma de nuestro ser está hecha para la comunicación, por consiguiente, la
persona humana es el centro del proceso de la comunicación.
Vivimos permanentemente situaciones de relación con otros seres humanos, con los cuales
intercambiamos ideas, visiones del mundo, trabajo, amor, fiestas, decisiones...
Todos los seres humanos vivimos necesariamente comunicándonos mediante códigos:
verbales, escritos, gestuales, kinésicos, etc.
Cotidianamente vivimos y atravesamos diferentes niveles de relaciones comunicacionales:
Por ejemplo, una escuela es en sí misma un ámbito que comunica; ¿de qué manera?:
Charles Wright definió la comunicación como “el proceso por medio del cual se transmiten
significaciones de una persona a otra”, dando así a entender que se trata de una actividad
dinámica, un movimiento de las personas que tienden a intercambiar recíprocamente cuanto
fluye de lo más profundo de sí mismas. Cuando hay comunicación debe haber una respuesta
(o feedback), aunque a veces no sea más que un silencio.
Nuestro lenguaje constituye una característica esencial, en tanto diferenciadora del ser
humano: su tendencia natural a comunicarse.
El ser humano tiene una inclinación a comunicar a sus semejantes sus experiencias, estados
de ánimo, estados mentales, de diversas maneras y con diferentes medios.
Algunos pensadores contemporáneos, como es el caso del biólogo chileno Humberto
Maturana, expresan una preocupación por la relación que existe en el nivel del lenguaje entre
el decir-hacer-sentir. En términos de este autor, la comunicación exige que se pongan en
juego las palabras y sus significados pero asociadas a los sentimientos que se generan en el
encuentro entre las personas; sentimientos que le deben dar al lenguaje una intencionalidad
en la que reside precisamente la riqueza de las interacciones comunicativas (Maturana, 1993).
Estos aspectos cobran más valor si tenemos en cuenta los tiempos de la post-modernidad en
que vivimos, donde es común encontrar aceleración, falta de tiempo, escasez de contactos
personales, existismo, fugacidad, fragmentación, individualismo, despersonalización, falta de
pertenencia, falta de identidad, anomia, consumismo...
Existen perspectivas o miradas acerca del desarrollo desde los medios de comunicación; son
aquellas que plantean un mayor acceso y participación a los medios y a la información que
ellos brindan.
Sin embargo, intentamos establecer un abordaje desde la comunicación como proceso humano,
un complejo de interacciones entre seres humanos que supera los procesos mediáticos. Es
decir, nos situamos en procesos de desarrollo de las personas y no tanto en los medios,
porque entendemos que la comunicación es una relación compleja entre individuos.
La comunicación está ligada directamente al desarrollo, no sólo como aporte auxiliar y
metodológico al mismo, sino como objeto de transformación de la sociedad y de los sujetos
que la componen. Es por lo tanto medio y fin, aspecto y estrategia global.
Está así comprometida, consciente o inconscientemente, con modelos y proyectos macro o
microsociales, y con los procedimientos que se implementan para plasmarlos. Porque toda
concepción de desarrollo supone otra de comunicación, y viceversa.
Partimos de una concepción de desarrollo no concentrada en lo económico, aunque sin dejar
de lado este aspecto. Asumimos la profunda interrelación entre las diversas dimensiones de
la vida social, es decir, la economía, lo social, los procesos culturales y la política, donde los
sujetos humanos debieran decidir y conducir el tipo de sociedad que “deseen” producir, con
libertad. Lo que significa involucrar al desarrollo humano de las personas y de sus relaciones,
contando con su plena participación. Una voluntad de buscar cambios concretos, inclusive en
la vida propia, que unan el mundo individual con el colectivo, el objetivo con el subjetivo, y el
social con el personal.
Es decir que el Desarrollo comienza con y a partir del desarrollo personal, e involucra también
las relaciones intersubjetivas en tanto relación con un “otro”. Toda acción de desarrollo se sitúa
en relaciones intersubjetivas; por lo tanto, es de suponer que toda persona, familia, grupo,
comunidad sea, en sí misma, portadora de Desarrollo.
Concebimos al Desarrollo como un proceso de crecimiento sumamente complejo, no
necesariamente lineal, menos aún simplificado.
Estático Dinámico
Lineal Procesos
Cuantitativo Cuantitativo/Cualitativo
Economicista Multidimensional
Macro Micro y Macro
Por lo tanto, las líneas de acción más comunmente relacionadas con el comunicador comunitario,
hoy se asocian a:
Los medios de comunicación comunitaria son una adaptación de los medios de comunicación
en general, para su uso por la comunidad y para cualquiera de los objetivos que ésta decida.
Se trata de medios de comunicación a los que tienen acceso los miembros de esa comunidad,
con fines de información, educación o esparcimiento, cuando “necesitan” ese acceso. Se trata
de medios de comunicación en los cuales participan del proceso de creación y producción sus
propios habitantes como planificadores, productores y evaluadores. Constituyen entonces un
instrumento para la expresión de una comunidad.
Algunas líneas directrices sobre el trabajo con medios de comunicación comunitaria:
- Los medios de comunicación óptimos son los que existen en la propia comunidad, y que pueden
ser utilizados por sus integrantes.
- Un factor esencial para trabajar en y con medios de comunicación comunitarios consiste en que
los destinatarios intervengan y se involucren en su concepción, creación y producción.
- De esta manera, los medios de comunicación comunitarios deben constituir un buen instrumento
de diálogo e intercambio. Se puede recurrir a ellos para conocer la opinión y necesidades de la
gente.
Bibliografía consultada:
-Alfaro, Rosa María: “Una comunicación para otro desarrollo”, Ed.Abraxas, Lima, 1993.
-Berrigan, Frances: “La comunicación Comunitaria”, UNESCO, 1980.
-Bonder, Gloria: “Mujer y Comunicación, una alianza posible”, Ed.Wacc-Cem, Bs.As., 1995.
-Cicalese, Gabriela: “Teoría de la comunicación, herramientas para descifrar la comunicación humana”,
Ed.Stella-La Crujía, Bs.As., 2000.
-Documento de trabajo Nº16 “Mujer y comunicación en América Latina: de la subordinación a la creación”,
Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Stgo. de Chile, 1991.
-Eco, Humberto: “Apocalípticos e Integrados en la cultura de masas”, Ed. Lumen, 7ma. edición,
Madrid, 1984.
-Mac Bride, S.: “Informe de la Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la
Comunicación”, Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
-Marro, Mabel y Dellamea, Amalia: “La comunicación social”, Ed.Fundación Hernandarias,
Bs.As., 1995.
-Maturana, Humberto: Conferencia: Fundamentos Matrísticos en “El sentido de lo Humano”,
Ed. Dolmen, 4ta. Edición, Stgo. de Chile, 1993.
-Moragas Spa, Miguel: “Teorías de la Comunicación”, Ed.Gustavo Gili, Barcelona, 1989.
-Olivari, José Luis; Banadies, Francisco y Parga, Patricia: “Currículum y Televisión”, Mineduc-
Ceneca, Stgo. de Chile, 1996.
-Schiller, Herbert: “Manipuladores de cerebros”, Ed.Gedisa, Barcelona, 1979.
-“Seminario internacional sobre estrategias de comunicacion con enfoque de género”, Servicio
Nacional de la Mujer (Sernam) y la Subsecretaría de Asuntos de Género (SAG) de Bolivia,
Stgo. de Chile, 1997.
-Tommaseo, Niccolo citado por Eugenio Castelli: “Manual de Periodismo”, Ed.Plus Ultra,
Bs.As., 1981.
-Valle, Norma; Hiriart, Bertha; Amado, Ana María: “El abc de un periodismo no sexista”,
Fempress, Stgo. de Chile, 1996.
19
Comunicación Comunitaria y organizaciones sociales,
un espacio para la construcción del otro”
Ianina Lois
Desde finales de los años sesenta y comienzos de los setenta se han desarrollado en América
Latina una diversidad de experiencias de organización social que, como parte de un proceso
de transformación más general de mediano y largo plazo, se suelen agrupar bajo el nombre
de Movimientos Sociales.
Organizaciones rurales y urbanas, vinculadas a sectores eclesiásticos (por ejemplo al
Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la Teología de la Liberación), territoriales,
políticas, de trabajadores ocupados y desocupados, mujeres y jóvenes, pueblos originarios,
entre otros; constituyeron iniciativas de resistencia que, además de confrontar con el sistema
dominante, han podido constituir propuestas productivas, políticas y subjetivas afirmativas y
alternativas.
El desarrollo capitalista y la profundización del modelo neoliberal a finales del siglo XX ha
desembocado en un creciente proceso de exclusión que ha afectado la vida social en su conjunto.
Numerosos autores señalan que este escenario, impulsa la emergencia de movimientos
sociales que desde los márgenes intentan constituirse como “campos
de experimentación social”, es decir, experiencias tendientes a pensar, Numerosos autores
construir y vivenciar relaciones sociales alternativas a las hegemónicas.
Si bien estos movimientos se gestan en el marco de la sociedad civil, señalan que este
suelen mantener una distancia calculada tanto en relación con el Estado escenario, impulsa
como con los partidos políticos y los sindicatos tradicionales1. En la emergencia
contrapartida a estas instituciones modernas, los movimientos sociales
de movimientos
se caracterizan por entablar relaciones más horizontales; politizar todos
los aspectos de la vida social; y un fuerte sentido comunitario y solidario sociales que desde
de la reproducción material, espiritual y simbólica de la vida. los márgenes
Según De Sousa Santos , al afirmar la subjetividad frente a la ciudadanía,
2
intentan constituirse
los movimientos sociales amplían la idea de política más allá del marco
liberal de la distinción entre Estado y sociedad civil, politizando todos los
como “campos de
aspectos de la vida social. experimentación
El término movimientos sociales no cuenta con una definición unívoca y social”, es decir,
objetiva, y, al quedarse en una mera extrapolación del mismo, ha estado experiencias tendientes
siempre sumido en la ambigüedad. Esto ha obligado a utilizarlo de forma
extensiva, aplicándolo a aquellos fenómenos sociales que pudieran
a pensar, construir y
tener en común el carácter de movimiento, en el sentido de voluntad de vivenciar relaciones
transformación social. sociales alternativas a
Los movimientos sociales inscriben sus luchas en el terreno de las las hegemónicas.
confrontaciones con el poder político simbolizado en los sucesivos
gobiernos democráticamente establecidos. Tejen relaciones con los
actores políticos, con el Estado y los partidos políticos: unas veces
sosteniendo el frágil equilibrio entre las demandas y las conquistas sociales, otras ocupando
los espacios “abandonados” o perdidos por los partidos políticos en su papel de representación
1 De Sousa Santos, Boaventura (2007): “Una reflexión sobre los nuevos movimientos sociales”. Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia (PLED) Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
2 Idem
social.
Muchas veces, en estas experiencias es posible observar la idea de ir construyendo un camino
a través del trabajo y la producción comunitaria cotidiana, las actividades autogestionarias y
solidarias, con metas simples y de corto plazo, pero sin dejar de considerar que lo que se quiere
es un nuevo tipo de sociedad. En este sentido, alguno/as autores sugieren la construcción de
esta nueva sociedad en los intersticios del poder establecido.
Sin embargo, en los últimos tiempos hemos visto como ha ido cambiando la mirada hacia
las organizaciones de la sociedad civil en general. Hasta hace unos años predominaba en la
opinión pública una visión de la sociedad civil constituida por organizaciones de voluntarios,
altruistas, desinteresados y plena de valores solidarios. Una sociedad civil que tendría todas
las respuestas a los problemas de pobreza, de corrupción y ciudadanía. Se mostraba una
sociedad civil sin tensiones, como lugar del bien y la bondad.
En los noventa predominó un modelo de “bancomundialismo”, se apoyó a las organizaciones
para atemperar y disminuir la conflictividad social y se generó desde los medios un discurso
exagerado sobre las posibilidades de la sociedad civil, unido al desmérito y oposición constante
al Estado.
Hoy vemos una sociedad civil cada vez más heterogénea, fragmentada en grupos sociales,
culturales y políticos dispersos y diferenciados. A la vez, perduran en
muchos ámbitos discursos lavados de las organizaciones de la sociedad
Las organizaciones
civil, que la colocan como refugio de la ética, los ideales y la solidaridad. sociales representan un
En lo abstracto, en el discurso se considera a las organizaciones sociales valor positivo inscripto
como el espacio de las utopías y la solidaridad -¿mito del buen salvaje?- en un plano simbólico,
pero al adentrarse al campo desde las fórmulas académicas se pasa a
tener una mirada que juzga, califica y árbitra. Las organizaciones sociales
pero que resulta difícil
representan un valor positivo inscripto en un plano simbólico, pero que expresar en el plano
resulta difícil expresar en el plano concreto. concreto.
La investigación-Acción
“el yo que conoce es siempre parcial, nunca terminado, total (...) siempre construido, remendado
y, por lo tanto, es capaz de unirse a otro, de ver junto al otro sin pretender ser el otro”.
D. Haraway
“Lo social implica una comunidad que existe y se recrea a través de símbolos mutuos”
Alfredo Carballeda, La Intervención en lo Social
En los trabajos de campo impulsados desde el Taller de Comunicación Comunitaria, los grupos
de alumnos realizan entrevistas, crónicas, observaciones, relevamientos y desgrabaciones,
entre otras acciones. Estos textos son analizados, recortados y sistematizados a los fines del
objetivo de la materia; y en ellos se construye a los sujetos, los grupos y las organizaciones
que se encuentran en el campo, se les da forma, se lo define, describe, y se explicitan sus
rasgos, sus características.
Pero ¿desde qué lugar se realiza esa construcción?, ¿Qué o quién legitima la potestad de dar
5 Haraway, D. (1991). Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
6 Bourdieu, Pierre.(1994). Razones Práctica por una Teoría de la Acción. Barcelona, Ed Anagrama.
forma al universo de ese otro?
En los trabajos de campo –sostiene Carballeda- se trata de buscar una forma discursiva
diferente, construida en su vinculación con los otros y no a partir de atribuciones elaboradas
previamente. Así planteada, la intervención en lo social muestra la necesidad de un trabajo
de elucidación, de indagación alrededor de la lógica del acontecimiento que se origina en el
momento de la demanda hacia ella, y en el camino de reconocer la presencia de la historia en
el presente, confiriéndole así historicidad al acto de intervenir7.
Y agrega:
La relación macro-micro
23
7 Carballeda, Alfredo (2002): La Intervención en lo Social; Paidós, Buenos Aires.
8 Foucault, Michel (1980): La Verdad y las Formas Jurídicas; Gedisa, Madrid.
La relación entre lo micro y lo macro es una cuestión difícil de abordar desde la comunicación
comunitaria. Para la comprensión de los fenómenos comunitarios no alcanza con las
explicaciones de tipo estructural, pero tampoco se avanza si la mirada se queda solamente
en las expectativas y motivaciones individuales. Hay un nivel intermedio donde el ambiente
y el contexto se implican recíprocamente con los procesos de reconocimiento del propio
actor. En este sentido, los fenómenos comunitarios –en tanto colectivos- son producidos por
varios individuos que interactúan, negocian y así comparten y construyen, en función de las
restricciones y oportunidades del contexto sociohistórico, sus posibilidades de acción; acción
que debe concebirse como proceso.
En el territorio, en los procesos y acciones grupales y colectivas, no es posible encontrar a un
actor social único, ni a una única acción, sino a diversas acciones multipolares que conjugan
distintos actores y orientaciones de acción.
Justamente, Melucci9 sostiene que “el fenómeno colectivo es, de hecho, producto de procesos
sociales diferenciados, de orientaciones de acción, de elementos de estructura y motivación
que pueden ser combinados de maneras distintas. El problema del análisis se centra, de esta
forma, en la explicación de cómo esos elementos se combinan y unen, de cómo se forma y se
mantiene un actor colectivo”.
Sin embargo, es necesario no perder de vista, que si por un lado esas relaciones unen, por
otro, permiten mantener cierta distancia y establecer ciertos límites. Un movimiento social,
por un lado, está inserto en un territorio con otros actores sociales, políticos, culturales, de lo
cuales de algún modo u otro debe dar cuenta, pero por otro lado, él mismo está constituido por
una alianza entre diferentes actores tensionados entre sí.
Desde las ciencias sociales, el surgimiento de los llamados “nuevos movimientos sociales en
América Latina” intensificó el análisis de la subjetividad dentro de estos, contraponiéndolo al
análisis de clases. Se fueron conformando dos posturas bien definidas, una acentúa el análisis
en la determinación estructural, la hace hincapié en la constitución de
la identidad subjetiva de grupos de sectores populares, revalorizando En este sentido,
la constitución situacional de los sujetos (situacionistas), y puede
tender a disolver toda referencia a la pertenencia de clase.
los fenómenos
Bourdieu10 entre otros, intenta superar estas dicotomías y pensar comunitarios –en
estas posturas en interrelación. Para el autor, esta es una relación tanto colectivos-
de doble sentido entre las estructuras objetivas (la de los campos son producidos por
sociales) y las estructuras incorporadas (la de los habitus). Asimismo,
se opone a las tesis más extremas de un estructuralismo concreto, es varios individuos que
decir se niega a reducir los sujetos -agentes activos y actuantes de los interactúan, negocian
procesos colectivos- a meros epifenómenos de la estructura.
11
y así comparten y
Sigue Bourdie: No hay estructuras sociales inmodificables pero si
construyen, en función
distribución desigual de capitales que determinan jerarquías a las que
los sujetos deberán desafiar para producir cambios. No hace falta de las restricciones
solamente la voluntad de cambio. Los individuos han incorporado sin y oportunidades del
saberlo las estructuras mediante el habitus: “modos de ver, sentir y contexto sociohistórico,
actuar que aunque no parezca no son naturales sino sociales”.
sus posibilidades de
acción; acción que
¿La investigación militante como opción? debe concebirse como
proceso.
“…cuando nos proponemos crear una figura de investigador militante
estamos intentando abandonar tanto el cuerpo de intelectual (a salvo,
pacificador y gozoso de la pura complejidad de los conceptos pero incapaz de asumir las
consecuencias políticas de un pensar con premisas situacionales, vividas en los propios
problemas que se investigan), pero también el cuerpo del militante clásico que funda la
legitimidad de su palabra en una disposición al sacrificio y al roce con la muerte…”
Colectivo Situaciones
9 Melucci, Alberto (1994), “Asumir un compromiso”, Revista Zona Abierta nº 69.
10 Bourdieu, Pierre.(1994). Razones Práctica por una Teoría de la Acción. Barcelona, Ed Anagrama.
11 Diccionario. Epifenómeno: Fenómeno secundario o derivado de otro fenómeno principal o determinante.
En recientes artículos y ponencias se vislumbra el retorno de categorías como “activismo”
y “militancia” dentro de las ciencias sociales, situación que se ha trasladado a la forma de
pensar la investigación.
Han aparecido en este contexto trabajos que hablan de investigación militante; y bajo dicha
denominación hay algunas líneas de continuidad con la “investigación participativa” y la
“investigación-acción”.
La investigación militante remite a las ideas principales de la investigación-acción como
propuesta teórica-metodológica que acompaña el trabajo con grupos, organizaciones y
comunidades. Aparece como una forma de actualizar inquietudes que permanecen vigentes
al momento de surgir la I+A.
La investigación militante da una enorme centralidad a la relación con el otro. Se separa de
la visión desapasionada del conocimiento –predominante en el paradigma científico- que
separa al investigador de los contextos vitales, productivos y afectivos donde desarrolla su
trabajo.
Propone la conversación como método para así sobreponerse a la diferencia entre el
“nosotros” y el “ellos”. Así, entiende que la investigación es un encuentro que produce
sujetos y trabaja a partir de la potencia de lo que es y no a partir de la diferencia entre lo
que es y lo que debería ser12.
Desde el Colectivo Situaciones, redoblan la apuesta y se afirma que “otra figura a
problematizar es la del investigador universitario, desapegado, inmodificable, que se vincula
con lo investigado como con un objeto de análisis cuyo valor se relaciona estrictamente con
su capacidad de confirmar sus tesis previas. Aquí también la fidelidad a los procedimientos
institucionales, universitarios o para-universitarios, elude todo compromiso con la situación”13.
La intención de la comunicación comunitaria continúa siendo que los saberes y las prácticas
producidas colectivamente queden a disposición de las organizaciones y comunidades
participantes. Pero, hasta el día de hoy, encontramos ciertas resistencias y dificultades para
consolidar formas de investigación social que pongan el eje en el tipo de relación que se
establece con “el otro”. Tal vez, la propuesta de la investigación militante puede ser pensada
como un horizonte a alcanzar, mientras se van recorriendo, probando y ensayado formas de
intervención que puedan servir a la reflexión y transformación de la práctica social y política
de dichas experiencias.
A modo de cierre
La ‘cultura popular’ supone una operación que no se confiesa... ha sido necesario censurarla
para poder estudiarla.
Michel de Certau, La Cultura Popular
Como citar:
Apunte de Cátedra Taller de Comunicación Comunitaria.
Comunicación Comunitaria y organizaciones sociales, un
espacio para la construcción del otro. (Por Ianina Lois,
Jefa de Trabajo Prácticos del Taller del
Comunicación Comunitaria. Facultad de Ciencias
Sociales. Universidad de Buenos Aires.
2008.
Aproximaciones al juego
en proyectos sociales y comunitarios
Ianina Lois
Introducción
Desde los inicios del Taller de Comunicación Comunitaria, cuando aún éramos cátedra Jaime
Correa, se incluyó en la propuesta pedagógica la utilización de técnicas participativas y el
desarrollo de espacios lúdicos. El juego aparece como una estrategia de intervención desde
la comunicación en comunidades, en grupos y organizaciones sociales diversas.
Esta línea de trabajo cuenta con una lógica diferente a la de lo esperable en un ámbito académico.
Es frecuente recibir críticas y comentarios en relación a que hacemos “jueguitos”, colocando
a este tipo de actividades en un rango menor –marginal- en relación a los “grandes temas”
de las Ciencias Sociales. Sin embargo –insistimos- la utilización de técnicas participativas,
de recursos expresivos y lúdicos no es un condimento más a la hora de encarar un proyecto
social que intente alcanzar algún grado de transformación comunitaria.
En su libro “La Intervención en lo social”, Carballeda afirma que “jugar implica fundar un orden,
desarrollar conductas y actitudes diferentes a las habituales y que posibilitan otra forma de
vinculación con el mundo, la vida social y la trama de significaciones de ésta”1. Frecuentemente,
desde el relato de las experiencias de trabajo de los alumnos en las organizaciones y desde
nuestras propias prácticas profesionales, observamos el potencial de los juegos para la
generación de climas propicios, para establecer nuevas reglas donde sucedan situaciones
diferentes a las habituales.
El juego permite mirar a “lo dado”, “lo que siempre fue así”, lo instituido, desde otro lugar,
permite reírse y poner en cuestión funcionamientos organizacionales, formas de vínculo y
convivencia, dinámicas propias de cada grupo. Al jugar es posible cambiar roles, imaginar
situaciones nuevas y alcanzar una mayor conciencia de si mismo, del grupo y la organización.
El juego facilita otros canales de comunicación.
Agrega Carballeda:
Cada juego o actividad expresiva abre la posibilidad de que lo inesperado se presente, que lo
inédito entre escena…. El juego aparece como una posibilidad de instalar nuevas reglas, que
instauran lo que antes no estaba presente. (Carballeda; La intervención en lo Social)
EL juego es una actividad humana poderosa2, tanto desde lo social y creativo, como desde
el conocimiento. Jugar es una práctica que vale por sí misma, sólo por jugar, por el placer y
la diversión que implica. Es una acción con potencialidades propias. Pero también el juego
puede ser una herramienta, puede tener una intencionalidad.
Los profesores de educación física usan el juego como un elemento capaz de desarrollar
“la dificultad del problema del juego proviene de con la misma palabra, designamos
necesariamente realidades muy diferentes… Esos juegos secundarios, esos golfs y ese
turismo en rebaño, esas literaturas amorfas y esas filosofías exangües dan la medida de
una inmensa renuncia, son el reflejo de esa triste humanidad que ha preferido el trabajo a la
muerte… hay que afirmar, ante todo, el principio del mundo nuevo: lo útil es el único soberano
y el juego sólo se tolera si sirve”.
(Georges Bataille; en Critique n° 5152, 1951.
“Me parece que no juegan limpio. Y discuten con tanta vehemencia que una no puede oírse a
sí misma. Y no parecen tener reglas de juego o, si las hay, nadie les hace caso”.
Así describe Alicia el partido de cróquet imaginado por Lewis Carroll en
Alicia en el País de las maravillas.
En efecto, en esta parte de la historia de Alicia en el País de las Maravillas las reglas de juego no
existen, y en su lugar una déspota Reina maneja el juego a su antojo, decide cuándo iniciarlo y
lo por terminado cuando le place. Solo ella domina todopoderosa, mandando a cortar cabezas
a cualquiera y por cualquier motivo. Los jugadores tampoco actúan como
tales: se empujan, se pelean, discuten, y no respetan los turnos. El miedo a Para fundar un orden
la Reina los lleva a hacer trampas y los vuelve desconfiados y crueles. No lúdico es necesario
juegan porque tienen ganas, sino por obedecer una orden.
También, en el cuento, el campo de juego es una superficie escarpada con
interrumpir el orden
lomas y zanjas, donde los elementos del juego (pelotas, palos y arcos) se de la vida y la rutina
resisten a participar. cotidianas, negarlo
Este ejemplo, ilustra aquello que afirmamos sobre el juego. Jugar equivale temporariamente
a fundar un orden, improvisarlo o someterse voluntariamente a él5. Y es
justamente, ese orden lúdico el que constituye a la vez un desafío y un
estímulo a la libertad del jugador.
Para fundar un orden lúdico es necesario interrumpir el orden de la vida y la rutina cotidianas,
negarlo temporariamente. Sólo es posible jugar a partir de ese caos o vacío. Es por eso que
en el seudojuego del cuento ninguno juega. El clima de miedo y amenaza constante de ese
reino imaginario impide la existencia de un espacio para la actividad lúdica.
Ciertamente, observamos en diferentes ámbitos de la vida social, que no resulta fácil aceptar
el vacío, habilitar el caos. En ámbitos laborales, en la escuela o en la universidad se presentan
numerosas resistencias a la generación de espacios lúdicos, creativos y donde –muy
posiblemente- se pongan “en juego” otras “reglas de juego”.
Pero recordemos que el juego ha funcionado en contextos diversos como motor de procesos
histórico-político-sociales. Solo alcanza con pensar en los carnavales y todo lo que han
significado y significan las fiestas populares
El sociólogo francés Roger Caillois plantea que:
“toda institución funciona en parte como un juego, de modo que se presenta como un juego
que ha sido necesario instaurar, que descansa sobre nuevos principios y que ha tenido que
eliminar un juego antiguo. Ese juego inédito responde a otras necesidades, valoriza otras
normas y legislaciones, exige otras virtudes y otras aptitudes. Desde este punto de vista, una
revolución aparece como un cambio de las reglas del juego”. (Roger Caillois; Los juegos y los
29
4 Gadamer, Hans George, Verdad y métdo: Salamanca, Sígueme, 1984
5 Carballeda. Alfredo, ¨La invervención en lo Social¨
nombres, Paris, 1967)
Bibliografía
Nelson Cardoso
“Planificar es preveer y decidir hoy las acciones que nos pueden llevar desde el presente
hasta un futuro deseable. No se trata de hacer predicciones acerca del futuro sino de tomar
las decisiones pertinentes para que ese futuro ocurra”.
Kaplan de Cohen y Arroyo: “ Introducción a la planificación estratégica”, parte I, página 1.
La planificación es una posibilidad de decidir y actuar sobre lo que queremos que suceda
en el futuro. Por lo tanto nos convierte en seres que pueden pensar con libertad y así poder
transformar los obstáculos en oportunidades. convirtiendo nuestro deseos en alternativas
concretas de solución.
El cambio de aquellas cosas que no nos gustan puede surgir de nuestra propia iniciativa a
través de pensar y planificar acciones, soluciones y estrategias que respondan a necesidades
sentidas por una comunidad.
Por lo tanto, la planificación no es algo estático, que realiza alguien en un determinado
momento preciso. La planificación es un proceso permanente, dinámico y constante.
Poder pensar en la realidad que nos circunda, observar aquellas cosas que no nos gustan
y querríamos cambiar, proponer soluciones y llevarlas a la práctica; es una experiencia
maravillosa y más aún cuando aquellos problemas que queremos solucionar son comunes
en una comunidad, es decir que la solución de los mismos redundará en satisfacciones
compartidas.
4º Etapa de Evaluación
Evaluamos el proyecto
¿Cómo generar espacios y actividades que fomenten la participación comunitaria en todas las
etapas del proyecto?
¿Cómo desarrollar un proyecto de prevención que tiene una mirada distinta a la que la gente
está acostumbrada?
¿Cómo aprovechar la experiencia de otras organizaciones que ya están desarrollando
proyectos similares?
Acerca de las adicciones
2. Realizamos un Diagnóstico
“Un diagnóstico es la forma de ordenar datos e informaciones sobre cómo es y qué problemas
tiene una determinada realidad. Todos los datos que recogeremos y ordenaremos nos darán
como resultado un diagnóstico para ver qué está pasando en la comunidad”.
Programa para el Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil (PFDJ). Secretaría de Desarrollo
Social. Presidencia de la Nación: “Hagamos un proyecto comunitario”, pág.21.Bs.As. 1998
El diagnóstico es una técnica que sirve para conocer una comunidad y sus problemas.
Tambien....
El médico, antes de operar realiza un diagnóstico del paciente.
El mecánico, antes de cambiar un repuesto realiza un diagnóstico del auto.
El arquitecto, antes de construir una casa realiza un diagnóstico.
El docente, antes de dar clase realiza un diagnóstico de los alumnos.
Las distintas situaciones o hechos que se nos van presentando en la vida no lo hacen en forma
clara, unívoca y transparente, por lo que requiere de nuestra parte una actitud activa, atenta,
que nos preguntemos por los motivos y las causas y no nos quedemos en la superficialidad de
los hechos, sino más bien que desarrollemos el hábito de ser críticos, informarnos, indagar,
consultar con otros, investigar.
Al proponernos encarar un proyecto de prevención, el primer paso, lo que marca el punto de
partida o situación “ex-ante”, es el diagnóstico de situación. Un primer ejercicio de interpretación
de una realidad que identifica necesidades y problemáticas de una comunidad.
Una forma de aprovechar esas redes es contemplar , para esta fase de diagnóstico, incorporar a
los CEL (Centros de Estudios Locales). Los CEL son organizaciones integradas a los programas
comunitarios de tal manera que éstos puedan hacer un seguimiento del problema de una
comunidad (por ejemplo las adicciones) realizando encuestas, observaciones sistemáticas en
la comunidad; y pueden ser llevados a cabo por personas con mediana educación.
(Ver Módulo 3)
El diagnóstico incluye un análisis del afuera y del adentro del grupo u organización que lleva
adelante el proyecto.Esto significa un examen de la situación, realidad y contexto en que nos
desenvolvemos y también una reflexión sobre la misma organización y los principales ajustes
que debe producir para alcanzar los objetivos planteados.
El diagnóstico incluye un análisis del afuera y del adentro del grupo u organización que lleva
adelante el proyecto.
Una herramienta para sistematizar el diagnóstico es la matriz de análisis FODA (Fortalezas,
Oportunidades, Debilidades y Amenazas), la cual sirve para vincular y articular la realidad
interna y externa de una organización y constituye el método más propicio para el modelo de
prevención anteriormente propuesto.
Fortalezas Amenazas
Debilidades Oportunidades
Factores internos Factores externos
El análisis FODA permite un diagnóstico tanto del exterior como del interior de la
organización.
El diagnóstico externo
Sabemos que la vida de cada organización depende en gran medida de lo que ocurre afuera
de la misma, es decir de los cambios que se producen en el entorno o contexto en que se
sitúa. Cambios en la situación económica, en las costumbres, en las leyes, en las políticas,
representarán oportunidades para consolidar la organización o por el contrario, obstáculos a
superar; en uno u otro caso la organización se verá afectada por el contexto que lo rodea.
“El contexto es el entorno o ambiente en el que se encuentra inserta una organización. Este
entorno o ambiente se constituye por las condiciones o factores exteriores a la misma que
pueden afectar favorable o desfavorablemente la vida, la estructura, el desarrollo y el futuro
de la organización”. Camissasa Elena; Guerrero Miguel; de Dios, Rubén: “Capacitación a
distancia en gestión de organizaciones comunitarias”-Planificación Estratégica-CENOC,
Bs.As.
• Oportunidades:
Las oportunidades son factores favorables que encontramos en el contexto y que se deben
orientar para darles una utilidad.
• Amenazas:
Son factores adversos al entorno, que influyen, afectan y pueden hacen peligrar la vida de la
organización.
Diagnóstico interno
El diagnóstico interno da cuenta de la propia situación de la organización que llevará a cabo
el proyecto. Para un diagnóstico interno es conveniente contemplar:
• Las dimensiones de la organización:
Para realizar esta fase del diagnóstico analizaremos aspectos de la organización tales como:
su estructura, el sistema político, las tecnologías, las relaciones, historia de la institución,
cultura institucional.
• Los actores que intervienen dentro de la organización.
Un diagnóstico debe incorporar una reflexión sobre todos los actores sociales (internos o 35
externos) que están relacionados con nuestros proyectos como organización. Se trata de
ponerse en el lugar del otro para saber qué piensa, qué intenciones tiene, cuáles son sus
valores, qué recursos maneja.
• Fortalezas:
Las fortalezas están constituídas por las situaciones, atributos, cualidades y recursos propios
de la organización, que son positivos y cuya acción es favorable. Son fuerzas impulsoras,
capacidades propias destacables que constribuyen positivamente a la misión organizacional.
• Debilidades:
Son aquellas situaciones, recursos u otros factores que dan cuenta de las dificultades al interior
de la organización; problemas que inciden o limitan sus perspectivas de la organización,
impiden el adecuado desempeño de la gestión.
La selección del problema a resolver con el proyecto debe ser producto de un proceso de
discusión y reflexión conjunta.
Luego seleccionar y jerarquizar aquellas necesidades más sentidas y comunes poniendo los
temas a discusión de tal manera que en el proceso participen todos con voz, opinión y toma
de decisión.
Para identificar un problema en una comunidad, es importante hacerse las siguientes preguntas:
¿Es un problema para todos?
¿Cuál es el verdadero problema prioritario?
¿Cuál es el problema que afecta a la mayoría?
¿Podemos dar una respuesta?
Es importante tener claro que las personas que se ocupan del diagnóstico deben ser capaces
de fomentar la participación en la comunidad y al mismo tiempo hacer de “esponja” que todo
lo absorven, todo lo perciben, lo escuchan, lo sienten. Por consiguiente deben desarrollar la
capacidad de escucha y observación aguda.
Para realizar un diagnóstico nos sirven todas aquellos instrumentos de recolección de
información en una comunidad. No existen recetas sobre qué técnica es mejor que otra.
Para la realización de un diagnóstico sugerimos las siguientes técnicas:
¿Qué aptitudes personales pensás que te pueden ayudar para la primera etapa de diagnóstico?
¿Qué estrategias habrá que pensar para evaluar el desempeño de los integrantes del equipo
en sus roles dentro del proyecto?
¿Cómo puede, un líder favorecer el desarrollo y potencializar las capacidades personales en
el resto del equipo?
Acerca del desarrollo comunitario
¿Conocés alguna organización que esté desarrollando una actividad similar?
¿Qué pasaría si tus intereses acerca del proyecto, no coinciden con los del resto del equipo o
con los de la comunidad?
¿Qué ventajas y desventajas presenta nuestra organización para encarar un proyecto de
prevención?
37
Acerca de la Prevención Integral de Adicciones
3. Formulamos el Proyecto
Formular y realizar proyectos nos puede resultar algo dificil y que no está a nuestro alcance,
sin embargo es un emprendimiento que todos podemos desarrollar. Diseñar un proyecto
de prevención del uso de sustancias psicoactivas, como es nuestro caso, es una tarea de
construcción colectiva, implica investigar, averiguar, buscar soluciones a los problemas, tomar
decisiones, evaluar, opinar, conjuntamente con otros.
La etapa de Formulación del Proyecto es cuando pensamos y diseñamos un proyecto de
intervención en la comunidad a partir de la realización del diagnóstico.
Es decir ...
• formulamos los objetivos,
• definimos los beneficiarios,
• formulamos las metas,
• elaboramos las acciones,
• identificamos los recursos,
• armamos el presupuesto,
• evaluamos la viabilidad,
• elaboramos el cronograma.
• redactamos el proyecto
• diseñamos los criterios de evaluación.
“Los objetivos son la expresión de los logros que se quieren alcanzar en un plazo
determinado.Un objetivo nos indica la dirección a seguir con el fin de llegar a nuestro destino
final o meta.
Los objetivos son algo deseable para la comunidad y que se tiene intención de lograr en un
tiempo determinado”. Organización Panamericana de la Salud (OPS):“Evaluación para el
planeamiento de programas de Eduación para la salud”, Manual serie Paltex, Washington.
OPS,1990.
Definir los objetivos constituye un proceso complejo que lleva tiempo y no es tarea exclusiva
de uno o varios líderes de la organización, por el contrario, debe ser producto de una reflexión,
análisis y participación de toda la comunidad que interviene en la formulación del proyecto
desde la primera etapa de diagnóstico.
Muchas veces ocurre que la gente beneficiaria de un proyecto participa en forma activa de la
primera etapa de diagnóstico, dando información, opinando, criticando, pero cuando se llega a
la instancia de planificar los objetivos, es decir, la toma de decisiones hacia dónde queremos
dirigir el proyecto, qué queremos lograr; esta tarea termina en manos de unos pocos líderes o
técnicos que se reservan, en forma arbitraria, ese tarea.
Los objetivos definen el para qué del proyecto y¿qué queremos hacer?
EJEMPLO:
Capacitar a 20 jóvenes entre 15 y 20 años pertenecientes a diferentes organizaciones
comunitarias en estrategias de prevención del uso de sustancias psicoactivas, entre los meses
de octubre y diciembre.
Definir los resultados que queremos alcanzar con el cumplimiento de los objetivos del proyecto
es lo que comunmente se denomina: “Formulación de las metas”.
“Las metas a diferencia de los objetivos, es la expresión cuantitativa de los logros que se
pretende obtener con el proyecto y se formulan en términos de cantidad y tiempos”.
Consejo Nacional para el control de estupefacientes CONACE (Ministerio del Interior):
“Programa” Fondo Nacional Concursable de Proyectos para la Prevención, Tratamiento y
Rehabilitación del Consumo de drogas. Concurso 1998.
Al igual que en una carrera, la meta, es el punto o destino donde se desea llegar. La formulación
de metas en un proceso de planificación participativa es el producto de una reflexión colectiva
donde todos los integrantes de la comunidad tienen voz y voto.
Ejemplo de meta:
“Para el mes de diciembre, 20 jóvenes deben haber concluido el curso de capacitación de
prevención del uso de sustancias psicoactivas”.
3.4.1. Sugerencias para la formulación de metas:
• No es conveniente plantearse metas demasiado ambiciosas. Es preferible metas más
acotadas y a corto plazo.
• Las metas deben ser claras y medibles.
• Es preciso contemplar los tiempos propios de la comunidad, que muchas veces no coincide
con los tiempos del proyecto o los tiempos de uno.
Para cumplir con las metas formuladas es preciso diseñar acciones que tiendan al logro de
las mismas, pero que, a su vez, no pierdan de vista los procesos de desarrollo y participación
planteados desde los orígenes del proyecto.
¿Qué pensamos obtener con el proyecto?
La definición bien concreta de los objetivos y las metas nos permitirá seleccionar las acciones
o actividades más adecuadas para desarrollar en la comunidad. Este proceso se denomina
“Planificación de acciones”.
La comunidad puede participar sugiriendo acciones que tiendan a lograr los objetivos
buscados.
La participación de la comunidad en la elaboración de las acciones es muy importante
Ejemplo:
Preguntas para guiar la reflexión en torno a la planficación de las actividades:
El objetivo es desarrollar una campaña de prevención del embarazo adolescente en un barrio.
Preguntas para guiar la reflexión en torno a la planficación de las actividades:
¿Qué actividades son más propicias para la población a la que va dirigido el proyecto?
¿Qué ventajas y desventajas presentan dichas actividades?
¿Apuntan a lograr los objetivos formulados?
¿Qué otras alternativas se les ocurren?
Parar definir las actividades o acciones a realizar es importante que pensemos qué recursos
necesitaremos. Esta tarea se llama: “Identificación de recursos”.
“Los recursos son los medios o insumos necesarios para alcanzar determinados fines.
Son los medios utilizados por una persona o un equipo para implementar una estrategia.
La importancia de los recursos disponibles es evidente, de ellos dependerá la factibilidad
del proyecto o lo ambicioso de los objetivos y la posibilidad concreta de implementar una
o varias estrategias”. Organización Panamericana de la Salud (OPS):“Evaluación para el
planeamiento de programas de Eduación para la salud”, Manual serie Paltex, Washington.
OPS,1990.
Los recursos son los insumos necesarios para realizar las actividades planteadas.
Por ejemplo:
En la construcción de una casa, primero se diseñan los planos, y antes de comenzar la fase
de construcción es necesario pensar qué materiales serán necesarios comprar o adquirir para
poder desarrollar la construcción de dicha casa.
En nuestro caso:
En la formulación de los proyectos, una vez que definimos las actividades es necesario
planificar los medios, insumos o recursos necesarios para poder llevarlas a cabo de acuerdo
a lo planificado.
Para la planificación de proyectos sociales hay que diseñar las acciones en función del tiempo
pautado para el proyecto. Para esto contamos con un herramienta llamada “cronograma”.
Para organizar el proyecto en función de las actividades y los tiempos es importante que
elaboremos lo que se denomina un “cronograma”.
“Un cronograma o plan de acción es un esquema que facilita la organización de las tareas
en el tiempo, designa responsables para cada actividad y los recursos necesarios en cada
etapa; para poder cumplir los objetivos planteados en tiempo y forma.
Es una presentación resumida de las tareas que deben realizarse por ciertas personas, en
plazos de tiempo específicos, utilizando un monto de recursos asignado con el fin de lograr
un objetivo dado”.
Organización Panamericana de la Salud (OPS):“Evaluación para el planeamiento de
programas de Eduación para la salud”, Manual serie Paltex, Washington. OPS,1990.
Un cronograma sirve para planificar en el tiempo las actividades que vamos a llevar a cabo.
Como todo proyecto que tiene pautado objetivos y metas, éstos seguramente estarán
fijados con tiempos bien precisos a ser cumplidos. Por lo tanto la varible temporal también
es fundamental contemplar para organizar el proyecto y poder desarrollarlo cumpliendo los
plazos pautados previamente.
La elaboración de un cronograma nos permite evaluar los pasos del proceso de planificación
y evaluar cómo estamos cumpliendo con las actividades en función de los objetivos y los
tiempos. 43
Un cronograma indica quién va hacer qué cosa, cuándo y con qué recursos.
En un cronograma debebemos indicar:
¿Qué es lo que se debe hacer?
¿En qué orden deben realizarse las acciones?
¿Cuándo deberán completarse las tareas?
¿Dónde se realizarán las tareas?
¿Quién será el responsable de las mismas?
El cronograma es un gráfico que sirve para controlar las distintas actividades del proyecto,
según una unidad de medición de tiempo (días, semanas, meses).
• Carátula
Describe los datos básicos del proyecto:
nombre del proyecto, duración, fecha de inicio,
organización que lo impulsa, monto solicitado, localización, etc.
• Organización responsable:
Qué institución impulsará el proyecto?
¿Cómo lo lograremos?
-Actividades y tareas a desarrollar.
10. ¿Qué continuidad tendrá el mismo una vez finalizado los plazos y etapas pautadas?
-Financiación futura.
Ejecutamos el proyecto
¿Cómo lograr formular un proyecto con una participación real de todos los involucrados?
¿Qué pasa si luego de elaborar el proyecto llegamos a la conclusión de que éste no es posible
de ser realizado?
¿Cómo incorporar a otras organizaciones en la fase de ejecución del proyecto?
“El diseño de la evaluación establece un sistema para proveer información que permite emitir
juicios y tomar decisiones sobre los logros reales del proyecto comparados con el objetivo
planeado en un principio. La evaluación nos brinda información para hacer correcciones,
medir logros y tomar decisiones”.
Organización Panamericana de la Salud (OPS):“Evaluación para el planeamiento de
programas de Eduación para la salud”, Manual serie Paltex, Washington. OPS,1990.
La evaluación es una técnica que sirve para brindar información para hacer correcciones,
medir logros y tomar decisiones.
En todos los ordenes de la vida uno evalúa lo que hace, lo que dice, lo que piensa. Observando,
opinando, charlando con otros, pidiendo la opinión a otros, comparando, etc.
De esta manera podemos darnos cuenta de ciertas cosas que a simple vista no las vemos
que pueden ser mejoradas o que puedan estar entorpeciendo el logro de las metas que nos
proponemos.
Como en todas los momentos de la planificación la participación de toda la comunidad
cooperando y aportando en la tarea de evaluar, será fundamental. Ya que ésta no es
responsabilidad exclusiva de los líderes de las organizaciones sino de todos lo actores
comprometidos en dicho proyecto.
El objetivo principal es identificar aspectos positivos del trabajo realizado y corregir los
errores.
La evaluación, entonces nos permite mejorar la tarea y ver cómo está funcionando el equipo
de trabajo.
Cuando evaluamos debemos tener en cuenta básicamente dos aspectos:
-El desarrollo del proyecto.
-El funcionamiento del equipo de trabajo.
La Evaluación de proceso.
Este método de evaluación proporciona información para efectuar ajustes sobre ¨la marcha¨
para orientar la ejecución del proyecto.
Sirve para conocer el grado de participación y compromiso del equipo de la comunidad
involucrada en el proyecto.
Contesta a la pregunta:
¿Cómo lo estamos haciendo?
Los indicadores son criterios que nos señalan qué tenemos que evaluar
Existen varias técnicas que permitan extraer información, comparar, tomar decisiones, emitir
juicios.
¿Qué técnicas podemos pensar para evaluar el desarrollo personal de cada uno en el proyecto?
¿Qué aspectos del módulo I sería importante evaluar?
¿El proyecto, así planteado, genera espacios de reflexión y análisis personal?
Referencias bibliográficas:
• Organización Panamericana de la Salud (OPS): “Evaluación para el planeamiento de programas
de Eduación para la salud”, Manual serie Paltex, Washington. OPS,1990.
• Camissasa Elena; Guerrero Miguel; de Dios, Rubén: “Capacitación a distancia en gestión de
organizaciones comunitarias”-Planificación Estratégica-CENOC, Bs.As.
• Miguez, Hugo: “Uso de Sustancias Psicoactivas”, Bs.As. Ed. Paidós 1998.
• Programa para el Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil (PFDJ). Secretaría de Desarrollo Social.
Presidencia de la Nación: “Hagamos un proyecto comunitario”, Bs.As. 1998
• Consejo Nacional para el control de estupefacientes CONACE (Ministerio del Interior): Programa”
Fondo Nacional Concursable de Proyectos para la Prevención, Tratamiento y Rehabilitación del
Consumo de drogas. Concurso 1998.
• Programa para el Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil (PFDJ). Secretaría de Desarrollo Social.
Presidencia de la Nación: ”Manual para la formulación de proyectos”, Bs.As. 1998.
• Organización Panamericana de la Salud (OPS): ”Evaluación para el fortalecimiento de procesos de
participación social en la Promoción y el Desarrollo de la Salud en los Sistemas Locales de Salud”,.
Washington, OPS, 1994.
• Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD): “Guión de trabajo para la elaboración de un
programa comunitario”.
• La comunidad y la prevención de los consumos de drogas. Madrid, Ed.FAD, 1999.
• Roviere, Mario: “Planificación Estrategica de recursos humanos en salud”, Serie de Desarrollo de
Recursos Humanos Nº96. OMS-OPS, Washington, EE.UU, 1993.
• Matus, Carlos: “Planificación, libertad y conflicto”, OPS-OMS, 1984.
• Programa para el Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil (PFDJ). Secretaría de Desarrollo Social.
Presidencia de la Nación: “Capacitación de jóvenes” , cuadernillo, Bs.As.
• Galeano, Eduardo: “El libro de los abrazos”, Burocracia-3. Bs.As. Ed. Planeta, 1995.
• Kaplan de Cohen y Arroyo: “Introducción a la planificación estratégica”, parte I.
49
Pensar los medios de comunicación para las
organizaciones desde una perspectiva participativa y
comunitaria.
Nelson Cardoso
A modo de introducción
El presente texto fue escrito pensando en los estudiantes que cursan el Taller de
Comunicación Comunitaria en el marco de la propuesta pedagógica que propone la cátedra
y se complementa con el texto que introduce a dicho taller: “Orígenes de la Comunicación
Comunitaria”, del mismo autor. A su vez se articula con varios otros que aparecerán a
lo largo de la cursada. Es el resultado de un trabajo colectivo de cátedra: discusiones
y debates, clases y fundamentalmente años de experiencia en lo que denominamos el
trabajo de campo2; el cual le da el sustento principal al taller y permite a los estudiantes
desarrollar experiencias de comunicación comunitaria en organizaciones sociales.
La intención que impulsó la escritura de estas líneas es la necesidad de que exista un
discurso acorde a la propuesta del taller para pensar la producción de medios desde
un enfoque “poco convencional” desde y para las organizaciones sociales. Al mismo
tiempo intenta: reflexionar acerca de qué significa producir medios desde un enfoque de
comunicación comunitaria; problematizar acerca de lo que implica la producción de un
medio desde una organización; arrojar algunas pistas a modo de lineamientos de acción
cuando un comunicador interviene en terreno.
El taller de comunicación comunitaria plantea, como propuesta pedagógica central,
una intervención transformadora. La misma supone un proceso de investigación-acción.
Experimento de campo, en tanto introduce en una situación real, concreta, un conjunto
de acciones que como variable independiente debe ser manipulada para modificarla y
producir nuevas consecuencias (variable dependiente)”3.
Dicha experiencia, significa una práctica pre-profesional para un-a estudiante de
comunicación social, en una organización de la sociedad civil con el objeto de planificar en
forma conjunta la realización de un proyecto de comunicación a partir de un diagnóstico
comunicacional y participativo. La gran mayoría de los casos las propuestas que surgen
directa o indirectamente giran en torno a alguna producción mediática: boletín, volantes o
folletos, video, carpetas institucionales, carteleras y hasta diseño de páginas Web.
Esta realidad es la que nos impulsa a iniciar una reflexión en cuanto a los límites y los
alcances de lo que implica la tarea de un comunicador social a partir de una intervención
en una institución desde un enfoque de comunicación comunitaria . Y salen a la luz todo
tipo de interrogantes que sirven a modo de disparadores:
¿Cuál es la expectativa real o latente de la institución con la producción de un medio?
¿Cuál es la concepción de comunicación que subyace a ella?
Plantearemos en este punto, cuáles son las demandas comunicacionales y debilidades típicas
de las organizaciones, que hacen posible la intervención de los estudiantes de comunicación;
a partir de la cual se funda el Trabajo de Campo.
Creemos que no es posible entender hoy las prácticas sociales y de las organizaciones sin
contar con el aporte de la comunicación. Afortunadamente las organizaciones comienzan a
demandar comunicadores para resolver tareas que son propias de este nuevo campo que es
la Comunicación Social.
Las demandas de intervención de comunicadores suele estar directamente asociada a la
necesidad de producción de uno o varios medios de comunicación. Dichas demandas se
relacionan directamente con cierto estado propio de las organizaciones, que podríamos definir
como de: desinformación y falta de visibilidad en la comunidad.
Ante esta situación, las organizaciones se proponen los siguientes objetivos:
-Difundir su quehacer y sus actividades en su entorno.
-Informar acerca de la organización: con el objetivo de una mayor visibilidad para tener
presencia en la comunidad (“posicionamiento” en términos de marketing)
-Promocionar la organización con fines de lucro: conseguir otras organizaciones que financien
proyectos, padrinos, mayor cantidad de socios, donantes, etc.
Dichos objetivos connotan una concepción totalmente instrumentalista y funcionalista acerca
del campo de la comunicación y el rol de los comunicadores intervinientes4.
La experiencia nos demuestra que, al insertarnos en una organización, los comunicadores
suelen toparse con cinco escenarios comunicacionales posibles, a saber:
-poca visibilidad de las organizaciones en sus entornos,
-sin dimensión del campo estratégico de la comunicación,
-la comunicación se reduce a las conversaciones y comunicación cara a cara (es decir que
“siempre hay comunicación, en ese aspecto no tenemos problema, no necesitamos que nadie
nos ayude”).
-los medios son eficaces herramientas que solucionan los problemas de comunicación de la
organización.
-poca claridad en cuanto a la-s audiencia-s a las que desean llegar.
A partir de allí se inicia la intervención de estudiantes de comunicación, en tanto investigación
de acción participativa, con la demanda (como hecho fundante de dicha intervención) de
producción de un medio solicitado por la organización convocante como solución para alcanzar
los objetivos y falencias anteriormente expuestos.
Por otra parte, otro aspecto que queda afuera de la idea o concepción de la comunicación y
sus alcances, es el hecho de que existe una relación directa entre comunicación y gestión de
una organización. No se percibe la relación que existe entre la vida y las acciones (gestión) de
una organización relacionada con la idea de comunicación o de un medio de comunicación.
Como si fueran dos dimensiones totalmente inconexas, sin relación la una con la otra.
Difícilmente una institución que desarrolla deficientes procesos de comunicación, se caracterice
por desarrollar una buena gestión; y viceversa.
“Cuando nos referimos a nuestras organizaciones tenemos que comenzar planteándonos
que comunicación y gestión, son dos realidades inseparables. Toda gestión comunica. La
51
gestión habla de nosotros, de lo que somos y de lo que queremos ser, como personas y como
4 Sobre este punto retomaremos el análisis en el apartado siguiente.
organización”(...)
“La gestión es un modo concreto y efectivo de intervención en las prácticas sociales.
Gestionar es también construir medios eficaces y eficientes para incidir en la realidad en
busca de que los acontecimientos tomen un rumbo deseado”(...) “Es también encontrar y
desarrollar los medios y las acciones, los caminos más adecuados para vincular, mediante
la planificación, el presente con un horizonte utópico” (...)
“Comunicacionalmente hablando la gestión no se restringe a una mirada interna de la
organización, sino que resulta también del análisis de las relaciones que se constituyen
entre la misma organización (como tal) y su contexto, por una parte, y de las relaciones que
cada uno de sus miembros genera en el entorno, por otra”5.
Es por ello que la producción de un medio (sea cual fuere) está directamente relacionado
con un modo concreto de gestión de una organización; de su particular modo de “ser”
y “estar” en el mundo. Esta realidad es el puntapié inicial para que los comunicadores
inauguremos un proceso de reflexión y problematización colectivo acerca de la organización,
sus objetivos, sus audiencias, su misión.
Por otra parte, las demandas comunicacionales emergentes (comúnmente resumidas en la
necesidad de la producción de un medio como solución a ellas), en realidad tienen su raíz
de fondo en problemáticas de gestión de las organizaciones. La mayoría de ellas presentan
debilidades, tales como6:
-Escaso análisis de la realidad y su contexto. No revén sus misiones institucionales a la
luz del nuevo escenario social. “Solo en la medida en que conozcamos el medio en que
actuamos podremos llegar hasta él y comunicarnos con él”.
-Objetivos institucionales indefinidos, imprecisos y desactualizados.
-Bajo número de miembros activos.
-Estructuras organizativas rígidas, con esquemas jerárquicos y verticalistas.
-Sin políticas de comunicación.
-Escasa planificación de acciones y casi nula evaluación de las acciones realizadas.
-Sin visión social y comunitaria; cada uno atiende su “quintita” o “kiosco”.
-Poca claridad en cuanto a las audiencias con las que se intenta relacionar
-Carencia de recursos (financieros, materiales y humanos).
-Escasa o nula creatividad para pensar estrategias de sustentabilidad y gestión.
-Gestiones personalistas y cerradas a nuevas ideas y visiones y participación de nuevos
actores.
-Las distintos tipos de organizaciones en tanto “instituciones de tercer sector”, no escapan
a la lectura crítica que la sociedad hace de ellas en cuanto a la poca credibilidad al
igual que en el resto de las instituciones democráticas. Recaen sobre ellas un manto de
sospechas, de igual manera que en las otras organizaciones gubernamentales, en cuanto
a la posibilidad de corrupción, mal desempeño de funciones, malversación, enquistamiento
en el poder, nepotismo, intereses personales por sobre los comunitarios, etc.
La carencia de visión social y comunitaria, tal vez sea una de las debilidades más
preocupantes y serias que afectan a las organizaciones y no escapa a ello la generalidad de
la sociedad. Sin duda, esta carencia está relacionada con un aspecto político de entender
una comunidad, una sociedad. Vivimos inmersos en la “cultura de la fragmentación7”
(aislamiento, fragmentación, falta de proyección territorial, sustentabilidad y estrategia),
una encrucijada cultural que prioriza el “sálvese quien pueda“, que impulsa la quimera de
intentar soluciones parciales (o individuales) a los problemas sociales o colectivos, por
definición complejos e interconectados. La cultura del autocentramiento y del sectarismo,
que se edifica sobre el miedo al otro y la fantasía de los círculos autoabastecidos,
desvinculados del resto de los actores sociales.
Esta cultura de la fragmentación se ve reflejada en el sentido “organizaciocentrista” donde
la idea de producción de medios, muchas veces es síntoma de ello. La ORGANIZACIÓN
tiene cosas que decir y difundir a la comunidad, por lo tanto edita un medio y pretende
que los receptores se interesen y lo lean, escuchen o vean. Una verdadera concepción
extensionista y lineal acerca de la comunicación.
5 Uranga, Washington: artículo presentado en el Seminario:“Comunicar EN y DESDE las
Organizaciones.
6 Equipo Claves: Gestión Participativa de las asociaciones, pp 25.
7 Desde los Barrios: pp 11.
La consecuencia anunciada de todo lo anterior es la baja proyección social de muchas
organizaciones. “Sentimos que la comunidad de nuestro entorno, no conoce a nuestras
organizaciones, no reconoce su papel y el valor de sus aportaciones al bienestar colectivo,
desconfían de lo que suponen que se oculta (intereses personales, sectarismos, ambiciones
políticas, afanes corporativistas, etc)”8.
Lo que aun no se reconoce en estos ámbitos, es que la comunicación es un campo estratégico
para resolver problemáticas internas de gestión de las organizaciones. Que no solamente se
vincula con la producción de uno u otro medio para alcanzar mayor visibilidad. La comunicación,
en tanto “interacción”, “vínculo”, “diálogo”; puede colaborar conjuntamente con otras miradas y
disciplinas, a un mejor flujo y circulación de la información, a generar espacios de encuentro y
discusión de dinámicas y funcionamientos organizacionales, generar soportes de capacitación,
colaborar en procesos pedagógicos.
En conclusión, muchas veces el emergente de producción de un medio para resolver una
necesidad concreta vendría a ser la punta del iceberg; que oculta en lo más profundo del
océano organizacional, infinidad de falencias de gestión sin resolver: poca claridad en cuanto
a la identidad, la misión, la visión, la comunidad a la que desean llegar, los objetivos, etc.
Hoy nadie duda que los medios de comunicación se han convertido en un de los principales
actores y escenarios sociales, culturales y políticos de la sociedad actual.
El planteo es una invitación a salir de esa mirada que como callejón sin salida nos coloca en la
disyuntiva de identificar a los medios como “buenos o malos”. Más habría hoy que diagnosticar
qué papeles nuevos están adquiriendo y cómo se interrelacionan con sus consumidores y todo
el entorno sociocultural y político.
Pero no es de los “grandes medios” de los que nos vamos a ocupar en esta oportunidad; sino
de aquellos medios de comunicación más cercanos a las pequeñas organizaciones sociales.
Se trata de soportes a los que pueden acceder técnica y económicamente una asociación civil,
un centro cultural, una sociedad de fomento u organización de base. Nos referimos tanto a
los medios “internos” de una organización tales como: carteleras memos, reuniones, talleres,
afiches, carpetas institucionales, etc; como también medios “externos” destinados a otras
audiencias o abiertos al barrio, como medios gráficos, carteleras, afiches, volantes, páginas
web, stands, videos, CD room, programas radiales locales, festivales, concursos, etc.
Hablar de medios es hablar de comunicación. Pero, ¿cuál es el imaginario social que impera
acerca de la comunicación?
A decir de Helena Pinilla9: “normalmente confundimos la comunicación con alguno de los
elementos que la conforman”. En general, medios, canales, difundir, etc. “Efectivamente,
cuando hablamos de comunicación nos referimos a algo más que un programa de televisión o
de radio, un boletín, periódico mural o volante, es decir, el medio que se elige para comunicar.
También excede aquello que decimos o expresamos y que conocemos como mensaje. Incluso
va más allá de los soportes técnicos o tecnológicos que utilizamos para su producción y/o
difusión, como los aparatos de televisión o de radio, o el papel, la imprenta”...”Cuando decimos
´comunicación´ estamos expresando algo más amplio que el simple hecho de difundir o
informar hechos, acuerdos o actividades. La comunicación es, sobretodo y antes que nada,
una relación que necesariamente requiere e implica la participación de al menos dos sujetos
(personas, colectivos o entidades) involucrados”10.
En palabras de Washington Uranga: “Particularmente en el imaginario social, pero también en
los espacios académicos, la comunicación ha quedado demasiado reducida a la problemática
de los medios en sus diversas expresiones (radio, TV, prensa, etc). La mirada reduccionista
que limita la comunicación a los medios nos ha hecho perder de vista gran parte de la
experiencia comunicacional que trasciende los medios y las técnicas y que nos habla de los
modos de relacionamiento entre las personas y entre los actores sociales. Pero sobre todo nos
ha impedido un reconocimiento más claro y directo de lo comunicacional que se constituye en
el espacio de las prácticas sociales y de las organizaciones. Esta falta de reconocimiento ha
traído aparejado, como consecuencia insoslayable, que lo comunicacional así entendido se
8 Equipo Claves: Gestión Participativa de las asociaciones, pp 26. 53
9 Helena Pinilla, “La importancia del otro en la comunicación”.
10 Idem.
perdió o no se tuvo en cuenta como objeto de estudio en relación a las mismas prácticas”11.
Lo decíamos en el apartado anterior, existe una idea generalizada que relaciona directa y
exclusivamente la comunicación a los grandes medios de comunicación. Este imaginario
está reforzado por casi todas las escuelas y facultades de Comunicación de América Latina.
El esquema imperante en las currículas de las carreras de Comunicación se especializa
en prensa, radio, televisión, publicidad, relaciones públicas, marketing empresarial. El
paradigma comunicacional dominante es “mediocéntrico” e instrumentalista. Es decir, se
concibe a la comunicación desde un aspecto puramente tecnológico: la comunicación son
los soportes/canales y sus lenguajes a través de los cuales se envían los mensajes. Desde
esta perspectiva, el sujeto emisor legitima el medio utilizado para emitir un mensaje y el
tipo de comunicación establecida. Se trata de convencer a los receptores de modificar sus
conductas en función de lo propuesto por el emisor.
El modelo dominante comunicacional sigue pensando a la comunicación desde una
dimensión básicamente instrumental, en la que los medios masivos actúan como correas
de transmisión de información utilizada por una elite ilustrada para bajar información al
resto de la sociedad. Se considera el proceso de comunicación como un hecho mecánico
y lineal, basado en la relación estímulo-respuesta o causa-efecto.
Sin embargo una cuestión estratégica a tener en cuenta, y en la línea de lo que plantea
Rosa M. Alfaro, es que el principal medio de comunicación, en las organizaciones y en los
propios barrios populares, muchas veces suele ser la comunicación oral y las relaciones
interpersonales. Con lo cual un ámbito estratégico a contemplar, analizar y trabajar, son sin
duda las reuniones, los momentos formales de encuentro y trabajo con que disponen los
grupos y las instituciones. En tanto en ellas se expresan las opiniones más comprometidas
y se define la marcha del grupo12. “Antes de generar nuevos espacios de comunicación
habrá que pensar en trabajar en los ya existentes”13.
Los momentos institucionales de reunión suelen escasear; cuando existen no están
debidamente planificados u organizados. Terminan siendo un medio directo para informar
o “bajar” informaciones de los directivos al resto del equipo. Muchas veces son espacios
generados a partir de urgencias (“apagar incendios” o resoluciones de último momento).
En estos casos no existe una agenda previamente conformada de temas a tratar (en su
mayoría suelen ser los temas urgentes y de la contingencia). También, las reuniones, se
convierten en oportunidades para la catarsis, todos hablan críticamente y no se llega a
ningún punto, el encuentro finaliza y nadie saca nada en concreto. Los participantes se
van con una sensación de pérdida de tiempo. No se aprovecha ese espacio para articular,
consultar, planificar y menos aún evaluar las acciones de la organización. Mucho menos
se tienen en cuenta aspectos comunicacionales como ser: partir de un orden o agenda
de temas prioritarios, promover el diálogo, el intercambio, la escucha, que haya un uso
democrático de la palabra, democratizar la toma de decisiones, que haya un registro de lo
conversado, lograr acuerdos, etc.
Desde el modelo dominante de comunicación, se refuerzan cuatro aspectos o dimensiones
totalmente interrelacionadas, que nos parece importante rescatar para problematizar y
tener en cuenta a la hora de intervenir en procesos de comunicación:
- Un aspecto extensionista: en términos de Paulo Freire14, los educadores más que dialogar
o comunicar con sus educandos, le “extienden” o “traspasan” información. Se trata de
reducir la comunicación a la acción de hacer llegar mensajes de manera unidireccional de
un punto a otro. Prieto Castillo llama a este proceso “envasar mensajes”.
-Aspecto instrumental: al reducir el campo de la comunicación puramente a su aspecto
tecnológico, las tecnologías o canales que median los mensajes. Comunicar es sinónimo
de TV, radio o medios gráficos.
-Aspecto funcionalista: la comunicación y los medios producen un efecto o resultado
inmediato y premeditado por el emisor. Es la lógica del causa-efecto o estímulo-respuesta.
11 Uranga, Washington, “Comunicar En y Desde las organizaciones”.
12 Burin, David;Karl, Istvan y Levin, Luis; “La comunicación interna”, en Hacia una gestión
participativa y eficaz.
13 Alcalá Javier; Notas para pensar la comunicación en las organizaciones.
14 Paulo Freire: pedagogo brasileño, durante la década del sesenta cuestionó el modelo de
la educación oficial. Como alternativa planteaba una educación liberadora. Su pedagogía se la
conoció como el método Freire o Pedagogía para la Liberación.
Al producir un medio esperar un efecto único e inmediato en las audiencias.
-Aspecto “bancario”15: la comunicación como mera difusión de información se vincula a lo que
Freire denomina modelo de “educación bancaria”, fuertemente influenciado por la psicología
conductista. En este modelo, se considera a la enseñanza como la transmisión de información
de una persona que tiene el conocimiento a otra que no lo tiene, reconociendo como único
saber válido el del que enseña.
La idea de la comunidad destinataria es más bien de “beneficiarios” pasivos que esperan y
reciben la información que la organización quiera transmitirles. Reservándoles una función
totalmente pasiva en dicho proceso, conservando para sí la parte activa y propositiva del
proceso.
La intención, pensando procesos de comunicación desde y con las organizaciones, es superar
el paradigma clásico antes expuesto y proponer la producción de medios desde un enfoque
de Comunicación Comunitaria.
Un enfoque de comunicación comunitaria, indica que los medios son medios, no fines en sí
mismo. Los medios surgen de la necesidad de un proyecto integral que parta de necesidades,
problemáticas o proyectos grupales, institucionales o barriales. Es decir, los medios son distintas
estrategias o soportes, a partir de objetivos que surgen de necesidades o problemáticas
previamente diagnosticadas en forma participativa. Pero no son un fin en sí mismo, sino más
bien es un camino para alcanzar las metas deseadas por parte de una comunidad. Son
pensados y producidos -en, por y para- al servicio de las necesidades de una comunidad.
“La comunicación comunitaria procuró establecer el diálogo en los medios de comunicación y
superar la pasividad de las personas que escuchan la radio, o que leen el pequeño periódico,
o cualquier otro medio; es decir, se busca una comunicación dialogada donde no exista un
monopolio de un emisor y donde los receptores tengan posibilidades de acceder a decir su
propia palabra y a ejercer su derecho fundamental al lenguaje que está completamente negado
por los grandes medios”16.
No podemos dejar de hacer una mención especial, cuando hablamos de comunicación
comunitaria, a la larga y rica experiencia en medios populares y comunitarios. En especial
las experiencias de radios comunitarias que cobraron fuerza, al menos en Argentina, durante
el proceso de apertura democrática, desde 1985 a 1989, donde se contaban de a miles las
emisoras en todo el país. Se trataba de experiencias que rescataban los saberes y prácticas
de ámbitos cercanos a la radio, a los procesos culturales y sociales locales, fundadas por
movimientos sociales, clubes, sindicatos, organizaciones eclesiales, etc.17
“Durante un buen tiempo la comunicación comunitaria se desarrolló principalmente en los
medios radiales, radios pequeñas de corto alcance, FM de tecnologías simples, manejadas
por personas con una cercanía a la comunidad y con diversos intentos de incorporar a la
comunidad a la programación en la agenda de la radio con diferentes resultados. Y aquí el
panorama es muy complejo. En el interior nos encontramos con realidades más efectivas que
en Capital y Gran Buenos Aires, pero con el transcurso del tiempo la comunicación comunitaria
se ha expandido y ha invadido otros terrenos que le permiten ejercer sus funciones con
la utilización o sin la utilización de los medios de comunicación y que en general procuran
combinar la comunicación directa con la comunicación mediática”18.
En definitiva, intervenir en una comunidad a partir de la tarea de producción de un medio desde
una perspectiva de la comunicación comunitaria, es una invitación y un desafío a repensar el
sentido de la comunicación en y desde las organizaciones y el “verdadero sentido” que tiene
producir un medio de comunicación.
Por otra parte, no se trata de pensar los medios como espacios “mediacéntricos” o de
“autorrealización comunicativa19”, sino como herramientas destinadas a hacer un aporte
dentro de un proyecto de cambio social. Producir un medio desde una organización, pude ser
15 Como parte de ese cuestionamiento, Freire definía a la educación como “bancaria”. Quería
decir que el educador depositaba todo su saber en depósitos vacíos que eran las cabezas de los edu-
candos.
16 Correa, Jaime: “Lenguaje y Comunicación Comunitaria”, apunte de cátedra.
17 Huergo, Jorge: “Comunicación Popular y comunitaria”, artículo publicado en boletín Centro
Nueva Tierra, número de diciembre 2004.
18 Idem 55
19 Términos empleados por Vinelli, Natalia y Rodríguez Esperón, Carlos; referidos a los medios
de contrainformación en el libro “Contrainformación”.
una gran oportunidad para que la organización adquiera conocimientos y herramientas que
le permitan transformar su propia realidad.
El sentido con este apartado no es desalentar la iniciativa de producción mediática desde una
organización, más bien todo lo contrario, alentamos hacerlo, pero de manera estratégica;
en el marco de los objetivos institucionales y desde una perspectiva de comunicación
participativa y comunitaria.
La intención es iniciar un proceso de problematización de lo que implica que una organización
se lance a la difícil tarea de producir sus propios medios de comunicación.
A continuación proponemos una serie de lineamientos, a modo de axiomas, para tomar en
consideración a la hora de intervenir en una organización que demanda la producción de
uno o varios medios.
59
Información que Aquí se trata de involucrar al otro apelando a su experiencia
apele a la experiencia interpersonal, y por ende, emocional.
personal Rolando Martiñá advierte que el desarrollo de actitudes
positivas y aprehensivas frente a las informaciones, no depende
solamente de los datos incluidos en los mensajes, sino de que
esos mensajes también incorporen la experiencia interpersonal.
En sus propias palabras: “Es claro que la información es
necesaria, pero nadie ha dejado de fumar cuando se enteró
de que hace daño, ni nadie cruza una bocacalle a 80 Km por
hora simplemente porque no conoce las reglas de tránsito. El
comportamiento de las personas no está regido por la obediencia
a las “grandes palabras”, salvo cuando, por lo menos en alguna
medida, ellas coinciden con su experiencia emocional”.
La experiencia incluye la información y la supera porque la
procesa, la pone en relación con información previa, la hace
atravesar por matrices emocionales, la hace dialogar con otras
partes del sí mismo.
Una vez que tomamos mutua confianza, y que avanzamos en la investigación pudiendo observar
su vida cotidiana, continuamos desarrollando lo más informal que ocurre en la organización,
lo que no está tan legitimado, lo que no aparece a simple vista. Para posibilitar la aparición de
situaciones problemáticas y demandas latentes, y para poder establecer relaciones y distancias
entre lo que se dice (discurso) y lo que se hace (práctica), en donde sea posible (en donde se
abra un espacio para) la intervención de un comunicólogo / comunicador comunitario. En este
sentido investigar las relaciones reales entre sus miembros, los agrupamientos informales, sus
actividades y el cumplimiento de sus objetivos, sus tipos de liderazgo, el grado de participación
de sus miembros y destinatarios, el clima institucional, sus recursos potenciales, sus
demandas latentes. Y más referidos a los procesos y prácticas comunicacionales: opiniones
de la organización sobre sus medios de comunicación; los canales y circuitos espontáneos de
comunicación interna; los mitos y creencias que circulan; la construcción de sí misma a través
de los mensajes que produce; valoraciones acerca de la comunicación; el trabajo en red /
cooperativo; límites y posibilidades de lo comunicacional.
Son los datos que le dan la primera caracterización a la organización como su nombre completo;
su dirección (de una o varias sedes), su teléfono, fax, e-mails, página web. Si se trata de una
organización formal (con reconocimiento jurídico) o informal; su número de personería jurídica;
su tipo (fundación, cooperativa, asociación civil, hospital, etc); y si es con o sin fin de lucro.
Por otra parte es necesario marcar su forma de intervención y de actuación; así cómo quiénes
son sus destinatarios. También es importante marcar la pertenencia a otro ámbito superior
(si es parte de otra organización mayor, por ejemplo en el caso de una organización social
gubernamental); y su carácter público, privado, mixto o como ONG.
Organigrama y cronograma
La historia institucional
Toda organización que permanece en el tiempo tiene una historia. A nosotros nos importa
tanto como conocer la historia instituida, institucional, el conocer quién la escribió y cómo
se escribió. No será lo mismo un texto producido sólo por un directivo de la organización,
que por su cuerpo profesional, que por sus “beneficiarios”, que por el plenario de sus
miembros. En esa historia será importante conocer quién fue el grupo fundacional de la
organización, sus ideas matrices, y el contexto histórico-social de su fundación. Muchas
veces, una organización que nació en determinado contexto con unos objetivos, hoy puede
estar necesitando un cambio en la formalidad de los mismos. De igual manera, los objetivos
iniciales se pueden haber cumplido y hoy la organización necesite reconvertirse. Al conjunto
de relatos de la organización los llamamos “novela institucional”: el mito fundacional de la
organización, sus hitos, etapas, quiebres, conflictos; que marcan un proceso, una evolución
en el tiempo.
Por un lado debemos describir los recursos que posee la organización (humanos, materiales,
financieros, de infraestructura). Esto nos permitirá conocer con quiénes cuenta la organización,
con qué materiales trabaja, cómo se financia y en qué lugares desarrolla sus actividades.
Por otro lado nos interesará conocer sus recursos en función del proyecto que estamos
construyendo; y entonces podremos investigar -por ejemplo- las potencialidades entre sus
miembros para involucrarlos con nuestra propuesta de una manera activa, las posibilidades de
conseguir recursos económicos o materiales, y el desarrollo del proyecto en diferentes ámbitos
con los que cuenta la organización.
Territorio
También como parte del contexto, es necesario tomar conocimiento de la población (comunidad)
que tiene relación con la organización investigada; porque es vecina y participa, o porque se
constituye como destinataria o “beneficiaria” de las actividades de la organización. En esta
descripción no es conveniente caer en reduccionismos, que pinten de una manera ambigua a
esta población. Es preferible abarcar menos pero abordar mejor. Al mismo tiempo, es necesario
relevar las organizaciones políticas, religiosas y sociales con presencia en el territorio, y en
particular las vinculadas con nuestra organización.
El clima institucional
Los actores y su dinámica cotidiana, sus vínculos, sus estilos en el desempeño de roles y
funciones construyen una atmósfera que se percibe como de “bienestar” o “malestar” dentro de
la organización. Los grados de conformidad con la tarea, con su posición en la organización
y sus tareas concretas se expresarán en las conversaciones con sus miembros. Este clima
institucional facilitará u obstaculizará la intervención, por lo que es importante tenerlo presente
cuando se piense en el involucramiento de los otros en el proyecto. Este clima institucional
podrá trabajarse, movilizarse, transformarse con las nuevas prácticas comunicacionales
desde las que intervenga el comunicador comunitario en su rol de constructor de “puentes”.
En particular en lo concerniente a compartir información, espacios de diálogo e intercambio,
y la recreación de los objetivos y de la propia identidad de la organización.
La organización de seguro posee datos que considera científicos, y que ha ido obteniendo a
lo largo de su historia: encuestas, estadísticas, registros, informes, documentos de trabajo,
consideraciones planteadas desde alguna disciplina particular (incluso de comunicadores,
que pasaron o forman parte de la organización). Estos datos, así como la forma en que
fueron obtenidos, podrían conocerse para comprender mejor a la organización; ahora bien,
no todo será pertinente para analizar e incluir en el informe. Sí aquello que ellos mismos
nos ofrezcan como “dato”, que tendrá un peso relevante y puede significar una necesidad
que -de alguna manera- nos están señalando.
Las demandas que una organización, o mejor dicho que algún o algunos de sus miembros
manifiesten, sirven como primer signo para interpretar cómo conciben y valoran la
comunicación. Es necesario relevar los “problemas de comunicación” que identifican
los miembros de la organización (relevarlo de manera individual, grupal y colectiva), así
como preguntarles sobre sus posibles causas, consecuencias, formas de solucionarlos.
Es necesario investigar cómo caracterizan la comunicación en su organización: fluida,
permanente, armónica, fracturada, monopolizada, horizontal, obstaculizada, autoritaria,
etc. Es necesario conocer qué entienden por comunicación. En otras palabras, cómo
construyen la importancia o no de la comunicación; qué tipos de acciones se realizan
para fortalecerla o para reprimirla; cómo marcan los límites y posibilidades de un trabajo
que desarrolle lo comunicacional en la organización. Si en la organización investigada
funciona un “área de comunicación” o trabaja un “comunicador” habrá que conocer cómo
es valorada su tarea, qué y cuántos recursos destinan, cómo se siente en la organización,
con qué posibilidades cuentan, de qué manera trabaja este comunicador en la organización
(concibe a la comunicación como un marketing, una administración de recursos humanos,
desde un sentido difusionista o instrumental, tratando de compartir información, produciendo
medios propios, utilizando diversos dispositivos, etc). Por último, la misma práctica que
ustedes están comenzando a realizar va a ser valorada por la organización (por distintos
actores sociales de la organización); ya sea de manera verbal o gestual, compartiendo los
proyectos, o bien obstaculizándolos.
65
Comunicación dentro de la organización (intrainstitucional o interna)
Los momentos formales de comunicación “interna” son aquellos planificados por la organización,
en donde participan sólo sus miembros, y con múltiples propósitos posibles: reuniones,
encuentros, retiros, jornadas internas, etc. En estos se informa, se opina, se dialoga, se debate,
se propone, se acuerda, se decide, desde prácticas comunicacionales que se desarrollan a
través de la expresión verbal y con el apoyo de variados dispositivos. Estos mismo momentos
pueden ser abiertos a no miembros de la organización. En este caso sus propósitos serán
otros, y nosotros no lo tomaremos exclusivamente como comunicación interna sino también
parte de su comunicación “externa”. Los espacios informales de comunicación “interna” son
aquellos no planificados, pero que ocurren de todas maneras “sin un control” de la organización:
el “radio pasillo”, la cocina, el baño, el buffet, el patio, son buenos lugares para observar la
vida cotidiana. Incluso podemos considerar los espacios compartidos entre los miembros que
se encuentren fuera del ámbito organización: la “puerta”, el bar de la esquina, los colectivos
compartidos, etc. Todo esto, sea formal o informal, es observable e interpretable. La manera
de observar no deberá ser invasiva, y la de interpretar no deberá partir de un conocimiento
sólo parcial de lo que ocurre con estos momentos y espacios en la organización. ¿Existen
momentos o espacios de comunicación suficientes y adecuados? ¿Dónde, cuándo y quién/es
toma las decisiones?
Los canales de comunicación expresan de manera conceptual por dónde circula la información
y en qué sentidos lo hace; como vimos, estos canales pueden ser más formales (instituidos) o más
informales (instituyentes). La pregunta pasa entonces por investigar ¿qué tipo de canales está
necesitando la organización?, y aquí entran a jugar cuestiones más ideológicas intrínsecamente
ligadas al tema del “poder”. Los soportes significan los tipos de dispositivos que se utilizan:
sonido, gráfica, imagen, NTICs (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación: web,
mail, chat, etc), expresiones no verbales, mímicas, artísticas, etc. Los medios comunitarios,
es decir aquellos micromedios o medios existentes en esa organización / comunidad, son lo
más concreto para observar. Siendo importante también conocer las experiencias mediáticas
pasadas o discontinuadas (que formaron parte del proceso de la organización: ¿por qué
fracasaron? ¿de qué sirvieron?). Y teniendo el comunicador comunitario a los medios
comunitarios como herramientas o estrategias para intervenir en las organizaciones, tiene que
investigar cómo se trabajan esos medios, cómo están apropiados, instalados, compartidos. La
producción de los medios comunitarios debe ser participativa, para que la comunicación en
el seno de la organización se comprenda y produzca como participativa… sino no estaríamos
hablando de comunicación.
Circulación de la información
Este dato es fundamental: nos muestra cómo se construye la organización a sí misma, con
qué fines la organización se quiere relacionar, y de qué manera considera a su comunidad
y a sus destinatarios (como parte de la organización, como sus “beneficiarios”, como
colaboradores, como meros receptores). En otras palabras, cómo permite la participación
de los otros. En este sentido, más allá de analizar los medios de comunicación externa, sus
mensajes y su lenguaje; será importante relevar los grados de conocimiento de la comunidad
sobre la organización (objetivos, actividades, horarios, quiénes son) y qué imagen tienen
de la organización. Todo esto pensando en cómo va a ser posible involucrarlos en función
de algún proyecto institucional. También es necesario tomar conocimiento sobre cuáles son
los medios de comunicación barriales que circulan en la comunidad (revistas, periódicos,
radios, volantes, carteles, carteleras, graffitis, etc).
Comunicación masiva
Estos líderes o referentes (así considerados por ocupar un cargo o una función; por su carisma
o saber; por sus contactos o su manera de actuar) tendrán de seguro un papel importante en
la manera en que la organización vive su comunicación, y son entonces factores interesantes
para que acompañen de una manera activa al proyecto que estamos construyendo “en” y “con”
sus organizaciones.
Es conveniente solicitar y conseguir copia de ciertos observables que guardan una calidad
testimonial (y de corpus para el análisis), para su inclusión en el Anexo del Informe de Trabajo
de Campo. Estos pueden ser: estatuto, organigrama, datos científicos, medios gráficos propios
y de otras organizaciones, planos, fotos, etc.
¿Cómo hacer una crónica?
Debora Cabrera
Yamila Campo
Magali Gomez
Juan Isella
Introducción
Nuestra materia prima
El registro
Ejemplo: “Mientras conversábamos con él, percibíamos que el lugar en el que nos
encontrábamos era un lugar de encuentro ya que varias personas pasaban por ahí, para
poder ingresar a la cocina.”
6. Un registro del espacio es muy importante, pero como comunicadores/as no podemos realizar
una simple descripción del mismo. Debemos pensar que el espacio condiciona, determina la
percepción de la presencia del otro. Por la tanto, el espacio facilita o dificulta el desarrollo
sincrónico de los ciclos organizacionales. (Schvarstein: 1989). Es por eso que el detalle de la
conformación del espacio debe ser minucioso, teniendo en cuenta cada uno de los aspectos
que por ubicación, conformación y/o relevancia, comunican distintas concepciones latentes de
la organización en la que realizamos la intervención.
Ejemplo: “El lugar donde se reúnen funciona como sala de espera y salón funcional. Es grande
y tiene dispuesto alrededor de su perímetro varios sillones y sillas. La gente iba formando, a
medida que llegaban, una ronda amplia y hablaban entre ellos. Había cerca de 30 personas,
cerca de 10 eran chicos jóvenes...”
7. Además es muy importante que las crónicas describan a las personas con las que
interactuamos, ya que “debemos percibir esos rasgos de la gente que proporcionan compresión
sobre como ella se ve a sí misma y quiere ser vista por los otros” (Taylor y Bogdam: 1986).
Estas apreciaciones serán de utilidad para poder entender jerarquías que se da por hecho,
liderazgos espontáneos o inestabilidades grupales.
Ejemplo: “Este hombre es también un inmigrante peruano, pero del barrio Milenio, es alto,
delgado. Es muy correcto al hablar y se sienta muy erguido.”
Con respecto al tiempo que conlleva una experiencia de intervención y cuál es el indicado
y/o mínimo para la realización de la crónica, no hay uno determinado, ya que siempre resulta
condicionado por los contextos de los encuentros y entrevistas: el tiempo con el cual contamos
nosotros y los participantes, lo atractiva que se vuelva el vínculo que establezcamos, etc.
De cualquier manera, siempre es importante planificar la entrevista para poder ordenar un
régimen de preguntas que puedan ir desde lo más superficial a otras con mayor profundidad.
Por eso, determinar un espacio temporal colabora para generar nuestro compromiso y de
los entrevistados en función del tiempo que dedicarán a la misma. Es seguro que de una
sola entrevista y por ende de una crónica no nos alcanzará para conocer la complejidad de la
organización.
Por último, la crónica se narra en primera persona, recreando no sólo la evolución de la
institución como aprendizaje, sino su atmósfera y el carácter de los actuantes principales.
Sentarnos a escribir:
Una vez finalizada la jornada de intervención, es importante que tomemos una cierta distancia
de lo que paso, reafirmar algunos comentarios, intercambiar con el compañero o la compañera
cómo se sintieron, qué modificarían para el próximo encuentro, qué olvidaron preguntar y
poder armar la agenda de preguntas para el próximo.
Vale una aclaración que consideramos importante: como comunicadores/as relatamos y
escribimos discursos sociales sobre determinados funcionamiento de las organizaciones
sociales. Esta situación es muy delicada dirá Geertz (1973) porque lo que tratamos de escribir
no es un discurso social en bruto, no somos actores (sin entrar en una discusión sobre la
Investigación-acción-participación), no tenemos acceso directo, salvo en la entrevista con
el integrante de la comunidad. Esto nos lleva a definir que nuestros actos de comprensión
e interpretación puedan ser más profundos o superficiales en la medida que nos alejemos
de los actores sociales y no tengamos en cuenta que las nuestras son referidas a marcos
conceptuales a veces no reconocidos.
A la hora de seleccionar lo que vamos a plasmar en la crónica, debemos tener en cuenta la
información más relevante y que nos aporte datos reales en el sentido de la problemática
presente. La crónica nos sirve de registro y no debe ser pensada nunca como una competencia
literaria.
A continuación proponemos un esquema que resulta de utilidad al realizar la crónica:
Es importante aclarar que el objetivo de este esquema es servir de guía para que a la hora de
realizar la crónica se ponga en marcha un proceso de exploración y creatividad. Tomando los
aportes del Centro Nueva Tierra “tratar de hacer de la comunicación comunitaria una creación
que exprese la recuperación del universo barrial como el presente de otro modo de vivir, más
múltiple, divertido y democrático”
Bibliografía citada
ACEVEDO; María José. La observación como recurso metodológico en el campo de lo institucional. (Cátedra Prof.
Juan José Ferraros Di Stefano. http://www.catedras.fsoc.uba.ar/ferraros/BD/mja%20la%20observacion.pdf
CENTRO NUEVA TIERRA (2002); Barrio Galaxia, Manual de Comunicación comunitaria.
GEERTZ, C.(1973) La Interpretación de las Culturas. Gedisa: Barcelona.
SCHVARSTEIN; Leonardo. (1989) El espacio organizacional. Revista Temas de Psicología Social. Ediciones
Cinco: Buenos Aires.
TAYLOR, S. y BOGDAM, R. (1986). Introducción a los Métodos Cualitativos de Investigación. Editorial Paidós:
México.
73
Sistematización de prácticas en comunicación.
Gramática social de la intervención
Ianina Lois
Juan Isella
Antecedentes
A inicios de la década de 1980, surge entre los profesionales que trabajaban directamente
con grupos populares un interés particular por el tema de la sistematización. Preocupaba
la producción de conocimientos que ampliaran los marcos de acción y comprensión de las
experiencias de los propios actores sociales.
Asimismo, como plantean Niremberg, Brawerman y Ruiz en su trabajo sobre “Programación
y Evaluación de Proyectos Sociales”1, este interés también estuvo estimulado por el
cuestionamiento a las formas tradicionales de evaluación de corte positivista, al considerar
que aquellas no daban cuenta de la riqueza de los procesos y trabajaban con categorías que
contraponían el sujeto que conoce y el objeto a conocer, a la vez que eran inadecuadas para
alcanzar explicaciones sobre problemas sociales complejos.
De esta forma, a partir de diversas prácticas, comenzaron a generarse
propuestas para la recuperación, la reflexión y el aprendizaje a partir de la sistematización de
las experiencias. Estas propuestas ponían en acento en los procesos de
participación de los propios interesados: el equipo del proyecto y la población
experiencias se orienta
de referencia. a la búsqueda de
En este marco, la sistematización de experiencias se orienta a la búsqueda fo rm a s/m o d a l i d a d e s
de formas/modalidades de producción de conocimientos sobre las prácticas de producción de
de intervención en una realidad específica.
De esta búsqueda, han resultado distintas perspectivas y abordajes
conocimientos sobre
metodológicos: algunas miradas ponen el foco en lograr transformar la las prácticas de
experiencia en conocimiento ordenado, fundamentado y transmisible, intervención en una
mientras otros enfoques, ubicados más cerca de la tradición interpretativa o realidad específica.
hermenéutica, apuntan a la comprensión, reconstrucción e interpretación de
los significados del sentido de la acción para los propios actores.
1 Niremberg, Olga; Brawerman, Josette y Ruiz, Violeta. Editorial: Buenos Aires, 2003
que ciertos objetivos y / o actividades previstas en la etapa de planificación inicial, debieron
ser reformulados y revisados al enfrentarse el grupo del proyecto con contextos sociales e
institucionales reales y siempre cambiantes. Los actores involucrados son sujetos activos que
interpretan y reinterpretan la realidad de forma continua y que participan en su transformación,
modificando la situación inicial desde donde comenzó la intervención.
Sistematizar es transformar la propia experiencia en objeto de estudio
Una de las principales características de los investigadores que intervienen en una comunidad
es la necesidad de sistematizar la propia intervención en dicha comunidad. La sistematización
opera como un instrumento que permite recuperar la práctica a partir de ordenar los procesos
y los resultados de un proyecto puesto en práctica en una comunidad.
Es un proceso complejo, condicionados por una multiplicidad de factores, Claudino Veronese2
lo plantea como: las condiciones en que la práctica se desenvolvió, las situaciones particulares
enfrentadas; las acciones direccionadas hacia determinados fines por las intencionalidades
que se configuran; las percepciones, las interpretaciones e intencionalidades diferentes de los
agentes, los resultados esperados, las relaciones entre los participantes.
Por su parte, María Barnechea (1994) pone el énfasis en precisar que la sistematización es
un procesos permanente y acumulativo de creación de conocimientos a partir de nuestra
experiencia de intervención en una realidad social. A lo que Oscar Jara (2001) plantea, que
sistematizar experiencias significa entender por qué ese proceso se está desarrollando de
esa manera, entender e interpretar lo que está aconteciendo, a partir de un ordenamiento y
reconstrucción de lo que sucedido en dicho proceso.
No es sistematización
• Narrar experiencias. Aunque el testimonio puede ser útil para sistematizar, se debe ir
mucho más allá de la narración. No quedarse sólo con la crónica.
• Describir procesos. Aunque sea necesario hacerlo, se requiere pasar de la descripción a
la interpretación.
• Clasificar experiencias por categorías comunes. Esto podría ser una actividad que ayude
al ordenamiento, pero no se agota la necesidad de interpretar el proceso.
• Ordenar y tabular información sobre experiencias. Igual que caso anterior.
• Hacer una disertación teórica ejemplificando con algunas referencias prácticas. Porque no
sería una conceptualización surgida de la interpretación de esos proceso.
En síntesis
La sistematización no es una narración, descripción, un relato de lo ocurrido. En el mejor de
los casos, se piensa que se trata de reconstruir históricamente la experiencia vivida. SI bien
estos aspectos son importantes, en realidad son sólo el punto de partida para la clave de la
sistematización, que es el de interrogar a la experiencia para entender porque pasó lo que
pasó. No sólo ver las etapas de lo que aconteció en la experiencia, sino, fundamentalmente,
entender por qué se pudo pasar de una etapa a la otra y qué es lo que explica las continuidades
y las discontinuidades para poder aprender de lo sucedido.
La sistematización es una característica fundante de nuestro trabajo de intervención
en la comunidad. La carencia de ella implica el desconocimiento de nuestros colegas del
trabajo que estamos realizando. La dificultad de creación de nueva teoría para el desarrollo
de nuevas experiencias. Y la imposibilidad de poder replicar nuestras experiencias en otras
comunidades
En este ordenamiento de la experiencia, en este intento de dar coherencia a una
intervención con el fin de generar conocimiento, en esta tensión constante entre la práctica y
la teoría, entre la acción y la reflexión, la dimensión comunicativa constituye un aspecto clave
de la sistematización. La sistematización implica poner en juego habilidades de comunicación:
comunicar, poner en palabras los aprendizajes alcanzados, reconstruir las acciones pasadas
de modo que puedan ser reinterpretados y aplicados en otras experiencias.
En síntesis, de lo que se trata es de dar cuenta en forma ordenada, clara y sintética de la lógica
del proceso de intervención de un proyecto, en torno a los ejes o dimensiones seleccionadas
y presentar las reflexiones más significativas en torno a lo sucedido. El resultado de la
sistematización (un documento escrito o en ocasiones un video, un gráfico o un cuadro) debe
reflejar los productos de la reflexión y de las interpretaciones, y a la vez sintetizar y extraer
conclusiones de los aspectos más relevantes.