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JÓVENES RURALES Y

ACCIÓN COLECTIVA EN
COLOMBIA nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 122-131

Flor Edilma Osorio Pérez*

El texto explora algunas prácticas de acción colectiva de jóvenes rurales en diversas regiones de Colombia. En medio
de condiciones muy adversas del sector rural, las y los jóvenes del campo generan y construyen experiencias de diferente
orden en el campo político y socio-cultural. Sus percepciones sobre sí mismos, su presente y devenir, se inscriben en el
marco marginal al cual se ha relegado el sector rural. Pero, a la vez, buscan superarlo generando cambios que rompen
las fronteras rural-urbanas y que los hace visibles en sus contextos locales y regionales.
Palabras clave: Jóvenes rurales, Colombia, acción colectiva, juventud, representaciones.

O texto explora algumas práticas de ação coletiva de jovens rurais em diversas regiões da Colômbia. No meio de
condições muito adversas do setor rural, as e os jovens do campo geram e constroem experiências de diferente ordem no
campo político e sócio-cultural. Suas percepções sobre si mesmos, seu presente e devenir, inscrevem-se no marco mar-
ginal ao qual se tem relegado o setor rural. Mas, por sua vez, buscam superá-lo gerando mudanças que rompem as
fronteiras rural-urbanas e que os faz visíveis em seus contextos locais e regionais.
Palavras-chaves: Jovens rurais, Colômbia, ação coletiva, juventude, representações.

This article explores some practices of collective action carried out for rural young people from diverse Colombian
regions. In the midst of strongly adverse conditions of the rural sector, young people from the countryside generate and
build experiences within the political and socio-cultural areas. Perceptions of themselves, of their present and future time
emerge out the marginality in which the Colombian rural sector is inscribed. However, and at the same time, they are
looking for overcome this situation of marginality generating changes that break rural-urban borders and make themselves
visible in their local and regional contexts.
Key words: Rural young people, Colombia, collective action, youth, representations.

ORIGINAL RECIBIDO: 16-V-2005 – ACEPTADO: 10-VIII-2005

* Profesora asociada Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Facultad de Estudios


Ambientales y Rurales, Departamento de Desarrollo Rural y Regional. E-mail:
fosorio@javeriana.edu.co

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¿Qué acciones colectivas reali- propuestas. Por ejemplo, identificar ¿Qué significa ser
zan las y los jóvenes rurales en como rurales a los municipios con joven en el campo?
Colombia? Esta exploración la ha- menos de 10.000 habitantes, con Algunas
remos en tres apartes. En el primero lo cual la población rural pasaría al representaciones
discutiré sobre la categoría de joven 42 por ciento (Pérez y Pérez, 2002). propias y ajenas
y de juventud. En el segundo, ca- Algunas categorizaciones indican
racterizaré brevemente el contexto que 959 municipios colombianos “Aquí hay muchos jóvenes
rural colombiano en relación con los podrían estar en el conjunto de lo pero no hay juventud” (Ferro et
jóvenes. Finalmente, me concentraré “rural” 3, y otras señalan que 797 al., 1999: 149). Esta frase dicha
en algunas experiencias de acción municipios se situarían por encima por un joven sintetiza una realidad
colectiva de jóvenes en diferentes del 60 por ciento, según el índice en la cual, pese a estar en un ran-
regiones del país. de ruralidad 4. Estamos entonces go de edad determinado, conoci-
ante la necesidad de un replantea- do como joven, ello no significa,
¿A quiénes nos referimos como miento de la categoría tradicional necesariamente, que se estén vi-
jóvenes rurales? De manera provi- de lo rural5, que implica reconocer viendo experiencias usualmente
sional y para efectos prácticos, po- las nuevas dinámicas y revalorizar identificadas y difundidas como
demos asumir como jóvenes a su papel y contribución en la vida deseables para esa edad. Es fre-
hombres y mujeres entre 14 y 26 de la sociedad colombiana. cuente el imaginario de la juventud
años1, un criterio cronológico co- como etapa de preparación, con
mún. El carácter rural estaría exigencias menores, con cierta
dado por unos procesos territo- ALTOS DE CAZUCÁ irresponsabilidad y disfrute, an-
riales muy diversos, cuya cons- tes de llegar a la edad de la
trucción social está marcada de adultez. Una edad en donde no
manera importante, pero no ex- se es, sino en donde se prepara
clusiva, por la relación con el en- para ser. Pese a ser una especie
torno natural y por la baja de limbo social, la juventud
densidad poblacional. En la rea- como etapa y las y los jóvenes
lidad, la frontera rural-urbana es tienen cada vez más reconoci-
cada vez más difusa, con muchos miento y reafirmación espe-
más matices en las relaciones cialmente en entornos urbanos.
sociales, en las actividades eco-
nómicas y con traslapes socio- Sin embargo, en el campo pa-
antropológicos diversos. rece haber cierta inexistencia so-
cial de esa edad particular, por
Sin embargo, las delimi- su rápida entrada al mundo adul-
taciones conceptuales tienen to. Una encuesta a jóvenes en el
implicaciones concretas. Así, por país encontró varias respuestas
ejemplo, si nos preguntamos sobre el significado de ser joven
cuántos son los jóvenes rurales en en Colombia. La diversión, el
Colombia, la respuesta oscila disfrute y la alegría son los signi-
entre los tres y los seis millones ficados más frecuentes (Colom-
de personas2. La fuente censal, la bia Joven, 2000). Esa percepción
más usada, delimita los cascos ur- de la juventud como un tiempo
banos en función de las redes de de aprendizaje, de ocio y disfru-
servicios públicos. El “resto”, que te no parece darse en el campo.
equivaldría a lo rural, para el “Al no haber juventud, no hay
2003 correspondía al 28 por ilusión de vida. Por no (sic) ha-
ciento de la población nacional FUNDACIÓN DISPARANDO CÁMARAS PARA LA PAZ
ber juventud es que la persona
(Perfetti, 2003). Pero hay otras piensa tantas cosas bonitas, como

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de progreso, comienza a pensar bres jóvenes y foráneos como las Las y los jóvenes en el campo
para luego practicar. En cambio mayores amenazas para las buenas son valorados fundamentalmente
aquí no hay eso. A aprender a tra- costumbres y la tranquilidad de los como mano de obra, pero son
bajar porque no hay más que ha- residentes. Desde el consumo de invisibilizados como actores socia-
cer” (Ferro et al., 1999: 153). alcohol, las peleas y asesinatos, la les capaces de comprender, opinar
delincuencia común y la organiza- y participar. Las reducidas ofertas
La segunda respuesta en impor- da en el ambiente de los negocios de servicios se hacen en tanto pro-
tancia, en la mencionada encues- ilícitos, pasando por las trabajado- ductores potenciales, dejando de
ta, tiene que ver con la utilidad, la ras sexuales visitantes semanales los lado las otras dimensiones funda-
responsabilidad y la preparación días de mercado, son problemas mentales, como sujetos sociales y
para el futuro, la cual está muy pre- asignados de manera muy directa a políticos. La invisibilidad se tradu-
sente en el sector rural: “Es estar en los jóvenes, aunque haya compor- ce también en la homogeneización,
el campo, que se preocupe por su tamientos similares de muchos que oculta la diversidad de proble-
tierra, ayudar a la comunidad, sa- adultos. Podríamos leer esto como máticas, potencialidades, sueños y
car los proyectos que se realicen en parte de la discriminación “anti- expectativas.
la vereda” (Arcila, 2004: 37). In- jóvenes” que implica una descalifi-
cluso se afirma como una reivindi- cación estructural de la generación
cación frente a la exclusión: anterior a la nueva (Bourdieu, El escenario rural:
1984: 172). convergencia de
“Es la persona que vive en el condiciones adversas
campo pero que tiene los mis-
mos derechos y deberes que Las y los jóvenes rurales en
tienen los jóvenes ur- ALTOS DE CAZUCÁ
Colombia viven y so-
banos, aún más por-
breviven en condicio-
que el desarrollo de
una organización o nes generales de gran
grupo o vereda la tie- adversidad, que ca-
ne el campo. Entonces racterizaremos rápi-
si trabajamos, si saca- damente a partir de
mos proyectos, si de- cinco aspectos rela-
jamos a un lado la cionados entre sí: la
violencia, yo creo que concentración de la
el mundo sería mejor propiedad, la crisis del
y todos, tanto los jó-
sector agropecuario,
venes rurales como los
urbanos, tendríamos
la agudización del
un mayor futuro y una empobrecimiento ru-
comunidad en paz y ral, los cultivos de uso
en convivencia” ilícito y el conflicto
(Ibíd., 2004: 37). armado.

Es necesario recordar que la En el 2001, el 0,4 por ciento


construcción de las represen- de los propietarios controlaba el
taciones de la juventud se ali- 61,2 por ciento de la superficie,
menta en buena parte de la con fincas de más de 500 hectá-
percepción de los otros poblado- reas. En tanto, el 57,3 por cien-
res, padres y madres, maestros, to de propietarios controlaba
medios de comunicación y de la solamente el 1,7 por ciento de
sociedad en su conjunto. Así, por la superficie, con fincas de me-
ejemplo, en zonas rurales se se- FUNDACIÓN DISPARANDO CÁMARAS PARA LA PAZ nos de 3 hectáreas (Fajardo,
ñala con frecuencia a los hom- 2002: 5). La acumulación de la

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tierra no se ha corregido desde la una recurrente exclusión para los nes sobre el éxito o fracaso de tales
década del 60 pues el índice de pequeños productores (Salgado, políticas. Según un último reporte
Gini 6, veinte años más tarde, se 2004). de la CIA “en el país había sem-
mantenía por encima de 0,82 (Ma- bradas a diciembre del año pasado
chado, 1998: 81). Estas dinámicas Mientras esto sucede en la agri- 114.000 hectáreas de coca, la mis-
territoriales de concentración de la cultura lícita, los cultivos de uso ma cifra que existía a finales del
tierra, de manera legal e ilegal, con- ilícito, como la coca y la amapola, 2003”, pese a que fue el 2004 el
llevan no solo una concentración mantienen un aumento creciente, año en que más se fumigó (El Tiem-
del capital, sino de la renta políti- expandiéndose por el país. Las ci- po, 2005). Sin embargo, se conti-
ca y social. En medio de esta crisis fras sobre cultivos, áreas fumigadas núa haciendo caso omiso del
estructural, se desarrollan las crisis y erradicadas son una arena políti- ‘efecto globo’, esto es al traslado de
semipermanentes, relacionadas con ca de debate, en la medida en que cultivos dentro y fuera del país, y
la producción y el empleo (Fajardo, buena parte de la apuesta guberna- al efecto de ampliación del para-
2002). mental y sus alianzas con el gobier- guas de ilegalidad (Informe PNUD,
no estadounidense se concentran 2003).
Si bien ha habido una ligera re- en este campo. La forma y datos de
cuperación del sector agrícola en los registros llevan a cifras muy di- La crisis del sector se manifies-
Colombia, una mirada de largo pla- ferentes entre lo fumigado, lo erra- ta también en el aumento del em-
zo señala una crisis sostenida que dicado y lo sembrado. De allí se pobrecimiento rural. Así, en la
es producto, entre otras cosas, de desprenden valoraciones y decisio- década del noventa se pasó del 64
la apertura económica iniciada al 83 por ciento de pobres rura-
en los años 90. Entre el año 1991 les, con un incremento de diez
ALTOS DE CAZUCÁ
y el 2000 se perdieron puntos porcentuales
189.355 puestos de con respecto a la po-
trabajo, de los cuales breza urbana (Perfetti,
el 19 por ciento se 2004). Los ingresos
perdió en el último reales de los hogares
año, debido a la dis- rurales han disminuido
minución de las áreas cerca de un 15 por
cultivadas en un 14 ciento, descenso que
por ciento 7. La crisis ha continuado de ma-
ha tenido diversos ci- nera que, en el 2000,
clos e impactos dife- un empleado del sector
renciados por sectores rural recibía un 24 por
y productos. Sin em- ciento de ingresos me-
bargo, ya sea en la nos que lo que recibía
agricultura empresa- en 19949. Mientras que
rial o en la economía el analfabetismo total
campesina, las y los jóvenes ru- es de 7,6 por ciento, en las zonas
rales ven afectados sus empleos rurales llega al 15,4. La escolari-
en la agricultura que, según cál- dad urbana es de 8,4 y la rural
culos, corresponden a una cuar- sólo del 4,5 (Díaz, 2004). La
ta parte de los empleados que brecha con la ciudad en térmi-
tienen entre 19 y 25 años 8. Lo nos de inequidad en servicios y
sucedido con el algodón y el café oportunidades es una caracterís-
ha mostrado impactos regionales tica estructural que alimenta la
severos en la economía y en la dinámica migratoria rural-urba-
dinámica sociocultural de los FUNDACIÓN DISPARANDO CÁMARAS PARA LA PAZ na, especialmente de las y los
pobladores rurales, en medio de jóvenes.

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Pero la desruralización es fruto, 14 y 24 años, lo cual significa que una guerrilla joven, incluso la
además, de otras dinámicas. El con- cerca de 24.000 jóvenes están vin- mayoría de los mandos que con-
flicto armado que tiene como es- culados a las filas de los grupos ile- forman la línea de mando de los
cenario privilegiado, aunque no gales11, de los cuales el 79 por ciento diferentes frentes, son jóvenes de
20, 22, 25 años, que hayan teni-
exclusivo, al campo y a sus pobla- tiene origen rural (Gómez, 2003).
do alguna experiencia dentro de
dores, ha provocado el desplaza- El ingreso masivo, en el caso de los la organización. Además hay
miento forzado de más de tres paramilitares, incluye tanto labores otro tema y es que en muchas
millones de personas 10 de las cua- de inteligencia, como trabajo mili- regiones donde opera el movi-
les, en promedio, el 70 por ciento tar y labores en las fincas de los je- miento guerrillero, las posibili-
eran pobladores con vínculo rural, fes, algunas de ellas relacionadas con dades de los jóvenes son muy
en razón de su empleo, su residen- cultivos de coca 12 . Pero ¿cómo pocas. El trabajo esclavizante, la
cia y la tenencia de tierra. Se cal- autoperciben esta vinculación las y pérdida afectiva, la imposibili-
cula que el 55 por ciento del total los jóvenes rurales? Veamos algunas dad de tener porvenir, de mane-
de desplazados es menor de 18 respuestas desde ellas y ellos mismos: ra tajante los obliga a asumir una
actitud de vinculación al movi-
años. Esta estrategia político-mili-
miento guerrillero” (Ferro y
tar de homogeneización de la po- “Hay un elemento que es clási-
Uribe, 2002: 72).
blación para controlar el territorio, co y eso es intrínseco a ser jo-
que se articula con intereses eco- ven, la juventud es propicia a la
“Como la mayoría de mucha-
nómicos locales y regionales, los acción, a la acción contestata-
chas vienen del campo, la mu-
ria (...), por eso las FARC son
cuales imponen su hegemonía por chacha del campo tiene muy
la vía del terror y la muerte, ha poco. Si es de extracción popu-
significado más de cuatro millo- lar, ha tenido muy pocas como-
ALTOS DE CAZUCÁ didades. Cuando se
nes de hectáreas ‘aban-
donadas’, de las cuales viene para acá, el mo-
vimiento da todo: co-
el 57 por ciento son
mida, ropa, y lo que
parcelas de menos de necesitamos nosotras
20 hectáreas (Osorio, como mujeres: toa-
2002). llas, protectores. La
muchacha que viene
El conflicto arma- del campo no tenía
do tiene a las y los esas cosas y, dentro de
jóvenes como sus prin- nuestro sacrificio, nos
cipales víctimas y da una cierta como-
victimarios. Las defun- didad, no la tenemos
que pagar”... (Ferro y
ciones por homicidios
Uribe, 2002: 73).
son mayoritariamente
de hombres de menos “Mis hermanos sí fue-
de 30 años. Una esti- ron al colegio, el úni-
mación conservadora de los me- co que no estudió fui yo (...)
nores de 18 años vinculados a los Estuve con la familia hasta los
grupos armados como combatien- nueve años. Luego comencé a
tes menciona la escalofriante ci- andar con los vecinos que tra-
fra de 11.000 personas (Human bajaban la amapola y me lleva-
Rigths Watch. 2003: 6). En su ban a sembrarla. Les ayudaba y
me daban cualquier cosa (...) Un
mayoría son hombres, si bien la
día llegó la guerrilla y comenzó
incorporación de las mujeres es a quemar casas cerca de donde
cada vez mayor. El 64 por ciento vivíamos nosotros, y uno con
de los desvinculados de grupos ar- miedo. Yo no estaba metido en
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mados hasta el 2003 tenían entre nada, ni mi familia: simplemen-

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te la autodefensa pasaba por el procesos intermitentes y frágiles, así palo”. Pero tiene una connotación
lado de la casa (...) Me tocó me- como la diversidad de protago- peyorativa. Las marchas cocaleras
terme en el monte sin camisa y nismos, de formalidad, de alcances. de septiembre de 1996, de gran re-
sin zapatos y al día siguiente salí Pero es claro que las y los jóvenes sonancia nacional e internacional,
todo arañado. Al otro día me en-
están confrontando y asumiendo las propiciaron el protagonismo tanto
contré con los vecinos, a los que
también habían quemado las ca-
condiciones adversas de sus entor- negativo como positivo de los
sas, y estaban en el tema de las nos, reconfigurando cotidiana- “raspachines”. En tanto que grupo
autodefensas. Yo les dije que mente sus propios territorios y afectado por la fumigación, estuvo
quería ingresar. Me metí y andu- superando las limitaciones de per- presente en las negociaciones con
ve con ellos de lado a lado: yo tenencia marcadas por la edad y por el gobierno y en ese proceso se
tenía once años” (González, sus propias búsquedas personales. redefinió el concepto de raspachín
2002: 185-187). y su diversidad14 dándole un signi-
En el Caquetá, departamento ficado más positivo frente al con-
Estas historias reflejan un tras- del sur del país, zona de cultivo de junto social e institucional.
fondo de exclusión que se concre- coca, cuando se pregunta por los
ta en la pobreza generalizada, pero jóvenes en la región, se les asocia Las y los jóvenes raspadores de
también en la violencia intrafa- fácilmente con los “raspachines”. El hoja, alcanzaron a configurar cier-
miliar, en donde “las familias des- nombre se deriva del trabajo: “lo ta identidad colectiva, de manera
cubren que el hijo existe cuando se que interesa es quitar la hoja, o sea rápida, no premeditada, ni con
va de la casa”. La escuela “no les nosotros estamos es raspando el proyecciones, dentro de claros
sirve para nada” y al vincularse a forcejeos con el resto de la so-
grupos armados consideran que ciedad local y nacional. Las
ALTOS DE CAZUCÁ
“ahora sí conseguimos marchas cocaleras
trabajo”13. En estas cir- constituyeron ese es-
cunstancias adversas pacio en el cual se
¿qué prácticas de acción reconfiguraron iden-
colectiva están realizan- tidades positivas en
do las y los jóvenes en torno al valor, al tra-
contextos rurales, para bajo, y otras negativas
asumirse como actores frente a las pedreas,
sociales? Veámos varios los actos delictivos y
ejemplos. los desórdenes. En
tanto repertorio de
presión al estado, las
Saliendo de la marchas generaron
invisibilidad: unas relaciones obli-
los jóvenes gadas de mínima
rurales en tanto organización coyun-
tural, representatividad, lide-
actores sociales
razgos y coordinación, tanto
entre los jóvenes, como entre es-
A partir de algunos estudios
tos y los demás grupos, por un
en diferentes regiones del país, es
objetivo común. La visibilidad
posible poner de relieve expe-
de los raspachines se dio en la
riencias colectivas de jóvenes en
medida en que se identificaron
contextos rurales, a partir de las como grupo y, a la vez, fueron
cuales se han ido posicionando percibidos como una fuerza
como actores sociales. Recono- presente y actuante, con osadía
cer estas experiencias no signifi- y capacidad para cosas buenas
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ca, sin embargo, ignorar sus y malas.

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En la misma región, vale la El tercer grado en la vereda (...) Le mezclado actividades de tipo forma-
pena mencionar una experiencia tocaba a uno madrugar, muchas tivo, productivo y cultural, de or-
colectiva liderada por un joven que veces aguantar hambre, llegaba uno den local, regional, nacional y
decidió retirarse de la cadena del de la escuela a hacer tareas y corra también internacional. La oportu-
narcotráfico a nivel local. La diná- a llevar las vacas (...) Mi papá fue nidad política del movimiento y la
mica funcionó alrededor de una 18 años concejal (...) armaron un confluencia de intereses con el sec-
emisora comunitaria que animaba movimiento de líderes campesinos tor gubernamental, alimentado por
un proceso de encuentro alrededor (...) y empezaron a trabajar” (San- los jóvenes “híbridos”, que eran tan-
de la cultura, lo deportivo y la ca- tos, 2003: 119). Con jóvenes pro- to miembros de la Red como fun-
pacitación de jóvenes. Al igual que cedentes de municipios rurales de cionarios de la Gobernación, son
en otros casos, la visibilidad de los quince provincias del departamen- factores que han permitido un
jóvenes por esta vía se constituyó to, la Red de jóvenes Constructo- avance sostenido y un protago-
en un puente, no siempre premedi- res de Paz de Cundinamarca ha nismo importante.
tado, para vincularse al Concejo avanzado en un proceso que co-
Municipal en representación de los mienza en 1998. En su génesis es- Esa misma articulación ha sido
jóvenes del pueblo (Ferro et al., tuvo muy relacionado con la fuente de crisis y de rupturas, en la
1999). Gobernación, pero adquiriendo su medida en que se han mezclado in-
propia dinámica, en la cual se han tereses y compromisos que han me-
Otra dimensión colectiva se noscabado la autonomía de la
encontró entre los raspachines a Red. Según una muestra, las eda-
través de formas de ALTOS DE CAZUCÁ des de sus miembros,
solidaridad entre pa- cuyo número es fluc-
res, equivalentes quizá tuante, están entre los
a los parches urbanos. 17 y los 38 años, en su
Se trata de grupos de mayor parte hombres
jóvenes que se van (73 por ciento), con
consolidando en su educación universita-
paso por los plantes de ria en un 52 por cien-
coca. Este es un espa- to, y un 42 por ciento
cio de socialización im- de bachillerato. El 55
portante, que incluye por ciento provienen
actividades lúdicas, de de municipios emi-
información, de protec- nentemente rurales,
ción, de presión frente apartados de los gran-
a los incumplimientos des centros urbanos.
del patrón y de cons- Estas ventajas compa-
trucción de una jerga. Estos rativas que influyen en sus posi-
grupos son informales y, con fre- bilidades le dan un carácter de
cuencia, sus miembros tienen al- elite local que ha asumido un
gún parentesco (Ferro et al., compromiso con sus lugares de
1999: 206). origen y que en varios casos tie-
ne claras ambiciones de entrar
Pasando a otra región, el de- activamente en la política local
partamento de Cundinamarca, y regional.
en el centro del país, una expe-
riencia distinta llama la atención: En Colombia es frecuente
“Mi papá es campesino, igual que tropezar con grupos de jóvenes
mi mamá (...) Los dos primeros FUNDACIÓN DISPARANDO CÁMARAS PARA LA PAZ
que buscan desarrollar activida-
años los estudié en el pueblo... des de orden cultural, desde las

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cuales, y pese a ser vistas como bros, pero han centralizado las deci- local, y se van redefiniendo identi-
“una pérdida de tiempo”, renuevan siones y orientaciones, lo cual cues- dades compartidas, nuevas mane-
espacios de encuentro, dinamizan tiona su sostenibilidad en el tiempo ras de manejar los conflictos,
la vida local y también la trans- (Arcila, 2004). intereses generales y motivaciones
greden con mayor o menor fuerza. particulares.
Es el caso de la Asociación de Jó- Las experiencias mencionadas,
venes de Arabia, Asojara. Arabia a manera de ejemplo, muestran la La relación con el Estado apa-
es uno de los corregimientos de iniciativa, voluntad y capacidad de rece como denominador común en
Pereira, capital del departamento jóvenes rurales para constituirse en tanto adversario, en términos de
de Risaralda, en el centro del país, actores sociales, a través de accio- Touraine. En ese trasegar marcado
hoy afectado por la crisis cafetera. nes colectivas de diverso orden. A por la reivindicación, la gestión de
Es una zona que cuenta con buena través de tales acciones colectivas, recursos y también la denuncia, se
presencia institucional y oferta de entendidas como acciones con- va redefiniendo el ejercicio de la
servicios, de la cual Asojara no ha certadas para lograr propósitos ciudadanía, con ciertas ambigüeda-
sido ajena. Desde 1999, la Asocia- compartidos, se dinamizan sus re- des y algunas trampas. Mantener su
ción ha realizado diferentes activi- laciones sociales, la distribución del autonomía y su sentido crítico tie-
dades y ha tenido apoyo de diversas poder, los recursos y las oportuni- ne el precio de romper con las re-
instancias. Así se han hecho desde dades con el resto de la sociedad des clientelistas, que a su vez son
paseos y celebraciones comuni- sus potenciales mecenas. Pero
tarias, capacitación en salud, has- también, confrontar a las autori-
ALTOS DE CAZUCÁ
ta festivales de rock y dades municipales y
celebraciones navide- dar el salto a un cam-
ñas. Han pasado de ser po político no siempre
puente con políticos es posible por el con-
regionales en las elec- trol de actores arma-
ciones a plantearse dos ilegales en la
como organización región que los pueden
apolítica. llevar a ser señalados
como aliados o con-
En mayo del 2003 trarios de unos u otros.
se organizan formal- Por ello, es muy posi-
mente con 31 asocia- ble que algunos grupos
dos. Su lema es “Juntos de jóvenes se manten-
trabajamos por el bie- gan en espacios redu-
nestar social de los cidos, con metas muy
jóvenes”, aunque al- inmediatas, buscando
gunas de sus actividades van más algún reconocimiento social, pero
allá de sí mismos. La existencia concentrados en mejorar su cali-
de Asojara ha facilitado la inter- dad de vida dentro de las comu-
vención de varias entidades que nidades microlocales (Madera,
quieren prestar servicios en el 2004).
corregimiento, lo cual a veces ha
saturado la misma organización
juvenil. La permanencia y ejer- A manera de cierre
cicio de su líder, alrededor del
cual funcionan las relaciones En Colombia, ser joven en el
institucionales y la continuidad campo pasa por una reafirmación
del grupo, han impedido ruptu- colectiva que les permita posi-
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ras por la rotación de sus miem- cionarse ante la sociedad local,

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regional y nacional, más allá de la color a ese caleidoscopio que es la derechos en su artículo 45. La ley 375 de
1997 o ley de la Juventud, que desarrolla
mirada funcional para el mercado juventud rural. En esa diversidad ha este artículo, establece que, para los fines
de trabajo, de los límites de la edad jugado el acceso cada vez mayor, pertinentes de participación y derechos
y de las connotaciones negativas pero no masivo, de los jóvenes ru- sociales, se entiende por joven toda per-
sona entre los 14 y 26 años.
derivadas de un contexto de gue- rales a nuevas tecnologías en comu-
rra creciente. Pese a las múltiples nicación e información, que aporta 2 El cálculo es hecho con base en un total
de población proyectado a 2005 de
condiciones adversas, o quizá a la en la fluidez y conexión con recur- 45’325.260 y una proporción de una cuar-
par con éstas, jóvenes en diversas sos y aprendizajes de otros espacios ta parte que, según el Departamento Ad-
zonas rurales reinventan, transgre- rurales y urbanos, nacionales e in- ministrativo Nacional de Estadísticas,
DANE, está entre los 14 y 26 años.
den y resisten la negación o indife- ternacionales. Así mismo, su mayor
rencia social de que son objeto, y movilidad rural-urbana ofrece po- 3 Categorización hecha por el DANE en
1989 y que identifica 14 categorías con
siguen ensayando alternativas indi- sibilidades que pueden activar, de dos grandes grupos: el rural con once ca-
viduales y colectivas que les permi- manera impensada y en diversas tegorías y el urbano con tres. Cfr. Funda-
tan un mayor bienestar. Desde direcciones, su papel en los entor- ción Social, 1998.
diferentes acciones colectivas, ha- nos locales. 4 Categorización hecha por el Fondo DRI,
cen visible su papel en el ámbito en donde uno de los índices empleados
para identificar prioridades de inversión
político y sociocultural, dan mues- Redescubrir y posicionar a los fue el índice de ruralidad que es el por-
tras de ir más allá del presente jóvenes rurales exige avanzar en la centaje de población rural respecto de la
inmediato y de sus propias necesi- comprensión de su quehacer, sus población total. Cfr. Fundación So-
cial,1998.
dades, para participar y dinamizar búsquedas y representaciones. Pero
su comunidad. Con el referente ello es inútil si no va de la mano 5 Recientemente el Banco Mundial afir-
mó que los “sectores rurales de América
identitario de “grupo juvenil”, con una reflexión crítica y una de- Latina y el Caribe en promedio resultan
acompañado por la pertenencia te- cisión, como sociedad nacional, de dos veces mayores que el tamaño de las
rritorial, se va definiendo un “no- cifras oficiales”. Cfr. Perry y Lederman,
redimensionar la importancia del 2005.
sotros” desde el cual se intentan sector rural en el país. El ineludible
varias iniciativas. Algunas más au- 6 El índice de Gini mide el grado de con-
proceso de reconciliación, que centración de la propiedad rural al com-
tónomas y otras más influenciadas tenemos que construir desde un parar el porcentaje de área acumulada por
por las “oportunidades políticas” presente histórico de violencia es- un determinado número de propietarios.
(Tarrow, 1997), se ven acompaña- Cfr. Machado, 1998: 81.
tructural marcado por la violencia
das con frecuencia por el cliente- política, pasa de manera sustancial 7 Las cifras son muy diversas pues para la
lismo y son tocadas, en mayor o misma época, por ejemplo, el Ministerio
por hacer efectivo el papel de los de Agricultura aseguraba haber un au-
menor grado, por la maraña de in- jóvenes rurales, hombres y mujeres, mento del empleo del 8 por ciento en el
tereses y presiones propias de la y de la sociedad rural en su con- 99 y del 3 por ciento en el 2000. Cfr.
guerra. Contraloría.
junto, en tanto protagonistas del
8 Que son el 77 por ciento de los jóvenes
hoy y del mañana. Quizá, por esa según Colombia Joven.
Ser joven exige enfrentarse a vía, encontremos claves para ges-
la homogenización y funcionalidad 9 Cálculos de Lora y Herrera citados por
tar espacios de mayor equidad y Perfetti, 2004.
de la categoría para buscar ser pluralismo. Quizá, en esa búsque-
reconocido en su diversidad de ex- 10 Cálculos de la Consultoría para los De-
da, sea posible romper con los ci- rechos Humanos y el Desplazamiento,
periencias, intereses, alcances, clos de exclusión y dominación que CODHES, entre 1985 y el 2003.
condicionamientos y prácticas. Fac- acompañan nuestra memoria per- 11 Bajo el cálculo de que hay cerca de 38.000
tores de diferenciación como el gé- sonal y colectiva. combatientes. Gómez, 2003.
nero, los subgrupos de edad, las
12 Observación recogida en trabajo de cam-
actividades laborales, su vincula- po en el Bajo Sinú, 1997-2000.
ción o no al sector educativo, su 13 Ferro y Uribe retoman estas afirmacio-
situación familiar, las característi- Citas nes de un estudio de once casos hecho
cas y dinámicas del territorio rural por el Instituto Colombiano de Bienes-
tar Familiar de Florencia, a partir de la
que habita, así como la pertenen- 1 En Colombia la Constitución Nacional denuncia del reclutamiento de menores
cia étnica, entre otros, dan forma y reconoce a los jóvenes como sujetos de en el Caquetá.

130 N ÓMADAS NO. 23. OCTUBRE 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


14 El Acta de Acuerdo señala tres tipos de FERRO, Juan Guillermo; Osorio, Flor Edilma; PERRY, Guillermo y Lederman, Daniel, Más
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OSORIO PÉREZ, F.E.: JÓVENES RURALES Y ACCIÓN COLECTIVA EN COLOMBIA N ÓMADAS 131

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