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Paz |28 Jul 2013 - 9:00 pm

Sobre el perdón y la tierra


En La Habana se reanudaron ayer las conversaciones de paz entre el Gobierno y las Farc. El
Ejecutivo insiste en que la guerrilla tiene que responder a sus víctimas y las Farc reiteran
sobre las zonas de reserva campesina y el modelo agrario.

Con marcadas diferencias en el discurso, el Gobierno y las Farc iniciaron un nuevo ciclo
de conversaciones de paz en La Habana (Cuba). A la luz de las declaraciones concedidas
ayer, existen al menos dos temas que distancian al Ejecutivo y la guerrilla y que se han
convertido en puntos de honor. Para el Gobierno se trata de la petición de perdón a las
víctimas de la guerra por parte de las Farc, y para la guerrilla, del reconocimiento de las
zonas de reserva campesina, como la del Catatumbo (Norte de Santander), y otros
asuntos agrarios que son centro de la discusión nacional por cuenta de la iniciativa del
Gobierno de cambiar el modelo agrario.

De la Calle insistió también en que el proceso de conversaciones que se adelanta en


Cuba no es para que las Farc hagan política, sino para pactar el fin del conflicto.

Paz |28 Jul 2013 - 10:12 am


Proceso de paz en Colombia

'No estamos en Cuba para que las Farc


hagan política'
Así lo recordó Humberto De la Calle, al insistir que las conversaciones tiene como objetivo
"pactar el fin del conflicto".
Por: AFP

"Quiero recordar para qué estamos aquí dialogando en La Habana: este no es un


proceso de conversaciones para que las Farc hagan política, sino para pactar el fin
del conflicto", dijo ante la prensa el jefe negociador del Gobierno, Humberto De la Calle,
poco antes del inicio de las pláticas con la delegación de la guerrilla en el Palacio de las
Convenciones de la capital cubana.

El proceso de paz arrancó en noviembre de 2012 con una agenda de cinco puntos, que
incluye el desarrollo rural (ya consensuado), la participación política, las drogas ilícitas, el
abandono de las armas y la reparación a las víctimas.
Paz |29 Jul 2013 - 4:47 pm
Proceso de paz

Gobierno explica en 10 puntos el marco


jurídico para la paz
Sin nombrar a la ley que desmovilizó a los paramilitares, señala que al Marco Legal para la
Paz no se le pueden aplicar recetas que funcionaron en otros ordenamientos jurídicos.
Por: Elespectador.com

Durante el foro "Marco Legal para la Paz", organizado por la Revista Semana y la Fiscalía
General de la Nación, el Ministro del Interior, Fernando Carrillo Flórez, presentó los 10
puntos que condensan lo que significa para el Gobierno Nacional el Marco Legal
para la Paz.

Estos son los 10 aspectos fundamentales que el gobierno considera


se deben tener en cuenta frente a la mencionada ley:

1. Al Marco Legal para la Paz no se le pueden aplicar recetas que funcionaron


en otros ordenamientos jurídicos. Estas terminan siendo trasplantes o injertos que
no tienen en cuenta la especificidad del caso colombiano.

2. El Artículo 22 de la Constitución del 91 establece la paz como un derecho y un


deber de obligatorio cumplimiento. La incorporación de este artículo en la Carta
del 91 no fue producto de una coincidencia sino de una a puesta a la paz.

3. El Marco Legal para la Paz tiene un elemento característico de


excepcionalidad (la transitoriedad) que se puede equiparar con lo que antes de la
Constitución del 91 fue el Estado de Sitio.

4. Para las víctimas el pasado y el presente va más allá de la concepción de


justicia y verdad. En el futuro es mucho más importante el perdón y la
reconciliación.

5. El Marco Legal para la Paz debe tener un control político, debe ir al Congreso
de la República ya que es una Ley Estatutaria. No se le puede negar al Congreso
de la República la facultad de fijar los alcances, valores y principios del Marco
Legal para la Paz.
6. El control previo de la Corte Constitucional es fundamental para garantizar
que el Marco Legal para la Paz no sea el resultado de la arbitrariedad sino de una
decisión de exequibilidad proferida por la Corte Constitucional.

7. Si el objetivo es terminar el conflicto, es evidente que en adelante lo esencial


será la construcción y el mantenimiento de una paz estable y duradera.

8. Algo que debe resultar claro son los derechos de las víctimas. Las víctimas
son el epicentro, la columna vertebral de todo lo que ha sido la política de este
Gobierno. Para las víctimas debemos diseñar unos escenarios donde haya voz,
representatividad y participación. Las víctimas son el termómetro, el calibre y la
posibilidad de tener escenarios de paz.

9. Verdad, justicia, reparación y no repetición son cuatro elementos esenciales.


La verdad en sí misma ya es una forma de justicia. Para las víctimas, la verdad es
fundamental y lleva al perdón y a la reconciliación.

10. Ni maximalismo ni minimalismo. Lo que hay que hacer es un ejercicio de


ponderación que se realiza gracias a las intervenciones de todos.

26 julio 2013

Desmemoria histórica
Por Alfredo Rangel

OPINIÓN Decirque el Estado debe ser el primero en pedir perdón


es señalarlo como el principal responsable de la violencia y no
es así.

Empecemos por lo útil. El alud de cifras de actos bárbaros que contiene el informe
sirve para respaldar la exigencia de la inmensa mayoría del pueblo colombiano de
que no puede haber paz con impunidad. Guerrilleros, paramilitares y miembros de
la fuerza pública involucrados en tantos crímenes atroces deben contar la verdad y
saldar sus cuentas con la justicia. La paz y la reconciliación nacional no se pueden
lograr sobre la base del olvido, de la carencia de verdad y de la falta de justicia.
Las heridas quedarían abiertas y se propiciaría un ambiente nefasto para el
surgimiento de nuevas formas de violencia, de venganzas y de justicia por mano
propia. La justicia es la condición de la paz, sin ella habrá más violencia.

Pero infortunadamente en La Habana se está gestando una operación de


impunidad sin límites para las FARC, por obra y gracia del desafortunado Marco
Jurídico para la Paz que en mala hora aprobó el Congreso bajo el impulso de
Santos. Fue un anticipo de impunidad, totalmente gratis y sin contraprestación
alguna, para que las FARC aceptaran sentarse a la mesa de diálogos. El informe
del Centro de Memoria es útil para recordar que este grupo terrorista cometió
miles de asesinatos selectivos de civiles indefensos, centenares de masacres,
realizó cerca de 16.000 secuestros, ocasionó miles de víctimas civiles de minas
antipersona, reclutó a miles de niños, sometió a esclavitud sexual a miles de
niñas, provocó centenares de miles de desplazamientos forzosos. El carácter
sistemático y generalizado de estos delitos –como lo evidencian sus volúmenes–
los convierten en delitos de lesa humanidad, que son imperdonables e
imprescriptibles.

Pero el Marco Jurídico para la Paz establece que solo unos pocos de esos
crímenes se van a investigar, que solo unos pocos de los responsables de esos
crímenes van a ser juzgados y que al final del día los pocos condenados por los
pocos crímenes juzgados serán perdonados mediante la suspensión de la
aplicación de la pena. Impunidad total.

26 julio 2013

Los muertos que somos


Por Marta Ruiz

OPINIÓNElinforme '¡Basta ya!' muestra lo que hemos vivido en


50 años de conflicto, en un país donde la peor gente son los
demás.

Dice el Grupo de Memoria Histórica en su informe ¡Basta ya! que desde 1958
hasta el año pasado, los muertos fuimos 220.000, casi todos civiles, y que a
150.000 nos mataron de manera selectiva, para que no se notara demasiado que
la suma iba creciendo. Que en los últimos 30 años sufrimos casi 2.000 masacres,
más de la mitad de ellas cometidas por paramilitares, y casi todas desconocidas
para nosotros porque eran pequeñas y los periodistas nunca íbamos a
registrarlas.
Dice también el Grupo de Memoria Histórica que somos 25.007 los desparecidos,
pero que a esta hora que escribo, ya esa cifra debe haber crecido porque todos
los días los colombianos seguimos siendo desaparecidos a la fuerza. Y que la
nuestra es una cifra tres veces peor que la que tuvo Argentina durante la
dictadura. Y que la desaparición se ha hecho en fosas, en ríos y hasta en hornos
crematorios que construyeron artesanalmente los paramilitares para no dejar
huella.

Dice el Grupo de Memoria Histórica que casi todos los que sufrimos la guerra
somos civiles. Y que eso no es un accidente sino una maraña de estrategias e
intereses económicos, políticos y militares auspiciados y ejecutados por
colombianos como usted y yo. Dice que en el fondo se trata de los viejos conflictos
de la tierra que nunca hemos resuelto y que le tenemos un gran miedo a la
democracia. Tanto los que tienen el poder y no quieren ceder ni un pedacito como
quienes quieren tomárselo por asalto, expulsando a los demás. Y que unos y
otros han saboteado, por la ley o por la fuerza, las reformas que hemos intentado
como país.

Porque aunque el Grupo de Memoria Histórica no lo diga, yo sí creo que esta


guerra tuvo, ha tenido y sigue teniendo ganadores y perdedores. Y que como los
que ganan son los de siempre, y los que pierden son los perdedores históricos,
por eso este sangrerío ha durado tanto. Y que a nosotros, los que vivimos en la
cómoda vida urbana, todo eso nos ha importado más bien poco.

Porque en un país fragmentado como el nuestro, las peores cosas les pasan a
otros –y los compadecemos– y la peor gente son los demás –y nos da asco–. Así
nos hemos bandeado por décadas, entre la lástima, la condescendencia, el asco y
la indiferencia, y finalmente, el acomodamiento a un estatus quo: el de la guerra.

La memoria de la violencia y su
papel en la paz
Por Wilson López-López

OPINIÓNLavida no tiene valor comparable y en nuestro caso la


guerra no ha dejado nada, sino más miseria. Todo esto
debemos transformarlo para construir una sociedad en paz.

No podemos, reconstruir el tejido roto, restablecer la confianza, sin permitir que la


sociedad exprese sus diferencias sin miedo, sin que esté segura que pueda vivir sin
consensos. Así, como se fomentó, permitió, legitimó, naturalizó la violencia como recurso
de gestión social por más de 50 años ahora necesitaremos invertir en rediseñar nuestra
cultura para construir una sociedad que viva en paz.

27 julio 2013

Jefes de las FARC, ¿al Capitolio o a


La Picota?
PORTADAEl debate de si los jefes de las Farc deben terminar en
una curul o en una celda divide a Colombia. Con él, el país se
adelanta a las negociaciones de La Habana.

El fiscal, que llamó a abandonar la lógica de lo formal por una “lógica de lo


razonable”, preguntó: “¿Qué es preferible para el país, que en los próximos 50
años volvamos a repetir mas de 200.000 muertos o que en este momento
restrinjamos ciertos derechos para evitar la muerte de miles de colombianos y
consolidar la paz como garantía a los derechos humanos?”. El presidente de la
sala penal de la Corte Suprema de Justicia apoyó el Marco Jurídico, y varios
académicos expusieron puntos de vista a favor y en contra así como toda suerte
de matices y observaciones.

¿Qué dice el Marco Jurídico para la Paz?

Estos son los principales puntos contemplados en la reforma


constitucional que se aprobó en 2012.

El acto legislativo que estudia la Corte Constitucional introduce la Justicia Transicional en


un artículo transitorio en la Constitución como una medida excepcional para pasar del
conflicto armado a la paz y ordena que una ley estatutaria lo regule.

Pide al Congreso establecer en esa ley “criterios de selección y priorización” para


concentrar la investigación y el juzgamiento del sinnúmero de crímenes cometidos en el
conflicto armado en los “máximos responsables de todos los delitos que adquieran la
connotación de crímenes de lesa humanidad, genocidio, o crímenes de guerra cometidos de
manera sistemática”.
Introduce penas alternativas o la suspensión de la pena. Y dice que el Estado puede
renunciar a la persecución judicial de todos los delitos y responsables que no sean
seleccionados, con la condición de que los grupos armados se desmovilicen en el marco de
un acuerdo de paz, dejen las armas, reconozcan su responsabilidad, contribuyan a la verdad
y la reparación de las víctimas, liberen a los secuestrados y entreguen a los menores
reclutados.

El Congreso deberá decidir también cuáles de los delitos cometidos podrán ser
considerados conexos al delito político, con el fin de que los desmovilizados participen en
política. Los crímenes de lesa humanidad y el genocidio cometidos de manera sistemática
no podrán ser considerados conexos.

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