Você está na página 1de 101

1

Teología Espiritual

Teología Pastoral

Espiritualidad Bíblica

Neotestamentaria:

Discípulos y Misioneros

Año académico 2017-2018

P. Juan Pablo Perón


2

Universidad Católica Andrés Bello


Facultad de Teología
Maestría en Teología Espiritual
Maestría en Teología Pastoral
Caracas 2017-2018

Nombre de la Asignatura:
Seguimiento de Jesús. Discípulos y Misioneros.
Semestre: II° - Semanas: 14
2 hs semanales – Total 28

OBJETIVO GENERAL
Nos proponemos:
Abordar la Espiritualidad Bíblica Neotestamentaria desde uno de los temas más interesantes de
su conformación: El seguimiento de Jesús. El tema es uno de los hilos conductores
de los Evangelios.
Valorizar el significado del seguimiento en sus respectivos contextos evangélicos.
Estudiar su influjo sobre nuestra vida a través del Documento de Aparecida.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Analizar la noción de seguimiento en el mundo judío.
2. Profundizar el significado de seguimiento de Jesús en los Evangelios Sinópticos.
3. Profundizar el significado de seguimiento de Jesús en el Evangelio de San Juan.
4. Realizar el estudio del Documento de Aparecida: Discípulos y Misioneros
Introducción: Seguimiento en el Mundo Judío

Unidad 1ª: Seguimiento de Jesús en los Evangelios Sinópticos:


14.21.28/02;07.14.21.28/03;04.11.18.25/04:02/05
Cap. 1º: Las llamadas de Jesús a los pescadores
Cap. 2º: La llamada de Jesús a los cobradores de impuestos
Cap. 3º: Condiciones que Jesús pone para la llamada
Cap. 4º: Sentido y finalidad del discipulado de Jesús.
Cap. 5º: Condiciones que Jesús pone para la misión
Cap. 6º: El Discipulado de Jesús como comunión de vida con el Maestro y participación a su destino.
Cap. 7º: Seguimiento y Discipulado extendidos a todos los creyentes.
Cap. 8º: Textos que parecen negar las nociones de seguimiento y discipulado a todos los creyentes.

1º: Examen escrito: 02/05 Valor: 65%

Unidad 2ª: Seguimiento de Jesús en el Evangelio de San Juan: 06.16.23. /05;


Cap. 1º: La vocación de los discípulos tipo y modelo de toda vocación.
Cap. 2º: Significado y principales aspectos del seguimiento de Jesús.
Cap. 3º: Comunión de vida y de destino entre Jesús y sus discípulos.
Cap. 4º: Jesús modelo para los discípulos.
2º: Examen escrito: 30/05 Valor: 15%
3

Unidad 3ª: Exposición oral de un trabajo escrito sobre una parte del Documento de Aparecida:
Miércoles 14 de febrero: Sorteo de Trabajos: Nº 1. 2; 3. 4; 5. 6; 7. 8; 9. 10 del Documento de Aparecida.

* Nº 1: Documento Aparecida: Introducción + Cap. 1: Nos 1-32.


1-18: Introducción
19-32: La vida de nuestros pueblos hoy.
* Nº 2: Documento Aparecida: Cap. 2: Nos 33-100: Mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad
* Nº 3: Documento Aparecida: Cap. 3-4: Nos 101-153:
101-128: La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar el Evangelio de Jesucristo.
129-153: La vocación de los discípulos misioneros a la santidad.
* Nº 4: Documento Aparecida: Cap. 5: Nos 154-239: La comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia.
*154-183: 5.1: Llamados a vivir en comunión.
5.2: Lugares eclesiales para la comunión.
*184-239: 5.3: Discípulos misioneros con vocaciones específicas.
5.4: Los que han dejado la Iglesia para unirse a otros grupos religiosos.
5.5: Diálogo ecuménico e interreligioso.
* Nº 5: Documento Aparecida: Cap. 6: Nos 240-346:
*240-285: 6.1: Una espiritualidad trinitaria del encuentro con Jesucristo.
6.2: El proceso de formación de los discípulos y misioneros.
*286-346: 6.3: Iniciación a la vida cristiana y catequesis permanente.
6.4: Lugares de formación para los discípulos y misioneros.
* Nº 6: Documento Aparecida: Cap. 7: Nos 347-379: La misión de los discípulos al servicio de la vida plena.
* Nº 7: Documento Aparecida: Cap. 8: Nos 380-430: Reino de Dios y promoción de la dignidad humana.
* Nº 8: Documento Aparecida: Cap. 9: Nos 431-475: Familia, personas y vida.
* Nº 9: Documento Aparecida: Cap. 10: Nos 476-546: Nuestros pueblos y la cultura.

Cada alumno trabaja el tema escogido los días 21.28/02; 07.28/03; 04/04 y a lo largo del semestre.

La entrega y exposición del trabajo será los días: 06.13.20.27/06;04/07

3º: Evaluación del trabajo escrito y de la exposición. Valor: 20%

Introducción:

1. Seguimiento en el mundo hebreo

La lengua hebrea tiene expresiones verbales y conceptuales bastante definidas de seguimiento. Esto no
nos sorprende porque los hebreos fueron inicialmente nómadas y se sirvieron de la imagen de la marcha
(kalhm = malaqah), del camino (klah = halaqah) y de la vía (krd = dérek). Estas imágenes, utilizadas
de un modo variado, indican la manera de comportarse del pueblo hebreo en relación con su Dios.
I. Una expresión muy antigua, utilizada en los primeros 11 cap. de la Génesis, es la de caminar con
Dios: “Enoch caminó con Dios” (Gn 5,24); “Noé era un hombre justo e íntegro entre sus contemporáneos
y caminaba con Dios” (Gn 6,9).
El contexto nos muestra que la expresión caminar con Dios = obedecer a Dios.

II. Otra expresión también antigua, empleada igualmente en la historia de los Patriarcas del Génesis,
es caminar delante de Dios. Dios dice a Abrahán: “Yo soy el Shadday, camina delante de mí y sé
íntegro” (Gn 17,1). La imagen evoca al pastor nómada que guía delante de sí a su rebaño, como muestran
las palabras atribuidas al patriarca Jacob: Jacob bendijo a José y dijo: “El Dios, delante del cual han
caminado mis padres Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi Pastor desde que existo hasta hoy ” (Gn
48,15).
4

III. Existe también otra expresión más reciente caminar por el camino o en el camino de Dios a
menudo utilizada por el Deuteronomio. “En todo y por todo caminen por el camino que el Señor su Dios
les ha prescrito” (Dt 5,33). “Si observan diligentemente todos estos preceptos que les doy y los ponen en
práctica, amando al Señor su Dios, caminando por todos sus caminos y manténganse unidos a Él” (Dt
11,22).
Este andar por el camino o en el camino de Dios en la Literatura Deuteronomista, colocada bajo el
influjo sacerdotal del exilio (Ezequiel y su escuela), indica la obediencia a la Ley de Dios enaltecida por
el amor que el hombre debe tenerle, como afirma el texto del Dt 6,5: “Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.

IV. Los textos que hablan de caminar detrás o seguir a Dios, están presentes sobre todo en los
Profetas y evocan en el trasfondo, el camino de Israel, guiado por Jahwéh, para salir de Egipto y
atravesar el desierto. Oseas recuerda muchas veces los tiempos hermosos del Éxodo, idealizando la
juventud de Israel cuando el pueblo elegido respondía gozoso al llamado de Jahwéh, que lo invitaba a
seguirlo (cf. Os 2). En Os 6,1-6 la conversión entendida en la perspectiva de la fidelidad se caracteriza por
regresar a Dios (bwv = shub) y seguirlo a Él (yerha klx = halaq aharé) (cf. Os 6,1-6).

V. La Historia del A.T. nos ofrece algunos ejemplos de seguimiento de Jahweh:


Caleb es recompensado por haber seguido plenamente al Señor: “Exceptué a Caleb, hijo de Jefoné; él
la verá, a él y a sus hijos le daré la tierra que pise, por haber seguido plenamente al Señor” (Dt 1,36).
David es alabado por su fidelidad en observar los mandamientos del Señor: “Arranqué el Reino de la
casa de David y te lo di a ti (Jeroboam), pero no fuiste como mi siervo David, quien observó mis
mandamientos y me siguió con todo su corazón, obrando solo lo que es justo delante de mis ojos” (1 Re
14,8).
Josías, el piadoso rey se compromete solemnemente con su pueblo en la observancia de la Ley: “ El
rey de pie cerca de la columna, concluyó una alianza delante del Señor, comprometiéndose a seguir al
Señor y a observar sus mandatos, leyes y decretos con todo el corazón” (2 Re 23,3).
De estos textos deducimos que la frase seguir a Jahweh, expresa fe en Él, adhesión a su Alianza y
obediencia incondicionada a su Ley. Este tema de seguir a Jahweh constituye una de las matrices
teológicas neo testamentarias del seguimiento de Jesús, como veremos reflejada en los Evangelios.

2. Seguimiento en el N.T.
Los términos que se refieren al seguimiento en general no se encuentran en el A.T.
En el N. T. sólo algunos Libros (los Evangelios) hablan de seguimiento. En los Evangelios
hay varios términos que indican seguimiento.27 El concepto de seguimiento se repite 23 veces en
Mc; 31 veces en Mt; 20 veces en Lc y 19 veces en Jn.
En Pb el término seguimiento es traducido por imitación bajo el influjo de la filosofía griega.
Este concepto lo asumió en general la teología protestante. La teología católica opina que este
concepto de imitación debe ser sustituido por el concepto de seguimiento más bíblico.

27
Mc Mt Lc Jn Total

Seguir 18 25 17 19 79
Seguir detrás: 01 01 00 00 02
Ir detrás de: 01 02 02 00 05
Seguir detrás de: 01 01 00 00 02
Caminar detrás de: 01 01 00 00 02
Dirigirse detrás de: 00 00 01 00 01
Venir de tras de: 01 01 00 00 02
Total: 23 31 20 19 93
5

Unidad 1ª:
Seguimiento de Jesús en los Sinópticos

Capítulo 1º:
Las llamadas de Jesús a los pescadores

La temática del Seguimiento, con su peculiar terminología, aparece en los


Evangelios Sinópticos como un tema fundamental. En el N.T. se trata del
seguimiento de Jesús, no de Dios, como en el A.T. Este tema en los Sinópticos está
íntimamente unido con el tema de la llamada, de la vocación y del discipulado.
La utilización más característica del verbo seguir se encuentra en las narraciones
de vocación. No es el discípulo que por su propia iniciativa sigue a Jesús, como
acontecía en mundo rabínico y en el mundo griego, sino que es Jesús que toma
siempre la iniciativa y llama.

1º. En los Sinópticos al comienzo del seguimiento hay siempre una llamada,
una iniciativa de Jesús, expresada por un elocutivo directivo (imperativo) y a
menudo seguida por un elocutivo comisivo (promesa) añadida de una respuesta de
parte de quien ha sido llamado.28
1a. Tomemos como punto de referencia el Evangelio de Marcos (cf. 1,14-
15.16-18.19-20) por ser el más antiguo y por lo general más adherente a los
hechos.
I. En Mc 1,14-15 Jesús comienza en Galilea su vida pública, su ministerio con
una proclamación solemne:
v. 14 Cuando detuvieron a Juan,
se fue Jesús a Galilea a pregonar la Buena Noticia de parte de Dios.
v. 15 Decía: “Se ha cumplido el plazo, ya llega (está cerca) el Reino de Dios:
conviértanse y crean en la Buena Noticia”.

28
John Austin (1911-1960) dio una serie de conferencias en Oxford (1955) “Como hacer cosas
con palabras” publicadas en un volumen “Cuando decir es hacer” en 1962. Este autor habla de
“actos locutorios o locucionales” (decir algo), “actos elocutorios o elocucionales” (producen algo
por el hecho de decir algo) y “actos perlocutorios o perlocucionales” que hacen que el
interlocutor actúe de acuerdo lo que el locutor le dice.
John Searle (1932 - ) seguidor de John Austin, publica un volumen la “Taxonomía de los Actos
lingüísticos” en el que va clasificando los diversos actos elocutivos. Citaremos solamente los que
nos interesan y que podemos aplicar al lenguaje de Jesús: elocutivos directivos (preguntar,
ordenar, mandar, imponer, invitar, prohibir, reprochar, exhortar), elocutivos comisivos (prometer,
amenazar, pedir), elocutivos representativos (afirmar, explicar) y declaraciones (proclamar,
declarar).
6

El mensaje compuesto por dos declaraciones: (1ª) se ha cumplido el plazo (2ª)


ya llega el Reino de Dios es seguido de dos elocutivos directivos importantísimos
expresados por dos imperativos: (1º) conviértanse (2º) y crean en la Buena
Noticia. Estos imperativos éticos que exigen en los oyentes un cambio de
mentalidad y de actitudes están estrechamente vinculados con los textos que
siguen (Mc 1,16-20).
Releyendo Mc descubrimos algunas unidades literarias profundamente
vinculadas entre sí por una progresión interna llamada de tres niveles.29
También el contenido de las mismas está íntimamente relacionado.
II. Veamos más de cerca Mc 1,16-20 (1,14-15.16-18.19-20). Los versículos 14-
15 constituyen un preámbulo a la doble narración que sigue 16-18.19-20.
v. 14 Cuando detuvieron a Juan,
se fue Jesús a Galilea a pregonar la Buena Noticia de parte de Dios.
v. 15 Decía: “Se ha cumplido el plazo, ya llega (está cerca) el Reino de Dios:
conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
v. 16 Pasando por el mar de Galilea,
vio a Simón y Andrés hermano de Simón
mientras echaban las redes en el mar pues eran pescadores,
v. 17 y Jesús les dijo: ‘Vengan detrás de mí (elocutivo directivo)
y les haré pescadores de hombres’ (elocutivo comisivo),
v. 18 y en seguida, dejadas las redes, lo siguieron. (perlocutivo)
v. 19 Un poco más adelante vio a Santiago,
el hijo de Zebedeo y a su hermano Juan,
que estaban en la barca reparando las redes
v. 20 y en seguida los llamó (elocutivo directivo indirecto)
y (ellos), dejando a su padre Zebedeo en la barca
junto con los empleados, se fueron tras él. (perlocutivo)

29
Además de Mc 1,14-20 (1,14-15.16-18.19-20 = anuncio general + primera pareja de llamados
+ segunda pareja de llamados) añadimos 2,13-17 (2,13.14.15-17 = predicación de Jesús +
vocación de Leví + comida con publicanos y pecadores); 3,7-19 (3,7-8.9-12.13-19 = Jesús
rodeado por la gente + Jesús cura a muchos enfermos + Vocación de los Doce); 6,1-13 (6,1-3.4-
6.7-13 = Jesús llega a Nazaret y va a la Sinagoga + Jesús ante la poca fe de sus paisanos + Jesús
envía a los Doce de dos en dos); 8,27-9,1 (8,27-30.31-33.34-9,1 = Jesús pregunta por su
identidad + Jesús hace el primer anuncio de su Pasión + Las nuevas exigencias del seguimiento);
10,32-45 (10,32-34.35-40.41-45 = Tercer anuncio de la Pasión + Solicitud de los hijos de
Zebedeo + Instrucción a los Doce); 10,46-11,11 (10,46-52.11,1-7.8-11 = El ciego Bartimeo +
Jesús envía a dos de sus discípulos a buscar el burrito + Entrada solemne de Jesús en Jerusalén);
13,1-37 (13,1.2.3-37 = Jesús sentado ante el Templo + Jesús habla misteriosamente del futuro de
Jerusalén + Una mirada hacia el futuro). cf. ROBBINS V. K., Summons and Outline in Mark: the
Three-step Progression: NT 23 (1981) 97-114.
7

Luego de haber sintetizado el enunciado programático de la proclamación de


Jesús (cf. Mc 1,14-15), Mc narra inmediatamente la vocación de los primeros
cuatro discípulos en forma paralela y complementaria (cf. Mc 1,16-18.19-20).
La llamada de los cuatro discípulos, pescadores y marginados, 30 resulta ser la
consecuencia de la presencia y de la predicación de Jesús (cf. Mc 1,15a.b). Jesús,
mensajero de la Buena Noticia del Padre, llama a los primeros discípulos para que
lleven la Buena Noticia a todos. El seguimiento de estos constituye un modo
concreto de conversión y de fe (cf. Mc 1,15c.d).
El abandono de su pasado (cf. Mc 1,18a.20b) implica la conversión (cf. Mc
1,15c), y el seguimiento (cf. Mc 1,18b.20c) exige la fe (cf. Mc 1,15d) en la Buena
Noticia. Convertirse y creer en el Evangelio dicen referencia a la persona de Cristo
mensajero del Padre.
Esta narración describe la primera vocación a través de los elocutivos directivos
constituidos por imperativos directos (cf. Mc 1,17b vengan detrás de mí) o
indirectos (cf. Mc 1,20a y enseguida los llamó, seguidos por una promesa
introducida por un elocutivo comisivo que constituye el proyecto y la línea de
trabajo de la misión de Jesús.
Esta promesa, explícita en 1,17c y los haré pescadores de hombres, e implícita
en Mc 1,20a, es seguida por las respuestas de los llamados: 1,18 “y enseguida
dejando las redes lo siguieron” y 1,20b “y dejando su padre Zebedeo en la barca
con los empleados, fueron tras él”.
III. En esta narración, que constituye un solo texto, 31 los términos
fundamentales que describen el seguimiento comprenden verbos y construcciones
sinónimas:
1) Vengan detrás de mí (cf. Mc 1,17) traduce la expresión hebrea rxa qlh
(halak aharé) y tiene diferentes alcances desde el seguimiento físico hasta la
obediencia personal.32

30
Había profesiones consideradas pecaminosas por los judíos puros (escribas y fariseos):
pastores, pescadores, cazadores, cobradores, carniceros. Como consecuencias los que las ejercían
eran marginados y despreciados.
31
Esta presenta: 1. La repetición del mismo esquema: situación (1,16.19), llamada 1,17.20a),
seguimiento (1,18.20b); 2. Los elementos literarios comunes: circunscripción del lugar (1,16.19),
movimiento de Jesús (1,16.19), iniciativa del mismo (1,16.17.19.20), los llamados son acoplados
y descritos como hermanos (1,16. 19) con una común profesión (1,16.19), la misma forma
elocutiva dirigida en forma directa a los primeros (1,17) e indirecta a los segundos (1,20), la
inmediatez de la respuesta (1,18.20a), la forma literaria semejante que la describe (1,18.20b).
32
Seguir al jefe (Jc 9,4.19); seguir al marido (Jer 2,2); seguir al maestro (1Re 19,20); seguir a
otros dioses (Jc 2,12; 4,3; 6,14; 1Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15); seguir a Jahweh (Ex
13,21; Dt 1,36; 13,5; 1Re 14,8; 18,21; 2Re 23,3; 2Cr 34,31).
8

Las palabras de Jesús constituyen una invitación dirigida a los destinatarios para
que orienten su vida en vista del Reino que se está acercando (cf. Mc 1,15c). La
orden exige una inversión de marcha, un cambio de vida personal profundo:
dejarlo todo para seguir a Jesús. Al mismo tiempo es un estímulo para iniciar un
camino que exige confianza y comunión profunda con Jesús que se llevará a cabo
sólo con el seguimiento.
Con la palabras “Vengan detrás de mí” Jesús recuerda a los llamados que él va a
ser el único punto de referencia en su camino, porque él irá adelante. 33 Ir detrás de
él significa vivir en comunión con él, reconocerlo como Maestro y Guía que se
compromete con ellos para siempre. Aceptar lo que él enseña, asumir lo que él
ordena y establecer con él una nueva y definitiva relación personal que acoge el
Reino que en Jesús se está acercando.
La invitación constituye el inicio de una propuesta de camino formativo hecho
de cambios de mentalidad y adhesión de fe en la Buena Noticia que se prolongará
durante toda la narración. Ir tras él, seguirle se transformará en un pertenecerle
cada vez más exclusivo (ser de Cristo, ser cristiano).
2) Los llamó (cf. Mc 1,20a). Esta expresión encierra un elocutivo directivo
indirecto con el mismo significado imperativo anterior (vengan detrás de mí). El
verbo llamar tiene en Mc una característica vocacional y hace de la llamada un
don gratuito.
3) Lo siguieron (cf. Mc 1,18); fueron tras él, caminaron detrás de él (cf. Mc
1,20b). Los interpelados demuestran haber sido alcanzados por la palabra y el
poder de Jesús y haber aceptado las exigencias de su vocación y manifiestan al
mismo tiempo disponibilidad para llevarlas a cabo.
a. La primera consecuencia de dejarlo todo describe el componente negativo
para los discípulos. Dejarlo todo constituye la aplicación concreta del conviértanse
inicial (cf. Mc 1,15). Dejar el trabajo y la familia se traduce en dejar las propias
raíces culturales, el pasado al cual se es a menudo vinculados, dejar toda seguridad
y lanzarse hacia un futuro desconocido, confiando sólo en la persona que está allí
delante y reta con su llamada.
Los llamados dejan lo que tienen porque encuentran en Jesús un maestro y un
formador. Su dejarlo todo es abrazar la libertad completa de seguir a Jesús. Para
ellos seguir exige un camino de obediencia y fidelidad. Esta es la cuota de
sacrificio que deben pagar para llegar a ser “pescadores de hombres”.
b. La segunda consecuencia de ir detrás presenta el componente positivo del
seguimiento. Seguir a Jesús implica la concreción de la fe en la Buena Noticia que
se traduce con crean en la Buena Noticia (cf. Mc 1,15). La narración de Mc

33
Cf. Mc 14,28; 16,7.
9

acentúa más esta segunda perspectiva que la primera. Ejemplo de esto son los
verbos narrativos que describen el seguimiento: seguir e ir detrás de (cf. Mc
1,18.20).
Los llamados tienen la fuerza de dejar lo que tienen, de cambiar de vida, de
convertirse, porque hallan en Jesús al formador que los acompaña en su camino de
fe. El dolor de dejar está compensado por la libertad de seguir a Jesús. Seguir e ir
detrás de tienen el significado de adherir y creer, además del significado de seguir
físicamente.
Desprendimiento de todo y seguimiento, sacrificio y libertad, renuncia y acogida
estrechamente unidos entre sí constituyen el inicio de todo camino de seguimiento
de Jesús. La respuesta de los primeros cuatro llamados representa el primer paso en
el cambio de mentalidad, en la conversión y en el camino de fe.

1b. Veamos Mt 4,17-22 (paralelo de Mc 1,16-20):


I. Mt 4,17.18-20.21-22 presenta en sinopsis con Mc la misma estructura
literaria: (anuncio general + primera pareja de llamados + segunda pareja de
llamados):
v. 17 Desde entonces comenzó Jesús a proclamar:
“Conviértanse (elocutivo directivo); ya llega el Reino de los cielos.” (declaración)
v. 18 Caminando junto al mar de Galilea
vio a dos hermanos, Simón llamado Pedro, y Andrés su hermano,
que estaban echando una red en el lago, pues eran pescadores,
v. 19 y les dijo: “Vengan detrás de mí (elocutivo directivo)
y les haré pescadores de hombres” (elocutivo comisivo).
v. 20 y ellos en seguida dejadas las redes, lo siguieron. (perlocutivo)
v. 21 Siguiendo adelante
vio a otros dos hermanos, Santiago de Zebedeo y Juan su hermano,
en la barca con su padre Zebedeo, que estaban repasando sus redes,
y los llamó (elocutivo directivo indirecto),
v. 22 inmediatamente dejando la barca y a su padre lo siguieron. (perlocutivo)

II. Mt 4,17 constituye el preámbulo a las llamadas y describe el anuncio inicial


de Jesús, como Mc 1,14-15, pero a diferencia de éste pone primero la exigencia de
la actitud ética de conversión seguida por el anuncio que la fundamenta: pues se
está acercando el Reino de los cielos.
La formulación de Mt resulta más breve respecto a la de Mc: el elocutivo
directivo exige la conversión; la declaración describe el acercamiento del Reino de
los cielos (expresión semítica característica de Mt a diferencia de Mc y Lc que
tienen siempre Reino de Dios). 34
34
A diferencia de Mc y de Lc que hablan del Reino de Dios (Mc 1,15; 4,11.26.30; 9,1.47;
10,14.15. 23.24.25; 12,34; 14,25; 15,43; Lc 4,43; 6,20; 7,28; 8,1.10; 9,2.11.27.60.62; 10,9.11;
10

Luego de haber sintetizado el enunciado programático de la proclamación de


Jesús (cf. Mt 4,17) Mateo narra la vocación de los primeros cuatro discípulos en
forma paralela y complementaria (cf. Mt 4,18-20.21-22).
La llamada de los cuatro discípulos, gente marginal y despreciada socialmente, a
través del elocutivo directivo explícito: “vengan detrás de mí” (cf. Mt 4,19) o
implícito y “los llamó” (cf. Mt 4,21) resulta ser también para Mateo la
consecuencia de la presencia y de la predicación de Jesús. En el Reino de los
cielos está cerca.
El abandono de su pasado es el primer paso negativo para la concretización de la
conversión (cf. Mt 4,17b). El seguimiento de Jesús constituye el segundo paso
positivo, un modo concreto de conversión que dice referencia a su persona en
cuanto mensajero del Padre (cf. Mt. 4,17a).
La vocación, al igual que en Mc, es reforzada por una promesa expresada con un
elocutivo comisivo y “Los haré pescadores de hombres” (cf. Mt 4,19) que
constituye el proyecto, el programa y la línea de trabajo de la misión de Jesús.
Esta promesa es implícita en 4,21.
Cierran ambas narraciones las respuestas positivas de los llamados marcadas por
la inmediatez de la decisión: 4,20 ellos en seguida dejando las redes lo siguieron y
4,22 ellos en seguida dejando la barca y a su padre lo siguieron . Estas respuestas
positivas hacen que los elocutivos se vuelvan perlocutivos.
III. En esta narración, que constituye una sola perícopa, los términos
fundamentales que describen el seguimiento comprenden verbos y construcciones
semejantes a los que ya hemos considerado en Mc:
1) Vengan detrás de mí (Mt 4,19): cf. Mc 1,17;
2) Los llamó (Mt 4,21): cf. Mc 1,20a;
3) Lo siguieron (Mt 4,20.22): cf. Mc 1,18.
a. La primera consecuencia describe el componente negativo: dejar.
b. La segunda componente presenta el componente positivo: seguir.

1c. El tercer texto que examinamos es Lc 5,1-11 que presenta algunas


diferencias con respecto a Mc y Mt.
El contexto en el cual Lc ubica la llamada de los primeros discípulos es diferente
respecto a Mc y Mt. Jesús ya conoce a Simón y ha estado predicando en Galilea
(cf. Lc 4).

11,20; 13,18.20. 28.29; 14,15; 16,16; 17,20.bis.21; 18,16.17.24.25.29; 19,11; 21,31; 22,16.18;
23,51), Mt habla casi exclusivamente del Reino de los cielos (Mt 3,2; 4,17; 5,3.10.19.bis.20;
7,21.bis; 8,11; 10,7; 11,11; 13,11.24.31.33.38.44.45.47.52; 16,19; 18,1.3.4.23; 19,2.14.23; 20,1;
21,31.43; 22,2; 23,13; 25,1). Solamente en un número reducidos de textos Mt habla del Reino
de Dios (Mt 12,28; 19,24; 21,31.43).
11

El texto presenta una relación personal entre Jesús y Simón. Jesús se vale de su
amistad para pedirle la barca y predicar a la gente (cf. Lc 5,1-3); revela su potestad
a Simón y a sus compañeros en la pesca milagrosa (cf. Lc 5,4-9); Santiago y Juan
eran socios de Simón en la pesca (cf. Lc 5,10); Andrés hermano de Simón no es
mencionado en el texto.
I. Lc 5,1-7 constituye una larga introducción a la perícopa de la llamada:
v. 1 Una vez que la gente estaba agolpándose alrededor de él (Jesús)
para oír el mensaje de Dios, estando él a la orilla (del lago) de Genesaret
v. 2 vio dos barcas junto a la orilla:
los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
v. 3 Subió a una de las barcas, la de Simón,
y le pidió que la retirara un poco de tierra;
sentado desde la barca, enseñaba a la gente.
v. 4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
“Vete hacia lo profundo (elocutivo directivo)
y echen las redes para la pesca” (elocutivo directivo).
v. 5 Simón contestó:
“Maestro, nos hemos pasado la noche bregando
y no hemos pescado nada;
pero (confiando) en tu palabra, echaré las redes”.
v. 6 Así lo hicieron, y recogieron tal redada de peces, que reventaba la red. (perlocutivo)
v. 7 Entonces hicieron señas a los socios de la otra barca
para que vinieran y les echaran una mano;
ellos se acercaron y llenaron las dos barcas que casi se hundían.

II. Lc 5,8-11 es el texto central de la llamada:


v. 8 Al ver esto Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
“Apártate de mí (elocutivo directivo), que soy un pecador, Señor;”
v. 9 El temor había comenzado a adueñarse de él
y de todos los que estaban con él
al ver la redada de peces que habían recogido,
v. 10 y lo mismo (les pasaba) a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo,
que eran socios de Simón.
Jesús dijo a Simón: “¡No temas! (elocutivo directivo),
Desde ahora serás cazador de hombres” (elocutivo comisivo).
v. 11 Ellos sacando las barcas a tierra y dejándolo todo, lo siguieron.
La narración describe la vocación de Simón y de sus compañeros precedida por
el elocutivo directivo dirigido a él constituido por una prohibición: no tengas
miedo que es al mismo tiempo una palabra de aliento, 35 una invitación a la

35
Esta invitación a la confianza forma parte de una tradición veterotestamentaria concretizada en
la expresión aryti la que precede una revelación de Dios directa o mediatizada (Ex 14,13;
20,20; Jc 6,23; Is 41,10.13s; 43,1.5; 44,2; 51,7; 54,4; Jer 30,10; 42,11; 46,27; Lam 3,57; Dan
12

confianza, seguida por una promesa introducida por un elocutivo comisivo que
constituye el proyecto y la línea de trabajo de la misión de Jesús: desde ahora serás
cazador de hombres.
La invitación a confiar - no temer (para dejar) y el proyecto de la misión, aunque
dirigidos directamente a Simón, no excluyen a sus compañeros. Así lo entienden
ellos al dar su respuesta positiva, dejando las barcas en la orilla, abandonándolo
todo lo siguieron (cf. Lc 5,11).
III. En esta narración, que constituye una única perícopa, los términos
fundamentales que describen el seguimiento abarcan verbos y construcciones
sinónimas:
1) “¡No temas!: desde ahora serás cazador de hombres.”36 Aunque falta el
primer imperativo (elocutivo directivo común en Mc y en Mt), sin embargo con el
imperativo presente no temas Jesús pide a Simón y sus compañeros que dejen de
tener miedo. Es una orden que exige confianza, no obstante encontrarse ante la
presencia de lo divino expresado en el milagro de la pesca. El imperativo presente
acompaña el ejercicio futuro de la misión confiada.
El elocutivo comisivo serás cazador está compuesto por el futuro del verbo ser
y el participio presente de cazar (zwv = ser viviente + agrein = cazar).37 Esta
construcción perifrástica del futuro traduce hyh + el participio activo, común en la
lengua hebrea.
2) Lo siguieron (cf. Lc 5,11) (cf. Mc 1,18; Mt 4,20.22). Es la respuesta de los
discípulos que hace que el elocutivo directivo se vuelva perlocutivo.
a. La primera consecuencia describe el componente negativo.
b. La segunda consecuencia describe el componente positivo.

10,12.19). En general los Evangelios, sobre todo Lc, atribuyen la expresión a Jesús o a un
personaje divino que invita a su interlocutor a la confianza (Mt 14,27 a los discípulos; 17,7 a los
discípulos; Mc 5,36 a Jairo; 6,50 a los discípulos; Lc 1,13 a Zacarías; Lc 1,30 a María; Lc 2,10 a
los pastores; Lc 5,10 a Simón y a sus compañeros; Lc 8,50 a Jairo; Jn 6,20 a los discípulos).
36
Es interesante notar la consonancia entre Mc 1,17; Mt 4,19 pescador de hombres y Lc 5,11
cazador de hombres. En ambos casos el pescador y el cazador ni se sirven de los hombres que
pescan o de los que cazan para sí mismos, sino que lo hacen en vista del Reino. Es una hipérbole
que indica la futura misión de los apóstoles.
37
Casos parecidos se encuentra en Lc 1,20; 21,24; 22,64.
13

Capítulo 2º
La llamada de Jesús a los cobradores de impuestos

Los Sinópticos proponen otra llamada que abre un horizonte a la realidad del
mundo marginado de los publicanos-recaudadores de impuestos y pecadores (Mc
2,13-17; Mt 9,9-17; Lc 5,27-32).
2a. Tomemos nuevamente como punto de referencia el Evangelio de Marcos.
I. El texto de Mc 2,13-17 es agrupado junto con otros textos con finalidad
catequística en el contexto de las llamadas Controversias de Galilea que presentan
a Jesús en unas confrontaciones con algunos enemigos (Escribas, Fariseos,
Herodianos).38
La perícopa que se compone igualmente de tres momentos comprende la
predicación de Jesús (cf. Mc 2,13), la vocación de Leví (cf. Mc 2,14) y el
Banquete de Jesús con los discípulos y los pecadores (cf. Mc 2,15-17).
v. 13: Salió de nuevo junto al mar (lago), toda la gente acudía hacia él
y él les enseñaba.
v. 14 Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al mostrador de los impuestos,
y le dijo: ¡Sígueme! (elocutivo directivo)
Se levantó y lo siguió. (perlocutivo)
v. 15 Estando él (Jesús) recostado a la mesa
en su casa (en la casa de Leví)
muchos recaudadores y pecadores se reclinaron a la mesa con Jesús
y sus discípulos; eran ya muchos (los discípulos) y los que lo seguían.
v. 16 Los escribas de los Fariseos,
al ver que comía con pecadores y publicanos,
decían a los discípulos: “¿Por qué come con recaudadores y pecadores?”
v. 17 Jesús lo oyó y les dijo:
“¡No necesitan médico los sanos, sino los enfermos! (declaración)
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.” (elocutivo representativo)

La llamada de Leví resulta ser también la consecuencia de la presencia de Jesús


y de su predicación (cf. Mc 1,15a.b). La narración comienza con un sumario que
describe el ambiente donde Jesús se mueve (cf. Mc 2,13) y presenta la rápida

38
Ellas son: Mc 2,1-12: la curación del paralítico y el perdón de sus pecados; Mc 2,13-17: la
vocación de Leví y la comunión de mesa con los pecadores; Mc 2,18-22: el ayuno de los
discípulos; Mc 2,23-28: la observancia del sábado; Mc 3,1-6: la curación del hombre de la mano
paralizada en día sábado.
14

expansión de su enseñanza por Galilea (cf. Mc 1,21s.27).39 Hacemos notar algunas


semejanzas y diferencias respecto a la llamada de los pescadores.
a. Semejanzas:
Algunos términos del texto ponen en relación la iniciativa de Jesús y la llamada
de Leví con la llamada de los primeros discípulos: caminando, vio, lo siguió (cf.
Mc 1,16.18).
El verbo caminando puntualiza el constante movimiento de Jesús en la
ejecución de su misión por Galilea.40 Quien toma la iniciativa es siempre Jesús:
anuncia, camina, ve, llama (cf. Mc 1,14.15.17.20; 2,14). Con su presencia y su
palabra llena de poder (elocutivos directivos) Jesús invita a Leví a: 1. interrumpir
su profesión y 2. iniciar el seguimiento (cf. Mc 1,17b.20a).
a. Diferencias:
En Mc se notan algunas diferencias entre la llamada de los primeros pescadores
y la de Leví, por lo que creemos que para Mc éste ha sido llamado por Jesús
solamente para el seguimiento y no para la misión.41
La respuesta de Leví reviste la inmediatez de las respuestas anteriores (cf. Mc
1,18.20). La primera parte es dolorosa, de desprendimiento, seguida de la
disponibilidad, y está marcada por el verbo levantándose. El levantarse de Leví
indica el comienzo de su conversión, de su cambio de mentalidad. La segunda
parte, expresada por la construcción lo siguió describe el seguimiento, la
concreción de la fe. Mc retoma en la narración las mismas palabras que le dirigiera
Jesús en el diálogo sígueme. Esta frase es común a las respuestas anteriores (cf. Mc
1,18).
El compartir la mesa de parte de Jesús con sus discípulos, los publicanos y los
pecadores (cf. Mc 2,15) trae consigo la intervención escandalizada de los escribas
de los Fariseos (cf. Mc 2,16a).42
La pregunta de estos, hecha a los discípulos acerca de la innovación del
Maestro, que rompe sus rígidos esquemas de pureza rabínica (cf. Mc 2,16b), recibe
una tajante respuesta de Jesús en dos partes:
39
Es interesante ver que el tema enseñanza / enseñar es abundante al comienzo del evangelio (cf.
Mc 1,21.22. 27; 2,13; 4,1.2; 6,2.6.34) e implica una explicación detallada del primer anuncio.
40
Cf. Mc 1,14.16.19.21.bis.29.35.bis.39; 2,1.13.14.
41
Los primeros cuatro fueron llamados de dos en dos (Mc 1,16a.19a), mientras Leví fue llamado
solo (Mc 2,14). Los primeros cuatro han sido llamados con la promesa de una misión (Mc
1,17c), mientras que Leví no (Mc 2,14). Los nombres de los primeros cuatro está insertos en la
lista de los Doce (Mc 3,15-19), mientras que Leví es excluido.
42
Es la única vez que en los Sinópticos aparece la construcción escribas de los Fariseos. A
menudo en Mc escribas aparecen solos (1,22; 2,6; 3,22; 9,11.14; 12,28.32.35.38), otras veces
con Fariseos (7,1.5) otras con Sumos Sacerdotes (10,33; 11,18; 14,1; 15,31) y otras con
Ancianos y Sumos Sacerdotes (8,31; 11,27; 14,43.53; 15,1).
15

a) “¡No necesitan médico los sanos sino los enfermos!,


b) no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” (cf. Mc 2,17).

II. En la narración (cf. Mc 2,13-17) los términos fundamentales que describen el


seguimiento comprenden verbos y construcciones que dicen referencia con la
predicación inicial de Jesús (cf. Mc 1,14-15) y la llamada de los primeros
discípulos (cf. Mc 1,16-20): 43
1) Sígueme (cf. Mc 2,14) traduce la expresión hebrea rxa qlh (halak aharéh)
que tiene diferentes significados, desde el seguimiento físico hasta la obediencia
personal.44 El elocutivo directivo manifiesta el poder de Jesús, quien invita a Leví a
dejar su profesión, que implica una situación de pecado y de injusticia, y
emprender el camino de un seguimiento continuo. El texto constituye la concreción
de la predicación inicial de Jesús en 1,15c.d conviértanse y crean en el evangelio.
2) Lo siguió (cf. Mc 2,14d): Como las respuestas de los pescadores (cf. Mc
1,18.20) también la de Leví es inmediata y reviste un significado doloroso. Deja su
profesión y la fuente de sus injustas ganancias y se vuelve disponible para el
seguimiento (cf. Mc 2,15). Era necesario que Leví se liberara de todas las ataduras
para seguir a Jesús. El aoristo lo siguió describe en su globalidad el seguimiento
sin excluir el cambio de mentalidad y la adhesión al Reino.
3) La afirmación solemne de Jesús: “No he venido a llamar a los justos, sino a
los pecadores” (cf. Mc 2,17c) pronunciada durante el banquete de comunión con
los discípulos, los publicanos y pecadores constituye la clave de interpretación de
la perícopa. Con esta afirmación Jesús quiere extender el alcance de su misión a
toda la categoría que con Leví entró en comunión con él.
El verbo llamar se encuentra ya en Mc 1,20a y señala la vocación de los
primeros discípulos. Aquí el verbo llamar indica que también los pecadores y
marginados por la sociedad de los puros (Fariseos, escribas) pueden volverse
discípulos de Jesús. Con este logion Jesús manifiesta públicamente la conciencia
de su misión, declarándose solidario con todos los pecadores y los necesitados de
perdón. Se une más concretamente a ellos especificando la actitud de solidaridad
asumida en el bautismo (cf. Mc 1,9: Por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de
Galilea y Juan lo bautizó en el Jordán). Mc hace notar que la llamada de Leví
acontece en un contexto de comunión con Jesús y la comunidad de sus discípulos.
43
Hacemos notar: La descripción del lugar (Mc 1,14.16.19; 2,13), el movimiento de Jesús (Mc
1,14. 16.19; 2,14), su iniciativa (Mc 1,14.16.17.19.20), el elocutivo directivo directo de Jesús
(Mc 1,15.17; 2,14d) e indirecto (Mc 1,20; 2,17c), la forma de la respuesta (Mc 1,18.20b;
2,14.15).
44
Seguir al jefe (Jc 9,4.19); al marido (Jer 2,2); al maestro (1Re 19,20); otros dioses (Jc 2,12;
4,3; 6,14; 1Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15); Jahwéh (Ex 13,21; Dt 1,36; 13,5; 1Re 14,8;
18,21; 2Re 23,3; 2Cr 34,31).
16

Esta afirmación solemne de Jesús pone en evidencia la gratuidad divina de toda


llamada y al mismo tiempo sugiere el compromiso que los discípulos deben asumir
en la continuidad de este proyecto de pescar hombres.
2b. Veamos el Evangelio de Mateo en el texto paralelo de Mt 9,9-13:
I. Mt no presenta los tres niveles en la narración que tiene Mc (cf. 2,13+14+15-
17). Dejando la introducción se limita a entrar en seguida en acción saltándose el
primer grado y describiendo la llamada y el banquete (cf. Mt 9,9+10-13).
v. 9 Pasando Jesús por allí
vio a un hombre, sentado al mostrador de los impuestos llamado Mateo,
y le dijo: “¡Sígueme!” (elocutivo directivo)
Se levantó y lo siguió. (perlocutivo)
v. 10 Sucedió que estando él recostado a la mesa en casa
(se supone en la casa de Mateo)
muchos recaudadores y pecadores acudieron
y se sentaron con Jesús y sus discípulos;
v. 11 al ver aquello los Fariseos dijeron a sus discípulos:
“¿Por qué vuestro maestro come con recaudadores y pecadores?”
v. 12 Jesús lo oyó y dijo:
“¡No necesitan médico los sanos, sino los enfermos! (declaración)
v. 13 Vayan y aprendan qué significa ‘Quiero misericordia y no sacrificios’ (Os 6,6).
No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”. (elocutivo representativo)
La llamada de Mateo resulta ser todavía consecuencia de la presencia de Jesús y
de su predicación por Galilea (cf. Mt 4,17.18-22). El texto de Mt presenta más o
menos la misma estructura literaria de Mc. Es importante observar aquí también la
iniciativa de Jesús que ve y llama (cf. Mt 4,18-19.21).
A diferencia de Mc, Mt identifica el publicano con el nombre de Mateo y por
consiguiente lo describe como uno de los Doce. Para Mt el cobrador de impuestos
no solamente es discípulo porque ha sido llamado a seguir a Jesús, sino también
apóstol 45 porque ha sido enviado en misión.
La respuesta de Mateo (lo siguió), que retoma las mismas palabras de Jesús
Sígueme, constituye igualmente la concreción de la conversión predicada desde el
inicio por Jesús (cf. Mt 4,17b) y repite lo que han hecho los primeros discípulos: lo
siguieron (cf. Mt 4,22).

II. En esta perícopa (Mt 9,9-13) los términos fundamentales que describen el
seguimiento comprenden verbos y construcciones que dicen relación con la

45
Cf. Mt 9,9.10; 10,3.
17

predicación inicial de Jesús (4,17) y la llamada de los primeros discípulos (cf. Mt


4,18-22).46
1) “¡Sígueme!” (cf. Mt 9,9d) traduce la expresión hebrea rxa qlh (halak aharé)
que tiene diferentes significados, desde el seguimiento físico hasta la obediencia
personal.47 El elocutivo directivo revela el poder de Jesús que invita a Mateo a
tomar una postura decidida ante su situación de pecado e injusticia y emprender un
seguimiento constante. El texto constituye la concreción de la predicación de Jesús
en 4,17 Conviértanse.
2) Levantándose, lo siguió (cf. Mt 9,9e). Como las respuestas de los primeros
llamados dejando.... lo siguieron (cf. Mt 4,20.22) también la de Mateo reviste un
significado doloroso de conversión. Deja lo injusto de su profesión y la fuente de
sus ganancias y se vuelve disponible en el seguimiento (cf. Mt 9,9e). Mt afirma
que era necesario que Mateo asumiera la libertad de todas las ataduras para seguir
a Jesús y ser su apóstol. El aoristo lo siguió describe en su globalidad el
seguimiento, incluyendo el cambio de mentalidad y la adhesión al Reino de los
cielos.
3) “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” (cf. Mt 9,13c). La
afirmación solemne de Jesús durante el Banquete está precedida en Mt por una
citación de Os 6,6 quiero misericordia y no sacrificio. Con esta premisa Jesús
invita a sus interlocutores a tratar de entender la praxis o hklh (halakáh), que él
está proponiendo y que contradice abiertamente la praxis o hklh (halakáh) de los
fariseos.48
Para Jesús el texto del profeta Os es la clave de lectura para interpretar las
prescripciones legales. La misericordia, ds,x (hésed) que él asume en su actuación
hacia los pecadores contradice la dureza de la interpretación farisaica de la pureza
legal, y corresponde a la voluntad de Dios que se muestra inclinado a la
misericordia y el amor gratuito a favor de los pecadores.

2c. Veamos el Evangelio de Lucas en el texto de Lc 5,27-32.

46
Podemos notar entre otros: La itinerancia de Jesús: caminando (Mt 4,18), andando (Mt 4,21)
y caminando (Mt 9,9); su iniciativa: vio y... dijo (Mt 4,18.19), vio y... llamó (Mt 4,21) y vio y
dijo (Mt 9,9); la respuesta de los llamados: en seguida dejando... lo siguieron (Mt 4,20), en
seguida dejando... fueron detrás de él (Mt 4,22) y levantándose lo siguió (Mt 9,9d).
47
Seguir al jefe (Jc 9,4.19); al marido (Jer 2,2); al maestro (1Re 19,20); otros dioses (Jc 2,12;
4,3; 6,14; 1Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15); Jahwéh (Ex 13,21; Dt 1,36; 13,5; 1Re 14,8;
18,21; 2Re 23,3; 2Cr 34,31).
48
Mt cita el texto de Os 6,6 en otra controversia con los Fariseos acerca del sábado (Mt 12,7).
18

I. Tampoco Lc presenta los tres niveles de planteamiento que tiene Mc


(2,13+14+ 15-17). Como Mt también Lc entra en seguida en la acción describiendo
la llamada y el banquete (cf. Lc 5,27-28+29-32).

v. 27 Mas tarde salió


y observó a un recaudador de nombre Leví
sentado al mostrador de los impuestos,
y le dijo: “¡Sígueme!” (elocutivo directivo)
v. 28 Y dejándolo todo, levantándose, lo seguía. (perlocutivo)
v. 29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, (perlocutivo)
y un gran número de recaudadores
y otra gente estaban sentados con él a la mesa.
v. 30 Los Fariseos y sus escribas protestaban diciendo a sus discípulos:
“¿Por qué comen y beben con recaudadores y pecadores?”
v. 31 Jesús les replicó:
“¡No necesitan médico los sanos sino los enfermos! (declaración)
v. 32 No he venido a llamar a la conversión a los justos sino a los pecadores”. (declaración)

a. Semejanzas:
Lc al igual que Mc identifica al recaudador con Leví. 49 El texto de Lc presenta
casi la misma estructura de Mc. Es importante notar la iniciativa de Jesús que sale,
observa y llama (cf. Lc 5,27). Tampoco tiene la citación de Os 6,6. A diferencia de
Mc y Mt que tienen vio, Lc utiliza el verbo observó para indicar la atención con la
que Jesús mira al publicano.50 La fuerza del verbo indica que Jesús ha fijado
especialmente su atención sobre Leví.
b. Diferencias:
Al contrario de Mc y de Mt, Lc añade dos detalles importantes en la respuesta
de Leví (cf. Lc 5,28). El primero se refiere a dejar. Lc 5,28 dice que Leví dejó
todo. El seguimiento de Jesús implica para Leví abandonar todo. El segundo se
refiere al seguir. Lc afirma que Leví lo seguía (lo iba siguiendo). El sentido verbal
del imperfecto está sobre todo en la continuidad. Leví seguía a Jesús
indefectiblemente. Mc 2,14 y Mt 9,9 por su parte colocan el aoristo lo siguió con el
que quieren indicar la decisión con la que Leví siguió a Jesús.

49
Relevamos que las características de Lc al respecto son parecidas a las de Mc: Los primeros
discípulos fueron llamados de dos en dos (cf. Lc 5,10) mientras que Leví fue llamado solo (cf.
Lc 5,27). Los primeros discípulos fueron llamados con la promesa (el. comisivo) de una misión
hecha a Simón (Lc 5,10), mientras que Leví no recibió promesas (Lc 5,27). Entre los nombres de
los primeros discípulos (exceptuado Andrés) (Lc 5,10) Leví no está en el catálogo de los Doce de
Lc 6,12-16.
50
Lc utiliza el mismo verbo en 7,24; 23,55.
19

Es característico de Lc 5,30 el verbo que utilizan los Fariseos para reclamar. Se


habla del verbo murmurar, criticar, protestar. La forma del imperfecto indica
continuidad de su actitud: seguían murmurando. También es interesante el hecho
de que los Fariseos hacen responsables también a los discípulos de comer y beber
con publicanos y pecadores. Se habla de una praxis comunitaria: comen y beben.
La respuesta de Jesús deja muy claro que vino a llamar a los pecadores a la
conversión.
II. En esta perícopa de Lucas, los términos fundamentales que describen el
seguimiento comprenden los mismos verbos utilizados en Mc y Mt:
1) siguieron (cf. Lc 5,11) sígueme (cf. Lc 5,27) y lo siguió (cf. Lc 5,28) que indican
seguimiento.
2) No he venido a llamar a los justos a la conversión sino a los pecadores (cf. Lc 5,32). El
verbo llamar puede indicar también llamar para el seguimiento (cf. Mc 2,17; Mt 9, 13).

3º. Recapitulación de las primeras llamadas al seguimiento (cf. Mc 1,1-16;


2,13-17; Mt 4,17-22; 9,9-13; Lc 5,1-11.27-32):
I. Los Sinópticos describen la llamada de los primeros discípulos con los
elocutivos directivos: “¡Vengan detrás de mí!” (Mc 1,17; Mt 4,20) y “¡Sígueme!”
(Mc 2,14; Mt 9,9; Lc 5,27) en presente. El sentido verbal del tiempo indica que la
llamada sigue vigente para cada persona que escucha la Buena Noticia. Los
términos narrativos que se complementan con los discursivos son llamó (Mc 1,20;
Mt 4,21) y tienen la misma fuerza que los elocutivos directivos. A veces el
elocutivo directivo está acompañado explícita o implícitamente por un elocutivo
comisivo que describe una promesa (los haré pescadores de hombres; serás cazador
de hombres).
Los términos narrativos que describen la respuesta se encuentran en aoristo lo
siguió/siguieron (cf. Mc 1,18; 2,14; Mt 4,20.22; 9,9; Lc 5,11) y fueron tras él (cf.
Mc 1,20). El tiempo verbal evidencia la respuesta de quienes se ponen al servicio
de Jesús. Sólo Lc 5,28 tiene el imperfecto lo seguía continuamente que indica un
estado de permanente seguimiento.
II. La llamada de Leví es seguida inmediatamente por la comida que Jesús, en
compañía de sus discípulos, tiene con publicanos y pecadores y que escandaliza a
los Fariseos (cf. Mc 2,15-17; Mt 9,9-13; Lc 5,29-32). A estos Jesús responde
directamente: “¡No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores!” (cf. Mc
2,17; Mt 9,13; Lc 5,32).
Muchos teólogos afirman que la vocación de Leví (cf. Mc 2,13; Mt 9,9; Lc
5,27-28), la comida con los pecadores (cf. Mc 2,14-16; Mt 9,10-11; Lc 29-30) y la
20

respuesta de Jesús a los Fariseos (cf. Mc 2,17; Mt 9,12; Lc 5,31-32), constituyen


una unidad literaria completa en sí misma.51
En la narración se distinguen dos niveles: por un lado, asistimos a la vocación de
un hombre pecador, invitado por Jesús a seguirlo y a su respuesta positiva; por otro
nos topamos con una llamada a la conversión y a la fe dirigida a los publicanos y
pecadores públicos a la comunión de bienes, celebrada por Jesús y la comunidad
de los discípulos.
A propósito de la llamada de Leví Lc precisa que, ante la invitación de Jesús:
“¡Sígueme!” Leví, dejó todo, se levantó y lo siguió (cf. Lc 5,28). Pero en el
versículo siguiente (cf. Lc 5,29) el evangelista afirma: “Después Leví le preparó
un gran banquete en su casa. Había muchos publicanos y otros, sentados a la
mesa” (cf. Lc 5,30). Aunque hubiese dejado todo, Leví no había vendido su casa y
tenía todavía a su disposición suficiente dinero para ofrecer un gran banquete.
La invitación a dejarlo todo, de la cual nos hablan los Evangelios Sinópticos, no
es una regla ascética que hay que tomar en un sentido estrictamente material y
jurídico. Se trata, ante todo, de una renuncia afectiva, de un desprendimiento del
corazón que hace completamente disponibles para la obra del Reino de Dios. Se
trata de una actitud que no permite que las cosas terrenas se antepongan a los
intereses del espíritu. Las condiciones requeridas por Jesús, para aquellos que lo
siguen, son exigencias que él mismo ha vivido. Él no impone nada que no haya
vivido primero: su desprendimiento del dinero, de la riqueza, de toda comodidad
de la casa y del transporte, es radical.

51
Cf. ROBBINS, Summons pp 97-114.
21

Cap. 3º
Condiciones que Jesús pone a los llamados

El verbo seguir se repite otras veces en los Sinópticos con desemboque


diferente:
1a. El texto del joven rico presenta un caso concreto de llamada frustrada (Mc
10,17-31; Mt 19,16-22; Lc 18,18-23). Los Sinópticos describen el hecho en cuatro
niveles consecutivos.52
Mc 10,17-31 Mt 19,16-22 Lc 18,18-23
v. 17 Estaba él saliendo al camino
cuando se le acercó uno corriendo v. 16 En esto se le acercó uno
se le arrodilló y le preguntó: y le preguntó: v. 18 Un magistrado le preguntó:
“Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer “Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer
para heredar vida eterna?” para conseguir la vida eterna?” para heredar vida eterna?”
v. 18 Jesús le contestó: v. 17 Jesús le contestó: v. 19 Jesús le contestó:
“¿Por qué me llamas bueno? “Por qué me preguntas por lo bueno? “¿Por qué me llamas bueno?
Nadie es bueno más que uno, Dios. El Bueno es uno solo. Nadie es bueno más que uno, Dios.
Si quieres entrar en la vida,
v. 19 Ya sabes los mandamientos: guarda los mandamientos.” v. 20 Ya sabes los mandamientos:
v. 18 Él le preguntó: “¿Cuáles?”
Jesús le contestó:
“No mates, no cometas adulterio, “No matarás, no cometerás adulterio, No cometas adulterio, no mates,
no robes, no des falso testimonio, no robarás, no darás falso testimonio, No robes, no des falso testimonio,
no defraudes,
honra a tu padre y a tu madre.” honra a tu padre y a tu madre honra a tu padre y a tu madre.”
y ama a tu prójimo como a ti mismo”.
v. 20 Él declaró: v. 20 El joven le dijo: v. 21 El replicó:
“Maestro,
todo esto lo he cumplido desde joven”. “Todo esto lo he cumplido. “Todo esto lo he cumplido desde joven.”
¿Qué me falta?”
v. 21 A esto, Jesús se le quedó mirando,
le tomó cariño y le dijo: v. 21 Jesús le declaró: v. 22 Al oírlo Jesús le dijo:
“Una cosa te falta: “Si quieres ser un hombre perfecto, “Aún te queda una cosa:
Vete, vende lo que tienes vete, vende lo que tienes Vende todo lo que tienes
y dáselo a los pobres, y dáselo a los pobres y repártelo a los pobres,
y tendrás un tesoro en el cielo, y tendrás un tesoro en el cielo, y tendrás un tesoro en el cielo,
luego vente y sígueme”. luego vente y sígueme”. luego vente y sígueme”.

v. 22 A estas palabras v. 22 Al oír aquello, v.23 Al oír aquello


el otro se marchó entristecido el joven se fue entristecido se puso muy triste
pues tenía muchas posesiones pues tenía muchas posesiones. porque era riquísimo.

I. Diálogo entre el rico y Jesús acerca de la consecución de la vida eterna


especificada a través de la observancia de los mandamientos: guarda los
mandamientos (cf. Mt 19,16-20); conoces los mandamientos (cf. Mc 10,17-20; Lc
18,18-21).

52
Cf. ROBBINS, Summons pp 97-114.
22

II. Puntualización hecha por Jesús acerca de la libertad de las riquezas como
condición indispensable para seguirlo: vete, vende y da (cf. Mt 19,21; Mc 10,21;
Lc 18,22). Los elocutivos directivos (órdenes) son seguidos por los elocutivos
comisivos (promesas)
III. Esta es seguida por último de la invitación al seguimiento: y luego sígueme
(cf. Mt 19,21; Mc 10,21; Lc 19,22) en donde el imperativo presente sígueme indica
la continua vigencia de la exigencia de seguir a Jesús con absoluta libertad de las
riquezas para quien recibe su llamada.
IV. Puesta en evidencia de la falta de respuesta positiva de aquel que había
sido llamado: se fue triste (cf. Mt 19,22; Mc 10,22); se puso triste (cf. Lc 18,23)
que debe hacer reflexionar al lector acerca de su falta de respuesta.
Presentamos al respecto un esquema de los tres textos sinópticos.

Mc Mt Lc
Vida eterna (pregunta) 10,17-20 9,16-20 18,18-21
Libertad de las riquezas (condición) 10,21 19,21 18,22
Seguimiento (invitación) 10,21 19,21 18,22
Respuesta (ninguna) 10,22 19,22 18,23

I. En el texto de Mc 10,21 Jesús pide al rico la venta de lo que tiene y la


repartición de lo recabado a los pobres: “Una cosa te falta: ¡vete, vende lo que
tienes y dalo a los pobres (tres elocutivos directivos), y tendrás un tesoro en el
cielo (elocutivo comisivo), luego ven y sígueme!” (dos elocutivos directivos).
II. En el texto paralelo de Lc 18,22 Jesús insiste en que el rico tiene que vender
todo lo que tiene: “Aún te queda una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo a
los pobres (dos elocutivos directivos), y tendrás un tesoro en el cielo (elocutivo
comisivo), luego ven y sígueme” (dos elocutivos directivos).
III. El texto que presenta alguna diferencia es Mt 19,21 “Si quieres ser perfecto,
vete, vende lo que tienes y dalo a los pobres (tres elocutivos directivos), y tendrás
un tesoro en los cielos (elocutivo comisivo), luego ven y sígueme (dos elocutivos
directivos)”. Para Mt el camino de la perfección es la vía que conduce a la vida y
que va más allá de la vía de la observancia de los mandamientos. La perfección
que Mt propone no es una vía especial reservada sólo a un grupo pequeño de
discípulos, sino que es la condición necesaria para que todo discípulo entre en la
vía que conduce a la salvación.
IV. Sin embargo, observamos que Jesús no vive en total indigencia, sino que con
la ayuda de las discípulas puede contar con vivienda y trasporte: a veces se
hospeda en casas, en Cafarnaúm durante la misión en Galilea, a lo largo del
23

camino hacia Jerusalén, o en las afueras de Jerusalén. 53 En cuanto al transporte, no


faltan nunca barcas cuando él y sus discípulos tienen necesidad de ellas. 54 Había
inclusive algunas mujeres que lo seguían desde Galilea ofreciéndole el sustento y
le prestaban sus servicios (cf. Mc 15,40-41; Mt 27,55-56; Lc 8,1-3; 23,49).
V. Los discípulos de Jesús deben renunciar a las ataduras humanas y a los
deberes que derivan de ellas. Si Jesús habla de esta manera es porque Él tiene el
derecho, siendo él mismo completamente desprendido de su familia, para un
servicio mejor, más generoso y completo para el Reino de Dios. A los que le dicen:
“Tu madre, tus hermanos y hermanas se encuentran allá afuera y te buscan”, Jesús
responde: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? ... Quien cumple la
voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre” (cf. Mc 3,34-35;
Mt 12,46-50; Lc 8,19-21).
Jesús se siente completamente vinculado y entregado a la misión que le confió el
Padre y quiere formar a sus discípulos con la misma dedición (cf. Mc 1,17.48).
VI. Pero, además del desprendimiento físico de las ataduras humanas, Jesús pide
al discípulo una preferencia y un amor radical hacia su persona. Leemos en Lc
14,26: Si uno viene a mí y no odia (ou misei) a su padre, su madre, su mujer, sus
hijos, sus hermanos y hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Se sabe de sobra que el verbo “odiar” en este logion, es un hebraísmo y significa
posponer, colocar después, hacer pasar en segunda línea. Lc 14,26 es el único
texto entre los Sinópticos en nombrar la mujer en este ámbito.
Mt 10,37 adapta el logion en forma positiva, haciéndolo más comprensible, sin
deformar su sentido: “Quien ama el padre o la madre más que a mí, no es digno de
mí; quien ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí”. Se trata
entonces de preferir a Jesús a todo aquello que se tiene por más querido.
En estos logia Jesús no se portó con sus discípulos como un rabí cualquiera. Sus
relaciones con ellos fueron diferentes a las que había entre los demás rabinos y sus
discípulos. Ordinariamente estos se hacían servir por sus discípulos imponiéndoles
la obligación de hacerlo, excepción hecha de los oficios reservados a los esclavos.55
La conducta de Jesús fue completamente diferente. Formó a sus discípulos para
la acción y acudió en su ayuda para el ministerio, pero no asumió nunca una
actitud de Jefe que utilizara a su favor la disponibilidad de los demás. 56 Una vez
inclusive llamó la atención de sus discípulos sobre el carácter paradójico de su
conducta: “Yo estoy entre ustedes como quien sirve” (cf. Lc 22,27). Y esta conducta
53
Cf. por ej. Mc 1,29; 2,1.11; 3,20; 7,17.24; 8,10.13.14; 9,33...
54
Cf. Mc 3,9; 4,35-36; 6,32.45.47.51; 10,10; Lc 5,1-3...
55
NEUDECKER R., Master-Disciple / Disciple-Master. Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospel: Greg 80 (1999) 245-261.
56
Cf. Mc 11,1-7; 14,12-16; Mt 21,1-9; 26,17-19; Lc 19,28-38; 22,7-13.
24

comportaba una obligación para quienes lo seguían. Es lo que expresan los


versículos anteriores de Lc 22,25-26: “Los reyes de las naciones las gobiernan...
Pero entre ustedes no debe ser así; sino que el más grande entre ustedes sea el
más pequeño y quien gobierna actúe como el que sirve”.
En el texto paralelo de Mc 10,45 Jesús añade: “El Hijo del hombre en efecto no
ha venido para ser servido, sino para servir y entregar su propia vida en rescate
de muchos”. La añadidura del rescate se encuentra también en Mt 20,28. Estas
inclusiones de Mc y de Mt se rehacen a la Iglesia primitiva que lee las palabras de
Jesús acerca del servicio, a la luz de la Pasión, Muerte y Resurrección.
La frase de Lc 22,27 que habla de servir sin añadir el rescate, tiene una
acentuación más original, pues indica que Jesús se ha presentado a los discípulos
como el modelo del servidor humilde. El camino de la cruz no es en primer lugar
sufrir sino servir.
2a. Hay otros episodios, narrados solamente por Mt 8,18-22 y Lc 9,57-62 que
describen las condiciones impuestas por Jesús a quienes lo quieren seguir.
Lc 9,57-62 ha conservado tres logia de Jesús, dirigidos a tres posibles
candidatos, que ponen en evidencia la dureza de las condiciones del seguimiento,
su radicalismo y su urgencia. Mt 8,18-22 tiene dos logia paralelos a los dos
primeros de Lc, mientras que Mc no tiene ninguno.
Mt 8,18-22 Lc 9,57-60
v. 18 Al ver Jesús que una multitud lo rodeaba
dio orden de salir para la orilla de enfrente.
v. 19 Se le acercó un letrado y le dijo: v. 57 Mientras andaban por el camino
“Maestro, te seguiré vayas donde vayas”. le dijo uno: “Te seguiré, vayas donde vayas.”
v. 20 Jesús le respondió: v. 58 Jesús le respondió:
“Las zorras tienen madrigueras “Las zorras tienen madrigueras
y los pájaros nidos y los pájaros nidos
pero el hijo del hombre pero el hijo del hombre
no tiene donde reclinar la cabeza”. no tiene donde reclinar la cabeza.”
v. 21 Otro de sus discípulos le dijo: v. 59 A otro le dijo:
“¡Sígueme!”.
Él le respondió:
“Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”.
v. 22 Jesús le respondió: v. 60 Jesús le respondió:
“Sígueme y deja que los muertos “Deja que los muertos entierren a sus muertos
entierren a sus muertos”.
Tú vete a anunciar por ahí el Reino de Dios”.

v. 61 Otro le dijo:
“Te seguiré, Señor.
Pero déjame primero despedirme de mi familia”.
v. 62 Jesús le contestó:
“El que echa mano al arado y sigue mirando atrás,
no vale para el Reino de Dios”.
I. Mt 8,18-20; Lc 9,57-58:
25

Mientras Jesús va de camino hacia Jerusalén un escriba (cf. Mt 8,18), uno (cf.
Lc 9,57) le manifiestan la voluntad de seguirlo como discípulo y le dicen “Te
seguiré” (cf. Mt 8,19; Lc 9,57). El futuro implica en la intención de los
interlocutores la voluntad de seguir a Jesús indefinidamente. Era costumbre entre
los escribas que los alumnos escogieran a sus maestros.
Pero Jesús, toma la iniciativa y pone implícitamente las condiciones: “Las
zorras tienen sus madrigueras y las aves de los cielos sus nidos, pero el Hijo del
hombre no tiene donde descansar la cabeza”. Con este logion Jesús declara su
estado de pobre itinerante (cf. Mt 8,20; Lc 9,58) y aclara cuál debe ser la intención
del discípulo al ponerse en su seguimiento. El texto, que no tiene respuesta, deja
abierta la decisión para el que quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. Es
una propuesta abierta con una condición precisa.

II. Mt 8,21-22; Lc 9,59-60:


Otro de sus discípulos le dijo: “Permíteme primero ir a sepultar a mi padre.”
Jesús le dijo: “Sígueme y deja que los muertos sepulten a sus muertos” (elocutivos
directivos) (cf. Mt 8,21-22). El texto habla de la iniciativa de Jesús de llamar al
seguimiento a un interlocutor suyo que es su discípulo.
(Jesús) dijo a otro: “¡Sígueme!” (elocutivo directivo). Pero él le dijo:
“[Maestro] permíteme primero ir a sepultar a mi padre. (Jesús) le dijo: “Deja que
los muertos sepulten a sus muertos, tú vete a anunciar el Reino de Dios”
(elocutivos directivos) (cf. Lc 9,59-60). El texto presenta la iniciativa de Jesús a un
desconocido invitándolo a ser su discípulo.
Estos personajes, desconocido uno o discípulo otro, antes que comprometerse
con Jesús, plantean un prwton (primero): cumplir con el 4º mandamiento57, que
consideran importante. Por consiguiente, piden a Jesús una dilación antes o durante
el seguimiento, con la que hacen entender que para ellos la Ley es más importante
que el Seguimiento.
La respuesta que Jesús dirige a ambos (“Sígueme y deja que los muertos
sepulten a sus muertos” y “Deja que los muertos sepulten a sus muertos, tu vete a
anunciar el Reino de Dios”) indican que, no obstante la fuerza del 4º
mandamiento,58 claramente expresada en el diálogo por los interlocutores, la
llamada que él les dirige, sigue vigente para aquellos que escuchan o leen el texto
evangélico y tiene que ser ponderada y asumida.
Jesús hace notar a sus dos interlocutores, sean discípulo o no, que tienen que
seguirlo sin dilaciones. No hay un antes que se anteponga al seguimiento y a la

57
Cf. 1Re 19,20-21 (Elías – Eliseo).
58
Cf. Ex 20,12.
26

misión que Jesús les confía. Los muertos espirituales, aquellos que no tienen
ninguna preocupación por la llamada divina ni por las cosas del Reino de Dios,
pueden reservarse un antes que les permita ocuparse de las cosas de este mundo.
Incluso hacerse cargo de los miembros de la propia familia, para dedicarse después
al Reino. Los textos, que no tienen respuesta, dejan abierta la decisión para el que
quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. Es una propuesta abierta con una
condición precisa.

III. Lc 9,61-62:
Finalmente, Lc 9,61-62 ofrece el caso de alguien desconocido que manifiesta la
voluntad de seguir a Jesús.
a. Le dijo otro: “¡Te seguiré, Señor! El futuro te seguiré expresa la intención de
un seguimiento indefinido de parte del interlocutor. La iniciativa es presentada al
estilo de los discípulos de los rabinos, según la cual el discípulo era escogía a su
maestro. (cf. Lc 9,61a);
b. Pero primero permíteme ir a despedirme de los de mi familia” (elocutivo
directivo) (cf. Lc 9,61b). Con la condición que pone hace ver como su
disponibilidad no es total. Hay un prwton del cual él mismo tiene que
desprenderse. La gravedad no está planteada como en el texto anterior (muerte del
padre), sino es de menor peso, pues parece tratarse de una despedida de la familia.
c. Jesús, tomando la iniciativa, pone las condiciones, que deben ser asumidas por
todos los lectores: [Le] dijo Jesús: “Nadie que puso su mano en el arado y mira
hacia atrás, es apto para el Reino de Dios” (declaración) (Lc 9,62). La respuesta
de Jesús plantea una vez más el antes que debe mover a todo discípulo: “Nadie
que echa mano al arado y sigue mirando atrás, es apto para el Reino de Dios”.
Implícitamente Jesús invita al discípulo a no mirar hacia atrás (elocutivo directivo
indirecto) para tener la total libertad de seguir. En este contexto hay que leer el
texto de 1 Re 19,19-20.59 El texto, que no tiene respuesta, deja abierta la decisión
para el que quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. También éste es una
propuesta abierta con una condición precisa.

Ofrecemos un esquema que recoge una visión completa de estas tres llamadas:

Mt Lc
59
Es interesante el texto que ofrece 1 Re 19,19-20: Elías se marchó de allí y encontró a Eliseo,
hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó junto a él y le echó
encima el manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: Déjame decir
adiós a mis padres, luego vuelvo y te sigo. Elías le dijo: Vete, pero vuelve. ¿Quién te lo impide?
27

Intención: te seguiré 8,19 9,57


Iniciativa de Jesús (condición) 8,20 9,58
Intención: te seguiré / sígueme 8,21 9,59
Dificultad interpuesta: permíteme sepultar 8,21 9,59
Iniciativa de Jesús (condición) 8,22 9,60
Intención: te seguiré ------- 9,61
Iniciativa de Jesús (condición) ------- 9,62

Conclusión general
Las narraciones sinópticas de vocación que hemos analizado, constituyen un
género literario especial.60 Nos preguntamos si deben ser consideradas históricas
en sentido estricto, o son más bien el “vehículo” de una enseñanza doctrinal. Las
respuestas que nos ofrecen algunos estudiosos de la Historia de las formas son
divergentes. Esto nos ayuda a comprender la complejidad del problema.
I. Entre los teólogos luteranos incluimos:
a. Martín Dibelius que afirma que las escenas de vocación son ‘paradigmas’,
compuestos por la comunidad cristiana primitiva con una finalidad parenética,
exhortativa y pastoral. Los ‘paradigmas’ son pequeñas narraciones que tienen su
epílogo en un logion o dicho de Jesús, que llama fuertemente la atención del
oyente o del lector. En el caso de las escenas de vocación, el texto es narrado para
invitar a la disponibilidad al llamado del Señor. Esto no quiere decir que no hay un
fundamento histórico, sin embargo, Dibelius atribuye poco valor histórico a estas
narraciones.
b. Ernst Lohmeyer,61 compara las vocaciones de los apóstoles en Mc con las de
algunos grandes profetas del A.T. (cf. Eliseo: 1Re 19,19-21). Lo que cuenta en
estas narraciones de vocación en el A. T. es la palabra decisiva de Jahweh y en el
N. T. la de Cristo, a la cual tiene que corresponder la obediencia total de parte de
los llamados. La finalidad de la narración es poner de relieve la rapidez con la cual
se debe responder al llamado divino.
c. Hans Dieter Betz62 es más radical. La mayor parte de los logia sobre el
seguimiento de Cristo es un producto de la “Teología de la Comunidad”. Nosotros
desconocemos cuáles han sido históricamente las relaciones entre Jesús y sus
seguidores, y de qué manera él los ha reclutado. Todo nos llega a través de la
reflexión de la Comunidad.
60
DIBELIUS M., Historia de las Formas del Evangelio I-II (Valencia 1984) pp. 47-73;
ZIMMERMANN H., Los Métodos Histórico-Críticos en el Nuevo Testamento = BAC (Madrid
1969) pp. 161-163.
61
LOHMEYER E., Das Evangelium nach Markus (Göttingen 1937) pp. 31-33.
62
BETZ H. D., Nachfolge und Nachahmung Jesu Christi in Neuen Testament (Tübingen 1967).
28

II. En nuestra opinión estos autores:


a. aciertan en subrayar el aspecto doctrinal y catequístico de las narraciones de
vocación, su finalidad parenética y exhortativa que mira a orientar al oyente o al
lector hacia una actitud de total disponibilidad a la Palabra y al llamado de Cristo.
Por otra parte, sabemos que los evangelistas no pretenden hacer la crónica
historiográfica de los hechos en sí mismos, en una perspectiva puramente
anecdótica o con las preocupaciones científicas del historiador moderno. Escogen
hechos, los presentan y los relacionan por el sentido teológico que contienen y el
interés religioso fundamental que poseen. Esto, por supuesto, no le quita el valor
histórico a la narración.63
b. Hoy en día muchos teólogos reaccionan en contra de algunas exageraciones
liberales de la “Teología de la comunidad”. Entre ellos contamos a H.
Zimmermann para el cual el fundamento histórico de los hechos da vida a la
narración y constituye el núcleo a partir del cual se ha ido elaborando el texto. De
una manera especial se afirma la historicidad de los hechos evangélicos (DV 19)
que han sido elaborados tomando en cuenta la memoria y el testimonio. El texto
conciliar retoma el pensamiento de la Encíclica Divino afflante Spiritu de Pio XII
(30.09.1943).

Cap. 4

63
Cf. Lc 1,1-4; Hch 1,1-2.
29

Sentido y finalidad del discipulado de Jesús.

La designación de discípulo64 para indicar el seguidor de Jesús, aparece 262 ve-


ces65 solamente en los Evangelios y en los Hechos. No aparece ninguna vez ni en
San Pablo, ni en el resto del N. T.
Los términos seguimiento y discipulado están estrechamente unidos. Seguir a
Jesús con todas sus expresiones: seguir, seguir detrás, ir detrás, caminar detrás,
vengan detrás66 significa comenzar a ser discípulo, iniciar el camino de
seguimiento. Profundizar de parte nuestra este seguimiento de Jesús exige estudiar
en qué consiste el discipulado, su sentido y su finalidad.
a. Para hacernos una idea del sentido del discipulado de Jesús, es conveniente
confrontarlo con el discipulado de los doctores de la Ley, coetáneos de Jesús. Estos
reunían a su alrededor discípulos, quienes veían en su rabí no solamente al sabio
que les transmitía y explicaba la Ley, repitiendo la tradición de los ancianos67 y
añadiendo las propias interpretaciones, sino también al maestro y padre espiritual
que los guiaba con su ejemplo y su palabra en la práctica de la Ley. Este a su vez
en muchas ocasiones era alimentado y defendido por sus discípulos.68

64
Cf. Mc 2,15.16.18.bis.ter.23; 3,7.9; 4,34; 5,31; 6,1.29.35.41.45; 7,2.5.17; 8,1.4.6.10.27.bis.33.
34; 9,14.18.28.31; 10,10.13.23.24.46; 11,1.14; 12,43; 13,1; 14,12.13.14.16.32; 16,7; Mt 5,1;
8,21.23.25; 9,10.11.14.bis.19.37; 10,11.24.25.42; 11,1.2; 12,1.2.49; 13,10.36; 14,12.15.19.bis.
22.26; 15,2.12.23.32.33.36.bis; 16,5.13.20.21.24; 17,6.10.13.16.19;18,19.23; 19,10.13.25; 20,17;
21,1.6.20; 22,16; 23,1; 24,1.3; 26,1.8.17.18.19.26.35.36.40.45.56; 27,64; 28,7.8.9.13.16; Lc
5,30.33; 6,1.13.17.20.40; 7,11.18. 19; 8,9.22; 9,1.14.16.18.40.43.54; 10,22.23; 11,1.bis; 12,1.22;
14,26.27.33; 16,1; 17,1.22; 18,15; 19,29. 37.39; 20,45; 22,11.39.45; Jn 1,35.37; 2,2.11.12.17.22;
3,22.25; 4,2.8.27.31.33; 6,3.8.11.bis. 12.16. 22.bis.ter.24.60.61.66; 7,3; 8,31; 9,2.27.28.bis; 11,7.
8.12.54; 12,4.16; 13,5.22.23.35; 15,8; 16,17.29; 18,1.bis.2.15.bis.16.17.19.25; 19,26.27.38; 20,2.
3.4.8.10.18.19.20.25.26.30; 21,1.2.4.7.8.12. 14.20.23. 24; Hch 1,15; 6,1.2.7; 9,1.10.25.26.bis.38;
11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 16,1; 18,23. 27; 19,1.9. 30; 20,1.7.30; 21,4.16.bis.
65
Cf. MORGENTHALER R., Statistik des neutestamentlichen Wortschatzes (Stuttgart 1973).
66
Formas verbales que indican el seguimiento de los discípulos en los Sinópticos:

Mc Mt Lc
seguir 1,18;2,14.bis.15;6,1;8,34; 4,20.22;8,19.22.23;9,9.bis;16,24; 5,11.27.28;9,23.57.59.61;
10,21.28.32.52;14,54;15,41 19,21.27.28;26,58;27,55 18,22.28.43;22,39.54
seguir detrás 8,34 10,38 ---
ir detrás 1,7 3,11; 16,24 9,35; 14,27
caminar detrás 1,20 --- ---
vengan detrás 1,17 4,19 ---
andar detrás 8,33 16,23 ---
moverse detrás --- --- 21,8
67
Cf. Mc 7,1-23; Mt 15,1-20: limpieza (Mc 7,1-8; Mt 15,1-11), korbán (Mc 7,9-13).
68
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
30

I. Notamos algunas semejanzas entre Jesús y los rabinos de su tiempo


(escribas). Jesús ha sido considerado como un rabí, aunque no ha pertenecido a
ninguna escuela rabínica. Él mismo aceptaba que lo llamaran “maestro” (en griego:
didaskalov,69 en hebreo grecizado: rabbi70 o en arameo grecizado: rabbouni71).
Hay muchas analogías entre el comportamiento de Jesús y el de los rabinos o
doctores de la Ley de su época.72
Como los rabinos de su tiempo también Jesús poseía un profundo conocimiento
de la Escritura que le permitió, en las discusiones con sus adversarios, hallar el
texto o la citación que los acallaba y desarmaba.
Como los rabinos de su tiempo, también Jesús pronunciaba sentencias que
penetraban en la mente de quien lo escuchaba y eran fáciles para memorizar.
Inventaba numerosas parábolas con las que enseñaba al pueblo y a los
discípulos.73 A estos, sin embargo, los tomaba aparte para explicarles lo que no
69
Cf. Mt 8,19; 9,11; 10,24.25; 12,38; 17,24; 19,16; 22,16.24.36; 26,18; Mc 4,38; 5,35; 9,17.38;
10,17. 20.35; 12,14.19.32; 13,1; 14,14; Lc 3,12; 6,40; 7,40; 8,49; 9,38; 10,25; 11,45; 12,13; 18,
18; 19,39; 20,21.28.39; 21,7; 22,11; Jn 1,39; 3,2.10; 8,4; 11,28; 13,13.14; 20,16.
70
Cf. Mt 23,7.bis.8; 26,25.49; Mc 9,5; 11,21; 14,45.bis; Jn 1,39.50; 3,2.26; 4,31; 6,25; 9,2; 11,
8.45.
71
Cf. Mc 10,51; Jn 20,16.
72
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
73
Podemos dividir las parábolas de los Sinópticos en cuatro grupos según su tradición:
Iº Parábolas de triple tradición (Mc-Mt-Lc): 1ª el sembrador (Mc 4,1-20; Mt 13,1-23; Lc 8,4-
15); 2ª la lámpara (Mc 4,21-23; Mt 5,15; Lc 8,16-17); 3ª la medida (Mc 4,24-25; Mt 7,2; Lc
8,18); 4ª el grano de mostaza (Mc 4,30-32; Mt 13,31-32; Lc 13,18-19); 5ª Los amigos del
esposo (Mc 2,18-20; Mt 9,14-15; Lc 5,33-35); 6ª el vino y los odres (Mc 2,21-22; Mt 9,16-17;
Lc 5,36-39); 7ª los viñadores homicidas (Mc 12,1-12; Mt 21,33-46; Lc 20,9-19); 8ª la higuera
estéril (Mc 13,28-29; Mt 24,32-33; Lc 21,29-31); 9ª el vigilante (Mc 13,33-37; Mt 24,42; Lc
12,35-38).
IIº Parábolas de doble tradición (Mt-Lc): 1ª el arreglo oportuno (Mt 5,25-26; Lc 12,58-59); 2ª
las dos casas (Mt 7,24-27; Lc 6,47-49); 3ª los niños que juegan (Mt 11,16-17; Lc 7,31-35); 4ª el
espíritu inmundo (Mt 12,43-45; Lc 11,24-26); 5ª la levadura (Mt 13,13; Lc 13,20-21); 6ª la
oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,4-7); 7ª el gran banquete (Mt 22,1-10; Lc 14,15-24); 8ª el
ladrón ( Mt 24,43-44; Lc 12,39-40); 9ª el administrador fiel (Mt 24,45-51; Lc 12, 42-46); 10ª
los talentos/minas (Mt 25,14-30; Lc 19,11-27).
IIIº Parábolas de una tradición: Mc: 1ª la semilla que crece sola (4,26-29); Mt: 1ª el trigo y la
cizaña (13,24-30.36-43); 2ª el tesoro escondido (13,44); 3ª la perla preciosa (13,45-46); 4ª la
red (13,47-50); 5ª el siervo malvado (18,23-35); 6ª el contratista generoso (20,1-16); 7ª los
dos hijos (21,28-32); 8ª el invitado sin traje de boda (22,11-14); 9ª las diez vírgenes (25,1-13);
10ª el juicio final (25,31-46); Lc: 1ª los dos deudores (7,36-50); 2ª el buen samaritano (10,25-
37); 3ª el amigo inoportuno (11,5-8); 4ª el rico insensato (12,13-21); 5ª la higuera estéril
(13,6-9); 6ª la puerta estrecha (13,22-30); 7ª los primeros asientos (14,7-11); 8ª la
construcción de la torre y ejército para la guerra (14,28-32); 9ª la dracma perdida (15,8-10);
10ª el padre bueno (15,11-32); 11ª el administrador injusto (16,1-13); 12ª el rico y Lázaro
31

habían entendido, reservándoles la aclaración de los misterios del Reino de Dios.74


Estas analogías nos ayudan a entender el complejo paso de la transmisión oral a la
tradición escrita de los evangelios.

II. Sin embargo notamos profundas diferencias entre el modo de actuar de Jesús
y el de los rabinos, que no nos permiten asimilar a Jesús a cualquiera de los
maestros de su tiempo.
En cuanto a los discípulos, normalmente eran estos, deseosos de conocer la
Torah, quienes buscaban y escogían o iban detrás de un maestro, para escuchar la
repetición de las tradiciones de los ancianos y sus propias enseñanzas. Un
candidato a discípulo no adhería inmediatamente y para siempre a un rabí. Se
confrontaba primero con otros rabinos de la época, los interrogaba, discutía con
ellos y, sólo después de una búsqueda personal detallada, escogía finalmente su
maestro.75
Por el contrario, los discípulos de Jesús no lo escogieron como maestro, sino que
fue él quien los escogió como discípulos. Él tomaba la iniciativa y actuaba con una
autoridad especial parecida a la de los profetas.
Jesús no hacía consistir nunca su enseñanza en la repetición de las opiniones de
los demás doctores de la Ley o las tradiciones de los Antiguos como hacía
normalmente todo rabí.
Veamos dos textos paralelos:
Mt 5,21-48 Matar // enfadarse Lc 6,27-38 Amar a los enemigos
Adulterio // Mirar con deseo No juzgar
Divorcio // Repudio No condenar
Jurar en falso // Ningún juramento Perdonar
Venganza // Aceptar la dificultad Dar con generosidad
Amar // Amar al enemigo

Antes de ofrecer sus propias interpretaciones Jesús citaba únicamente la


Escritura y enseñaba con autoridad propia sin buscar apoyo en nadie. Esto
sorprendía a la gente y dejaba desconcertados a los demás rabinos y doctores de la
Ley, quienes se preguntaban dónde había aprendido tanto.76
En el círculo de los discípulos de Jesús, no existía posibilidad de disputa con el
maestro, como sucedía en las ejercitaciones de las escuelas rabínicas. Si alguna vez

(16,19-31); 13ª el deber cumplido (17,7-10); 14ª el juez y la viuda (18,2-8); 15ª el fariseo y el
publicano (18,9-14).
74
Cf. Mc 4,10-20.33-34; 7,17-23; 9,33-50; Mt 13,10-23; 15,12-20; 18,1-5; Lc 8,9-10; 9,46-48.
75
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
76
Cf. Mc 6,2; Mt 13,54; Lc 4,22; Jn 7,15. Lc inclusive propone el hecho desde la infancia de
Jesús (Lc 2,46-48a).
32

se daba entre ellos, Jesús la atajaba en su mismo inicio. 77 Jesús tampoco admitía
réplicas a sus intervenciones sino que exigía a sus discípulos una confianza
incondicionada en su palabra y en su doctrina (cf. Mc 8,32-33; Mt 16,21-23).
Los discípulos de los rabinos tenían, sobre todo un ideal: ser ellos mismos, un
día, maestros y ejercer esa profesión con otros discípulos. El discípulo de un rabí,
una vez aprendida toda la sabiduría que su maestro podía transmitirle, se alejaba de
él e iniciaba su propia escuela. Estaba habilitado para ser a su vez rabí y se volvía
generalmente un maestro independiente. Normalmente era el maestro quien
invitaba al discípulo, ya maduro, a tomar otro camino. Jesús por el contrario
mantuvo a sus discípulos hasta el final de su vida.
El fin por el cual Jesús llamó a sus discípulos no era la adquisición de una
formación profesional. Jesús no quería hacer de sus discípulos unos profesionales
de la Ley y de las interpretaciones de la Tradición de los Antiguos, sino que los
llamó para que se asociaran a su obra de predicación del Reino de Dios, que traía la
salvación escatológica a los hombres.
A los primeros discípulos Jesús dice: venid detrás de mí y os haré pescadores de
hombres (cf. Mc 1,17; Mt 4,19). La llamada no fue exclusivamente para un
aprendizaje, sino para una experiencia y una misión muy concreta en la cual el
elocutivo comisivo los haré pescadores de hombres es un don que Jesús hizo a los
convocados y un compromiso que él asumió con ellos. El futuro haré indica que
Jesús logrará su finalidad, pero para esto necesita la respuesta constante de los
llamados.
Particularmente significativa es la primera misión de los apóstoles, según la
narración de Mt 9,35. En ella se dice que Jesús: “recorría todas las ciudades y las
aldeas, enseñando en las sinagogas y predicando el Evangelio del Reino y
curando toda enfermedad y toda dolencia”. Luego en Mt 10,1-15 Jesús envió a sus
apóstoles en misión, otorgándoles sus poderes taumatúrgicos para expulsar a los
demonios y obrar curaciones como señal de la inminente llegada del Reino de
Dios. Al mismo tiempo ellos reciben la orden de anunciar el Evangelio. Esto es lo
que hizo Jesús, como afirma Mt 9,35: predicó, enseñó y curó (cf. Mc 3,20-6,6).
Los discípulos de Jesús no participaron de su conocimiento de la Ley (cf. Hch
4,13: Viendo la seguridad de Pedro y de Juan y notando que eran hombres sin
letras, ni instrucción, estaban sorprendidos [los miembros del Sanedrín]), como
sucedía con la mayor parte de los discípulos de los rabinos, sino de su misión
divina y escatológica. Esta es la finalidad para la cual Jesús los fue formando. Para
ellos la invitación al seguimiento se volvió invitación a participar, cooperar y
colaborar a la tarea específica de Jesús de anunciar el acercamiento del Reino.
77
Cf. Mc 8,23-33; 9,33-37.38-40; 10,35-45; Mt 18,1-5; 20,20-28; Lc 9,46-48.49-50.
33

Por otra parte, en el contexto lingüístico del tiempo el término seguimiento no se


utilizaba nunca para designar el discipulado de un doctor de la Ley.
La persona del rabí estaba rodeada por una grande veneración. Un alumno, por
respeto, nunca entraba con el maestro en ninguna discusión en la que lo llevara a
tomar una posición contraria. El día que comenzara a contradecirlo debía
separarse de él.78
Otra señal externa de respeto entre los judíos era caminar detrás de su maestro,
o en el caso de la mujer o del esclavo, caminar detrás de su marido o de su amo,
nunca a su lado, menos delante.79 La costumbre de los discípulos de un rabí era ir
detrás del maestro todas las veces que salía de su casa por la mañana.80
El verbo seguir no tiene normalmente el sentido de ser discípulo de alguien ni
designa el discipulado hacia un doctor de la Ley. No se le pedía al discípulo que
siguiera a su maestro, sino que se sentara a sus pies, posición normal para un
discípulo (cf. Lc 10,29: María de Betania). Así San Pablo declaraba con orgullo:
“Fui instruido y formado a los pies de Gamaliel en las más rígidas normas de la
ley paterna” o sea de la ley judía (cf. Hch 22,3). Rabí Gamaliel era un doctor de la
Ley que tenía su propia escuela y gozaba de grande fama en cuanto continuador y
heredero del pensamiento del gran Rabí Hillel.
b. La mayor parte de los doctores de la Ley eran Fariseos. El fariseísmo
constituía el movimiento político y al mismo tiempo el partido religioso más
potente de la época, llegando a ser, luego de la destrucción de Jerusalén en el año
70 d. C., el judaísmo normativo, que existe todavía hoy en día.
En tiempo de Jesús el fariseísmo no se oponía a la espera escatológica, que
estaba fuertemente enraizada en diversos círculos del judaísmo, los cuales
esperaban el fin inminente de los tiempos y la venida cercana de la futura época
mesiánica de la salvación, el Reino de Dios. Los fariseos tenían la esperanza
mesiánica. Sin embargo, para ellos no tenía importancia si esta esperanza se
hubiera tenido que realizar temprano, o sea en la presente generación, o más tarde
en la futura. Lo esencial para ellos era el estudio y la observancia de la Ley! 81 Rabí
Hillel, que vivió más o menos 25 años antes que Jesús, decía: “Quien se ha
apropiado de las palabras de la Torah (Ley) ha adquirido la vida del mundo
futuro, sin embargo nada se sabe acerca de la llegada del mundo futuro con la
venida del Mesías: es un secreto de Dios!”

78
Cf. Mc 8,31-33; Mt 16,21-23.
79
Cf. Mc 8,31-33; Mt 16,21-23.
80
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
81
Cf. Jn 1,48 (Natanael).
34

c. Ahora mientras los Fariseos rechazaban las especulaciones escatológicas y


apocalípticas, Jesús se ubicaba cerca de estos círculos religiosos (Esenios,
Bautistas, Celotas, Sicarios).
I. Un primer grupo estaba constituido por los Esenios de Qumrán. Los
documentos de esta Secta hablan de un personaje, llamado Maestro de Justicia.
Este fue el fundador, el promotor, el alma del movimiento de Qumrán y permanece
como el guía ideal para todos los eventuales seguidores. Sin embargo su nombre
no ha sido nunca revelado.82 Éste era un personaje religioso que había sido famoso
en Jerusalén. Perseguido por la Casta sacerdotal de la capital, se retiró en el
Desierto de Judá a orillas del Mar Muerto con todos sus seguidores y murió,
probablemente unos cincuenta años antes de Cristo, luego de fundar una
comunidad monástica floreciente, los Esenios o puros.
Sus seguidores practicaban el celibato, vivían en comunidad, con una regla
severa, cultivaban la pobreza y eran verdaderos monjes. Practicaban la oración en
momentos precisos del día, celebraban a menudo vigilias nocturnas. Observaban
con mucho rigor el sábado. A nivel de culto mantenían el antiguo calendario solar.
Las faltas eran castigadas con una serie de tarifas que se aplicaban a delitos
menores (penitencia alimentar, exclusión temporal de la vida común) o a delitos
mayores (excomunión, aislamiento o expulsión definitiva de la comunidad). Los
Esenios esperaban y se preparaban todos juntos para la venida de la era mesiánica,
que iba a ser precedida por guerras terribles y convulsiones apocalípticas.
Hay teólogos que hacen del Maestro de Justicia un precursor de Jesús. Desde un
punto de vista lo podemos aceptar, pues ha preparado el terreno a las comunidades
cristianas.
Pero nos parece que hay profundas diferencias entre Jesús, el Maestro de
Justicia y sus respectivas comunidades: Jesús no fundó una comunidad encerrada
en sí misma, separada del mundo, aislada en el desierto. Predicó dondequiera (a
orilla del lago, por el camino, en la montaña, en casa, en las sinagogas, en el
templo) insertándose en el mundo y envió a sus discípulos a hacer lo mismo. El
Maestro de Justicia fundó una comunidad estrictamente encerrada en sí, aislada del
mundo, entregada a una serie de leyes de pureza. Denunció el apego a la vida
política de la Casta Sacerdotal. De ahí su lento desprendimiento del Templo y su
apego a la doctrina de la pureza y del aislamiento.
II. Jesús tiene mayores afinidades con el Movimiento Bautista, que hace
referencia a Juan. El Bautista era un Profeta de tipo escatológico-apocalíptico (cf.
Mc 1,6; Mt 4,46). Hoy en día se admite que probablemente tuvo contactos con los

82
MORALDI L., Il Maestro di giustizia, lo sconosciuto autore dei Manoscritti di Qumran (Roma
1975).
35

Esenios de Qumrán, vivió en su misma región, fue célibe, y llevó una vida ascética
(cf. Mc 1,4-5; Mt 3, 1-2; Lc 1,80; 3,2-3).
Juan habría sido un esenio, que habría seguido como otros una vocación propia
al margen de la comunidad. En efecto, mientras los seguidores de Qumrán se
aislaban en el desierto, en una comunidad cerrada, el Bautista se dirigía a la gente,
proclamando la conversión, que era al mismo tiempo, arrepentimiento por el
propio pasado e inicio de una vida nueva según la voluntad de Dios.
La conversión era la condición necesaria para recibir la salvación, que traería el
Reino de Dios. El Bautismo, dado por Juan como señal de arrepentimiento y
conversión, era un verdadero rito de iniciación, el cual introducía en el grupo de
aquellos que profesaban la espera del Mesías que vendría y constituían
anticipadamente su comunidad. Juan tenía un grupo de discípulos, a los cuales
parece haberles dado una enseñanza especial. Leemos en efecto, en Lc 11,1 que un
día uno de los discípulos dijo a Jesús: “¡Señor, enséñanos a orar como Juan
enseñó a sus discípulos!”. Los discípulos de Juan probablemente lo ayudaban en
la predicación y en la administración del Bautismo.
Notamos algunas semejanzas ente Jesús y Juan. Jesús al comienzo de su vida
pública, retoma casi con los mismos términos, la invitación a la conversión,
proclamada por Juan el Bautista.83 Él mismo no parece haber bautizado. 84 Durante
la vida pública de Jesús sus discípulos, continúan predicando el bautismo de
penitencia y de conversión, semejante al de Juan el Bautista (cf. Jn 4,1-3). Este
bautismo de los discípulos de Jesús, a imitación del de Juan, será finalmente
absorbido en el rito, nuevo y sacramental de la comunidad cristiana primitiva.
Los evangelios y la Iglesia primitiva insisten en relacionar el ministerio de Jesús
con el ministerio del Bautista, tratando de ponerlos en relación de continuidad y
cercanía familiar, haciendo de Juan el precursor del Señor (cf. Lc 1,36.39-45).
Hay sin embargo unas diferencias considerables entre Jesús y Juan. Jesús
habló y actuó con una autoridad mesiánica propia. Juan no la reivindicó nunca
para sí. Juan rechazó rotundamente ser considerado Mesías. Jesús curó y obró
milagros, cosa que no se afirma de Juan.
Desde el punto de vista de nuestro argumento, un hecho característico es la
ausencia del seguimiento en los textos que se refieren al Bautista,85 así como en los
Documentos de Qumrán.

83
Cf. Mt 3,2; 4,17; Mc 1,2-6.14-15; Lc 3,1-6; 4,14-15; Jn 1,19-23; 4,43-46.
84
Cf. sin embargo las afirmaciones de Jn 3,22-26.
85
Sin embargo, podemos confrontar Jn 1,35.
36

III. Nos preguntamos, por lo tanto, si el seguimiento es una forma específica del
discipulado de Jesús, o el ambiente cultural y religioso del tiempo nos proporciona
algún otro ejemplo de una actitud semejante.
El teólogo protestante alemán Martin Hengel86 ha dado una respuesta seria a
esta cuestión. Él reacciona fuertemente en contra de la idea, bastante difundida,
entre muchos autores hebreos modernos, según los cuales Jesús tendría que ser
considerado un rabí hebreo y nada más, que se habría portado con sus discípulos a
la par que los demás rabinos. El intento de recuperar la figura de Jesús y de
contextualizarla en el judaísmo tradicional no es cosa rara aún en nuestros días.
En realidad, piensa Hengel, Jesús se habría puesto en la línea de los Celotas,
que aparecieron en Palestina durante el Iº siglo, anunciando en un clima
escatológico-apocalíptico la liberación inminente del pueblo de Israel y la venida
del Reino de Dios. Estos se presentaban como Moisés resucitado o como el Rey-
Mesías en persona; conducían sus propios discípulos al desierto en una especie de
nuevo éxodo simbólico para prepararse a entrar en el Reino de Dios. Predicaban la
Guerra Santa que consistía en echar a los Romanos de Palestina y purificar la
Tierra de Israel de la presencia impura de los paganos. Era esta la condición, según
ellos, para acelerar de alguna manera la venida del Reino de Dios.
Los Celotas tenían como punto de referencia a los Macabeos (Matatías, Judas,
Jonatán, Simón), su celo por la defensa de la pureza de la religión hebrea y por la
independencia nacional. De aquí su nombre. Fueron sistemáticamente perseguidos
y exterminados por los Romanos juntamente con sus secuaces o condenados a la
pena capital de la cruz como rebeldes. Los Hch 5,35-39 han conservado los
nombres de dos de esos o Celotas. Rabí Gamaliel, doctor de la Ley afirmaba:”
Estos días pasados se sublevó Teudas, diciendo de sí que era alguien... el cual fue
muerto, y todos cuantos obedecían a sus órdenes fueron dispersados y vinieron a
parar en nada. Tras este, en los días del empadronamiento se alzó Judas el
Galileo y arrastró en pos de sí a gente del pueblo: pereció él y cuantos obedecían
a sus órdenes fueron desbaratados”. Estos Celotas son recordados también por
Flavio Josefo, hebreo romanizado que dejó Palestina en el sé-quito del emperador
Tito luego de la destrucción de Jerusalén y murió en Roma alrededor del año 100
d.C. Él narra la grande rebelión de los años 66-70 y los acontecimientos anteriores
que la prepararon y su trágico final.87
Gamaliel doctor de la Ley y fariseo con su intervención reflejó verosímilmente
la tendencia general del partido fariseo; sin embargo, él no consideraba a los
discípulos de Jesús como los de cualquier rabí, sino que los comparaba con los
seguidores de los Celotas matados por los Romanos.
86
HENGEL M., Seguimiento y Carisma. La radicalidad de la llamada de Jesús = Presencia
Teológica 7 (Santander 1981).
87
FLAVIO J., Las Guerras de los Judíos I-II (Barcelona 1989).
37

Más tarde San Pablo, apresado por el tribuno romano, es considerado por éste
como el profeta celota Ben Stada, (como refiere Flavio Josefo) quien llevó al
desierto a 4000 personas (cf. Hch 21,38). Considerado en este contexto histórico
especial, según Hengel, el verbo akolouqein adquiere un nuevo sentido: no era el
seguimiento al llamado de cualquier Rabí, sino que tenía un sentido profético y
mesiánico: era el llamado del jefe carismático, designado por Dios, quien
convocaba tras de sí a unos hombres escogidos para las luchas de los últimos
tiempos.
M. Hengel subraya claramente unas diferencias entre Jesús y los Celotas:
1. A diferencias de ellos Jesús no predica un Reino nacionalista o simplemente
terrestre de Dios, sino un Reino de Dios espiritual y universal.
2. Los Celotas practicaban la lucha armada, Jesús por el contrario era un “no
violento”.88 El Reino de Dios es un don del Señor. No se puede acelerar su llegada
con las armas. Cuando Jesús da batalla, lo hace únicamente en contra de las
potencias del mal, los espíritus malignos, y los demonios (cf. Mc 1,23-27.32-34.39;
3,11; 5,1-20; 9,14-29; Mt 4,24-25; 8,16.28-34; 17,14-21; Lc 4,31-37.40-41; 8,26-36;
9,37-42). Por consiguiente, afirma Hengel, es extraño que Jesús haya sido
condenado al castigo de la cruz, que se acostumbraba aplicar a los rebeldes.
Para lograr su muerte, el partido de la aristocracia sacerdotal lo presentó ante
Pilato, como uno de esos Celotas que amenazaban periódicamente el orden público
y, sobre todo, luchaban en contra de la ocupación romana de Palestina.
Jesús, el Rey-Mesías, habría pasado como un Celota enemigo directo de los
Romanos. Pilatos aún no creyendo tener delante de sí a un revolucionario que
mereciera la pena de muerte, sin embargo, por cobardía cedió a la presión de las
autoridades judías y sin convicción lo envía a la cruz.
En su conclusión, Hengel observa que Jesús vivió en un ambiente histórico y
socio-cultural muy particular y no hay que sorprenderse si presentaba en sí mismo
algunos rasgos que derivaban de ese ambiente.89 Sin embargo su personalidad es
demasiado compleja y rica para poder ser encasillada en una determinada categoría
de la historia y de la fenomenología de las religiones. ¡Jesús se escapa a todo
intento de catalogación y bajo muchos aspectos se queda como un fenómeno único!
IV. En el mundo de los Celotas, surgieron también los Sicarios,90 más violentos
que ellos. Se multiplicaron entre los años 65-70 d.C. sobre todo en la ciudad de

88
Cf. Mt 26,52: “Todo el que empuña la espada, a espada perece”. Sin embargo, en Lc 22,36-38
Jesús parece defender la reacción violenta: “El que no tenga bolsa ni alforja que venda el manto
y se compre una espada”. Le contestaron: “Señor aquí hay dos espadas”. Les dijo: “Basta ya”.
89
Entre sus discípulos Lc 6,15 habla de Simón, llamado Celota. Mc 3,18 y Mt 10,3 hablan de
Tadeo.
90
FLAVIO J., Guerra de los Judíos (Barcelona 1989).
38

Jerusalén cercada por las legiones de Tito. Eran considerados las milicias violentas
del movimiento celota. Se encargaban de eliminar en la ciudad sitiada todo
resquicio de apertura al diálogo y todo intento que fuera dirigido a la solicitud de
una rendición a los romanos de parte de los Sumos Sacerdotes, Ancianos del
Sanedrín y Fariseos. Se llamaban así porque estaban armados de una sica o puñal
con el que agredían a los sitiados que querían rendirse. El último resto de estos
Celotas y Sicarios fue silenciado con la toma de Masada por el Procurador Flavio
Silva al mando de la 10ª Legión el año 73 d. C.91

Cap. 5º

Condiciones que Jesús pone para la misión.

A diferencia de los demás rabinos, Jesús impuso unas condiciones serias y


comprometedoras a los que llama a su seguimiento para la misión. Inicialmente se
trataba de condiciones externas: dejar la familia, la casa, la profesión, las
pertenencias personales. Posteriormente exigió condiciones internas: renunciar a sí
mismo, tomar la propia cruz (cada día añade Lc 9,23) y seguir así a Jesús.
Introducción:
91
FLAVIO J., Guerra de los Judíos (Barcelona 1989).
39

En las primeras llamadas al discipulado aparecen claramente algunas


condiciones que Jesús impone. Es el precio duro que cada discípulo tiene que
pagar y que se enmarca en el contexto de la conversión.
Iº. Al llamado de Jesús los primeros cuatro discípulos dejan las redes, las barcas,
su profesión de pescadores y su familia. Lc que subraya las exigencias del
seguimiento, escribe que los discípulos lo dejaron todo: Dejándolo todo, lo
siguieron (cf. Lc 5, 11).
IIº. Leví es llamado desde el banco de los impuestos92 y abandona su odiosa
profesión de cobrador. Lc 5,28 insiste nuevamente que lo deja todo: dejándolo
todo, se levantó y lo seguía continuamente.
IIIº. Después de la falta de respuesta positiva del joven rico (cf. Mc 10,17-22;
Mt 19,16-22; Lc 18,18-23) y ante las duras palabras de Jesús referidas por los
Sinópticos (cf. Mc 10,23-27; Mt 19,23-26; Lc 18,24-27), Pedro manifiesta el sentir
de los Doce dirigiéndose a Jesús: Ya ves, nosotros hemos dejado todo y te hemos
seguido / seguimos (cf. Mc 10,28; Mt 19,27); solamente Lc 18,28 corrige la
afirmación de Pedro: ya ves, nosotros hemos dejado lo nuestro y te seguimos.

1º. Cuando Jesús envió a los Doce durante su vida pública (cf. Mc 6,7-13; Mt
10,1. 7-11.14; Lc 9,1-6), les impuso condiciones claras para ser misioneros:
Mc 6,7-13 Mt 10,1.7-11.14 Lc 9,1-6
v. 7 Llamó a los Doce v. 1 Y llamando a sus doce discípulos, v. 1 Convocó a los Doce
y los fue enviando de dos en dos
dándoles autoridad les dio autoridad y les dio poder y autoridad
sobre los espíritus inmundos. sobre los espíritus inmundos sobre toda clase de demonios
para expulsarlos
y curar todo achaque y enfermedad y para curar enfermedades.
v. 7 “Por el camino v. 2 Luego los envió
proclamen que ya llega el Reino de Dios, a proclamar el Reino de Dios
v. v. 8 curen enfermos, resuciten muertos, y a curar los enfermos, diciéndoles:
limpien leprosos, echen demonios.
De balde lo recibieron, denlo de balde.
v. 8 Les encargó v. 9 No se procuren v. 3 “No tomen nada para el camino:
que no llevaran nada para el camino, oro, plata
un bastón y nada más: ni bastón, ni alforja, ni pan,
ni pan, ni alforja, ni dinero,
ni monedas en la faja; ni monedas en la faja;
v. 9 llevaran sandalias, v. 10 ni tampoco alforja para el camino, ni lleven cada uno dos túnicas.
pero que no tuvieran dos túnicas. ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón
que el bracero merece su sustento.
v.11 Cuando entren en un pueblo o aldea,
v. 10 Y añadió: averigüen quién hay allí que lo merezca
“Quédense en la casa donde se alojan y quédense en su casa hasta que se vayan. v. 4 Quédense en la casa donde se alojan
hasta que se vayan de aquel lugar. hasta que se vayan de aquel lugar.
v. 12 Al entrar en una casa, saluden.
v. 13 Si la casa se lo merece
la paz que le desean se pose sobre ella;

92
Cf. Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28.
40

si no se lo merece,
vuestra paz vuelva a vosotros.
v. 11 Y si un lugar no os recibe v. 14 Si alguno no os recibe v. v. 5 Y en caso de que no los reciban
ni os escucha, ni os escucha, al salir de aquel pueblo
al marcharse al salir de su casa o del pueblo
sacúdanse el polvo de los pies sacúdanse el polvo de los pies”. sacúdanse el polvo de los pies,
como testimonio en contra de ellos”. como testimonio en contra de ellos”.
v. 12 Ellos se fueron a predicar v. 6 Ellos se pusieron en camino
que se enmendaran y fueron de aldea en aldea
v. 13 echaban muchos demonios, ungían anunciando la Buena Noticia
con aceite a muchos enfermos
y los curaban. y curando en todas partes.

El hecho es relatado por los tres Sinópticos, pero el texto más exigente es el de
Mt 10,9-10 que dice: No lleven ni oro, ni plata, ni moneda de cobre en sus cintos,
ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón. En Mt solamente
se permite una túnica, nada más. Se trata de un lenguaje parabólico en el que lo
más importante no debe ser quien lleva el mensaje de Jesús, sino el mismo mensaje
que se lleva. La persona misma del misionero es parábola para los que escuchan el
mensaje de Jesús que él anuncia.
El texto paralelo de Lc 9,3 es parecido al de Mt: “Les dijo: no lleven nada por
el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata, ni dos túnicas”.
En el texto paralelo de Mc 6,8-9 Jesús permite a los misioneros tener un bastón
y andar calzados con sandalias, según la costumbre romana, y llevar una sola
túnica: Les mandó que no recogieran nada para el camino, sólo un bastón y nada
más: ni pan, ni alforja, ni sencillo en el cinto; pero que llevaran sandalias y que
no se pusieran dos túnicas.
Las tres formulaciones no son necesariamente contradictorias. El pensamiento
de Jesús es que quien es enviado por él a anunciar el Reino de Dios debe limitarse
a lo estrictamente necesario para sí y demostrar un total desprendimiento de las
cosas materiales. Lo más importante para los tres textos no es la persona que
anuncia, sino el contenido del anuncio.

1. Según Lc 10,1-11, cuando Jesús envió a los 72 discípulos, durante su vida


pública les impuso también condiciones duras para ser misioneros.
v. 1 Algún tiempo después designó el Señor otros setenta [y dos]
y los mandó por delante de él de a dos [en dos]
a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
v. 2 Y les dijo: “La mies es abundante y los braceros pocos;
por eso rueguen al dueño de la mies que mande braceros a su mies.
v. 3 Vayan; Miren que os mando como corderos entre lobos.
v. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias;
y no se paren a saludar a nadie por el camino.
41

v. 5 Cuando entren en una casa, lo primero que debe hacer saluden: “Paz a esta casa”.
v. 6 Si hay allí gente de paz, la paz que les desean se posará sobre ellos; si no, volverá a ustedes.
v. 7 Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, que el obrero merece su salario.
No vayan cambiando de casa en casa.
v. 8 Si entran en un pueblo y los reciben coman de lo que les pongan,
v. 9 curen a los enfermos que haya, y digan: “¡Ha llegado a ustedes el Reino de Dios!”.
v. 10 Cuando entren en un pueblo y no los reciben, salgan a las calles y digan:
v. 11 “Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies
nos lo limpiamos, en contra de ustedes!
De todos modos, sepan que ya ha llegado el Reino de Dios”.

Dividiremos el texto en tres partes: 1. Introducción (vv. 1-2); 2. Las reglas


concretas para el trabajo misionero (vv. 3-4); 3. El comportamiento de los
mensajeros: 3a). en las casas (vv. 5-7) y 3b) en las ciudades (vv. 8-11):
1. La introducción del texto (cf. Lc. 10,1-2) recuerda el viaje de Jesús hacia
Jerusalén precisado ya en Lc 9,51.52. Lc describe la iniciativa de Jesús. La
llamada que hizo Jesús al seguimiento (cf. Lc 5,1-11) no significa solamente que
los convocó para que estuvieran solamente con él, sino también para que los
llamados aceptaran sus encargos y participaran de su misión. Con la misión de los
Doce (cf. Lc 9,1-6) Lc se refiere al pueblo de Israel; con Lc 10,1-2 Lc se refiere a
todo el mundo (cf. Gn 10 que habla de los 70 pueblos de la tierra). En esta segunda
narración de Lc se asoma la idea de la misión a los paganos. En Lc 10,1-2 Jesús es
presentado como el Señor que envía a sus mensajeros. Los enviados deben
precederlo de dos en dos (cf. Dt 19,15) para que puedan ser creíbles. Su tarea en
efecto es preparar y testimoniar la llegada de Jesús. El logion de Jesús (cf. Lc 10,2)
acerca de la mies y los obreros debe ser entendido en clave escatológica.
2. En los vv. 3-4 Lucas presenta las reglas concretas del trabajo misionero.
Desde el comienzo Jesús impone las reglas de juego con tres elocutivos directivos
(“Vayan; No lleven; No se paren a saludar”). Después del primer imperativo Jesús
utiliza una metáfora (v. 3 Miren que lo mando como corderos entre lobos) con la que
Jesús recuerda a los discípulos lo comprometida y peligrosa que puede llegar a ser
una vida al servicio del anuncio del Reino. Los misioneros son indefensos como
los corderos, no porque son débiles, sino porque aceptan un estilo de vida que
había sido preestablecida anteriormente.
En cuanto a los instrumentos que deben acompañar al misionero Lc se muestra
muy exigente: ni bolsa, ni alforja, ni sandalias. No se habla de dos túnicas ni de
bastón. A esto se añade la prohibición de pararse a saludar: el misionero tiene que
ir aprisa (cf. 2Re 4,29: Eliseo envía a su criado). Los discípulos no deben dejarse
retener por nada, ni siquiera por los más convencionales contactos humanos. La
meta del anuncio del Reino debe llevarlos a proceder sin detenerse.
2. Con los vv. 5-11 son descritas las reglas del comportamiento de los misioneros
en las casas (vv. 5-7) y en las ciudades (vv. 8-11).
42

a. En cuanto al comportamiento en las casas (vv. 5-7) se emplean cinco


elocutivos directivos (Saluden: “Paz a esta casa”; quédense en esa casa; coman y beban de
lo que tengan, No vayan cambiando de casa en casa). El saludo del misionero es el don de
la salvación escatológica que ha llegado a esa casa. No tienen que buscar su propio
bienestar y ver quién los pueda hospedar mejor. Deben ser sobrios en el comer y en
el beber. El misionero no debe pretender más de lo necesario, sino contentarse con
lo que se le ofrece. Deben concentrarse en el anuncio del Reino: por consiguiente,
no deben cambiar de lugar.
b. En cuanto al comportamiento en las ciudades (vv. 8-11) se plantea el derecho
de los misioneros de ser hospedados en los lugares donde se dirigen. Tal vez en
cuanto a alimentación pudo ser que los misioneros hebreo-cristianos encontraran
dificultades alimenticias ante las costumbres de los pagano-cristianos. El
pensamiento dominante en Lc es que el anuncio se debe hacer en forma pública: en
las casas y en las ciudades.
La curación de los enfermos en las casas o en las ciudades tiene como punto de
referencia la vinculación del misionero con la iglesia doméstica. Curar a los
enfermos está profundamente relacionado con la llegada del Reino de Dios. De
esta manera la actividad de los 72 discípulos está puesta en relación con la
actividad misionera de Jesús.
Un punto que llama la atención es la semejanza entre el anuncio que Jesús hacía
de la llegada del Reino de Dios y el anuncio que los misioneros hacen en nombre
de Jesús. Representando a Jesús el discípulo anuncia la potencia de Dios que se
manifiesta en las palabras y los gestos de Jesús del cual él es representante.
Finalmente queda la posibilidad, ya expresada en Lc 10,6, de ser rechazados.
Los discípulos deben alejarse de esas ciudades que no los reciben y no quieren
escuchar el mensaje del Reino, luego de haber hecho un gesto simbólico
acompañado por las palabras proféticas de castigo. Ciudades y calles introducen
una reflexión de una cultura que va más allá de Palestina y se abre al
universalismo.
Lc vincula este gesto de maldición y castigo con el anuncio de Reino de Dios y
hace pensar en una perspectiva escatológica que se cumplirá.
Capítulo 6º
El Discipulado de Jesús entendido como
comunión de vida con el Maestro
y participación a su destino.

a. El discipulado de Jesús entendido como comunión de vida con el Maestro.


43

Las relaciones que Jesús establece con sus discípulos tienen una característica
especial. Seguir a Jesús significa entrar en una comunión estable de vida con Él. A
este respecto, es muy reveladora la narración de la Institución de los Doce en Mc
3,13-15: Subió a la montaña, llamó a sí a los que él quiso. Ellos fueron tras él.
Constituyó Doce para que estuvieran con él para enviarlos a predicar y para que
tuvieran el poder de echar a los demonios. Mt 10,1-4 y Lc 6,12-16 no tienen esta
descripción detallada que ofrece Mc.
Hacemos notar la expresión: para que estuvieran con él. Comunión de vida y
envío a la misión (predicar, echar a los demonios) están íntimamente unidos.
Constituyen un don irrepetible para los discípulos: 1) vivir continuamente junto
con Jesús y 2) vivir en estrecha relación entre ellos. La misión no puede realizarse
sin que este “estar con Jesús” impida al apóstol representar verdaderamente a su
maestro.
a. Un maestro en tiempos de Jesús no establecía diferencias entre su
enseñanza y su vida privada. La enseñanza que los rabinos impartían a sus
discípulos no era de tipo puramente académico. Consistía en vivir personalmente
en estrecha comunión con sus discípulos. El discipulado se fundaba en una
comunión de vida, una estrecha relación personal entre maestro y discípulos. Éste
solía ser mayor que ellos en la piedad y observancia rigurosa de la Ley. El maestro
formaba a sus discípulos no solamente con la interpretación de la Torah (Ley), sino
también por la manera concreta con la cual él la practicaba. 93 Los discípulos
podían observar su coherencia o no con la doctrina que enseñaba y por lo tanto
adherir a su enseñanza o dejarlo. Este modo de formar está muy bien afianzado en
el Evangelio. Jesús vivió día y noche con sus discípulos, quienes podían
observarlo, estudiar su manera de actuar, de orar y su conducta en las situaciones
más complejas con los enfermos, los endemoniados, los sumos sacerdotes, los
fariseos, los herodianos, el pueblo y con ellos mismos. Se encontraban con Él en
todas las circunstancias de la vida. 94 Fueron testigos también de su oración y
recibieron un impacto tan fuerte por su manera de orar que le dijeron: Señor,
enséñanos a orar (cf. Lc 11,1).
b. Además los Sinópticos afirman que Jesús tomaba como punto de partida de su
enseñanza las circunstancias más concretas de la vida. Su enseñanza solía estar
precedida por discusiones con los fariseos como aquella sobre las Tradiciones de
los Antiguos (cf. Mc 7,1-13; Mt 15,1-11), o por una pregunta hecha por sus propios

93
NEUDECKER R., Master-Disciple / Disciple-Master. Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospel: Greg 80 (1999) 245-261.
94
La única vez que los discípulos no están al lado de Jesús, por ej. en Mc, es cuando actúan en la
misión a la que habían sido enviados (cf. Mc 6,6b-13). En ese momento y hasta su regreso (cf.
Mc 6,30-31) Mc no habla de Jesús sino de Juan el Bautista (cf. Mc 6,14-29).
44

discípulos, o para corregir cualquier actitud reprensible. 95 A veces era también una
noticia de la cual todos hablaban, que se volvía para el Maestro ocasión de
enseñanza (cf. Lc 13,1-3): “En aquel momento se presentaron algunos a contarle
de aquellos Galileos cuya sangre Pilatos mezcló junto con la sangre de sus
víctimas. (Jesús) les contestó: “¿Piensan que esos Galileos eran más pecadores
que los demás porque acabaron así? ¡Les digo que no! Pero si no se enmiendan,
todos ustedes perecerán también”.
c. La mayor parte de las parábolas han sido narradas con ocasión de algún
acontecimiento o de una escena que tal vez los discípulos o la gente habían visto a
lo largo del camino: un pescador, un pastor, un sembrador, una ama de casa, unos
niños jugando, un campo lleno de cizaña, unos cosechadores, etc. Estas parábolas,
reunidas a veces por los Sinópticos en un único discurso catequístico (cf. Mc 4; Mt
14; Lc 8), fueron, muy probablemente, propuestas por Jesús en ocasiones
diferentes.
Es a través de esta vida en común, de esta enseñanza concreta desde la vida de
cada día, como Jesús formó a sus discípulos para la misión para la cual los había
llamado. Los Evangelios no hablan de transmisión de las opiniones del Maestro
sobre la interpretación de la Ley, según la costumbre rabínica, sino de
proclamación de su mensaje sobre el Reino de Dios y del ejercicio de sus poderes
curativos en su nombre.
d. En el prólogo de su Evangelio Lc llama a los apóstoles y a los discípulos que
Jesús había escogido: “Como nos han transmitido los que fueron testigos oculares
desde el principio y luego se hicieron predicadores de la Palabra” (cf. Lc 1,2). El
texto griego tiene: testigos oculares.
Esos hombres, que habían seguido a Jesús día y noche, viviendo junto con él,
compartiendo sus condiciones de vida y observando su manera de actuar y de
portarse en las diferentes circunstancias, tenían a su disposición un tesoro
inagotable de impresiones y recuerdos. Ellos constituyeron, un anillo único en la
cadena de la tradición.
Este es el motivo por el que la Iglesia considera cerrada la Revelación con la
muerte del último apóstol. A los cristianos de la segunda generación, como los
evangelistas Marcos y Lucas les faltaba este tesoro vivo de los recuerdos
personales que los apóstoles habían tenido.

b. El discipulado de Jesús como participación de su destino

95
Cf. 1ª Instrucción (cf. Mc 9,33-50: el más grande, sólo ellos) y 2ª Instrucción (cf. Mc 10,41-45:
servicio).
45

Seguir a Jesús no quiere decir solamente vivir en comunión con él, significa
también participar de su destino. Este es un componente fundamental del
seguimiento de Jesús, que completa y perfecciona los demás elementos.
Siguiendo a Jesús los discípulos tendrían que esperarse el mismo tratamiento
reservado a su maestro: odio, sufrimientos, rechazo, persecución y muerte (cf. Mc
13,9-13; Mt 10,17-21; Lc 21,12-19).
a. El texto de Mt 10,24-25 tiene estos logia de Jesús:
v. 24. “No hay discípulo mayor que (su) maestro, ni siervo mayor que su señor;
v. 25. es suficiente que el discípulo sea como su maestro y que el siervo sea como su señor.
Si al jefe de familia lo han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a los de su casa!”.

Ésta es la regla fundamental del discipulado. Había un refrán en la literatura


judía: “el discípulo tenía que participar de la sabiduría de su maestro y alcanzar su
nivel”. Una vez que llegara a ser como su maestro dejaba de ser su discípulo para
volverse maestro.96 Es cuanto afirma el texto paralelo de Lc 6,40:
“Un discípulo no es más que su maestro:
terminado su aprendizaje todo discípulo será como su maestro”.
Sin embargo, en Mt 10,24-25, como muestra el contexto, no se trata sólo de
sabiduría, sino de vida, destino y suerte. El discípulo tendrá la misma suerte que su
maestro; no una suerte mejo. De lo contrario no sería más discípulo. En cuanto a
vida el discípulo no está por encima de su maestro ni puede alegar mejores
condiciones. Tiene que conformarse con participar de su mismo destino, ser como
él, o sea odiado, calumniado, rechazado y perseguido.
b. A este contexto de participación en el destino de Jesús, pertenece también el
logion sobre la cruz que el discípulo tiene que llevar detrás de él. Este logion ha
sido contextualizado por los Sinópticos, partiendo de la iniciativa de Jesús, la
respuesta de sus discípulos y la prohibición de Jesús de contarlo a otros (cf. Mc
8,27-30; Mt 16,13-15.20; Lc 9,18-21).

Mc 8,27-30 Mt 16,13-15.20 Lc 9,18-21

96
NEUDECKER R., Master-Disciple / Disciple-Master. Relationship in Rabbinic Judaism and in
the Gospel: Greg 80 (1999) 245-261.
46

v. 18 Una vez que estaba orando solo


v. 27 Jesús y sus discípulos v. 13 Al llegar a la región
salieron para las aldeas de Cesarea de Filipo
de Cesarea de Filipo; por el camino se acercaron sus discípulos
preguntó a sus discípulos: Jesús preguntó a sus discípulos: y él les preguntó:
“¿Quién dice la gente “¿Quién dice la gente “¿Quién dice la gente
que soy yo?” que es el hijo del hombre?” que soy yo?”
v. 28 Ellos le contestaron: v. 14 Contestaron ellos: v. 19 Contestaron ellos:
“Juan Bautista; “Unos que Juan Bautista; “Juan Bautista;
otros que Elías otros que Elías; otros en cambio que Elías
otros que Jeremías y otros un profeta de los antiguos
y otros que uno de los profetas”. o uno de los profetas” que ha vuelto a la vida”.

v. 29 Él les preguntó: v. 15 Él les preguntó: v. 20 Él les preguntó:


“Y ustedes, “Y ustedes “Y ustedes
¿quién dicen que soy yo?” ¿quién dicen que soy yo?” ¿quién dicen que soy yo?”
Pedro tomó la palabra v. 16 Simón Pedro Pedro tomó la palabra
y le dijo: tomó la palabra y dijo: y dijo:
“Tú eres el Mesías”. “Tú eres el Mesías, “ El Mesías de Dios”.
el Hijo de Dios vivo”
v. 30 Él les prohibió v. 20 Y prohibió terminantementev. 21 Él les prohibió terminantemente
terminantemente decírselo a alguien. a los discípulos decirles a nadie decírselo a nadie
que él era el Mesías.

La profesión de fe de Pedro en la región de Cesarea, la cual respondía a la


pregunta que les había dirigido Jesús: “Quién dice la gente que es el hijo del
hombre?” (cf. Mc 8,27; Mt 16,14; Lc 9,18) y “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”
(cf. Mc 8,29; Mt 16, 15a; Lc 9,20). Pedro respondió en nombre suyo y también de
los demás. La respuesta es completa en Mt 16,16: Tu eres el Mesías, el Hijo del
Dios viviente. Más reducida en Mc 8,29 “Tu eres el Cristo” y en Lc 9,20b “el
Ungido de Dios”.
Esta profesión de fe ilumina el contexto del cambio decisivo en la vida de Jesús
y de los discípulos. Con la confesión de la mesianidad de Jesús, explícitamente en
Mt “Tu eres el Mesías” y de su filiación divina: “el Hijo del Dios viviente”, más
implícitamente en Mc y Lc, los Sinópticos afirman que los discípulos habían
avanzado en la comprensión de la persona y de la misión de su maestro.
c. Después de esto, Jesús comenzó a anunciar abiertamente que tenía que subir a
Jerusalén y sufrir mucho de parte de los Ancianos, Sumos Sacerdotes y escribas,
ser muerto y resucitar al tercer día (cf. Mc 8,31-33; Mt 16,21-23; Lc 9,22).

Mc 8,31-33 Mt 16,21-23 Lc 9,22


v. 31 Y empezó a instruirlos: v. 21 Desde entonces empezó Jesús a v. 22 Y añadió:
manifestar a sus discípulos
“El Hijo del hombre tiene que “que tenía que ir a Jerusalén, “El hijo del hombre tiene
padecer mucho, padecer mucho que padecer mucho,
tiene que ser rechazado tiene que ser rechazado
47

por los ancianos, a manos de los ancianos, por los ancianos


los sumos sacerdotes los sumos sacerdotes los sumos sacerdotes
y los escribas y los escribas y los escribas
ser ejecutado ser ejecutado ser ejecutado
y resucitar a los tres días”. y resucitar al tercer día”. y resucitar al tercer día”.
v. 32 Y exponía el mensaje
abiertamente. Entonces Pedro v. 22 Entonces Pedro lo tomó aparte
lo tomó aparte y empezó a increparlo. y empezó a increparlo:
“¡Líbrete Dios Señor!
¡No te pasará a ti eso!”
v. 33 Jesús se volvió y, v. 23 Jesús se volvió
de cara a los discípulos,
increpó a Pedro: y dijo a Pedro:
“¡Ponte detrás de mí, Satanás! “¡Ponte detrás de mí, Satanás!
Eres un peligro para mí,
Porque no piensas como Dios, porque no piensas como Dios,
sino como los hombres.” sino como los hombres”.

El hecho de que Jesús comenzara a declarar públicamente esto, hace suponer


que anteriormente había ya aludido al hecho.
El anuncio de la Pasión es inaceptable a los oídos de los discípulos y Pedro
siente la necesidad de reconducir al Maestro, que se habría extralimitado en su
afirmación, al sentido de su mandato mesiánico entendido según las ideas
populares del tiempo: (Mc 8,32; Mt 16,22) y recibe una respuesta dura: “¡Ponte
detrás de mí, satanás! [cf. Mt 16,23b añade: Eres para mí motivo de tropiezo]
porque no piensas según Dios, sino según los hombres” (cf. Mc 8,33; Mt 16,23).
Lucas no refiere este logion.
Jesús no tiene intención de alejar de sí a Pedro, sino invitarlo a ponerse nueva-
mente detrás de él. La expresión “¡Ponte detrás de mí!” (cf. Mc 8,33; Mt 16,23)
hace pensar nuevamente en la llamada inicial de Jesús, dirigida a Pedro y a Andrés:
“Venid detrás de mí!” (cf. Mc 1,17; Mt 4,19). Tal vez hay en esta segunda
expresión una invitación a replantear la vocación inicial. Pedro, como discípulo
aventajado, cree tener el derecho de corregir a Jesús delante de los demás
compañeros. Tal vez, como los discípulos de los demás rabinos, Pedro cree llegado
el momento de ser él mismo un maestro. Pero escucha nuevamente la invitación a
retomar su puesto, el de discípulo. La frase de Jesús dirigida a Pedro podría
significar “Regresa a tu puesto de discípulo, detrás de mí”. Si Pedro quiere
permanecer discípulo de Jesús y seguirlo, tiene que renunciar a sus proyectos
humanos, que no son según el plan de Dios.
c. Después de esta amonestación Jesús invita a los discípulos (cf. Mt 16,24), a la
gente (cf. Mc 8,34a) y a todos (cf. Lc 9,23) a seguirlo llevando la cruz como
forma de participar más de cerca de su destino:

Mc 8,34 Mt 16,24 Lc 9,23


v. 34 Y llamando a la gente v. 24 Entonces Jesús v. 23 Dirigiéndose a todos dijo:
junto con sus discípulos les dijo: dijo a sus discípulos:
48

“Si alguien quiere “Si alguien quiere “Si alguien quiere


seguirme venir detrás de mí venir detrás de mí
renuncie a si mismo renuncie a si mismo renuncie a si mismo
tome su cruz tome su cruz tome su cruz
cada día
y sígame”. y sígame”. y sígame”.

Jesús pide a quien se pone en su seguimiento, que renuncie a sí mismo, con una
renuncia radical a su propio yo, con todas las tendencias egoístas, hasta llegar al
sacrificio de la propia vida. Jesús acepta la voluntad del Padre que tiene prevista su
Pasión, Muerte y Resurrección anunciada en los versículos precedentes, y se
prepara para la misma. Los que lo quieren seguir deben estar dispuestos, con los
mismos sentimientos de auto-renuncia, a participar en la misma suerte. En este
logion encontramos los términos característicos del vocabulario del seguimiento,
ya presentes en las escenas de las llamadas de los primeros discípulos: venir detrás
de, seguir, venir, ir detrás, dejar, renunciar, seguir (cf. Mc 1,16-20; Mt 4,17-22;
Lc 5,1-11// Mc 2,13-17; Mt 9,9-13; Lc 5,27-32).
Ahora bien, hemos visto que los destinatarios de la instrucción en el logion
acerca del seguimiento varían de un Evangelio a otro. Mt 16,24, que parece
conservar la tradición más antigua, habla de discípulos. Mc 8,34 ensancha más el
auditorio hablando de la gente y los discípulos. Lc 9,23 ensancha al máximo el
auditorio hablando de todos.
Este mismo logion del seguimiento cargando con la cruz se encuentra también
en otro contexto en Lc. Leemos en efecto en Lc 14,27: “Quien no carga con su
cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío”.
d. Estos textos plantean diversos problemas.
I. Algunos teólogos luteranos (Lohmeyer, Michaelis, Grundmann) rechazan su
autenticidad afirmando que la invitación de Jesús a seguirlo con la cruz sería una
creación de la comunidad cristiana primitiva, después de la Pascua; Jesús, dicen,
no podía prever su muerte ni, mucho menos, la de sus discípulos.
Esta tesis, sin embargo, ha sido rechazada por otros teólogos luteranos, entre los
que destaca J. Jeremías. Recogemos sus afirmaciones:

1º. El hijo del hombre y siervo de Jahweh entendido como una persona
particular:
Jeremías escribiendo en el GLNT del Kittel97 considera que hay una fuerte
similitud histórica que nos lleva a afirmar que Jesús ha encontrado la clave de la
necesidad del significado de su Pasión es necesario... que sufra mucho (cf. Mc
8,31; Mt 16,21; Lc 9,22) en la profecía del Siervo de Jahwéh de Is 52,13-53,12,
97
JEREMIAS J., Pais Theou: GLNT IXº 336-439.
49

que recoge el cuarto Canto del Siervo, en donde se encuentran descritos sus
sufrimiento causados por las culpas del pueblo.

52,13 Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.


v. 14 Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre
ni tenía aspecto humano;
v. 15 así asombrará a muchos pueblos;
ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito.
53.1 ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor?
v. 2 Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente,
v. 3 despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores acostumbrado al sufrimiento
ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.
v. 4 Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado;
v. 5 pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.
v. 6 Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino,
y el Señor cargó sobre él nuestros crímenes.
v. 7 Maltratado, se humillaba y no abría la boca:
como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría boca.
v. 8 Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hicieron.
v. 9 Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores
aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.
v. 10 El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento y entregar su vida como expiación:
verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
v. 11 Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
v. 12 Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre.
Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores,
él cargo con el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Cinco veces (cf. Is 53,6.8.10.11.12) se dice que el Siervo sufre por los demás,
carga con los pecados del pueblo e intercede por el mismo. Condenado a muerte
ofrece su vida en expiación. Estos sufrimientos tienen como finalidad la salvación
del pueblo: con su muerte el Siervo cargó con el pecado de muchos e intercedió
por los pecadores (cf. Is 53,12).
Los anuncios de la Pasión, en los tres Sinópticos, afirma Jeremías, tienen un
carácter arcaico: Jesús se ha identificado no solamente con el Hijo del hombre (cf.
Dn 7,13-14), al cual Dios da el Reino y el poder sobre todas las naciones, sino
también con el Siervo que sufre descrito por Isaías en sus cuatro cantos 98. Jesús
estaba persuadido que tenía que completar la profecía del Siervo de Jahwéh, siendo
al mismo tiempo el Hijo del hombre y el Siervo que sufre. El anuncio de la Pasión,

98
Cf. Is 42,1-9; 49,1-8; 50,4-9; 52,13-53,12.
50

en el texto de Mc 8,31 dice, en efecto: “Comenzó a enseñarles que el Hijo del


hombre tenía que sufrir mucho”.
La originalidad del mensaje de Jesús, según Jeremias, está en unificar estas dos
figuras: el Hijo del hombre de Dn y el Siervo de Jahwéh de Is que se encuentran
separadas y distintas en el A.T.
La profecía de Daniel está enmarcada en una visión apocalíptica: en las nubes
del cielo, sin que se sepa de dónde viene, aparece, delante del trono de Dios, un
personaje misterioso, con un nombre enigmático, el Hijo del hombre, quien va a
recibir de la misma mano de Dios el poder, la gloria y el reino: “Todos los pueblos,
naciones y lenguas le servirán; su poder es un poder eterno que no acaba nunca y
su reino no será nunca destruido” (cf. Dn 7,13-14).
Para Jesús, afirma Jeremías, la exaltación del Hijo del hombre, descrita por
Daniel, está subordinada al cumplimiento de la obra salvadora del Siervo de
Jahwéh, llamado como persona particular a dar su vida en sacrificio expiatorio
por el pueblo. El misterioso Hijo del hombre sería así el Siervo de Jahwéh
glorificado.

2°. Hijo del hombre y Siervo de Jahwéh entendidos como una colectividad.
El Hijo del hombre de Dn y el Siervo de Jahwéh de Is pueden ser considerados
al mismo tiempo, afirma Jeremias, como una representación colectiva. Muchos
teólogos hoy en día hablan de una personalidad corporativa. Se trata de una idea
arraigada en la mentalidad semítica, pero presente también en otras culturas
primitivas o arcaicas, según la cual el individuo existe solamente en relación al
grupo (nación, clan, familia), que se encuentra como contenido e incluido en su
jefe fundador, el cual le comunica sus características y su fisonomía. El grupo está
unificado, sostenido y mantenido en la existencia por la presencia de este
personaje, concreto y único, que se encuentra en los inicios, y de la cual los
miembros actuales son como su prolongación en el tiempo. Esto va perpetuando la
gran personalidad que le ha dado origen, cuya vida se prolonga, de generación en
generación, en los mismos miembros. Hay una comunión de destino entre el jefe y
los miembros del grupo: la suerte del jefe determina al final la suerte de los
miembros.
Hablar del jefe es hablar de sus descendientes, y viceversa. Los dos forman una
unidad, un todo, una especie de cuerpo, quedando los individuos unidos, entre sí y
con el jefe, en virtud de un vínculo de íntima solidaridad humana, moral y
espiritual. El concepto es fundamental para entender la noción bíblica de pecado
original y de cuerpo místico.
Pero tiene además otras aplicaciones. Aquí, en Dn 7,18.22 se habla de “los
santos del Altísimo”, expresión que designa el pueblo escogido. Son asociados a la
51

suerte gloriosa de su Jefe, el Hijo del hombre, y hechos partícipes de su dominio


real, universal y eterno: “Los santos del Altísimo recibirán el Reino y lo poseerán
por los siglos de los siglos” (cf. Dn 7,18). Notamos que se pasa inmediatamente
del Hijo del hombre a los santos del Altísimo, o sea a sus miembros o seguidores,
quienes se identifican con su jefe. La solidaridad del uno con los otros es profunda,
sin por esto crear confusión en cuanto a entidad: el Hijo del hombre permanece, en
efecto, una persona autónoma y real, cuya estatura supera la condición humana.
3°. De una manera semejante, la obra expiadora del Siervo de Jahwéh no exime
a aquellos, que son salvados por medio de su sacrificio, de asociarse a sus
sufrimientos y de participar a su muerte.
Su sacrificio es único. Sin embargo, no es una simple sustitución jurídica.
Reclama la participación activa de todos aquellos que sacan provecho de él. El
Siervo de Jahwéh, poniendo por acto su sacrificio, determina el destino espiritual
de los que se adhieren a él: la suerte de ellos reflejará su suerte, en virtud de la
solidaridad que une los miembros del grupo a su jefe, como el cuerpo a la cabeza.
Esta es la lógica especial inherente al concepto mismo de la personalidad
corporativa.
Si el logion acerca del seguimiento con la cruz hubiese sido elaborado por la
comunidad primitiva, como quieren algunos teólogos luteranos, esto explicitaría y
formularía en realidad, la idea implícita en la figura del Siervo de Jahwéh,
personalidad corporativa, que Jesús ha aplicado a sí mismo.

II. Otros teólogos, por el contrario, hacen notar que, habida cuenta del contexto
histórico del tiempo, no es por nada inverosímil que este logion haya sido
pronunciado por Jesús. La utilización del suplicio de la cruz no era rara en
Palestina del Iº siglo.
a. Muchos Jefes celotas, que instigaban el pueblo a seguirlos para lograr la
liberación de Israel de la dominación romana, acabaron su vida en la cruz junto con
sus seguidores. De la frecuencia del suplicio de la cruz, nos habla el testimonio del
historiador hebreo Flavio Josefo,99 de ascendencia sacerdotal y de pertenencia
farisaica, quien narra de una manera apasionada la rebelión en contra de Roma del
66-70 d.C., en la cual el mismo estuvo involucrado personalmente, y que concluyó
con el incendio del Templo de Jerusalén, la destrucción de la ciudad, la deportación
de los Jefes Judíos y la pérdida definitiva de la libertad de la cual gozaba todavía el
pueblo judío con la toma de Masada (73 d.C).
Para que se entiendan mejor los hechos y la situación, Flavio Josefo retoma los
acontecimientos, iniciando desde la guerra santa de los Macabeos contra Antíoco
Epifanes (cf. 1Mac 1,1-16,24) hasta llegar a la resistencia de los Celotas en contra
99
FLAVIO J., La Guerra de los Judíos I-II (Barcelona 1989).
52

de la ocupación romana. Este libro constituye una de las fuentes principales para
conocer el período intertestamentario. Josefo recuerda ejecuciones en masa, con el
suplicio de la cruz. Por ejemplo, la crucifixión de 2000 Celotas, hecha en un
mismo día el año 4 d.C. Estar listo para aceptar el suplicio de la muerte, y
especialmente el de la cruz, impuesto por los romanos a los revoltosos, hacía parte
de la ideología de los Celotas.
Sabemos por Plutarco (125 d.C.), que el condenado tenía que llevar la cruz
hasta el lugar de la ejecución. Llevar la cruz hacía parte del mismo suplicio a
través del baile de la muerte.
b. Desde luego Jesús no compartía el ideal nacionalista de los Celotas, pues
rechazaba inclusive la rebelión armada. Pero él utilizó una expresión, casi
proverbial en aquel tiempo en los ambientes de los Celotas, para demostrar que sus
discípulos tenían que estar listos a enfrentar los más grandes sufrimientos y
pruebas, incluso la misma crucifixión, si era necesario: “Pues ahora el que tenga
bolsa que la tome, lo mismo la alforja; y el que no tenga que venda el manto y se
compre una espada” (cf. Lc 22,36).
J. W. Gwyns Griffiths100 escribe que desde un punto de vista estrictamente
humano, la muerte de Jesús era previsible y él la había humanamente previsto.
Jesús se presenta como un Mesías pacífico, pero ni siquiera un mesianismo
espiritual y no violento, como el suyo, podía ser tolerado por las autoridades
romanas. Enfrentar a los romanos era, antes o después, inevitable y fatal.
Significaba la condena a muerte y la cruz. Jesús entonces, advierte a sus discípulos
que no se puede seguir a un Mesías, aunque sea pacífico, sin esperarse una muerte
diferente de la suya.
Jeremias afirma que el logion de llevar la cruz detrás de Jesús pertenece a las
“Ipsisima Verba Christi”.
III. Por otra parte, la idea de una participación de los discípulos en los
sufrimientos del maestro es ilustrada por una escena, que Mt y Mc colocan después
del tercer anuncio de la Pasión (cf. Mc 10,35-38; Mt 20,20-23). Esta escena, que
falta en Lc, describe la petición de los hijos de Zebedeo.
Mc 10,35-38 Mt 20,20-23
v. 35 Se le acercaron los hijos de Zebedeo, v. 20 Entonces se acercó la madre de los hijos de Zebedeo
Santiago y Juan, y le dijeron: con sus hijos,
haciéndole reverencia con la intención de pedirle algo.
“Maestro querríamos que hicieras
lo que te vamos a pedir.”
v. 36 Les preguntó él: v. 21 Él le preguntó:
“¿Qué queréis que haga por ustedes? “¿Qué deseas?”
v. 37 Contestaron: Contestó ella:
“Concédenos “Di a estos hijos míos

100
GRIFFITHS J.W., The Disciple’s Cross: NTS (1970)
53

sentarnos uno a tu derecha que se sienten uno a tu derecha


y otro a tu izquierda el día de tu gloria”. y uno a tu izquierda en tu Reino”.
v. 38 Pero Jesús les dijo: v. 22 Pero Jesús replicó:
“Ustedes no saben lo que piden. “No saben lo que piden;
¿Son capaces de beber el cáliz ¿Son capaces de beber el cáliz
que yo estoy por beber que yo voy a beber?”
y ser bautizados con el bautismo
con el cual yo voy a ser bautizado?”
v. 39 Le contestaron: “Sí, lo somos”. Le contestaron: “Sí, lo somos”.
Jesús les dijo: v. 23 Él les dijo:
“El cáliz que yo voy a beber lo beberéis “Mi cáliz lo beberéis,
y el bautismo que voy a recibir lo recibiréis,
v. 40 pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda
no me toca a mí concederlo; no me toca a mí concederlo;
está ya reservado. será para los que mi Padre tiene reservados

En ambos casos los dos discípulos esperan todavía un Reino de Jesús con
características terrenas y temporales en el que, sentados a su derecha y a su
izquierda, serán como los ministros del Rey por encima de los demás apóstoles.
Los dos aspiraban a este lugar de honor, los dos aspiraban al poder. Pero Jesús les
contesta (cf. Mc 10,38a; Mt 20,22-23) precisando la voluntad de Dios.
El P. A. Feuillet101 estudia detalladamente la escena y profundiza las imágenes
del cáliz y del bautismo. La imagen del cáliz se aclara mediante sus precedentes
bíblicos. Significa, según Feuillet, el castigo divino por los pecados que recibió
Jesús en lugar de los culpables. En cuanto a la imagen del bautismo, es una
metáfora bíblica para indicar el hecho de estar sumergido en un torrente de
sufrimientos. El cáliz y el bautismo, símbolos de la Pasión de Jesús, asumen un
sentido único: sólo Jesús puede completar el acto supremo de la redención de los
hombres.
Cuando los hijos de Zebedeo responden que pueden beber el cáliz y ser
bautizados en el bautismo, no saben lo que dicen. Demuestran que no entienden lo
que Jesús les preguntó. Sin embargo, de hecho, habrá una participación de ellos en
el destino y la suerte de su Maestro. En efecto Jesús añade (cf. Mc 10,39b-40; Mt
20,22-23): “El cáliz que he de beber lo beberéis [añade Mc y también con el
bautismo con el cual seré bautizado seréis bautizados], pero el sentarse a mi
derecha o a mi izquierda no depende de mí el acordarlo, sino que es para aquellos
para los cuales está dispuesto”.
Los dos hermanos estarían de alguna manera asociados a la Pasión de su
Maestro; tendrían que sufrir como él y hacerse semejantes a él, participando en sus
sufrimientos. Y esto no vale solamente para Santiago y Juan, sino también para los
demás discípulos. Se trata de una lección dirigida por Jesús a todos los discípulos.
Feuillet concluye que esta idea de la participación en el cáliz y en el bautismo
del Señor está en sintonía con todo el contexto evangélico que precede y que sigue,
101
FEUILLET A., La coupe et le Bapteme de la Pasión: RB 14 (1967) 356-391.
54

en el cual se indica con insistencia, el deber que espera a los discípulos de llevar su
cruz detrás de Jesús. Pero la noción de participación permite también darse cuenta
de las garantías de suprema recompensa que Jesús da a sus discípulos. En virtud de
la estrecha unión y solidaridad con su Maestro, el discípulo de Jesús recibiría como
recompensa la máxima gratificación y glorificación.

IV. Otro texto, presente en Mt, habla de la participación de los discípulos a las
vicisitudes de Jesús. Se encuentra al final de la narración del encuentro del rico con
Jesús (cf. Mt 19,27-28):
v. 27 Pedro comenzó a decirle: “He aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido. ¿Qué recibiremos nosotros?” v. 28 Y Jesús les dijo: “Ustedes que me han seguido
en esta generación, cuando el Hijo del hombre se sentará sobre el trono de su gloria,
se sentarán sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”
Los apóstoles que habían compartido las condiciones de vida de Jesús, su
pobreza voluntaria, su desprendimiento de todas las cosas, su itinerancia, serían
asociados a él en su gloria y en su dominio real del mundo. Esta declaración de
Jesús es propia de Mt y no se encuentra en los textos paralelos de Mc 10,28-29 y
Lc 18,28-30.
V. En Lc 22,28-30, en un contexto diferente, Jesús hace una promesa semejante:
v. 28 Ustedes sean mantenido a mi lado en mis pruebas,
v. 29 y yo les confiero la realeza como me la confirió mi padre a mí.
v. 30 Comerán y beberán a mi mesa en mi Reino,
y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
A aquellos que han perseverado con él en sus tribulaciones, Jesús promete un
lugar especial cerca de él en su Reino. No se trata aquí del juicio universal, sino de
una particular distinción en el Reino de Dios. Juzgar, en el sentido bíblico
primordial, significa gobernar. Los Apóstoles, que han participado en el destino de
Jesús, recibirán su misma autoridad.

Capítulo 7º
Extensión a todos los creyentes
de las nociones de seguimiento y discipulado.

Desde el punto de vista crítico e histórico queremos distinguir entre las personas
que rodearon a Jesús durante su vida pública diversos círculos concéntricos.
55

I. En primer lugar los Sinópticos nos proponen el grupo de los Doce como el
grupo más cercano a Jesús (cf. Mc 3,16; 4,10; 6,7; 9,35; 10,32; 11,11; 14,17; Mt
10,1.2.5; 11,1; 20,17.20; Lc 6,13; 8,1; 9,1.12; 18,31; 22,3).
Veremos solo la llamada de los Doce (cf. Mc 3,13-19; Mt 10,1-4; Lc 6,12-16).
Mc 3,13-19 Mt 10,1-4 Lc 6,12-16
v. 12 Por aquel entonces
v. 13 Mientras subía a la montaña se fue a la montaña a orar
y se pasó la noche
orando a Dios.
v. 13 Cuando se hizo de día
fue llamando a los que él quiso v. 1 Y llamando llamó a sus discípulos,
y se reunieron con él. a sus doce discípulos,
v. 14 Designó a Doce escogió a doce de ellos
[a los que llamó apóstoles] y los nombró apóstoles:
para que estuvieran con él
v. 15 y para enviarlos a anunciar
y les dio poder les dio autoridad sobre los espíritus
para expulsar demonios, inmundos para expulsarlos
y curar todo achaque y enfermedad.
v. 16 [Así constituyó a los Doce,] v. 2 Los nombres
de los doce apóstoles son estos:
Simón a quien llamó Pedro, el primero Simón llamado Pedro v. 14 Simón al que llamó Pedro
y su hermano Andrés, y su hermano Andrés,
v. 17 y Santiago hijo de Zebedeo Santiago, hijo de Zebedeo
y a Juan su hermano y su hermano Juan; Santiago
a quienes puso el sobre- y Juan,
nombre de Boanerges,
los hijos del trueno
v. 18 Andrés,
Felipe y Bartolomé, v. 3 Felipe y Bartolomé, Felipe y Bartolomé,
Mateo y Tomás, Tomás y Mateo el publicano, Mateo y Tomás,
Santiago hijo de Alfeo Santiago hijo de Alfeo Santiago hijo de Alfeo,
y Tadeo, y Tadeo Simón llamado el Zelota,
Simón el Cananeo v. 4 Simón el Cananeo v. 16 Judas de Santiago
v. 19 y Judas Iscariote, y Judas Iscariote, y Judas Iscariote
el mismo que lo entregó. el mismo que lo entregó. que fue el traidor.

II. Luego viene el grupo más amplio de seguidores o discípulos, entre los cuales
Jesús escoge 72 para enviarlos en Misión (cf. Lc 10,1-11):
v. 1 Algún tiempo después designó el Señor otros setenta [y dos]
y los mandó por delante de él de a dos [en dos] a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él
v. 2 Y les dijo: “La mies es abundante y los braceros pocos;
por eso rueguen al dueño de la mies que mande braceros a su mies.
v. 3 Id; Miren que los mando como corderos entre lobos.
v. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no se paren a saludar a nadie por el camino.
56

v. 5 Cuando entren en una casa, lo primero saluden: “Paz a esta casa”.


v. 6 Si hay allí gente de paz, la paz que les desean se posará sobre ellos; si no, volverá a ustedes.
v. 7 Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, que el obrero merece su salario.
No vayan cambiando de casa en casa.
v. 8 Si entran en un pueblo y los reciben coman de lo que les pongan,
v. 9 curen a los enfermos que haya, y digan: “Ha llegado a ustedes el Reino de Dios”.
v. 10 Cuando entren en un pueblo y no los reciben salgan a las calles y digan:
v. 11 “Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies
nos lo limpiamos, en contra de ustedes!
De todos modos, sepan que ya ha llegado el Reino de Dios”.

En el episodio de la misión de los 72 discípulos (10,3-4a) está elaborado como el


episodio de la misión de los Doce (Lc 6,12-16). Lc afirma que Jesús les impone la
renuncia a cualquier posesión personal y una pobreza total con las mismas
palabras utilizadas con los Doce.
III. Además de los discípulos los Sinópticos nos presentan un grupo numeroso
de mujeres que siguen a Jesús, por consiguiente, son discípulas del Maestro.
a. Hay un grupo de mujeres junto con los Doce que lo sigue desde Galilea (Lc 8,
1-3):
v. 1 Después de esto fue caminando de pueblo en pueblo y de aldea en aldea
proclamando la Buena Noticia del Reino de Dios. Con él estaban los Doce
v. 2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades,
entre ellas María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios;
v. 3 Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana
y muchas otras que los ayudaban con sus bienes.

Lc es el único evangelista que describe con detalles la presencia de las mujeres


en la misión de Jesús en Galilea y como estas lo ayudaban con sus bienes.
b. Un grupo de mujeres se encontraba también en el Calvario presenciando la
muerte de Jesús, como las describen Mc 15,40-41; Mt 27,55-56; Lc 23,49. Lc
23,49, habiendo ya mencionado el grupo en 8,1-3, es ahora el más sintético.
Mc 15,40-41 Mt 27,55-56 Lc 23,49
v. v. 40 Había también unas mujeresv. v. 55 Estaban allí mirando desde v. 49 Sus conocidos
mirando desde lejos, lejos muchas mujeres se mantenían a distancia
que habían seguido a Jesús y también las mujeres
desde Galilea para asistirlo, que lo habían seguido desde Galilea,
v. y que estaban mirando.
entre ellas María Magdalena, 56 entre ellas María Magdalena,
57

María la madre de Santiago María la madre de Santiago


el menor y de José y Salomé, y de José,
y la madre de los Zebedeos
v. 41 que cuando estaba en Galilea
lo seguían
y lo atendían,
y además otras muchas
que habían subido con él
hacia Jerusalén.

Nada sabemos si estas mujeres habían sido llamadas por Jesús o si lo seguían
por su cuenta. Pero, aplicando la tradición que Jesús solía llamar a sus discípulos,
podemos deducir indirectamente una llamada también para ellas. Jesús no les
impone ninguna renuncia a sus posesiones personales. Por lo contrario, Lc 8,3
precisa que estas socorrían a Jesús y a los Doce con sus propios bienes “la cuales
les ayudaban con sus bienes”.
c. Las mujeres, no solamente servían a Jesús y a los Apóstoles, sino que
escuchaban la enseñanza del Maestro y formaban parte del grupo más amplio de
sus discípulos en el sentido propio de la palabra. Más aún, Jesús considera la
enseñanza que él les daba más importante que el servicio que ellas le brindaban,
como afirma Lc 10,38-42:
v. 38 Mientras andaban por el camino, él entró en una aldea.
Una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa.
v. 39 Esta tenía una hermana llamada María,
que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
v. 40 Marta en cambio estaba ocupada con el mucho trajín, hasta que se paró delante y dijo:
“Señor ¿No te importa que mi hermana me deje trajinar sola?
Dile que me eche una mano”
v. 41 Pero el Señor le contestó:
“Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria.
Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.”
Marta, que trabajaba para servir a Jesús, escuchó de boca de Jesús que María
había escogido la parte mejor, que no le sería quitada, porque prestaba atención a
sus palabras. El texto refiere que María estaba sentada a los pies de Jesús para
escuchar su palabra. Ahora bien, sentarse a los pies es la posición normal de los
discípulos de los rabinos delante de su maestro. En el lenguaje del tiempo sentarse
a los pies de alguien significaba ser su discípulo.
Era impensable que un rabino, o sea un doctor de la Ley del tiempo de
Jesús, aceptara a una mujer en el círculo de sus discípulos, y menos que le dirigiera
la palabra públicamente (cf. Jn 4,9).102 Jesús no se preocupó por esto.
102
Dichos de Rabí Nathán: “No se debe estar solo con una mujer en una posada, ni siquiera con
la hermana o con la hija, a causa de los pensamientos de los hombres”. “No se debe hablar con
una mujer por la calle, ni siquiera con la mujer propia; menos con la mujer ajena, a causa de
58

Durante su vida terrena, Jesús no envió a las mujeres que lo seguían a predicar y
a curar a los enfermos en su nombre, como hizo con los Apóstoles y los discípulos,
pero las discípulas de Jesús que lo habían seguido hasta el Calvario y el Sepulcro,
gozaron antes que cualquier otro discípulo, de una de las primeras apariciones del
Resucitado el día de la Pascua. Sobre este punto coinciden los cuatro Evangelios,
con alguna divergencia en los detalles narrativos. Y por encargo del Resucitado las
mujeres dan testimonio de la Resurrección ante los Apóstoles incrédulos (cf. Mc
16,1-8; Mt 28,1-8; Lc 24,1-11; Jn 20,11-18).103
IV. Hay, además, alrededor de Jesús un grupo constituido por simpatizantes, que
escuchan su predicación y ven en él al Enviado de Dios, pero no lo siguen de una
manera constante. ¡A estos Jesús no les pide que abandonen todo!
El publicano Leví, ante la llamada de Jesús, se levanta del banco de los
recolectores de impuestos, deja su profesión de publicano para seguir a Jesús,
aunque no forma parte de los Doce (cf. Mc 2,13-17 y Lc 5,27-32; diverso Mt 9,9-
13 y Mt 10,3).
El publicano Zaqueo, a quien el Evangelio presenta como Jefe de los publicanos
recibe una alabanza de parte de Jesús porque hace un buen uso de sus riquezas (cf.
Lc 19,1-10).
El geraseno curado es enviado por Jesús a dar la Buena Noticia de su curación
(cf. Mc 5,18-20; Lc 8,38-39).
El desconocido que actuaba en nombre de Jesús sin ser seguidor de él y
suscitando el celo de los discípulos recibe una aprobación implícita de su parte (cf.
Mc 9,38-41; Lc 9,49-50).
V. Por fin está la gente, que busca continuamente a Jesús, escucha su
predicación sobre el Reino de Dios, lo protege y sigue, pero sin comprometerse en
la Misión (cf. Mc 2,13-14).
a. El Discurso de la montaña que establece las condiciones para poder entrar en
el Reino de los cielos, está dirigido, no solamente a los discípulos, sino también a
la gente (cf. Mt 5,1). Estas exigencias radicales, inicialmente, se distinguen de las
que están dirigidas solamente a aquellos que quieren adherirse a Jesús en
comunión total de vida en el discipulado propiamente dicho.
Sin embargo, la Iglesia postpascual no ha querido distinguir más las exigencias
específicas, puestas por Jesús a los discípulos llamados por él a una comunión de

las habladurías de los hombres”. Dichos de Rabí Eliécer: “Cada vez que alguien se entretiene
con una mujer, encuentra su desgracia, se aleja de la Torá y hereda la Gehena!”. “Sería mejor
quemar la Ley antes que ponerla en manos de las mujeres”.
103
ADINOLFI M., Le discepole di Gesú: BibOr (1974); BRUNINI M., Maestro dove abiti?
Donne e uomini alla sequela di Gesú nel Vangelo di Giovanni = LPB (Bologna 2003).
59

vida y de colaboración más estrecha, de las exigencias dirigidas a todos los


creyentes.
b. En el logion sobre el seguimiento cargando con la cruz, Jesús, como ya
dijimos, se dirige según Mt 16,24 sólo a los discípulos, según Mc 8,34 a la gente y
a los discípulos y según Lc 9,23 se dirige a todos. Está claro que estas perspectivas
diferentes de ver el hecho se deben a la mano de los evangelistas. Se trata de
variantes redaccionales. Mc y Lc que extienden la aplicación del logion de Jesús,
están movidos por preocupaciones catequísticas y representan la forma de la
catequesis abierta a todos los destinatarios de la Iglesia primitiva.
VI. Observamos también un fenómeno interesante: los redactores de los
Evangelios, particularmente Lc y Jn, que han recogido las tradiciones orales o
escritas y las han utilizado para elaborar sus escritos, no se proponen una finalidad
puramente histórica, sino parenética o catequística (Cf. Lc 1,1-4; Jn 20,30-31;
21,34-35; Hch 1,1). Hablan de un testimonio que tenía que iluminar y fortalecer a
los fieles en su propia vida cristiana.
Ahora bien, en la comunidad postpascual ya no se podía efectuar más el
seguimiento de Jesús como lo habían hecho los Apóstoles, los primeros discípulos,
las mujeres y los simpatizantes durante su vida terrena. Poco a poco las exigencias
que Jesús presentó a aquellos a quienes llamaba a vivir en una comunión personal
con él y a colaborar en su obra mesiánica fueron ampliadas y transferidas a todos
los que creían en Cristo.
Lc 9,23 modifica el logion sobre la cruz que hay que llevar detrás de Jesús,
añadiendo cada día. Jesús decía a todos: “¡Si alguien quiere venir detrás de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame!” Con esas añadiduras el
logion adquiere un sentido más amplio y puede aplicarse a todos los cristianos. Es
toda la existencia cristiana la que está puesta bajo el signo de la cruz, la abnegación
cotidiana y el sacrificio.
La preocupación catequística de Lc se manifiesta especialmente en la larga
sección en la que cuenta el viaje de Jesús a Jerusalén, donde morirá en la cruz y
resucitará. Desde 9,51-18,14 Lc describe el viaje de Jesús en compañía de la gente
y de los discípulos. Este detalle es a menudo subrayado por el evangelista. 104 La
gente es testigo de acontecimientos que, según los demás evangelistas, se habrían
desarrollado solamente delante de un público más restringido. Nosotros debemos
seguir y acompañar a Jesús hasta la cruz y participar de alguna manera de su
pasión. Esta es la idea implícitamente contenida en la narración lucana.
Esta intención de Lc aparece aún más clara en el Libro de los Hechos, en el cual
se utiliza la designación de discípulos entendiendo todos los cristianos. Esto
sucede no menos de 21 veces entre el cap. 6º y el cap. 21º. Discípulo es el término
104
Cf. Lc 11,14.27.29; 12,1.13.54; 13,14.17; 14,25; 18,15.
60

común para designar a los cristianos bautizados y miembros de la comunidad. De


esta manera Lc subraya la continuidad que existe entre la situación de los
discípulos históricos, que han seguido a Jesús por los caminos de Palestina, y la de
los fieles cristianos que, confiando en el testimonio de los Apóstoles, han creído y
asumido el camino del Señor (cf. Hch 9,2), o sea la conducta conforme a la
enseñanza de Cristo. También estos ahora son discípulos y discípulas. El texto más
característico es el de Hch 11,26: “En Antioquía los discípulos por primera vez
fueron llamados cristianos”. Los discípulos aquí son entendidos como el conjunto
de aquellos que han acogido la predicación de los Apóstoles y que han sido
bautizados; reciben, de parte de los paganos de Antioquía, el apelativo de
cristianos, o sea seguidores de Cristo. En este texto se nota una equivalencia entre
discípulos y cristianos.
VII. Mc y Mt son más discretos en su redacción. Mc 3,14 no quiere contar una
historia puramente pasada. Narrando como Jesús llamó a sus discípulos “para que
estuvieran con él y para enviarlos a anunciar”, describe al mismo tiempo una
historia presente y profetiza el futuro. Supone una profunda continuidad entre el
tiempo de Jesús y el tiempo de la Iglesia. El secreto de esta continuidad nos lo
presenta Mt 28,20. Al final de su Evangelio, Cristo resucitado, luego de haber
ordenado a sus apóstoles que fueran por todo el mundo y enseñaran a todos los
pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, les
asegura: “Y sabed esto, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo”.
Esta presencia invisible del Señor entre nosotros, en su Iglesia, cada día, hasta la
consumación de los siglos, no es solamente una asistencia protectora, es más bien
una comunión de vida, a la cual participan todos aquellos que llegan a ser sus
discípulos mediante la fe y el bautismo.105
VIII. R. Schnackenburg106 propone algunas reflexiones que resumimos aquí. Si
se quiere interpretar exactamente, de un modo crítico y científico, la idea del
seguimiento en los Sinópticos hay que tener continuamente presente el
acercamiento de dos planos: el de la manifestación histórica de Jesús y el de la
predicación de la Iglesia postpascual.
La formación del grupo de los discípulos, que Jesús mismo llamó para que
estuvieran con él, según la expresión de Mc 3,14, es un acontecimiento irrepetible.
Pero lo que ha surgido históricamente, se prolonga, bajo una nueva forma, en la
Iglesia Primitiva, que vive en comunión con su Señor Resucitado y se somete a su
Palabra, pronunciada una sola vez, pero siempre válida. Muchas instrucciones
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
105

SCHNACKENBURG R., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I.II = HÉRDER 185.186
106

(Barcelona 1989.1992).
61

particulares dirigidas sólo a los discípulos, son ahora interpretadas como


directrices para todos los fieles. La llamada al discipulado se vuelve una llamada a
todos los bautizados.107
Hoy, sin embargo, nos resulta muy difícil distinguir entre los dos planos
históricos de los cuales habla Schnackenburg, o sea el plano prepascual del tiempo
de Jesús en su historicidad y el tiempo postpascual de la predicación de la Iglesia
primitiva. En la Tradición de los logia que llegó hasta nosotros, los límites entre las
instrucciones dadas a los discípulos en sentido estricto y la enseñanza dada más
ampliamente a la gente, son muy fluidos, o a veces criptados por un proceso
comunitario, más o menos consciente, de extensión de la noción de seguimiento /
discipulado a todos los creyentes.
Hay además una transposición de las exigencias propias de los primeros
discípulos a la condición de cada cristiano. Este proceso de ensanchamiento y
extensión se halla reforzado por las estructuras redaccionales de los Evangelistas
que redactan el material ofrecido por los logia.
Como conclusión de todo esto, nos parece que al comienzo la Iglesia primitiva
se había hecho un ideal muy elevado de la vocación cristiana. Cada cristiano es
hoy llamado a seguir a Jesús y a hacerse discípulo, como sus primeros seguidores.
La Iglesia primitiva que ha redactado los Evangelios y los Hechos, no conoce
una moral para la masa de los bautizados y otra para una categoría escogida de los
cristianos. Todos son discípulos.

Capítulo 8º
Textos que parecen negar
las nociones de seguimiento y discipulado
a todos los creyentes.

Para concluir el tema del seguimiento en los Sinópticos, analizaremos dos textos
que parecen contradecir la idea de una extensión a todos los creyentes de la noción
de seguimiento/discipulado y parecieran sugerir más bien, la existencia de dos
categorías de cristianos.
I. El primer texto que queremos considerar es la llamada del rico que nos
proponen las narraciones paralelas de Mc 10,17-22.23-27; Mt 19,16-22.23-26 y
Lc 18,18-23. 24-26:

107
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
62

Mc 10,17-22.23-27 Mt 19,16-22.23-26 Lc 18,18-23.24-26


v. 17 Estaba él saliendo al camino
cuando se le acercó uno v. 16 En esto se le acercó uno
y arrodillándose ante él
le preguntó: y le preguntó: v. 18 Un magistrado le preguntó:
“Maestro bueno “Maestro, “Maestro bueno
¿qué tengo que hacer ¿qué tengo que hacer de bueno ¿qué tengo que hacer
para heredar vida eterna?” para conseguir vida eterna?” para heredar vida eterna?”
v. 18 Jesús le contestó: v. 17 Él le contestó: v. 19 Jesús le contestó:
“¿Por qué me llamas bueno? “¿Por qué me preguntas por lo “¿Por qué me llamas bueno?
¡Nadie es bueno sino uno, Dios! bueno? El que es bueno es uno solo. Nadie es bueno más que uno, Dios.”
Si quieres entrar en la vida eterna,
v. 19 Ya sabes los mandamientos guarda los mandamientos.” v. 20 Ya sabes los mandamientos:
v. 18 Él le preguntó: “¿Cuáles?”
Jesús le respondió:
no mates, “No matarás, No cometas adulterio, no mates,
no cometas adulterio, no robes, no cometerás adulterio, no robarás no robes,
no des falso testimonio, no darás falso testimonio, no des falso testimonio,
no defraudes,
honra a tu padre y a tu madre.” v. 19 honra a tu padre y a tu madre y honra a tu padre y a tu madre.”
ama a tu prójimo como a ti mismo.”

v. 20 Él declaró: v. 20 El joven le dijo: v. 21 Él replicó:


“Maestro todo esto lo he cumplido “Todo eso lo he cumplido. “Todo eso lo he cumplido
desde joven. desde joven”.
¿Qué me falta?”
v. 21 Jesús se le quedó mirando, v. 21 Jesús le dijo: v. 22 Al oírlo Jesús le dijo:
le tomó cariño y le dijo:
“Una cosa te falta: “Si quieres ser perfecto, “Aún te queda una cosa:
vete, vende lo que tienes vete, vende tus posesiones, Vende todo lo que tienes
y dáselo a los pobres, da (el recabado) a los pobres, y repártelo a los pobres
y tendrás un tesoro en el cielo, y tendrás un tesoro en los cielos y tendrás un tesoro en los cielos,
y ven, sígueme a mí.” y ven, sígueme a mí.” y ven, sígueme a mí.”
v. 22 A estas palabras, v. 22 Al oír aquello, v. 23 Al oír aquello
el otro se contrarió el joven
y se marchó entristecido, se fue entristecido se puso muy triste,
pues tenía muchas posesiones. pues tenía muchas posesiones. porque era muy rico.
v. 23 Jesús mirando alrededor, v. 23 Jesús v. 24 Viéndolo tan triste
dijo a sus discípulos: dijo a sus discípulos: Jesús dijo:
“¡Con que dificultad “Les aseguro que con dificultad “¡Con que dificultad
van a entrar en el Reino de Dios entrará un rico en el Reino de los entran en el Reino de Dios
los que tienen riquezas!” cielos.” los que tienen el dinero!
v. 24 Los discípulos no salían
de su asombro ante estas palabras.
Jesús insistió: “Hijos, ¡qué difícil es v. 24 Lo repito:
entrar en el Reino de Dios!
v. 25 Más fácil es que pase “Más fácil es que entre v. 25 Porque es más fácil que entre
un camello por el ojo de una aguja un camello por el ojo de una aguja un camello por el ojo de una aguja
que no que entre un rico que no que entre un rico que no que entre un rico
en el Reino de Dios.” en el Reino de los cielos.” en el Reino de Dios.”
v. 26 Ellos comentaron v. 25 Al oír aquello los discípulos v. 26 Los presentes exclamaron:
completamente desorientados: se quedaron enormemente
desorientados y decían:
“Entonces ¿quién puede “En tal caso ¿quién puede subsistir?” “Entonces ¿quién puede subsistir?”
salvarse?” v. 26 Jesús se les quedó mirando
63

v. 27 Jesús se les quedó mirando y les dijo: v. 27 Él les contestó:


y dijo: “Humanamente eso es imposible, “Lo imposible humanamente
“Humanamente es imposible;
pero no para Dios, pero para Dios todo es posible. es posible para Dios.”
porque todo es posible para Dios.”

Según Mc y Lc se trata de un hombre maduro, porque habla de su juventud


como de una etapa de su vida que ya pasó; según Mt se trata de un joven; según Lc
es además un magistrado. Estas pequeñas diferencias no cambian la sustancia de la
escena. El hecho de que, para Mt, el protagonista sea un joven, la hace más
atrayente, y el que para Lc el protagonista sea un magistrado lo hace más
importante.
A. Veamos primero los textos de Mc 10,17-22 y Lc 18,18-23, que son bastante
lineares y menos complejas:
1°. Hay en los dos textos un diálogo entre Jesús y su interlocutor construido
según el esquema rabínico:
a. Pregunta del interesado al maestro: “Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar
la vida eterna?” (cf. Mc 10,17; Lc 18,18).
b. Repregunta del maestro: “Conoces los mandamientos...” (cf. Mc 10,19; Lc
18,20).
a1. Respuesta del interesado: “Maestro todo esto lo he guardado desde mi
adolescencia!” (cf. Mc 10,20; Lc 18,21).
b1. Respuesta del maestro: “Una cosa te falta: ve, vende todo lo que posees y
reparte el recabado entre los pobres, luego ven y sígueme” (cf. Mc 10,21; Lc
18,22).
c. Reacción del interesado: “¡Él se fue muy contrariado, porque poseía muchas
riquezas!” (cf. Mc 10,22; Lc 18,23).
2°. Sigue un diálogo entre Jesús y sus discípulos sobre el peligro de las riquezas
(cf. Mc 10,23-27; Lc 18,24-26):
a. Afirmación de Jesús: “Qué difícil es para los que tienen riquezas entrar en el
Reino de Dios” (cf. Mc 10,23-25; Lc 18,24-25).
b. Reacción de los discípulos: Los que escuchaban quedaron desorientados.
Decían entre ellos: “Quién puede entonces salvarse?” (cf. Mc 10,26; Lc 18,26).
c. Respuesta de Jesús: La salvación es un don de Dios. “Lo que es imposible
para los hombres, es posible para Dios. Todo es posible para Dios” (cf. Mc 10,27;
Lc 18,27). No se debe desesperar de la salvación de nadie, porque es Dios quien la
ofrece al hombre. No es el hombre el que se salva a sí mismo.
64

3. En las dos perícopas (cf. Mc 10,17; Lc 18,18), las expresiones: “Alcanzar la


vida eterna”, “entrar en el Reino de Dios, entrar en el Reino de los cielos” y
“salvarse” son equivalentes. La salvación para el discípulo consiste en alcanzar el
don de la vida eterna ofrecido por Dios.
La idea fundamental de las perícopas es que, en la economía cristiana de la
Ley nueva para acoger la salvación, hay que superar la economía mosaica de la
Ley antigua:
1. Hay que practicar los mandamientos (cf. Mc 10,19; Lc 18,20). Pero no es
suficiente.
2. Hay que seguir a Jesús, renunciando a todo aquello que es obstáculo en el
seguimiento (cf. Mc 10,21; Lc 18,22). En el caso del rico el obstáculo estaba
constituido por las muchas riquezas, a las que él estaba apegado (cf. Mc 10,22; Lc
18,23).

B. Mt 19,16-22, cronológicamente posterior a Mc y Lc, tiene una redacción más


compleja, pues distingue dos niveles, contraponiéndolos entre sí:
1º. Hay que observar los mandamientos, para alcanzar la vida eterna (cf. Mt
19,17);
2º. Hay que seguir a Cristo, para ser perfecto (cf. Mt 19,21).

I. El diálogo se desarrolla según el esquema siguiente:


a. A la pregunta del joven rico: “Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para
alcanzar la vida eterna?” (Mt 19,16).
b. Jesús contesta: “Si quieres entrar en la vida eterna, observa los
mandamientos” (cf. Mt 19,17).
c. El joven rico responde: “Todo eso lo he cumplido siempre” y luego pregunta:
“Pero, ¿qué otra cosa me queda?” (cf. Mt 19,20).
d. Jesús contesta: “Si quieres ser perfecto, vete, vende tus posesiones, da (el
recabado) a los pobres... y ven y sígueme a mí” (cf. Mt 19,21).
e. Reacción del interesado: Oyendo el joven la palabra de Jesús se fue triste,
pues poseía muchas riquezas (cf. Mt 19,22).
II. Algunos comentarios clásicos de este texto opinan:
a. Jesús, en un primer momento (cf. Mt 19,17), habría indicado en los
mandamientos el medio necesario para alcanzar la vida eterna y habría presentado
la vida normal para salvarse. El primer momento sería objeto de una orden.
b. En un segundo momento (cf. Mt 19,21) habría propuesto al joven una meta
superior a la de la simple salvación, o sea la perfección, reservada solamente a un
pequeño número de llamados, a los que se les invita a participar, de una manera
65

privilegiada, de la comunidad de los discípulos, mediante el desprendimiento


efectivo de los bienes. Este segundo momento sería objeto de un consejo.
c. Esta interpretación ha sido abandonada por todos los teólogos actuales,
porque no concuerda con el contexto general. En efecto el debate entre Jesús y sus
discípulos, como veremos en seguida, sobre el peligro de las riquezas, referido
intencionalmente por los Sinópticos en la perícopa que sigue (cf. Mt 19,23-26), no
está centrado en la dificultad que tendrían los ricos para entrar en un estado de
perfección, que no sería pedido a todos, sino en la dificultad que tendrían para
entrar en el Reino de Dios y salvarse.

C. El debate entre Jesús y los discípulos, que constituye el contexto con el que
hay que confrontar el texto anterior, es idéntico en los tres Sinópticos:
I. El texto comienza con un logion de Jesús igual en Mc 10,23 y Lc 18,24. Mt
19,23 presenta alguna pequeña diferencia:
Mc 10,23: Jesús mirando alrededor dijo a sus discípulos: “¡Qué difícilmente van a entrar en
el Reino de Dios los que tienen riquezas!”
Lc 18,24: Jesús viéndolo [tan triste] dijo: “¡Con qué dificultad entran en el Reino de Dios
los que tienen el dinero!”
Mt 19,23: Jesús dijo a sus discípulos: “Os aseguro que con dificultad entrará un rico en el
Reino de los cielos”.

II. Solamente Mc 10,24a.26 refiere dos reacciones de los discípulos y la


respuesta de Jesús.
24a. Los discípulos no salían de su asombro ante estas palabras…
26. Ellos comentaron completamente desorientados “¿Quién, entonces se podrá salvar?”

III. Regresando al texto de Mt 19,21 un motivo de malentendido viene de la


respuesta de Jesús, propia del evangelista: “Si quieres ser perfecto”,108 que
contesta a la pregunta del joven rico: “¿Qué me falta todavía?”
Mt ha puesto en boca del joven rico, una pregunta: “¿Qué me falta todavía?”, lo
que los textos de Mc y Lc ponen en la boca de Jesús como una respuesta: “¡Te
falta todavía una cosa!”.
De la confrontación entre la pregunta y la respuesta, en el texto de Mt resulta
que es perfecto aquel al cual no le falta nada de lo que es necesario.
“¿Qué me falta todavía?”, pregunta el joven rico. “Si quieres ser perfecto”, o
sea si quieres hacer todo lo que puedes y debes hacer de manera que nada te falte
de todo lo que es necesario, “vende tus bienes, dale el recabado a los pobres, luego
vente y sígueme”.

108
Estas palabras no se encuentran en los otros paralelos de Mc y de Lc.
66

La perfección, de la cual se habla aquí, no es facultativa, ni aconsejada, sino que


es exigida para obtener la vida eterna.
“Maestro - dice al comienzo el joven - ¿qué tengo que hacer de bueno para
conseguir la vida eterna?” La cuestión que lo preocupa, y que se hace presente en
todo el texto y se prolonga en el contexto, es la que Jesús pone a los discípulos:
para conseguir la vida eterna la observancia de los mandamientos es fundamental,
indispensable, pero, por sí misma no es suficiente, no basta, habida cuenta
especialmente de la mentalidad con la que esta observancia se practicaba en el
contexto farisaico del tiempo de Jesús. Se requiere una perfección más grande, que
el mismo Jesús pide.

IV. El mejor comentario a la invitación dirigida por Jesús al joven rico (cf. Mt
19,21) es el Discurso de la Montaña (cf. Mt 5,1-7,29), que trata del cumplimiento
de la Ley Antigua y de la Nueva Justicia, superior a la justicia mosaica (cf. Mt
5,20-47). Jesús no ha venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento, a
completarla y perfeccionarla (cf. Mt 5,17). Esta nueva justicia es exigida para
entrar en el Reino de los Cielos: “Si vuestra justicia no supera la de los escribas y
de los fariseos no entraréis en el Reino de los Cielos” (cf. Mt 5,20).
Los escribas eran especialistas en la interpretación casuística de la Ley 109. En
otros textos son llamados doctores de la Ley y a ellos les correspondía el título de
Rabí. Pertenecían todos, al partido religioso de los fariseos.110 La justicia que
enseñaban tenía su valor, y Jesús no lo negaba. Su enseñanza era tradicional entre
los judíos. Pero, según Jesús, esa justicia no era suficiente a quien quería entrar en
el Reino de los Cielos.
El concepto de justicia, propio de los escribas fariseos, se basaba en la
observancia meticulosa de una cantidad infinita de preceptos entre órdenes y
prohibiciones (642). Una vez cumplido el precepto, el hombre se sentía satisfecho
de su justicia, y estaba seguro de haber logrado por sus propias fuerzas cuanto le
había sido pedido por Dios.
Jesús se opone a esta moral legalista, cerrada y satisfecha de sí misma. El
Discurso de la montaña (cf. Mt 5,1-7,29), donde se demuestra el espíritu que debe
animar a los hijos del Reino, recoge en la sección que estamos examinando, seis
sentencias antitéticas111 pronunciadas por Jesús en diferentes ocasiones, que
constituyen algunos ejemplos significativos y manifiestan la conciencia de su
109
Cf. Mc 1,22; 2,6.16; 3,22; 7,1.5; 8,31; 9,11.14; 10,33; 11,18.27; 12,28.32.35.38; 14,143.53;
15,1.31; Mt 2,4; 5,20; 7,29; 8,19; 9,3; 12,38; 13,52; 15,1; 16,21; 17,10; 20,18; 21,15; 23,2.13.
14.15.34; 26,57; 27,41; Lc 5,21.30; 6,7; 9,22; 11,53; 15,2; 19,47; 20,1.19.39.46; 22,2.66; 23,10.
110
JEREMIAS, Jerusalén pp. 131-137.249-260.261-281; ERNST, Marco pp. 142-146; GNILKA,
Marco pp. 94-95.134-138.
111
Cf. Mt 5,21-22 (no matarás…).27-28 (no cometerás adulterio...).31-32 (no al divorcio...).33-
34 (no perjurarás).38 (no a la venganza, sí al perdón).42-43 (amarás al enemigo).
67

autoridad. Las sentencias contraponen la nueva justicia a la antigua para demostrar


la superioridad de la primera sobre la segunda: “Han escuchado que se les dijo,
pero yo les digo”.
Justicia Antigua Justicia Nueva
Mt 5,21 Se mandó a los antiguos: no matarás Mt 5,22 Pero yo les digo: no traten con ira; no ofendan
Mt 5,27 Se mandó: no cometas adulterio Mt 5,28 Pero yo les digo: todo el que mire y desee…
Mt 5,31 Se mandó: el que repudie a su mujer Mt 5,32 Pero yo les digo: el que repudia a su mujer…
Mt 5,33 Se mandó: no jurarás en falso… Mt 5,34 Pero yo les digo: no juréis en absoluto…
Mt 5,38 Se mandó: ojo por ojo, diente por diente Mt 5,39 Pero yo os digo no hagáis frente al que os agravia
Mt 5,43: Se mandó: amarás a tu prójimo, Mt 5,44 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y
odiarás a tu enemigo rezad por los que os persiguen

Jesús no pretende introducir nuevos preceptos legales en sustitución de los


antiguos, sino demostrar que el campo de realización de los nuevos preceptos tiene
un espacio ilimitado, sin horizontes. La conciencia moral, iluminada por la
caridad, no acaba nunca de profundizar y de interiorizar las exigencias de la
voluntad de Dios. El amor es un compromiso que no se cumple nunca a cabalidad.
Dios mismo es el ejemplo de esta justicia superior. No se trata de obedecer
solamente a la voluntad de Dios, manifestada en su plenitud y profundidad por
Jesús, sino de imitar la perfección misma de Dios: “Ustedes entonces sean
perfectos como es perfecto su Padre que está en el cielo” (Mt 5,48). No es un
consejo sino una orden categórica, un elocutivo directivo que vale para todos.
El Discurso de la Montaña (cf. Mt 5,1-7,29) está dirigido no solamente a los
discípulos, sino a toda la gente (cf. Mt 5,1): es la Carta Magna de la ética del
cristianismo. “Sean ustedes perfectos, como es perfecto su Padre que está en el
cielo”. Esta sentencia está colocada al final de la Instrucción sobre el amor a los
enemigos (cf. Mt 5,43-48).
Los teólogos piensan que ella se refiere a toda la sección sobre la nueva justicia,
superior a la antigua, de la cual llega a ser como la conclusión (cf. Mt 5,17-48).
Atribuida a Dios, la perfección implica una plenitud moral interna, a la cual no le
falta nada, pues reúne todas las cualidades a su nivel más elevado. Por lo tanto, la
perfección constituye para el hombre solo un horizonte dentro el cual moverse.

V. El término perfecto (teleiov) aparece solamente dos veces en los Sinópticos.


Las dos en Mt: en el Discurso de la montaña (cf. 5,48) y en la escena del joven
rico (cf. 19,21).
a. El joven rico de Mt había observado todos los mandamientos, con el celo
característico de un buen hasid hebreo, que practicaba una obediencia
verosímilmente farisaica. Tenía la convicción de dar a Dios el obsequio que le era
debido. Él experimentaba cierta satisfacción, que manifestaba con ingenua
suficiencia: “¡He observado siempre estas cosas!” Estaba satisfecho de sí mismo.
68

b. Pero, para entrar en el Reino de los Cielos como lo entiende Jesús, era
necesario algo más. No bastaba la justicia de la Ley, de los preceptos, de los
mandamientos, enseñada por los escribas y fariseos. Había que ponerse a la escuela
de Jesús, que revelaba el verdadero rostro de Dios y enseñaba a llegar hasta el
fondo en las exigencias de su voluntad, con una actitud de constante apertura, de
profunda y refinada sensibilidad moral, inspirada en el más puro amor a Dios y al
prójimo, amor que no conoce límites. ¡Esto es lo que le faltaba todavía al joven
rico!
Por este motivo nadie puede ponerse a la escuela de Jesús con un corazón
dividido. El seguimiento de Jesús requiere el sacrificio de todo aquello que
constituye un obstáculo para la dedicación completa del hombre. En el caso del
joven rico de Mt, el obstáculo eran sus grandes riquezas. Por esto, debe deshacerse
de ellas en el modo más radical: “Si quieres ser perfecto, para entrar en el Reino
de los Cielos y conseguir la vida eterna, vete, vende todo lo que tienes, dáselo a
los pobres y después, vente y sígueme” (cf. Mt 19,21). El interpelado debía
eliminar el obstáculo. Era el único medio para entrar en el Reino.

D. Este relato de vocación de Mt (19,16-22) y paralelos es un paradigma, o sea,


un modelo esquematizado. No hace desaparecer lo que le es típico de un hecho
concreto e individual, sino que es narrado porque tiene al mismo tiempo el valor
universal de ejemplo, capaz de iluminar la conducta de todo cristiano, de cualquier
condición, de cualquier tiempo. Siendo un caso individual no todos los detalles de
la narración son aplicables necesariamente a cada cristiano. No todos los cristianos
son ricos. No todos los cristianos están apegados a sus riquezas como el joven rico.
Hay por otra parte un detalle, único en esta narración de Mt 19,21: Jesús requirió al
interesado vender sus propios bienes y a entregar el recabado a los pobres.
Por ser un paradigma, el ejemplo en sí mismo vale para todos los cristianos.
Todos, en efecto, estamos llamados a la nueva justicia, que sobrepasa a la antigua
e implica, a menudo, renuncias muy pesadas, que varían según los individuos. El
cristiano no se puede conformar con ser un hebreo hasid que practica los
mandamientos de Dios con la máxima escrupulosidad según la Ley Antigua. La
nueva justicia, a la cual está llamado el xno, no es solamente aconsejada, sino
necesaria para entrar en el Reino de los cielos. ¡La salvación no se ofrece nunca a
bajo precio ni se puede abaratar! Es la lección que la perícopa del joven rico de Mt
quiere inculcar a todos.112

II. El segundo texto que vamos a examinar se encuentra en Lc 14,33. Es un


logion que habla de la renuncia a todos los bienes: “Quien de entre ustedes no
112
Cf. SACCHI A., Se vuoi essere perfetto, Mt 19,21. Perfezione e vita cristiana: RivBib 1989.
69

renuncia a todos sus bienes, ¡no puede ser mi discípulo!”. El contexto (cf. Lc
14,25-35) habla de las condiciones para ser discípulo.
A. A primera vista parece que el logion debiera resolverse con un dilema:
I. Si el significado de discípulos se extiende a todos los cristianos, el
cristianismo no es practicable por un número considerable de personas, porque
solo una minoría es capaz de renunciar a todos los bienes.
II. Si se admite que el cristianismo es practicable por la gran mayoría de los
hombres, entonces hay que reconocer que no todos los cristianos son llamados a
ser discípulos de Jesús en sentido estricto. Solamente un pequeño grupo puede
serlo, una categoría escogida, capaz de hacer esta opción. Sin embargo, pareciera
que este dilema es reflejo de una inexacta interpretación del texto.

B. El logion ha sido estudiado detenidamente por el P. J. Dupont,113 quien


considera que se trata de una elaboración redaccional de Lc sobre un dato
tradicional, cuya forma primitiva hoy se nos escapa completamente. Esta
elaboración, según Dupont, ha sido hecha en función de las necesidades de la
Iglesia del tiempo de Lucas. No cabe duda, sin embargo, que el logion de Lc 14,33
está dirigido a todos: “Quien de entre vosotros no renuncia a todos sus bienes, ¡no
puede ser mi discípulo!”
En el contexto que precede el logion (cf. Lc 14,25), Lc elabora el marco
redaccional del logion: “Puesto que mucha gente iba con él, Jesús se volvió y dijo”
y afirma que Jesús se dirige a la gente.
I. En la explicación de este logion, una fuente de error pudiera depender de la
descripción de la primera comunidad cristiana que hallamos en los Hechos. En
tiempos de los apóstoles, en efecto, en la Comunidad judeo-cristiana de Jerusalén,
se habla de una comunión de bienes.
Los Hechos hablan dos veces de esto:
a. En 2,44-45 se lee: “Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en
común: vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos según la necesidad
de cada uno”;
b. En 4,32-35 se afirma nuevamente: “Todos los creyentes pensaban y sentían lo
mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía...
todos ellos eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad,
ya que los que poseían tierras o casas las vendían, llevaban el dinero y lo ponían
a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según las necesidades de cada
uno”.

113
Cf. DUPONT J., Renoncer a tous ses biens (Lc 14,33): NRT 1971.
70

II. Seguidamente los Hechos citan un ejemplo de privación voluntaria de bienes


que concluye la narración que presenta el ciclo de los Apóstoles (cf. Hch 4,32-
5,46). Es el caso de Bernabé, escogido probablemente entre otros ejemplos
posibles, porque el personaje tuvo cierta importancia en la Iglesia Primitiva (cf.
Hch 4,36-37): “José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé (es decir,
consolado), que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió, llevó el
dinero y lo puso a disposición de los apóstoles”.
Parece, según Dupont, que el cuadro de esta primera comunidad cristiana ha
sido idealizado por Lucas en los Hechos. La descripción sería ejemplarizante.
Lucas habría generalizado algunos casos más significativos para incitar a la
generosidad a sus lectores de lengua griega. La puesta en común de los bienes no
habría sido probablemente tan tajante. De todos modos, esta no era impuesta, sino
libre. Dependía de la espontánea iniciativa de cada uno.
III. Lo demuestra un segundo ejemplo citado inmediatamente en los Hechos que
trata el hecho de Ananías y Safira en Hch 5,1-12. Su pecado, que fue causa de un
castigo ejemplar, no consistió en haber retenido parte del precio de un terreno que
habían vendido, sino en haber mentido a los apóstoles, a la comunidad, y, por
consiguiente, al Espíritu de Dios, presente en medio de los hermanos, fingiendo
hipócritamente entregar a los apóstoles todo lo recabado de la venta del terreno y
haciéndose pasar por cristianos de fe heroica.
Pedro en efecto le dice a Ananías: “¿No podías tener para ti la propiedad sin
venderla? Y si la vendías, ¿no eras dueño de quedarte con el dinero? ¿Cómo se te
ha ocurrido hacer eso? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!” (cf. Hch 5,3-
4). Esto nos induce a pensar que una renuncia total a los propios bienes no fue
nunca requerida a los creyentes. Esta quedaba a la decisión de cada uno.

C. Entonces ¿cómo conciliar el hecho de la libre decisión de cada creyente


expresada en los Hechos con el logion de Lc 14,33: “Por lo tanto ¿quién de entre
ustedes no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”?
I. Analizaremos la formulación del logion 14,33 = no puede ser (en presente)
mi discípulo. No se trata de uno que quiere ser cristiano en el futuro y que se pre-
para para serlo, sino de un cristiano que debe mostrarse digno de ese nombre. En
griego el presente ser indica un estado que perdura. De esto deducimos que la
renuncia a todos los bienes no es una condición para llegar a ser cristiano, sino
para continuar siéndolo.
II. La situación, tomada en consideración por Lucas, es la de la persecución sus-
citada en Palestina en contra de los primeros cristianos. Ésta podía implicar la
condena a muerte y la confiscación de los bienes por parte del Estado como
afirman otros textos sinópticos (cf. Mc 13,9-13; Mt 10,17-22; Lc 21,12-17):
71

Mc 13,9-13 Mt 10,17-22 Lc 21,12-17


v. 9 “Ustedes pongan atención: v. 17 “Tengan cuidado con la gentev. 12 Pero antes los perseguirán,
los llevarán a los tribunales porque os llevarán a los tribunales, les echarán mano, llevándolos
y a las sinagogas, los apalearán los azotarán en las sinagogas a las sinagogas y a la cárcel,
y los harán comparecer v. 18 y los conducirán y los conducirán
ante gobernadores y reyes ante gobernadores y reyes ante reyes y gobernadores
por causa mía; por mi causa; por causa mía;
así darán testimonio ante ellos. así darán testimonio ante ellos v. 13 así tendrán ocasión
y ante los paganos. de dar testimonio.
v. 10 Además,
primero la Buena Noticia
tiene que anunciarse
a todos los pueblos.
v. 11 Y cuando los conduzcan v. 19 Sin embargo, v. 14 Por tanto métanse en la cabeza
para entregarlos, cuando los entreguen,
no se preocupen de antemano no se preocupen que no tienen que preparar
por lo que van a decir, por lo que van a decir su defensa,
o por cómo lo dirán,
digan lo que se les inspire pues lo que tienen que decir v. 15 porque yo les daré
en aquel momento; se les inspirará en aquel momento; palabras tan acertadas
pues no serán ustedes v. 20 porque no serán ustedes que ningún adversario
los que hablen, los que hablen, les podrá hacer frente
será el Espíritu Santo. será el Espíritu de su Padre o contradecirlos.
quien hable por su medio.
v. 12 Un hermano entregará v. 21 Un hermano entregará v. 16 Hasta sus padres y hermanos,
a su hermano a la muerte a su hermano a la muerte, parientes y amigos
y un padre a su hijo; y un padre a su hijo; los entregarán
los hijos denunciarán a sus padres los hijos denunciarán a sus padres
y los harán morir. y los harán morir. y harán morir a algunos.
v. 13 Todos los odiarán v. 22 Todos los odiarán v. 17 Todos los odiarán
por causa mía, por causa mía; por causa mía,
v. 18 pero no perderán
ni un pelo de la cabeza;
pero quien resista hasta el final pero quien resista hasta el final v. 19 con su aguante
se salvará. se salvará. conseguirán la vida.

Este mismo hecho es recordado también en Hb 10,34: “De hecho compartieron


el sufrimiento de los encarcelados y aceptaron con alegría que les confiscaran los
bienes, sabiendo que tenían un patrimonio mejor y estable”.
En la Iglesia primitiva se había establecido la equivalencia entre discípulos y
cristianos, como afirma Hch 11,26: “Y fue en Antioquia donde por primera vez
llamaron a los discípulos cristianos”. Por esto los Sinópticos afirman que la
persecución suscitada en contra de los discípulos fue a causa de Cristo (cf. Mc
13,9 y Mt 10,18) y a causa de mi nombre (cf. Mc 13,13; Mt 17,22; Lc 21,12.17).

D. A la luz de lo que hemos visto en Lc 14,33 no se trataría entonces de


despojarse de los bienes espontáneamente al entrar en la comunidad cristiana, sino
de aceptar su pérdida por continuar siendo discípulo en conformidad con la fe
72

cristiana que se profesa. Entre estos eventuales sacrificios se halla la renuncia a


todos los bienes, o más exactamente la aceptación de su pérdida total.
I. El sentido del logion de Lc 14,33 es precisado ulteriormente al fungir como
conclusión a dos pequeñas parábolas que lo preceden en el contexto, las cuales
evocan por una parte la mala suerte de un hombre, del cual todos se burlan, por no
haber podido terminar por falta de presupuesto la construcción de una torre que
había comenzado (cf. Lc 14,28-30); y por la otra la mala suerte de un rey, que sale
para una guerra con la posibilidad de que le sea infringida una derrota por no tener
suficientes soldados para la batalla (cf. Lc 14,31-32).
II. El logion Lc 14,33 “¡Quien de entre ustedes no renuncia a todos sus bienes,
no puede ser mi discípulo!” tiene la misma estructura literaria del logion Lc 14,27
sobre el seguimiento con la cruz, que se encuentra en el contexto de Lucas
inmediatamente antes de las dos pequeñas parábolas que lo preceden: “Quien no
lleva su cruz y no me sigue, no puede ser mi discípulo”.
III. El logion sobre el seguimiento con la cruz (cf. Lc 14,27) es, a su vez,
precedido en el contexto por el logion de Lc 14,26 que habla de la preferencia que
Jesús exige hacia su persona por encima de todos los vínculos con los miembros de
la familia. Este tiene una estructura semejante: “Quien quiere venir detrás de mí y
no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y
hermanas y hasta a sí mismo, no puede ser mi discípulo”.
En este último logion, Lucas es el único entre los Sinópticos que añade que se
debe preferir a Jesús “hasta por encima de la propia vida”. El cristiano renuncia a
todo, o sea, acepta hasta la pérdida de sus bienes, de sus intereses y de su misma
vida, no para ser agregado a la comunidad de los discípulos de Jesús, sino para
permanecer unido a Jesús como discípulo.

E. Esta explicación, basada en una situación concreta de persecución, no agota


desde luego todo el sentido del logion sobre la renuncia de los propios bienes. No
excluye ciertamente la idea de una eventual renuncia espontánea, como demuestra
otro logion dirigido a los discípulos de Lc 12,33: “Vendan sus bienes y denlos en
limosna; hagan bolsas que no se estropeen, un tesoro inagotable en el cielo”.
Este logion retoma de alguna manera, la parte final de la parábola del hombre
rico y parece ser un recuerdo de la misma (cf. Lc 12,13-21). Sin embargo,
queremos resaltar que la venta de los bienes no es sólo un medio para deshacerse
del peligro de las riquezas. Es una exigencia impuesta por la justicia y el amor
hacia los más pobres.
El logion se dirige a todos los discípulos, pero su actuación concreta puede
asumir formas diversas, según las posibilidades individuales y las vocaciones
personales. No se trata de una prescripción legal. Si así fuera, caeríamos en un
73

nuevo legalismo farisaico. Los Sinópticos saben que dejarlo todo, familia, casa,
bienes personales, no se puede pedir a todos los cristianos como condición normal
de vida (cf. Mc 2,13-17; Lc 5,27-32). Lo que quieren enseñar, es que Cristo debe
ser preferido a todo, siendo él y el Reino de Dios una cosa sola. Pero si en la vida
cotidiana no todos los cristianos están en grado de actualizar concretamente las
exigencias propias del seguimiento de Cristo, cada cristiano tiene que
desprenderse interiormente de todo lo que obstaculiza su amor preferencial por
Cristo, estar listo y dispuesto a dejarlo todo exteriormente si las circunstancias así
lo ameritan. Hay casos que imponen esta disponibilidad interna de actuar, de
concretizar una escogencia decisiva que se ha presentado a muchos cristianos en el
transcurso de la historia. Los evangelios han sido redactados durante las primeras
persecuciones y, en aquel tiempo, todos debían escoger entre la pérdida de los
bienes y de su propia vida, antes que renegar de su fe. A esto se deben añadir las
divisiones familiares que podía engendrar la conformidad con la fe en un ambiente
hostil y corrupto (cf. Mc 13,9-13; Mt 10,17-22; Lc 21,12-17).
Sin embargo, ha habido siempre en la Iglesia muchos cristianos que por
actualizar su amor preferencial por Cristo y por el Reino, no han esperado verse
forzados por las circunstancias externas a abandonarlo todo, sino que lo han hecho
actuando con libertad. Esta libre decisión de vivir de una manera radical las
exigencias de Cristo está al origen de las opciones de desprendimiento y
expoliación. Los cristianos (discípulos) que optan por esto, tienen la misión
particular en la Iglesia de revelar el sentido y el valor de sus opciones a los demás
que no tienen siempre la posibilidad, ni la ocasión y ni siquiera la obligación de
llevarla a cabo efectivamente.114
Este testimonio, dado por algunos, con una libre escogencia del seguimiento
radical de Cristo, está movido por un carisma especial. San Pablo nos dice que en
la Iglesia los carismas son numerosos y que todos ayudan para el bien del cuerpo
entero (cf. 1 Cor 12,1-31).
La extensión a todos los creyentes de las nociones de seguimiento y de
discipulado, que hemos constatado en los Sinópticos, se halla todavía con más
fuerza en el Evangelio de San Juan.

Unidad 2ª:
Seguimiento de Jesús

114
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
74

en el Evangelio de San Juan


Introducción:
El primer título dado a Jesús en el cuarto Evangelio es el de Rabí, Maestro (cf.
Jn 1,38) que Él varias veces, acepta como título normal (Rabí: cf. 1,49; 3,2; 4,31;
6,25; 9,2; 11,8; Rabbouní: cf. 20,16 o Maestro 1,38; 3,2; 8,4; 11,28; 13,13.14).
Jesús actúa como un Maestro sin haber estudiado, sin haber ido a una escuela
rabínica. Ésta es una queja que los Jefes Judíos hacen oyéndolo hablar: 7,15 Los
dirigentes judíos preguntaban extrañados: “¿Cómo es éste tan instruido, si no ha
estudiado?”
Jesús enseña (cf. Jn 7,14.28; 8,20). Tiene su propia doctrina (cf. Jn 7,16.17
didach) que viene de Dios, y acerca de la cual fue interrogado por el Sumo
Sacerdote Anás, en el juicio religioso: El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca
de sus discípulos y su enseñanza (cf. Jn 18,19). Este aspecto de la figura histórica
de Jesús en el cuarto evangelio asume una amplitud y una profundidad totalmente
nuevas con respecto a los Sinópticos.
Jesús es mucho más que un simple Rabí. Es un Maestro en el sentido
trascendental de la palabra. Se presenta como “el hijo del hombre” de la tradición
escatológica.115 “Ha venido desde arriba”116, “ha descendido del cielo”117 como
“enviado de Dios”118 para revelar “las cosas del cielo” y dar testimonio de “aquello
que ha visto y escuchado”. Él es el “Hijo de Dios”119 “enviado al mundo, para que
el mundo se salve por él” (cfr. Jn 3,11-13.16-17.31-32).
La idea de que el Cristo ha bajado, ha sido enviado por Dios, constituye el eje
teológico alrededor del cual giran todas las afirmaciones del IVº Evangelio.
Jesús se define a sí mismo delante de los judíos, como “aquel a quien el Padre
ha consagrado y enviado al mundo” (cfr. Jn 10,36). Su misión coincide con su ser,
porque “Él es la Palabra de Dios hecha carne” (cfr. Jn 1,14).
La respuesta que él se espera de parte de los hombres consiste en que lo
reconozcan como el enviado de Dios y acojan sus palabras. De aquí que los
hombres tienen que esmerarse en volverse sus discípulos (cfr. Jn 8,31; 15,8).

115
Cf. Jn 1,51; 3,13.14; 5,27; 6,27.53.62; 8,28; 9,35; 12,23.34; 13,31.
116
Cf. Jn 3,31; 8,23; 13,1; 16,30; 17,8.
117
Cf. Jn 1,14; 3,13.31; 6,33.38.41.42.50.51.58; 8,14.42; 15,28.
118
Cf. Jn 3,34; 4,34; 5,23.24.30.36.37.38.43; 6,28.39.44; 7,16.18.29.bis.33; 8,16.18.26.29.42; 9,4;
10,42; 12,44.45.49; 13,20.
119
Cf. Jn 1,34.49; 3,18; 5,25; 10,36; 11,4.27; 19,7; 20,31.
75

La palabra discípulo es frecuente en Jn.120 Para comprender su sentido y su


alcance hay que tener presente el punto de vista propio de este Evangelio que
intenta vincular el tiempo de la Iglesia con el tiempo de Jesús, o mejor, mostrar la
permanente actualidad de la vida de Jesús, la cual conserva un valor eterno que
ilumina la vida permanente de la Iglesia y de todo cristiano.
Por consiguiente, la misma palabra discípulo a) puede designar a los que
pertenecieron al grupo histórico restringido de los Doce (cf. Jn 6,70-71; 20,19-20),
que Jesús había escogido para que lo acompañaran en su vida terrena; b) pero
puede también designar a los que creerán en Cristo, gracias al testimonio de los
primeros discípulos. El uso que de este término hace el IVº Evangelio concuerda
con el de los Hechos de los Apóstoles121 y corresponde a la mentalidad de la
Iglesia Primitiva.
La condición de discípulos que inicialmente era tan solo la de algunos
seguidores específicos, se vuelve, en la teología joanea, la respuesta a la Palabra
de Dios de parte de todos los que han sido elegidos para la Salvación.122

120
Cf. Jn 2,2.11.12.17.22; 3,22; 4,1.2.8.27.31.33; 6,3.8.12.16.22.24.60.66; 7,3; 8,31; 9,2.27.28;
11,7.8.12.54; 12,4.16; 13,5.22.23.35; 15,8; 16,17.29; 18,1.bis; 2.15.16.17.19.25; 19,26.27.
bis.38; 20,2.3.4.8.10.18.19.20.25.26.30; 21,1.2.4.7.8.12.14.20.23.24. RENGSTORF C.H.,
Maqhthj: GLNT VI pp. 121-1238.
121
Cf. Jn 6,1.2.7; 9,1.10.19.25.26.bis.38; 11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 16,1; 18,23.27;
19,1.9.30; 20,1.30; 21,4.16.bis.
122
SCHULZ A., Nachfolgen und Nachahmen = SANT 6 (München 1962). Cf. Documento de
Aparecida (13-31.05.2007).
76

Cap. 1º

La vocación de los discípulos


tipo y modelo de toda vocación cristiana.

El IVº Evangelio, al igual que los Sinópticos, utiliza con frecuencia el verbo
seguir.123 Este verbo asume diferentes matices en el Evangelio. Sin embargo, son
raros los casos en los que el verbo es utilizado en un sentido puramente físico y
material. Por ej. en 6,2 se dice que “una gran multitud seguía a Jesús porque veía
los prodigios que hacía sobre los enfermos”. El contexto manifiesta que no se trata
de un simple seguimiento físico: la gente, no obstante sus disposiciones muy
imperfectas, lo sigue porque está atraída por la fuerza que emana de la misteriosa
personalidad de Jesús.124
Sin embargo, el uso más característico del verbo seguir en Juan se halla en las
escenas de los encuentros con los futuros discípulos y en las narraciones de
vocación (Jn 1,35-40.41-42.43-44.45-51).
I. Los textos de la narración de las vocaciones agrupadas en Jn 1,35-51 están
precedidos por un contexto que presenta el paso de Juan a Jesús (cf. Jn 1,29-
31.32-34):
29. Al día siguiente, viendo a Jesús que se le acercaba, exclamó: “Éste es el cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. 30. Éste es de quien yo dije ‘Detrás de mí viene un
hombre que se me ha puesto delante, porque existía antes que yo’. 31. Tampoco yo lo
conocía, pero si yo he venido a bautizar con agua es para él que se manifieste a Israel.”
32. Juan dio este testimonio, además: “He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma
y posarse sobre él. 33. Tampoco yo lo conocía, fue el que me envió a bautizar con agua
quien me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y se posa, ése es el que bautiza
con Espíritu Santo.’ 34. Pues yo ya lo he visto, y doy testimonio de que este es el hijo de
Dios”.

Este contexto está introducido por un estribillo que se repite tres veces (cf. Jn
1,29.35. 43) y mantiene unidos entre sí los textos: al día siguiente. Veámoslo con
sus tres introducciones:
Vocación + Vocación Vocación + Vocación
1,29: al día siguiente 1,35: al día siguiente 1,43: al día siguiente
+ Contexto + Andrés y otro + Simón + Felipe + Natanael

123
Cf. Jn 1,37.38.40.43; 6,2; 8,12; 10,4.5.27; 11,31; 12,26; 13,36.37; 18,15; 20,6.18; 21,19.20.
22. Mc 18 / Mt 25 / Lc 17 / Jn 18.
124
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
77

El primer estribillo separa la narración del testimonio de Juan el Testigo (cf. Jn


1,19-23.24-28) y la narración que constituye el contexto que describe el paso de
Juan a Jesús (cf. Jn 1,29-34). La figura que sobresale es la de Juan el testigo quien
presenta a Jesús con un título inicial (cf. Jn 1,29b): “Este es el cordero de Dios, el
que quita el pecado del mundo”, y uno al final (cf. Jn 1,34b). “Pues yo ya lo he
visto y doy testimonio de que éste es el “hijo de Dios”. Los dos títulos presentan el
programa de la vida de Jesús: el cordero de Dios (cfr. Ex 12,46) ubica la vida y la
misión de Jesús en un contexto de Pascua; el hijo de Dios (cfr. Zac 12,10) hace
referencia a la muerte del hijo único. Ambos textos presentan a Jesús, el justo
perseguido y muerto, salvado y glorificado por Dios.125

II. Podemos agrupar los textos de las llamadas en Juan en dos unidades
simétricas, seguidas por un versículo conclusivo:
*El encuentro con Jesús de los primeros discípulos en Judea (cf. Jn 1,35-40 +
41-42): los dos primeros discípulos son llamados directamente por Jesús; Simón es
confirmado por él mismo.
*El encuentro con Jesús de los primeros discípulos en Galilea (cf. Jn 1,43-
44+45-50): Felipe es llamado directamente por Jesús; Natanael es confirmado por
Jesús.
*El versículo conclusivo se refiere a todos los discípulos (cf. Jn 1,51).

a. Veamos, el encuentro de Jesús con los primeros discípulos (1,35-40):


35. Al día siguiente estaba allí Juan, otra vez con dos discípulos 36. y, fijando la vista en
Jesús que pasaba dijo: “¡Este es el cordero de Dios!” 37. Al oír estas palabras, los dos
discípulos siguieron a Jesús. 38. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó:
“¿Qué buscan?” Le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?” 39. Les
dijo: “¡Vengan (elocutivo directivo) y lo verán!” (elocutivo comisivo). Lo acompañaron,
vieron dónde vivía y aquel mismo día empezaron a vivir con él. Serían las cuatro de la
tarde. 40. Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús era Andrés, hermano de
Simón Pedro”.

1. Los elementos sobresalientes de la 1ª narración son:


- escuchar el testimonio (vv. 37.40)
- seguir a Jesús (vv. 37.38.40)
- buscar (v. 38)
- habitar / estar con / vivir (vv. 38.39c.d)
- ver (vv. 39b.c)
- títulos cristológicos: cordero de Dios (v. 35)

125
Cf. Ap. 1,7.
78

La llamada de Jesús es propiciada por la intervención de Juan, el personaje


estático, que la prepara “¡Ése es el cordero de Dios!” retomando el título de 1,29.
Gracias a la mirada penetrante y al testimonio profético, los dos discípulos dejan al
maestro y siguen a Jesús quien se presenta en movimiento. Las palabras de Juan
constituyen la contraseña y la síntesis de su testimonio acerca de Jesús que
convencen a sus discípulos.126
I. Jesús inicia su primer contacto con los dos discípulos con una pregunta que
revela en seguida su autoridad, pues encierra un elocutivo directivo “¿Qué
buscan?” (cf. Jn 1,38) Esto induce a los dos seguidores a precisar sus intenciones.
El participio presente los siguientes (los que lo seguían) indica que la situación de
seguimiento se prolongará.
Esta frase, colocada al comienzo del evangelio hace inclusión con la frase
dirigida por Jesús a los esbirros de los Sumos Sacerdotes en Getsemaní (cf. Jn
18,4.7); “¿A quién buscan?” y con la frase dirigida a Magdalena en 20,15: “¿A
quién buscas?” Todos los personajes del Evangelio buscan a Jesús, pero con
distintas intenciones.127
También el lector que inicia la reflexión sobre el Evangelio, y supuestamente va
a ser discípulo, es invitado a preguntarse ¿Qué busco? y ver qué es lo que lo mueve
en la búsqueda de Jesús.
II. La respuesta de los dos discípulos es precisa. Ellos aclaran que aceptan a
Jesús como maestro. Como tal no contestan a su pregunta inicial sino que, según el
estilo rabínico, hacen a su vez otra pregunta (cf. Jn 1,38) “Rabí, que se traduce
maestro, ¿dónde vives?”128 En vez del verbo más específico habitar, se ha
utilizado el verbo más genérico vivir, por ser este verbo muy común en este texto
(tres veces) y característico del vocabulario del IVº Evangelio.129
III. Jesús responde a la pregunta de los discípulos invitándolos a hacer una
experiencia. Es la llamada al seguimiento formulada por un elocutivo directivo (cf.

126
Sólo en este texto Juan afirma que dos discípulos del Bautista pasaron a ser discípulos de
Jesús.
127
El verbo buscar (zhtein) tiene en Juan un uso más frecuente que en los demás evangelistas
(Mc 10 / Mt 14 / Lc 25 / Jn 34) y al igual que en los demás presenta distintas manifestaciones
anímicas en relación a Jesús: buscado por los enemigos para matarlo (cf. Jn 5,18; 7,1.11.9.20.25.
34.36; 8,21.37.40; 11,8) o ponerlo preso (cf. Jn 7,30; 10,39), buscado por incrédulos (cf. Jn 11,
56; 13,33), buscado por la gente interesada que había comido (cf. Jn 6,24.26), buscado por los
discípulos (cf. Jn 1,39; 20,15). Cf. VIGNOLO R., Cercare Gesú: CILIA L. (ed.), Marco e il suo
vangelo (Milano 1997) pp. 77-114.
128
Para lectores no judíos Juan traduce el término hebreo en término griego.
129
Cf. Mc 2 / Mt 3 / Lc 7 / Jn 40.
79

Jn 1,39): “Vengan”, seguido por una promesa a través de un elocutivo comisivo “y


verán”.130
IV. La reacción de los dos discípulos es descrita en forma narrativa con dos
verbos correspondientes a los elocutivos anteriores: fueron y vieron (cfr. Jn
1,39).131
La narración es sobria. No se describe el lugar donde Jesús habita, ni qué han
hecho aquella tarde él y los dos seguidores. Lo que cuenta para el evangelista es el
encuentro entre Jesús y sus primeros discípulos. La parquedad del lenguaje
narrativo choca con la abundancia frecuente del lenguaje interlocutorio típico de
los diálogos del evangelio: los dos discípulos escuchan, siguen, van, ven y se
quedan “junto con él”. Todo se efectúa al ritmo de esos verbos. Todo lo que hacen
está orientado por el elocutivo directivo vengan y el elocutivo comisivo verán. Es
una experiencia cuyo contenido es solamente indicado. Tan sólo hay un preciso
recuerdo temporal (cf. Jn 1,39): “Eran alrededor de las cuatro de la tarde”.
Por otra parte, siendo Jesús luz de la humanidad y del mundo, es natural que Jn
describa los momentos importantes de esa revelación.132
2. Del encuentro de los dos primeros discípulos se desarrolla una reacción en
cadena que lleva a la conformación de un grupo de seguidores (cfr. Jn 1,41-42.43-
46.47-50).
¿Quiénes son estos dos? Uno es Andrés, hermano de Simón Pedro (cfr. Jn 1,40).
El otro es desconocido. De él no se dice nada.133 Estos dos primeros discípulos eran
ya discípulos de Juan el Testigo al que dejan por seguir a Jesús.
El texto narra un acontecimiento histórico. Algunos teólogos piensan que, más
allá del hecho histórico, el evangelista ha querido proponer una enseñanza, cuyo
alcance es universal. La escena puede tener un sentido simbólico. En filigrana se
perfila el modelo de toda vocación a ser discípulos de Cristo. Sobre este punto
están de acuerdo exegetas tan diferentes como el P. Lagrange M. J. o.p., fundador
de la Escuela Bíblica de Jerusalén, y Rudolf Bultmann, representante máximo de
la Escuela Liberal Alemana.

130
Esta llamada tiene sus correspondientes en los Sinópticos (cf. Mc 1,17.20; Mt 4,19.21; Lc
5,10). La forma del imperativo aoristo vengan y verán no cambia el sentido presente de la orden.
Cf. FANNING B., Verbal Aspect in New Testament Greek (Oxford 1990) pp. 344s.
131
También la respuesta tiene sus correspondientes en los Sinópticos (cf. Mc 1,18.20; Mt 4,20.22;
Lc 5,11).
132
Respecto a la luz Jn usa este término mucho más a menudo que los Sinópticos (cf. Mc 1 / Mt 7
/ Lc 77 / Jn 23. En Jn el término dice casi exclusivamente referencia a Jesús (Cf. Jn 1,4.5.7.8. 9;
3,19.20.21; 5,35; 8,12; 9,5; [11,9.10]; 12,35.36.46.
133
La tradición lo presenta como el discípulo que Jesús amaba, como se afirma en 21,20;
discípulo que no es designado nunca con su nombre en el IVº Evangelio. Alguien piensa en el
mismo evangelista Juan, hipótesis no inverosímil pero hoy en día evaluada diversamente.
80

3. Podemos agrupar los hechos esenciales de la siguiente manera:


I. Andrés y su desconocido compañero escucharon el testimonio de Juan el
Testigo mientras Jesús estaba pasando: “Ese es el cordero de Dios”, alusión al
Siervo de Jahwéh hecha por Is 57,3. Su fe nace del testimonio dado por Juan y
consignado en los textos autorizados. El otro discípulo permanece desconocido,
como muchos otros discípulos del IVº evangelio.
II. A raíz de las palabras del maestro se produce el abandono de Juan el Testigo.
Para seguir a Jesús, hay que dejar los demás maestros. Se inicia el seguimiento de
Jesús. Seguir significa, en el IVº Evangelio, como en los Sinópticos, hacerse
discípulo.
III. La pregunta de Jesús: “¿Qué buscan?” constituye la primera palabra que él
pronuncia en el IVº Evangelio. Si los discípulos no hubieran buscado algo que les
hubiese hecho falta, no se habrían encontrado nunca con Jesús. Su persona
satisface las esperanzas de esos hombres. En su encuentro de fe con Jesús, los
discípulos toman conciencia de lo que están buscando, sin que antes, tal vez, lo
supiesen con exactitud.
Según el P. Lagrange M. J. esta pregunta está dirigida a todos los lectores del
Evangelio, y requiere una respuesta de parte de cada uno.
IV. Los discípulos de Juan se dirigen a Jesús llamándolo rabbi y le preguntan
dónde vive. La pregunta tiene un sentido teológico muy rico y se refiere a la
Persona de Cristo y su Misterio. Jesús ha venido al mundo para revelar a los
hombres dónde vive, el seno del Padre (cfr. Jn 1,18) y para llevárselos consigo:
“donde yo estoy allí estará también mi servidor “(cf. Jn 14,3; 17,24; 12,26:);
V. La invitación dirigida a los dos discípulos es muy concreta: “¡Vengan y
verán! (cf. Jn 1,39). La palabra ver es un término común del IVº Evangelista.134 El
ver posee diferentes estratos de profundidad: puede significar una simple
percepción, una observación atenta y escrutadora del objeto, una comunión total de
la persona con el objeto visto. Designa por lo tanto una contemplación penetrante e
intuitiva de la mirada espiritual, mediante la cual se alcanza el objeto en su realidad
más profunda, en su misterio, más allá de las apariencias externas. El Evangelio de
Juan presenta una especial pedagogía del ver y se vuelve una escuela de
contemplación de la persona histórica de Jesús. Esta es la experiencia que el lector
implícito es invitado a hacer, dejándose acompañar por el evangelista para
descubrir la persona de Jesús de Nazaret.

En sus diferentes formas: ver (17), mirar (31), observar (6), detectar (24) es uno de los
134

verbos más utilizados en el Evangelio de Juan.


81

Haber ido y haber visto dónde vivía y haberse quedado con Jesús, en su casa, es
el primer paso dado por ellos. El descubrimiento del misterio de Cristo, a través del
gradual conocimiento, no se coloca en un plano puramente intelectual, sino que
lleva a la vida de comunión con el Hijo de Dios, la cual consiste en vivir con él.
Llegar adonde está Jesús y ver donde vive, para vivir con él son expresiones que
describen la experiencia de un Itinerario de fe propuesto a todos los creyentes.
Juan profundiza la temática del seguimiento, interiorizándola, presentándola en una
perspectiva de íntima relación con el Señor.
VI. La esencia de la vocación del discípulo, según este texto que acabamos de
analizar en el Evangelio de Jn y que se aplica a todos los creyentes, consiste en
abandonar a cualquier otro maestro para ir detrás de Jesús. Lo siguieron en una
búsqueda de fe, que se volvió cada vez más transparente y, finalmente se
concretizó en vivir con él.135 Los aoristos indican el hecho de seguir y permanecer
en comunión con Jesús.136

b. La segunda narración (cf. Jn 1,41-42) presenta en forma sucinta la vocación


de Simón Pedro:
41. El primero que se encuentra (Andrés) fue a su propio hermano Simón y le dijo:
“Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).” 42. Y lo condujo a Jesús. Jesús se
le quedó mirando y le dijo: “Tú eres Simón el hijo de Juan (elocutivo representativo); tú
te llamarás Cefas’ (elocutivo comisivo), que significa Piedra”.

1. Los elementos sobresalientes de la narración son:


- encontrar (v. 41a.b)
- Títulos cristológicos: Mesías – Cristo (v. 41c.d).
- conducir (v. 42a)
- mirar (v. 42b)
- llamar (v. 42c)
El encuentro de Simón con Jesús es propiciado por la intervención de Andrés su
hermano encuentra y dice. Andrés no puede callar el descubrimiento del día
anterior y lleno de alegría comunica la Buena Noticia a su hermano y le grita:
Hemos encontrado al Mesías. El rol de Andrés en este texto es igual al rol de Juan
el Testigo en el texto anterior (cf. Jn 1,35).
El término hebreo xyv.m transliterado al griego como Messiav se encuentra
solamente tres veces en el Evangelio de Juan (1,41 en boca de Andrés; 4,25 en

Cf. FANNING B., Aspect 88.172.257s.


135

136
Sin embargo, la combinación en el texto (cf. Jn 1,35-40) de verbos en tiempo presente y
pasado no se debe tomar en forma pragmática en Jn. Cf. PORTER S., Verbal Aspect in the Greek
of the New Testament, with Reference to Tense and Mood (New York 1993) pp. 78.193;
FANNING B., Aspect p. 308.
82

boca de la Samaritana; 20,31 en la pluma del evangelista). En la primera citación


1,41 el evangelista hace la traducción griega cristov.
2. El evangelio presenta a Pedro con el nombre de Simón solamente en 1,42. Las
3 veces que Jesús dirige la palabra a Pedro especifica su patronímico: Simón hijo
de Juan.137 Las 17 veces que el evangelista se refiere a Simón, lo llama con el
apodo que Jesús le dio Cefas,138 que traducido es: Simón Pedro.139 A estas se
añaden las 16 veces que el evangelista coloca solamente el apodo Pedro.140
El encuentro directo de Simón con Jesús marca un cambio radical en su vida.
Jesús al cambiarle el nombre, que solamente el padre imponía al hijo en la
circuncisión, ejerce sobre Simón el derecho divino que Dios ejercía sobre los
profetas, cambiándoles el nombre, y adquiere sobre él el derecho reservado al
padre natural de admitir a su hijo en su familia. La palabra de Jesús es para Simón
un acto creativo que constituye una nueva realidad.
El nuevo nombre de Cefas dado por Jesús a Simón es muy apropiado al rol
primacial de Pedro en el Evangelio de Juan.141
Pedro en la escena que estamos examinando no dice ni hace nada. La iniciativa
la toma Jesús. Con el verbo mirar que es más preciso que el simple ver, Juan
afirma que Jesús le dirigió una mirada profunda,142 una mirada que penetró en el
misterio del ser, lo escogió y lo hizo pasar de la vinculación sanguínea de la familia
de Juan, su padre, a su familia divina de Mesías, preparándolo así para su proyecto
mesiánico.

c. La tercera narración (cf. Jn 1,43-44) presenta en forma breve la llamada de


Felipe:
43. Al día siguiente decidió Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dijo: “Sígueme”
(elocutivo directivo). 44. Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y Pedro.

1. Los elementos sobresalientes de la narración son:


- encontrar (1,43b)
- seguir (1,43d)
Esta es la única llamada de Jesús no propiciada por ningún intermediario.

137
Cf. Jn 1,42b; 21,15b.16.
138
Es el mismo apodo que Pablo da a Pedro en 1 Cor 1,12; 15,5; Gal 2,11.
139
Cf. Jn 1,40; 6,8.68; 13,6.9.24.36; 18,10.15.25; 20,2.6; 21,2.3.7.11.15.
140
Cf. Jn 1,42.44; 13,8.37; 18,11.16.bis.17.26.27; 20,3.4; 21,3.17.20.21.
141
Cf. Jn 6,68-69; 13,6-9.24; 20,1-9; 21,3.7.11.15-19.
142
La misma mirada que Jesús dirige a los discípulos en los Sinópticos (cf. Mc 1,16.19; Mt
4,18.21; Lc 5,2).
83

En el texto la iniciativa es exclusivamente de Jesús quien había tomado la


decisión de dirigirse hacia Galilea.143
El verbo encontrar relaciona el texto actual con el anterior (cfr. Jn 1,41a.c), pero
el sujeto cambia: no es Andrés, sino Jesús.
El verbo seguir ha estado presente tres veces en 1,37.38.40 siempre en un
contexto narrativo. En boca de Jesús esta invitación sígueme está presente
solamente otra vez (inclusión) dirigida a Pedro en 21,19.
En el v. 44 el evangelista presenta rápidamente a Felipe como originario de
Betsaida, el pueblo de Andrés y Pedro. Posteriormente Andrés y Felipe están
asociados en la narración de la multiplicación de los panes en Cafarnaúm (cf. Jn
6,5.7.8) y con ocasión de la solicitud de los griegos de ver a Jesús en Jerusalén (cf.
Jn 12,20.22). También en este último caso el evangelista recuerda que Felipe era de
Betsaida de Galilea.144
d. La cuarta narración (Jn 1,45-50) es la más larga de todas y es la que tiene
también un resalte excepcional.
45 Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Oye, aquel de quien escribió Moisés en la ley
y también los Profetas lo hemos encontrado: es Jesús, hijo de José, el de Nazaret.” 46.
Natanael le replicó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe le contestó: “¡Ven
(elocutivo directivo) y lo verás!” (elocutivo comisivo). 47. Jesús vio venir a Natanael y
comentó: “¡Ahí tienen a un israelita de veras, a un hombre sin falsedad!” (elocutivo
representativo). 48. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le contestó: “Te
vi antes de que te llamara Felipe, cuando estabas descansando bajo la higuera”. 49.
Natanael le respondió: “Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. 50. Jesús
le dijo: “¿Es porque te he dicho que te vi descansando debajo de la higuera por lo que
crees? Pues, cosas más grandes verás.” 51. Y añadió: “En verdad en verdad os lo aseguro
que verán (elocutivo comisivo) el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el
hijo del hombre”.

1. Los elementos sobresalientes de la narración son:


- encontrar (1,45a.c)
- Títulos cristológicos: hijo de José (1,45d), maestro (1,49a), hijo de Dios (1,49b), rey de
Israel (1,49c), hijo de hombre (1,51b)
- venir (1,46c.47a)
- ver (1,46d.47a.c.48e.50d.f.51c)
- conocer (1,48b)
- creer (1,50d)

143
Galilea es presentada en el Evangelio de Juan como la tierra de la misión de Jesús a la cual se
dirige a menudo (cf. Jn 1,43; 2,1.11; 4,3.43.45.46.47; 6,1; 7,1.9.41.52.bis) y la tierra de origen de
algunos discípulos (cf. Jn 12,21: Felipe; 21,2: Natanael).
144
El nombre Betsaida significa “casa de la pesca”. La ciudad estaba ubicada a 2 km al este de la
desembocadura del Jordán en el Lago de Galilea, en territorio de Galaunítides. Betsaida era la
patria de Andrés y de Pedro.
84

La llamada de Natanael es propiciada por la actuación de Felipe (cf. Jn 1,45), de


la misma manera que la llamada de Simón había sido propiciada por la
intervención de Andrés (cf. Jn 1,41). El esquema comunicacional en los dos textos
es igual: ambos están regidos por los elocutivos representativos que describen una
afirmación importante:

Andrés encuentra a Simón y le dice: hemos encontrado al Mesías (1,41);


Felipe encuentra a Natanael y le dice: hemos encontrado a aquel del que escribieron Moisés y los profetas (1,45).

I. La profesión de fe de Felipe encuentra a Natanael un poco escéptico. El plural


hemos encontrado hace que Andrés, en nombre de su compañero desconocido,
comunique una experiencia comunitaria a Simón, y luego que el grupo de los
discípulos a través de Felipe comunique la misma experiencia a Natanael.
II. Felipe identifica al Mesías como el hijo de José de Nazaret. El origen
humano de Jesús y su proveniencia de la aldea de Nazaret no están a favor de su
mesianidad.145 La reacción inmediata y espontánea de Natanael subraya esta
situación paradójica.
III. La respuesta de Felipe: ven y verás (cf. Jn 1,46d) retoma la invitación de
Jesús dirigida a los dos primeros discípulos: vengan y verán (cf. Jn 1,39b). En ella
el elocutivo directivo se acompaña con el elocutivo comisivo que asegura un
desemboque positivo de la experiencia de fe. Juan nos quiere decir que el
encuentro con Jesús es una vez más determinante. Natanael inicia así el camino
hacia Jesús se encaminó hacia él que desembocará en su fe en él.
2. La contextualización del encuentro de Natanael con Jesús: “Jesús vio a
Natanael que venía hacia él y comentó de él” corresponde a la contextualización
del encuentro de Juan el Testigo con Jesús (cf. Jn 1,29): [Juan] vio a Jesús que
venía hacia él y exclamó”. También las palabras que Jesús dirige a Natanael que va
a su encuentro: “Ahí está un israelita de veras en el cual no hay falsedad” (cf. Jn
1,47)146 tienen su paralelo en las palabras pronunciadas por Juan ante Jesús: “Ahí
está el cordero de Dios” y constituyen el intento de parte del personaje que está en
la escena de presentar al nuevo actor.
De esta manera se concluye la descripción del primer grupo de discípulos
nombrados por el evangelista: Andrés (nombre griego) y el discípulo desconocido,
Simón (hermano de Andrés y con nombre judío), Felipe (amigo de Andrés, con

Afirmaciones semejantes se encuentran en el Evangelio: Jn 1,45; 6,42; 7,41-42.


145

Al contrario de Israel (Jacob) que se adueñó con engaño de la bendición de Dios (cf. Gn
146

27,35), Natanael es el representante de aquellos creyentes, hijos de Israel, que adhieren a Jesús y
participan de la bendición dada a los padres.
85

nombre griego) y Natanael (amigo de Felipe, con nombre judío). La combinación


del grupo es variada.147 Los pueblos de estos primeros discípulos son Betsaida,
patria de Andrés, Simón y Felipe y Caná de Galilea, patria de Natanael.
3. El diálogo que se establece entre Jesús y Natanael (cf. Jn 1,48-50) pone en
evidencia el itinerario de fe del discípulo a través de tres verbos: ver (cf. Jn 1,48d.
50c.e), conocer (cf. Jn 1,48b) y creer (cf. Jn 1,50d).
I. Natanael ha sido conducido adonde Jesús por Felipe, quien le dijo: “¡Ven y
verás!”. Jesús, que lo ve venir hacia él, le revela su verdadera identidad espiritual:
“Ahí está un israelita de veras en el cual no hay falsedad” (cf. Jn 1,47). La
respuesta de Natanael: “¿De dónde me conoces?” (cf. Jn 1,48a.b) ofrece a Jesús la
ocasión para revelar su identidad: “Antes que Felipe te llamara te vi mientras
descasabas debajo de la higuera” (cf. Jn 1,48d). El verbo ver tiene aquí una
característica profética y al mismo tiempo recuerda la iniciativa de Jesús en las
llamadas al discipulado que narran los Sinópticos (Mc 1,16 vio; 1,19 vio; Mt 4,18
vio; 4,21 vio; Lc 5,2 vio).
II. “Estar debajo de la higuera” como “estar debajo de la vid” indica en el A. T.
la vida tranquila transcurrida en la intimidad de la propia casa (cfr. 1 Re 4,25; Mi
4,4; Zac 3,10). El Talmud afirma que los sabios rabinos solían sentarse debajo de
un árbol para estudiar las escrituras y enseñarlas a sus discípulos. Natanael parece
un intelectual serio, un investigador honesto.
III. La mirada profunda de Jesús sacude a Natanael que hace una solemne
profesión de fe mesiánica (1,49): “Maestro, tu eres el Hijo de Dios, tu eres el Rey
de Israel”. Felipe le había anunciado el encuentro con el “Hijo de José de
Nazaret”. Inicialmente esta afirmación había suscitado una reacción de
incredulidad de parte de Natanael. Ahora él mismo reacciona más fuertemente
proclamando que Jesús es “Hijo de Dios”.148 En la proclamación de fe de Natanael
el acento de su afirmación cae sobre el segundo título “Tú eres el Rey de Israel”.
El término Israel, israelita tiene en Jn sentido positivo.149
147
Otros discípulos aparecen en el transcurso de la narración: Judas Iscariote (cf. Jn 6,71; 12,4;
13,2. 6.29; 18,2.3.5); Tomás el Mellizo (cf. Jn 11,16; 14,5; 20,24.26.27.28; 21,2); Judas no el
Iscariote (cf. Jn 14,22); los Hijos de Zebedeo (cf. Jn 21,2) y otros dos (cf. Jn 21,2).
148
El título mesiánico hijo de Dios aparece en Juan 10 veces (cf. 1,34.49; 3,18; 5,25; 9,35; 10,36;
11,4. 27; 19,7; 20,31) y normalmente tiene un sentido más fuerte que el sentido mesiánico de la
tradición veterotestamentaria (cf. 2 Sam 7,14; Sal 2,6-7; 89,27). En dos casos el título mesiánico
hijo de Dios acompaña otro título el Cristo (Jn 11,27; 20,31).
149
Cf. Judíos: 1,19; 2,6.13.18.20; 3,1; 4,9.22; 5,1.10.15.16.18; 6,4.41.52; 7,1.2.11.13; 15.35;
8,22.31. 48.52.57; 9,18.22; 10,19.24.31.33; 11,8.19.31.33.36.45.54.55; 12,9.11; 13,33; 18,12.14.
20.31. 33.36. 38.39; 19,3.7.12.14.19.20.21.31.38.40.42; 20,19; Israelita (1,47); Israel (1,31.49;
3,10; 12,13).
86

Jesús no rechaza la proclamación de Natanael, 150 pero le anuncia una nueva fase
en el descubrimiento de su identidad: “¡Verás (elocutivo comisivo) cosas mayores
que estas”. Esta expresión encuentra su explicación en Jn 5,20 que se refiere a
Jesús “Lo que el Padre haga, eso lo hace también el Hijo, porque el Padre quiere
a su Hijo y le enseña todo lo que él hace. Y todavía le enseñará (elocutivo
comisivo) cosas mayores que estas, para vuestro asombro” y en Jn 14,12 que se
refiere a los discípulos “Sí, os lo aseguro, quien cree en mí hará obras como las
mías y aún mayores”. Estas promesas en el lenguaje joánico hacen referencia a la
realidad escatológica inaugurada por el Mesías que se realizará en el futuro.
4. Ya al final del texto el evangelista añade un logion dirigido a Natanael, pero
que se refiere a todos los discípulos y a los destinatarios del evangelio (1, 51):
Y añadió: “En verdad en verdad os digo: veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el hijo del hombre”.
La expresión hebrea rma yna nma nma = en verdad en verdad te (les) digo,
típica de Juan151 introduce un logion de Jesús afirmando previamente su autoridad.
El logion de Jesús, que cierra las narraciones de la vocación de los discípulos en
Jn (cf. 1,35-40.41-42.43-44.45-50), a través del elocutivo comisivo verán, anuncia
la visión de dos realidades conectadas entre sí: “el cielo abierto” y “los ángeles de
Dios que suben y bajan sobre el hijo del hombre”.
a. El cielo, según la tradición bíblica, representa el lugar inaccesible donde se
encuentra Dios. De él llegan la revelación y los dones salvíficos (cf. Jn 3,13.27.31;
6,33.38.41.50.51). La imagen del cielo abierto indica en la literatura profética y
apocalíptica la manifestación de Dios y el don de su revelación (cf. Is 63,15; Ez
1,1; Ap 4,1; 19,11).
b. Esta está reforzada por la imagen de los ángeles que constituyen el puente de
unión entre Dios y los hombres.
Las dos imágenes unidas se encuentran en el sueño de Jacob en Betel (cf. Gn
28,12): “Jacob tuvo un sueño: una escalera que arrancaba del suelo y tocaba el
cielo con la cima. Ángeles de Dios subían y bajaban por la misma”. En el texto
joánico en lugar de la escalera está el hijo del hombre. La expresión hebrea vna,,,.
rb (bar nashá) = hijo de hombre (= ser humano), propia de Dn 7,13, es traducida al
griego o uiov tou anqrwpou y se halla presente 13 veces en el evangelio, 12 de las

150
Mientras rechaza la proclamación de la gente luego de la multiplicación de los panes (cf. Jn
6,14-15).
151
Esta expresión recoge tres modalidades en el evangelio de Juan: 20 veces: “En verdad en
verdad os digo”: 1,51; 5,19.24.25; 6,26.32.47.53; 8,34.51.58; 10,1.7; 12,24; 13,16. 20.21; 14,12;
16,20.23. 1 vez “En verdad en verdad te digo”: 3,3. 4 veces: “En verdad en verdad”: 3,5.11;
13,38; 21,18.
87

cuales en boca de Jesús.152 El sentido del logion de Jesús puede ser este: la plena y
definitiva revelación de Dios se tendrá en el hijo del hombre, el Mesías histórico
glorificado y entronizado en el cielo, adonde suben y de donde bajan los ángeles de
Dios.
Este logion por una parte cierra la revelación de Jesús a sus discípulos y abre la
serie de manifestaciones del hijo del hombre que van desde Caná (cf. Jn 2,11) hasta
Betania (cf. Jn 11,40). Natanael y los demás discípulos en el seguimiento de Jesús
tendrán la experiencia de las manifestaciones del hijo del hombre.
5. Hacemos notar que, en este primer capítulo de Juan, dedicado a la
presentación de las llamadas de los primeros discípulos, hay una serie de
elementos históricos y simbólicos que revelan que el encuentro de los discípulos
con Jesús se realiza siempre a través de un intermediario, de alguien que ya cree en
Jesús y da testimonio de él. Andrés y su desconocido compañero escuchan a Juan
el Testigo hablando de Jesús; Simón Pedro es conducido a Jesús por su hermano
Andrés, quien le dice: “Hemos encontrado al Mesías”; Natanael es llevado a Jesús
por Felipe, que le dice: “Hemos encontrado aquel del cual han escrito Moisés en
la Ley y los Profetas”. Felipe mismo, probablemente ha sido llevado a Jesús por
Andrés y Simón Pedro, pues el texto precisa, a propósito de su encuentro con
Jesús, que Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y Pedro (cfr. Jn 1,43-44).
La llamada se produce en la vida diaria aún, siendo una iniciativa de Dios. Una
red compleja de relaciones humanas puede conducir al surgir de una vocación: el
trabajo, el parentesco, la ciudadanía, la amistad. Sin embargo, la iniciativa es
siempre de Dios: la llamada, la mirada profunda, la orden a seguir, el misterioso
conocimiento de la vida personal. Estos signos prolongan en lo ordinario de la vida
humana el misterio que se encuentra en Jesús mismo: hombre y Dios.
Rudolf Bultmann habla de una cadena de testimonios, que provocan el
encuentro con Jesús y condicionan el nacimiento de la fe. La entrada de un hombre
en la comunidad de los discípulos de Jesús sirve en el evangelio como modelo para
la adhesión a la comunidad cristiana pospascual. Como han hecho los primeros
discípulos, del mismo modo actúan los llamados, que viven después del
acontecimiento pascual: entran en comunión con el Señor glorificado, aceptando el
testimonio proveniente de aquellos que ya creen. La aceptación de este testimonio
conduce a Jesús.
Sin embargo, esto no se puede reducir solamente a una experiencia simbólica,
como pretende Bultmann. Surge así un problema histórico con las narraciones de
vocación entre Juan y los Sinópticos. Juan nos ofrece la narración de la
vocación de los primeros discípulos en Judea, cerca del Jordán y posteriormente en

152
Cf. 1,51; 3,13.14; 5,27; 6,27.53.62; 8,28; 9,35; 12,23.34.bis; 13,31.
88

Galilea. Los Sinópticos presentan la narración de la vocación de los primeros


discípulos exclusivamente a orillas del Lago de Tiberíades.
Para los evangelistas el hecho decisivo que impulsa una persona a iniciar el
camino del discipulado, es la presencia de Jesús que invita directamente o
indirectamente al seguimiento. En la Última Cena Jn subraya un logion de Jesús:
“No me habéis escogido vosotros a mí, soy yo quien os he escogido” (cf. Jn 15,16).
El discipulado es un don que viene de lejos y que puede tener varias mediaciones.
El hecho de que el discípulo se haya puesto libremente en camino para llegar hasta
Jesús, para seguirlo, para adherir a él, es sin embargo obra del Padre: “Nadie puede
venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado” (cf. Jn 6,44); “Nadie puede
venir a mí, si el Padre mío no se lo concede” (cf. Jn 6, 65).

Capítulo 2º
Significado y principales aspectos
del seguimiento de Jesús.

I. El contexto general del Evangelio de Juan muestra con más claridad que el
Seguimiento de Jesús no es tan solo un compromiso al servicio de la Misión, como
aparece claramente en los Sinópticos (cfr. Mc 1,17; Mt 4,19) sino un camino hacia
el descubrimiento progresivo del Misterio de Cristo.
1. La fe constituye el fundamento del estado de discípulo. De aquí la
importancia de las confesiones de fe por parte de los discípulos: “Hemos
encontrado al Mesías” (cf. Jn 1,41); “Hemos encontrado aquel del cual han
escrito Moisés en la Ley y los Profetas” (cf. Jn 1,45). Las objeciones de Natanael, a
propósito de un Mesías originario de Nazaret, un pueblito que no gozaba de
ninguna fama, muestran la idea que él tenía de Jesús previamente a su encuentro
con él (cf. Jn 1,46): “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” que no le impiden
luego confesar con entusiasmo su fe (1,49): “Rabí, tú eres el Hijo de Dios y tú eres
el Rey de Israel”.
2. La fe además es una realidad que decide en último término acerca de un
seguimiento permanente tras de Jesús. Jn es el único de los Evangelios que habla
de la defección de muchos discípulos por falta de fe. Juan concluye el Discurso del
Pan de vida Juan con estas palabras (cf. Jn 6,66): “Desde entonces muchos
discípulos se echaron atrás y no volvieron más con él”. Pero Jesús no se
sorprendió, porque “sabía desde el principio quiénes eran los que no creían (cf. Jn
6,64)”. Sin embargo, viendo el número creciente de discípulos que lo
89

abandonaban, Jesús puso a los que no se habían alejado todavía de él frente a la


disyuntiva de creer y seguirlo o dejar su compañía (cf. Jn 6,67): “¿También
ustedes quieren irse?” Pedro, en cuanto portavoz de los discípulos fieles, exclamó
(cf. Jn 6,68): “Señor, ¿a quién vamos a acudir?” y añadió (cf. Jn 6,69): “Nosotros
creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
3. La fe que Jn quiere suscitar, no es la simple aceptación intelectual de un
mensaje, sino una adhesión personal que hace que el creyente salga de sí mismo
para entregarse a “Otro”. Así lo sugiere la fórmula joánica creer en, en donde la
preposición en indica un movimiento hacia un objeto o una persona (cf. Jn 3,17-
18): “Dios no ha enviado el Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él; quien cree en él no está condenado”. El que emprende el
camino hacia Jesús quedará salvo.
4. Ante todo la fe es obediencia al Hijo de Dios; Jn 3,36: “Quien cree en el Hijo
tiene la vida eterna; quien no obedece al Hijo no verá la vida”. En este texto creer
y obedecer son equivalentes. Hay además otras expresiones equivalentes a “creer”:
“observar y guardar la Palabra de Jesús” (cf. Jn 8,51; 12,47). “Jesús dijo a
aquellos judíos que habían creído en él: Si permanecen fieles a mi palabra serán
de veras discípulos míos” (cf. Jn 8,31).
5. Sin embargo el seguimiento de Jesús no puede ser interpretado pura y
simplemente como obediencia, pues la obediencia, a menudo, es la simple
sumisión a una voluntad exterior, sin la adhesión del corazón. El seguimiento de
Jesús, por el contrario, se realiza en un clima de amor, expresado con el verbo
amar. Solamente en el Evangelio de Juan, Jesús habla de un amor hacia sí mismo
(cf. Jn 8,42): Les dijo Jesús: “Si Dios fuera vuestro Padre, me querríais, porque he
venido de Dios y estoy aquí”. El discipulado se cumple, ante todo, en el amor. Y
este amor del discípulo hacia el Maestro es la consecuencia del desarrollo y de la
maduración de la verdadera fe en Jesús.

II. Particularmente instructivo a este respecto, es el primer Discurso de Adiós de


Jesús a sus discípulos después de la Última Cena (cfr. Jn 14).
1. La primera parte del Discurso (cf. Jn 14,1-14) trata de la necesidad y del
valor de la fe en Jesús. Por la fe los discípulos reciben la fuerza para superar el
desconcierto y la preocupación causados por la Pasión inminente de Jesús (cf. Jn
14,1): “No esté agitado su corazón; fíense de Dios y fíense de mí”.
2. La segunda parte del Discurso (cf. Jn 14,15-26) trata de la unión de los
discípulos con Jesús. Aquí el amor se sustituye, sin transición aparente, a la fe y a
su vez el amor crea la fe, la comunión. Pero este amor debe ser activo. El
discípulo, que ama a Jesús y vive en unión con él, debe manifestarle su amor
90

observando sus mandamientos: “Si me aman, guardarán mis mandamientos” (cf.


Jn 14,15); “el que acepta mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama”
(cf. Jn 14,21); “si uno me ama, hará caso de mi Palabra, mi Padre lo amará y los
dos nos vendremos con él y viviremos con él” (cf. Jn 14,23).
3. Así, de la comunión de amor con Jesús nace la observancia de sus preceptos.
A veces esta observancia manifiesta la comunión de amor. Esto aparece más
evidente en el Discurso de la vid (cf. Jn 15,4-10): los discípulos deben permanecer
menein en Jesús y en su Amor. 153 Esto significa que los discípulos deben
esmerarse por conservar la comunión de amor con Jesús:
4. “Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto
por sí mismo si no permanece en la vid, así también ustedes si no permanecen
en mí. 5. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en
él este produce mucho fruto, porque sin mí no pueden hacer nada. 6. Si uno no
permanece en mí, es echado fuera como el sarmiento y se secará y los
recogerán y los echarán al fuego y los queman. 7. Si permanecen en mí y mis
palabras permanecen en ustedes pidan lo que quieren y se les dará. 8.... 9.
Como el Padre me ha amado, yo también los he amado: permanezcan en mi
amor. 10. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he
cumplido los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.
En esta comunión de amor con Jesús, los discípulos cesan de ser siervos y son
transformados en amigos (cf. Jn 15,14-15):
“Ustedes son mis amigos; ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su dueño, a ustedes los llamo amigos porque todo aquello que he
escuchado de mi Padre lo doy a conocer a ustedes”.
De esta manera la intimidad con Jesús, el cual revela a sus amigos los secretos
más profundos de Dios, resulta constitutiva del discipulado.
4. A este respecto, el discípulo que Jesús amaba tiene un valor representativo.
En los últimos capítulos del Evangelio de Juan el ideal del verdadero discípulo se
concentra en su persona. No se puede negar la realidad histórica del personaje,
aunque sabemos que él tiene un significado altamente simbólico. En él se halla
perfectamente manifiesta la fuerza de la gracia de la Revelación divina cuando se
encuentra con un corazón humano abierto y disponible.
El discípulo que Jesús amaba encarnó la intimidad afectuosa, la fidelidad y la
perspicacia espiritual del verdadero discípulo. En la Última Cena se encontraba en
la mesa al lado de Jesús, cerca de su corazón (cfr. Jn 13,23.25; 21,20). Durante la
Pasión siguió a Jesús; estuvo a los pies de la Cruz; recibió en herencia la Madre de
153
En el Discurso de la vid (cf. Jn 15,4-10) el verbo permanecer aparece 10 veces.
91

Jesús (cf. Jn 19,26-27); la mañana de Pascua corrió con Simón Pedro hacia el
sepulcro, donde llegó primero y, antes que los demás discípulos, sumergidos en las
dudas, el vio y creyó (cf. Jn 20,3-8) y posteriormente lo identificó (cf. Jn 21,20).
Este discípulo misterioso representa a la comunidad creyente, que, con fe y
amor, adhiere a la persona de Jesús. Para Juan volverse discípulo de Jesús, no es
solamente hacerse alumno, con miras a aprender, memorizar una enseñanza. Es
unirse con todo su ser a la persona del Maestro, establecer una profunda comunión.
Esta adhesión no es desinteresada, pues el amor encuentra en sí mismo su propia
recompensa.
5. Sin embargo, Juan no pierde nunca de vista que el Hijo de Dios ha sido
enviado al mundo para que el mundo se salve por él. Siguiendo a Jesús, el
creyente, el discípulo procede seguro por el camino de la salvación, que consiste
en la supresión del pecado y en el don de la vida. Dirigiéndose a la muchedumbre
de los judíos en el recinto del Templo y, más allá, a todos aquellos que creerán en
él en el transcurso de los siglos, Jesús contestó (cf. Jn 8,12): “Yo soy la luz del
mundo; quien me sigue, no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida”, o sea la luz que conduce a la vida.
El tema de la luz es fundamental en Juan: ella designa la revelación de Dios al
mundo. Las tinieblas, por el contrario, designan la ignorancia de Dios y su rechazo
por parte del mundo: ignorancia y rechazo que conducen al pecado y a la muerte
eterna. Jesús asume la revelación de Dios, iluminando al mundo. Quien lo sigue,
quien se vuelve su discípulo, es libre de la esclavitud de la ignorancia y del pecado,
camina por la vía que lleva a la vida eterna y recoge los frutos de la Salvación, que
por un lado es escatológica y por el otro está presente desde ahora, en este mundo.
6. La alegoría del Buen Pastor (cfr. Jn 10,1-18.26-29) tiene interesantes
complementaciones: el Buen Pastor llama a sus ovejas una por una y las conduce
afuera y, luego de haberlas hecho salir, camina delante de ellas, y ellas lo siguen
(cf. Jn 10,4). A un extraño por el contrario no lo seguirían (cf. Jn 10,5).
El término discípulo no se halla en el texto, pero la imagen de las ovejas que
siguen al Buen Pastor constituye su equivalente. Ellas representan a los elegidos
que el Padre ha dado a su Hijo para que sean sus discípulos (cfr. Jn 10,29).
Esto vale para todo creyente. El seguimiento implica obediencia de parte del
discípulo, o del creyente, a la voz del Pastor e ir tras él por el camino que él indica.
Las ovejas escuchan su voz (cf. Jn 10,3). “Mis ovejas me conocen; como el Padre
me conoce y yo conozco al Padre” (cf. Jn 10,14).
La nota respectiva de la Biblia de Jerusalén observa que en la Sagrada Escritura
el conocimiento deriva, no de un proceso puramente intelectual, sino de una
experiencia que concluye necesariamente en el amor. El fin del seguimiento es la
salvación: la comunicación de la vida: “Yo he venido para que tengan vida y la
92

tengan en abundancia” (cf. Jn 10,10); “Yo les doy vida eterna y no se perderán
jamás, nadie me las arrancará de la mano” (cf. Jn 10,28).
7. Junto con estas características aparece también un aspecto nuevo, que hasta
ahora Jn no había desarrollado, el sacrificio del Señor: “Yo soy el Buen Pastor: el
Buen Pastor da la propia vida por sus ovejas” (cf. Jn 10,11). Aquí las ovejas sacan
provecho de la generosidad del Pastor, el cual da su vida por ellas. Textos
posteriores mostrarán aún más que las ovejas, o sea, los discípulos y todos los
creyentes, deben estar preparados para participaren la suerte y en el destino del
Pastor a quien siguen.

Capítulo 3º
Comunión de vida y de destino
entre Jesús y sus discípulos

Después de su entrada en Jerusalén Jesús anuncia su glorificación a través de la


muerte con una alegoría (cf. Jn 12,23b-24):
23b. “Ha llegado la hora en que se manifieste la gloria del Hijo del hombre. 24. En verdad
en verdad les digo: Si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda infecundo; en cambio
si muere, da fruto abundante”.
Es interesante confrontar esta alegoría con la parábola del sembrador de los
Sinópticos, quien sale a sembrar una semilla que cae en diferentes terrenos (cf. Mc
4,1-9; Mt 13,1-9; Lc 8,4-8). Esta semilla en los Sinópticos es la predicación
evangélica del Reino.
En Juan sin embargo el grano de trigo no es más como en los Sinópticos, una
palabra desprendida de aquel que la pronunció, sino el Mensajero mismo de Dios,
la Palabra eterna del Padre encarnada que cae en tierra y muere para producir
mucho fruto. Sin embargo, como sucede también en los Sinópticos, la revelación
de la necesidad de la Pasión es inmediatamente acompañada, en Jn, por una
invitación general al seguimiento de Jesús. Esta invitación consta de dos logia
sucesivos (cf. Jn 12,25-26):

1. “Quien ama su vida la pierde,


pero quien odia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”.
2. “El que quiera servirme que me siga y donde estoy yo, allí estará también mi servidor:
si alguien me sirve lo amará mi Padre”.
93

a. En el primer logion (cf. Jn 12,25) Juan no habla explícitamente, como hacen


los Sinópticos, de la cruz que hay que llevar detrás de Jesús, pero su doctrina es
semejante. Dice que el seguimiento de Cristo consiste en darlo todo, como ha
hecho Cristo mismo, hasta su propia vida (literalmente: su propia alma en cuanto
principio de la vida).
Esta invitación está unida a la predicción de la Pasión que la ilumina: “El grano
de trigo caído en la tierra”. Seguir a Jesús entonces, es ir detrás de él por el
camino que, a través de la Pasión o la donación total de sí mismo, conduce a la
vida eterna y a la gloria. Seguir a Jesús es estar allá donde se encuentra él, en la
gloria celeste, en la cual él precede a sus discípulos. El seguimiento de Jesús se
vuelve entonces compartir el destino con él.
b. El segundo logion (cf. Jn 12,26) pone un problema acerca de lo que significa
servir y servidor. ¿Por cuál motivo Juan une aquí el término servidor y la
invitación a seguir a Jesús a través del camino de la Pasión?: “El que quiera
servirme que me siga y donde estoy yo, allí estará también mi servidor” Veamos
una posible solución:
I. Una primera respuesta, bastante tradicional, consiste en entender que servir
equivale a ser discípulo: quien quiere ser discípulo de Jesús debe seguirlo por el
camino de la entrega total de sí mismo, y donde estará Él, allí estará también su
discípulo.
Pero muchos teólogos observan que el servicio es un término que en el N.T. ha
tomado un sentido teológico específico: implica la idea de misión apostólica y de
colaboración a la obra de salvación de Cristo. Es en este sentido que San Pablo
habla de su diaconía, o sea, de su ministerio de anunciar el Evangelio. En los
Hechos el servicio o diaconía es sinónimo de ministerio apostólico (cf. Hch
1,17.25; 6,4; 20,24).
Entonces en el logion de Jn 12,26 “El que quiera servirme que me siga, donde
estoy yo estará también mi servidor; si alguien me sirve mi Padre lo amará”,
Cristo diría que quien quiere ser su colaborador en la obra de la Salvación tiene
que seguirlo a través del camino de la Pasión.
II. Este logion puede ser aclarado si lo confrontamos con la afirmación de Jesús,
en la escena del Lavatorio de los pies en la que el Señor dice que su enviado en el
mundo es llamado a compartir la suerte del Maestro (cf. Jn 13,16):
“En verdad en verdad les digo, un criado no puede ser más grande que su señor,
ni un apóstol más grande que aquel que lo ha enviado”.
Todo el contexto alude a la Pasión. Las palabras de este logion de Jn 13,16 no
están dirigidas directamente a los Doce, sino conservadas en forma genérica para
94

todos. De esta manera el término servidor, describe el modo de existir propio de


cada discípulo. Este título de criado revela una realidad profunda de la vocación de
cada cristiano a ser, servidor de Jesús, o sea, su colaborador en la obra de la
Salvación.
Esto no se puede llevar a cabo sin compartir la suerte, el destino del Maestro.
Por este motivo en Jn 15,18-20, como en los Sinópticos, Jesús predice a sus
discípulos sufrimientos, odios y persecuciones de parte del mundo:
“18. Si el mundo los odia, sepan que antes que a ustedes me ha odiado a mí. 19. Si fueran de
este mundo el mundo los hubiera amado como algo suyo, pero yo los he separado del mundo,
por este motivo el mundo los odia. 20. Recuerden la palabra que les digo: Un criado no
puede ser más grande que su dueño: si me han perseguido a mí, los perseguirán también a
ustedes”.

III. Para algunos discípulos, el llamado a seguir a Jesús se concretiza en una


invitación al martirio. ¡Es el caso de Pedro! Durante la última Cena, a Jesús que
habla en modo oscuro de su Pasión y de su inminente partida, Pedro le pregunta:
“Señor, ¿adónde vas?” Jesús le responde: “Adonde yo voy, no puedes seguirme
ahora; me seguirás más tarde” (cf. Jn 13,36). Es como si Jesús dijese: Voy a la
pasión y a la muerte; por de pronto tú no estás en capacidad para acompañarme,
pero un día estarás capacitado entonces lo harás; me seguirás más tarde. Con su
misma impulsividad Pedro replica: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora?
¡Por ti daría la vida!” (cf. Jn 13,37). Si Pedro no puede seguir a Jesús adónde él va
es porque todavía es demasiado débil y presumido, como demostrará su triple
negación, que Jesús anuncia inmediatamente: “¿Tu darás la vida por mí? Pues sí
te aseguro que antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces” (cf. Jn
13,38).
Es cierto, de todos modos, que este don de su vida Pedro lo ofrecerá más tarde,
pero sin saber ni cuándo ni cómo. Después de la Resurrección, en efecto, en su
aparición a orillas del lago de Tiberíades, Jesús le dice a Pedro: “En verdad en
verdad te digo: si de joven te ponías el cinturón para ir a donde querías, cuando
seas viejo extenderás los brazos y será otro el que te ponga un cinturón para
llevarte adonde no quieres” (cf. Jn 21,18).
El Evangelista, que escribe después de la muerte de Pedro, comenta: “Dijo esto
aludiendo a la muerte con que iba a glorificar a Dios” Y añadió: “¡Sígueme!” (cf.
Jn 21,19). Tenemos aquí nuevamente la invitación decisiva con la cual Jesús solía
llamar a su seguimiento a aquellos que él escogía. Aquí Pedro es invitado a seguir
a Jesús en la vía del martirio: “¡extenderás los brazos!” La Tradición afirma que
también Pedro sufrió la crucifixión lo mismo que Jesús.
Este modo de seguirlo fue para Pedro como el sello de su amor hacia Jesús, al
cual, poco antes, por tres veces había confesado en la misma aparición,
95

respondiendo a su pregunta: “Simón hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” (cf.
Jn 21,15), “¡Si Señor, tú sabes que te amo!” (cf. Jn 21,15.16). Jesús le había
confiado el cuidado de la grey: “Apacienta mis corderos” (cf. Jn 21,15) “Apacienta
mis ovejas” (cf. Jn 21,16).
Pero, puesto que en el IVº Evangelio hay siempre un sentido simbólico más
profundo que descubrir, la escena significa, de una manera más general, que el
encargo de Pastor en la Iglesia, será llevado a cabo con el amor hacia Cristo y tiene
que conducir hasta el don de sí mismo.
Luego Jesús añade, dirigiéndose a Pedro por segunda vez: “¡Tú sígueme! (cf. Jn
21,22). El pensamiento del evangelista parece ser: “Sígueme” a través del camino
del martirio y de la crucifixión.
Creemos que pueden ser diferentes las modalidades de seguir a Jesús. No
dependen de la libre escogencia del discípulo, sino del plan que le tiene reservado
el Maestro.

Capítulo 4º
Jesús modelo para los discípulos

Jn es el único evangelio en el cual Jesús se propone expresamente como modelo


para los discípulos. En efecto él mismo afirma que les ha dado su ejemplo. Ahora,
dar el ejemplo es actuar de manera tal que llegue a ser para los demás un modelo
sobre el cual poder conformar su conducta y configurar su vida.
El tema se verifica explícitamente en la escena del Lavatorio de los pies (cf. Jn
13,1-17):
1 Era antes de la Pascua. Sabía Jesús que había llegado para él la hora de pasar de este mundo
al Padre; había amado a los suyos que vivían en el mundo, los amó hasta el extremo. 2 Estaban
cenando. El diablo le había metido ya en la cabeza a Judas, hijo de Simón Iscariote, entregar a
Jesús. 3 Jesús, sabiendo que el Padre le había puesto todo en su mano, y sabiendo que había
venido de Dios y que a Dios volvía, 4 se levantó de la mesa, 5 se quitó el manto y se ciñó una
toalla; echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con
la toalla que llevaba ceñida. 6 Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿tú lavarme los pies
a mí?” 7 Jesús le replicó: “Lo que yo estoy haciendo no lo entiendes ahora; lo comprenderás
más tarde.” 8 Replicó Pedro: “¿Lavarme tú los pies? ¡Jamás! Jesús le contestó: “Si no te dejas
lavar, no tienes nada que ver conmigo”. 9 Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies,
también las manos y la cabeza.” 10 Jesús le contestó: “Uno que se ha bañado no necesita más
que lavarse los pies; está limpio todo. También ustedes están limpios, aunque no todos.” 11
Dijo que no todos estaban limpios, porque sabía quién lo iba a entregar. 12 Cuando acabó de
lavarles los pies, se puso otra vez el manto y les dijo: 13 “¿Comprenden lo que he hecho con
ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y con razón, porque lo soy. 14 Pues si yo, el
96

Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros,
15 porque les he dado ejemplo para que hagan ustedes lo mismo que yo he hecho. 16 Sí, les
aseguro: Un criado no es más que su amo ni un enviado más que el que lo envía. 17 ¿Lo
saben? Pues dichosos ustedes si lo cumplen”.

El análisis literario de esta escena muestra que la narración tiene un doble


significado:
1. Un significado teológico: con un signo, considerado un trabajo de
esclavos, como es el Lavatorio de los pies, Jesús muestra anticipadamente su
voluntad de escoger el camino de la humillación y del sacrificio para salvar a
los hombres. Recuerda de alguna manera su inminente Pasión con un gesto
simbólico y hace entender que la asume libremente como Siervo de Jahwéh.
La cruz era el suplicio de los criminales que no gozaban de ciudadanía romana,
mientras los ciudadanos romanos eran decapitados con la espada. Pero era también
el suplicio infamante de los esclavos.
Como sucedió en la escena del primer anuncio de la Pasión referido por los
Sinópticos (Mc 8,32: Pedro lo llevó a parte y lo reprendió; Mt 16,22: Dios te libre,
Señor. No pueden sucederte estas cosas), Pedro se rebela: “¿Lavarme tú los pies a
mí? ¡Jamás!” (cf. Jn 13,8). El gesto de Jesús indica la participación en el Reino
escatológico. De este Reino se auto excluye aquel que no profesa la fe en la Pasión
de Jesús, el cual quiere limpiar los pies de los discípulos.
Pudiéramos parafrasear la respuesta de Jesús a Pedro de la siguiente manera: “Si
no te lavo con la sangre de mi Pasión, yo, el Cordero de Dios, que quito los
pecados del mundo, no tendrás parte conmigo; no podrás participar en mi Reino
escatológico: ¡no podrás entrar!”
2. Un significado ético, que Jesús mismo pone en evidencia con las palabras:
“Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben
lavarse los pies unos a otros, porque les he dado ejemplo para que hagan ustedes
lo mismo que yo he hecho” (cf. Jn 13,14-15).
La palabra ejemplo resulta ser aquí el mismo hecho de la Pasión, simbolizada
por el Lavatorio de los pies. El servicio, en el cual Jesús quiere comprometer a sus
discípulos, supera cualquier servicio sencillo y humilde, material o espiritual: el
discípulo de Jesús, con una vida de entrega total a sus hermanos, tiene que tomar
como modelo el último y supremo gesto de amor del Señor, su sacrificio en la cruz.
3. Jn no menciona la Institución de la Eucaristía en la narración de la Última
Cena, como hacen los Sinópticos (cfr. Mc 14,22-25; Mt 26,26-29; Lc 22,15-20), y
esto a primera vista constituye un hecho singular. Jn, por el contrario, refiere el
Lavatorio de los pies, hecho que los Sinópticos no mencionan.
El IVº Evangelio no quiere con esto negar que la Eucaristía ha sido instituida
durante la Última Cena. Este era un hecho conocido por la Tradición primitiva y
97

recordado también por Pablo (cf. 1 Cor 11,23-25). Ahora bien, Juan no tiene la
costumbre de repetir aquello que es suficientemente conocido a través de los
demás evangelistas: normalmente lo supone. Ya, durante la segunda Pascua, Jesús
había hablado largamente de la Eucaristía en el Discurso del Pan de vida, en el
cap. 6º: “El pan que yo daré es mi vida para la vida del mundo” (cf. Jn 6,51). Juan
no quiere hablar ahora de la Institución. Narrando, sin embargo, el Lavatorio de
los pies en lugar de la Eucaristía, y precisamente allá donde el lector espera
encontrar la narración de esta Institución, Juan probablemente tuvo en su mente
una finalidad bien clara.
Es opinión de varios teólogos modernos, entre ellos el luterano Oscar Cullmann,
el anglicano Charles Harold Dodd y el católico Paul Tillard,154 que Jn en el
Lavatorio de los pies ha querido expresar el sentido interior de la Eucaristía, el
servicio. La hipótesis es interesante. Sabemos en efecto que el IVº Evangelio
quiere dar un significado profundo a los hechos y a los acontecimientos de la
existencia terrena de Jesús.
A la luz del Lavatorio de los pies sería tal vez posible descubrir que para Jn el
efecto verdadero de la Eucaristía, no explícitamente nombrada en el texto, sino
presente en el pensamiento de quien escucha hablar de la Última Cena, consistiría
en comunicar y hacer tomar conciencia a los creyentes, a los discípulos, de la
actitud espiritual de humildad, entrega de sí y de caridad que ha tenido Jesús en la
Pasión, simbolizada y recordada por el Lavatorio de los pies.
Entonces, las palabras de la Cena referidas por los Sinópticos y Pablo: “Tomen,
coman,155 esto es mi cuerpo, entregado156 por ustedes... hagan esto en memoria
mía”157 son interpretadas y comentadas por las palabras de Jn: “Les he dado
ejemplo para que hagan ustedes lo mismo que yo he hecho”. El amor fraterno es la
gracia producida por la Eucaristía, memorial de la inmolación del Señor por amor
hacia nosotros.
El sentido del ejemplo, que Jesús ha querido dar a sus discípulos en el Lavatorio
de los pies, encuentra su comentario más adelante, en Jn 13,34-35, en donde Jesús
deja como testamento el mandamiento del amor:
34. “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros; como yo los he
amado, así ámense también ustedes los unos a los otros. 35 De esto todos sabrán que son
mis discípulos, si se aman los unos a los otros. Como yo los he amado, así ámense también
ustedes los unos a los otros”.
¿Por qué Jesús llama nuevo este mandamiento: “Les doy un mandamiento
nuevo”? ¿El amor fraterno ¿no era ya un deber, una cosa obvia, evidente, en el
154
TILLARD P., Eucharistie et fraternité: NRT (1979).
155
Añadido por Marcos.
156
Añadido por Lucas y Pablo.
157
Añadido por Lucas y Pablo.
98

seno del judaísmo? La novedad no consiste entonces en el amor. En realidad, la


clave de la explicación, el elemento específico que hace de este agape un
mandamiento nuevo se encuentra en las palabras: “como yo os he amado.”
Jn 13 pone explícitamente la vida y la muerte de Jesús bajo el signo de su amor
por los hombres, como muestra 13,1: Era antes de la Fiesta de la Pascua. Sabía
Jesús que había llegado para él la hora de pasar de este mundo al Padre; había
amado a los suyos que vivían en el mundo y los amó hasta el extremo.
De esta manera él les dio un ejemplo de amor. Sus discípulos deben amarse
recíprocamente de igual manera, pues Jesús es su modelo.
La novedad del mandamiento joaneo del amor fraterno consiste, entonces, en la
profundización de la idea del seguimiento: hay que seguir a Jesús por el camino y a
través de gestos ejemplares, con los que él ha precedido a sus discípulos,
entregándose totalmente por nosotros en la cruz.
4. La 1ª Jn es, por estilo y doctrina, muy cercana al IVº Evangelio. El autor ha
recogido en ella la esencia de su experiencia religiosa. En algunos aspectos la
Carta completa el Evangelio. En efecto, ella invita al cristiano a modelar su vida
tomando como modelo la vida de Cristo: al cristiano se le invita a purificarse a sí
mismo, como Cristo es puro (cfr. 1ª Jn 3,3); a practicar la justicia, como él es justo
(cfr. 1ª Jn 3,7).
En otras palabras, el cristiano, discípulo de Cristo, debe abstenerse de todo
pecado y vivir en perfecta conformidad con la voluntad de Dios tomando como
ejemplo al Maestro. El cristiano debe actuar como él ha actuado
Otro texto de la 1ª Jn expresa exigencias mayores: se trata de dar nuestra vida al
servicio de nuestros hermanos: “Hemos aprendido lo que es el amor, porque aquel
se desprendió de su vida por nosotros; ahora también nosotros debemos
desprendernos de nuestra vida por nuestros hermanos” (cf. 1ª Jn 3,16).
La Carta no quiere hablar aquí directamente o sólo, del martirio, sino también
del ejercicio ordinario de una caridad que tiende, siempre más, al don perfecto de
sí.
Sin embargo, el texto tal vez más significativo es el siguiente: “quien habla de
estar con Dios tiene que caminar como caminó Jesús” (cf. 1ª Jn 2,6). Caminar
como Jesús caminó significa modelar su propia conducta teniendo como modelo a
Cristo: tomándolo como ejemplo; tratar de proceder como él ha procedido.
Según el texto, vivir en Cristo es una exigencia fundamental de la existencia
cristiana. Ahora el permanecer en Cristo, o sea tener una unión íntima con él, no se
puede dar, sin la decidida voluntad de conformar y de configurar la propia vida a la
suya. No se trata de copiar algunas acciones del Maestro, sino dejar que las
disposiciones interiores que animaban a Jesús influyan también en nuestra vida. Se
99

trata de traducir siempre estas disposiciones en las circunstancias de nuestra


situación personal o comunitaria.
Conclusión
Hay muchos puntos en común entre Juan y la Tradición Sinóptica. Sin embargo,
queremos destacar una diferencia importante. Juan conoce la dureza del
seguimiento de Jesús y la radicalidad de sus exigencias; pero no insiste, como
hacen los Sinópticos, y especialmente Lc, en algunas exigencias particulares de
este seguimiento. Por ejemplo, el desprendimiento de la familia, de los bienes
personales... En cambio, pone de relieve especialmente la importancia de la fe y
del amor. Lo que cuenta para Jn es creer de una manera viva y fuertemente
cimentada en Jesús y amarlo hasta la muerte. Todo lo demás está contenido en esto.

Unidad 3ª
Discípulos y misioneros:
Exposición oral de un trabajo escrito sobre el Documento de Aparecida

Ambientación: Discurso de Apertura del Benedicto XVI (13.05.2007) y


Mensaje de la Vª Conferencia General a los pueblos de América Latina y el Caribe (29.05.2007).
Introducción (Nº 1-18).
1ª Parte: La vida de nuestros pueblos hoy:
1º. Los discípulos misioneros (Nº 19-32).
2º. Mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad (Nº 33-100).
2ª Parte: La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros:
3º La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar el Evangelio de Jesucristo (Nº 101-128).
4º La vocación de los discípulos misioneros a la santidad (Nº 129-153).
5º La comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia (Nº 154-239).
6º El itinerario formativo de los discípulos misioneros (Nº 240-346).
3ª Parte: La vida de Jesucristo para nuestros pueblos:
7º La misión de los discípulos al servicio de la vida plena (Nº 347-379).
8º Reino de Dios y promoción de la dignidad humana (Nº 380-430).
9º Familia, personas y vida (Nº 431-475).
10º Nuestros pueblos y la cultura (Nº 476-546).
Conclusión (Nº 547-554).
BIBLIOGRAFÍA

1. Diccionarios:
BALZ H., Apercesqai = Seguir: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo Testamento
I = BEB 90 (Salamanca 1996) pp. 358-359.
BAUDER W., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico del
Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 181-182.
100

BAUDER W., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico del
Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 182-183.
BLANCO S., Seguimiento. Fundamentación bíblica: APARICIO R.A. – CANALS C.J., Diccionario Teológico de
la Vida Consagrada (Madrid 1989) pp. 1616-1624.
BLENDINGER CH., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico
del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 172-174.
FERNÁNDEZ B., Seguimiento. Reflexión Teológica: APARICIO R.A. – CANALS C.J., Diccionario Teológico de
la Vida Consagrada (Madrid 1989) pp. 1624-1641.
FRALING B., Seguimiento: ROTTER H. – VIRT G., Nuevo Diccionario de Moral Cristiana (Barcelona 1993) pp.
521-525.
HAHN H.CH., Seguimiento – Praxis Pastoral: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H.,
Diccionario Teológico del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 183-186.
KITTEL G., Akolouqein – Seguir: Grande Lessico del Nuovo Testamento I (Brescia 1965) pp. 567-581.
LÉON DUFOUR X., Discípulo: ID., Vocabulario de Teología Bíblica (Barcelona 1978) pp. 250-251.
LÉON-DUFOUR X., Seguir: ID., Vocabulario de Teología Bíblica (Barcelona 1978) pp. 839-841.
MONGILLO D., Seguimiento: DE FIORES S. – GOFFI T., Nuevo Diccionario de Espiritualidad (Madrid 19914)
pp. 1717- 1729.
MÜLLER D., Seguimiento – Maqhthv: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario
Teológico del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 175-181.
NEPPER-CHRISTENSEN P., Maqhthv: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo
Testamento II = BEB 91 (Salamanca 1998) pp. 114-121.
RENGSTORFF C.H., Maqhthv – Discípulo: Grande Lessico del Nuovo Testamento VI (Brescia 1970) pp. 1121-
1238.
SCHNEIDER G., Akolouqein: BALZ H.-SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento I =
BEB 90 (Salamanca 1996) pp. 145-155.
SCHNEIDER J., Arercesqai opisw – Ir detrás de – Seguir: Grande Lessico del Nuovo Testamento III (Brescia
1967) pp. 914-939.
WEISER A., Doulein = Servir: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo Testamento
II = BEB 91 (Salamanca 1998) pp. 1057-1070.
2. Ensayos y Artículos:
BARTOLOMÉ J.J., El discipulado de Jesús en Marcos: EstBib (Madrid 1993) pp. 511-530.
BEILNER W., Discípulos de Jesús: ID., El Evangelio regla de vida (Barcelona 1989) pp. 77-84.
BEST E., Discipleship in Mark. Mark 8,22-10,52: ID., Disciples and Discipleship. Studies in the Gospel according
to Mark (Edinburgh 1986) pp. 1-16.
BEST E., Discipleship: ID., Mark, the Gospel as Story (Edinburgh 1988) pp. 83-92.
DE LA CALLE F., El camino de los seguidores (Mc 8,27-10,52; 11-13): PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología
de los Evangelios de Jesús = BEB 6 (Salamanca 19752) pp. 65-86.
DE LA CALLE F., El Camino de los Seguidores: PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología de los Evangelios de
Jesús (Salamanca 1977) pp. 65-86.
DI PINTO L., Seguire Gesú secondo i Vangeli Sinottici. Studio di Teologia Biblica: AA.VV., Fondamenti Biblici
della Teologia Morale (Brescia 1973) pp. 187-231.
FEUILLET A., La coupe et le Baptème de la Pasión: RevBi 14 (1967) 356-391.
GALILEA S., El Seguimiento de Cristo (Bogotá 19863) 95 pp.
JEREMIAS J., El envío de los mensajeros: ID., Teología del Nuevo Testamento I = BEB 2 (Salamanca 19936) pp.
269-280.
JEREMIAS J., Vida de discipulado: ID., Teología del Nuevo Testamento I = BEB 2 (Salamanca 19936) pp. 239-
269.
KINGSBURY J.D., Los discípulos en el Relato de Lucas: ID., Conflicto en Lucas. Jesús, Autoridades, Discípulos =
En torno al Nuevo Testamento 15 (Córdoba 1992) pp. 167-208.
KINGSBURY J.D., Los discípulos en el Relato de Marcos: ID., Conflicto en Marcos. Jesús, Autoridades,
Discípulos = En torno al Nuevo Testamento 10 (Córdoba 1991) pp. 123-158.
LEAL SALAZAR G., El seguimiento de Jesús según la Tradición del rico = INSTITUCIÓN SAN JERÓNIMO
31 (Estella 1996).
LOHSE E., Teología del Nuevo Testamento (Madrid 1978) p. 655.
MANICARDI E., Il Cammino di Gesú nel Vangelo di Marco = AnBi 96 (Roma 1981).
101

MATURA T., El radicalismo evangélico. Retorno a las fuentes de la vida cristiana (Madrid 1980) pp. 49-71.73-
94.95-147.
PERON G.P., Seguitemi! Vi faró diventare pescatori di uomini (Mc 1,17) = BibScRel (Roma 2000) 324 pp
PIKAZA J., Seguimiento y Misión (Lc 9,51-10,24): PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología de los Evangelios de
Jesús (Salamanca 1977) pp. 274-277.
PIKAZA X., Discipulado: ID., Pan, casa, Palabra. La Iglesia en Marcos = BEB 94 (Salamanca 1998) 247-254.
RIUS-CAMPS J., El Seguimiento de Jesús “el Señor”, y de su Espíritu en los prolegomena de la Misión (Hch 1-
12): EstBib (Madrid 1993) pp. 73-116.
SCHELKLE K.H., Seguimiento: ID., Teología del Nuevo Testamento III. Moral (Barcelona 1975) pp. 60-61.
SCHNACKENBURG R., El Seguimiento de Jesús: Renuncia al poder y a la riqueza. Aceptación del sufrimiento y
de la ascesis: ID., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I. De Jesús a la Iglesia Primitiva =
COLECCIÓN HÉRDER 185 (Barcelona 1989) pp. 236-252.
SCHNACKENBURG R., El Seguimiento en la Comunidad de los Discípulos de Jesús: ID., El Mensaje Moral del
Nuevo Testamento II. Los primeros Predicadores Cristianos = COLECCIÓN HÉRDER 186 (Barcelona
1992) pp. 130-142.
SCHNACKENBURG R., La llamada al Seguimiento: ID., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I. De Jesús a
la Iglesia Primitiva = COLECCIÓN HÉRDER 185 (Barcelona 1989) pp. 65-78.
SCHOTTROFF L. – STEGEMANN W., El Seguimiento de Jesús y la Comunidad de los Cristianos ricos y
distinguidos, solidarios de los cristianos menesterosos y despreciados: ID., Jesús de Nazaret, esperanza de los
pobres (Salamanca 1981) pp. 135-225.
SCHRAGE W., Sequela e Discepolato nel Vangelo di Marco: ID., Etica del Nuovo Testamento (Brescia 1999) pp.
162-169.
SEGALLA G., Espiritualidad de los Evangelios Sinópticos: BARBAGLIO G. (ed.), Espiritualidad del Nuevo
Testamento = NA 129 (Salamanca 1994) pp. 165-203.
SOBRINO J., Fe de Jesús y Moral Fundamental: ID., Cristología desde América Latina (México 1977) 81-108.
SOBRINO J., Seguimiento: FLORISTÁN C. – TAMAYO J.J., Conceptos Fundamentales de Pastoral (Madrid
1983) pp. 936-943.
STANLEY D.M., Become Imitators of Me: Apostolic Tradition in Paul: Bi 46 (1959) pp. 859-877.
ZEVINI G., La Espiritualidad en la Tradición de Juan: BARBAGLIO G. (ed.), Espiritualidad del Nuevo
Testamento = NA 129 (Salamanca 1994) pp. 205-235.

Você também pode gostar