Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Teología Espiritual
Teología Pastoral
Espiritualidad Bíblica
Neotestamentaria:
Discípulos y Misioneros
Nombre de la Asignatura:
Seguimiento de Jesús. Discípulos y Misioneros.
Semestre: II° - Semanas: 14
2 hs semanales – Total 28
OBJETIVO GENERAL
Nos proponemos:
Abordar la Espiritualidad Bíblica Neotestamentaria desde uno de los temas más interesantes de
su conformación: El seguimiento de Jesús. El tema es uno de los hilos conductores
de los Evangelios.
Valorizar el significado del seguimiento en sus respectivos contextos evangélicos.
Estudiar su influjo sobre nuestra vida a través del Documento de Aparecida.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Analizar la noción de seguimiento en el mundo judío.
2. Profundizar el significado de seguimiento de Jesús en los Evangelios Sinópticos.
3. Profundizar el significado de seguimiento de Jesús en el Evangelio de San Juan.
4. Realizar el estudio del Documento de Aparecida: Discípulos y Misioneros
Introducción: Seguimiento en el Mundo Judío
Unidad 3ª: Exposición oral de un trabajo escrito sobre una parte del Documento de Aparecida:
Miércoles 14 de febrero: Sorteo de Trabajos: Nº 1. 2; 3. 4; 5. 6; 7. 8; 9. 10 del Documento de Aparecida.
Cada alumno trabaja el tema escogido los días 21.28/02; 07.28/03; 04/04 y a lo largo del semestre.
Introducción:
La lengua hebrea tiene expresiones verbales y conceptuales bastante definidas de seguimiento. Esto no
nos sorprende porque los hebreos fueron inicialmente nómadas y se sirvieron de la imagen de la marcha
(kalhm = malaqah), del camino (klah = halaqah) y de la vía (krd = dérek). Estas imágenes, utilizadas
de un modo variado, indican la manera de comportarse del pueblo hebreo en relación con su Dios.
I. Una expresión muy antigua, utilizada en los primeros 11 cap. de la Génesis, es la de caminar con
Dios: “Enoch caminó con Dios” (Gn 5,24); “Noé era un hombre justo e íntegro entre sus contemporáneos
y caminaba con Dios” (Gn 6,9).
El contexto nos muestra que la expresión caminar con Dios = obedecer a Dios.
II. Otra expresión también antigua, empleada igualmente en la historia de los Patriarcas del Génesis,
es caminar delante de Dios. Dios dice a Abrahán: “Yo soy el Shadday, camina delante de mí y sé
íntegro” (Gn 17,1). La imagen evoca al pastor nómada que guía delante de sí a su rebaño, como muestran
las palabras atribuidas al patriarca Jacob: Jacob bendijo a José y dijo: “El Dios, delante del cual han
caminado mis padres Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi Pastor desde que existo hasta hoy ” (Gn
48,15).
4
III. Existe también otra expresión más reciente caminar por el camino o en el camino de Dios a
menudo utilizada por el Deuteronomio. “En todo y por todo caminen por el camino que el Señor su Dios
les ha prescrito” (Dt 5,33). “Si observan diligentemente todos estos preceptos que les doy y los ponen en
práctica, amando al Señor su Dios, caminando por todos sus caminos y manténganse unidos a Él” (Dt
11,22).
Este andar por el camino o en el camino de Dios en la Literatura Deuteronomista, colocada bajo el
influjo sacerdotal del exilio (Ezequiel y su escuela), indica la obediencia a la Ley de Dios enaltecida por
el amor que el hombre debe tenerle, como afirma el texto del Dt 6,5: “Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
IV. Los textos que hablan de caminar detrás o seguir a Dios, están presentes sobre todo en los
Profetas y evocan en el trasfondo, el camino de Israel, guiado por Jahwéh, para salir de Egipto y
atravesar el desierto. Oseas recuerda muchas veces los tiempos hermosos del Éxodo, idealizando la
juventud de Israel cuando el pueblo elegido respondía gozoso al llamado de Jahwéh, que lo invitaba a
seguirlo (cf. Os 2). En Os 6,1-6 la conversión entendida en la perspectiva de la fidelidad se caracteriza por
regresar a Dios (bwv = shub) y seguirlo a Él (yerha klx = halaq aharé) (cf. Os 6,1-6).
2. Seguimiento en el N.T.
Los términos que se refieren al seguimiento en general no se encuentran en el A.T.
En el N. T. sólo algunos Libros (los Evangelios) hablan de seguimiento. En los Evangelios
hay varios términos que indican seguimiento.27 El concepto de seguimiento se repite 23 veces en
Mc; 31 veces en Mt; 20 veces en Lc y 19 veces en Jn.
En Pb el término seguimiento es traducido por imitación bajo el influjo de la filosofía griega.
Este concepto lo asumió en general la teología protestante. La teología católica opina que este
concepto de imitación debe ser sustituido por el concepto de seguimiento más bíblico.
27
Mc Mt Lc Jn Total
Seguir 18 25 17 19 79
Seguir detrás: 01 01 00 00 02
Ir detrás de: 01 02 02 00 05
Seguir detrás de: 01 01 00 00 02
Caminar detrás de: 01 01 00 00 02
Dirigirse detrás de: 00 00 01 00 01
Venir de tras de: 01 01 00 00 02
Total: 23 31 20 19 93
5
Unidad 1ª:
Seguimiento de Jesús en los Sinópticos
Capítulo 1º:
Las llamadas de Jesús a los pescadores
1º. En los Sinópticos al comienzo del seguimiento hay siempre una llamada,
una iniciativa de Jesús, expresada por un elocutivo directivo (imperativo) y a
menudo seguida por un elocutivo comisivo (promesa) añadida de una respuesta de
parte de quien ha sido llamado.28
1a. Tomemos como punto de referencia el Evangelio de Marcos (cf. 1,14-
15.16-18.19-20) por ser el más antiguo y por lo general más adherente a los
hechos.
I. En Mc 1,14-15 Jesús comienza en Galilea su vida pública, su ministerio con
una proclamación solemne:
v. 14 Cuando detuvieron a Juan,
se fue Jesús a Galilea a pregonar la Buena Noticia de parte de Dios.
v. 15 Decía: “Se ha cumplido el plazo, ya llega (está cerca) el Reino de Dios:
conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
28
John Austin (1911-1960) dio una serie de conferencias en Oxford (1955) “Como hacer cosas
con palabras” publicadas en un volumen “Cuando decir es hacer” en 1962. Este autor habla de
“actos locutorios o locucionales” (decir algo), “actos elocutorios o elocucionales” (producen algo
por el hecho de decir algo) y “actos perlocutorios o perlocucionales” que hacen que el
interlocutor actúe de acuerdo lo que el locutor le dice.
John Searle (1932 - ) seguidor de John Austin, publica un volumen la “Taxonomía de los Actos
lingüísticos” en el que va clasificando los diversos actos elocutivos. Citaremos solamente los que
nos interesan y que podemos aplicar al lenguaje de Jesús: elocutivos directivos (preguntar,
ordenar, mandar, imponer, invitar, prohibir, reprochar, exhortar), elocutivos comisivos (prometer,
amenazar, pedir), elocutivos representativos (afirmar, explicar) y declaraciones (proclamar,
declarar).
6
29
Además de Mc 1,14-20 (1,14-15.16-18.19-20 = anuncio general + primera pareja de llamados
+ segunda pareja de llamados) añadimos 2,13-17 (2,13.14.15-17 = predicación de Jesús +
vocación de Leví + comida con publicanos y pecadores); 3,7-19 (3,7-8.9-12.13-19 = Jesús
rodeado por la gente + Jesús cura a muchos enfermos + Vocación de los Doce); 6,1-13 (6,1-3.4-
6.7-13 = Jesús llega a Nazaret y va a la Sinagoga + Jesús ante la poca fe de sus paisanos + Jesús
envía a los Doce de dos en dos); 8,27-9,1 (8,27-30.31-33.34-9,1 = Jesús pregunta por su
identidad + Jesús hace el primer anuncio de su Pasión + Las nuevas exigencias del seguimiento);
10,32-45 (10,32-34.35-40.41-45 = Tercer anuncio de la Pasión + Solicitud de los hijos de
Zebedeo + Instrucción a los Doce); 10,46-11,11 (10,46-52.11,1-7.8-11 = El ciego Bartimeo +
Jesús envía a dos de sus discípulos a buscar el burrito + Entrada solemne de Jesús en Jerusalén);
13,1-37 (13,1.2.3-37 = Jesús sentado ante el Templo + Jesús habla misteriosamente del futuro de
Jerusalén + Una mirada hacia el futuro). cf. ROBBINS V. K., Summons and Outline in Mark: the
Three-step Progression: NT 23 (1981) 97-114.
7
30
Había profesiones consideradas pecaminosas por los judíos puros (escribas y fariseos):
pastores, pescadores, cazadores, cobradores, carniceros. Como consecuencias los que las ejercían
eran marginados y despreciados.
31
Esta presenta: 1. La repetición del mismo esquema: situación (1,16.19), llamada 1,17.20a),
seguimiento (1,18.20b); 2. Los elementos literarios comunes: circunscripción del lugar (1,16.19),
movimiento de Jesús (1,16.19), iniciativa del mismo (1,16.17.19.20), los llamados son acoplados
y descritos como hermanos (1,16. 19) con una común profesión (1,16.19), la misma forma
elocutiva dirigida en forma directa a los primeros (1,17) e indirecta a los segundos (1,20), la
inmediatez de la respuesta (1,18.20a), la forma literaria semejante que la describe (1,18.20b).
32
Seguir al jefe (Jc 9,4.19); seguir al marido (Jer 2,2); seguir al maestro (1Re 19,20); seguir a
otros dioses (Jc 2,12; 4,3; 6,14; 1Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15); seguir a Jahweh (Ex
13,21; Dt 1,36; 13,5; 1Re 14,8; 18,21; 2Re 23,3; 2Cr 34,31).
8
Las palabras de Jesús constituyen una invitación dirigida a los destinatarios para
que orienten su vida en vista del Reino que se está acercando (cf. Mc 1,15c). La
orden exige una inversión de marcha, un cambio de vida personal profundo:
dejarlo todo para seguir a Jesús. Al mismo tiempo es un estímulo para iniciar un
camino que exige confianza y comunión profunda con Jesús que se llevará a cabo
sólo con el seguimiento.
Con la palabras “Vengan detrás de mí” Jesús recuerda a los llamados que él va a
ser el único punto de referencia en su camino, porque él irá adelante. 33 Ir detrás de
él significa vivir en comunión con él, reconocerlo como Maestro y Guía que se
compromete con ellos para siempre. Aceptar lo que él enseña, asumir lo que él
ordena y establecer con él una nueva y definitiva relación personal que acoge el
Reino que en Jesús se está acercando.
La invitación constituye el inicio de una propuesta de camino formativo hecho
de cambios de mentalidad y adhesión de fe en la Buena Noticia que se prolongará
durante toda la narración. Ir tras él, seguirle se transformará en un pertenecerle
cada vez más exclusivo (ser de Cristo, ser cristiano).
2) Los llamó (cf. Mc 1,20a). Esta expresión encierra un elocutivo directivo
indirecto con el mismo significado imperativo anterior (vengan detrás de mí). El
verbo llamar tiene en Mc una característica vocacional y hace de la llamada un
don gratuito.
3) Lo siguieron (cf. Mc 1,18); fueron tras él, caminaron detrás de él (cf. Mc
1,20b). Los interpelados demuestran haber sido alcanzados por la palabra y el
poder de Jesús y haber aceptado las exigencias de su vocación y manifiestan al
mismo tiempo disponibilidad para llevarlas a cabo.
a. La primera consecuencia de dejarlo todo describe el componente negativo
para los discípulos. Dejarlo todo constituye la aplicación concreta del conviértanse
inicial (cf. Mc 1,15). Dejar el trabajo y la familia se traduce en dejar las propias
raíces culturales, el pasado al cual se es a menudo vinculados, dejar toda seguridad
y lanzarse hacia un futuro desconocido, confiando sólo en la persona que está allí
delante y reta con su llamada.
Los llamados dejan lo que tienen porque encuentran en Jesús un maestro y un
formador. Su dejarlo todo es abrazar la libertad completa de seguir a Jesús. Para
ellos seguir exige un camino de obediencia y fidelidad. Esta es la cuota de
sacrificio que deben pagar para llegar a ser “pescadores de hombres”.
b. La segunda consecuencia de ir detrás presenta el componente positivo del
seguimiento. Seguir a Jesús implica la concreción de la fe en la Buena Noticia que
se traduce con crean en la Buena Noticia (cf. Mc 1,15). La narración de Mc
33
Cf. Mc 14,28; 16,7.
9
acentúa más esta segunda perspectiva que la primera. Ejemplo de esto son los
verbos narrativos que describen el seguimiento: seguir e ir detrás de (cf. Mc
1,18.20).
Los llamados tienen la fuerza de dejar lo que tienen, de cambiar de vida, de
convertirse, porque hallan en Jesús al formador que los acompaña en su camino de
fe. El dolor de dejar está compensado por la libertad de seguir a Jesús. Seguir e ir
detrás de tienen el significado de adherir y creer, además del significado de seguir
físicamente.
Desprendimiento de todo y seguimiento, sacrificio y libertad, renuncia y acogida
estrechamente unidos entre sí constituyen el inicio de todo camino de seguimiento
de Jesús. La respuesta de los primeros cuatro llamados representa el primer paso en
el cambio de mentalidad, en la conversión y en el camino de fe.
11,20; 13,18.20. 28.29; 14,15; 16,16; 17,20.bis.21; 18,16.17.24.25.29; 19,11; 21,31; 22,16.18;
23,51), Mt habla casi exclusivamente del Reino de los cielos (Mt 3,2; 4,17; 5,3.10.19.bis.20;
7,21.bis; 8,11; 10,7; 11,11; 13,11.24.31.33.38.44.45.47.52; 16,19; 18,1.3.4.23; 19,2.14.23; 20,1;
21,31.43; 22,2; 23,13; 25,1). Solamente en un número reducidos de textos Mt habla del Reino
de Dios (Mt 12,28; 19,24; 21,31.43).
11
El texto presenta una relación personal entre Jesús y Simón. Jesús se vale de su
amistad para pedirle la barca y predicar a la gente (cf. Lc 5,1-3); revela su potestad
a Simón y a sus compañeros en la pesca milagrosa (cf. Lc 5,4-9); Santiago y Juan
eran socios de Simón en la pesca (cf. Lc 5,10); Andrés hermano de Simón no es
mencionado en el texto.
I. Lc 5,1-7 constituye una larga introducción a la perícopa de la llamada:
v. 1 Una vez que la gente estaba agolpándose alrededor de él (Jesús)
para oír el mensaje de Dios, estando él a la orilla (del lago) de Genesaret
v. 2 vio dos barcas junto a la orilla:
los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
v. 3 Subió a una de las barcas, la de Simón,
y le pidió que la retirara un poco de tierra;
sentado desde la barca, enseñaba a la gente.
v. 4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
“Vete hacia lo profundo (elocutivo directivo)
y echen las redes para la pesca” (elocutivo directivo).
v. 5 Simón contestó:
“Maestro, nos hemos pasado la noche bregando
y no hemos pescado nada;
pero (confiando) en tu palabra, echaré las redes”.
v. 6 Así lo hicieron, y recogieron tal redada de peces, que reventaba la red. (perlocutivo)
v. 7 Entonces hicieron señas a los socios de la otra barca
para que vinieran y les echaran una mano;
ellos se acercaron y llenaron las dos barcas que casi se hundían.
35
Esta invitación a la confianza forma parte de una tradición veterotestamentaria concretizada en
la expresión aryti la que precede una revelación de Dios directa o mediatizada (Ex 14,13;
20,20; Jc 6,23; Is 41,10.13s; 43,1.5; 44,2; 51,7; 54,4; Jer 30,10; 42,11; 46,27; Lam 3,57; Dan
12
confianza, seguida por una promesa introducida por un elocutivo comisivo que
constituye el proyecto y la línea de trabajo de la misión de Jesús: desde ahora serás
cazador de hombres.
La invitación a confiar - no temer (para dejar) y el proyecto de la misión, aunque
dirigidos directamente a Simón, no excluyen a sus compañeros. Así lo entienden
ellos al dar su respuesta positiva, dejando las barcas en la orilla, abandonándolo
todo lo siguieron (cf. Lc 5,11).
III. En esta narración, que constituye una única perícopa, los términos
fundamentales que describen el seguimiento abarcan verbos y construcciones
sinónimas:
1) “¡No temas!: desde ahora serás cazador de hombres.”36 Aunque falta el
primer imperativo (elocutivo directivo común en Mc y en Mt), sin embargo con el
imperativo presente no temas Jesús pide a Simón y sus compañeros que dejen de
tener miedo. Es una orden que exige confianza, no obstante encontrarse ante la
presencia de lo divino expresado en el milagro de la pesca. El imperativo presente
acompaña el ejercicio futuro de la misión confiada.
El elocutivo comisivo serás cazador está compuesto por el futuro del verbo ser
y el participio presente de cazar (zwv = ser viviente + agrein = cazar).37 Esta
construcción perifrástica del futuro traduce hyh + el participio activo, común en la
lengua hebrea.
2) Lo siguieron (cf. Lc 5,11) (cf. Mc 1,18; Mt 4,20.22). Es la respuesta de los
discípulos que hace que el elocutivo directivo se vuelva perlocutivo.
a. La primera consecuencia describe el componente negativo.
b. La segunda consecuencia describe el componente positivo.
10,12.19). En general los Evangelios, sobre todo Lc, atribuyen la expresión a Jesús o a un
personaje divino que invita a su interlocutor a la confianza (Mt 14,27 a los discípulos; 17,7 a los
discípulos; Mc 5,36 a Jairo; 6,50 a los discípulos; Lc 1,13 a Zacarías; Lc 1,30 a María; Lc 2,10 a
los pastores; Lc 5,10 a Simón y a sus compañeros; Lc 8,50 a Jairo; Jn 6,20 a los discípulos).
36
Es interesante notar la consonancia entre Mc 1,17; Mt 4,19 pescador de hombres y Lc 5,11
cazador de hombres. En ambos casos el pescador y el cazador ni se sirven de los hombres que
pescan o de los que cazan para sí mismos, sino que lo hacen en vista del Reino. Es una hipérbole
que indica la futura misión de los apóstoles.
37
Casos parecidos se encuentra en Lc 1,20; 21,24; 22,64.
13
Capítulo 2º
La llamada de Jesús a los cobradores de impuestos
Los Sinópticos proponen otra llamada que abre un horizonte a la realidad del
mundo marginado de los publicanos-recaudadores de impuestos y pecadores (Mc
2,13-17; Mt 9,9-17; Lc 5,27-32).
2a. Tomemos nuevamente como punto de referencia el Evangelio de Marcos.
I. El texto de Mc 2,13-17 es agrupado junto con otros textos con finalidad
catequística en el contexto de las llamadas Controversias de Galilea que presentan
a Jesús en unas confrontaciones con algunos enemigos (Escribas, Fariseos,
Herodianos).38
La perícopa que se compone igualmente de tres momentos comprende la
predicación de Jesús (cf. Mc 2,13), la vocación de Leví (cf. Mc 2,14) y el
Banquete de Jesús con los discípulos y los pecadores (cf. Mc 2,15-17).
v. 13: Salió de nuevo junto al mar (lago), toda la gente acudía hacia él
y él les enseñaba.
v. 14 Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al mostrador de los impuestos,
y le dijo: ¡Sígueme! (elocutivo directivo)
Se levantó y lo siguió. (perlocutivo)
v. 15 Estando él (Jesús) recostado a la mesa
en su casa (en la casa de Leví)
muchos recaudadores y pecadores se reclinaron a la mesa con Jesús
y sus discípulos; eran ya muchos (los discípulos) y los que lo seguían.
v. 16 Los escribas de los Fariseos,
al ver que comía con pecadores y publicanos,
decían a los discípulos: “¿Por qué come con recaudadores y pecadores?”
v. 17 Jesús lo oyó y les dijo:
“¡No necesitan médico los sanos, sino los enfermos! (declaración)
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.” (elocutivo representativo)
38
Ellas son: Mc 2,1-12: la curación del paralítico y el perdón de sus pecados; Mc 2,13-17: la
vocación de Leví y la comunión de mesa con los pecadores; Mc 2,18-22: el ayuno de los
discípulos; Mc 2,23-28: la observancia del sábado; Mc 3,1-6: la curación del hombre de la mano
paralizada en día sábado.
14
II. En esta perícopa (Mt 9,9-13) los términos fundamentales que describen el
seguimiento comprenden verbos y construcciones que dicen relación con la
45
Cf. Mt 9,9.10; 10,3.
17
46
Podemos notar entre otros: La itinerancia de Jesús: caminando (Mt 4,18), andando (Mt 4,21)
y caminando (Mt 9,9); su iniciativa: vio y... dijo (Mt 4,18.19), vio y... llamó (Mt 4,21) y vio y
dijo (Mt 9,9); la respuesta de los llamados: en seguida dejando... lo siguieron (Mt 4,20), en
seguida dejando... fueron detrás de él (Mt 4,22) y levantándose lo siguió (Mt 9,9d).
47
Seguir al jefe (Jc 9,4.19); al marido (Jer 2,2); al maestro (1Re 19,20); otros dioses (Jc 2,12;
4,3; 6,14; 1Re 21,26; Jer 11,10; Os 1,2; 2,7.15); Jahwéh (Ex 13,21; Dt 1,36; 13,5; 1Re 14,8;
18,21; 2Re 23,3; 2Cr 34,31).
48
Mt cita el texto de Os 6,6 en otra controversia con los Fariseos acerca del sábado (Mt 12,7).
18
a. Semejanzas:
Lc al igual que Mc identifica al recaudador con Leví. 49 El texto de Lc presenta
casi la misma estructura de Mc. Es importante notar la iniciativa de Jesús que sale,
observa y llama (cf. Lc 5,27). Tampoco tiene la citación de Os 6,6. A diferencia de
Mc y Mt que tienen vio, Lc utiliza el verbo observó para indicar la atención con la
que Jesús mira al publicano.50 La fuerza del verbo indica que Jesús ha fijado
especialmente su atención sobre Leví.
b. Diferencias:
Al contrario de Mc y de Mt, Lc añade dos detalles importantes en la respuesta
de Leví (cf. Lc 5,28). El primero se refiere a dejar. Lc 5,28 dice que Leví dejó
todo. El seguimiento de Jesús implica para Leví abandonar todo. El segundo se
refiere al seguir. Lc afirma que Leví lo seguía (lo iba siguiendo). El sentido verbal
del imperfecto está sobre todo en la continuidad. Leví seguía a Jesús
indefectiblemente. Mc 2,14 y Mt 9,9 por su parte colocan el aoristo lo siguió con el
que quieren indicar la decisión con la que Leví siguió a Jesús.
49
Relevamos que las características de Lc al respecto son parecidas a las de Mc: Los primeros
discípulos fueron llamados de dos en dos (cf. Lc 5,10) mientras que Leví fue llamado solo (cf.
Lc 5,27). Los primeros discípulos fueron llamados con la promesa (el. comisivo) de una misión
hecha a Simón (Lc 5,10), mientras que Leví no recibió promesas (Lc 5,27). Entre los nombres de
los primeros discípulos (exceptuado Andrés) (Lc 5,10) Leví no está en el catálogo de los Doce de
Lc 6,12-16.
50
Lc utiliza el mismo verbo en 7,24; 23,55.
19
51
Cf. ROBBINS, Summons pp 97-114.
21
Cap. 3º
Condiciones que Jesús pone a los llamados
52
Cf. ROBBINS, Summons pp 97-114.
22
II. Puntualización hecha por Jesús acerca de la libertad de las riquezas como
condición indispensable para seguirlo: vete, vende y da (cf. Mt 19,21; Mc 10,21;
Lc 18,22). Los elocutivos directivos (órdenes) son seguidos por los elocutivos
comisivos (promesas)
III. Esta es seguida por último de la invitación al seguimiento: y luego sígueme
(cf. Mt 19,21; Mc 10,21; Lc 19,22) en donde el imperativo presente sígueme indica
la continua vigencia de la exigencia de seguir a Jesús con absoluta libertad de las
riquezas para quien recibe su llamada.
IV. Puesta en evidencia de la falta de respuesta positiva de aquel que había
sido llamado: se fue triste (cf. Mt 19,22; Mc 10,22); se puso triste (cf. Lc 18,23)
que debe hacer reflexionar al lector acerca de su falta de respuesta.
Presentamos al respecto un esquema de los tres textos sinópticos.
Mc Mt Lc
Vida eterna (pregunta) 10,17-20 9,16-20 18,18-21
Libertad de las riquezas (condición) 10,21 19,21 18,22
Seguimiento (invitación) 10,21 19,21 18,22
Respuesta (ninguna) 10,22 19,22 18,23
v. 61 Otro le dijo:
“Te seguiré, Señor.
Pero déjame primero despedirme de mi familia”.
v. 62 Jesús le contestó:
“El que echa mano al arado y sigue mirando atrás,
no vale para el Reino de Dios”.
I. Mt 8,18-20; Lc 9,57-58:
25
Mientras Jesús va de camino hacia Jerusalén un escriba (cf. Mt 8,18), uno (cf.
Lc 9,57) le manifiestan la voluntad de seguirlo como discípulo y le dicen “Te
seguiré” (cf. Mt 8,19; Lc 9,57). El futuro implica en la intención de los
interlocutores la voluntad de seguir a Jesús indefinidamente. Era costumbre entre
los escribas que los alumnos escogieran a sus maestros.
Pero Jesús, toma la iniciativa y pone implícitamente las condiciones: “Las
zorras tienen sus madrigueras y las aves de los cielos sus nidos, pero el Hijo del
hombre no tiene donde descansar la cabeza”. Con este logion Jesús declara su
estado de pobre itinerante (cf. Mt 8,20; Lc 9,58) y aclara cuál debe ser la intención
del discípulo al ponerse en su seguimiento. El texto, que no tiene respuesta, deja
abierta la decisión para el que quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. Es
una propuesta abierta con una condición precisa.
57
Cf. 1Re 19,20-21 (Elías – Eliseo).
58
Cf. Ex 20,12.
26
misión que Jesús les confía. Los muertos espirituales, aquellos que no tienen
ninguna preocupación por la llamada divina ni por las cosas del Reino de Dios,
pueden reservarse un antes que les permita ocuparse de las cosas de este mundo.
Incluso hacerse cargo de los miembros de la propia familia, para dedicarse después
al Reino. Los textos, que no tienen respuesta, dejan abierta la decisión para el que
quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. Es una propuesta abierta con una
condición precisa.
III. Lc 9,61-62:
Finalmente, Lc 9,61-62 ofrece el caso de alguien desconocido que manifiesta la
voluntad de seguir a Jesús.
a. Le dijo otro: “¡Te seguiré, Señor! El futuro te seguiré expresa la intención de
un seguimiento indefinido de parte del interlocutor. La iniciativa es presentada al
estilo de los discípulos de los rabinos, según la cual el discípulo era escogía a su
maestro. (cf. Lc 9,61a);
b. Pero primero permíteme ir a despedirme de los de mi familia” (elocutivo
directivo) (cf. Lc 9,61b). Con la condición que pone hace ver como su
disponibilidad no es total. Hay un prwton del cual él mismo tiene que
desprenderse. La gravedad no está planteada como en el texto anterior (muerte del
padre), sino es de menor peso, pues parece tratarse de una despedida de la familia.
c. Jesús, tomando la iniciativa, pone las condiciones, que deben ser asumidas por
todos los lectores: [Le] dijo Jesús: “Nadie que puso su mano en el arado y mira
hacia atrás, es apto para el Reino de Dios” (declaración) (Lc 9,62). La respuesta
de Jesús plantea una vez más el antes que debe mover a todo discípulo: “Nadie
que echa mano al arado y sigue mirando atrás, es apto para el Reino de Dios”.
Implícitamente Jesús invita al discípulo a no mirar hacia atrás (elocutivo directivo
indirecto) para tener la total libertad de seguir. En este contexto hay que leer el
texto de 1 Re 19,19-20.59 El texto, que no tiene respuesta, deja abierta la decisión
para el que quiere seguir a Jesús, sobre todo para el lector. También éste es una
propuesta abierta con una condición precisa.
Ofrecemos un esquema que recoge una visión completa de estas tres llamadas:
Mt Lc
59
Es interesante el texto que ofrece 1 Re 19,19-20: Elías se marchó de allí y encontró a Eliseo,
hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó junto a él y le echó
encima el manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: Déjame decir
adiós a mis padres, luego vuelvo y te sigo. Elías le dijo: Vete, pero vuelve. ¿Quién te lo impide?
27
Conclusión general
Las narraciones sinópticas de vocación que hemos analizado, constituyen un
género literario especial.60 Nos preguntamos si deben ser consideradas históricas
en sentido estricto, o son más bien el “vehículo” de una enseñanza doctrinal. Las
respuestas que nos ofrecen algunos estudiosos de la Historia de las formas son
divergentes. Esto nos ayuda a comprender la complejidad del problema.
I. Entre los teólogos luteranos incluimos:
a. Martín Dibelius que afirma que las escenas de vocación son ‘paradigmas’,
compuestos por la comunidad cristiana primitiva con una finalidad parenética,
exhortativa y pastoral. Los ‘paradigmas’ son pequeñas narraciones que tienen su
epílogo en un logion o dicho de Jesús, que llama fuertemente la atención del
oyente o del lector. En el caso de las escenas de vocación, el texto es narrado para
invitar a la disponibilidad al llamado del Señor. Esto no quiere decir que no hay un
fundamento histórico, sin embargo, Dibelius atribuye poco valor histórico a estas
narraciones.
b. Ernst Lohmeyer,61 compara las vocaciones de los apóstoles en Mc con las de
algunos grandes profetas del A.T. (cf. Eliseo: 1Re 19,19-21). Lo que cuenta en
estas narraciones de vocación en el A. T. es la palabra decisiva de Jahweh y en el
N. T. la de Cristo, a la cual tiene que corresponder la obediencia total de parte de
los llamados. La finalidad de la narración es poner de relieve la rapidez con la cual
se debe responder al llamado divino.
c. Hans Dieter Betz62 es más radical. La mayor parte de los logia sobre el
seguimiento de Cristo es un producto de la “Teología de la Comunidad”. Nosotros
desconocemos cuáles han sido históricamente las relaciones entre Jesús y sus
seguidores, y de qué manera él los ha reclutado. Todo nos llega a través de la
reflexión de la Comunidad.
60
DIBELIUS M., Historia de las Formas del Evangelio I-II (Valencia 1984) pp. 47-73;
ZIMMERMANN H., Los Métodos Histórico-Críticos en el Nuevo Testamento = BAC (Madrid
1969) pp. 161-163.
61
LOHMEYER E., Das Evangelium nach Markus (Göttingen 1937) pp. 31-33.
62
BETZ H. D., Nachfolge und Nachahmung Jesu Christi in Neuen Testament (Tübingen 1967).
28
Cap. 4
63
Cf. Lc 1,1-4; Hch 1,1-2.
29
64
Cf. Mc 2,15.16.18.bis.ter.23; 3,7.9; 4,34; 5,31; 6,1.29.35.41.45; 7,2.5.17; 8,1.4.6.10.27.bis.33.
34; 9,14.18.28.31; 10,10.13.23.24.46; 11,1.14; 12,43; 13,1; 14,12.13.14.16.32; 16,7; Mt 5,1;
8,21.23.25; 9,10.11.14.bis.19.37; 10,11.24.25.42; 11,1.2; 12,1.2.49; 13,10.36; 14,12.15.19.bis.
22.26; 15,2.12.23.32.33.36.bis; 16,5.13.20.21.24; 17,6.10.13.16.19;18,19.23; 19,10.13.25; 20,17;
21,1.6.20; 22,16; 23,1; 24,1.3; 26,1.8.17.18.19.26.35.36.40.45.56; 27,64; 28,7.8.9.13.16; Lc
5,30.33; 6,1.13.17.20.40; 7,11.18. 19; 8,9.22; 9,1.14.16.18.40.43.54; 10,22.23; 11,1.bis; 12,1.22;
14,26.27.33; 16,1; 17,1.22; 18,15; 19,29. 37.39; 20,45; 22,11.39.45; Jn 1,35.37; 2,2.11.12.17.22;
3,22.25; 4,2.8.27.31.33; 6,3.8.11.bis. 12.16. 22.bis.ter.24.60.61.66; 7,3; 8,31; 9,2.27.28.bis; 11,7.
8.12.54; 12,4.16; 13,5.22.23.35; 15,8; 16,17.29; 18,1.bis.2.15.bis.16.17.19.25; 19,26.27.38; 20,2.
3.4.8.10.18.19.20.25.26.30; 21,1.2.4.7.8.12. 14.20.23. 24; Hch 1,15; 6,1.2.7; 9,1.10.25.26.bis.38;
11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 16,1; 18,23. 27; 19,1.9. 30; 20,1.7.30; 21,4.16.bis.
65
Cf. MORGENTHALER R., Statistik des neutestamentlichen Wortschatzes (Stuttgart 1973).
66
Formas verbales que indican el seguimiento de los discípulos en los Sinópticos:
Mc Mt Lc
seguir 1,18;2,14.bis.15;6,1;8,34; 4,20.22;8,19.22.23;9,9.bis;16,24; 5,11.27.28;9,23.57.59.61;
10,21.28.32.52;14,54;15,41 19,21.27.28;26,58;27,55 18,22.28.43;22,39.54
seguir detrás 8,34 10,38 ---
ir detrás 1,7 3,11; 16,24 9,35; 14,27
caminar detrás 1,20 --- ---
vengan detrás 1,17 4,19 ---
andar detrás 8,33 16,23 ---
moverse detrás --- --- 21,8
67
Cf. Mc 7,1-23; Mt 15,1-20: limpieza (Mc 7,1-8; Mt 15,1-11), korbán (Mc 7,9-13).
68
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
30
II. Sin embargo notamos profundas diferencias entre el modo de actuar de Jesús
y el de los rabinos, que no nos permiten asimilar a Jesús a cualquiera de los
maestros de su tiempo.
En cuanto a los discípulos, normalmente eran estos, deseosos de conocer la
Torah, quienes buscaban y escogían o iban detrás de un maestro, para escuchar la
repetición de las tradiciones de los ancianos y sus propias enseñanzas. Un
candidato a discípulo no adhería inmediatamente y para siempre a un rabí. Se
confrontaba primero con otros rabinos de la época, los interrogaba, discutía con
ellos y, sólo después de una búsqueda personal detallada, escogía finalmente su
maestro.75
Por el contrario, los discípulos de Jesús no lo escogieron como maestro, sino que
fue él quien los escogió como discípulos. Él tomaba la iniciativa y actuaba con una
autoridad especial parecida a la de los profetas.
Jesús no hacía consistir nunca su enseñanza en la repetición de las opiniones de
los demás doctores de la Ley o las tradiciones de los Antiguos como hacía
normalmente todo rabí.
Veamos dos textos paralelos:
Mt 5,21-48 Matar // enfadarse Lc 6,27-38 Amar a los enemigos
Adulterio // Mirar con deseo No juzgar
Divorcio // Repudio No condenar
Jurar en falso // Ningún juramento Perdonar
Venganza // Aceptar la dificultad Dar con generosidad
Amar // Amar al enemigo
(16,19-31); 13ª el deber cumplido (17,7-10); 14ª el juez y la viuda (18,2-8); 15ª el fariseo y el
publicano (18,9-14).
74
Cf. Mc 4,10-20.33-34; 7,17-23; 9,33-50; Mt 13,10-23; 15,12-20; 18,1-5; Lc 8,9-10; 9,46-48.
75
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
76
Cf. Mc 6,2; Mt 13,54; Lc 4,22; Jn 7,15. Lc inclusive propone el hecho desde la infancia de
Jesús (Lc 2,46-48a).
32
se daba entre ellos, Jesús la atajaba en su mismo inicio. 77 Jesús tampoco admitía
réplicas a sus intervenciones sino que exigía a sus discípulos una confianza
incondicionada en su palabra y en su doctrina (cf. Mc 8,32-33; Mt 16,21-23).
Los discípulos de los rabinos tenían, sobre todo un ideal: ser ellos mismos, un
día, maestros y ejercer esa profesión con otros discípulos. El discípulo de un rabí,
una vez aprendida toda la sabiduría que su maestro podía transmitirle, se alejaba de
él e iniciaba su propia escuela. Estaba habilitado para ser a su vez rabí y se volvía
generalmente un maestro independiente. Normalmente era el maestro quien
invitaba al discípulo, ya maduro, a tomar otro camino. Jesús por el contrario
mantuvo a sus discípulos hasta el final de su vida.
El fin por el cual Jesús llamó a sus discípulos no era la adquisición de una
formación profesional. Jesús no quería hacer de sus discípulos unos profesionales
de la Ley y de las interpretaciones de la Tradición de los Antiguos, sino que los
llamó para que se asociaran a su obra de predicación del Reino de Dios, que traía la
salvación escatológica a los hombres.
A los primeros discípulos Jesús dice: venid detrás de mí y os haré pescadores de
hombres (cf. Mc 1,17; Mt 4,19). La llamada no fue exclusivamente para un
aprendizaje, sino para una experiencia y una misión muy concreta en la cual el
elocutivo comisivo los haré pescadores de hombres es un don que Jesús hizo a los
convocados y un compromiso que él asumió con ellos. El futuro haré indica que
Jesús logrará su finalidad, pero para esto necesita la respuesta constante de los
llamados.
Particularmente significativa es la primera misión de los apóstoles, según la
narración de Mt 9,35. En ella se dice que Jesús: “recorría todas las ciudades y las
aldeas, enseñando en las sinagogas y predicando el Evangelio del Reino y
curando toda enfermedad y toda dolencia”. Luego en Mt 10,1-15 Jesús envió a sus
apóstoles en misión, otorgándoles sus poderes taumatúrgicos para expulsar a los
demonios y obrar curaciones como señal de la inminente llegada del Reino de
Dios. Al mismo tiempo ellos reciben la orden de anunciar el Evangelio. Esto es lo
que hizo Jesús, como afirma Mt 9,35: predicó, enseñó y curó (cf. Mc 3,20-6,6).
Los discípulos de Jesús no participaron de su conocimiento de la Ley (cf. Hch
4,13: Viendo la seguridad de Pedro y de Juan y notando que eran hombres sin
letras, ni instrucción, estaban sorprendidos [los miembros del Sanedrín]), como
sucedía con la mayor parte de los discípulos de los rabinos, sino de su misión
divina y escatológica. Esta es la finalidad para la cual Jesús los fue formando. Para
ellos la invitación al seguimiento se volvió invitación a participar, cooperar y
colaborar a la tarea específica de Jesús de anunciar el acercamiento del Reino.
77
Cf. Mc 8,23-33; 9,33-37.38-40; 10,35-45; Mt 18,1-5; 20,20-28; Lc 9,46-48.49-50.
33
78
Cf. Mc 8,31-33; Mt 16,21-23.
79
Cf. Mc 8,31-33; Mt 16,21-23.
80
NEUDECKER R., Master-Disciples / Disciple-Master Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospels: Greg 80 (1999) 245-261.
81
Cf. Jn 1,48 (Natanael).
34
82
MORALDI L., Il Maestro di giustizia, lo sconosciuto autore dei Manoscritti di Qumran (Roma
1975).
35
Esenios de Qumrán, vivió en su misma región, fue célibe, y llevó una vida ascética
(cf. Mc 1,4-5; Mt 3, 1-2; Lc 1,80; 3,2-3).
Juan habría sido un esenio, que habría seguido como otros una vocación propia
al margen de la comunidad. En efecto, mientras los seguidores de Qumrán se
aislaban en el desierto, en una comunidad cerrada, el Bautista se dirigía a la gente,
proclamando la conversión, que era al mismo tiempo, arrepentimiento por el
propio pasado e inicio de una vida nueva según la voluntad de Dios.
La conversión era la condición necesaria para recibir la salvación, que traería el
Reino de Dios. El Bautismo, dado por Juan como señal de arrepentimiento y
conversión, era un verdadero rito de iniciación, el cual introducía en el grupo de
aquellos que profesaban la espera del Mesías que vendría y constituían
anticipadamente su comunidad. Juan tenía un grupo de discípulos, a los cuales
parece haberles dado una enseñanza especial. Leemos en efecto, en Lc 11,1 que un
día uno de los discípulos dijo a Jesús: “¡Señor, enséñanos a orar como Juan
enseñó a sus discípulos!”. Los discípulos de Juan probablemente lo ayudaban en
la predicación y en la administración del Bautismo.
Notamos algunas semejanzas ente Jesús y Juan. Jesús al comienzo de su vida
pública, retoma casi con los mismos términos, la invitación a la conversión,
proclamada por Juan el Bautista.83 Él mismo no parece haber bautizado. 84 Durante
la vida pública de Jesús sus discípulos, continúan predicando el bautismo de
penitencia y de conversión, semejante al de Juan el Bautista (cf. Jn 4,1-3). Este
bautismo de los discípulos de Jesús, a imitación del de Juan, será finalmente
absorbido en el rito, nuevo y sacramental de la comunidad cristiana primitiva.
Los evangelios y la Iglesia primitiva insisten en relacionar el ministerio de Jesús
con el ministerio del Bautista, tratando de ponerlos en relación de continuidad y
cercanía familiar, haciendo de Juan el precursor del Señor (cf. Lc 1,36.39-45).
Hay sin embargo unas diferencias considerables entre Jesús y Juan. Jesús
habló y actuó con una autoridad mesiánica propia. Juan no la reivindicó nunca
para sí. Juan rechazó rotundamente ser considerado Mesías. Jesús curó y obró
milagros, cosa que no se afirma de Juan.
Desde el punto de vista de nuestro argumento, un hecho característico es la
ausencia del seguimiento en los textos que se refieren al Bautista,85 así como en los
Documentos de Qumrán.
83
Cf. Mt 3,2; 4,17; Mc 1,2-6.14-15; Lc 3,1-6; 4,14-15; Jn 1,19-23; 4,43-46.
84
Cf. sin embargo las afirmaciones de Jn 3,22-26.
85
Sin embargo, podemos confrontar Jn 1,35.
36
III. Nos preguntamos, por lo tanto, si el seguimiento es una forma específica del
discipulado de Jesús, o el ambiente cultural y religioso del tiempo nos proporciona
algún otro ejemplo de una actitud semejante.
El teólogo protestante alemán Martin Hengel86 ha dado una respuesta seria a
esta cuestión. Él reacciona fuertemente en contra de la idea, bastante difundida,
entre muchos autores hebreos modernos, según los cuales Jesús tendría que ser
considerado un rabí hebreo y nada más, que se habría portado con sus discípulos a
la par que los demás rabinos. El intento de recuperar la figura de Jesús y de
contextualizarla en el judaísmo tradicional no es cosa rara aún en nuestros días.
En realidad, piensa Hengel, Jesús se habría puesto en la línea de los Celotas,
que aparecieron en Palestina durante el Iº siglo, anunciando en un clima
escatológico-apocalíptico la liberación inminente del pueblo de Israel y la venida
del Reino de Dios. Estos se presentaban como Moisés resucitado o como el Rey-
Mesías en persona; conducían sus propios discípulos al desierto en una especie de
nuevo éxodo simbólico para prepararse a entrar en el Reino de Dios. Predicaban la
Guerra Santa que consistía en echar a los Romanos de Palestina y purificar la
Tierra de Israel de la presencia impura de los paganos. Era esta la condición, según
ellos, para acelerar de alguna manera la venida del Reino de Dios.
Los Celotas tenían como punto de referencia a los Macabeos (Matatías, Judas,
Jonatán, Simón), su celo por la defensa de la pureza de la religión hebrea y por la
independencia nacional. De aquí su nombre. Fueron sistemáticamente perseguidos
y exterminados por los Romanos juntamente con sus secuaces o condenados a la
pena capital de la cruz como rebeldes. Los Hch 5,35-39 han conservado los
nombres de dos de esos o Celotas. Rabí Gamaliel, doctor de la Ley afirmaba:”
Estos días pasados se sublevó Teudas, diciendo de sí que era alguien... el cual fue
muerto, y todos cuantos obedecían a sus órdenes fueron dispersados y vinieron a
parar en nada. Tras este, en los días del empadronamiento se alzó Judas el
Galileo y arrastró en pos de sí a gente del pueblo: pereció él y cuantos obedecían
a sus órdenes fueron desbaratados”. Estos Celotas son recordados también por
Flavio Josefo, hebreo romanizado que dejó Palestina en el sé-quito del emperador
Tito luego de la destrucción de Jerusalén y murió en Roma alrededor del año 100
d.C. Él narra la grande rebelión de los años 66-70 y los acontecimientos anteriores
que la prepararon y su trágico final.87
Gamaliel doctor de la Ley y fariseo con su intervención reflejó verosímilmente
la tendencia general del partido fariseo; sin embargo, él no consideraba a los
discípulos de Jesús como los de cualquier rabí, sino que los comparaba con los
seguidores de los Celotas matados por los Romanos.
86
HENGEL M., Seguimiento y Carisma. La radicalidad de la llamada de Jesús = Presencia
Teológica 7 (Santander 1981).
87
FLAVIO J., Las Guerras de los Judíos I-II (Barcelona 1989).
37
Más tarde San Pablo, apresado por el tribuno romano, es considerado por éste
como el profeta celota Ben Stada, (como refiere Flavio Josefo) quien llevó al
desierto a 4000 personas (cf. Hch 21,38). Considerado en este contexto histórico
especial, según Hengel, el verbo akolouqein adquiere un nuevo sentido: no era el
seguimiento al llamado de cualquier Rabí, sino que tenía un sentido profético y
mesiánico: era el llamado del jefe carismático, designado por Dios, quien
convocaba tras de sí a unos hombres escogidos para las luchas de los últimos
tiempos.
M. Hengel subraya claramente unas diferencias entre Jesús y los Celotas:
1. A diferencias de ellos Jesús no predica un Reino nacionalista o simplemente
terrestre de Dios, sino un Reino de Dios espiritual y universal.
2. Los Celotas practicaban la lucha armada, Jesús por el contrario era un “no
violento”.88 El Reino de Dios es un don del Señor. No se puede acelerar su llegada
con las armas. Cuando Jesús da batalla, lo hace únicamente en contra de las
potencias del mal, los espíritus malignos, y los demonios (cf. Mc 1,23-27.32-34.39;
3,11; 5,1-20; 9,14-29; Mt 4,24-25; 8,16.28-34; 17,14-21; Lc 4,31-37.40-41; 8,26-36;
9,37-42). Por consiguiente, afirma Hengel, es extraño que Jesús haya sido
condenado al castigo de la cruz, que se acostumbraba aplicar a los rebeldes.
Para lograr su muerte, el partido de la aristocracia sacerdotal lo presentó ante
Pilato, como uno de esos Celotas que amenazaban periódicamente el orden público
y, sobre todo, luchaban en contra de la ocupación romana de Palestina.
Jesús, el Rey-Mesías, habría pasado como un Celota enemigo directo de los
Romanos. Pilatos aún no creyendo tener delante de sí a un revolucionario que
mereciera la pena de muerte, sin embargo, por cobardía cedió a la presión de las
autoridades judías y sin convicción lo envía a la cruz.
En su conclusión, Hengel observa que Jesús vivió en un ambiente histórico y
socio-cultural muy particular y no hay que sorprenderse si presentaba en sí mismo
algunos rasgos que derivaban de ese ambiente.89 Sin embargo su personalidad es
demasiado compleja y rica para poder ser encasillada en una determinada categoría
de la historia y de la fenomenología de las religiones. ¡Jesús se escapa a todo
intento de catalogación y bajo muchos aspectos se queda como un fenómeno único!
IV. En el mundo de los Celotas, surgieron también los Sicarios,90 más violentos
que ellos. Se multiplicaron entre los años 65-70 d.C. sobre todo en la ciudad de
88
Cf. Mt 26,52: “Todo el que empuña la espada, a espada perece”. Sin embargo, en Lc 22,36-38
Jesús parece defender la reacción violenta: “El que no tenga bolsa ni alforja que venda el manto
y se compre una espada”. Le contestaron: “Señor aquí hay dos espadas”. Les dijo: “Basta ya”.
89
Entre sus discípulos Lc 6,15 habla de Simón, llamado Celota. Mc 3,18 y Mt 10,3 hablan de
Tadeo.
90
FLAVIO J., Guerra de los Judíos (Barcelona 1989).
38
Jerusalén cercada por las legiones de Tito. Eran considerados las milicias violentas
del movimiento celota. Se encargaban de eliminar en la ciudad sitiada todo
resquicio de apertura al diálogo y todo intento que fuera dirigido a la solicitud de
una rendición a los romanos de parte de los Sumos Sacerdotes, Ancianos del
Sanedrín y Fariseos. Se llamaban así porque estaban armados de una sica o puñal
con el que agredían a los sitiados que querían rendirse. El último resto de estos
Celotas y Sicarios fue silenciado con la toma de Masada por el Procurador Flavio
Silva al mando de la 10ª Legión el año 73 d. C.91
Cap. 5º
1º. Cuando Jesús envió a los Doce durante su vida pública (cf. Mc 6,7-13; Mt
10,1. 7-11.14; Lc 9,1-6), les impuso condiciones claras para ser misioneros:
Mc 6,7-13 Mt 10,1.7-11.14 Lc 9,1-6
v. 7 Llamó a los Doce v. 1 Y llamando a sus doce discípulos, v. 1 Convocó a los Doce
y los fue enviando de dos en dos
dándoles autoridad les dio autoridad y les dio poder y autoridad
sobre los espíritus inmundos. sobre los espíritus inmundos sobre toda clase de demonios
para expulsarlos
y curar todo achaque y enfermedad y para curar enfermedades.
v. 7 “Por el camino v. 2 Luego los envió
proclamen que ya llega el Reino de Dios, a proclamar el Reino de Dios
v. v. 8 curen enfermos, resuciten muertos, y a curar los enfermos, diciéndoles:
limpien leprosos, echen demonios.
De balde lo recibieron, denlo de balde.
v. 8 Les encargó v. 9 No se procuren v. 3 “No tomen nada para el camino:
que no llevaran nada para el camino, oro, plata
un bastón y nada más: ni bastón, ni alforja, ni pan,
ni pan, ni alforja, ni dinero,
ni monedas en la faja; ni monedas en la faja;
v. 9 llevaran sandalias, v. 10 ni tampoco alforja para el camino, ni lleven cada uno dos túnicas.
pero que no tuvieran dos túnicas. ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón
que el bracero merece su sustento.
v.11 Cuando entren en un pueblo o aldea,
v. 10 Y añadió: averigüen quién hay allí que lo merezca
“Quédense en la casa donde se alojan y quédense en su casa hasta que se vayan. v. 4 Quédense en la casa donde se alojan
hasta que se vayan de aquel lugar. hasta que se vayan de aquel lugar.
v. 12 Al entrar en una casa, saluden.
v. 13 Si la casa se lo merece
la paz que le desean se pose sobre ella;
92
Cf. Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28.
40
si no se lo merece,
vuestra paz vuelva a vosotros.
v. 11 Y si un lugar no os recibe v. 14 Si alguno no os recibe v. v. 5 Y en caso de que no los reciban
ni os escucha, ni os escucha, al salir de aquel pueblo
al marcharse al salir de su casa o del pueblo
sacúdanse el polvo de los pies sacúdanse el polvo de los pies”. sacúdanse el polvo de los pies,
como testimonio en contra de ellos”. como testimonio en contra de ellos”.
v. 12 Ellos se fueron a predicar v. 6 Ellos se pusieron en camino
que se enmendaran y fueron de aldea en aldea
v. 13 echaban muchos demonios, ungían anunciando la Buena Noticia
con aceite a muchos enfermos
y los curaban. y curando en todas partes.
El hecho es relatado por los tres Sinópticos, pero el texto más exigente es el de
Mt 10,9-10 que dice: No lleven ni oro, ni plata, ni moneda de cobre en sus cintos,
ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón. En Mt solamente
se permite una túnica, nada más. Se trata de un lenguaje parabólico en el que lo
más importante no debe ser quien lleva el mensaje de Jesús, sino el mismo mensaje
que se lleva. La persona misma del misionero es parábola para los que escuchan el
mensaje de Jesús que él anuncia.
El texto paralelo de Lc 9,3 es parecido al de Mt: “Les dijo: no lleven nada por
el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata, ni dos túnicas”.
En el texto paralelo de Mc 6,8-9 Jesús permite a los misioneros tener un bastón
y andar calzados con sandalias, según la costumbre romana, y llevar una sola
túnica: Les mandó que no recogieran nada para el camino, sólo un bastón y nada
más: ni pan, ni alforja, ni sencillo en el cinto; pero que llevaran sandalias y que
no se pusieran dos túnicas.
Las tres formulaciones no son necesariamente contradictorias. El pensamiento
de Jesús es que quien es enviado por él a anunciar el Reino de Dios debe limitarse
a lo estrictamente necesario para sí y demostrar un total desprendimiento de las
cosas materiales. Lo más importante para los tres textos no es la persona que
anuncia, sino el contenido del anuncio.
v. 5 Cuando entren en una casa, lo primero que debe hacer saluden: “Paz a esta casa”.
v. 6 Si hay allí gente de paz, la paz que les desean se posará sobre ellos; si no, volverá a ustedes.
v. 7 Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, que el obrero merece su salario.
No vayan cambiando de casa en casa.
v. 8 Si entran en un pueblo y los reciben coman de lo que les pongan,
v. 9 curen a los enfermos que haya, y digan: “¡Ha llegado a ustedes el Reino de Dios!”.
v. 10 Cuando entren en un pueblo y no los reciben, salgan a las calles y digan:
v. 11 “Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies
nos lo limpiamos, en contra de ustedes!
De todos modos, sepan que ya ha llegado el Reino de Dios”.
Las relaciones que Jesús establece con sus discípulos tienen una característica
especial. Seguir a Jesús significa entrar en una comunión estable de vida con Él. A
este respecto, es muy reveladora la narración de la Institución de los Doce en Mc
3,13-15: Subió a la montaña, llamó a sí a los que él quiso. Ellos fueron tras él.
Constituyó Doce para que estuvieran con él para enviarlos a predicar y para que
tuvieran el poder de echar a los demonios. Mt 10,1-4 y Lc 6,12-16 no tienen esta
descripción detallada que ofrece Mc.
Hacemos notar la expresión: para que estuvieran con él. Comunión de vida y
envío a la misión (predicar, echar a los demonios) están íntimamente unidos.
Constituyen un don irrepetible para los discípulos: 1) vivir continuamente junto
con Jesús y 2) vivir en estrecha relación entre ellos. La misión no puede realizarse
sin que este “estar con Jesús” impida al apóstol representar verdaderamente a su
maestro.
a. Un maestro en tiempos de Jesús no establecía diferencias entre su
enseñanza y su vida privada. La enseñanza que los rabinos impartían a sus
discípulos no era de tipo puramente académico. Consistía en vivir personalmente
en estrecha comunión con sus discípulos. El discipulado se fundaba en una
comunión de vida, una estrecha relación personal entre maestro y discípulos. Éste
solía ser mayor que ellos en la piedad y observancia rigurosa de la Ley. El maestro
formaba a sus discípulos no solamente con la interpretación de la Torah (Ley), sino
también por la manera concreta con la cual él la practicaba. 93 Los discípulos
podían observar su coherencia o no con la doctrina que enseñaba y por lo tanto
adherir a su enseñanza o dejarlo. Este modo de formar está muy bien afianzado en
el Evangelio. Jesús vivió día y noche con sus discípulos, quienes podían
observarlo, estudiar su manera de actuar, de orar y su conducta en las situaciones
más complejas con los enfermos, los endemoniados, los sumos sacerdotes, los
fariseos, los herodianos, el pueblo y con ellos mismos. Se encontraban con Él en
todas las circunstancias de la vida. 94 Fueron testigos también de su oración y
recibieron un impacto tan fuerte por su manera de orar que le dijeron: Señor,
enséñanos a orar (cf. Lc 11,1).
b. Además los Sinópticos afirman que Jesús tomaba como punto de partida de su
enseñanza las circunstancias más concretas de la vida. Su enseñanza solía estar
precedida por discusiones con los fariseos como aquella sobre las Tradiciones de
los Antiguos (cf. Mc 7,1-13; Mt 15,1-11), o por una pregunta hecha por sus propios
93
NEUDECKER R., Master-Disciple / Disciple-Master. Relationship in Rabbinic Judaism and
in the Gospel: Greg 80 (1999) 245-261.
94
La única vez que los discípulos no están al lado de Jesús, por ej. en Mc, es cuando actúan en la
misión a la que habían sido enviados (cf. Mc 6,6b-13). En ese momento y hasta su regreso (cf.
Mc 6,30-31) Mc no habla de Jesús sino de Juan el Bautista (cf. Mc 6,14-29).
44
discípulos, o para corregir cualquier actitud reprensible. 95 A veces era también una
noticia de la cual todos hablaban, que se volvía para el Maestro ocasión de
enseñanza (cf. Lc 13,1-3): “En aquel momento se presentaron algunos a contarle
de aquellos Galileos cuya sangre Pilatos mezcló junto con la sangre de sus
víctimas. (Jesús) les contestó: “¿Piensan que esos Galileos eran más pecadores
que los demás porque acabaron así? ¡Les digo que no! Pero si no se enmiendan,
todos ustedes perecerán también”.
c. La mayor parte de las parábolas han sido narradas con ocasión de algún
acontecimiento o de una escena que tal vez los discípulos o la gente habían visto a
lo largo del camino: un pescador, un pastor, un sembrador, una ama de casa, unos
niños jugando, un campo lleno de cizaña, unos cosechadores, etc. Estas parábolas,
reunidas a veces por los Sinópticos en un único discurso catequístico (cf. Mc 4; Mt
14; Lc 8), fueron, muy probablemente, propuestas por Jesús en ocasiones
diferentes.
Es a través de esta vida en común, de esta enseñanza concreta desde la vida de
cada día, como Jesús formó a sus discípulos para la misión para la cual los había
llamado. Los Evangelios no hablan de transmisión de las opiniones del Maestro
sobre la interpretación de la Ley, según la costumbre rabínica, sino de
proclamación de su mensaje sobre el Reino de Dios y del ejercicio de sus poderes
curativos en su nombre.
d. En el prólogo de su Evangelio Lc llama a los apóstoles y a los discípulos que
Jesús había escogido: “Como nos han transmitido los que fueron testigos oculares
desde el principio y luego se hicieron predicadores de la Palabra” (cf. Lc 1,2). El
texto griego tiene: testigos oculares.
Esos hombres, que habían seguido a Jesús día y noche, viviendo junto con él,
compartiendo sus condiciones de vida y observando su manera de actuar y de
portarse en las diferentes circunstancias, tenían a su disposición un tesoro
inagotable de impresiones y recuerdos. Ellos constituyeron, un anillo único en la
cadena de la tradición.
Este es el motivo por el que la Iglesia considera cerrada la Revelación con la
muerte del último apóstol. A los cristianos de la segunda generación, como los
evangelistas Marcos y Lucas les faltaba este tesoro vivo de los recuerdos
personales que los apóstoles habían tenido.
95
Cf. 1ª Instrucción (cf. Mc 9,33-50: el más grande, sólo ellos) y 2ª Instrucción (cf. Mc 10,41-45:
servicio).
45
Seguir a Jesús no quiere decir solamente vivir en comunión con él, significa
también participar de su destino. Este es un componente fundamental del
seguimiento de Jesús, que completa y perfecciona los demás elementos.
Siguiendo a Jesús los discípulos tendrían que esperarse el mismo tratamiento
reservado a su maestro: odio, sufrimientos, rechazo, persecución y muerte (cf. Mc
13,9-13; Mt 10,17-21; Lc 21,12-19).
a. El texto de Mt 10,24-25 tiene estos logia de Jesús:
v. 24. “No hay discípulo mayor que (su) maestro, ni siervo mayor que su señor;
v. 25. es suficiente que el discípulo sea como su maestro y que el siervo sea como su señor.
Si al jefe de familia lo han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a los de su casa!”.
96
NEUDECKER R., Master-Disciple / Disciple-Master. Relationship in Rabbinic Judaism and in
the Gospel: Greg 80 (1999) 245-261.
46
Jesús pide a quien se pone en su seguimiento, que renuncie a sí mismo, con una
renuncia radical a su propio yo, con todas las tendencias egoístas, hasta llegar al
sacrificio de la propia vida. Jesús acepta la voluntad del Padre que tiene prevista su
Pasión, Muerte y Resurrección anunciada en los versículos precedentes, y se
prepara para la misma. Los que lo quieren seguir deben estar dispuestos, con los
mismos sentimientos de auto-renuncia, a participar en la misma suerte. En este
logion encontramos los términos característicos del vocabulario del seguimiento,
ya presentes en las escenas de las llamadas de los primeros discípulos: venir detrás
de, seguir, venir, ir detrás, dejar, renunciar, seguir (cf. Mc 1,16-20; Mt 4,17-22;
Lc 5,1-11// Mc 2,13-17; Mt 9,9-13; Lc 5,27-32).
Ahora bien, hemos visto que los destinatarios de la instrucción en el logion
acerca del seguimiento varían de un Evangelio a otro. Mt 16,24, que parece
conservar la tradición más antigua, habla de discípulos. Mc 8,34 ensancha más el
auditorio hablando de la gente y los discípulos. Lc 9,23 ensancha al máximo el
auditorio hablando de todos.
Este mismo logion del seguimiento cargando con la cruz se encuentra también
en otro contexto en Lc. Leemos en efecto en Lc 14,27: “Quien no carga con su
cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío”.
d. Estos textos plantean diversos problemas.
I. Algunos teólogos luteranos (Lohmeyer, Michaelis, Grundmann) rechazan su
autenticidad afirmando que la invitación de Jesús a seguirlo con la cruz sería una
creación de la comunidad cristiana primitiva, después de la Pascua; Jesús, dicen,
no podía prever su muerte ni, mucho menos, la de sus discípulos.
Esta tesis, sin embargo, ha sido rechazada por otros teólogos luteranos, entre los
que destaca J. Jeremías. Recogemos sus afirmaciones:
1º. El hijo del hombre y siervo de Jahweh entendido como una persona
particular:
Jeremías escribiendo en el GLNT del Kittel97 considera que hay una fuerte
similitud histórica que nos lleva a afirmar que Jesús ha encontrado la clave de la
necesidad del significado de su Pasión es necesario... que sufra mucho (cf. Mc
8,31; Mt 16,21; Lc 9,22) en la profecía del Siervo de Jahwéh de Is 52,13-53,12,
97
JEREMIAS J., Pais Theou: GLNT IXº 336-439.
49
que recoge el cuarto Canto del Siervo, en donde se encuentran descritos sus
sufrimiento causados por las culpas del pueblo.
Cinco veces (cf. Is 53,6.8.10.11.12) se dice que el Siervo sufre por los demás,
carga con los pecados del pueblo e intercede por el mismo. Condenado a muerte
ofrece su vida en expiación. Estos sufrimientos tienen como finalidad la salvación
del pueblo: con su muerte el Siervo cargó con el pecado de muchos e intercedió
por los pecadores (cf. Is 53,12).
Los anuncios de la Pasión, en los tres Sinópticos, afirma Jeremías, tienen un
carácter arcaico: Jesús se ha identificado no solamente con el Hijo del hombre (cf.
Dn 7,13-14), al cual Dios da el Reino y el poder sobre todas las naciones, sino
también con el Siervo que sufre descrito por Isaías en sus cuatro cantos 98. Jesús
estaba persuadido que tenía que completar la profecía del Siervo de Jahwéh, siendo
al mismo tiempo el Hijo del hombre y el Siervo que sufre. El anuncio de la Pasión,
98
Cf. Is 42,1-9; 49,1-8; 50,4-9; 52,13-53,12.
50
2°. Hijo del hombre y Siervo de Jahwéh entendidos como una colectividad.
El Hijo del hombre de Dn y el Siervo de Jahwéh de Is pueden ser considerados
al mismo tiempo, afirma Jeremias, como una representación colectiva. Muchos
teólogos hoy en día hablan de una personalidad corporativa. Se trata de una idea
arraigada en la mentalidad semítica, pero presente también en otras culturas
primitivas o arcaicas, según la cual el individuo existe solamente en relación al
grupo (nación, clan, familia), que se encuentra como contenido e incluido en su
jefe fundador, el cual le comunica sus características y su fisonomía. El grupo está
unificado, sostenido y mantenido en la existencia por la presencia de este
personaje, concreto y único, que se encuentra en los inicios, y de la cual los
miembros actuales son como su prolongación en el tiempo. Esto va perpetuando la
gran personalidad que le ha dado origen, cuya vida se prolonga, de generación en
generación, en los mismos miembros. Hay una comunión de destino entre el jefe y
los miembros del grupo: la suerte del jefe determina al final la suerte de los
miembros.
Hablar del jefe es hablar de sus descendientes, y viceversa. Los dos forman una
unidad, un todo, una especie de cuerpo, quedando los individuos unidos, entre sí y
con el jefe, en virtud de un vínculo de íntima solidaridad humana, moral y
espiritual. El concepto es fundamental para entender la noción bíblica de pecado
original y de cuerpo místico.
Pero tiene además otras aplicaciones. Aquí, en Dn 7,18.22 se habla de “los
santos del Altísimo”, expresión que designa el pueblo escogido. Son asociados a la
51
II. Otros teólogos, por el contrario, hacen notar que, habida cuenta del contexto
histórico del tiempo, no es por nada inverosímil que este logion haya sido
pronunciado por Jesús. La utilización del suplicio de la cruz no era rara en
Palestina del Iº siglo.
a. Muchos Jefes celotas, que instigaban el pueblo a seguirlos para lograr la
liberación de Israel de la dominación romana, acabaron su vida en la cruz junto con
sus seguidores. De la frecuencia del suplicio de la cruz, nos habla el testimonio del
historiador hebreo Flavio Josefo,99 de ascendencia sacerdotal y de pertenencia
farisaica, quien narra de una manera apasionada la rebelión en contra de Roma del
66-70 d.C., en la cual el mismo estuvo involucrado personalmente, y que concluyó
con el incendio del Templo de Jerusalén, la destrucción de la ciudad, la deportación
de los Jefes Judíos y la pérdida definitiva de la libertad de la cual gozaba todavía el
pueblo judío con la toma de Masada (73 d.C).
Para que se entiendan mejor los hechos y la situación, Flavio Josefo retoma los
acontecimientos, iniciando desde la guerra santa de los Macabeos contra Antíoco
Epifanes (cf. 1Mac 1,1-16,24) hasta llegar a la resistencia de los Celotas en contra
99
FLAVIO J., La Guerra de los Judíos I-II (Barcelona 1989).
52
de la ocupación romana. Este libro constituye una de las fuentes principales para
conocer el período intertestamentario. Josefo recuerda ejecuciones en masa, con el
suplicio de la cruz. Por ejemplo, la crucifixión de 2000 Celotas, hecha en un
mismo día el año 4 d.C. Estar listo para aceptar el suplicio de la muerte, y
especialmente el de la cruz, impuesto por los romanos a los revoltosos, hacía parte
de la ideología de los Celotas.
Sabemos por Plutarco (125 d.C.), que el condenado tenía que llevar la cruz
hasta el lugar de la ejecución. Llevar la cruz hacía parte del mismo suplicio a
través del baile de la muerte.
b. Desde luego Jesús no compartía el ideal nacionalista de los Celotas, pues
rechazaba inclusive la rebelión armada. Pero él utilizó una expresión, casi
proverbial en aquel tiempo en los ambientes de los Celotas, para demostrar que sus
discípulos tenían que estar listos a enfrentar los más grandes sufrimientos y
pruebas, incluso la misma crucifixión, si era necesario: “Pues ahora el que tenga
bolsa que la tome, lo mismo la alforja; y el que no tenga que venda el manto y se
compre una espada” (cf. Lc 22,36).
J. W. Gwyns Griffiths100 escribe que desde un punto de vista estrictamente
humano, la muerte de Jesús era previsible y él la había humanamente previsto.
Jesús se presenta como un Mesías pacífico, pero ni siquiera un mesianismo
espiritual y no violento, como el suyo, podía ser tolerado por las autoridades
romanas. Enfrentar a los romanos era, antes o después, inevitable y fatal.
Significaba la condena a muerte y la cruz. Jesús entonces, advierte a sus discípulos
que no se puede seguir a un Mesías, aunque sea pacífico, sin esperarse una muerte
diferente de la suya.
Jeremias afirma que el logion de llevar la cruz detrás de Jesús pertenece a las
“Ipsisima Verba Christi”.
III. Por otra parte, la idea de una participación de los discípulos en los
sufrimientos del maestro es ilustrada por una escena, que Mt y Mc colocan después
del tercer anuncio de la Pasión (cf. Mc 10,35-38; Mt 20,20-23). Esta escena, que
falta en Lc, describe la petición de los hijos de Zebedeo.
Mc 10,35-38 Mt 20,20-23
v. 35 Se le acercaron los hijos de Zebedeo, v. 20 Entonces se acercó la madre de los hijos de Zebedeo
Santiago y Juan, y le dijeron: con sus hijos,
haciéndole reverencia con la intención de pedirle algo.
“Maestro querríamos que hicieras
lo que te vamos a pedir.”
v. 36 Les preguntó él: v. 21 Él le preguntó:
“¿Qué queréis que haga por ustedes? “¿Qué deseas?”
v. 37 Contestaron: Contestó ella:
“Concédenos “Di a estos hijos míos
100
GRIFFITHS J.W., The Disciple’s Cross: NTS (1970)
53
En ambos casos los dos discípulos esperan todavía un Reino de Jesús con
características terrenas y temporales en el que, sentados a su derecha y a su
izquierda, serán como los ministros del Rey por encima de los demás apóstoles.
Los dos aspiraban a este lugar de honor, los dos aspiraban al poder. Pero Jesús les
contesta (cf. Mc 10,38a; Mt 20,22-23) precisando la voluntad de Dios.
El P. A. Feuillet101 estudia detalladamente la escena y profundiza las imágenes
del cáliz y del bautismo. La imagen del cáliz se aclara mediante sus precedentes
bíblicos. Significa, según Feuillet, el castigo divino por los pecados que recibió
Jesús en lugar de los culpables. En cuanto a la imagen del bautismo, es una
metáfora bíblica para indicar el hecho de estar sumergido en un torrente de
sufrimientos. El cáliz y el bautismo, símbolos de la Pasión de Jesús, asumen un
sentido único: sólo Jesús puede completar el acto supremo de la redención de los
hombres.
Cuando los hijos de Zebedeo responden que pueden beber el cáliz y ser
bautizados en el bautismo, no saben lo que dicen. Demuestran que no entienden lo
que Jesús les preguntó. Sin embargo, de hecho, habrá una participación de ellos en
el destino y la suerte de su Maestro. En efecto Jesús añade (cf. Mc 10,39b-40; Mt
20,22-23): “El cáliz que he de beber lo beberéis [añade Mc y también con el
bautismo con el cual seré bautizado seréis bautizados], pero el sentarse a mi
derecha o a mi izquierda no depende de mí el acordarlo, sino que es para aquellos
para los cuales está dispuesto”.
Los dos hermanos estarían de alguna manera asociados a la Pasión de su
Maestro; tendrían que sufrir como él y hacerse semejantes a él, participando en sus
sufrimientos. Y esto no vale solamente para Santiago y Juan, sino también para los
demás discípulos. Se trata de una lección dirigida por Jesús a todos los discípulos.
Feuillet concluye que esta idea de la participación en el cáliz y en el bautismo
del Señor está en sintonía con todo el contexto evangélico que precede y que sigue,
101
FEUILLET A., La coupe et le Bapteme de la Pasión: RB 14 (1967) 356-391.
54
en el cual se indica con insistencia, el deber que espera a los discípulos de llevar su
cruz detrás de Jesús. Pero la noción de participación permite también darse cuenta
de las garantías de suprema recompensa que Jesús da a sus discípulos. En virtud de
la estrecha unión y solidaridad con su Maestro, el discípulo de Jesús recibiría como
recompensa la máxima gratificación y glorificación.
IV. Otro texto, presente en Mt, habla de la participación de los discípulos a las
vicisitudes de Jesús. Se encuentra al final de la narración del encuentro del rico con
Jesús (cf. Mt 19,27-28):
v. 27 Pedro comenzó a decirle: “He aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido. ¿Qué recibiremos nosotros?” v. 28 Y Jesús les dijo: “Ustedes que me han seguido
en esta generación, cuando el Hijo del hombre se sentará sobre el trono de su gloria,
se sentarán sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”
Los apóstoles que habían compartido las condiciones de vida de Jesús, su
pobreza voluntaria, su desprendimiento de todas las cosas, su itinerancia, serían
asociados a él en su gloria y en su dominio real del mundo. Esta declaración de
Jesús es propia de Mt y no se encuentra en los textos paralelos de Mc 10,28-29 y
Lc 18,28-30.
V. En Lc 22,28-30, en un contexto diferente, Jesús hace una promesa semejante:
v. 28 Ustedes sean mantenido a mi lado en mis pruebas,
v. 29 y yo les confiero la realeza como me la confirió mi padre a mí.
v. 30 Comerán y beberán a mi mesa en mi Reino,
y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
A aquellos que han perseverado con él en sus tribulaciones, Jesús promete un
lugar especial cerca de él en su Reino. No se trata aquí del juicio universal, sino de
una particular distinción en el Reino de Dios. Juzgar, en el sentido bíblico
primordial, significa gobernar. Los Apóstoles, que han participado en el destino de
Jesús, recibirán su misma autoridad.
Capítulo 7º
Extensión a todos los creyentes
de las nociones de seguimiento y discipulado.
Desde el punto de vista crítico e histórico queremos distinguir entre las personas
que rodearon a Jesús durante su vida pública diversos círculos concéntricos.
55
I. En primer lugar los Sinópticos nos proponen el grupo de los Doce como el
grupo más cercano a Jesús (cf. Mc 3,16; 4,10; 6,7; 9,35; 10,32; 11,11; 14,17; Mt
10,1.2.5; 11,1; 20,17.20; Lc 6,13; 8,1; 9,1.12; 18,31; 22,3).
Veremos solo la llamada de los Doce (cf. Mc 3,13-19; Mt 10,1-4; Lc 6,12-16).
Mc 3,13-19 Mt 10,1-4 Lc 6,12-16
v. 12 Por aquel entonces
v. 13 Mientras subía a la montaña se fue a la montaña a orar
y se pasó la noche
orando a Dios.
v. 13 Cuando se hizo de día
fue llamando a los que él quiso v. 1 Y llamando llamó a sus discípulos,
y se reunieron con él. a sus doce discípulos,
v. 14 Designó a Doce escogió a doce de ellos
[a los que llamó apóstoles] y los nombró apóstoles:
para que estuvieran con él
v. 15 y para enviarlos a anunciar
y les dio poder les dio autoridad sobre los espíritus
para expulsar demonios, inmundos para expulsarlos
y curar todo achaque y enfermedad.
v. 16 [Así constituyó a los Doce,] v. 2 Los nombres
de los doce apóstoles son estos:
Simón a quien llamó Pedro, el primero Simón llamado Pedro v. 14 Simón al que llamó Pedro
y su hermano Andrés, y su hermano Andrés,
v. 17 y Santiago hijo de Zebedeo Santiago, hijo de Zebedeo
y a Juan su hermano y su hermano Juan; Santiago
a quienes puso el sobre- y Juan,
nombre de Boanerges,
los hijos del trueno
v. 18 Andrés,
Felipe y Bartolomé, v. 3 Felipe y Bartolomé, Felipe y Bartolomé,
Mateo y Tomás, Tomás y Mateo el publicano, Mateo y Tomás,
Santiago hijo de Alfeo Santiago hijo de Alfeo Santiago hijo de Alfeo,
y Tadeo, y Tadeo Simón llamado el Zelota,
Simón el Cananeo v. 4 Simón el Cananeo v. 16 Judas de Santiago
v. 19 y Judas Iscariote, y Judas Iscariote, y Judas Iscariote
el mismo que lo entregó. el mismo que lo entregó. que fue el traidor.
II. Luego viene el grupo más amplio de seguidores o discípulos, entre los cuales
Jesús escoge 72 para enviarlos en Misión (cf. Lc 10,1-11):
v. 1 Algún tiempo después designó el Señor otros setenta [y dos]
y los mandó por delante de él de a dos [en dos] a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él
v. 2 Y les dijo: “La mies es abundante y los braceros pocos;
por eso rueguen al dueño de la mies que mande braceros a su mies.
v. 3 Id; Miren que los mando como corderos entre lobos.
v. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no se paren a saludar a nadie por el camino.
56
Nada sabemos si estas mujeres habían sido llamadas por Jesús o si lo seguían
por su cuenta. Pero, aplicando la tradición que Jesús solía llamar a sus discípulos,
podemos deducir indirectamente una llamada también para ellas. Jesús no les
impone ninguna renuncia a sus posesiones personales. Por lo contrario, Lc 8,3
precisa que estas socorrían a Jesús y a los Doce con sus propios bienes “la cuales
les ayudaban con sus bienes”.
c. Las mujeres, no solamente servían a Jesús y a los Apóstoles, sino que
escuchaban la enseñanza del Maestro y formaban parte del grupo más amplio de
sus discípulos en el sentido propio de la palabra. Más aún, Jesús considera la
enseñanza que él les daba más importante que el servicio que ellas le brindaban,
como afirma Lc 10,38-42:
v. 38 Mientras andaban por el camino, él entró en una aldea.
Una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa.
v. 39 Esta tenía una hermana llamada María,
que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
v. 40 Marta en cambio estaba ocupada con el mucho trajín, hasta que se paró delante y dijo:
“Señor ¿No te importa que mi hermana me deje trajinar sola?
Dile que me eche una mano”
v. 41 Pero el Señor le contestó:
“Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria.
Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.”
Marta, que trabajaba para servir a Jesús, escuchó de boca de Jesús que María
había escogido la parte mejor, que no le sería quitada, porque prestaba atención a
sus palabras. El texto refiere que María estaba sentada a los pies de Jesús para
escuchar su palabra. Ahora bien, sentarse a los pies es la posición normal de los
discípulos de los rabinos delante de su maestro. En el lenguaje del tiempo sentarse
a los pies de alguien significaba ser su discípulo.
Era impensable que un rabino, o sea un doctor de la Ley del tiempo de
Jesús, aceptara a una mujer en el círculo de sus discípulos, y menos que le dirigiera
la palabra públicamente (cf. Jn 4,9).102 Jesús no se preocupó por esto.
102
Dichos de Rabí Nathán: “No se debe estar solo con una mujer en una posada, ni siquiera con
la hermana o con la hija, a causa de los pensamientos de los hombres”. “No se debe hablar con
una mujer por la calle, ni siquiera con la mujer propia; menos con la mujer ajena, a causa de
58
Durante su vida terrena, Jesús no envió a las mujeres que lo seguían a predicar y
a curar a los enfermos en su nombre, como hizo con los Apóstoles y los discípulos,
pero las discípulas de Jesús que lo habían seguido hasta el Calvario y el Sepulcro,
gozaron antes que cualquier otro discípulo, de una de las primeras apariciones del
Resucitado el día de la Pascua. Sobre este punto coinciden los cuatro Evangelios,
con alguna divergencia en los detalles narrativos. Y por encargo del Resucitado las
mujeres dan testimonio de la Resurrección ante los Apóstoles incrédulos (cf. Mc
16,1-8; Mt 28,1-8; Lc 24,1-11; Jn 20,11-18).103
IV. Hay, además, alrededor de Jesús un grupo constituido por simpatizantes, que
escuchan su predicación y ven en él al Enviado de Dios, pero no lo siguen de una
manera constante. ¡A estos Jesús no les pide que abandonen todo!
El publicano Leví, ante la llamada de Jesús, se levanta del banco de los
recolectores de impuestos, deja su profesión de publicano para seguir a Jesús,
aunque no forma parte de los Doce (cf. Mc 2,13-17 y Lc 5,27-32; diverso Mt 9,9-
13 y Mt 10,3).
El publicano Zaqueo, a quien el Evangelio presenta como Jefe de los publicanos
recibe una alabanza de parte de Jesús porque hace un buen uso de sus riquezas (cf.
Lc 19,1-10).
El geraseno curado es enviado por Jesús a dar la Buena Noticia de su curación
(cf. Mc 5,18-20; Lc 8,38-39).
El desconocido que actuaba en nombre de Jesús sin ser seguidor de él y
suscitando el celo de los discípulos recibe una aprobación implícita de su parte (cf.
Mc 9,38-41; Lc 9,49-50).
V. Por fin está la gente, que busca continuamente a Jesús, escucha su
predicación sobre el Reino de Dios, lo protege y sigue, pero sin comprometerse en
la Misión (cf. Mc 2,13-14).
a. El Discurso de la montaña que establece las condiciones para poder entrar en
el Reino de los cielos, está dirigido, no solamente a los discípulos, sino también a
la gente (cf. Mt 5,1). Estas exigencias radicales, inicialmente, se distinguen de las
que están dirigidas solamente a aquellos que quieren adherirse a Jesús en
comunión total de vida en el discipulado propiamente dicho.
Sin embargo, la Iglesia postpascual no ha querido distinguir más las exigencias
específicas, puestas por Jesús a los discípulos llamados por él a una comunión de
las habladurías de los hombres”. Dichos de Rabí Eliécer: “Cada vez que alguien se entretiene
con una mujer, encuentra su desgracia, se aleja de la Torá y hereda la Gehena!”. “Sería mejor
quemar la Ley antes que ponerla en manos de las mujeres”.
103
ADINOLFI M., Le discepole di Gesú: BibOr (1974); BRUNINI M., Maestro dove abiti?
Donne e uomini alla sequela di Gesú nel Vangelo di Giovanni = LPB (Bologna 2003).
59
SCHNACKENBURG R., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I.II = HÉRDER 185.186
106
(Barcelona 1989.1992).
61
Capítulo 8º
Textos que parecen negar
las nociones de seguimiento y discipulado
a todos los creyentes.
Para concluir el tema del seguimiento en los Sinópticos, analizaremos dos textos
que parecen contradecir la idea de una extensión a todos los creyentes de la noción
de seguimiento/discipulado y parecieran sugerir más bien, la existencia de dos
categorías de cristianos.
I. El primer texto que queremos considerar es la llamada del rico que nos
proponen las narraciones paralelas de Mc 10,17-22.23-27; Mt 19,16-22.23-26 y
Lc 18,18-23. 24-26:
107
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
62
C. El debate entre Jesús y los discípulos, que constituye el contexto con el que
hay que confrontar el texto anterior, es idéntico en los tres Sinópticos:
I. El texto comienza con un logion de Jesús igual en Mc 10,23 y Lc 18,24. Mt
19,23 presenta alguna pequeña diferencia:
Mc 10,23: Jesús mirando alrededor dijo a sus discípulos: “¡Qué difícilmente van a entrar en
el Reino de Dios los que tienen riquezas!”
Lc 18,24: Jesús viéndolo [tan triste] dijo: “¡Con qué dificultad entran en el Reino de Dios
los que tienen el dinero!”
Mt 19,23: Jesús dijo a sus discípulos: “Os aseguro que con dificultad entrará un rico en el
Reino de los cielos”.
108
Estas palabras no se encuentran en los otros paralelos de Mc y de Lc.
66
IV. El mejor comentario a la invitación dirigida por Jesús al joven rico (cf. Mt
19,21) es el Discurso de la Montaña (cf. Mt 5,1-7,29), que trata del cumplimiento
de la Ley Antigua y de la Nueva Justicia, superior a la justicia mosaica (cf. Mt
5,20-47). Jesús no ha venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento, a
completarla y perfeccionarla (cf. Mt 5,17). Esta nueva justicia es exigida para
entrar en el Reino de los Cielos: “Si vuestra justicia no supera la de los escribas y
de los fariseos no entraréis en el Reino de los Cielos” (cf. Mt 5,20).
Los escribas eran especialistas en la interpretación casuística de la Ley 109. En
otros textos son llamados doctores de la Ley y a ellos les correspondía el título de
Rabí. Pertenecían todos, al partido religioso de los fariseos.110 La justicia que
enseñaban tenía su valor, y Jesús no lo negaba. Su enseñanza era tradicional entre
los judíos. Pero, según Jesús, esa justicia no era suficiente a quien quería entrar en
el Reino de los Cielos.
El concepto de justicia, propio de los escribas fariseos, se basaba en la
observancia meticulosa de una cantidad infinita de preceptos entre órdenes y
prohibiciones (642). Una vez cumplido el precepto, el hombre se sentía satisfecho
de su justicia, y estaba seguro de haber logrado por sus propias fuerzas cuanto le
había sido pedido por Dios.
Jesús se opone a esta moral legalista, cerrada y satisfecha de sí misma. El
Discurso de la montaña (cf. Mt 5,1-7,29), donde se demuestra el espíritu que debe
animar a los hijos del Reino, recoge en la sección que estamos examinando, seis
sentencias antitéticas111 pronunciadas por Jesús en diferentes ocasiones, que
constituyen algunos ejemplos significativos y manifiestan la conciencia de su
109
Cf. Mc 1,22; 2,6.16; 3,22; 7,1.5; 8,31; 9,11.14; 10,33; 11,18.27; 12,28.32.35.38; 14,143.53;
15,1.31; Mt 2,4; 5,20; 7,29; 8,19; 9,3; 12,38; 13,52; 15,1; 16,21; 17,10; 20,18; 21,15; 23,2.13.
14.15.34; 26,57; 27,41; Lc 5,21.30; 6,7; 9,22; 11,53; 15,2; 19,47; 20,1.19.39.46; 22,2.66; 23,10.
110
JEREMIAS, Jerusalén pp. 131-137.249-260.261-281; ERNST, Marco pp. 142-146; GNILKA,
Marco pp. 94-95.134-138.
111
Cf. Mt 5,21-22 (no matarás…).27-28 (no cometerás adulterio...).31-32 (no al divorcio...).33-
34 (no perjurarás).38 (no a la venganza, sí al perdón).42-43 (amarás al enemigo).
67
b. Pero, para entrar en el Reino de los Cielos como lo entiende Jesús, era
necesario algo más. No bastaba la justicia de la Ley, de los preceptos, de los
mandamientos, enseñada por los escribas y fariseos. Había que ponerse a la escuela
de Jesús, que revelaba el verdadero rostro de Dios y enseñaba a llegar hasta el
fondo en las exigencias de su voluntad, con una actitud de constante apertura, de
profunda y refinada sensibilidad moral, inspirada en el más puro amor a Dios y al
prójimo, amor que no conoce límites. ¡Esto es lo que le faltaba todavía al joven
rico!
Por este motivo nadie puede ponerse a la escuela de Jesús con un corazón
dividido. El seguimiento de Jesús requiere el sacrificio de todo aquello que
constituye un obstáculo para la dedicación completa del hombre. En el caso del
joven rico de Mt, el obstáculo eran sus grandes riquezas. Por esto, debe deshacerse
de ellas en el modo más radical: “Si quieres ser perfecto, para entrar en el Reino
de los Cielos y conseguir la vida eterna, vete, vende todo lo que tienes, dáselo a
los pobres y después, vente y sígueme” (cf. Mt 19,21). El interpelado debía
eliminar el obstáculo. Era el único medio para entrar en el Reino.
renuncia a todos sus bienes, ¡no puede ser mi discípulo!”. El contexto (cf. Lc
14,25-35) habla de las condiciones para ser discípulo.
A. A primera vista parece que el logion debiera resolverse con un dilema:
I. Si el significado de discípulos se extiende a todos los cristianos, el
cristianismo no es practicable por un número considerable de personas, porque
solo una minoría es capaz de renunciar a todos los bienes.
II. Si se admite que el cristianismo es practicable por la gran mayoría de los
hombres, entonces hay que reconocer que no todos los cristianos son llamados a
ser discípulos de Jesús en sentido estricto. Solamente un pequeño grupo puede
serlo, una categoría escogida, capaz de hacer esta opción. Sin embargo, pareciera
que este dilema es reflejo de una inexacta interpretación del texto.
113
Cf. DUPONT J., Renoncer a tous ses biens (Lc 14,33): NRT 1971.
70
nuevo legalismo farisaico. Los Sinópticos saben que dejarlo todo, familia, casa,
bienes personales, no se puede pedir a todos los cristianos como condición normal
de vida (cf. Mc 2,13-17; Lc 5,27-32). Lo que quieren enseñar, es que Cristo debe
ser preferido a todo, siendo él y el Reino de Dios una cosa sola. Pero si en la vida
cotidiana no todos los cristianos están en grado de actualizar concretamente las
exigencias propias del seguimiento de Cristo, cada cristiano tiene que
desprenderse interiormente de todo lo que obstaculiza su amor preferencial por
Cristo, estar listo y dispuesto a dejarlo todo exteriormente si las circunstancias así
lo ameritan. Hay casos que imponen esta disponibilidad interna de actuar, de
concretizar una escogencia decisiva que se ha presentado a muchos cristianos en el
transcurso de la historia. Los evangelios han sido redactados durante las primeras
persecuciones y, en aquel tiempo, todos debían escoger entre la pérdida de los
bienes y de su propia vida, antes que renegar de su fe. A esto se deben añadir las
divisiones familiares que podía engendrar la conformidad con la fe en un ambiente
hostil y corrupto (cf. Mc 13,9-13; Mt 10,17-22; Lc 21,12-17).
Sin embargo, ha habido siempre en la Iglesia muchos cristianos que por
actualizar su amor preferencial por Cristo y por el Reino, no han esperado verse
forzados por las circunstancias externas a abandonarlo todo, sino que lo han hecho
actuando con libertad. Esta libre decisión de vivir de una manera radical las
exigencias de Cristo está al origen de las opciones de desprendimiento y
expoliación. Los cristianos (discípulos) que optan por esto, tienen la misión
particular en la Iglesia de revelar el sentido y el valor de sus opciones a los demás
que no tienen siempre la posibilidad, ni la ocasión y ni siquiera la obligación de
llevarla a cabo efectivamente.114
Este testimonio, dado por algunos, con una libre escogencia del seguimiento
radical de Cristo, está movido por un carisma especial. San Pablo nos dice que en
la Iglesia los carismas son numerosos y que todos ayudan para el bien del cuerpo
entero (cf. 1 Cor 12,1-31).
La extensión a todos los creyentes de las nociones de seguimiento y de
discipulado, que hemos constatado en los Sinópticos, se halla todavía con más
fuerza en el Evangelio de San Juan.
Unidad 2ª:
Seguimiento de Jesús
114
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
74
115
Cf. Jn 1,51; 3,13.14; 5,27; 6,27.53.62; 8,28; 9,35; 12,23.34; 13,31.
116
Cf. Jn 3,31; 8,23; 13,1; 16,30; 17,8.
117
Cf. Jn 1,14; 3,13.31; 6,33.38.41.42.50.51.58; 8,14.42; 15,28.
118
Cf. Jn 3,34; 4,34; 5,23.24.30.36.37.38.43; 6,28.39.44; 7,16.18.29.bis.33; 8,16.18.26.29.42; 9,4;
10,42; 12,44.45.49; 13,20.
119
Cf. Jn 1,34.49; 3,18; 5,25; 10,36; 11,4.27; 19,7; 20,31.
75
120
Cf. Jn 2,2.11.12.17.22; 3,22; 4,1.2.8.27.31.33; 6,3.8.12.16.22.24.60.66; 7,3; 8,31; 9,2.27.28;
11,7.8.12.54; 12,4.16; 13,5.22.23.35; 15,8; 16,17.29; 18,1.bis; 2.15.16.17.19.25; 19,26.27.
bis.38; 20,2.3.4.8.10.18.19.20.25.26.30; 21,1.2.4.7.8.12.14.20.23.24. RENGSTORF C.H.,
Maqhthj: GLNT VI pp. 121-1238.
121
Cf. Jn 6,1.2.7; 9,1.10.19.25.26.bis.38; 11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 16,1; 18,23.27;
19,1.9.30; 20,1.30; 21,4.16.bis.
122
SCHULZ A., Nachfolgen und Nachahmen = SANT 6 (München 1962). Cf. Documento de
Aparecida (13-31.05.2007).
76
Cap. 1º
El IVº Evangelio, al igual que los Sinópticos, utiliza con frecuencia el verbo
seguir.123 Este verbo asume diferentes matices en el Evangelio. Sin embargo, son
raros los casos en los que el verbo es utilizado en un sentido puramente físico y
material. Por ej. en 6,2 se dice que “una gran multitud seguía a Jesús porque veía
los prodigios que hacía sobre los enfermos”. El contexto manifiesta que no se trata
de un simple seguimiento físico: la gente, no obstante sus disposiciones muy
imperfectas, lo sigue porque está atraída por la fuerza que emana de la misteriosa
personalidad de Jesús.124
Sin embargo, el uso más característico del verbo seguir en Juan se halla en las
escenas de los encuentros con los futuros discípulos y en las narraciones de
vocación (Jn 1,35-40.41-42.43-44.45-51).
I. Los textos de la narración de las vocaciones agrupadas en Jn 1,35-51 están
precedidos por un contexto que presenta el paso de Juan a Jesús (cf. Jn 1,29-
31.32-34):
29. Al día siguiente, viendo a Jesús que se le acercaba, exclamó: “Éste es el cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. 30. Éste es de quien yo dije ‘Detrás de mí viene un
hombre que se me ha puesto delante, porque existía antes que yo’. 31. Tampoco yo lo
conocía, pero si yo he venido a bautizar con agua es para él que se manifieste a Israel.”
32. Juan dio este testimonio, además: “He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma
y posarse sobre él. 33. Tampoco yo lo conocía, fue el que me envió a bautizar con agua
quien me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y se posa, ése es el que bautiza
con Espíritu Santo.’ 34. Pues yo ya lo he visto, y doy testimonio de que este es el hijo de
Dios”.
Este contexto está introducido por un estribillo que se repite tres veces (cf. Jn
1,29.35. 43) y mantiene unidos entre sí los textos: al día siguiente. Veámoslo con
sus tres introducciones:
Vocación + Vocación Vocación + Vocación
1,29: al día siguiente 1,35: al día siguiente 1,43: al día siguiente
+ Contexto + Andrés y otro + Simón + Felipe + Natanael
123
Cf. Jn 1,37.38.40.43; 6,2; 8,12; 10,4.5.27; 11,31; 12,26; 13,36.37; 18,15; 20,6.18; 21,19.20.
22. Mc 18 / Mt 25 / Lc 17 / Jn 18.
124
Cf. Documento de Aparecida (13-31.05.2007).
77
II. Podemos agrupar los textos de las llamadas en Juan en dos unidades
simétricas, seguidas por un versículo conclusivo:
*El encuentro con Jesús de los primeros discípulos en Judea (cf. Jn 1,35-40 +
41-42): los dos primeros discípulos son llamados directamente por Jesús; Simón es
confirmado por él mismo.
*El encuentro con Jesús de los primeros discípulos en Galilea (cf. Jn 1,43-
44+45-50): Felipe es llamado directamente por Jesús; Natanael es confirmado por
Jesús.
*El versículo conclusivo se refiere a todos los discípulos (cf. Jn 1,51).
125
Cf. Ap. 1,7.
78
126
Sólo en este texto Juan afirma que dos discípulos del Bautista pasaron a ser discípulos de
Jesús.
127
El verbo buscar (zhtein) tiene en Juan un uso más frecuente que en los demás evangelistas
(Mc 10 / Mt 14 / Lc 25 / Jn 34) y al igual que en los demás presenta distintas manifestaciones
anímicas en relación a Jesús: buscado por los enemigos para matarlo (cf. Jn 5,18; 7,1.11.9.20.25.
34.36; 8,21.37.40; 11,8) o ponerlo preso (cf. Jn 7,30; 10,39), buscado por incrédulos (cf. Jn 11,
56; 13,33), buscado por la gente interesada que había comido (cf. Jn 6,24.26), buscado por los
discípulos (cf. Jn 1,39; 20,15). Cf. VIGNOLO R., Cercare Gesú: CILIA L. (ed.), Marco e il suo
vangelo (Milano 1997) pp. 77-114.
128
Para lectores no judíos Juan traduce el término hebreo en término griego.
129
Cf. Mc 2 / Mt 3 / Lc 7 / Jn 40.
79
130
Esta llamada tiene sus correspondientes en los Sinópticos (cf. Mc 1,17.20; Mt 4,19.21; Lc
5,10). La forma del imperativo aoristo vengan y verán no cambia el sentido presente de la orden.
Cf. FANNING B., Verbal Aspect in New Testament Greek (Oxford 1990) pp. 344s.
131
También la respuesta tiene sus correspondientes en los Sinópticos (cf. Mc 1,18.20; Mt 4,20.22;
Lc 5,11).
132
Respecto a la luz Jn usa este término mucho más a menudo que los Sinópticos (cf. Mc 1 / Mt 7
/ Lc 77 / Jn 23. En Jn el término dice casi exclusivamente referencia a Jesús (Cf. Jn 1,4.5.7.8. 9;
3,19.20.21; 5,35; 8,12; 9,5; [11,9.10]; 12,35.36.46.
133
La tradición lo presenta como el discípulo que Jesús amaba, como se afirma en 21,20;
discípulo que no es designado nunca con su nombre en el IVº Evangelio. Alguien piensa en el
mismo evangelista Juan, hipótesis no inverosímil pero hoy en día evaluada diversamente.
80
En sus diferentes formas: ver (17), mirar (31), observar (6), detectar (24) es uno de los
134
Haber ido y haber visto dónde vivía y haberse quedado con Jesús, en su casa, es
el primer paso dado por ellos. El descubrimiento del misterio de Cristo, a través del
gradual conocimiento, no se coloca en un plano puramente intelectual, sino que
lleva a la vida de comunión con el Hijo de Dios, la cual consiste en vivir con él.
Llegar adonde está Jesús y ver donde vive, para vivir con él son expresiones que
describen la experiencia de un Itinerario de fe propuesto a todos los creyentes.
Juan profundiza la temática del seguimiento, interiorizándola, presentándola en una
perspectiva de íntima relación con el Señor.
VI. La esencia de la vocación del discípulo, según este texto que acabamos de
analizar en el Evangelio de Jn y que se aplica a todos los creyentes, consiste en
abandonar a cualquier otro maestro para ir detrás de Jesús. Lo siguieron en una
búsqueda de fe, que se volvió cada vez más transparente y, finalmente se
concretizó en vivir con él.135 Los aoristos indican el hecho de seguir y permanecer
en comunión con Jesús.136
136
Sin embargo, la combinación en el texto (cf. Jn 1,35-40) de verbos en tiempo presente y
pasado no se debe tomar en forma pragmática en Jn. Cf. PORTER S., Verbal Aspect in the Greek
of the New Testament, with Reference to Tense and Mood (New York 1993) pp. 78.193;
FANNING B., Aspect p. 308.
82
137
Cf. Jn 1,42b; 21,15b.16.
138
Es el mismo apodo que Pablo da a Pedro en 1 Cor 1,12; 15,5; Gal 2,11.
139
Cf. Jn 1,40; 6,8.68; 13,6.9.24.36; 18,10.15.25; 20,2.6; 21,2.3.7.11.15.
140
Cf. Jn 1,42.44; 13,8.37; 18,11.16.bis.17.26.27; 20,3.4; 21,3.17.20.21.
141
Cf. Jn 6,68-69; 13,6-9.24; 20,1-9; 21,3.7.11.15-19.
142
La misma mirada que Jesús dirige a los discípulos en los Sinópticos (cf. Mc 1,16.19; Mt
4,18.21; Lc 5,2).
83
143
Galilea es presentada en el Evangelio de Juan como la tierra de la misión de Jesús a la cual se
dirige a menudo (cf. Jn 1,43; 2,1.11; 4,3.43.45.46.47; 6,1; 7,1.9.41.52.bis) y la tierra de origen de
algunos discípulos (cf. Jn 12,21: Felipe; 21,2: Natanael).
144
El nombre Betsaida significa “casa de la pesca”. La ciudad estaba ubicada a 2 km al este de la
desembocadura del Jordán en el Lago de Galilea, en territorio de Galaunítides. Betsaida era la
patria de Andrés y de Pedro.
84
Al contrario de Israel (Jacob) que se adueñó con engaño de la bendición de Dios (cf. Gn
146
27,35), Natanael es el representante de aquellos creyentes, hijos de Israel, que adhieren a Jesús y
participan de la bendición dada a los padres.
85
Jesús no rechaza la proclamación de Natanael, 150 pero le anuncia una nueva fase
en el descubrimiento de su identidad: “¡Verás (elocutivo comisivo) cosas mayores
que estas”. Esta expresión encuentra su explicación en Jn 5,20 que se refiere a
Jesús “Lo que el Padre haga, eso lo hace también el Hijo, porque el Padre quiere
a su Hijo y le enseña todo lo que él hace. Y todavía le enseñará (elocutivo
comisivo) cosas mayores que estas, para vuestro asombro” y en Jn 14,12 que se
refiere a los discípulos “Sí, os lo aseguro, quien cree en mí hará obras como las
mías y aún mayores”. Estas promesas en el lenguaje joánico hacen referencia a la
realidad escatológica inaugurada por el Mesías que se realizará en el futuro.
4. Ya al final del texto el evangelista añade un logion dirigido a Natanael, pero
que se refiere a todos los discípulos y a los destinatarios del evangelio (1, 51):
Y añadió: “En verdad en verdad os digo: veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el hijo del hombre”.
La expresión hebrea rma yna nma nma = en verdad en verdad te (les) digo,
típica de Juan151 introduce un logion de Jesús afirmando previamente su autoridad.
El logion de Jesús, que cierra las narraciones de la vocación de los discípulos en
Jn (cf. 1,35-40.41-42.43-44.45-50), a través del elocutivo comisivo verán, anuncia
la visión de dos realidades conectadas entre sí: “el cielo abierto” y “los ángeles de
Dios que suben y bajan sobre el hijo del hombre”.
a. El cielo, según la tradición bíblica, representa el lugar inaccesible donde se
encuentra Dios. De él llegan la revelación y los dones salvíficos (cf. Jn 3,13.27.31;
6,33.38.41.50.51). La imagen del cielo abierto indica en la literatura profética y
apocalíptica la manifestación de Dios y el don de su revelación (cf. Is 63,15; Ez
1,1; Ap 4,1; 19,11).
b. Esta está reforzada por la imagen de los ángeles que constituyen el puente de
unión entre Dios y los hombres.
Las dos imágenes unidas se encuentran en el sueño de Jacob en Betel (cf. Gn
28,12): “Jacob tuvo un sueño: una escalera que arrancaba del suelo y tocaba el
cielo con la cima. Ángeles de Dios subían y bajaban por la misma”. En el texto
joánico en lugar de la escalera está el hijo del hombre. La expresión hebrea vna,,,.
rb (bar nashá) = hijo de hombre (= ser humano), propia de Dn 7,13, es traducida al
griego o uiov tou anqrwpou y se halla presente 13 veces en el evangelio, 12 de las
150
Mientras rechaza la proclamación de la gente luego de la multiplicación de los panes (cf. Jn
6,14-15).
151
Esta expresión recoge tres modalidades en el evangelio de Juan: 20 veces: “En verdad en
verdad os digo”: 1,51; 5,19.24.25; 6,26.32.47.53; 8,34.51.58; 10,1.7; 12,24; 13,16. 20.21; 14,12;
16,20.23. 1 vez “En verdad en verdad te digo”: 3,3. 4 veces: “En verdad en verdad”: 3,5.11;
13,38; 21,18.
87
cuales en boca de Jesús.152 El sentido del logion de Jesús puede ser este: la plena y
definitiva revelación de Dios se tendrá en el hijo del hombre, el Mesías histórico
glorificado y entronizado en el cielo, adonde suben y de donde bajan los ángeles de
Dios.
Este logion por una parte cierra la revelación de Jesús a sus discípulos y abre la
serie de manifestaciones del hijo del hombre que van desde Caná (cf. Jn 2,11) hasta
Betania (cf. Jn 11,40). Natanael y los demás discípulos en el seguimiento de Jesús
tendrán la experiencia de las manifestaciones del hijo del hombre.
5. Hacemos notar que, en este primer capítulo de Juan, dedicado a la
presentación de las llamadas de los primeros discípulos, hay una serie de
elementos históricos y simbólicos que revelan que el encuentro de los discípulos
con Jesús se realiza siempre a través de un intermediario, de alguien que ya cree en
Jesús y da testimonio de él. Andrés y su desconocido compañero escuchan a Juan
el Testigo hablando de Jesús; Simón Pedro es conducido a Jesús por su hermano
Andrés, quien le dice: “Hemos encontrado al Mesías”; Natanael es llevado a Jesús
por Felipe, que le dice: “Hemos encontrado aquel del cual han escrito Moisés en
la Ley y los Profetas”. Felipe mismo, probablemente ha sido llevado a Jesús por
Andrés y Simón Pedro, pues el texto precisa, a propósito de su encuentro con
Jesús, que Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y Pedro (cfr. Jn 1,43-44).
La llamada se produce en la vida diaria aún, siendo una iniciativa de Dios. Una
red compleja de relaciones humanas puede conducir al surgir de una vocación: el
trabajo, el parentesco, la ciudadanía, la amistad. Sin embargo, la iniciativa es
siempre de Dios: la llamada, la mirada profunda, la orden a seguir, el misterioso
conocimiento de la vida personal. Estos signos prolongan en lo ordinario de la vida
humana el misterio que se encuentra en Jesús mismo: hombre y Dios.
Rudolf Bultmann habla de una cadena de testimonios, que provocan el
encuentro con Jesús y condicionan el nacimiento de la fe. La entrada de un hombre
en la comunidad de los discípulos de Jesús sirve en el evangelio como modelo para
la adhesión a la comunidad cristiana pospascual. Como han hecho los primeros
discípulos, del mismo modo actúan los llamados, que viven después del
acontecimiento pascual: entran en comunión con el Señor glorificado, aceptando el
testimonio proveniente de aquellos que ya creen. La aceptación de este testimonio
conduce a Jesús.
Sin embargo, esto no se puede reducir solamente a una experiencia simbólica,
como pretende Bultmann. Surge así un problema histórico con las narraciones de
vocación entre Juan y los Sinópticos. Juan nos ofrece la narración de la
vocación de los primeros discípulos en Judea, cerca del Jordán y posteriormente en
152
Cf. 1,51; 3,13.14; 5,27; 6,27.53.62; 8,28; 9,35; 12,23.34.bis; 13,31.
88
Capítulo 2º
Significado y principales aspectos
del seguimiento de Jesús.
I. El contexto general del Evangelio de Juan muestra con más claridad que el
Seguimiento de Jesús no es tan solo un compromiso al servicio de la Misión, como
aparece claramente en los Sinópticos (cfr. Mc 1,17; Mt 4,19) sino un camino hacia
el descubrimiento progresivo del Misterio de Cristo.
1. La fe constituye el fundamento del estado de discípulo. De aquí la
importancia de las confesiones de fe por parte de los discípulos: “Hemos
encontrado al Mesías” (cf. Jn 1,41); “Hemos encontrado aquel del cual han
escrito Moisés en la Ley y los Profetas” (cf. Jn 1,45). Las objeciones de Natanael, a
propósito de un Mesías originario de Nazaret, un pueblito que no gozaba de
ninguna fama, muestran la idea que él tenía de Jesús previamente a su encuentro
con él (cf. Jn 1,46): “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” que no le impiden
luego confesar con entusiasmo su fe (1,49): “Rabí, tú eres el Hijo de Dios y tú eres
el Rey de Israel”.
2. La fe además es una realidad que decide en último término acerca de un
seguimiento permanente tras de Jesús. Jn es el único de los Evangelios que habla
de la defección de muchos discípulos por falta de fe. Juan concluye el Discurso del
Pan de vida Juan con estas palabras (cf. Jn 6,66): “Desde entonces muchos
discípulos se echaron atrás y no volvieron más con él”. Pero Jesús no se
sorprendió, porque “sabía desde el principio quiénes eran los que no creían (cf. Jn
6,64)”. Sin embargo, viendo el número creciente de discípulos que lo
89
Jesús (cf. Jn 19,26-27); la mañana de Pascua corrió con Simón Pedro hacia el
sepulcro, donde llegó primero y, antes que los demás discípulos, sumergidos en las
dudas, el vio y creyó (cf. Jn 20,3-8) y posteriormente lo identificó (cf. Jn 21,20).
Este discípulo misterioso representa a la comunidad creyente, que, con fe y
amor, adhiere a la persona de Jesús. Para Juan volverse discípulo de Jesús, no es
solamente hacerse alumno, con miras a aprender, memorizar una enseñanza. Es
unirse con todo su ser a la persona del Maestro, establecer una profunda comunión.
Esta adhesión no es desinteresada, pues el amor encuentra en sí mismo su propia
recompensa.
5. Sin embargo, Juan no pierde nunca de vista que el Hijo de Dios ha sido
enviado al mundo para que el mundo se salve por él. Siguiendo a Jesús, el
creyente, el discípulo procede seguro por el camino de la salvación, que consiste
en la supresión del pecado y en el don de la vida. Dirigiéndose a la muchedumbre
de los judíos en el recinto del Templo y, más allá, a todos aquellos que creerán en
él en el transcurso de los siglos, Jesús contestó (cf. Jn 8,12): “Yo soy la luz del
mundo; quien me sigue, no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida”, o sea la luz que conduce a la vida.
El tema de la luz es fundamental en Juan: ella designa la revelación de Dios al
mundo. Las tinieblas, por el contrario, designan la ignorancia de Dios y su rechazo
por parte del mundo: ignorancia y rechazo que conducen al pecado y a la muerte
eterna. Jesús asume la revelación de Dios, iluminando al mundo. Quien lo sigue,
quien se vuelve su discípulo, es libre de la esclavitud de la ignorancia y del pecado,
camina por la vía que lleva a la vida eterna y recoge los frutos de la Salvación, que
por un lado es escatológica y por el otro está presente desde ahora, en este mundo.
6. La alegoría del Buen Pastor (cfr. Jn 10,1-18.26-29) tiene interesantes
complementaciones: el Buen Pastor llama a sus ovejas una por una y las conduce
afuera y, luego de haberlas hecho salir, camina delante de ellas, y ellas lo siguen
(cf. Jn 10,4). A un extraño por el contrario no lo seguirían (cf. Jn 10,5).
El término discípulo no se halla en el texto, pero la imagen de las ovejas que
siguen al Buen Pastor constituye su equivalente. Ellas representan a los elegidos
que el Padre ha dado a su Hijo para que sean sus discípulos (cfr. Jn 10,29).
Esto vale para todo creyente. El seguimiento implica obediencia de parte del
discípulo, o del creyente, a la voz del Pastor e ir tras él por el camino que él indica.
Las ovejas escuchan su voz (cf. Jn 10,3). “Mis ovejas me conocen; como el Padre
me conoce y yo conozco al Padre” (cf. Jn 10,14).
La nota respectiva de la Biblia de Jerusalén observa que en la Sagrada Escritura
el conocimiento deriva, no de un proceso puramente intelectual, sino de una
experiencia que concluye necesariamente en el amor. El fin del seguimiento es la
salvación: la comunicación de la vida: “Yo he venido para que tengan vida y la
92
tengan en abundancia” (cf. Jn 10,10); “Yo les doy vida eterna y no se perderán
jamás, nadie me las arrancará de la mano” (cf. Jn 10,28).
7. Junto con estas características aparece también un aspecto nuevo, que hasta
ahora Jn no había desarrollado, el sacrificio del Señor: “Yo soy el Buen Pastor: el
Buen Pastor da la propia vida por sus ovejas” (cf. Jn 10,11). Aquí las ovejas sacan
provecho de la generosidad del Pastor, el cual da su vida por ellas. Textos
posteriores mostrarán aún más que las ovejas, o sea, los discípulos y todos los
creyentes, deben estar preparados para participaren la suerte y en el destino del
Pastor a quien siguen.
Capítulo 3º
Comunión de vida y de destino
entre Jesús y sus discípulos
respondiendo a su pregunta: “Simón hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” (cf.
Jn 21,15), “¡Si Señor, tú sabes que te amo!” (cf. Jn 21,15.16). Jesús le había
confiado el cuidado de la grey: “Apacienta mis corderos” (cf. Jn 21,15) “Apacienta
mis ovejas” (cf. Jn 21,16).
Pero, puesto que en el IVº Evangelio hay siempre un sentido simbólico más
profundo que descubrir, la escena significa, de una manera más general, que el
encargo de Pastor en la Iglesia, será llevado a cabo con el amor hacia Cristo y tiene
que conducir hasta el don de sí mismo.
Luego Jesús añade, dirigiéndose a Pedro por segunda vez: “¡Tú sígueme! (cf. Jn
21,22). El pensamiento del evangelista parece ser: “Sígueme” a través del camino
del martirio y de la crucifixión.
Creemos que pueden ser diferentes las modalidades de seguir a Jesús. No
dependen de la libre escogencia del discípulo, sino del plan que le tiene reservado
el Maestro.
Capítulo 4º
Jesús modelo para los discípulos
Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros,
15 porque les he dado ejemplo para que hagan ustedes lo mismo que yo he hecho. 16 Sí, les
aseguro: Un criado no es más que su amo ni un enviado más que el que lo envía. 17 ¿Lo
saben? Pues dichosos ustedes si lo cumplen”.
recordado también por Pablo (cf. 1 Cor 11,23-25). Ahora bien, Juan no tiene la
costumbre de repetir aquello que es suficientemente conocido a través de los
demás evangelistas: normalmente lo supone. Ya, durante la segunda Pascua, Jesús
había hablado largamente de la Eucaristía en el Discurso del Pan de vida, en el
cap. 6º: “El pan que yo daré es mi vida para la vida del mundo” (cf. Jn 6,51). Juan
no quiere hablar ahora de la Institución. Narrando, sin embargo, el Lavatorio de
los pies en lugar de la Eucaristía, y precisamente allá donde el lector espera
encontrar la narración de esta Institución, Juan probablemente tuvo en su mente
una finalidad bien clara.
Es opinión de varios teólogos modernos, entre ellos el luterano Oscar Cullmann,
el anglicano Charles Harold Dodd y el católico Paul Tillard,154 que Jn en el
Lavatorio de los pies ha querido expresar el sentido interior de la Eucaristía, el
servicio. La hipótesis es interesante. Sabemos en efecto que el IVº Evangelio
quiere dar un significado profundo a los hechos y a los acontecimientos de la
existencia terrena de Jesús.
A la luz del Lavatorio de los pies sería tal vez posible descubrir que para Jn el
efecto verdadero de la Eucaristía, no explícitamente nombrada en el texto, sino
presente en el pensamiento de quien escucha hablar de la Última Cena, consistiría
en comunicar y hacer tomar conciencia a los creyentes, a los discípulos, de la
actitud espiritual de humildad, entrega de sí y de caridad que ha tenido Jesús en la
Pasión, simbolizada y recordada por el Lavatorio de los pies.
Entonces, las palabras de la Cena referidas por los Sinópticos y Pablo: “Tomen,
coman,155 esto es mi cuerpo, entregado156 por ustedes... hagan esto en memoria
mía”157 son interpretadas y comentadas por las palabras de Jn: “Les he dado
ejemplo para que hagan ustedes lo mismo que yo he hecho”. El amor fraterno es la
gracia producida por la Eucaristía, memorial de la inmolación del Señor por amor
hacia nosotros.
El sentido del ejemplo, que Jesús ha querido dar a sus discípulos en el Lavatorio
de los pies, encuentra su comentario más adelante, en Jn 13,34-35, en donde Jesús
deja como testamento el mandamiento del amor:
34. “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros; como yo los he
amado, así ámense también ustedes los unos a los otros. 35 De esto todos sabrán que son
mis discípulos, si se aman los unos a los otros. Como yo los he amado, así ámense también
ustedes los unos a los otros”.
¿Por qué Jesús llama nuevo este mandamiento: “Les doy un mandamiento
nuevo”? ¿El amor fraterno ¿no era ya un deber, una cosa obvia, evidente, en el
154
TILLARD P., Eucharistie et fraternité: NRT (1979).
155
Añadido por Marcos.
156
Añadido por Lucas y Pablo.
157
Añadido por Lucas y Pablo.
98
Unidad 3ª
Discípulos y misioneros:
Exposición oral de un trabajo escrito sobre el Documento de Aparecida
1. Diccionarios:
BALZ H., Apercesqai = Seguir: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo Testamento
I = BEB 90 (Salamanca 1996) pp. 358-359.
BAUDER W., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico del
Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 181-182.
100
BAUDER W., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico del
Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 182-183.
BLANCO S., Seguimiento. Fundamentación bíblica: APARICIO R.A. – CANALS C.J., Diccionario Teológico de
la Vida Consagrada (Madrid 1989) pp. 1616-1624.
BLENDINGER CH., Seguimiento: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario Teológico
del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 172-174.
FERNÁNDEZ B., Seguimiento. Reflexión Teológica: APARICIO R.A. – CANALS C.J., Diccionario Teológico de
la Vida Consagrada (Madrid 1989) pp. 1624-1641.
FRALING B., Seguimiento: ROTTER H. – VIRT G., Nuevo Diccionario de Moral Cristiana (Barcelona 1993) pp.
521-525.
HAHN H.CH., Seguimiento – Praxis Pastoral: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H.,
Diccionario Teológico del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 183-186.
KITTEL G., Akolouqein – Seguir: Grande Lessico del Nuovo Testamento I (Brescia 1965) pp. 567-581.
LÉON DUFOUR X., Discípulo: ID., Vocabulario de Teología Bíblica (Barcelona 1978) pp. 250-251.
LÉON-DUFOUR X., Seguir: ID., Vocabulario de Teología Bíblica (Barcelona 1978) pp. 839-841.
MONGILLO D., Seguimiento: DE FIORES S. – GOFFI T., Nuevo Diccionario de Espiritualidad (Madrid 19914)
pp. 1717- 1729.
MÜLLER D., Seguimiento – Maqhthv: COHENEN L.- BEYREUTHER E. – BIETENHARD H., Diccionario
Teológico del Nuevo Testamento IV = BEB 29 (Salamanca 19872) pp. 175-181.
NEPPER-CHRISTENSEN P., Maqhthv: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo
Testamento II = BEB 91 (Salamanca 1998) pp. 114-121.
RENGSTORFF C.H., Maqhthv – Discípulo: Grande Lessico del Nuovo Testamento VI (Brescia 1970) pp. 1121-
1238.
SCHNEIDER G., Akolouqein: BALZ H.-SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento I =
BEB 90 (Salamanca 1996) pp. 145-155.
SCHNEIDER J., Arercesqai opisw – Ir detrás de – Seguir: Grande Lessico del Nuovo Testamento III (Brescia
1967) pp. 914-939.
WEISER A., Doulein = Servir: BALZ H. – SCHNEIDER G. (ed.), Diccionario Exegético del Nuevo Testamento
II = BEB 91 (Salamanca 1998) pp. 1057-1070.
2. Ensayos y Artículos:
BARTOLOMÉ J.J., El discipulado de Jesús en Marcos: EstBib (Madrid 1993) pp. 511-530.
BEILNER W., Discípulos de Jesús: ID., El Evangelio regla de vida (Barcelona 1989) pp. 77-84.
BEST E., Discipleship in Mark. Mark 8,22-10,52: ID., Disciples and Discipleship. Studies in the Gospel according
to Mark (Edinburgh 1986) pp. 1-16.
BEST E., Discipleship: ID., Mark, the Gospel as Story (Edinburgh 1988) pp. 83-92.
DE LA CALLE F., El camino de los seguidores (Mc 8,27-10,52; 11-13): PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología
de los Evangelios de Jesús = BEB 6 (Salamanca 19752) pp. 65-86.
DE LA CALLE F., El Camino de los Seguidores: PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología de los Evangelios de
Jesús (Salamanca 1977) pp. 65-86.
DI PINTO L., Seguire Gesú secondo i Vangeli Sinottici. Studio di Teologia Biblica: AA.VV., Fondamenti Biblici
della Teologia Morale (Brescia 1973) pp. 187-231.
FEUILLET A., La coupe et le Baptème de la Pasión: RevBi 14 (1967) 356-391.
GALILEA S., El Seguimiento de Cristo (Bogotá 19863) 95 pp.
JEREMIAS J., El envío de los mensajeros: ID., Teología del Nuevo Testamento I = BEB 2 (Salamanca 19936) pp.
269-280.
JEREMIAS J., Vida de discipulado: ID., Teología del Nuevo Testamento I = BEB 2 (Salamanca 19936) pp. 239-
269.
KINGSBURY J.D., Los discípulos en el Relato de Lucas: ID., Conflicto en Lucas. Jesús, Autoridades, Discípulos =
En torno al Nuevo Testamento 15 (Córdoba 1992) pp. 167-208.
KINGSBURY J.D., Los discípulos en el Relato de Marcos: ID., Conflicto en Marcos. Jesús, Autoridades,
Discípulos = En torno al Nuevo Testamento 10 (Córdoba 1991) pp. 123-158.
LEAL SALAZAR G., El seguimiento de Jesús según la Tradición del rico = INSTITUCIÓN SAN JERÓNIMO
31 (Estella 1996).
LOHSE E., Teología del Nuevo Testamento (Madrid 1978) p. 655.
MANICARDI E., Il Cammino di Gesú nel Vangelo di Marco = AnBi 96 (Roma 1981).
101
MATURA T., El radicalismo evangélico. Retorno a las fuentes de la vida cristiana (Madrid 1980) pp. 49-71.73-
94.95-147.
PERON G.P., Seguitemi! Vi faró diventare pescatori di uomini (Mc 1,17) = BibScRel (Roma 2000) 324 pp
PIKAZA J., Seguimiento y Misión (Lc 9,51-10,24): PIKAZA J. – DE LA CALLE F., Teología de los Evangelios de
Jesús (Salamanca 1977) pp. 274-277.
PIKAZA X., Discipulado: ID., Pan, casa, Palabra. La Iglesia en Marcos = BEB 94 (Salamanca 1998) 247-254.
RIUS-CAMPS J., El Seguimiento de Jesús “el Señor”, y de su Espíritu en los prolegomena de la Misión (Hch 1-
12): EstBib (Madrid 1993) pp. 73-116.
SCHELKLE K.H., Seguimiento: ID., Teología del Nuevo Testamento III. Moral (Barcelona 1975) pp. 60-61.
SCHNACKENBURG R., El Seguimiento de Jesús: Renuncia al poder y a la riqueza. Aceptación del sufrimiento y
de la ascesis: ID., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I. De Jesús a la Iglesia Primitiva =
COLECCIÓN HÉRDER 185 (Barcelona 1989) pp. 236-252.
SCHNACKENBURG R., El Seguimiento en la Comunidad de los Discípulos de Jesús: ID., El Mensaje Moral del
Nuevo Testamento II. Los primeros Predicadores Cristianos = COLECCIÓN HÉRDER 186 (Barcelona
1992) pp. 130-142.
SCHNACKENBURG R., La llamada al Seguimiento: ID., El Mensaje Moral del Nuevo Testamento I. De Jesús a
la Iglesia Primitiva = COLECCIÓN HÉRDER 185 (Barcelona 1989) pp. 65-78.
SCHOTTROFF L. – STEGEMANN W., El Seguimiento de Jesús y la Comunidad de los Cristianos ricos y
distinguidos, solidarios de los cristianos menesterosos y despreciados: ID., Jesús de Nazaret, esperanza de los
pobres (Salamanca 1981) pp. 135-225.
SCHRAGE W., Sequela e Discepolato nel Vangelo di Marco: ID., Etica del Nuovo Testamento (Brescia 1999) pp.
162-169.
SEGALLA G., Espiritualidad de los Evangelios Sinópticos: BARBAGLIO G. (ed.), Espiritualidad del Nuevo
Testamento = NA 129 (Salamanca 1994) pp. 165-203.
SOBRINO J., Fe de Jesús y Moral Fundamental: ID., Cristología desde América Latina (México 1977) 81-108.
SOBRINO J., Seguimiento: FLORISTÁN C. – TAMAYO J.J., Conceptos Fundamentales de Pastoral (Madrid
1983) pp. 936-943.
STANLEY D.M., Become Imitators of Me: Apostolic Tradition in Paul: Bi 46 (1959) pp. 859-877.
ZEVINI G., La Espiritualidad en la Tradición de Juan: BARBAGLIO G. (ed.), Espiritualidad del Nuevo
Testamento = NA 129 (Salamanca 1994) pp. 205-235.