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---Suicide Souls---

“` […] Este lugar es el abismo mas allá de cualquier lugar. El final del “todo” y el inicio del”
algo” y viceversa. Este lugar existe y a la vez no, es un lugar sin serlo. Para no profundizar en
detalles innecesarios, solo diré lo siguiente: Este lugar es lo próximo que veras luego de acabar
con tu propia vida. […] “

-+- Capítulo 1- El Mar Negro-+-

El cielo era un enorme abismo de nubes de tormenta en constante actividad, las luces de los
relámpagos se reflejaban en el mar negro. A lo largo y ancho solo se veía el mar, no había
ninguna porción de tierra. En medio del cuerpo de agua se encontraba una edificación hecha
de madera, con largos pilares que la sostenían al menos diez metros por encima del agua. Se
trataba de una casa grande, con un “patio" delantero de al menos unos quince metros
cuadrados. Contaba con un grupo de mesas y sillas, como si de un lugar de comidas se tratara.
Este espacio conectaba con un muelle de unos veinte metros de largo y tenia amarrados dos
botes de madera de tamaño medio. En una de las mesas se encontraban un hombre y una
mujer de joven apariencia jugando a las cartas
- ¡Oh si, bebe! Flor de espadas. - grito eufórico el sujeto, vestido con un sobretodo negro
con manchas de lodo en la parte baja. Tenía una leve sombra de barba, ojos verdes
ocultos bajo un par de gafas negras y el cabello largo hasta la parte baja del cuello.
- Oh vamos, ¿que es una “flor”? - comento la muchacha algo irritada. Vestía una playera
común con pantalones deportivos y unas sandalias celestes. Tenia piel blanca, ojos cafés
y cabello castaño claro atado y largo hasta su cintura
- Ya te lo dije, preciosa. La flor se “canta” cuando tienes tres cartas del mismo palo.
- Mm..... ¿no podemos jugar a otra cosa?
- ¿Qué se te ocurre?
- ¿al Póker?
- No se jugar al póker…
- Y yo tampoco se jugar al truco…
- ¿Y a mí que? Cuando el mazo de cartas sea tuyo jugaremos lo que tú quieras. Además no
puedes jugar al póker con estas cartas.
- Tengo un mazo en mi habitación, puedo ir a buscarlo y… - los truenos se hicieron
escuchar y ambos dejaron de conversar. Tres fuertes sonidos se escucharon uno tras de
otro.
- ¿crees que…? Hace mucho que no recibimos a uno.
- ¿Me toca a mi o a ti?
- Creo que es TU turno.
- Valla caballero… - se levantó de la mesa y se dirigió hacia el muelle. Miró detenidamente
el cielo relampagueante y las nubes comenzaron a abrirse. Algo cayó del cielo e impactó
en el mar negro. – Definitivamente llego uno nuevo, voy por el, Hit.
- De acuerdo, no te tardes.
La joven corrió por el muelle y saltó hacia uno de los botes. Al estar sobre el, el transporte se
movió por si mismo hacia el lugar del impacto. Avanzaba velozmente, como si tuviera un
motor, y soportaba de increíble manera las brutales corrientes con las que contaba el mar
negro. La chica, a unos cuantos metros, pudo distinguir que era lo que había caído del cielo. Se
acercó velozmente y subió el objeto al bote, un ataúd de madera color negro. El transporte dio
la vuelta y volvió al muelle. Hit la esperaba en el borde, al ver el ataúd le tendió una soga que
tenia a mano y ella lo amarró. Cuando lo subieron ambos lo miraron con detenimiento.
- Es pequeño. – Comentó el.
- Yo no diría pequeño, diría… metro sesenta de largo, cuarenta de ancho y treinta de alto.
No es pequeño, pero tampoco es enorme.
- Como sea… ¿lo abrirás?
- Todo yo, ¿verdad? Pásame la barreta-. Con la herramienta en sus manos la colocó en
posición y forcejeó para abrir el ataúd.
Con toda la fuerza con la que contaba, dio un fuerte tirón y el ataúd se abrió. Las cuatro
paredes se desplomaron al retirarse la tapa y el cuerpo que había adentro quedo expuesto. Se
traba de un joven de no mas de 20 años, cabello castaño oscuro, cara pálida, ojos cerrados y
vestía una camiseta blanca larga, pantalones de tela blancos y unas sandalias.

-+- Capítulo 2- La Prueba de las Fichas -+-

- Mm… es un mocoso-. Exclamó Hit algo decepcionado.


- ¿Qué esperabas? Son los más propensos a cometer estupideces.
- Si, tienes razón -. Ambos lo miraron y esperaron unos minutos.
- Oye, no se despierta. ¿hace cuanto retiramos la tapa?
- Unos cinco minutos. Ya debería de estar conciente. Quizás solo es perezoso. – se
arrodilló y miró de cerca al chico. Le sonrió, apretó su puño y le dio un fuerte puñetazo
en la nariz.
- ¡AAAAAAAYYYYY! Me lleva el diablo, maldito desgraciado-. gritó el joven y llevó las
manos a su nariz, adolorido por el golpe.
- Valla, solo era perezoso. Cuando pueda caminar llévalo adentro, Kata-. le dijo Hit y se
marchó hacia la casa.
- No tenía necesidad de ser tan brusco-. dijo para si misma y luego se acerco al chico.- ¿te
encuentras bien?
- ¡No! Ese desgraciado me rompió la…- se quedó mudo al verla de frente, veía en ella cada
detalle como algo hermoso. Su cabello sus mejilla, su boca y sus ojos. Quedó flechado al
primer segundo de verla con sus ojos color miel.- ¿Quién eres?
- Luego te digo, ¿puedes caminar? – contestó ella. El volvió en si al instante e intentó
levantarse. Sentía las piernas dormidas, pero, para no quedar mal con ella, se forzó a
levantarse.- Bien, lo lograste. Ahora sígueme.- dijo y se dirigió a la casa.
- Te seguiré a donde quieras.
Caminó por el extenso muelle mientras miraba el mar negro que los rodeaba. Le echó un
vistazo a la casa por fuera y le dio la impresión de un restaurante o un lugar de comida rápida.
Siguió a Kata y entraron por una puerta de doble hoja. En su interior el lugar era una cantina,
mesas redondas fijas al suelo, una barra de madera de cedro, las estanterías detrás de esta
estaban llenas de botellas de bebidas alcohólicas. Sobre las estanterías un cartel de neón
decía:
- ¿”La Antesala”? ¿Así se llama este bar? – Preguntó el joven algo confundido.
- En efecto.- respondió Kata.- a este bar llegan personas que comparten una situación en
común. Pero deja que las preguntas las responda el jefe.
- ¿Jefe? – Observó la barra y vio a alguien sentado bebiendo una copa de Brandi, con mas
atención se dio cuenta que era Hit. – TU, desgraciado. ¡Tú fuiste el que me golpeo!
- Si, ¿y? – contestó Hit desinteresado.- Si sigues siendo así de altanero volveré a golpearte,
novato.
- ¿Cómo…? – el joven se sintió mas furioso, se acercó violentamente a la barra y trato de
encarar a Hit. Pero en ese momento un hombre salio de por debajo de la barra y le
presento una copa con un liquido transparente.
- Toma, muchacho. – le ofreció.- Es para los nervios. No quiero que causes problemas en
mi bar. Bebe con confianza -. Le dijo con una sonrisa.
- ¿Qué es? – cuestionó algo temeroso.
- Bebe con confianza.- repitió el. Aun con dudas, el joven bebió el líquido y quedó con una
expresión de asombro.
- Esto es…
- Es agua, puberto, ¿Qué esperabas?- Se río descaradamente. El joven lo analizó
detenidamente. Media aproximadamente un metro noventa, vestía un traje de mozo,
con cabello largo y suelto, una barba de al menos una semana y unos extraños ojos
verdes con una mancha azul en el centro de las pupilas. – Relájate, estas entre amigos… o
bueno, quizás no.
- ¿Quiénes son? ¿Que hago aquí? ¿Por que el mar es negro? ¿Quien fue el idiota al que se
le ocurrió poner un bar en medio del mar?
- Esas son muy buenas preguntas, y las responderé, pero primero…- metió su mano por
debajo de la barra y saco una caja cuadrada de poco espesor.- Quiero que juegues un
juego conmigo. Se llama “La Prueba de las Fichas”, juega conmigo y contestare todas tus
preguntas.
- ¿Bebiste desde muy temprano? – le pregunto el joven ante tan absurda petición. Se
sentía irritado.
- Si, eh estado bebiendo pero, aun así, quiero que juegues conmigo.- insistió.
- De acuerdo, pero luego quiero que respondas a todas mis preguntas… ¿Cómo se juega? –
se sentó frente a la barra. El mozo destapó la caja. Contenía un total de nueve piezas
cuadradas pintadas de blanco, sin ningún dibujo.
- El juego es sencillo. Tienes nueve piezas, toca una y di “uno”, suéltala y toca otra... repite
el proceso hasta tocar las nueve… Tienes dos vidas, si titubeas al decir “uno” pierdes una
vida. Pierde las dos y te arrojaremos al mar negro… sin presión.
- Sin presión, ¿eh? Bien, es un juego de niños. Empiezo.- llevó su dedo a la primera pieza y
al tocarla clamó:- Uno-. Levantó su dedo y lo llevó a la siguiente pieza:- uno… uno… uno…
uno… uno… u…- al tocar la pieza sintió como su dedo quedaba paralizado, escuchó un
fuerte grito en su cabeza y un frío insoportable envolvió su cuerpo. Todas esas
sensaciones entraron en solo un segundo- …no. Uno…uno… termine tu estúpido juego.
- +-Tenías problemas con la séptima ficha. Titubear te costó una vida -. Tomó la ficha y vio
por debajo de ella -. Muy interesante, alma suicida.
- Bien, jugué tu juego. Ahora me dirás por que… espera, me llamaste… ¿alma suicida?
- Cumpliré mi palabra… este lugar es La Antesala. Es un sitio mediador que conecta la
tierra con el infierno. Tu estas muerto, y no fue algo natural, te suicidaste.
- ¿¡QUE!? Que estupideces dices… ¿como fue que me suicide? – pregunto ya muy
desesperado y aterrado.
- Con este… - le enseñó la ficha y le mostró el lado que estaba ocultando, el cual tenia
grabado el dibujo de una pistola -. Se nos unió un pistolero al club, chicos.

-+- Capítulo 3- Las Reglas y Lo Básico -+-

El joven quedó shockeado por lo que el mozo dijo. Hit y Kata estaban sentados a su lado y el
mozo se recostó contra la estantería y comenzó a pensar.
- Creo que fui muy directo con lo que dije-. Dijo muy apenado.
- Es obvio, no puedes decirle a alguien que es un fantasma suicida tan bruscamente y
luego esperar que lo tome bien -. Comentó Hit.
- Uno pensaría que con los años desarrollarías “tacto”-. Agregó Kata.
- Bueno, ya dejen de criticarme, no me gusta.
- Entonces…- interrumpió el joven-. Dices que estoy… ¿sabes que…? Explícamelo todo.
¿Qué es este lugar? ¿quienes son ustedes? ¿Qué hago aquí? Todo… quiero saber todo.
- Bien…- dijo el mozo, Hit y Kata se miraron un instante-. Empecemos por lo básico. El cielo
y el infierno. Opuestos, uno muy alejado del otro, pero con un punto común: la tierra. Las
almas que la pisan están destinadas a partir hacia uno de estos lugares cuando sus
cuerpos humanos mueren. De más esta decir que solo las almas buenas suben y las
malvadas bajan… bueno, esto no es del todo cierto. Existe un vacío legal, por llamarlo de
alguna forma. Quitar la vida a un ser vivo es justificación suficiente para enviarte al
sótano, pero eso también incluye a las almas bondadosas que atentan contra su propia
vida. No hay leyes que prohíban a los ángeles y demonios bajar o subir a la tierra
respectivamente, Así que los demonios contaminan las almas bondadosas y las empujan
al suicidio. Un alma bondadosa en el infierno es más valiosa que una pecadora.
- Eso no me dice que es este lugar.
- A eso voy, a eso voy. Dios no puede intervenir con el camino de las almas al infierno. Así
que, en conjunto, creamos este lugar. El jefe de la azotea me dejo a cargo de interceptar
las almas suicidas. Las traigo a la antesala y las protejo del jefe del sótano.
- ¿Eres un ángel?
- Puff... ni loco. Continúo, si no te molesta. Interceptar las almas al principio era fácil,
pero… Satanás no se iba a dejar burlar tan fácil. Ordenó a sus demonios tomar una parte
de las almas suicidas. Un alma incompleta, por mas pura que sea, no puede subir. Yo no
tengo la fuerza para derrotar a los demonios… ahora no.
- Entonces… ¿las almas solo se quedan qui?
- No. La antesala les entrega a los suicidas una manera de recuperar sus almas. Armas que
solo ellos pueden usar.
- Pero, ¿por que no las recuperan los ángeles? ¿no pueden usar ustedes esas armas?
- Primero, yo nunca dije ser un ángel. Segundo: seria una buena idea, pero los ángeles no
poseen almas iguales a la de los humanos. Las armas que usan los suicidas es solo
compatible con almas humanas. Y tercero: me parece bien así. Ustedes deberían
conseguir sus propias almas y salvarse a ustedes mismos. Son ustedes los que
ascenderán, reencarnaran y volverán a vivir una vida plena. Lo que deben hacer es subir
a la superficie, buscar a los demonios que los influenciaron, matarlos y conseguir el resto
de sus almas. Cuando su alma vuelva a estar completa, recuperaran sus recuerdos y
podrán ascender.
- Y si jamás la consigo… ¿Qué me pasara?
- Seguirás aquí… igual que ellos-. Dijo haciendo un ademán a Hit y a Kata.
- ¿Entonces ustedes…?
- Si-. Contesto Hit-. Somos suicidas como tu. Buscamos a los demonios que tienen nuestras
almas.
- No somos los únicos-. Agregó Kata-. La Antesala tiene muchas habitaciones en las que
descansan otros como nosotros.
- Y para que hice el juego de las fichas, ¿eh?
- Las fichas están cargadas con una energía espiritual que recrea el tacto del objeto que
tiene impreso. Como te suicidaste con una pistola, al tocar la ficha del arma tu alma se
estremeció. Lo habrás sentido de seguro. Esto me ayuda para darte un arma que sea
compatible con tu alma. Nunca funcionarias si te diera una pistola, por ejemplo.
- Es mucho para procesar- . contestó el joven bastante confuso.
- Lo se, Chicos, muéstrenle cual será su habitación. Mañana te daré un arma y los chicos te
explicaran lo básico. Ve a descansar y espero te sea leve y placentero.
El jefe de la antesala les dio la espalda y Hit y Kata llevaron al joven a una de las habitaciones
que se encontraban detrás del mostrador atravesando un pasillo. Aun tenía muchas dudas
pero ya estaba cansado como para procesar algo más de información. Los demás le dieron la
debida privacidad y el se dejo caer en la cama, al borde del llanto. Al saber que había perdido
una vida que no era capaz de recuperar.

-+- Capítulo 4 - ¡Sal de Ahí! -+-


El joven se despertó debido a la intensa tormenta eléctrica que se manifestaba sobre el mar
negro. Los relámpagos iluminaban el ambiente y su luz se filtraba por su ventana. Al levantarse
miró con mas detenimiento su habitación: pensada para una sola persona, con una ventana
que daba al exterior, una mesa de noche junto a una cama pequeña en la cual estaba
recostado, las paredes estaban tapizadas de blanco y el techo pintado de azul, con manchas
que trataban de emular a las nubes de un cielo semi-nublado. La puerta tenía un diseño
simple, tallada en madera y de color café.
Luego de repasar todo el lugar se quedó perdido en el techo, pensando en su situación
actual, en lo que había descubierto a penas ayer y en lo difícil que le seria volver a la vida.
Todos esos temas lo angustiaban y estaba a punto de llorar hasta que escuchó que alguien
golpeaba la puerta. Se levantó algo desanimado y recibió al invitado.
- Buenos días, Novato -. Lo saludo Hit con bastante ánimo. Vestía calzado deportivo, un
pantalón de Jean algo suelto, una camiseta negro de mangas cortas y una bandana negra
en su cabeza. Su rostro aun tenía la misma barba del día anterior.
- ¿Como sabes que ya es de día? El cielo sigue igual de tormentoso -. Respondió el joven
de forma cortante.
- Uf, ese humor de “primer día”. Mira yo… quería… tu sabes. Disculparme por lo de ayer,
por romper tu nariz y eso-. Dijo con mucha dificultad.
- No estas acostumbrado a pedir perdón, ¿verdad?
- No, realmente no -. Afirmó y rió algo avergonzado -. Bien, a lo que vine. El jefe me dijo
que te espera en el bar. Quiere entregarte tu arma. También quería señalarte que a dos
puertas a la izquierda, al final del pasillo hacia el lado opuesto al bar, tienes un vestidor
con mucha ropa. Eres libre de usar lo que gustes, te será mejor que llevar el atuendo del
difunto todo el tiempo. Bien, te veo adelante -. Se marcho y el joven cerró la puerta.
Miro un instante su ropa y comenzó a sentirse incomodo. Salio de la habitación y se dirigió al
vestidor que Hit le señaló. Al entrar vio asombrado todo lo que había, la habitación era de un
tamaño estándar al igual que la suya y sin embargo era usada como un guardarropa. Había una
extensa variedad de ropas todos los colores y tamaños conocidas al igual que los tipos de tela.
Miró una camiseta que le llamo la atención, pero después de unos segundos la dejó donde
estaba y pensó “¿que caso tiene? Seguiré siendo un muerto”. Cerró la puerta y se dirigió al bar.
Al entrar se encontró con Hit y Kata sentados frente a la barra bebiendo algo. El mozo
seguía en el mismo puesto que ayer y con la misma ropa. Incluso despertó en el la duda de si
había dormido o no.
- Buenos días, novato-. Le dijo Kata. Por un segundo sintió que se sonrojó al escucharla
decir eso.
- Buenos días, toma asiento por favor -. Le dijo el mozo. El joven se sentó frente a la barra
y tanto Hit como Kata se levantaron y tomaron asiento en una de las mesas cercanas -. Ya
que no me presente ayer lo Hare ahora. Me llamo Kefáli (1), soy el jefe y administrador
de La Antesala. Ahora, Como te prometí, te entregare un arma-. Se agachó para buscar
algo bajo la barra y sacó un total de seis cajas de tamaño medio-. Bien, estas cajas tienen
la misma energía que las fichas de ayer, pero en sentido inverso. En lugar de tensar tu
alma, sentirás una sensación de alivio. No es que lo tendrás con una en particular, todas
están diseñadas para eso, pero tú deberás elegir la que quieras.
- ¿con cajas cerradas? ¿Me estas diciendo que debo elegir al azar? – cuestionó algo
desorientado.
- Es cuestión de confiar en tus instintos… y quizás algo en la suerte.
- De acuerdo, seguiré tu juego-. Comenzó a tomar las cajas y enseguida notó algo raro-.
Tienes razón. Estas cajas me hacen sentir extraño cuando las toco. Mm…
- Oye, Kata -. Le susurro Hit -. En la escala del uno al diez, ¿Qué tan decepcionado crees
que este cuando abra la caja?
- Pues, por la edad que aparenta diría… 8. Más altas probabilidades de un berrinche.
- Pensamos lo mismo. Parece un chico tan alegre, ¿Qué es lo que lo tiene bajo esa
penumbra?
- Tal vez tarde en aceptar su situación. Ni siquiera se cambió la ropa de difunto.
- Me pregunto si… oh espera, eligió una.
- Esta es diferente -. Dijo el joven -. Siento que la energía que emana esta caja es mayor a
las demás.
- Interesante, tu alma debe de reaccionar de manera positiva con esa a comparación de las
demás. Es toda tuya, ábrela con confianza.
- De acuerdo -. Abrió la caja con cuidado y, al ver lo que había dentro se quedó perplejo.
- ¿Y bien? ¿Que te parece?
- ¿Estas bromeando verdad? ¡Son un maldito par de guantes! – sacó de la caja dos guantes
de motociclista negros y se los enseñó bastante molesto.
- Pues si, eso pueden perecer a simple vista. Per… - dejo la caja con los guantes sobre la
barra, se puso de pie y salio del bar.
- Eso cuenta como berrinche, ¿no? – comentó Hit.
- Mm… iré a hablar con el-. Dijo Kata y salio también. Desde la entrada lo vio caminando
hacia la punta del muelle y lo siguió guardando distancia. Al llegar al final se sentó en el
borde mientras miraba el mar negro. Ella se acerco tímidamente y se sentó junto a el.
Ambos se vieron juntos frente a los relámpagos que los iluminaban.
- ¿Qué te dieron a ti? – preguntó el, algo molesto -. ¿Una gorra? ¿Una corbata? ¿Una
cuchara? – Ella escondió una pequeña risa.
- Casi, un collar-. Le enseñó un collar que tenia bajo la camiseta. Con una cadena de plata y
en la punta una piedra de zafiro con forma de rombo.
- Al menos la tuya es hermosa. Yo tengo un par de inútiles guantes. ¿que voy a hacer con
ellos? ¿Golpear a los demonios en la cara y decirles que exijo una satisfacción? – se puso
de pie de repente. Kata pensaba como calmarlo pero no se le ocurría nada útil. Hit se
acercó caminando y se paró detrás de el. Ninguno de los tres dijo nada y se quedaron
avistando el inmenso y oscuro mar. De repente Hit rompió el silencio.
- Oye, novato, ¿sabes nadar?
- Pues, no lo se. ¿Por qué preguntas? – Hit levantó la pierna y le dio una corta y fuerte
patada al joven, empujándolo al mar. A los pocos segundos de caer volvió a la superficie,
bastante molesto -. ¿¡Pero que diablos te pasa, enfermo!?
- Oh, valla -. Contesto riendo-. Deberías ver tu expresión, no tiene precio. Vamos, ya
enserio. Deja de una vez esa antipatía y diviértete.
- Que me… ¿divierta? ¿¡Qué me divierta!? ¿¡Como quieres que me divierta…!? ¡¡ESTOY
MUERTO!! -. Un potente trueno acompaño la furia del joven -. Mis amigos, mi familia,
mis sueños… todo. Perdí todas esas cosas y lo peor es que ni siquiera recuerdo si las tuve.
No soy ni siquiera capas de recordar mi nombre. Ni siquiera…- las lágrimas comenzaron a
brotar de sus ojos y la angustia le impedía seguir articulando palabras -. Yo… estoy…
muerto…
- ¿Y que? – le contesto Hit, sorprendiéndolo -. ¿te crees especial por eso? ¿crees que te da
derecho a ser un desgraciado malhumorado? Nosotros también estamos muertos,
tampoco podemos recordar nuestra vida, tampoco sabemos que es lo que perdimos,
pero no dejamos que eso nos desanime. Todo lo contrario, recuperar todo eso es lo que
nos motiva a seguir. ¿Sientes ira? ¿Desesperación? ¿Tristeza? ¡Tómalos, conviértelos en
fuerza y PELEA! Demuestra que quieres recuperar lo que perdiste, mocoso llorón -. Saltó
a uno de los botes y este lo acercó al joven. Lo miró y le tendió su mano-. Es un camino
difícil, pero no lo harás solo. Y quizás estés muerto, pero mientras estés con nosotros te
haremos sentir vivo. Sal de ese pozo de tristeza…
El joven se quedó pasmado ante las palabras de Hit. El tenía razón y, si bien había perdido
todo, tenía la oportunidad de recuperarlo y ellos lo apoyarían en eso. Hundió la cabeza en el
mar para borrar sus lágrimas, extendió su mano hacia Hit y sonrío cabizbajo. Enseguida puso su
otra mano en el bote y jalo con fuerza de su brazo, arrojándolo al mar. Al salir, Hit estaba
molesto, pero su ira se borro al ver reír al joven. Tomó su cabeza y lo hundió en el agua como
venganza, pero desde abajo el también lo sujetó y arrastró. Kata los miraba desde arriba y
sonreía al ver que el tema se había resuelto.
En el interior del bar, Kefáli los observaba solo a través de un orbe de color azul claro. Se
sentía aliviado y conforme con los resultados que habían tomado los impulsos de Hit.
- Bien, Lípsi (2). Mañana les daré una presa, el novato necesita experiencia y un nombre-.
Al rato, ya dentro del bar, Hit y Kata jugaban un partido de Póker.
- Flor Imperial-. Dijo ella y comenzó a aplaudir.
- Al diablo, detesto este juego-. El joven salió de los vestidores. Ambos le prestaron
atención. Usaba calzado deportivo, un pantalón holgado de color negro, una camiseta
blanca y una chaqueta azul-. Luces bien, novato.
- Te queda muy bien, de hecho.
- Les agradezco-. Contestó el-. Pero le faltoa lo más importante-. Metió las manos en
ambos bolsillos y saco los guantes que el jefe les había dado. Los demás lo miraron
sonrientes mientras se los ponía -. A partir de ahora cuento con ustedes, chicos. Y
ustedes también cuentan conmigo-. Exclamó con una sonrisa mientras ajustaba sus
guantes.
- Lo tendré en mente, novato-. Contestó Hit con una gran sonrisa.
- Veamos si estas a la altura-. Agrego Kata.
A partir de ahora el camino seria algo difícil, pero el joven se sintió confiado, por que sabía
que no estaría solo. No solo peleaba por el, sino también por ellos.

(1) Kefáli, traducido del griego significa Jefe. Representando el cargo que el posee.
(2) Lípsi, traducido del griego significa Vínculo o Enlace. Un orbe claro a cuidado de Kefáli.

-+- Capítulo 5 – La Misión de Singui -+-

El clima sobre la antesala se mantenía esa mañana. Hit y el novato estaban hablando cuando
Kata se acerco a ellos con un café en sus manos.
- … y básicamente eso es lo que debes saber. ¿dudas? – Hit.
- Mm… no. Creo que entendí todo bastante bien-. Contestó el joven.
- ¿de que hablan por aquí?
- Buenos días, Kata -. Saludaron ambos.
- Le estaba explicando al novato como funcionan sus guantes.
- Que bien. ¿lo entendiste?
- Pues…- pensó detenidamente antes de contestar-. Creo que los guantes son un medio,
están cargados con energía, y al invocar el arma esta moldea el medio. ¿me explique?
- Algo burdo, pero se entiende-. Evaluó Kata -. Creo que lo más importante es que
entiendas que tu arma estará ligada a tus emociones, para activarse se alimentara de ti.
De tus deseos, miedos, motivaciones y cosas por el estilo. Una vez que tu arma se active
sabrás perfectamente como usarla. Se volverá parte de tu alma, cuando eso pase… -
siguió explicándole mientras el joven prestaba atención a cada palabra y mínimo detalle.
Kefáli los miraba contento desde la barra cuando de repente la puerta del bar se abrió.
- ¡Buenas vibras a todos! – Dijo enérgicamente una chica que acababa de entrar. Se la veía
más joven que el resto. vestía una falda lisa de color rosa, una camisa de mangas cortas
con un moño rosa adornando su cuello. Tenía una expresión inocente, cabello corto por
debajo de las orejas y ojos café. Se acercó a la mesa y abrazo con fuerza a Kata -. ¿Cómo
estas, Kata? Te extrañe tanto.
- Digo lo mismo, pequeñita -. Dijo con cariño y acarició su cabeza.
- Oye, cantarina, ¿te olvidas de mí?
- Claro que no, jefe de jefes -. Respondió y abrazo a Hit -. Ha pasado tiempo.
- Lo se, ¿sigues desafinando como siempre?
- Oh, ya cállate -. Su mirada se desvío hacia el novato y ambos se miraron un instante -.
Bienvenido, es y no es un gusto que estés aquí con nosotros.
- Umm... gracias. Llevo aquí a penas dos días.
- Muy bien, te adaptaras con el tiempo-. Le dijo y sonrió -. Mi nombre es Singui. Espero
que nos llevamos bien mientras estemos aquí -. Agrego y le tendió la mano. El joven
respondió al saludo y también le sonrió.
- Bien, hora de ponerse serios -. Interrumpió el jefe. Momentos después, las cuatro almas
estaban sentadas mientras el les hablaba -. Se que a todos les sorprende la repentina
llegada de Singui, resulta que la mande a llamar por que, da la casualidad, de que
podemos ayudarnos mutuamente. Procedo a explicar: hace aproximadamente una
semana, a estado a la cacería de un demonio algo escurridizo. Me dijo que necesitaba
nuestra ayuda para atraparlo. Obviamente sabía que ustedes aceptarían, y nos es preciso
para que el novato salga en una primera cacería. ¿dudas hasta aquí?
- Ninguna -. Contestaron los cuatro.
- Bien, te cedo la palabra, Singui.
- Gracias. Bien, el demonio ha estado merodeando por el mismo barrio durante el lapso de
tiempo que ya escucharon. Tengo el presentimiento de que encontró una cadena
prometedora.
- Umm… ¿disculpa? – interrumpió el joven-. ¿A que te refieres con “cadena”?
- Te explico -. Kata -. Los demonios normalmente pueden influenciar a una persona para
que se suicide, como Kefáli te explico el primer día. La muerte de un ser querido tiene un
impacto muy fuerte en la familia y los demonios suelen aprovecharlo para llevarse al
resto de los miembros. Les llamamos cadenas, cuanto mas larga sea la cadena, mayor es
la insistencia del demonio, ya que valen más para ellos.
- Que buena explicación, y triste a la vez… continuo -. Singui -. Al principio lo enfrente bien,
pero eh estado tanto tiempo lejos del Lípsi que mi energía se esta agotando y me eh
vuelto algo torpe.
- ¿Lípsi? – Novato.
- No te explicamos lo que era -. Hit -. Es un centro de energía concentrada que atrae las
almas a la antesala. No es su único uso, también, entre otras cosas, mantiene un balance
entre el arma y el alma. Si no se recarga el arma, se ira debilitando hasta que el medio no
sea capas de cambiar de forma. En el peor de los casos tu arma podría romperse.
- Veo que lo tenían algo desinformado. Prosigo… - Singui -. El día de ayer tuve una
dificultad, no era un demonio, sino dos.
- ¿Cómo que dos? – interrumpió Hit -. ¿no lo habías notado?
- No -. Contestó con una sonrisa vergonzosa -. Siempre luchaba contra uno, y en medio de
la última batalla el solo se... dividió. Terminé estando en un dos contra uno y a penas
logre salir. Esa es toda la información que puedo darles.
- Eso es algo inusual, un demonio combinado -. Kata -. ¿Estas seguro que quieres que el
novato valla, Kefáli?
- No le veo el problema -. Comentó Hit -. Si tú, Singui y yo vamos no habrá ningún
contratiempo.
- Si lo pones de esa forma entonces no tengo objeciones.
- Bien, si todos están de acuerdo entonces preparen sus cosas para salir. Singui, dame tu
Medio para que lo estabilice -. La niña se desarmó el moño y se lo entregó a Kefáli.
Todos se levantaron de la mesa y se alistaron para salir. Al cabo de diez minutos se
reunieron frente a los vestidores. El final del pasillo una puerta apareció de la nada y de esta
salio Kefáli con la cinta que le había entregado Singui.
- Con la recarga que le hice debería estar estable por al menos un mes -. Le comentó y le
entregó el moño -. Bien entren.
- ¡SI! – exclamaron los cuatro al unísono. Entraron por la puerta y se encontraron frente al
Lípsi. Era un gran orbe de cristal cuyo interior rebosaba de energía. A través de ella se
podía vislumbrar una ciudad.
- Cuando lo pidan, los transportare a la tierra a través del Lípsi.
- Hagámoslo de una vez-. Grito Hit emocionado mientras hacia sonar sus nudillos. Tenía un
anillo de oro en el dedo anular de cada mano -. Salgamos a aplastar a ese par de
parásitos.
- Bien dicho, jefe -. Dijo Singui ajustándose el moño en el cuello -. Es hora de que nuestro
concierto comience.
- Les enseñaremos que los humanos no son comida de cerdos como ellos -. Agregó Kata
mientas sujetaba su zafiro.
- Pues yo no tengo una frase épica de guerra como ustedes pero… - el novato se apretó los
guantes con fuerza y sonrió -. Lo que sea que este allá afuera no tendrá ninguna
oportunidad.
- Bien dicho -. Dijeron los demás y juntos se lanzaron al portal, directo a la primera casería
a la tierra.

-+- Capítulo 6 – En la Tierra -+-

Una leve brisa recorrió el rostro del novato, junto con un sonido de tráfico, el cantar de las
aves y las conversaciones aleatorias de algunas personas. Sus ojos estaban encandilados por la
luz del sol, a la cual se había desacostumbrado. Al aclararse el panorama, se vio de pie frente a
una estatua, la cual mostraba un soldado de la antigüedad. Observo los alrededores con
detenimiento para intentar ubicarse mejor en el mapa.
Se encontraba parado en medio de un gran patio frente a la ya mencionada estatua. A sus
lado derecho a pocos metros de distancia se admiraban cinco árboles, al igual que en el
izquierdo. Detrás de el había un pequeño portón con un banco y unos botes de basura. Las
personas fuera de su espacio transitaban normalmente, con bolsas, hablando por teléfono,
hablando entre ellas o vendiendo algún producto. (1)
Se vio tan apantallado que olvido la presencia de sus amigos a su alrededor.
- ¿Impresionado, novato? – le dijo Singui mientras se estiraba -. Luego de estar en La
Antesala durante tanto tiempo esto se debe de sentir genial.
- Y que lo digas -. Afirmo el y abrió los brazos para sentir la brisa.
- Bien, bien… - interrumpió Hit -. Es hora de ponerse a trabajar. Singui, ¿es aquí donde
perdiste al demonio?
- Si, en efecto debe de estar rondando por aquí.
- De acuerdo. Lo primero que haremos será ir a terreno alto para poder ubicarnos mejor.
¿listos? Singui, Kata, nov… - al verlo se dio cuenta de que no lo estaba escuchando.
Estaba tratando de llamar la atención de las personas que pasaban saludándolas con una
sonrisa.
- Novato…- le dijo Kata -. No pueden verte.
- Oh…- reacciono el y se quedo serio mirando a los peatones -. Claro, estoy muerto…
- Novato…- se preocupo Kata. Pero entonces el le sonrió.
- Perdón por perder el tiempo. Pongámonos en marcha.
- Así se habla -. Sonrió Hit -. Subamos -. Dijo señalando el edificio que se alzaba detrás de
la estatua. Pego un salto que, sorprendentemente lo elevo hasta la punta de la estatua.
Con otro salto subió hasta el techo. Kata hizo lo mismo y el novato quedo boquiabierto.
- Dato curioso numero 1 -. Le dijo Singui -: en el mundo humano las almas son mas ligeras
que en La Antesala. Aquí solo somos masas de energía espiritual, pero el Lípsi solidifica
toda alma que este en su radio. Por eso somos capaces de saltar tan alto.
Singui salto de la misma forma que los demás y llego al techo del edificio. El novato estaba
algo inseguro pero finalmente se armo de valor y salto. Se sentía sólido como si fuera una roca,
pero al levantar los pies del suelo, su cuerpo se elevo de una manera que no creía posible, era
como Singui se lo había mencionado, su alma era capas de hacer cosas increíbles.
El llegar al techo se encontró con los demás quienes hablaban de su siguiente movimiento.
El no prestó atención alguna, clavo su vista al noroeste y se quedo perplejo al ver una
edificación enorme. Completamente hecha de metal, dominaba completamente la atención
del joven. Los demás lo notaron distraído y trataron de llamar su atención.
- Ey, novato. ¿nos estas oyendo?
- Chicos… ¿esa es…? - titubeo un momento -. ¿la Torre Eiffel? ¡¿Estamos en Paris?!
- Si -. Contesto Singui -. ¿olvide decirte que veníamos aquí?
- Diría que si -. Contesto bastante alegre. Los cuatro comenzaron a reír y se actualizaron
con el plan. Debían esperar al que el demonio los encontrara ya que, al ser almas
“desnudas” los demonios se ven más atraídos a ellos. Pasaron 3 largas hora mirando la
ciudad -. ¡Me Aburro!
- Cierra la boca, novato. No eres el único -. Contesto Hit bastante irritado.
- No lo entiendo -. Comento Singui algo desanimada -. Debería de estar por aquí. Dudo
mucho que se haya ido.
- De seguro anda por los alrededores. No te desanimes, Singui -. La animo Kata.
- Oigan, chicos -. Les dijo el novato mientras miraba a un grupo de peatones con bolsas
con bebidas y postres festivos -. ¿Es navidad o año nuevo?
- Año nuevo -. Contesto Kata.
- Wow, cuando volvamos a la antesala… ¿podríamos celebrarlo?
- No veo el problema -. Contesto ella. El novato sonrió complacido y continuo observando
Una sobra enorme cubrió su campo de visión, se volteo y alzo la vista para ver lo que seguro
era una nube pasajera. Pero no era así. Detrás suyo, en el otro extremo del techo, había una
criatura de al menos unos cinco metros de altura. Tenía piernas cortas y un torso largo y
delgado. Sus brazos iban desde sus hombros hasta el suelo. Poseía tres enormes garras las
cuales parecía ir arrastrando. En el centro de su pecho tenia el símbolo de una flor con nueve
pétalos. Su cabeza era pequeña cubierta de una larga cabellera. Bajo su cabello se presentaba
un hocico de apariencia canina, pero el resto de su faz estaba cubierta por su cabello.
- Ch- chicos… - balbuceo el novato aterrado -. Los demás se voltearon y presenciaron a la
criatura.
- No dijiste que era tan grande -. Dijo Hit con tranquilidad.
- Creí que mojarías tus pantalones si te decía que era enorme -. Singui.
- No es enorme, solo es alto y delgado. – Kata.
- Bien, da lo mismo como sea. Lo aplastare -. Comento Hit bastante animado. Camino
hasta estar exactamente entre el novato y la criatura. Kata y Singui se colocaron frente a
el para protegerlo, sin estorbar a Hit -. ¿No dirás nada? ¿eres tímido? ¿O demasiado
estupido para hablar? – la bestia lo miro unos instantes y finalmente hablo.
- Carne… fresca.
- ¿Qué diab…? ¡Cuidado, novato! – le grito Hit.
- ¿eh? – respondió el algo confuso, detrás de el, una criatura exactamente igual a la
primera estaba a punto de atacarlo. Las chicas no habían reparado en su presencia y el
novato acababa de verlo, acercando sus fauces hacia el desde arriba, dispuesto a
devorarlo. Deseaba quitarse del camino, pero la falta de experiencia le impidió
reaccionar. Un segundo antes de que su boca lo alcanzara, la mandíbula del demonio
exploto violentamente.
- Maldito desgraciado, eso estuvo cerca -. Comento Hit. En su mano derecha sostenía una
pistola apuntando hacia su dirección. Del cañón salía humo lo cual aseguraba que el lo
había salvado. Su arma era de color negro, con un mango de igual color y una “T”
grabada en este. El anillo de dicha mano había desaparecido -. Debes estar más atento,
novato. Casi te vuelves comida de perro. Y en cuanto a ti -. Dijo dirigiéndose al demonio.
Se le notaba muy molesto por la movida que había hecho, no importa quien fuera, no
podía permitir que alguien o algo tratara de dañar a sus amigos -. Trataste de comerte a
mis amigos… déjame presentarme… -. Alzo su mano izquierda y el anillo que le quedaba
comenzó a brillar. El brillo se deslizo por toda su mano como si bailara y se convirtió en
una pistola igual a la anterior, pero con una “L” en el mango. Él la sujeto con firmeza y le
apunto al demonio -. Mi apodo es Hit, y estas bellezas son Las Bandidas (4). Hora de
hacerte sufrir…

-+- Capítulo 7 – Batalla en Paris-+-

El demonio se lanzo ferozmente hacia Hit pero este lo esquivo con facilidad. Se dio media
vuelta y jalo rápidamente el gatillo de su pistola izquierda, disparando a la espalda del
demonio y empujándolo a la calle. Kata y Singui alejaron al novato del peligro y observaron a
Hit pelear.
La bestia salto desde abajo y se avanzo hacia Hit. Este le disparo en la cabeza y se retiro del
camino. Al recibir el impacto, la bestia callo al suelo y se evaporo.
- ¡Bien! le ganaste, Hit. Eres asombroso – exclamo el novato, sin embargo Hit no se
tranquilizo.
- Solo era una copia. Ahí viene de nuevo -. Esta vez salieron dos demonios, uno de cada
extremo del techo. Llevo sus armas a su lado opuesto y lanzo dos disparos cada una,
dirigiéndose a la cabeza y al abdomen. Los agresores acabaron igual que el anterior y al
ver el resultado Hit suspiro algo molesto -. Y otra vez la misma jugarreta. ¿Por qué espero
una estrategia de un demonio que tiene cara de Ayudante de Santa? … Ahí viene de
nuevo, de nuevo. – los demonios atacaron de la misma manera, sus acciones fueron
iguales y el resultado fue el esperado -. Esto se esta volviendo aburrido. Acaso no tienes…
- ¡¡ Cuidado, Hit!! – le grito Kata y sujeto su collar. El simplemente puso su pistola derecha
sobre su hombro y disparo a sus espaldas. Un demonio que estaba por atacarlo por
detrás recibió el balazo en su boca.
- Otro truco a parte de ese -. Continuó Hit y se volteo. Detrás de la niebla dejada por el
demonio se acerco la zarpa de otro. Salto hacia atrás para esquivarlo y le disparo a la
cabeza con su arma izquierda. En medio del aire otro demonio salto para tomarlo por
sorpresa. Le apunto con su arma derecha pero en ese instante un filo rápido corto al
demonio a la mitad.
- Siempre tan temerario, casi te devora, idiota -. Le reprocho Kata. Tenía en sus manos una
espada de un solo filo, de unos ochenta centímetros en la hoja, una empuñadura
revestida en hilo azul y de esta colgaba el zafiro de su collar. Hit aterrizo en el edifico que
estaba al lado.
- Lo tenía bajo control, no era necesaria tu ayuda -. Contesto Hit bastante molesto. Más
demonios comenzaron a escalar el edificio. Y los cuatro se acercaron.
- Es hora de resolver esto -. Dijo Singui -. Hit, ¿podrías darme un punto de vista mas alto?
- Solo espero que no te de fobia -. Junto sus manos, Singui poso su pie sobre estas y, con
mucha fuerza, Hit la lanzo hacia arriba. Llego a alcanzar unos quince metros de altura
debido a su ligereza.
- Tápense los oídos, chicos -. Les advirtió. Tomo el extremo de su moño y jalo con fuerza
para desarmarlo. La cinta se había tensado y comenzó a brillar, el extremo se había
moldeado formando un círculo y, al desaparecer el brillo, se había convertido en un
micrófono de pie -. Muéstrales el poder de tus lamentos… ¡¡¡ Banshee!!! (5) – el
micrófono amplifico las ondas sonoras del grito e impactaron contra los demonios que
acechaban a sus amigo, haciéndolos explotar.
- Valla movimiento, ella es… todos ustedes son asombrosos -. Exclamo el novato.
- Aun no bajes la guardia -. Advirtió Hit -. El enemigo aun esta en la lucha.
- La… comida… se… resiste – dijo el demonio mientras escalaba el edificio. Los tres se
pusieron en guardia y protegieron al novato. La criatura los miro detenidamente,
comenzó luego a aspirar todo el aire a su alrededor, su pecho comenzaba a inflarse
rápidamente.
- Eso no puede ser bueno. Todos, ¡En Guardia! – Hit. El demonio lanzo una ráfaga de humo
negro de su boca, la cual cubrió todo el techo y al equipo completo -. No respiren eso. De
seguro es toxico -. El demonio se mezclo entra el humo y comenzó a acecharlos. Se
escucho un grito de dolor por parte de Singui y todos se alarmaron. El demonio le había
dado un golpe en la parte baja de su cintura.
- Singui, ¿Estas bien? – Kata.
- Si, solo me rozo.
- Todos abajo. Tratare de dispararle -. Los tres se agacharon mientras Hit intentaba buscar
al demonio en la niebla. De repente vio una silueta frente a ellos, dio media vuelta y con
una de sus pistolas disparo al lado opuesto. Sorprendentemente se vio la explosión que
tuvo la bala al impactar con el demonio.
- Bocadillo… listo.
- Trucos de ilusión básicos, cucaracha. Sentí tu aliento podrido en mi nuca -. El demonio
salto hacia otro edificio en dirección oeste. Se dispusieron a seguirlo cuando de repente
su espalda pareció abrirse y otro demonio salio de ella. El nuevo demonio huyo en
dirección norte.
- Esta escapando. Novato, tu y yo iremos por el que escapa al norte. Singui y Kata, les
encargo el que va hacia el río.
- Bien, considéralo hecho -. Dijo el novato.
- Espera…- dijo Singui y dirigió su mirada al demonio que huía al norte -. Déjame ir al norte.
Se que es lo mismo, pero quiero ir por ese.
- Mm… de acuerdo. Novato, ve con Singui. Vamos por el nuestro, Kata.
- Los cuatro se pusieron de acuerdo y fueron tras los demonios. Debido al último cambio
de planes, los habían perdido de vista. Hit y Kata llegaron al Río Sena y se ubicaron en
una pequeña isla que estaba allí (2). El novato y Singui llegaron hasta el Campo de Marte.
Frente a la Torre Eiffel (3).

-+- Capítulo 8 – La Promesa-+-

Los últimos dos decidieron mejorar su rango de visión subiendo al primer piso de la torre.
Subieron por el exterior de la base y, aunque Singui se veía cansada, llegaron a la primera base,
a poco mas de noventa y un metros de altura sobre el suelo. Al estar en lo alto se vio una
perfecta y hermosa vista de toda la ciudad, y como a lo lejos se ocultaba el sol. La joven
parecía estar agotada y en un momento su cuerpo se rindió y callo al suelo de la torre.
- ¿Que tienes? ¿Te encuentras bien? – le pregunto el novato preocupado.
- No es problema, solo me maree, es todo -. Le contesto ella con dificultad. El noto como
se agarraba con fuerza la cintura y recordó el ataque que había recibido. La sujeto con
firmeza y la cargó hasta uno de los pilares. La bajo con delicadeza y levanto su camisa
pare revisarla.
- Wow… - se sorprendió a ver lo que ocultaba. En su piel había un tajo rojo bastante
extenso y, alrededor de este, su piel se había vuelto negra, como si estuviera podrida -.
¿Cómo es que puedes…? - alzo la mirada para continuar su pregunta pero algo lo freno.
Singui estaba con la mirada baja y totalmente ruborizada. Tardo unos mome3ntos en
entender la situación, soltó su ropa y dio un paso atrás -. Lo lamento, de verdad…
- Las almas somos como depósitos -. Dijo ella, aun ruborizada -. Guardamos todas las
emociones que experimentamos al estar vivos, alegría, amor, placer, por nombrar
algunas. Somos susceptibles a ellas en vida, y aun más luego de morir. Como notaras, no
es difícil ocultar nuestras emociones, imposible de hecho -. Al escucharla se dio cuenta
de que también se había ruborizado -. Pero también somos influenciados por los
sentimientos negativos. Sentimientos que son transmitidos por los demonios. Nos
envenenan, nos corrompen… nos manchan -. Levanto su camisa y le mostró su herida -.
Al luchar tenemos que tener cuidado de este tipo de cosas. Cuando un demonio nos toca
nos deja marcados, si la mancha es muy grande nos será difícil movernos.
- Diablos… ¿Que puedo hacer para ayudar?
- Nada -. Contesto ella con una sonrisa -. Como notaras, la mancha se desvanece sola. Solo
es peligroso si el demonio te toca por mucho tiempo. Si te cubre por completo tu alma se
romperá y no podrás volver a la antesala. En cuanto al corte, se curara solo cuando la
mancha se valla, nos regeneramos automáticamente. Pero hasta que la mancha se valla
no podré pelear bien.
- Bien, al menos me quedare más tranquilo -. Ella le sonrió. Estuvieron un rato mirando el
atardecer mientras la mancha se desvanecía.
- Debe de estar por aquí -. Le decía Hit a Kata. Ambos estaban en la Isla de los Cisnes
buscando alguna señal del demonio.
- ¿crees que fue la elección correcta?
- ¿a que te refieres?
- A dejar a Singui con el novato.
- ¿celosa? – rió.
- Eres un idiota
- Oh, admítelo. Te gusta el novato.
- ¿Por qué no cierras la…? – de repente sintió un leve temblor.
- ¿también lo sentiste? – se pusieron espalda con espalda y empuñaron con firmeza sus
armas. Del río comenzaron a salir un grupo de cuatro demonios y los rodearon -. ¿Solo
cuatro? Esto será pan comido
- Cada vez que dices eso, algo sale mal – le reprocho ella. Los demonios se estremecieron
y, al igual que antes, una copia de si mismos comenzó a salir de sus espaldas. Al final
tenían ocho enemigos -. Te odio, Hit.
- Oh vamos. Ahora es cuando se pone divertido – disparo directo al primer demonio y la
batalla comenzó.
- ¿escuchaste eso? – dijo el novato al escuchar el disparo. – debemos ir a ayudarlos.
- Espera, el demonio al que perseguimos aun esta por aquí. No podemos dejar nuestra
posición.
- Los demás pueden estar en peligro.
- Novato…- agacho la cabeza con vergüenza -. Quiero atrapar al demonio que vino hacia la
torre.
- ¿Por qué? - recordó que ella había insistido en ir tras el -. Explícame la razón.
- Pues… es extraño que lo diga, y me siento tonta al decirlo pero… ese demonio es
especial.
- ¿especial?
- Lo siento cuando estoy cerca de el. Me siento completa. Nunca antes había sentido algo
así en una casería. Y creo que es posible que ese demonio tenga mi… - antes de que
pudiera terminar su frase se escucho un sonido metálico sobre ellos. Al alzar la vista
vieron al demonio colgado de las vigas del segundo piso de la torre.
- Tenemos compañía. ¿tu herida?
- Puedo pelear, aunque sea algo lenta – Singui se puso de pie y sujeto su arma con firmeza,
aunque aun seguía débil. De repente, desde debajo de la torre se asomo otro demonio y
la sujeto con fuerza. Hundió sus garras en ella, haciéndola gritar de dolor.
- ¡Suéltala, asquerosa cosa! – el novato se lanzo a la criatura, pero esta lo empujo con su
calo, dejándolo a punto de caer de la torre. Sus guantes comenzaron a calentarse,
despedían una leve cantidad de vapor que se alimentaba de su ira.
- Novato, huye – dijo ella con dificultad. Desde su cuello se podía ver como su piel se iba
manchando lentamente -. No puedes hacer nada, ve por los demás y salgan de aquí.
- No te dejare aquí, Singui. No cuando estas tan cerca de recuperar tu alma – contesto el
ya desesperado. Se volvió a acercar ferozmente a la bestia, pero esta volvió a golpearlo
con su cola. Aun con lo duro del golpe, el novato se aferro fuertemente a esta. Singui lo
veía, preocupada, sin saber que hacer desde su posición -. Yo… lo prometí. Les dije a los
demás que podían contar conmigo. Que contaría con ellos… recuperare mi alma y las
suyas. ¡Y eso te incluye! No importa la situación que sea, solo será difícil, complicado,
exhaustivo… pero jamás será imposible. Y si te dejo desaparecer aquí… - el demonio alzo
su garra y lo empujo con enorme fuerza a la otra punta de la plataforma donde se
encontraban. Si bien el golpe fue increíble, se puso de pie, con una mirada decidida y
furiosa -. Si te dejo desaparecer aquí nunca me lo perdonare.
La mancha en el cuerpo de Singui la había cubierto casi por completo. Exhausta, sus ojos se
fueron cerrando y lo último que vio fue al novato. Con su mirada decidida y sus guantes negros
despidiendo una gran cantidad de vapor rojo.

-+- Capítulo 9 – Controlando Los Elementos-+-

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