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Tránsito Amaguaña, activista indígena ecuatoriana, referente del feminismo.

Rosa Elena Tránsito Amaguaña Alba, nació un 10 de Agosto de 1909 en la


localidad de Pesillo, Pichincha. Sus padres fueron los indígenas huasipungueros
Venancio Amaguaña y Mercedes Alba. Creció en una hacienda de Cayambe, a los
7 años de edad comenzó a trabajar, sus estudios los realizo en una escuela local
por un corto tiempo donde solo aprendió a leer y a escribir.
Mercedes Alba madre de Tránsito fue líder del movimiento indígena, camino que
su hija seguiría años más tarde. Tránsito Amaguaña se casó a los 14 años de
edad y tuvo cuatro hijos, luego de unos años se separó de su marido que era
alcohólico y la maltrataba.

Comenzó a realizar activismo comunitario en organizaciones relacionadas con el


Partido Socialista Ecuatoriano y luego participo en marchas indígenas, la más
importante ocurrida en Quito en el año 1930 donde se reclamaba tierras y
derechos laborales. Se vinculó al Partido Comunista del Ecuador donde lucho
por implantar un sistema cooperativista en el campo. Fundo la Federación
Ecuatoriana del Indio en 1946 junto con otros líderes campesinos. En 1950
impulso la fundación de escuelas bilingües, en español y quechua junto a Dolores
Cacuango.

La capacidad de liderazgo de Tránsito Amaguaña la llevo a representar a los


indígenas del Ecuador en la Unión Soviética y en Cuba. Cuando regreso fue
acusada y arrestada por haber traído armas y dinero, paso en la cárcel 4 meses.
Cuando salió libre tuvo que afrontar la muerte de sus padres y varios hijos.

A pesar de los duros golpes recibidos, siguió con su actividad política en favor de
los campesinos indígenas ecuatorianos, quienes la llamaban de cariño Mama
Transito. Luego de una gran lucha junto a los indígenas, Tránsito Amaguaña fue
reconocida por el gobierno en 1988 recibiendo una pensión, además se fundó una
unidad educativa en Quito y un colegio en Guayaquil con su nombre. El 10 de
Mayo de 2009 murió en Pesillo, comunidad donde nació, a su sepelio asistieron
las máximas autoridades del país como el presidente y vicepresidente.
Dolores Cacuango. Líder indígena que dedicó su vida a defender el derecho a la
tierra y a la lengua quechua para su pueblo.

DOLORES CACUANGO, una de


las mujeres más luchadoras y
brillantes que ha tenido nuestro
país. Esta valerosa dirigente nació
el 26 de octubre de 1881, en San
Pablo Urco, una parcialidad de la
hacienda Moyurco. Fué hija de
Andrea Quilo y de Juan Cacuango,
peones conciertos, ella tenía
catorce años cuando triunfó la
Revolución Liberal. Dolores
provenía de los antiguos caciques
de la zona y su apellido paterno le
daba un ascendiente de prestigio,
sin embargo, dos siglos y medio después, debido a las condiciones de trabajo y
esclavitud a que habían sido sometidas las familias indígenas, ubicaron a la familia
de Dolores Cacuango entre la gente que vivía en extrema pobreza, como todos los
peones conciertos de la hacienda agrícola de la Sierra. Jamás aprendió a leer o
a escribir, el español lo aprendió en Quito cuando trabajó como empleada
doméstica siendo jovencita.

En 1927 casó y con su esposo trabajaron duro la tierra y les nacieron nueve hijos,
pero ocho murieron a corta edad con enfermedades intestinales por la falta de
higiene y salubridad, viviendo únicamente el mayor Luis Catucuamba, que llegó a
educador de indígenas en su pueblo natal, pues su madre quiso que ayudara a su
pueblo.

Dolores había madurado lo suficiente y con rapidez, era una dirigente recia y
experimentada, destacada como gran oradora en un idioma casi mixto entre
quechua y castellano, fuerte y musical, con el cual convenció a los auditorios con
la patética narración de los sufrimientos de su raza matizándolos con hermosas
metáforas. En 1945, sin reconocimiento oficial, fundó la primera escuela bilingüe
(quechua-español). María Elisa Gómez de la Torre, profesora del Colegio Mejía y
compañera de Dolores en el Partido Comunista, respaldó su idea y entregaba a
los profesores 20 sucres mensuales de su bolsillo. Las escuelas seguían los
programas del Ministerio, pero también introducían elementos de la cultura
indígena.

Sus últimos años fueron penosos. Perdió fuerzas, las piernas se le entumecieron,
enflaqueció, se cansaba y dejó de visitar a las Comunidades y organizaciones. Al
cerrar sus ojos, el 23 de abril de 1971, solamente le acompañaba su esposo, hijo,
nuera y su inseparable amiga María Luisa.

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