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LECTURA 2 Redalyc - HISTORIOGRAFIA - SOBRE - NACIONALISM PDF
LECTURA 2 Redalyc - HISTORIOGRAFIA - SOBRE - NACIONALISM PDF
Miller, Nicola
HISTORIOGRAFÍA SOBRE NACIONALISMO E IDENTIDAD NACIONAL EN LATINOAMÉRICA
Historia Caribe, vol. V, núm. 14, 2009, pp. 161-186
Universidad del Atlántico
Barranquilla, Colombia
Historia Caribe,
ISSN (Versión impresa): 0122-8803
luchoalarconmeneses@gmail.com
Universidad del Atlántico
Colombia
¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista
www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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HISTORIOGRAFÍA
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RESUMEN
PALABRAS CLAVE
ABSTRACT
This article surveys the current state of research on nationalism in Latin America, focusing
on the large body of work produced from the 1990s onwards in a wide variety of disciplines
(history, the social sciences and cultural studies). Covering work on both the nineteenth and
the twentieth centuries, it takes as a starting point the impact of Benedict Anderson’s work,
Imagined Communities, on Latin Americanists. It discusses the ways in which Latin
Americanists have applied his ideas, and their critiques of many of his claims about Latin
American nationalism. It goes on to outline major recent developments across the field,
within the context of an argument that it is important for all scholars of nationalism to
incorporate Latin American experiences into their debates on the history and theory of na-
tionalism. The references have been selected to guide readers to key relevant works; regret-
tably, the article cannot, for reasons of space, offer a fully comprehensive bibliography
♣ Título original en ingles:»The Historiography of Nationalism and National Identity in Latin America.»
Publicado en Nations and Nationalism, Journal of, the Association for the Study of Etnicity and Nationalism,
12 (2), 2006, UK, [pp 201-221]. Traducción realizada por Julio Maldonado Arcón, profesor Universidad del
Atlántico, la cual fue recibida en septiembre de 2008 y aprobada en Noviembre de 2008.
♦ Profesora del Departamento de Historia, University College London, e-mail: nicola.miller@ucl.ac.uk
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KEY WORDS
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guerra civil durante sus golpes de es- puede considerarse como pionero
tado de 1973 (Chile y Uruguay) y (1995). En sus trabajos sobre los acto-
1976. Recientemente, los efectos so- res populares en la construcción de
ciales disruptivos del crimen organi- nación, los estudiosos de
zado en relación con el tráfico de dro- Latinoamérica han integrado de mane-
gas y los compromisos de los estados ra análisis muy significativos sobre
para controlarlo, también significa que aspectos relacionados con clase, raza
muchos países de Latinoamérica, es- y género. Aunque los primeros traba-
pecialmente los más pobres, viven en jos tendían a centrarse en las áreas ru-
lo que efectivamente se puede consi- rales y en los indígenas, el espectro
derar un conflicto bélico. Si amplia- abarca actualmente la gente de color y
mos la noción para incluir la violencia otras comunidades de inmigrantes.
política, tenemos que remitirnos a toda Más recientemente, el énfasis se ha
una historia de rebeliones populares, desplazado hacia las fuerzas laborales
particularmente las áreas rurales, mu- organizadas dentro de la industria, es-
chas de las cuales se afirma, presentan pecialmente en las provincias y ciuda-
por lo menos una dimensión des (Klubock, 1998).
protonacionalista como la de los co-
mienzos de las guerras de la indepen- La inclusión de una perspectiva de gé-
dencia. Todos estos factores implican nero dentro del tema del nacionalismo
que la soberanía de las naciones esta- no solo ha puesto al descubierto mu-
dos de Latinoamérica se ha visto ge- cho material interesante sobre el pa-
neralmente comprometida. pel de la mujer de todas las clases so-
ciales en la construcción de nación,
Posiblemente la crítica más diciente sino que también evidencia la impor-
sobre Anderson es que el sobreestima tancia de los conceptos de honor en el
el papel de las élites en la formación imaginario nacional (Caulfield, 2000;
de las identidades nacionales. Casi que Chambers, 1999). Adicionalmente,
inevitablemente, y como lógica conse- otro promisorio centro de interés lo
cuencia, el no menciona nada sobre el constituye el papel de la transmisión
género y muy poco sobre lo racial. En intergeneracional dentro de las fami-
los últimos 15 años los lias en las ideas acerca de la identidad
latinoamericanistas han elaborado es- nacional. También ha ocurrido un giro
tudios que actúan como correctivos desde pensar casi exclusivamente a
significativos no solamente sobre los nivel de las representaciones, hasta
enfoques ascendentes sino también considerar cómo las identidades nacio-
sobre los exclusivamente descendentes nales se encuentran inmersas en las
y que pueden considerarse restrictivos. prácticas cotidianas. Por ejemplo, el
trabajo de Peter Wade sobre la música
Al respecto, el trabajo de Florencia popular colombiana (2000), o el de
Mallon sobre el surgimiento del nacio- Rick López sobre los concursos de be-
nalismo campesino en México y Perú, lleza en México (2002).
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vecinos por una historia o una estabi- Esto me lleva a un hecho sorprendente
lidad mucho mayor que databa de los de la literatura sobre el nacionalismo
1830s, que, digamos, Argentina, la cual latinoamericano: la división de facto
no consolidó un Estado centralizado de esos estudios entre quienes aborda-
hasta los 1880s. Las identidades nacio- ron el nacionalismo como una mani-
nales no fueron más consideradas festación del poder político centrándo-
como necesariamente primarias o to- se en lo estatal, y quienes abordaron
talmente absorbentes. El énfasis recae la identidad nacional como comunidad
ahora en la importancia de investigar cultural centrándose en la sociedad.
el desarrollo histórico de la creación Para todo el valor de los trabajos indi-
de lo propio y de la otredad no inda- viduales, existen problemas generados
gando mucho sobre quién se compro- por esta división de enfoques que vie-
metía en ciertas prácticas o quiénes ne en parte determinada por restriccio-
producían ciertas imágenes, sino cómo nes disciplinarias. Aún en los 1990s,
tales prácticas o imágenes se crean o los investigadores sociales publicaban
recrean incesantemente. prescripciones para la construcción de
la institución y de la reformulación del
Al incorporar al análisis no solo facto- Estado, el cual solo mencionaba de
res culturales como lo religioso, la mú- paso la necesidad de que tales proce-
sica y la lengua, sino también factores sos se relacionaran con una “estrate-
sociales como los patrones laborales, gia nacional”, como si esa expresión
relaciones personales, las familiares y pudiera ser sencillamente aceptada sin
las domésticas, es factible reunificar lo necesidad de un análisis a fondo
cultural con lo económico, de tal ma- (Bresser Pereira y Spink, 1999;
nera que las identidades pueden ser ana- Vellinga, 1998).
lizadas en el contexto de las relaciones
de intercambios. De todas las potencia- Por otro lado, existen discusiones de
les disquisiciones que pueden deducir- políticas de identidad estructuradas
se del escrutinio completo de las repre- como si el Estado -de ninguna mane-
sentaciones y el discurso, es importan- ra- hubiese tocado las vidas de las per-
te tener en cuenta todas las bases mate- sonas involucradas. Aun durante el si-
riales de las prácticas culturales y de las glo XIX, cuando las naciones latinoa-
fuerzas materiales que influyen sobre mericanas eran todavía débiles, se ob-
el entorno nacional (Appelbaum y otros, servaba su presencia en la vida del
2003). Este argumento, recientemente pueblo ya fuese a través de la
propuesto en la comunidad académica conscripción militar o en lo tributario.
Angloamericana en reacción contra las En cualquier caso, su verdadera debi-
influencias post modernistas, es el que lidad a veces significaba que las dife-
los investigadores de Latinoamérica han rentes fuerzas sociales peleaban den-
sostenido y demostrado largamente tro de las instituciones sociales y alre-
(García Canclini, 1995, 2001; Ramos, dedor de ellas y el control del Estado
2001). era visto como un premio fácil de ob-
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tener. Las ideas contestatarias del re- (ley y orden, educación, lengua, asun-
publicano, del revolucionario, de las tos públicos, derechos políticos, salud,
autoridades se encontraban estrecha- comunicaciones, transportes) y la ex-
mente ligadas a las visiones encontra- periencia del gobierno común –bueno
das sobre la nación; algunas veces, y o malo- una fuente importante de refe-
para algunos nacionalistas, el Estado rencias, reclamos, anécdotas compar-
se convertía en el “otro”. Así, el viejo tidas, junto con un sentido de historia.
debate sobre si el Estado fue antes que En el contexto latinoamericano, el con-
la nación en Latinoamérica dio paso a cepto de Estado continúa siendo, por
una estructura analítica que muestra lo menos, un eje central de análisis,
hasta dónde la construcción del Esta- pero sobre la base de una nueva aproxi-
do y la creación de la nación fueron mación a que la formación del Estado
procesos relacionados, que operaron en es más complejo de lo pensado hasta
paralelo, apoyándose algunas veces ahora (Joseph y Nugent, 1994).
entre si, pero deteriorándose también
de alguna manera. El trabajo de Tulio Una muestra de las consecuencias de
Halperín Donghi (1980), sobre la Ar- separar cultura y política consiste en
gentina post independencia y de Mary que, por largo tiempo, los intelectua-
Kay Vaughan sobre la implementación les (escritores y artistas), inducidos por
de las políticas educativas en México los latinoamericanistas partidarios de
en los 1930, muestran lo esclarecedor la tesis de Kedourie sobre los Estados
que puede ser analizar en su conjunto post coloniales en África y Asia, juga-
la construcción del estado y la crea- ron un papel relevante en los naciona-
ción de la nación (Vaughan, 1997). lismos latinoamericanos. Es cierto que
algunos intelectuales claves que fue-
Considero que la influencia del Esta- ron figuras en la historia política de sus
do en la construcción de las identida- respectivos países, adquirieron un sta-
des nacionales latinoamericanas con- tus icónico como padres fundadores
tinúa siendo importante, a pesar de lo (Domingo Faustino Sarmiento, presi-
que Anderson ha llamado la “crisis del dente de Argentina, 1868-1874; José
guión”, llanamente, la tendencia cre- Martí, líder de la independencia cuba-
ciente en las últimas tres décadas de na, torturado en los inicios de la se-
la nación estado de separarse en na- gunda guerra cubana contra España
ción y estado. Pero, como Michael durante el régimen colonial, 1895-8).
Mann plantea, se puede estar exage- También está el caso de muchos inte-
rando sobre esta tendencia, especial- lectuales de Latinoamérica, particu-
mente fuera de Europa Occidental larmente en la primera mitad del siglo
(Mann, 1996). A pesar de la migración, XX, quienes se formulaban en sus tra-
la diáspora y las nuevas concepciones bajos preguntas sobre la identidad na-
sobre la territorialidad la nación esta- cional. Al crear ficción, poesía, arte,
do continuó siendo un factor prepon- arquitectura, cine, música y al plantear
derante en la vida de muchos pueblos conceptos sobre raza y cultura, esos
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de Europa. La idea de que la nación se glo XX, los intelectuales usaban el tér-
encuentra enfrentada a otras identida- mino “autenticidad” (con una abierta
des colectivas (locales, regionales, posibilidad de mestizaje cultural) mu-
supranacionales) y podría por lo tanto cho más que el término “identidad”,
perderse si las otras se fortalecen, no que presenta algunas implicaciones de
es necesariamente cierto. Tales iden- homogeneidad y que podría convertir-
tidades pueden trabajar para atenuar la se en otro de los términos importados
significación de lo nacional pero tam- que no encajan con la realidad. Al res-
bién para aumentarla. Se ha dicho por pecto, podría ser de algún valor para
ejemplo, que en México la identidad los latinoamericanistas ser más analí-
nacional es lo suficiente sólida como ticos y utilizar el término “lo nacional”,
para resistir la supuesta amenaza de la que evita el énfasis cultural
norteamericanización, que la identidad homogeneizante de la expresión iden-
mexicana no se basa ya en patrones de tidad cultural y las implicaciones del
consumo de tal manera que la gran pre- compromiso de conciencia política del
valencia de los productos de Estados nacionalismo. En el mundo
Unidos después del NAFTA no hacen globalizado se nota que existe una
ninguna diferencia y que la propia identidad marcada y etiquetada para
identidad de México dependía de he- consumo de los extranjeros, especial-
cho en su éxito económico lo cual solo mente turistas, y otra considerada “real
podría lograrse integrándola más tar- y auténtica” y que se maneja en espa-
de en el mundo globalizado (Morris, cios en los cuales los turistas muy ra-
1999). ramente se interesan o no tienen acce-
so. Generalmente ambas identidades
La evidencia en Latinoamérica mues- presentan los mismos componentes,
tra hasta donde el término identidad es pero son identificados de diferente
en si mismo problemático. Aun dentro manera y analizados con diferentes
de los homogeneizantes proyectos de registros.
los nacionalistas, siempre había resis-
tencia y debates sobre sus diferencias Es fácil olvidar que el principal argu-
socioculturales. La tendencia domi- mento de Anderson sobre el naciona-
nante en los debates en Latinoamérica lismo en Latinoamérica ha sido virtual-
sobre la identidad consistía en incor- mente ignorado como el mismo se la-
porar por lo menos un cierto grado de mentó en el prefacio a su segunda edi-
énfasis sobre la heterogeneidad y ción de Comunidades Imaginadas,
ductibilidad (un término recurrente en 1991. Aunque su propuesta de que las
la mayoría de los estudios “naciones modales” se crearon en
latinoamericanistas sobre la identidad América es exagerada (o al menos, lo
nacional). Como afirma García C. es demasiado para Estados Unidos),
(2001), “la heterogeneidad es conside- pero el punto clave de que las expe-
rada parte integral de la nación”. Por riencias de todas las regiones son vita-
lo menos, en la primera mitad del si- les para comprender la historia del na-
!
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