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18 DE JUNIO DE 2015
KOZACHUK, YÉSICA NOELIA
Literatura Argentina III. Escuela de Letras. FFYH. UNC.
Literatura Argentina III El mal menor – Se multiplican las brechas Kozachuk, Yésica Noelia
1 INTRODUCCIÓN
En El mal menor nos encontramos con un Cerco que fue creado para separar el mundo
de la vigilia del mundo de los sueños. El problema está en la «brecha», en ese agujero que se
abre y que permite que ciertos personajes pasen de un lado a otro. Sólo unos pocos se dan cuenta
de eso, pero no por eso es «menos real». En el presente trabajo me detendré en mostrar algunas
otras «brechas» que se abren ya que, además de la que aparece en el argumento, hay otros
huecos por donde se escapan algunos «prófugos» hacia un mundo que no les «corresponde».
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Literatura Argentina III El mal menor – Se multiplican las brechas Kozachuk, Yésica Noelia
Cuando falla el control de la razón se produce el efecto terrorífico. Feiling introduce algunas
referencias a este período de la historia de la Argentina como la frase escrita en el tractor
amarillo: «Los argentinos somos derechos y humanos» (Feiling, 2012: 36). También es
significativo el apodo que tiene la gata de Inés: es llamada «el familiar» (Feiling, 2012: 100)
En la creencia popular, el familiar es un animal que está poseído por un espíritu demoníaco que
necesita alimentarse de seres humanos para generar beneficios a su dueño. Esta leyenda fue
muy difundida en los ingenios azucareros del noreste de la Argentina. Es una referencia
indirecta a la dictadura ya que este mito vuelve a cobrar relevancia en esa época con el fin de
explicar las desapariciones. El cerco entre la ficción y la realidad tiene una brecha.
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del difunto Betty, era persona religiosa» (Feiling, 2012: 119). Paradójicamente, el mundo de
los arcontes también tiene brechas.
6 EN LA BRECHA DE LO FEMENINO/MASCULINO
En El mal menor vemos personajes tanto masculinos como femeninos. Si leemos con
cuidado nos encontramos con que la división no es tan taxativa. El caso del arconte Betty es
paradigmático. Los arcontes, como le explicó Nelson a Alberto son, generalmente, mujeres.
Betty es un travesti y por eso se nos hace sencilla marcar esta brecha en el género sexual. Pero
no es la única, ni la más significativa. Como venimos viendo a lo largo de este análisis, por lo
general hay mucho más que lo que vemos en la superficie. En este caso, los «Prófugos del
género» podrían ser otros dos. El primero, Nelson, quien asume una función asignada, como
dijimos, a las mujeres. La segunda es Inés. Ella es una mujer independiente, divorciada, que
trabaja en «Picante». Ella tiene características que, en la época, son pertinentes para los
hombres, no para las mujeres que, arquetípicamente, son amas de casa, madres de familia,
educadoras de sus hijos, etc. Inés se corre de este perfil. Lo femenino y lo masculino, entonces,
no queda del todo separado. En este aspecto hay que remarcar también que la realidad vuelve a
inmiscuirse en la ficción, dado que en la década del ’90 hay una redisposición en torno a la idea
de lo femenino y lo masculino, sobre todo a partir de la ley de divorcio de 1987.
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personajes no son más que las proyecciones de los personajes. Además, Jung señala que la
persona es, por un lado luz, y por otro lado, sombra. La sombra es ese lado oscuro que se
reprime, pero que de alguna manera resurge. En El mal menor podemos pensar que ese Prófugo
es la sombra de Inés, pero, según Jung, debe ser del mismo sexo del que sueña. Entonces, quien
encajaría en la proyección de la sombra de Inés es su madre. Sin embargo, me pregunto si,
dentro de este análisis de fronteras poco claras, de brechas que se abren en distintos niveles, no
se abre acá otro agujero. Como trabajamos en el apartado anterior, Inés se corre de lo netamente
femenino; por lo tanto, creo que no sería del todo errado suponer que el Prófugo puede ser, en
definitiva, su sombra.
8 CONCLUSIÓN
Como hemos visto a lo largo de este trabajo, las lecturas posibles son múltiples, en diversas
direcciones y con distintas conclusiones según la óptica con la que se perciba. Una lectura
desprevenida, literal, relajada y superficial, puede resultar entretenida – de hecho creo que
Feiling logra una obra atrapante que se lee de «un tirón» – pero podemos perder de vista ciertos
los aspectos más profundos y muy enriquecedores de esta novela. No por pertenecer a un género
popular, «menor», debemos creer que se trata de un texto mediocre; por el contrario, dejando
de lado prejuicios deberíamos leerlo sacándole esa máscara y viendo mucho más allá, debemos
cerrar la brecha entre nuestros prejuicios y la obra.