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TESIS DOCTORAL
A mi esposa, Clarisa.
A mis hijas mujeres, María
Paz, María Agustina, María del Rosario y María Victoria.
A mi hijo José Ignacio.
A mis padres y a mis
hermanos.
A mis pacientes.
A mi abuela Kelly.
A Maruca, porque entre el
guiso y los recuerdos de campo también se aprende psicología, y
de la buena.
ii
AGRADECIMIENTOS:
A mis hijos, que sin entender demasiado de qué se trata la tesis han
sabido aceptar las horas de escritorio requeridas por esta labor.
A Adrian Wells -a quien no conozco más que por su trabajo, sus aportes
y algún intercambio postal- pero que despertó en mí el interés por la
terapéutica de los trastornos ansiosos, y por su claro sentido educativo en la
tarea clínica de los psicólogos.
iii
A la Universidad del Salvador, que -en mi carácter de alumno del
´interior´- me recibió por segunda vez abriéndome sus puertas, para completar
mis estudios que alguna vez inicié en esta misma casa, allá por el año 1994.
iv
INDICE
INTRODUCCION
Capítulo 1
PARTE TEORICA
Capítulo 2
Capítulo 3
v
Metacognición
3.1 Metacognición.
a. Antecedentes de la noción (p. 39)
b. Definiciones (p. 42)
Capítulo 4
PARTE EMPIRICA
Capítulo 5
Estudio empírico.
vi
5.6 Administración (p. 83)
5.7 Análisis de datos (p. 84)
5.8 Cualidades psicométricas de los instrumentos (p. 85)
5.9 Resultados
a. Prueba de hipótesis (p. 89)
b. Diferencias por grupos (p. 89)
c. Correlaciones entre variables (p. 90)
Capítulo 6
Anexos
vii
INTRODUCCION
1.1 Plan de trabajo
ii
Nuestra indagación se focalizará entonces en torno a la clínica de los
trastornos de ansiedad -específicamente el TAG (trastorno de ansiedad
generalizada, con la sintomatología descrita en el DSM IV) como subgrupo de
aquellos-, y a un ejercicio concreto que la psicología cognitiva ha llamado
‘monitoreo metacognitivo’.
iii
Nuestra hipótesis de trabajo se vincula a lo siguiente: el monitoreo
metacognitivo permite cierta objetivación -toma de distancia- que como tal
está vinculada a la conciencia. En este acto -monitoreo metacognitivo- se
acentúa el proceso (meta-level) y no el contenido (object-level), aunque
originalmente las habilidades metacognitivas necesiten una base de
conocimientos específicos sobre la cual trabajar (Mateos, 2001).
iv
exclusivamente. Y se ponen en juego, siempre, en la interacción del sujeto con
el mundo. En el curso de estos intercambios, ambos –sujeto y objeto- se
modifican y reconstruyen.
v
adquieren dentro de determinados ámbitos de conocimiento, y están limitadas
a esos ámbitos; pero con la experiencia en múltiples dominios es posible que
los procesos autorregulatorios específicos se generalicen y puedan terminar
emergiendo unos principios metacognitivos generales que contarían con un
campo de aplicación más amplio (Mateos, 2001).
De esta manera se irán delineando los criterios para detectar, más allá
del contenido, ciertos sesgos o ‘vicios’ cognitivos que son recurrentes en un
mismo cuadro psicopatológico (en el TAG: focalización de la atención sobre
ciertos aspectos, presupuestos sobre la rumiación y la preocupación,
inadecuada orientación de los problemas), consolidando la idea de que la
diferencia no es entre dos tipos de contenido, sino entre dos maneras de
procesar la información (Rabossi, 2004), lo cual da lugar a los que algunos
denominarán ‘perfil metacognitivo’ (Wells, 2000).
vi
Así, la ansiedad como trastorno tendría su ‘modo’ propio metacognitivo,
sobre el cual versará nuestro estudio empírico.
vii
1.2 Problema e Hipótesis.
viii
Descrito el problema surge la hipótesis de nuestro estudio empírico:
parece existir una correlación positiva entre el evento cognitivo que
denominamos ‘preocupación’ (como proceso) y el TAG (como entidad
psicopatológica).
Se detecta que por debajo de los contenidos hay una estabilidad o
permanencia de algo que no se explica totalmente por ellos y que es factible
de intervención. Se acepta en general la posibilidad de su conocimiento, el
cual supone un ejercicio particular dado que de algún modo, ello no es natural
ni permanentemente conciente. Eso subyacente parece definir y orientar
selectivamente el permanente intercambio del sujeto con el mundo, que -en
virtud de la metáfora computacional- se plantea como una permanente entrada
de información (inputs), procesamiento, y salida de esa información (outputs).
ix
1.3 Objetivos
x
PARTE TEORICA
xi
Psicología Cognitiva y Metacognición: cuestiones
preliminares
xii
cognitivismo es un intento por volver a la interioridad, y que surge, en parte,
como reacción al conductismo y a la noción de "caja negra". A esta noción
(´caja negra´) podríamos definirla como un ‘sistema de contenido
desconocido, con entradas y salidas cuyas estructuras y procesos pueden
estudiarse únicamente por inferencia, analizando los egresos que resultan de
los ingresos que se aplican (Francois, 1992).
xiii
- la conducta está compuesta de respuestas elementales y puede
ser sucesivamente analizada por métodos científicos naturales,
- hay siempre una respuesta inmediata a todo estímulo y el
programa básico de la psicología es, dado el estímulo, poder
predecir la respuesta.
Tenemos así que en la década del ´50 confluyen dos eventos de vital
importancia para la reincorporación de la idea de introspección: la crisis del
conductismo y el surgimiento de la nueva ciencia de la mente (Gardner, 1985,
Macbeth, 2003). Nueva ciencia cognitiva que está signada por la cibernética y
las neurociencias.
Entonces, ante la objeción de Helman Frank (1971) de que la propuesta
cognitivista desde el método introspectivo realiza inferencias acerca de los
hechos de conciencia, memoria, pensamiento, pero no ofrece experimentos
con mediciones ciertas sobre los mismos, la nueva Ciencia de la Mente
postula la posibilidad real de estudiar científicamente los mismos procesos
mentales que el conductismo había rechazado. Y ciertamente se ha abocado
fuertemente a demostrar este postulado.
Se produce el reingreso de la introspección a la agenda de la psicología
científica (Nelson, 1996; Macbeth, 2003). Pero en la vuelta a la interioridad,
los teóricos de la psicología prefirieron centrar sus esfuerzos en lo que
llamaron el paradigma del procesamiento de la información y abandonaron el
xiv
objetivo del estudio original que era la construcción humana de significado
(Balbi, 2004). Entonces ‘el problema de la introspección se ha redefinido y
rebautizado en el contexto de la Psicología Cognitiva durante la década de
1970. Se habla desde entonces de procesos metacognitivos, definidos en
términos generales como cognición de la cognición, o pensamiento del
pensamiento’ (Macbeth, 2003).
En la actualidad muchos afirman que la manera cognitiva de ver las
cosas -comprender los procesos y estructuras subyacentes en el pensamiento-
llegó a ser muy popular en psicología (Stenberg, 1999). Por ello, volviendo a
la pregunta originaria de qué se quiere decir en la práctica psicoterapéutica
con ‘monitoreo metacognitivo´ y a qué tipo de dinámica alude, para la
respuesta todo apunta a una nueva -o renovada- postulación del sujeto
cognitivo.
xv
Como ya vimos, según algunos autores lo metacognitivo consiste en
parte en aprender a aprender (Brown, 1981; Mateos, 2001).
Y por eso la metacognición se vincula así con la noción de
transferencia. Para obtener la transferencia de las estrategias enseñadas a
situaciones nuevas, la práctica no puede ser mecánica sino que necesita ser
reflexiva y controlada (Mateos, 2001).
xvi
Esta distinción -nivel objetal y nivel procesal- se convierte en una clave
de trabajo clínico de vital importancia para algunos autores, si bien,
originalmente, las habilidades metacognitivas necesitan ineludiblemente una
base de conocimientos específicos sobre la cual trabajar (Wells, 1997; Mateos,
2001).
xvii
2.1.a La actividad mental y el procesamiento de la información.
xviii
definitiva, en la medida en que revela un proceso en juego y que puede ser
detectado y reeducado si fuera necesario.
xix
Se podría hablar de un cierto estilo de procesamiento. Un estilo
entendido como una manera de pensar. No como una aptitud, sino más bien
como una forma preferida de emplear las aptitudes que uno posee. Por demás
sugerente resulta la expresión más concreta de ‘estilo cognitivo’ que se refiere
a la manera en que una persona procesa información (Stenberg, 1999).
xx
2.1.b El modelo de la mente-procesadora.
xxi
operaciones estamos hablando? De operaciones formales, vinculadas a la
lógica. Entonces, la forma lógica de un pensamiento se puede reconstruir
mediante la sintaxis de una representación que la exprese (Fodor, 2003).
xxii
Se entiende así a la inteligencia artificial como un sistema inferencial
artificial capaz de resolver cualquier tipo de problema (como modelo de
racionalidad humana). Este parece ser el eje de la comparación actividad
mental / resolución de problemas. Pero también parece ser para algunos la
inexcusable debilidad: este sueño no ha sido jamás construido porque nunca
llega la máquina a asemejarse a esta actividad cognitiva humana (Rabossi,
2004).
xxiii
Todo lo expuesto sobre Procesamiento de la información, Inteligencia
Artificial y Metáfora Informática es, en nuestra tesis, a los efectos de revisar
el estado actual que legitima la separación entre contenido y proceso,
aplicado al conocimiento humano.
xxiv
Las máquinas ideadas de Turing eran marcadamente deterministas, pero
se había descubierto que también eran capaces de desarrollar un
comportamiento aleatorio -de hecho las máquinas habían necesitado un equipo
de cuidadores para llevarlo por el camino correcto-. Turing aseguraba que las
máquinas son capaces de aprender y que podía enseñar a una máquina a
mejorar el comportamiento. Es esto lo que acercaba aún más la inteligencia al
computador.
xxv
2.1.c Alcance y límites de la analogía computacional de la mente.
xxvi
comparación no por el contenido sino estrictamente por su forma, por su
lógica -lo cual no es un modelo exento de objeciones-.
Atendamos a una de ellas, del mismo Bunge (1988) en relación a esta
analogía que equipara taxativamente inteligencia humana y ordenador: “... las
diferencias entre cerebros y computadores son por lo menos tan obvias como
las analogías existentes entre ellos. Por un lado las neuronas pueden excitarse
espontáneamente. Por otra parte se supone que los elementos del computador
no poseen ninguna actividad espontánea. Además las conexiones entre
neuronas pueden ser plásticas mientras que las conexiones entre los elementos
de una pc permanecen fijas una vez que han sido establecidas por medio de un
programa. En tercer lugar, mientras las pc son inútiles sin programadores, el
cerebro está autoprogramado. En cuarto lugar, los computadores no están
vivos, pueden fingir algunos aspectos del proceso de ideación pero no crean
ideas (...) En resumen, la analogía entre cerebro y computadora ha sido
sobrevalorada”.
xxvii
Searle (2000) por su parte afirma que el programa de la analogía
computacional está definido en términos puramente sintácticos, y la sintaxis
por sí misma no basta para garantizar la presencia de contenido mental
semántico.
Es decir, si las operaciones de un computador se especifican de manera
estrictamente formal, esta simple ejecución formal de un programa no es
suficiente para proporcionar una comprensión de lo que significan los
símbolos (Ayllon, 1988). Entonces, la ‘versión débil’ dice: la analogía
computacional de la mente no es suficiente para su captación completa.
xxviii
humano es equiparable al rigor procesal de una máquina, ¿por dónde le viene
la similitud? Estrictamente, por la exactitud formal de sus conclusiones.
Por eso, actitudes proposicionales con contenidos diferentes pueden
tener una misma forma lógica. Es decir, la forma lógica de un pensamiento,
cualquiera sea, se puede reconstruir mediante la sintaxis de una representación
que la exprese (Fodor, 2003).
xxix
Es la discusión en torno a la naturaleza de las representaciones
mentales: enfrentamientos entre los partidarios de un código proposicional
único y los defensores del carácter no reductible de ciertas experiencias
subjetivas, en particular el fenómeno de la conciencia.
En la ciencia cognitiva en su versión dura las emociones deben
adecuarse a un modelo simbólico de procesamiento, o no serían parte de los
planteos que aquella realiza.
1
(Searle, 1984) establece cuatro rasgos que cualquier explicación satisfactoria de la mente debería tener en cuenta:
1- la existencia y el funcionamiento de la conciencia (la conciencia es una de las grandes ausentes en el programa
cognitivo dominante). No obstante, existe en el procesamiento de la información conceptos asimilables al
problema de la conciencia: atención selectiva, procesos de control, memoria de trabajo.
2- Intencionalidad de los estados mentales (vinculados a la secuencia medio-fines y el establecimiento de metas y
objetivos).
3- Subjetividad de los estados mentales (contenidos cualitativos de conciencia). Irrelevantes para el procesamiento
de la información.
4- Causación mental (cómo se construyen las estructuras y procesos que procesan información).
xxx
noción de ‘entrenamiento’, tan presente en su dinámica terapéutica, exige
plantear el proceso, no como un constructo teórico sino como ‘algo’
necesitado de contenido para su funcionamiento y reestructuración.
xxxi
2.2 La arquitectura cognitiva y su implicancia clínica.
Dice uno de sus pioneros (Beck, 1993) que se trata -la arquitectura
cognitiva- de una organización como compuesta por varios niveles. Sólo los
niveles más elevados se caracterizan por la toma libre de decisiones, la
objetividad, la racionalidad y demás. En cambio, los niveles más bajos de la
organización (nivel primitivo) están caracterizados por aspectos atribuidos a
las respuestas emocionales condicionadas: la reacción cognitiva ocurre como
si fuera un reflejo, es automática y adaptativa. Es decir, se entiende el
conocimiento como una construcción progresiva jerárquica, donde paso a
paso el alimento de la experiencia se amolda dentro de las estructuras del
conocimiento al ordenar la actividad que lleva a cabo el sujeto cognoscente.
En este contexto es que surge la noción de ‘esquema’. Se entiende por
tal un núcleo metafísico central organizado jerárquicamente a modo de marco
de referencia estructural que organiza el flujo de la información que llega del
exterior. Algo así como el soporte receptor de la dimensión cognitiva.
xxxii
El acento puesto en el sujeto cognitivo -al que nos referimos al inicio de
la tesis- queda confirmado en esta noción de esquema. Y surge este constructo
teórico ante la afirmación de que los objetos en todos los casos se asimilan a
algo.
En Piaget -para quien la cognición, como la digestión, es una cosa
organizada- un esquema es una estructura cognoscitiva que se refiere a una
clase semejante de secuencias de acción, las que forzosamente son totalidades
fuertes, integradas, y cuyos elementos de comportamiento están íntimamente
interrelacionados (Flavell, 1968).
En síntesis -dice Flavell-, un esquema es el contenido de la conducta
organizada y manifiesta que lo designa, pero con importantes connotaciones
estructurales que no son intrínsecas al mismo contenido concreto. Es el
esquema el que sirve de recipiente al contenido.
Siguiendo al mismo autor, tenemos que un esquema, por ser una
estructura cognoscitiva, es una forma más o menos fluida y una organización
plástica a la cual se asimilan las acciones y objetos en el curso del
funcionamiento cognoscitivo. Es decir, la permanencia estructural convive con
la plasticidad asimilativa. Por eso es que los esquemas siempre extienden su
campo de aplicación y su modo de asimilar a objetos nuevos y diferentes. Y,
ciertamente, la repetición lo consolida.
Pero subrayemos a fin de evitar cierto mecanicismo extremo de la
noción, las notas de unidad y de sentido que sus pioneros le dan: una
secuencia de acción, para constituir un esquema, debe tener cierta cohesión y
mantener su identidad en la forma de una unidad casi estable y repetible. Debe
poseer acciones componentes que están estrechamente interconectadas y
gobernadas por un núcleo de significado (Flavell, 1968). Muy importante,
xxxiii
pues, la noción de sentido y direccionalidad al hablar de la función dinámica
de los esquemas.
xxxiv
Los pensamientos automáticos -por ejemplo-, tan valiosos a la hora de
pasar del plano cognitivo u objetal al plano metacognitivo o procesal, son
activados desde estos esquemas.
Por eso, a estos esquemas también podríamos definirlos como
estructuras cognitivas que integran y asignan significados a acontecimientos
mediante el rastreo, codificación y evaluación del estímulo captado.
xxxv
percepción individual de sí mismo y del mundo). Será el ´desde dónde´ el
sujeto conoce.
b) las creencias, los deseos, las expectativas, las emociones y demás estados
que están disponibles ante nuestra conciencia, y por lo tanto son factibles de
ser verbalizadas.
xxxvi
2.3 Arquitectura cognitiva y accesibilidad conciente.
Charlmers (2000) afirma que hay un problema fácil y uno difícil, y que
el fácil se resuelve en términos de la teoría computacional de la mente.
Pero el difícil se vincula con el tema de la subjetividad, la vivencia, la
conciencia fenoménica, en fin, el problema de los qualia. Porque aún cuando
tuviéramos una ciencia neurobiológica perfectamente cumplida, seguiría
habiendo dos rasgos distintos, la pauta neurobiológica de los disparos
neuronales y la sensación de dolor, por ejemplo (Searle, 2000). Son los dos
grandes polos que aún no han encontrado su bisagra unitiva. Porque hay un
hiato entre lo físico y lo subjetivo que la filosofía debe explicar.
xxxvii
como dijimos, el ‘problema de los qualia’. Ha quedado rotulado como
‘problema’ en el sentido de que no es posible reducirlo al tema de la analogía
ni al de la universalización de lo algorítmico. El lecho de Procusto de la
analogía computacional parece no alcanzar aquí para explicar este hecho.
A los efectos de nuestra tesis es preciso simplemente aludir a esta
subjetivización de los propios estados mentales o capacidad de
desdoblamiento operativo que denominamos ‘conciencia’.
xxxviii
Es decir que es cierto que a medida que se han ido imponiendo las
concepciones constructivistas del desarrollo y del aprendizaje, se ha ido
atribuyendo un papel creciente a la conciencia que tiene el sujeto y a la
regulación que ejerce sobre su propio aprendizaje, pero ese papel que ejerce la
conciencia y el impacto que tiene en el aprendizaje debe entenderse en
términos limitados, dinámicos y graduales.
xxxix
Metacognición
xl
regulación rutinaria. La toma de conciencia aparece como un proceso de
interiorización de la acción. Y se vincula con la relación medios-fines
(operaciones, reglas, procedimientos). En una perspectiva más abarcativa, no
olvidemos que la propuesta cognitiva en sí misma constituye una cierta
revalorización del pensamiento como ‘entidad’ o ‘evento psíquico’ y alienta la
confianza en la habilidad introspectiva para su reconocimiento y posterior
manipulación.
xli
Los procesos involucrados en el funcionamiento cognitivo y el
conocimiento que el sujeto tenga de los mismos comenzaron a tener prioridad
en la agenda de la psicología cognitiva. La conclusión básica a la cual se llegó
por esta vía fue que existe una sustancial relación entre el funcionamiento de
la memoria y el conocimiento que uno tenga de sus procesos.
xlii
3.1.b Metacognición: definiciones
xliii
De acuerdo con Yussen (1985) la metacognición es la actividad mental
mediante la cual otros estados o procesos mentales se constituyen en objeto de
reflexión. Se ve el producto cognitivo como un ‘evento psíquico’, noción que
será de suma utilidad en el campo clínico.
También para otros tenemos que metacognición es la conciencia y
control conciente de las destrezas cognitivas, acentuando así las dos facetas:
intelectiva y volitiva.
Metacognición para Bruning, Schraw y Ronning (1999, 2002) es una
parte de la cognición encargada del control de las funciones cognitivas de
nivel inferior, tales como la percepción y la atención. Es decir, se esboza una
arquitectura mental e implícitamente una jerarquía en las funciones
cognitivas.
xliv
diferenciar: por un lado las operaciones estrictamente metacognitivas (las
cuales a su vez se subdividen en dos: las vinculadas a la parte más
cognoscitiva -monitoreo, evaluación e interpretación-, y la parte más
manipulativa o ejecutiva -la regulación y el control-). Pero por otro lado, el
objeto propio de la metacognición, que ha sido desde sus orígenes centro de
divergencia.
Flavell (1987) sugiere que en el concepto pueden ser incluídos:
procesos ejecutivos, operaciones formales, conciencia, autoeficacia,
autorregulación y la noción de sujeto psicológico. Es decir que desborda la
primer instancia de conocimiento de los objetos cognitivos (Noushad, 2008).
Brown y Baker (1984) enfatizaron la distinción entre estado y
estrategia, vinculando el conocimiento metacognitivo (estado) con lo que las
personas son capaces de verbalizar sobre la cognición. Mientras que
estrategia es lo que una persona usa para regular una determinada actividad
cognitiva. Sin embargo los dos caen aquí propiamente dentro del ámbito de lo
metacognitivo.
Las estrategias consisten en planear, predecir, guiar y monitorear. Por
eso, esta última nota de lo metacognitivo se ha ido configurando como el
reconocimiento de las habilidades, estrategias y recursos para realizar una
tarea con efectividad.
En la misma línea, que es la que ha ido prevaleciendo, Paris y Winograd
(1990) identificaron dos características en la definición de metacognición:
autoevaluación y autoconducción de la cognición. La primera como reflexión
de los procesos de aprendizaje y la segunda como la metacognición en acción.
xlv
Y en que tanto el elemento de conocimiento metacognitivo (componente
declarativo) como la regulación (componente procedimental) maduran con la
edad.
A la vez que monitoreo y control se perfilan como dos términos
operativos de lo metacognitivo, también se afianza la noción de
metacognición como una operación de segundo orden. Porque mientras la
cognición puede ser considerada como la mente del aprendiz aplicada al
mundo real, la metacognición es el camino en que la mente actúa sobre su
propia cognición. Y en ese sentido, frente a la focalización en la resolución del
problema, la metacognición se focaliza en los procesos de resolución de
problemas.
xlvi
3.2 Variables internas del concepto metacognición.
xlvii
Entre los estudios que focalizan en el componente metacognitivo del
“conocimiento sobre la propia cognición” encontramos los trabajos de París y
sus colaboradores (Paris, Lipson y Wilson, 1983; Jacobs y París, 1987), que
también diferencian estos tres tipos de conocimientos metacognitivos:
xlviii
- metacognición y conciencia (sin que necesariamente limitemos
esta función al monitoreo).
- metacognición y control (del cual se seguirán claras propuestas
operativas en el contexto terapéutico).
xlix
Metacognición e implicancia clínica.
l
Para París (1984) la metacognición representa el conocimiento sobre los
estados o procesos cognitivos a que pueden acceder los individuos,
restringiendo la definición al considerar exclusivamente metacognitivos
aquellos procesos de los cuales la persona es conciente. De forma que la
metacognición solo será conceptualizada como tal si puede ser observada y
medida, es decir, si la conciencia sobre los aspectos cognitivos puede ser
pública. Quiere decir que aquellos aspectos que inicialmente actuaron bajo
control conciente pero que posteriormente se automatizaron no serían
considerados como metacognitivos.
Esto presupone identificar metacognición y conciencia. Por eso, el
procedimiento metodológico más utilizado en su evaluación es el informe
verbal, como forma de inferir los estados de conciencia de los individuos.
li
capaz de verbalizar los principios que subyacen al funcionamiento cognitivo
eficiente, en otras palabras, con una comprensión implícita o tácita de tales
principios (Mateos, 2001).
Pero por otra parte es preciso algún tipo de noción y manejo acerca de
aquellos procesos que forman parte de la autorregulación. Se trata de un
conocimiento de los propios procesos, que no necesariamente está bajo el
control de la conciencia, pero que involucra una dinámica de adaptación. Sería
una cierta noción, pero no siempre posesión voluntaria del cómo -es decir, con
qué mecanismos o reglas- se procesan los datos. Y una relación -en principio-
directamente proporcional: mientras mayor sea esa posesión deliberada, en
mejores condiciones estará el sujeto de modificar sus estrategias adaptativas.
Y el saber qué y cómo hay que hacer en una situación dada, facilitan
significativamente el proceso de aprendizaje -en nuestro estudio, el proceso
psicoterapéutico- (Carena y Ferranti, 2005).
Así, la metacognición implica la regulación de los procesos cognitivos
por medio de este monitoreo, que sugiere e incluye en sí, la planificación, la
evaluación y la modificación, todas instancias de autoobservación que
acentúan aspectos diversos.
lii
En esta vinculación entre metacognición y conciencia, es Flavell (1976)
quien va a ampliar el concepto inicial de metamemoria a este más general e
inclusivo de metacognición:
"… (la metacognición) se refiere al
conocimiento que uno tiene acerca de los propios procesos y productos
cognitivos o cualquier otro asunto relacionado con ellos, por ejemplo, las
propiedades de la información relevantes para el aprendizaje. Así practico la
metacognición (metamemoria, metaaprendizaje, metaatención, metalenguaje,
etc) cuando caigo en la cuenta de que tengo más dificultad en aprender A que
B; cuando comprendo que debo verificar por segunda vez C antes de
aceptarlo como un hecho, cuando se me ocurre que haría bien en examinar
todas y cada una de las alternativas en una elección múltiple antes de decidir
cuál es la mejor, cuando advierto que debería tomar nota de D porque puedo
olvidarlo... La metacognición hace referencia, entre otras cosas, a la
supervisión activa y consecuente regulación y organización de estos procesos
en relación con los objetos o datos cognitivos sobre los que actúan,
normalmente al servicio de alguna meta u objetivo concreto”.
liii
regulación: anticipaciones, controles y ajustes, a cada una de las cuales
corresponden estrategias específicas.
Pero mientras que el monitoreo sólo transporta contenidos -y por ello su
alcance es solo informativo-, el control transporta procesos y por ello es capaz
de modificar la estructura del nivel objeto. De todos modos, se trata de un
trabajo interactivo y conjunto ya que el control sería incapaz de mejorar la
eficacia de la tarea sin un adecuado monitoreo. Por eso es que el monitoreo es
más limitado que el control, ya que la función del primero es simplemente
comunicar al nivel meta el estado procesal del nivel objeto (Macbeth, 2003).
liv
programación conciente de estrategias de aprendizaje, de memoria, de
solución de problemas y toma de decisiones y, en definitiva, de
autorrealización´ (Jiménez, 2004) es un ejemplo más que grafica esta doble
faceta.
También aquello de que metacognición es la capacidad que tenemos de
autorregular el propio aprendizaje, es decir de planificar qué estrategias se han
de utilizar en cada situación, aplicarlas, controlar el proceso, evaluarlo para
detectar posibles fallos y como consecuencia transferir todo ello a una nueva
actuación (Dorado Perea, 1996).
lv
que puede llevar completar una tarea). (b) conocer el repertorio de estrategias
que se posee y su uso apropiado, (c) identificar y definir los problemas, (d)
planificar y secuenciar las acciones necesarias para resolverlos y (e)
supervisar, comprobar, revisar y evaluar la marcha de los planes y su
efectividad (Mateos, 2001).
lvi
Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
lvii
resolución del estímulo. Ahí podemos estar frente a un caso de ansiedad
patológica con punto de partida en un episodio de ansiedad normal (Cascardo
y Resnik, 2005).
Cuando el sujeto se vuelve hipervigilante y exagera tanto el número
como la severidad de los posibles peligros que los rodean la ansiedad se
vuelve clínicamente disfuncional o patológica.
lviii
El DSM IV presenta los siguientes criterios diagnósticos:
- preocupación excesiva acerca de un número determinado de
eventos o actividades, la mayor parte del día,
- dificultad para controlar la preocupación,
- la preocupación causa distrés y desmejoría,
- cansancio,
- dificultad para concentrarse,
- tensión muscular,
- fatigabilidad fácil,
- irritabilidad,
- dificultad para dormir.
lix
Con acierto se ha dicho que la investigación clínica de los trastornos de
ansiedad se ha concentrado en toda una gama de variables que va desde el
extremo más biológico y concreto, centrado en la manipulación química
cerebral, hasta lo más cognitivo y abstracto centrado en la reestructuración de
los procesos de pensamiento (Wells, 2000 en Bogiazian, 2004).
lx
4.2 Los síntomas cognitivos del TAG
- Preocupación excesiva.
- Sobreestimación de la probabilidad de que ocurran eventos
negativos.
- Pensamientos catastróficos.
- Creencias distorsionadas acerca de la preocupación
(metapreocupación).
lxi
información, entre los cuales la preocupación aparece como el síntoma central
organizador de ese desorden.
Se habla mucho de la preocupación, como un constructo fenoménico
central al TAG, al menos desde el DSM VI. Virando la definición hacia una
definición más cognitiva y relegando los síntomas somáticos, el acento
cardinal fue puesto en las preocupaciones. Con mayor precisión debemos
referirnos a la ´preocupación excesiva´, ya que la preocupación en sí misma es
definible en términos similares a la ansiedad, y por ello es preciso distinguir
entre una normal de otra patológica.
Preocupación -en el contexto que lo hemos presentado- podría definirse
como el intento de solucionar mentalmente un problema o asunto cuyo
resultado es incierto pero contiene la posibilidad de una o más consecuencias
negativas (Borkovec, 2002; Roemer & Orsillo, 2002).
lxii
Por ello es que al afianzarse en su modo cognitivo esta preocupación
excesiva -que resulta impertinente, exagerada y no operativa- uno de los
primeros síntomas observados o padecidos es la falta de concentración.
lxiii
4.3 Metacognición / Metapreocupación
lxiv
Lo metacognitivo indica que no sólo es importante lo que el paciente
piensa sino también cómo lo piensa. Porque el cómo lo piensa, alimenta y
sostiene el qué se piensa.
Es decir, lo metacognitivo guía los procesos y las interpretaciones. La
misma atención responde a pautas metacognitivas, focalizando los objetos.
En el estudio del TAG se ha dado particular importancia a las estrategias
de hipervigilancia, monitoreo de riesgo, rumiación y preocupación como
procesos esencialmente problemáticos. La preocupación como anticipación y
evitación de riesgos es una metacognición.
Wells y Mathews (1994) ya sugieren que la preocupación y la rumiación
son componentes generales del desorden psicológico, generado por creencias
metacognitivas.
La tendencia a la preocupación patológica característica del TAG está
positivamente asociada con las creencias preocupacionales tanto positivas
como negativas. (Cartwright-Halton & Wells, 1997, Wells & Papageorgiou,
1998).
También metacognitivamente algo muy propio de la ansiedad es pensar
que los pensamientos son incontrolables y peligrosos. Y el intento de
supresión de este pensamiento tiene un efecto paradójico.
No obstante la nocividad de la preocupación como proceso
característico del TAG, las creencias disfuncionales sobre la preocupación
pueden ser tanto positivas como negativas, porque lo disfuncional consiste en
la mala estrategia para la resolución de problemas.
lxv
- Preocuparse protege contra posibles amenazas.
- Preocuparse es ocuparse.
- Preocuparse es ser una persona responsable.
- La preocupación me mantiene alerta.
- Preocuparse es controlar.
- Mi preocupación es lógica y justificada.
lxvi
4.4 La arquitectura cognitiva en el TAG
lxvii
Por otro lado, la experiencia metacognitiva, que es como otorgar un
significado de validación a cierto pensamiento o sentimiento (muchas veces se
toma el sentimiento como elemento válido para evaluar un pensamiento). A
este último podríamos vincularlo con un nivel inferior de acceso conciente o
una internalización mayor del proceso.
Y finalmente, distingue los dos anteriores de las estrategias de control
metacognitivo, que son aquellos modos por los cuales los procesos se definen
y se mantienen.
En este modelo, lo que Wells define como S-REF (modelo de función
ejecutiva de autorregulación o función operativa de autorregulación) está
basado en la arquitectura de estas tres instancias de metacognición.
lxviii
4.5 Metacognición y terapéutica.
lxix
Entonces el “modo” es ese perfil individual de las creencias y
pensamientos, y la “configuración”, los patrones de procesamiento de
información activados en la situación particular. Habla entonces de un estilo o
perfil metacognitivo, vinculado con las condiciones estables y permanentes
-más allá de las situaciones particulares- de la propia y personal arquitectura
mental.
Pero plantea asimismo, como continuidad, la posibilidad de
modificación de la arquitectura mental en sus estructuras y procesos, en lo que
consiste básicamente la actividad psicoterapéutica.
lxx
manera que los procesos controlados sólo son necesarios para procesar los
elementos más novedosos.
Por eso, planteado tal vez en términos más cercanos a la versión dura de
la mente, ante la pregunta de cómo enseñar a resolver problemas, algunos
responden: desarrollando los mecanismos de control y regulación que proveen
las propias leyes del pensamiento y del razonamiento lógico, explorados a
través de la aplicación de modelos hipotéticos de pensamiento a situaciones
planteadas en diversos campos del saber -algoritmos- (Carena y Ferranti,
2005).
lxxi
aprendizaje o la instrucción, sino que en realidad es un ‘estar apto para’. Se
visualizaría como una oportunidad para proveer a los estudiantes del
conocimiento y la confianza en sí mismos para dirigir su propio aprendizaje y
enriquecerse para ser más inquisitivos e infatigables en su propósitos (Paris &
Winograd, 1990).
Este parece ser el acento psico-educativo de tal propuesta: el desafío
terapéutico que comienza con un cierto autoconocimiento y termina en una
rectificación del obrar, allende la permanente vinculación entre ambos.
lxxii
4.6 Mediciones en metacognición.
lxxiii
- Reducir el intervalo entre pensamiento e informe.
- Evitar el efecto de sesgo del experimentador utilizando preguntas
indirectas.
- Utilizar técnicas que reduzcan las demandas de verbalización.
- Evitar escenarios hipotéticos y cuestiones muy generales.
2
Adrián Wells en particular nos ha autorizado para la utilización de este cuestionario que es
de su propiedad intelectual en un mail personal recibido con fecha 8/1/2008 en el cual dice
textualmente: “You may use my questionnaire as long as you cite the full reference in your
written work”.
lxxiv
También Wells y Carter (2001) encontraron que los pacientes TAG se
distinguían de los pacientes diagnosticados con trastorno de pánico y fobia
social por niveles más altos en las creencias negativas sobre preocupación y
metapreocupación.
lxxv
4.7 Antecedentes de las propiedades psicométricas de los
instrumentos utilizados.
lxxvi
Borkovek & Inz (1990) y Borkovec (1994). Y un antecedente importante de
medición en metacognición es el Anxious Thoughts Inventory (Anti: Wells,
1994), donde pueden distinguirse tres dimensiones: preocupación social,
salud, metapreocupación.
lxxvii
4.8 Confiabilidad y homogeneidad de las escalas utilizadas.
lxxviii
PARTE EMPIRICA
lxxix
Estudio Empírico
Objetivos:
Hipótesis:
lxxx
El modelo metacognitivo sugiere que los individuos con TAG presentan
puntajes más altos en las escalas de metapreocupación que los pacientes con
ansiedad específicamente somática o los no ansiosos.
5.2 Método
Variables a evaluar:
Variables controladas:
lxxxi
Población elegida: (edad, sexo, ocupación, nivel socio-económico).
Uniformidad de la consigna en ambos grupos.
Condiciones de toma de ambos grupos.
Variables no controladas:
5.3 Muestra
lxxxii
5.4 Instrumentos
5.5 Pretesteo
lxxxiii
cuestionario anterior, una prueba piloto con diez alumnos universitarios, para
evaluar dificultades de comprensión. Los resultados fueron negativos en cuanto
a aparición de dificultades.
5.6 Administración
lxxxiv
5.7 Análisis de datos
Los datos se volcaron en una planilla con programa Excel. Se creó una
tabla de sistematización de datos en la cual se detallaron los grupos de 40 sujetos
cada uno, con los puntajes obtenidos de cada uno de ellos. Con dicha
información se realizaron los análisis estadísticos con el programa SPSS
(confiabilidad, homogeneidad, poder de discriminación). En el mismo programa
se utilizó el análisis multivariado MANOVA para ver diferencias entre grupos.
Edad
Promedi Mujer Escala Escala Cuestionario
Grupo o Varones es Conducta Asertividad Metacognitivo
n n Promedio Promedio Promedio
30 años
Control 6 meses 20 20 28.7 31.2 28.9
Experiment 31 años
al 8 meses 15 25 45.3 49.1 45.8
lxxxv
5.8 Cualidades psicométricas del instrumento
Para establecer la homogeneidad de los ítems (el grado en que cada uno se
diferencia en el mismo sentido que la escala como un todo), se calculó la
correlación de Pearson entre cada ítem y la puntuación total. Los resultados se
pueden observar en el Anexo 2, Tablas 1 y 2.
Todos los coeficientes son significativos a nivel 0,01 (bilateral); luego, los
veinte ítems de cada una de las escalas resultan homogéneos, esto es, se
diferencian en el mismo sentido que la escala en su totalidad.
lxxxvi
Escalas de conducta y asertividad: poder de discriminación de los
ítems.
lxxxvii
superior y el inferior); el resto alcanza discriminación muy buena (40% o
más); por otra parte, en esta última categoría seis ítems (el Nº 3 3, Nº 54, Nº 135,
Nº 166, Nº 197 y Nº 208) evidencian índices de más del 60% de diferencia entre
el grupo superior y el inferior, esto es, son ítems con muy alto poder
discriminativo. En cuanto a los ítems con bajo poder de discriminación, podría
interpretarse que expresan conductas con cierto nivel de automatismo, menos
susceptibles de ser advertidas, de allí que se reflejen menos en el instrumento,
que es un auto-informe.
3
Ítem Nº 3: “Rindo menos en mis actividades habituales”.
4
Ítem Nº 5: “Me muevo de un lado para otro, como agitado, sin motivo”.
5
Ítem Nº 13: “Juego mucho con objetos, necesito tener algo entre manos”.
6
Ítem Nº 16: “Muchas veces tengo la frente fruncida”.
7
Ítem Nº 19: “Me dicen que estoy inexpresivo”.
8
Ítem Nº 20: “Me irritan mucho los ruidos intensos o inesperados”.
lxxxviii
En la escala de asertividad, el 100% de los ítems tienen un poder de
discriminación muy bueno.
Es decir que las dos escalas son confiables y poseen en general un buen nivel de
discriminación pero en términos graduales de precisión, la escala de asertividad
es mejor.
lxxxix
RESULTADOS
xc
El grupo experimental presenta en las tres variables las medias más
altas, tal como indica la Figura 1. Es decir que se puede aceptar la hipótesis
enunciada (Anexo 2: Tabla 8 y 9).
xci
Figura 2: Relación conducta-metacognición
xcii
APORTES Y DISCUSIÓN
xciii
60
50
40
30
GRUPO
Medias
Control
20 Experimental
Conducta Asertividad Metacognición
xciv
Esbocemos finalmente algunos aportes vinculados a la propuesta
terapéutica de monitoreo metacognitivo, tal como lo ha planteado la
psicología cognitiva para los trastornos ansiosos.
En la parte empírica se ha visto que el paciente TAG tiene un modo
metacognitivo propio, que es el terreno sobre el cual asienta la propuesta
terapéutica. Para detectarlo y definirlo se acude a cierto proceso introspectivo
(vinculado a la noción de monitoreo), que en nuestro estudio consistió en la
administración de un cuestionario que apelaba a la autoobservación del sujeto
y a cierta opinión sobre sus propios procesos mentales o hábitos psicológicos.
Esta búsqueda del modo o perfil metacognitivo del paciente TAG tiene
sus medios de diagnóstico y medición, cuyo estudio tiene en la actualidad una
preponderancia fundamental. Sobre este tema se dieron algunas precisiones en
capítulos precedentes.
xcv
6.1 Monitoreo metacognitivo y conciencia
Primero:
xcvi
En términos generales, el fenómeno de la conciencia siempre ha sido un
tópico de la psicología, pero con notas y acentos divergentes. Al respecto, y
sólo a modo ilustrativo, la capacidad de reflexión o conciencia se llama en la
logoterapia ‘capacidad de autodistanciamiento’ y las nociones de
hiperreflexión y derreflexión tienen mucho para decir en el ámbito
psicoterapéutico (Frankl, 1970, 1995).
En nuestro estudio, la supervisión -cierta objetivación o toma de
distancia de la propia actividad mental- es indudablemente un escalón inicial
en el armado terapéutico. Al respecto, la sugerencia didáctica que se realiza al
paciente de entender los propios pensamientos como ´eventos psíquicos´ es
más que sugerente.
xcvii
entrenamiento en la supervisión de los propios procesos conduce a una mejora
de la comprensión lectora de los sujetos.
xcviii
catastrófico. No obstante creemos muy valioso el aporte que vincula al
monitoreo metacognitivo con el ejercicio reflexivo, en términos generales. Así
parece entenderlo Vázquez (1996) al afirmar que es particularmente relevante
el concepto de metacognición, porque ubica en un lugar central para la
comprensión de diversas conductas humanas un proceso intelectual conciente
que, en su opinión, es el equivalente funcional de la reflexión. Así ‘... los
procesos metacognitivos serían el resultado y la manifestación funcional del
desarrollo de la reflexión. En este caso, la conciencia del modo de
funcionamiento mental sería la condición para la regulación cognitiva en sus
aspectos retroactivos -por ejemplo correcciones- y proactivos -por ejemplo:
selección de nuevas estrategias y/o ajuste de las anteriormente empleadas-´.
Segundo:
xcix
La virtual objetivación de los propios procesos mentales tiene esa
cualidad propia en su modo de hacerse, sobre la cual se apoya el estilo
terapéutico.
Este recorrido, desde lo inconciente a lo conciente verbalizable, y por
ende el grado de explicitación de las regulaciones, es muy progresivo (Allal,
1992).
c
contexto inicial de la psicología cognitiva. Se parte aquí de cierta confianza en
la capacidad de autoobservación del sujeto y en la veracidad de los reportes.
ci
Tercero:
cii
conciencia metacognitiva. Y estas dos variables, a su vez, con la calidad de
vida.
ciii
mantenerse el mismo nivel de advertencia o de autoobservación. En fin, la
conciencia, entendida como hábito reflexivo sobre el propio pensamiento y
plasmada en el término más técnico de monitoreo amplía el horizonte hacia
una mayor eficacia operativa.
civ
Cuarto:
cv
reflexivas. Y una función preeminente de la reflexión es aprender cómo
utilizar los elementos de nuestros propios esquemas (Wright, 1992).
cvi
Se dice entonces que madurar metacognitivamente requiere la
confluencia de saber qué y cómo se deben usar determinadas estrategias para
que se produzca el aprendizaje (Borgobello y Peralta, 2006). Porque si bien es
preciso recordar siempre el contexto pragmático de esta idea de aprendizaje,
no hay adaptación efectiva sin una previa instancia de autoconocimiento.
cvii
6.2 Monitoreo metacognitivo y control ejecutivo
Primero:
cviii
Es importante destacar esta continuidad operativa de la metacognición,
porque si bien el monitoreo constituye el brote inicial de todo el dinamismo,
es este aspecto ejecutivo o regulativo el que hunde sus raíces en la dinámica
terapéutica. Entonces el conocimiento sobre la propia cognición implica ser
capaz de tomar conciencia del funcionamiento de nuestra manera de aprender
y conducir ese aprendizaje por los rieles de la efectividad (Dorado, 1996).
9
Este autor (1990) habla de dos formas de regulación: una dinámica, que opera de manera
automática, sin control activo. Y otra activa, que actúa bajo control explícito y voluntario.
cix
Segundo:
cx
1988). Y el modo propio, la didáctica, viene por los rieles de la cognición. Es
el conocimiento el que permite incrementar los recursos disponibles para
afrontar dichas dificultades. Es la flexibilidad de la actividad mental la que
permite romper la idea de mecanicismo y acentuar la educabilidad de los
recursos internos del sujeto. El conocimiento y la conciencia dan por resultado
un aumento del control sobre estas potencias.
Tercero:
cxi
El paciente requiere conocerse -a distintos niveles-, reestructurarse y
entrenarse en su dimensión cognoscitiva. Y el hacerlo conduce a un cierto
equilibrio que puede plantearse en términos de adaptabilidad.
cxii
educativo de la terapia. Dewey (1993) lo subraya, diciendo de este elemento
que nos libera de la actividad meramente impulsiva y puramente rutinaria y
nos capacita para saber qué hay de puramente apetitivo, ciego e impulsivo en
la acción inteligente.
cxiii
obrar y en este caso pasa a un nivel de subconciencia –exigido por la función
económica del hábito- pero con posibilidad de hacerse conciente, lo cual
sucede cuando se presenta una situación en la que la respuesta habitual no
tiene el resultado esperado. En este caso se darían los procesos retroactivos
para rectificar o provocar una diferenciación en la estrategia, orientada al
logro de los objetivos de la nueva tarea, con lo cual se estaría ante un proceso
de regulación’ (Vázquez, 1996).
cxiv
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
cxv
12- BIAGI, M. (2005). Investigación científica. Guía práctica para
desarrollar proyectos y tesis. Buenos Aires: Praia.
19- BRIE, R. (1997). Los hábitos del pensamiento riguroso. Buenos Aires:
Ediciones del viejo aljibe.
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metacognición. Bilbao: Mensajero.
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entre pensamiento reflexivo y proceso educativo. Buenos Aires: Paidós.
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la psicología computacional. Madrid: Siglo Veintiuno.
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69- HERRERA CLAVERO, F. & RAMIREZ SALGUERO, I. (2005).
Cognición-Metacognición. Dpto de Psicología evolutiva y de la
Educación. Universidad de Granada.
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know: verbal reports on mental process”. En Psychological Review, vol.
84, Nro 3, pp. 231-259.
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91- POPPER, K. (1967). La lógica de la investigación científica. Madrid:
Ed. Estructura y función.
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103- SCHMIDT ANDRADE, C. (1992). “El acto de entender como
reflexión sobre sí mismo”. En Revista Intercontinental de Psicología y
Educación, México, 2, pp. 103-126
cxxiv
113- VETERE, G. y RODRIGUEZ BIGLIERI, R. (2005).
Características metacognitivas de pacientes con trastorno de ansiedad
generalizada. Congreso Mundial de Psicoterapias: Buenos Aires.
Organizado por Consejo Mundial de Psicoterapias.
cxxv
122- WELLS, A. & PURDON, C. (1999). “Metacognition and
cognitive-behaviour therapy: a special issue”. En Clinical Psychology
and Psichotherapy. Vol. 6, pp. 71-72.
cxxvi
Anexos
Anexo 1: PROTOCOLOS.
Protocolo 1.
Opciones:
1- No estoy de acuerdo
2- Un poco de acuerdo
3- Bastante de acuerdo
4- Totalmente de acuerdo.
Síntomas de conducta.
cxxvii
Protocolo 2.
Síntomas asertivos.
0 – 20: normal
20 – 30: ligera
30 – 40: moderada
40 – 50: grave
50 > : muy grave.
cxxviii
Protocolo 3.
Opciones:
1- No estoy de acuerdo
2- Un poco de acuerdo
3- Bastante de acuerdo
4- Totalmente de acuerdo.
cxxix
Anexo 2: TABLAS.
cxxx
Tabla 3. Índices de discriminación de la Escala de conducta
Ítem GS GI ÍD Ítem GS GI ID
1. 67% 13% 54% 11. 4% 4% 0%
2. 67% 8% 59% 12. 12% 0% 12%
3. 75% 0% 75% 13. 71% 8% 63%
4. 54% 0% 54% 14. 54% 4% 50%
5. 75% 0% 75% 15. 58% 0% 58%
6. 17% 0% 17% 16. 75% 8% 67%
7. 21% 4% 17% 17. 38% 0% 38%
8. 8% 4% 4% 18. 42% 8% 34%
9. 50% 0% 50% 19. 67% 4% 63%
10. 50% 0% 50% 20. 67% 0% 67%
Ítem GS GI ÍD Ítem GS GI ID
1. 54% 0% 54% 11. 54% 4% 50%
2. 71% 12.5% 58.5% 12. 54% 4% 50%
3. 62.5% 0% 62.5% 13. 58% 0% 58%
4. 67% 0% 67% 14. 62.5% 4% 58.5%
5. 58% 0% 58% 15. 54% 4% 50%
6. 67% 4% 63% 16. 71% 4% 67%
7. 46% 4% 40% 17. 62.5% 0% 62.5%
8. 50% 0% 50% 18. 67% 0% 67%
9. 67% 4% 63% 19. 62.5% 0% 62.5%
10. 67% 0% 67% 20. 54% 0% 54%
cxxxi
Inferior 22 1,23
5 Superior 22 2,9 10,261 0,001
Inferior 22 1,19
6 Superior 22 1,91 3,781 0,001
Inferior 22 1,19
7 Superior 22 1,95 3,978 0,001
Inferior 22 1,14
8 Superior 22 1,59 2,596 0,014
Inferior 22 1,1
9 Superior 22 2,32 6,096 0,001
Inferior 22 1,14
10 Superior 22 1,59 4,076 0,001
Inferior 22 1,05 0,000
11 Superior 22 1,82 4,212
Inferior 22 1,18 0,001
12 Superior 22 1,72 3,529
Inferior 22 1,14 0,000
13 Superior 22 2,86 6,767
Inferior 22 1,77 0,000
14 Superior 22 2,82 7,201
Inferior 22 1,32 0,000
15 Superior 22 2,68 9,586
Inferior 22 1,23 0,000
16 Superior 22 2,82 7,590
Inferior 22 1,32 0,000
17 Superior 22 2,41 6,603
Inferior 22 1,27 0,000
18 Superior 22 2,50 3,922
Inferior 22 1,59 0,000
19 Superior 22 2,95 7,546
Inferior 22 1,31 0,000
20 Superior 22 2,59 6,692
Inferior 22 1,23
cxxxii
Ítem Correlació Ítem Correlació
n n
1. 0,6** 10. 0,8**
2. 0,7** 11. 0,7**
3. 0,7** 12. 0,7**
4. 0,8** 13. 0,7**
5. 0,8** 14. 0,8**
6. 0,8** 15. 0,7**
7. 0,7** 16. 0,7**
8. 0,7** 17. 0,7**
9. 0,7** 18. 0,7**
Ítem GS GI ÍD Ítem GS GI ID
1. 58% 0% 58% 10. 75% 0% 75%
2. 54% 0% 54% 11. 67% 0% 67%
3. 67% 4% 63% 12. 79% 4% 75%
4. 79% 0% 79% 13. 58% 4% 54%
5. 75% 4% 71% 14. 71% 0% 71%
6. 83% 0% 83% 15. 71% 4% 67%
7. 67% 4% 63% 16. 58% 0% 58%
8. 79% 0% 79% 17. 58% 0% 58%
9. 79% 4% 75% 18. 62.5% 0% 62.5%
cxxxiii
Tabla 8. Manova
cxxxiv
Multivariate Tests(b)
Roy's Largest
4,152 105,173(a) 3,000 76,000 ,000
Root
a Exact statistic
b Design: Intercept+GRUPO
cxxxv
Asertividad 3828,575 78 49,084
Conducta 116658,000 80
Metacognición 121588,000 80
Conducta 7138,000 79
Corrected
Asertividad 10218,887 79
Total
Metacognición 9986,200 79
cxxxvi