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DE LA ORACIÓN CLÁSICA HASTA LAS TÉCNICAS DE

MEDITACIÓN UNA VISIÓN DESDE LA CIENCIA

http://pijamasurf.com/2011/09/sana-tu-cuerpo-con-tu-mente-
la-ciencia-se-rinde-ante-el-poder-curativo-del-pensamiento/

https://logos77.wordpress.com/2012/02/02/cientificos-
confirman-el-poder-de-la-oracion/

http://www.vidanaturalia.com/meditacion-para-que-sirve-
meditar-y-que-beneficios-tiene-la-meditacion/

https://es.wikipedia.org/wiki/Acerca_de_la_psicolog
%C3%ADa_de_la_religi%C3%B3n_occidental_y_de_la_religi
%C3%B3n_oriental

https://es.wikipedia.org/wiki/Kundalini

https://es.wikipedia.org/wiki/Raya_yoga

HIPNOSIS, PLACEBO, PENSAMIENTO POSITIVO, FE ESPIRITUAL,


SUEÑOS LÚCIDOS Y MEDITACIÓN SON ALGUNAS DE LAS
FORMAS POR MEDIO DE LAS CUALES LA CIENCIA MODERNA
HA REDESCUBIERTO QUE LA MENTE ES CAPAZ DE OPERAR Y
SANAR EL CUERPO.
El Dhammapada, uno de los textos budistas más influyentes,
inicia de esta manera: «Somos lo que pensamos. Todo lo que
somos surge de nuestros pensamientos». Estas palabras se le
atribuyen a Buda y se remontan a unos 2500 años, tiempo
también que ha tardado la ciencia occidental en reconocer el
poder de la mente sobre el cuerpo. Pero parece que por fin, a
la luz de la evidencia, el pensamiento científico acepta que el
pensamiento —sin reconocer del todo algo como la "energía
psíquica"— es fundamental al moldear los estados físicos que
experimentamos.
Una de las publicaciones de divulgación científica más
importantes del mundo, la revista New Scientist, dedica una
reciente edición al poder de la autosanación. Como bien dice
la editora Jo Marchant, ya no se necesita ser hippie para creer
en el poder de la mente, ahora la ciencia, apoyada en
investigaciones rigurosas, puede constatar que la mente es
clave en la salud y que probablemente sea el "ingrediente
activo" más importante de toda la medicina.
Diferentes estudios en torno al placebo, la hipnosis, la
meditación, el pensamiento positivo, la confianza y la
intención (entre otros que analizaremos más adelante),
muestran que la mentalización ejerce una influencia
significativa en determinar el estado de salud de una persona.
Esto funciona en ambas direcciones: personas que muestran
un alto grado de fe, confianza en sí mismas (o en los
placebos), que meditan, visualizan o hacen algún tipo de
proyección mental, responden reiteradamente mejor a los
tratamientos, se enferman menos y tienen un mayor calidad
de vida. Personas sometidas al estrés, que exhiben poca
confianza —interés e intención—, que pueden ser calificadas
como pesimistas y que en suma no utilizan su mente como
herramienta para transformar su cuerpo, por el contrario,
tienden a enfermarse más y a responder con menor
efectividad a todo tipo de tratamientos.
Tal vez podría parecer una simplificación de la vida y de
situaciones tan complejas como pueden ser algunas
enfermedades, pero de manera profunda nuestros estados
mentales se convierten en nuestro estados físicos y, de
alguna forma que se nos escapa en la cotidianidad, la mayoría
de nuestras enfermedades son el resultado de procesos
psíquicos. Aunque la ciencia occidental contemporánea no ha
formulado aún una concepción totalmente integral de la
salud, en la que ninguna enfermedad esté desligada de un
proceso de mente-cuerpo, es probable que avance hacia allá,
curiosamente una evolución que es un regreso a las premisas
de la medicina y de la filosofía de culturas tradicionales
(generalmente consideradas como primitivas por la ciencia
moderna): un entendimiento holístico de la naturaleza.
En este sentido, además de explorar diversas técnicas de
mentalización para sanar, habría que reflexionar sobre
aquellos pensamientos y patrones mentales que nos han
llevado a enfermar, muchos de ellos se ocultarán en nuestro
inconsciente y querremos evitar enfrentarlos, pero en el
proceso de detectarlos y observarlos estaremos iniciando un
viaje vital de autoconocimiento en el que cada uno de
nosotros puede convertirse en su propio chamán —
verdaderamente en el único médico que puede hacer sanar
desde la raíz. Hasta que no hagamos consciente nuestro
inconsciente, como enfatizó Carl Jung, estaremos
predispuestos ante serie de contingencias que
permanentemente amenazan con tomar control de nuestro
cuerpo y de la dirección que lleva nuestra vida. (Hacer
consciente lo inconsciente también permite que se conozca
cómo funciona la mente —al ver las causas y los efectos de
manera transparente— y de esta forma evita que tengamos
que ser hipócritas o impostores pensando positivo buscando
una especie de efecto mágico desconocido y llenando el
mundo de sonrisas falsas programadas).
Cada pensamiento, cada actividad mental que realizas, es una
semilla de lo que serás. No es necesario invocar a la magia
para entender esto, sino a la más pura causalidad, a una
minuciosa concatenación de eventos y situaciones mentales
que van, de la misma forma que el ejercicio físico, moldeando
nuestra anatomía psíquica, la cual ejerce potestad sobre
nuestro cuerpo. Como suele decirse en el yoga: "el cuerpo no
es sólido, solo la mente". En la medida en la que seamos
capaces, a través de la disciplina, de generar estados
mentales suficientemente flexibles, podremos seguramente
superar los escollos del cuerpo y de ese supuesto
determinismo inexorable que presenta la genética.

PLACEBO
"Yo les hablo a mis pastillas", dice Dan Moerman, profesor de
antropología en la Universidad de Michigan "Hey, muchachos,
sé que están haciendo un excelente trabajo". Tal vez esto
pueda parecer ridículo, hablarle a tus píldoras como si fueran
seres animados, pero todo indica que funciona.
Hay algo que está claro: el efecto placebo está lejos de ser
solamente imaginario. Varios padecimientos como el
Parkinson, la osteoartritis, la esclerosis múltiple y por
supuesto la depresión, se benefician del tratamiento con
placebo. Estudios muestran cambios notables bajo el influjo
del placebo, tales como la generación de analgésicos
naturales, alteración en los patrones de excitación neuronal,
disminución en la presión sanguínea y en el ritmo cardiaco y
una mejoría en la respuesta inmunológica. Incluso
hay evidencia de que algunos fármacos funcionan
amplificando el efecto placebo —cuando las personas no
saben que las están tomando dejan de funcionar.
Por otro lado, solamente creer en los efectos dañinos de una
sustancia puede hacer que los padezcas, hasta el punto de
que el efecto "nocebo" (el hermano maligno del placebo),
puede llegar a matar a una persona (New Scientist, 13 May
2009, p 30).
El placebo es especialmente una prueba del poder de la
mente de programar al cuerpo, ya que funciona incluso
cuando una persona sabe que es placebo. Un estudio reciente
en la escuela de medicina de Harvard hizo que pacientes con
síndrome de intestino irritable tomaran una píldora inerte. Se
les dijo a los pacientes que las pastillas estaban hechas de
"una sustancia inerte, como pastillas de azúcar, que han
demostrado en estudios clínicos producir mejoras
significativas en los síntomas del intestino irritable a través de
un proceso de autosanación mente-cuerpo", lo cual es
totalmente verdad. Pese a saber que las pastillas eran inertes,
los pacientes que las tomaron reportaron una mejora en sus
síntomas significativamente superior a los pacientes que no
tomaron el placebo (PLoS ONE, vol 5, e15591).
Así que ya sabes, programa tus pastillas, otórgales
propiedades extraordinarias de sanación. Es más, programa tu
comida. Programa tu ambiente. Sí, el mundo es placebo, y
eso puede ser desconcertante, pero lo cierto es que lo que
significa esto es que el mundo puede ser exactamente como
lo programes, al programarte a ti mismo.
PENSAMIENTO POSITIVO, OPTIMISMO
Nunca subestimes el poder del pensamiento positivo, aunque
esto pueda parecer una solución demasiado simple o hasta
estúpida para un problema (el verdadero problema yace en
poder sostener el pensamiento positivo e intencionado por
una buena cantidad de tiempo).
Los optimistas se recuperan más rápido de los procedimientos
quirúrgicos, tienen sistemas inmunológicos más sanos, viven
más en general y en especial cuando padecen enfermedades
como el cáncer o falla del riñón (Annals of Behavioral
Medicine, vol 39, p 4).
En cambio el pensamiento negativo y la ansiedad son
importantes causas de enfermedades. El estrés —expresado
como la creencia de que estamos en riesgo— detona vías
fisiológicas como la respuesta de correr o pelear. Estas han
evolucionado para protegernos en situaciones extremas, pero
cuando se encienden por periodos prolongados incrementan
el riesgo de padecer diabetes o demencia. Así que tranquilo,
nada va a pasar si no crees que va pasar. A menos de que
haya un (hambriento) tigre dientes-de-sable sentado a lado de
tu escritorio, no te preocupes, no es tan importante lo que
estás haciendo. Las chill-pills son gratis y son ubicuas en el
espacio como hologramas etéreos fosforescentes que pululan
alrededor de tu cabeza si te tomas un minuto para enfocar.
Científicos empiezan a descubrir que las creencias positivas
no solo funcionan aplacando el estrés. Sentirse sano y salvo, o
creer que las cosas saldrán bien, ayuda al cuerpo a
mantenerse y repararse. Un estudio reciente concluyó que los
beneficios del pensamiento positivo ocurren de manera
independiente de los estados negativos, como el pesimismo y
el estrés, y son comparables en magnitud (Psychosomatic
Medicine, vol 70, p 741). Así que no sólo no pienses negativo,
piensa positivo, si es que estás vivo, porque así te sentirás
mejor.
La bondad psicofísica del optimismo se traduce en la
reducción de los niveles de inflamación y de hormonas de
estrés como el cortisol. También puede estimular el sistema
nervioso parasimpático, el cual gobierna la respuesta de
"descansar y digerir", opuesta a "correr y pelear" (a veces
traducida como "huir y luchar").
Tan útil como ver positivo el futuro es verte a ti mismo de
manera favorable. Autoaumentarte —en un conjuro de
placebo narcisista— hace que se tengan menos respuestas
cardiovasculares al estrés, te recuperes más rápido y que
tengas niveles más bajos de cortisol (Journal of Personality
and Social Psychology, vol 85, p 605).

MEDITACIÓN
La meditación es una de las cartas estrella que tiene una
persona para re-hackear su cuerpo. Existe evidencia de que la
meditación estimula la repuesta inmunológica en personas
con cáncer y en personas que han recibido vacunas, protege
de la depresión, retarda la progresión del VIH e incluso sirve
para limpiar impurezas de la piel. Y es que esa es la otra: la
mente no solo es una herramienta para sanar el cuerpo,
también para embellecerlo —es el cosmético cósmico.
Regresando al inicio budista de este artículo, el antiguo
maestro Nagarjuna, en su texto String of Precious Jewels,
escribió que «la paciencia es abandonar los sentimientos de
enojo» y también que la "paciencia trae la belleza".
Analizando las palabras de Nagarjuna, Geshe Michael Roache
dice: «Para verte a ti mismo como físicamente atractivo y
saludable, planta improntas para esto en tu subconsciente al
siempre rechazar el enojo». Para cultivar la paciencia —y su
potencial de belleza—, nada como meditar.
La meditación ha mostrado un interesante potencial para
combatir el envejecimiento. La telomerasa, la capa protectora
de los cromosomas, se reduce cada vez que una célula se
divide, lo cual propicia el envejecimiento. Estudios realizados
en la Universidad de California-Davis muestran que los niveles
de una enzima que fomenta la producción de telomerasa
eran más altos en personas que habían acudido a un retiro de
meditación que en un grupo de control (esto es especialmente
interesante, ya que la telomerasa ha logrado revertir los
procesos degenerativos en ratas en una investigación reciente
de la Universidad de Harvard).
Como ocurre con otros aspectos analizados aquí, la
meditación trabaja influyendo en las vías de respuesta al
estrés. Las personas que meditan tienen menores niveles de
cortisol y muestran cambios en la amígdala, la zona del
cerebro que regula el miedo y la respuesta a una amenaza
(como el comportamiento de huir y luchar).
Una de las investigadores del estudio citado, Elissa Epel, de la
Universidad de California, cree que la meditación puede
aumentar "las vías de restauración y aumento de salud", al
detonar una serie de hormonas sexuales y de crecimiento.
El poder de la meditación no requiere de un arduo
amaestramiento para hacerse sentir, la meditación puede
detonar cambios estructurales en el cerebro con tan solo 11
horas de entrenamiento.
Entre algunos los efectos positivos para la salud
documentados de la meditación se cuenta el haber disminuido
la violencia en una prisión, combatir el déficit de atención y la
depresión, reducir hasta en un 50% la posibilidad de un
ataque cardiaco y ser más efectiva que los medicamentos
industriales contra el dolor.
HIPNOSIS
El Dr. Peter Whorwell, de la Universidad de Manchester, ha
pasado la mayor parte de su carrera recopilando evidencia
sobre el uso de la hipnosis para tratar el síndrome de intestino
irritable. Esta condición tiene la particularidad de que muchos
pacientes sufren síntomas sin que los doctores puedan
detectar qué está mal. Muchos de los pacientes de Whorwell
habían llegado a un punto casi suicida en el que sentían que
la medicina no podía hacer nada por ellos.

Whorwell ha
demostrado que bajo hipnosis algunos de sus pacientes
pueden reducir las contracciones del intestino —algo que
normalmente no se puede controlar conscientemente— y que
muchos reducen así el nivel de dolor que sienten (Journal of
Psychosomatic Research, vol 64, p 621).
Pese a estudiarse desde al menos el siglo 19, aún no se sabe
exactamente cómo funciona la hipnosis, pero se cree que
pacientes hipnotizados pueden influir partes de su cuerpo de
forma profunda y novedosa, como si tuvieran mayor injerencia
o accedieran una mayor capacidad operativa. Algunas
personas son capaces de autohipnotizarse, lo cual abre un
amplio campo de posibilidades autocurativas.
Entre la hipnosis y la meditación yace la terapia de regresión,
en la que un paciente viaja mentalmente a sus recuerdos,
representando una narrativa, y enfrenta simbólicamente sus
conflictos para de esta forma, en un estado de profundidad
psíquica, desamarrar los cuerpos mentales que bloquean la
vías por las cuales fluye la energía vital.

LA SOLEDAD, LA ACTITUD HACIA LOS DEMÁS


Recientes estudios científicos muestran que la soledad —más
como un estado mental que un hecho físico— puede
incrementar el riesgo de sufrir ataques cardiacos, demencia,
depresión y otros padecimientos. Por otro lado las personas
que están satisfechas con sus vidas sociales duermen más,
envejecen más lento y responden mejor a las vacunas. Una
vida social estimulante es, según John Cacioppo de la
Universidad de Chicago, aún más importante que dejar de
fumar para tener una vida sana. Así que ya sabes: esos
alegres tabacos fiesteros en comunión tal vez no te están
haciendo tan mal —al menos no tanto como esos deprimentes
cigarrillos solitarios.
Según Cacippo las personas que llevan vidas sociales ricas no
se enferman tanto y viven más tiempo (aunque aquí
enfrentamos la posible disyuntiva de si una vida social rica es
el resultado de la salud física o viceversa).

FE-INTENCIÓN
Pero Cacioppo defiende que existen mecanismos directos
relacionados a la soledad que generan un déficit en la salud.
Las personas solitarias bombean más cortisol, un mecanismo
que, sugiere, podría haber evolucionado a partir de
situaciones en las que percibirse en aislamiento social detonó
actividad en el sistema inmunológico, involucrada además en
la cicatrización y la infección bacterial, una actividad que
puede ser benéfica en ciertos momentos pero que al ser
constante puede resultar contraproducente. Cacioppo también
teoriza que las personas en grupo podrían estar favoreciendo
las respuestas inmunológicas necesarias para combatir los
virus, como una de medida de prevención a la posibilidad de
contagio.
Significativamente los efectos de la soledad se hacen sentir
conforme a una persona se percibe a sí misma y no en
relación a su contacto social cuantitativo. Esto podría tener
que ver con que, desde un punto de vista evolutivo, estar
entre personas hostiles puede ser tan peligroso como estar
solo. Por lo cual lo importante es cómo el cerebro procesa esta
soledad y cómo es capaz de reforzar sus relaciones con el
mundo —las cuales funcionan como defensas
autoinmunes (Annals of Behavioral Medicine, vol 40, p 218).
Es decir, puedes estar solo, pero si tu mente es fuerte, estarás
acompañado por una sana sociedad universal (y los átomos
podrán ser micro-budas medicinales).
En un estudio realizado con 50 personas que tenían cáncer en
los pulmones, aquellos que tenían "fe espiritul" respondieron
mejor a la quimioterapia y vivieron por más tiempo: más del
40% de ellos estaba vivo después de tres años, comparado
con solo un 10% en el grupo de poca fe (In Vivo, vol 22, p
577).
Aunque existen numerosos estudios que muestran que las
personas "religiosas" tienen mejor salud que las no religiosas,
es difícil sacar conclusiones de esto, ya que generalmente las
personas religiosas también llevan estilos de vida que en sí
promueven la salud. Sin embargo, algunos científicos creen
que lo que verdaderamente tiene efectos en la salud es el
tener una intención o un sentido de propósito en la vida, sea
la que sea. Esto hace que se manejen las situaciones
consistentemente con menos estrés, lo cual como hemos visto
tiene una cuantiosa serie de beneficios.
Uno de los investigadores que realizó el estudio sobre la
meditación y la telomerasa, cree que probablemente el
sentido de propósito y la intención fueron al menos tan
importantes como la misma meditación en aumentar los
niveles de la enzima que repara la telomerasa.
Esto se correlaciona con prácticamente todo lo que hemos
visto aquí: dotar a la mente de una clara intención —de
curarse, de mejorar, de aprender, etc.— es una forma de
avisarle que estamos dispuestos a aceptar transformar la
realidad, que estamos abiertos a su operación etérea sobre la
falsa rigidez del cuerpo.
SUEÑOS LÚCIDOS
Uno de los más interesantes e inexplorados campos de la
autosanación son los sueños lúcidos. El pionero en este
campo, el Dr. Stephen Laberge de la Universidad de Stanford,
ha demostrado que fisiológicamente las experiencias que se
viven dentro de un sueño lúcido son análogas a las que se
viven despiertos, de tal manera que el cuerpo presenta las
mismas respuestas fisiológicas con un orgasmo onírico lúcido
que con un orgasmo despierto, por citar un ejemplo estudiado
anteriormente. Esto abre la puerta para que las personas que
logran controlar sus sueños puedan utilizarlos como
escenarios de prueba, salas de operación, en los que
experimenten con el poder de su intención simulando
posiblemente acontecimientos de sanación. Si sabemos que
lo que sucede en un sueño lúcido sucede con la misma o casi
la misma potencia en el cuerpo que lo que sucede despierto, y
sabemos que la mente es capaz de detonar una serie de
respuestas que desencadenan mecanismos de sanación,
entonces ir al doctor en un sueño puede servirnos tanto como
ir al doctor despiertos —e incluso podríamos fabricar y tomar,
lúcida y lúdicamente, nuestras propias medicinas oníricas.
"Existen sugerencias y anécdotas que señalan que los sueños
lúcidos pueden ser útiles para la sanación. Basándose en
experimentos llevados a cabo en el pasado, que muestran una
fuerte correspondencia entre las tareas realizadas en el
estado de sueño y los efectos que tienen en el cerebro y en
menor medida en el cuerpo, se ha hecho la sugerencia de que
sueños lúcidos específicos podrían facilitar los procesos de
sanación del cerebro", escribe Laberge.
El potencial de sanación de los sueños tiene que ver también,
al igual que la hipnosis, con la posibilidad de que en estos
estados podamos acceder a partes de nuestro cerebro que
pueden enviar órdenes al cuerpo con mayor determinación o
simplemente usar partes que no usamos pueda ser en sí
mismo un acto saludable.
New Scientist: Heal Thyself
Twitter del autor: @alepholo

EL PODER DE LA ORACIÓN una visión científica


(Visión científica)
ANB�

http://parroquiaortodoxadealicante.blogspot.com/2015_01_01_
archive.html

http://verdadosharalibres8.wixsite.com/mrc37/single-
post/2016/03/10/EL-VALOR-DE-LA-ORACI%C3%93N

Científicos rusos han descubierto y demostrado el mecanismo


“material” de tal fenómeno divino. “Una oración es un
medicamento poderosísimo”, afirma Valeri Slezin, jefe del
Laboratorio Neuropsicofisiología del Instituto de Investigación
y Desarrollo Psiconeurológico Bekhterev de San Petersburgo.
“La oración no sólo regula todos los procesos del organismo
humano, sino que también repara la estructura de la
conciencia más afectada”.
El profesor Slezin hizo algo que resulta difícil de creer: medir
el poder de la oración. Registrando los electroencefalogramas
de algunos monjes al momento de orar, logró captar un
fenómeno extraordinario, la desconexión completa del córtex
cerebral..
Este estado puede observarse sólo en bebés de tres meses,
cuando sienten la cercanía de su mamá, provocándoles una
sensación de seguridad completa. A medida que la persona
crece, tal sensación desaparece, la actividad cerebral crece y
este ritmo de las bio-corrientes cerebrales se hace se muestra
raramente, solamente en las horas de sueño profundo o al
orar, como ha demostrado el científico mencionado. Valeri
Slezin ha llamado tal estado desconocido “leve vigía, al orar”
y ha demostrado que tienen una importancia vital para cada
persona.
Es un hecho sabido que las enfermedades son provocadas
también por situaciones graves y sucesos que nos quedan
grabados en la mente. Al orar, sin embargo, las
preocupaciones quedan en un plan secundario e incluso
desaparecen totalmente. De esta manera se hace posible el
restablecimiento psíquico, moral y físico.
Los oficios de la Iglesia también tienen un importante rol en la
recuperación de la salud. La ingeniera y electrofísica Angelina
Malakovskaia, del Laboratorio de Tecnología Médica y
Biológica ha dirigido numerosos estudios para medir las
diferencias en la salud de las personas, antes y después de
asistir a algún oficio religioso. Los resultados han demostrado
que participar de los servicios litúrgicos hace que se normalice
la presión sanguínea y determinados valores medibles
también en la sangre.
Parece ser que las oraciones pueden incluso neutralizar las
radiaciones. Se sabe que después de la explosión de
Chernobyl, los instrumentos para medir la radiación
demostraron valores que llegaban a sobrepasar el límite
cuantificable. Sin embargo, en el área en donde se encuentra
la Iglesia del Arcángel Miguel, a 4 km de los reactores, el valor
de la radiación se mantenía normal.
Los científicos de San Petersburgo han confirmado, también,
basándose en distintos experimentos efectuados, que el agua
bendita (aghiasma), la Señal de la Cruz e incluso el repique de
las campanas pueden tener propiedades sanadoras. Por eso,
en Rusia, las campanas siempre se han hecho sonar en
épocas de epidemia.
La frecuencia emitida por las campanas podría eliminar los
agentes que provocan enfermedades como la gripe, hepatitis
o el tifus. Las proteínas de los virus parecieran volverse
incapaces de portar tales infecciones, de acuerdo a A.
Malakovskaia. La Señal de la Cruz tiene un efecto aún más
significativo: es capaz de eliminar microbios patógenos, no
sólo en el agua corriente, sino también en ríos y lagos. Es más
eficiente incluso que los más recientes aparatos de
desinfección con radiación magnética.

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