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Parents and Schools Need Mutual Obligations

and Commitments1

Mario Luis Small, dean of the Division of the Social Sciences at the University of Chicago, is the
author of "Unanticipated Gains,'' a study of parents’ involvement in their children’s day care
centers and the ensuing parental social networks.

For every commentator who blames parents for our students’ poor performance
there is another who blames teachers, a third who faults districts, a fourth who
indicts unions and a fifth, sixth and seventh who claim that standardized testing, or
low taxes, or the federal government has caused our demise.

The latest attack on parents is not new. And we can be certain that there will soon be
a new scapegoat.

If parents are expected to increase their involvement then what new


expectations will fall upon teachers, principals and children?

To argue that if only parents became involved our children would rise from the
academic doldrums is to believe that a modern, complex institution with multiple
constituents who have independent interests can be transformed by a mere attitude
change on the part of one group. Parental engagement is an institutional problem.
The activities of a school’s teachers, staff, parents and children are interconnected.
A child’s attitude toward her teachers is informed by her relation to her parents; a
teacher’s rapport with the parents is shaped by the policies of the principal; a parent’s
engagement with the child is informed by the incentives of the school. Successful
change requires the various components of the system to work in concert.

Advocates are right to insist that parental engagement is essential. Engagement is


particularly crucial among low-income parents who do not have the natural,
protective advantages that affluent parents transfer to their children — tutors, paid
enrichment experiences, exposure to professionals and so on. But parental

1 Artículo extraído de The New York Times. 9 de Febrero de 2014.


engagement has little hope of success without the coordinated participation of
teachers, principals and even regulators.

Rethinking a school’s relationship with parents might well involve setting a contract
by parents, teachers and students with clear expectations for all parties, joint
objectives, measures of success and consequences for failure.

If parents are expected to increase their involvement then what new expectations
will fall upon teachers, principals and children? If the idea of coupling parental
engagement with expectations for others seems far-fetched, then imagine any other
complex institution — a corporation, a large nonprofit — facing decades of
underperformance, limited sources of revenue, a highly public profile and multiple
parties with at times conflicting views looking out for their own interests. Any
turnaround strategy would require multiple parties, not just one, agreeing to
common goals and respective responsibilities.
Los Padres y las Escuelas necesitan Obligaciones Mutuas y
Compromisos2

Mario Luis Small, decano de la División de Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago,


es autor de "Unanticipated Gains", un estudio sobre la participación de los padres en las
guarderías infantiles y las redes sociales de los padres.

Por cada comentarista que culpa a los padres por el mal desempeño de nuestros
estudiantes hay otro que culpa a los maestros, un tercero que defiende los distritos,
un cuarto que culpa a los sindicatos y un quinto, sexto y séptimo que afirman que las
pruebas estandarizadas, o los impuestos bajos, o el gobierno federal ha causado
nuestra caída.

El último ataque contra los padres no es nuevo. Y podemos estar seguros de que
pronto habrá un nuevo chivo expiatorio.

Si se espera que los padres aumenten su participación, ¿qué nuevas


expectativas recaerán sobre los maestros, los directores y los niños?

Argumentar que si sólo los padres estuvieran nuestros hijos saldrían de la oscuridad
académica, es creer que una institución moderna y compleja con múltiples
integrantes que tienen intereses independientes puede ser transformada por un
simple cambio de actitud por parte de un grupo. El compromiso de los padres es un
problema institucional. Las actividades de los maestros, el personal, los padres y los
niños de una escuela están interconectadas. La actitud de un niño hacia sus maestros
está vinculada a su relación con sus padres; la relación del maestro con los padres
está determinada por las políticas del director; el compromiso de los padres con el
niño está vinculada a los incentivos de la escuela. Un cambio exitoso requiere que los
diversos componentes del sistema trabajen en conjunto.

2
Traducción de Grupo Sólido del artículo “Parents and Schools Need Mutual Obligations
and Commitments”. The New York Times. 9 de Febrero de 2014.
Los defensores tienen razón al insistir en que el compromiso de los padres es
esencial. El compromiso es particularmente crucial entre los padres de bajos
ingresos que no tienen las ventajas naturales y protectoras que los padres ricos
transfieren a sus hijos - tutores, experiencias pagadas de enriquecimiento, la
posibilidad de acceder a profesionales y así sucesivamente. Pero el compromiso de
los padres tiene pocas esperanzas de éxito sin la participación coordinada de los
maestros, los directores e incluso los reguladores.

Repensar la relación de una escuela con los padres puede implicar establecer un
contrato entre padres, maestros y estudiantes con expectativas claras para todas las
partes, objetivos conjuntos, medidas de éxito y consecuencias para el fracaso.

Si se espera que los padres aumenten su participación, ¿qué nuevas expectativas


recaerán sobre los maestros, los directores y los niños? Si la idea de acoplar el
compromiso de los padres con las expectativas de los demás parece muy difícil,
entonces imagínese cualquier otra institución compleja -una corporación, una gran
organización sin fines de lucro- que enfrenta décadas de bajo rendimiento, fuentes
limitadas de ingresos, un perfil público y distintos actores con puntos de vista a veces
contradictorios que buscan sus propios intereses. Cualquier estrategia de
reestructuración requeriría múltiples partes, no sólo una, acordando objetivos
comunes y sus respectivas responsabilidades.

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