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“Origo emendi vendendique a permutationibus coepit. Olim enim non ita erat nummus neque
aliud merx, aliud pretium vocabatur, sed unusquisque, secumdum necessitatem temporum ac
rerum, utilibus inutilia permutabat quando, plerumque evenit, ut quod alteri superest alteri
desit.”
“El origen de la compraventa comenzó en la permuta, pues antiguamente no había dinero ni
uno era la cosa y otro el precio, pues cada cual, según la necesidad de los tiempos y las
cosas, permutaba lo útil por lo inútil, ya que sucede frecuentemente que lo que a uno le sobra,
a otro le falta.”(D.18.1.1)
- La cosa vendida: El objeto de la compraventa “rex merx” debe ser una res en el
comercio, es decir susceptible de crear relaciones jurídicas10; como ya hemos citado
podía ser cosas objetos de una compraventa las cosas corporales como las
incorporales, una cosa corporal podría ser un fundo, un esclavo, un vestido, el oro, la
plata etc.; lo curioso es imaginar si ellos podrían transmitir este tipo de res, aunque la
respuesta es obvia al ver que se podría transmitir la propiedad siendo este un típico
ejemplo de cosa incorpórea, además de este caso los romanos podrían transmitir una
herencia, un usufructo, las obligaciones, ya que anotamos este punto algún sector de
la doctrina considera que la in iure cessio fue un modo de cesión de créditos y como
se sabe el crédito es un bien incorpóreo.
En las cosas corpóreas se permitió la venta de cosas futuras, donde se plantearon dos
hipótesis: 1) “La emptio spei”: compra de la esperanza como por ejemplo que ticio
compra de sempronio la tirada de una red pagándole determinado precio, en le caso si
sempronio saca diez peces percibe el precio y si no lo saca ninguno, también. 2) “La
emptio res esperatae” o venta de una cosa futura, por ejemplo si ticio vende a
sempronio la cosecha de trigo del próximo año. Si no hay cosecha la venta no queda
perfeccionada. Además, se permitió la venta de bien ajeno tema que trataré en el
siguiente tópico.
- El Precio: Debe ser en dinero, cierto y verdadero, así lo indica las Institutas
III.141. “Igualmente el precio debe consistir en dinero amonedado. (...)” De igual forma
nos habla Justiniano cuando nos indica que el precio debe consistir en una suma de
dinero. (I.3.32.2).11
La Obligación principal del vendedor era entregar la cosa: “Vacuam possesionem
tradere” (entregar la vacua posesión). La entrega debe comprender no sólo la cosa
vendida sino todos sus accesorios, tales como los aumentos producidos por aluvión,
los frutos civiles y naturales, etc.12
No hay duda que el fin de la compraventa tiende a transferir la propiedad entre los
romanos, pero no obliga directamente al vendedor a efectuar esa transferencia, sino
solamente a dar la posesión libre y amplia de la cosa como señor, y así el Africano en
D.19.1.30.1: “El vendedor está obligado a que el comprador posea la cosa y no hacerla
de su propiedad.”
3.1.1.2) La Compraventa de Bien Ajeno.
A pesar del principio de que nadie puede transmitir un derecho más extenso del que tiene, es
considerada válida, la venta de cosa ajena porque el vendedor está simplemente obligado a
transmitir al comprador la posesión pacífica y duradera de la cosa ajena, por lo tanto está
simplemente obligado a transmitirle la posesión y nada se opone a que se transmita la
posesión de una cosa ajena. Además el verdadero propietario de la cosa no se ve perjudicado
porque puede ejercer la acción reivindicatoria en cualquier momento contra el comprador. A su
vez este último puede usucapir, siempre que no sé tate de una cosa robada y que sea
poseedor de buena fe, dado que posee en virtud de un justo título “pro- emptore”. Aún cuando
la usucapión tenga efectos, el antiguo propietario conserva contra el vendedor el derecho de
obtener daños e intereses ya sea valiéndose de la “reinvindicatio” o de la “acción ad
exhibendum”.13 Las fuentes romanas corroboran lo dicho:
D.18.1.27: “El que compra de cualquier persona una cosa, creyendo que es suya, compra de
buena fe(...)” y el D.18.1.28: “No hay duda que pueda enajenar una cosa ajena, porque hay
en este caso compraventa pero la cosa puede ser quitada al comprador.”14
Trincavelli indica que algunos romanistas sostienen que no es admisible en todos los casos la
venta de cosa ajena y pretenden establecer diferencias tomando como base el criterio de la
buena o mala fe de los contratantes, el autor funda su posición en una cita de Paulo que indica
que si ambos contratantes son de buena fe el contrato es válido, y también si ambos son de
mala fe, pues en este caso habría dolo recíproco; en el caso, si el vendedor es el que procede
de mala fe, el comprador tiene derecho a pedir la nulidad del contrato y a reclamar daño y
perjuicios aún antes de la evicción. Si por el contrario la mala fe, procede del comprador, el
vendedor también tiene derecho a exigir la nulidad del contrato, pero no puede a cambio
solicitar el pago del precio sin antes cumplir con sus obligaciones.15 En el D.18.1.26 indica:
“Si a sabiendas compro de aquél que ha sufrido una interdicción de sus bienes o de
aquel al cual se ha dado un plazo para deliberar respeto a la herencia, de modo que no tiene
facultades para disponer, no seré propietario; es distinto si compro de un deudor sabiendo
que se defrauda a un acreedor.”16
En este orden de ideas, indicamos que la compraventa en romana tuvo dos momentos: 1) La
compraventa en sí misma constituye un acuerdo por medio del cual se transfería la posesión
pacífica de la cosa, mas no la propiedad. 2) La enajenación, a mi entender constituye otro
acuerdo por medio del cual el vendedor realiza la entrega material de la cosa al comprador,
esta operación es conocida como el modo de transmitir la propiedad.
Para concluir, los romanos esquematizaron su escenario jurídico en base a una obra de teatro
en el cual cada sujeto tenía un papel en la obra, es decir cada uno poseía una máscara, por
ejemplo el comprador era una máscara al igual que el vendedor, esta máscara daba un
conjunto de atribuciones a los sujetos y en base a estas atribuciones actuaron en su mundo
jurídico, en la máscara que le corresponde al poseedor, este tenía la facultad de poder
transferir lo que tenía en su poder, claro está que podía poseer bienes ajenos y en este caso,
cuando el poseedor de bien ajeno se ponía la máscara de vendedor transfería sólo la
posesión de la cosa ya que esta máscara no le daba más atribuciones, en cumplimiento del
principio del “nemo plus iuris”. Es por esta razón que la persona que tenía la máscara de
propietario ajeno a la operación de compraventa, podía accionar su derecho sobre el sujeto
comprador ya que este último sólo adquirió las atribuciones que le daba la máscara de
poseedor, es más corrobora nuestra afirmación el hecho de que el acuerdo(contractus) creaba
obligaciones y la acción respectiva para proteger sus derechos. En caso del propietario la
acción reivindicatoria.