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¿Existieron relaciones contractuales respecto a las PROPIEDADES en Roma?

Breve resumen de la historia de la Propiedad en Roma.


Cuando hablamos de propiedad, la doctrina nos lleva a entenderla en dos sentidos, uno
impropio que se refiere a los bienes y derechos patrimoniales, es decir incluye a todos los
bienes y derechos que tienen un contenido patrimonial, el problema que nos origina esta
definición es que podemos concluir que no sólo la propiedad es un derecho patrimonial sino
también el usufructo, la servidumbre, las hipotecas, entre otros, en cambio, propiedad en un
sentido riguroso, significa uno de los derechos patrimoniales sobre los bienes: el máximo
posible, entendida de esta manera, la propiedad es el poder jurídico pleno sobre la cosa.
Dicho de otra manera “La Propiedad” es la capacidad de obrar que tiene todo sujeto de
derecho, para actuar sobre un objeto material para satisfacer un interés propio.
Foignet, define a la propiedad como la facultad que corresponde a una persona, el propietario,
de obtener directamente de una cosa determinada toda la utilidad jurídica que esa cosa puede
procurar.
Los Romanos no elaboraron una teoría sobre la propiedad eso no quiere decir que no
conocieron el concepto, ellos reconocieron este pleno poder jurídico, pero en diferentes fases,
los trabajos que sirven de base a la presente investigación concluyen que no siempre se
reconoció la propiedad individual entre los romanos, primeramente se reconoció una
propiedad colectiva de la tribu; después una propiedad colectiva con distribuciones periódicas
de las tierras entre las familias para su cultivo; copropiedad familiar después, y por fin,
propiedad individual.
Los Romanos desarrollaron en sus inicios dos tipos de propiedad que se consolidan a fines de
la época clásica:
- Propiedad Quiritaria.- Es aquella que estaba sancionada por el derecho civil romano
para oponerla a otras formas menos perfectas de propiedad, exigía para su existencia
que el sujeto titular del derecho fuera un ciudadano romano, y desde luego, libre y sui
iuris, por estas razones este tipo de propiedad no era accesible a los extranjeros o
peregrinos. Los modos de adquirir la propiedad en este tipo eran por la mancipatio, la
in iure cessio, la usucapio, la adiudicatio y la lex. En conclusión sólo podía ser ejercido
por un ciudadano romano, sobre una cosa romana y adquirido por un medio romano.
Como vemos esta forma de propiedad a parte de ser limitativa, esta llena de
formalismos que ya no respondían a la evolución del pueblo romano, esta clasificación
no te daba solución cuando en una operación comercial un romano transaba con un no
romano, estas cosas(res) objeto de las transacciones producto tráfico no tendrían
protección, no parece razonable. Los romanos sobre la base de la actividad del pretor
crearon otro tipo de propiedad denominada “Propiedad Bonitaria”.
Como vemos en los primeros tiempos de Roma el único esquema jurídico reconocido
era el “ius civile”, por lo que toda transmisión de propiedad para que sea perfecta tenía
que ceñirse a este sistema, contrario censu, sino se respetaba la forma la transmisión
sería imperfecta. En el Ius Civile, las cosas que podían ser transmitidas eran las res
mancipi(cosas valiosas: fundos, esclavos, animales etc.) y el modo de adquirirlas en
propiedad era por la mancipatio, pero hubo algunas “rex” que no tenían modo de
transmisión como una pala, vestidos, etc., que si bien el ius civile no reguló estos
fenómenos, esto no fue impedimento para que se transmitan materialmente, frente a
esta situación surgió la actividad del pretor para dar protección a estas transmisiones
imperfectas, aunque no se transmitía propiamente propiedad, se protegía la posesión
del aparente adquirente, a este tipo de propiedad imperfecta la doctrina romanista lo
ha llamado “Propiedad Bonitaria”.
- Propiedad Bonitaria.- Esta de daba cuando faltaba uno de los requisitos para la
existencia del dominio quiritario, por intermedio de esta se transmitía una propiedad
imperfecta, la voluntad de adquirir y transmitir un derecho real pudo más que el mero
formalismo, se diversificó en tres modos distintos; a) Propiedad Peregrina: Peregrino
que al carecer del “status civitatis”, no podía gozar del dominium ex iure quiritum; b)
Propiedad Provincial: Eran los fundos provinciales que no estaban regulados por el
ius civile y por lo tanto no podía ser objeto de propiedad privada quiritaria. Los
inmuebles provinciales era la propiedad del Estado Romano y por ello eran gravados a
favor de este, el particular tenía sobre ellos un derecho de posesión semejante al de
propiedad y un derecho de disfrute o usufructo, pero con medidas “Pretorias” podía ser
transmitido por la “Traditio” y si bien no era susceptible de adquirir por usucapión se
admitió el verdadero dominium o propietas por la “praescrptio longi temporis”; c)
Propiedad Pretoria(in bonis): Es la que es reconocida y sancionada por el Pretor por
oposición a la quiritaria. El desdoblamiento entre la propiedad quiritaria se debió a la
regla de la adquisición de propiedad. Las Fuentes Romanas sustentan lo dicho:
“(Gayo, II, 40)” La Propiedad “in bonis habere” se suprimió oficialmente por
Justiniano.”(C. 7,25)”.
Lo desarrollado anteriormente responde a un trabajo interpretativo de las fuentes, mas
bien lo que debe quedar claro es que los romanos no desarrollaron el concepto de
propiedad en sus fuentes, pero esto no quiere decir que desconocieran el concepto, es
más, en las fuentes podremos encontrar varios pasajes donde se habla de un
propietario:
D.18.1.13: “Mas si a un esclavo de mi propiedad, o aquel al cual yo hubiese dado el
encargo, vendiese a sabiendas un esclavo fugitivo, ignorando él, pero sabiendo yo, es
cierto que no responderás por la acción de compra.”
I.2.1.46: “Además, de esto a veces hasta la voluntad del dueño dirigida a una
persona incierta transfiere la propiedad de la cosa: por ejemplo los pretores y los
cónsules que echan dinero a la muchedumbre ignora que habrá de coger cada cual y
sin embargo porque quieren que sea suyo lo que cada uno hubiere cogido, le hacen al
punto dueño de ello.”
¿Cómo los romanos regularon la propiedad? Sustento mi opinión haciendo referencia a
como clasificaron los romanos las cosas. Ellos de manera general la dividieron en cosas que
están en nuestro patrimonio y las cosas que se hallan fuera de nuestro patrimonio, siendo la
mayoría de los particulares, las cuales son adquiridas de diferentes maneras. Adicionalmente
las cosas que se encuentran dentro de nuestro patrimonio se clasifican en corpóreas e
incorpóreas. Las cosas corpóreas, son aquellas “res” que son tangibles, por ejemplo: Un
ganado, el ser humano etc., concepto relacionado con el desarrollo económico de Roma; en
cambio las cosas incorpóreas son aquellos intangibles que escapan a nuestros sentidos,
dentro de esta categoría se encuentran el usufructo, las creencias, el derecho. Tanto la
doctrina tradicional como la contemporánea han aceptado por unanimidad que la propiedad en
un derecho, un ente incorpóreo; por esto no podemos concebir que los romanos regulando el
derecho de usufructo no hayan reconocido la propiedad, siendo la base para el desarrollo de
los demás derechos, entendido esto así ¿Por qué los Romanos no definieron a la
propiedad como un poder absoluto en sus fuentes? Hay muchas interpretaciones sobre el
tema, un autor dice que la razón de porqué los romanos no la regularon taxativamente, se
debía a que ellos concibieron que el derecho de propiedad es inherente a la cosa. Tengo
serias críticas a esta posición, porque si fuera cierto esto, no habría diferencia entre posesión
y propiedad, lo cual no es cierto, ya que lo romanos supieron diferenciar estos dos institutos
más bien soy de la opinión que el autor estructuró su teoría sobre la base de la concepción del
Derecho Subjetivo como la “Facultas Agendi”, es decir un poder jurídico de obrar
voluntariamente dentro de los límites que la ley imponía; es decir, todo “obrar directo sobre la
cosa” supone la “actuación de mi derecho”. Más bien me adhiero a la postura que indica, que
siendo la propiedad un fenómeno jurídico abstracto y general, los romanos sólo desarrollaron
las principales vicisitudes que se presentaban en su vida diaria como consecuencia del
fenómeno, por ejemplo, ¿Quién adquiere propiedad cuando alguien coge piedras de un río
(apropiación de piedras preciosas), ¿Quién es propietario de las crías de los animales?, ¿Qué
efectos genera una compraventa de bienes ajenos? Etc., por lo que se concluye que para los
romanos el concepto de propiedad lo tuvieron como ya entendido, por lo que optaron en
buscar las soluciones a los problemas que se le presentaron en su vida diaria.
En el Derecho Justinianeo se llegó a un criterio unitario de propiedad, elevando a la categoría
de propiedad civil todas las cosas que se habían reconocido como propiedad in bonis. A partir
de entonces la propiedad se denominó indistintamente dominium o propietas. A partir de este
momento, todas las cosas no excluidas enteramente del comercio pueden ser objeto de
propiedad; la traditio (concepto que desarrollaré en el siguiente punto) produce los mismos
efectos que producían la mancipatio y la in iure cessio; la usucapión se aplica a los fundos
provinciales lo mismo que a los itálicos; en una palabra, la nueva propiedad, con los requisitos
de dominio bonitario produce todos los efectos civiles del pleno dominio quiritario.
2.2) La Tradición.
En este orden de ideas, la propiedad en Roma no fue un derecho adquirido de manera
inmediata, se necesitaba de otro hecho jurídico para que la transferencia quede perfecta, esto
se conoce en doctrina contemporánea como “Un Modo de Adquirir la Propiedad” que se
denomina “Tradición”; sólo quiero precisar que la presente investigación se sitúa
principalmente en el periodo de Justiniano por lo que no analizaremos otros modos de
adquisición de la propiedad como la “Mancipatio” o la “Iniure Cesio” que responden a otro
momento de la historia de Roma.
Arguello, define los modos de adquirir propiedad como aquellos hechos jurídicos de los cuales
el derecho hace depender el nacimiento del pleno señorío que ejerce una persona sobre una
cosa. Serafini complementa este concepto indicando que la tradición es el acto de transmitir
una persona a otra la posesión de una cosa, indica además que en el derecho romano la sola
voluntad de las partes contratantes no basta para transmitir la propiedad de una cosa, sino
que se requiere, además la tradición de esta última, o sea la transmisión de la posesión.
Serafini nos da un mejor acercamiento de lo tratado, cuando indica que la traditio deberá
cumplir determinados requisitos: ”Para que la tradición transmita propiedad se requieren de las
siguientes condiciones:
- Que el Transferente sea Propietario: El que no es propietario no puede transmitir a
otro la propiedad de que carece, creemos que es sobre la base de un principio
denominado “nemo plus iuris”: “Nadie puede transmitir mas derechos que los que él
mismo tiene.” (D.50.17.54) Esta regla tuvo sus excepciones ya que la falta de dominio
en el transferente puede suplirse por el consentimiento anterior o posterior del
propietario.

- Aprehensión de la Posesión: No basta la intención de las partes de transmitir y


adquirir el dominio, sino que es necesario una intención manifiesta exteriormente por
medio de la aprehensión efectiva de la cosa.

- Intención de las Partes de Transmitir y de adquirir, respectivamente, la


propiedad de la cosa: La simple entrega de la cosa, no acompañada de la intención
de transmitir la propiedad, produce la traslación de la posesión, de la detentación pero
no de la propiedad; para esto es necesario la concorde voluntad de las partes de
transmitir y adquirir respectivamente, a esta voluntad hay que notar lo siguiente:

- La voluntad de ambas de dirigirse precisamente a la cosa que se entrega. (...)

o No es necesario que la voluntad del tradente se dirija a una persona


determinada, pero si sé dirige a una persona distinta de la que tiene la
voluntad de adquirir, la tradición no produce la traslación de la propiedad. (...)

o La Tradición debe tener por fundamento un motivo jurídico (causa traditionis),


es decir la intención de donar, de cumplir una obligación o de constituirla; sin
embargo, necesario, como han supuesto algunos comentaristas, que exista
una causa justa y legal de transmitir y adquirir la propiedad, como tampoco lo
es que las partes estén contestes en el motivo por el que la una quiera
transmitirla y la otra adquirirla, cuando en general estén conformes en dicha
transmisión y adquisición.

o La Voluntad puede someterse a una condición; en tal caso, a pesar de la


tradición ya realizada, la propiedad no se transmite hasta después de
cumplirse la condición “
Las fuentes romanas sustentan lo antes dicho, en el sentido que reconocieron que la posesión
se obtenía por la tradición y a la vez definieron esta:
I.2.1.40: “También por la tradición se adquieren para nosotros las cosas según el
derecho natural, pues nada hay tan ajustado a la equidad natural, como que se considera
valedera la voluntad del dueño, que quiere transferir a otro la cosa: y así, de cualquier género
que sea la cosa corpórea puede ser entregada, y entregada por su dueño se enajena. (...)”
Inclusive reconocieron otras modalidades de la tradición real, es decir la tradición ficta,
veamos:
I.2.1.44: “A veces también la sola voluntad del dueño, sin tradición basta para transferir la
cosa, como si alguno hubiera vendido o donado la cosa que te prestó, o arrendó o depositó en
tu poder. Pues aunque por esta causa no te la hubiera entregado, por lo mismo, sin embargo,
que se consiente que sea tuya, se adquiere inmediatamente para ti la propiedad, de igual
modo que si con este título hubiese sido entregada.”
A manera de resumen, se concluye que el derecho de propiedad siendo una cosa incorpórea,
es decir un ente que no afecta nuestros sentidos, fue reconocido por los romanos y que en
épocas de Justiniano podemos hablar de una propiedad individual y regulado por el derecho
de gentes.
EL CONTRATO DE COMPRAVENTA DE BIEN AJENO EN ROMA
3.1) Los Contratos Consensuales.
El Derecho Romano no elaboró una teoría general del “contractus”, sino que se limitó a
presentar los diversos tipos de contratos y a determinar las características esenciales de cada
uno de ellos.1 Parece que volvemos al problema que enunciamos en el capítulo anterior[la
propiedad] pero en este caso la figura es mucho más clara, porque los romanos centraron su
esfera jurídica privada basándose en los “acuerdos” como un fenómeno generador de
conductas entre los sujetos, no siendo nuestra intención elaborar la teoría de la obligación
desde el punto de vista romano ya que escaparía de nuestro objeto de estudio, estas
conductas lo entenderemos como “obligaciones”, fundando nuestra posición en las
fuentes: D.44.7.1: “Las obligaciones nacen o de un contrato o de un delito o de figuras
variadas de aquellas causas, con su propio derecho.”2
Institutas.III.22 : “Las obligaciones se forman por el contrato por el sólo
consentimiento en los contratos de venta, arrendamiento, sociedad y mandato, porque no se
necesita para que se produzca la obligación ni de escritos, ni de la presencia de las partes,
ni de entrega de cosa alguna, pues basta que consientan aquellos entre quienes se hace
el negocio, estos contratos pueden tener lugar entre ausentes.”3
De las fuentes Romanas citadas surge la pregunta ¿Qué tipo de acuerdo están señalando
las fuentes? ¿Es un acuerdo al nivel de las voluntades, de las declaraciones o de un
acuerdo mixto? El consentimiento en mi humilde opinión es al nivel de las voluntades, porque
pensar en otro sistema es complejizar un sistema clásico, es un acuerdo entre dos personas
que exteriorizan “lo que quieren manifestar”, es decir lo expresado responde a su voluntad
interna. El contrato y la convención son términos sinónimos de acuerdos de voluntades.
En el Derecho Romano, no todo acuerdo de voluntades fue estimado como contrato, sino
únicamente se estimo como tal a la convención protegida por una “actio” y que podía
engendrar obligaciones civiles. De allí resulta que mientras el Derecho Contemporáneo nos
entiende doctrinariamente una “teoría general del contrato”, el Derecho Romano sólo nos
alcanza una “lista de contratos”.4
3.1.1) El Contrato de Compraventa.
Es el contrato consensual por el cual una persona llamada vendedor(“venditor”) se obliga a
transmitir a la otra parte llamada comprador(“emptor”) la posesión pacífica y duradera de una
cosa y esta última a pagar por ella un precio cierto en dinero.5; su origen estuvo en la
permuta:
Antes de desarrollar los conceptos que se derivan del párrafo anterior, conviene anotar su
origen

“Origo emendi vendendique a permutationibus coepit. Olim enim non ita erat nummus neque
aliud merx, aliud pretium vocabatur, sed unusquisque, secumdum necessitatem temporum ac
rerum, utilibus inutilia permutabat quando, plerumque evenit, ut quod alteri superest alteri
desit.”
“El origen de la compraventa comenzó en la permuta, pues antiguamente no había dinero ni
uno era la cosa y otro el precio, pues cada cual, según la necesidad de los tiempos y las
cosas, permutaba lo útil por lo inútil, ya que sucede frecuentemente que lo que a uno le sobra,
a otro le falta.”(D.18.1.1)

Siendo la venta un contrato y a la vez un mero generador de obligaciones, no podía transferir


la propiedad. El vendedor quedaba obligado a entregar la cosa y a garantizar al comprador su
posesión, y el vendedor quedaba obligado a pagar el precio. El primero tenía la “actio venditi”,
y el segundo la “actio empti” para todos los actos necesarios para obtener la posesión, en
otras palabras la compraventa es la causa por el cual se puede adquirir el derecho de
propiedad por ende la venta no es por sí misma la fuente creadora de obligación de crear el
derecho de propiedad.
Fundamento mi posición porque las fuentes indican que podía haber la compra de un lugar
sagrado:
D.18.1.4.:”Se entiende que hay compra de un hombre libre o de un lugar sagrado y religioso,
que no pueden adquirirse, si compra el que lo ignora.” 7
Asimismo, cabe mencionar que la operación de compraventa no generaba la obligación de
hacerlo propietario al adquirente. De lo antes dicho las fuentes lo sustentas:
D.18.1.25. “(...) El que vende no tiene necesariamente que hacer el fundo de la propiedad del
comprador como esta obligado a hacerlo el que promete un fundo al estipulante.”8
3.1.1.1) Características y requisitos de la Compraventa.
La compraventa es un contrato consensual, como ya se expresó, que queda perfecto por el
simple consentimiento de las partes; bilateral o sinalagmático perfecto por que acarrea u
ocasiona obligaciones a ambos contratantes desde el momento mismo de su celebración. Es
oneroso por que la prestación de una de las partes tiene su contraprestación en la otra, y de
buena fe porque el magistrado no tiene que atenerse al texto estricto del acto constitutivo, sino
que puede apreciar con amplitud la voluntad de los intervinientes. En cuanto a los elementos
esenciales del contrato, son: a) el consentimiento, b) la cosa vendida, c) el precio.
- El consentimiento: En Roma rige el principio general de que el acuerdo de las partes,
necesario para el perfeccionamiento de la venta debe recaer sobre la cosa vendida y
sobre el precio, que es el objeto mismo de la obligación de los contratantes y
constituyen por consiguiente elementos esenciales del contrato. (D.8.18.1); Además el
D.18.1.2 indica: “(...) Sin precio no hay venta; mas no la entrega del precio, sino el
acuerdo perfecciona la compraventa realizada sin escritura."9

- La cosa vendida: El objeto de la compraventa “rex merx” debe ser una res en el
comercio, es decir susceptible de crear relaciones jurídicas10; como ya hemos citado
podía ser cosas objetos de una compraventa las cosas corporales como las
incorporales, una cosa corporal podría ser un fundo, un esclavo, un vestido, el oro, la
plata etc.; lo curioso es imaginar si ellos podrían transmitir este tipo de res, aunque la
respuesta es obvia al ver que se podría transmitir la propiedad siendo este un típico
ejemplo de cosa incorpórea, además de este caso los romanos podrían transmitir una
herencia, un usufructo, las obligaciones, ya que anotamos este punto algún sector de
la doctrina considera que la in iure cessio fue un modo de cesión de créditos y como
se sabe el crédito es un bien incorpóreo.
En las cosas corpóreas se permitió la venta de cosas futuras, donde se plantearon dos
hipótesis: 1) “La emptio spei”: compra de la esperanza como por ejemplo que ticio
compra de sempronio la tirada de una red pagándole determinado precio, en le caso si
sempronio saca diez peces percibe el precio y si no lo saca ninguno, también. 2) “La
emptio res esperatae” o venta de una cosa futura, por ejemplo si ticio vende a
sempronio la cosecha de trigo del próximo año. Si no hay cosecha la venta no queda
perfeccionada. Además, se permitió la venta de bien ajeno tema que trataré en el
siguiente tópico.
- El Precio: Debe ser en dinero, cierto y verdadero, así lo indica las Institutas

III.141. “Igualmente el precio debe consistir en dinero amonedado. (...)” De igual forma
nos habla Justiniano cuando nos indica que el precio debe consistir en una suma de
dinero. (I.3.32.2).11
La Obligación principal del vendedor era entregar la cosa: “Vacuam possesionem
tradere” (entregar la vacua posesión). La entrega debe comprender no sólo la cosa
vendida sino todos sus accesorios, tales como los aumentos producidos por aluvión,
los frutos civiles y naturales, etc.12
No hay duda que el fin de la compraventa tiende a transferir la propiedad entre los
romanos, pero no obliga directamente al vendedor a efectuar esa transferencia, sino
solamente a dar la posesión libre y amplia de la cosa como señor, y así el Africano en
D.19.1.30.1: “El vendedor está obligado a que el comprador posea la cosa y no hacerla
de su propiedad.”
3.1.1.2) La Compraventa de Bien Ajeno.
A pesar del principio de que nadie puede transmitir un derecho más extenso del que tiene, es
considerada válida, la venta de cosa ajena porque el vendedor está simplemente obligado a
transmitir al comprador la posesión pacífica y duradera de la cosa ajena, por lo tanto está
simplemente obligado a transmitirle la posesión y nada se opone a que se transmita la
posesión de una cosa ajena. Además el verdadero propietario de la cosa no se ve perjudicado
porque puede ejercer la acción reivindicatoria en cualquier momento contra el comprador. A su
vez este último puede usucapir, siempre que no sé tate de una cosa robada y que sea
poseedor de buena fe, dado que posee en virtud de un justo título “pro- emptore”. Aún cuando
la usucapión tenga efectos, el antiguo propietario conserva contra el vendedor el derecho de
obtener daños e intereses ya sea valiéndose de la “reinvindicatio” o de la “acción ad
exhibendum”.13 Las fuentes romanas corroboran lo dicho:
D.18.1.27: “El que compra de cualquier persona una cosa, creyendo que es suya, compra de
buena fe(...)” y el D.18.1.28: “No hay duda que pueda enajenar una cosa ajena, porque hay
en este caso compraventa pero la cosa puede ser quitada al comprador.”14
Trincavelli indica que algunos romanistas sostienen que no es admisible en todos los casos la
venta de cosa ajena y pretenden establecer diferencias tomando como base el criterio de la
buena o mala fe de los contratantes, el autor funda su posición en una cita de Paulo que indica
que si ambos contratantes son de buena fe el contrato es válido, y también si ambos son de
mala fe, pues en este caso habría dolo recíproco; en el caso, si el vendedor es el que procede
de mala fe, el comprador tiene derecho a pedir la nulidad del contrato y a reclamar daño y
perjuicios aún antes de la evicción. Si por el contrario la mala fe, procede del comprador, el
vendedor también tiene derecho a exigir la nulidad del contrato, pero no puede a cambio
solicitar el pago del precio sin antes cumplir con sus obligaciones.15 En el D.18.1.26 indica:
“Si a sabiendas compro de aquél que ha sufrido una interdicción de sus bienes o de
aquel al cual se ha dado un plazo para deliberar respeto a la herencia, de modo que no tiene
facultades para disponer, no seré propietario; es distinto si compro de un deudor sabiendo
que se defrauda a un acreedor.”16
En este orden de ideas, indicamos que la compraventa en romana tuvo dos momentos: 1) La
compraventa en sí misma constituye un acuerdo por medio del cual se transfería la posesión
pacífica de la cosa, mas no la propiedad. 2) La enajenación, a mi entender constituye otro
acuerdo por medio del cual el vendedor realiza la entrega material de la cosa al comprador,
esta operación es conocida como el modo de transmitir la propiedad.
Para concluir, los romanos esquematizaron su escenario jurídico en base a una obra de teatro
en el cual cada sujeto tenía un papel en la obra, es decir cada uno poseía una máscara, por
ejemplo el comprador era una máscara al igual que el vendedor, esta máscara daba un
conjunto de atribuciones a los sujetos y en base a estas atribuciones actuaron en su mundo
jurídico, en la máscara que le corresponde al poseedor, este tenía la facultad de poder
transferir lo que tenía en su poder, claro está que podía poseer bienes ajenos y en este caso,
cuando el poseedor de bien ajeno se ponía la máscara de vendedor transfería sólo la
posesión de la cosa ya que esta máscara no le daba más atribuciones, en cumplimiento del
principio del “nemo plus iuris”. Es por esta razón que la persona que tenía la máscara de
propietario ajeno a la operación de compraventa, podía accionar su derecho sobre el sujeto
comprador ya que este último sólo adquirió las atribuciones que le daba la máscara de
poseedor, es más corrobora nuestra afirmación el hecho de que el acuerdo(contractus) creaba
obligaciones y la acción respectiva para proteger sus derechos. En caso del propietario la
acción reivindicatoria.

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