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PROCESO EDUARDO
ARELLANO
DE LA CONQUISTA
DE NICARAGUA
SEPARATA
DE
NICARAGUA INDIGENA
VOL. X , NO. 49
OCTUBRE, 1970
PROCESO DE LA CONQUISTA
DE NICARAGUA
INTRODUCCION
3
1 . - L A EXPEDICION DESCUBRIDORA DE GIL GONZALEZ DAVILA
II
6 . - L A S ENCOMIENDAS
Una vez sometidos y pacificados los indios, se les repartía
en las encomiendas cedidas a los conquistadores. Esta institu-
ción consistía en colocar a un determinado número de indios
bajo la autoridad de un español con el fin de recibir, a cambio
de su trabajo y tributo, protección, alimentación, instrucción
cristiana e iniciarse en las costumbres de la civilización europea.
El encomendado difería mucho del esclavo: no era vasallo del
encomendero, sino del Rey. Aquél no podía venderlo ni pres-
tarlo, mucho menos alquilarlo y darlo en prenda; y, por su par-
te, podía tener bienes propios.
Determinada ideológicamente por el señorío feudal, su más
inmediato antecedente, la encomienda no era como éste un feudo
territorial. El encomendero sólo recibía indios, no territorios
y su jurisdicción era indefinida, de ahí la dificultad de regular
las relaciones con los indios. De esa manera quedaba sometido
el comportamiento del encomendero a la acción fiscal de los
visitadores. (48). La encomienda, además, tenía un carácter pro-
visional, transitorio: la necesidad de acostumbrar a los indios al
trabajo y la forma más inmediata para satisfacer a los conquis-
tadores en correspondencia de su esfuerzo, fueron sus determi-
nantes económicas. Por muy abusiva que haya sido en la prác-
tica, fue "la solución positiva adoptada por la Corona para en-
cauzar la obra de civilización de los aborígenes" y aseguró, en
definitiva, la supervivencia de los mismos. (49).
En Nicaragua, por desgracia, las encomiendas dejaron mu-
cho que desear. Los abusos cometidos por los encomenderos
fueron innumerables. El trabajo realizado en ellas era duro y for-
zado. Por eso no pocas veces hubo ligeras sublevaciones —re-
primidas fácil y brevemente— y los indios huyeron a las mon-
tañas. Gobernadores, conquistadores, funcionarios y obispos se
hacían cargo de ellas. El 26 de Agosto de 1529 Pedrarias cedió
varios repartimientos a Castañeda: "por la presente hos enco-
miendo y doy en repartimiento en la plaza principal de mistega
y en nueve galpones de ella. . . seycientos indios con la persona
principal del cacique. . . y con el que después del sucedieron...
que asy. . . los he sacado y saco. . . como hos los doy y enco-
miendo de mi mismo é de mi repartimiento y encomienda que
poseo". (50). El Obispo Diego Alvarez Osorio tenía en enco-
mienda a los indios de Lenderí. (51). Juan Dávila había recibido
las encomiendas de Jalteva y Masaya concedidas a su padre por
Rodrigo de Contreras; éste sostenía el lujo de su casa en León
—donde se hospedaban viajeros a veces con un séquito de 30 a
40 personas— con los tributos de sus encomiendas.
7 . - L A S LEYES NUEVAS
Con las Leyes Nuevas cesó en buena parte la explotación
inhumana de las encomiendas y muchas de ellas fueron suprimi-
das. La prohibición incluía a gobernadores, oficiales, prelados,
monasterios, etc... porque "se an seguido desórdenes en el trata-
miento de dichos indios". Los conventos de mercedarios y do-
minicos de León perdieron las suyas en 1543, pero los últimos
se hicieron de otra que fue suprimida por una orden nominal
en 1546. El 10 de Octubre de ese mismo año el Licenciado Pine-
da, Juez de Comisión, llegó a León con la orden de declarar vacos
los indios encomendados a las autoridades. Desde 1542, hay
que señalarlo, encomienda que vacaba pasaba a la Corona.
III
NOTAS