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El arte de conversar con los niños sobre sus lecturas

© Helen Oxenbury

Una de las entradas más leídas y celebradas en este blog ha sido Leer en voz alta,
el mejor regalodonde recordábamos que una actividad sencilla puede tener
mucha influencia en la vida lectora de los niños. A veces un acto pequeño y fácil
demuestra ser más efectivo que muchas actividades sofisticadas. En esta línea
nos gustaría sugerir ideas para conversar con los niños sobre sus lecturas. Es
frecuente que, después de haber conseguido que los niños terminen de leer un
libro -o de haberlo leído juntos-, damos por cumplido el objetivo de la lectura. Sin
embargo, el acto socializador de lo que leemos es tan importante como la lectura
misma. Leer un libro suele invitar a la conversación y, tanto padres como
mediadores, quieren tener buenas charlas con los niños. Conversar con los niños
sobre sus lecturas es como encender una linterna en medio de una cueva: "¿Has
visto esto? ... Mira hacia allá... a ver qué encontramos por aquí..."

Una buena conversación comienza con una buena pregunta. Una buena
pregunta te lleva a algún lugar en tu pensamiento. Muchas veces los niños están
más interesados en dar una respuesta rápida que en pensar sobre la pregunta. Así
que preguntas del tipo: ¿Qué te ha llamado la atención? o ¿Qué piensas de
esto? son caminos que invitan a la exploración más que a la respuesta.

Busca puntos de interés de los niños. Muchos libros tienen más de un tema,
así que seguramente podrás encontrar algún asunto personal para compartir con
los niños.

Dirige tus preguntas a dar sentido a la historia. Muchos niños necesitan


entender la historia antes de entender el significado de la misma. Algunas
preguntas pueden ir destinadas a revisar los puntos principales de la trama. Los
niños que comprenden mejor las historias se convierten en lectores con más
confianza, y esta seguridad les va a proporcionar un mayor placer en sus futuras
lecturas.

Reformula las preguntas. Si ves que los niños no responden porque no han
entendido la pregunta, ayúdales. Puedes usar diferentes palabras, o ayudar con
adjetivos. ¿Cómo te parece que es Matilda? ¿Es valiente, independiente, curiosa,
tímida, generosa? Una parte importante de la conversación va dirigida a
desarrollar la habilidad de usar palabras para expresarse y facilitar a los niños un
mayor dominio sobre el lenguaje.

Haz conexiones personales con la historia. ¿Qué hubieras hecho tú si te


hubiera pasado lo mismo que al protagonista? Estas conexiones les ayudan a
relacionar las historias con sus vidas. Conversar es menos hablar sobre las figuras
o el contenido del libro que sobre su significado.

Ten paciencia. No se hace uno buen conversador de la noche a la mañana.


Aprende a tener paciencia para dejar que los niños encuentren su manera de
expresarse, sin ahogarles con comentarios o preguntas. Si intervienes mucho, al
final serás tú únicamente la persona que comente los libros.

Escucha. Da tiempo a los niños para contestar. Si lanzas una pregunta, espera a
que ellos tengan tiempo para pensarla y responder. Pregunta, haz un pequeño
comentario y espera. Muéstrales a los niños que sabes escuchar y que son
escuchados. Es importante para tener una buena conversación.
Todas las respuestas son buenas. Conversar es contrastar puntos de vista,
escuchar opiniones diferentes, e intercambiar diferencias. En este sentido, todas
las respuestas son buenas y deben ser tenidas en cuenta. Recuerda que una buena
conversación no trata de las respuestas sino de las preguntas.

Da tus propias opiniones. Una conversación no es tanto hablar sobre lo que


sabes del libro, como sobre lo que piensas. Concentra tus comentarios en este
aspecto para tener más profundidad y para que los niños se sitúen a un mismo
nivel que tú.

Dirige la conversación. No te conformes con respuestas obvias: los niños


tienen la costumbre escolar de tratar de responder lo más rápido posible. Una
conversación es un paseo, no una carrera. Ayúdales a desarrollar un espíritu
original y crítico.
© Helen Oxenbury

No te vayas por las ramas. A veces las conversaciones derivan a temas que no
tienen nada que ver con el libro. Trata de controlar esto con algunas preguntas
que os lleven de nuevo al camino.

Una conversación no tiene fin. No busques llegar a ningún punto concreto,


aparte de hablar sobre una historia. Termina cuando os apetezca, cuando termine
la clase, cuando llegue la hora de cenar, 0 cuando el tema se agote.

(Las ilustraciones de esta entrada son del precioso libro Será un bebé de Helen Oxenbury,
publicado por Intermon Oxfam)

Ana Garralón

9 comentarios:
1.

Villar Arellano20 sept. 2011 10:25:00

Pienso que los niños y jóvenes se aficionarían más a la lectura si los


mediadores (padres, madres, profesores, bibliotecarios...) fueramos
menos exigentes con el tiempo que dedican a la lectura y con su
aprovechamiento didáctico y más con el valor que tiene el libro para el
lector: su valoración subjetiva y el efecto que, como adultos, observamos
en el niño o joven. En este sentido, me parece muy oportuna esta
propuesta: hablar sobre libros.
En lugar de tanta ficha tediosa, que sigue lastrando las lecturas infantiles
desde la más tierna infancia, con un esfuerzo casi siempre estéril (las
fichas se suelen hacer a todo correr para salvar la papeleta), leamos lo que
leen nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros usuarios; Dejémonos
aconsejar por ellos (así, cuando recomendemos, nuestra sugerencia será
mejor recibida, por lógica reciprocidad); Y hablemos, hablemos de libros.
La conversación hace más valiosa la lectura.
Responder

2.

çläu20 sept. 2011 12:24:00

Gracias Ana, este tema es importante y tu forma de llevarlo tan sencillo es


fantástico. Hace poco escuché como una madre contaba lo fantástica que
era la maestra de su hijo pequeño, porque cambiaba las palabras antiguas
de María Elena Walsh para que los chicos puedan entenderla. Un horror...
que me permitió aclararle, que esas palabras magníficamente utilizadas
podrían ser entre otras cosas, un motivador, un aprendizaje que
incremente su vocabulario; un tema de conversación; etc. etc. Y que por
lo general hay mucha gente pensando en la lectura acertada para ese nivel
escolar. El camino es largo y tus aportes muchos. Gracias otra vez. Un
saludo. Claudia
Responder

3.
cazalectores20 sept. 2011 12:50:00

Pues sí este es un tema central, en principio parece además sencillo pero


luego se torna complicado. No vivimos en un mundo donde se valore
hablar. Muchas veces estando en una situación de conversación, alguna
voz se alza en los talleres y pregunta '¿Cuándo hacemos algo?'. Porque
parece que hablar es no hacer nada, tanta respuesta en ficha como
comentaba Villar les lleva a tener respuestas cada vez más cerradas. Para
mi fue fundamental el libro Dime, de Aidam Chambers. Gracias Ana, me
servirá mucho tu entrada para recomendársela a los padres de los talleres.
Responder
4.
Elena Dreser21 sept. 2011 19:42:00

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