Você está na página 1de 5

Siglo XX

Hibris y Némesis: Hitler y el Nacionalismo


JOCHEN KÖHLER

IAN KERSHAW
Hitler: 1936-1945
Trad. José Manuel Álvarez Flórez
Península, Barcelona
1.072 págs. 3.798 ptas.
Círculo de Lectores, Barcelona
1.120 págs. 3.173 ptas.
Der Hitler-Mythos
Traducción del inglés
de Klaus Kochmann. Deutsche
Verlags-Anstalt, Stuttgart
MICHAEL BURLEIGH
Die Zeit des Nacionalsozialismus.
Eine Gesamtdarstellung
Traducción del inglés de
Udo Rennert y Karl Heinz Silber
S. Fischer Verlag, Frankfurt
am Main

E n la edición original inglesa de


su biografía de Hitler, Ian Kers-
haw ha añadido al título del primer
volumen el concepto «Hibris» y al tí-
tulo del segundo el concepto com-
plementario «Némesis». Con este re-
curso a la mitología griega, en la que
la blasfema arrogancia de un hombre
atrae sobre sí la venganza de los dio-
ses, Kershaw delimita las dimensio- Midiendo a la raza, Archivo Hulton Getty Collection.
nes casi inimaginables de una catás-
trofe provocada por la ilimitada so- fuerte y exitoso» que Hitler disfruta- Kershaw citando casi literalmente al La «guerra de aniquilación» en el
berbia de un solo individuo. No hay ba incluso en el extranjero de un pres- historiador alemán Martin Boszat, y Este y el genocidio judío estuvieron
ningún ejemplo comparable en la his- tigio que no tuvo ningún otro esta- al hacerlo reduce muchas cosas a un inseparablemente unidos. Desde el
toria moderna. Sin embargo, Kers- dista de su tiempo. Kershaw empie- común denominador. El nacionalso- principio la jefatura del ejército ale-
haw está lejos de demonizar a Hitler, za por recapitular en el segundo tomo cialismo había surgido del trauma de mán, que había elaborado con inde-
porque eso no explicaría nada. El his- los datos esenciales del primero: la la guerra mundial perdida y de la evo- pendencia de Hitler planes para una
toriador británico niega también con «no persona» orwelliana de Hitler, cación del «espíritu de 1914», y vol- campaña en Rusia, se comprometió a
vehemencia que los alemanes fueran que emergió en su papel de «Führer», vía a ese espíritu y a una segunda erradicar el «bolchevismo judío».
víctimas desvalidas de un «lavado de la imparable dinámica de sus objeti- guerra mundial. Una vez que el Tra- Una entrada del diario de Goebbels
cerebro», de una propaganda hipno- vos ideológicos a largo plazo, que se tado de Versalles se reveló como —que el historiador contempla como
tizadora o de un ilimitado terror. Aun convirtió en motor del régimen na- «una suerte para el extorsionador» una fuente central, de la que extrae
así, siguieron a su «Führer» hasta el cionalsocialista. Para Hitler, el triun- Hitler e hizo posible sus éxitos en po- datos inagotablemente—, aportada
borde de la total autoaniquilación. fo del año 1936 no significó el fin de lítica exterior hasta 1939, él pudo lle- por Kershaw como prueba, pone de
Por qué lo hicieron es lo que Kershaw sus aspiraciones de poder, sino sólo var a la práctica su convicción de que manifiesto hasta qué punto Hitler fue
trata de averiguar a lo largo de 2.300 un comienzo, una etapa y un trampo- «todos los éxitos históricos... tienen «el incesante paladín y portavoz de
páginas de apretada escritura. lín. Cuando Kershaw asigna a los dos que ser renovados». Sólo en la lucha una solución radical», es decir, el ver-
El primer tomo de la biografía de primeros capítulos los títulos de «Ra- eterna, según la ideología de Hitler, dadero causante del Holocausto. Só-
Hitler —reseñado en el número 29 de dicalización incesante» y «Dinámica demostraba su fuerza un pueblo y se lo el secreto absoluto ordenado por
Revista de libros, de mayo de 1999— expansionista», anticipa los resulta- abría camino en la historia, una his- él, que en última instancia funcionó a
termina en 1936. Ese año marca el dos de su análisis: para sobrevivir, el toria que, en su carácter implacable, la perfección, envolvió en un velo el
provisional punto culminante de una régimen necesitaba de la permanente se asemejaba a la historia natural. En conocimiento que el «Führer» tuvo
carrera en la que la autoglorificación movilización de la «comunidad po- todo caso, además había motivos de la aniquilación de los judíos. Hi-
de Hitler y su divinización por los pular», así como de la expansión del muy sólidos para la guerra, porque tler no hubo de dar órdenes escritas.
alemanes, el triunfo personal y el jú- «Tercer Reich», que sin una guerra los problemas económicos de Ale- Sus paladines y los ayudantes de és-
bilo nacional se reforzaban recípro- carecía de expectativas. mania, agudizados en 1939, sólo se tos se apresuraban, compitiendo entre
camente. Al cabo de sólo cuatro años, «En la guerra, el nacionalsocialis- podían resolver mediante la conquis- sí, a «adelantarse a sus deseos» a la
el régimen nazi parecía tan «estable, mo se encontró a sí mismo», escribe ta y la rapiña. hora de hacer realidad sus «visiones»,

Julio-agosto, 2001. Nº 55-56. REVISTA DE libros 3


Siglo XX

lo que Kershaw destaca ya en el pri- go, la lectura sigue siendo intere- Kershaw, y recuerda que en sus dis- imagen de perspectiva amplia y, sin
mer volumen de la biografía como sante y emocionante. Más allá del cursos ante públicos grandes y pe- embargo, bastante unitaria.
clave más importante para la com- marco habitual de una biografía, el queños gustaba de insertar amenazas En su introducción a El mito de Hi-
prensión del régimen nazi. En Polo- segundo volumen es al mismo tiem- extremas. Es sabido que Hitler quería tler, Kershaw remite al modelo polí-
nia se vio con claridad que el caos po un magnífico compendio de la borrar del mapa metrópolis como tico-teórico que después impregnará
administrativo y la «radicalización segunda guerra mundial, sus cir- Moscú y Leningrado, y, conforme a también su biografía de Hitler: el «ar-
acumulativa» eran en realidad dos ca- cunstancias e implicaciones. sus órdenes, París —como dos me- quetipo ideal» de la «autoridad caris-
ras de la misma moneda. El período comprendido entre el ses después Varsovia— debía ser re- mática» de Max Weber. Según We-
Kershaw contempla de manera comienzo del año 1944 y el suicidio ducida a cenizas. Una vez que los ber, el carisma de un líder descansa
muy diferenciada al comandante en de Hitler el 30 de abril de 1945 ocu- aliados pisaron suelo alemán en el menos en sus cualidades objetivas
jefe del Reich panalemán, Von Keitel, pa cinco capítulos, con un volumen Oeste, el «Führer» ordenó incluso la que en las valoraciones subjetivas de
el complaciente jefe del mando su- total de casi 300 páginas. Sus epígra- aniquilación de los fundamentos vi- sus seguidores. Éstos creen de buen
premo del Ejército, festejado como fes —«Esperando un milagro», «Una tales de su pueblo, que ya no podía grado en su fortaleza extraordinaria,
«el más grande general de todos los suerte diabólica», «Sin salida», «En ganar la guerra. Con eso demostraba casi sobrehumana, mientras mantiene
tiempos» después de la victoria sobre el abismo», «Crepúsculo»— indican un nihilismo tan característico del ré- un alto grado de éxito. En cambio, los
Francia. Los inesperados e induda- que se acerca el fin. La excesiva al- gimen nazi como su agresividad, su fracasos debilitan el carisma de ma-
bles éxitos del primer año de la gue- ternativa histórica de Hitler entre verdadero rostro. Consecuentemente, nera amenazadora. Al apostar a pér-
rra camuflaron los déficit militares de «victoria total» o «aniquilación total» ese nihilismo sólo podía terminar en didas o ganancias, un liderazgo ca-
Hitler. Al fin y al cabo, Hitler había puso de manifiesto sus consecuen- la autoaniquilación. Con su propio rismático depende de la «dinámica de
reconocido la «genial osadía» del cias. Fueron, sobre todo para los ju- «sacrificio heroico», Hitler creía de los continuos éxitos», lo que le da un
plan de operaciones de Manstein con- díos, más criminales que nunca. Des- hecho poder eternizarse histórica- permanente carácter revolucionario.
tra Francia y dado su aprobación a pués de la catástrofe de Stalingrado, mente como mito y modelo para Lo nuevo en la estrategia investiga-
ese heterodoxo marginal. «Casual- a principios de 1943, apenas disimu- «posteriores generaciones». Pero dora de Kershaw es que elabora el te-
mente», dice Kershaw, los brillantes lable como «heroica», la posición Kershaw describe los últimos días del ma de la acción carismática de Hitler
planes de un estratega profesional y «carismática» de Hitler se convirtió dictador en el búnker sin énfasis tea- en el pueblo alemán y en la gente nor-
el instinto de un diletante se solapa- cada vez más en una desventaja: en tral, tal como fueron: lúgubres y ma- mal, y no sólo en sus más estrechos
ron. Desde ese momento Hitler fue adelante los alemanes le hicieron per- cabros, míseros y lamentables. El colaboradores.
tomando las decisiones militares, a sonalmente responsable de las derro- propio Hitler se reveló al final como Ya a finales del siglo XIX la derecha
menudo incluyendo los menores de- tas militares, su halo desapareció. Sin lo que a los ojos de Kershaw siempre nacionalista y popular en Alemania
talles. Al mismo tiempo se esfumó su embargo, siguieron a su lado aque- fue: un «personaje miserable». anhelaba un «líder heroico», anhelo
confianza en los generales, a la ma- llos que —como los jerarcas del par- Hace más de veinte años que Ian que después de la derrota de 1918 se
yor parte de los cuales despreciaba. tido— se lo debían todo al régimen Kershaw se dedica a investigar el na- articuló en numerosos textos. En esos
Después de cada derrota les echaba nazi. El «Führer» reaccionó a su cre- cionalsocialismo. En 1980 apareció textos se encuentra toda una lista de
todas las culpas y cambiaba a sus ciente pérdida de popularidad con su primer estudio, limitado a Bavie- atributos del ansiado «Führer», que
mandos. Algunos de ellos —como una retirada de la opinión pública. ra, sobre la formación del «culto al posteriormente Hitler pudo asumir al
Halder, durante muchos años jefe del Pronunciaba cada vez menos discur- Führer desde abajo». La versión ale- pie de la letra. Sin duda, dentro del
Estado Mayor— afirmaron tras la sos y, si lo hacía, no tenía en princi- mana de El mito de Hitler, de 1999, NSDAP ya se le aplicaba el apelati-
guerra haber tenido que obedecer las pio nada que decir que fuera nuevo, se basa en un libro publicado en In- vo «Führer» en 1921, pero sólo como
órdenes dictatoriales de un incapaz. esperanzador y con visión de futuro. glaterra en 1987, para el que había líder del partido. Hitler, que inicial-
En cambio, Kershaw constata que la Hacia el final de su vida, se acen- empleado materiales de otras regio- mente se veía a sí mismo como «he-
táctica de Hitler raras veces era ab- túan en Hitler rasgos de carácter que nes del «Tercer Reich». En 400 pági- raldo» y precursor de un futuro re-
surda y, en la mayoría de los casos, durante su larga carrera se habían nas, el autor expone los fundamentos dentor, no se enamoró hasta 1926 del
tampoco era completamente distinta mantenido ocultos o borrosos: la des- más importantes de este mito, im- mito de Hitler, que Goebbels propa-
de la de sus consejeros militares. confianza y la tendencia a ver culpa prescindible como factor de integra- gaba con exaltación pseudorreligio-
Cuanto más se incluye la guerra y traición por todas partes, la venga- ción social para el funcionamiento sa. Goebbels resaltará repetidas ve-
en la biografía de Hitler, tanto más tividad y la destructividad, la cegue- del régimen nazi, cosa que ningún ces que haberlo creado fue su mayor
extensa se vuelve también la presen- ra ante la realidad y la inclinación a historiador discute. Las fuentes en las logro. Cuando en 1930 se veía con
tación de la misma. Así, se suceden soñar despierto. A esto se añadía la que Kershaw se apoya entran dentro asombro, dentro y fuera del país, el
larguísimas citas de los diarios de tendencia a las lamentaciones. Echa- de dos categorías diametralmente increíble éxito electoral del NSDAP
Goebbels, recién editados en su ver- ba de menos la vigorosa «gratitud» opuestas: por una parte, se trata de in- ––el salto en dos años de pequeño
sión íntegra. Parece como si Kers- de aquellos que más beneficio habían formes confidenciales proporciona- partido a segundo grupo parlamenta-
haw, a la vista tanto del fin de su sacado del nacionalsocialismo, y la- dos por el servicio de seguridad de rio––, muchos todavía no parecían te-
trabajo como de la muerte de su ob- mentaba haber respetado a las viejas las SS, por las autoridades alemanas ner claro el magnetismo que emana-
jeto, hubiera desarrollado un cre- élites en vez de haber llevado a cabo y por órganos del partido nazi; por ba en su momento del culto a la per-
ciente temor a volver a concentrar- una «revolución total»: «A posterio- otra, de informes secretos destinados sonalidad.
se en lo esencial. Cuando el autor ri, uno lamenta ser demasiado bue- a adversarios del régimen en el exi- Kershaw describe muy gráfica-
constata que «toda la existencia de no». En tales afirmaciones, perfecta- lio, especialmente a la dirección del mente cómo el mito del Führer fue
Hitler se vio, por así decirlo, consu- mente creíbles, se manifiesta con to- SPD, la Sopade. Es interesante que cristalizando paso a paso: desde el
mida por la dirección de la guerra», tal ingenuidad la arrogancia moral de tampoco los informes de la Sopade «líder de la futura Alemania», que co-
fundamenta también en ello su des- una «rapaz» humana. puedan negar la creciente populari- rría de una concentración de masas a
bordante descripción y discusión del «Aniquilación» era una de las pa- dad del «Führer» en círculos obreros. otra, hasta el «genio militar» y el
desarrollo de la misma. Sin embar- labras favoritas de Hitler, escribe En conjunto, las fuentes arrojan una «más grande general de todos los

4 Julio-agosto, 2001. Nº 55-56. REVISTA DE libros


Siglo XX

Berlín aclama a Hitler tras su retorno de Austria, millón y medio de personas le recibieron a lo largo del camino desde el aeropuerto.

tiempos», pasando por el «canciller tacados constitucionalistas se entre- ta de «espacio vital» en el Este. El plir en el marco del sistema y ya no
del pueblo», en honor del cual cien- garon a la tarea de construir un «Es- que saliera a la luz pública con los tenían recursos para ejercer el poder
tos de ciudades y pueblos alemanes tado del Führer» en el que la arbitra- más virulentos ataques contra el ju- de forma autónoma y mucho menos
plantaron un «roble de Hitler», y al ria actuación de Hitler quedaba legi- daísmo o no, tenía poca influencia so- poner freno a Hitler y a la dinámica
que otorgaron la dignidad de ciuda- timada como «ejecución de la volun- bre la curva de su popularidad. Fue- de su radicalización.
dano honorario, el «constructor del tad del pueblo». El mito de Hitler sus- ra del movimiento nazi y del aparato En el capítulo final de su investi-
nuevo imperio», el «símbolo de la na- tituyó lo que faltaba en el programa del Estado ocupado por él, otros as- gación, basada en abundantes mate-
ción alemana» y el «guardián de la del nacionalsocialismo: homogenei- pectos de su dominio tenían una im- riales, Kershaw resume, de forma un
paz». Sin embargo, Goebbels no ol- dad, una línea clara y unitaria. Ese es portancia mucho más vital. tanto asistemática, «siete importantes
vidó dotar al ídolo de cualidades sim- uno de los motivos por los que la Kershaw llega al siguiente juicio fundamentos del mito de Hitler»: Hi-
páticas. Así, convirtió a un afectado imagen del «Führer» y la del partido general: «El mito de Hitler constituía, tler personificó la unidad de la «co-
tramposo en un auténtico fanático de se separaron en gran medida. En la por así decirlo, el motor central de in- munidad popular»; fue comúnmente
la honradez, a un hombre con ten- opinión del pueblo, Hitler no tenía tegración, movilización y legitimiza- considerado único responsable del
dencia a lo ocioso en un titán que tra- nada que ver con las maquinaciones ción del sistema de dominio nazi». «milagro económico» alemán de los
bajaba día y noche, y al narcisista que —intrigas, corrupción, arbitrariedad Su papel resultó funcional, sobre to- años treinta; fue percibido como ga-
no conocía ni la verdadera amistad ni y vejaciones— de los dirigentes del do, en relación con las masas no or- rante de una moral popular; se creía
el amor en padre que sacrifica su vi- partido que el nacionalsocialismo ha- ganizadas y el fundamento plebisci- en su honradez personal; defendió los
da privada en aras del pueblo alemán. bía llevado a los resortes del poder. tario de la «dictadura del Führer». Pe- «legítimos intereses» de Alemania;
«¡Nuestro Hitler!», como anunciaba Estaba muy extendida la convicción ro, ¿cuál era su función para las éli- pareció —hasta 1942— un inspirado
sacerdotalmente Goebbels, parecía de que él no sabía nada de todo eso. tes tradicionales? Ellas no se habían dirigente militar; y fue visto como úl-
completamente identificado con su La enorme popularidad de Hitler ni unido a Hitler por su carisma, sino timo «bastión» contra una prepoten-
pueblo: «Carne de su carne y espíri- siquiera favorecía la aceptación de debido a «consideraciones pragmáti- te conspiración internacional. Esta
tu de su espíritu». sus objetivos ideológicos. La mayo- cas de poder político». El resultado imagen popular representaba una «to-
Incluso prestigiosos líderes ecle- ría de los alemanes no compartía ni fue que las «élites del poder» se con- tal inversión de la realidad».
siásticos se doblegaron ante esta me- su antisemitismo eliminatorio ni su virtieron en meras «élites funciona- Una vez que la esperada guerra re-
siánica aspiración al absoluto, y des- imperialismo, orientado a la conquis- les», que tenían misiones que cum- lámpago contra la Unión Soviética se

Julio-agosto, 2001. Nº 55-56. REVISTA DE libros 5


Siglo XX

detuvo a las puertas de Moscú en di- El fallido atentado del 20 de julio de Como Kershaw, Burleigh parte de la Sin despreciar el orden cronológi-
ciembre de 1941 y que, con la entra- 1944 produjo una vez más una «po- cuestión de cómo fue posible la «to- co, el libro de Burleigh se subdivide
da de los Estados Unidos, la guerra larización de las actitudes»: miles de tal bancarrota moral de una socie- en bloques temáticos que exponen
se convirtió en guerra mundial, se personas se muestran en cartas es- dad industrial altamente moderna», con todos sus matices las realidades
habría derivado como una conse- pantadas y solidarias con su «Füh- y se centra, más aún que Kershaw, del «Tercer Reich»: la seductora ideo-
cuencia lógica que desde ese mo- rer», pero a la Gestapo tampoco se le en los elementos pseudorreligiosos logía de la «comunidad popular», la
mento los alemanes hubieran hecho escaparon los numerosos deseos de del nacionalsocialismo. Burleigh lo guerra racial contra los judíos o la po-
responsable a Hitler de la dolorosa muerte denunciados. De todos mo- contempla como una «religión polí- lítica de ocupación y colaboración,
prolongación de la contienda. Pero dos, casi nadie confiaba ya en la «vic- tica» en el sentido que daba a la ex- por ejemplo. El resultado es una en-
la fe en el «Führer» no se desmoro- toria final». «En los primeros meses presión Eric Voegelins (1901-1985), ciclopedia del nacionalsocialismo. En
nó sino con lentitud. Sin embargo, de 1945, el pueblo alemán se veía a que interpretaba movimientos polí- primer término está la vida cotidiana
los documentos examinados por sí mismo como la principal víctima ticos como el jacobinismo y el bol- de los súbditos normales, tanto las
Kershaw dan cuenta del gradual cre- de Hitler», constata Kershaw. De es- chevismo como religiones terrena- víctimas como los verdugos. Así se
cimiento de rumores extravagantes, te modo, el mito del Führer se estre- les, y se apoya además en un con- pone de manifiesto cómo pudo el na-
chistes macabros y manifestaciones llaba contra sus promesas incumpli- cepto comparativo de «totalitaris- cionalsocialismo destruir una cultura
críticas para con el régimen. La cre- das... de forma, por así decirlo, simé- mo». El hecho de que la parábola pluralista y ocupar y «homogeneizar»
dibilidad de Hitler iba erosionándo- trica a su cristalización. La caída es- novelística de George Orwell 1984 las cabezas de las personas. El amplio
se cada vez más. taba escrita. le parezca más esclarecedora que la capítulo primero traza el camino has-
La carga de la prueba que Kershaw Es notable que la más detallada y difusa teoría de Hannah Arendt ates- ta ahí desde la primera guerra mun-
reunió para documentar el ocaso del completa biografía de Hitler se deba tigua su movilidad intelectual. La dial, una muy buena visión de con-
mito del Führer después de Stalingra- a un historiador británico. Lo mis- enorme representación global de junto de la heterogénea sociedad de la
do y el bombardeo de las ciudades ale- mo ocurre con la representación glo- Burleigh conquista no sólo por la República de Weimar.
manas es aplastante. Incluso Goebbels bal del nacionalsocialismo. Nacido multitud de informaciones que pro- «Adolf Hitler vino con una nueva
se quejaba en su diario de que había en 1955, y por tanto doce años más porciona sobre el estado actual de la religión política», afirma Burleigh ci-
una «crisis del Führer». Sólo los «vie- joven que Ian Kershaw, Michael investigación, sino también por un tando a un pequeño dirigente de las
jos combatientes» y los nuevos trepas, Burleigh ha presentado, después de estilo brillante que une, en aparien- SA, que indicaba en 1933 por qué se
los soldados del frente que se aferra- varios trabajos sobre el racismo, el cia sin esfuerzo, la representación había hecho nacionalsocialista. Y ci-
ban a cualquier esperanza y una parte programa de la «eutanasia» y el im- narrativa de acontecimientos ejem- ta a un trabajador que confesaba: «La
considerable de la juventud adoctri- perialismo del régimen nazi, una plares con el profundo análisis de fe fue lo único que nos mantuvo», so-
nada se mantenían férreamente leales. síntesis que no admite competencia. caracteres esenciales. bre todo «la fe en nuestro Führer».

6 Julio-agosto, 2001. Nº 55-56. REVISTA DE libros


Siglo XX

Burleigh caracteriza la visión del dío, el Tribunal Supremo alemán re- «eutanasia» pudieron enseñarle a no Rusia conquistada debía hacer del fu-
mundo de Hitler como cada vez más currió al constructo jurídico medieval dar instrucciones escritas. Sin em- turo imperio alemán un ente autár-
«apocalíptica y paranoide»: «Al con- de la «muerte civil». Los judíos se bargo, sin que él ocupara el papel quico, pero bajo la ocupación alema-
trario que los comunistas, los nazis vieron pronto obligados a sufrir pre- central era inimaginable una opera- na proporcionó muchas menos mate-
estaban dispuestos a arrastrar consigo cisamente un «sistema de apartheid ción a escala europea. «Hitler era el rias primas que en los años de paz
a la perdición a toda la humanidad. jurídico» que les privaba de derechos que tenía la visión de conjunto». Los precedentes, y sólo una séptima par-
De hecho, esta ideología partía de una fundamentales. La mayoría de la po- organizadores de la «solución final» te de las que procedían de Francia.
última confrontación y ajuste de blación no protestó ni siquiera débil- no podían actuar al máximo nivel di- En contra de lo que decían los esló-
cuentas con los judíos». A diferencia mente en contra de que congéneres plomático. Sin duda, Hitler participó ganes propagandísticos, Hitler no te-
de otras formas de racismo, el antise- suyos fueran degradados a la condi- en el exterminio de los judíos húnga- nía ningún interés en una confedera-
mitismo de Hitler atribuía a los judíos ción de «ciudadanos de segunda». ros al instruir al jefe del Estado hún- ción europea bajo hegemonía alema-
un poder monstruoso. Sin embargo, En su incomparable especificidad, garo, Horthy, en el sentido de que ca- na, porque lo único que le importaba
Burleigh sobreestima en este punto la el Estado nacionalsocialista es para da pueblo tenía que librarse de sus ju- era la expansión del Reich panalemán
originalidad de Hitler. O mejor dicho: Burleigh un «Estado racial». La díos. Cuando amenazaba la derrota hasta la condición de superpotencia.
confunde originalidad con eficacia, «práctica criminal de origen racista militar del «Tercer Reich», los nazis Sin duda, Hitler admiraba la potencia
porque ningún predicador de secta del régimen nazi» se extiende como forzaron el Holocausto. Por motivos económica americana y el moderno
comparable tuvo tanta audiencia. hilo conductor por todo el libro. Ocu- psicológicos, Burleigh no considera consumo de masas, pero apreciaba
Con ayuda de una «olla ideológi- pan amplio espacio la privación de en modo alguno absurda esta estrate- muy poco a los «judeificados y en-
ca», Hitler intentó compensar sus derechos, persecución y asesinato de gia, a pesar de ser contraproducente negrecidos» Estados Unidos como
enajenaciones psíquicas y dar sentido los judíos. Aunque la segunda guerra en primer término, porque la forma adversario militar. Al principio no se
al supuesto caos del mundo. Este sen- mundial tenía un doble objetivo, es de entenderse a sí mismo del nacio- equivocaba: en el momento de la de-
tido falso y prefabricado, que Bur- decir, estaba planeada desde el prin- nalsocialismo sólo admitía una expli- claración de guerra alemana, los Es-
leigh diagnostica como «patológico», cipio —como Goering dijo abierta- cación tanto para sus propias calami- tados Unidos disponían de 188.000
constituía la quintaesencia ideológica mente— como «guerra racial», el ge- dades como para la «misteriosa» su- soldados, 20 tanques y 19 nuevos
del nacionalsocialismo. En todo caso, nocidio judío no discurrió dentro de perioridad del adversario bélico: los bombarderos..., una fuerza de com-
Burleigh acepta que la nueva religión un proceso sencillo y lineal, sino a judíos. bate realmente ridícula.
estaba en condiciones de conjugar y impulsos y oleadas. Cada nueva so- Dado que Michael Burleigh argu- De forma sorprendentemente sen-
entremezclar racionalidad neocientí- lución de emergencia era el resultado menta a menudo en contra de los jui- cilla, Burleigh sabe poner en cuestión
fica y una política del sentimiento de problemas logísticos y de otro ti- cios, prejuicios y errores globales en- senderos muy trillados dentro de los
que, para Burleigh, es el «rasgo más po, que los propios nazis habían pro- tre la opinión pública interesada, pe- círculos especializados. Desafía la
moderno» del nacionalsocialismo. El vocado y agravado. Aun así, es erró- ro también contra las distorsiones imagen ortodoxa de «caos adminis-
evidente objetivo era una biopolítica neo atribuir el Holocausto a condi- unilaterales de sus colegas especia- trativo» y «maraña competencial» del
estatal que impulsara la «selección» ciones «estructurales», puesto que listas, su representación global ofre- régimen nazi con el argumento de
de los más adecuados y la inclemen- fueron «un resultado de la acción in- ce multitud de hechos sorprendentes. que lo mismo puede apreciarse en
te «erradicación» de los individuos dividual consciente». Los «historia- Mencionaremos aquí algunos a modo muchas grandes organizaciones que
inútiles. dores de la estructura» tienden a pa- de ejemplo: la «toma del poder» de no por eso son ineficaces. Por lo de-
Como político, Hitler se movía en sar por alto la complicidad concreta los nacionalsocialistas fue compara- más —y esta es la crítica matriz—,
una «realidad demagógica, mesiáni- de la gente sencilla. Burleigh también da con toda seriedad por los acadé- siempre hay más documentos escritos
ca y plebiscitaria». La democracia se guarda de equiparar el Holocausto micos del movimiento con la Revo- sobre querellas que sobre casos en los
representativa fue sustituida por ple- a una «limpieza étnica». Al fin y al lución francesa y la «Glorious Revo- que reinaba el consenso. Para Bur-
biscitos de carácter puramente pro- cabo, los nazis no sólo expulsaron a lution» inglesa. Hitler y otros grandes leigh, también es problemática la crí-
pagandístico. Naturalmente, Hitler los judíos de territorios que estaban del nazismo condenaron en 1933 no tica que se hace hoy en día a los pla-
no se sentía vinculado por las mayo- previstos para los alemanes, sino que sólo las devastadoras denuncias de nes de futuro del círculo conservador
rías: «El pueblo estaba allí sencilla- enviaron también a sus cazadores de supuestos adversarios del régimen, si- de la resistencia alemana. Las de-
mente para seguirlo». Burleigh de- judíos a países en los que los alema- no también la creciente «psicosis de nuncias de que éste seguía reflexio-
dica capítulo propio a la destrucción nes nunca reclamaron zonas de asen- deshonra racial» entre la población, nando acerca de una solución de la
del Estado de derecho por parte de tamiento. Ningún gasto resultaba de- que había empezado a indagar en «cuestión judía», despreciaba a las
los nazis. Las leyes ya no debían de- masiado grande a la hora de atrapar busca de relaciones íntimas entre ju- «masas», tenía una postura antide-
fender derechos individuales, sino al último judío en el último rincón y díos y alemanes. Los planes para la mocrática y aspiraba a un Estado au-
servir a los intereses de la «comuni- transportarlo a campos de exterminio esterilización forzosa de «débiles toritario aplica criterios políticos ac-
dad popular», y por tanto responder situados a miles de kilómetros. mentales» estuvieron a punto de ex- tuales —por ejemplo, la constitución
al «sano sentimiento del pueblo». Para Burleigh está fuera de toda du- tenderse por exceso de celo a los de la República Federal de Alema-
Esta concepción jurídica desembocó da que Hitler estaba decidido a ani- miembros —según el test de inteli- nia—, de los que la oposición de en-
en sentencias tan absurdas como quilar a los judíos. Menciona varios gencia— «débiles» de las SA. Como tonces no podía disponer. Con tales
contrarias a todas las normas civili- documentos que atestiguan que in- tantas veces, aquí hubo que dar mar- objeciones, la obra de Burleigh no só-
zadas. Tales sentencias impusieron mediatamente después de la declara- cha atrás. lo está a la última desde el punto de
penas de muerte con carácter retro- ción de guerra alemana a los Estados Burleigh pone al descubierto como vista científico, sino, en un sentido
activo y legitimaron crímenes a pos- Unidos Hitler vio llegado el momen- una de tantas leyendas la eliminación amplio, a la altura de los tiempos. ■
teriori, como el asesinato de Walter to de comunicar su decisión ––toma- del paro mediante la construcción de
Rathenau, ministro de Asuntos Ex- da fuera cuando fuese— a los miem- autopistas: sólo el dos por ciento de Jochen Köhler es investigador.
teriores de Weimar, en 1922. Para bros de su círculo más próximo. Las los parados de 1933 encontraron em-
poder anular un contrato con un ju- negativas reacciones al programa de pleo en ella. Como reserva natural, la Traducción de Carlos Fortea

Julio-agosto, 2001. Nº 55-56. REVISTA DE libros 7

Você também pode gostar