Você está na página 1de 12

1.

La Edad Media y su literatura

Convencionalmente, se considera que la Edad Media se inicia en el año 476, con la caída del
Imperio Romano de Occidente, cuando Roma, su capital, es conquistada por los hérulos,
uno de los pueblos considerados bárbaros por los latinos.

Un milenio después, tres hitos históricos delimitan la frontera entre la Edad Media y el
Renacimiento: la caída de Constantinopla en manos del Imperio otomano (1453),
la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg (h. 1400-1467) y el descubrimiento
de América (1492).

Durante este largo período, el latín se va fragmentando en las distintas lenguas románicas,
pero no es hasta finales del siglo X o principios del siglo XI cuando se documentan
los primeros textos escritos en romance peninsular: las llamadas Glosas
emilianenses y Glosas silenses, halladas, respectivamente, en los monasterios de San Millán
de la Cogolla (La Rioja) y Santo Domingo de Silos (Burgos). Se trata de un conjunto
de anotaciones, situadas entre las líneas o en los márgenes de textos latinos, que pretenden
aclarar el significado de algunos pasajes o palabras. Las Glosas confirman que la lengua
usada en la época se había distanciado ya notablemente del latín.

En el ámbito de la literatura española, los primeros testimonios que se conservan son


las jarchas, cancioncillas amorosas que pueden datarse a mediados del siglo XI. La literatura
medieval alcanza hasta La Celestina (1499-1502), obra que anuncia la nueva cosmovisión
característica del Renacimiento.

La literatura peninsular de este período está condicionada por tres importantes factores: las
particularidades de la sociedad medieval, la interculturalidad y la mentalidad teocéntrica. A
continuación nos detendremos en cada uno de ellos.

1.1. LA SOCIEDAD EN LA EDAD MEDIA

La sociedad medieval estaba organizada en tres estamentos, con los que es posible vincular
las distintas manifestaciones de la literatura de la época:

 La plebe o estado llano. Sus miembros, dedicados mayoritariamente a la agricultura y


ganadería, cantaban y bailaban las composiciones de la lírica tradicional, y
escuchaban, declamados por los juglares, los poemas épicos y los romances.

Con el tiempo, el auge de la vida urbana favoreció el surgimiento de un nuevo grupo


dentro del estado llano: la burguesía. Formado por artesanos y mercaderes, este grupo
social provocó la lenta transformación del sistema estamental, basado en las relaciones
de vasallaje (el campesino recibía del noble protección a cambio de obediencia,
servicios o tributos), y preparó el cambio de mentalidad que dio lugar al
Renacimiento.

1
 El clero. Durante gran parte de la Edad Media, la Iglesia fue la depositaria única de
la cultura. Las órdenes monásticas (Cluni o el Císter) copiaban y guardaban los
manuscritos en los monasterios, donde surgirá el mester de clerecía.

A partir del siglo XIII aparecieron las primeras universidades españolas, vinculadas
inicialmente al clero: la de Palencia, entre 1204 y 1208; la de Salamanca, en 1218; y la
Complutense, en Alcalá de Henares, en 1293.

 La nobleza. Desde finales del siglo XIII, las cortes reales o nobiliarias se convirtieron
también en centros de cultura. Obras literarias como El conde Lucanor, de don Juan
Manuel, perseguirán como objetivo la educación de los nobles; y la poesía
cancioneril, los libros de caballerías o la novela sentimental reflejarán la ideología
y los gustos de la nobleza cortesana del siglo xv.

1.2. LA INTERCULTURALIDAD

Los primeros siglos de la Edad Media europea están marcados por dos amplios movimientos
migratorios:

 A partir del siglo III, los pueblos germánicos, procedentes de la Europa central y
septentrional, se desplazaron hacia el oeste y sur del continente. Durante los
siglos V y VI fundaron en estos territorios reinos que constituyen la semilla de los
modernos Estados europeos: los francos se establecen en la actual Francia;
los hérulos y los ostrogodos, en la península itálica; los visigodos, en la península
ibérica; y los anglos y sajones, en Gran Bretaña. Casi todos abrazan como religión
el cristianismo, y francos, ostrogodos y visigodos adoptan como lengua el latín.
 Tras la muerte del profeta Mahoma (632), el islam se expande por Persia y por el
norte de África. En el año 711, se produce la invasión de la península por los árabes
y los bereberes, que llegan hasta los Pirineos, donde son detenidos por Carlos Martel,
abuelo del rey franco Carlomagno (742-814).

Tras la ocupación árabe, en la franja cantábrica y pirenaica se configuran


pequeños reinos y condados cristianos que, a la vez que afianzan una personalidad propia,
comienzan una lenta expansión hacia el sur —la Reconquista— que culminará con la toma
de Granada por los Reyes Católicos en 1492.

La Edad Media peninsular

Debido a los factores interculturales, la Edad Media peninsular presenta características


específicas que se pueden concretar en dos puntos:

 Pluralidad lingüística. Alrededor del siglo X, en los reinos cristianos del norte quedan
constituidos los primitivos romances peninsulares: el gallego-
portugués, el asturleonés, el castellano, el navarroaragonés y el catalán. A estas
manifestaciones habría que añadir el mozárabe, que era hablado por los cristianos de
al-Ándalus, y las lenguas no románicas de la península, como el vasco y el árabe.

2
 Coexistencia de las culturas cristiana, judía y musulmana. Las relaciones entre
ellas fueron a menudo conflictivas, como demuestran las luchas fronterizas entre
cristianos y musulmanes, o los frecuentes pogromos (episodios de violencia contra las
juderías), que desembocaron en el establecimiento de la Inquisición en 1478 y
la expulsión de la población hispano judía en 1492. Sin embargo, se produjo
también un fecundo intercambio cultural que favoreció el desarrollo de las
matemáticas, las ciencias naturales, la técnica, la literatura o el pensamiento filosófico.

La confluencia de estas características explica las distintas manifestaciones de la lírica


peninsular, tanto popular como culta; el asunto de numerosos romances —en particular, de
los llamados romances noticieros o fronterizos—; o el surgimiento de la prosa castellana,
impulsada por la labor de la Escuela de Traductores de Toledo y por las traducciones del
árabe de colecciones de cuentos de origen oriental.

1.2. LA MENTALIDAD MEDIEVAL 

La cosmovisión medieval está marcada por el teocentrismo: la importancia de


la religión como eje que vertebra la vida social y que da sentido a las existencias
individuales, cuyo fin último es la salvación del alma.

Así, buena parte del arte y de la cultura de la época (el arte románico y el arte gótico;
el canto gregoriano; las Cantigas de Santa María, compuestas o compiladas por Alfonso X
el Sabio; las distintas manifestaciones de la polifonía religiosa medieval; el mester de
clerecía...) llevarán la impronta del cristianismo.

Arte románico y gótico

La religiosidad es, además, uno de los rasgos característicos de los personajes que, desde la
literatura, se proponen como modelos para la comunidad: es el caso del Cid o del caballero
Zifar, que estudiaremos en las próximas unidades.

1.3. RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA MEDIEVAL 

Las peculiaridades del mundo medieval determinan una serie de rasgos compartidos que se
aprecian en buena parte de la literatura de este período:

1. Oralidad. Algunas de las manifestaciones literarias más significativas de la Edad


Media fueron concebidas para ser difundidas oralmente. Es el caso de la lírica popular,
la lírica culta, la poesía épica, los romances e, incluso, de algunas obras del mester de
clerecía, que se leían, tal vez, en los monasterios ante un auditorio de peregrinos.
2. Anonimia. La oralidad va asociada, a menudo, con la anonimia. En los inicios de la
literatura, el concepto de autoría carece de importancia. Anónimas serán, por lo tanto,
algunas de las obras fundamentales de la literatura medieval española, como el Poema
de Mio Cid.
3. Didactismo. Hasta el siglo xv, la mayor parte de la literatura medieval pretende
transmitir valores o conocimientos al receptor. Esta intención didáctica se aprecia en el

3
mester de clerecía o en los repertorios de cuentos vinculados a la predicación o a la
educación de nobles y príncipes.
4. Predominio del verso. Como hemos visto, las obras literarias medievales no se
destinan habitualmente a la lectura individual, sino al canto o a la recitación. Como
consecuencia de ello, se preferirá, en general, el verso a la prosa. El verso, dotado de
ritmo y rima, será el modo de expresión no solo de la lírica, sino de distintos
subgéneros narrativos (poemas épicos, romances, poemas narrativos del mester de
clerecía...).

2. La lírica popular

La lírica popular adopta en la Europa medieval distintas expresiones: las jarchas mozárabes,
las cantigas de amigo galaico-portuguesas y los villancicos castellanos en la península
ibérica; los refrains y las chansons de toile francesas, y las Frauenlider alemanas. Todas
ellas surgen entre los siglos xi y xiii a partir de un sustrato folclórico común, y constituyen
la llamada canción de mujer.

La canción de mujer es la principal manifestación de la lírica popular durante la Edad


Media en Europa occidental.

Todas ellas presentan rasgos comunes: son poemas líricos anónimos, cantados por el
pueblo, que se transmitían oralmente de generación en generación; en general, son de
temática amorosa y el yo poético es una joven enamorada.

Las canciones de mujer se recogieron por escrito tardíamente, cuando los autores cultos
comenzaron a valorar la poesía y la música tradicionales. Por ello, a menudo, no es posible
distinguir si los poemas que se conservan son cantares populares auténticos o
reelaboraciones de textos preexistentes realizadas por poetas cultos.

Los siguientes poemas son traducciones de dos canciones de mujer anónimas de los siglos
xii-xiii. El primero fue escrito originalmente en alemán; el segundo, en francés.

3. La lírica popular en la península

3.1. LAS JARCHAS 

Métrica de las jarchas El primer vestigio conocido de la poesía lírica en una


lengua románica son las jarchas, cancioncillas
Predominan las jarchas de cuatro versos
compuestas en mozárabe, que los poetas cultos
hexasílabos u octosílabos, con rima consonante insertaban al final de composiciones escritas en
en los versos pares, aunque también se emplean hebreo o en árabe clásico denominadas moaxajas.
otras estructuras métricas.

El tema de las jarchas consiste en una queja


amorosa, puesta en boca de una voz femenina, que
se dirige, a menudo, a un confidente —por lo

4
general, la madre o las hermanas— para expresar su sufrimiento por la ausencia, la
enfermedad o la partida del amado. Este es designado con el arabismo habib (o habibi).

3.2. LAS CANTIGAS DE AMIGO 

Las cantigas de amigo constituyen el género característico de la lírica galaico-


portuguesa de tipo popular. Como las jarchas, se trata de composiciones amorosas en las
que una muchacha expresa su pesar por el alejamiento o el olvido del amado (el amigo).
Presentan, sin embargo, algunas particularidades:

 Presencia de elementos de la naturaleza. El yo poético interpela a las olas, a los


pinos, a los ciervos..., y proyecta simbólicamente sus sentimientos sobre ellos.
 Estructura. Los poemas constan de una sucesión de estrofas rematadas por
un estribillo y construidas a partir de dos procedimientos retóricos: el paralelismo y
el llamado leixa-pren o encadenamiento, que consiste en la repetición al principio de
una estrofa del final de una anterior:
 Las cantigas de amigo conservadas aparecen firmadas por trovadores como
el rey Denis, Martín Códax o Pero Meogo, que recrearon o imitaron textos
tradicionales anteriores.

3.3. LOS VILLANCICOS 

Las composiciones características de la lírica tradicional castellana reciben el nombre


de villancicos. Estos textos se fijaron por escrito a mediados del siglo xv y muchos de ellos
fueron incorporados a los cancioneros colectivos que se estudiarán en esta unidad.

En general, se trata de poemas de tema amoroso; sin embargo, existen también villancicos
de trabajo, de fiesta, infantiles, humorísticos..., que acompañaban los distintos momentos
y actividades de la vida medieval.

En los villancicos amorosos son frecuentes elementos o situaciones cargados


de connotaciones eróticas: la fuente como lugar de encuentro de los enamorados,el ciervo
que revuelve el agua del río, la muchacha que se peina o lava las prendas del amado, o que
recoge flores y frutos... Junto a estos elementos simbólicos, aparecen motivos
recurrentes: la romería, la llegada de la primavera o la noche de San Juan como
circunstancias propicias para el amor; la mujer mal casada que lamenta su suerte, o el alba
como momento del encuentro o de la despedida de los amantes.

La lírica culta

La primera manifestación en lengua romance de la lírica culta es la poesía


provenzal, cultivada por los trovadores del sur de Francia en los siglos XII y XIII.

Los trovadores eran profesionales que actuaban en las cortes, bajo el mecenazgo de nobles o
de reyes. Componían tanto el texto —en provenzal o langue d'oc, con métrica regular y alta
exigencia formal— como la música de sus composiciones.

5
Estos poetas cultivaron distintos subgéneros líricos: la cansó, de temática amorosa;
el planh, o lamento por la muerte de un personaje relevante; o el sirventés, utilizado para
criticar a los enemigos o satirizar conductas sociales.

En la cansó se desarrolla una doctrina o concepción del amor, denominada amor


cortés, cuya presencia será recurrente en la literatura medieval europea. Sus rasgos son los
siguientes:

 El amor cortés es el resultado de la proyección de los códigos del vasallaje feudal a la


relación entre hombre y mujer. Así, el yo poético manifiesta su absoluta sumisión a la
dama (la domna o señora), a la que debe servir, guardándole obediencia y fidelidad.
 En la relación entre el yo poético y su amada se interpone siempre un obstáculo: los
rivales, los lauzengiers o calumniadores; otras veces es la propia actitud de la domna,
que ignora a su enamorado (tópico de la belle dame sans merci—mujer bella y cruel—
) o que lo rechaza debido a su condición de mujer casada.
 Se trata, pues, de un amor imposible, prohibido o secreto, que exige discreción por
parte del caballero. Por ello, el enamorado oculta el nombre de su amada bajo
una senhal o seudónimo.

La lírica culta peninsular

Pronto surgieron en Europa escuelas poéticas que imitaron la lírica de los trovadores
provenzales. En la península ibérica se pueden distinguir tres focos:

 Lírica culta catalana. En Cataluña se cultivó muy tempranamente la poesía en


provenzal. A comienzos del siglo xv surgen poetas que escriben ya
en catalán, desvinculándose de los modelos franceses. Destaca el valenciano Ausiàs
March(1397-1459), cuyas composiciones huyen de la expresión codificada de la lírica
provenzal y evolucionan hacia una expresión más directa y auténtica de los conflictos
personales.
 Lírica culta galaico-portuguesa. Hasta mediados del siglo xiv, en el centro, oeste y
noroeste peninsular la lírica culta se componía en gallegoportugués. En esta lengua se
cultivaron las cantigas de amor, cuyos modelos son las cansós provenzales (en las
que un yo poético masculino expresa sus cuitas amorosas por la indiferencia o el
rechazo de la dama, a la que alude como senhor o mia senhor), y las cantigas de
escarnio y maldecir, que se relacionan con el sirventés trovadoresco.
 Poesía cancioneril castellana. Desde mediados del siglo xiv se desarrolla en Castilla
la poesía de cancionero, concebida para ser leída, cantada o recitada en las cortes
reales o nobiliarias.

La poesía cancioneril

Los textos poéticos castellanos del siglo xv se recopilaron y difundieron en colecciones


colectivas denominadas cancioneros.

Entre los cancioneros conservados, manuscritos o impresos, destacan los siguientes:


6
 Cancionero de Baena (1430). Reúne obras de la corte de Juan II de Castilla (1405-
1454), como las de Alfonso Álvarez de Villasandino o las de Francisco Imperial.
 Cancionero de Stúñiga (1460-1463).Recoge composiciones de poetas de la corte de
Alfonso V de Aragón (1396-1458), como Lope de Stúñiga o Carvajal.
 Cancionero general (1511) y Cancionero musical de palacio (1505-1520). Incluyen
textos de la época de los Reyes Católicos, como los de Juan del Enzina.

Esta poesía presenta dos grandes subgéneros: la canción y el decir.

6.1. LA CANCIÓN

La canción es una composición breve, destinada al canto y de temática amorosa, dentro


de las convenciones del amor cortés.

En las canciones castellanas se acentúan algunos aspectos de la poesía trovadoresca, lo que


les confiere una personalidad singular:

 El uso de un léxico característico, pleno de connotaciones eróticas. El yo poético


aspira al encuentro carnal con la amada; este se expresa con términos como merced,
galardón o muerte, que se interpretan como eufemismos del acto sexual.
 El carácter paradójico, contradictorio del sentimiento amoroso. Debido al desdén
o la indiferencia de la dama, el galán se considera un muerto en vida, pero solo la
posibilidad de servirla o contemplarla le permiten sentirse vivo. El amor es, pues,
una pasión ennoblecedora y, a la vez, una fuente de sufrimiento.
 La religión del amor. Con frecuencia, la sumisión del enamorado a la dama se
expresa por medio de la llamada hipérbole sacroprofana: la consideración de la
mujer como un dios al que se debe veneración y, como consecuencia, el empleo de un
lenguaje religioso para expresar el amor profano.

6.2. EL DECIR 

El decir es un poema extenso, concebido para ser leído, que sirve, en general, como cauce
para reflexiones morales, políticas o filosóficas sobre cuestiones diversas: el paso del
tiempo, la variabilidad de la fortuna, la muerte...

En algunos decires se hace evidente la influencia de la poesía italiana del siglo XIV,
centuria en la que Italia tomó el relevo a Francia como centro de la lírica en lengua
vernácula. Especialmente significativo es el influjo de la Divina comedia, de Dante.

Los grandes poetas cancioneriles

Entre los más de ochocientos poetas cancioneriles conocidos, destacan tres autores:
el marqués de Santillana, Juan de Mena y, sobre todo, Jorge Manrique.

7.1. EL MARQUÉS DE SANTILLANA 

7
Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1458), impulsó la renovación de la
poesía castellana, introduciendo estructuras métricas y motivos de la poesía
del Trecento italiano. En su producción, se distinguen distintos subgéneros poéticos.

Subgéneros poéticos
Las dieciséis canciones conservadas no presentan novedades
Canciones significativas; constituyen, por tanto, la parte más convencional
de su obra.
Destacan los plantos o elegías fúnebres (Planto de la reina
Margarida, Defunción de don Enrique de Villena) y otros
Decires
decires narrativos más extensos de influencia italiana, como El
infierno de los enamorados.
Se trata de ocho composiciones (existen dos más escritas en
colaboración) en las que un caballero narra en primera persona
Serranillas
su encuentro con una pastora o serrana, a la que intenta
conquistar.
Santillana escribió cuarenta y dos sonetos «fechos al itálico
modo», que constituyen la primera tentativa de aclimatación
Sonetos
del soneto en lengua castellana y convierten al autor en
precursor de Juan Boscán y Garcilaso de la Vega (Unidad 17).

El infierno de los enamorados se inspira en la Divina comedia de Dante. En ella, el yo


poético, perdido en una montaña, es asaltado por un puerco salvaje —encarnación alegórica
de la lujuria— y conducido a un castillo donde es testigo de los tormentos a los que son
sometidos célebres amantes de la mitología: Orfeo y Eurídice, Dido y Eneas... La obra
termina con la renuncia del emisor al amor.

7.2. JUAN DE MENA

La obra más destacada de Juan de Mena (1411-1456) es Laberinto de Fortuna.

En este extenso poema, conocido también como Las trescientas, el emisor es conducido por
una doncella (la Providencia) al palacio de Fortuna. Allí contempla las ruedas del tiempo: las
del pasado y el futuro están quietas, mientras la del presente gira sin cesar. La voz poética
examina las virtudes y defectos de los personajes históricos o contemporáneos situados en
las ruedas.

El poema parece una reflexión sobre la variabilidad de la Fortuna —caótica y arbitraria—


y su relación con la Providencia divina —que da orden o sentido al mundo—; pero según
avanzan las estrofas, se convierte en una obra política que exalta la figura del rey Juan II de
Castilla y de su valido, el condestable Álvaro de Luna.

8
El Laberinto de Fortuna consta de trescientas coplas de arte mayor, cada una de las cuales
está formada por ocho versos dodecasílabos con rima consonante según el esquema 12A

Primera parte. Coplas I a XXIV

Contiene un conjunto de reflexiones filosóficas sobre el paso del tiempo y la muerte, y su


triunfo sobre la belleza, la riqueza, el placer o el poder.

La voz poética exhorta al lector a que tome conciencia de


su condición mortal y de la vanidad del mundo terrenal.

Para ello, se sirve de dos instrumentos:

 Verbos con valor imperativo, y formas verbales, pronombres


y posesivos de primera persona del plural, que incorporan al
Coplas I a XV receptor en su referencia.
 Diversos tópicos literarios con larga tradición desde la
Antigüedad: memento mori, tempus fugit, contemptus mundi,
vita flumen, vita somnium o las danzas de la muertey
la rueda de la fortuna (ver Anexos: «Tópicos y motivos
literarios»).

El autor desarrolla el tópico del ubi sunt? («dónde están»), pero en


vez de preguntarse por el paradero de imperios, ciudades o de los
Coplas XVI a XXIV grandes personajes de la historia, se limita a evocar a siete figuras
del pasado reciente de Castilla, comenzando por el rey Juan II, con el
fin de acercarse al lector y conmover su ánimo.
Segunda parte. Coplas XXV a XL
Se centra en la figura y virtudes de Rodrigo Manrique, noble que participó en las
principales luchas dinásticas del periodo.
Presentan el epicedio o elogio del difunto, cuyas virtudes se
encarecen: su valentía y heroísmo en la lucha contra los
Coplas XXV a XXXII
musulmanes, su lealtad al rey o la capacidad para sobreponerse a los
reveses de la fortuna.
Contienen el diálogo entre la Muerte y don Rodrigo en el momento
del tránsito de este. Se incorporan dos nuevos temas:

 La doctrina de las tres vidas: la vida terrenal, transitoria y


Coplas XXXIII a XL engañosa; la vida de la fama, que permite perdurar por medio
de las obras en la memoria de los vivos; y la vida eterna.
 La aceptación de la muerte, que don Rodrigo afronta
ejemplarmente, con dignidad y entereza de ánimo.

9
12B 12B 12A 12A 12C 12C 12A.

Juan de Mena pretendió dignificar el castellano, acercándolo al latín. Mediante el uso


del hipérbaton y la incorporación de constantes latinismos, construyó una lengua poética
apartada radicalmente de la lengua común.

7.3. JORGE MANRIQUE Y COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE

Jorge Manrique escribió medio centenar de canciones amorosas dentro de las convenciones
de la poesía cancioneril. Sin embargo, su obra más importante —considerada una de las
cimas de la poesía española— es la elegía Coplas a la muerte de su padre, compuesta entre
1476 y 1479.

Coplas a la muerte de su padre constituye un planto dedicado a don


RodrigoManrique, padre del autor y maestre de la Orden de Santiago.

El planto (del latín plantum, «llanto») o elegía funeral había sido cultivado previamente por
los trovadores provenzales y, ya en castellano, por Gonzalo de Berceo (Duelo que fizo la
Virgen María el día de la Pasión de su fijo Jesucristo), por Juan Ruiz (el dedicado a
Trotaconventos en el Libro de buen amor —Unidad 15—) o por el marqués de Santillana.

Métrica de las Coplas

La obra está formada por cuarenta coplas manriqueñas, cada una de las cuales consta
de dos sextillas de pie quebrado. En ellas se combinan versos octosílabos y tetrasílabos(o
pentasílabos) con rima consonante, según el siguiente esquema: 8a 8b 4c 8a 8b 4c.

Estructura y temas

Las Coplas a la muerte de su padre presentan un diseño estructural que se organiza de lo


general a lo particular. Pueden dividirse en dos partes, cada una de las cuales se estructura
a su vez en dos bloques temáticos claramente diferenciados, tal como se explica en el cuadro.

Jorge Manrique construye su obra sirviéndose de temas, tópicos y recursos de la tradición


literaria anterior. Sin embargo, el tono sentencioso y reposado, la hondura de pensamiento,
la naturalidad en la expresión, el equilibrado diseño estructural, la voluntad de involucrar al
lector, o la renuncia al patetismo en el tratamiento del tema de la muerte, confieren a la obra
una originalidad y autenticidad que justifican el lugar destacado que ocupa en la literatura
en castellano.

10
Apuntes básicos. La lírica medieval

La lírica medieval

1. La Edad Media y su literatura. La Edad Media se desarrolla entre 476 (caída del
Imperio romano de Occidente) y 1492 (descubrimiento de América). Los primeros
textos escritos en romance peninsular son las Glosas silenses y las Glosas
emilianenses. Literariamente, el periodo se abre con las jarchas y alcanza hasta La
Celestina.

 Condicionantes: sociedad estamental, interculturalidad y teocentrismo.


 Características específicas en la península: pluralidad lingüística y
coexistencia de las culturas cristiana, judía y musulmana.
 Rasgos de la literatura medieval: oralidad, anonimia, didactismo y
predominio del verso.

2. La lírica popular. Su principal manifestación en Europa es la canción de


mujer: poema lírico anónimo de transmisión oral y temática amorosa, en el que el yo
poético es una joven enamorada.
3. La lírica popular en la península. Las formas peninsulares de la lírica tradicional
son:

 Jarchas mozárabes. Cancioncillas en mozárabe en las que una voz


femenina expresa a un confidente (hermanas, madre...) su dolor por la
ausencia del amado (habib). Se insertaban al final de las moaxajas por los
poetas cultos árabes o hebreos.
 Cantigas de amigo galaico-portuguesas. De temática similar a la de las
jarchas, se caracterizan por la presencia de elementos de la naturaleza, y
por el empleo del paralelismo y del leixa-pren.
 Villancicos castellanos. Composiciones de temática diversa: amor,
trabajo, fiesta, cantares infantiles y humorísticos... Las de contenido
amoroso presentan elementos simbólicos que sugieren el encuentro de los
enamorados.

4. La lírica culta. La primera manifestación de la lírica culta europea en lengua


románica es la poesía provenzal trovadoresca (siglos xii-xiii), cuyos principales
subgéneros son la cansó, el planh y el sirventés. En la cansó se desarrolla la doctrina
del amor cortés, que traspone los códigos del vasallaje feudal a la relación
hombre / mujer, para la que siempre existe un obstáculo (rivales, calumniadores, el
rechazo de la dama o su condición de mujer casada). Ese amor imposible exige la
discreción del caballero.

11
5. La lírica culta peninsular. Los principales focos que imitaron la lírica provenzal son
la poesía trovadoresca catalana (Ausiàs March), las cantigas de amor galaico-
portuguesas y la poesía cancioneril castellana.
6. La poesía cancioneril. Recogida en cancioneros durante los siglos xv y xvi, sus
principales subgéneros son los siguientes:

 La canción, que es una composición breve de temática amorosa, dentro


de las convenciones del amor cortés. Presenta un léxico cargado
de connotaciones eróticas, carácter paradójico y el uso de la hipérbole
sacroprofana.
 El decir, que se destina a la reflexión moral, política o filosófica.

7. Los grandes poetas cancioneriles. Entre los poetas de cancionero, destacan tres
nombres:

 Marqués de Santillana (1398-1458). Autor de canciones, serranillas, sonetos y


decires, introdujo en castellano estructuras métricas y motivos
del Trecento italiano. En su producción destaca El infierno de los
enamorados, inspirada en la Divina comedia.
 Juan de Mena (1411-1456). Autor del Laberinto de Fortuna, construyó una
lengua poética elevada mediante el uso del hipérbaton y la introducción de
abundantes latinismos.
 Jorge Manrique (1440-1479). Su obra más destacada son las Coplas a la
muerte de su padre, un planto o elegía fúnebre en honor de Rodrigo
Manrique. Está formada por cuarenta sextillas dobles (8a 8b 4c 8a 8b 4c)
o coplas manriqueñas, estructuradas en dos partes: en la primera, el autor
reflexiona sobre el tiempo y la muerte a partir de tópicos como el memento
mori, el tempus fugit o el ubi sunt?; en la segunda, elogia la figura de don
Rodrigo, quien acepta serenamente su muerte, y recoge la doctrina de las tres
vidas (terrenal, eterna y de la fama).

12

Você também pode gostar