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Pedagogía 1 2018

Trabajo Práctico Número 1

“La Escuela, de la Modernidad a la Globalización”. Guillermina Tiramonti

1) De acuerdo a la autora, en la globalización, cuáles son las instituciones modernas


que entran en crisis.

2) Caracterice la trama política ¿cuáles son los cambios en la organización y sentido del
poder en la modernidad?

3) Caracterice los cambios sociales. Analice el paso de la Sociedad Adscriptiva a la


Sociedad Meritocrática. Establezca las razones de dicho cambio.

4) Analice la siguiente afirmación: “la familia nuclear se hizo depositaria de la función de


socialización primaria en determinados valores y de una domesticación de las
costumbres, comportamientos y aspiraciones sobre las que luego se montaría la
socialización, tanto de la escuela como del resto de las instituciones que formaban el
entramado social”. ¿A qué cambios responde?

5) Establezca las articulaciones y desarticulaciones que se produjeron entre el


desarrollo económico y el sistema educativo. (Trama económica).

6) Señale los cambios producidos en el orden de los valores.

7) ¿Cuál es la concepción de escuela en la modernidad?

Desarrollo

1) En la globalización, la escuela sufre una crisis junto con otro conjunto de


instituciones que son propias de la modernidad. El estado y la constitución de las
fronteras nacionales, y la consolidación de la familia nuclear, la conformación de una
sociedad meritócrata, una determinada definición del conocimiento y el saber,
constituyeron la red institucional que normalizó el modo de vida moderno, y que en la
globalización, entraron en crisis.

2) La modernidad plantea una revisión tanto en el sentido del poder como en su


organización. En el primer sentido, en la modernidad el poder pasa de tener una
direccionalidad descendente a una ascendente, ya que durante la edad media, el poder
político se fundamentó en un principio metafísico como lo fue Dios, y dado que éste era
el origen del poder, estaba fuera del alcance de los hombres cuestionarlo.

En contraposición, las democracias modernas constituyeron un sentido ascendente al


poder. A partir de las teorías contractualitas, se plantea que la soberanía ahora recae ya
no en una autoridad divina y su representante en la tierra sino, que la soberanía pasa a
manos del ciudadano, el cual tiene el derecho de cuestionar dicho orden social. Se trata
de un proceso de secularización mediante el cual se pasa de un orden recibido a un
orden producido por los propios hombres. En este paso, la legitimación ya no está
garantizada por un principio divino, sino que deberá ser construida por una red escolar
destinada a socializar a las nuevas generaciones, los principios, valores y reglas del
nuevo orden. En los Estados representativos, el sujeto se articulará con el poder a
través del lazo de representación, lazo que lo constituye en un sujeto de derecho,
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poseedor de un conjunto de derechos otorgados por la ley y el cual deberá hacerse


responsable el estado. La educación de este nuevo sujeto político ya no estará en
manos del clero, sino que pasará a manos del Estado. En Argentina esto se encuentra
representado en la promulgación de la ley 1420 que estableció una educación universal,
obligatoria, gratuita y laica.

En cuanto a la organización del poder, lo más importante fue la formación de los


Estados Nacionales, que fue el prestador de educación y el gran dador de sentido a la
tarea de educación. El estado nación, a través de la educación promueve el sentido de
pertenencia a un espacio social determinado que era el nacional y que era compartido
por otros ciudadanos.

3) La modernidad constituyo el paso de una sociedad adscriptiva a una sociedad


meritócrata. En la sociedad adscriptiva el origen o la cuna determinaban los lugares que
las personas ocupaban en la sociedad. La sociedad meritocrática se basa en el mérito
personal de las personas y no en el origen social.

Este paso se da porque se establece que cada uno es el artífice de sus posibilidades,
ya que suponiendo que todos nacen en igualdad de condiciones, el lugar que uno ocupa
en la escala social es el fruto de su esfuerzo. Esto está relacionado a un cambio en la
esfera política, ya que el sentido del poder no es descendente sino ascendente, en la
que los hombres son los únicos responsables de su destino y el orden de las cosas ya
no es eterno ni está legitimado por un principio divino.

La educación sirvió como instrumento que respaldó esta creencia, ya que además de
obtener inserción social de los individuos menos favorecidos, hubo un nexo entre nivel
educativo y ocupación social. El sistema educativo es un instrumento central del
ascenso social ya que sus certificados y credenciales fueron usados por los mercados
para definir los puestos de trabajo de los ciudadanos.

4) Surge la familia nuclear que le servirá al estado moderno como el núcleo


fundamental de todos los objetivos a nivel social, por lo que la familia estará vinculada y
servirá a las instituciones modernas. Cada integrante de esta familia tendrá una
ocupación determinada, que se complementará con los tanto con los roles de los otros
miembros de la familia, como con los roles exigidos por las instituciones de la que
forman o formarán parte. El padre de familia que es el encargado de trabajar en la
fábrica es el sustento o piedra basal, la madre que es la encargada de inculcar ciertos
valores y costumbres a los hijos, los cuales irán a formar parte del sistema educativo,
para luego convertirse en un asalariado.

5) Para entender las articulaciones o desarticulaciones entre el sistema económico y el


sistema educativo, hay que entender primero que pasaba en el contexto que se haga
referencia. Hay que tener en cuenta que estamos en un mundo signado por el
desarrollo del industrialismo, y consiguientemente el de las ciencias. La constitución de
una nueva clase, el proletariado, que tuvo que adaptarse a nuevas condiciones de vidas
debido a la emigración del campo a la ciudad, como consecuencia del desarrollo de una
economía industrial que los necesitaba. Además, habría que distinguir entre aquellos
países que entraron en este proceso de cambios sociales y formaron parte de la
industrialización de una manera activa, de aquellos sectores que participaban de
manera secundaria, o lo que según Hobsbawn fue una de las consecuencias más
profundas y duraderas, la división entre los países desarrollados y los subdesarrollados.

Entonces, al hablar de la articulación entre los sistemas educativos y el desarrollo


económico, hay que distinguir a cuales de estos contextos históricos hace referencia. A
grandes rasgos, y predominantemente en los países desarrollados, el desarrollo
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industrial estuvo doblemente asociado a los sistemas educativos. Por una parte, la
organización escolar aportó al disciplinamiento de sus alumnos acorde con las
necesidades y disciplinas de la producción industrial, adoptando e inculcando medidas
como la asistencia diaria a la escuela durante un número determinado de horas, la
permanencia en el banco de trabajo, la necesidad de autorización para movilizarse, etc.
Por otro lado, el desarrollo industrial generó demandas en cuanto a la calificación de la
mano de obra en general y, en especial, exigió nuevas especializaciones de tipo técnico
que se diferenciaban claramente de las orientaciones humanistas clásicas. En este
sentido, la articulación del desarrollo económico con el sistema educativo estuvo
fuertemente entrelazada.

En Argentina la modernidad no llegó de mano de la industria, por lo que el sistema


educativo tuvo una orientación un tanto diferente, ya no se necesitaba mano de obra
calificada, sino que necesitaba una educación disciplinadora para la construcción del
asalariado. La conformación del sistema educativo nacional estuvo claramente asociada
a la consolidación del Estado Nacional y a un proyecto de dominación basado en la
extensión de la ciudadanía al conjunto de la población, como dispositivo para la
incorporación de la población de un determinado sistema de creencias y para la
construcción de la representación del espacio de lo nacional y del sentido de
pertenencia al mismo. Aunque este fue un aspecto que perteneció al sistema educativo
en general, en Argentina se puso énfasis en este aspecto, debido a sus condiciones
económicas y políticas. Por lo que el contenido de la educación fue humanista y no
incluyo orientaciones que se referenciaran al aparato productivo o a un proyecto de
desarrollo o diferenciación del mismo. El desarrollo del sistema formal de educación en
la Argentina estuvo asociado a las exigencias del Estado y no a las demandas del
aparato productivo.

6) La modernidad reivindicó un conjunto de valores sobre la base de los cuales


justificó y sostuvo su propuesta económica y política. Para incorporarlos, se requería un
agente portador de estas nuevas definición civilizatoria. La escuela fue el instrumento
que eligió la modernidad para incorporar en la población este conjunto de valores
“civilizatorios”. Estos valores fueron fundamentalmente, la idea de progreso, a la cual
estuvo asociado el valor del ahorro, el valor del esfuerzo personal, del sacrificio
presente en favor de un logro futuro, la valoración del conocimiento científico como la
llave para dominar la naturaleza, fueron los valores que impregnaron la propuesta
pedagógica de la modernidad. La igualdad fue uno de los valores que constituyo un
vértice de sentido para la modernidad. Sin embargo, no estaba exento de
contradicciones. La igualdad política, la igualdad de derechos del conjunto de la
ciudadanía, entraba en tensión con las tendencias desigualadoras del merado
capitalista, por lo que hay una tensión, entre la igualdad política y la desigualdad
material, que atraviesa toda la modernidad.

La modernidad depositó en el desarrollo de la ciencia toda su fantasía de progreso y


dominio de la naturaleza, de allí la ilusión de un mundo en continuo progreso a partir del
desarrollo de la dupla entre ciencia y tecnología.

7) La igualdad fue un valor fundante de la escuela moderna, además de tener la tarea


de trasmitir los valores que definían a la modernidad a todos los ciudadanos de una
nación. Según la propuesta moderna, el hiato entre la desigualdad real y la igualdad
simbólica podía ser saldado a partir de la escuela, pues ella era la encargada de ofrecer
una misma educación al conjunto de la población y con ello dar una igual oportunidad
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de educarse tanto a ricos y a pobres. Generar igualdad allí donde había desigualdad fue
un mandato fuerte para la escuela moderna, mandato que debía ser sostenido a la par y
en contradicción con el de acreditar el mérito, que exigía un ejercicio de selección y
diferenciación. Por lo que la escuela moderna, estuvo en esta tensión entre la
reproducción de la desigualdad existente y la generación de oportunidades que
permitan la emancipación de la condición de origen. Este doble juego, de inclusión y
promoción por un lado, y exclusión y reproducción por el otro, es constitutivo de la
escuela moderna. Además, la escuela estuvo vinculada en las pretensiones
cientificistas de progreso que tuvo la modernidad. Por lo que en la modernidad, la
escuela se convierte en la institución organizada científicamente para la transición de la
verdad científicamente comprobada. De manera que la institución escolar es
doblemente depositaria de la verdad: posee el método científico para la transmisión de
un conocimiento valido científicamente.

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