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1 – LA LEY DE LA SUSTITUCIÓN
Hay grandes leyes que gobiernan todo pensamiento, del mismo modo que hay leyes
fundamentales en la química, la física y en la mecánica, por ejemplo.
Sabemos que el control del pensamiento es la Clave del Destino, y para aprender a
controlar el pensamiento tenemos que conocer y comprender esas leyes, de la
misma manera que el químico debe comprender las leyes de la química y el
electricista debe conocer las leyes de la electricidad.
Una de las grandes leyes mentales es la Ley de la Sustitución. Esa ley significa que
la única manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro. No se
puede descartar directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer
sustituyéndolo por otro. En el plano físico no ocurre así. Se puede dejar caer un libro
o una piedra abriendo sencillamente la mano y soltando el objeto, pero en el
pensamiento negativo, la única forma de conseguirlo consiste en pensar en algo
positivo y constructivo. Es como si, digamos, para dejar caer un lápiz, fuera
necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano cuando el lápiz caiga.
Si yo le digo: “No piense en la Estatua de la Libertad” ,usted, por supuesto, piensa
inmediatamente en ella. Si usted dice: “No voy a pensar en la estatua de la Libertad”,
está pensando en ella. Pero tras pensar en la estatua, si usted se interesa por otra
cosa, digamos, encendiendo la radio, se olvida de la Estatua de la Libertad. Ese es
el caso de una sustitución.
Cuando lo invaden pensamientos negativos, no los combata, sino piense en algo
positivo. Piense preferiblemente en Dios, pero si en ese momento eso le resulta
difícil, piense en alguna idea positiva o constructiva, y entonces el pensamiento
negativo se disipa.
A veces sucede que pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que
no puede superarlos. Es lo que se llama un acceso de depresión, o de
preocupación, o tal vez hasta un arranque de cólera. En ese caso, lo mejor es
buscar a alguien con quien hablar de cualquier tema, o ir al cine, o al teatro, o leer
un libro interesante, una buena novela, una biografía o una crónica de viajes, algo
así. Si se sienta a combatir la marea negativa, el único resultado que obtendrá
probablemente sea el de incrementarla.
Preste atención a algo muy distinto, negándose resueltamente a pensar en la
dificultad o a recrearla, y más tarde, después de que se haya alejado completamente
del problema, puede regresar con confianza y afrontarla mediante un tratamiento
espiritual. “Pero yo os digo, No resistáis al que es malo”. Mateo 5 39.
2 – LA LEY DE LA RELAJACIÓN
Es una ley mental inquebrantable que uno tiene que perdonar a otros si quiere
superar las dificultades y lograr un verdadero progreso espiritual.
Quizás la impotencia vital del perdón no sea obvia a primera vista, pero puede estar
seguro de que no es simple coincidencia que todo gran maestro espiritual ,
comenzando por Jesucristo, haya insistido tan enérgicamente en el perdón.
Debe perdonar las injurias, pero no sólo de palabra, o como una cuestión formal,
sino sinceramente, de corazón ,así es. Usted no perdona por el bien de otra
persona, sino por su propio bien. Para esa persona el perdón no significará gran
cosa, ( a menos que fije una serie de valores a partir del perdón) pero para usted
tendrá una gran significación . El resentimiento, la condena, la ira, el deseo de ver a
alguien castigado, son cosas que corrompen su alma, por muy astutamente que
usted disimule esos sentimientos. Como esas cosas tienen un contenido emocional,
más vigoroso de lo que cualquiera sospecharía, le afianzan sus problemas, los
remachan. Lo encadenan a muchos otros problemas que en realidad no tienen nada
que ver con los agravios originales.
Perdonar no significa que usted debe simpatizar con el delincuente o que quiere
conocerlo, sino que usted debe desearle el bien. Usted, por supuesto, no debe
convertirse en una alfombra que todo el mundo pisa. Usted, por supuesto, no debe
permitir imposiciones o maltratos. Debe librar sus propias batallas, y librarlas con
oraciones, justicia y buena voluntad. No importa que usted pueda olvidar la injuria o
no, aunque si usted deja de pensar en ella probablemente la olvide, pero debe
perdonar.
Emmet Fox (dale valor a Tu Vida)
CADA COSA EN SU MOMENTO