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INTRODUCCION
A LA VIDA DEVOTA
TRADUCCION DE
::.
CAPITULO l
DE LA ELECCION QUE SE DEBE HACER EN CUANTO AL EJERCICIO
DE LAS VIRTUDES
5
Carta 108, a Eustoquio, en el Epitafio de Paula 20.
6
Act 6,2.
C. 1: De la elección de las l'irmdes !13
CAPITULO JI
PROGRESO DEL MISMO DISCURSO DE LA ELECCION DE LAS VIRTUDES
3
1 Cor 9,22.
.,¡ Carta 108, a Eustoquio, en el Epitafio de Paula 20.
C. //:Progreso del mismo discurso 117
6 1Sam9,10.
7
Gén 24,44.
8
Rut 2-4.
C. Ill: De la paciencia 119
CAPJTU LO Ill
DE LA PACIENClA
CAPITULO IV
DE LA HUMILDAO PARA LO EXTERIOR
s Mt 5,48.
6
PUN!O. Historia natural 1.12 c. ll (ó 23).
130 P. Ill: Av.iros necesarios al ejercicio de las virtudes
CAPITULO VI
. QUE LA HUMILDAD NOS HACE AMAR NUESTRO PROPRIO DESPRECIO
CAPITULO VII
COMO SE HA DE CONSERVAR LA BUENA FAMA PRATJCANDO LA HUMILDAD
CAPITULO VIII
DE LA MANSEDUMBRE PARA CON EL PROJIMO Y REMEDIO CONTRA LA IRA
3
2 Cor 6,8.
4
Sal 68,8.
1 Mt 11,29.
2 Introducción a la vida devota p.3.ª, c.4 p.123-126.
138 P. Ill: A visos necesarios al ejercicio de las virtudes
w Carta 250.3.
11
Sal 30, 10.
12
Mt 8,24-26.
C. VIII: De la mansedumbre para con el prójbno 141
13
Cant 4,2.
CAPITULO IX
CAPITULO X
QUE SE HA DE TRATAR DE LOS NEGOCIOS CON CUENTA,
PERO SIN CONGOJA Y CUIDADO
CAPITULO X bis
CAPITULO XI
DE LA OBEDIENCIA
CAPITULO XII
DE LA NECESIDAD DE LA CASTIDAD
CAPITULO Xlll
AVISO PARA CONSERVAR LA CASTIDAD
virgen; y así, pienso que no decía esto sino por los malos
. y viciosos pensamientos, los cuales, aunque no hubiesen
manchado su cuerpo, habían, no obstante, contaminado
su corazón, cuya castidad celan en extremo las almas ge-
nerosas_
No converses de ninguna manera con las personas des-
honestas, principalmente si son también escandalosas ( co-
mo lo son casi siempre); porque, como los cabrones,
cuando tocan con la lengua Jos almendros dulces, los
vuelven amargos 5 , así estas almas hediondas y corazones
infectados no hablan a nadie 1 ni del uno ni otro sexo,
que no le hagan apartarse algo de la honestidad. Tienen
los tales el veneno en los ojos y en el aliento, como los
basiliscos 6 •
Tratarás, pues, las gentes castas y virtuosas: pensarás y
leerás a menudo en Jas cosas sagradas, porqut! la palabra
de Dios es casta 7 y hace a los que se de,eitan en ella
castos; y así, la compara David 8 al topacio. piedra pre-
ciosa, ~a cua.I, ¡or su propiedad~ mitiga el ardor de Ja
concup1scenc1a . ,
Considérate siempre cerca. de Jesucristo crucificado, es-
piritualmente por la meditación, y realmente por Ja santa
comunión; porque~ de la misma manera que Jos que des-
cansan sobre la yerba llamada agnocasto se hacen castos
y honestos 10 • de la misma manera, reposando tu corazón
en Nuestro Señor, que es el verdadero Cordero casto y
sin mácula, verás cuán presto tu alma y tu corazón se
hallarán purificados de toda lubricidad y torpeza.
* El Santo redactó dos veces este capítulo. con tan rica variedad de
matices y e_iemplos, que hemos optado por dar ambas versiones, aun-
que algunas frases estén repetidas.
C. XIV: De la pobreza del espíritu 159
CAPJTULOXV
COMO SE HA DE PRATlCAR LA POBREZA REAL. QUEDANDO CON TODO ESO
REALMENTE RICOS
procede dél (aunque éste sea por los bienes del mundo)
es amigable, dulce y apacible. Tengamos, pues, este cui-
dado apacible de la conservación, esto es, del aumento
de nuestros bienes temporales cuando se presentare algu-
na justa ocasión y cuando nuestro estado lo requiera~
porque Dios quiere que hagamos esto por él.
Pero tendrás en cuenta que el amor propio no te en-
gañe, porque a veces éste contrahace tan bien el amor de
Dios~ que dirían que es el mismo. Para estorbar, pues,
que no te engañe y que este cuidado de los bienes tem-
porales no se convierta en avaricia, fuera de lo que he
dicho en el capítulo precedente, nos es necesario praticar
muy a menudo 1a pobreza real y efectual en medio de
todas las facultades y riquezas que Dios nos ha dado.
Deja, pues, siempre alguna parte de tu hacienda, dán-
dola de buena gana a los pobres y necesitados. porque
dar lo que se tiene es empobrecerse de otro tanto~ y
cuanto más darás, tanto más te empobrecerás. Verdad es
que Dios te lo volverá, no sólo en el otro mundo, pero
en éste, con grande abundancia; porque no hay cosa que
tanto haga prosperar temporalmente como la limosna; y
.esperando que Díos Nuestro Señor te lo vuelva, te ha-
brás ya empobrecido de otro tanto como hubieres dado.
¡Oh, cuán santa y rica pobreza es la que viene de la li-
mosna!
Ama Jos pobres y la pobreza, porque por este amor te
harás verdaderamente pobre. pues, como dice la
Escritura 2 : «Nosotros somos hechos como las cosas que
amamos». El amor iguala los amantes. «¿Quién está en-
fermo, con el cual no esté yo enfermo?». dice San
Pablo 3 . Podía decir: «¿Quién está pobre. con el cual
no esté yo pobre?>> Y esto por cuanto el amor le hacía
semejante a los que amaba. Si amares, pues, los pobres,
tu serás verdaderamente participante de su pobreza y po~
bre como ellos.
Si amas, pues, los pobres. trátalos a menudo; toma
gusto en que te visiten y en visitarlos; convérsaJos de
buena gana. huélgate de que se aUegen a ti en las igle-
sias, en las calles y en cualquier parte. Sé pobre de len-
z Os 9JO.
3
2 Cor IL29.
166 P. Ill: Avisos necesarios al ejercicio de las virtudes
fl Gén 27.
168 P. JI/: Avisos necesarios al ejercicio de las virtudes
CAPITULO XVJ
PARA PRACTK'AR LA POBREZA DE ESPIR!TU EN MEDJO DE LA POBREZA REAL
CAPITULO XVll
DE LA AMISTAD. Y PRIMERAMENTE DE LA MALA Y FRIVOLA
2
PuNIO, Historia natural 1.21 c.13 (ó 45); MAITIOLI, Comentaría de
Dioscórides l.6 c.8.
CAPITULO XV/11
1
Poem(ls, Jíbro L sección 2,29.5.-89-98.
2
Eclo I2J3.
C. XVIII: De los amores vanos 175
3
Mt 12.36.
CAPJTULO XIX
DE LAS VERDADERAS AMISTADES
CAPITULO XX
DE LA DIFERENCIA OVE HAY ENTRE LAS VERDADERAS Y VANAS AMISTADES
CAPITULO XXI
A YESO Y REMEDIOS CONTRA LAS MALAS AMISTADES
CAPITULO XXII
ALGUNOS OTROS A VISOS SOBRE ESTE SUJETO DE AMISTAD
3
Cf. Introducción a la vida devota. Prefacio p.14s.
C. N: De la humildad para lo exteríor 125
CAPITULO V
DE LA HUMILDAD MAS INTERIOR